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Disciplina y penitencia

DISCIPLINA Y PENITENCIA sara pérez tamames Un año más, cae la tarde del Jueves Santo. De nuevo Zamora revive el recuerdo del camino a la Cruz en esta tierra que lleva la Semana Santa grabada en el corazón, cosida al alma. El Jueves Santo da paso al Triduo Pascual, y la ciudad rememora la Institución de la Eucaristía en la celebración de los Santos Oficios. Zamora se viste de terciopelo morado para evocar la Pasión narrada por la Cofradía más antigua de la ciudad. Esfuerzo bajo las mesas y peso sobre los hombros para continuar con la tradición que alimenta nuestra identidad misma. La Cruz desnuda aguarda el cuerpo exhausto del Ecce Homo, las manos misericordiosas del lavatorio son bálsamo, alivio y consuelo. La procesión rememora la Última Cena, la agonía en el Huerto de los Olivos, el sufrimiento de la flagelación, el dolor de la coronación, la amargura de la traición en el prendimiento. “Inocente soy de la sangre de este justo”, dijo Poncio Pilato al evitar juzgar a quien hoy juzga a vivos y muertos. Zamora alienta a la Madre en su dolor y se convierte en Cirineo, en hombro que carga junto a Jesús Nazareno el peso de la Cruz. Volverá a desfilar por las calles la Cofradía de la Santa Vera Cruz en la tarde del recuerdo de la Pasión, la Disciplina y la Penitencia. Volverá la esencia de nuestra ciudad a lucir en todo su esplendor como lo hace cada tarde de Jueves Santo.

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