Revista Metodista nº 228

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Sumario

Revista Metodista Nº 228 Noviembre/Diciembre 2019 Publicación de la Iglesia Metodista en el Uruguay (IMU)

Editorial

María Elena Santa Marta Mirtha E.Coitinho 4

Oscar Villagrán: redactor responsable osvillagran@gmail.com

Fe cristiana y política ayer y hoy Raúl Sosa

Diseño: Andrea Desalvo andrea.desalvo@gmail.com Diseño de tapa: Luciana Villagrán luciana-villagran@hotmail.com Revista Metodista (RM) respeta la opinión de sus colaboradores. Los artículos firmados expresan única y exclusivamente el pensamiento de sus autores. Permitida la reproducción total o parcial de los artículos, citando su fuente. Agradecemos el envío de un ejemplar Oficinas Centrales: Barrios Amorín 1310 Teléfonos 2413 6552 – 2413 6554 Correo electrónico: iemu@adinet.com.uy Página web: www.imu.org.uy. Colaboran en este número: Alicia Almeida Cantoni, Frei Betto Mirtha E. Coitinho, Juan Manuel Espinosa Américo Jara Reyes, Ademar Olivera Luis N. Rivera Pagán, Raúl Sosa Erica Viera Teodoro, José M. Vidal, Oscar Villagrán Corrección de textos: Agustina Gette Impresión: Artes Gráficas S.A. Porongos 3035 - Tel.: 2208 4888 info@artesgraficas.com.uy Depósito Legal Nº: 361.998/2019

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Prepararse para el encuentro con Jesús ¿Cómo vivía el pueblo judío en el tiempo de Juan Bautista y de Jesús? Pastor Ademar Olivera 8

Navidad: el rostro humano de Dios Américo Jara Reyes

Proyecto Socioeducativo “Hogar Amanecer”1

¿Tuvo Jesucristo cuatro hermanos? ¿Y, además, varias hermanas?

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José M. Vidal

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Aniversario de la Iglesia Metodista de Artigas - Uruguay 17 y 18 de agosto de 2019

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Literatura

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Navidad, nacer de nuevo

Frei Betto

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40 años de presencia metodista en Bella Unión Oscar Villagrán

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Editorial

La última revista del año siempre coincide con el inicio del año litúrgico. El Adviento, que comprende los cuatro domingos anteriores a la Navidad, es un tiempo de preparación, de mirarnos hacia adentro y rescatar nuestra espiritualidad en medio de una sociedad compleja y consumista. El color morado es el color litúrgico de este período, y nuestras Iglesias se preparan con encendidos de velas y confecciones de Coronas de Adviento para vivir esta época en comunidad expectante y comprometida.

sociedad más justa y solidaria, a la manera de Jesús.

En el presente número encontrarán material para reflexionar sobre este tiempo que resulta tan especial para los cristianos.

Como siempre, ofrecemos variados temas deseando que sea para todos ustedes una lectura amena y enriquecedora.

Asimismo, y en concordancia con el período electoral que tanto el pueblo uruguayo como el argentino están transitando, les acercamos un artículo sobre fe cristiana y política, en esta época que nos desafía a buscar y generar juntos una

En nombre de la Iglesia Metodista en el Uruguay les hacemos llegar un fraternal saludo de paz para este tiempo y el deseo de que pasen una muy bendecida Navidad.

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María Elena Santa Marta

Mirtha E. Coitinho

de su casamiento con Mario Barragán y les regaló una Biblia que aún conserva. Fueron 58 años de un matrimonio muy feliz. Cuenta que de ese pastor le ha quedado grabada su voz y sus predicaciones: “¡Qué voz!, expresiva, contundente, y sus predicaciones notables”. También recuerda, a través de una pequeña anécdota, a Julio Sabanes, Emilio Castro y Federico Pagura, quienes hicieron su año de práctica pastoral en Trinidad: Julio Sabanes criaba conejos y se había hecho muy amigo de Alfredo, uno de los hermanos de Elenita. Cuando Sabanes se fue de Trinidad, además de su simpatía y enseñanzas, le dejó todos los conejos a la mamá de Elenita. En la congregación trinitaria, ella participó en muchas actividades: durante años fue la Tesorera, integró la Comisión Directiva y se ocupó de repartir el Aposento Alto. Cuando enviudó se trasladó a Montevideo a vivir con su sobrino Arsenio que ha sido un hijo para ella. Y ahora, en esta nueva ciudad, su casa ha estado abierta para reunirse con el pastor todas las semanas alrededor de la Biblia. La congregación la ha acompañado siempre, a través de pastores y laicos, y ella lo agradece profundamente. La distancia no ha sido barrera para Elenita. Es por eso que, cuando Estela Casco compartió un curso de Panificación en la cocina del edificio de la iglesia, Elenita supo hacerse presente dando ánimo y contribuyendo con lo que estaba a su alcance. Entonces, surgió la idea de llamar a la cocina “El Rincón de Elenita” y así se hizo.

¡Que los cumplas feliz, si los cumples con Cristo, doblemente feliz! Así se le puede cantar a María Elena Santa Marta, Elenita, como le decimos sus amigos, quien el 10 de setiembre cumplió 90 años.

Dice Estela Casco: “Generalmente los homenajes se hacen póstumos pero vimos una buena razón de hacerlo cuando la persona está en pleno goce de sus actos. Elenita es un vivo ejemplo de fe, lealtad, de anonimato, como pilar de ésta, su Iglesia.”

Desde pequeña, junto a su familia, estuvo vinculada a la congregación metodista de Trinidad, su ciudad natal, y tuvo así el privilegio de conocer a diferentes personas que volcaron su esfuerzo y capacidad a esa congregación. Vienen a su mente tantos nombres entre los que destaca al Pastor Fortunato Puch, quien ofició la ceremonia religiosa REVISTA METODISTA N° 228 - Noviembre/Diciembre 2019

A Dios sea la gloria y que el ejemplo de Elenita nos dé ánimo para seguir firmes a Jesucristo.

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Fe cristiana y política ayer y hoy

Raúl Sosa

Toda religión, y de manera particular el cristianismo, es al mismo tiempo un hecho espiritual y un hecho cultural, y en ese sentido necesariamente interactúa, de una u otra manera, con la sociedad en sus diferentes dimensiones. Esto significa que la relación entre cristianismo y política es inevitable e indiscutible. Lo que sí se puede y se debe discutir es qué tipo de relación adoptan –de manera consciente o no– las cristianas y cristianos, y las Iglesias como configuraciones institucionales de la fe y cuál es el que más se corresponde con la visión y propuesta de Jesús. Entre el hambre y la sed de justicia y el hambre y la sed de poder

Este formato sacralizador-restaurador ya aparece de manera incipiente entre los discípulos de Jesús, particularmente en los hijos de Zebedeo cuando, en virtud de la asociación de Reino de Dios y poder, le piden a Jesús ser parte del poder sentándose uno a su derecha y el otro a su izquierda (Marcos 10:35-45). Pero sus puntos más altos en la historia los encontramos a partir del momento en que el cristianismo fue oficializado como religión del Imperio romano y en el régimen de Cristiandad, donde la cruz y la espada se convirtieron en las herramientas de la conquista territorial, ideológica y civilizatoria.

Como el cristianismo de hoy es heredero del de ayer, la historia importa y aporta lucidez. A través de la historia podemos constatar tres formatos diferentes de la relación entre cristianismo y política; tres formatos que conviven en el tiempo y que, con las variantes propias de cada momento histórico, atraviesan toda la historia, desde la época de Jesús hasta nuestros días. - Formato sacralizador-restaurador. No es casual que se haya acuñado la fórmula “sociedad occidental y cristiana”; esta expresión pone claramente de manifiesto que existe un orden establecido que, más allá de su racionalidad política y con el propósito de sostener dicha racionalidad, busca legitimación y perpetuación en el cristianismo. Ese orden establecido acaba siendo, entonces, el resultado de una alianza entre los sectores que detentan el poder político, económico y militar, y aquellos que forman parte de la institucionalidad cristiana, especialmente los que la conducen y modelan su comprensión de la realidad. En última instancia, la relación entre cristianismo y política se convierte en una alianza de poder en la que el cristianismo sacraliza el orden imperante apuntalándolo y restaurándolo cuando este orden se resquebraja o se siente amenazado, mientras que el poder, por su parte, le confiere al cristianismo una posición de privilegio que presuntamente beneficiará el cumplimiento de la misión de difundir el evangelio e instaurar el Reino de Dios.

Hoy el formato sacralizador-restaurador ha adquirido renovados bríos en la alianza de los sectores conservadores del poder político, económico, y militar con el fundamentalismo cristiano que se ha volcado a la política con una agenda moralizadora en defensa de los valores de la identidad y tradición nacionales, de la familia nuclear heteropatriarcal y de la propiedad privada como el derecho al que se subordinan todos los demás derechos. El ejemplo más cercano de este tipo de relación entre cristianismo y política se ve en el Brasil de Bolsonaro1 pero, sin duda, hay otros igualmente notorios y retrógrados, aunque más lejanos en la geografía. - Formato de abstención y aislamiento. Este formato nace como una reacción contestataria al anterior y ha

1 Esa suerte de lema acuñado por el “bolsonarismo”: “buey (poder económico), biblia (Iglesias y bancada evangélica) y bala (fuerzas de seguridad y militarismo)” acredita la fuerte presencia del formato sacralizador-restaurador hoy en Brasil.

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estado encarnado a lo largo de la historia por sectores y grupos del cristianismo que percibieron cómo en la alianza con el poder, el hambre y la sed de justicia indefectiblemente se vuelven hambre y sed de poder, corrompiendo la fe y la Iglesia. En medio de esa especie de “mundanización” de la Iglesia, esos grupos optaron por abstenerse del accionar político y por el aislamiento como forma de preservar la pureza de la fe. Ciertas veces esta abstención y aislamiento implicó un abierto rechazo a la política, otras veces simplemente fue considerado un mecanismo de defensa o una forma de presencia testimonial donde el plano comunitario se presentaba como el ámbito específico de la fe, volviendo irrelevante y carente de eficacia el accionar sociopolítico.

porque lo profético, en el sentido bíblico al que aquí nos referimos, no devalúa la construcción humana de la historia como si ésta fuera permanentemente ajena y opuesta al quehacer y al proyecto salvífico de Dios. Por el contrario, constata que Dios se revela y actúa en la historia alentando a los seres humanos a descubrir los signos del Reino y los desafíos que esos signos estimulan. Y, por supuesto, el ámbito de lo político jamás puede permanecer al margen de dichos signos y desafíos.

En el tiempo de Jesús, formaban parte de esta corriente los esenios, un grupo que se había retirado al desierto y que Juan el Bautista seguramente integraba. A lo largo de la historia, los monasterios, como contracara de una Iglesia entregada al poder y a la riqueza, constituyen un mojón de esta postura. Más acá en el tiempo, las comunidades de vida, así como las Iglesias, especialmente de corte evangélico, que plantearon una absoluta separación entre “las cosas de Dios” y las “del mundo” también le dieron continuidad al formato de abstención y aislamiento.

Desde la perspectiva profética, las cristianas y cristianos tienen una responsabilidad política: la responsabilidad de ejercer una conciencia crítica que sea capaz de detectar los verdaderos problemas que golpean a la sociedad, sin dejarse llevar temerosa e incautamente por las agendas políticas que engañosamente se postulan como la mejor solución para todos cuando, en realidad, representan los intereses de unos pocos privilegiados y beneficiarios del poder. Una vez puestos de relieve los problemas a los que la sociedad realmente debe enfrentarse, tanto los urgentes como los de mediano plazo, las cristianas y cristianos están llamados a sumar esfuerzos con otros y con otras en la construcción de una sociedad más justa, solidaria, inclusiva y fraterna, confiados en que si buscamos el Reino de Dios, Dios mismo añadirá la inspiración, la dirección, la esperanza, la paciencia y la fortaleza que, desde lo puramente humano, resultan imposibles.

El problema con este formato es que si bien se presenta cuestionador de la Iglesia en su alianza con el poder, al ignorar la relación ineludible entre fe y política, acaba siendo funcional al orden establecido. Por otra parte, como consecuencia del aislamiento, fácilmente se convierten en grupos cerrados, y el encierro siempre es una atmósfera propicia para el espíritu y la mentalidad conservadores. - Formato profético. Este tercer formato está en las antípodas del primero porque, en lugar de asumir la perspectiva del poder, su visión se construye desde las víctimas, es decir, desde las personas y grupos oprimidos, excluidos y condenados a cargar las dolorosas cruces sembradas por el orden imperante. Precisamente porque se ubica allí donde la injusticia y el dolor claman, el formato profético posee una esencia cuestionadora que fomenta una conciencia crítica. Impulsa una conciencia que al mismo tiempo que pone al descubierto las injusticias e iniquidades de la realidad presente, también hace visible la utilización cómplice de la religión y su falseamiento como instrumento legitimador, en lugar de ser fuerza de redención, dignificación, humanización y transformación, que es lo que el cristianismo invariablemente está llamado a ser.

Porque Jesús encarnó la perspectiva profética, inició su ministerio proclamando aquellas palabras de Isaías que conectan la visión y el compromiso de la fe con un accionar de innegable contenido político: «El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos y a predicar el año agradable del Señor». (Lucas 4:16-19)

Por otra parte, el formato profético toma distancia de la abstención y el aislamiento de cara a lo político,

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Dado que nuestra fidelidad también se juega en las consideraciones y decisiones políticas que adoptemos, no puede haber lugar a confusión: ni acólitos del poder ni prescindentes de la esfera sociopolítica, sino una firme conciencia profética que se ve concretada en la revulsiva, inconformista e insaciable hambre y sed de justicia.

acerca de la conexión entre verdad, paz y justicia. Tan así es que la ausencia de verdad impide la justicia, y la injusticia detiene a la verdad (Romanos 8:18). No cabe duda de que la sociedad uruguaya tiene una gran deuda con la verdad, una deuda que hay que saldar de una vez por todas. Solo los programas políticos y los partidos que seriamente asuman la causa de la verdad podrán hacer posible la aspiración a vivir en una sociedad reconciliada que logre sanar esas heridas extremadamente dolorosas, que aún siguen estando a flor de piel.

Los parámetros de la conciencia profética Hoy estamos en un momento similar al que plantea Deuteronomio 30:15-20: debemos elegir, y para ello hay que discernir entre lo que será de bendición para nuestro pueblo y lo que no. Vale la pena, entonces, enumerar algunos criterios bíblicos que modelan una conciencia profética consistente con el evangelio del Reino, que hace posible descubrir por dónde pasa la bendición.

- El amor echa afuera al miedo (1 Juan 4:18). Estas palabras nos llevan a una conclusión de enorme actualidad: la vía para alcanzar mayor seguridad no es potenciar el miedo, sino potenciar la solidaridad social que no se conforma con combatir el delito, sino que se propone una apuesta mayor: incluir, educar, recuperar y transformar vidas atrapadas en los laberintos de la iniquidad. Si se opta por colocar el miedo en el centro de la escena social, la consecuencia será la contraria a la esperada y proclamada, porque el miedo, querámoslo o no, le abre la puerta al autoritarismo y a una mayor violencia. Por eso, bien añade el texto 1 Juan: el miedo lleva en sí el castigo.

- Los últimos deben ser los primeros (Mateo 19:30 y 20:16). Cuando se elaboran programas y planes, cuando hay que tomar decisiones, en todos los órdenes de la vida, pero de manera particular en lo político, un dato fundamental es saber reconocer dónde están las prioridades. En tal sentido, el evangelio es claro y categórico: habrá bendición allí donde los postergados y relegados social y económicamente tengan la prioridad. De manera que, ante cualquier propuesta política, la conciencia profética siempre lleva a preguntarse: ¿dónde están puestas las prioridades?, ¿quiénes se benefician primeramente con dicha propuesta?

- Dios es por todos y en todos (Efesios 4:6). Si es así, y estamos convencidos de que es así, nadie debe quedar afuera: ninguna persona, cualquiera sea el sector social o la identidad de género, debe ser negada ni excluida. La concreción social de esa bendición para todos y todas es la afirmación de los derechos de todas y todos. A mi entender, el gran desafío que hoy se nos plantea social y políticamente es no quedarnos en el reconocimiento de leyes que garantizan derechos, que de por sí ya son algo muy positivo, sino avanzar hacia una cultura de derechos. Si esto no acontece, es de presumir que nos seguirá golpeando la tragedia de los feminicidios, de la violencia contra las mujeres y contra niñas y niños, de los abusos y acosos, del prejuicio y del rechazo a los diferentes.

- La abundancia debe ser para todos y el único camino para alcanzarla es el compartir (Juan 6:113). En la Biblia, la abundancia es bendición y don de Dios cuando es abundancia para todos; cuando la abundancia se privatiza y queda en las manos de unos pocos, se vuelve maldición para los muchos. Por eso, compartir y abundancia, en ese orden, están directa y causalmente relacionados, es decir, el compartir lleva a la abundancia. Cuando invertimos el orden, no sucede lo mismo: la abundancia, por lo general, no lleva a compartir, sino a acumular. Creo que este criterio evangélico profético debe iluminar la discusión y la decisión acerca de si primero hay que generar riqueza para que luego derrame y alcance a todos o si hay que distribuir mejor la riqueza para poder alcanzar un mayor crecimiento económico.

Sin duda, las próximas elecciones, como cada elección, nos colocan ante el desafío de elegir bien, y para elegir bien, el evangelio nos convoca a una conciencia crítica y nos aporta parámetros que se alinean con el Reino. Aquí he señalado algunos, a mi modo de ver, fundamentales; es tarea de cada una y cada uno discernir si hay otros que es necesario tener en cuenta.

- Para llegar a la libertad, así como a la paz y la justicia, hay que pasar ineludiblemente por la verdad (Juan 8:31 y 32). No solamente contamos con estas palabras de Jesús en el evangelio de Juan, sino que, además, a lo largo de toda la Biblia se nos previene

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Prepararse para el encuentro con Jesús ¿Cómo vivía el pueblo judío en el tiempo de Juan Bautista y de Jesús?

Pastor Ademar Olivera

subyugados, además de la obediencia absoluta al Emperador, a los gobernantes regionales, y a las leyes del Estado, una cantidad de impuestos para sostener el régimen: por posesión de la tierra, por producción agrícola, por uso de vías y rutas, etc. Si bien estos impuestos se aplicaban a todos, los más perjudicados eran los sectores más pobres: campesinos, jornaleros y pequeños artesanos, quienes además eran víctimas de la corrupción, de los abusos de poder y de los sobornos, que eran muy frecuentes en ese entonces. Por otro lado, estaban los impuestos religiosos: al templo, a las primicias de las cosechas, por hijos, sacrificios de animales, diezmos, donaciones y gastos en las peregrinaciones durante las fiestas en Jerusalén.

En lo religioso, había varios grupos que, apoyados en textos proféticos del Antiguo Testamento, anunciaban la cercanía del fin de los tiempos cuando se cumplieran las promesas de Dios para su pueblo, lo que generaba gran expectativa.

Éste es el contexto en el que aparece en forma sorpresiva Juan Bautista, en medio del desierto árido y desolado, como un profeta que ha recibido un mensaje por inspiración divina, en ese lugar que espera un tiempo nuevo y anhela la revelación de Dios. La faceta singular que lo distingue es la vestimenta rústica y el alimento frugal, el tener lo mínimo para subsistir. Sin embargo, lo que más impacta no es su extraña y extravagante figura, sino su mensaje, tan provocativo como cautivante.

Dentro del judaísmo existían partidos o sectas, cada uno con características, intereses y hábitos diferentes, que competían entre sí tanto en lo religioso como en lo político-económico. Los más destacados eran: Fariseos, quienes se consideraban los verdaderos judíos por guardar y practicar rigurosamente la Ley de Moisés y la tradición escrita y oral, postura que exigía la división entre puros e impuros; Saduceos, que pertenecían a familias sacerdotales de Jerusalén, una casta social de la aristocracia, grandes comerciantes y terratenientes; Escribas, sacerdotes y personas eruditas con alta formación en las Sagradas Escrituras; Zelotas, grupo nacionalista radical que luchaba por lograr la liberación de su pueblo del yugo romano; y Esenios, quienes vivían en comunidad con prácticas muy ascéticas.

No existe una biografía de Juan. Sólo se dice, en el Evangelio de Lucas, que pertenecía a una familia sacerdotal, hijo de Zacarías e Isabel. De ahí que sorprenda que no haya comenzado su actividad en el Templo, sino que elija el desierto, tal vez para subrayar su identidad y porque eso le da mayor autoridad y libertad para trasmitir su mensaje. Para definir el carácter y significado de su presencia podemos recordar el canto de Zacarías: “En cuanto a ti, hijito mío, serás llamado profeta del Dios altísimo, porque irás delante del Señor preparando sus caminos, para hacer saber a su pueblo que Dios les perdona sus pecados y les da la salvación” (Lc. 1:76-79). Además,

En el aspecto socio-político-económico, las condiciones eran muy duras en Judea y Palestina, especialmente desde el reinado de Herodes, sucedido por el de sus hijos Arquelao, Herodes Antipas y Filipo. El Imperio Romano imponía a los pueblos REVISTA METODISTA N° 228 - Noviembre/Diciembre 2019

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es muy significativo el testimonio de Jesús sobre él: “(Juan) (…) es más que un profeta. Éste es de quien está escrito ‘He aquí yo envío mi mensajero delante de ti, que preparará por delante tu camino’ (cita de Malaquías).” (Mateo 11:9ss.). En síntesis, Jesús afirma que Juan es más que un “simple” profeta. Es el profeta mayor anunciado, cuyo propósito es “preparar al Señor un camino en el desierto” (Isaías 40:3; 9:1-2). Juan es el precursor del Mesías, el eslabón que une la Antigua y la Nueva Alianza, el inicio del tiempo de salvación, el tiempo en que el reino de Dios es anunciado y se hace realidad en Jesús de Nazaret. La modestia de Juan confirma su rol: “Después de mí viene uno más poderoso que yo, que ni siquiera merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua; pero Él los bautizará con el Espíritu Santo.” (Marcos 1:7-8). En cuanto a su mensaje, llama la atención su hincapié en la inminencia de la llegada de Dios. No hay tiempo que perder, es “ya”, ahora mismo, es tiempo de decisión, de penitencia, que exige la conversión, un cambio de mente y de vida, volverse a Dios. A la penitencia le sigue el bautismo (que para él es algo urgente) como símbolo de purificación. Finalmente, señala que la conversión se manifiesta en los frutos. Son las buenas obras de misericordia, es la solidaridad con los necesitados, lo que permitirá acercarse a Dios. Esos frutos son la “prueba de fuego” que avala la autenticidad de la conversión, que tiene alcance no sólo individual sino social, pues se dirige a representantes de la sociedad civil y religiosa de su tiempo.

abuso de poder. En suma, a Juan le duele la injusticia que ve, donde la clase dominante es favorecida por el régimen político aumentando sus riquezas, mientras la mayoría del pueblo sufre explotación y miseria. Es así que asume el rol de “pastor” que guía, defiende y ofrece esperanza al pueblo. Alerta a quienes ponen su confianza en el cumplimiento estricto de una doctrina o en la pertenencia a un sector privilegiado por ser elegido de Dios, considerando que lo fundamental es la conducta humana y la relación con los demás. En esa línea, Jesús dirá más tarde, citando a Oseas, “Misericordia quiero y no sacrificios”. Y tan severo como Juan pronunciará sus juicios en los “¡Ay de ustedes!” (Mt.23:13 ss.; Lc.11:37 ss.). La respuesta de Jesús al sufrimiento de los pobres y oprimidos es el anuncio que trae: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado para llevar la buena noticia a los pobres; me ha enviado a anunciar libertad a los presos y dar vista a los ciegos; a poner libertad a los oprimidos; a anunciar el año favorable del Señor.” (Lc. 4:18 ss.).

Sorprende la dureza al dirigirse a Fariseos y Saduceos con la expresión “Raza de víboras”, un insulto inaudito pues la comparación con animales, en forma despectiva, de desprecio, sólo se utilizaba para los no judíos, nunca hacia los propios judíos. Sin embargo, a ellos les dice que pertenecer a una raza, religión, casta o sector privilegiado, no es garantía de salvación, pues también ellos deberían convertirse para poder discernir el nuevo tiempo de Dios. Asimismo, llama a compartir con los más necesitados, a cumplir la tarea de recaudar impuestos con corrección y evitar todo acto de corrupción y

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Navidad: el rostro humano de Dios

Américo Jara Reyes Obispo Iglesia Metodista Argentina

“Él es el eterno Niño, el Dios que faltaba; el divino que sonríe y que juega; el niño tan humano que es divino”. F. Pessoa

La navidad nos muestra que Dios se encarnó para ser Sol de justicia que nos trae salvación, para darnos alegría, esperanza, fe, paz, amor. Lo que no debemos perder de vista es el poder transformador de ese acontecimiento, para no quedarnos tan solo con el relato de lo sucedido.

Con el nacimiento de la Iglesia Imperial en el siglo IV surge también la cristianización de la fiesta romana al Sol Invictus. El emperador Constantino, gran estratega unificador del Imperio, promueve el cambio de la fiesta que se conmemoraba del 22 al 25 de diciembre en honor al regreso del Dios Sol después de varios días invernales de oscuridad. El nacimiento del solsticio romano se transformaba en metáfora del nacimiento de Jesús: “Sol de justicia que traerá salvación”.

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“Cuando se manifestaron la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador, él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia, sino por su misericordia”. (Carta a Tito 3:4-5) En estos tiempos de desencuentro y confusión, cuando los valores éticos y solidarios parecen juegos

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ingenuos, cuando el cristianismo es más entendido como adoración cultural o entronización mística, resulta clave fortalecer una vinculación auténtica con el rostro misericordioso de Dios en Jesús y su papel transformador de la vida.

eso estaba cuando sintió que unos pasos lo seguían. Unos pasos de algodón: se volvió y descubrió que uno de los enfermitos le andaba detrás. En la penumbra, lo reconoció. Era un niño que estaba solo. Fernando reconoció su cara ya marcada por la muerte y esos ojos que pedían disculpas o quizá pedían permiso.

El teólogo Suizo Hans Küng comenta sobre la NAVIDAD: “Se es cristiano cuando se apunta al compromiso humilde en favor del prójimo, a la solidaridad con los desheredados, a la lucha contra las estructuras injustas; disposiciones de gratitud, de libertad, de generosidad, de abnegación, de alegría, como también de indulgencia, perdón y servicio…”

Fernando se acercó y el niño lo rozó con la mano: –Decile a… –susurró el niño–. Decile a alguien, que yo estoy aquí”. Navidad es el misterio de Dios que se vuelve humano, demasiado humano. Se convierte en carne para habitar el ‘nosotros’ vulnerable, piel y venas, sangre y respiración, pies descalzos y corazón desnudo.

¡A vivenciar y experimentar la Navidad como fuerza liberadora para una misión en el mundo, con el Espíritu del Señor, realidad presente aquí y ahora! ¡Abrir los brazos para acoger, proteger, promover e integrar! ¡Hospedar, que es abrazar, acoger, acompañar, hacer sentir a la otra y al otro que no está sola, que no está solo!

Todo niño quiere ser hombre. Todo hombre quiere ser rey. Todo rey quiere ser ‘dios’.

Recuerdo, al escribir, el breve relato del gran Eduardo Galeano, “Nochebuena” en “El libro de los abrazos”:

Solo Dios quiso ser niño. Que haya alegría por la llegada de un Dios profundamente humano que decide acampar entre nosotros. Salgamos confiados a su encuentro y abrámonos confiados a su gracia.

“Fernando Silva dirige el hospital de niños, en Managua. En vísperas de Navidad, se quedó trabajando hasta muy tarde. Ya estaban sonando los cohetes, y empezaban los fuegos artificiales a iluminar el cielo, cuando Fernando decidió marcharse. En su casa lo esperaban para festejar. Hizo una última recorrida por las salas, viendo si todo quedaba en orden, y en

¡En el rostro del niño, la aurora de la humanidad! Celebremos que Dios irrumpe en medio de la vida para nuestro bien. + (PE)

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Proyecto Socioeducativo “Hogar Amanecer”1

Alicia Almeida Cantoni

Actualmente, la Federación Hogar Amanecer, como una Organización de la Sociedad Civil (OSC) tiene bajo su responsabilidad la dirección de un Proyecto Socioeducativo, dirigido a una población de niños, niñas y adolescentes (NNA) cuyas edades oscilan entre los 5 y los 18 años. En el momento, hay 41 NNA en el padrón, que son responsabilidad del Hogar, 17 en residencia (dentro del hogar, bajo la modalidad 24 horas) y 24 en contexto (con familia de origen, familia amiga o familia ajena).

La Iglesia Metodista en el Uruguay (IMU) y la Congregación Evangélica Alemana de Montevideo (CEAM) conforman desde 2003 la Federación Hogar Amanecer, con Personería Jurídica propia, cuya misión es trabajar en función del restablecimiento de los derechos de la Infancia, teniendo como eje rector los principios del Evangelio de Jesús, en concordancia con las leyes nacionales e internacionales tales como el Código de Niñez y la Adolescencia y la Convención de los Derechos del Niño. El trabajo que hoy se desarrolla en favor de la infancia hace parte de la herencia y el compromiso de fe recibidos del matrimonio formado por el pastor de la lglesia Bautista Juan Antonio Luise y su esposa Criselda Serrón, quienes, en 1956, decidieron convertir su casa en un lugar de albergue para muchos menores de edad que vivían en permanente riesgo por las condiciones sociales complejas en las que estaban inmersos (maltrato, abuso, vulneración de derechos y negligencia, entre otros). El denodado compromiso de ambos estuvo cimentado siempre en el amor de Jesús, la justicia, la misericordia y el servicio al necesitado.

El Proyecto Socioeducativo se lleva a cabo en convenio con INAU, y actualmente constituye un Centro de Acogimiento y Fortalecimiento Familiar (CAFF). A partir de esta reconversión, pasó de ser un Hogar Residencial a ser un CAFF, siempre dentro del sistema de protección integral 24 horas. Esto implica que además de desarrollar estrategias cotidianas de cuidado, se enfrenta al reto de contribuir a que los NNA encuentren redes familiares de cuidado y protección. Lo anterior, con el propósito de generar estrategias que posibiliten la desinternación de los

1 Lic. en Psicología. Alicia Almeida Cantoni. Directora Proyecto Socioeducativo “Hogar Amanecer”, ubicado en Av. de las Instrucciones 4145, Montevideo-Uruguay. E-mail: hogar_amanecer@hotmail.com, teléfono:22223555.

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NNA, en el menor tiempo posible, por medio del establecimiento de vínculos significativos y cercanos. Con esta medida se busca restaurar el derecho a que los NNA puedan vivir en familia. Es así que se debe promover e implementar el acogimiento familiar, procurando que las familias de origen recuperen las capacidades de cuidado, y cuando esto no es posible se deben generar estrategias para su desvinculación definitiva mediante otros procesos de cuidado. Para realizar este trabajo, se cuenta con personal en las áreas de dirección, administración, mantenimiento, cocina, educación, psicología y atención social. Hay tres educadores por cada turno de 8 horas todos los días del año. Los NNA estudian fuera del Hogar en instituciones cercanas, participan en clubes de niños y en diferentes propuestas sociales y culturales del sector, así como en actividades de las distintas Iglesias. Se trata de NNA que por su experiencia de vida requieren de cuidados especiales, lo que implica atención odontológica, médica, psicológica y psiquiátrica de manera sistemática y específica para este tipo de población. El hogar, tiene además dos psicólogas que trabajan con los NNA que requieren de atención individual, y con sus familias. Se cuenta con una especialista en dificultades de aprendizaje, que acompaña el proceso educativo de cada NNA. Asimismo, trabajan tres profesionales en el área social, quienes realizan las visitas a las familias en contexto, acompañan los procesos de visitas de las familias al hogar, entrevistan a familias que hacen parte de otros procesos de cuidado, ya sea como familias amigas o ajenas, y envían información a INAU, juzgados, entre otros. Cada año tres voluntarios alemanes vienen para apoyar y acompañar las tareas que se hacen desde el Proyecto Hogar Amanecer. Su trabajo es invaluable, facilitando muchos de los procesos que se realizan diariamente.

más cuidados y atención. Implican salidas no autorizadas, en muchos casos hospitalizaciones y, por ende, coordinar acciones administrativas adicionales, así como incrementar la disponibilidad y flexibilidad de los recursos humanos, ya que siempre debe haber un educador con el menor hospitalizado. La tarea es un gran desafío para el personal que a diario ejecuta el proyecto, así como para las Iglesias que hacen parte de la Federación, donde es preciso acompañar, comprender, sostener, dirigir, administrar, servir, concientizar acerca de la necesidad de ser garantes de los derechos de la infancia desde el diario caminar, como hombres y mujeres de fe, cuyo compromiso es con la vida plena, la esperanza, la fe, la justicia y la opción preferencial por todos aquellos que sufren, tal como fue la opción de Jesús.

El hogar está siempre en constante movimiento, hay momentos de gran actividad lúdica y educativa, que proporcionan felicidad, pero también hay momentos en que se vive el dolor, la angustia y el sufrimiento psíquico de los NNA. Esos son los momentos en que se presentan crisis o descompensaciones emocionales y comportamentales que demandan

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¿Tuvo Jesucristo cuatro hermanos? ¿Y, además, varias hermanas? Estudiosos del Evangelio llevan años defendiendo lo que el hallazgo de un osario en Jerusalén parece confirmar: que el Mesías no fue hijo único

José M. Vidal

José, la madre, María, y el hijo, Jesús. ¿Qué dicen la historia y la exégesis moderna al respecto? A pesar de ser el personaje más estudiado y analizado por la cultura occidental, Jesús sigue siendo uno de los más desconocidos. Poco se sabe con exactitud del hombre al que 1.000 millones de personas veneran como el Hijo de Dios. Siglos de manipulaciones borraron las escasas pistas sobre su realidad, y si de su vida sabemos poco, de su infancia y de su familia, menos. Los abuelos maternos de Jesús no aparecen en los Evangelios, pero la tradición cristiana no podía dejar al Niño sin abuelos por línea materna. Sería un pecado contra la ternura. Es así que ese hueco lo rellena piadosamente el Protoevangelio de Santiago, un texto apócrifo del siglo II, en el que aparecen Joaquín y Ana como padres de María.

«¿No es éste el carpintero, el hijo de María y el hermano de Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están sus hermanas entre nosotros?», se preguntan extrañados los vecinos de Nazareth (Marcos 6, 2-5) al ver a Jesús convertido en un predicador de campanillas. Referencias como ésta a los hermanos de Jesús hay varias en los Evangelios canónicos. ¿Tuvo Jesús hermanos carnales y, por consiguiente, la virginidad de María debe ser entendida en sentido simbólico?

De la abuela paterna tampoco hay rastros. El abuelo paterno, en cambio, figura en los Evangelios de Mateo y de Lucas, pero con distinto nombre. En la genealogía de Mateo se le llama Jacob, y en la de Lucas, Helí. Con las genealogías se busca emparentar a Jesús con David a través de José. De lo contrario, no sería el Mesías. De José, el padre de Jesús, también sabemos poco. Era un tekton (obrero de la construcción) y en los propios Evangelios su nombre se cita en contadas ocasiones, para después desaparecer sin dejar rastros. Es posible que muriese pronto.

La cuestión no solamente ha dividido a lo largo de la Historia a protestantes, ortodoxos y católicos, sino que está siendo profundamente debatida en el seno de la propia Iglesia, existiendo posturas encontradas. Algunas de ellas salieron de nuevo a la luz cuando se desveló el hallazgo en Jerusalén de un osario con la inscripción «Jacobo, hijo de José, hermano de Jesús».

En cuanto a María, los Evangelios aseguran que era una virgen de Nazareth que concibió por obra del Espíritu Santo y dio a luz a su hijo primogénito sin perder la virginidad. Este hecho sustancial del cristianismo es también su gran misterio fundador. Un trabalenguas para la razón y un golpe de la genial

Según la tradición católica, la familia de Jesús (a la que se suele aludir como Sagrada Familia), estaba compuesta únicamente por tres miembros: el padre,

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audacia de Dios. Porque lo decisivo no es que Jesús haya nacido de una virgen. Muchas religiones hacen nacer a sus fundadores de vírgenes. Solamente una le convierte en Hijo de Dios. Los Evangelios hablan a menudo de los «hermanos» de Jesús. Durante siglos se discutió si la palabra griega adelfos significaba a la vez hermano y primo. Hoy, sin embargo, parece claro que María y José tuvieron cuatro hijos (Jacobo, José, Judas y Simón) y algunas hijas. Donde se dividen los cristianos es a la hora de calificar a los hermanos de Jesús. Para los ortodoxos, se trata de hermanastros, hijos de un anterior matrimonio de José. Para la mayoría de los protestantes, son hermanos carnales. Para los católicos, en un intento por salvaguardar la creencia de que María fue virgen «antes, durante y después del parto», son primos. Pero muchos exegetas católicos creen sin problema que Jesús tuvo hermanos y hermanas de sangre y que la virginidad de María, más allá de algo físico, consiste en su total transparencia y disponibilidad al plan de Dios. «La mayoría de los exegetas sostenemos la existencia de hermanos carnales de Jesús, pero no lo decimos muy abiertamente para no crear escándalo. Esta cuestión, como otras muchas, necesita un tiempo de profundización en la Iglesia», asegura un estudioso de la Biblia español y católico.

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Esa es la línea en que se sitúa, por ejemplo, el jesuita norteamericano John Meier en su monumental obra en varios tomos “Un judío marginal” (Ed. Verbo Divino), cuya autoridad es reconocida hasta por los teólogos más moderados. «Acepto la virginidad de María y, al mismo tiempo, me parece que lo más probable es que Jesús naciese de la relación carnal de María y José, porque virginidad significa que Jesús nace del misterio de Dios», explica Pikaza, autor de “Las instituciones del Nuevo Testamento” (Ed Trotta). Y añade: «Ya sé que diciendo esto me arriesgo, pero para eso soy teólogo. No solo tengo el derecho, sino el deber de expresar libremente el fruto de mis investigaciones. Es mi papel en la Iglesia». Antonio Piñero, catedrático de Filología del Nuevo Testamento de la Universidad Complutense, asegura que «lo que les interesa a Mateo y a Lucas es dejar claro que el héroe Jesús tuvo un nacimiento misterioso. Lo que hiciera después María no les importa. En la Iglesia primitiva nadie defendía la virginidad absoluta de María. Solo a partir de San Jerónimo, en el siglo IV, se postula la virginidad física y total de María. Desde una lectura de los textos evangélicos no mediatizada por la fe está claro que Jesús tuvo hermanos y hermanas y que su familia fue una familia judía corriente».

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Aniversario de la Iglesia Metodista de Artigas - Uruguay 17 y 18 de agosto de 2019

Erica Vera Teodoro

En la memoria de quienes forman parte de esta Iglesia quedan grabados los recuerdos de muy buenos pastores que hicieron mucho por la Congregación: Celestino López, un artiguense que se hizo cargo de la Iglesia, y que según cuenta la pastora Ilda, le enseñó a leer a partir de la Biblia; el pastor Gustavo Garello, y su esposa Cristina, tan recordados y apreciados no solamente dentro sino también fuera de la Iglesia; el pastor Lair Villagrán y su esposa pastora María Gracia, de la Iglesia Metodista de Quaraí; el pastor Vidal Balderramos y su esposa Giovanna Romero. También son recordados con mucho cariño jóvenes como Roberto Beltrami y Leonardo Goyret. En este contexto es que nace la idea de celebrar a la Iglesia y es así que en una tarde de agosto se resuelve festejar los 61 años de Congregación oficial y los 65 años de presencia Metodista en Artigas.

La Iglesia Metodista de Artigas fue fundada oficialmente en el año 1958, siendo Ilda Vence su primera pastora, en su primera salida de su ministerio al interior.

En dicha celebración participaron el Presidente de la Iglesia Metodista del Uruguay, Alfredo Alcarraz, la Presbítero Responsable del Circuito Litoral Norte, pastora Araceli Ezzatti y la pastora Mary Estefan.

Recientemente Ilda, que es ahora una pastora jubilada de 92 años, ha enviado una nota en la que recuerda con gran afecto y especial sentido de pertenencia sus vivencias en esta Comunidad, que comenzaron con la fundación de la Iglesia hace más de 60 años. Quienes tienen la dicha de conocerla, saben que Ilda es un querible ser humano que ha dejado huellas en muchos adolescentes de la época, acompañando de manera especial a los hermanos José y Eduardo Morelli, a Nene de los Santos (padre de Zully), a doña María Elena Farías y a dona Eva Guillen.

El festejo contó además con la visita de hermanos de la iglesia Metodista de Salto, así como de las Iglesias amigas del departamento de Artigas, del Cuerpo de Ejército de Salvación de Artigas, de la Iglesia Renacer en Cristo de la Asamblea de Dios Uruguay, del Cuerpo del Ejército de Salvación de Quaraí y de la Iglesia Metodista de Quaraí. El sábado 17 de agosto tuvieron la predicación de la pastora Mary Estefan sobre el texto de Éxodo: 14:15: “Entonces Yavé dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? ¡Di a los hijos de Israel que marchen!”

La historia de la Iglesia nace a partir de reuniones que se celebraban en las diferentes casas de los misioneros que se acercaban por el año 1954. En ese tiempo, los artiguenses atravesaban la cruzada del río Cuareim para congregarse en la Iglesia Metodista de Quaraí, Brasil, que recientemente ha cumplido 93 años de presencia en la zona.

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Sobre ello reflexionó la pastora invitando a todos los presente a pensar y dejar pensar, y sobre todo a pensar y obrar. En ese sentido expresó: “Todo comienza dando el primer paso. Quizá es tiempo de

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MENSAJE DE PASTORA ARACELI EZATTI 18 de agosto 2019 ROMANOS 10 : 14 Y 15 El día después de la fiesta. Agradecemos, recordamos y empezamos a recorrer el otro año. El pasaje elegido para la Celebración viene al caso. Las preguntas del texto son muy severas y urticantes y generan problemas para los judíos cristianos en la Roma de ese momento. Pablo cree que ellos no entendieron el mensaje de Jesús, que es un recado para todos. Un mensaje que indica que la salvación es por fe y no por obras. Entonces… ¿cómo creerán?, ¿a quién van a oír?, ¿cómo predicarán si no son enviados? Si nadie les habla de Jesucristo, no se convertirán. Hablar no es escuchar sermones en el culto, sino dar testimonios personales.

ponerse a orar y marchar. La primavera nos invitara a renacer, a hacer cosas por el barrio, el departamento. Trazar planes de vida y esperanza en el nombre del Señor. Crecer, sumar, marchar dando razones que somos Metodistas.”

Ese es el compromiso de una verdadera Comunidad Cristiana: anunciar el evangelio de Jesucristo liberador.

A lo largo de toda la celebración estuvieron presentes los cantos y alabanzas de los grupos de las Iglesias invitadas y de tres adolescentes de la Congregación: Maiara, Joana y Camila.

Hemos oído comentarios en el sentido de que en nuestras congregaciones son pocos los fieles, de edad avanzada y con cierta resistencia a aceptar a gente nueva, jóvenes, extranjeros o renovadores.

Recibieron los saludos de todos los pastores y de todas las pastoras de las Iglesias Metodistas, así como de los hermanos de Litoral argentino, de Diego Frisch y de Ruth Watson.

Frente a esto, no hacemos la siguiente pregunta: ¿nos animamos a llevar las Buenas Nuevas? Si es así debemos salir a invitar, compartir lo hermoso y bueno que se vive aquí dentro, el acompañamiento y consuelo que encontramos en la comunidad de fe. ¿Cuántas personas lo estarán esperando?

El domingo 18 celebraron el culto con Santa Cena y contaron con la predicación de la pastora Araceli Ezzatti sobre el texto elegido para fortalecer el impulso en Romanos 10: 14 – 15, cuyo mensaje se transcribe a continuación.

Que los metodistas somos pocos nadie lo niega, que muchos somos mayores tampoco, pero tenemos la Palabra al alcance de las manos, un tesoro en vasos de barro (nosotros), que como dice el Apóstol Pablo “solamente cobra vida si la compartimos”.

Para finalizar, la pastora Mónica De Cuadro dio un mensaje y una hermana de su Iglesia cantó una hermosa alabanza, a la que le siguieron los fraternos saludos entre todos los concurrentes.

Mi fe es personal pero debería desbordarse para alcanzar a otros.

Sin dudas ha sido una celebración muy enriquecedora para todos, en la que se han compartido gratos momentos entre todos quienes han asistido. Una gran bendición del Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Él nos dejó una pregunta: ¿CÓMO CREERÁN SI NO HAN OÍDO?

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Literatura

Luis N. Rivera Pagán

Este texto escrito por el teólogo Rivera Pagán es una invitación a recorrer el mundo maravilloso que nos creó Gabriel García Márquez. Y un desafío al placer de volver a leer buenos libros. “Los poetas están siempre del lado de los demonios…” Abaddón el exterminador (1974) Ernesto Sábato Buena parte de la escritura de Gabriel García Márquez consiste en seductoras reflexiones literarias sobre los mitos, utopías y tragedias de la historia latinoamericana. Al navegar en lo más esotérico de la fantasía mágica, el mistagogo autor se enfrenta a la pregunta incesante sobre las fabulosas presencias y las enigmáticas evasiones del acontecer americano. Así logra enlazar su ficcionalización de nuestro devenir con las constantes universales más profundas de la conciencia humana, como lo es el paso irreversible del mito genésico, por intermedio de la fundación de la ciudad y del idioma, al cataclismo apocalíptico, tal cual se muestra en Cien años de soledad(1967). Del génesis mítico al holocausto escatológico, por el pedregoso sendero de las utopías y sus desengaños. En su novela Del amor y otros demonios (1994) García Márquez prosigue su exploración imaginativa de la historia latinoamericana. En esta ocasión, se adentra en el siglo dieciocho y los entrecruces, en el mundo colonial americano y caribeño, de la cultura blanca, europea y cristiana y la cultura negra, africana y pagana. En este trágico relato nos la damos con una excepcional parábola del apolillamiento y decadencia espiritual de los mitos sustentadores que otrora confirieron vigor al orbe colonial. Se trata del deterioro fatal de los ensueños míticos de la arcadia original en ruta a la soledad insondable de la frustración de las utopías. Se agota el dominio espiritual de la cristiandad colonial; su reino de Dios, ensoñado por descubridores, conquistadores y evangelizadores, se transforma en averno donde rigen los demonios. Es ciertamente un texto que reclama una lectura crítica.

hábitos culturales, mestiza en su interioridad, que aspira a la libertad y al amor en un mundo colonial que es más apto para reprimir los cuerpos y las almas que para gobernarlas. Nace un día de san Ambrosio, sietemesina debilucha, semejante a «un renacuajo descolorido» con pocas probabilidades de sobrevivir. Su nodriza negra, Dominga de Adviento, ruega a santos cristianos y deidades africanas por su vida. La niña sobrevive el mal parto. La bendición de la nodriza es inmediata: «¡Será santa!» La reacción del padre, el segundo marqués de Casalduero, es diametralmente opuesta: «Será puta». Dominga de Adviento, «católica sin renunciar a su fe yoruba», cumple con los ritos y sacramentos de ambas religiosidades y la educa «como quisieron sus dioses». La bautiza en la iglesia, con el significativo nombre de Sierva María de Todos los Ángeles y, simultáneamente, la consagra a Olokun, «una deidad yoruba de sexo incierto, cuyo rostro se presume tan

Narra la fatal historia de una joven acusada por las autoridades eclesiásticas de estar poseída por los demonios. Es una joven blanca de piel, negra de

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temible que sólo se deja ver en sueños, y siempre con una máscara». En ese sincretismo entre el bautismo cristiano y la religiosidad africana, es el segundo mundo espiritual el que prevalece. Olvidada por sus padres, Sierva María se educa entre los esclavos negros. Se forma en los idiomas y las tradiciones culturales negras. Baila con la gracia y el brío de los negros, canta melodías africanas en las lenguas de los etíopes: yoruba, congo y mandinga. Come los platos de los negros y sobre su escapulario de bautismo prevalecen los collares de los orishas africanos. Por otro nombre se le conoce y prefiere llamarse ella misma: María Mandinga. Abandonada al galpón de los esclavos, se sustrae a las represiones de la sociedad colonial cristiana. Sentencia García Márquez: «En aquel mundo opresivo en el que nadie era libre, Sierva María lo era: sólo ella y sólo allí», es decir, entre los esclavos negros.

su crucifijo, clásica arma de guerra contra el diablo y sus secuaces. Sus actas, remitidas con regularidad al obispo, constituyen una secuencia de testimonios de que la joven es un maléfico instrumento satánico. El convento se convierte en lugar de maleficios, sortilegios y portentos, deliciosamente relatados por García Márquez y atribuidos a la posesión luciferina de Sierva María. Todo lo extraordinario, misterioso, accidental o trágico se le adjudica a la marquesita endemoniada. Lo diabólico, empero, es fascinante y la joven se hace muy popular entre las reprimidas clausuradas. Su espíritu libre esparce un ambiente de libertad que transgrede continuamente los códigos de santidad y pureza de la institución monacal. Se divierte simulando voces de engendros satánicos, de degollados y de espectros de ultratumba. Despliega todo un inventario histriónico del mundo subterráneo y tenebroso de la espiritualidad popular. Algunas monjas llegan a pedirle que les sirviese de alcahueta con el diablo para implorarle a este favores indignos de solicitarse al santo Dios. Una monja, encarcelada por asesinato, le ruega que le sirva de estafeta de Satanás en un trueque trascendental: su alma por la libertad. ¡Es toda una sensación! Cada transgresión, sin embargo, se apunta escrupulosamente en las actas que la abadesa redacta diariamente y que servirán de testimonio irrefutable de que Satanás y sus peores secuaces se han apoderado del alma y el cuerpo de la joven.

En el día de su duodécimo natalicio, Sierva María es mordida por un perro. Nadie hace caso del evento, hasta que se corre la voz que el animal tenía rabia y que de tres negros mordidos uno ha muerto de la terrible agonía de la hidrofobia y otros dos habían desaparecido. Otro ha muerto, tras haber sido salpicado por la saliva del perro. A oídos del obispo de la diócesis, don Toribio de Cáceres y Virtudes, llega la noticia de la joven hija del marqués que habla en lenguas idólatras, luce collares consagrados a dioses paganos, vive, viste, come y baila como los negros, no sabe quién es el dios de los cristianos, nunca asiste a misa y, además, ha sido la única mordida por el perro hidrofóbico que no ha muerto. Una situación escandalosa que exige poner en orden las cosas en «un suburbio del mundo intimidado por el Santo Oficio». Por órdenes del obispo, Sierva María es encerrada al final del convento de Santa Clara, en un pabellón solitario, «lo más lejos posible y dejado de la mano de Dios», que durante muchos años había sido usado como cárcel de la Inquisición. Ahí manda con mano de hierro la abadesa Josefa Miranda, española de nacimiento, de “familia de teólogos insignes y grandes herejes”, y con un profundo desdén a la aristocracia criolla, a la que llama «nobles de gotera». Desde que ve a Sierva María la juzga endemoniada: «Vade retro… engendro de Satanás…» son sus primeras palabras a la niña, mientras la encara con

Los procesos exorcistas caen bajo la autoridad del obispo, quien aún no se resigna a «los crepúsculos alucinantes, los pájaros de pesadilla y las podredumbres exquisitas de los manglares» americanos. América es, en su juicio, «un reino amenazado por la sodomía, la idolatría y la antropofagia… Como tierra

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los descubridores, conquistadores y misioneros se transmuta en ámbito colosal de demonios, en un reino diabólico. Quien representa el batiburrillo de sangre y la indeseable mezcolanza espiritual mejor que nadie en este texto es Sierva María/María Mandinga, africanizada de hábitos y costumbres, con una religiosidad de portentos y sortilegios negros que prevalecen sobre el sacramento cristiano de los blancos. Era también el único ser humano libre del dominio sobre los cuerpos y las almas ejercido por la iglesia y el Estado de la época y el lugar. Con su sincretismo de religiosidades representa el desafío que Satanás, el Adversario de la humanidad, lanza contra los ángeles de la luz. Exorcizarla es señal de la obstinación del poder de un imperio cuya autoridad moral y religiosa se desmorona. El obispo hace de ella la figura vicaria de los espíritus malignos que asaltan la empresa en ruinas de la cristiandad colonial y que no puede controlar.

de moros». Al recién designado virrey de Nueva Granada, don Rodrigo de Buen Lozano, le asevera con amargura y resentimiento. «Hemos atravesado el mar océano para imponer la ley de Cristo, y lo hemos logrado en las misas, en las procesiones, en las fiestas patronales, pero no en las almas». El texto que sigue representa el deterioro del mundo espiritual dominante en su empresa de colonizar y asimilar al dominado. Lo impregna una profunda frustración de las ilusiones ibéricas sobre la conquista espiritual de América, aquellas que dos siglos antes habían lanzado a las entusiastas aventuras de las armas y la fe a los Cortés y los Pizarro, los Motolinia y los Sahagún.

Inicialmente, el obispo delega la función de combatir a los demonios de Sierva María en un sacerdote de su máxima confianza: Cayetano Alcino del Espíritu Santo Delaura y Escudero. Para ser un sacerdote célibe y casto, es llamativo su apego a los poemas románticos del poeta renacentista español Garcilaso de la Vega, sobre todo los escritos en honor de una portuguesa que el bardo amó intensamente, pero nunca logró hacer suya.

«Habló… del batiburrillo de sangre que habían hecho desde la conquista: sangre de español con sangre de indios, de aquéllos y éstos con negros de toda laya, hasta mandingas musulmanes, y se preguntó si semejante contubernio cabría en el reino de Dios… ¿Qué puede ser todo eso sino trampas del Enemigo?»

En Sierva María desvelará Delaura el enigma trágico de su idolatría por la poesía amorosa de Garcilaso. La virgen enclaustrada, a la que se le atribuye todo tipo de maleficio, provoca en el alma del frágil y romántico sacerdote el peor de los demonios, el del amor apasionado. Sus intentos de rezos escapan de su voluntad y se transfiguran en los sonetos de amor del poeta renacentista. Pasa noches enteras de delirio, escribiendo versos desaforados que recuerdan más la pasión insaciable e insatisfecha de Garcilaso que los salmos bíblicos o las exhortaciones monacales a la pureza.

Las autoridades espirituales del imperio pierden la confianza en la virtud de su dominio. Es el primer paso decisivo para la crisis que se avecina y que se traducirá en una avalancha de nuevos países y estados independientes. Los obispos, quienes más que los virreyes sostienen los ligamentos imperiales, en el otoño de su hegemonía, ven más demonios que ángeles circulando en las fronteras de sus diócesis. Lo que una vez se proclamó como epopeya de los manes ibéricos y de sus heroicos misioneros, parece desteñirse y afearse, convirtiéndose en un zafarrancho mestizo e idólatra. La utopía-arcadia-paraíso de

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Así se cava un abismo entre Delaura y el obispo. Para Delaura, el objetivo es libertar a Sierva María de su enclaustramiento. Para el obispo, se trata de contener los poderes malignos que acechan la

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decadente arquitectura espiritual del mundo imperial que él representa. La ruptura no tarda en llegar. Delaura, «presa de un dolor mortal», se enfrenta una noche, en la soledad de la biblioteca episcopal, a la verdad del sentimiento que conmueve su alma. Es ocasión pavorosa de lucha angustiosa y agónica entre el espíritu y la carne. «[Delaura]… lloró con lágrimas de aceite ardiente que le abrasaron las entrañas… Entonces se desnudó el torso, sacó de la gaveta del mesón de trabajo la disciplina de hierro que nunca se había atrevido a tocar, y empezó a flagelarse con un odio insaciable que no había de darle tregua hasta extirpar en sus entrañas hasta el último vestigio de Sierva María. El obispo… lo encontró revolcándose en un lodazal de sangre y lágrimas.

exorcismo prevalece un entorno de pavor satánico. El texto fluye veloz hacia el destino trágico de los amantes, como con celeridad se aproxima hacia su fin la empresa imperial más ambiciosa de la cristiandad, la evangelización del batiburrillo de sangre americana. Delaura, rendido física y espiritualmente, se entrega en las manos del Santo Oficio. Termina cuidando leprosos, en vida íntima cotidiana con ellos, comiendo, durmiendo y lavándose en su compañía, sin nunca obtener la gracia anhelada de contraer la terrible dolencia. Por otro lado, «Sierva María no entendió… por qué no volvió [Delaura] con… sus noches insaciables… La guardiana que entró a prepararla para la sexta sesión de exorcismos la encontró muerta de amor… Los troncos de los cabellos le brotaban como burbujas en el cráneo rapado, y se les veía crecer».

‘Es el demonio, padre mío’, le dijo Delaura. ‘El más terrible de todos’». El obispo despoja a Delaura de todas sus prerrogativas, lo envía de enfermero de los leprosos en el hospital del Amor de Dios y procede a borrarlo de su corazón. «Que Dios se apiade de ti», son las últimas palabras que Delaura oye de su mentor. Pero, el demonio «más terrible de todos», el del amor, ya se había posesionado de él. Por las noches se escapa del hospital, se introduce en el convento por un túnel clandestino y entra secretamente en la celda de Sierva María. Las horas nocturnas se pasan entre los versos románticos de Garcilaso y los retozos de amor del hasta entonces casto sacerdote y la joven marquesa. Delaura la inicia en el culto de la poesía; ella en los gustos del placer corporal.

La parábola de la tragedia del desencuentro de los mundos que habitan el mundo americano concluye, empero, con una extraña nota de futuro y esperanza: los cabellos de la difunta Sierva María renacen. El crecimiento de su cabellera proclama el triunfo de la vida y el amor. Por los pueblos del Caribe, concluye García Márquez, se riega la leyenda de una marquesita, de luenga y hermosa cabellera, venerada por sus muchos milagros. Esa leyenda presagia el fin del impuesto coloniaje religioso hispánico y el surgimiento de una liberada espiritualidad en autóctona formación.

Sierva María sugiere fugarse al palenque de San Basilio, para vivir en la libertad de la cimarronería. Le ofrece tomar su destino en sus propias manos. El seducido sacerdote prefiere el camino de las ilusiones jurídicas: que ella sea declarada libre de la posesión satánica y que a él se le conceda la dispensa eclesiástica para renunciar al estado sacerdotal y casarse con su enamorada. Lo que acontece hace trizas sus ilusiones. El obispo ejecuta el proceso de exorcismo a manera de un auto de fe de un hereje contumaz o de una energúmena incorregible. A Sierva María se le corta a raíz de nuca su hermosa y extensa cabellera, se le confiscan sus collares y se le aterroriza espiritualmente. En el escenario del

Una utopía todavía inconclusa… “Brillan demonios en los ojos del inquisidor.” Las palabras andantes (1993) Eduardo Galeano

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Navidad, nacer de nuevo

Frei Betto

No hay duda de que la Navidad “papanoélica” es la única festividad en que la resaca se anticipa a la conmemoración. Tómense vinos y castañas, panetelas y pavos, y un puñado de regalos: he ahí la receta para disfrazar una fecha. Y ahogar emociones y sentimientos. Pero no es Navidad.

La Navidad es un tiempo de desazón. Apremiados por la publicidad que cambia a Jesucristo por Papá Noel, se nos desdeña como ciudadanos y se nos seduce como consumidores. Aunque tengamos dinero en el bolsillo, se instala un hueco en nuestro corazón. Aumenta la temperatura de nuestra fiebre consumista y, discípulos fundamentalistas de una secta extravagante, nos adentramos mediante una procesión motorizada en las catedrales de Mamón: los shopping centers.

Para festejar la Navidad se necesita avivar los afectos y servir a la mesa corazones y solidaridad, destapando el alma y convirtiendo el espíritu en pesebre donde renazca el Amor. Darse en vez de dar, estrechando lazos de familia y vínculos de amistad.

En esas construcciones imponentes, brillantes falsos de la escenografía cosmopolita, nos aguardan las ofrendas de la salvación, premisas y promesas de felicidad. Exhibidas en elegantes anaqueles y vitrinas relucientes, escoltadas por bellas ninfas, las mercancías son como imágenes sagradas dotadas del milagroso poder de hacernos ingresar en el reino celestial de quienes hacen de todo para morir ricos.

Urge abrir el diccionario impreso en los dobleces de nuestra subjetividad y sustituir competencia por comunidad, envidia por reconocimiento, resentimiento por humildad, ‘yo’ por ‘nosotros’. En estos trópicos calientes, mejor que con nueces conviene gratificar la lengua con prudencia, privándose de hablar mal de la vida ajena.

Libres de las figuras profanas que contaminan el exterior, como los niños que transforman las ventanillas de nuestros carros en cuadros de pavor, recorremos silenciosos las naves góticas, elevados por la música aséptica y el aroma achocolatado de exquisitas golosinas.

Un poco de silencio, una oración, la retracción del ego, todos favorecen el encuentro con uno mismo, sobre todo de quien se reconoce alienado de Dios, de los otros y de la naturaleza. Nada cuesta pisar el freno en la atropellada carrera de quien, en el afán de superar el ritmo del tiempo, corre el riesgo de abreviar la vida por el agotamiento del cuerpo y la confusión de la mente.

Con ojos ávidos, inclinamos el espíritu de capilla en capilla, atendidos por solícitas sacerdotisas que, si bien no pueden ofrecer gratis el manjar de los dioses, al menos nos lo brindan con sus trajes de vestales romanas condenadas a la belleza obligatoria.

Antes de los brindis, se recomienda llenar el corazón de ternura hasta que se desborde por los ojos y se derrame en caricias y besos.

Es el altar de nuestros sueños, el Cielo anticipado en la Tierra en forma de joyas, aparatos electrónicos, ropas y productos importados que nos redimen del pecado de vivir en este país cuya miseria arruina el paisaje.

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Porque, ¿de qué vale la Navidad si no tenemos el valor de regalarnos la decisión de nacer de nuevo?

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40 años de presencia metodista en Bella Unión

Oscar Villagrán

A través de variados testimonios de algunos de los miembros fundadores y con la compañía de su primer pastor, Oscar Villagrán, disfrutamos de una bendecida jornada de encuentros, recuerdos y emociones. Retornamos con el desafío de la predicación de la pastora Ezzatti basado en la palabra de Jesús: “Del mismo modo, procuren ustedes que su luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en el cielo”.

El 30 de setiembre de 1979, mientras se transitaban tiempos muy difíciles de plena dictadura cívico-militar, quedó constituida en la calle Cerro Largo número 1338, la Iglesia Metodista de Bella Unión. Con la fundación de la Iglesia nació un espacio para el encuentro y para la recuperación de la palabra, en un entorno de represión y miedo en el que muchos hermanos y hermanas tenían familiares presos. Han pasado 40 años de aquellos tiempos heroicos y este 30 de setiembre nos encontramos para festejar y dar gracias a Dios, porque a pesar de las dificultades que se han atravesado, un pequeño grupo de hermanos sigue al firme dando testimonio de su fe metodista. Con la presencia del presidente de IMU, Ing. Alfredo Alcarraz, la coordinadora del circuito, pastora Aracely Ezzatti y delegaciones de la Iglesia de Artigas y de la Academia de Música “Juan Wesley” de la Iglesia de Salto, se vivió una verdadera fiesta de espíritu y fraternidad.

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