El jardin analogo

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El jardín Análogo es un libro escrito en colectivo por alumnos de la Universidad de Medellin pertenecientes al taller Los campos Magnéticos, coordinado por el profesor Oscar Jairo González Hernandez. Los derechos de cada texto y las imágenes que los acompañan son propiedad de cada uno de los autores, y la editorial Koobe Books no se hace responsable por posibles violaciones a derechos de terceros, en caso de violación contactarse con el autor del texto. Koobe Books es una editorial virtual creada como proyecto de aula para la asignatura de Seminario Ciencia Tecnología y Sociedad de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Medellin, impartida por el docente Jose Ignacio Penagos Hincapié.

Editor: Mateo Sepulveda Gomez Ilustradora: Karen J. Crespo Coordinador Koobe Books: Juan Diego Zabala Asesor Tecnológico: Jose Ignacio Penagos Hincapié Coordinador Los campos Magnéticos: Oscar Jairo González Hernandez

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Presentación Toda escritura que hacemos, también nos hace escritura. Escritura del libro que se busca a sí mismo en cada uno de nosotros. Pero por el momento escribimos sin el libro, sin necesidad del libro para no escandalizar a la escritura.

Nos movemos así y así de esa manera desde unas metódicas o tecné, movemos los hilos de la escritura en y desde nosotros mismos, para que ella y nosotros, los que escribimos, podamos halar las palancas de la preparación y la posición radical, relacional y sensitiva que hay entre nosotros y la escritura.

Y la escritura y nosotros que resultan de una Tensión Dialéctica (TD) y una temperatura de radiación e irradiación de lo que sentimos.

Cada uno escribe, lo que sienten necesidad de decir, como una prueba excesiva del sentir y desde lo que los posee y los llena y los vacía de la naturaleza de sí mismos, para construir una nueva relación con ellos mismos, en su decisión inexorable del destino de hacerse escritura. Indecidible la decisión de nombrarse en su vida como escritura.

1. El título del libro, El jardín análogo, se debe al azar objetivo de la lectura de un poema de Raúl Henao (1944), de su libro: El Virrey de los Espejos y otras prosas poéticas (1996), que nos fue enseñando por el canto de las Ninfas. ii


Oscar Jairo González Hernández Profesor / Coordinador del Taller / Los Campos Magnéticos (Observar, leer, escribir). Facultad de Comunicación. Comunicación y Lenguajes Audiovisuales. Universidad de Medellín.

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El jardín Análogo P O R : R A Ú L H E N A O ( 194 4 - ) Perfume adentro se apiñan las sombras del jardín. Al paso del visitante inopinado, una araña trepa el último rayo de sol suspendido sobre el tazón de la fuente, donde toda forma o figura alrededor, encuentra su réplica ilógica pero no menos compleja o inusitada, al decir del oído y el gusto, el olfato y la vista.

Ya se adentre el visitante entre el ojaranzo lujurioso o persiga el canto de un pájaro en alas de la lluvia y el viento; deberá cuidarse de la fuente ilusoria, añadiendo retazos de papel a la tarde, palabras al silencio, antes que el sueño confiera realidad al deseo, vida a la estatua de mármol.

El virrey de los espejos y otras prosas poéticas. Medellín. el oso hormiguero, editor. 1996. Pág. 98.

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PRIMERO

De marzo para siempre E S T E FA N I A H E R R E R A

Marzo 20 Veo los montes adiposos que te emergen del cuello y te borran la línea del maxilar inferior. Reparo esos poros gruesos que tienes y los vellos que de ahí te emergen. Pasa el tiempo y la brusquedad de tu cara se destaca más, se introduce más en mis poros, los hace dilatar. Yo me paso la lengua por los labios y te sigo mirando con las hormigas que corren por mis ojos. 5


Marzo 21 Veo al mago que pasan por Discovery y está erguido levitando sobre el Támesis. Su cuerpo estático y largo me hace pensar en Newton y su tubo: pienso en la simultaneidad de la caída de la pluma y la moneda en el vacío. ¿Tiene el vacío la capacidad de eliminar la pesadez?

Marzo 22 Me fijo en la fotografía de la Battersea que hay en la carátula del Animals de Pink Floyd y pienso mucho en Orwell. ¿Habría puesto él a volar el cerdito rosado como un aerostato? ¿Lo habría puesto a volar? ¿Sería también rosado? Veo entonces que La Rebelión queda reducida a un cerdo rosado volador. Todos los cerdos son rosados. El cerdo de la Battersea puede ser entonces cualquier cerdo.

Marzo 23 Aserradero El Marfil, está escrito en la lata de un camión lleno de troncos cortados. Ya la publicidad con sus nombres nos trastoca las propiedades orgánicas: la dureza por elasticidad, la rigidez por blandura. La objetividad queda entonces revaluada.

Marzo 24 Veo las venas de mis pies brotadas como cableado, los escafoides sobresalen afilados y las uñas se me están cayendo. La danza me priva de la vanidad que las mujeres tienen con sus pies y entonces veo que me suprimo como mujer y me elevo como movimiento.

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Marzo 25 Todo es posible mientras seas tú mismo, mientras seas tú mismo, mientras seas tú mismo... ¿Cómo hace uno para ser uno mismo?

Marzo 26 Mirarte: recrearte y anularte, inhalar el virus de lo no poseído, desplomarme ante las aves de la sospecha. Dudarte: abrazar la tristeza, perder la alegría de eclipsar el vuelo volcánico de mi fantásmico pájaro luxado. Mirarte y dudarte: permitirle a mi espalda que se levante espástica, excavada, con un agujero en el medio.

Marzo 27 El profesor, parado frente a todos, hablando del lenguaje y su función fática. Todos duermen o hablan entre sí o miran a un punto fijo en la pared. A él le tiembla la voz y se lleva las manos a los bolsillos de adelante del jean. Me daban ganas de lanzármele encima y arrinconarlo en una esquina y rodearlo rápidamente y consolarlo y decirle que todo estará bien. x Marzo 28 El señor que nos quería vender el carro tenía dos círculos blancos en los ojos. En toda la mitad del iris, haciéndole un halo a la pupila. Un círculo muy blanco y brillante. Mi papá le preguntaba por el motor y por la caja de cambios. Yo le miraba los ojos y veía lo mucho que se parecían a las dos farolas del carro. ¡Ese tipo estaba vendiendo los ojos!

Marzo 29 Salgo corriendo y me llevo por delante la Penca de Sábila que mi papá tiene sembrada en una matera a la entrada de la casa. Una hoja se le parte y el aloe queda goteando, espeso, sobre el piso. Me quedo pensando si limpio ya o cuando regrese. Mejor cuando regrese. Yo debería espesarme también y no ir a trabajar. 7


Marzo 30 Steven llora. Su profesor de tecnología le dijo que tenía que repetir la maqueta, porque no alumbraba. La hacemos nuevamente, esta vez con una instalación, a 110 V, con pila alcalina. Steven ve que la maqueta irradia luz y dice que el profesor le dijo que no importaba nada más, sólo que alumbrara. Es decir, la luz por la luz, no la luz para la luz, desde la luz o sobre la luz. Yo pienso en el espíritu apagado de ese pobre profesor y en qué cosa, algún día, podría darle chispa.

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SEGUNDO

Ventanas JUAN C AMILO GIL SUÁREZ

Miradas a través de un vidrio. Naturaleza, vida, cielos y horizontes que están al otro lado buscando ser vistos, que son ignorados por los ojos sumergidos en una rutina. A cada paso que sumo a mi vida me detengo en situaciones donde la luz deja ver sus entradas, a veces cubiertas por las cortinas; mepermito descubrir los paisajes o construyo los míos. No busco ser reflejado, busco reflejar lo que veo. 9


Serie Ventanas

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TERCERO

Rapsoda M AT E O S E P Ú LV E DA G Ó M E Z

SOLILOQUIO Placido interrumpo el descanso, y aunque la luna aun extiende su guadaña por los frescos pastos, mis ojos se abren abducidos por la azul y melancólica despedida que el día regala a la noche, gratificado, me alimento de los anónimos aplausos que tuvo mi libro en el matutino de ayer…

…perdida es para mí cada palabra que destile por los poros de mis dedos, que por noches sostuvieron la helada pluma que transmuto en tinta la esencia envene-

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nada de mi historia, que no me pertenece mas y ahora solo fluye sin cause alguno en una abstracta telaraña, o más bien maraña de relaciones humanas…

… me resulta como una herida mortal el punto final de una buena historia. Y por la pérdida de mi libro me desangro, quisiera mantener viva la historia a pesar de que al protagonista asesine, gota a gota destilo la sangre y de la piedra filosofal extraigo el pigmento sagrado para inmortalizarle…

…voila, a un gran hombre lo hace un nombre con carácter y un rostro que materialice ese carácter, es curioso, pero no gratuito, que un psicoanalista terminaría siento el protagonista de mi mejor novela, si bien son lucidos también son ingenuos, tal vez por eso lo hice, la amalgama perfecta entre pasión y razón…

…es difícil encontrar gente competente, el jugo esta agrio, este pan esta medio tostado y esta mantequilla dura, mejor salgo por el periódico y desayuno en el cafetín…

…bueno la quinta pagina no esta tan mal, y el texto tampoco, por fin una crítica que le hace justicia a mi trabajo, pero ¿qué esto?, nuevo consultorio de psicoanálisis, las bellas coincidencias no siempre lo son…

…pero que dice ahí, ¿Doctor Saldarriaga?, algún terapeuta ha de haberse cambiado el nombre por mi libro, no esperaba tanta acogida, bueno al menos este consultorio no se ve nada mal…

…no se supone que él en verdad exista, pero ¿qué hace aquí parado?, no parece un sueño, a que se refiere con que mi inconsciente lo llamo, no, no quiero ninguna cita, no estoy loco, bueno, ahora no lo sé… 12


…¿qué tenía ese jugo del desayuno?, porque todos en la calle se parecen a mis pinturas…

…pero nunca hice estas pinturas con modelos, todos eran inventos, ¿cómo pude pintar el parque del pueblo si recién lo conocí este año?…

…por aquí debe estar el cuadro, tal vez si lo destruyo todo será normal, desapareció, aquí lo había dejado…

…de donde sacaste ese cuadro, ¿cómo entraste a mi casa?, yo no llegue tarde a nada, no pedí ninguna cita… ni mi inconsciente tampoco…

…pero está bien como sea este tipo tiene razón, estoy loco, soy un esclavo de mi arte… ¿cómo que soy amo?, como si pudiera controlarlo, seria rico famoso, con un gran auto y una empleada decente…. De que hablas, yo no te he despedido, ¿mi inconsciente lo hizo?...

…vale la pena intentarlo, es momento de escribir mi autobiografía tomándome todas las libertades artísticas del caso…

Pleno despierto con los suspiros de mi amada Sofía sobre mi cuello, el aroma a jengibre me arranca de la cama levitando en somnolientos pasos hasta la cocina, donde me espera un manjar digno de reyes de las talentosas manos de mi empleada… …maravilloso, todo va como lo escribí en mi autobiografía, veamos si funciona… Oh amargo néctar de los dioses ven a mi cual sirena va al marino… En definitiva la mejor cerveza… 13


…este coche ruge mejor que cualquier felino africano, y pensar que todas esas esculturas las hice anoche…

…monumento a la familia, que grande se ve mi padre, un segundo, ¿a ellos también los cree?...

…si, todo está aquí, todo lo que conozco lo he pintado o escrito… …pensara que me arrepentí, y quiero entrar a terapia, pero solo él puede ayudarme, es el único que aquí es consciente de que yo los cree a todos, y sus patéticas y felices vidas…

…no tomes nota de lo que te digo, no se trata de una terapia ni nada por el estilo, solo quería que me hablaras de cómo comenzó todo esto…

…¿mi infancia?, como la de cualquiera, accidentada y divertida, con las experiencias más gratas, y la educación más barata…

…no puedo creer que lleve ya 66 secciones de terapia y aun no sé cómo comenzó esto… de mi adolescencia recuerdo todo lo que pensaba, y hoy dadas las condiciones me resultan absurdos esos recuerdos. Me quejaba de que yo no había elegido donde nacer, que padres tener, tampoco que nombre me identificaría, donde estudiaría, tampoco a que religión pertenecería, había sido adoctrinado como todos y aun así escuchaba hablar de identidad, libertad y otras patrañas. Lo era que era, solo un accidente, constructo de lo que habían dogmatizado mis padres, lo que alienaron mis profesores y fruto de la relación con millones de estúpidos seres condicionados igual que yo… y ahora si tanta limitación y condición existió, me la impuse yo, porque ahora no estoy seguro si mis padres y amigos en realidad existieron, absurdo diría yo…

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…¿que como continúe?... llegue a un momento en el que inquieto y agobiado no encontraba mas remedio en viejas fantasías, de antiquísimos libros, que, a nombre de divinos y supremos, declaraban verdad y exigían fe. Trastornado, me negaba a explicaciones y teorías en que ilustres y genios reducían la vida a palabras y esquemas. Hastiado, no admiraba más creativas creaciones de locos y artistas que deformaban la vida por el veneno de su herida. No encontraba mas alivio que en grandes dosis del veneno de la duda y la transgresión. Mas por un tiempo aprendí a destilar un amargo pero placentero néctar de la experiencia y el conocer, y por tanto inquieto he salido de polvorientos aposentos y de venerados lugares buscando un lugar en la nada. En una selva de incertidumbre, sobre la que vague sin seguir ni construir camino alguno… Ahora no se si al igual que todos los demás, soy la historia de la imaginación de alguien…

…años he gastado aquí y no va hacia ningún sitio, como todos no sabes escuchar, acaso ¿no tienes nada que decir?... ¿cómo que me has contestado a todo?. No me salgas con que tu eres yo… si se lo que un alter ego significa, pero pensaba que usted tenia mas por decir, me largo…

…sé lo que dije, pero vengo a darle mis ultimatos, dadas las condiciones que no hay que discutir, y en mi calidad de todo poderoso considero que solo hay tres caminos a tomar, inventarme una vida nueva donde no tenga consciencia de esta maldición y vivir feliz e ignorante, podría seguir amo y señor de mi mundo intentando con mi poder la pena aliviar, o sencillo y sutil escribir mi propia muerte en mi autobiografía… no me pregunte que hare, pues se lo he dejado a la suerte, tal vez me pueda ayudar un poco…

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INTROSPECCIÓN

Me levanto en el que parece ser el día más común, pero tengo la extraña sensación de qué algo me falta, apenas unos pocos rayos azulados consiguen atravesar la ventana. La habitación está en una relativa oscuridad donde todo es verdadero, pues aquí los objetos se despojan de su forma, en tal oscuridad es imposible percatase de que me hace falta. Al salir de la habitación aquella ausencia se hace mayor, definitivamente algo me falta. Camino hacia al trabajo bajo el sol de la mañana, la ausencia se hace mayor paso a paso, mientras más me alejo más vacío me siento.

No pasa nada malo con mi vida, todo lo contrario, acabo de obtener un ascenso en mi trabajo, hace un par de meses terminé de pagar la casa, y mi hermosa esposa está a punto de regresar de su viaje. Pero no puedo evitar sentirme triste y vacío; sin motivo, ni razón una tristeza se apodera de mi, ahora nada de lo que he logrado parece tener sentido, cada paso que me acerca a lo que alguna vez desee me aleja de aquello cuya ausencia ahora siento.

Sin percatarme acabo de llegar al trabajo, casi sin respiración subo hasta mi oficina y mi alma se ve calmada ante tal cantidad de trabajo por hacer. El tiempo pasa rápidamente, como pasando factura por todas las ocasiones en que me hubiera gustado vivirlo a pedazos, controlarlo. Es hora del almuerzo y el vacío se comienza a apoderar de nuevo de mi, al parecer siempre estuvo ahí, solo fue mitigado falsamente.

Camino al restaurante con una ausencia total de apetito, me detengo junto a los escalones de una iglesia a atarme los cordones y veo la ausencia fijamente, o mejor dicho no la veo, no encuentro mi sombra, son las 12 del día bajo un sol infernal y al mirar al piso no encuentro mi sombra, es como mirar al vacío, no lo soporto. El vacío y la sombría sensación ahora es permanente, no es tristeza ni desdicha, es como si nada, es como en esas ocasiones que uno intenta imaginarse la na16


da y el vacío total, pero mucho, mucho más perturbador, estoy y no estoy, soy y no soy. Estuve ahí suspendido no se cuanto tiempo contemplando mi ausencia, alguien choca contra mi y al voltearme no veo a nadie, siento la extraña sensación en el rabillo de mi ojo como si hubiera algo tras de mi, pero al volverme no hay nada, solo la sensación de que algo me observa en aquella iglesia. Motivado por la curiosidad entro a aquel lugar que nunca antes me intereso visitar, parece haber algo en el reflejo de los vitrales que me conduce de ventana en ventana, observando la historia que sustenta la religión; busco embaucado a través de esos vitrales cautivado por el reflejo que parece ser mi sombra, todo me conduce a la ultima ventana imposibilitada para relejar o finalizar la historia, pues en el piso yace el vitral hecho pedazos, aquí termina todo, el reflejo y la ilusión que apaciguaba el vacío se han largado, perturbado y sin esperanza salgo a través de la ventana.

Camino solo por las calles sin rumbo, cuando aquella sensación en el rabillo del ojo me invita a pasar a la biblioteca. Infructuosamente busco entre libros de ciencia, filosofía, misticismo y fantasía, pasillo a pasillo mi búsqueda se hace imposible, cuando pienso tenerla, se me escabulle de nuevo, corro tras de ella a través de polvorientos títulos, idolatrados autores, pero se me escabulle entre pasillos estrechos y oscuros, cansado intento con hojas de aquellos libros construirme una sombra, aunque esta se niega a caminar tras de mí. La biblioteca debe cerrarse.

Salgo de nuevo a aquellas calles bañadas por un naranja nostálgico, busco mi sombra atrapada entre tantas otras, pero a cada paso, todas se van fundiendo. Caída la noche pierdo los ánimos, solo tengo la esperanza de que aparezca proyectada por alguno de los postes de luz que adivinan mi caminar, pero nunca lo hace. Despojado de esperanza y dejando de buscarla, me dispongo a dormir y al cerrar los ojos logro encontrarla encerrada en mi parpado.

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Fugaz de luz. Filminuto dirigido por Mateo Sepulveda, bajo la misma premisa de un hombre que pierde su sombra.

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CUARTO

Acostarse con uno mismo

G R E E C C E PAT R I C I A VA L E N C I A GA R C Í A

Acostarse con uno mismo, es una condición que sólo se da cuando obligatoriamente por decisión del otro, a uno le toca estar solo. Solo como si el universo más que infinito fuera finito y uno fuera un grano de arena, tan gigante que ocupara todo el espacio, y así, se sintiese perdidamente solo.

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Acostarse con uno mismo es una condición que sólo se da cuando obligatoriamente por decisión del otro a uno le toca estar triste.

Triste como si las lágrimas no se pudieran sacar y a uno se le hinchara la cara regordeta y doliera, pero a la vez entumiera, y entonces, uno estaría realmente triste, atrapado.

Acostarse con uno mismo es una condición que sólo se da obligatoriamente por decisión del otro cuando a uno le toca morirse.

Morirse por dentro como si fuera materia orgánica descompuesta, mordisqueada por pájaros de rapiña y humanos come corazones, de esos que lo hacen sentir a uno realmente muerto, porque le quitan el corazón. Acostarse con uno mismo es una condición que sólo se da obligatoriamente por decisión del otro y entonces a uno le toca tocarse.

Tocarse para consolarse la piel ausente, esa que las huellas dactilares del otro arrancaron y que ya no está, que arde como si le pasaran limón cuando simplemente le pasa el viento, ese viento que finalmente lo hace a uno querer tocarse, para calmar el dolor, como si uno mismo fuera madre, padre, hijo.

Acostarse con uno mismo es una condición que sólo se da obligatoriamente por decisión del otro cuando a uno le toca matarse.

Matarse en vida como si no tuviera hambre, y el estómago se volviera nudo y el nudo apretara el intestino que ahorca la garganta y apuñala el corazón.

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Acostarse con uno mismo es una condición que sólo se da cuando obligatoriamente y única y exclusivamente por decisión del otro, a uno le toca acostarse con uno mismo, abrazarse, quererse, consolarse, tocarse, y así olvidar un poco y recordar muchísimo, que uno está en una condición de perdición absurda que roza con lo terrorífico y mancha la inquebrantable manta del ser, o sea, de ser uno mismo, solo, acostándose.

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QUINTO

El color del dolor JUAN JOSÉ ESCOBAR GIL

El color del dolor En las noches de resaca hay un miedo… Me encuentro allí tirado sobre el colchón. No puedo dormir. Ya me he levantado más de seis veces a vomitar. 22


Escucho la respiración de mi hermano. Como reina la inconciencia. Está en paz; él no bebe como yo; Doy vueltas entre las sabanas.

Calambre y nauseas, un escalofrió, cansancio… Presiento la muerte, una silueta. Una sombra que se posa en los árboles. Hay cierto orgullo, una navaja silenciosa.

Un cambio es naturaleza cobarde (permanecer, de alguna manera, también es cobarde) Todo es un juego inútil, podrido, agobiante, doloroso… Me arrastro como un gusano moribundo y triste. Nada parece tener sentido, lo mejor es no pensar en ello.

Mis tripas a punto de estallar, intentando salir por la boca. De pared en pared hasta la cama, de nuevo a mi cobija gruesa y sucia Intento dormir, pero no lo lograré, la guerra está perdida, soy débil.

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En la oscuridad

¿Alguien ha despertado a las tres de la madrugada En medio de la oscuridad más profunda y dolorosa Con un ardor en el pecho Sintiendo que tu cama es un infierno Y las sombras de la ventana Los dedos delgados de la muerte? ¿Alguna vez te ha pasado? A mí sí Muchas veces.

El terror Mis manos temblando Abrazándome a mí mismo bajo las sabanas Girando en tanta tela y la cabeza a punto de estallar, En el corredor veo la luz de mi padre Él también está despierto Trabaja Pero yo no puedo trabajar No puedo hacer nada Tengo miedo Uno agudo Cuando tengo más medio 24


Enciendo la radio Me pongo el abrigo de la música Funciona, me calmo por un instante Pero la música también es una ilusión Y se deshace en mí Abandona mi juventud Es el miedo lo único que queda Allí, consumiéndome en la oscuridad Temblando, temblando…. ¿Cómo se puede vivir en una noche eterna?

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Este poema

Pasaste las páginas Y encontraste este poema Arráncalo del libro Este poema ¿Lo ves? No lo vayas a soltar Llévalo por la calle Mantenlo cerca Disfrútalo y abúrrete con él Muéstraselo a tu madre, tal vez le guste A tu abuela no, la va a dormir Tu padre no tendrá tiempo Tu hermano se va a burlar Pero no les hagas caso No importa Quédate con él y vuelve a leerlo Mantenlo alejado del fuego Pero enciende una vela antes de que el sol salga; En las tardes, con el mármol de pisa papel Ponlo sobre una mesa Déjalo ahí hasta que anochezca Y no lo mires 26


Te recomiendo que lo leas en las mañanas Especialmente si tienes resaca Por la noche pasa tus dedos por él Alza su aroma Guárdalo Cuando llores seca los cristales con él Pero… ¡OJO! Ten cuidado de no dañarlo Las lágrimas son acidas.

El día que estés cansado de él No lo vayas a botar Tampoco se lo des a alguien ¡Ni se te ocurra! ¡A nadie! Porque en este poema estas tú Eres tú Es como si te regalases a cualquier incógnita, Te va a perseguir por siempre.

Cuando creas que no te va a servir de nada más Ponlo en el baño Y úsalo cuando se acabe el papel higiénico.

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Mi señora

Una lluvia de licor baña mi almita sicópata.

La soledad es mi abrigo Mi escudo Mi realidad Mi compañera sentimental Mi camarada silenciosa Mi cómplice borracha,

Mis manos han comenzado a temblar Palpitan de miedo,

Mi corazón es débil Se ahoga en whisky y cerveza Trata de flotar en una balsa de silencio Se encuentra frio y moribundo, Mi corazón tiene problemas para respirar Su chispa se extingue Como un dragón sin alas Como una nube en el viento Como una sonrisa en unos labios de odio,

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Hay tristeza en mí, Siento como la luz esconde sus brazos tibios de mi piel, Alzó mis ojos hacia el cielo y su azul grisáceo penetra con melancolía y desaparece.

Hay una soledad apacible y tenebrosa Un leve murmullo de llanto combinado con la oscuridad de la muerte; Mi soledad me engaña Me atrae más hacia su compañía Le temo, Mi soledad se apodera de mí Y la acepto, Ella ya es parte de mí, lo único que realmente se queda en mí, En cambio mi alegría es más parecida a la gota de monzón sobre mi rostro, efímera Hidratando los poros de mi piel por instantes silenciosos, perfecta calma; Mi alegría nunca es mía Es del pasado y mi pasado no existe, se ha esfumado en el devenir de mi alcoholismo. Mi soledad es canalla y embustera Me odia Se pasea por mi mente, desnuda, chocando contra las paredes, Mi soledad ha consumido mi alegría La tergiversa en borracheras y poemas; Mi soledad es mi verdadero cuerpo. 29


Poema de media noche

Pongo el libro sobre la repisa Estoy cansado de leer, No tenía sueños ni ganas de dormir, Me levanto y me siento en la mecedora Miro la calle Está todo oscuro afuera Los faroles se camuflan en la niebla Mi hermano, desde su cama Se rasca, gira, bosteza, respira profundamente… De la radio negra escucho un murmullo débil Que zigzaguea y se evapora.

Quiero quedarme allí En la oscuridad En silencio Solo En el frio olvido de la noche, Quisiera no tener que levantarme No responderle nada a nadie No poner un pie en el día Que mientras el sol brille Yo me pueda quedar en mi cama rascándome los sobacos, 30


Quedarme en la noche En su sabana de ébano Escuchando a mi hermano dormir Escuchando el silbido constante en el cristal Las tablas de madera estirando sus brazos, Alejarme de esos horribles días Putrefactos En que tengo que estar dando explicaciones Haciendo como que olvido, De poder… Evitarlos a todos Odio esos días largos, despreciables El reloj del mundo no puede contar ni medir nada No va tan lento, Mis días se mueven al ritmo de las copas, Me siento allí por horas Vuelvo a clase y no presto mucha atención, A veces… En la parte de atrás del cuaderno Escribo alguna tontería triste. Regreso al bar Sigo esperando, no sé qué Tal vez solo la noche A mi patria oscura e incierta 31


A mi mecedora Al murmullo de la radio Y al sueĂąo de mi hermano.

Me muevo despacio como una oruga Mi viaje a travĂŠs del dĂ­a Buscando la noche Para quedarme en silencio, sin voz Como si nada hubiera pasado.

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SEXTO

Percepciones N ATA L I E LÓ P E Z VA L E N C I A

Día 1 Veo una ciudad entera cubierta de neblina, esto antes solo lo había visto en pueblos, en carreteras, pero nunca había visto una ciudad entera cubierta por la neblina, solo un edifico alto asoma un poco su cúspide por encima de la capa gris para ver el acontecimiento.

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Día 2 Como el edificio de ayer, trato de salir un poco de la neblina que ahoga el paisaje y sobresalir en las alturas para disfrutar del mismo paisaje que desde adentro parece desolador. Desde afuera todo se ve mejor, incluso hermoso, pero creo que soy de los edificios más bajitos, esos que no se ven, porque no puedo salir de la neblina. Hoy no puedo mirar para afuera, hoy sofocada por la densa blancura no puedo menos que percibir todos los habitantes de esta casa que soy, percibir todos sus movimientos, sus gritos, sus cantos, sus quejas, son como locos y locas insaciables, cuanto movimiento, cuanto dolor, cuanta hambre tienen para causar tanto alboroto. Hoy no puedo mirar afuera, trato de escribir lo que percibo pero no percibo más allá; no puedo más que ser el portavoz de una voz que pregunta cómo pude permitir tan fácilmente ser el error en la vida de otra persona, ser su desliz, ser un rayón mal hecho, una raya que se salió de la margen que con afán intenta borrar de su hoja de vida, tratando a toda costa de no dejar rastros, tratando de que ni una huella del roce secreto quede permanente en la piel y sea percibida por nadie, haciendo tal fuerza brutal al borrador, que rompe el papel, el papel de piel, la piel de mi piel… y me pregunto en qué momento dejaron de ser las piedras en las que se tallaban las palabras, para pasar a un simple papel que puede ser botado en el basurero después de ser arrugado y despedazado; supongo que antes había que pensar en las palabras que se iban a tallar en la piedra para siempre, ahora es más fácil equivocarse sin pensar en las consecuencias, el papel que contiene lo imperdonable se bota, y se sigue escribiendo la hoja de vida, esa que sí se va mostrar al mundo, esa que contiene lo que ha de esperarse de una persona de bien. Hoy no puedo más que sentarme en un rincón de la casa que soy, como un personaje más, como un fragmento más y preguntarme por qué le doy tanta importancia a esto, no puedo más que ver cómo todos esos otros que viven en esta morada hacen una abrumadora fiesta, mientras me siento a esperar que la neblina pase, a ver si me puedo asomar en la ventana, y ver un día que la neblina se ha disipado un poco bajo nuevos vientos, y esperar a ver algo más allá de mi misma.

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Día 3 En la calle, debajo de una lámpara, bajo una lluvia suave, veo a contraluz pequeñas gotas de agua caer como chispas de fuego. No queman, apenas mojan, suaves toques del agua hecha fuego bajo la noche oscura, no estrellada.

Día 4 Percibo tu cansancio de la vida a cada paso que das, percibo su peso en tu espalda encorvada, y en los pasos que das lentos por los hueso quebrantados, percibo cada aliento que se te va en cada bocanada de humo, y es que la vida cansa...

Escucho tus quejas todas las mañanas, esas que permanecen en tus ojos todo el día. Percibo tus palabras hundirse en mi pecho, salen de tu boca apenas abres los ojos y percibes que estás viva: “que pereza” “qué bueno desaparecer”. Y parece que Dios no te oye, y te paras y haces tú rutina en la cocina, y yo agradezco que él no perciba aun tu cansancio, para que no te lleve todavía a descansar; agradezco que él no escuche oraciones, y así hermosa como eres, pasas el día escuchando sobre la salvación de esas bocas que yo odio, y yo, egoísta entristezco de que con tanto anhelo prepares tu partida de este mundo.

Día 5 Esta noche veo llover torrencialmente y me parece más hermoso que un ocaso, veo correr el agua por las calles y bajo las luces citadinas el asfalto se tiñe de una hermosa tonalidad cobriza. La palmera en frente mío parece más verde que nunca alegre bajo la lluvia, mientras yo me resguardo bajo un techo y veo las gotas rebotar en el suelo sobre el agua que ya ha derramado el cielo y formar ondas perfectas que se diluyen en segundos. Mil veces pasa esto en un instante.

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Día 6 Solitarias en una acera o llevadas por el viento veo las hojas secas. Son hojas de vida con historias marcadas en las torceduras, en las grietas, en las arrugas, en las venas, en los colores que una vez fueron verdes, amarillos, y ahora son tonalidades cafés. Son libres ahora, están sueltas, a la deriva, ya no tienen unas ramas que las sujeten a un tronco con unas raíces bien asidas a la tierra; un día lucharon contra el viento para no ser arrebatadas, pero paradójicamente ahora libres de volar, libres incluso de sí mismas, de su deseo, de su voluntad, no tienen alimento, están secas, y entre más secas más frágiles son, tan frágiles que se quiebran ante una suave caricia, hasta convertirse en polvo bajo los zapatos de alguien que le agrada el sonar y el crujir de las hojas secas bajo sus pies.

Día 7 De viaje por la carretera veo la llanura, que bajo la noche estrellada es un espejo del cielo.

Mientras el cielo celebra una de esas noches sin lágrimas, sin espesas meditaciones, sin relampagueantes ofuscaciones y turbaciones grises, miles de luciérnagas alumbran el oscuro suelo sin fin, como si el cielo se hubiera trasladado a la tierra.

Se pierde el límite entre el firmamento y el suelo, y en los dos alumbran miles de punticos, como si la tierra quisiera imitar al cielo y fusionarse con él.

Día 8 Era un puente hecho solo de escalas, es decir eran escalas a lado y lado sin puente que cruzar. Escalas que solo permitían subir, ascender, escalar, para luego

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asomarse al vacío, anhelar cruzar al otro lado, luego caer en la cuenta y devolverse bajando, descendiendo las escalas… o bien caer, resbalarse, arrojarse al vacío.

Día 9 Jaulas y jaulas dispuestas por toda la finquita dejan escapar el viento entre sus barritas de alambre, nada hay atrapado en ellas que quisiera escapar, más que hojas enredadas y objetos viejos. Entre estos objetos un niño Jesús abandonado llama mi atención. Cuando llega la dueña de la finquita, una señora ya entrada en años pero aún vital, todos los animales, gallinas, patos y perros, caminan detrás de ella esperando con ansiedad su comida. No lejos, sentado leyendo, hay un señor, es el inquilino de la finca, le dieron posada la señora y sus hijos, y ahora reclama la propiedad como suya, no habla, no saluda, simplemente aguarda la noche sentado, leyendo, dicen que no es una persona buena, dicen que mató a un hombre.

Día 10 Lejos de las montañas que gobiernan el paisaje de mis días, vi la luna roja. Lejos de las montañas que gobiernan el paisaje de mi rutina, lejos de las luces, de los edificios, percibí la luna plateada vestirse con el color de la sangre.

Día 11 Tiene por hoja de vida una piel Y unas arrugas escritas con alegrías y sufrimientos Tiene por escuela su ceño fruncido, y sus patas de gallina Y por diploma dos hoyuelos en las comisuras de sus labios.

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SEPTIMO

Pasado Omnipresente C A R O L I N A B O L Í VA R

20 de marzo: jueves. Vi al Hombre Tentacular, el cual me produjo una sensación visceral de ansiedad, por eso tuve que almorzar a las 10 de la mañana. Además, entró una rockola gigante al recinto de mi admiración: nostalgia vana pues no viví épocas de rockolas.

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2:00 p.m. sentidos alertas, ansiedad en su máximo nivel. Nunca había mirado el techo del salón 12-410 hasta hoy, pero sí me percato de las nubes grises del cielo por esta época. 4:30 p.m. un hombre duerme entre la basura, bajo un árbol. Yo espero.

21 de marzo: viernes. 10:30 a.m. ¡maldita sea! Volví a almorzar temprano. Una mujer me desafiaba detrás de un vidrio, en una vitrina llena de comida tipo bufet. Oscurece en la universidad y yo me quedo viendo una película de terror… ¡vaya si voy a lamentarlo a la medianoche! Agarro mi bus, huele a jamón. A mi lado un hombre joven con uniforme médico. Olor a jamón… de seguro manipulaba carne –humana- pero al fin y al cabo carne. Ahora todo tiene sentido.

22 de marzo: sábado ¡Madrúguele a la universidad! Una campaña auspiciada por Carolina. Sábado, bendito sábado a las 8:00am y mis piernas ya caminan. Desayuné dos veces porque a veces soy una cerda. Borré toda mi tarde, quizá me dormí. La noche, la noche de mis temores. Me fui de rumba y de karaoke, y me pesqué una gripa sabrosa que incubaría hasta el lunes. Qué curioso es bailar, más curioso aún ver a los demás hacerlo. 3:30 a.m. me fui a comer frijoles con “el negro marica”. Estábamos hastiados de comer perro. Borré toda mi madrugada, quizá me embriagué.

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23 de marzo: domingo. ¡Madrúguele a la universidad! Bueno no, esta vez fue en mi casa. 10:00 a.m. llega la cohorte, encienden sus computadores y a trabajar. No es que yo no trabaje, es que el mío ya estaba encendido. Sin precisar la hora, confieso que hice crispetas en la máquina para hacer crispetas. Les eché aceite y sal por montones: quedaron asquerosas. Las botamos todas y repetimos la acción, esta vez con mantequilla en vez de aceite, y azúcar en vez de sal: no quedaron ni los restos de azúcar. Mi tía llamó para pedirme que fuera a su casa, que tiene piscina y una nevera con mucha comida extraña. Le dije que no podía, muy a mi pesar, porque me encanta comer. Me tocó conformarme con mi nevera, también llena… pero mi comida no es extraña. No fui a misa hoy.

24 de marzo: lunes (festivo). Me levanté con una gripa sabrosa (leer el sábado). Típico de un festivo, no hice nada interesante. Aclaro, si es preciso con mayúscula, que YO SÍ ME BAÑO LOS DÍAS FESTIVOS.

25 de marzo: martes. 4:30 a.m. Digo, miserablemente, que siendo esta hora ya voy tarde para la universidad. Me tocó pedir un taxi, salir agripada con bufanda y buzo, portátil, libro del Festival de Cine de Santafé de Antioquia y pañuelitos con olor a melocotón. En la tarde entré al recinto de mi admiración: la emisora. Ya en cabina sabía que me iba a ir mal porque mi voz estaba afectada por la gripa. Sé que es un tanto asqueroso, pero tenía unos mocos que eran como agua y era bastante molesto. Para utilizar términos modernos, el control master me hizo “bullying” por ello, y por

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mi voz de tarro. Al fin, y demorándome más de lo habitual, pude grabar mi programa e irme a casa. 8:10 p.m. mi papá grita que ya van a cantar los imitadores de The Beatles en un programa de televisión. Enciendo el televisor rápidamente: help, I need somebody. Tal vez somebody que sea médico, porque ¡qué gripa!

26 de marzo: miércoles. Disfruté una conferencia muy agradable a cargo del cineasta Luis Ospina. Al final quise preguntarle acerca del moribundo género “gótico tropical” pero me avergoncé por mi voz de tarro, así que no pregunté nada y me limité a toser tapándome la boca con mis pañuelitos olor a melocotón. Compré un cupcake de Óreo y me fui a casa. Dormí toda la tarde y me levante directo a bañarme. Y aquí estoy, con el pelo* húmedo, escribiendo estas líneas. Así que, todo lo que pase de las 7:47pm en adelante, si es interesante, prometo escribirlo en un apartado para el día jueves. *Campaña firme contra todo aquel que diga cabello en vez de pelo. Muéranse todos.

27 de marzo: jueves. Apartado de la noche anterior: mi mejor amiga de la infancia, con la que ya no hablo ni para bien ni para mal, me ha enviado una foto de mi mamá cuando era joven y, mejor aún, cuando vivía. No puedo describir a ciencia cierta qué sentí, porque mientras lloraba una sonrisa se dibujó simultáneamente en los labios. No imaginen nada macabro por favor. Ahora bien, mi jueves. Nada extraño. A las 2:00pm ya me encontraba en casa durmiendo como morsa. Me levanto, leo Odradek. Veo mi programa favorito en TV y me sumerjo en la música. Confieso que a veces bailo sola en mi habitación: creo que todos lo hacemos.

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28 de marzo: viernes. Hoy cumple años alguien que no sabe que existo, y no hablo de esas cursilerías: que mi vecino, que el amigo de mi amiga, ¡no! Pero tampoco voy a contar quién. Paso el viernes más normal del mundo. Como ven, mi vida es cero emocionante ¿para qué sigue perdiendo su tiempo leyendo mis días? En fin, creo que a todos nos importa la vida de los otros, o usamos cualquier excusa para no hacer lo que realmente deberíamos estar haciendo. Menos el Hombre Tentacular: él tiene todo medido y calibrado; creería que incluso rompe con la teoría de que los humanos no somos conscientes ni de respirar. Él sí. 6:00 p.m. llegué a un bar. Estuve de pie toda la noche, sin poder comer chicle. A mi lado un hombre olía mal, a mi otro lado una mujer muy hipócrita trataba de acariciarme el pelo. ¿¡Qué te pasa, zorra!? (Quisiera haberle gritado eso). 4:00 a.m. llegué a mi casa con los pies muertos, más muertos que los de mi papá. Echando madres porque me habían recomendado semejante trabajo… ¡vaya trabajo! La paga era buena, pero no me dejaban comer chicle.

29 de marzo: sábado. Estaba tan cansada que me levanté al mediodía. No comer chicle ni una vez al día en serio produce síndrome de abstinencia. Se supone que iba a hacer trabajos de la universidad más asquerosa del planeta, pero no los hice: procrastiné toda la tarde. 8:00 p.m. me han invitado a un bar a beber de lo lindo con unos amigos. Seguía tan cansada que dije que no. En realidad los engañé, me quería acostar con Lars Von Trier: lo hice dos veces, dos veces.

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30 de marzo: domingo Sigo evadiendo mis trabajos de la universidad más asquerosa del planeta. No bañé a Canela. No hice mayor cosa. Tenía unas ganas tremendas de no ir a misa pero me pudo la culpa de haber faltado el domingo anterior. 7:00 p.m. El sacerdote habla, todo el mundo duerme, se saca mocos, tose, presta atención… Aunque no estoy de acuerdo con ciertas manías de la Iglesia, admito que experimento una sensación sublime cuando escucho cantar o cuando cierro mis ojos para tratar de ver. Al salir de la actividad con la que se supone tengo el cielo asegurado, me dirijo a un bazar: el bazar más triste de la vida, he de decir. ¿Tiene medias de hombre? NO ¿y de mujer? TAMPOCO ¿Tiene sacapuntas para lápiz de ojos? NO ¿Cremas de manos? NO…. ¡coma mierda anciana hijueputa! (quisiera haberle gritado eso) sólo le di las gracias y me fui.

31 de marzo: lunes Hoy termino mi diario. Ese fue mi primer pensamiento del día. Incluso antes de dar gracias por el nuevo día estaba pensando en mi diario. 11:30 a.m. y 3:30 p.m. Estaba ansiosa y almorcé dos veces. Tuve un examen parcial. Ninguna novedad, salvo que tengo muy buena suerte y muy mala memoria. Tuve que esperar casi tres horas para ver a la Sinfónica Juvenil. Esperé. Confieso que no tengo ni cinco desarrollada la escritura porque es difícil para mí describir lo que sentí. Cada melodía me erizaba la piel, estaba totalmente excitada, extasiada, emocionada. Quería bailar, quería llorar, reí, aplaudí, hice bulla: no es que yo sea como un hincha de fútbol en el estadio, lo que pasa es que adaptaron sonidos colombianos y eso a mí me mueve. Volvió a mí la melancolía, cuando tenía mi violín y podía tocarlo, rozarlo con las cerdas de mi arco. Fue una noche maravillosa, de esas que me gustan.

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O C TAVO

Entre mares NOHELIA FIGUEREDO

Creí que esta cabeza algún día estaría despejada, que con los años todo se aclararía. Sigue siendo la misma cabeza nublada. Que niebla tan espesa, tan oscura y contaminada la que me rodea.

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Miércoles 19 de marzo Cada parte que él tocaba era la caricia de un verde diferente. Al contacto con la espalda, sus dedos se convertían en hojas de aralia, en el costado una araucaria y en el pecho una heliconia que me endulzaba la piel.

Jueves 20 de marzo 10.15pm Su necesidad apremiante de ser sombra protectora.

Sábado 22 de marzo 5pm Él me ha dado un mar en llamas, me ha regalado el descubrimiento, yo solo quiero darle mi alma entera.

Lunes 24 de marzo 6pm Un mar entre el desierto, un cactus entre corales. Yo, entre labios salados y olas salvajes.

Martes 25 de marzo 7.30pm Olas que me siguen, espuma de mar que aún baña mi cabeza, arena de oro que se quedó en mi piel. Mis ojos ven distinto, ahora solo ven aguamar.

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MiĂŠrcoles 26 de marzo 10.12pm Entre manglares quiero perderme, quiero ser tigre y sirena, visitarte mientras duermes.

Jueves Abril 1° 12.30pm Es imposible no tranquilizarme si cada que lo miro me inunda el mar verde azul que lleva en sus ojos.

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NOVENO

Sin Libro de días: Las carretas mentales AZUCENA MEC ALCO

20 de marzo «…escribe eso, y escribe de Cristóbal», dijo Jorge al escuchar mi última queja, una protesta que se vuelve cada vez más frecuente y desalentadora, que me impide respirar con regularidad y hace que mi cabeza se llene de vapor brindándome la terrible sensación de que en cualquier momento explotará llenando las paredes con extraños y viscosos jugos cerebrales: «me siento bloqueada, no puedo escribir 47


ni dos líneas». Estoy mintiendo, la frase real contenía menos eufemismos, era más natural, visceral y por qué no decirlo, pasional… sí supongo que es lo correcto, las emociones viscerales siempre llevan consigo la densidad de la pasión efímera que nos invade con la llegada de la desesperación y la imposibilidad de materializar en palabras los sentimientos que percibimos con tal naturalidad que se vuelven casi un acto inconsciente y mecánico…

21 de marzo Un segundo intento nunca viene mal. Pero, ¿sobre qué podría escribir?, el olor de la noche es un buen tema, o lo sería si no conllevara la serie de asociaciones que lo atan al recuerdo de ilusiones nunca ocurridas. Sensaciones que traen consigo el anhelo y la necesidad de una presencia ajena que me ate y haga volver al mundo lejos del agujero del conejo, si es que ese mundo realmente existe. Mientras camino por las calles abarrotadas llenas de aromas a comida, sudor, basura y smog con La foule de Edith Piaf sonando a todo volumen en mis oídos, observo detenidamente el movimiento de los transeúntes, el metro lleno de personas que se gritan y empujan para alcanzar un lugar en el vagón atestado, dirigiéndose a un trabajo que poco disfrutan, las mujeres cubriendo su rostro en una transformación instantánea que luce más impresionante que la magia del hada de cenicienta, y otra serie de irregularidades, me pregunto qué tan real es la realidad, me respondo, «tan real como las ilusiones que maquilo diariamente en mi cabeza, no, es probable que esas ilusiones sean mucho más veraces que la misma realidad» …

22 de marzo « ¡Pasas cinco horas en el transporte público!» dijo sorprendido mi compañero de la clase de francés una vez que supo en dónde vivía. «Tal vez más» pensé yo al recordar los traslados intermedios de un trabajo a otro. No me quejo, he tenido interesantes compañeros de viaje: el amistoso Murakami, el filosófico Hesse o el quejoso Nietzschehan estado conmigo en cada desplazamiento. Es como un doble viaje. Sin embargo, yo prefiero a Mishima, mi relación con él, o tal vez debería decir «nuestra relación» para hacer notar el nivel de profundidad de ésta, es mucho más 48


intrínseca que la que llevo con los demás escritores. Sus palabras son coloridos paisajes y vivaces representaciones de personajes con vida. Es como si hubiese suspirado cada palabra escrita. La intensidad de las imágenes que crea me hace salir de mi letargo…

23 de marzo Ahora no puedo evitar ser consciente del tiempo que paso trasladándome. Pero si lo pienso, no siempre es posible leer. El metro no es un sitio amable para los lectores. Existen días en los hay tanta gente que siento que desafiaré las leyes de la física y ocuparé el mismo espacio que otro cuerpo, y, por desgracia, no lo digo en un sentido erótico. En esos momentos escucho música. Mas, hoy no fue un día musical, mi reproductor estaba atrapado en la mochila y la multitud me impedía acceder a él. No tuve más remedio que pensar. Entonces me pregunté « ¿qué piensan las personas durante sus trayectos?». Yo suelo crear historias (en los últimos tiempos con Cristóbal como coprotagonista), imaginar situaciones (sobre él, claro está), o recordar momentos que a estas alturas me resultan mucho más oníricos que reales. Pero no creo que el señor de la camisa a rayas con el botón desabrochado producto de su prominente estómago, o la chica del sweater verde y la mochila de Mafalda piensen en Cristóbal, ¿acaso ellos tendrán uno? Yo creo con toda sinceridad que cada persona en este mundo debería tener su propio Cristóbal, aunque se llame Juan, María o Jean-Pierre, y aunque también los rechacen, porque sin importar que tan tormentoso resulte, la capacidad de los Cristóbales de trastornar nuestro universo vale cada pequeño desconsuelo.

24 de marzo Hoy desperté nostálgica. Miré el despertador suplicando que no fuera hora de salir de las cobijas y justo en ese momento su nombre llegó a mi mente en un acto reflejo. Mis labios lo musitaron sílaba por sílaba inconscientemente. «Despertar con su nombre en mis labios» le he dicho a Jorge « ¡maravilloso! Pero preferiría despertar con él» en lugar de pronunciarlo como mantra matutino. Sonreí camino a la Filmoteca, ni el sofocante calor podría arrancar la sonrisa de mis labios. El cie49


lo lucía esplendoroso… recordé Medellín, sus amaneceres radiantes, los colores irreales de sus flores, sus nubes algodonosas y el canto indolente se sus aves, no recuerdo hace cuánto tiempo dejé de pensar en Medellín, no recuerdo siquiera si alguna vez he dejado de pensarlo. Una ciudad llena de contrastes, sí, como todas; sin embargo, a mí me parecía un sitio lleno de voluptuosidad. Me hacía pensar en Neverland o Wonderland u otra tierra remota y puramente quimérica. Al llegar allí sentí que había atravesado el agujero del conejo. Pero al volver a México el Señor conejo no vino conmigo sino de forma inmaterial, valió la pena enviarle una canción esta mañana sólo para que me respondiera con otra, ¡fascinante la capacidad de la música para transmitir mensajes generales!, festejo también la relativa cercanía que nos otorgan las redes sociales. Quizá le soy infiel a Cristóbal al seguir comunicándome con el Señor conejo… No, después de todo él está en Medellín, muy lejos de México y Cristóbal se encuentra a sólo 20 minutos de mi casa y aun así está mucho más lejos que el Señor conejo.

25 de marzo ¿Los pensamientos tienen una secuencia? Yo pensaría que no. A mí me parecen escenas de una cinta sin editar. Quizá es allí en donde radica la magia de los escritores, o la diferencia entre una “buena película” y una “mala película”: en la edición. Sostengo plenamente la idea de que lo importante para muchas personas es cómo se dicen las cosas y no cómo son, así como lo que importa cuando valoramos un comentario es el “quién” y no el “qué”. Hace algún tiempo escribí una historia sobre el tema «qué absurdas resultan las palabras más hermosas en los labios de quien nos es indiferente. Las personas utilizan y reutilizan de forma tan indiscriminada las frases para hacer referencia a emociones tan frívolas y efímeras, que terminan por desgastarlas hasta transformarlas en expresiones vulgares carentes de todo tipo de significado y pasión. ¡Con qué sencillez utilizan la palabra “amor” en un momento de frenesí pasajero!», pero bueno ese es otro tema. La verdad es que no creo que existan buenas o malas películas, sólo gustos diferentes. Yo por ejemplo disfruto la formación de ideas de Fellini, tanto como gozo de las hermosas 50


palabras empleadas por Mishima. Por otra parte detesto la vulgaridad como medio para conseguir la empatía del espectador o el lector, utilizar ese recurso me da la impresión de menosprecio por el público, tal vez por eso nunca llegaré a ser escritora, me gusta demasiado el lenguaje en su forma más soberbia y estética como para corromperlo en pos de atraer a la gente…

26 de marzo Quiero recibir una carta. ¿Por qué nadie me ha escrito una? Bueno, es cierto que recibo mails, pero con toda sinceridad anhelo el romanticismo del papel entre mis dedos, mientras mis manos tiemblan al abrir el sobre que contendrá todas las impresiones y emociones del autor que la redacta. Tal vez es sólo mi idea mitificada de una realidad demasiado romántica, alterna y literaria, pero, al final, nuestro mundo se compone de ideas sean de la índole que sean.

27 de marzo ¿Será que la realidad se ha vuelto por completo naturalista o sólo es nuestra percepción la que ha decidido rescatar, cada vez con más frecuencia, únicamente los momentos sórdidos y estremecedores de la vida? El cine, la poesía y el arte en general se encargan de plasmar un sin fin de situaciones viscerales y desconsoladoras que hielan la sangre, convivimos con ellas con tal naturalidad que incluso las percibimos como normales. Nunca me gustó el naturalismo, he optado más por las corrientes idealistas. No importa que las personas me digan que esas situaciones sólo ocurren en los libros, prefiero confiar en las teorías de David Hume y creer que, tal como la energía, las ideas no se crean ni se destruyen sólo se transforma. Todo ha sido dado en el universo, sólo tenemos que descubrirlo y plasmarlo.

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Es gracioso, vivimos en universos demasiado reducidos, desde esta perspectiva el cine nos explica la vida de forma mágica. El universo es inconmensurable, sin embargo, ni la cámara más potente puede captarlo en su totalidad, y por ello el director a ha de conformarse con enfocar aquello que es importante para consolidar la historia. Lo mismo ocurre con nosotros, nuestros universos son tan pequeños que focalizamos por completo una imagen, una ensoñación, una idea, la revestimos con maquillaje y la visualizamos casi en close up dejando de lado todo aquello que la rodea. No somos conscientes de todo lo que se extiende en torno a nosotros porque el objetivo de nuestra visión es limitado por nosotros mismos y nuestra percepción selectiva, que nos impide visualizar en conjunto y desmembrar los componentes de nuestros contextos. Nuestra vida se reduce a unos cuantos lugares, unas cuantas personas y unos cuantos problemas, que más que problemas son puras situaciones que maximizamos o minimizamos de acuerdo al personaje que capta nuestra mirada.

29 de marzo Miré con desconsuelo mis apuntes de francés. Creí mi cerebro no se dignaba a digerirlos, que oponía una rotunda resistencia a diferenciar el femenino del masculino. No, sólo buscaba un pretexto para regresar a las fantasías. Imaginar es tan cómodo y reconfortante, pero, ¿no es acaso un abuso, una violación, un atentado contra la persona que aparece en nuestras ensoñaciones? Después de todo no hemos sido autorizados para caracterizar al otro como mejor nos apetece, simplemente lo tomamos y lo utilizamos para nuestros perversos fines hedonistas.

Creamos historias, gozamos, reímos y lloramos para nosotros mismos, sin que el otro se entere siquiera, o sospeche, que sin importar qué tanta distancia se esfuerce por mantener, está atado a nuestras ideas. Allí, en lo más recóndito de nuestra cabeza lo hemos desvestido, besado, reconstruido y quizá hasta masacrado. Pero sólo su imagen, el resto, los componentes que lo forman, no son sino trozos de nuestra derruida y fantasiosa personalidad adaptados a la imagen, al nombre que 52


ha perdido significado por tanto repetirlo y al que hemos finalmente desgastado… tal vez deberíamos ser un poco considerados, después de todo no sabemos quién nos está soñando.

30 de marzo La burocracia existe en todos lados, después de nueve meses de trámites de titulación comienzo a sentirme agotada, ¡un absurdo total!, los jóvenes no se cansan. Aunque la burocracia intenta abofetear mi postulado haciéndome recolectar una cantidad irrazonable de firmas sólo para comprobar que cursé cuatro años de universidad, como si un papel fuese a demostrar qué tanto he aprendido durante la carrera. Pero comprendo, así es como funcionan las convenciones políticas de las escuelas; más, que la burocracia reine también en los aspectos emocionales de nuestra vida es algo que escapa de mi limitada comprensión. Hay burocracia con los compañeros de trabajo, burocracia en la amistad y peor todavía burocracia en el “amor”, sí, así entrecomillado porque, ¿cómo podría denominarse así a la serie de protocolos que se siguen para terminar quitándole la ropa a alguien?, ¿no sería más cómodo y placentero evitarse la parafernalia de las convenciones para llegar al fin último? El problema de todo esto es que la mayoría de las personas le otorgan un valor exacerbado a la parte física y se dejan de lado todo lo ideológico. Utilizan palabras y frases hechas para transmitir el deseo fácilmente confundible con una emoción de índole superior, sin embargo no estoy yo para juzgar, bastante tengo con buscar mis errores como para calificar los ajenos. Peor aún si la mayoría de las personas creen que es así como funciona, ¿no soy yo la equivocada? Por suerte existe la noble física que explica claramente que todo es relativo de acuerdo al punto o el laboratorio con el que se le compare. A mí me gustan las cosas simples, la burocracia prefiero dejarla para los servidores públicos.

31 de marzo Último día de mes. El tiempo avanza insoportablemente rápido, comienzo a sentirme envuelta en el universo de Marcel Proust, lo malo es que yo no tengo magdalenas. Es fascinante como un aroma, un sabor o una textura por delicados 53


que sean pueden reactivar un recuerdo que ni siquiera sabíamos que existía. El cerebro es un locker gigantesco que acumula toda una maraña de nimiedades y las trae de vuelta únicamente cuando un diminuto factor externo las reactiva. Es increíble cómo logra asociar sin que se lo pidamos, como captura detalles acerca de los que nunca reflexionamos… ¡Qué problema! Realmente me gustaría ser mucho más concisa, pero una vez que escribo, aun si no tengo algo que decir me expando por completo. Escribo por necesidad, para no asfixiarme, si alguien se ha de asfixiar mejor que sea quien lea mis escritos, sí, una forma muy egoísta de pensar. El egoísmo es un tema muy amplio, pero quizá hable de ello mañana, y mañana y mañana, en uno de esos días que se deslizan “hasta que nos llega el último”…

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DECIMO

Fanfarrona quimera MELISSA BOTERO

21 de marzo. Me corrompo, estropeo. Me lacera los pensamientos. Te recreo esplendido, soberbio, magnifico; me cohíbo del sueño o te sueño, ahí, impoluto, y mis manos sucias hacia tu tacto, sin sentirte. Te respiro, sentada, cansada, adolorida: el señor sentado justo a mi lado contiene, sostiene, tu olor; me confunde. Te escucho tras esa canción que reproduzco infinitamente. Sangro. Sonrío. Canto. Eres invierno, 55


frío, lánguido. Sin sombra, me perdió, enfermo, decaigo. ¿Qué será de nosotros?... Somos acaso una pasión desenfrenada, tormentosa, superficial, elocuente, o, tal vez, somos utopía.

22 de marzo. Me duele acá, en mi cuerpo agotado por la pasión. Me duele en las lágrimas que derramé furtivamente mientras limpias mis besos de tu cuerpo. Me duele recordarte, revivirte. Y vuelvo… El vino, velas, historias, los gemidos que el viento sigiloso disfrazaba con el viento de verano que entraba por aquella ventana tan desconocida en un lugar impropio.

23 de marzo. Sin pacto. Pacto, ni promesa, ni compromiso. Solo obtengo tras el escandaloso mar de voces el silencio de tu ausencia. Repito tú nombre internamente, tal vez, con un leve movimiento en mis labios, sosteniendo el aire, sin respirar; Rodney, Rodney, Rodney. Anestesio mis ansias. Dejo de temblar. Respiro, inhalo tu vida que pausadamente me está consumiendo en la incredulidad de la utopía. Eso eres, eso somos. Irreales. Irreconocibles. Pasionales. Olvidadizos. ¿Dónde estás? Háblame.

24 de marzo. Exorcizar es un acto puramente fantástico cuando la base de ello esta desterrada de sus raíces. Te maldigo, quemo, odio. Fracaso, siempre fracaso contigo. No te pensaré; en efecto te pienso. Desprecio indudablemente la figura reflejada en aquel cuadro sin fotografía. No te sentiré; mis músculos se contraen erizando mi piel. Me muto del sonido. Mis dientes muerden con suavidad mi labio inferior. Estas acá, en mi piel, bajo mi ropa. En mi sangre. Estas acá.

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25 de marzo. Huí. Pocos metros nos separaban. Tú sonrisa, puede haber sonreído contigo. Viniste, destilé mis nervios por los poros que hacen mi cuerpo. Te acercas. Gimo, tiemblo. Te vas, como siempre. Te miró, Te escribo, susurro, canto bajo con la presuntuosa ilusión de que solo tú me escucharás entre el ruido de las sillas moverse, los cubiertos golpear contra los platos cargados de comida, digeridos por personas ansiosas, con pecados, historias; en cada boca, cada mano, cada sonrisa. Apaciguamos el desasosiego tras el humo del cigarrillo. Tan diferentes. No te vayas y no me iré. Mírame, mírame, siénteme.

26 de marzo. Estas lejos. Intocable. Juego con mi cabello. Danzo en donde te permites darte libertad, y aún así no te me acercas. Beso tus miradas y me vuelvo escultura al más mínimo roce inconsciente de tu cuerpo con el mío. Desmesurados cargados de excusas para brindarnos por medio del cigarrillo contables minutos que convertimos en frenesí. Revoloteo a tu lado como una mariposa, azul, tiene que ser azul, más libre, más fría. Huelo tu perfume, acaricio tu cabello. Tu sonrisa contiene la malicia del vivir. Rodney… Rodney… Horny… Horny… Hurtme…

27 de marzo. Mil pasos, acaso más, posiblemente. Cinco largas calles, el asfalto mojado por la lluvia repentina. Hojas secas. Camino, camino, sé a dónde debo llegar, pero no, no me permitiré ser débil. Camino. El viento frío golpea contra mis brazos desnudos, lucha contra el fuego que con desespero hago acudir a mis ansias. Inhalo, exhalo, respiro, no sabe más a ti. Mi pie golpea el ritmo de nuestra canción, es silencio. No es frío es angustia. El frío se impregna en mi cabello, rostro, cuello, pe-

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cho, brazos, manos… y no deseo que se vaya, se limpié, sería permitir que te esfumaras.

28 de marzo. Esa mesa, ahí sobre ella en la penumbra nos ahogamos en besos, caricias, suspiros, hilos de odio; me aferraba a tu cabello, a la forma insensata en como luchas contra tus temores y, en cambio tú te envolvías a mi cintura con la esperanza de robarme el alma. No. No. No te tocaré, No te pensaré. –Buenas noches, disculpen… ¿Vino?, si claro yo les traigo una, o, está bien, dos copas del vino de la casa. Permítanme un momento. Con cuidado reviso las copas antes de pasar a servir el vino; así tal cual como él me enseñó. Ríen, coquetean, rozan, comen, beben, se besan… yo solo sonrió.

29 de marzo. Una refrescante ráfaga de viento viola la ventana del bus. La sombra de los árboles sobre mis brazos los hace ver solitarios. Tatareo indefinidamente la canción. El irritante sol quema mi piel, me abraza sin mi consentimiento, me reprime, desgasta, incinera. Camino, camino, respiro, sonrio, corro, canto, fumo. Solos, explotaré, me tensionaré… No, soy tranquilidad, sirvo, atiendo, canto, recojo. Adorables. Se toman las manos, son espejos reflejando temores. Hablan diferente, entre simbolismos diferentes, palabras irreconocibles para mí, desconocidas, sensuales, románticas, son juego. Latina, fuerte, ella, oscura e impetuosa. Foráneo, luz, frío, lánguido.

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30 de marzo. Las gotas de agua que escurre mi cabello son absorbidas por mi camisa blanca. Detesto el sol, me despoja de la libertad de sentir sin compasión. Siempre estoy caminando, a su recuerdo, a mis recuerdos. Caminar es sano… ¿y, si prendo un cigarrillo? Respiro. La brisa abraza mi rostro cansado, embrolla mi cabello prestándole alas para volar. Me toma la mano. Ahora no sé si la quiero, pero me agrada. Ese perro es hermoso, se acerca, me agacho, lo acaricio, el me mira y cierra sus ojitos grandes a mis afectos. Quiero un perro, o un gato. Mi pez es muy antipático y engreído, personalmente su cola turquesa no es tan linda y además tiene mala una de sus aletas. Pobre. En fin… es el fin. Ya no sé qué quiero. Dormir.

31 de marzo. El sonido del río acoge nuestro atardecer. Somos jóvenes. Me habla idiomas nuevos. Somos nuevos. Diferentes. Conociéndonos. Explorándonos. Me abruma el hecho de que la similitud en actos nos abra grietas, succione sueños, coartarnos en la presencia del otro y volvernos hielo, omitir y despellejar nuestros sentidos. Pero eres sonrisas. Pintura que cambia mi panorama. Esa pared, que bonitos colores tiene, tan vivos, llena de animales y seres míticos. Tan despreciable quien no se toma el tiempo de observarla, maravillarse, impregnarse de ella; llenarse de colores, de magia.

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UNDÉCIMO

Hombre en el cielo invertido JORGE ALONSO ESPÍRITU

20 de marzo ¿A qué hora empiezan los días? Los días a los que les falta calor se resisten a iniciar temprano. Hay que salir con bufanda. Pedaleo entre coches cruzando el sopor de sus motores. La primavera se ha adelantado y ello se nota a un lado de la reja que delimita el bosque. Hu-

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medad y frío: el resplandor bosque. No se debe olvidar la bufanda. Pienso: El aire frío entra al pecho y mata por contraste.

21 de marzo En la calle hay mucha gente. “Hay mucha gente y muy torpe”, coincidimos Ettel y yo camino al cine. Entramos a la sala 9 a ver Noé. Entrar es una palabra complicada. Uno debería cuidarse de entrar, así, acompañado, a cualquier lugar. Pero Ettel y yo entramos. Antes de que comenzara a llover en la calle.Y adentro de la sala llovió mucho y mucha gente, toda la gente, murió ahogada, pero se salvaron Noé y su familia. Y también Ettel y yo. Y cuando salimos del cine, después del diluvio, la ciudad seguía allí, con su gente torpe.

22 de marzo Lovely luna, digo y me voy rumbo a ella, como si fuera un faro que no da la vuelta. Un faro que no sirve. Pero la Lovely luna alumbra más que las farolas. Son las 6 de la mañana. Giro a la derecha y ahora es ella quien me sigue a mí.

23 de marzo Bogotá cabe en la pantalla de mi computador. 3 mil kilómetros al norte, el camino de mi casa a mi casa -¿cuál es mi casa?- se hace cada vez más largo: me duermo en el asiento del autobús para engañar a la carretera.

24 de marzo Esta es una noticia real. El diario la consigna: Reportan cuerpo de hombre colgado dentro de la Biblioteca José Vasconcelos. Se colgó después de leerse en algún libro, pienso yo. (Las bibliotecas se hicieron para matarse, y quien diga que no, que vaya a morirse a otro lado). ¿Habrá llegado a la página final? 61


27 de marzo Que la noche no es una ciencia exacta, dice un médico que escribe canciones. Al fondo, frente a nosotros, más allá de nuestro camino, se ve un cerro lleno de las luces de la ciudad desmedida, intentando llegar al cielo, o copiar al cielo con sus estrellas, o intentando no hundirse en el subsuelo. Pero el médico no ve esa ciudad. Nosotros sí. ¿Qué es a lo que más miedo has tenido desde que vives solo? Me pregunta Ettel y yo no respondo de inmediato. Después recuerdo las luces. “A la soledad”. Y veo a Ettel, y aunque lo tengo en la mente, olvido preguntarle: ¿y tú?

28 de marzo Escribir es un acto de violencia. Pienso. Apropiarse de una vida ajena. so hacemos: Ficciones

29 de marzo Si vas a salir a buscar, no salgas a pie, porque no vas a llegar muy lejos y lo que buscas seguramente estará más allá. Quien sale a pie se pierde, porque los ojos se fijan en lo que no se ve si se va más rápido. Un consejo: no te pierdas de noche si tienes que volver a casa. Para perderse importa no tener que regresar, eventualmente. Para eso está el cuerpo. Pero perderse en el cuerpo es, además, hundirse, por eso es más difícil regresar. Hay dos cuerpos: el propio y el ajeno. Y hay uno más: el de ella.

30 de marzo He recogido una flor violeta de jacaranda y la he guardado en el sobre de papel que relatará una primavera. Un mes de marzo. La flor tubulosa pierde su forma y una mancha de tinta comienza a extenderse hacia el lugar donde he apuntado el remitente: Ciudad de México, y la dirección del destinatario: Municipio de 62


Envigado. Unas gotas de té con jengibre y canela han marcado, a su vez, mi cuaderno. Cierro el sobre, los sobres, como quien da un abrazo. Hay palabras que se parecen, quizás porque signifiquen casi lo mismo. Abraso. Ciento. Extraño. A veces se escriben abrazos por no poder darlos. A veces lo que se escribe son tiempos, para sujetar por más tiempo un cuerpo. Y besos. Y palabras que no se dicen y nunca significan lo que se quiere decir. Quédate.

31 de marzo Hay dos formas de caminar: caminar en la ciudad, y caminar la ciudad. La primera experiencia es más sencilla, y parte de un afán pragmatista: ir a, e ir desde; mientras que la segunda experiencia se trata de avanzar sin más punto de llegada que el propio camino. Si las personas son lugares, no hay otra forma de cariño que el estar. “Estoy para ti”, no es una frase simple. No significa estar como propósito, sino como un ofrecimiento. En la experiencia del viaje, no se trata de una llegada, sino de caminar cerca. No un “voy hacia ti”, sino un “estoy contigo”. No hay otra forma de cariño que el estar.

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DUODÉCIMO

Diarios Ajenos GLORIA ISABEL GÓMEZ

Brevísimas e importantes historias de Medellín Abril 14 Hoy encendieron la primera bombilla de la ciudad. Estuve con Carmenza en parque Berrío para verla. Fue sofocante. El diminuto artilugio convocó a todos los paisanos. Excelente como truco de magia, pero, ¡Qué aberración reemplazar la naturaleza del fuego por un artificio de cristal! 64


Abril 15 Mi mamita me prometió que me iba a llevar a una finca y cuando llegamos me dejó por allá tirado mientras se iba a cocinarle a la patrona. Como estaba solo y aburrido me puse a trenzar unos caballos que vi en el potrero. La hija de los patrones se asustó cuando me vio y volvimos muy rápido de la finca, mi mamita dice que porque yo soy un brujo.

Abril 16 Han pasado siete años de su abandono y ayer me levanté oliendo a él. ¿Yo por qué olía a él?, he tenido muchas formas de recordarlo pero ninguna en la piel. Me lavaré con los jabones rezados y dejaré mi ropa extendida un día de más.

Abril 17 Hoy ha muerto Gabriel García Márquez y algo que no se ve se me acaba de romper en las entrañas. Leía El otoño del patriarca cuando me contaron y me hice para el pelo una peineta de pescaditos de oro, para aliviar el dolor.

Abril 18 Cambiaron la cartelera de todos los teatros de cine y ya no puedo ir a verme en el documental que protagonicé y que a diario entretenía a los espectadores antes de cada película. Ir a todas mis funciones se me había vuelto un hábito descarado. En la calle me reconocen como la protagonista de “La increíble mujer que no tiene reflejo”, y yo ya no me puedo reconocer en nada.

Abril 19 Iba hoy en el bus y el niño de mí mismo me cedió el puesto porque percibió mi decrepitud. Me miró detenidamente y como todo niño, no escondió la decepción e impacto que le causan a los más tiernos, la vejez. Iba solo, se bajó después de dos 65


estaciones y le dijo a un desconocido que estaba cerca de nosotros: “Cuidadito con ese señor, que se ve que le duele la vida.”

Abril 20 Anoche Rodrigo regresó de la China y fui a visitarlo a su casa hace dos horas. Me trajo unos bonitos palitos chinos pero me molestó que no me trajera una postal probatoria. En realidad creo que compró mi regalo al volver, en el centro de esta ciudad y que no se acordó de mí en ningún momento durante su viaje al otro lado del mundo.

Abril 21 Hoy probé el mangostino y por raro que suene al saborearlo sentí como si viajara a una tierra de jazmines y azahares, así no sepa cómo se vean ninguna de estas palabras. Lo mismo me pasó con el tamarindo, que me dejó en la boca un montón de lugares imaginarios escondidos en palabras que son bellas por como suenan.

Abril 22 Hoy descubrí el amor por la biología. Después de algunos semestres de vivirla con tedio y sin alma, en el laboratorio tuvimos una práctica con el microscopio. Miro por el cilindro y veo allí un tsunami de partículas, fuegos artificiales y una explosión que me hace pensar: “Ay Dios mío menos mal esto no lo podemos ver sino con este aparato”.

Abril 23 Juan me ha regalado una conchita hoy, porque cree que regalar flores es regalar muerte, según él porque si estas se marchitan no podrás volver a disfrutar de su belleza. Tendré para siempre, en la habitación, una discreta y pequeña conchita que tiene dentro más vida que las Margaritas que recibí de otros, hace un tiempo. 66


Abril 24 Le pregunté a Pablo por qué no había vuelto a escribir y me dice que porque es como echarle sal a la herida. Le digo que escribir es terapia y me contesta que ningún escritor es feliz y que todos tienen problemas mentales. El impulso me hace contestarle rápidamente que sí hay escritores felices, pero la posterior reflexión me hace entristecer el espíritu, no hay, yo no conozco.

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DECIMOTERCERO

Diario de dias LU I S F E R N A N D O RO D R I G U E Z Z A PATA

21. Viernes Ahí viene, es la figura, sin ser la más hermosa, su mirada es una barrera infranqueable si se queda fija en ti, no la mires, te robara el alma como las medusas, es hermosa, Casiopea le pondría yo si fuera su padre, amo no ser su padre porque puedo mirarla como me apetezca.

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22. Sábado Las flores; las rojas del novio, las amarillas que vi en la fuente, las blancas de la muerte, que parecidos son los carro de las bodas y los carros de la muerte. Una mañana, un despertar, una hendija, una luz, mi costado, el silencio, un recuerdo, un nochero, un jarrón, una flor, un reloj, un vaso, el vino, mis labios, mi sangre, mi costado, tu sueño, tu cuerpo, la quietud, tu desnudez, tu belleza, el amor, la pasión, el dolor. Ha llegado la noche, esa penumbra que usan los desacostumbrados para regar su tinta, esa ponzoña que tanto hiere a los malabaristas dueños de la ciudad y que tanto asombra a las muchachas campesinas.

23. Domingo Estoy solo en mi habitación, observando otro mundo, no el aquí, no el ahora, ellos son los que están ahí, sufren peor que yo, nadie sabe que no es la muerte quien viene por mí, nadie sabe que soy yo soportando el dolor que se siente convertirse en un ángel.

24. Lunes Finalmente me volví a conectar con ella y le otorgue esa pequeña victoria que anheló durante tantos años, pero solo con la intención de poder probar sus labios de nuevo.

25. Martes Reina el hedor en las calles y las bombas nos explotan en los pies, nos aturden, pero seguimos adelante, no necesitamos parecer buenos para merecer la vida, no necesitamos estar vivos para merecer la muerte.

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26. Miércoles Que no mueran mis ideas con el cuerpo, que no hieran más mi mente con esos falos que se extienden desde sus cuellos hasta sus cinturas, que dejen mi vida en paz, si es que saben que es mi vida, que salgan a la calle, que exploren y conozcan seres verdaderos no herramientas, que lloren con nuestras desgracias, que dejen a mis mujeres, a todas cuantas quiera tener también tener a cuanto quieran hombres, que las dejen abrir sus vientres con sus uñas para sacar la porquería que ahí retienen obligadas, esas bendiciones negras que les han sido otorgadas por los malditos verdugos de trajes hasta el piso.

28. Viernes VIEJO: Tengo un libro bajo mi almohada por si llega el dolor en la noche… que se dé cuenta que no soy ningún analfabeta. MUCHACHO: y eso de que sirve. VIEJO: Me sirve como a ti para dudar. MUCHACHO: ¿dudar de que? VIEJO: para dudar de la muerte.

29. Sábado

MI VIDA NO TERMINA AQUÍ No en este justo momento No cuando tú lo decidas Mi vida no termina aquí. No mezclare el viento con tus lágrimas 70


Ni tu corazón dará tumbos de miedo Cuando me valla no me extinguiré Seguiré caminando con mi recuerdo.

Mi vida no termina aquí

Siempre estaré contigo porque ya fui presencia en tus ojos Ya mi piel roso la tuya Mi abrazo rompió tus huesos Mi vida no termina aquí.

Soy niebla dentro de tu cuerpo Mi calor ya te ha quemado Mi vida no termina aquí.

30. Domingo Puedes leer mis libros pero no mientras los escribo. Sería como beber mis lágrimas Y a mí mis lágrimas ya no me sirven para nada.

Sangre de mis manos

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ABRIL Esa mañana solo yo pude ver como abrió sus enormes alas y se levantó al aire comandando tranquilo el viento, ese fue su último regalo para mí.

Esas palabras causaron inmenso dolor cuando las leí luego de la muerte de mi padre, no como cuando se escribieron, a pesar de que lo hice arrancándome las venas del costado.

MAYO Es mejor que leas esto con las mejillas despejadas, para que los jugos de tu alma caigan sin que nada les impida alimentar a la tierra y convertirse en su sangre.

Desde que murió mi ojo izquierdo sigue llorando a pesar de que en momentos tenga en mi felicidad, brazo y mano en el mismo hemisferio hacen lo que quieren, es el todavía intentando moverse, seguirá luchando en mí.

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DECIMOCUARTO

Está haciendo mucho sol ANA MERCEDES CARDONA MEJÍA

14 de Abril de 2014 No me angustió no haberla visto roja, de todas maneras hay fotos, hay videos, hay dibujos…además ya la he visto muy bonita, así solita, sin tintas de colores, sin cosas raras y así me pongo feliz, no necesito más.

15 de Abril de 2014 73


No me quiero mover de esta cama hoy, los pies me pesan, no soy capaz de pararme, siento que me derretí y me quedé pegada al colchón y cada vez que intento pararme me adhiero más a la cama…¿qué hago?. Pues decidí entonces no angustiarme y seguir aquí derretida. Hoy por fin me estoy dedicando a hacer lo que hace mucho quería: NADA.

16 de Abril de 2014 Estaban todas en la sala, sin parar de reírse como siempre lo han hecho cada vez que están juntas. Yo, la mamá de todas decidí quedarme aguantando calor en la cocina junto con otra de las niñas. Preparamos la comida, deliciosa quedó. Luego comimos, comíamos y comíamos, no parábamos. Sentí que nos íbamos a explotar todas y salir volando en pedacitos. Estaba yo muy feliz viendo a mis hermanitas del alma reírse.

17 de Abril de 2014 La cabeza me daba vueltas, se me iba a caer. Tenía que caminar y caminar. Encima de mi ese montón de soles, no hacían sino quemarme, me estaba evaporando, pensé que al llegar hasta donde tenía que llegar, iban solo a llegar mis zapatos, mi pantalón y mi camisa, porque yo iba a estar hecha una nube.

18 de Abril de 2014 Me metí en esa película, la sentía como mía, como si fuera mi vida, como si siempre hubiera estado en mi cabeza. Las formas, los sonidos, todo, eran lo que soy yo. Me quería quedar ahí metida y no salir. Era un lugar de colores y pura magia, cosas volando, papeles en el aire… Ellos sentían y pensaban a mi ritmo, como si me estuvieran leyendo la mente o yo a ellos.

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19 de Abril de 2014 Hoy es el día del sol, el sol que me pone feliz. No dormí nada pero tampoco quiero. Estoy feliz. Quiero caminar y caminar, hoy si no me importa que el sol me queme, hoy no me voy a evaporar. Hoy estoy feliz, hoy estoy del sol, en el día del sol.

20 de Abril de 2014 Estuve muerta todo el día, intentando soñar. Me desperté pero ya está oscuro, y es hora de dormir, pero dormir de verdad. Sólo me acuerdo de haber visto al sol como diez minutos y estaba creyendo que era parte de uno de los tantos sueños que he tenido hoy.

21 de Abril de 2014 Hoy en cambio no soñé todo el día, mis ojos tienen sobredosis de estar abiertos y mi cabeza de pensar. Pero no me importa, ni me entristece, ni me espanta, porque también tengo sobredosis de sol en mí, sobredosis de ganas de reírme y sobredosis de bailar.

22 de Abril de 2014 En ese árbol, en toda la mitad del centro, entre mil edificios, personas, carros, revoloteaban esos pájaros, gritaban, parecían en un concierto. Yo miraba para arriba y para el frente, para no perderme el espectáculo, y para no perderme las reacciones de los otros que como yo iban caminando, todas las caras de curiosidad y sorpresa…pensé que el mundo se iba a acabar y que estaba en una película de esas apocalípticas, de profecías y desastres. 75


23 de Abril de 2014 Después de todo lo que hice hoy, merezco estar aquí, plantada, hundida, sumergida entre este montón de tela, espuma, resortes, algodón y maderas. Merezco soñar más de lo normal, merezco que me pese el cuerpo, merezco no hablar, merezco no moverme. ¡NO VOY A CONTESTAR EL TELÉFONO! Por ningún motivo, a veces me da rabia que exista, solo debería existir cuando uno lo necesite y ya. Ese infernal aparato, no hace sino sonar y sonar, como acosándolo a uno para que se desacomode de lo que esté haciendo, para que le corran, como si fuera muy importante. Ya dije y no voy a cambiar de opinión, puede seguir sonando, puede llorar y todo, pero, !NO VOY A CONTESTAR EL TELÉFONO¡

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DECIMOQUINTO

Noche primera SANTIAGO TORRES

En esta, mi primera noche, resurgen como brasas al viento los ahogos violentos que estremecen mi cuello, sus adentros, como puertas al desfiladero, a ese lugar de descenso con vientos helados y sin oxĂ­geno; de mi garganta se enredan sogas que desprenden mi libertad y mi piel al ser haladas por enormes esperanzas muertas.

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Pero ese aliento que queda atravesado, ese aliento rodeado y comprimido por la densidad de la nada, ese aire enmascarado de un abismo desconocido, un abismo del que huyen mis pensamientos, pero son acechados por esa fuerza, por esa jauría de hienas sonrientes, lentas, excitadas, fuera de sí mismas, detrás, puesto que saben, me van a devorar.

¿Hacia dónde me dirijo?, ¿Qué será de las lágrimas que aún no pueden cometer su destino?, ¿Qué será de mi morada?, si ya las grietas se burlan a carcajadas de lo que creía era mi vida.

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Poema sin nombre

Ya ha venido a mí este nubarrón de pálidos murciélagos, chocan lentamente contra mis pocas venas, esas gotas de sangre y duendecillos en su borrachera, se asesinan inocentes en un mundo sin penas. Ya ha venido a mí la doncella sin cabeza, y se echó a reír, "la ilusión es de ningún poeta".

Tú, mi señor

Mi alma en el pavor. Mi cuerpo detestado por el bullicio. Camino con pies desnudos sobre las ruinas de las noches. Esos recuerdos flagelados por el subterráneo. Y el despierto payaso asesino de sus hijos. Cerdos que chillan por la magia de este mundo. Y el abanto misericordioso que acompaña mis madrugadas, detestando el destino de la muerte, vieja vagabunda y desamparada, que millones de hijos ha parido para el desdén de vuestro señor. Pero eso ya lo sabes antiguo señor, de que hablaremos entonces si no es del amor, hermana inmutable de la desamparada, igual esfinge del sol, hijos todos del sepulturero, caos moribundo que atañe nuestro corazón. Y pensar por pensar en los aires, fétidos de carne sin ilusión.

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Casualidad. En las provincias donde nacieron bellos diste a sus corazones un cálido sueño, luces y amaneceres les entregaste a sus deseos, perdurosos y valientes tan hermosos niños lo creyeron.

Bajo las tempestades anidaste en sus oídos frágiles, sonidos y armonías de luceros y lo eterno.

En los días arduos y cansados, prolongaste su dicha con el pan y la honra, imponiendo la esperanza en lo profundo de sus verbos.

Caricias, noches y cantos a los efímeros, y en voluptuosa sencillez atrapando sus instintos.

Camino a nuevos albas amplias sus horizontes, y amenos pensamientos inclinados a la posteridad.

Hasta que tú perturbada, fría y despiadada, desgarras de las sangres eso que les impusiste.

Y aquella triste y silenciosa asentando sobre el templo frío y las infames penas. 80


Sin lágrimas quedan las sonrisas de los muertos, y ese majestuoso macho pisoteando sus cabezas.

Esa apiadada se los lleva hacia el olvido para no volver a retoñar la miseria, la esperanza y las venas.

¿Qué será de las lágrimas que aún no pueden cometer su destino?

Es destino, es obligación, predicción, es tener. Pero, ¿Qué será de aquellas que aún no nacen?, ¿Qué será de ese dolor al que sólo ellas desgastan y procuran el alivio?, ¿Qué será sin la existencia de ese único liquido nacido de las vísceras, la carne y el corazón, con el único fin de reclamar la esperanza en el hombre?, no esperanzas divinas, se trata de la esperanza en la tierra, la única posible: el gesto, la caricia, el abrazo, la sonrisa, la demostración que por un instante no estamos solos ante esta inmensidad llamada soledad. El observar las estrellas no basta, el hombre grita por el hombre, la piel acecha la piel, la soledad necesita de otra soledad para sonreír en un infame pedazo de percepción como el tiempo y ante él. ¿Qué será entonces de esas hijas de la divinidad?, ¿Qué será si esa sustancia que acaricia con un beso húmedo las tristezas no pueden cometer a lo que están obligadas hacer? ¿Qué pasa en esa batalla, en ese mínimo espacio, en esa nulidad imposible, en esa contención, en esa magnificación del verdadero ahogo? ¿Qué es del lugar donde la angustia es carcomida y densificada con el silencio?, ¿ Y el dolor?, ese dolor cuyo nombre no se acerca a sensaciones físicas, ese dolor mental que no puede ser explicado con la palabra, con el significado, ese estado donde los pensamientos unidos bajo lo insoportable, unidos bajo un momento de voluntad pura, allí donde el niño se levanta desnudo sobre la mugre humana, allí donde se observan los ojos de los hombres y sus oraciones, oraciones no al mañana, oraciones sin esperanza ,

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oraciones en gemidos, oraciones a la cobardía y el espanto a la muerte, oraciones a la reina de las libertades , la LOCURA. Aquello que ha sido unido bajo la muerte de las lágrimas debe ser colisionado y desfigurado con la más bestial de las virtudes. La Voluntad Pura, valiente amante de la Locura.

En Mi Primera Belleza

En Mi Primera Belleza siento al mínimo roce suscitar mi esperanza. En su presencia efímera veo las sonrisas que se lanzan al viento con majestuosidades eternas. No es una belleza estipulada por lo pequeño de los intelectuales, no es la estética de su hermosa piel. Es que mi ausencia ha encontrado otra ausencia para conversar, es que mi corazón se hace más fuerte y tembloroso pasado un momento cuando está cerca. No es para mí el arte las formas superficiales visibles para los ojos, es arte para mí la convulsión eterna de la bestia, lo que en principio y en esencia somos. Es belleza entonces, Mi Primera Belleza, la caricia más profunda que das a mi soledad. Domingo, 27 de Abril del 2014

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DECIMOSEXTO

Once micro cartas a Lejan铆as CARLOS MAURICIO CORREA MORALES

Pr贸logo Lo juro por mi mano izquierda, la buena, la escritura no volvi贸 a saber de m铆 hasta hoy.

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Hoy que no existe el otoño y que los hojas no se encienden como cerillos. A lejanías ofendida por el poco talento de mis palabras, se dio la vuelta mientras mi puño el suelo encontraba. -Ella es el verbo que quiebra el hueso del almaLe dije a mi mano rota y desde entonces, dejé mis pretensiones de escritor amateur para dedicarme a leer. Sus silencios ubicaban su existencia, ahí donde más duele. Sus reproches contemplaban la destrucción de mis argumentos. Su compañía era la calma para el dolor. Invitándome a esperar por Godot me acosté en su cama, m o n t é l a p i e r n a e n s u s c a d e r a s y. . .
 la abracé. Ebria, me hablaba de las revelaciones de Becket, de sus cartas a Camus... Mientras me besaba, confesaba sus crímenes con Agatha. Y si mal no estoy, me describía su predilección por los niños, 84


mientras me hacía el amor. Pobre niño ardiendo en fiebre, pobre niño muerto de hambre, pobre del niño que soy, ¿Cómo callo estas manos que escriben el plagio de cada palabra que en mi alma entró? En mí, después de escribir, no hay más que el silencio de ella. Ella está ahí donde no se calma el dolor.

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20 de Marzo de 2014 A lejanías me escucha de forma lacónica cuando le cuento lo que siento, tal vez siente que le pido demasiado y la entiendo, escucharme balbucear no debe ser fácil y menos a mí que en esto de los sentimientos soy tan poco diestro. A lejanías yo no pido amor, amor tengo de sobra, mis palabras son más un regalo, una ofrenda inteligible, un ensayo de lo que has despertado en mí: Estoy feliz de amarte o de haberlo hecho y quiero que lo sepas. Tal vez el error es mi ambición de que seas feliz solo con eso.

21 de Marzo de 2014 A lejanías se percibe distante como cada mañana. Ha pasado más de un mes de esta tortuosa rutina en que el despertar se siente como caerse de la cama y el día a día como vivir de luto. A lejanías se escurre de mí como el agua de la ducha, ya poco recuerdo el olor a shampoo de su cabello, la sensación de sus manos largas y un poco toscas… el código secreto que intentaba descifrar en su sonrisa y su mirada, no lo recuerdo. En cambio, no he podido olvidar su mirada fría y displicente mientras me advertía de su confusión, esas palabras llenas de despojo y escombros que agrietaron la máscara de la indiferencia con la que veía todos los días, grietas por las cuales se escapan actos y palabras que no logran nada, cualquier cosa que haga se siente débil y desesperada. Lo mejor será no hacer nada. Hoy, después de escribir, he salido corriendo a comprar un tiquete ida y vuelta a Bogotá para verla antes de que regrese a Boston.

22 de Marzo de 2014 A lejanías te recuerdo en el Metro, mirándonos a los dos en el reflejo de las ventanas (lo confieso, yo también lo hacía), te girabas hacia mí y halagabas el mío, mientras yo callado no podía hacer nada más que contemplar el tuyo. A veces simplemente sonreía, pero más que por la broma era porque me sentía feliz de tenerte a mi lado. 86


Después de desgastar el cristal con la mirada, con un susurro eléctrico y amarillo me pedías un beso, yo por mi parte estremecido por la corriente que impulsa a todos los amantes no podía negarme, y era así como terminábamos armando flores de durazno entre cada estación, entre el vaivén de los Bostonianos y el ruido de la maquinaria. El sentimiento era tan confuso como mis intentos de hablar inglés y por eso me daba el lujo de simplemente asentirle a tu reflejo con la cabeza. Te besé como se besan las frutas unas con otras, te besé como el reloj besa el tiempo, como el último sorbo de agua, como se besan los rieles y las ruedas, con ruido, con chispas en las curvas y sin cansancio. Nos detuvimos justo en la estación que no recuerdo, aquella que justamente necesitábamos y al salir detuviste mi andar afanado con el tono inquietante de un reto. Yo, que intentaba disimular la incomodidad que sentía por un “homeless” parado junto a los torniquetes de salida, perdí todo rastro de la sensación al escucharte. Mi mirada cayó el exilio, mis manos se dejaron ver por fuera de los bolsillos del saco y en un esfuerzo inútil por cuidar mi integridad mi rostro propuso soberbia. Agarré tu mejilla con mi mano izquierda y cerré los ojos mientras me acercaba con el ansia y el afán de la necesidad. El mutismo selectivo de nuestras mentes retumbaba por toda la estación y en el espacio que abrían nuestras bocas pude sentir como acariciabas y arañabas mi corazón en una sola pasada. Nos las arreglamos para escondernos el uno en el otro, yo en tu corazón y tú en el mío. Me desprendí con la dificultad del adicto y te miré a ti con los ojos cerrados, todavía entregada al momento, todavía viajando en tren. Clap, clap… Un aplauso a mis espaldas nos perturbó el momento. –Awesome!un grito de celebración nos arrancó el éxtasis de un solo tajo. A penas nos percatábamos que el “homeless” ahora se encontraba a mis espaldas, con una sonrisa más grande que su pena asegurándonos que toda la poesía vivida segundos antes no era hermética, ni entrópica, que había más que retorica en nuestros actos. Te miré mientras te reías y yo reí contigo porque nuestro amor, el que acababa de descubrir, era universal; me reí porque nuestro anfitrión en Boston, aquel que no tenía donde dormir, me había mostrado mi hogar en su ciudad.

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23 de Marzo de 2014 ¿Qué hago acá? A lejanías ya no soy tan resistente al frío, el calor y la rutina del que vuelve han debilitado mi carne. A lejanías cargo con esta incertidumbre dentro de mi maleta, al lado del perfume que tanto te gusta y trapos viejos que a pesar de las lavadas aún huelen a Boston y a ti. El estruendo de los motores apagándose, la certeza que produce la somnolencia durante el viaje, la hilera eterna para salir del avión desde el puesto 23B y tú al final de todo, como un momento, no una persona. A lejanías somos el momento que me trae hasta tu tierra lejana.

24 de Marzo de 2014 Ayer, convertimos un centro comercial en una capilla y en las capillas las blasfemias son más escandalosas que afuera, aún más en medio de la misa. Me traicionó la costumbre, tantos años renegando de cualquier religión me hicieron dudar de lo nuestro. Esto lo digo como creyente, pero como la poesía no cree solo habla, te puedo asegurar que debajo del dolor de esta palabra existía más amor que en cualquier otra que te haya susurrado, porque el amor es sociópata y resta importancia a las normas sociales y modelos de conducta. En mi caso sucede con el lenguaje.

25 de Marzo de 2014 Esperaba llegar a su casa igual a como llegaba a la tuya, darle de comer, entrar a uno de sus cuartos, el que me presta para dormir con ella a su lado y sobarle la cabeza y el mentón hasta que se quedara dormida. Despertar pasada la media noche con maullidos de urgencia, buscando mi rostro en la noche impaciente y volverla a calmar. Ella, mi gata, hoy no amaneció en la casa, quizás salió a buscarme A lejanías. Si te encuentra antes que yo a ella, seguro te traerá en la boca hasta su puerta como los regalos que cada mañana ahí me deja.

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26 de Marzo de 2014 Te recuerdo delante de mí, caminando afanada por los pasillos del metro. Yo iba detrás mientras tú me sostenías la mano. A veces nos soltábamos y tú seguías caminando, mientras yo me quedaba atrás pensando como huir de ti. Era recurrente, siempre nos veía caminando distanciados, apresurados por el cierre de las puertas del tren, tú entrabas primero y yo te veía desde afuera esperando descaradamente a que se cerraran la puertas a ver sí te dejaba ir por fin. Evidentemente nunca lo hice y aún sigo luchando con mi tendencia la fuga ahora sin la ayuda de tu figura.

27 de Marzo de 2014 Estoy cansado de la melancolía, cansado de recordarte, cansado de imaginarte, de pensarte, de analizarte. Es agotador invertir tanta mente y tan poco cuerpo. Descansaba más en tu cama de lo que descanso en la mía, sin besarte el ojo derecho, sin morderte los hombros, sin callarte el intento… durmiendo en tu espalda como naufrago por humedad, despertándome con el rocío de tu cabello como salitre mañanero, saltando y sumergiéndome por completo, expiando pecados en silencio, sosteniéndome de la corriente mientras rasgo tus manos con mis dientes.

28 de Marzo de 2014 -------------------

29 de Marzo de 2014 -------------------

15 de abril de 2014 ------------------

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28 de abril de 2014 Es la necesidad de culminar lo incompleto, lo que me obliga a retomar. Tu recuerdo y los deseos de evitarte un suspiro son una carga pesada sobre la que ya no habita mi responsabilidad y que no entiendo porque siguen arrastrando las suelas de mis zapatos.

29 de Abril de 2014 La ceniza de mi cuarto se desborda por los bordes la mi ventana hoy abierta como pocas veces. La mitad de mi cuerpo teñido de gris oscuro mira por la ventana a lejanías en su silencio. La boca del melancólico pasajero que habita en mí, se quema con cada bocanada y no hay frio que escueza los huesos para distraer tu silencio que dejó de parecer eterno. A pesar de todo, el reflejo de la ventana muestra un rostro diáfano que aspira que siempre sonrías.

30 de Abril de 2014 Hoy me olvido de leer los horóscopos y debatir mi pronóstico con el soberbio que lo redacta. Me olvido de morderme las uñas, de esperar tu espera. La nostalgia que me obligaba a escribirte con ahínco y estupidez cada vez es menor, sus punzadas duelen menos y pronto te volverás un punto en mis escritos saturados por la anestesia del despojo y vendrá la poesía de mala calidad, la normalidad, la rutina y las ganas de leer nuevamente. Lo único que quedará de esto son los remiendos de los huesos.

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¿Hedonismo o Adicción? "A estas horas, que realmente son días, pero que no dejan de ser horas, es preciso decir que no sé si deba acercarme o alejarme de ti, y es que tengo que confesar que tú como imagen predecible y cotidiana me aterras, y que no hay peor miedo que el dejar de buscarte para encontrarte y calmar mis ansias de volverte a ver." Cita tomada de un libro que no existe.

"... entonces pondré todas mis esperanzas en esperarte; me sentaré en una banca, te daré una pequeña señal (casi imperceptible) y esperaré a que te acerques y en medio de la tremulidad de tu existencia, estremecerás toda mi vida en esa sola noche." Fragmento tomado de un libro al que me gustaría llamar "Estrategias absurdas e inútiles"

Mientras tanto abriré una hoja de papel y repasaré el esquema lógico que ayer planeé y al aplicarlo reafirmaré lo que empíricamente está comprobado; que los esquemas lógicos no son aplicables de forma práctica, y te seguiré la corriente fingiendo que improviso mientras me divierto errando contigo. "De la verdad y otras falsedades", libro que será escrito después de mi muerte.

Te agarraré por el cabello, te besaré y te morderé, y mientras tararearé una absurda canción. Te suelto y me sueltas (dejas de morderme el labio inferior), me miras mientras yo miro tus tetas, tienes que entenderme, para mí la sinceridad se encuentra en el pecho, yo también te entenderé cuando logres ver cómo me pongo sincero. "Tratado sobre la sexualidad en la Atlántida" Única copia quemada por la Inquisición católica.

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"Dejaremos de imaginar y nos daremos cuenta de los desconocidos que somos el uno para el otro y lo mejor de todo es que nos importará muy poco, estaremos presentes en ese pequeño acto de muerte." "De la inmortalidad del burro y el conocimiento popular" Boceto en mi biblioteca personal.

Al final o te vas tú o me voy yo, alguien tiene que irse, decisión azarosa en este juego de ajedrez; si te vas tú, me dedicaré a esperarte, si me voy yo probablemente vuelva a buscarte." "El otro libro que no existe" Libro que nunca he tenido en mis manos.

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Malditas sensaciones El que la noche se transformara en algo tan poético y ambiguo había disminuido a cero las posibilidades de salir ileso, es decir ya me encontraba herido; un hematoma en el cráneo, tres costillas rotas y una patética punzada con alfiler en la yugular. Las dos primeras habían sido provocadas por una serie de golpes consecutivos e inconscientes a lo corto de nuestra relación, la última había sido definitivamente la única forma en que lo nuestro no acabaría mal. -Me temo-, pensé mientras sacaba las vendas del armario, -que en estos momentos se vuelve inevitable ser amasado por nostalgiaMiré su lado de la cama y fue inevitable no sentir curiosidad, me sentía atraído por el misterio de su partida, y saber que era lo más conveniente no resolvía ninguna de mis dudas. Cerré las ventanas y la puerta, me merecía un momento de intimidad después de habérsela regalado casi toda a ella, así que me desnudé y me metí en su lado de la cama. La sabana había adquirido un leve olor a cigarrillo que me fatigaba y tenía una mancha del vino que habíamos tomado anoche, la resaca y el cansancio aun eran invitados a sentarse encima mío y lo hacían sin ningún pudor. Cerré los ojos y me di cuenta de lo sucedido la noche anterior. _______________________________________________________________ Esa tarde, vacié mis bolsillos hasta donde pude, salieron papeles, monedas y hasta un marcador. Quería saber con cuanto contaba, 15.850 pesos (y si aún existieran los centavos tendría 32) era todo lo que mis bolsillos cargaban, 15.850 pesos que me podían haber alcanzado para vivir toda la semana, pero preferí utilizarlos para invitarla a tomar un café a dos cuadras del lugar donde estaba hospedado. La hora, nunca la supe a ciencia cierta, de hecho yo nunca he sabido nada a ciencia cierta. En ese momento podría haber tenido 3000 pesos y seguirían siendo los mismos 15.850 pesos con 32 centavos que tengo ahora mismo en el bolsillo. Pero digamos que eran las 5 menos 5 solo para darme el gusto de seguir equivocado. Me encontraba sentado en un paradero, de esos en los que uno se sienta a esperar y lo desesperan las imágenes publicitarias que siempre tienen al lado derecho, y pe93


or aún si es la imagen de una persona señalándote con el dedo o haciendo cualquier gesto con las manos mientras te sonríen y te hacen sentir menos que ellos, porque son capaces de disfrutar de las cosas banales. A las 5 y 12 llegó Laura o… Lina, Caro (atribuyámosle el olvido a una cuarta dimensión). Era la primera y la única vez que saldría con ella y de eso ya, algo más de 5 años. Llegó poco antes de que me fuera. Me gustaba su cabello corto, sus labios grandes (gigantescos en comparación con las demás de esta ciudad), y sus tetas enormes; en cuanto al culo nunca lo he tenido presente, pero… tenía, no mucho, pero tenía. Llegó por detrás como las traiciones, ya la había visto pero le di la oportunidad de que me sorprendiera. -Te reconocí por las chanclas- me dijo mientras se burlaba. Le di un beso en la mejilla, di media vuelta y comencé a caminar. Encendió un cigarrillo y me siguió hasta el café. Hablamos del bar donde nos conocimos, a ella le gustaban los Martinis (Secos) y a mí los Mojitos (Cubanas) en sus tetas; prefería bailar que hablar y fumaba Virginia Slim o Marlboro Light. En mi caso no sabía bailar salsa y simplemente me encontraba dispuesto. Ambos estábamos enfermos de nostalgia y vivíamos de la esperanza. Acordamos sentarnos en la terraza, yo porque el ambiente adentro era muy estresante y ella porque afuera podía fumar. El mesero limpió la mesa, nos entregó las “cartas” y aprovechó para coquetearle mientras le hacía recomendaciones. Ella pidió un expreso, así que pedí un cappuccino. El camarero se fue mientras ella le sonreía (como pagándole por adelantado), yo simplemente me reía de la escena mientras jugaba con su encendedor. -Se parece a un primo mío- me dijo mientras sonreía. -No tienes que darme explicaciones... pero tu primo es muy coqueto- le dije mientras me reía sarcásticamente. -Es lindo, pero no es mi tipo- (¿lo dijo como intentando consolarme?). -Regálame el encendedor- (Aclaro que no me sentía incómodo con el tema, enserio me gustaba el encendedor, era un Zippo).

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El siguiente pedazo de la conversación: una lucha por el encendedor. –Pero si tu no fumas-,-puedo comenzar hoy-, […], -…me lo regaló mi ex- fue ahí, en ese preciso momento termino mi ahora fugaz voluntad, me entregaron mi cappuccino y yo entregué el encendedor. (Había perdido una batalla y estaba herido: una bala en el costado, quizás tuviera el pulmón perforado). El cappucino, demasiado caliente, me dejó expuesta la lengua, microgranulosa y desagradable a mi propio tacto bucal, me lo tragué sin disfrutarlo e intentando no demostrar mi estupidez. -¿Muy caliente?- dijo con una sonrisa contenida. -Estoy por pensar que fue culpa tuya… ¿qué tan dramático fue?- le pregunté con los ojos aguados. -No tanto como lo hubiera querido- dijo acercándose hacia mí, ahora con una sonrisa desnuda y descarada, bastante incitante y excitante. -Tus ojos son bastante exigentes…- Le dije sonriendo mientras me acostaba sobre el espaldar de la silla. –Si quieres drama regálame una Cocacola, fría por favor-Otro día, ya tuve suficiente con tu odisea de café, leche y crema que por cierto…- agarrando el minúsculo pitillo que dan para revolver todos los productos derivados del café y llevándoselo a la boca -… no tiene azúcar- para luego ponerlo otra vez dentro del pocillo. Un movimiento algo invasivo e incómodo pero fascinante, especialmente por la marca de pintalabios en el extremo descubierto de lo que ahora era un coctel. La vi saborearse la lengua más de una vez antes de sacar su siguiente víctima de una cajetilla de veinte cigarrillos. - Dámelo- le dije extendiendo mi mano derecha mientras con la izquierda tomaba como rehén su encendedor. Fue duro para ella, nunca antes le había hablado de esa forma, así que totalmente extrañada, delatada más que nada por la expresión de sus ojos, lo soltó sobre mi mano, y después de llevarme el cigarrillo a la boca sonreí, esa era mi victoria y no hubo mayor celebración que encender los fuegos artificiales con su encendedor, una, dos, tres carburadas, ese CLAP metálico

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fue en definitiva la explosión. Tomé la primera bocanada y con el rostro extasiado la solté hacia arriba. -¿Sabes? Pienso que me necesitas más de lo que alguna vez te necesité yo, no soportas la idea de verme felizmente acabado y destrozado por otra vieja- otra bocanada, un breve silencio departe mía, mientras digería el humo -¿Cómo te enteraste?-No te lo diré- dijo cruzando los brazos y haciendo un puchero disimulado. -Todavía me gusta cuando te dan esos arranques de niña mal educada- le dije sin poder evitar mirarla de forma tierna… para luego darme cuenta de mi desastrosa perdida. Mientras ella sonreía intentando convencerme de que no se trataba de su victoria, sino de un destello de felicidad. -¿Cómo vas con él?- Le dije acercando mi cuerpo a la mesa dejando caer el cigarrillo a medias en el cenicero mojado. -Eres un payaso, ¿sabes?- dijo mientras sonreía. Era claro que no quería hablar del tema, pero siempre me han caracterizado mis ansias disimuladas por ser espinoso. -¿Terminaron?-¿Con Mario?... No, de hecho estamos mejor que nunca, pero ahora mismo me importas más tú que yo-. Inmediatamente su cuerpo se acercó a mí. Invadido por los nervios e intentando disimularlos mi cuerpo se acostó sobre el espaldar de la silla lentamente y traté de sonreír confiado. –Es estresantemente tierno como cada vez que hablas de él pones ese acento-Cuéntame sobre ella- dijo sin dejarme respirar Sonreí nuevamente y mire hacia la derecha para tomar un respiro antes de volver a enfrentarme a su mirada instigadora. –Mujer… nunca he sabido si no sabes leerme, o si lo sabes y simplemente disfrutas al aclarar las hipótesis que tienes en tu mente.-¿A qué te refieres?, ¿a tu sonrisa estúpida e instantánea apenas te pregunte sobre ella?-

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-Bueno ya tienes tu primer dato, ya sabes cómo me veía está mañana recién levantado- Te gusta más de lo que me imaginaba-Me gusta más de lo que imaginaba, pero eso nunca te lo voy a admitir-¿Te das cuenta que lo acabas de hacer?- dijo al mismo tiempo que se burlaba. -Me di cuenta que me gustaba antes de decir admitir- le dije mientras miraba hacia la mesa riéndome de mi estupidez. -Me hubiera muerto por ver esa sonrisa la vez que estuvimos juntosSonreí, no lo pude evitar hacia mucho que no hablábamos de eso y se trataba de un tema tan delicado como el de mi sonrisa matutina. Me acerqué a la mesa y mi volumen de voz automáticamente disminuyó. –Sé que no es un buen momento, pero… ¿Podemos dormir juntos hoy?Enseguida vi como su cuerpo se acostó sobre la silla y una carcajada nerviosa salió de su boca mientras ella la intentaba contener con sus labios. Admito que me sentí victorioso al verla en ese estado aunque ya no se trataba de una guerra. -Ni lo sueñes-¿Sonó muy descarado?- le dije tragando saliva mientras sonreía de forma ficticia. (Admito también que no me esperaba una respuesta tan negativa). Miré hacia todos lados esperando a que parara de reírse y aún estaba seguro de que se trataba de una risa nerviosa. -En serio eso no va a volver a pasar- dijo calmada. -Me alegra. Llevo un rato pensando en ti… no lo mal intérpretes, por alguna razón…Me interrumpió súbitamente -Cuéntame sobre ellaFue imposible no darme cuenta de que otra vez había sonreído y de que no se iba a volver a acostar conmigo después de enterarse que yo me podría enamorar. -Bueno, cálmate- sonreí y mi rostro debió colorearse más que su pintalabios rojo – la conocí hace un mes…97


Su maldita costumbre –Cuéntame de anocheLevanté mis cejas impresionado… Y otra vez su maldita costumbre -Primero cuéntame ¿cuándo te diste cuenta que te gustaba?Después de superar su angustioso test, suspiró como si no quisiera volver a respirar y se quedó callada en silencio, y me toca ser redundante con ella porque con ella los silencios no pueden ser callados. Uno, dos, tres, cuatro... oficialmente teníamos un silencio incomodo mientras yo sonreía, me hacía feliz hacerle saber lo feliz que había sido, de hecho por esos días me hacía feliz decírselo a cualquiera. Incluso creo haberlo conversado con el modelo del paradero. Sin más reparo, se puso de pie y agarró su bolso inquieta e intempestiva, apresurada como su interrupción telefónica de la mañana y así la vi partir volviéndose parte del aire, en medio de mi sonrisa y mi desconsuelo por no concretar un polvo. -Le hubiera mentido- me dije en voz alta mientras sonreía y acomodaba mis vendajes.

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DECIMOSÉPTIMO

Frustración C A R L A D U Q U E M O N S A LV E

Líneas de colores amarillas y blancas pasan sin cesar, la multitud sigue concentrada en su camino, mientras, yo, aquí en el medio, viendo como todo sigue su propio ritmo, todo se ralentiza y yo sigo en el mismo lugar, mirando, tan adentro, tan afuera, todos tienen su objetivo pero yo, debo esperar… consumiéndome cada vez más por la intriga, desespero y me inunda el deseo de mover todo a un lado. Empezar a avanzar en este mundo multiforme, dejar de aguantar, movilizarme hasta por fin

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toparme con algo excitante, que me llene de ganas, ganas de vivir, ganas de moverme, dejar de estar en medio de este puente, poder conocer lo que hay al otro lado.

Encontrar diversidad, colores siempre cambiantes, permanecer en éxtasis. Despojarme de este mundo superficial y monótono, emprender nuevas aventuras llenas de personas interesantes y nutritivas para mi tan anoréxico cerebro, ¿qué pasa con esta ciudad? ¿cuándo dejó de ser mi mundo añorado para volverse en este desprecio existencial tan agobiante… tan decepcionante? ¿será que a todos les dio por hablar mucho sin decir nada? ¿qué pasó con la cultura, se extinguió? Cada vez se me hace más difícil vivir en este mundo de argumentos vacíos, llenos de incoherencias, ¿dónde están las personas, qué piensan; dónde quedaron las hipótesis creativas y apasionantes, qué pasó con el lado intelectual? Ahora todo tiene que ser acerca de la moda, acerca de estas “estrellas terrenales” que realmente no hacen nada por el mundo. Vivimos babeando por ser como ellos. No sé qué es lo atractivo de este tipo de popularidad. ¿Ser constantemente observado, juzgado, acaso todos desean tan drásticamente esa vida tan notoria, tan común?

Sí, suelen ser vacíos, recipientes llenos de información inútil, de promesas y compromisos olvidados, siempre aprovechándose del tiempo ajeno, contando con recursos que no son suyos. Tan egocéntricos, tan irracionales, tan “estudiados” y tan ignorantes al final todos hacen lo mismo, incluso yo, repentinamente me veo sumergida en medio de la corriente, arrastrada por una fuerza invisible que me obliga a ser ordinaria, empiezo a ser otro pez en el océano que no se atreve a salir a la superficie a echarle una ojeada al alucinante amanecer, ¿por qué elijo quedarme en la penumbra? quizás termino ignorando mis principios, mi identidad. ¿Será que trato de asemejarme a otros?, pero… ¿cuál es el punto de ser aceptada por una manada de salvajes primitivos que sólo siguen la corriente?

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UNA DE ESAS NOCHES Es gracioso que un simple recuerdo logre rescatar y llenar de esperanza un invierno tan aburrido y monótono como este.

Una noche, sólo eso fue necesario para reafirmar lo que suponía, ¿será posible hallar ahora mi verdadera fórmula, mi ecuación adecuada? Supongo que esta es la clave, es mi camino… o quizá no sea más que un experimento momentáneo.

Aún recuerdo todo con claridad a pesar de haber vivido ese momento en una laguna de alcohol y humo: las miradas, la duda… me mira, me acerco, viene y se va, jugando con combinaciones exhaustivas, sensaciones y decepciones. Una eternidad de esperanza y frustración. De repente cuando daba todo por perdido, cuando decidía por fin tirar la toalla, sin aviso, sin claridad, cierro los ojos y por fin reafirmo lo que tan deseosa andaba fantaseando. No sé quién dio el primer paso, pero me derretí en su abrazo, el suave olor de su cuello, pasión indiscreta, incompleta, su largo cabello negro entre mis dedos seduciendo mis sentidos, sus labios firmes y suaves deleitando mi alma y encendiendo mi cuerpo.

No sé qué me hizo parar, aún me revuelve la conciencia, sólo me quedé con aquella despedida. Es bastante ridículo pensar que cuando por fin hay el valor, se desperdicia en un momento asesinado por la duda, quizá fue vergüenza, ¡cómo puedo engañarme! Yo lo sé, el mundo lo sospecha, entonces qué me hace tan débil, tan indecisa. Quiero ser libre pero aún sigo eligiendo quedarme en la jaula, ni con sus puertas abiertas logro volar lejos de ella.

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SEÑOR DINERO Figura dominante con poco raciocinio, todo poderoso, dictador, un poco antagónico en mi historia, si bien no puedo negar que de su presencia depende mucho quien soy ahora y que existe un lado bueno que muy rara vez muestra, el lado negativo no deja de abordarme, siempre un villano en mi mente, trato de exorcizar este pensamiento tan negativo, vengativo y odioso, pero no lo logro, no logro verlo de otra manera, quizá por la frustración que vive conmigo, cuánto quisiera estar en buenos términos con él, pero no lo logro.

Vagos recuerdos de tiempos lejanos donde él era mi héroe donde sólo podía ver por sus ojos, pero ahora es sólo eso… recuerdos de un pasado hermoso y que la cruda realidad del presente los vuelve más dolorosos, hirientes y más que eso… bastante irritantes.

Su presencia me estresa, me sigue a todos lados, sólo para torturarme, odio su voz, cada sonido que emite retumba mis oídos taladrando mi paciencia, creo que ya no hay solución en este asunto, solo la partida, la partida de cualquiera de los dos, de cualquier manera. Me desespera el hecho de no poder irme inmediatamente, tener que aguantar, necesito irme, pero debo aguantar, debo ser inteligente, aún no tengo los medios… espero con ansias el tan anhelado día en que pueda pagarle lo que le duele tanto, qué padre sufre más por unos devaluados billetes que por la educación de sus descendientes… sí, el mío, ese anhelado día llegará, pronto, pagaré mis deudas y no tendré que saber nada más de él, Señor Dinero.

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¿DÓNDE ESTÁ EL VALOR? Agotamiento, desgastantes acciones, movimientos interminables, insoportable caos, un zumbido en el oído, un agobiante embotamiento. Insomnio obligatorio, dolor de existencia, dolor de monotonía. Relaciones inaportantes, cuestionamientos futuros tan presentes.

¿Para qué dormir sin descansar, una interminable lista de obligatoriedades que saturan la mente? No hay nada, sólo deberes, ¿dónde están los sueños? ¿Dónde está la libertad? Vivir así no es posible, sentir nada, nada excitante al menos. ¿Por qué no morir un rato? ¿Por qué no salir de este mundo un instante, volar en medio del universo, apreciarlo? ¿Para qué comer? ¿Para existir? Existir como otro objeto creado, para ser parte del conjunto no es suficiente. ¡Correr! Es necesario, es la medida adecuada, alejarse, despojarse de todo, ataduras irracionales: ¿Dinero?

Abrumador papel, delimitada, creador de cadenas, casi inquebrantables; ¿Reglas? Ataduras invisibles, encarceladoras cerraduras, privadoras de la libertad; ¿tradición, convenciones que nunca fueron aceptadas, imposiciones irracionales que van desvaneciendo el espíritu lentamente.

Libertad, utopía imposible sino hay fuerza, para rebelarse; para alejarse de todo, renunciar a lo conocido, valor para aceptar la aventura, correr hacia el abismo sin pensarlo dos veces, renunciar a lo conocido y aceptar todo un nuevo mundo, lleno de posibilidades, abrir la mente a nuevas formas de ver el mundo y buscar la tan indefinible e inalcanzable felicidad.

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D E C I M O C TAVO

Bienestar SERGIO GÓNZALEZ

El señor Mocha está acabado Hace un tiempo tuve una obsesión por un tipo que vivía en mi barrio. Lo llamaba señor Mocha por una extraña afición que tenía, extraña por obsesiva.

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El señor Mocha pasaba cada día de su vida recortando fotos del periódico, cada día leía diarios a voluntad. Luego, interpretaba cualquier suceso a su manera y si le parecía importante lo recortaba con unas tijeras que afilaba diariamente. Mocha hacía todo con cautela, tomaba un poco de engrudo y pegaba aquello que le gustaba en la pared de su cuarto.

Pasaron como veinte años y rara vez se le vio en la calle, la mayoría de las pocas veces que me crucé con él, apenas me dirigió la palabra. Saludaba por allá, desganado, lejos, con una voz que a leguas se notaba tímida. Supongo que ese era su carácter, no sé. Lo que sí puedo decir con certeza es que Mocha se había aficionado con detalle a cada uno de sus retazos, los tenía perfectamente calificados: de un lado estaban las fotografías de guerra, la crónica de barrio y algunas palabras que seguro le sonaban bien. Del otro, tenía pegadas las esquelas, los nombres de los caballos del hipódromo y algunos precios de casas que subastaban, electrodomésticos, líneas calientes y demás anuncios. Por último, tenía una pared en frente de su cama donde coleccionaba hechos insólitos. Yo me di cuenta de esto detalladamente, porque cuando encontraba oportunidad me colaba en su casa, lo hacía durante las pocas salidas que emprendía el señor Mocha para comprar comida. Yo irrumpía en su casa porque me intrigaba, y además porque me reconocía en él, sabía que ambos estábamos tremendamente obsesionados, él de sus recortes y yo de sus extrañas maneras.

Mocha era dedicado; prácticamente había pegado de todo y nunca escatimaba a la hora de coleccionar cosas que nunca le sucedían; eso me impresionaba, y generaba en mí una especie de fijación por su dedicación. De él sabía que era un hombre solo, nunca en veinte años llegué a ver en su casa por lo menos un amigo, aunque me daba la impresión de que eso no le afectaba. A mí tampoco me molestaba, en realidad, pero si me intrigaba y por eso en mi fijación comencé a indagar acerca de su vida, aunque poco encontré. Su pasado parecía casi nulo, era un misterio, parecía que lo hubiese borrado. Nunca hallé nada, ni siquiera una pista, algo que me contara de sus traumas o de sus alegrías, nada, no encontré nada. Yo lo intenté 105


de verdad, consultando con vecinos, con las editoriales, con cualquiera, pero nunca nadie pudo referirme nada. Tal situación me llevó al delirio, pues de algún modo veía en él mi espejo, un reflejo; aunque de una forma distinta, pues yo vivía como cualquier jovencito, mientras que él, era extraño, enigmático y oscuro. Era un coleccionista, eso era todo lo que yo podía decir que sabía de él.

Bueno, eso fue lo que encontré, lo que supe preguntando a los demás, ya que por mi cuenta me procuré algunos descubrimientos un tanto particulares, los vi a la luz cuando me colaba en su casa. Recuerdo dos que me llamaron mucho la atención. Uno fue cuando encontré en su armario un balde con estiércol de caballo, me enteré de que no lo tenía ahí para fertilizar, o bueno, al menos para fertilizar algo físico. Inferí aquello porque vi en el balde una nota que decía: "Aquí pronto caerá el pueblo soberano". A mí me pareció una especie de manifiesto.

La otra particularidad que recuerdo del señor Mocha, es que tenía un espacio en el centro de la pared que daba al frente de su cama, donde coleccionaba sucesos particulares. Ese espacio más o menos de 30 x 30 centímetros, estaba libre de recortes o retazos. En ese espacio brillaba una frase que de seguro habría escrito a puño y letra y que recitaba lo siguiente: "Amo esta tierra y sus bosques, son la dirección de mi pistola, en ellos todos caerán profundamente como ciervos muertos en el maletero, como adictos en domingo, como amantes en invierno, como hambrientos en la calle." Creo que para Mocha esto era algo que quería recordar siempre, cada día; era su plaga blanca, su sombra entre las sombras, y de algún modo esperaba que nos cayera encima a todos sin excepción. Ese, seguro, era su gran deseo.

Esos fueron los detalles más relevantes que llegué a conocer de él en veinte años, décadas en donde me intrigué hasta el fondo por pura admiración. Pensaba yo que no cualquiera podía ser tan particular para pasarse noches enteras con unas tijeras en la mano, buscando cosas raras que nunca le sucedían; bordeando cada foto con cuidado, observando obsesivamente cada palabra, cada imagen. 106


Mocha buscaba en esos periódicos gente con cara de perro y promociones de electrodomésticos, lo hacía indiscriminadamente; no le importa el peso de la noticia porque al fin de cuentas siempre la interpretaba como quería. Eso lo sé, porque nunca tuvo particular apego a ningún tipo de "suceso", él tenía de todo: desde reportajes extremos, hasta crónicas marcianas que hablaban de extrañas formas de morir. Ja, pensando en esto recuerdo una en particular, una que narraba la historia de un hombre que murió románticamente entre un millar de luciérnagas, murió ahogado por todos los bichos que se tragó. A esta noticia en particular Mocha le tenía gran apego pues la conservaba en la parte alta de su pared, en el podio.

Admiré mucho al señor Mocha mientras vivió por aquí, lo encontraba encantador con esa idea que tenía, esa de mutilar cada expresión, esa de mutilar lo que te gusta y luego pegarlo en la pared, atraparlo y no dejarlo ir nunca más, para que cómodamente y sin esfuerzo pudieras quedarte horas y días contemplando aquello que amas, todo eso a lo que te has apegado, todo eso que te es ajeno. Me parecía bonito, yo lo asumía como una analogía del amor.

Supe también que en los últimos días que pasó de pie, el señor Mocha estuvo recortando exclusivamente imágenes de mujeres. Llenó toda una pared con fotos de féminas, y además de eso, a la pared le había dado un nombre; la había llamado: Títeres de carne. No supe exactamente que quería decir con eso, pero seguro le importaba, ya que añadía a cada recorte una nota debajo con escrito lo siguiente: "Me siento gusano, gastando esperma y saliva"

Pasó así sus últimas noches, recortando hasta que no aguantaba más y caía en cama. Yo me preguntaba si soñaba y de ser así ¿Con qué lo hacía? Con cicatrices, me dije, con señales de cura, con cada rostro mutilado volviendo a reconstruirse.

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Pasó poco tiempo con esa fijación por las mujeres, hasta que un día se dejó ir. Me di cuenta pasando por su casa y mirando por la ventana, en ese momento lo vi tirado en el suelo, muerto y rodeado de papeles. Inmediatamente llamé a la policía, mientras no podía parar de mirarlo horrorizado. Al llegar la policía y los forenses lo examinaron y luego de un par de horas y luego de interrogarme sobre cosas que no sabía; me explicaron lo que había sucedido. Me dijeron que Mocha ya llevaba un par de días muerto. Me contaron que se había destajado de un zarpazo, que apenas tuvo tiempo para sentir el ardor del fuego en el brazo y que apenas pudo ver las grietas y la sangre que de sus venas colaba. Poco tiempo tuvo Mocha para perder el aliento.

Cuando todos se marcharon llevando a Mocha cubierto por una sabana, yo no podía evitar un pensamiento que se me presentaba burlón, éste en mi mente gritaba: ¡justicia divina, se ha ido del mismo modo...del mismo modo!

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Cabeza de perro Nunca habíamos escatimado en gastos y al final todo aquello que nos pertenecía desapareció en el menor tiempo posible. Los lujos, las antigüedades, los autos y los animales embalsamados que habíamos traído directamente desde África. Todo, absolutamente todo aquello que nos perteneció fue devorado por las alimañas sin contemplación alguna.

Nos vimos desamparados en la calle, sin aparatos, sin tablas ni gabinetes. Nuestras camas se habían convertido en las aceras que a diario pisábamos, nuestros pies hacían ahora el papel de nuestros autos y nuestro ático que alguna vez se halló lleno de preciados objetos fue reemplazado por las estrellas de aquel cielo azulado, cielo que se detenía por un instante para observar nuestra desgracia.

Aquella noche nos cubrimos con bolsas de tela y encendimos algunos papeles para tratar de minimizar los efectos del devastador frío de la madrugada. En aquellos momentos me resultaba inevitable realizar comparaciones, pues veía yo que nosotros éramos los nuevos en aquella calle sucia y fría. Pensaba odiando mi presente que en otras épocas fuimos los recién llegados de mil lugares visitados entre rayos y viento, entre las torres y las plazas del mundo. Ahora todo es distinto, nuestros modos y maneras tienen que ser otros, puesto que nos encontramos con el único deber de no desaparecer, no hacerlo como nuestras pertenencias.

En este presente, nosotros debemos pensar en retomar el control para poder subir de nuevo, y juntos, de la mano, volver a contemplar la esperanza de vestir jeans ajustados y camisas a cuadros. Nos Tendremos que esforzar, pensaba, si queríamos regresar a pasear en nuestras furgonetas, si queríamos volver a ver el brillo intenso del sol con felicidad desde nuestras vidas pusilánimes.

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La mañana siguiente pensé en buscar trabajo y darle cara a la nueva realidad, pero cuando abrí mis ojos no vi en el cielo el empujón para comenzar de nuevo, sino, un extraño regalo dejado a nuestro lado.

Era una cabeza de perro, una cabeza de perro dejada allí para alimentar nuestros horrores. Yo no supe, al verla, de que se trataba, pensé que quizás esto era tan solo un gesto de mal gusto o una burla a nuestra reciente miseria, pero nada encajaba, nada parecía tener sentido en la pobreza. Buscaba yo horrorizado el significado de tan macabro regalo, pero no lo hallaba. Solo podía suponer que aquello era una analogía de nuestro destino.

Todo se puso peor al momento en que uno a uno se fueron despertando los miembros de mi familia. Primero despertó mi madre y al ver la cabeza se arrancó en gritos; luego mi padre a quien siempre consideré tan valiente comenzó a temblar de espanto, y mis dos hermanas, extraviadas miraban como si tratase de la más vil advertencia. Yo que era aquél que siempre se había distinguido por ser el más sensato debía hacer algo, tenía que proporcionarles a ellos algo de calma y tranquilidad.

Propuse entonces a mi familia, ya caída un poco en las cuencas de la locura y el miedo, agitar la cabeza, tomándola desde el hocico a ver si después de esto aparecía ante nuestras miradas cualquier señal, cualquier indicio que nos explicase la proveniencia y el significado de aquella cabeza.

Mi padre que era el más robusto tomó la iniciativa y sin dudarlo ondeó la -testa tagiliata- como si se tratase de una bandera. Yo, mientras tanto y totalmente consternado, cuan alucinado, no paraba de recordar con nostalgia mis pertenencias, las soñaba a ojos abiertos y me decía de mente para adentro: ay mis bellas manchas que inciertas e indiferentes iluminaron mi vida...

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Espabilo un poco, luego de perderme en pensamientos, y ahí, en aquél momento, en mi preciso ensueño; mis ojos ven salir de una ventanilla de restaurante a un sujeto que al ver la cabeza nos hacía morisquetas y nos daba a entender por medio de un lenguaje extraño que aquella cabeza, había sido un generoso regalo, un presente puesto allí por él para darnos la bienvenida en aquella calle que sucia, fría y mal oliente ya nos acogía.

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Carta a un desconocido. No fue indispensable para mí en aquél momento recuperar mis días perdidos, pues yo me encontraba dentro de un limbo que poco permitía ver.

Estuve rodeado de insectos, entre días negros donde el sol había ya llegado a su conclusión. Traté de no pensar más en esos asuntos que me infligían sentimientos de culpa y un fatal desgaste al que ya me había entregado. En algunos instantes, sentía que mis ojos comenzaban a volverse de hielo, y mi fuego comenzaba a desvanecerse. Mi cerebro vomitaba absurdas paradojas y lo único que hacía era mantenerme frente al espejo como si fuera brillante, tal vez, como si emanara algo más que el reflejo desconocido y distante de aquello que llamé en tiempos pasados "YO"; Aquel reflejo que creí identidad y que ahora se encuentra profundamente golpeado por los días y la sensación pérfida del tiempo perdido.

Era un maldito mes de octubre que recuerdo bien cuando los escalones del otoño pasaron rápido por este cosmos, pasaron fugaces, durando menos de lo que yo lograba dormir. Y así, me sentía siempre, cuando pasaban los días y las noches sin una pizca de sentido o calidez, noches que jamás volvieron a ser tranquilas, o por lo menos planas y aburridas. Ya para mí, todo esto, pronto se convertiría en recuerdos, en salpicaduras, en críticas sin urgencia.

Todo esto yo lo llamé la lotería del miserable; sí, aquella lotería en donde aquél que la juega se convierte en un vago sin oídos, privado de intestinos, que piensa en el mundo como un bastardo. Y no crea usted que tales horrores me hacían feliz. No, yo por el contrario intentaba salir adentrándome en las zanjas y en los lugares más profundos de mi ser, adentrándome en lugares sin luz intermitente, en lugares que no se inmutarán.

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Después de esos intentos, querido amigo, mis ojos alcanzaron a mirar con desdén por última vez, pues me vi como un hombre pequeño en un acantilado, en un precipicio, en un filo de súplicas. Así me vi por última vez, amigo mío, me vi sin dar el primer paso.

¿Qué haría yo entonces, sin sentido, ni detalles mínimos que enriquecen?, ¿sin las farolas en el puente, obstinadas e indiferentes?, si ya no me quedaba nada, sólo la circunvalación de mi cerebro sin puertas, sin desafíos. Pues me quedaré en el infierno, dando vida a esta inmersión de tinta, para poder escribir cartas a nombres sin rostro. Así como lo hago con usted querido amigo.

Bueno, me alegra que por lo menos este capricho resultara siendo mi última razón, mi última voluntad... escribirle a usted amigo mío, lo sentí en mi interior como un alivio que por segundos da paz a este cuerpo perdido en el abismo de su propia psique.

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DECIMONOVENO

Ojos que ven JUAN DIEGO CAテ前L A

Miテゥrcoles 19 Marzo Percibテュ a una bandada de canarios casi salvajes, casi amarillos, en un lugar casi civilizado. Desde lo alto de una reja se posaban estos amigos del trino; observaba como el suelo era una calle donde transitaban dos enormes ratas casi chuchas.

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Jueves 20 Caminaba por cualquier lugar del mundo según yo, he allí veo una hermosa mujer, alta, con cabello corto, usaba gafas y con un cuerpo lindo; según yo, las proporciones de los pitagóricos se quedaron en palotes.

Viernes 21 El firmamento era más azul de lo normal, un azul celestial, así como el de los vitrales de las catedrales, en la búsqueda de la eternidad y una puerta a una dimensión que todos murmuran… caeli.

Sábado 22 Han hecho un retén en la carretera hacia al norte, creo que iba para Girardota… pero a nada de pendejadas; observo que los soldados son extraterrestres, porque hablan una jerga rara, y sus manos son como los tentáculos de un pulpo, por todos lados le caben. Es un día muy caluroso.

Domingo 23 Hoy conocí el barrio Popular #1; percibí que la gente es cálida, muy unida entre vecinos, parrandera y alegre; a la par de todo esto, deambula la violencia cruel y sin censura que vive mi ciudad; observé las calles semejantes a laberintos, “paredes” en las que uno piensa, cuando va en su carro Mercedes Benz que se quedará sin frenos.

Lunes 24 Soy antioqueño donde esté, sea en Italia comiéndome una buena lasagna, acompañada con una copa de vino tinto “Brunello di Montalcino” o en Disneyland de pipi cogido con el pato Donald; amo a mi tierra. Percibo la falta de compromiso y neuronas, de los que entre dientes se dicen llamar colombianos, pre115


fieren los americanismos y toda la basura que del extranjero nos quieren meter en la cabeza; han preferido entregar sus vidas a otros países y dejar en el olvido a Colombia…mis amigos y familia.

Martes 25 Percibí a varios motociclistas a las afueras de la universidad, sin casco y con escolta en la parte trasera, parecían sacados del mismo hades, caras de maleantes, con miradas que transmitían ira, maldad y rencor, con actitud sospechosa que daba claro aviso que estaban al asecho de víctimas.

Miércoles 26 Percibí algunos niños hablar en la calle, su estatura no superaba un metro con 40 cm, me imagino que tenían entre 8 y 10 años, para el momento, deberían de pensar en jugar con consolas de video-juego , hacer deporte, compartir golosinas, entre otras cosas; pero estos tenían una conversación que sobrepasaba su experiencia y edad… ¡El Sexo!

Jueves 27 Hoy me he tomado toda una mañana observando a mi abuela, para fotografiarla, y percibo que esos 64 años que lleva encima, no han sido ninguna carcajada de gorila; aunque lo que refleja en su ser es juventud y vitalidad.

Viernes 28 Percibí en la noche que las estrellas brillaban mucho más de lo normal, que los vientos hacían que todos los árboles dejarán caer las hojas que secan estaban, escuchaba los maullidos de un gato negro, al que se le había perdido su gata; lo sé, porque el dueño es mi vecino.

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Sábado 29 Percibí en un parque de la ciudad, a un anciano sacarse su caja de dientes, para poder disfrutar una compota de manzana, también, en ese lugar observé una danza de cometas, de todos los colores, formas y tamaños.

Domingo 30 Percibí que en las calles del centro reinaba la soledad, en donde no parecía que habitara algún alma; el firmamento era gris, a mí parecer todo era como una película de los años 50… a blanco y negro.

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VIGÉSIMO

La búsqueda perpetua de los amores J UA N PA B LO A R E I Z A AG U D E LO

ELLA La voy a describir aunque todavía no estoy seguro, es como lanzarse a un abismo sin ningún tipo de arnés que sujete la culpa o el olvido cuando recuerdo como es acercarse a ella, tan impredecible e inquieta. Pero sus estados anímicos y su manera de alterarse no eran mi mayor preocupación. Estaba totalmente consumido y 118


muerto en sus ojos abiertos y fijos como dos faros de luz apagados, no tenían un color definido, el sol hacía que brillaran tan claros como el día mismo, pero en la noche sus ojos negros eran tan maldadosos. Su tristeza generalmente concordaba con los días grises o lluviosos, su melancolía era tan latente como una necesidad vital para ella. Solo puedo recordar el olor de su pelo libre, luchando contra el viento, negro, rojo, tal vez marrón, pero eso no importa, las gotas de lluvia mojaban solo una parte y las demás quedaban suspendidas en los pelitos levantados sacudidos por los húmedos golpecitos, a ella no le importaba, y eso, lo que más me gustaba. Ella, sentía más que fascinación, una curiosidad abrumadora frente a la fragilidad de la vida, siempre estaba confundida, se sentía perdida, adormecida, temerosa de tal fragilidad que se estremecía de tan solo pensar en el fin de su existencia. Puedo decir que la luz le daba una calma casi celestial, una paz blanca, aunque paradójicamente hiciera lo posible para vivir entre tinieblas, porque sentía que de esta manera podría encontrar la luz más fácil en el oscuro túnel de los días. Su boca guardaba un amplio silencio, pero cuando transformaba el aire en palabras salían las más hermosas que nadie esperaba oír, ella podía ver más allá de los colores, de la luz rebotando en los objetos, lo decía todo con su silencio y cuando no, dejaba escapar un susurro angelical de algún pegajoso tramo de alguna canción que ninguno conocía. Siempre que dormía soñaba, soñaba con montañas azules y ríos violeta, personas comiendo tierra de capote con salsa de tomate en sus orillas y con su profesor de inglés metido en una cárcel móvil que llevaba puesta ahora como un disfraz, eran imágenes de hechos aislados sin ninguna conexión que para ella tenían más sentido que lo que sucedía en el mundo todos los días. Tenía también un gusto musical infinito, aunque yo no lograba entender como conocía cada canción y melodía creada por los hombres sobre la tierra y debajo de ella, pero lo más curioso de todo es que sabía siempre cual canción debía sonar y escuchar en el momento apropiado y le gustaba creer que su vida tenía una banda sonora propia, la cual escuchaba en su cabeza al dejar pasar las horas ahogada en la tristeza de la lluvia o exorbitante de alegría pensando en el amor imposible.

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Jugaba a estar soñando mientras caminaba por la ciudad, era muy cobarde para enfrentarse con la realidad, lo que no le permitía entender por qué las demás personas dejaban pasar por alto eventos tan trascendentales para el desarrollo del normal funcionamiento del universo, su cuestionamiento la llevaba a un éxtasis que le permitía escuchar el nacimiento de una flor y a sentir las vibraciones de la tierra al girar, se emocionaba aún más cuando se dedicaba a hacer un recorrido por su cuerpo tratando de descifrar su funcionamiento y lo que lo hacía caminar, llorar, amar. Comparaba el cuerpo con una gran orquesta donde cada extremidad y tejido interno era un instrumento, dirigido con tal perfección que la sinfonía de pensamientos-movimientos fluía y resonaba como la combinación más hermosa y armónicamente acoplada con los latidos de los corazones, con las vibraciones terrenales y las flores abriéndose.

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SECRETOS La sangre fluía formando gruesos hilos que corrían por sus brazos blancos palidecidos por el frío, que al saltar de los dedos se escurría en grandes gotas salpicando de color rojo la blanca bañera, o las pastillas que se tomó esa noche no alcanzaron a consumirse por completo, ni terminaron el viaje por su cuerpo. Tal vez lo que pasó fue que el tubo por donde circulaba el humo tóxico del carro, tenía una fuga y no alcanzaba a llegar al interior de aquel vehículo donde ella yacía con ganas profundas de morir. De lo que si estoy seguro es que una vez la soga que colocó alrededor de su cuello no resistió con su peso, lo cual me resultaba imposible de creer en tal evento ya que su contextura física no era la más voluminosa.

Ella había buscado durante mucho tiempo, no la manera más poética de morir, si no la forma más usada y ya contada en todos los libros con relatos de suicidios y cuentos policiacos, lo que alimentaba su mayor deseo. Anhelaba convertirse en una noticia hermosa de ese periódico que leía su padre todos los días en el desayuno, porque lo amaba, pero por más que intentaba quitarse la vida, lo único que lograba era que todos creyeran que su principal objetivo era llamar la atención, lo que la enfureció a tal punto de ya no querer morir nunca y decidió odiar a su padre para siempre. Así lo que iba a ser el mejor de los regalos, resultó siendo el más horrible y oscuro de los secretos para la familia, que no fue revelado hasta el día de hoy.

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LA BÚSQUEDA Desde pequeño, siempre me ha gustado buscar. Buscar cosas, como cuando torpemente me subía sobre un balde volteado para sacar la panela de los cajones de la cocina, que con tanto celo cuidaba mi abuela los domingos en la tarde cuando íbamos de visita. El sol entraba al interior de la gran caja de madera, tocando cada frasco de vidrio, de plástico, de formas y colores incalculables, sólo a la espera de ser descubiertos, inmóviles, invadidos de sabores. Eran los guardianes de aquel oscuro lugar y me observaban porque conocían mi plan. Mis dedos cada vez más cerca de mi trofeo, la punta de mis pies hacía que el balde se tambaleara y con un impulso rápido logré abrir aquel tarro manchado y opaco, la victoria era mía. La tapa saltó golpeando los demás recipientes, mi corazón latía más rápido, las manos me sudaban, cada vez me sentía más nervioso. De repente escuché que alguien se acercaba sigilosamente, así que dejé de lado mi objetivo. Mi abuela entró en la cocina, de inmediato me senté en una de esas sillas forradas en plástico a cada lado de la mesa. Ella pasó y sonrió, era la hora de la comida. Recuerdo que la sopa estaba caliente, pero eso no me impedía que pensara en mi batalla fallida. Era como estar bajo el sol implacable en una isla perdida, la arena ardiente se metía sigilosa entre los dedos de mis pies, había cavado tanto, sudado tanto por tener ese tesoro, como el tesoro que encontrábamos mi padre y yo en los cuentos de piratas nocturnos. El reloj continuó con su marcha, los rayos de luz se deslizaron por la ventana abandonando el cajón, mi abuela terminó su lectura matutina y cerrando el libro se fue del lugar para hacer su siesta, y allí encontré mi oportunidad. Esperé sentado, podía sentir como se desvanecía el día a mis espaldas y como todo se tornó más, esta vez no iba a desistir de mi objetivo. Caminé sin hacer ruido, cada paso parecía más lejano que el anterior, realicé el mismo procedimiento, escalé para ganar altura y me metí al gabinete, traté de mirar hacia atrás para cubrirme la espalda, ya no tenía miedo pero sentía que algo saldría mal.

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Al fin metí la mano en aquel frasco calculando con el tacto el pedazo más pequeño, estaba la vista nublada por la macabra oscuridad de la tarde, tomé el trozo y de camino hacia mi boca podía casi saborearlo, escuchaba un tango en mi cabeza, de esos que escuchan los enamorados y despechados, en mi afán por comer panela mi húmeda lengua saboreó la victoria pero la felicidad sabía mejor que el dulce de color marrón, era diferente al de siempre, no lograba identificarlo, sin embargo continué masticando lentamente, sentía corrientes de energía en mis encías, cuello y brazos. De repente la música hermosa se transformó en un montón de violines desafinados en las notas más agudas, mis pupilas dilatadas me revelaron lo que sucedía. Las hormigas negras y rojas se desplazaban en organizados hilos que formaban una especie de red por mi brazo, ahora sabía que era ese hormigueo en mi boca y aquel sabor ácido y amargo que acompañaba mi alegría. Recuerdo que escupí enérgicamente, estaba asustado y muy enojado, lo que causó que de la impregnada boca saliera un grito resuelto en un llanto inconsolable y agudo, corrí donde mi abuela y ya los demás detalles están en mi memoria de infante tal vez censurados por la juventud.

Ahora parto hacia una nueva búsqueda, una aventura para encontrar un objeto entre todos con los que comparto mi vacía existencia, sin brújula ni mapas, como lo haría un pirata con un parche negro en un ojo, un viaje de improvisto e inesperado a los turbios mares de mi vida. Un complejo reto que espero cumplir en el menor tiempo posible tratando con toda precaución que lo que sea que encuentre, no sea un pedazo de panela lleno de hormigas negras y rojas.

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VIGESIMOPRIMERO

Semana mayor ALEJANDRA OC HOA

DIA 1 Si tus reproches fueran solo reproches no me detendría en pensar qué bellos se te sienten los celos ocultos en ellos.

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DIA 2 Ella está desgastando sus sabanas con un amor y una ilusión que aguarda mientras la busca la pasión que su cuerpo no le brinda.

DIA 3 El tráfico me abrumaba, buscaba salir de la ciudad para encontrar calma y entre todo el ruido abrumador del tráfico había un murmullo acompañado de un palmoteo a ritmo de vallenato clásico que me devolvía a la realidad, un viejo vigilante de obra a la orilla de la carretera fue el culpable de hacerme recordar porque somos un país de gente alegre.

DIA 4 Este frio paisaje con olor a boñiga me recordó la tranquilidad de la infancia y me impulsó a llenar mis manos de tierra y a tener mi pelo sin moños, pero sobre todo a disfrutar el amor incondicional que brindan los animales.

DIA 5 La felicidad: no es un estado de ánimo ni tampoco una cualidad como me lo hacían creer las monjas del colegio en mi niñez; cualquiera que te viera entendería que simplemente es una forma de ser que muchos anhelamos alcanzar.

DIA 6 Buscaba sentirse amada y el solo quería escapar de una realidad que lo absorbía.

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DIA 7 Escuchaba a papá hablar y sentía esa tristeza que sus ojos reflejaban, era tal vez su desilusión con la vida, la falta de aceptación hacia la muerte que había tocado a corazón; no aceptar que su mejor amigo se había cansado de la vida y de luchar; él se culpaba por posponer los momentos que esperaba para fechas especiales, qué es más especial que el día a día y la incertidumbre que éste conlleva.

DIA 8 Yo la vi llegar a ella desde una ciudad extraña, podía ver como sus ojos se llenaban de una nueva ilusión que los ojos de él no reflejaban. La puedo imaginar días y días escogiendo su vestido para impresionarlo a él, es tanta su ilusión como el peso que traía en su maleta, mientras ella se sentía feliz por compartir los días con él, él se desistía, ahogado y desesperado por su presencia no era grata su presencia, no cuidaba su aspecto como ella y simplemente dejaba que ella sufriera la peor desilusión de la mujer que se arriesga a ir tras el amor, ella se arriesgó demasiado; una vez más me convencí que las mujeres confundimos la amabilidad de un hombre con la coquetería.

DIA 9 Me equivoqué pensando en que te podía conquistar en una sola noche, pero tú si supiste hacer el trabajo como era, utilizaste todas las sutiles tácticas que utilizan los casanovas como tú. Fuiste con tacto y ligereza hasta que te lograste quedar en mis pensamientos y ajustaste todas mis acciones y deseos a tu intencionalidad carnal.

DIA 10 Esto de ser la mejor amiga de una mujer no es quizás de lo mejor que puedes tener, el ser la confidente y consejera; nunca es tan bueno como se cree por qué ¿quién le está mintiendo a quién? Está confesando sus más aberrantes encuentros 126


a medias y quien estรก dando consejos se le responde a pedir de lo que se quiere escuchar, pienso que simplemente tu razรณn sabe lo que yo creo, pero, te digo lo que tu corazรณn quiere por que no puedo ser lo suficientemente sincera para herir tu corazรณn y fragmentar esta relaciรณn.

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VIGESIMOSEGUNDO

Olimpia TATIAN A SERN A C AS TRILLÓN

11 DÍAS – 11 HISTORIAS Día 1 (jueves - marzo 20 - 2014) Olimpia es la mujer que veo en una película y luego en otras dos. Ella era hermana y resultó ser la madre.

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Era una árabe que moría de hambre mientras veía comer a su marido en un restaurante, jamás podría quitarse la burka y exhibir su rostro en público. Era una zorra que disfrutaba bailar, desnudarse y besar a su antojo. Era una madre burgués que se creía abnegada ante el sacrificio que hacía por dar todo a sus hijos, mientras vestía a la moda, bebía noche tras noche con sus amigos y trabajaba todo el día. Era una doliente de las atrocidades humanas que se viven en la guerra. Era una rata que perdió a su cría y luego fallece como kamikaze. Olimpia soy yo, una voyeur de Olimpias, mujeres que circundamos el mundo y vamos con él a cuestas, sin que ellas o yo lo evitemos.

Día 2 (viernes - marzo 21 - 2014) Escucho a un hombre mal hablado, que tono de bandido, insulta y pregunta: “Esta malparida, ¿Dónde estás pues maricona?” Son las dos de la mañana, intento dormir, no resisto y quiero ver a través de mi ventana, husmeando tras mi cortina, aquel estúpido hombre que usa jeans y una amplia chaqueta negra con verde azulado y ha osado interrumpir mi intento de sueño. Así supe de Olimpia, de su existencia subyugada al maltrato. “¡Ah sí! ¿Con que muy zorrita?, ¿Dónde estás pues?, ¿Tu casa? A ver yo la veo…” El estúpido se va mirando hacia la que supongo es la casa de Olimpia, mientras me pregunto, ¿ella por qué sigue al teléfono? Concilio el sueño, pero se irrumpe de nuevo cuando escucho una voz de una mujer que grita: “Dámelo Camilo, entrégame mi celular” Es Olimpia, está con el estúpido que se llama Camilo y le está revisando el celular. 129


Ella intenta en varias ocasiones quitárselo mientras él la empuja para leer sus mensajes. “…no sabes todo lo que quisiera hacer, pasé muy rico…” Lee en voz alta el estúpido. “Mi amor, eso no es mío, eso lo escribió Johana la gorda…” Él la mira furioso, pasa una moto y ella aplaude y grita “¡Hey!” en busca de ayuda. La cual no llega. El estúpido la agarra del cuello y la estruja. “¿Vos qué querés pues ome maricona?,¿pa’ qué los estás llamando?¿muy aburrida o qué?” “Es que usted me está tratando muy mal Camilo, devuélvame mi celular”.

Día 3 (sábado - marzo 22 - 2014) Mi prima Olimpia escucha la historia de Camilo, el estúpido. Ella se tapa las orejas, consternada, y gira su cabeza en negación: “No, ¡lo peor!” Yo solo pienso qué sentirá ella, ella que fue maltratada por su ex-novio, otro estúpido, con el que estuvo nueve años. Olimpia es una mujer inteligente, bella, capaz, ha sido becada para todo. Recuerdo aquella pelea en un bar al que solíamos ir, esa vez estábamos los tres (Olimpia, su estúpido novio y yo). Terminaron gritando, corriendo uno tras el otro, se arañaban, yo solo trataba de controlarlos. Tomamos un taxi, yo iba en medio de ellos dos. Ella lloraba incesantemente, con ahogo; él por su parte lucía furibundo. Llegamos, el salió, tiró la puerta y se marchaba, ella fue tras él, lo golpeó y se pusieron a gritar nuevamente. 130


Salió mi tía, reclamo respeto y calma. Unos años después, por unos celos absurdos, él le pateó la cara en una piscina, expulsado se fue a su casa, sin sus pertenencias, tomó el computador portátil de Olimpia (que lo había dejado allí) y lo partió cuanto pudo a golpes. Luego de eso todo fue ira, dolor, procesos, extrañar, la maldita costumbre. Y yo me sigo cuestionando… ¿Qué pasó con Olimpia y su inteligencia? Si eso es el amor, gracias, paso, no lo quiero para mí.

Día 4 (domingo - marzo 23 - 2014) Olimpia trabaja en la esquina, ella vende frutas, tal parece que el señor que siempre ha vendido allí es su esposo, ella luce mucho más joven que él, también se ve infeliz, cuando habla se nota que es muy humilde, que vivió en una zona rural y que es bastante tímida. Día a día paso y la veo tras las frutas, pelando, lavando, picando, envasando; esa es la vida de Olimpia, al menos la que yo veo.

Día 5 (lunes - marzo 24 - 2014) Está esperando a que su bus arranque, es Olimpia que observa a través de la ventana a aquella mujer que juega al bingo frente al hotel Nutibara (en un tercer piso), ella siempre ve a aquella mujer los lunes; piensa, que ágil es para mover las fichas de hasta 6 tablas de 6x6; pisa una cucaracha que camina por la pared del bus y piensa en lo agradable que es ver películas (ella va desde hace años, cada lunes, a un cine club) ahora está muy preocupada por saber las probabilidades que hay de embarazo cuando llega el período el mismo día en que se ha metido la pata…¿Será que la Postday con su segunda dosis fuera de tiempo, unas seis o siete horas, funcionará? Sólo ve niños y mujeres en embarazo desde entonces, se acerca el día de la madre y todo parece girar en torno a tan magno suceso (ella odia la idea de ser madre) comienza a escribir en el bus, un hombre acaba de sentarse a su lado, huele a cigarrillo que poco a poco se funde con el olor a Halls, él, curioso o chismoso, la mira escribir, ella odia esto, además repudia el chasquido que él pro131


duce con sus dientes y el Halls y también que arroje la basura a través de la ventana (en la que ella está observando), lo ve como un gesto inmenso de mala educación, pero ella está cansada y enferma y no quiere discutir el hecho.

Día 6 (martes - marzo 25 - 2014) Olimpia mira televisión, es un programa de altruismo, la caridad europea, dar dinero a fundaciones y personas, ella llora capítulo tras capítulo (es una maratón), se marcha a fumar al techo de su casa para ver el cielo, regar sus plantas y sentirse libre de viajar por su imaginación; tiempo después va a su cocina, abre su nevera y toma una rodaja de piña, la lava y le pone sal, se la come toda con jugoso deseo y absorbe hasta el último micro-pedazo, sin excluir el corazón; siente lujuriosas ganas de placer y decide masturbarse al atardecer con la brisa fresca del verano atravesando sus cortinas (un ambiente romántico), finalmente yace dormida.

Día 7 (miércoles - marzo 26 - 2014) Olimpia es una fuerte mujer de campo, de pueblo, que ahora espera por largas horas a ser atendida en su EPS de la gran ciudad, mientras, intenta no sentir el dolor de su trombosis, y aun mas, el del asesinato de su hijo de 18 años, se enteró la noche anterior, ella estaba viajando para esperar.

Día 8 (jueves - marzo 27 - 2014) Solitaria y cansada la noble Olimpia sigue envejeciendo, sentada en su sillón teje punto de cruz y guarda la esperanza de ver nuevamente a su hija y a sus nietos, que años atrás se fueron en busca de un mejor futuro. Olimpia fue muy bella de joven, delgada, de tez morena y bien educada, ahora ella es toda una dama, frecuenta la misma iglesia, es fan de un padre y reza a diario el rosario. Esa mujer algún día fue amada y amó con locura, conoció a su príncipe y juntos compartieron momentos de ensueño, se iban a casar, y él murió sien-

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do ambos aún muy jóvenes, ella no gusta hablar de ello, del atractivo hombre que fue el único en su vida. Ella en realidad nunca tuvo hijos, la que ella ama y llama su hija, fue criada con tal amor que no cabe duda de que es suya, ella la crió, pero biológicamente es su sobrina, la verdadera madre la abandonó por irse con un hombre que no quería hijos de otro. Olimpia dedicó su vida a su hija y luego su hija y ella cuidaron de mi hermano y de mí. Ella nos correteaba por su gran casa cuando hacíamos alguna travesura (mas a mi hermano que a mí, él siempre ha sido un loco). Me cantaba “Tatica tatica tica, tatica tati tati tati tati tati Tatiana” o bailaba al sonar “dónde están los pajaritos, en aquél árbol están, todos ellos se volaron, con el tiempo volverán…” Mientras yo disfrutaba de mi columpio de madera en el árbol de mangos en su solar. Esa es pues Olimpia, una mujer a la que se le ha ido apagando la llama, pero su luz permanecerá en la vida que me queda.

Día 9 (viernes - marzo 28 - 2014) Ella nunca conoció a su madre, tampoco a sus otras 4 hermanas (al menos eran 4 hasta que ella nació), todas de diferente padre, sólo una se quedó con la madre, la mayor, ella podía trabajar y ayudarle; esto nunca ha sido traumático para Olimpia, pues desde que nació llegó a un hogar en el que han dado lo mejor para ella y para su hermano quien llegó dos años después de ella, se siente agradecida con su vida y su destino, disfruta de las artes, cuenta con el apoyo de sus padres y toda su familia por parte y parte, ama observar la luna, estar con sus amigos, ver películas, escuchar música, ayudar a otros, analizarse y tratar de mejorar sus defectos, cocinar, los idiomas, ama ser lo que ha podido ser gracias a lo que ha tenido, sueña con viajar, amar, ser políglota y una gran cineasta, no quiere ser madre (preferiría tirarse por unas escalas, un lamentable accidente que obstruiría un embarazo), no le gustan las lentejas, los garbanzos ni el mondongo, siempre cargó con el estigma del lesbianismo, lo intentó y aunque no lo descarta, disfruta más de la compañía 133


masculina, lo quiere todo y a la vez nada, quiere ser libre, vivir feliz y simplemente ser Olimpia.

Día 10 (sábado - marzo 29 - 2014) Sumergida terminó Olimpia en el mundo de la fama, nunca perdió la luz de su faro y ayuda cuanto puede a los demás, tiene muchos hijos, muy pocos propios, sufre de gran presión, cuenta con mucho amor y el apoyo de su esposo, casi muere, ese mundo no es fácil, que alguien que nunca viste sienta que te conoce de siempre, que todos juzguen cada cosa que haces, no tener el tiempo que quisieras para estar con los tuyos, amoldar tu cuerpo a lo que “debe ser”, se cansó, no sabía qué hacer y así enfermó, pero el amor la curó, Olimpia es feliz, ha logrado un equilibrio de mente y cuerpo. No conozco a Olimpia y escribo con tal propiedad sobre ella y su vida, comprueba eso de que la gente cree conocerte, sólo espero que Olimpia sea fuerte y continúe siendo única y mirando hacia aquel faro.

Día 11 (domingo - marzo 30 - 2014) Olimpia. Quería vivir libre, pero tenía hermanos y una casa que mantener. Quería dinero, pero no tenía. Quería soñar, pero se lo impedían. Quería una casa, pero cuánto costaría. Quería tener hijos, pero su esposo no podía. Olimpia. Odia los peros. Trabajó mucho y obtuvo dinero (no mucho, lo justo). Sueña y cumple sus sueños y los de los que por un pero no pueden. Tienes dos casas, cada día más bellas. 134


Tiene dos hijos, no los parió, pero los ama y da por ellos lo que lo por nadie. Olimpia. Una ídolo. Una heroína. Una guerrera. Una gran mujer. Una gran madre.

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VIGESIMOTERCERO

Lo oscuro del claro oscuro GUILLERMO SAJAL

Seis de la tarde, poco a poco Medellín se erotiza, todos parecen estar en el claro oscuro de un álbum viejo, camina, se acerca: punta, tacón, punta, tacón; lápiz labial, punta, guiño, tacón, se toca el pelo de la cabeza a las puntas, movimiento de caderas. putas, piernas largas, punta, tacón. Ella, ella se sienta en el parque, cruza las piernas y aprieta el labio mientras enciende un cigarro, los carros pasan; el claro oscuro es mas oscuro que claro, enciende la candela, luces rojas, diez de volumen, un trago, un shot, otra ronda, un shot, diez dendritas menos, momento. Ese denso 136


humo no es cigarrillo, tampoco piel roja, debe ser uno de esos crespos que venden por la 73, ella sabe donde comprarlos. Tres sombras juntas se acercan solitariamente a la dama, la besan, la felicitan y la abrazan, al parecer es un día especial, eso explicaría el maquillaje y los accesorios, la sombra dos saca de su bolso una botella de algo no muy lejano a la ceguera. No hay copas y tampoco importa, solo interesa que mañana nadie recuerde que paso. Diez de la noche, aquellos tienen el chuzo lleno, en el p.p parece formarse una oficina de telecomunicaciones, hacen un llamado como de una tribu a otra, tal vez lo sea, eso explicaría porque cada vez se llena de transeúntes, ciudadanos con aros en los pezones y expansores en algo mas que sus cartílagos. La dama se para algo tambaleante, sin duda alguna sabe bien como manejar sus tacones de plataforma, se mira en su Smartphone para percatarse que lo que sale de su nariz no es precisamente polvo de hadas, se limpia delicadamente para no estropear su quirúrgica facción, mientras la sombra uno, con humo en los pulmones estira el brazo con la elegancia que una reina saluda a sus súbditos, cediéndole así la siguiente inhalada. Doce de la noche, empezaron con agua envenenada, terminaron vomitando en el centro del parque algo similar al exceso. Doce y cinco, la sombra tres abraza a la dama, canta algo que muy probablemente se asemeje a un tarareo de cumpleaños, no hay velas, no hay pastel, no hay regalos; a cambio hay alucinógenos, la noche y selfies para mostrar lo bueno que es vivir la eterna primavera. Mas sombras abrazan a la dama y le dan sus buenos deseos, mas bareta, mas trago, que traigan el tequila, la vaca para mas juguetes, mas gente, mas de madrugada, menos gente, poca energía, mas trago, mas alucinógenos, mas energía, sigamos bebiendo. La dama tiene frío, su mini falda y su escote no son propicios a esa hora de la madrugada, pero no importa, si hay trago, no importa. Cuatro de la madrugada. Ebrios dormidos, gamines drogándose, luces rojas, un año mas, un año menos, luces amarillas, menos cinco de volumen. Se levanta, esta muy ebria para seguir caminando, las sombras que cantaban se desvanecen entre lo claro de la madrugada; hay un bonche, hay un tropel, gente grita y otra

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corre, no puedes gritar y correr a la vez, hay tombos, perdón, policías; bueno, dejémoslo en tombos. La dama se sienta en la acera tal cual como si fuera su trono, sin perder el glamour con el que llego a las seis de la tarde; dos tombos se acercan, la miran: -Señorita, levántese, una requisa; esta muy peligroso a esta hora. Ella esta bien, se levanta, se acomoda el pelo y abre su bolso, por fortuna todo lo prohibido lo tiene escondido entre las tetas, le piden su cédula, ella la busca y la enseña, el tombo la mira, mira la cédula, le da una vuelta, la mira, mira la cédula: -¿Juan Pablo? - Si, Cárdenas. - Juan Pablo Cárdenas; ¿Ya se va? ¿Tan temprano se cansó de putear? Los tombos se miran y se ríen, Juan Pablo intenta agarrar su cédula, no lo dejan, continúan riendo, bromean un poco, siguen ordenes, gente grita y otra corre. Cuatro y media, los tombos se alejan en busca de bonche no sin antes botar el documento en una fétida caneca, Juan Pablo cierra su bolso camina tambaleante hacia la caneca, toma aire y mete su mano, su expresión no es agradable, saca su cédula que esta vez bota un viscoso líquido amarillo; él la sacude entre los arbustos, la limpia y la guarda, se recoge el pelo; vomita un poco de fiesta en medio de las matas, se levanta, se mira en su Smartphone, se repasa el brillo labial y camina sin rumbo en medio del claro oscuro que ahora es mas claro que oscuro.

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VIGESIMOCUARTO

Jueves Ácido LU I S E S T E BA N B E LT R Á N G Ó M E Z

Asisten a mí, como si se tratase de una orquesta de fúlgidas luciérnagas, las memorias lisérgicas de una madrugada de abril. Me siento, respiro. Suspiro. Atrás, la trama de eventos causales que me condujo hasta el sitio del accidente. Una lluvia corrosiva de imágenes endebles, reminiscencias fugaces e instantes desorbitados; la sublime irreflexión que se perpetúa congelada en la bóveda del recuerdo. Adelante, las Moiras a carcajadas. 139


Me quedo estático, errático. Muero. ¿Obra de Dios? Pero si hasta el mismo Dios no es más que una alucinación sonora. Entonces comienzo el descenso, ¿O el ascenso?, ¡Donde me encuentro no hay un arriba o un abajo! Olvido por un intervalo que la gravedad aferra mi cuerpo convulso al suelo y voy sumergiéndome despacio en los caóticos mares de la sensibilidad, Entonces… la caída, caigo a modo de escupitajo cósmico: arrojado a la nada y enajenado en la irrealidad que me rodea, en la que vegeto desde el génesis; la no-razón, suplicio de una humanidad famélica que anhela el retorno a sus instintos primigenios reprimidos.

Dos forajidos me acompañan. Un burro y un ateo con cierto poderío sobre mí, sobre nada, sus voces escudriñan en mi interior, en la profunda ingenuidad de mi alma. Desde la ventana contemplo con estupor cómo el sol comienza a irisar el crepúsculo de un verdadero nuevo amanecer. Siento una invasión de arácnidos trepándose en mi cabeza y tejiendo inescrutables redes de pánico y desesperación en los abismos de mi conciencia. Escalofrío.

El éter desde el horizonte comienza a serpentear, un vaivén, un cosquilleo visual. Cada cosa a mí alrededor expide un efluvio de ondas amorfas e iridiscentes que se reproducen una tras otra expandiéndose hacia el infinito. Tengo la sensación de estar burlando el holograma que habito, que me habita, desafío la deformación espacio-temporal. No estoy aquí. Soy energía. No soy más que restos fúnebres cantando en un Réquiem de estrellas.

Todos los objetos dentro de mi espectro se vuelcan continuamente en direcciones distintas en medio de un bailoteo macabro y atraídos van navegando hacia el mismo vórtice del delirio, me asalta el vértigo con sólo vislumbrar la posibilidad de lanzarme al vacío junto con todo a mi alrededor, como participando de un suicidio colectivo de materia. Distorsión. Asisto a la evanescencia de mis pensamientos y mis conceptos.

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Extraviado, abúlico, me reduzco a silenciosas auto auscultaciones en las que advierto el eco de los acelerados latidos de mi corazón reverberantes en cada rincón de mi cuerpo, no tengo dónde ocultarme y mucho menos salvación alguna, la demencia posa sus labios sobre los míos y me arranca el último beso. Éxtasis. Átropos ya viene en camino, seguro que ésta vez no dudará en cortar el hilo mientras celebra con hilarantes risotadas en el jardín de lo inevitable de la existencia. Sólo una idea vacua me socorre: Estoy en el infierno, me encuentro cara a cara con mis demonios y sin embargo… sin diferencia alguna a otro lugar… El terror se produce por la ubicuidad de la nada. Aquí, nada también.

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VIGESIMOQUINTO

Otro Diario ELIZABETH HENAO GÓMEZ

20 de Marzo, 2014 Miro de reojo la llanta delantera de la bicicleta, creo que en cualquier momento el freno se va a soltar y voy a caer al suelo. Me detengo a tomar una cerveza.Ahí vienen las tórtolas, siempre contrarias a la dirección que quiero seguir, esas ratas voladoras que están por todas partes, que se engordan con las sobras de los demás.Algunos de su especie, un poco más gor142


dos y más tontoscitan e imponen ideas utilizando frases de las cuales comprenden solo la porción que puede captar su diminuto cerebro, y yo no lo soporto, prefiero tomarme lo que queda de la cerveza de un sorbo y continuar rodando por la ciudad. Menos mal mañana es viernes.

21 de Marzo 12:00 M: Antes de llegar a clase tenía verdadero CALOR, extenuante, fatigante, horrible CALOR. La fuerza que impulsó a mis pies para empujar los pedales de la bicicleta salió desde lo más profundo del alma, el sol sobre mi espalda, mi cabeza, mis hombros y todo mi cuerpo se encargó de que todo pesara el triple, hasta mis pensamientos. 2:00 A.M: Hoy descubrí en un tarro de vidriodonde habitaban seres con sombreros púrpuras bañados en miel, el valor de las sonrisas sinceras en una noche llena de formas y colores alucinantes que me llenan de alegría.

22 de Marzo En honor a ti y tus sesenta y tantos años cumplidos, me despierto hoy temprano. Vos podés creer que con esta resaca y este sol picante amenazándome desde antes de salir sigue siendo fácil afrontar el día. No sé qué me depara, pero sé que voy a encontrar cosas interesantes, eso es lo que me has demostrado que sucede cuando uno se lanza a devorarse al destino. Cuando llegues a posar tus ojeras en esta almohada encontrarás un pedazo de mi alma convertido en un pastel.Cuando te lo comas, sabrás que contiene algo mucho más grande que lo que aparenta. Feliz cumpleaños pá.

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23 de Marzo 4:00 P.M: Tengo un poco de remordimiento por dejar la bicicleta en mi casa pero el viaje desde Bello hasta mi casa, tal vez ebria, no lo soportaría, no sé ni siquiera qué tan lejos voy a ir hoy, tocó dejarla. 8:00 P.M: Las luces de la ciudad se van tragando la montaña al ritmo de una flauta traversa y una guitarra acústica que la acompaña alrededor de una fogata que contiene la esperanza de salvar esta mecetica, templo de muchos, negocio de otros (como siempre). ¡Qué viva la música! Y el músico capaz de detener en sus notas todas las sensaciones de la humanidad.

24 de Marzo Una calle antes de llegar al parqueadero de bicicletas de la universidad se soltó el freno de la llanta de adelante, fue divertido imaginar mi cara de pre infarto, menos mal la calle es empinada. En cambio existen personas como Camila, yo solo conozco algunas, conscientes únicamente de las cuatro paredes de su casa, aunque algunos no crean, esas cuatro paredes las cargan hasta la universidad, los restaurantes, los parques… Es como si solo le interesara morirse sin un rasguño, esperar minuto a minuto ese momento y llegar intacta.

25 de Marzo A pesar de venir a la universidad, hay algo que me encanta de los martes y es montar en bicicleta a las 5:50 A.M, ¡contemplar el amanecer sintiendo toda su energía recorrerme el cuerpo! Los días en los que permanezco en la universidad te recuerdo mucho… No debería hacerlo, después de unos cuantos antidepresivos, todas las noches en vela, y demás contratiempos para poder continuar mi vida, debí aprender que no debo 144


recordarte, pero es otra de mis imposibilidades, no voy a escribir más, las lágrimas que espero sean las últimas por ti, nublan mis ojos.

26 de Marzo 11:30 A.M: Quisiera rodar sin rumbo alguno, que mi destino se vaya construyendo con el aire que me acompaña en el camino y me despeina, no quiero pensar, otra vez estoy en este abismo, ¿Qué le voy a decir a Jose? En cualquier momento se va a dar cuenta. 6:00 P.M: No soporto a las personas, ¿Por qué todo a lo que uno se dedique en la vida implica convivir con los demás? Renuncio a los proyectos guiados por el afán de una universidad, suerte y adiós.

27 de Marzo Hoy no pude llegar en cicla a las 6:00 A.M, llovió como nunca, es una mala señal.

28 de Marzo Hoy vi de nuevo soltarse el freno de la llanta de adelante de la bicicleta, presiento que en una de esas me voy a caer, sigue siendo divertido imaginar mi cara de espanto cuando escucho ese sonido que me indica que ya no tengo el freno más importante. Me gustan los viernes porque siento que no tengo que volver a la universidad, siento que puedo hacer lo que quiera porque tengo todo el tiempo del mundo para mí. Además tengo una única clase pero es divertida, hoy por ejemplo estaba muy triste cuando llegué pero me hicieron reír, además el tema de hoy cayó perfecto para tomar una decisión importante respecto a la fiesta de hoy… en definitiva, uno no debe compartir con quien no quiere aunque alguien que yo quiera, quiera compartir con esa persona.

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Aunque sea viernes, lo más probable es que la vida siga su camino y el lunes tenga que volver aquí y tenga tiempo de salir con esas personas, sin esa persona que me preocupaba tanto ver. Uno no quisiera, pero hay personas de las que no quisiera recibir ni un tarro de basura.

29 de Marzo Esto de llevar un diario es muy difícil, sobre todo los sábados, con esta resaca lo único que tengo en mente es una fuente enorme de agua fresca y un masaje de Jose. La vida sería más divertida si todos los días fueran como un sábado.

30 de Marzo 6:00 A.M: Cuando uno tiene pareja, resulta más difícil dar con los viejos amigos. Por alguna razón ya no podemos encontrar un día en el que todos podamos estar, siempre me los encuentro por separado, y eso que solo son cuatro personas. Recuerdo las noches en las que hacíamos silencio para escuchar Shineonyoucrazydiamond mientras el humo ocupaba toda la habitación, no había más que sonido y humo, y un poco de ron abuelo, extraño mucho esas noches, no estaría escribiendo a esta hora si no mirando si aún hay licor o si hay que ir por más.

31 de Marzo Los lunes se sienten como si uno volviera a nacer, hay que regresar a los textos que uno dejó el viernes y recoger prácticamente de nuevo la vida para organizarla y afrontar la semana. Estoy triste pero voy con toda a lanzarme al abismo que me espera.

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VIGESIMOSEXTO

Palomas mensajeras GLORIS MOSQUERA

Paloma al Zagal de Corazón Rancio Esa tarde te supliqué que no me dejaras; tan grande era mi obstinación que intenté buscar justificación a tu error, la cuestión se trataba de que salieras ileso de todo y fue ahí cuando decidí emprender una guerra con mi ‘Yo’. La primera semana pensé que podría morir pero todavía no escuchaba de ningún acta de defunción respaldada por la desesperación, te asociaba con todo, to147


do, absolutamente todo tenía algo que ver contigo, si un zagal llevaba camisa a rayas, o si otro tenía barba, o ver unos patines en un almacén, o notar a ligeras un libro de Bolaños, ah! A propósito (te tomaste muy a pecho el infrarrealismo), o caminar por Junín en busca de una película pirata y la lista sería tan extensa como el cielo, yo seguía caminando con mi ‘Yo’ y recordándote hasta en las piedras. Los días no seguían su curso, se estancaban unos tras otros, así como una fila de Banco Público y mis atardeceres perdieron su esencia para convertirse en amaneceres eternos; no sabía nada de tu singular vida y veía cómo dado hecho se transformaba en aquella ira que dañaba el entorno, el mío porque a ti no querría dañarte. Cocía carne aunque después lamentara mi doble moral protectora-destructiva, me acostumbré a que la porción fuera para dos por ende se desperdiciaba mucha comida cuando te fuiste, a veces se quedaba rancia a la espera o en ocasiones prefería salir en bicicleta a buscar alguien que la esperara con tantas ganas como las que sentía hacía ti, tal para cual, tú eras el alpiste de mi alma. Pasado 5 meses me acostumbré a que ya no estuvieras aunque aún te quería, te veía tomar su mano y sin inmutarme ‘físicamente’ respondía tu saludo sínico-desleal. Todos murmuraban sin tapujos y del poco o mucho orgullo que normalmente tienen las personas, de ése, no quedaba una sola migaja en mí; hasta llegué a ver positivamente la idea del patriarcado que es tan común en esta cultura y principalmente en mi familia, qué más da, papá me enseñó a memorizarlo desde niña, siempre alardeaba de salir con varias mujeres. Yo doblegando mi ‘Yo’, una mujer obstinada suplicando amor y además tragando a secas todo el discursito de revolución femenina por un presumido, que sin nombre lo dejaremos. Aunque esta paloma haya surgido del desaire con aire que le diste a mis días, me permito reconocerte que mostraras lo que eres, con usted aprendí más de lo que pueden enseñarte la escuela, la biblia y el materialismo juntos, llegaste solo para ser la mentira más grande que conozco. Después de todo, quisiera decirte que siento rencor pero no es así, odio mucho menos, lo que siento por ti es un profundo agradecimiento, si exactamente esa es la palabra A-G-R-A-D-E-C-I-M-I-E-N-T-O por haber tomado la decisión de 148


irte y dejar que palpara tu real naturaleza. Pensar que hace 1 año para ser precisa querría estar el resto de mi tangible y poética vida con un fantasma. Ya no me sorprende nada como diría Bukowski, y que quieras reiniciar tu cronometro menos, si fueras sido original en regresar posiblemente seriamos amigos pero llegas de la quimera a parafrasear a Bolaños ¡Ja! -Sucio y mal vestido-, solo que no fue tu boca la que ejecutó la fusión sino tu cuerpo guindado del arrepentimiento. Firma: ¡No te quiero de vuelta!

Paloma a la heredera del petirrojo Sigilosa te asomas a la vida como cuando un ave llega a posarse en la silla de un parque, camuflada en tu horizonte adornado de espejos, te miras a lejos con aretes de mándalas que adornan tu belleza iridiscente y le dan de almorzar a tu ego. Ahora que iniciaste el juego del cual eres juez y verdugo a la vez, debo tomar apuntes de las normas que nunca me dictaste; cuando me iba me buscabas, cuando llegaba te alejabas, cuando soñaba te dormías, cuando gritabas ensordecía y cuando los cuándos escaseaban el silencio aturdía, así comprendí que el reglamento en general se apoyaba en un único bastón, el orgullo. A decir verdad ignoraba en su totalidad la norma, he sido proclamadora del sentir, no me interesan las reglas pero me sustento en una: No llegaré jamás a empeorar. Tú, heredera, que me miras sin mirarme, a ti te confío bajo ésta tarde de cemento que cada pedalazo me aproxima a la muerte, aunque llueva no pararé, igual el aguacero también se parece a ti. Ahora lo siguiente es que te salgan alas, no soy una Jaula, vuela si te apetece volar, yo veré tu sombra de pájaro arcoíris y la seguiré hasta meter mis pies en el mar. Firma: Todo hace parte de…

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Paloma a un error en el sistema Me gustaría que este nudo que tienen mis manos lo tuviese en la garganta, qué más da, hablar no es importante; hace una semana que no lograba escribir ni una sola vocal, es agobiante amanecer en blanco, la magia, lo onírico, continuamente se despiden. Veo que los días van agarrados con la soledad y las noches de plenitud han pasado a ser desasosiegos. Lo más cobarde que he hecho en la vida es dejar de escribir, mi cerebro incrédulo niega diariamente la verdad y mis dedos cómplices agarran el corazón para que éste no salte al vacío, ese órgano altanero, resbaladizo y aniquilador de las desilusiones que sin temer al dolor de la gravedad logra que la desobediente boca pronuncie lo prohibido, te quiero. Agotado por la respuesta fulminante decide volver a recuperar fuerzas para tres años después cometer la misma idiotez. Sucumbir a la infamia de los que nunca están pero que aun así alardean de quererte, se supone que tendría que agradecerle por su ausencia, algo menos satisfactorio que eso, agradecer por nada. Estoy acostumbrada a estar rodeada de falsedades aunque lo importante de ello es que las desprecio con todo lo que soy, por ende no me considero impostora, eso a echo de mí, una amiga de pocos y distinguida por muchos y odiada por más que se camuflan entre los muchos, tal vez una taza de misantropía le hace bien a cualquiera que quiera notar que la vida no tiene nada que ver con tener una familia a la que no amas o tener muchas propiedades para acumular el ego. Firma: En consecuencias, corrían todos los niños al salir de la escuela.

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Muerte Decir adiós cuando aún se puede decir te quiero Es como ahorcar un gato y luego querer alimentarlo.

Para que decir adiós cuando aún se está vivo Si su fonética fría se adueña de pesares.

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Conciliación Te regalo la luna, luna

Sonriente pese a tu gris emocional.

Luna,

Quiero tu calma

Dame la que traes en tu espalda. *** Esta tarde he soñado con elefantes.

Moraleja: deberíamos ser como ellos; entre más grandes más nobles, más memoria.

Abril, 2014 ***** Vivir no tiene nada que ver con los tormentos, estoy casi segura de ello porque vivir en sí, conlleva a amar. La construcción de amor humanizada me fastidia, creo en los amores no tormentosos, 152


esos que llegan y se van, amores que sobrepasan todo, hasta la muerte. Amores intactos. *** He entrado en una etapa de confort sentimental, Nada espero o la nada me espera AquĂ­ estoy.

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Prohibido pisar el césped El cuerpo es el lugar, si quieres pisar en otro cerciórate de llevar los zapatos limpios. Tu lugar, deja que el barro te llegue a los tobillos o hasta el mentón si es posible que chapalees salpicando la mirada, que te absorba las entrañas no importa es tu lugar. Pero si el lugar es desconocido, llega con cautela a veces la avalancha está al asecho. El lugar es el espacio, existe uno inmerso en otro o en varios o como de lugar. El espacio es la extensión de los universos empantanada estoy ahora igual el lugar no se define el lugar se habita. -2:08 am

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Física/Lógica Desgarradora toca asfixiar el alma en los suspiros y que la noche en su brindis con el amanecer suavice las penas para que al salir el sol resistas, de pie. Vertical a la gravedad.

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QUERER NARCISO Febrero, 2014 Querer narciso Reflejo, no del agua no del vidrio no del vino. Reflejo, de ver en los ojos tus hermosos ojos mi cuerpo tatuar.

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Deja Vu Corre la mujer con blusa a raya. Salta la paloma antes de alzar el vuelo. Miro la mujer con camisa a raya, miro la mujer ya echa paloma alzar el vuelo.

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Analogía de la asfixia lunar Las neuronas revolotean como mariposas escapando de prisión, veo a la hermosa en las alturas sin pretensión de ser diosa solo quiere brillar, no le interesan los amantes pero no ignora el amor. Y la miro y me ahogo y me mira y me ahogo. Su belleza ingrata hace que quiera partir exprime mi pecho, haciendo un zumo de angustia con nada y un poco de más angustias. El céfalo envuelto de gusanos con alas goza ser acribillado. *** No era más que eso, un fantasma No era más que eso, un monstro No era más que eso, la vida No era más que eso, un ente que respira No era más que eso, era eso. *** Sentada, asolada, desolada y alada Pintaba la vida con la curva del ojo Veía al perro ladrar mientras ella en el trono gozaba. Quebraba la mirada como la sombra al cruzar la esquina Sentía la vida como cuando arranca un bus. 158


Así ella; sentada restaba el cigarrillo que jamás aspiró.

Marzo, 2014

Gorda, flaca, pelilarga/corta Compleja, angosta Maniática, mentirosa, carnívora Lacra, fiera maldita, moralista Santiguada, machista. ¡Eufemismo! Que la sangre te lave.

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Anteojera Se escucha el silbido no de p谩jaro. El circo del bal贸n se levanta; miro la cerveza y tomo hasta que mi ira pase. *** La risa que describe la desaz贸n, monos铆laba , sin chiste rodeada de falsedad, esquivo la falsedad. *** A veces cuando estoy no estoy no estando estoy; A veces me voy de verdad.

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VIGESIMOSEPTIMO

Una muerte diaria JOHANA LÓPEZ MESA

Marzo 21/2014 Hamlet. Hoy lo dejé vivir y morir de nuevo entre sombras, cantos y agua. Hay una naturaleza seductora en las tragedias conocidas, una tranquilidad en saber el límite del desastre que no disminuye la callada esperanza de que esta vez la tristeza sea más pura y la muerte más eterna. Yo dejo que todos sufran, enloquezcan y peleen sólo para mi placer; el mayor entretenimiento humano viene de las desgracias ajenas. Mientras los actores hacen lo suyo, me permito fantasear un poco, me transporto y me pierdo. El baile, el roce de las pieles, las respiraciones agitadas, los 161


pasos densos, los gritos y el silencio. Mis emociones son las protagonistas de cada escena, mi cotidianidad se desdibuja y de sus restos emerge el teatro. Yo lo que quiero es una vida que no sea la mía, si mi existencia no puede evadir las desdichas, por lo menos que sean escritas por Shakespeare.

Marzo 22/2014 Ruido. Tengo un gusto por lo ensordecedor y trepidante. De mañana, en mi habitación todo es música y gritos; no soporto el silencio, la calma, ni la meditación. Por lo menos no todavía. Hoy no quiero detenerme en conversaciones con nadie ni exigirme una mejoría de mis pocas cualidades sociales. Me parece que los humanos nos preocupamos mucho por nosotros mismos cuando hay asuntos más importantes. Tantos planetas, galaxias, cúmulos de galaxias y cantidades tan abrumadoras de estrellas que no es posible siquiera hacerse a una imagen mental de ellas, y todo lo que le interesa al hombre es él mismo y su burbujita de responsabilidades insignificantes y rutinas programadas. Yo soy otra de esas criaturitas, pero fracasada en la comprensión de horarios y metas de vida. Yo no quiero hacer nada. Probablemente use el ruido como excusa para no escucharme decir la lista de tareas sin realizar. Lo que me hace sentir culpable es saber que en mí se acumulan tantos millones de años de mezclas cósmicas y misterios evolutivos, pero ni eso sirve para empujarme a darle grandes creaciones al mundo. No hoy, no esta mañana.

Marzo 23/2014 Domingo. Los domingos coinciden con las fechas en las que quiero cambiar mi vida. Me siento pequeña y creo en la magia, la Johana de hace diez años me visita para recordarme la cantidad de planes que hicimos juntas y para apurarme porque se me está agotando el tiempo. Algo he escuchado sobre que son los días en los que más gente tiende a suicidarse, no es que eso me alegre, pero hay que reconocer que ayuda un poco a los problemas del mundo. Me gusta salir a caminar con una pinscher llamada Princesa, que se toma su nombre muy en serio, y con mi madre. Disfruto hablar con ella, debe ser esa la razón principal de que me complazca el último día de la semana (o el primero). Es una dosis de energía periódica, 162


una evaluación del pasado que empieza a estructurar el futuro; mientras somos interrumpidas por el pequeño animal que ladra cada que alguien se acerca porque creo que se ha autoproclamado como nuestra feroz guardiana. Yo tengo tantos impulsos de estriparla, pero los limito a un abrazo. Es raro que la reacción ante cosas en exceso tiernas parezca ser querer destruirlas, debe ser un mecanismo de defensa en un cerebro humano alejado de tanta nobleza. A mi mamá le cuento mis historias y escucho las de ella con una confianza que sólo se da luego de toda una vida. No tiene por qué gustarme la gente, no quiero compartir el cariño que sólo se merece ella.

Marzo 24/2014 Silencio. ¡Qué tragedia usted, escuchándose hablar así toda la vida! Yo, con veintidós años, aún no me he acostumbrado a habitar el mundo. Es el proceso de lo cotidiano lo que se siente extraño. Cuando camino por la universidad veo un montón de cuerpos que se mueven de un lado a otro empujados por alguna fuerza superior que les indica qué deben hacer. Yo no sé, a mí nadie me ha dicho nada y vivo como perdida la mayoría del tiempo. Pero lo más molesto son las voces, especialmente la de aquellos eruditos de apariencia.

Esa boca no se calla. En la ventana, las nubes huyen felizmente hacia el silencio. ¿Por qué no me llevan con ellas? Los fonemas me golpean el cerebro, mis neuronas se ahogan en vómitos pseudointelectuales. Viento ¿a ti también te trae mareado? ¿O sólo bailas tu abandono? Los dientes se golpean en salivas sudorosas, los pensamientos se hacen peste. 163


Mi mente en blanco y mi hastío latente. Mi lengua sumisa, mis oídos muertos, mis ojos iracundos. El odio. El odio al viento y a las nubes. La envidia, por ser sordos.

Marzo 25/2014 Planes. Lo que más me gusta de los martes y jueves suelen ser las clases de teatro. Últimamente el tema me ha traído medio obsesionada y me parece que he encontrado la pasión de la que tanto habla la gente y que a mí se me había escapado. No es que no tenga sueños o deseos, lo que me faltaba era algo más como un plan. Actuar me hace querer hacerlo de nuevo. Entender los textos, controlar el cuerpo, proyectar la voz, reflejar una emoción se han vuelto los elementos de mi mayor interés. Hay una suerte de curiosidad infantil y no quiero desperdiciarla. Yo salto y bailo en un espacio que ya no es mi vida, tengo un permiso momentáneo para fingir demencia y creerme otra. Y me lo creo. Y lo disfruto.

Marzo 26/2014 Iracundos. Hoy los escuché, el teatro fue el escenario para vivir de nuevo una transformación espiritual. Os hablan los Iracundos, y me hablaron. Me cuestionaron mi manera de percibir la sociedad y la postura crítica de la que intento desprenderme con la excusa de que mi aversión es terminal e incurable. Dos actores se burlan del público y nadie hace nada, porque todos sabemos que su mofa es bien merecida y cualquier acción de protesta no sería más que un ridículo. Hay quince minutos para que quienes van a observar se conviertan en los observados, para que la gente haga, lo que sea, pero que empiece a reaccionar de una vez. Yo los veo a todos como payasos porque a mí el mensaje no me ha llevado a querer gritar ni saltar entre sillas, a mí me ha herido y escupido todo aquello que puedo ser, pero que me niego por estar siempre aplazando el momento de vivir. A este pa164


so, me va a llegar primero la muerte que la vida y me ha tomado veintidós años, dos actores, un monólogo y aproximadamente veinte muñecos de simios el poder darme cuenta.

Marzo 27/2014 Escucha. Son tantas las personas con las que uno se cruza a diario que se hace imposible entender cada una de sus historias, pero a su paso van dejando pistas con las que uno puede armar el rompecabezas a su antojo. “Yo la quiero como a un juguete”, escuché que le decía él a su amigo a la entrada de la universidad y tuve que retener el impulso de acercármele y pedir que me contara más, ¿de quién estaba hablando? Por lo poco que pude escuchar, todo giraba entorno a lo sexual ¿ella sabía? De pequeño, uno a los juguetes los dominaba pero la pérdida de alguno generaba llantos y quejas. Yo no creo que la quiera como a un juguete, porque si es así, la quiere mucho.

Marzo 28/2014 Imagen. He ido al centro de la ciudad a documentar con mi cámara. Caminaba de un lado a otro con el poder que me dan los pies y la voluntad que me otorga la curiosidad. Me detuve entre la multitud que observaba a una mujer jurar y prometer toda clase de embrujos para amarrar al ser amado y alcanzar la fortuna que, decía ella, venía a revelar desde su pueblo natal. Y yo me preguntaba quién sería el personaje encargado de robar a los distraídos observadores en ese momento ¿cómo funcionaba el sistema? ¿Les vaciaba los bolsillos mientras la “bruja” les leía el futuro? Pero claro, ella sí que sabía lo que les iba a pasar, ¿o en verdad lograba convencer a alguien con sus trucos baratos para que le pagara por vaticinar desgracias generalizadas e inconclusas? Me molestó un poco todo el asunto y me fui de allí. Caminé por el Parque de Berrío en compañía de otros que también buscaban sacar historias, grabé todo aquello que a mi parecer fuera interesante y observé sin pudor a la gente que habitaba el espacio. Todo hasta que un hombre empezó a gritarme y a amenazarme, me exigía que me fuera, decía que nada tenía que ir a hacer alguien como yo a ese lugar. Mi primer pensamiento fue que el sujeto es165


taba escondiendo algún delito, pero entonces al detenerme en sus reclamos me di cuenta de que yo también, y así como la vieja de los augurios o como él, yo estaba allí para robar algo.

Marzo 29/2014. Amanecer. Es una lástima que me haya perdido la gran mayoría de amaneceres en mi vida. Más que los colores, lo que me fascina es la atmósfera. La paz, el silencio, la soledad, este es el momento para estar tranquila y pensar con aire calmado; sin el tráfico, la gente o las máquinas interviniendo en mis necesidades. Yo y el cielo, íntimos, amigos, secretos. A esta hora todas las metas se hacen posibles en mi cabeza y me parecen ridículos los problemas. Este momento es el del positivismo que tanto me falta, para ser feliz voy a tener que seguirme levantando más temprano.

Marzo 30/2014 Amor. Yo sólo me enamoro de los muertos. En especial, muertos franceses. Hace varios días que no me había detenido a mirarme desnuda en un espejo y hasta casi se me había olvidado que tengo un tatuaje. L’Amour et le Crâne, El Amor y el Cráneo, la pasión y la muerte, la destrucción, el robo del alma de la humanidad por parte de un sentimiento que se presenta inocente pero que actúa como monstruo. Lo leo y es inevitable conectarlo con su autor, al que agradezco nunca haber conocido para poder adorarlo como lo hago. Es que en cuestiones de amor, el más puro es el de los muertos, que ya no pueden destruir nada. Mejor aún si se trata de un escritor del que sólo se sabe por letras de las que uno no es el destinatario directo, es más emocionante leer un alma desconocida pero al mismo tiempo encontrarla tan similar a la propia que no parece casualidad. El amor platónico (no el de Platón, sino la versión distorsionada) me parece el más preciso y eterno, se puede querer por siempre lo inalcanzable, porque en el momento en que se toca se deteriora en el consumo.

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Marzo 31/2014 Cielo. La poesía humana es sólo una hija bastarda de la belleza cósmica. No hay palabras tan hermosas que puedan superar en finura el diseño celestial. Diseño por azar, digo, no me refiero a que alguien lo haya dibujado, y eso lo hace todavía más fascinante. Si me siento triste, tengo como antidepresivo a las estrellas, aunque lo de hoy no es un decaimiento emocional, sino físico cansancio. Realmente no es nada comparado a las verdaderas tragedias humanas, aún así, me permito quejarme porque la hoja no puede limpiar de sí misma las manchitas que van en aumento. Como último y mayor de los lamentos, me pregunto por qué a alguien se le ocurre escribir lo que le pasa en su día a día, para qué quisiera uno devolverse a ver lo aburrido e insípido que siempre ha sido, ¿qué clase de narcisismo impulsa a una persona a creerse lo suficientemente importante como para merecerse un lugar entre miles de historias? Siempre habrá una aparición de la ficción en la que se fuercen emociones y descripciones con tal de no parecer uno el más patético de todos los personajes de su propio libro. Yo no, yo odio los diarios.

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EL CUERPO Dios te salve, María… Llena eres de gracia-s. El Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres… y ben-di-to es el fruto de tu vientre, ¡puta! El golpe que Ezequiel le da a la mesita de noche tumba una vela y hace que la esperma lo queme, pero mientras el ardor incrementa y su piel parda se torna granate, él se limita a observar. No quita su mano porque recuerda el infierno de Dante y sabe que es una sensación a la que se debe ir acostumbrando.

La temperatura aumentó en el último mes. No en la ciudad, el clima de Medellín sigue igual de indeciso y hay algunos vientos y otras lluvias. No en la iglesia, las piedras aún ofrecen frescura a quienes con agrado se recuestan en su mugre. No en su habitación, está seguro de que es el lugar más inmutable del planeta. Ese calor le sale de las entrañas y le ensucia el cuello clerical que lleva desde hace trece años.

El despertar de su vocación sacerdotal fue tardío, por lo que tuvo tiempo para cuatro novias, tres encuentros de una sola noche y veintinueve besos franceses de siete borrachas diferentes. De amor, cero. O mejor cero punto cinco, por Julieta, con quien alguna vez consideró casarse; tan ejemplar como mojigata. Tenía el cabello largo, oscuro y ondulado, y a su piel le faltaba un poquito de melanina para alcanzar el color de la de él. Sus labios eran delgados, la nariz algo larga y respingada y los ojos negros. Senos grandes y caderas anchas, insegura de lo que se supone que debía hacer con ellas. La quería porque era bien educada, amable y juiciosa, pero no había en ella una energía arrolladora que lo atrapase y enloqueciera. La que logra eso es María.

María significa “la amada por Dios”, si fuera “la amada por Ezequiel” no habría mucha diferencia. Pensándolo mejor, no es para tanto, la curiosidad no le llega al cariño, es más un malestar que le empieza en la boca y hace que la saliva se 168


le compacte, toda en un sólo cuerpo. La piedrita babosa empieza a descenderle por la faringe apretando la carne, cortando luego las paredes del esófago hasta que, después de una lucha digestiva, le llega al estómago y ahí explota. O eso cree Ezequiel, no está muy seguro de la verdadera transformación de la roca salivar, pero la siente ya en todo el cuerpo. Los dedos se le enfrían y humedecen todo lo que tocan, las mejillas se le estiran hasta temblar por la tensión que lo obliga a balbucear, el líquido aumenta el peso en sus rodillas, los músculos se le contraen, la pelvis se le desintegra en cosquilleos. Yo pecador me confieso ante Dios Todopoderoso y antes vosotros hermanos.

La sotana nunca le había molestado. De vez en cuando tenía que hacer algún esfuerzo mayor para no mentir, para evitar pasarse de la raya con el vino y, claro está, para no observar una falda por mucho tiempo, o para que al menos la implicada no lo notara. Nunca había tenido mucho lío y su gran tentación estaba en las curvas del humo de uno que otro cigarrillo. Su fe es real, se entregó a la abstinencia por convicción de que no necesitaba nada más que la plenitud espiritual y las buenas obras para estar tranquilo. Creció en una familia donde se le inculcó el temor a Dios y cree en la vida eterna, aunque en este momento no le parezca muy prometedora.

Hoy es domingo, hoy ve a María. Sus encuentros son siempre en el mismo día y hora. Ella es joven, de piel pálida, verdes y enormes ojos y en el cabello rojizo lleva un corte que a él le parece masculino. Es una pena que María no se deje crecer el pelo. Es delgada, mucho, y casi siempre lleva algún vestido de flores. Ezequiel espera que el de hoy sea el de orquídeas porque tiene un ligero escote que le permite contar unas cuantas pecas que normalmente se le esconden. Pecas. Quizá esas manchitas están hechas como una orden para que quien caiga en su tentación se entregue a ella sin cuestionamientos, ¿pecas? ¡Pecas! Amén. Perdóneme, padre, porque he pecado. El problema es que a la gente se le olvida que los padrecitos también pasan por eso.

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Los primeros cuarenta minutos son una tortura. La ve al fondo, en una de las últimas bancas, se sienta y se levanta cada que llega el turno y el vestido le ondea con disimulo para acariciarle las piernas blancas, ¿suaves? Seguramente. Su cabello lucha con la gravedad constantemente y de vez en cuando se le pone frente a los ojos, por lo que ella hace un movimiento delicado con su cuello que devuelve todo a su lugar. Junto a María está su madre, quien aún conserva ciertos rasgos que revelan lo mucho que se parecía a su hija en su juventud. A Ezequiel le arde la mano, lleva una venda para ocultar al mundo la evidencia física de su sufrimiento; ya no sabe si el infierno huele a azufre o a incienso. Primera lectura, Padre Nuestro y evangelio. El de hoy es ese en el que María Magdalena le lava los pies a Jesús, podría ya recitarlo de memoria, pero al resto de la humanidad las cosas se le olvidan y hay que contarles las mismas historias todos los años.

Es el momento. Ya los feligreses hacen fila para recibir de sus manos el cuerpo de Cristo resumido a una hostia pequeña y frágil. Nadie la muerde, quizá les de miedo arrancarle las piernas al hijo de Dios, ahí sí que no hay San Pedro que valga para abrirles las puertas del cielo. María está casi de última, lo que es habitual, se muerde un poquito los labios como preparándose para el gran encuentro, él también está nervioso. Otra vez la piedrita le explota en las entrañas. Una anciana le agradece la comunión tomando sus manos entre las de ella, Ezequiel sonríe, luego se las limpia lo más discretamente posible. Hoy están encomendadas a una misión especial que él ha ido perfeccionando con el paso de las semanas, permitiéndole en cada nueva ocasión rozar por un segundo los labios de María, mientras ella lo mira fijamente y saca su lengua para recibir su fracción de harina bendecida. La respiración se le corta mientras nota como a ella le sube y le baja el pecho, hasta que se da la vuelta. Ese, su pequeño ritual, dura mucho menos que un instante, suficiente para que Ezequiel pueda alimentar su recuerdo por otros siete días. Dos hombres más y luego ella. - Cuerpo de Cristo. - Cuerpo de Cristo. - Cristo, qué cuerpo. 170


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