Metamorfosis 53

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Directorio M.E. Luis Alberto Fierro Ramírez Rector M.A.V. Raúl Sánchez Trillo Secretario General M.L. Ramón Gerónimo Olvera Neder Director de Extensión y Difusión Cultural Dr. Armando Villanueva Ledezma Director de la Facultad de Filosofía y Letras M.A.N. Alejandro Chávez Ramírez Secretario de Extensión y Difusión Cultural, FFyL

Consejo editorial Director M.A.N. Alejandro Chávez Ramírez Secretarios Lic. Luis Fernando Rangel Flores Lic. Daniel Arturo Almeida Trasviña Cuidado editorial Lic. Luis Fernando Rangel Flores Alexia Guadalupe Palma Espino Litzy Payán Ceniceros Dictaminadores Dra. Angélica Sandoval Pineda Dr. Frank Malgesini Burke Dr. César Sotelo Gutiérrez Dr. César Santiesteban Baca Dr. Arturo Rico Bovio Dr. Alberto Pérez Piñón Dr. Gerardo Ascencio Baca Dr. Javier Contreras Orozco Dr. José Romo González

Fotografía: Fidel González. Fotografía de portada: Fidel González. Escultura: Guillermo “Willy” Villanueva.

Metamorfosis. Nueva época. Año 53. No. 53. Enero-junio 2021. Es una publicación semestral editada por la Universidad Autónoma de Chihuahua. Calle Escorza #900. C.P. 31000, Chihuahua, Chih. Tel. (614) 439-1500 ext. 3825. www.ffyl.uach.mx / metamorfosis@uach.mx. Editor responsable: Luis Fernando Rangel Flores. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2012-032913383000102 ISSN: 2007-6525, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Este número se terminó de imprimir el 28 del mes de junio de 2020 con un tiraje de 200 ejemplares. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de la Universidad Autónoma de Chihuahua.


Editorial Metamorfosis es una revista que número con número busca ofrecer a su comunidad lectora una variedad de textos que exploren el quehacer literario y académico de las diversas voces que surgen desde la propia comunidad universitaria o la comunidad en general, sirviendo como un puente entre la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Chihuahua y el panorama de la comunidad universitaria en general, para de esta manera enriquecer el diálogo y así poder estrechar los vínculos académicos y creativos. En el apartado de Cosecha se presentan textos que recorren inquietudes literarias, filosóficas y periodísticas. En el apartado de Tragaluz mostramos el trabajo fotográfico de Diego Cadena. Dentro del enfoque creativo, que siempre ha caracterizado a Metamorfosis, en Stilus nos encontramos voces que nos presentan el enfrentamiento con la muerte, el silencio, el cuerpo, la resistencia; y donde, desde diferentes tonos, reparamos en los temas que siempre nos llevarán de la mano por la vida, el amor y la muerte. Por último, en Trans se nos ofrece una traducción de dos poemas de Jack Gilbert. No queda sino decir: ¡disfruten de esta Metamorfosis! M.A.N. Alejandro Chávez Ramírez Director del consejo editorial de Metamorfosis


Contenido Cosecha

El transhumanismo a la luz de Walter Benjamin José Miguel Martínez de la Cruz

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Tejiendo significado: una aproximación a la gestión cultural Daniela Jiménez Figueroa

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La apropiación del fandango de muertos en Un hogar sólido de Elena Garro Marión Durán Lujan

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La dualidad de erotismo y religión en la poesía de Delmira Agustini; un análisis desde la propuesta de Bataille Gloria Elena Tavarez Chacón y José Luis Evangelista Ávila

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Perdón y olvido: percepción de una dicotomía Enrique Alfonso Reyes Siáñez

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El Minotauro reflejado a través de Borges y Kazantzakis Martín García López

28

El Periodismo de carne y hueso José Luis Jáquez Balderrama, Irma Perea Henze, Javier Horacio Contreras Orozco, Manuel Armando Arana Nava e Isela Yolanda de Pablo Porras

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Tragaluz

Contar historias desde la fotografía: capturar momentos Diego Cadena

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Stilus

En pocas palabras Carlos Sánchez Ramírez “Emir”

46

La revolución de los claveles Fernando Salazar Torres

49

Tres poemas Karen Cano

53

Dos poemas de Radiante faro en mis altamares Zapopan Muela

56

Una danza entre dos cuerpos Fernanda Ceniceros

61

Resistir y luchar Kevin Erives

63

Mutismo | Autoretrato Aranza Domínguez

64

El lunes no se muere nadie y otros poemas Rebeca Favila Montana

69

El vuelo Carmen Julia Holguín

73

La isla de plástico Marcelo Romero

76

Leche Los Nogales Jesús Chávez Marín

78

La sal Amy Bueno

84

Un globo verde no es un trébol Atena Abreu (A. A.)

88

Trans

Jack Gilbert: tres poemas Édgar Trevizo

98 Fotografía: Fidel González.



Fotografía: Alejandro Chávez Ramírez.


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El tranhumanismo a la luz de Walter Benjamin

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a cultura es un conjunto de invenciones sociales que obedecen a un espacio-tiempo determinado y contingente, lo que implica el nacimiento, desarrollo y decadencia de pueblos, imperios y civilizaciones. La ausencia de garras, colmillos, fuerza, destreza y velocidad, no impidió que el ser humano creara extensiones de los sentidos por medio de herramientas, es así como el telescopio, por ejemplo, amplió el campo de visión, permitiendo ver lo imperceptible o los sistemas de transporte, mismos que agigantaron nuestros pasos.1 No es de sorprender que gracias a la inteligencia el ser humano haya ocupado espacios geográficos inimaginables, tales como el cielo, mar y tierra; sin embargo, resulta imposible sostener que toda producción cultural ha traído bienestar a la humanidad, basta recordar las matanzas, invasiones o destrucción en aras de mantener un control político, económico y social. Por otro lado, José Antonio Marina afirma que la inteligencia del ser humano tiene una tendencia natural a satisfacer sus necesidades naturales, pero aún más importante es su deseo imperioso de ir más allá de lo que necesita, por lo que no sólo se adapta al medio sino que lo modifica. “El animal pervive solamente. El hombre super-vive. (…) vive en un amplio territorio de la posibilidad”.2 Es este incesante deseo el que ha impulsado a lo largo de la historia al ser humano a buscar el mejoramiento del cuerpo. Basta recordar el Rig-Veda, antiguo texto hindú que narra cómo fue que el guerrero Queen Vishpla al perder su pierna en un enfrentamiento fue sustituida por una prótesis de metal.3 Por su parte la mitología griega no

se queda atrás y nos regala un relato sobre las ingeniosas alas de cera de Dédalo, mismas que fueron la perdición del imprudente Ícaro, que en un anhelo por aproximarse al sol terminó cayendo. Pero los límites de la literatura no se detienen aquí, basta pensar en el Prometeo moderno de Mary Shelley para dar cuenta de los alcances y consecuencias que podría tener el quehacer científico en relación al cuerpo y a la vida. Si miramos al pasado encontraremos que este afán de mejoramiento no sólo ha estado presente en el imaginario de varias culturas a lo largo de la historia, sino que incluso las ideas se llevaron a la praxis, en este sentido podemos observar que en la cultura egipcia se han encontrados restos de prótesis que datan del 700 a. C., por su parte Herodoto nos cuenta aproximadamente en el año 424 a. C. sobre un ciudadano persa condenado a muerte que logró escapar a costa de perder su pie y reemplazarlo por una prótesis de madera. También se han encontrado piernas protésicas de hierro y bronce que datan del año 300 a. C., lo mismo ocurre en la cultura romana aproximadamente en el 300 a.C. En lo que respecta a la Alta Edad Media no hubo grandes artefactos que mejoraran la calidad de vida de las personas excepto por la invención de ganchos de mano y piernas de palo, sin embargo, su uso sólo estaba al alcance de la clase acaudalada. Finalmente, con el auge del Renacimiento se abrió la posibilidad de entender la estructura funcional de las prótesis.4 No fue sino en la modernidad, con los avances de la medicina en general y de la ortopedia en particular, e impulsada por intereses políticos y económicos, así como

1 Marina, José Antonio. Las arquitecturas del deseo. 2 S. Erice, Aina. La invención del reino vegetal. p.16. 3 Mercado Arrollo, Yesenia Isabel. Análisis del marcadoe de prótesis articulares en la ciudad de Medellin. p. 15. 4 Norton, Kim. “Un breve recorrido por la historia de la prótesis”.


Metamorfosis

José Miguel Martínez de la Cruz

por la necesidad de curar accidentes laborales producto de la sociedad industrial del siglo xix que se observó una mejora en los diseños, permitiendo incorporar a personas mutiladas nuevamente al mundo laboral. No obstante, después de la Primera Guerra Mundial se incrementó el desarrollo de la técnica como nunca antes en la historia de la medicina, debido en gran parte a las numerosas víctimas que había dejado el enfrentamiento bélico.5 Fue tal el avance en el campo de la medicina, que no sólo se abrió una gama de posibilidades para personas con alguna discapacidad, sino que también la investigación ha permitido perfeccionar las prótesis a tal grado de poder superar los límites naturales de un organismo. Estableciendo nuevas alternativas que permitan reestablecer las condiciones básicas del organismo ante problemas visuales, cardiovasculares o motrices. En este escenario surge el transhumanismo, mismo que se define como: una corriente ideológica, política, cultural y científica que pretende superar las limitaciones físicas e intelectuales por medio de la biotecnología aplicada directamente sobre el cuerpo.6 Fue así como en 1998 se creó la Asociación mundial Transhumanista, encabezada por Pearce y Nick Bostrom, veinte años después aquella asociación se convirtió en Humanity Plus, “una organización mundial… sin fines de lucro que aboga por el uso ético de la tecnología, como la inteligencia artificial, para expandir las capacidades humanas”. Este panorama biotecnológico que llega a plantear el transhumanismo, si bien es cierto descansa sobre una base ética que procura el bienestar del ser humano, abre un abanico de interrogantes: ¿cuál es la base ideológica sobre la que descansa el movimiento transhumanista y 5 Laín, Pedro. Historia de la medicina. p. 530. 6 Zapata y Villela. “¿Tienen biopolítica los bioartefactos?”.

que impulsa las ideas de perfeccionamiento a través de la tecnología? ¿Acaso la tecnología es la panacea que ha estado esperando la humanidad para reivindicar los problemas político-sociales y económicos? Ante un escenario apocalíptico donde el transhumanismo ha pervertido sus propósitos ¿cuál sería la alternativa que logre mitigar las consecuencias? Dar una respuesta definitiva a estas preguntas resultaría inverosímil, en vez de ello me limitaré a hacer una aproximación a partir de la teoría política de Walter Benjamin. Si bien es cierto que el filósofo berlinés no teorizó sobre temas relacionados al transhumanismo, sí llegó a cuestionar la ideología de progreso, misma ideología que creemos está detrás de este movimiento, y es que los avances biotecnológicos, como hemos visto, no parecen tener un punto final, sino que están sujetos a un continuo desarrollo e innovación por parte, en su gran mayoría, de la industria de la salud. Es en este tenor que Benjamin considera que la noción del progreso lineal e infinito es criticable desde tres ópticas distintas. Por un lado, que una ideología se respalde por la cantidad de tiempo que lleva vigente no garantiza que sea válida, menos aún que se deba seguir respaldando; es así como la idea de progreso se pone en tela de juicio en la medida en que si bien ha estado presente a lo largo de la humanidad, ello no implica que deba seguir. Por ello es menester, que al igual que toda actividad humana, sea analizada a través de un ejercicio crítico que permita analizar los pros y contras de un argumento. Por otra parte, la noción de progreso es criticable porque “del hecho de que existan avances tecnológicos y científicos no se sigue necesariamente que el ser humano

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progrese en su humanidad, incluso habría que preguntar si las conquistas tecnológicas han favorecido a la felicidad y bienestar o, por el contrario, dicho conocimiento no ha hecho sino crear un terreno donde el individuo se siente amenazado a causa de sus propios avances”.7 Esta fe ciega en el progreso constituye la tercera crítica que hace Walter Benjamin a la idea de progreso, en la media en que pone sobre la mesa la incapacidad de cuestionar tanto la realidad como también la ideología de progreso que paso a paso nos sobrepasa, lo que implica una disminución de todo ejercicio de introspección y duda, sino que más bien la humanidad se limita a contemplar y aceptar los grandes destellos de las biotecnologías.8 Por tanto, el transhumanismo no sólo busca restablecer las condiciones del organismo, sino superarlo, empleando las prácticas médicas para fines no médicos, lo que a la vez, coloca en un estado de desigualdad a los individuos no manipulados de aquellos que sí lo son.9 Ahora bien, los defensores liberales de este movimiento consideran que si bien es cierto que las prácticas transhumanistas colocarán a unos por encima de otros dado que no todos tendrán acceso a dichos servicios, con el paso del tiempo el mercado, por efecto de las leyes de oferta y demanda, hará accesible estos servicios para la sociedad en general. Por su parte, los transhumanistas democráticos se inclinan a pensar que el Estado debe colocar el marco regulador necesario para ampliar el acceso de los servicios de transformación corporal a toda la sociedad de tal manera que se borre la brecha de desigualdad que pueda existir.10 Si bien es cierto que ambas pasturas transhumanistas guardan cierto recelo a las implicaciones éticas que puedan surgir, también es cierto que han aceptado con los brazos abiertos a la tecnología, misma que es impulsada por la idea de progreso. Por tanto, el progreso, utilizando una imagen de Walter Benjamin, sería un tren en movimiento que avanza a toda velocidad de manera indetenible y que no tiene una palanca de emergencia que le permita detenerse. En este sentido, es inevitable no

preguntarse para qué se busca avanzar a pasos agigantados como si ello fuera la condición necesaria para alcanzar un estado de bienestar y felicidad. Lo cierto es que tomar la bandera del progreso en términos instrumentales convierte a los portadores de los bioartefactos en esclavos de las nuevas investigaciones biomédicas:

Ya a mediados del siglo xx, las ideas de progreso a través de la investigación científica y de la posibilidad de una innovación tecnológica continua estaba perfectamente arraigadas. (…) Las industrias de la medicina y de los aparatos médicos aprendieron muy bien que la gente estaría dispuesta a pagar por un progreso continuo.11

De ahí que la propuesta de Walter Benjamin sea proponer un estado de detención que permita a los seres humanos una introspección sobre los móviles que nos mueven a actuar. El estado de detención permitiría un despertar que inaugure un nuevo estado de conciencia. En otras palabras, el estado de detención permitiría al ser humano resguardarse de la irracionalidad que provoca la ideología del progreso al plantear como normal la pérdida de la conciencia de sí mismo.12 Ahora, el estado de detención debe entenderse a partir del concepto de experiencia acuñado por Benjamin. A saber, este refiere a la capacidad adquirida a través del tiempo de digerir y asimilar, de manera crítica, los acontecimientos, de modo que la biotecnología, al igual que toda investigación, no sea capaz de desbordar u ofuscar al sujeto, por más que lo acontecido sea espectacular o novedoso. Por tanto, el sujeto de la experiencia deja de ser un sujeto pasivo que acepta los avances biotecnológicos sin cuestionar el proyecto transhumanista, sino que, por el contrario, se vuelve crítico y activo, poniendo en tela de juicio los nuevos acontecimientos. Hacer experiencia, por tanto, implica cuestionar si la tecnología en general y la biotecnología en particular ofrecen una mejora en la calidad de vida o, por el contrario, sólo son una extensión más de lo espectacular y

7 Martínez, José Miguel. Crítica a la modernidad y crisis de la experiencia desde la perspectiva de Walter Benjamin. p. 63 8 Ibídem. 9 Sandel, Michael. Filosofoa pública. 10 Zapata y Villela. “¿Tienen biopolítica los bioartefactos?”. 11 Callahan, Daniel. El bien individual y el bien común en bioética. p. 13. 12 Mate, Reyes. Medianoche en la historia. Fotografía: Maksym Kaharlytskyi


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novedoso por parte del mercado que no hace, sino ofrecer nuevos productos y pseudo-experiencias, propiciando la enajenación del sujeto ante aquello que se ofrece como deslumbrante, pero que deja de lado todo ápice de conciencia y de progreso humano. De ahí la necesidad de que toda experiencia sea cuestionada a la luz de las siguientes interrogantes: ¿Aquello que se desea adquirir es imprescindible para mejorar la calidad de vida? ¿Lo que se desea colocará al sujeto en un estado de igualdad de condiciones y oportunidades al igual que el resto de la humanidad? ¿Lo que se desea, más allá de obedecer a una cuestión de estatus, permite incorporar al sujeto a la vida social? Si la respuesta de cada una de las preguntas es negativa entonces habría que replantear aquel estilo de vida, dado que es muy probable que exista una tendencia consumista y superficial, mismas que nos han llevado a entrar en una crisis económica, política y social. La crítica realizada por el filósofo judeo-alemán fue un grito imperceptible de un siglo que presenció la irracionalidad de la razón con la Segunda Guerra Mundial. No sorprende que nuestra época, al igual que la pasada, haga oídos sordos a la propuesta de un estado de detención como vía para contener los avances biotecnológicos, mismos que se muestran cual si fueran reflectores en medio de la noche que deslumbran a los sujetos, impidiendo ver en el cúmulo estelar nuevas alternativas, aunque mínimas, para construir un mundo más justo. Sin embargo, sería apresurado conceder una victoria a la maquinaria del progreso, en tanto que aceptar el mundo tal cual es hoy en día sería aceptar que el rumbo de la historia ya está escrito, que no existe ninguna posibilidad, aunque frágil, de construir otras realidades; antes bien, habría que preguntarse sobre la posibilidad de generar fisuras en el continuum del progreso; es decir, se trata, como menciona Walter Benjamin en su obra: Tesis de la historia, de jalar el freno de emergencia de la locomotora del progreso, esperando con ello la búsqueda de pequeños destellos de luz capaces de frenar, por unos instantes, el huracán del progreso.

Bibliografía

Benjamin, Walter. Sobre el concepto de historia. México: Toma uno deja uno, 2015.

Callahan, Daniel. El bien individual y el bien común en bioética. Barcelona: Fundació Victor Grifols i Lucas, 2009.

Didi-Huberman, Georges. Supervivencia de las luciérnagas. Madrid: Abada, 2012.

Gayozzo, Piero. “Transhumanismo en el Perú”. 10 de septiembre de 2019. Instituto de Extrapolítica y Transhumanismo. <https://www.

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Humanity Plus. Humanity Plus. 2016. <https://humanityplus.org/>. Laín, Pedro. Historia de la medicina. Barcelona: Salvat editores, 1978.

Löwy, Michael. Walter Benjamin: aviso de incendio. México: Fondo de cultura económica, 2002.

Marina, José Antonio. Las arquitecturas del deseo. Marcelona: Anagrama, 2009.

Martínez, José Miguel. Crítica a la modernidad y crisis de la experiencia

desde la perspectiva de Walter Benjamin [Tesis de licenciatura, Univer-

sidad Autónoma del Estado de México]. Repositorio Institucional, Toluca.

Mate, Reyes. Medianoche en la historia. Trotta, 2009.

Mercado Arrollo, Yesenia Isabel. Análisis del mercadeo de prótesis arti-

culares en la ciudad de Medellin (Tesis de maestría, Universidad CES). Universidad CES, Facultad de medicina, Medellin. 53. <http://repository.ces.edu.co/bitstream/10946/562/1/Analisis_Mercadeo_protesis_articulares.pdf>.

Norton, Kim. “Un breve recorrido por la historia de la prótesis.” In Motion 17.7 (2017): 1-5.

S. Erice, Aina. La invención del reino vegetal. México: Ariel, 2016. Sandel, Michael J. Filosofía pública. Marbot Ediciones, 2012.

Zapata, Miguel y Fabiola Villela. “¿Tienen biopolítica los bioartefactos?” Linares, Jorge Enrique y Elena Arriaga. Aproximaciones interdisciplinarias a la bioartefactualidad. Ciudad de México: Universidad Autónoma de México, 2016. 259-294.

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Tejiendo significado: una aproximación a la gestión cultural

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xiste un anhelo permanente en el pensamiento del ser humano: la búsqueda de sentido. Desde la Antigüedad, la humanidad ha tratado de explicar cuál es su papel en el mundo, cómo es que los individuos debemos vivir, sentir y entender nuestra existencia. Estas inquietudes han establecido los cimientos de nuestras culturas: en un intento por resolver el enigma, hemos desarrollado estructuras simbólicas para construir identidades, a partir de ideologías, costumbres, tradiciones, espacios físicos, relaciones humanas, etc., que en conjunto constituyen la esencia vital de la condición humana, desde una perspectiva individual y colectiva. Al respecto, la gestión cultural se presenta como un ejercicio que responde a esta necesidad antropológica de encontrar sentido, y se articula a través de distintas vertientes. Para fines prácticos, este texto aborda de manera general la conceptualización del patrimonio y la ejecución misma de la gestión de lo cultural, pues se consideran aspectos fundamentales para su comprensión e implementación. Pero, ¿qué es la cultura? Esta acepción ha tenido un tránsito complejo a lo largo de la historia, ya que se le han adjudicado distintas concepciones, de acuerdo al espacio y la época de quienes han problematizado el término. No obstante, en la actualidad, la evolución ideológica ha permitido situar la definición de cultura como todo aquello que es inherente a la humanidad, es decir, todas las manifestaciones humanas, dotadas de una carga espiritual y simbólica que trazan el camino vital de los miembros de una comunidad. Previamente, al hablar de la cultura se propone el concepto de esencia vital. La palabra esencia se deriva del

latín essentia: ese (del verbo ser), nt (sufijo que significa agente), y ia (sufijo que indica cualidad). En este sentido, la esencia se traduce como una cualidad fundamental del ser, o como lo define una de las acepciones de la Real Academia Española, “lo más importante y característico de una cosa”. Por ello, la esencia vital del ser humano es su cultura: es eso que constituye su identidad, la raíz que le da lugar a su forma de aprehender la realidad. En este contexto se inserta la gestión cultural, una actividad que busca propiciar las condiciones adecuadas para que las y los individuos se desarrollen de forma integral, a partir del conocimiento de sí mismos y de su entorno, y de esa manera establezcan dinámicas que impulsen la agencia social y mejoren la calidad de vida de las comunidades. Al respecto, José Antonio Mac Gregor asegura que […] el desarrollo cultural es componente esencial para elevar la calidad de vida bajo un modelo de desarrollo autodeterminado y por ello la naturaleza de proyectos culturales que se impulsen para encarnar políticas culturales democráticas deben sustentarse en la participación volitiva, consciente e informada de individuos que expresen desde su subjetividad, la manera en que “leen”, miran, ad-miran, comprenden y aprehenden la realidad.1

Dentro de este planteamiento se considera la autodeterminación como una parte toral del crecimiento espiritual del sujeto, y es ahí donde incide la gestión cultural: es el canal a través del cual el individuo va reconociendo su esencia humana, exaltando sus particularidades y reafirmando su identidad. En este proceso es donde comienzan a tejerse los significados, es el sitio en el que lo simbólico cobra sentido.

1 Sánchez y Chaves. Transformar la realidad social desde la cultura. Planeación de proyectos culturales para el desarrollo, p. 12.


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Daniela Jiménez Hernández

Por su parte, el autor Héctor Ariel Olmos explica que la gestión cultural

[…] constituye una palanca del desarrollo humano si se fundamenta en un concepto abierto y operativo de cultura y si toma en cuenta los rasgos identitarios de las sociedades en que se ejerce. Identidad ni rígida ni anclada en esencias inmarcesibles si no cambiante, conflictiva, en un marco de interculturalidad.2

En este sentido, el escritor asegura que la gestión surge del verbo gestar, es decir: “dar origen, generar, producir hechos”.3 Este concepto está estrechamente ligado con el movimiento y la ejecución de acciones, las cuales puede derivar en un proyecto, un programa, un plan o una política.4 De esta forma se da paso a la materialización de la gestión a través de acciones o recursos específicos. Tal es el caso de las políticas culturales, las cuales, inicialmente tenían como primer objetivo proteger el patrimonio cultural.5 Al respecto, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (unesco), define el patrimonio cultural como: (...) un producto y un proceso que suministra a las sociedades un caudal de recursos que se heredan del pasado, se crean en el presente y se transmiten a las generaciones futuras para su beneficio. Es importante reconocer que abarca no sólo el patrimonio material, sino también el patrimonio natural e inmaterial.6

Así pues, el patrimonio (ya sea tangible o intangible) es el objeto que resulta de las manifestaciones culturales. No obstante, su valor radica en lo simbólico: más allá de las características estéticas o históricas de los monumentos, lugares, usos y costumbres, artefactos o conocimientos, la importancia de éstos radica en su significación, es decir, en lo que representan para los ciudadanos y sus comunidades. Sin embargo, actualmente sabemos que la gestión cultural no contempla únicamente la preservación del patrimonio, sino que va más allá y se centra en el individuo y su contexto. La construcción de territorio es una tarea fundamental, pues se trata de contribuir al crecimiento de las comunidades y la búsqueda de sentido a partir de las relaciones humanas: debe sentar las bases para la agencia social, la interculturalidad y la empatía. En este contexto, el reto para el gestor cultural es enorme. De entrada, es necesario romper con la concepción etnocéntrica de la cultura y derrumbar las hipótesis hegemónicas con las que se concibe el mundo: fragmentar las creencias binarias, en las que se piensa que los ciudadanos necesitan de “emisarios culturales” que “transformen sus vidas”, o bien que existen personas “cultas e incultas”. En contraparte, la obligación del gestor es trabajar con las particularidades y rasgos culturales de cada comunidad para que juntos potencialicen la creatividad y la riqueza que guardan en sí mismas las sociedades. Sobre este tema, Liliana López Borbón menciona que […] los gestores culturales más que iterar las dinámicas del pasado, participando dentro de proyectos y programas alta-

2 Olmos, Héctor Ariel. Gestión cultural y desarrollo: claves del desarrollo. p. 17 3 Ibídem. p. 53. 4 Ídem. 5  Ibídem. p. 60. 6 Unesco. Indicadores unesco de cultura para el desarrollo: Manual metodológico. p. 132.

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Fotografía: Joseph Grazone.


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mente institucionalizados o profundamente tradicionales y conservadores del pasado, deberían encontrar formas de retejer los vínculos temporales, de manera que alimenten el sentido de vivir juntos y construir la convivencia.7

En efecto, el gestor cultural debe partir del reconocimiento del “otro” en su humanidad, estrechando lazos desde una mirada horizontal y receptiva. Si bien el gestor es quien encabeza el diseño y la ejecución de proyectos y políticas culturales desde el enfoque de la conservación, transformación y difusión de las manifestaciones culturales, dentro de sus competencias y aptitudes debe desarrollarse la sensibilidad, la inteligencia emocional y la vocación de servicio, además de la comunicación asertiva, el pensamiento crítico y estratégico y la perspectiva social, habilidades que son indispensables en el ejercicio de lo cultural. Aunque la problematización de lo cultural presentada en este ensayo da una visión general del contexto, lo anterior es la antesala para determinar cuáles son específicamente los retos de la gestión cultural. En este sentido, tras lo aprendido me es posible determinar o resumir una ruta inicial que incluye tres objetivos o líneas de acción específicas para desempeñar esta labor: a) Desarrollar proyectos que impulsen transformaciones autodeterminadas, a través de dinámicas del arte y la expresividad propia del ser humano y su búsqueda de sentido b) Generar las condiciones para el ejercicio de la convivencia y la identidad en relación con otras identidades c) Contribuir a la consolidación de una visión de ciudad compartida y la apropiación de espacios públicos (construcción de ciudadanía) En su conjunto, estas metas cumplen con el objetivo primordial de la gestión: tejer significado a partir de aquello que nos une, es decir nuestra condición de humanos y la búsqueda inherente de sentido. Tras lo anterior, se reafirma el argumento inicial de este texto: la gestión cultural es una vía de reconocimiento para tejer significado. Si bien la filosofía no ha determinado la respuesta definitiva acerca de los porqués de la existencia humana, la gestión cultural nos permite descubrirnos a nosotros mismos y definir nuestras propias mo-

tivaciones, tejer nuestros propios significados, a partir de la exaltación de la propia identidad y la relación empática con nuestro entorno, en el ejercicio de la manifestación plena de la esencia vital. Bibliografía

López Borbón, Liliana (2015). La gestión cultural como construcción de ciudadanía. México.

Mariscal Orozco, J. L. (s.f.). “Formación y capacitación de los gestores culturales”. Apertura, 56-73. Obtenido de http://biblioteca.

udgvirtual.udg.mx/jspui/handle/123456789/393style=”color:rgb(73,80,87);font-size:.9375rem;”>

Olmos, Héctor Ariel. (2008). Gestión cultural y desarrollo: claves del de-

sarrollo. Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo. Madrid.

Real Academia Española. (2020). Diccionario de la Real Academia Española. Recuperado de https://dle.rae.es/esencia

Sánchez Nogueira, Andrea y Ángel Patricio Chaves Zaldumbide. (2014). Transformar la realidad social desde la cultura. Planeación de

proyectos culturales para el desarrollo. Colección Intersecciones. N° 34. Ed. conaculta. Ciudad de México.

Unesco. (2014). Indicadores unesco de cultura para el desarrollo: Manual metodológico. Paris.

7 López Borbón, Liliana. La gestión cultural como construcción de ciudadanía. p. 79.

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La apropiación del fandango de muertos en Un hogar sólido de Elena Garro

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lena Garro es una narradora pionera en la temática y conformación del realismo mágico mucho antes que García Márquez, sin embargo la dificultad en la publicación de su obra por diversos factores provocó que se diera a conocer mucho después y fue cuando se comenzó a estudiar. Gracias a los diferentes estudios que se han hecho, nos percatamos de la existencia de una variedad de temas que resultan de interés en la obra teatral de Garro. Uno de los temas que saltan a la vista del lector es cuando retoma la tradición clásica de fandango de muertos en Un hogar sólido, no solo refleja la gran habilidad de manejar el lenguaje, ya que esta pieza teatral oscila entre la manera casi poética de creación de personajes al darle a cada uno un sentido propio de la muerte. Además de esto, se logra ver una implicación de elementos religiosos desde la visión del catolicismo, la tradición mexicana se hacer presente pero al mismo tiempo existe una reformulación que lo convierte en literatura fantástica. En este sentido logra utilizar el recurso de apropiación mediante la celebración del día de muertos. Este concepto de apropiación hace referencia al derecho que tiene cada persona-autor de utilizar elementos presentes en la vida cotidiana, política, social, religiosa, fenómenos naturales, etcétera. El folklore mexicano en este caso resulta ser el detonante de la apropiación, son aspectos que impactan en el ser que percibe estos factores, en el autor se va provocando una exaltación en el proceso creativo, artístico o literario. Dicho proceso de apropiación tiene como fin dotar los elementos que se deseen explorar de un medio personal. La apropiación requiere de la creación de nuevas formas, en este caso vemos una obra de teatro cuya intención

1 Danza General de la Muerte. 2  Garro, Elena. “Un Hogar Sólido”. Antología de la Literatura Fantástica.

es destacar el paso de la vida a la muerte como se concibe en la celebración de los finados, se trata de crear mecanismos que provoquen en el proceso creativo originalidad. Elena Garro al estar explorando las posibilidades produjo en su obra la apropiación del mundo exterior, de símbolos y tradiciones que enriquecen la cultura mexicana. Esta pieza teatral tiene grandes similitudes con el poema anónimo Danza general de la muerte, el lector puede apreciar la presentación de cada personaje del mismo modo en la obra teatral de Garro, vemos cómo se van presentando los integrantes muertos de esta familia conforme a las edades, algo muy particular es que Garro pone edades especificas a sus personajes, podemos deducir que la finalidad es que cada personaje se mueva bajo sus propios criterios, al mismo tiempo a los lectores les permite quedarse con la impresión de que la muerte es algo que nos atañe a todos, mientras que en la Danza general de la muerte vemos una especie de diálogo entre integrantes del pueblo que representan un estrato social y como todos les toca bailar en determinado momento con la muerte: Yo soy la muerte cierta a todas las criaturas que son y serán en el mundo durante. 1 La muerte para Elena Garro es igual, no importa el estrato social, edad, ocupación, al final todos terminan reunidos en ese mismo espacio: “[…] un cuarto pequeño, con los muros y el techo de piedra. No hay ventanas ni puertas. A la izquierda, empotradas en el muro y también de piedra, unas literas […]”,2 es decir una tumba, especio destinado a depositar los restos de lo que fue un cuerpo con vida. La tradición mexicana lúdica es un factor principal de dicha apropiación, nos muestra la cercanía entre los muertos y los vivos, se hace presente el elemento de realismo mágico en la costumbre del día de muertos.


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Marión Durán

El espacio juega un papel principal, una cripta y el mundo de los espectros, a pesar de que el ambiente se desenvuelve en un área que en la tradición mexicana adquiere características sagradas o espirituales donde los cuerpos descansan hasta el día de la resurrección (por lo cual antes se mencionaba que estaba unido al catolicismo), la apropiación que Elena Garro proyecta hacia su trabajo inserta momentos cómicos, uno de ellos podría ser cuando Mamá Jesusita esta tan preocupada por encontrarse en camisón, otro podría ser cuando la pequeña Catalina mantiene el espíritu juguetón y travieso correspondiente a su edad. Estos pequeños detalles logran crear personajes únicos que al final y gracias a su lazo familiar nos indican esa idea tan mexicana del día de muertos donde los familiares se reúnen a festejar sin importar la edad que tengan o la causa de la muerte. El día de muertos es parte del legado del mexicano, Elena Garro al igual que otros autores como Juan Rulfo en Pedro Paramo logran concentrar a sus personajes en estos espacios tan emblemáticos para una cultura como la mexicana, logran crear historias fantásticas alrededor de los difuntos y vincularlos al enriquecimiento de la literatura. Como propone Walter Benjamín: la apropiación y derivación de la obra original va a producir una nueva aura y eso es lo realmente destacable.3 La verdadera manifestación del arte literario recae en Garro es por medio de la reinterpretación que le da a la fiesta del día de muertos, pues es importante mencionar que a pesar de que logra utilizar el recurso de la apropiación crea un nuevo carácter, el cual no se limita a reproducir sino a crear algo único mediante el préstamo de la cultura popular mexicana. 3 Kerik, Claudia. En torno a Walter Benjamín.

Bibliografía

Danza general de la muerte. Edición conforme al códice del Escorial. Barcelona. 1907

Garro, Elena. “Un Hogar Sólido”. Antología de la Literatura Fantástica. Editorial Sudamericana. De Bolsillo. México, 2011.

Kerik, Claudia. En torno a Walter Benjamín. México, D.F.: Universidad Autónoma Metropolitana, 1993.

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La dualidad de erotismo y religión en la poesía de Delmira Agustini; un análisis desde la propuesta de Bataille

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elmira Agustini (1886-1914) fue una escritora perteneciente a la generación del 900 de Uruguay.1 Su obra es uno de los principales referentes para los estudios de literatura en Hispanoamérica, además de una de las precursoras de la poesía erótica de su nación. Su vida personal despierta el interés de la mayoría, en particular porque parecía destinada a vivir los extremos de la pasión. No obstante, esto se vio impedido por el fatídico desenlace que la llevaría a perder la vida a manos de su exesposo. Centrados en su legado, su producción poética alcanzó la cúspide en su tercer libro, Los cálices vacíos (1913). Este será nuestro referente, pues en él logró la consumación de su estilo y contenido temático, además de ser fundamental para nuestro estudio sobre el erotismo. Para muchos, hablar de poesía es hablar de lo inefable, aquello sólo definido por arduas peripecias retóricas y barrocas, que resultan esquivas para la mayoría. Sin embargo, con la intención de eludir estas concepciones, nos aproximaremos a la poesía a través del lenguaje simbólico de la autora. Surge ahí el objetivo de este trabajo: elucidar un acercamiento al valor semántico de Los cálices vacíos en relación con el erotismo. Este último, abordado desde la propuesta de Georges Bataille (1897-1962). Para la consecución de este acercamiento, plantearemos en una primera etapa una puntualización de nuestros conceptos principales. Iniciaremos por apuntar el vínculo entre erotismo y religión expuesto por Bataille, para el cual resultan esenciales sus obras El erotismo (1957), Lagrimas de Eros (1961) y, de publicación póstuma, Teoría de la religión (1973). Una aproximación al vínculo entre erotismo y religión

en Bataille En la línea de las obras citadas, apuntemos que más allá de una reacción biológica nacida de un estímulo externo, para Bataille el erotismo es una experiencia vinculada al ámbito social y cultural. Es decir, más que tratarse del instinto biológico, el erotismo es el conglomerado social que determina la forma de experimentar la sexualidad humana. La experiencia de intimar con otro ser humano recae sobre dos factores: el primero es el instinto básico que lo lleva a la necesidad biológica de reproducirse; pero el segundo, el deseo y la intimidad, son parte de un entramado más complejo.2 3 Este nivel es al que corresponde el erotismo, dado que en Bataille es un aspecto de la vida interior humana.4 La complejidad de esta experiencia radica en la serie de factores que una sociedad determina como normativas para vivir la sexualidad y la transgresión del principio de utilidad que el erotismo involucra. Sin embargo, a estas condiciones sociales y culturales, así como a su transgresión, debe sumarse el proceso de interiorización. El deseo y la intimidad mantienen una correspondencia con la esfera social, pero se vivifican de manera personal, siendo sus extremos la negación del otro y de sí. Dado el tránsito de lo social y lo interior en el erotismo, debemos comprender su impacto en la vida de las personas: La manera en la cual experimentamos el erotismo, delimita otros aspectos de la vida. El erotismo no aparece de manera aislada. Al modo de Walter Benjamin, podemos aludir a su aparición en una constelación conceptual propuesta tanto por Bataille como por Agustini y recuperada para este trabajo. Dicha constelación ubica al erotismo en proximidad con

1  La generación del 900 hace alusión al movimiento iniciado en España 1898, pero que se propagó por Hispanoamérica hacia el año de 1900, para efectos de este trabajo lo comprenderemos más como un movimiento cultural entre cuyos principales rasgos destacan: la emoción por lo novedoso y extranjero, aunado al sentimiento de angustia por lo propio y nacional. Para más información consultar: “Escritores Iberoamericanos de 1900” de Manuel Ugarte. 2 Bataille, Georges. El Erotismo. p. 35. 3 De ahí la necesidad de apuntar al gasto, completamente improductivo, y “que se caracteriza porque en cada caso pone el acento en la pérdida, que debe ser la mayor posible para que la actividad adquiera su verdadero sentido” (Bataille, “La noción de gasto”, en La conjuración sagrada, p. 114) 4 Para el análisis de la interioridad, puede considerarse, también del autor, La experiencia interior.


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Gloria Elena Tavarez Chacón y José Luis Evangelista Ávila otro concepto primordial a los autores: la religión. En la religión y su vivencia, se amalgama la estructura social a través de los factores institucionales y sociales que constituyen los dogmas y la iglesia, su incidencia en la constitución legal del estado y en las decisiones morales, pero también su vivencia personal e íntima. De este modo, la espiritualidad de una sociedad, aunque sustentada institucionalmente, siempre conlleva la interiorización de los preceptos de la religión y la vivencia de sí. Es decir, desde la aproximación de Bataille, religión es aquello que: “ordena esencialmente la transgresión de las prohibiciones”.5 Es un factor regulador en la vida de las personas a partir del cual se establecen normas de conducta, así como un sistema de creencias. La religión determina una parte de la manera de ser y expresarse de quienes habitan las sociedades en que se hace presente, ya sea por la adhesión de sus miembros, como por la determinación moral de la sociedad. Ambos conceptos, erotismo y religión, responden a una necesidad de las personas. El sentido de pertenencia a una sociedad y a un entendimiento de lo que significa ser humano. Son una aproximación al mundo y sus diversas experiencias. Tanto la religión como el erotismo toman elementos culturales desde los cuales se edifican y se nutren, pero son experiencias siempre llevadas al terreno silente de lo íntimo. Por ejemplo, en el caso de la religión, la espiritualidad es la aproximación realizada a los postulados religiosos de una doctrina en particular. Si bien existen momentos de interacción y experiencia compartida por los diversos credos (en ritos o ceremonias), en mayor medida la espiritualidad se vive a través de la introspección. La oración, para algunos credos, es el momento de diálogo entre la persona y su divinidad. Se mantiene en un continuo devenir entre lo social y lo individual, y de esa misma confrontación surge la forma de experimentar la religión. De igual forma en el erotis5 Bataille, Georges. Teoría de la religión. p. 73.

mo, tenemos a la sociedad dictaminando nuestra forma de experimentar el deseo, pero a puerta cerrada, la intimidad es nuestra. Luego de un proceso de introspección (a veces inconsciente) apropiamos los constructos sociales desde los cuales, a través de la transgresión y el gasto, emerge nuestro erotismo. Entre otras caracterizaciones, destaquemos que el erotismo y la religión han sido medios de comunicación entre individuos, sea consigo mismos como con los otros. Las sociedades pueden establecer parámetros e incluso constituir ideologías en torno a ambos conceptos, pero siempre mantienen un sentido comunicativo. Sin embargo, y ello lo resalta Bataille, su expresión no puede realizarse de modo directo, esto sería traicionarlos, ubicar al erotismo en el plano la actividad productiva. Así, por una parte, se integran a la cultura de los sujetos y permite entablar relación con otros; pero, por otra, son factores de cambio y transgresión. En cualquier caso, conforman una parte constituyente de la vida de las personas, a la cual impactan de manera directa al generar pensamientos y acciones resultantes del proceso de interiorización. La dimensión social de estos conceptos y las experiencias a las cuales apuntan, supone variaciones acordes a la cultura y el momento histórico en que sean situados. Se nutren y evolucionan dando como resultado diversas aristas. Por ejemplo, en el caso del erotismo, históricamente ha sido asociado con tabúes y normas preestablecidas, en general propagadas por dogmas y creencias, enfocadas a regular la conducta sexual. Esa normatividad cumplía una función vinculada a la noción de productividad: de no regularse, la sexualidad instintiva viola horarios y normativas. Al concretarse el vínculo entre la sociedad y la producción, fue requerido relegar la intimidad al tiempo libre para no entorpecer el trabajo. A ello auxiliaron representaciones como la de un “paraíso” entendido como un lugar idílico de satisfacción eterna, pero, principalmente,

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conseguible al modo de un intercambio productivo que sólo era conseguido luego de un esfuerzo previo.6 De este modo, la recompensa del trabajo se asoció paulatinamente a más aspectos de “deleite” en la vida de las personas, uno de ellos el erotismo. Con ello, la religión, como reguladora de las transgresiones, delimitaba las conductas y objetos de deseo. Ejemplo de esta regulación es la noción de sacrificio. En la lectura de Bataille, el sacrificio en gran parte de las religiones occidentales (sobre todo en las ramas abrahámicas) es un momento de consagración a través del cual se obtiene una recompensa mayor, en general vinculada a un sentido de eternidad. Sacrificarse demuestra voluntad y compromiso que luego serán recompensados. Asociar el erotismo con estas nociones, implica un cambio en nuestro paradigma, pues nuestras acciones se avocarán a ese bien “mayor”. Esto se ha notado mucho en culturas como la Hispanoamericana, en donde convergen de manera tan estrecha el erotismo y la religión. Tal sería el caso de Agustini, quien experimentó un momento de convergencia, cuyo conflicto se escenificó en su poesía. Erotismo y religión en Los cálices vacíos Teniendo en mente el precedente sobre el vínculo entre erotismo y religión, consideraremos algunos poemas de Los cálices vacíos. Para tal efecto, identificaremos aquellos símbolos que nos permitan analizar este punto de encuentro entre erotismo y religión. Nos remitiremos a los símbolos, pues se encuentran insertos en un contexto y, para ser enunciados, atravesaron por un proceso de subjetivación de los elementos sociales que circundaron a su autora. Es, por tanto, un enlace entre la vida interior y lo externo. Procedamos a considerar el cáliz, a Eros, la plegaria y la espera, como símbolos objeto de este trabajo. El primero, ubicado en el título de la obra de Agustini, nos brinda un primer indicio temático. La producción de la poeta fue de Los cantos de la mañana (1910, primera obra publicada) a Los cálices vacíos (1913, su último libro). Existe en ellos

un proceso que la llevó de una celebración a la ausencia. El primer símbolo, el cáliz, además nos permite enmarcar el resto de la obra. En la religión católica, es un recipiente empleado en la consagración del vino durante la eucaristía. Participe de un sacramento que permite establecer un vínculo con lo divino a partir del cuerpo y sangre de Cristo, presentes para el creyente, en el pan y el vino. Ahora bien, existen dos momentos en los cuales el cáliz se encuentra vacío; una vez que ha sido realizado el sacramento, o bien, antes del mismo, incluso si nunca se llevó a cabo. Simboliza entonces un estado de ausencia, de necesidad. Podemos categorizar el cáliz vacío como inmaculado, como el soporte físico que sostendrá la sangre divina; esta pureza apunta a un estado de particular predilección por los dogmas, pues se asocia con cualidades divinas. La pureza, presentada por Agustini, se asocia a la experiencia erótica como un estado previo que, en alguna medida, ha de mantenerse mediante las regulaciones que determinan cómo serán los encuentros sexuales. Aunque receptáculo de lo divino, el cáliz, una vez utilizado, no será útil hasta que de nuevo se requiera. En este sentido es un símbolo que nos remite a un escenario en donde la pasión de Agustini se debatía entre lo sagrado y los preceptos que le indicaban cómo experimentar ese erotismo. El deseo en la autora posee un fondo dramático, de entrada, denotamos que en la voz poética la pasión es una exaltación lúgubre, por ese vacío, que no puede llenar por sí misma, por una función que no está en sí colmar y la dota de un vínculo con lo divino y sagrado de lo cual será receptáculo. Para Agustini, el deseo es como una llama que consume lentamente a su víctima hasta extinguirla, una pasión que presenta una cualidad divina por su carácter espiritual. El erotismo no es sólo la experiencia corpórea, sino un experimentarse del espíritu (o el alma) a través del cuerpo. Podemos ver representado este sentir en el poema “A Eros”: “Porque sobre el Espacio te diviso, /Puente de luz, perfume y melodía, / Comunicando infierno y paraíso” .7 8 El candor del erotismo de la poesía de Agus-

6 Bataille, Georges. Las lágrimas de Eros. p. 97. 7 Agustini, Delmira. Los cálices vacíos. p. 7. 8 Aquí y en las citas siguientes, las referencias se transcriben como aparecen en la obra, por lo cual el respeto al trabajo de Agustini no coincide necesariamente con el respeto a las reglas gramaticales en uso. Acaso, como sucede con el erotismo, esta sea una expresión de una vivencia de sí transgresora a lo exterior. Por ello, evitaremos el uso constante de “sic” tras las citas


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tini deviene melancolía mediante un doble matiz de sus símbolos: también simbolizan soledad y muerte. El objeto de deseo puede resultar simultáneamente un paraíso o una sensación idílica con cualidades de pasión positivas, también puede ser un infierno, una situación tortuosa y negativa. El deseo es en Agustini un puente comunicante entre infierno y paraíso, ambos extremos se unifican y se encuentran a partir de la figura objeto del deseo que, en este caso, puede ser el deseo mismo.9 ¿Por qué utilizar la figura de Eros para ejemplificar esta disyuntiva? Para los griegos, la mitología respondía a las inquietudes de sí mismos y del mundo, las deidades cumplían esa función de representación. En el caso de Eros, éste se encontraba en medio del cuerpo y la invocación divina del erotismo; es decir, Eros era un puente que comunicaba a los mortales con la experiencia erótica atribuida a una divinidad. Se le concebía como el medio de los individuos para alcanzar las delicias de lo sagrado. Por ello, el dios griego no sólo encarna el arrebato de la pasión, también se le relacionaba con la creatividad, convirtiéndose entonces en una representación de una fuerza unificadora entre lo divino y lo corpóreo. Eros deviene una figura recurrente en los poemas de Agustini, para la autora, es la principal figura para la representación del erotismo desde la mitología griega, es una fuerza que representa la pasión del cuerpo y la fuerza del amor erótico. Podemos encontrar continuas referencias a la deidad mitológica en el poema “Plegaria”, donde es relacionado con cualidades de lamentación y goce, por lo cual, nuevamente vemos presente la dualidad vinculada al erotismo: “—Eros: ¿acaso no sentiste nunca/ Piedad de las estatuas?/ Se dirían crisálidas de piedra/ De yo no sé qué formidable raza/ En una eterna espera inenarrable”.10 En “Plegaria”, la relación con lo divino no es dado solo a través de la tradición griega, su título también es un símbolo directo a la tradición católica en la cual se formó a Agustini. Una plegaria es un momento de comunicación íntima entre las personas y la deidad. Es una forma de ha-

cer presente a la divinidad a través de la palabra, vinculada directamente a la fe de cada persona, puede ser una súplica, una solicitud, una aclamación, incluso una alabanza u otras. En este caso, el poema es una súplica a la figura de Eros, consagrándolo como su divinidad y representación espiritual de su erotismo. En la antigüedad clásica era una tradición iniciar una obra con una invocación a las musas, solicitando su favor para la inspiración, efecto que era considerado una gracia divina. En este poema, tenemos este entrecruce de tradiciones, por una parte, la reminiscencia a la tradición griega mediante la invocación de Eros; por otra, su vinculación al cristianismo católico por el uso de una plegaria. En Agustini, la necesidad de súplica de la voz poética nace de la espera eterna que implica el deseo, pues el deseo y la experiencia erótica que plantea son permeados por su cualidad de inalcanzables. En sus poemas, el objeto de deseo es fantasmal y casi ausente, sin una identidad clara, incluso parece desear el deseo mismo. Sin claridad sobre la identidad del objeto de deseo al que alude la voz poética, la poeta nos lo presenta como una influencia efímera que incrementa la representación del deseo como inalcanzable. Como en la súplica, la poesía de Agustini pareciera intentar aprender una relación con su objeto en la medida en que se dirige a él. De ahí que, en “Plegaria”, encontremos a un individuo quien vive preso de esta espera continua. Encontramos esta temática en el poema referido: “Víctimas del Futuro ó del Misterio,/ En capullos terribles y magníficos/ Esperan á la Vida ó á la Muerte. /Eros: acaso no sentiste nunca / Piedad de las estatuas?”.11 La pena de la voz poética encuentra en la espera uno de sus principales factores, esta espera, procede de la incertidumbre del erotismo y es dada a partir del mismo deseo que produce el goce. En este sentido, Agustini alude a los capullos, estos son un estadio de aparente inactividad que algunos organismos viven para lograr su metamorfosis de larva a insecto. Al comparar la experiencia erótica

9 Citemos aquí al seudónimo kierkegaardiano A, quien encuentra en Don Juan la máxima encarnación del erotismo. Al llegar el deseo a su máxima expresión, éste se hace deseable, “no se trata del deseo en un individuo en particular sino del deseo como principio” (106/SKS II 90), pues Don Juan, como parece presentarse en Agustini: “Desea, y ese deseo resulta seductor; en ese sentido seduce (...). Desea y no cesa jamás de desear, y goza de la satisfacción del deseo” (117-118/SKS II 102-103). Las referencias al autor danés se corresponden a (traducción citada/referencia internacional acorde a los Søren Kierkegaards Skrifter, disponibles en: http://sks.dk/sidek/sidek.asp). 10 Agustini, Delmira. Los cálices vacíos. p. 42. 11 Ídem.

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con un capullo, nuestra autora nos remite a una idea de cambio, pues la pasión erótica se produce como un estadio continuo que finalmente rompe la crisálida y culmina la experiencia de la pasión. Ese momento de espera en el erotismo es descrito también con incertidumbre, porque en el momento de generación de esa pasión no es certero, para la voz poética, si terminará en vida o en muerte. Esta simbología nos recuerda también al momento de melancolía resultado de lo efímero del deseo, porque, aunque ha sido satisfecho, existe siempre el retorno a la espera. Los símbolos alusivos al cuerpo son recurrentes, pues se trata del principal vehículo con el que cuenta la voz poética para enunciar y vivir sus pasiones. Como vimos, el erotismo es una forma de expresión vinculada a una experiencia cultural que se establece a partir de las particularidades mismas que determinan el pensamiento de esa cultura. Al ser de una formación religiosa a principios del siglo xx, Agustini se vio envuelta en un canon literario y existencial estricto. Si bien la generación del 900 implicó un momento de grandes cambios en la forma de llevar a cabo las expresiones artísticas, en el caso de la autora, al ser una mujer, muchos de los aspectos de la expresión de las pasiones a través del arte aun eran objeto de censura. Debido a esta misma segmentación podemos encontrar en sus poemas un erotismo fragmentado, es decir, expresado en partes, como si de una escala erótica se tratara. Al tratarse de una experiencia de tal magnitud en la vida anímica de la persona, el erotismo incluso puede logar una posesión aparente de la voluntad y, una vez cautivo por el objeto de deseo, difícilmente anhelará la libertad. Quien se encuentra preso de Eros es cautivo en una jaula idílica. La autora continúa determinándolo de esta forma en el poema “Para tus manos”: “ —¿Contendrán esas manos divinas, invisible, / El doloroso signo de las supremas leyes?... / Yo creo que solemnes, dominarán al Tiempo! / Y dulces, juraría que hechizan á la Muerte!”.12 A pesar de que la voz poética reconoce la solemnidad que adquiere el objeto de deseo, se encuentra también sometida a esa divinidad. Incluso haciendo la alegoría de que esas manos dominarían al tiempo y hechizarían a la propia muerte. La pasión que se encuentra y trastoca en el erotismo posee a la voluntad, la cual es incapaz de anular la 12 Ibídem. p. 23. 13 Ibídem. p. 25.

fuerza activa de ésta, privando a la víctima del deseo de la libertad, haciéndola cautiva. Esa continua expectativa es lo que ocasiona que en los símbolos se presente una ambivalencia entre el deseo y lo trágico de ese deseo. De esta concepción surge la idea de la piedad que se expresa ante una fuerza superior, en este caso Eros, o cualquier entidad meta-corpórea capaz de un poder infinito, según es enunciado en Otra Estirpe: “Eros, yo quiero guiarte. Padre Ciego… / pido a tus manos todopoderosas / ¡su cuerpo excelso derramado en fuego / sobre mi cuerpo desmayado en rosas”.13 El erotismo en ocasiones se metamorfosea y adquiere las cualidades de una divinidad, no siempre benevolente. Es un ente que somete a cautividad a las víctimas de quienes toma posesión, pero a la vez las hace alcanzar el éxtasis. Es un fuego que consume, un cuerpo lastimado, no obstante, bello, representado por el idilio de la cama de rosas. El otro, a quien se destina la voz poética, se vuelve un Tú superior, alguien impersonal y alejado. Una entidad a quien se dirige tantas veces en sus versos; sin embargo, no tiene nombre, biografía, correlación directa. Es la infinitud del deseo que no puede ser alcanzado y, de lograrlo, es una pasión poco benevolente; un doble fulgor que deslumbra y maravilla, pero también lastima. El otro: objeto de deseo, no parece persona humana; es alguien ausente de su vida, un personaje ideal de un fantasmal ensueño, una creación simbólica. Si acaso lograra rozar los deleites de ese idilio, la misma sublimación meta-corpórea se vincularía con el hecho fatalista, ese éxtasis sólo complementado por la penuria. Los seres inmersos de pasión son llevados por una fuerza mayor a su voluntad, guiados por los designios de la pasión y sus propios deseos. El destino y la vida se tornan trágicos. El devenir del alma no puede ir contra sus pulsiones elementales. El conflicto se genera porque el instinto natural del cuerpo es la huida del dolor, y el alma busca la sublimación del dolor. Desde esta perspectiva, el erotismo de Agustini es un trágico destino del alma que se debate por el fuego de la pasión. El erotismo en Agustini es un patetismo fantasmal, además de la fragmentación del cuerpo, existe una lejanía hacia el infinito por parte del deseo. Los grandes poemas


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amatorios expresan una amargura elemental. Es un cuerpo en pena con un alma milenaria. Una desolación del espíritu que va dejando marca en cada vértice del cuerpo; un erotismo vertical hacia el cual se busca ascender, pero al no conseguirlo, sólo se puede ir hacia abajo. La caída, la sumisión en el abismo: “Porque emerge en tu mano bella y fuerte / como en broche de místicos diamantes / el más embriagador lis de la Muerte”.14 A manera de cierre La sensualidad de Agustini es patética y dolorosa; el otro sigue ausente, sólo se presenta fragmentado. El regalo del erotismo es ofrecido, pero la esperanza de alcanzarlo en su totalidad, suele ser una promesa inalcanzable. El erotismo en Agustini es un tesoro deslumbrante cual diamante, pero trae consigo la caída vertiginosa hacia la muerte, sin dejar de pasar por la sublimación mortuoria: el dolor y el sufrimiento. Este binomio devela un erotismo decadente. Por lo tanto, su poesía devela una forma elemental de la tragedia. Existe una visión pesimista del destino (por el deseo inconcluso) y del porvenir, pues por la misma fragilidad de su condición tiende a la caída del abismo del placer. Sin embargo, a la vez puede alcanzar una sublimación como en la tragedia griega. Los símbolos de Agustini son el espectro de una visión trágica de lo divino, el hombre cegado por su condición, por el deseo, un hechizo bajo el cual va conduciendo su fragilidad hacia el abismo. La poesía se torna una alegoría, un escape de esta condición insoportable donde todo deseo adquiere un tinte fatalista y trágico. Motivo por el cual aumentará su atractivo, sumiéndonos siempre en el terreno inhóspito del dolor que se goza. Bajo estos preceptos, la poesía se vuelve develación. En la obra de Agustini encontramos esa capacidad de mostrar este pequeño cosmos íntimo que expresa una verdad personal sobre la pasión. Agustini puede vislumbrar lo total, un privilegio de la revelación; lo trágico en sí mismo en una escala de humano como criatura confinada en ese cáliz. Por lo anterior, consideramos la obra Los cálices vacíos una representación de esa dualidad entre erotismo y religión; capaz de recuperar elementos de una tradición para luego resignificarlos en el territorio de lo íntimo. Así, la 14 Ibídem. p. 7.

fragilidad de Agustini se resguarda en una ambivalencia de la voz poética y este análisis es apenas un ápice de lo que la obra tiene para ofrecer. Si bien tanto el erotismo como la religión han pasado por modificaciones paralelas a la historia de la humanidad, los símbolos de Agustini nos sirven para escenificar un momento en particular de la mano de su intimidad. La voz poética enuncia su pequeño mundo en correlación con el todo; su cáliz son sus versos, y nosotros recibimos la ofrenda a través de la palabra. Así como la religión y el erotismo son movimiento, este análisis es una invitación a transgredir, romper con lo cotidiano y adentrarnos en la producción de una poeta y escuchar qué tiene para decirnos sobre nosotros mismos. Referencias

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Wallerstein, I. et.al (2001). El eurocentrismo y sus avatares: Los dilemas de la ciencia social. En Capitalismo y Geopolítica del conocimiento (pp 95-115). Ed: Signos/Duke University.

White, H. et.al (1992). La cuestión de la narrativa en la teoría historiográfica actual. En El contenido de la forma. Narrativa discurso y representación histórica (pp 41-74). Barcelona: Paidos.

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Perdón y olvido: percepción de una dicotomía

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arias veces pensamos, cuando cruzamos por circunstancias adversas que crean conflictos que nos incomodan, y más cuando existe el agresor y ofendido, por lo tanto, las condiciones en dicho contexto no son del todo cordiales. Así que diremos esa circunstancia adversa va a requerir de otro protagonista que viene a significar una dicotomía; dos verbos dentro de un contexto que es el perdón que está ligado con el olvido, o por lo menos está implícito en el pensamiento subjetivo, y en este caso hay variantes que modifican su percepción. El suscrito pretende hacer un análisis acerca de dicho contexto, y con ello reflexionar en lo posible sobre las variantes que son emociones a través de conductas, y por esa razón sería poco factible dar un argumento meramente objetivo, sin embargo es evidente que se puede sacar deducciones al respecto. Pensar en conceptualizar cada verbo e identificar las características que resultaría con cierta semejanza, por tanto, tiene una afinidad en los términos pero son significados paralelos; perdonar se refiere a renunciar sin reservas y el olvido es perder la memoria. Estas dos acciones se eslabonan para forjar la dicotomía. Ahora bien una dicotomía es aquello que se compone de dos conceptos, de tal manera que se percibe en una sola acción, es decir, dichos verbos se involucran para ejercer y lograr tal efecto por medio de las emociones, lo que significa que es identificar las características mediante las acciones. Si bien es cierto que la complementación de ambos verbos que fraguan una acción, nos queda claro que existe cierta subjetividad del pensamiento experimentando por las emociones, siendo éstas un factor decisivo en las acciones dentro del contexto o circunstancia que se está gestando. 1 Ver figura 1.

Es evidente que la manera de pensar y sentir de las personas no es semejante, por lo tanto, es obvio que la dicotomía que estamos planteando está comprometido de tres factores: primero las emociones, segundo las acciones o hechos y un tercero que sería el pensamiento.1

Entonces teniendo dichos elementos se puede explorar la percepción de esta dicotomía, es posible abordar ambos verbos desde una perspectiva Científicas y revisar los Autores que han expuesto sus ideas acerca de este tema. Es recurrente pensar que dicho análisis es el resultado de la inquietud de una cuestión meramente cultural, es decir, es difícil saber hasta qué punto se cumple dicha dicotomía, porque el pensamiento subjetivo se refiere al sujeto o ser humano en cuanto a su percepción, sentimientos y pensamientos. La discusión del pensamiento subjetivo es precisamente el estudio que trata de la manera de pensar, sentir y de actuar ante un suceso, por tanto, empíricamente cada persona es diferente, de tal suerte que no se puede establecer un parámetro que defina la realización de la dicotomía


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Enrique Alfonso Reyes Siáñez

en el contexto. Ahora pues estamos revisando un contexto donde se gesta un conflicto, y por consecuencia se genera percepciones, ideas y emociones que desembocan en acciones o bien en hechos, es decir, reflexionar en los hechos no es suficiente como para estar en condiciones de emitir un juicio. Subjetivo es un adjetivo que no hace referencia a un objeto en sí, sino a la percepción de una persona sobre este, la cual expresa por medio del lenguaje. La conclusión es relativa, es decir, está afectada por el contexto el universo de sus intereses.2 Reflexionar en estos tres elementos para considerar y abordar desde un punto de vista experimental, eso significa que en las emociones se generan las percepciones que son sensaciones e impresiones que alojan en el cerebro de la persona, siendo éstas un factor importante para la toma de decisión. Hablar de este mecanismo se requiere conocer las bases Científicas, o por lo menos tener la información de ciertos términos que estamos manipulando, y así no confundirnos en la discusión, sin perder de vista el motivo de este estudio, es decir, es probable que nos aporte otras características, pero de alguna manera respalda lo que estamos planteando. James Papez,(1883-1958) Neurólogo estadounidense propuso un esquema anatómico circuito neural de la emoción, dicho circuito (1937) empieza cuando un estímulo emocional se presenta, éste llega directamente al tálamo, de donde va a la corteza sensorial y al hipotálamo. Cuando la información proveniente de estas dos estructura es integrada por la corteza cingulada produciendo la experiencia emocional, es decir, sensaciones que 2  Imaginario, 2020.

se convierte en percepciones, pensamientos y recuerdos. Su aportación contribuyo para el control cortical de la expresión emocional. De acuerdo con Papez, que establece una estructura para demostrar que mediante de un estímulo o sensación emocional, se generan percepciones, pensamientos y recuerdos que son tres factores importantes del presente análisis, porque dicha dicotomía empieza por una percepción del contexto que viene a ser un estímulo emocional. Conscientes del contexto que hemos planteado a lo largo de este artículo, ahora nos avocaremos al analizar y reflexionar acerca de la dicotomía perdón-olvido, que anteriormente se expresó la posible afinidad que existe entre ambos verbos; sin olvidar que dependen del pensamiento subjetivo, por lo tanto, es importante que las deducciones van a fraguar una propuesta. Ahora según el esquema de trabajo que hemos expuesto, se observa que las emociones generan percepciones, es decir, el estímulo se presenta y por medio del pensamiento surge el sentido de ideas; en esta fase se establece la dicotomía, y en este sentido, bajo la subjetividad que afecta al contexto. Dicho lo anterior y partiendo del pensamiento subjetivo consideramos dos factores, que influyen en la personalidad, de tal manera, podemos decir que la idiosincrasia y la educación entre otras son variantes que pueden modificar aptitudes, conductas, etc. Entendiendo esto sabemos que ambos verbos tiene una relación implícita, lo cuál significa, dicho efecto tiene varias fases dentro del concepto. Lo que nos llama la atención es que hay una clasificación del perdón, es decir, dentro de la perspectiva subjetiva encontramos diversos tipos de perdón, y uno de ellos es dicha dicotomía que

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Fotografía: Atharva Tulsi.


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viene hacer una percepción incondicional. Según los Expertos como Mariano Crespo (filósofo. 1986) entre otros el perdón pleno es aquél que “perdona y olvida”, es decir, no solo decide no odiar al perdonado, sino que recupera la relación de confianza o amor con el perdonado como si la ofensa no hubiera tenido lugar. El perdón parcial, perdonante decide no odiar al perdonado por la ofensa recibida, pero no recomponen las relaciones preexistentes. El perdón condicional, el perdonante subordina algunos o todos los efectos del perdón al seguimiento por parte del perdonado de ciertas reglas de conductas o al cumplimiento de cualquier otro tipo de condición. De acuerdo con Crespo, el perdón es un acto que requiere de la participación de otros elementos, debido a que por sí solo no es posible su efecto, por tanto, es importante tomar en cuenta la interpretación del mismo contexto. En este sentido la dicotomía se gesta en el pensamiento donde recibe los estímulos y sensaciones, donde se perfila para fraguar las ideas siendo éstas decisiones que emanan de la interpretación subjetiva del contexto generando aptitudes, conductas mediante los hechos. Para concluir con el presente análisis vamos a considerar que dentro de un contexto, se genera la percepción que son las emociones, es decir, son una serie de características personales más la interpretación de contexto que se eslabonan al pensamiento. Partiendo del pensamiento subjetivo se genera las ideas producidas por un conjunto de emociones, y en ese sentido es imposible qué percepciones o sensaciones que depende de la debida interpretación del contexto, entendiendo por esto, la detonación de aptitudes. Si bien es cierto el “perdón pleno”, conlleva la dicotomía perdón-olvido es posible que sea la culminación, y en ese sentido, tenemos que reflexionar acerca del conjunto de acciones que embonen con una serie de características que surgen del mismo contexto.

Bibliografía

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El Minotauro reflejado a través de Borges y Kazantzakis

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n el epílogo del libro Breviario de mitología clásica de Michael Kölmeier, él argumentaba que su obra se sustenta porque los mitos griegos nunca se agotan. Regresamos a la antigua Grecia con la intención de ser iluminados por sus dioses. Contamos infinidad de veces las historias que conocemos: Aquiles colérico, Ulises vagabundo, el Minotauro gimiendo en su laberinto. En este caso, el texto literario tiene una constante formación gracias a una cadena de autores, porque no existe un solo Minotauro, sino una serie de descendientes que sostienen en sus hombros la cabeza de un toro. Se dice que no existen historias originales, que todo se ha contado. Tomando esta hipótesis podemos sugerir que si bien no hay una idea nueva, sí una nueva sensibilidad. Como ejemplo, dos escritores cuya erudición les pidió regresar a la Grecia clásica y al mismo mito. Si bien, cada uno enfoca una perspectiva diferente, los personajes y los actos mantienen la tradición del relato: me refiero al argentino Jorge Luis Borges y el griego Nikos Kazantzakis, escritores del siglo xx que no compartieron continente, solo la curiosidad hacia Creta. El primero escribió “La casa de Asterión”, cuento que profundiza en la soledad del Minotauro, mientras que la obra de teatro de Kazantzakis, Teseo, muestra al héroe antes de adentrarse al laberinto. Ambos autores reconstruyen una Grecia extinta, donde el mito y la espada gobiernan. ¿Cómo estos dos autores, nacidos siglos después del mito, imaginan el laberinto? La respuesta la tiene la imagología: estudio de las imágenes y los estereotipos. Las opiniones sobre otras culturas que la literatura transmite, desde un imaginario colectivo. Cuando evocamos a Gre1 Zuñiga, D. M. Convergencias: Ensayos de literatura comparada. 2 Ibídem.

cia, pensamos en los archipiélagos, en los templos y sus pilares; los héroes y sus monstruos. Regreso a la imagología, porque es un primer referente para ambos autores, pero ellos no se detienen con la historia ya contada: no es solo un monstruo que está encerrado en un laberinto y un héroe que ingresa para matarlo. En palabras de María dulce Zuñiga, “Cada texto queda inserto en un diálogo social constante y jamás resuelto, no solo en su proceso creativo sino, y sobre todo, en su proceso receptivo”.1 Interpretemos entonces, menos como intertextualidad y más como otredad, porque al enfocarnos en el otro y en lo dialógico de los textos, el estereotipo del monstruo se desvanece. Siendo específicos, el monstruo se traduce como un ser ajeno a las reglas de la naturaleza. Es por ello que desde su fecundación —Pasífae fornicando con el toro blanco— la existencia del Minotauro nos marca un distanciamiento. Ni hombre ni bestia. ¿Qué es el minotauro para estos dos autores? “Apreciamos un mundo de pluralidades, pero que ese mundo es también una construcción social e individual a la vez […] no solo poblamos un mundo de seres y objetos plurales y distintos: comenzamos a intuir que, en el universo de lo humano, existen muchos mundos, tantos reales como posibles”.2

Para Borges, la criatura es un alma en pena, se llama Asterión y vive en un laberinto sin puertas, pero nunca sale por miedo al rechazo. Inocente y melancólico, Asterión pasea por las galerías de su casa hasta que sea liberado. Borges camina al lado de su criatura. Kazantzakis, por su parte, la contempla desde afuera. Lo mira con los ojos


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Martín García López Cada escritor “elige”, de hecho, su propio discurso sobre el “otro” Armando Gnisci

de Teseo, un héroe que va en la cacería de dioses paganos. Y para el escritor, que en otras ocasiones deconstruye la cristiandad, un ser que posee cuernos y pezuñas es sinónimo de herejía: “No puedo soportar los dioses con cabeza de perro, de caballo o de toro; los dioses que no han sabido vencer la bestia”.3 Ambos autores parten de una idea base: el minotauro es un príncipe. Dios o monstruo, es hijo de una reina y por lo tanto merece respeto e idolatría. Aunque cause terror no es asesinado por su pueblo, contrario a eso, su padrastro le regala cada nueve años, nueve jóvenes para alimentarlo. El laberinto es su reino. Borges caracteriza el distanciamiento emocional de Asterión diciendo “No en vano fue una reina mi madre; no puedo confundirme con el vulgo; aunque mi modestia lo quiera”.4 Usando de excusa su sangre real, él se distancia del pueblo. La criatura razona su situación de monstruo, porque es el otro, un individuo ajeno a mí y a mi naturaleza, el que puede dar la etiqueta. La monstruosidad es relativa a la visión del otro. Por su parte, el Minotauro de Kazantzakis es llamado príncipe por Ariadna (su hermana) y por los jóvenes ofrecidos a él: “Eras un príncipe encantador; una bruja te transformó en una Bestia repulsiva ¡Devoradora de doncellas y de efebos!”.5 El Minotauro del escritor griego no es consciente de su existencia, es llamado bestia. Muge detrás de la puerta que solo Minos puede abrir, pero en esta versión es idolatrado por su padrastro y protegido por su hermana. Aún así, los dos Minotauros son esclavos de su hogar, pero ante todo son esclavos de ellos mismos. De la humanidad que representa el Minotauro de Borges y 3 Kazantzakis, N. Teseo. 4 Borges, Jorge Luis. “La casa de Asterión”. 5 Kazantzakis, N. Teseo.

la bestialidad del de Kazantzakis. Al igual que su herencia, al Minotauro se le forja como un niño–bestia. En la obra de teatro, la criatura juega con Ariadna en la playa. El capitán del barco de Teseo los mira a la distancia. Ariadna es la única que controla a su hermano por medio de la melodía que toca: la música que apacigua a los animales. En el cuento, el Minotauro juega a que lo buscan. Se esconde en las galerías y corre como un becerro. Su instinto animal es latente pero su humanidad sobresale cuando relata que su juego favorito es el otro Asterión. Un ser que intuimos humano, que es él mismo. Llega a la casa y el Minotauro le muestra su reino. Juega a descubrir su hogar con la humanidad que lo acompaña. Para este punto podemos descifrar que Asterión muestra la lucha del hombre contra la bestia. En el cuento, si bien es descrito con una inocencia infantil, lo cierto es que es un ser contemplativo a la naturaleza. Mira las estrellas, compara al sol con él. Admite que no sabe leer, pero no lo necesita en su casa donde no hay libros. Por su parte, el Minotauro de Kazantzakis es una bestia que lucha contra el hombre. Un dios caducado que debe descansar, según Teseo. Su imagen es mitificada por el silencio y su falta de presencia dentro de la obra. Ni hombre ni bestia. Curiosamente, aunque los escritores le dan cargas simbólicas contrarias a sus criaturas, ambas se mueven por la delgada línea de la espera. Para ambos autores, el Minotauro espera. La paciencia y los recorridos repetidos en las galerías son solo una forma de perder el tiempo. Cada nueve años aparecen nueve jóvenes. Para Borges,

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Asterión no los asesina. Ellos caen muertos por el miedo que les provoca la presencia del monstruo, como si en lugar de cuernos tuviera serpientes. En Kazantzakis, quien trabaja el sacrificio humano como otro elemento pagano, el Minotauro cumple con su función de dios. Se encuentra ahí, a la espera, como un objeto que es idolatrado. Representa varios elementos religiosos según Minos: bestia, hombre y dios; en una cadena sucesiva de valores, pero sigue siendo para esta parte de la obra un personaje fantasma. Recordemos cuando Moises sube al monte Sinai por los mandamientos y al regresar encuentra al pueblo judio idolatrando a un buey de oro. Es un objeto que no responde, un mero ornamento. Aun cuando ambos minotauros son personajes incluso opuestos en su carácter. El hombre y la bestia están a la espera de lo mismo. Borges consuela a Asterión cuando en uno de sus monólogos reflexiona sobre su futuro: Uno de ellos profetizó, en la hora de su muerte, que, alguna vez llegaría mi redentor. Desde entonces no me duele la soledad, porque sé que vive mi redentor y al fin se levantará sobre el polvo […] ¿Cómo será mi redentor?, me pregunto. ¿Será un toro o un hombre? ¿Será tal vez un toro con cara de hombre? ¿O será como yo?6

Asterión busca a un individuo similar a él, porque solo alguien así podría liberarlo de su casa. Kazantzakis emula la inocencia de Asterión en su Teseo. El héroe se muestra como un ser casto y celibe que rechaza en variadas ocasiones las insinuaciones de Ariadna y se aferra a su dios, único símbolo de fe. Cuando Asterión pregunta en el cuento, ¿cómo será mi redentor?, Kazantzakis permite que Teseo responda en la obra:

¿Cuántos años hacía que mugías sumido en las tinieblas, en la vergüenza, en el dolor? Un alma inmortal, atrozmente macerada bajo un disfraz repugnante, suspiraba en el fondo de ti, ¡Y pedía socorro! Mientras luchábamos, mientras nuestros alientos se confundían, tú me adivinabas, me reconocías, me llamabas por mi nombre; ¡Y yo me sentía el que tú esperabas!.7

La espera del Minotauro, sea bestia u hombre, es su 6 Ibídem. 7 Kazantzakis, N. Teseo. 8 Ibídem. 9  Borges, Jorge Luis. “La casa de Asterión”.

destino el encuentro con Teseo. Y para la tradición griega que ha demostrado que aunque bifurques el camino una serie de veces, siempre terminarás en el punto destinado; los dos autores respetan esa convicción. Volveremos al concepto de imagología: en la que podríamos pensar que, al decir Minotauro imaginamos el encuentro de la criatura con el héroe dentro del laberinto. Con puertas o sin ellas, con conciencia o sin ella, suceden los actos básicos del mito. Lo apreciable es que así como en las matemáticas, el punto A debe llevar al punto B, en el recorrido hay una serie de posibles coordenadas fantasmas que los dos escritores interpretan. Borges y Kazantzakis no muestran en realidad el encuentro entre Teseo y la criatura. Para el escritor griego, el Minotauro vive en la profundidad de la tierra. Minos abre las puertas y él desciende acompañado de Ariadna. Al ser una obra de teatro, Kazantzakis juega con el escenario, por lo que se permite desaparecer a su protagonista. Lo incorpora nuevamente en la obra momentos después y de forma dialógica con Minos, narra su encuentro con el Minotauro. “¡Al avanzar a tientas por las tinieblas, he visto de pronto centellear sus ojos! ¡Tristes, rebosantes de pensamientos, cual ojos humanos! Me ha parecido que lloraban”.8 Kazantzakis va armando su desenlace. Lo que originalmente se intuía como una bestia, llora al encontrar a Teseo. En este caso, es Borges quien responde al escritor griego. Lo hace con el único diálogo que tiene su cuento: “—¿Lo creerás, Ariadna? —dijo Teseo—. El minotauro apenas se defendió.”.9 El cuento de Borges se construye con un narrador intradiegético. Una primera voz que usa el yo para describir su realidad, pero que es callada por Teseo, quien tiene la última palabra. En el caso de Kazantzakis, la obra tiene una pluralidad de voces a través de los personajes. Son ellos los que construyen al Minotauro. Kazantzakis nos ha permitido creer que es una bestia, pero ha sido porque los otros han hablado de él. Su Minotauro no tiene una palabra para defenderse, solo el acto de llorar. Con Borges, el lector personifica a Asterión por su discurso;


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con Kazantzakis, el lector personifica al Minotauro por el discurso de los otros. Hemos ido analizando la posición del Minotauro en ambos textos con una finalidad. Se ha visto que aunque las historias poseen elementos básicos que parten del mito, su construcción es diferentes, desde los personajes hasta el tono en que está escrito.

La psicología perceptiva nos dice que los sentidos no llegan a convertirse en objetos de conocimiento hasta tanto no han sido contrastados (comparados) con un complejo repertorio que tenemos almacenado en nuestra mente.10

Hicimos este recorrido para poder llegar a la conclusión: una que suelta muy apropiadamente Kazantzakis, quien ha mantenido en silencio a su Minotauro, cuando en la última parte de su obra, Teseo se retira de Creta pero sin Ariadna y para sorpresa de ella y del rey Minos, aparece el minotauro: De súbito se abre la puerta del laberinto. Inmóvil, como una estatua arcaica, brillando en la oscuridad de la puerta abierta, se aparece el minotauro libertado, Kouros. Se parece a Teseo, pero es más grande, más bello, más sereno. Está desnudo. Extiende el brazo derecho; con la mano izquierda se quita la máscara de toro […] Teseo levanta la mano y hace un signo a Kouros.11

El Minotauro de Kazantzakis tiene nombre. Lo llama Kouros, que en la antigua Grecia era una escultura de un hombre hermoso. Su criatura deja de ser la bestia y se convierte en hombre. Es liberada del laberinto y de la cabeza de toro. Consigue redimirse como Asterión al encontrar la muerte. ¿Asterión o Kouros? Dos personificaciones diferentes del Minotauro, pero igual de humanas.

Bibliografía

Borges, J. L. (21 de febrero de 2021). “La casa de Asterión” Ciudad 9 Zuñiga, D. M. Convergencias: Ensayos de literatura comparada. 11  Kazantzakis, N. Teseo.

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El Periodismo de carne y hueso José Luis Jáquez Balderrama, Irma Perea Henze, Javier Horacio Contreras Orozco, Manuel Armando Arana Nava e Isela Yolanda de Pablo Porras.

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l periodista pretende abarcar todos los géneros periodísticos, pero difícilmente cubre la totalidad. Por ello, es menester que el periodista sea un especialista en el género que le apasione y pueda solucionar los problemas de la sociedad. Permanentemente los medios de comunicación luchan por tener en sus filas a periodistas completos —íntegros—, es decir, profesionales que dominen la entrevista, el reportaje, la narración, la crónica, el artículo y la noticia. Es lo ideal, pero la realidad es otra cosa. Por ello, el ser un buen periodista, implica credibilidad y profesionalismo. Además, significa ser una persona inteligente, curiosa, vivaz y comprometida que no se permite creer nada hasta que lo averigua por sí mismo y comprueba el qué, el quién, el cuándo, el cómo, el dónde y el porqué. Los géneros periodísticos, para muchos, se encuentran en peligro de extinción, pero en gran parte es por nuestra culpa —empresas, periodistas— pues no hemos sabido responder a las necesidades informativas de la sociedad, cada vez más exigente y crítica. El buen y el mal periodista se diferencian fácilmente: en el buen periodismo, además de la descripción de un acontecimiento tenéis también la explicación de por qué ha sucedido; en el mal periodismo, en cambio, encontramos sólo la descripción, sin ninguna conexión o referencia al contexto histórico. 1

Los medios en México se están viendo seriamente amenazados por la delincuencia —organizada o no—, los falsos gobernantes, políticos, caciques, además del arribo a esta noble profesión de seudoperiodistas, alejados de los principios deontológicos. Y ahora se suman los daños crecientes de la pandemia. El virus ha provocado pobreza, miedo, incertidumbre y muerte. Hay desesperación en la aldea global por encontrar la cura (vacuna) y las grandes potencias económicas están 1 Kapuscinski. 2 Camus.

enfrascadas en discursos llenos de mentiras y diatribas. Con lo que hemos visto, se ha dicho y publicado de la pandemia, podemos afirmar que la realidad alcanzó a la ciencia ficción. Y será parte del imaginario del escritor. La ciencia ficción nos lleva a escenarios catastróficos, con pocas posibilidades de una “salvación”, pero las hay, es decir, existe la esperanza en este desgarrador escenario. La civilización sobrevivió a la “peste negra”, sin tanto avance en la medicina, por lo que seguramente sobreviviremos a la pandemia de nuestro siglo. En esta crisis de salud, surge lo peor de la sociedad, como el egoísmo y la irracionalidad. Pero no todo está perdido, ya que también emerge lo mejor del ser humano, como el sacrificio, el servicio, la solidaridad y la ética. “El propósito del escritor es evitar que la civilización se destruya a sí misma”.2 Hoy nos toca analizar y presentar vivamente el género periodístico de la entrevista. El vocablo entrevista es de origen Griego y significa lo que se ve entre. Ante ello, se entiende como una acepción general. Es pues, el intercambio oral de dos o más personas para que, una o más de ellas, obtenga alguna opinión. La entrevista periodística, de acuerdo a su estructura y origen, se clasifica en tres tipos: de pregunta y respuesta, también llamada noticiosa; la de opinión, que se aplica a una persona especializada sobre cierto tema; y la conocida como de semblanza, que revela el carácter o personalidad del entrevistado. Es como una obra pictórica del personaje que el reportero tiene frente a él. Los tres tipos dan vida a la noticia a través de sus personajes. Se desarrolla un marco conceptual que le da valor al género periodístico, pero también se resalta la función del periodista al presentar periodísticamente las experiencias vivenciales, cuyos personajes abren al mundo su forma de pensar y vivir, que como se mencionó líneas atrás, da vida del periodismo y


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sus personajes. Este documento se integró gracias a un método de investigación teórico-práctico. El método se sustentó en la consulta de algunos escritores (teóricos y empíricos) del periodismo moderno. Así como la aplicación de técnicas hemerográficas y el aprovechamiento de material personal referente al trabajo periodístico. La entrevista es uno de los géneros más leídos en el periodismo. Desarrollo Podemos presentar diversas nociones en torno a los campos que abarca el periodismo, pero en este apartado vamos a empezar con los llamados pilares, es decir el inmanente y el trascendente. Cuando el periodismo expresa qué cambios e incidentes diarios ocurren en la sociedad, en la comunidad social, en la humanidad, desarrolla una misión inmanente. Cuando analiza las causas de la existencia de esa sociedad, del acontecer y del desarrollo de sus expresiones culturales, de sus formas de vida, de sus líneas de conducta material y moral, realiza una misión trascendente. La función inmanente se logra a través de la noticia. Quien realiza esta función, es decir el periodista, debe mirar los hechos tales como son relatados sin tergiversarlos y sin poner en su relato ninguna dosis de ficción que lo aleje de la realidad concreta. Es lo que se llama objetividad, término que algunos estudiosos de las ciencias de la comunicación descalifican, por estimar que desde el momento en que el periodista es una persona intermedia entre los hechos y su relato, necesariamente pone algún grado de subjetividad en su trabajo, si atiende más a factores culturales, morales o ideológicos, cuando no a sus perjuicios, sensaciones o impactos emocionales. En todo caso, es preciso señalar que para que la noticia sea realmente noticia tiene que ser verdadera, los hechos narrados deben haber ocurrido en realidad, y la transcripción de éstos ha de corresponder honesta y textualmente al pensamiento y al contexto de quien lo expresó.3

Los medios de comunicación, sobre todo si quieren hacer periodismo creíble y profesional, tienen ambas funciones. Ninguno puede prescindir de la noticia, porque sería negar la existencia misma del periodismo. Es la materia prima del quehacer periodístico. 3 Filippi. 4 Ibídem.

Existe un principio elemental en la técnica de la entrevista: el de la duda constante, que consiste en que nada debe aceptarse de buenas a primeras. Es también la audacia del periodista. “Cuando un periodista sale a buscar material para realizar una información (entrevista) o reportaje, debe autoanalizarse, a la manera socrática, confirmando aquello que solo sabe que nada sabe, y que comenta el filósofo ensayista español José Ortega y Gaset, con esta reflexión: No hay nada más fecundo que la ignorancia fecunda”.4

Ante ello, el periodista debe partir de la base de que ignora lo que va a descubrir, y como lo ignora, debe iniciar su tarea por el principio; es decir, debe definir hacia dónde va su proyecto informativo y de la misma sociedad. No perder el camino, pues se corre el riesgo de perdernos todos. Esto no es periodismo. El mismo autor afirma: “el periodismo, forma parte de las ciencias sociales y como ciencia es ajeno a todo tipo de dogmas, lo que lo obliga a dar por verdadero sólo lo que ha investigado debidamente y confirmado en las fuentes idóneas. En sus interrogatorios, el periodista debe exigirse a sí mismo sinceridad, precisión y exactitud en el lenguaje y confiabilidad al exponer los hechos.” Hay que reiterar que en la entrevista hay varias fases que se integran y que el reportero ha de tomar en cuenta: la de las preguntas y las respuestas. Además, la parte del orden, que implica “limpieza” de todo aquello que carezca de verdadero interés para el público. Es decir, poner lo que esencialmente ayuda a mejorar las condiciones de vida de la sociedad. Es menester que la información vaya encaminada a resolver problemas de la sociedad, es la luz del reportero. Cuando se va a entrevistar a un personaje, el reportero necesariamente debe acompañarse de un buen cuestionario, estudiado con antelación. Y cada pregunta debe ir fundada, ya quecorre el riesgo de que la entrevista quede incompleta. Que quede claro, no hay entrevista sobre la base de un monólogo. El periodista debe saber quién es su entrevistado. Es importante señalar que al público interesa más el contenido que el continente de las respuestas, es decir es más valioso lo que se dice que cómo se dice. Y si el periodista logra captar con claridad lo que se dice, podrá transcribir

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la entrevista con la debida propiedad y el público saldrá ganando al recibir un trabajo de calidad. Es una exigencia a los profesionales del periodismo. Los vicios personales o malos hábitos perjudican seriamente el desarrollo de una entrevista periodística. En la entrevista no se debe perder de vista el sabor, la gracia o lo punzante de las respuestas. Pues, en muchas ocasiones, muchas veces de ahí surge la noticia. El profesional del periodismo necesariamente debe sentirse comprometido con su público y no buscar la “verdad absoluta”, sino la realidad de los hechos. La fuerza se encuentra en el hecho verificable. Y cuando nos referimos a la realidad de los hechos, el mejor ejemplo es aquel que reza así: “es un original retrato del medio social en que vivimos”.5 Leñero, fue un escritor prolífico, abundante, con un indiscutible dominio del oficio. Y en su libro Talacha periodística destaca la recopilación de trabajos periodísticos, seleccionados por él mismo, en cuyos textos se muestra su profundo conocimiento y habilidad para describir aconteceres y aspectos de la vida nacional, mucho de esto a través de profundas entrevistas a personajes de la vida política, artística y cultural de su época. En sus trabajos se demuestra su madurez narrativa y su capacidad de crítica. En cuanto a las funciones periodísticas, debemos destacar lo que dijo William Randolph Hearst: Creo que la función primaria de un diario ha sido y será siempre básicamente la misma, a saber: informar las noticias del día, interpretarlas para mayor ilustración si fuere necesario, y por último, que su redactor las comente para orientación del lector. Algunos diarios no van mucho más allá de esto; otros, en cambio han ido más lejos, esforzándose para educar y entretener, además de informar, interpretar y comentar.6

El periodista podrá hacerse el tonto o el sesudo para obtener el mejor provecho de una entrevista, pero lo que no debe hacer, en ningún caso, es dejar que la arrogancia domine su manera de pregunta. En la llamada entrevista objetiva, la que reproduce más o menos textualmente una conversación entre el periodista 5 Leñero. 6 Rivadeneira. 7 Reyes. 8 Grijlemo.

y un personaje: “En éste género, no caben opiniones ni interpretaciones, sino sólo la reproducción del diálogo con la fidelidad al contenido de la conversación”.7 Aunque existe una forma en las que el reportero puede realizar interpretaciones y descripciones, concretamente en la llamada entrevista-perfil, que “consiste en una información interpretación en la que trasladamos las ideas de un personaje informativo tamizados por la propia visión del periodista”.8 En este caso no se emplea ya el esquema pregunta-respuesta, sino que las declaraciones del entrevistado se reproducen entre comillas (o con guiones de diálogo intercalados en el texto) y se alteran con descripciones sobre el personaje o la explicación de su trascendencia pública. Así que esto no da más libertad. Su lenguaje y técnica tienen parecido a las crónicas, pero no a las taurinas o deportivas. Que quede claro. Y que por lo general en la entrevista objetiva (pregunta-respuesta) interesa el personaje en cuanto que es experto en una materia u oficio y se espera que emita puntos de vista de su actividad profesional, social, política o artística. Y si se adopta el género de la entrevista-perfil será probablemente porque nos ha interesado más el personaje, en sí, su trayectoria personal, su mundo interior y trascendencia. Otros autores, que han abrazado la profesión periodística (para muchos un oficio) señalan tres tipos de entrevistas: la noticiosa o de información, la de opinión y la de semblanza. En cuanto al primer tipo, es el resultado del trabajo del reportero con los responsables de prensa de una oficina pública, privada o representantes de una organización, como puede ser de la sociedad civil. Así, como las entrevistas a testigos presenciales de un hecho o bien con los personajes que participan directamente en un suceso de índole periodístico. En lo que se refiere a la entrevista de opinión, se utiliza para obtener comentarios, opiniones y juicios de personajes respecto a noticias de importancia o temas de interés permanente para la sociedad. Es el caso de la pandemia. Este tipo de entrevistas se distinguen dos casos: La entrevista de opinión de los sucesos del día y de gran actualidad: Se produce un hecho de gran trascendencia y, dado el interés


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periodístico —el interés social— que tal hecho implica, el reportero se da a la tarea de buscar personas autorizadas en la materia para que den su opinión, su entrevista de opinión adoptará, casi siempre, la estructura de la noticia: entrada, segundo párrafo, desarrollo y remate. Se distinguirá únicamente de la entrevista noticiosa en que el entrevistado da opiniones o juicios en lugar de información, y generalmente sobre algo ya conocido. Si el periodista trabaja para un semanario o para una publicación de más amplia periodicidad, la redacción de su entrevista no tendrá que ceñirse necesariamente a la entrevista de la nota informativa. Adoptará una forma más libre, más literaria, más personal.9

Y el segundo caso, dicho autor explica que es la entrevista de opinión sobre temas de interés permanente, que “busca difundir lo más actualizado y autorizado que existe sobre asuntos que siempre interesan, problemas nacionales y mundiales que pueden estar o no en el escaparate de la actualidad inmediata. El reportero, entonces, busca personas enteradas, especialistas en determinados temas. Al hacerlo y escribir su entrevista de opinión, esos temas se reavivan, se recuerdan. Cabe señalar que la entrevista de opinión, no necesariamente llevan la estructura de la noticia. Y se puede aplicar en los periódicos, radio, televisión, revistas y por supuesto en las plataformas digitales. Un fenómeno informativo imparable. La entrevista de semblanza “es la que se realiza para captar el carácter, las costumbres, el modo de pensar, los datos biográficos y las anécdotas de un personaje: para hacer de él un retrato escrito. La entrevista de semblanza puede abordarlo exhaustivamente o mirarlo solamente bajo uno de sus aspectos. El retrato que el periodista hace puede ser una especie de mural o una simple viñeta”.10 La técnica esencial de toda interrogación es la entrevista, definida por la International Enciclopedia of Social Sciences como “una conversación con un propósito”. “Caras vemos, corazones no sabemos...”, este popular re9 Marín. 10 Ibídem. 11 Baena. 12 Ibídem. 13 Guajardo. 14 Mejido.

frán nos puede ser más preciso para ilustrar la interrogación. Cierto, sólo la interrogación nos puede proporcionar la información relativa a: percepciones, creencias, sentimientos, motivaciones, planes, opiniones o ideología de las personas que investigamos.11 Presentamos algunas definiciones de lo que es la entrevista, tanto de teóricos como empíricos del periodismo. Guillermina Baena, destacada periodista mexicana, rescató de varios escritores definiciones muy contundentes y claras sobre la entrevista. Por ejemplo, Hohenberg en el Periodista Profesional, dice que la entrevista es “la principal fuente de noticias de índole altamente individual. Las entrevistas suelen tomar un cariz inesperado, que a veces produce resultados sorprendentes. Son tan variadas y llenas de colorido como las personas que las conceden, y para su efecto dependen de la habilidad periodística de aquellos que las hacen”.12 Horacio Guajardo señala: “la mejor fuente noticiosa y de opiniones, es la gente en forma directa. Por esto, la entrevista es piedra angular del periodismo. La entrevista puede tener valor por el personaje, por el tema o por ambos, y puede referirse tanto a un asunto de actualidad como a uno de interés permanente. El mejor resultado se obtiene cuando se une a un personaje con un buen tema. Y Karl Warren considera a las entrevistas como artículos especializados basados en diálogos con personas cuyos nombres, actividades y opiniones que merecen la atención pública”.13 En el cuadro de los periodistas empíricos, destaca Manuel Mejido, que para él “la entrevista es una modalidad del periodismo en el cual, por medio de preguntas, el reportero trata de obtener, no siempre lo logra información directa, de primera mano de un determinado personaje. Sus preguntas siempre estarán formuladas con intención, tratando de hurgar en los temas que le interesan a la opinión pública.”14 Y en este mismo orden, el escritor Eduardo Deschamps enfatiza que la “entrevista es un género periodístico que enfrenta, regularmente, a un reportero con otra persona.

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El profesional del periodismo, busca describir, desenmascarar al personaje que habla, y éste generalmente tentalea el sitio donde más cree interesar. Cuando ambos personajes se encuentran, puede producirse una noticia trepidante, de fuerte sabor humano o subliterario, que se pierde en el forcejeo abstracto de ambos. La entrevista es útil sin embargo, porque pese a todo, quien escribe ofrece a los lectores una imagen que ninguna cámara podría captar: visión, sonido, tacto y olfato junto, porque el gusto que puede dar una publicación siempre es de tinta si se trata de periodismo filmado, fácilmente se transforma en mueca, aprobación, desdén o sonrisa”.15 Para Fernando Meraz “la entrevista es un género básico del periodismo, y también el más común. Sujeta a la metodología del caso, la entrevista se constituye en el camino obligado para el resto de los campos de la actividad del reportero. El reportero-entrevistador requiere de una gran capacidad de análisis para evaluar la información obtenida por esta vía; necesita también recursos importantes para describir al personaje y a su ambiente, no sólo físico, sino en lo espiritual. Y posteriormente de una gran habilidad narrativa y diálogo, para mantener todos los elementos obtenidos de ella, en una forma que, sin menoscabo de su validez informativa, pueda llevar al lector a un conocimiento, sino profundo, si completo del personaje, de su mensaje y de su información”.16 Baena Paz, de acuerdo a su estructura y origen, también clasifica la entrevista periodística en tres tipos: De pregunta y respuesta, de opinión y de semblanza. Y obtener la información anhelada, sigue el trabajo de preparación, realización, examen de datos y la redacción. Poner el estilo propio, acompañado de elegancia y sencillez. El periodista requiere tener un aceptable manejo del lenguaje y de la terminología en uso sobre el tema que se entrevista. “El periodista debe ser universal, con un profundo amor a su patria y amplio sentido de responsabilidad social”.17

para cumplir con un principio de responsabilidad social. El periodismo es baluarte de la democracia, por lo que tiene muchos enemigos, tales como falsos gobernantes, populistas y delincuentes, pero a últimas fechas ha surgido una nueva amenaza, exageradamente fuerte, conocida como las fake news o desinformación. Normalmente, el fenómeno de la desinformación era conocido como argucia, chisme, murmuración o bulo, pero recientemente se cobija en el eufemismo conocido como fake news, pero no deja ser mentira, que se ha “fortalecido” en las llamadas redes sociales. Los trabajadores del buen periodismo (escrito, televisivo, radio, digital) que promueven una información veraz, de calidad y con sentido social, están en constante riesgo, no solo en su integridad física, sino su empleo, máxime con la acelerada crisis económica. El desafío es claro, el periodista y otras profesiones (comunicador, profesor) deben estar entre nuestros ciudadanos más educados y responsables. Cada uno en este contexto deberá aprender a leer, escuchar, observar, escribir -con ética e inteligencia- para asumir el liderazgo y la tarea social que la profesión le exige.

Bibliografía Baena, G. (1993). Géneros Periodísticos Informativos. México: Ed. Pax. Camus, A. (2017). La Peste. México: Ediciones Mirlo. Filippi, E. (1997). Fundamentos del Periodismo. México: Ed. Trillas. Grijelmo, A. (2001). El estilo del periodista. España: Ed. Taurus. Jáquez, J.L.(2015). Deontología Periodística. México: Ed. Textos Universitarios Kapuscinski, R. (2005). Los cínicos no sirven para este oficio. Madrid: Anagrama. University. Press. Leñero, V. (1983). Talacha Periodística. México: Ed. Diana. Marín, C. (2004). Manual de Periodismo. México: Ed. Grijalbo. Reyes, G. (1996). Periodismo de Investigación. México: Ed. Trillas. Rivadeneira, R. (1996). Periodismo. La Teoría general de los sistemas y ciencia de la comunicación. México: Ed. Trillas

Conclusiones La pandemia del coronavirus nos ha obligado a revalorar la función del periodismo como un bien público esencial. Explorar todos los géneros periodísticos, como la entrevista 15 Deschamps. 16 Meraz. 17 Jáquez.


Metamorfosis

Contar historias desde la fotografía: capturar momentos

Diego Cadena Apasionado de la fotografía y de la producción de video desde que tuvo su primer cámara fotográfica a los 15 años de edad. Ha realizado documentales deportivos para el peleador profesional de la UFC Yair “Pantera” Rodríguez, en ciudades como Dallas, Las Vegas y Phoenix. Cuenta con una vasta experiencia periodística en medios de comunicación de Chihuahua, cubriendo diferentes fuentes, siendo reportero en giras presidenciales y eventos de talla internacional, además de ser el fotógrafo oficial tanto de entidades estatales como municipales. Actualmente radica cerca de ocho meses al año en las diferentes playas del país como fotógrafo de bodas en destinos especializados como Cancún, Acapulco, Puerto Vallarta, Los Cabos, Punta Mita, siempre imprimiendo ese sello particular en la conocida de la “Industria del Romance”. Su motivación es captar no sólo momentos que se quedan para la perpetuidad, sino también ambientes y atmosferas que cuenten historias, lo más apegado posible a la visión que tenga para ellas, dejando claro que las tendencias, tecnologías y estilos cambian frecuentemente, por lo que siempre intenta mantenerse actualizado, pues no sólo se trata de su carrera profesional sino también de un estilo de vida, donde viajar constantemente con el único fin de disparar su cámara.

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En pocas palabras

Carlos Sánchez Ramírez “Emir”

Metamorfosis Los cables de luz que dirigen el inexacto camino de las nubes son los mismos que otorgan a los insomnes el día a mitad de la noche.

Latas vacías Mínimos monumentos a la eternidad de lo desechable. Inmóviles, dejan que el viento, ellas le llaman Dios, dirija sus caminos. Que lleguen al basurero es consecuencia de su fe.


Metamorfosis

Blanquísima Tu piel intacta, pálida, humillada es irrefutable prueba de que el sol no sale para todos.

Cuetes El cielo se ilumina, retumba. La noche se incendia. Un ángel teme por su vida. No comprende que allá abajo los hombres están de fiesta. Explosión. Chispas. Nacen plumas de las nubes.

Fotografía: Paul Morley

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Metamorfosis

La revolución de los claveles Fernando Salazar Torres

Para María Calle Bajo La flor diseminada en el poema que me entregaste

I Amarramos los átomos del cielo en la cordillera donde el mar desaparece y con el fanal vemos nacer colores austros En nuestro barco el día y la noche se trasladan y nos mueven por pliegues y cuencas hasta el sur Amarramos los átomos del cielo cielo de fondo agua espacio que aclama pleno de ojos providenciales mirando el atisbo que ella frecuenta El verde marino de sus ojos obscurece Su verde selvático nos aviva la mañana cuando la ventisca toca al sol En el vuelo de la gaviota unimos los átomos al palpito meciéndose con nuestros cabellos Amarramos los átomos del cielo y bienaventurados adheridos al alba vencedores en los cuatro rumbos de la tierra nuestros átomos se descomponen hacia el ártico Encima del cielo la revolución de sangre se arroja contra la asonada de los claveles.

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II Se adueñan de todo, lo creen todo... Ese viaje sideral tiene un encuentro clave es el clima frío de las auroras del sur el aire blanco donde sosegarse La migración de piel los hace tersos tórridos bajo del bruñido océano Hay claveles que los vuelve inmortales… También nosotros somos dioses y siempre nos adueñamos de todo cuando el venero nos da norte Lo creamos todo al abrir los ojos El mar nos pertenece nos bautiza y aquí en lo alto sentimos el temblor del océano que se divide a nuestro paso Su cuerpo toca nuestros átomos creamos con la fusión el rocío Amarramos a nosotros el cielo sus átomos acomodan la luz media la ventana de las auroras australes en ellas nuestro destino.


Metamorfosis

III La luz desde el fondo del agua lo anochece todo amanece todo y la víspera guía nuestros pasos Hay rubores teñidos en el aire que serenan el mar de nuestro aliento Hay pájaros dormidos anidados en el fondo del alba Y todo en la tierra se alumbra con la revolución de los claveles Amarramos los átomos al cielo Después del dilatado viaje una mancha blanca pone final a la huida y sentados en la nieve adormecemos sobre las auroras y la sangre que nos hace inmortales tornase en el clavel que ella en el verde de sus ojos llevaba para guiarnos También nosotros somos dioses y amarramos los átomos al cielo

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Karen Cano

Fotografía: Eugene Chystiakov.


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Tres poemas

Tengo un montón de libretas

Mira madre

Tengo un montón de libretas he acumulado garabatos que ya no puedo descifrar.

Mira madre Sangro por todas partes Por los ojos y la boca El vientre y las rodillas. Todo es dolor Desde que dejé de ser niña. Ahora puedo soltar el tubo de las escaleras Y bajar con cuidado sin temor a caer. Me sé cuidar de los hombres buenos Y de los malos, también. Mira madre La ropa ya no me ajusta La piel me queda corta. Habrá que remendar algunos sitios Por encima de la barriga, Pero me he puesto unas botas Y me siento poderosa, Ya no soy una niña, madre Y ya puedes estar tranquila.

En los lugares que habito rondan vestigios de los días, y las imágenes. Nombres a los que no les puedo poner rostro versos incorregibles la muerte de la voluntad de la memoria que se da de tiros en la cabeza porque a nadie le importa. En algunas páginas hay manchas ya no pertenecen a ninguna sustancia intentos infructuosos de mis dedos a los que no le salen trazos firmes nunca aprendí a dibujar. Olvido sin querer para ser funcional y cada que veo algunas iniciales comienzo a cantar canciones que nunca me gustaron percibo aromas que me hacen sentir a salvo de peligros inexistentes. Como una rocola vieja hoy he sacado el disco que me recuerda unos dientes chuecos, apenas sonriendo mando un mensaje del que nunca tendré respuesta. (De Ventosas)

(De Pectoral izquierdo)

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Fotografía: Erin Minuskin.


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Busco una larva perdida Busco una larva perdida a punto de ser mariposa. Mide uno sesenta de laamo y pesa setenta ponteunsuéter. Sus ojos son color todamivida y su cabello cuidatemucho y hasta la cintura. Ayer me dijeron que la encontraron en el lodo, y no puedo creerlo. Mi larva era casi una mariposa y a mi me entregaron puros huesos. (De Cuna de arena/La Herencia de Samantha)

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Dos poemas de Radiante faro en mis altamares


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Zapopan Muela

En mi vida las amo más a mis hijas Carito y Paulinita Muela Rodríguez In my life, I love you more The Beatles, In my life amo la lucha mortalmente inmortal por una humanidad socializada por una sociedad humanizada por la constante liberación de los trabajadores esclavos de los grilletes de capitalistas hienas tiranas licantropofágicas amo a todos los camaradas rojos de armas de esta guerra llamada vida amo a la ninfa feliz en turno que (a diferencia de las hienas rabiosas y traidoras) intensa comprometida libremente me ame sólo a mí por encima de todos como yo así igualmente la ame también amo los placeres hedonistas a algún que otro amigo o consanguíneo sincero cercano o alejado por distancias o desidias y todas las demás maravillas radiantes de materia y energía eudaimonísticas terrestres e intercósmicas ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡pero en mi vida mis únicas dos pequeñas intergalácticamente amadisisisisisímas hijas mías las amo las he amado y siempre las amaré más aquende o allende de la infinita finitud de mi ser!!!!!!!!!!!

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Fotografía: Robert Wiedeman


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Amados libros amados con amor de exallones Tizianos encendidos de carmín bermellón a mis hijas Carolina y Paulina Muela Rodríguez. Y a todos los biblioinfoarchidocumentalistas, lectores, grafómanos y bibliófilos de éste y otros planetas Libros, ¡ay!, sin los cuales
no podemos vivir; sed siempre, siempre, los tácitos amigos de mis días. Amado Nervo, Libros 
 Los libros lo cambiaron todo...
son la clave para entender el mundo
y participar en una sociedad democrática. Carl Sagan, El Mundo y sus demonios Cuando estemos tristes apesadumbrados apachurrados y hasta medio deprimidos y cuando la soledad haga estragos y nuestra compañía en el reflejo de la caja de mil espejos no sea suficiente alegrémonos por saber que existe la panacea y elixir vitae de todos nuestros solitarios males y nos da por platicar con los muertos y empezamos a reírnos o llorar con ellos nos subimos en su nave inmortal y recorremos con ellos el big bang de nuestro hogar sus hoyos negros o Estrellas Rojas Gigantes su óbito y su progenie en gestación y todas las grandes maravillas de la naturaleza terrestre e interplanetaria

y de todos sus moradores y también platicamos con uno que otro vivo. Y así nuestra soledad se siente... Ah, felizmente acompañada. Oh, libros amados libros sabiduría para amar la sabiduría panacea y elixir vitae
 de todos nuestros solitarios males. Oh, amados libros amados amor por saber hacer el amor infinita compañía cósmica soledad por nunca jamás.


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Fotografía: Ahmad Odeh. Fotografía: Artem Maltsev


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Una danza entre dos cuerpos Fernanda Ceniceros

Amo plasmar mis labios sobre los tuyos mientras siento la precipitación de tu calor se requieren dos para formar un solo cosmos tocar el universo penetrar cada parte de mi metafísica una sonrisa al compás del placer mientras nuestros corazones bombean algo más tu sangre mi sangre caminar bajo la vía láctea de tu galaxia aquí es el sentir del infinito cosmología una danza entre dos cuerpos explota nuestra constelación la razón no entra aquí sólo el instinto el placer como invitado especial un suspiro sólo tú y yo.

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Fotografía: Oladimeji Odunsi.


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Resistir y luchar

¿Qué hay que hacer? Resistir y luchar hasta no poder más. Así el corazón te reviente el pecho, así las lágrimas invadan tus ojos, has de mantenerte siempre recio. Podrás titubear, rendirte, pero jamás abandonarte, podrás impacientarte pero no desistirás porque es mejor estar del lado justo que del lado ganador, pero opresor. Así reine la muerte entre tus filas, así la incertidumbre carcoma tus entrañas, a ti mismo siempre fiel seguirás. Contra el desánimo te mostrarás impasible, aún ante la derrota inminente le sonreirás a la muerte. Por haber gozado del privilegio de por tus convicciones actuar y las imposiciones desacatar. Una muerte por perseguir los sueños no es castigo, es libertad.

Kevin Erives

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Mutismo | Autorretrato Mutismo Hay pocas cosas tan ensordecedoras como el silencio. Mario Benedetti 1 Cierro los ojos mientras presto atención al mundo. Escucho las llantas de los automóviles recorrer el asfalto: si es una troca la que pasa frente a mí, al doblar la esquina resonarán un par de fierros viejos que acumula en la cajuela, y suponiendo que fuera un vocho el escape gritaría en su nombre, mientras mata cualquier rastro de silencio. 2 Le tomo atención a lo diminuto, al ruido de los tacones que marcan el ritmo de una caminata en la banqueta frente a mí. Tal vez se trate de una recepcionista, doctora, contadora, o una simple mujer que anda por el universo calzando unos zapatos que le obsequió su tía. Detrás de ella una risa infantil la persigue mientras le grita “mamá no me dejes”.


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Aranza Domínguez 3 De imprevisto los pájaros han tomado el protagonismo de la escena. Con sus monstruosos lloriqueos, cantan canciones viejísimas simulando ser un trío de rucos de esos que se juntan en las cantinas para graznar canciones hasta acabarse los tímpanos. A mis ocho años, después de contemplar a las aves, mi abuela los nombró zopilotes y decía que si mis ojos se cruzaban por más de cinco segundos con los de ellos, mi vida acabaría en infortunio. Con inocencia, aprendí a cerrar los ojos ante la tentadora sensación de observarlos y solo me quedó imaginar que alguno se posaba sobre mi hombro y me cantaba algún bolero de esos que mi abuela solía bailar. 4 Entre tanto ruido, tantos coches, señoras y animales, aún puedo escuchar tu saludo mañanero, un buenos días, acompañado del quejido que hace la cafetera al encenderse, o los grititos del aceite mientras preparas el desayuno. Aún si estuviera en la ciudad más estruendosa del país, reconocería el sonido de tu carro al estacionarse,

o como tus botas se estrellan contra el suelo, o de tu perro Cacho ladrando hacia las aves o tu respiración, esos suspiros entrecortados rellenos de pesadillas vivientes, de latidos cansados, Andrés. 5 Escuchar siempre fue uno de mis pasatiempos favoritos, porque el mundo se transforma en voces y nada queda por esconder entre el ensordecedor silencio.

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Autorretrato En mi autorretrato quiero que exista un leve parentesco a mí, tal vez alguna cara con ojos bizcos o un cuello corto con el adorno de una cicatriz donde se ubica la yugular. Los mechones de cabello van sueltos y será necesaria la advertencia hacia mis problemas mentales tatuada en mi brazo: ansiosa, depresiva y caótica. Para el título usaré aquella frase que se inventó mi exnovio para herirme y al mismo tiempo describirme: pura palabrería sentimentalista, provocadora y libertina con tendencias autodestructivas. Mi autorretrato se volverá un poco de mí, un mucho de humanos.

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Fotografía: Greg Rakozy


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El lunes no se muere nadie y otros poemas Rebeca Favila Montana

El lunes no se muere nadie Pasé un lunes por la funeraria x y me di cuenta que no había nadie. Pasé un martes y se llenaba la entrada de dolientes y flores. Pasé el miércoles, el jueves, el viernes, el sábado y el domingo, con la misma escena de personas abarrotando la entrada para despedirse de quien sea reposaba adentro en un ataúd. Pasé el lunes y no había nadie. Pasé el siguiente lunes y no había nadie. Parecía que los muertos se apiadaban de sus seres queridos y les evitaban aguantar otra pena cuando la mayoría muy a penas abre los ojos para enfrentarse a la vida. Los lunes no se muere nadie ya estaría de más que a parte de la pereza hubiera que aguantar una despedida.

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Bye Nunca digo adiós porque decirlo suena a sentencia, a la culminación de algo, a no volver a ver algo. Me sabe en los labios a tristeza, a la próxima falta de algo. Algo se termina. En cambio digo bye, así, sin acento gringo, quizá porque el inglés me suena lejano y aminoro el sentimiento de que algo acaba, quizá porque mi inconsciente relaciona el bye con un hasta luego. Porque me despedí de mi tío una tarde y le dije adiós y no lo volví a ver. Nunca digo adiós, me recuerda siempre que me falta alguien.


Metamorfosis

Desperté para darme cuenta que el pastel que estaba en la mesa Desperté para darme cuenta que el pastel que estaba en la mesa se había terminado. Desayuné en su lugar huevos con café y aun así tenía hambre. El pastel de la fiesta de anoche sabía a tus abrazos y olía al último día de campo que estuviste aquí. Terminé de comer para darme cuenta del peso de las ausencias, del dolor inexplicable de saber que mañana despertaré extrañándote, con la conciencia de que la tierra no te traerá de regreso y que siempre querré comer pastel cuando te piense.

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Fotografía: Bastien.


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El vuelo Carmen Julia Holguín

En un intervalo entre conferencia y conferencia, los participantes del simposium entraron a una sala de descanso y refrigerio. Mientras algunos tomaban un refresco o un vaso de agua y otros más disfrutaban alguno de los saludables bocadillos que ofrecía el menú vegetariano de ese día, yo traté de sentarme en un lugar más o menos apartado. Me aterraba que alguien quisiera hacerme plática y no entender, con mi pobre inglés, lo que me estuviera diciendo. No lejos de mí se sentaron varios conferencistas que al parecer ya traían una plática a medias. En lo que yo fingía mirar por una ventana la mañana fresca de Lansing, en la Universidad Estatal de Michigan, sin proponérmelo y, todavía más, sin esperarlo, fui entendiendo de lo que los integrantes del grupo aquel estaban hablando tan emocionados. Comencé a poner más atención y, al observar a la gente me di cuenta que conocía de vista a algunas de las personas: venían en el mismo avión en el que yo había llegado el día anterior. Con mi miedo al inglés y todo, me uní a la charla; pudo más mi curiosidad y la intriga que sentía. Ellos seguían platicando sobre el gran susto que se habían llevado la tarde previa, en el avión, de cómo agradecían que el piloto hubiera actuado rápido y de otros detalles semejantes. Yo miré atentamente a quienes identificaba como mis compañeros de vuelo para asegurarme que no los estaba confundiendo con otros, sobre todo porque no sabía de qué susto estaban hablando. Mi viaje original había salido de Albuquerque, Nuevo México, y había hecho escala en Indianápolis, donde se había subido esta gente que ahora hablaba de un evento del que yo no tenía el más mínimo recuerdo. Seguí oyéndolos mientras repasaba en mi memoria aquel corto trayecto. A mí me había parecido un vuelo muy tranquilo, incluso sin pequeñas turbulencias, mucho menos grandes sobresaltos, considerando que volar me produce pánico y eso ya de por sí me mantiene “sobresaltada” en cualquier viaje por aire. Este había sido rápido y simple. Nos habían dado un refresco y unos cacahuates, y más tardaron en servirlos que el avión en aterrizar; entonces de qué hablaban, porque además estaba segura que sí eran ellos quienes habían estado en el mismo vuelo que yo. Tuve qué intervenir y preguntar de qué se trataba todo aquello. Les dije que yo había estado en su mismo viaje, pero que no sabía de qué “incidente” hablaban. Alguien dijo

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que sí, que me recordaba y todo pareció más confuso. Pregunté directamente qué se suponía que había ocurrido sin que yo me diera cuenta y la historia me dejó perpleja: de acuerdo con su narración, el avión había despegado normalmente y a tiempo, pero una vez que había alcanzado la altura óptima de vuelo, desde la cabina, el capitán había informado por el altavoz que la nave estaba presentando algunos problemas, que no había ningún peligro inminente, pero que iba a regresar a Indianápolis para revisar el aparato o cambiar de avión, que lamentaba la demora que esto significaba, pero que lo primero era la seguridad de todos los pasajeros y la tripulación. Y así había ocurrido. Había vuelto, había cambiado de aeronave y al poco tiempo habían abordado de nuevo, esta vez sin ningún inconveniente. Me quedé sin palabras. Definitivamente yo no había estado en su vuelo, pero ellos sí habían estado en el mío. ¿En qué suerte de doble dimensión habíamos sido atrapados aquella tarde? ¿Qué explicación racional podía develar aquel misterio? Lo de la doble dimensión sonaba muy interesante, pero no me convencía (a mis compañeros ni siquiera se la propuse). Ante la mirada de “Hay una loca en esta conferencia”, me levanté por un bocadillo para ayudarme a pensar y empecé a repasar lo sucedido dándole mordidas a una mini zanahoria. Después de aterrizar en Indianápolis, busqué mi conexión en las pantallas del aeropuerto: había una espera de alrededor de tres horas antes de salir rumbo a Lansing. Me acerqué al área de restaurantes, comí tranquilamente unas alitas picantes y mientras llegaba la hora de salir, me dediqué a pasear, a visitar algunas de esas tiendas donde se venden tantas cosas atractivas, pero inútiles y al triple del precio que cuestan en los centros comerciales de la ciudad. No quise agrandar mi colección de almohaditas para el cuello y, con suficiente tiempo para no andar a las carreras, me dirigí a la puerta de abordaje cuando lo consideré conveniente. La verdad es que apenas llegué. Ya todos los pasajeros habían subido. Me dirigí rápido al mostrador, donde una asistente revisó mi boleto y me indicó que siguiera por el pasillo que conducía al avión. Era una aeronave pequeña, de tres asientos por fila y alrededor de solo veinte filas. Entré y busqué mi asiento, que era casi de los últimos. Me senté. El avión despegó y todo transcurrió en paz hasta que aterrizamos en una nublada y fría ciudad. De pronto, recordé también que una aeromoza (nací en los sesenta y vi Muchacha italiana viene a casarse, con Angélica María y Ricardo Blume) nos había pasado unas toallitas calientes y húmedas. Me había llamado la atención ese detalle porque nunca me había tocado antes y aunque no sabía para qué eran, tomé una poniendo atención en cómo las usaban los demás. Regresé con el grupo y, en un afán más de corroborar que sí habíamos viajado juntos, les mencioné lo de las toallitas y entonces una chica


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me dijo: “Sí, pero eso fue la segunda vez que el avión despegó”. ¿¡Cómo!? ¿¡La segunda vez que qué!? Muda una vez más, a la velocidad de la luz mi mente trató de armar el rompecabezas y cuando terminó, comprendí de golpe lo que había ocurrido, aun cuando parecía imposible de creer. Era sorprendentemente simple y sorprendentemente genial. Resulta que cuando planeé el viaje, con mi poca experiencia de entonces, nunca pensé en la diferencia de horarios. Dejé el dato fuera de mi radar y cuando llegué a Indianápolis y revisé mi salida a Lansing, no reparé en la necesidad de ajustar mi reloj. En aquel tiempo no tenía un teléfono celular que hiciera el trabajo por mí y entonces ocurrió lo impensable: Cuando según yo llegué justo a tiempo para abordar mi vuelo y subí a él quitada de la pena, esa era ya su segunda salida, luego de haber regresado a tierra por el problema que el piloto había detectado en el aire. Mientras todos abordaban por segunda vez, yo lo hacía pensando que era la primera y la única, sin saber, hasta ese día, la increíble suerte que había tenido. Mi marido dice que solo a mí me pasan estas cosas y quizá no esté tan, tan equivocado. Con los años y los muchos aeropuertos visitados, se me vienen a la mente algunas otras aventuras singulares…

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La isla de plástico Marcelo Romero —¡Silencio! Nuestra sesión dará comienzo —dijo la anciana tortuga marina al ver reunidos a todos los animales del arrecife. No se había visto nunca una reunión tan grande y variada en las aguas oceánicas. Se había convocado en el gran arrecife a todos los habitantes del mar: a los que nadaban en aguas profundas y cerca de la superficie, también a los que vivían en la arena y a aquellos que recorrían grandes distancias entre los océanos. Los peces payaso desde sus anémonas observaban cautelosos; bancos de arenques y sardinas llegaron desde el norte; en el lecho arenoso descansaba la mantarraya, muy cerca de ella los cangrejos se saludaban con sus pinzas; una enorme ballena gris procedente de los mares del sur arribó a la reunión con gran majestuosidad. No faltó nadie: tiburones, la anguila solitaria, peces cirujanos y dos tímidos peces guppy que llegaron muy temprano. —¡No es posible seguir viviendo así! —dijo el pulpo cuidando de no arrojar tinta—. Si no hacemos algo pronto perderemos nuestro hogar. —El plástico es el enemigo —indicó la ballena. —Nosotros nos comenos pedacitos de eso a cada momento —mencionaron los arenques. —Hemos perdido muchos amigos a causa de ello —. Era la tortuga marina hablando, incluso ella misma tenía una red plástica atorada en su cuello. —¿Qué podemos hacer? —. Todos se hacían esta pregunta ya que la basura de plástico era mucha en el arrecife. —Es muy claro —dijo la tortuga—, debemos unirnos para limpiar nuestro hogar. Todos los que vivimos aquí recolectaremos todo el plástico que encontremos para limpiar nuestras casas. —¿Y cuando lo juntemos, qué? —. El cangrejo estaba triste. Todos pensaron en lo que podrían hacer. La anguila sugirió llevarlo a otro arrecife, pero así no pararía la contaminación. Un pez piedra dijo que lo regresaran a las costas, pero se expondrían a ser capturados por los humanos. Finalmente fue la sabia tortuga quien intervino: —Lo llevaremos lejos —dijo—, hasta la parte más distante y fría de los mares del norte, donde no podrá volver a hacer daño jamás hasta que se congele y desaparezca. Todos en el arrecife estuvieron de acuerdo. Muchos días necesitaron los animales marinos para juntar todo el plástico: desde aros hasta pajillas, bolsas de todos tamaños y otros objetos como láminas, cascos de construcción y discos. Era mucho plástico. Fotografía: Bastien.


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Sólo la gran ballena podía mover la gran masa de basura hasta la zona más alejada. —Puedo llevarla, pero no sé el camino. —Yo te guiaré —la calmó la tortuga. —Y yo los acompañaré —. Y el cangrejo dejó la arena. La ánguila y el pez payaso se les unieron. La mantarraya se quedó en el arrecife para protegerlo. Fue así como los cinco amigos emprendieron el viaje, que fue muy tranquilo ya que la tortuga conocía muy bien las corrientes oceánicas. En poco tiempo el agua marina comenzó a ser más fría. Se aproximaban al norte. —Pronto llegaremos y dejaremos este plástico para que no cause más daño —dijo alegre el pez payaso. Pero su alegría pronto desapareció. Cuando llegaron al sitio que la tortuga conocía, lo que vieron los dejó asombrados. Frente a ellos, en donde debería haber sólo un inmenso mar frío había una isla enorme, gigantesca, pero no era de tierra, roca o arena… ¡era una isla de plástico! Miles y miles de pedazos de plástico de todos los tamaños y colores formaban la isla que se extendía por kilómetros. Era tan inmensa que hasta la ballena parecía pequeña. ¿Cómo se formó esta isla? Pensaron todos. Por primera vez la tortuga no tenía la respuesta. El plástico que habían juntado, y que creyeron era bastante, era diminuto comparado con todo aquel que estaba ahí frente a ellos formando la gran isla. Pero era una isla triste, hueca, sin vida, flotando en la inmensidad del mar. Las corrientes de agua que llegaban de otros lados traían en ellas pedazos de plástico que poco a poco se unían y agrandaban la isla pedazo a pedazo, bolsa a bolsa, botella a botella. Residuos de tapas y muebles, juguetes rotos, plástico rojo, azul, verde, transparente también. Hilos, redes de pesca, cuerdas, cilindros y esferas. Vasos y platos. Todos voltearon a ver a la tortuga para obtener una respuesta, pedían su ayuda con la mirada. Ella sólo pudo seguir flotando ante la inmensidad de la isla, parecía ausente, perdida… triste. Por fin en su rostro se le notaron los años. Al mismo tiempo, en un lujoso centro comercial del país más rico del mundo, un humano de lentes oscuros, sombrero blanco, bufanda y con el bigote engomado comenzó a alzarse el cuello y sentirse orgulloso. Era el día en que dejó de pedir popote para su refresco.

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Leche Los Nogales Jesús Chávez Marín

Don Ernesto llegó a Leche Los Nogales a las 9 de la noche, al terminar el último turno de producción. Esperó a que saliera todo el personal para cerrar por dentro las puertas y luego se instaló en su puesto de vigilancia. A pesar de que era una planta muy grande, él era el único velador; eran tiempos mucho más tranquilos que los de ahora en Chihuahua, corría el año de 1961. Cada hora hacía un recorrido por los recintos: oficinas, zona de recepción de cántaros, planta procesadora, fábrica de productos lácteos, embotelladora. Era un galerón grande, pero con tecnología sencilla, casi doméstica. En aquel entonces no se acostumbraba, como ahora, que todos los accesos estuvieran protegidos con rejas exteriores, sin embargo, la planta era bastante segura, pues más allá de los tres portones de acceso, que eran placas de acero, no tenía ventanas. Sin embargo la ventilación de la nave industrial era lo más moderno del edificio, contaba con extractores y abanicos muy estratégicamente instalados. Don Ernesto había reportado a sus jefes un pequeño defecto de seguridad: en la parte superior de los altísimos muros había unos tragaluces solo protegidos por vidrios gruesos, para que entrara la luz natural, por donde podrían caber perfectamente hombres de estatura mediana. —Pero cómo, hombre, Ernesto. A poco crees que van a saltar desde arriba, se dan en la madre. No hay loco que trague lumbre –le dijo el señor Horcasitas, gerente y dueño de la pasteurizadora. —Los que son mañosos no son ningunos locos, ingeniero. Ellos se las ingenian —respondió don Ernesto. * Días antes, tres jóvenes de fuera se habían hospedado en el Hotel San Juan, el que está en el centro de la ciudad. El primo de uno de ellos, que trabajaba en Leche Los Nogales, les había escrito una carta contándoles los detalles del funcionamiento del lugar, los movimientos, instalaciones, espacios. Se proponían entre los cuatro dar un buen golpe, pues el primo estaba enterado de que las ventas en efectivo de cada día se depositaban en el banco hasta el día siguiente, ya que los bancos solo trabajaban por la mañana y las liquidaciones se empiezan a recibir a partir de medio día en que van llegando los camiones repartidores; los últimos llegan ya casi de noche, cerca de la hora del cierre. Clarita,


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la contadora, recibía en persona el dinero, la mayor parte en efectivo y solo unos pocos cheques, pues los clientes eran todas las tiendas de la ciudad, hospitales, asilos; el dinero se guarda bajo llave en grandes cajones de escritorio del gerente, de la contadora y de la secretaria. No había caja fuerte. Tres días después de que llegaron, los muchachos se reunieron una tarde en el Café Merino para comentar los últimos detalles del plan. Más tarde llegó el primo y les dijo que el mejor día para el asalto sería el sábado, en la noche, pues había una mayor cantidad de dinero, ya que los bancos no trabajaban el fin de semana y en la oficina se guardaba todo hasta el lunes. Durante tres días habían estado rondando por las inmediaciones de la planta, no tenían acceso al interior, pero el primo les había dado las indicaciones del movimiento diario. El plan era sencillo: Él se las arreglaría para atar dos sogas gruesas en el techo, sujetándolas fuertemente de un castillo que sobresalía de la parte exterior del techo, allí dejaría enrolladas las cuerdas de hasta las 9 de la noche, en que descolgaría por la parte posterior de la planta una de las sogas, para esa hora la calle y el edificio estaban oscuros y solitarios, más tarde la otra la descolgarían hacia el interior para entrar por allí. A la una de la mañana, cuando ya la ciudad estaba en silencio, treparían por las paredes sujetándose de las sogas; cuando estuvieran arriba romperían entre los tres los cristales del tragaluz y uno de ellos, que tenía buena puntería, le dispararía al velador, quien con el ruido de los cristales se pondría alerta; así lo detendrían antes de que avisara. * La noche del viernes todo transcurrió con normalidad. A las 7 de la tarde don Ernesto cenó tranquilo en su casa y su esposa le preparó el lonche, como lo hacía todos los días para la larga jornada de trabajo, ya que el hombre terminaba su turno a las 7 de la mañana. Ese día llegó media hora antes para revisar los alrededores del edificio, no vio nada irregular y al diez para las nueve entró a despedirse de los jefes. Revisó que los cajones del dinero se habían quedado bien cerrados y a las 9 en punto se instaló en su puesto de vigilancia. Don Ernesto soportaba con buen ánimo el intenso aburrimiento del oficio de velador, cada hora hacía sus rondines acostumbrados, luego dormitaba a ratos; su reloj ferrocarrilero de bolsillo le indicaba cinco minutos antes la hora de cada recorrido y es cuando detectaba que no hubiera ruidos extraños ni algún tipo de movimiento inesperado, solo el acompasado ritmo de los refrigeradores industriales. A la una y media de la madrugada el duermevela de su reposo se crispó violentamente. En el techo los tres asaltantes, cada uno armado con un marro rompían al mismo tiempo los tragaluces del techo; inmediatamente uno de ellos tomó la pistola y le disparó dos tiros al velador, pero este ya se había parapetado detrás del grueso escritorio de fierro de su puesto de vigilancia y desde allí disparó un solo tiro, que le dio al francotirador en un hombro. La profunda herida le hizo perder el equilibrio y caer al vacío desde los 15 metros de altura. Su muerte fue instantánea, ya que además cayó sobre un agudo eje de la maquinaria donde tenían pensado bajar. Al ver esto, los otros dos huyeron despavoridos, descolgándose por la soga hacia la calle. Una vez en la banqueta corrieron a perderse. Reponiéndose pronto de la aguda impresión, don Ernesto tomó el teléfono y le marcó

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al ingeniero Horcasitas, su jefe y amigo de muchos años. —Ingeniero, sucedió algo. Unos amigos trataron de meterse por el techo, uno de ellos me tiró con una pistola y tuve que matarlo. Eran tres, los otros dos huyeron. Uno cayó sobre las congeladoras y allí está. —¡Pero cómo, Ernesto, qué barbaridad! —Horcasitas se quedó mudo un buen rato. —Quise avisarle antes de llamar a la policía. ¿Les habla usted o les hablo yo? —No, Ernesto, vamos a pensar un rato a ver que es lo que más nos conviene hacer. —Está bien, pero creo que conviene actuar rápido para ver si agarran a los otros dos mañosos. —Mira, ya lo pensé bien. Lo primero es que tú te peles y te escondas muy bien mientras se aclara todo, así que voy a ir a abrirte y cuando te hayas ido les llamo. —No, Antonio, no me parece justo. Te vas a meter en líos y a lo mejor hasta te cierran el negocio unos días. Estoy acostumbrado a enfrentar mis asuntos, si maté a este fue de plano en defensa propia, y además porque es mi trabajo la seguridad de aquí. —Tienes razón, entonces repórtalo de inmediato y allí nos vemos en diez minutos, voy para allá. * Don Ernesto había sido gente de armas toda la vida, desde muy joven se había integrado a los rurales, que era una especie de policía paramilitar integrada a los municipios de toda la región norte del país, donde llegó a ser capitán. Luego fue comisario de su barrio, que era la autoridad más visible, y como tal siempre en su atuendo traía una pistola al cinto. Años después se hizo comerciante, abrió un comercio de abarrotes que también era una leñería, en el traspatio. Él y Antonio Horcasitas eran viejos amigos; el ingeniero había sido su patrón en una granja lechera donde Ernesto trabajó de caporal. Ahora, ya de viejos los dos, seguían su relación de amistad y de trabajo; Horcasitas le pagaba muy bien y sabía que le era leal y que podía confiar en él sin ningún pendiente. * El gerente Horcasitas llegó antes que la policía, y eso le dio tiempo de hablar unos minutos con su amigo el velador. —Pues qué caray, Ernesto, nos tocó la de malas. ¿Estás bien? ¿no te alcanzó a dar ese cabrón. —No, me moví rápido. O a lo mejor no era de tan buena puntería. —Pues qué bueno que lo quebraste primero, si no, entre los tres te habrían chingado. —Pues sí, hombre. De todos modos, pobre muchacho, qué triste que haya terminado así.


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En ese momento tocaron al portón de entrada; eran los agentes de la policía municipal. Horcasitas fue a abrirles, acompañado por don Ernesto. Vio que afuera varios vecinos se habían juntado y trataban de asomarse al interior; al oír los tres balazos se habían acercado, a pesar de la hora de profunda noche, a ver qué había pasado. El oficial de mando les ordenó enérgicamente que se retiraran y luego se dirigió al gerente: —¿Es aquí donde nos reportaron un incidente? —preguntó. A sus espaldas se veían dos patrullas con las torretas encendidas y varios hombres uniformados. —Sí señor, aquí es —contestó el ingeniero con aplomo. —¿Quiénes son ustedes? —Antonio Horcasitas, gerente de aquí. El señor es Ernesto Trejo, el velador. —¿Qué es lo que pasó? —Tres sujetos intentaron entrar a robar metiéndose por los tragaluces del techo; uno de ellos le disparó a mí empleado, este respondió a la agresión y le dio a uno de ellos, mismo que cayó y se estampó en una de las máquinas. Parece que está muerto. Los otros dos huyeron. El oficial suspendió un momento el interrogatorio para dar instrucciones a uno de los subordinados: Que avisara por radio a la comandancia para que mandaran patrullas a buscar a dos fugitivos en las inmediaciones de Leche Los Nogales. Enseguida los tres se dirigieron a donde estaba el sujeto que había caído. Lo que se veía a simple vista era un hombre inmóvil sobre una máquina, con una herida de bala a un costado. Era evidente que estaba muerto, pero de cualquier manera el oficial trepó por las orillas de la máquina para tomarle el pulso en el cuello y declarar su estado. Cuando bajó, don Ernesto lo llevó hacia una parte del piso donde había caído el arma del muchacho. El agente sacó de su cinturón una bolsa de polietileno y recogió la pistola con cuidado. Luego le ordenó a uno de sus hombres que llamara a la delegación para que mandaran a un agente de investigaciones previas y a un médico legista para que dieran fe de la presencia de un presunto cadáver en la planta de Leche Los Nogales. Acto seguido todos se dirigieron a la oficina, donde el comandante dijo: —Pues ni modo, señor Trejo, va a tener usted que acompañarnos a la comandancia. Queda usted detenido mientras se hacen las averiguaciones. Don Ernesto se quedó en silencio, pero Horcasitas terció, tratando de calmarse: —Eso no me parece justo, señor, mi empleado solo estaba haciendo su trabajo, y ultimadamente lo único que hizo fue defender su propia vida, ya que este amigo lo balaceó. Y además eran tres cabrones para uno solo. —Puede que tenga usted razón, señor Horcasitas, pero así es el procedimiento —contestó el oficial con firmeza. Diez minutos después llegaron los agentes del ministerio público. En el portón de entrada se había quedado una guardia de policías municipales que les dieron el acceso, uno de ellos los acompañó a la oficina. Luego de reportarse con el comandante, fueron al lugar donde estaba el hoy occiso. Antes que nada, el médico legista hizo una revisión somera del cuerpo y declaró oficialmente la muerte del sujeto; apuntó los datos en un acta legal donde fue llenando los espacios correspondientes:

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“Siendo las 2:45 de la mañana del domingo… etc., luego de revisar el cuerpo y tomar los signos vitalesde un sujeto desconocido es declarado muerto a la hora antes mencionada”. Una vez realizado el reconocimiento y anotado en el acta, el doctor hizo una seña al agente del ministerio público para que procediera con la inspección. Con helada calma, el detective revisó los bolsillos del sujeto: había una cartera sin identificaciones, con 175 pesos en efectivo y una estampita de la Virgen de San Juan de los Lagos; en la bolsa de la chamarra traía un cargador de pistola 38 super con seis balas útiles; en una bolsa delantera del pantalón había una moneda de a peso y tres de veinte centavos. También un trébol de metal del tamaño de las monedas. En el bolsillo de atrás una nota doblada con el membrete del Hotel San Juan. Como cada uno de los objetos hallados los mencionaba en voz alta, al escuchar esto último el comandante llamó de inmediato a uno de sus subalternos y le dijo: —Habla rápido a la comandancia y diles que les avisen por radio a las tres patrullas que andan buscando a los fugitivos para que una de ellas vaya, pero en chinga, al Hotel San Juan a ver si todavía están allí hospedados los rateros, quien quita hasta se hayan regresado para allá y estén escondidos. * La delegación de policía estaba en el barrio Santa Rosa, frente a una plaza conocida como Los Álamos, allí mismo estaba la estación de bomberos. El ingeniero Horcasitas mandó a un abogado para que defendiera a don Ernesto, pero el empleado de barandilla no le permitió el acceso a su cliente, alegando que no podría verlo hasta que llegara el juez de turno, y que no llegaría hasta el lunes porque el domingo no se presentaba. El velador permanecía incomunicado en una celda que compartía con los borrachines y peleoneros típicos que nunca faltan, prisioneros de fin de semana. En la madrugada habían llegado tres de sus hijos y exigían verlo, pero tampoco se los permitieron. Mientras tanto, en el centro de la ciudad la policía desplegaba su investigación. Por las inmediaciones de la planta interrogaron a los vecinos, algunos de los cuales habían estado de mirones en la madrugada. Uno de ellos contó que había alcanzado a ver cuando dos sujetos bajaban por una soga y salieron corriendo por la calle de los cuarteles rumbo a la calle Primero de Mayo; sin embargo, no supo dar ninguna seña particular de los individuos porque estaba muy oscuro. Una señora contó que los días anteriores habían andado por allí tres jóvenes, que una vez le pidieron agua para tomar y que los miró bien: uno era pelirrojo y pecoso, muy delgado, otro era tipo serrano, de pelo largo, y el otro güerito y medio arrancherado. El comandante le pidió a Horcasitas que le pasara el registro de todo el personal de la planta, ya que era de suponerse que los rateros habían contado con uno o varios cómplices adentro que les pasaron información, y sobre todo para identificar al que amarró las cuerdas que todavía permanecían atadas en el castillo de la azotea, como prueba del delito. Para la buena suerte


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del velador, se habían encontrado los dos casquillos de los cartuchos percutidos: uno lo hallaron en el techo y otro había caído al piso. El gerente tuvo que suspender la actividad durante todo ese domingo, pues así se lo ordenó la autoridad a fin de realizar sin obstáculos la investigación dentro del local. A regañadientes Horcasitas tuvo que obedecer, a pesar de que les explicó que sus pérdidas serían cuantiosas, tanto por no hacer las ventas del día como toda la materia prima que se iba a echar a perder. * Al anochecer de ese domingo don Ernesto permanecía en un rincón de la celda. Una hora antes, uno de los celadores había pasado repartiendo la cena: un plato hondo de peltre con frijoles, una botella de soda con café tibio y un pan duro. Como a medio día la ración había sido de lo mismo y esa sí se la comió con buen apetito, el hombre dejó a un lado los precarios alimentos con indiferencia. En el trascurso del día varios de los detenidos habían ido saliendo y solo quedaban tres, que ahora estaban tirados en el suelo tratando de dormir. Don Ernesto estaba pensativo, le preocupaba en especial su hija Eulalia, que era muy nerviosa y todo le afectaba. Pensaba también en cuánto tendría que durar encerrado mientras se aclaraba lo de la defensa propia, o si podría surgir alguna complicación legal por la que lo mandaran a la penitenciaría por años, culpable de asesinato. Le apenaba que el muerto hubiera sido tan joven, como de la edad que tenía el menor de sus hijos, pero también sabía que el que mal anda mal acaba, así es la vida. Confiaba mucho en que su amigo Antonio Horcasitas no lo dejaría morir, era hombre de palabra y claramente le había dicho: “no te apures, Ernesto, cueste lo que cueste muy pronto estarás libre. Aquí entre nos, te agradezco mucho que me hayas cuidado mi negocio con tanta dedicación, sobre todo en esta acción la verdad tan valerosa”. De cualquier forma no podía evitar que a ratos el pensamiento se recayera al abismo de la culpa por haber matado a un hombre.

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La sal Amy Bueno

Una pareja de recién casados muy enamorados caminaba por las calles en la ciudad de Delicias. Annie Carrasco y Armando de la Cruz llegaron a su hogar en la Francisco Villa, solos, por fin solos, después de los interminables preparativos y la noche de la fiesta bailando, riendo, haciendo promesas y platicando tanto con la familia de él como con la de ella; caminaron después de las 2 a.m. —hora que terminaba la fiesta— hacia su nueva morada, felices de pensar en los momentos que les iba a traer. Annie se quitó las zapatillas y se sentó al filo de la cama, se quedó mirando a su ahora marido y le pasó por la mente su vida al lado de él, la llegada de los hijos, tal vez alguna mascota y quizá en cuando la vejez llegara con unas cuantas plantitas con las cuales obsesionarse. El primer mes siempre es el más caótico, bueno, es lo que se dice por ahí, pero no para ellos: todo iba viento en popa, todo era romance y complicidad, pero desafortunadamente aquellas pruebas que nos manda el de arriba siempre llegan cuando uno menos se lo espera. Pasado un mes fue cuando Annie comenzó notar cosas extrañas en su habitación. Cosas sutiles: objetos cambiados de lugar —aunque quizá podría haberlas movido Armando—, fotos tiradas en el piso —probablemente por el aire—, nada de que alarmarse, nada que pudiera estropear la felicidad de los recién casados. Los problemas empezaron cuando Annie despertaba sintiendo como si alguien le impidiera respirar bien cuando se acostaba en su cama e incluso a veces llegaba a ver efímeras sombras rondar por ahí mientras se alistaba por las mañanas. No quería pensarlo, su madre solía decirle que si no piensas en ello no existe, pero algo había en aquella casa, algo que no quería si quiera decir en voz alta ni mucho menos, tampoco quería preocupar a su marido. Pero luego Annie, tras varios días de sigilosa observación, se dio cuenta que eso solamente estaba en la habitación. Como cada domingo es de menudo para la familia de la Cruz, siempre se reunen en casa de la abuela. Doña Sofía es una mujer pequeña pero dominante, de cabellos rojizos y rizados, con la capacidad de alimentar a todo un ejército en un par de horas a pesar de su pequeña cocina, sus años al mando de su restaurante la precedían y brindaban experiencia para ello. Después del desayuno, Armando y Annie fueron el centro de atención, todos deseaban conocer los detalles de su primer mes de recién casados, el brillo en su mirada no reflejaba otra cosa más que amor, compromiso y la promesa de una vida llena de bendiciones. Annie consigió un momento para platicar a solas con Doña Sofi, le preguntó discretamente si sabía o qué creía acerca de las apariciones, para luego relatarle todo lo ocurrido en aquellos días en casa, su suegra se quedó pensando un rato, con la mirada perdida para a los pocos minutos regresarle la mirada y decirle muy seriamente: —Necesitamos ir con la bruja. Caminaron rumbo a las afueras de la ciudad, un largo trayecto para llegar a la morada de la bruja. En el camino se podía percibir el miedo y la transpiración de Annie, ya arrepentida de haber sido convencida de esto, pero si no fuera porque esa situación ya se estaba saliendo de control, no se habría expuesto así. Las calles estaban llenas de piedras y era inevitable no oler a animales muertos que estaba ahí y eran más entre más se adentraban al lugar. En cuanto llegaron lo supieron, se podía oler tantos aromas a la vez y desde lejos se sentía el calor de velas ardiendo dentro de la pequeña choza. A través de la cortina la bruja podía verlos y les hizo un ademán de que pasaran. La intrigante bruja demostró sus dotes, como queriendo apantallarlas, al referirse a ellas por sus nombres al pedirles que tomaran asiento, fijando la mirada más intensamente en Annie. La mirí fijamente y comenzó a revolver cosas en su bolso, mientras les pedía conocer todos los detalles acerca del porqué estaban ahí. Pero Annie estaba distraída,


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impactada observando un cuarto muy pequeño y extraño, lleno de santos, cruces colgadas, pero perfectamente ordenadas una enseguida de la otra, de diferentes colores y tamaños, olía a lo que podría llamarse alpiste, pero mezclado con pirul y romero, entre sabrá Dios cuántos aromas más. Se hizo un silencio incómodo, pero en ese momento la bruja comenzó a hablar: —Bueno, ya sé lo que sucede aquí —terminó la frase y encendió un cigarrillo sabor clavo, dejándole una mancha al cigarro debido a sus labios rojos, expirando lo que parece ser todo el humo del mundo y dejándolo bailar por el cuarto unos cuantos instantes. —¿Sí? —contestó Annie titubeando. Tomó el vaso de agua que se encontraba bajo sus pies y que había prometido no beber por nada del mundo porque provenía de una bruja, pero del susto se le olvidó y se la tomó de golpe. —Creo saber qué es lo que ronda por ahí, iré el viernes a su casa. Es todo por hoy —. Las mira fijamente y enciende otro cigarrillo, esperando a que le paguen los cien pesos para correrlos de su choza. Esa noche Annie tuvo que contarle a su esposo sobre todo lo que había experimentado y de la visita con su madre a la bruja. Armando sintió un alivio increíble al darse cuenta que también ella había sentido cosas extrañas y que no estaba loco. Aquella noche durmieron más tranquilos, al despertar desayunaron hotcakes y miraron una película de terror, era el género favorito de Annie y entre más terroríficas mejor; Armando parecía no ser fan de ellas, pero quería fervientemente con el alma a esa mujer, un poco de pesadillas no le hacían daño a nadie, y continuaba alentándola, a pesar de que en casa ya pasaban demasiadas cosas extrañas como para encima ver más cosas del diablo. Sin embargo, a pesar de lo mucho que se amaban en la sala, cuando llegaban al dormitorio los gritos se escuchaban hasta la tienda de la esquina. La presencia en aquella habitación los estaba alejando y durante noches durmieron enojados y más distantes de lo que nunca habían estado en los años que llevaban juntos. Y sorprendentemente las riñas terminaban en cuanto ambos ponían un pie fuera de esa alcoba. Ellos notaban aquella mala energía, por lo que decidieron mudarse a la sala: comprar demasiadas palomitas y hacer de aquella experiencia terrorífica algo llevadero, contando los días para que fuera viernes y salir de aquella encrucijada. Ambos despertaban con dolor de espalda. —Dormir en un sillón es demasiado incómodo —bufaba Armando. Decidieron bañarse, activarse y cuando menos pensaron ya estaban limpiando la casa antes de que llegara la bruja. El día siguiente sería el gran día. Limpiaron cada rincón excepto la habitación, no querían entrar de nuevo hasta saber exactamente qué estaba pasando ahí dentro. Comieron y volvieron a sentarse en el sofá, esta vez en el piso y con cojines por respaldo, decidieron poner algo de fondo y se quedaron dormidos, para luego despertar con cuando su familia llamaba a la puerta, ya que Doña Sofi les había contado y todos decidieron estar presentes en aquella experiencia. A pesar del ruido de todo el caos que se había desatado desde su llegaba, todos escucharon cuatro fuertes golpes a la puerta y supieron que por fin había llegado la bruja. Desde el momento en que traspasó la casa, la bruja se metió como si la estuviera llevando el diablo. Su olor a clavo y diferentes plantas inundó la casa. Lo primero que hizo antes de deambular por todos los rincones fue colocar un vaso vacío en la mesa del comedor, después comenzó a recorrer todo el lugar y la familia asustada decidió seguirla. La bruja abría todas las puertas, inclusive las de los armarios, el cancel del baño, las ventanas. Tenía los ojos cerrados, pero parecía saber perfectamente por donde iba caminando. No pronunciaba palabra, solo tarareaba una

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canción imposible de descifrar. Al llegar a la alcoba se quedó totalmente muda, tocó cuatro veces y entró. Entonces Annie notó que otra vez todas las fotografías estaban tiradas en el suelo y los cristales rotos, entró rápidamente y abrió los ojos, sacó de su bolsillo un limón y luego se paseó de un lado a otro, desde el ropero hasta las mesitas, el peinador, pero evitando constantemente el contacto con los espejos. Pero al llegar a la cama, empezó a rezar a los pies de la cama y percibió junto a la ventana el maleficio con más intensidad. Abrió la ventana, con las cortinas de par en par, colocó un limón ahí y salió de la habitación rezando, igual, en voz baja. Todo lo que cantaba y rezaba era difícil de entender, salió de la habitación en dirección al comedor, pero sin hacer contacto visual con el matrimonio. La familia recorrió el pasillo tras de la bruja, que iba dejando su aroma a pirul y tabaco. Cuando llegaron a la cocina, la bruja miró fijamente algo en el centro de la meza. Prendió un cigarro sin preguntar si podía fumar dentro de la casa, solo lo prendió, sonrió y con señas les pidió que miraran lo que había dentro del vaso, que estaba lleno hasta el tope de sal. —Esta es la mala vibra que había en la casa, por así decirlo —dijo la bruja después de haber estado todo el tiempo sin dirigirles ni una sola palabra, pero nadie dijo nada, todos estaban mirando fijamente el vaso con sal.— Al parecer alguien maldijo su matrimonio, fue un buen trabajo, pero todo está aquí —. Y volvió la mirada al vaso. Todos se miraron, incrédulos de lo que escuchaban. La mujer agarró su morral, terminó su cigarro en medio de la tos, luego continuó: —Es una mujer de cabellos negro y ojos claros, puso un hechizo en su habitación, una hechizo para siempre entre ustedes. El limón que dejé en la ventana absorberá el resto de aquella maldición. Al quedar el limón tan seco como una roca, deberán quemarlo y todo habrá terminado, si funciona… —. A pesar de haber dudado acerca de la efectividad de sus remedios, les cobró y salió de la casa. Jamás volvieron a verla. Al mes del incidente de la sal, se reunió la familia completa en casa de la abuela para otro domingo de menudo. El tema de plática fue el de la visita de la bruja. Cada uno comentó acerca de sus propias perspectivas, unos con escepticismo y preguntándose que quien había visto a la bruja volver a colocar la sal. Discutieron largo y tendido, sentados en la sala, comiendo pan y chocolate abuelita. Todos llegaron a la conclusión de que esta mujer jamás estuvo un segundo sola. Annie y tal vez Doña Sofi fueron las únicas que creyeron completamente a aquella excéntrica mujer. Todos seguían cada movimiento de la bruja por toda la casa, ¿Quién más pudo poner sal en el vaso? Después de tantos argumentos, cada quien se quedó con sus opiniones acerca del suceso, pero la verdad es que nunca se supo si habían embrujado su matrimonio, aunque eso sí, la pareja dejó de pelear cuando estaban en su habitación y pudieron volver a habitarla. Tiempo depsués la familia creció: tres hermosas hijas y un nuevo perro. A pesar de la mala vibra que una persona tenga sobre ti, las cosas buenas siempre llegan y una vez que están ahí se reproducen y no dejan de hacerlo jamás.


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Ilustración: Melani Torres Almuina.


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Un globo verde no es un trébol Atena Abreu (A. A.)

Personajes: Dante Eli Ella Octavio Sr. R

(Ambos personajes se encuentran junto a un árbol) Ella: ¿Te vas? Dante: Sí. Ella: ¿A dónde? Dante: A soñar. Ella: ¿Regresaras? Dante: Dormir en… una nube. Ella: ¿Me extrañarás? Dante: Reírnos de las hormigas. Ella: Espera, no te vayas. Dante: ¿Por qué? Ella: ¡Lévate calcetines! Dante: Cómo pude olvidarlos (Dan se va lejos de Ella, llega dónde está Eli) Eli: Ella, ha desaparecido. Dante: Está allí, o allá o en algún lugar. Eli: No la puedes ver. Dante: La imagino. Eli: Lo que imaginas son sólo sueños. Dante: Fantasías. Eli: Esperanzas. Dante: Recuerdos. Eli: Recuerdo... (Dan Sonríe) cuando caminaba, mientras pequeñas gotas mojaban mi cuerpo, un árbol me invito a sentarme, yo me acosté, cerré los ojos, y cuando los abrí el estaba acostado junto a mí. Dante: Recuerdo que tenía un globo, éramos inseparables, un día caminábamos juntos, me agache para atarme las agujetas, le dije no te vayas, cuando me pare el estaba volando sin mí. Eli: A veces las cosas cambian. Dante: Todo el tiempo. Eli: Y no te das cuenta. Dante: ¿Cómo? Eli: El otro día un niño tiró su helado, estuve dos horas esperando a que alguien lo pisara, cuando decidí irme, vi para atrás y alguien ya lo había pisado, y me lo perdí.


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Dante: (Nervioso) ¿Quieres un helado? Eli: Mejor un globo. Dante: Sí. Eli: ¿Tú quieres un globo? Dante: Mejor un helado. Eli: (Emocionada) ¿Y si lo tiras? Dante: Te dejare pisarlo. (Dante tiene un helado lo mira fijamente, Eli tiene un globo). Dante: (A su helado) Mmm… como pétalos de una flor. Eli: (A su globo) Queremos volar. (Eli intenta volar, Dante se embarra el helado en la cara, luego de un rato el helado se cae y el globo se eleva). (Ambos personajes están sentados y se miran fijamente a los ojos). Eli: Veo, un caracol y de él salió un elefante. Dante: Veo un trébol volando. Eli: Lo dices por… Dante: Tal vez. (Se escucha la risa de Octavio, Dan y Eli se asustan). Dante: (Abraza a Eli) ¿A qué le tienes miedo? Eli: A dejar de sentir el pasto en mis pies. Dante: No poder respirar. Eli: Quedarme sin dientes. Dante: Dejar de ver nubes. Eli: Estrellas. Dante: Hormigas. Eli: Hojas. Dante: Palabras. Eli: Ojos. Eli y Dante: Tus ojos. Eli: Hipnotizan. Dante: Atrapan. (Obscurece). Eli: Tengo frío. Dante: Toma mi camisa. (Le da su camisa, Eli se cubre).

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Dante: Mi sombrero. (Le da su sombrero). Dante: Cubre tus manos. (Le da sus calcetines). (Octavio los observa mientras se peina y despeina, se hace cosquillas y ríe). Eli: Veamos las nubes (Mira arriba). Dante: Mejor el pasto (Mira abajo). Eli: ¿Qué ves? Dante: Posibilidades, ¿y tú? Eli: Ideas. Dante y Eli: ¡Quiero ver! (Eli mira abajo, Dante mira arriba). Eli: Interesante. Dante: Casi perfecto. (Octavio se acerca, Eli se asusta). Dante: Tranquila. Eli: No me agrada la gente peinada. Dante: Le preguntaré... (A Octavio) ¿Cómo te llamas? Octavio: (Emocionado, canta) Octavio, O-c-t-a-v-i-o, Octavio, Octavio. Eli: Me asusta. Dante: Me parece bueno. Eli: Está bien. Dante: Quiere conocernos. Eli: Vamos. (Sus movimientos se vuelven lentos). Octavio: 1…2…3…4…5… Dante: Esta contando (Grita). Eli: Escóndete. Dante: Recuerdo. Eli: Vamos, escóndete. (Dan y Eli se esconden, Dan ríe). Octavio: (Encuentra a Dante) Tú (Ríe y le hace cosquillas). Dante: No, detente, no (Ríe) ¡Basta! (Llora desesperado, hasta que muere). Eli: Los encontré (Le hace cosquillas a Octavio) (Eli mira a Dante). Eli: ¿Qué paso? Octavio: (Ríe, observa a Dante y se da cuenta de que está muerto, luego llora) Perdón. Eli: No… (Una luz ilumina a Dante, Eli y Octavio están estáticos). Dante: La mayoría de los ataques cardíacos son provocados por un coágulo que bloquea una de las arterias coronarias, las cuales llevan sangre y oxígeno al corazón. Si el flujo sanguíneo se bloquea, el corazón sufre por la falta de oxígeno y las células cardíacas mueren. (La luz se apaga, Eli y Octavio dejan de estar estáticos).


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Eli: Lo extraño. Octavio: ¿A quién? Eli: A él. Octavio: ¿Quién es él? Eli: Él. Octavio: Hay muchos él (Señala) Esta él, él, él… Eli: Él. Octavio: Hoy él muere, mañana alguien… Eli: Cómo siempre. Octavio: Es tan común que ya es aburrido. Eli: Lo interesante es la espera. Octavio: No saber cuándo morirás (Emocionado). (Octavio observa arriba). Octavio: Ya pasaron dos minutos. Eli: Es un buen momento. Octavio: Preparémoslo. (Eli sale de escena, Octavio rueda a Dante, Eli regresa con una caja). Eli: Listo. Octavio: Ahora. (Abre la caja, saca un pastel y Octavio saca una vela y se la pone al pastel). Eli: Este será tú último soplo. (Eli Cierra los ojos, Octavio sopla el pastel). Octavio: Su ultima mordida. (Le embarran pastel a Dante). Octavio: Te conocí poco (Triste). Eli: Lo suficiente. Quiero ver sus ojos. Octavio: Quiero ver sus pies. (Eli ve los ojos de Dante y Octavio Sus pies). Eli: Veré nubes sin ti. Octavio: Quiero alguien a quien hacerle cosquilla sin hacerle daño (Eli le besa la nariz a Dante, Octavio le hace cosquillas en los pies). Octavio: Tú (Le hace cosquillas a Eli). Eli: Ahora no. Octavio: Sí, sí, sí. Eli: No. Octavio: Siempre es buen momento para las cosquillas. Eli: A veces es buen momento para no hacer cosquillas. Octavio: Las cosquillas siempre son buenas. Eli: No. Octavio: ¿Por qué? (Eli le dice algo al oído a Octavio). Eli: Por eso. Octavio: Lo había olvidado. Eli: ¿Cuánto tiempo ha pasado?

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Octavio: ¿Pasado? Eli: Pasado. Octavio: ¿Tiempo, pasado? Pasado... tiempo. Eli: ¿Qué hora es? Octavio: Ah, ¿qué hora es? (Pregunta al público). Octavio: Pasaron dos minutos más, después de los dos minutos pasados. Eli: Dos minutos más. Octavio: Toda una vida. Eli: ¿De quién? Octavio: Alguna mosca. Eli: Una hormiga. Octavio: Alguna mujer. Eli: Algún hombre (Voltea a ver a Dante) Él. Octavio: ¿Quién? Eli: Mi él. Octavio: (Se encela) Hum, hum. Eli: Nuestro él. Octavio: (Se emociona) Nuestro. Eli: (Recuerda) Su él. Octavio: ¿De quién? Eli: De ella. Octavio: Su ella. (Ambos se ponen nerviosos, la luz cambia, Octavio tiene unos calcetines en las manos y está a punto de ponérselos a Eli). Eli: No quiero. Octavio: Cubre tus pies. Eli: No quieren ser cubiertos. Octavio: Hazlo. Eli: No, lo haré por él. Octavio: Uno. Eli: A... Octavio: Dos. Eli: ...ho... Octavio: Tres. Eli: ...ra (Ambos gritan mientras Octavio le pone los calcetines a Eli). Eli: Es como cortarle las orejas a un elefante. Octavio: Vestir a un mono. Eli: Peor. Octavio: Usar… Eli: No quiero escuchar (Se cubre los oídos). Octavio: Zapatos. Eli: Vámonos, vámonos, vámonos. Octavio: Sí, ¿a dónde?


Metamorfosis

Eli: A. Octavio: ¿Ahí? Eli: A. Octavio: ¿Allá? Eli: Algún lugar. (Eli y Octavio caminan, junto a un árbol está Ella). Octavio: (A Eli) Tú. Eli: (A Octavio) Tú. Octavio: Tú. Ella: Yo. Eli: (A Octavio) Los dos. Ella: Tres. Octavio: Mi nombre es (canta) Octavio, Octavio, O-c-t-a-v-i-o, la pregunta es, ¿Existe alguien que pueda hacerse cosquillas a sí mismo? Parece que los pacientes con esquizofrenia pueden hacerlo y eso se debe a una sensación de no poseer el control de sus propios actos motores. Pero yo también puedo hacerlo son como hormigas que recorren todo mi cuerpo y me hacen feliz. Eli y Ella: (Asustadas) ¡oh! Eli: Me gustan mis ojos, porque veo cosas increíbles, casi perfectas, nubes, pasto, árboles, a veces me da miedo dormir y ya no ver nada, cada día hay algo nuevo que ver, y hoy… Octavio: Murió. Ella: ¿Quién? (Una luz ilumina a Dan) Ella: (Grita) No puede ser. Eli: Es. Ella: (Enojada) No trae calcetines. Eli: (Se retuerce) No me gustan. Ella: Eres desagradable. Eli: Usted y sus pies cubiertos (Se quita los calcetines). Ella: Me das vergüenza. Octavio: Basta, lo llevaremos a otro lugar. Eli: Más cómodo. Octavio: ¿Nos acompaña? Ella: No. (Eli y Octavio cargan a Dante) Octavio: Es muy pesado. Eli: Lo suficiente. Octavio: Mucho. Eli: Perfecto. Octavio: Sonrisa enorme. Eli: Suave como un durazno. Octavio: Ojos color árbol. Eli: Pies de algodón.

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Octavio: Manos de viento. Eli: Corazón de… Ella: Extrañare su olor a pasto (Los ayuda a cargar a Dante). Octavio: Su risa. Eli: Llevémoslo allá (Lo llevan junto a un árbol). Ella: Es el árbol de la familia. Octavio: (Lo acomoda boca abajo) Así podrá ver el pasto. Eli: (Lo acomoda boca arriba) Mejor las nubes. Ella: Mejor el árbol (Lo acomoda frente al árbol). Octavio: (Lo acomoda frente a él) Que me vea a mí. Eli: Que Dan decida. Octavio: Sí, sí. Ella: Veamos sus peticiones. Eli: ¿Dónde? Ella: Aquí (Saca un papel de la ropa de Dante). Octavio: (Emocionado) ¿Qué dice? Ella: (Le da el papel a Octavio) Lee. Octavio: (Triste) No sé leer. Eli: Yo sí. Ella: (Le da el papel) Toma. Octavio: ¿Sí?, ¿Qué dice? Eli: Plumbago. Octavio: ¿Qué? Ella: ¿Dónde? Eli: (Despacio) P-l-u-m-b-a-g-o, plumbago, ppppplllluummmbbbaaggoo. Ella: No comprendo (Toma el papel). Octavio: Plum…. Bago.. ¿Plumbago? Eli: Hay algo atrás (Toma el papel). Octavio: ¿Qué? Eli: Oh, no lo imaginé. Ella: A ver. Octavio: ¿Qué? Ella: (Orgullosa) Siempre tan soñador. Octavio: Quiero saber. (Eli y Ella, hablan con Octavio mientras hay un obscuro, cuando se ilumina la escena el cuerpo de Dante es elevado por muchos globos). Eli: Ahora podrás sentir las nubes. Octavio: Olerlas. Ella: Besarlas. Eli: Observarlas. Octavio: Hacerles cosquillas. Eli: Tal vez encuentre su globo. Octavio: ¿Me recordaras? Ella: No pierdas tus calcetines.


Metamorfosis

Octavio: ¿Quieren ir a buscar plumbagos? Eli: Sí (Comienzan a salir burbujas, con las que juegan Ella, Eli y Octavio). (Aparece Sr. R olfateando el piso) Sr. R: Estoy cerca (Observa a Eli, Octavio y Ella). Sr. R: Disculpen, buenas tardes, ¿me podrían permitir su total atención, para responder unas simples preguntas? (Todos los miran extrañados y asienten con la cabeza). Sr. R: Muchas gracias, ahora bien... (Grita) ¿Dónde está el culpable? Eli: ¿Culpable? Ella: ¿De qué? Sr. R: De destruir mi infancia. Octavio: Hola, soy Octavio. Sr. R: Todo comenzó aquel día en que mi amada madre, mujer despreciable, me llevo a cono-er el mundo exterior, me parecía increíble tantas personas, extraños objetos, y llegamos con el Sr. de los helados, yo tenía un helado éramos los mejores compañeros, hasta que todas esas personas que me parecían agradables comenzaron a caminar muy rápido y mi helado se (Llora) Cayó, no quería rendirme quería quedarme con él, pero mi madre me obligo a seguir caminando. Eli: Siento que ya lo había visto antes Ella: No puede ser. Octavio: ¿Se le cayó su helado? Y ¿y luego? Sr. R: Dos horas después regrese y alguien, alguien. Sr. R y Eli: Alguien ya lo había pisado Sr. R: ¿Cómo sabes eso? Ella: Predecible. Octavio: Siempre ocurre así. Sr. R: Ustedes saben quién es el culpable. Eli: Fue un accidente. Sr. R: ¿Qué es lo que sabes? Eli: Estuve media hora esperando a que alguien pisara el helado, cuando decidí irme vi para atrás y alguien ya lo había pisado y cuando busque quien lo había hecho conocí a… Octavio y Ella: Dan. Eli: Fue un accidente. Sr. R: Culpable, culpable, culpable. Ella: Señor, conserve la calma. Eli: Ya pasó. Octavio: No volverá a pasar. Ella: No. Sr. R: ¿Dónde está el culpable? Eli: (Triste) Murió. Ella: (Desesperada) Desapareció. Octavio: (Enojado) Lo maté. Sr. R: ¿Murió? Ya no.

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Eli: Lo extraño. Octavio: Yo no quería Ella: Fue mi culpa. Sr. R: No… podre…reclamarle… (Cada vez más alterados). Eli: Dan. Octavio: Perdón. Ella: Vuelve. Eli: Dan. Octavio: Perdón. Ella: Vuelve. Eli: Dan. Octavio: Perdón. Ella: Vuelve. Sr. R: No, no, no, no, no lo entiendo. (Sr. R, corre por todo el espacio, cada vez más desesperado). (Comienza a llover, todos gritan lloran hasta que un rayo tumba el árbol de Ella). Eli: Un árbol me invito a sentarme yo me acosté. Octavio: Cuando abrí los ojos él ya estaba. Ella: Recostado junto a mí (Todos se encuentran acostados junto al árbol menos él Sr. R que encuentra el papel con las peticiones de Dan) Sr. R: Las nubes desaparecen, nada es para siempre, un globo verde no es un trébol.


Metamorfosis

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Fotografía: Florian Klauer.


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Tres Tres poemas poemas de de Jack Jack Gilbert Gilbert Traducción de Édgar Trevizo

Dante baila I Cuando baila la primera vez que ve a Beatriz, es un joven, su cuerpo carece aún de un verdadero lenguaje, y su corazón no entiende nada de lo que acaba de echar a andar. El amor como la lluvia de verano tras la sequía, como el delgado chillido de un halcón, como un ángel que hunde sus colmillos en nuestra garganta. Solo tiene pasos de principiante para expresar el brillo que lleva dentro. El joven Dante la mira la primera vez con ese amor absoluto que es posible solo cuando se ignoran el uno al otro. Con un brazo cruzado sobre el rostro, huye corriendo. Los años pasan. II La siguiente danza es sobre su siguiente encuentro. Elabora un enchaîntment alrededor de ella. El pesado cabello de Beatriz es oscuro y largo. Lo mira con sus occhi dolci. Sus saltos son saltos de hombre. Sus pasos se han vuelto los movimientos de un bailarín que entiende la danza. Un hombre que reconoce la codicia de su cuerpo. Ella vive profundamente en el corazón de su propio cuerpo. Él es espléndido. Ella se trastorna y es arrastrada lejos de ahí por una tía. Su familia tendrá cuidado a partir de ahora. Se van en un carruaje. Él se alza de puntillas, port de bras, sus ojos desesperados. Luego ella aparece en las ventanas altas del palacio. Él danza su tristeza, brillantemente, bajo la luna, en la piazza vacía, concentrándose. Ella corre un poco las cortinas y se siente feliz. Es un sueño, lo sabemos, la perfección del amor que no es real. Hay una fuente detrás de él.


Metamorfosis

III Han pasado algunos años y finalmente están juntos en una sencilla habitación. Su larga danza de después es una declaración de alegría, gratitud y devoción. Ella baila extrañamente, poniéndose la ropa. Un adiós delicado. El alma de ella está libre al fin de esa clase de amor. Él está de pie, inmóvil, estupefacto, mirándola partir. Luego baila su pena, maravillosamente. IV Vemos a Dante como un hombre viejo. Es un bailarín que apenas puede dominar los pasos más simples del principio. Baila el romance perdido, el amor que nunca fue, y el gran amor extraviado por causa de los sueños. Primera posición: entrechat, y los más pequeños saltos. La quietud apasionada. La más inmóvil y la más fuerte. La aflicción especial de un corazón feliz e imperfecto que al fin sabe exactamente cómo bailar. Pero no lo hace.

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Caballos a la media noche, sin luna Nuestro corazón vaga perdido en los oscuros bosques. Nuestro sueño lucha en el castillo de la duda. Pero hay música en nosotros. Aunque la esperanza es derribada, el ángel termina por volar de nuevo alzándonos con ella. Las mañanas de verano comienzan, centímetro a centímetro, mientras dormimos, y caminan luego a nuestro lado, como bellezas de largas piernas atravesando las sucias calles. A nadie sorprende que el peligro y el sufrimiento nos rodeen. Lo que asombra es el canto. Sabemos que los caballos están ahí en el valle oscuro porque podemos olerlos, podemos escucharlos respirar. Nuestro espíritu persiste como un hombre que lucha para atravesar el valle congelado y que súbitamente huele flores y se da cuenta de que la nieve se derrite, fuera de su vista, en la cima de la montaña, y sabe que la primavera ha comenzado.


Metamorfosis

Extraordinarios e intersticios Pensamos en las vidas, principalmente, como lo excepcional y las tristezas. Del matrimonio recordamos a los hijos, las vacaciones y las emergencias. Las partes menos comunes. Pero lo mejor, frecuentemente, ocurre cuando nada ocurre. El modo en que una madre carga a su niño sin apenas darse cuenta y lo lleva mientras camina por Waller Street y habla con otra mujer. ¿Qué pasaría si pudiera preservar todo eso? Nuestras vidas suceden entre lo memorable. Yo he perdido dos mil desayunos habituales con Michiko. Lo que más extraño de ella son esas trivialidades de las que no puedo acordarme.

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Fotografía: Fidel González.






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