NOTICIAS MAGISTERIALES 31

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NOTICIAS MAGISTERIALES 31

2018-No. 2 EDUCACION SUPERIOR PUBLICA Y DE CALIDAD?

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100 AÑOS DEL MANIFIESTO DE CORDOBA 50 años de masacre de TLATELOLCO

Mario Suarez

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MEDIOS INFORMATIVOS


RESUMEN No. 31MARIO SUAREZ (RECOPILACION) En este número los temas a tratar son: Tabla de contenido CALENDARIO ACADEMICO .......................................................................................................................................3 100 AÑOS DEL MANIFIESTO DE CORDOBA..............................................................................................................3 Autonomía universitaria en América Latina, 100 años después............................................................... 4 Universidad latinoamericana de hoy, institución auténticamente latinoamericana................................5 La defensa de la autonomía universitaria.....................................................................................................5 La autonomía universitaria que se renueva hoy......................................................................................... 6 Los estudiantes no piden: exigen .................................................................................................................. 7 La autonomía universitaria surgió con el origen mismo de la universidad en el mundo ..................... 8 El Manifiesto Liminar de Córdoba ayer y hoy ............................................................................................. 9 La rebelión estudiantil: Córdoba y América Latina.................................................................................... 15 Matanza de Tlatelolco: qué pasó el 2 de octubre de 1968, cuando un brutal golpe contra estudiantes cambió a México para siempre ........................................................................................................................................... 20 La década anterior Ciudad de México .................................................................................................................. 21 “Vivíamos un mar de estímulos” .......................................................................................................................... 23 Juegos Olímpicos.................................................................................................................................................. 25 La masacre de Tlatelolco ....................................................................................................................................... 26 La brigada de guantes blancos operando ...................................................................................................... 27 Tlatelolco: el día que México se tiñó con la sangre de estudiantes..................................................................... 30 Las preocupaciones que llevan al paro universitario de este miércoles ............................................................. 36 Universidades públicas en Colombia: entre el desfinanciamiento y la corrupción............................................. 38 Poco se hace por las universidades públicas en Colombia....................................................................................42 De el ENEES a la UNEES en pro de la educación gratuita y de calidad ................................................................ 44 La Unión Nacional de Estudiantes de Educación Superior-Unees ........................................................................47 La financiación de todo el sistema educativo en general siempre ha sido precaria (y empeorará). .................47 El “pliego de peticiones” de los estudiantes al gobierno ................................................................................ 50 Las 10 exigencias de los estudiantes de educación superior radicadas ante el gobierno ................................... 51 La U. pública es la mejor opción para la sociedad .................................................................................................53

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CALENDARIO ACADEMICO

100 AÑOS DEL MANIFIESTO DE CORDOBA


Autonomía universitaria en América Latina, 100 años después RENATE MARSISKE INVESTIGADORA TITULAR DEL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES SOBRE LA UNIVERSIDAD Y LA EDUCACIÓN, UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO (UNAM)

La autonomía universitaria no solo es historia o mito, también es la base para el futuro de las universidades del continente en el siglo XXI. En la actualidad, tal autonomía es el reclamo de una independencia sustancial de la universidad y de sus miembros; es la condición necesaria para que la institución pueda cumplir con sus tareas. Vea especial completo de autonomía universitaria

La universidad pública no debe desconocer los mecanismos externos de evaluación, planeación y control público, pues tiene una función que cumplir frente a la sociedad.

Si hablamos de la universidad pública en América Latina y de su autonomía hoy, es obligado hablar también de su desarrollo y de su historia, de la lucha por conseguir su definición en las leyes orgánicas respectivas, de su interpretación y de sus antecedentes, ya que el principio de la autonomía ha jugado un papel ambivalente. Con ella se inició una relación dialéctica entre las universidades públicas latinoamericanas y el Estado, lo cual marcó su colaboración o su enfrentamiento. En la mayoría de los países latinoamericanos los primeros treinta años del siglo XX son los años de la autonomía universitaria que se hizo famosa con el movimiento de reforma universitaria en Córdoba (Argentina), hace 100 años. La Universidad Mayor de San Carlos y Monserrat de Córdoba estaba en aquel entonces lejos de responder a lo que el país necesitaba para un desarrollo propio y para hacerle frente a la nueva problemática planteada por los cambios en la estructura social, entre otros por la inmigración masiva.

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La autonomía no nace como un concepto acabado ni tiene una interpretación unívoca; su configuración es producto de situaciones y proyectos particulares en las diferentes universidades públicas latinoamericanas, dependiendo también de los movimientos estudiantiles que la logran. En el movimiento de reforma universitaria argentino apareció la autonomía universitaria como elemento de lucha contra una sociedad oligárquica con apoyo de un gobierno representante de las clases medias. Además, tanto la dimensión latinoamericana del programa reformista, como las acciones concretas de los líderes estudiantiles, implicaron una coherencia antes no conocida. Estos líderes no pensaban en categorías de Estados nacionales, sino que consideraron a las universidades como pilares de una nueva latinoamericanidad. Por ello, el Manifiesto Liminar, documento clave de la reforma de Córdoba, iba dirigido a los “Hombres Libres de Sudamérica” y aseguraba que “estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana”.

Universidad latinoamericana de hoy, institución auténticamente latinoamericana El movimiento de reforma iniciado en Córdoba en 1918 proyectó su influencia a los centros universitarios de toda América Latina, rebasó los límites de las aulas universitarias en los movimientos estudiantiles en la Universidad de San Marcos (Perú), en la Universidad de La Habana (Cuba), y en muchas otras instituciones de educación superior latinoamericanas, y terminó con la concesión de la autonomía universitaria en muchas de ellas. Esta configuración original da forma a la universidad latinoamericana de hoy, una institución auténticamente latinoamericana. Sin embargo, la autonomía no nace como un concepto acabado ni tiene una interpretación unívoca; su configuración es producto de situaciones y proyectos particulares en las diferentes universidades públicas latinoamericanas, dependiendo también de los movimientos estudiantiles que la logran. Dichos movimientos estudiantiles fueron los “parteros” de la autonomía, pese a que en algunos casos no la demandaron explícitamente. Aún así, y tomando en cuenta las diferencias, se puede afirmar que los años entre 1918 y 1929 fueron los de la reforma universitaria en América Latina, considerando que las formas de lucha estudiantiles fueron similares en todos los países, aunque sus resultados fueron diferentes. Por supuesto estos movimientos se llevaron a cabo en las universidades públicas del momento; todavía nadie se imaginaba el auge de las universidades privadas en América Latina a partir de los años ochenta del siglo XX.

La defensa de la autonomía universitaria La importancia de la autonomía universitaria para la universidad pública en América Latina no es un tema de discusión agotado. Es necesario reconocer las transformaciones

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que se están llevando a cabo en la gestión de las instituciones, como las evaluaciones y las modificaciones en el financiamiento y las responsabilidades que esto conlleva. La autonomía no solo es un asunto histórico de separación de la universidad y las instancias del Estado, sino que es un asunto actual siempre por definir, ya que una universidad pública autónoma, hoy en día, no debe desconocer los mecanismos externos de evaluación, planeación y control público, pues tiene una función que cumplir frente a la sociedad.

Si la universidad quiere mantener la libertad de enseñanza e investigación, entonces se tiene que entender como fuerza política autónoma en la sociedad y debe organizarse como corporación política. En el mundo globalizado de hoy, las universidades públicas en todos los continentes, no solo en América Latina, se enfrentan a nuevos retos y exigencias internacionales, por un lado, y a muchas presiones reformistas por parte de sus respectivos Gobiernos, por el otro. Si la universidad quiere mantener la libertad de enseñanza e investigación, entonces se tiene que entender como fuerza política autónoma en la sociedad y debe organizarse como corporación política. Esta tarea, mantener la libertad de la ciencia y la autonomía de sus instituciones, ya no se puede asegurar exclusivamente desde una de las instituciones de educación superior autónomas, sino desde la autonomía del sistema científico en su conjunto. Desde allí tiene que ser capaz de defender sus posiciones frente a las fuerzas políticas presentes en el seno de las sociedades plurales y democráticas. Pero esto no convierte a la universidad en una institución política, ya que una institución de este tipo se define por la adquisición de poder y por mantener este poder; no se trata, por tanto, de construir un Estado dentro del Estado. La función de las instituciones de educación superior sigue siendo cumplir con tareas apolíticas y estas tareas solo se pueden llevar a cabo en las condiciones de una actuación política. De manera que, aún en los tiempos actuales, la autonomía universitaria es el reclamo de una independencia sustancial de la universidad y de sus miembros; es la condición necesaria para que la institución pueda cumplir con sus tareas.

La autonomía universitaria que se renueva hoy Cuando se cumple un siglo de haber sido promulgado, hoy se renueva el Manifiesto de Córdoba (Argentina) en la misma ciudad donde se gestó. Fue una declaración que sentó las bases de la autonomía

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universitaria. Pero ¿en qué consiste dicha autonomía? Expertos de la Universidad Nacional de Colombia se lo explican aquí. https://unperiodico.unal.edu.co/pages/detail/la-autonomia-universitaria-que-serenueva-hoy/

Los estudiantes no piden: exigen El protagonismo de los jóvenes universitarios fue determinante en el Manifiesto de Córdoba (1918) y durante el desarrollo de la autonomía en los diferentes países. Estas fueron sus principales demandas.

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https://unperiodico.unal.edu.co/pages/detail/los-estudiantes-no-piden-exigen/

La autonomía universitaria surgió con el origen mismo de la universidad en el mundo Desde sus inicios, profesores y estudiantes han estado unidos por lo que en la Edad Media se llamó "la voluntad de aprender los saberes", un interés que han reivindicado incluso con el desplazamiento de una ciudad a otra cuando lo veían afectado. Conozca más de su historia aquí.


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El Manifiesto Liminar de Córdoba ayer y hoy ÁLVARO ACEVEDO TARAZONAPROFESOR UNIVERSIDAD INDUSTRIAL DE SANTANDER (UIS) Y MIEMBRO DEL CONSEJO NACIONAL DE ACREDITACIÓN (CNA), COLOMBIA

Aunque se proclamó hace 100 años, sus principios aún no se materializan a plenitud. Las reivindicaciones de los estudiantes han pasado de exigir la no injerencia norteamericana –protagonista en los años sesenta y setenta– a más recursos y presupuestos suficientes para la educación superior. Vea especial completo de autonomía universitaria

Hoy en día, algunas universidades son escenario de participación estudiantil en el gobierno universitario y dimensión universal del saber. Imagen: Óscar Piratova / Unimedios


Pocas veces la gente se detiene a analizar el origen y desarrollo de palabras que fundamentan lo que somos; se cree que “las cosas siempre han sido así”. Un principio, valor y concepto como la autonomía es una de esas expresiones. Y quizá solo se tiene consciencia de su importancia cuando nos enfrentamos a un acto inesperado que cambia la vida, o cuando se tiene la oportunidad de vinculase al ámbito universitario. Aunque la autonomía es un anhelo humano, no existe mayor consciencia sobre su importancia que cuando se está vinculado a la universidad, y esa consciencia fue aún mayor en 1918 en la Universidad de Córdoba (Argentina). La autonomía define esencialmente a la universidad. Por ello no es extraño escuchar a un joven de ayer o de hoy lanzar una consigna o un grito para reclamar la autonomía universitaria. Este año se conmemoran 100 años del Manifiesto Liminar de Córdoba. Desde ese momento, aquellos jóvenes y aquella ciudad argentina se convertirán para América y para el mundo en el epicentro y referente de un movimiento universitario con inusitados efectos hasta hoy. El Manifiesto Liminar de Córdoba de 1918 no deja de ser una proclama de lo que hoy debe ser la universidad, y especialmente de lo que debía ser para los jóvenes estudiantes cordobeses de aquel momento: el inmediato tránsito de una educación confesional, autoritaria y tradicional hacia otra moderna, científica y autónoma. Entre otras demandas, el Manifiesto Liminar de Córdoba proclamó: •

Un gobierno universitario para y de los universitarios.

Libertad de cátedra.

Función social de la universidad.

Lucha frontal contra cualquier forma autoritaria de saber y de gobierno.

La Reforma de Córdoba parte de la necesidad de autonomía y de un nuevo gobierno universitario, cambios en la enseñanza y métodos docentes, diálogo universal con el saber y las disciplinas científicas, proyección social de la universidad. Algo que no previeron los estudiantes cordobeses fue la dimensión de su propuesta en el tiempo y en el espacio. Su propuesta se lanzó “a los hombres libres de Sudamérica” y su efecto traspasó nuestra América para quedarse en el corazón del mundo universitario. Sobre este proceso, el historiador, diplomático y político colombiano Germán Arciniegas expresó que el Manifiesto Liminar le permitirá a la universidad latinoamericana dar un gran salto y aunque “no fue lo que ha de ser […] dejó de ser lo que venía siendo”. Es decir, la solicitud de los jóvenes cordobeses, quienes a su vez animan a sus contemporáneos latinoamericanos a luchar por la educación superior, no se ha consolidado en su totalidad pero sí ha permitido cambios sustanciales en algunos casos.

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La autonomía universitaria es una de las proclamas más importantes de la Reforma de Córdoba de 1918, un principio, valor y concepto que trasciende las fronteras nacionales y se convierte en bandera del movimiento estudiantil latinoamericano y mundial.

La solicitud de los jóvenes cordobeses, quienes a su vez animan a sus contemporáneos latinoamericanos a luchar por la educación superior, no se ha consolidado en su totalidad pero sí ha permitido cambios sustanciales en algunos casos. Al dar un vistazo a la historia de la educación superior colombiana se pueden comprender sus efectos. Por ejemplo, entre 1971 y 2011 se han demandado con claridad sus principios para la educación superior. Las continuas protestas estudiantiles frente a los frecuentes recortes presupuestales para las instituciones universitarias son una muestra de la lesión a la universidad pública colombiana, y especialmente a su autonomía. Las movilizaciones estudiantiles de hoy aún reclaman la autonomía universitaria y la posibilidad de acceder a la educación superior como un derecho y no solo como un servicio. Quizá se han dado algunos pasos para impulsar la misión social de la universidad colombiana. Tal vez ya no se luche por la injerencia norteamericana –proclama de los años sesenta y setenta– o por frenar una reforma gubernamental como la de 2011 que pretendía instalar la educación universitaria con ánimo de lucro, pero el estudiante de hoy demanda recursos y presupuestos suficientes para la formación, la enseñanza, la investigación y la proyección social, pilares de la educación superior ya proclamados por los jóvenes universitarios cordobeses de 1918.

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Estos 10 postulados con las exigencias de los universitarios cordobeses trascendieron a otros países de América Latina e incluso se irradiaron en Europa. Infografía: Óscar Piratova / Unimedios

Los tiempos han cambiado y las instituciones también. A 100 años del Manifiesto de Córdoba, la universidad colombiana debe estar abierta a la coyuntura política y social que se vive en este nuevo escenario de paz y también debe propiciar cambios en sus sistemas de gobierno para fortalecer su institucionalidad. La universidad no debe ser el reflejo de la sociedad colombiana. Por el contrario, debe ser el lugar de donde salen las más importantes propuestas para mejorar la situación política y económica de los grupos humanos. Está en las manos de los jóvenes forjar la nación mediante ideas y hechos que permitan transformar no solo la universidad sino la sociedad colombiana. Algunas instituciones universitarias evidencian una democracia participativa y un profundo sentido social. También son escenario de cursos libres y por concurso, participación estudiantil en el gobierno universitario y dimensión universal del saber. No obstante, aún es necesario defender la universidad para cristalizar un nuevo ideario que se ajuste a las demandas del contexto social; una apuesta en la que predomine la generación de conocimientos y no su mera transmisión con el único afán de formar una delgada capa de capital humano altamente disciplinado para ingresar al mercado laboral. El Manifiesto de Córdoba abre el debate de la universidad latinoamericana moderna, la cual debe apostar por ser una institución abierta, científica, libre, crítica, y en especial con un amplio sentido social. Aún está lejos la universidad latinoamericana de aquel ideal de 1918.

Aún es necesario defender la universidad para cristalizar un nuevo ideario que se ajuste a las demandas del contexto social. Las estrategias gubernamentales promueven y obligan a las instituciones de educación superior a cumplir estándares de calidad, que se deben alcanzar con bajos presupuestos para lograr los topes impuestos. Es probable que tanto estudiantes como profesores hayamos olvidado que la universidad debe ser un ente autónomo con responsabilidad frente a la nación y el Estado, con un alto sentido crítico ante un devenir planetario convulso y con grandes problemas ambientales y de inequidad. El logro de los estándares de calidad no debe hacer olvidar que la universidad más que un centro educativo debe ser un ente crítico del acontecer universal y propender por fortalecer la investigación y el conocimiento con miras a participar de un cambio social y no solo entre sus estudiantes.

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La libertad de cátedra, la función social de la universidad y la lucha contra cualquier forma autoritaria de saber y de gobierno fueron algunas de las demandas del Manifiesto de Córdoba. Crédito: Archivo Unimedios

Los jóvenes universitarios están llamados a ser “la levadura del pan que saldrá del horno con toda su sabrosura para la boca del pobre que come con amargura”, escribió Violeta Parra, la cantautora y artista chilena. Es fundamental que el estudiante de hoy se apropie de los principios de Córdoba no solo para un “hacer” en la universidad sino para un “ser” que le permita llegar a la sociedad con ideas, liderazgo y emprendimiento. La autonomía es la expresión más elevada de la libertad porque significa la voluntad y el deseo de asumir directamente la responsabilidad de la propia vida, impidiendo que otros la decidan. Significa que la persona ha elegido una posibilidad propia de existencia en comunidad y que se rige a sí misma para lograr las metas que ha escogido como valiosas, imponiéndose la disciplina necesaria para alcanzar sus fines elegidos libremente. La persona autónoma tiene que resolver con éxito las amenazas que se interponen al logro de sus fines, al poder externo de los otros que se empecinan en coartar su voluntad de independencia y decisión autónoma, y al poder interno de sus propias pulsiones y pasiones que doblegan su voluntad y lo tornan manipulable. Como lo deja ver el Manifiesto Liminar de Córdoba, la autonomía significa ser señor de sí mismo y obedecer principios éticos fundamentales incorporados como propios.

Creonte sepulta a Antígona en vida y ante esta injusticia el pueblo tebano se subleva y todas las desgracias cobijan al tirano. Antígona se convierte así en un símbolo universal de la libertad.


Si la autonomía es un anhelo de autenticidad, su opuesto es el miedo a la originalidad y el afán de uniformidad. Es por ello que la autonomía es un deber de todas las personas para consigo mismas, un autorrespeto en razón del miedo y la pereza de muchas personas para asumir este deber de su libertad. Sófocles escenifica a Antígona como una mujer autónoma por su actuación moral y valentía para actuar según su propio dictamen de consciencia, aunque deba oponerse a la ley. Ella, piadosa hija de Edipo, en cumplimiento del dictamen moral, decide no dejar insepulto a su hermano Polinices, oponiéndose al mandato de Creonte, quien ha asumido el poder en Tebas. Creonte sepulta a Antígona en vida y ante esta injusticia el pueblo tebano se subleva y todas las desgracias cobijan al tirano. Antígona se convierte así en un símbolo universal de la libertad. Desde entonces, la autonomía es la decisión de actuar libremente según el dictamen moral de la propia conciencia. Al extrapolar este concepto tan antiquísimo a la universidad y al clamor de Córdoba, la autonomía es la libertad para crear conocimiento en la diversidad, sin radicalismos políticos de ningún tipo, regulada por la diferencia y no por la homogeneización, auténtica en su complejidad y particularidad, dialógica. La autonomía es, por tanto, connatural a la universalidad del saber como espacio de esperanza porque solo con libertad y esperanza hay universidad y autonomía. Esto y mucho más nos legó el Manifiesto Liminar de Córdoba de 1918.

La rebelión estudiantil: Córdoba y América Latina RICARDO SÁNCHEZ ÁNGELDOCTOR EN HISTORIA, UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

El 21 de junio se cumplen 100 años del Manifiesto de Córdoba (Argentina), una declaración que marca el origen de lo que hoy se conoce como Autonomía Universitaria. A partir de hoy, la Universidad Nacional de Colombia publicará en UN Periódico Digitaluna serie de contenidos sobre dicha autonomía y lo que ha representado en la historia de las universidades del país y de América Latina. Hoy, conozca los orígenes de esta declaración centenaria, que se renovará mañana en Córdoba

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Esta es una de las imágenes emblemáticas del proceso que condujo a la reforma universitaria de Córdoba en 1918. Imagen de Uso libre

En nuestra América, la autonomía universitaria existe a partir de la Reforma de 1918, producto de la reunión del Primer Congreso de Estudiantes Universitarios de Argentina, organizado por la Federación Universitaria Argentina (FUA) entre el 20 y el 31 de julio de 1918, en Córdoba. La universidad era bastión de un férreo tradicionalismo y daba bandazos, entre el profesionalismo, la influencia de la universidad napoleónica y la enseñanza de las doctrinas de Aristóteles en acuerdo con las doctrinas religiosas –propias de la herencia colonial– y la impronta católica. También estaba permeada por las influencias y determinaciones de las luchas feroces de los partidos políticos. Fueron 12 delegados al Congreso, provenientes de cinco universidades, quienes aprobaron tres documentos: •

Las bases de organización de las universidades, en las que se enuncia el cogobierno tripartito: profesores, estudiantes y egresados.

El proyecto de bases estatutarias.

El proyecto de ley universitaria.

Los documentos concretaron las aspiraciones de la nueva organización institucional con criterios democráticos para el gobierno de la universidad y con la prevalencia de la autonomía universitaria.

Es el documento por excelencia que sintetiza los objetivos de lucha y constituye un descarnado análisis de las miserias de la universidad oligárquica, dogmática y religiosa, Entre otras aspiraciones que sintetizan los documentos, se encuentran: •

Cátedra paralela, asistencia libre y concursos públicos para proveer la docencia.

La cátedra libre como razón, libre examen, saberes, pensamiento y crítica.

La educación como formación en saberes profesionales, disciplinas y comportamientos.

Valores humanos y ciudadanos.

Extensión universitaria como misión social de la universidad, vinculación a los debates y temas internacionales de la ciencia, el conocimiento y lo social.

La educación gratuita y extensiva con acción afirmativa sobre los sectores populares.

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El Manifiesto de Córdoba es producto de la discusión colectiva que se expresó en la pluma inspirada de Deodoro Roca –abogado, líder estudiantil y redactor de la declaración– y fue aprobado por los miembros de la Federación Universitaria de Córdoba el 21 de junio de 1918. Es el documento por excelencia que sintetiza los objetivos de lucha y constituye un descarnado análisis de las miserias de la universidad oligárquica, dogmática y religiosa, que cierra sus puertas a los avances de las ciencias, los pensamientos y las culturas críticas y populares, a espaldas de los tiempos de las nuevas revoluciones y los socialismos. El Manifiesto es un puñado de hojas de soberbia fuerza moral, una impugnación contundente al orden de la Universidad de Córdoba –de rancia estirpe colonial– y de la sociedad argentina. Su perspectiva es el internacionalismo que convoque y unifique las voluntades de las juventudes y los pueblos de nuestra América. El Manifiesto es un panfleto, de lo más logrado del género en nuestra lengua, tan rica en estas experiencias. Es un texto literariamente poético y apasionado. Está destinado a exaltar, incitar y convocar voluntades para la movilización. Su impronta romántico-revolucionaria es expresión de una conciencia lúcida en una hora americana fundamental. Toda la movida del Congreso de la Federación y del debate que primero se tornó nacional y después se irradió a distintos países tuvo como contexto una rebelión que comenzó en la Facultad de Medicina (Universidad de Córdoba) y en las calles. Así las cosas, el Manifiesto se ganó su lugar en las luchas estudiantiles del continente y sus ecos inspiran el presente. Solo con la reforma se podía dar paso a la consolidación de los planes de ciencias, cultura, artes y educación en sus dimensiones más amplias. Deodoro Roca, abogado, periodista y dirigente universitario que redactó el Manifiesto de Córdoba (Argentina). Imagen de Uso libre

Tal como lo señala el escritor y periodista peruano José Carlos Mariátegui, en “La reforma universitaria”, uno de sus 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, se trata del nacimiento de una nueva generación latinoamericana. Los estudiantes, a escala continental, aunque situados en sus condiciones locales y nacionales, tienen propósitos idénticos de lucha en sus universidades. Era una generación espontáneamente revolucionaria y por ello, dice, su ideología “careció al principio de homogeneidad y autonomía” para después dar paso a la elaboración de programas con intenciones reformistas de mayor calado. El mismo Mariátegui advirtió que la juventud no está totalmente exenta de responsabilidad: “sus propias insurrecciones nos enseñan que es, en su mayoría, una juventud que procede por fáciles contagios de entusiasmo”. Para darle contexto a esta afirmación, el escritor peruano agrega que “en verdad es un defecto de que se ha acusado siempre al hispanoamericano”. Además reprocha la vaguedad y la imprecisión del programa para el caso peruano.

El Manifiesto fue punto de partida de un movimiento amplio de carácter combinado: universitario, social y político, que alcanzó una expansión y una repercusión continentales. Las actuales influencias y los acentos propios del Manifiesto de 1918 son complejos en su síntesis declarativa. La herencia de la Independencia y del internacionalismo continental está presente, además

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de la influencia libertaria anarco-sindicalista de la Federación Obrera de Córdoba. También hay ideas republicanas y democráticas, combinadas con una promoción a la acción. El Manifiesto fue punto de partida de un movimiento amplio de carácter combinado: universitario, social y político, que alcanzó una expansión y una repercusión continentales. Se manifiesta como movimiento de estirpe antidictatorial, democrático, laico, de solidaridad con la España republicana, contra el fascismo. Su carácter antiimperialista se puso en primer lugar de la acción de los movimientos estudiantiles. ¿Y el horizonte de la política? La respuesta es inequívoca. No solo se creó una militancia social, libre, pluralista, sino que de su seno surgieron lideratos y partidos, movimientos de estirpe democrática, socialista y nacionalista. En “El ensayo reformista”, el maestro argentino José Luis Romero afirma que “de los movimientos juveniles reformistas salieron densos grupos de estudiantes que se encaminaron luego hacia los partidos políticos: algunos hacia los partidos burgueses tradicionales y otros hacia los partidos de izquierda... En Perú ocurrió un caso singular, pues lo que se llamó el APRA fue un partido nuevo formado sobre la base del reclutamiento estudiantil reformista y en relación con la experiencia social y política recogida en el movimiento universitario”. El Primer Congreso Internacional de Estudiantes Americanos celebrado en Uruguay en 1908, el Congreso de México (1910), al igual que el Congreso Estudiantil de la Gran Colombia celebrado en Bogotá (1910) son los antecedentes del movimiento de Córdoba. Este expresó la irrupción democrática del movimiento obrero, de las nuevas “clases medias” y de la conformación del Partido Radical presidido por Hipólito Irigoyen (1916-1922), que le dio paso a la reforma universitaria. Su sucesor, el presidente Marcelo Torcuato de Alvear (1922-1928), impulsó una política de contrarreforma. El Manifiesto inicialmente tuvo una influencia nacional pero con el tiempo, sus principios se extendieron a otros países de América Latina como Perú, México, Chile, Cuba y Colombia. Imagen de Uso libre El alcance internacional del movimiento universitario se expresó en el Congreso Nacional de Estudiantes de Cuzco, Perú, en 1920; el Congreso Internacional de Estudiantes de México (1921); en el de Chile y en los congresos nacionales de Cuba (1923) y Colombia (1924). El ciclo reformista en Argentina continuará con algunas modulaciones hasta 1956, cuando se abrió de nuevo un ciclo de reforma universitaria durante 10 años. Después viene el periodo contrarrevolucionario de la dictadura militar (1976-1983), que destruyó la reforma, incluyendo el encarcelamiento, la desaparición y el asesinato de estudiantes y profesores. El movimiento tenía la influencia potente de la Revolución Mexicana (1910-1920), que se irradió a todo el continente. Desde 1917 había comenzado la influencia internacional de la Revolución de Octubre, en Rusia, y la Segunda Internacional Socialdemócrata. Sin duda, el contexto de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) sacudió las estructuras económico-sociales de Argentina y del continente, creó nuevas expectativas y favoreció mentalidades hacia la Modernidad en sus diferentes variantes. Así las cosas, el centenario del movimiento de Córdoba hay que celebrarlo con entusiasmo

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Matanza de Tlatelolco: qué pasó el 2 de octubre de 1968, cuando un brutal golpe contra estudiantes cambió a México para siempre Alberto NájarBBC News Mundo, México •

2 octubre 2018

La historia que derivó en una masacre empezó con una pelea de estudiantes en el centro de Ciudad de México. El grupo antimotines de la policía capitalina, conocido como Cuerpo de Granaderos, intervino para calmar la riña. Pero lo hizo de manera brutal. Golpeó a decenas de estudiantes y testigos de la pelea. Persiguió a los jóvenes hasta las escuelas donde buscaron refugio y también allí agredió a alumnos y profesores que impartían clase. Qué pasó el 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco Era el 23 de julio de 1968. En esa época la policía mexicana tenía fama de cometer abusos, pero la agresión a los estudiantes fue excesiva. Pero la caminata, a la que se sumaron miembros del Partido Comunista Mexicano, fue reprimida por los granaderos. A partir de ese momento empezó un movimiento estudiantil que en pocas semanas creció rápidamente. La UNAM, el IPN y otras universidades del país se declararon en huelga. ▪ "Hay muchas cosas que no se saben todavía" de la matanza de Tlatelolco: Elena Poniatowska, cronista del movimiento estudiantil y la masacre del 68

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Las autoridades reportaron autobuses quemados y el estallido de artefactos explosivos. Decenas de jóvenes fueron detenidos y en el Zócalo, la plaza central del país, se desplegaron tanquetas y decenas de militares. El Ejército ocupó las instalaciones de la UNAM y el IPN, pero no logró contener el movimiento agrupado en el Consejo Nacional de Huelga (CNH). El rector de la Universidad Nacional, Javier Barros Sierra, renunció en protesta por la invasión a la autonomía universitaria. El movimiento sólo fue contenido hasta la tarde del 2 de octubre. Ese día se había convocado una nueva marcha de protesta que partiría de la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. Cientos de soldados rodearon el sitio. Cuando los estudiantes anunciaban que se cancelaba la caminata para evitar violencia, inició una balacera contra la multitud. Cincuenta años después, aún no está claro dónde empezaron los disparos. Tampoco se sabe realmente cuántas personas murieron o fueron heridas. Pero el ataque se convirtió en un parteaguas en la historia del país. Desde el 2 de octubre de 1968 México fue otro, social y políticamente distinto al del día anterior.

La década anterior Ciudad de México Esta es la historia que se recuerda cada año durante el aniversario de la masacre. Pero se habla poco del entorno social y político que había en el país por esos años, que motivó el acelerado crecimiento del movimiento estudiantil de 1968. Un momento que explica también la fuerte reacción del gobierno del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz. Desde los años 50 y en la siguiente década, en el país se registró una serie de movimiento de médicos, ferrocarrileros, electricistas, campesinos y estudiantes. En todos los casos, las protestas fueron disueltas por policías y militares.

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Las movilizaciones estudiantiles de 1968 fueron consecuencia de ese largo proceso, explica Gilberto Guevara Niebla, uno de los fundadores del CNH. “El movimiento de 68 no se comprendería si no se considera que en esa época existía un régimen autoritario y represivo”, le dice a BBC Mundo. “Sobre todo en los años 60 hubo una sucesión de intervenciones militares en las universidades, que fue creando un ambiente de descontento y de malestar entre la juventud”. Ese 1956, por ejemplo, los estudiantes del IPN protagonizaron una huelga que terminó con la ocupación militar de sus instalaciones. La vigilancia de los soldados permaneció durante un año.Otro caso fue la huelga de 1963 en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, también disuelta por el Ejército. Dos años más tarde, hubo una serie de paros y marchas de médicos y enfermeras en demanda de mejor salario. A las protestas se sumaron también estudiantes de la carrera de medicina. Esos acontecimientos estaban muy presentes en el ánimo de los estudiantes en 1968, recuerda Rolando Cordera quien fue consejero por la Escuela de Economía ante el CNH.


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“En algunos que se convirtieron en dirigentes de la movilización existía algún tipo de memoria”, le dice a BBC Mundo. “Antes de nosotros hubo otros mexicanos que habían reclamado más o menos lo mismo: cumplimiento de la ley, respeto a los derechos y la Constitución”.

“Vivíamos un mar de estímulos” Pero el enojo por las intervenciones militares y la decisión de las autoridades para disolver las protestas son una parte de la historia tras el movimiento de 1968. Ese año en Europa ocurrió una serie de protestas estudiantiles, sobre todo en Francia. Un elemento que influyó en México, pero su impacto fue menor a lo que sucedía en Estados Unidos, recuerda Guevara Niebla. En ese país había una intensa oleada de protestas contra la guerra en Vietnam, la lucha por los derechos civiles de algunas minorías así como un creciente proceso de liberalización sexual y feminismo. “Coincidieron muchos factores”, recuerda el fundador del CNH. “A través de la televisión sabíamos lo que ocurría en Estados Unidos y con los jóvenes de Francia”.


24 “Los estudiantes de México vivíamos en un mar de estímulos que jugaron un papel decisivo para explicar la revuelta estudiantil”. Rolando Cordera recuerda. “Los estudiantes del 68 en México se unieron a un reclamo internacional frente al orden existente en aquel tiempo”. “En el caso nuestro era un orden muy autoritario, que no respetaba las movilizaciones de reclamo social”. Con tal escenario el movimiento estudiantil creció en poco tiempo. A las primeras manifestaciones, en julio de ese año, acudieron cientos de jóvenes. Al paso de los meses aumentó el número de asistentes. En la llamada Marcha del Silencio, el 13 de septiembre, participaron más de 150.000 personas.

. No todos eran estudiantes. El movimiento logró el respaldo de sindicatos, grupos de vecinos y hasta amas de casa. Las protestas se extendieron por varias ciudades del país. Las demandas del CNH también cambiaron. Al inicio era la disolución del cuerpo de granaderos, eliminar de las leyes el delito de disolución social y castigo a los responsables de agredir estudiantes. Luego el pliego petitorio incluyó la liberación de todos los presos políticos, y un diálogo público y abierto del Consejo Nacional con el gobierno federal.


Juegos Olímpicos Más allá de la creciente inconformidad, ¿por qué ocurrió la masacre en Tlatelolco? Hubo varios elementos, coinciden algunos historiadores. Ese 1968 México era sede de los Juegos de la XIX Olimpiada, programada para empezar el 12 de octubre de ese año.Semanas antes del evento llegaron periodistas enviados por medios internacionales. Además sería la primera vez que los Juegos Olímpicos se transmitirían por satélite a todo el mundo.

Para ese momento, las protestas estudiantiles eran más intensas. Muchos periodistas empezaron a cubrir las movilizaciones. No era la imagen de país que pretendía enviar el gobierno de Díaz Ordaz. Además, el presidente estaba convencido que los estudiantes formaban parte de una especie de conjura comunista en contra de los juegos. La decisión fue enviar un mensaje contundente para terminar con la rebeldía de varios años, señala Guevara Niebla. “Después de 1968, Díaz Ordaz declaró que al enfrentar el conflicto se habían agotado los recursos políticos y se tuvo que acudir a la fuerza”, recuerda. “Lo que se quería era destruir de un solo golpe el movimiento estudiantil para dar paso a las Olimpiadas. La represión tuvo lugar diez días antes de que empezaran, estaban obligados a sofocar las protestas, pero lo hicieron de una manera brutal”.

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La masacre de Tlatelolco Fue organizada por el Ejército mexicano, la Dirección Federal de Seguridad y el grupo parapolicial conocido como “Brigada Blanca” que se infiltró en la multitud identificándose entre sí con un guante blanco en la mano izquierda. Claudia Ferri Historiadora UBA

Martes 2 de octubre

Durante la tarde del miércoles 2 de octubre de 1968 miles de personas se concentraron en la Plaza de las Tres Culturas de la capital mexicana con el fin de escuchar a los líderes del movimiento estudiantil, nucleados en el Consejo Nacional de Huelga (CNH), que desde hacía más de dos meses se enfrentaba en las calles, y desde las universidades, al gobierno autoritario del presidente priista Díaz Ordaz. 14 días antes el ejército nacional había violado la autonomía


universitaria ocupando las instalaciones de la UNAM, persiguiendo y deteniendo a los estudiantes organizados. La brigada de guantes blancos operando

Cuando el último orador del día se dispuso a hablarle a las masas desde el tercer piso del edificio Chihuahua, un helicóptero que sobrevolaba la zona lanzó bengalas de colores verdes y rojas sobre la plaza. Era la señal de las FFAA para atacar a los manifestantes disparando a mansalva con ametralladoras desde jeeps y tanques ligeros junto con francotiradores apostados en los edificios cercanos. Así comenzó la Masacre de Tlatelolco, matanza organizada por el ejército mexicano, la Dirección Federal de Seguridad y un grupo parapolicial conocido como el Batallón Olimpia o “Brigada Blanca” que vestidos de civil se infiltraron en la multitud identificándose entre sí con un guante blanco en la mano izquierda. Según los datos de la Comisión de Verdad el saldo de muertos supera los 300 (para las fuentes oficiales oscilan entre 20 y 28 muertes), además de 700 heridos y 5 mil estudiantes detenidos. Los cuerpos de las víctimas no pudieron ser fotografiados porque el ejército cerró el área a los medios de comunicación. No es casual que semejante operativo represivo se diera a 10 días de comenzar los JJOO en dicha ciudad, el Comité Olímpico había amenazado con la suspensión de los juegos en caso de que el proceso juvenil continuara.

La brigada de guantes blancos La masacre de Tlatelolco se produjo en medio de un contexto de politización estudiantil en las universidades y los institutos secundarios cobrando protagonismo en la escena política nacional y logrando ganarse el apoyo de amplios sectores sociales entre ellos docentes e intelectuales pero también sumaron a un sector del movimiento obrero mexicano

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encabezado por los ferrocarrileros que habían experimentado en carne propia el accionar del aparato represivo estatal. Todos ellos compartían una serie de aspiraciones y reivindicaciones democráticas hastiados del autoritarismo propio de un régimen de partido único como era el caso del PRI en México.

Detenidos de la masacre de Tlatelolco 1968 fue un año de ebullición revolucionaria mundial producto de la insurrección de sectores explotados y oprimidos, de los cuales la juventud tomó la posta.

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Estudiantes asesinados por las fuerzas represivas Mexicanas

El mundo en el 68 y la experiencia mexicana La experiencia de la revolución cubana y la lucha antiimperialista que comenzaba a ganar ímpetu en el Vietcong generó un despertar de la vida política y la militancia en amplios sectores juveniles del mundo. Al mismo tiempo, la desaceleración de la economía internacional y los primeros síntomas de crisis capitalista generaron las condiciones objetivas para que la lucha de clases cobre protagonismo a través del proceso de Liberación Nacional de Argelia, la insurrección obrera-estudiantil del mayo francés, las revueltas antiburocráticas en Praga enfrentaban a los gobiernos estalinistas y el Cordobazo argentino, un año después. Todas estas experiencias sesentistas foguearon al movimiento estudiantil mexicano. En los años previos al 68 se habían solidarizado con las diferentes protestas reprimidas como la movilización magisterial en 1958, la de los ferrocarrileros un año después, repudiaron el asesinato del dirigente campesino Rubén Jaramillo y de su familia y fueron reprimidos en la movilización de médicos del ‘65. El accionar represivo del Estado fue el acelerador del proceso estudiantil. Las universidades fueron tomadas por los estudiantes y se ganaba las calles con las movilizaciones. Surgió el Consejo Nacional de Huelga, órgano democrático conformado por delegados revocables de todas las universidades en lucha y las asambleas eran diarias en los colegios. Lo que paso en Tlatelolco fue un duro golpe para los estudiantes pero no liquidó a sus organizaciones que continuaron enfrentándose al gobierno en las décadas siguientes, pidiendo el juicio y castigo a los culpables de la masacre aún impune. Recomendados: - Alonso, Antonio. 1972. El movimiento ferrocarrilero en México 198/1958, Ediciones Era, México - Casez, Daniel. 1993, Crónica 1968, Plaza y Valdéz, México - Guevara Niebla, Gilberto. 1988. La democracia en la calle, Siglo XXI, México - González de Alba, Luis. 1984. Los días y los años, Ediciones Era, México

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Tlatelolco: el día que México se tiñó con la sangre de estudiantes El 2 de octubre de 1968 mitin fue reprimido violentamente. Hoy se desconoce cifra real de muertos.

Vista de la iglesia de Santiago con un letrero alusivo a las víctimas de la masacre de Tlatelolco, en la plaza de las Tres Culturas. Por: Redacción Internacional*02 de octubre 2018 , 12:39 p.m.

Marcado por protestas sociales en varios países del mundo, del despertar de movimientos estudiantiles, del apogeo de la guerra de Vietnam, de los Juegos Olímpicos de México -los primeros que se realizaron en América Latina-; 1968 fue declarado el Año Internacional de los Derechos Humanos por la Organización de las Naciones Unidas. En ese contexto, el gobierno mexicano del presidente Gustavo Díaz Ordaz, muy sensible a lo que estaba sucediendo en el mundo con el avance del comunismo, así como de las protestas de la comunidad estudiantil en su país, ordenó la represión a los movimientos sociales. ¿Qué sucedió el 2 de octubre de 1968?

El 2 de octubre, diez días antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos, unos 10.000 manifestantes se congregaron para una serie de protestas estudiantiles que se habían iniciado hacía poco más de dos meses contra el régimen de Gustavo Díaz Ordaz, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en el poder desde 1929 y al que calificaban de autoritario. Varios jóvenes del movimiento estudiantil se reunieron con representantes del Presidente en la casa del rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Javier Barros Sierra.

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Se acordó suspender una marcha de estudiantes que estaba programada para ese mismo 2 de octubre en protesta por la ocupación militar de instalaciones educativas. También determinaron tener una segunda reunión el 3 de octubre para sentar las bases de un diálogo que pusiera fin a las movilizaciones de cara a los Juegos Olímpicos. Para ello, los estudiantes exigieron la liberación de presos políticos encarcelados tras manifestaciones previas y la desaparición del cuerpo de policías antimotines, entre otras demandas. Se suspendió la marcha, pero se mantuvo la reunión en Tlatelolco. Cuando los líderes estudiantiles informaban de los detalles de esa reunión a los asistentes al mitin desde una improvisada tribuna del tercer piso del edificio Chihuahua, que daba a la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, comenzó la balacera. ¿Cómo se dieron los hechos?

Todos los flancos de la plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco estaban ocupadas por soldados que vigilaban la reunión estudiantil. No se habían presentado altercados ni hechos violentos, pero poco después de las seis, comenzaron los disparos contra los estudiantes.El fuego intenso duró media hora. En medio del caos la gente no sabía hacia dónde correr y en cambio muchas personas cayeron. La plaza literalmente se tiñó de sangre. El resultado fueron cientos de muertos, miles de heridos, miles de detenidos, cientos de presos políticos más, pero aún hoy, 50 años después, se desconoce el número real de víctimas fatales. Los cuerpos de los que murieron en el acto empezaron a amontonarse por todas partes pero rápidamente fueron recogidos por los soldados que los arrojaron a los camiones de la basura. Ese fue uno de los motivos por los que no se pudo hacer un conteo serio, independiente y objetivo del número real de muertos.

¿Quiénes ordenaron atacar a los estudiantes?


30 años después de la matanza, Luis Echeverría -mano derecha de Díaz Ordaz- fue procesado por el delito de genocidio, pero por su avanzada edad sólo enfrentó prisión domiciliaria y finalmente alcanzó la libertad condicional. Así mismo, según conclusiones de la fiscalía mexicana, Díaz Ordaz fue quien ordenó la represión sistemática al Movimiento de 1968 en México y el operativo militar denominada Operación Galeana que causó la masacre de Tlatelolco. A pesar de los buenos resultados en la economía en su gobierno y de haber sido el organizador de los Juegos Olímpicos de 1968 y el Mundial de Fútbol de 1970, a Díaz Ordaz se le ha recordado por ese capítulo negro.

Varias personas participan en una actuación con motivo del aniversario de la masacre estudiantil de 1968 en el vecindario de Tlatelolco. ¿Cuáles fueron las tácticas del gobierno?

Un informe histórico del 2008 reveló que el gobierno de Díaz Ordaz infiltró agentes en las escuelas y en las organizaciones estudiantiles, para mantener informados a los órganos de seguridad respecto a los liderazgos y planes de acción y también para ser utilizados como provocadores, cuando les fuera

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encomendado; se coparon las organizaciones independientes con el propósito de utilizarlas como estructuras de mediación, que sirvieran a los propósitos de los funcionarios que buscaban controlarlas y acallar la disidencia, cooptando a los líderes del movimiento; se crearon grupos de choque que se mezclaran con el sector estudiantil para contener mediante la violencia la disidencia que querían acallar. Así mismo, se recurrió al empleo de la Fuerza Pública que utilizaba indebidamente la violencia y que, por consiguiente, incurrió en responsabilidades y violación a los derechos humanos. Se comprobó que también se crearon grupos paramilitares para ser utilizados con el objeto militar de destruir al enemigo, entrenados y armados con un propósito explícitamente criminal y cobijados como organizaciones clandestinas a las que les garantizaban la impunidad. ¿Qué dijeron análisis posteriores sobre la masacre?

El Ejército, tenía como finalidad detener a los líderes del movimiento estudiantil con el despliegue de un batallón llamado Olimpia, cuyos integrantes se identificaban con guantes blancos, para que los Juegos Olímpicos transcurrieran en paz. Pero la intervención de la Guardia Presidencial, es decir, los escoltas del Presidente, fue un elemento sorpresa incluso para los militares. Dicha guardia disparó al Ejército y a la manifestación para mostrar que los estudiantes estaban armados y que la detención de sus líderes era impostergable. El objetivo era aplastar la popularidad de cualquier posible candidato militar a la presidencia en años donde los regímenes castrenses se multiplicaban en la región. Para Elena Poniatowska, Premio Cervantes 2013 y autora del libro "La Noche de Tlatelolco", todo se resume en que "el gobierno tuvo muchísimo miedo (...) de que los estudiantes sabotearan las Olimpiadas, a tal grado de que estaban dispuestos a acabar con el movimiento". ¿Cuál fue la versión oficial del hecho?

El gobierno reconoció sólo una veintena de muertos la noche del 2 de octubre, una cifra diametralmente distante de los 300 o 500 abatidos reportados por la prensa internacional. Además, solo reconoció 75

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heridos y más de 400 detenidos. Sin embargo, otros análisis independientes dicen que la cifra de muertos pudo haber llegado a los 1.500.

¿Qué se dijo a nivel mundial de la matanza?

México estaba en el ojo de la prensa mundial, pero a nivel internacional con la inauguración de los Juegos Olímpicos el 12 de octubre se sabía poco de la reciente matanza de estudiantes debido a la fuerte censura que ejerció el gobierno mexicano hacia los medios de comunicación -nacionales y extranjeros- para evitar una mala imagen internacional. Se supo que en algunos casos se persiguió a periodistas, dentro y fuera del país, que difundieran la noticia en cualquier medio de comunicación. Pero la noticia sí llegó a oídos de los movimientos juveniles de Latinoamérica y Europa. En Centro y Suramérica varias embajadas mexicanas fueron apedreadas; hubo mitines frente a otras en Europa. Algunos funcionarios mexicanos, como el escritor Octavio Paz, quien entonces era embajador de México en la India, y Sergio Pitol, que se desempeñaba como agregado cultural en Belgrado, renunciaron a su puesto. ¿Qué experiencias quedaron de la masacre? politólogos, historiadores e intelectuales como Carlos Monsiváis coincidieron en señalar que este movimiento y su desenlace incitaron a una permanente y más activa actitud crítica y opositora de la sociedad civil, principalmente en las universidades públicas. *Con AFP, Efe y El Universal, GDA, Ciudad de México

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Las preocupaciones que llevan al paro universitario de este miércoles El cese de actividades comenzará el 11 de octubre. Solicitan mejorar financiación de la educación. Estudiantes de universidades públicas, a paro nacional | EL TIE MPO

09 de octubre 2018 , 04:55 p.m. Estudiantes y profesores de las universidades públicas del país se movilizarán este miércoles 10 de octubre para solicitarle al Gobierno Nacional mayores recursos. A las marchas, que se espera inicien a las 9 de la mañana en las principales ciudades, se unirán el sindicato del Sena y la Organización Nacional Indígena. Las movilizaciones responden a un déficit en la educación pública, que se estima en 3,2 billones de pesos en funcionamiento y 15 billones en infraestructura, de acuerdo con el Sistema Universitario Estatal (SUE). Una vez culminadas las marchas, el Movimiento Estudiantil Colombiano está convocando a un paro nacional a partir del 11 de octubre. Los estudiantes aseguran que protestarán para buscar una educación como derecho fundamental, autónoma y democrática. “Con la convicción que la educación es la herramienta fundamental para zanjar la abismal desigualdad social, moral e intelectual de la nación, el Movimiento Estudiantil Colombiano, nutrido de sueños, vuelve a manifestarse por medio de procesos de organización, movilización y articulación a nivel nacional”, afirman los alumnos en un comunicado.

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El paro nacional iniciará con una velatón en la noche del miércoles. Luego, desde el 11 al 21 de octubre, adelantarán diferentes actividades, como la toma de instituciones públicas, ciclovía, toma de vías nacionales y plazas públicas, y camping en la Plaza de Bolívar. La U. pública es la mejor opción para la sociedad Cambio en la financiación En reiteradas ocasiones, los rectores de las 32 universidades públicas de Colombia y los estudiantes le han solicitado al Gobierno que replantee el artículo 86 de la Ley 30 de 1992, que detalla que el financiamiento de las universidades se otorga de acuerdo con el Índice de Precios al Consumidor (IPC). Los rectores de las instituciones aseguran que como dicho índice no crece, ellos están congelados. “El actual Gobierno no imprime los recursos adecuados para que las universidades públicas sigan cumpliendo con la función social. El principal problema tiene que ver con el artículo 86 pues el legislador nunca pensó en el crecimiento de las universidades, y que se iban a mantener quietas”, señaló Jairo Miguel Torres Oviedo, rector de la Universidad de Córdoba y presidente del Sistema Universitario Estatal (SUE). Con los recursos que sostienen a 40.000 estudiantes de Ser Pilo Paga, las universidades públicas pueden sostener a 500.000 estudiantes. El hueco financiero, dicen los rectores, afecta el pago de nómina e impide mejoras en infraestructura y en capacitación de maestros, entre otras prioridades. Otro motivo de preocupación es el programa Ser Pilo Paga, que será eliminado y se creará una nueva iniciativa que apoyará a la educación pública, según lo dijo la ministra de Educación, María Victoria Angulo. “Con los recursos que sostienen a 40.000 estudiantes de Ser Pilo Paga, las universidades públicas pueden sostener a 500.000 estudiantes. Es un programa ineficiente que solo beneficia a las instituciones privadas”, indica Khistian León Prieto, representante estudiantil de la Universidad Nacional sede Bogotá. La Unión Nacional de Estudiantes de la Educación Superior (Unees) radicó el 27 de septiembre un pliego de peticiones en el Congreso dirigido al presidente Iván Duquey a la ministra Angulo. Entre las exigencias se encuentra un incremento presupuestal de 4,5 billones de pesos a las instituciones públicas de educación superior. Así mismo, le piden al Gobierno Nacional "la generación de un plan de pago de la deuda histórica que tiene el estado con las Universidades Públicas en el marco del Plan Nacional de Desarrollo que hoy asciende a más de 16 billones de pesos. El déficit deberá saldarse en un plazo no mayor a 10 años". Para aliviar la situación, los 32 rectores de las universidades públicas le solicitan al Gobierno Nacional recursos adicionales para el 2019 por un monto de 500.000 millones de pesos para la viabilidad y sostenibilidad del SUE. Estos recursos, señalan los rectores en un comunicado, “debieron haber ingresado en el 2018 y terminaron financiando becas del Icetex y el programa Ser Pilo Paga”. “Si no se aprueba la adición, seguramente los estamentos se declararían en paro. Todo depende, si el Congreso aprueba esos recursos, la situación se normaliza. Estimamos que este dinero se podría a aprobar a más tardar el 20 de octubre, fecha en la que se define el presupuesto de la Nación”, afirma Jairo Oviedo. Por el momento, la ministra Angulo no ha dado a conocer un plan de financiamiento a las universidades públicas. En Bogotá, las marchas estudiantiles se concentrarán en la Plaza de Bolívar. Hora cero para huelga de hambre

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En una carta dirigida al presidente Duque y a la ministra de Educación, profesores de varias universidades públicas anunciaron que si no se soluciona la crisis lo antes posible, el martes 16 de octubre a las 10:00 de la mañana iniciarán una huelga de hambre. “Ha brillado un extremo mutismo por parte del Gobierno Nacional. Ni una sola frase, ni un solo vocablo con luz o esperanza, ni una sola palabra que permita vislumbrar que al menos se ocupan del asunto o que están dispuestos a construir un diálogo que permita concertar una política de financiación, que resuelva en conjunto la grave situación por la que atraviesa el sector público de la educación superior”, dicen en una misiva Adolfo Atehortúa, Juan Carlos Yepes, Orlando Aguirre y Luis Fernando Marín, profesores titulares de la Universidad Pedagógica, Universidad de Caldas, Universidad Industrial de Santander y Universidad del Quindío, respectivamente. Fecode, por su parte, anunció que se unirá a las marchas de universidades públicas el próximo 10 de octubre. El gremio de maestros asegura que la crisis por los recortes y el déficit presupuestal de la educación pública amenaza con tocar fondo. “La educación superior pública en Colombia está al borde del colapso. Esa es la principal razón de las movilizaciones de estudiantes y profesores. Fecode apoya esta jornada de protestas porque su principal objetivo es la defensa de la educación pública integral con calidad, desde los tres grados de preescolar hasta la universidad”, argumentan. EDUCACIÓN

Universidades públicas en Colombia: entre el desfinanciamiento y la corrupción Carlos H. Florez Gongora* El ruidoso y anticipado anuncio de un paro nacional universitario para el próximo 10 de octubre por la crisis estructural de financiamiento de las 32 universidades públicas en el país, pone de manifiesto de nuevo ante la opinión pública nacional las serias y persistentes carencias históricas sobre las políticas del gasto educativo en Colombia. A pesar de que en un primer acercamiento sobre este fenomeno, se reconocería que el desfinanciamiento que padece la universidad pública colombiana tiene un drástico impacto negativo sobre la tasa de matrícula y el acceso a la educación superior para los sectores más vulnerables de la población, y dilata al mismo tiempo las posibilidades de adopción de procesos institucionales y sistematicos en la investigación cientifica y tecnológica, una segunda y cuidadosa observación sobre el deficit histórico de inversión, nos coloca a las puertas de la corrupción administrativa y la carencia de un manejo ético de los recursos públicos.

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De modo que, en aras de la transparencia politica, valdría la pena realizar un esfuerzo de interpretación para esclarecer los factores que originan el deficit de la universidad pública en Colombia y en esa medida, contar con diagnósticos más rigurosos para superar el problema. Es importante precisar, que en términos generales, el aumento de los gastos del sistema universitario obedeció a la aplicación del Decreto 1279 de 2002 y la Ley 1607 de 2012 que establece el impuesto sobre la renta para la equidad (CREE), pero que elimina los recursos adicionales creados entre 2011 y 2013. De acuerdo con el investigador Gerardo Mejía Alfaro, profesor asociado de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional, mediante el artículo 18 de la Ley 1739 de 2014 y el artículo 136 de la Ley 1753 de 2015 (Plan Nacional de Desarrollo) se aumentó el aporte de 0,4 a 0,6 puntos del CREE con el fin de financiar las instituciones públicas de educación superior. De este modo, el incremento de 0,2 puntos finalizó en las cuentas de las universidades privadas, dado que el 50 por ciento de los recursos públicos para la educación superior, fueron transferidos para la financiación del programa “Ser Pilo Paga” que benefició a 40.000 bachilleres de Sisbén 1 y 2, una tasa muy por debajo de los 650.000 que atiende la universidad pública. A la fecha, el déficit acumulado bordea los 15 billones de pesos en infraestructura y 3,2 billones de pesos para funcionamiento. Pero esto no es todo. En el 2018, Colombia destinará para programas de investigación y desarrollo, 2,2 billones, es decir, 0,25 por ciento del PIB. Ambas cifras demuestran la continuación de una tendencia negativa que se ha mantenido en los últimos años. (Presupuesto de inversión en ciencia) La lógica de los datos citados nos indica que, en lo referente a los aspectos misionales de las universidades, están muy lejos de cumplirse, lo que genera el ejercicio de una educacion profesionalizante que impide la construcción de un importante volumen de conocimiento científico, que al mismo tiempo pueda traducirse en desarrollos tecnológicos y aporten de manera significativa a la creación de la riqueza económica de Colombia y al crecimiento de nuestro producto bruto interno. Pero si deseamos una comprensión más global de los problemas internos de la universidades públicas, debemos también de considerar que al lado del déficit financiero, coexisten las alianzas perversas entre

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caciques políticos y rectores de estos centros educativos, que han creado arraigados y nefastos sistemas de redes de clientelismo, tráfico de influencias y defraudaciones al patrimonio público. Lo que sorprende, es que estas prácticas irregulares no se hayan contrarrestado con los mecanismos de contrapesos legales que tienen a sus disposción los organismos nacionales de control y vigilancia, agudizando los indicadores negativos sobre la asignación de los recursos disponibles en la agenda de gastos, el desarrollo integral de las entidades, la credibilidad y legitimidad de las mismas, así como la ética pública. El profesor Carlos Yepes Ocampo de la Universidad de Caldas, ha reflexionado sobre el funcionamiento de este entramado de prácticas y de beneficios ilegales, así como de delitos administrativos institucionalizados al interior de las universidades y considera que ellas han creado verdaderos aparatos de control y dominación en estas instituciones. “Las alianzas efectuadas entre los integrantes del gobierno central y regional (léase representante del Ministerio de Educación, representante de la Presidencia de la República, y Gobernador o su delegado) con los representantes de Gremios o sector productivo (generalmente adeptos a las directrices gubernamentales especialmente en los niveles territoriales-regionales), Ex Rectores (que regularmente se pliegan al continuismo de sus prácticas de administración que igualmente fueron respaldadas en lo fundamental por los gobiernos de turno) y en muchas oportunidades con el favor de los representantes de las directivas académicas (que de costumbre se encarnan en un Decano o en otro miembro de la comunidad universitaria que depende o se constituye en subalterno directo del Rector), producen un escenario de dirección universitaria altamente desequilibrado cuando de legitimidad se trata”. (La gobernabilidad de las universidades estatales en Colombia). Por eso no resulta extraño, el ejemplo de decisiones por parte de estos establecimientos que rayan en el exabrupto administrativo y la persecución política, como la cancelación del contrato laboral de más de 100 profesores de cátedra para el segundo semestre de 2018 en la sede central de Cucuta de la Universidad Francisco de Paula Santander (UFPS). Una decisión que afecta el 15 por ciento de los 700 docentes que laboran bajo esa modalidad en este centro educativo, y cuyos contratos no fueron renovados por razones estrictamente políticas.

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Otro de los riesgos de corrupción que ha deteriorado la gobernabilidad de las universdades públicas y afectado el normal funcionamiento de la actividad académica, han sido los intentos de control paramilitar en las universidades de Córdoba, Sucre, Magdalena, Cesar, Atlántico, y la Universidad Industrial de Santander, en donde el paramilitarismo ha intentado imponer el nombramiento de las directivas académicas. “En todas esas universidades hemos encontrado un patrón donde hubo persecución y violencia contra líderes estudiantiles, profesores y trabajadores de la universidad y posteriormente la toma de control de la Rectoría y la imposición de programas académicos y de carácter administrativo y como resultado de eso, la imposición de políticas que convierte a universidades públicas en empresas”, señaló Iván Cepeda, senador del Polo Democrático en un debate de control político en el Congreso en el 2014. (Seis universidades bajo el control paramilitar). Además, una serie de conflictos entre directivas y la comunidad universitaria, ha deteriorado el clima de convivencia institucional en las universidades del Tolima, Universidad Pedagógica y Tecnologica de Colombia (UPTC), Pacifico y Pamplona, entre otras, en donde las denuncias desde hace varios años de profesores y estudiantes por la falta de planeación, el crecimiento burocrático, la malversación de recursos, la falsedad en notas, títulos falsos de egresados y docentes, ventas de cupos para ingresar a cursar carreras universitarias, irregularidades en los procesos de designación de rectores, actuaciones irregulares de los Consejos Superior Universitario, contratación de servicios y obras mediadas por cuotas burocráticas, han colocado a estos centros educativos en serios problemas financieros, administrativos y académicos. El Estado colombiano en cabeza del nuevo gobierno, tiene desde la perspectiva de su agenda anticorrupción, un reto inmenso frente a la universidad pública. No solo para salvarla desde el punto de vista financiero y permitir el cumplimiento de su rol misional, estimulando la movilidad social en aras de la construcción de una sociedad civilizada e igualitaria, sino que también tiene la responsabilidad histórica de rescatarla de la corrupción interna, la desidia administrativa, la violencia y los gobiernos autoritarios que se han erigido en estructuras decadentes que erosionan su imprescindible papel crítico y cientifico, su compromiso social, así como la formación intelectual y ética que la universidad aporta a sus miembros. De no hacerlo con urgencia, la crisis de la educación superior en Colombia, sería el preámbulo más revelador de nuestro atraso histórico en la construcción de los valores educativos, culturales, sociales y de las

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condiciones institucionales y económicas apropiadas para la creación de un sistema nacional de ciencia y tecnología, bajo el liderazgo transparente de las universidades públicas del país. * Profesor Asociado Universidad Francisco de Paula Santander (UFPS)-Cúcuta, Facultad de Ingenierías. Colombia.comBogotáViernes, 28 / Sep / 2018

Poco se hace por las universidades públicas en Colombia Tags: Educación Universidades Sistema Universitario Estatal

La crítica es contundente por el Sistema Universitario Estatal en donde se calcula un déficit de aproximadamente 19 billones de pesos.

La actual situación de las 32 universidades públicas de Colombia es evaluada por el rector de la Universidad de Córdoba y presidente del Sistema Universitario Estatal (SUE), Jairo Miguel Torres Oviedo, durante una entrevista del diario El Tiempo.

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También te puede interesar: ¿Para cuándo la Superintendencia de Educación? El docente lanza un concepto contunde ante la actual situación en la educación del país, donde se destaca: "Llegamos a un límite, la situación va a empeorar y no tendremos capacidad de acción en los próximos años. Si el problema no se soluciona a tiempo, la educación superior llegará a un colapso". Escucha acá las principales emisoras informativas de Colombia En cuanto a los recursos, Torres explica como el actual Gobierno de Iván Duque no posee una solución para inyectarle recursos al sistema de educación superior: "El actual gobierno no imprime los recursos adecuados para que las universidades públicas sigan cumpliendo con la función social. El principal problema tiene que ver con el artículo 86 de la Ley 30 de 1992, pues el legislador nunca pensó en el crecimiento de las universidades, y que se iban a mantener quietas. A la fecha, tenemos un faltante de 3,2 billones de pesos en funcionamiento y aproximadamente 15 billones en infraestructura”. Cabe destacar que el artículo 86 de la Ley 30 puntualiza que el financiamiento de las universidades se permite de acuerdo al Índice de Precios al Consumidor (IPC). Los rectores de las instituciones afirman que como dicho índice no se eleva, ellos se encuentran totalmente detenidos. Al respecto, los números del Ministerio de Educación que son recogidas por el SUEindican que en el 2016 había 1’194.697 alumnos de pregrado. Para el 2010 dicha cifra se situó en 927.295 estudiantes. El origen de la problemática radica en lo que tiene que ver con el artículo 86 de la Ley 30 de 1992, ya que el legislador no se imaginó o previó en el crecimiento de las universidades, además que se iban a mantener detenidas. "El haber crecido implica mayor infraestructura, fortalecimiento de la investigación, laboratorio, formación docente a nivel doctoral e internacionalización. Seguiremos creciendo y necesitaremos cada vez más recursos", indicó el docente. Por otra parte, el rector de la Universidad Pedagógica, Leonardo Martínez, añade que asimismo que hubo un problema con la reforma tributaria del año 2016, pues dice no entender dónde están los recursos que se prometieron para dicho proyecto. "No sabemos dónde están los recursos del IVA social, de los estudiantes de cooperativa y el impuesto complementario de la renta. La hipótesis que manejamos es que se destinó para financiar las becas del Icetex y el programa Ser Pilo Paga, esto genera desfinanciación", indicó Martínez. De las estrategias referenciadas solo se adjudicaron 162.000 millones de pesos, de los que se esperaban 465.000 millones. "El gobierno Santos no cumplió con lo que prometió. Recuerde que en la reforma tributaria de 2016 subieron el IVA del 16 al 19 por ciento. Un punto de ese impuesto era para educación y un 0,4 por ciento para educación superior. Esos recursos se fueron solo para algunas universidades; ahí está el descalabro".

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De acuerdo a los datos logrados del documento Conpes 3914 de 2018, la inversión en el programa Ser Pilo Paga ha significado al Estado colombiano alrededor de unos 3,5 billones de pesos entre los años 2015 y 2018, con un alcance de tan solo 40.000 estudiantes beneficiados en todas las regiones. Ricardo García Duarte, rector de la Universidad Distrital, concuerda con sus colegas y señala que también es necesario ampliar la cobertura docente. Esto por un informe que desarrolló el SUE. "Si se realiza un análisis simple, los aportes que por todo concepto realiza el Estado para financiar el funcionamiento de las universidades estatales correspondió este año a 3,6 billones de pesos y benefició a más de 600.000 estudiantes, lo que indica una gran desproporción en el impacto de los recursos destinados a este programa de gobierno frente a los invertidos en el sistema universitario público". "Para que nos hagamos una idea, hoy la Distrital cuenta con 20.000 estudiantes, hace 20 años teníamos 9.000. Nuestra planta de maestros es de 2.200, 650 son de planta y el resto con contrato especial. Tenemos necesidad de más docentes. Además, hemos aumentado en infraestructura, añadimos tecnología y estamos modernizando nuestros laboratorios. Esto supone gastos adicionales", planteó Duarte. Según la Ocde, la correlación de estudiantes con el personal de profesores puede ser un parametro de los recursos aprovechables para un determinado nivel de educación y tipo de establecimiento que se necesita. El balance no puede ser peor, de acuerdo al informe de la organización, "Colombia tiene la segunda proporción más alta de alumnos por docente en educación secundaria inferior (26), justo después de India (27) y muy por encima del promedio de la Ocde (13). Sin embargo, este valor es más alto en las instituciones públicas (28) que en las instituciones privadas (20). Esta brecha entre las instituciones públicas y privadas es mucho más amplia que el promedio en los países de la Ocde (1 estudiante)". Redacción Educación - Colombia.com

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3 oct. CI.- El Encuentro Nacional de Estudiantes de Educación Superior (ENEES) se ha transformado, ahora se configura como el UNEES –Unión Nacional de Estudiantes de Educación Superior- un paso más dentro de la historia del movimiento estudiantil y un gran rumbo para la defensa de la Educación Superior. En el desarrollo del movimiento estudiantil, nacen diversas propuestas y evaluaciones a fondo, en razón de las dinámicas actuales que pone el nuevo Gobierno y que son un nuevo reto por enfrentar. De esto se habló en el último Encuentro Nacional de Estudiantes de la Educación Superior en la universidad de la Amazonía Florencia, Caquetá. Más de 1.000 estudiantes de diferentes regiones del país, crearon el pliego de peticiones en los que denuncian y abarcan diferentes problemáticas que se presentan a nivel nacional. Entre los principales puntos del pliego está: •

El incremento presupuestal de las Instituciones de Educación Superior Públicas del País.


• • • •

La reliquidación de deudas de los estudiantes con el ICETEX, cuyas tasas de interés sugieren más una fuente de lucro para el Estado que de apoyo educativo. Aumento de presupuesto de Colciencias, donde también haya aportes en agendas de investigación dentro de las áreas de Humanidades, Arte y Ciencias. Generar un plan de pago de la deuda histórica que el Estado presenta con las universidades públicas. Derogación de las leyes 1911 de Financiación Contingente al Ingreso, la ley 1740 de inspección y vigilancia y el decreto 1240 que limita la autonomía de administración universitaria.

En el encuentro se concretó la necesidad de focalización y concreción de banderas. Dicho pliego es el diagnóstico de las necesidades que enfrente las Instituciones de Educación Superior -IES- y que deben ser atendidas con mayor prontitud. Adicional a esto, Pablo García, integrante de la coordinadora universitaria de la Universidad Industrial de Santander, estudiante y miembro del Frente Amplio Estudiantil, denuncia que existen otras inconsistencias por ejemplo, pese a que el programa “Ser Pilo Paga” aparentemente ha dejado de funcionar, en realidad se reestructuró como una nueva propuesta “Ser Profesor Paga”. Esta reforma sirve para aplacar y desviar las miradas del acuerdo 2034, acuerdo que carece de una respuesta de desarrollo presupuestal y económico de las IES. Este problema solo se ha atendido con programas como los mencionados anteriormente. Otro problema que menciona García aterrizado a la UIS, es el seguimiento, amenazas y estigmatización que ha sufrido el movimiento estudiantil, por parte del director del sistema de vigilancia de la universidad pues fue director regional del -INPEC-. Por parte de los profesores, hubo una conferencia donde no socializaron sus propuestas acerca de la reforma a la ley 30 del 1992 y el decreto 1279. Según los estudiantes, se enteraron de dichas intenciones, por un artículo que publicó un medio de comunicación regional. Este próximo 10 de octubre habrá una movilización articulada desde todas las regiones de Colombia. Se prevé, con el llamado nacional a paro, captar la atención de la sociedad civil y el Estado, también publicar el pliego de peticiones en relación con los cambios pertinentes para la educación. CI MR/MM/03/10/18/06:00

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La Unión Nacional de Estudiantes de Educación SuperiorUnees Autor: Alejandro García Gómez 5 octubre de 2018 - 09:32 PM La financiación de todo el sistema educativo en general siempre ha sido precaria (y empeorará). Se ha convertido lugar común que cada gobierno de turno (y ministro de educación de turno, dentro de cada gobierno) compongan bellos ditirambos para la educación a la que llegan. Pero también lo es que a las primeras leyes y resoluciones que la normatizan, con el pre$upuesto a$ignado y las leyes que la regulan, siempre haya un barrigazo peor que el anterior (y así empeorará). Nuestra casta aristocrática dirigente no tiene ni jamás ha tenido un proyecto de nación. No la tuvo cuando ocurrió aquello que llamamos la Independencia, ni menos ahora. Sus aspiraciones se satisfacen cuando con sus cálculo$ y su actuar logran llenar sus bol$illo$ –de manera lícita o ilícita, eso no les importa ni les ha importado-, los de su familia, sus familiares y los de quienes les rodean. Cualquier proyecto serio de país, de nación, implicaría obligatoriamente un nuevo planteamiento de nuestro sistema educativo. De ese mismo tipo de educación que el país imparte y recibe se derivan un resto de implicaciones, entre ellos una parte de nuestros problemas de dependencia. En el s. XX, el Frente Nacional se vio obligado a ampliar la cobertura educativa, porque no le quedaba otra alternativa con los miles de desplazados por la primera Violencia, que esa misma casta había craneado, y ejecutado sin mancharse las manos, pero además para usufructuar los ejércitos de mano de obra barata, alfabetizándola. He señalado que la educación en general ha estado supeditada a los bandazos de los intereses de esa casta sin norte, sin proyecto, sin escrúpulos y sin sangre. Así y con cierta periodicidad se traigan eventos y figuras como las Conclusiones de los Sabios y, en estas últimas semanas, figuras como la del doctor Llinás (que repite) y otros. Sea como sea, el tema educativo va barranco abajo. La financiación de todo el sistema educativo en general siempre ha sido precaria (y empeorará). Hasta ahora –a la nueva mineducación, María Victoria Angulo- no se le ha oído ninguna propuesta seria que de verdad sirva para el arranque de un país con el fin de desarrollarlo, fundamentándose en la educación (que es la única manera; no hay otra). Otros eran los ditirambos en sus anteriores columnas periodísticas (EL MUNDO, Medellín). Parece más bien que se ha contagiado del infantil malabarismo equilibrista melifluo de su jefe, el señor presidente, que parece que quisiera quedar bien con Dios y con el diablo, buscando salvarse del aparente “fuego amigo” de sus copartidarios y de su mentor, pero buscando al mismo tiempo que sus simpatizantes aumenten. Hasta ahora a la Mineducación lo más importante que se le ha oído es el Proyecto de Ley 057, que tiende a recortar los aportes para la educación pública, dejándola en manos de los municipios. Volveremos sobre esto. Con este panorama, durante estos 14, 15 y 16 de septiembre, los estudiantes agremiados en la Unees se reunieron en Florencia (Caquetá), con el fin levantar un diagnóstico sobre los asuntos de la educación superior. Una de las preocupaciones fundamentales, quizá la más grande hoy por hoy, es la progresiva desfinanciación que llevaría a la muerte de la educación superior pública, por inanición. Se hace un llamado a un posible paro nacional el día 10 de octubre, señalando que sus dirigentes se reunirían previamente el 6 para ratificar o no esa fecha y los derroteros a seguir. Entre las exigencias que hacen al Estado, en su pliego de 10 puntos (en internet), sobresalen –como era de esperarseexigencias económicas y de convivencia democrática, como un mínimo vital para poder existir: el incremento presupuestal de 4,5 billones de pesos a las Instituciones de Educación Superior Pública del país (universidades, instituciones universitarias o escuelas tecnológicas, instituciones tecnológicas y las técnicas profesionales). Aumentar en el 100% el presupuesto de Colciencias y cambiar sus criterios de medición y asignación de recursos. Un plan de pago a 10 años de la deuda de 16 billones de pesos del Estado con las Ies públicas del país. Respeto a la movilización pública de protesta, anticipándose al señalamiento de algún alto funcionario, como ya es conocido ampliamente. A mi entender y entre lo planteado, estos puntos quizá son los más sobresalientes para la sobrevivencia de las Ies públicas.

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El “pliego de peticiones” de los estudiantes al gobierno Sept 28/18 Miembros de la Unión Nacional de Estudiantes de la Educación Superior (UNEES), incluidos los de las privadas, presentaron al Congreso de la República su Pliego Nacional de Exigencias para garantizar la educación como un derecho, derivadas de su reunión Florencia (Caquetá) nacional. Esta presión se suma a la de profesores y rectores, en vísperas de la aprobación del presupuesto general de la Nación. Estas son sus exigencias al presidente Iván Duque Márquez y la Ministra de Educación, María Victoria Angulo: 1. El incremento presupuestal de 4,5 billones de pesos a las Instituciones de Educación Superior Públicas del país. 2. La reliquidación de las deudas de los estudiantes con el ICETEX con tasa real de interés en 0%, condonación para los estudiantes de programa Ser Pilo Paga, incluyendo a quienes hayan desertado del programa y garantías de permanencia y graduación a los estudiantes que accedieron a dichos créditos. 3. El cobro de matrículas en las IES privadas no se puede sustentar en un modelo mercantil y usurero, por lo anterior exigimos congelamiento inmediato de las matrículas en las IES de carácter privado. 4. El aumento del presupuesto para Colciencias en un 100% con base al presupuesto asignado a Colciencias para el año 2018. Exigimos el cambio en los criterios de medición y asignación de recursos de Colciencias, que fortalezca todas las agendas investigativas incluyendo las Humanidades, el Arte y las Ciencias. 5. La generación de un plan de pago de la deuda histórica que tiene el estado con las Universidades Públicas en el marco del Plan Nacional de Desarrollo que hoy asciende a más de 16 billones de pesos, el déficit deberá saldarse en un plazo no mayor a 10 años. 6. En rechazo a la actual forma como se constituye y aplica el Sistema Nacional de Educación Terciaria SNET, exigimos el mantenimiento de los recursos del Servicio Nacional de Aprendizaje SENA, el respeto por su visión y misión y la conformación de una mesa que agrupe varios sectores para la construcción de un modelo de integración del sistema nacional de Educación Superior.

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7. Derogación de la Ley 1911 de Financiación Contingente al Ingreso bajo la lógica de la construcción de una nueva regla fiscal que asigne los recursos para las IES públicas y que ajuste el costo de matrículas de IES privadas. 8. No se debe condicionar a las IES a realizar procesos de acreditación de alta calidad de los programas de manera obligatoria, ésta debe ser voluntaria. Por lo cual, exigimos la derogatoria de la resolución 18583 (que obliga a las licenciaturas a acreditarse), también exigimos la participación en las reformas a los estatutos internos y planes académicos que cuente con la participación de carácter multiestamentario y vinculante en los procesos de acreditación y autoevaluación de las IES. 9. Exigimos la derogatoria de la ley 1740 (inspección y vigilancia) y del Decreto 1280 en tanto normativas que cercenan la autonomía universitaria. 10. Respeto y garantías para la movilización sin represalias en IES públicas y privadas, demandamos la inconstitucionalidad de las prohibiciones de las movilizaciones en algunas IES del país y exigimos el no ingreso ni intervención del ESMAD y fuerza pública en general en los campus universitarios. Desde la UNEES exigimos la recuperación de fondos de la reforma tributaria (ya que se propone derogar la 1911 y por esa vía acabar con el Crédito Sabes y demás esquemas de la Financiación Contingente al Ingreso) para que sean destinados a las IES públicas. Y proponemos como fuente de obtención de recursos, la reducción de recursos destinados a la guerra y al pago de la deuda externa, para ser destinados a las IES públicas con el fin de sanear el déficit de funcionamiento.

Las 10 exigencias de los estudiantes de educación superior radicadas ante el gobierno Las más importantes son: incremento de $4,5 billones para las universidades públicas, congelamiento de las matrículas de las universidades privadas y reliquidación de las deudas de los estudiantes con el Icetex con tasa real de interés 0 %. "¡En honor a Garzón, hemos decidido tomar las riendas de nuestro país y en las calles pelearemos en defensa de la educación superior pública, gratuita y de calidad¡" Así termina el pliego de peticiones que la Unión Nacional de Estudiantes de la Educación Superior (UNEES) radicó la semana pasada ante el gobierno nacional. (Lea también: Réquiem por las universidades públicas)

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El eslogan es un guiño a la famosa frase de Garzón: “Si ustedes los jóvenes no asumen la dirección de su propio país, nadie va a venir a salvárselo”, pronunciada en 1996 durante una conferencia en la Universidad de Caldas. De acuerdo con algunos voceros estudiantiles, en el documento se recogen las principales conclusiones del segundo Encuentro Nacional de Estudiantes de la Educación Superior, que se realizó entre el 14 y el 16 de septiembre, en Florencia, Caquetá. "Desde la UNEES exigimos la recuperación de fondos de la reforma tributaria para que sean destinados a las Instituciones de Educación Superior. Y proponemos, además, la reducción de recursos destinados a la guerra y al pago de la deuda externa, para que ese dinero se destine a la educación con el fin de sanear el déficit de funcionamiento que padecen las Universidades", se lee en el pliego. (También le puede interesar: El nuevo “challenge” de las redes: apoyar la universidad pública) Estas son las 10 exigencias de la UNEES: 1. El incremento presupuestal de 4,5 billones de pesos a las Instituciones de Educación Superior Públicas del país. 2. La reliquidación de las deudas de los estudiantes con el ICETEX con tasa real de interés en 0%, condonación para los estudiantes de programa Ser Pilo Paga, incluyendo a quienes hayan desertado del programa y garantías de permanencia y graduación a los estudiantes que accedieron a dichos créditos. 3. El cobro de matrículas en las IES privadas no se puede sustentar en un modelo mercantil y usurero, por lo anterior exigimos congelamiento inmediato de las matrículas en las IES de carácter privado. 4. El aumento del presupuesto para Colciencias en un 100% con base al presupuesto asignado a Colciencias para el año 2018. Exigimos el cambio en los criterios de medición y asignación de recursos de Colciencias, que fortalezca todas las agendas investigativas incluyendo las Humanidades, el Arte y las Ciencias. 5. La generación de un plan de pago de la deuda histórica que tiene el estado con las Universidades Públicas en el marco del Plan Nacional de Desarrollo que hoy asciende a más de 16 billones de pesos, el déficit deberá saldarse en un plazo no mayor a 10 años.

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6. En rechazo a la actual forma como se constituye y aplica el Sistema Nacional de Educación Terciaria SNET, exigimos el mantenimiento de los recursos del Servicio Nacional de Aprendizaje SENA, el respeto por su visión y misión y la conformación de una mesa que agrupe varios sectores para la construcción de un modelo de integración del sistema nacional de Educación Superior. 7. Derogación de la Ley 1911 de Financiación Contingente al Ingreso bajo la lógica de la construcción de una nueva regla fiscal que asigne los recursos para las IES públicas y que ajuste el costo de matrículas de IES privadas. 8. No se debe condicionar a las IES a realizar procesos de acreditación de alta calidad de los programas de manera obligatoria, ésta debe ser voluntaria. Por lo cual, exigimos la derogatoria de la resolución 18583 (que obliga a las licenciaturas a acreditarse), también exigimos la participación en las reformas a los estatutos internos y planes académicos que cuente con la participación de carácter multiestamentario y vinculante en los procesos de acreditación y autoevaluación de las IES. 9. Exigimos la derogatoria de la ley 1740 (inspección y vigilancia) y del Decreto 1280 en tanto normativas que cercenan la autonomía universitaria. 10. Respeto y garantías para la movilización sin represalias en IES públicas y privadas, demandamos la inconstitucionalidad de las prohibiciones de las movilizaciones en algunas IES del país y exigimos el no ingreso ni intervención del ESMAD y fuerza pública en general en los campus universitarios.

La U. pública es la mejor opción para la sociedad En contraste con la situación de las U. privadas con dineros públicos, la U. pública tiene déficits. Guillermo Maya

Hace un poco más de 50 años, en los años 60 se estaba desarrollando una revolución cultural juvenil que buscaba nueva formas de expresión en el lenguaje, la música, el sexo y la política. Es decir, había un cansancio con los marcos ideológicos y disciplinarios que dominaban las sociedades occidentales y fueron impugnados. Surgieron Mayo del 68, el rock y los Beatles, la píldora anticonceptiva, la liberación sexual y femenina y la revuelta en las aulas.

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Este proceso global afectó en mayor o menor grado los diversos países y continentes. En consecuencia, los universitarios se convirtieron en una fuerza critica de las sociedades latinoamericanas y de las relaciones de poder prevalecientes que se oponían a la transformación de las estructuras productivas, las cuales determinaban a su vez formas de distribución del ingreso que impedían el desarrollo del mercado interno para conservar sus privilegios heredados o adquiridos. En Colombia, en particular, estos procesos sociales asustaron a la jerarquías políticas, económicas y religiosas que emprendieron la fundación de universidades privadas, no solo para obtener ganancias que se escondían bajo el nombre de fundaciones, sino también para que las clases altas y medias tuvieran la opción de una educación que formaba cuadros técnicos y científicos comprometidos son el ‘statu quo’, no solo por su origen sino también por la formación recibida. No era lo mismo estudiar economía en la Nacional que en los Andes. Ahora, menos. Después de hacer este contexto histórico, ¿por qué el 82 % de los 40.000 estudiantes que son beneficiarios del programa Ser Pilo Paga (SPP) escogen las U. privadas? La respuesta del profesor Leopoldo Múnera de la UN es: “Porque tienen más capital social, es decir que ofrecen mayores conexiones, mayores posibilidades de trabajo y de movilidad social”. Las U. privadas se han beneficiado económicamente del programa por la vía del pago de las matrículas – que suben más que el IPC–, sobre un total presupuestado para SPP de 3,5 billones de pesos entre 2015 y 2018, para matrículas y sostenimiento. Por su parte, los críticos del programa argumentan que con el costo de SPP se podría atender una población estudiantil mucho mayor si los recursos se le dieran a las U. públicas, que se calcula entre 200.000 y 400.000 en vez de 40.000. En contraste con la situación boyante de las U. privadas con dineros públicos, la U pública arrastra enormes déficits, 1.4 billones de pesos anuales para funcionamiento y 15 billones para el déficit en infraestructura. Esta desatención del Gobierno con la U. pública no tiene explicación, dado el crecimiento en cobertura (57 % en estudiantes de pregrado entre 2004-2017; 184 % en posgrado), número de programas de pregrado y posgrado (34 %), etc., al tiempo que la capacitación y productividad del cuerpo docente han mejorado ostensiblemente, mientras que el 68 % del cuerpo docente trabaja en situación precaria, por horas y con contratos a término fijo.

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Uno de los argumentos esgrimidos por las U. privadas y de sus ‘lobistas’ para la defensa del programa SPP y de su continuidad es que este programa ha lograda la integración interclasista, “revolucionaria”, en los campus universitarios entre los jóvenes provenientes de los hogares ricos y de clase media alta con jóvenes de hogares pobres. En este sentido, R. Hommes dice: “El programa Ser Pilo Paga (…) es disruptivo porque rompe con una tradición que le niega a la élite intelectual de los pobres desarrollar todo su potencial. Y subversivo porque a través de ese programa se le está inyectando diversidad a la clase dirigente colombiana, que necesita con urgencia sangre nueva para que la dirección del país evolucione hacia una sociedad más solidaria, competitiva, dinámica y menos clasista”. Sin embargo, las universidades de élite reproducen las ventajas para la élite, no para los pilos pobres, como afirmaba el entonces decano de los Andes, Alejandro Gaviria: “La Universidad de los Andes tiene un programa de becas para bachilleres sobresalientes de estratos bajos. (…) Se gradúan con honores o promedios destacados. Pero no consiguen trabajo con la misma facilidad que sus compañeros más privilegiados. Su ingreso al mercado laboral es con frecuencia frustrante. No son muchachos de la alta sociedad. No pertenecen a familias honorables”. A la par que la U. privada crecía, el desprestigio de la U. pública también lo hacía, no solo como producto de la imagen exagerada que los medios de comunicación todavía transmiten a la opinión, sino también gracias las acciones violentas que los sectores más radicales, de dentro o de fuera de la U. pública, han realizado en el espacio público. Sin embargo, a pesar de todo, la U. pública ha logrado recuperar su actividad académica normal, desde los años 90, con breves disrupciones y muy focalizadas, posicionando sus mejores universidades en los ránquines internacionales y competiendo de igual a igual, en un campo desnivelado por la competencia de los recursos públicos, con la U. privada. La U. pública merece la atención del Gobierno y de la sociedad como la mejor opción para la movilidad y la equidad social en Colombia. GUILLERMO MAYA

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