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La caloría como unidad de medida de la energía

¿Para qué comemos? ¡Pero qué pregunta tan tonta! ¡Pues para quitarnos el hambre! ¿O no? ¿Comemos por necesidad? ¿Por hábito? ¿Por las dos cosas?

Comer es algo que la mayoría de la gente encuentra placentero, por lo que con frecuencia ingerimos alimentos sin tener hambre (es lo que llamamos simplemente “antojo”). ¿De dónde viene este impulso por ingerir alimentos aunque no tengamos hambre?

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Si fuésemos cocodrilos, bastaría con darnos un festín ocasional y no tendríamos que volver a preocuparnos por comida durante varios meses. Por otro lado, si comiésemos como colibríes estaríamos en un serio problema. Suponiendo que tu peso es de alrededor de 45 kg, tendrías que ingerir aproximadamente 50 kg de comida cada día.

Parece contradictorio que un animalazo como el cocodrilo (que puede llegar a medir hasta 7 m de largo) tenga que comer, en proporción, mucho menos que el pequeño colibrí; ¿a qué se debe esto?

Todo tiene que ver con la pregunta: ¿para qué comemos? Nuestro metabolismo es el que determina cuánto necesitamos comer: un cocodrilo (animal de sangre fría) gasta muy poca energía, pues se la pasa echadote a la orilla del río, tomando el sol, mientras que el pobre colibrí tiene que batir y batir sus alas (en promedio alrededor de 50 veces por segundo), cuando anda volando de flor en flor en busca del alimento que requiere para poder seguir batiendo sus alas y buscar más alimento (y así sucesivamente).

Así, la evolución es la que ha marcado la primera pauta en nuestro metabolismo: los animales de sangre fría (reptiles, anfibios, insectos y peces) requieren en general menor ingesta de alimento que los de sangre caliente (mamíferos y aves) (figura 6).

Los animales de sangre caliente usamos mucha energía para mantener nuestra temperatura corporal. Esto nos ha dado la ventaja no sólo de adaptarnos a cualquier clima, sino de mantenernos activos de noche y de día, aun cuando también nos obliga a ingerir alimento con mucha frecuencia.

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Nuestros hábitos alimenticios pueden ser influidos por muchos factores, entre ellos el cultural. Si quieres saber de qué manera ocurre esto, te invitamos a leer el artículo “¿Y qué fue del gordito feliz?”, de Arturo Orea Tejada y Ana María Sánchez Mora, que puedes consultar o descargar de la siguiente dirección electrónica:

www.comoves.unam.mx/ numeros/articulo/130/yque-fue-del-gordito-feliz

FIGURA 6. Para muchos animales salvajes, conseguir alimento es una lucha constante y su ingesta de alimentos es generalmente incierta, por eso se alimentan cada vez que tienen la oportunidad de hacerlo.

El ser humano habita la Tierra desde hace aproximadamente 200 000 años. Durante la mayor parte de ese tiempo, conseguir alimento fue realmente difícil; ¿tú crees que el hombre prehistórico, cuando tenía hambre simplemente iba a la tienda a comprar 1/2 kg de milanesas de mamut para hacerse una torta?

Evolutivamente, el ser humano desarrolló el gusto por los alimentos que le proporcionan energía, pues ya sea cultivando la tierra o cazando, nuestro estilo de vida requería una enorme cantidad de energía. Claramente, este panorama se ha modificado de manera sustancial en la sociedad contemporánea, en la que nuestra actividad física es, en general, mucho menor de lo que solía ser hace no muchos años. Sin embargo, desde el punto de vista evolutivo, nuestro metabolismo sigue siendo esencialmente como era en la antigüedad.

Hoy en día, la mayor parte de las personas ingiere más alimento del que en realidad necesita.

Es importante mencionar que la función de los alimentos no es sólo aportar energía. Especialmente en jóvenes como tú, la alimentación adecuada es sumamente importante, pues como habrás notado, tu cuerpo ha estado cambiando con rapidez y en esta etapa de tu vida tus requerimientos nutricionales son muy elevados, por lo que es muy importante que te alimentes bien tanto en variedad como en cantidad (figura 7).

Habíamos mencionado en páginas anteriores que, en ciencia, medimos la energía usando el Joule (J); sin embargo, es una práctica común que el contenido energético de los alimentos se mida en calorías. Esto se debe a que antiguamente la energía se medía empleando esta unidad de energía (cuyo símbolo es cal).

Una caloría se define como la cantidad de energía (en forma de calor) que necesita suministrarse a 1 g de agua para que ésta eleve su temperatura en 1 °C. La relación entre ambas unidades de energía es: 1 cal 5 4.18 J.

Por lo general, la energía que obtenemos de los alimentos es tan alta que se expresa en kilojoules (kJ) 5 1000 J o en kilocalorías (kcal o Cal, con “C” mayúscula, que es la unidad que solemos encontrar en los alimentos): 1000 cal 5 1 kcal 5 1 Cal.

FIGURA 7. Cultivar buenos hábitos alimenticios es de gran importancia, pues te ayudará a mantenerte saludable. La obesidad es un problema que aqueja en forma creciente a un importante sector de la población y constituye un grave factor de riesgo en enfermedades cardiovasculares y diabetes.

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