Revista Metodista “Oh Señor, que no vivamos para ser inútiles” (Juan Wesley)
Número
216
NOVIEMBRE-DICIEMBRE 2015
"...no hubo lugar para ellos en el mesón"
Revista Metodista Nº 216 noviembre-diciembre 2015 Publicación de la Iglesia Metodista en el Uruguay (IMU) Oscar Villagrán: redactor responsable osvillagran@gmail.com Diseño: Andrea Desalvo andrea.desalvo@gmail.com Diseño de tapa: Luciana Villagrán luciana-villagran@hotmail.com Revista Metodista (RM) respeta la opinión de sus colaboradores. Los artículos firmados expresan única y exclusivamente el pensamiento de sus autores. Permitida la reproducción total o parcial de los artículos, citando su fuente. Agradecemos el envío de un ejemplar Oficinas Centrales: Barrios Amorín 1310 Teléfonos 2413 6552 – 2413 6554 Correo electrónico: iemu@adinet.com.uy Página web: www.imu.org.uy. Colaboran en este número: Oscar Bolioli, Mirtha Coitinho, Juan Damián, Andrea Gutiérrez, Nicolás Iglesias Schneider, William Quinteros Jairo Roa Barreto, Ángel Manzo Montesdeoca Juan Abelardo Schvindt, Aníbal Sicardi Corrección de textos: Prof. Pablo Osores Impresión: Artes Gráficas S.A. Porongos 3035 - Tel.: 2208 4888 info@artesgraficas.com.uy Depósito Legal Nº: 361.998/2015
sumario Reflexiones a partir de Ciemal (I) Andrea Gutiérrez
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Tres grandes se nos fueron Pastor Oscar Bolioli
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Descolonizar la Navidad Ángel Manzo Montesdeoca
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Pretensión de dominio evangélico Lic. Nicolás Iglesias Schneider
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Ancestro latinoamericano
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Navidad... una estrella que revela nuevos encuentros Pastor Juan Abelardo Schvintd
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Conferencia Internacional Ecuménica Ser iglesia en dictadura
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Encuentro de laicos y pastores
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Construyendo comunidades de Fe Jairo Alfredo Roa Barreto
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La misericordia, atributo esencial de Dios William Quinteros
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Desafíos del Sínodo de la Familia Aníbal Sicardi
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Metodismo con M de Mujer Mirtha Coitinho
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Editorial
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l Adviento es el tiempo con el cual se inicia el año litúrgico cristiano. Consiste en un período de preparación espiritual para la solemnidad de la Natividad. Si bien el Adviento precede inmediatamente al tiempo de Navidad, desde el punto de vista espiritual tiene por finalidad la preparación del creyente para la segunda venida de Cristo (parusía) y el encuentro definitivo con Dios. Desde muy temprano las grandes superficies comerciales ya están ofreciendo sus ofertas para celebrar este tiempo. El objetivo es gastar en muchos productos que no son recomendados para nuestras temperaturas, pero, sin embargo, no llegamos a cuestionarlos porque el norte ordena y si no queremos ser distintos hay que acatar.
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Si bien la Navidad originariamente fue una fiesta pagana, el desafío para nosotros los cristianos es buscar el verdadero sentido de la Navidad. ¿Dónde? ¿Cómo? En medio de los humildes, en los que no cuentan en las encuestas consumistas. En este tiempo estamos nuevamente pasando por el corazón (recordar) el nacimiento de un niño en medio de los más humildes de la tierra. Rescatar el verdadero sentido de la Navidad es festejar, es estar alegres y agradecidos por las bendiciones que Dios nos dio en ese niño frágil que muy pronto sus padres tuvieron que sacarlo al exilio para salvar su vida. Creo que el mayor desafío para nosotros hoy es evitar que Jesús siga siendo el gran exiliado de nuestras mesas navideñas.
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Reflexiones a partir de Ciemal (I) Andrea Gutiérrez
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ste artículo es el primero de una serie que pretenden ser reflejo de lo vivido, escuchado y aprendido en el 2º encuentro de CIEMAL en Panamá, que se llevó a cabo del 25 al 30 de julio y del cual participé como representante de IMU. “LA MISIÓN ES LA RAZÓN POR LA CUAL LA IGLESIA EXISTE” Porque esto es lo que dice: «Todos los que invoquen el nombre del Señor alcanzarán la salvación». Pero, ¿cómo van a invocarlo si no han creído en Él? ¿Y cómo van a oír si no hay quien les anuncie el mensaje? ¿Y cómo van a anunciar el mensaje si no hay quien los envíe? Como dice la Escritura: “¡Qué hermosa es la llegada de los que traen buenas noticias!” Romanos 10:13-15. De estos versículos se puede deducir que es la Iglesia (los seguidores de Cristo) la encargada de anunciar el mensaje de salvación. Por eso el título: la misión es la razón por la cual la Iglesia existe. Si una iglesia no está en misión, entonces, ¿qué función cumple? ¿Es iglesia o es una reunión de amigos con un sentir común? Dios nos envía a anunciar su mensaje de salvación. Él nos dice que llenemos toda la tierra de Su gloria. Desde el Génesis nos está invocando a ese mandato: “Cuando Dios creó al hombre, lo creó parecido a Dios mismo; hombre y mujer los creó. Y les dio su bendición: «tengan muchos, muchos hijos, llenen el mundo y gobiérnenlo; dominen a los peces y a las aves, y a todos los animales que se arrastran»”. Pero Adán no aceptó la misión. De todas maneras su creador lo buscó, preguntándole « ¿Dónde estás?». Abraham aceptó la bendición de Dios, lo siguió, pero su gente decidió no tomar la misión. “Jesús vino a esparcir la gloria de Dios en todo el mundo” (Mateo 24:14) y nos mandó a hacer discípulos (la Gran
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Comisión), pero terminó traicionado y muerto en la cruz. Dios busca de todas maneras que el ser humano acepte la misión; pero como un padre amoroso nos da la libertad de decidir. ¿Seremos fieles a su misión? ¿Qué responderemos ante su llamado? ¿Aceptaremos su invitación? “Pues por la bondad de Dios han recibido ustedes la salvación por medio de la fe. […] Pues es Dios quien nos ha hecho, Él nos ha creado en Cristo Jesús para que hagamos buenas obras, según Él lo había dispuesto de antemano” (Efesios 2: 8y10). Hay una razón por la que Dios nos creó por segunda vez (en Cristo Jesús): para el trabajo que nos ha encomendado a cada uno de nosotros. Él nos espera, tiene un plan para cada uno de nosotros, pero no nos deja solos, se ha comprometido a acompañarnos porque es Su mensaje y no el nuestro el que debemos transmitir. Solo nos queda decirle: “Señor, heme aquí, envíame a mí”.
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Tres grandes se nos fueron Pastor Oscar Bolioli
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ay noticias que a veces no importan y caen en el olvido. Algunas personas pasan desapercibidas porque actuaron sin ego y prefirieron estar en un segundo plano. Uno de ellos es el Dr. Leopoldo Niilus. Falleció en Ginebra, Suiza, el 9 de febrero de este año. Nació en Estonia en 1930. Su familia se refugió primero en Suecia y luego en Argentina, donde Leopoldo estudió abogacía. Luterano de confesión. Al principio de los años ´60 era presidente del Movimiento Estudiantil Cristiano en Argentina. Consiguió el Master in Laws en USA. A pesar de su juventud, era fluente en estoniano, sueco, alemán, inglés, francés y español. Trabajó en el Centro de Estudios Cristianos del Río de la Plata, apoyado por las Federaciones de Iglesias de Uruguay y Argentina durante los años 1965 al 68. Ya entonces se perfilaba como un nato líder ecuménico. En 1966, durante la Conferencia de Iglesia y Sociedad en Ginebra -patrocinada por el Consejo Mundial de Iglesias-, su prominente participación llamó la atención de los líderes ecuménicos y en especial del Secretario General Dr. Carson Blake. Conocí a Leopoldo cuando, siendo Secretario de ULAJE, nos reuníamos líderes jóvenes a “balbucear” nuestras inquietudes teológicas y ecuménicas. Entre todos esos líderes estaban Nardo Franco, Julio de Santa Ana, Julio Barreiro. Cuando estaba en el Consejo Mundial de Iglesias, una mañana el Dr.C.I.Itty, que era un funcionario de gran experiencia política, me vino a preguntar qué opinaba sobre Leopoldo porque el Secretario General estaba pensado ofrecerle el cargo de director de la Comisión de Iglesias en Asuntos Internacionales. Posición en la que fue confirmado en 1968. Bajo su liderazgo, la CCIA se hizo cada vez más comprometida en la defensa ecuménica y en el apoyo de las iglesias del “Tercer Mundo”, así como también en los ámbitos de derechos humanos, el militarismo, la paz, el desarme y la resolución de conflictos. En reconocimiento a su liderazgo personal en las negociaciones para lograr la paz en Sudan en 1972, el gobierno sudanés lo condecoró con la Orden de los Dos Niles en Primer Grado. Posteriormente, Niilus fue director de Relaciones Internacionales del Consejo Ecuménico de Iglesias del Medio Oriente y más tarde, en 1988, fue asesor de la Federación Luterana Mundial para Asuntos Internacionales y Derechos Humanos. Allí volvimos a trabajar juntos -en el proceso de Paz en Guatemala- la Federación Luterana, el CMI, ClAI y el Consejo Nacional de Iglesias de Estados Unidos. Tres años después de Nº 216 | noviembre-diciembre 2015
firmada la paz, frente a la evidencia de que el G o b i e r n o guatemalteco no tenía ninguna intención de implementar los acuerdos de paz, las iglesias - junto a grupos de la sociedad civil- pidieron al Consejo Nacional de Iglesias de USA hacer Leopoldo Niilus un nuevo intento de mediación. Allí llamé a Leopoldo, ya retirado, para asesorarnos nuevamente. Su sabiduría de negociador permitió enrolar también al arzobispo de Guatemala, Luna Tovar, a los líderes de las guerrillas y a sectores de la sociedad civil. Con Leopoldo siempre nos seguimos carteando. Los amigos le llamábamos “General Susvin”, por un chiste que él mismo nos hizo. Nos comunicamos para Año Nuevo y le mandé un libro. Su respuesta fue: “El libro fue bien recibido, y de nuevo muy agradecido. Vino muy bien para el 19 de enero cuando cumpla 85 años”. Días después supe que había fallecido. Creo que el mejor homenaje a su vida fueron las palabras que Julio de San Ana escribió ante su muerte: “Quiero mencionar tres enseñanzas que Leopoldo me dejó (hay muchas más, por supuesto. Si menciono estas tres es porque eran la característica de su ser) La primera, es la permanente relación que ha manifestado entre su fe y su comportamiento personal. Es algo que uno puede traicionar en muchas circunstancias, pero no en la vida de Leopoldo. La coherencia que ha demostrado en su vida era uno de los aspectos más valiosos de su personalidad. En segundo lugar, la forma en que él desafiaba todo tema que era problemático en su trabajo: no hay soluciones fáciles en la vida ecuménica. Para Leopoldo no había caminos simples para resolver los problemas que desafían nuestra realidad. Hemos aprendido de su forma de aproximarse a los problemas. No podemos estar satisfechos con asuntos que aparentan ser unidimensional. La vida es muy complicada, si la tomamos seriamente podremos respetar responsablemente la confusión que prevalece en la misma. En tercer lugar, Leopoldo Niilus nos ha ayudado a confrontar con buen humor las dificultades y los desafíos que emergen en nuestra existencia. Nosotros siempre lo recordaremos imprimiendo documentos con el título “Estrictamente Confidencial” a los documentos que consideraba que sus colegas debían leer. Leopoldo consideraba que la mejor forma de trabajar era no olvidando hacerlo con humor. No podremos olvidar la coherencia en su estilo de vida, su REVISTA METODISTA | 5
continuo cuestionar el sentido y la importancia del buen humor en nuestra existencia”. Él nos ha dejado un inmenso legado en la solución de muchos conflictos, sin salir en la fotografía. El segundo personaje es Philip Potter, tercer Secretario General del Consejo Mundial de Iglesias desde 1972 al 1984. Philip nació en la isla de Dominica, en el Caribe, y fue producto del trabajo de la Iglesia Metodista británica. Rápidamente se destacó en el Movimiento Estudiantil Cristiano y fue delegado joven a la primera asamblea del CMI en Ámsterdam. Potter fue una combinación de erudito bíblico, poderoso predicador y conocedor de los procesos contemporáneos en el mundo, lo que lo hacía con los atributos de un profeta. Formando parte de la Sociedad Misionera Metodista en Londres empezó conocer en carne propia la segregación racial. Fue presidente de la Federación Mundial de Estudiantes Cristianos. En 1954 entró como director del Departamento de Juventud del CMI en Ginebra. Volvió al Caribe para trabajar en Nevis y las zonas rurales de Haití. Su interés en la evangelización cristiana postcolonial lo hizo un natural candidato para ser escogido como director de Misión y Evangelismo. Uno de los pilares del Consejo Mundial de Iglesias junto con Fe y Orden. En 1972 fue electo tercer Secretario General del CMI. Su postura evangélica siempre fue radical. Abierto a la reflexión y dispuesto a abrir el debate de ideas. Fue editor del Ecumenical Review of Mission de gran influencia en ese tiempo. Considero que fue el mejor tiempo del CMI. Durante su secretariado se consiguió el consenso teológico del “Bautismo, Eucaristía y Ministerio” que fue un importante aporte a la unidad. Se abrieron las oficinas de combate contra el racismo que venía de su antecesor, pero lo implementó con una valiente campaña -especialmente contra el apartheid en Sudáfrica-. Esto le valió un reconocimiento del nuevo gobierno de Sudáfrica. Pero al mismo tiempo tuvo que combatir contra la presión de las iglesias centroeuropeas, especialmente de los obispos alemanes, que concebían rápidamente este programa como un una propuesta un apoyo a los grupos rebeldes armados en África. Fue difícil para Potter poder mantener una armonía con fuerzas tan poderosas. Una de sus prioridades fue la relación de las iglesias europeas entre el este y el oeste durante la Guerra Fría. También creó la Oficina del trabajo de las Iglesias con el desarrollo que dirigió Julio de Santa Ana. Uno de los temas que en nuestra región hemos desconocido es que Philip creó la Oficina de Derechos Humanos en América Latina y radicó su interés en Brasil, Argentina, Chile y Uruguay. En los tiempos de dictadura uruguaya, fue una extraordinaria figura de apoyo, incluso de ir más allá de sus prerrogativas como Secretario General. Tengo en mi mente dos vivencias que fueron muy fuertes para mí. Una como consejero y como amigo. Se había tomado en el Consejo Mundial la decisión de contratar una empresa suiza sobre el “malestar” entre el personal. Era un abultado gasto que considerábamos innecesario en el Departamento de 6 | REVISTA METODISTA
Juventud. Lo consulté con Philip. Escribí una carta al Secretario General, Dr.Carson Blake, sobre nuestra posición. Él estaba de viaje. A su regreso fui citado a una reunión con el personal s u p e r i o r q u e prácticamente pedían mi renuncia. El apoyo enérgico de Philip lo impidió. Tiempo más tarde me enteré de que mi carta Philip Potter a Blake había sido “ocultada” por su secretario como parte de una maniobra de europeos, incluso de mi departamento, porque no podía aceptar que uno del tercer mundo ocupara la posición de lo que había sido un feudo europeo. La otra vivencia fue cuando tuvimos una consulta en Ginebra con los directores de jóvenes a nivel mundial. Hicimos una fiesta en casa. Philip se apareció en medio de la celebración como cualquier otro. Se sentó en el piso y dialogó hasta altas horas de la noche como si fuera un joven más. Luego, en el tiempo, nos seguimos viendo cada vez que fui a Ginebra. La última vez fue en la asamblea del CMI en Porto Alegre. Siempre con una visión crítica y constructiva del movimiento ecuménico. Philip Potter era un hombre inmenso físicamente y moralmente. Su humor, su sonrisa permanente y su risa contagiosa eran herramientas de su poderosa personalidad. Siempre con un tema a considerar y aportes siempre enriquecedores a compartir. Murió el 31 de marzo de este año en Lübeck, Alemania, a los 93 años. ¿Alguien se dio por enterado? Al terminar estas líneas me entero de que la vida del obispo Aldo Etchegoyen se apagó. Obispo de nuestra hermana Iglesia Argentina, compañero de los estudios en la Facultad de Teología. Fácil en el diálogo. Luchador de los derechos humanos en su país y de los pueblos aborígenes. Secretario General de CIEMAL en sus mejores tiempos. Soñó con la unidad de nuestras dos iglesias. Lástima que se fue tan pronto, en la madrugada del último día de octubre. Qué poca memoria tenemos de los que nos han abierto caminos. Profetas a su manera y, sin embargo, estuvieron de alguna manera en nuestra historia y no los reconocimos. Se dice que cuando un pueblo no tiene memoria está perdido. No sé qué decir cuando la Iglesia no tiene memoria…
Aldo Etchegoyen
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Descolonizar la Navidad Lupa Protestante - Escrito por Ángel Manzo Montesdeoca
“Nuestra misión histórica, para nosotros que hemos tomado la decisión de romper las riendas del colonialismo, es ordenar todas las rebeldías, todos los actos desesperados, todas las tentativas abortadas o ahogadas en sangre.” (Frantz Fanon) No hay nada más colonizador que la Navidad. Especialmente cuando esta conmemoración con pretensiones de universalidad ha diluido en el tiempo sus raíces fundantes; es decir, cuando la Navidad no es lo que los evangelistas neotestamentarios proclamaron desde sus contextos en el primer siglo. Lo que nos lleva a considerar si es que para ellos existe tal cosa como la “Navidad” en términos del mundo occidental. Navidad y colonización tiene una correlación y participación que la historia no puede negar. Con el nacimiento de la Iglesia Imperial, en el siglo IV, surge también la cristianización de la fiesta romana al Sol Invictus. El emperador Constantino, para unos un fiel devoto y para otros un hábil estratega unificador del imperio, promueve el cambio de la fiesta que se conmemoraba del 22 al 25 de diciembre en honor al regreso del sol o Dios sol después de varios días de oscuridad. De esta manera, el nacimiento del solsticio romano se transformaba en metáfora del nacimiento de Jesús:“Sol de justicia que traerá salvación” (Mal 4,2), produciéndose así la “conversión” de una fiesta considerada “pagana” ahora “cristianizada”. ¿Cómo fue posible esto? Por el poder político y sus intereses que en la historia de los pueblos siempre ha tenido a la religión como su aliada. En este sentido, la idea de “secta”, lo “pagano” y la “herejía”, siempre estuvo supeditada al dictamen del grupo hegemónico del momento. Así el nuevo movimiento disidente del judaísmo oficial, que tenía la vida, muerte y resurrección del nazareno como su kerigma, en sus inicios se consideró una secta para la religión dominante (Hch. 24,5). Será a partir del siglo IV cuando el cristianismo se convertirá en la religión imperial y las reglas del juego cambiaráni. Cambiaron tanto que los que una vez fueron perseguidos se convirtieron en perseguidores y los que antes fueron
señalados como herejes se constituyeron en inquisidores y guardianes de la verdad. En este marco, nuestra conocida Navidad no fue más que parte del sistema estratégico imperial para acabar con la religión opositora que se considerada pagana, imponiendo la hegemonía religiosa universal. En América Latina y el Caribe se implementó la misma táctica: la evangelización sirvió de instrumento dominador para controlar las mentes, los cuerpos, y los recursos de nuestros ancestros. Así nos llegó la colonización y la Navidad. Hasta nuestros días, aquella estrategia del sistema imperial cristiano dominante que se llamó Natividad mantiene su influencia cuando aparece con retoques de “Noche buena” o “Noche de paz y amor”. Nos dicen que es un tiempo para compartir, gastar y consumir porque la Navidad es una excelente oportunidad para vender y comprar; un momento para que empresarios y medios de comunicación impulsen la dicha para el pueblo y olvidar en estos días todo lo que pasa alrededor del mundo: los esfuerzos de Palestina por su independencia, las muertes de los estudiantes en Ayotzinapa, México, las crecientes desigualdades, injusticias y malestares sociales que generan violencia y muerte. ¡Navidad, linda y dulce! Estrategia analgésica para convencer a los ciudadanos de que todo cambiará por el mero hecho de comer, beber y consumir; eso sí, sin olvidar a los pobres e indefensos de este mundo, asistiéndoles con ciertos gestos de nobleza. ¡Navidad, blanca como el viejito Santa llegando con su carro lleno de regalos! Tiempo de sosiego, donde hacemos una tregua y los ricos comparten un poco de lo que les sobra, entre otras generosidades que el espíritu navideño, de tinte comercial, motiva. Formas indolentes y sutiles de la colonización moderna que rinde culto al capital idolátrico y utiliza los más creativos disfraces para negociar un poco de tranquilidad y de la siempre prometedora oferta de felicidad. Descolonizar la Navidad es hacer rupturas necesarias y urgentes. Nos llama a considerar cómo
i Hans Küng. El cristianismo: Esencia e historia. Editorial Trotta, Madrid, España, 2006.
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controlada por los imperios extranjeros de la época que explotaban todos sus recursos, y redescubrir qué pudo significar para ellos el acontecimiento de que “Hoy en la ciudad de David, ha nacido un salvador que es Cristo el Señor”. ¿Qué conflictos generó? ¿Qué dilemas traía este acontecimiento en su historia? ¿Qué enemistades surgían? ¿Qué esperanzas n a c í a n ? ¿ Q u é compromisos se asumían? ¿Qué horizontes renacían?
el mensaje de los evangelistas, que escribieron desde su experiencia con Jesús, se ha distorsionado con los intereses humanos de por medio. Conlleva hacer una distinción entre lo que significó el acontecimiento de Jesús para las primeras comunidades, y cómo la Iglesia Imperial del siglo IV lo interpretó desde sus circunstancias históricas, culturales, políticas, económicas y religiosas. Es necesario reconocer cómo la religión ha formado parte de las estrategias de colonización que tanto daño ha hecho a la humanidad, y sigue presente en nuestros territorios, saberes, modos de sentir y concebir la vida y en las diversas formas de globalizaciónii. La descolonización de la Navidad exige una toma de conciencia de la realidad de colonización en todas las instancias de la vida modernaiii para hacer un esfuerzo, no libre de crisis, por volver a Jesús de Nazaret, al útero cultural de su mundo, sus realidades de opresión, la vida de sus pobladores en una patria
En palabras de De Souzaiv se trata de descolonizar el saber de la Navidad, reinventar su poder y discernir su genuino espíritu revolucionario. La Navidad comprendida desde un esfuerzo crítico descolonizador no reducirá la experiencia espiritual en relación con la realidad política, ni la vivencia testimonial comprometida con la situación económica de nuestros pueblos, sino que podría ser vivida y experimentada como una fuerza liberadora para una misión en el mundo, donde el espíritu del Señor será una realidad presente aquí y ahora: «El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha ungido para proclamar buenas noticias a los pobres; me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos, a dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos y a proclamar el año de la buena voluntad del Señor.» Enrolló luego el libro, se lo dio al asistente y se sentó. Todos en la sinagoga lo miraban fijamente. Entonces él comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de ustedes.» Lucas 4,18-21.
ii María del Pilar Mora. Desde la filosofía latinoamericana hacia un proyecto descolonizador. Corporación Editora Nacional, Quito, Ecuador, 2012. iii Walsh, C; Schiwy, F; Castro, S. Interdisciplinar las ciencias sociales: geopolítica del conocimiento y colonialidad del poder: perspectivas desde lo andino. Editorial Abya Yala, Quito, Ecuador, 2002. iv Boaventura De Souza Santos. Descolonizar el saber, reinventar el poder. Editorial Trilce, Montevideo, Uruguay, 2010.
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"Pretensión de dominio evangélico" Lic. Nicolás Iglesias Schneider (Investigador, Grupo de Estudios Multidisciplinarios Religión e Incidencia Pública) @nicois1983 - contacto@gemrip.org
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n nuestro país nos enseñaron que la religión y la política no se mezclan, que deben permanecer separadas y sin contaminación cruzada como si fuera una sala de cirugía. La impronta política del papa en la escena internacional, el resurgimiento de los fundamentalismos y su peso geopolítico y la “nueva” presencia evangélica en el parlamento son solo muestras de que esta separación no es real. Estas realidades cuestionan ciertos paradigmas o imágenes “ideales” sobre la laicidad y la secularización que han sido constitutivas de nuestra visión, a veces aldeana, de país. Esa herencia batllista y jacobinista de un modelo de laicidad que solo existe para los tres millones de personas nos marca a la hora de comprender cómo se están vinculando en sí estas dimensiones de la realidad social. A veces perdemos de vista que el ser humano en su integralidad y complejidad es un ser tan político como religioso, y que así son también las realidades culturales que construye. La “desprivatización de lo religioso” en el Uruguay es un hecho. Aquel proceso de secularización y modelo de laicidad prescindente de lo religioso, descripto por tantos académicos, viene en franco proceso de transformación. Lo religioso toma la escena pública en diferentes formas, con presencia en medios de comunicación, partidos políticos, políticas sociales, entre otras nuevas manifestaciones. ¿Bancada evangélica? La participación de los protestantes evangélicos (principalmente valdenses y metodistas) no es novedosa en el Uruguay, pues se remonta a principios del siglo XX. Los protestantes uruguayos nunca entendieron como saludable una participación confesional en la política partidaria, desarrollando un aporte político no partidario y silencioso desde la Iglesia y desde la sociedad civil organizada. En este espacio no es necesario profundizar en la inmensidad de expresiones del compromiso político cotidiano que los protestantes, y especialmente los metodistas, han aportado al Uruguay, como por ejemplo la separación de la Iglesia y el Estado, la educación de los sectores vulnerados, la participación de la mujer, el apoyo a los movimientos sociales y la resistencia a la dictadura, entre muchos otros. Pero sí es novedosa la presencia de algunos grupos evangélicos (bautistas, pentecostales y neo pentecostales) que antes consideraban la política como algo “pecaminoso” y profano. Ahora un amplio sector ha cambiado su comprensión sobre su rol político y social. Algunos referentes de estos grupos evangélicos se han afiliado especialmente a grupos del partido nacional, llegando en suma a conseguir tres bancadas de diputados titulares y tres suplentes, así como una decena de ediles en todo el
país. Este sector evangélico ahora entiende que es necesaria su participación en la arena política partidaria para oponerse a proyectos que van contra su comprensión moral particular. Sabemos que no existe en Uruguay una homogeneidad en el pensamiento político de los evangélicos, e inclusive tampoco se pueden hacer generalizaciones a nivel de denominaciones. Pero sí existen algunas tendencias teológicas que están teniendo una gran incidencia a nivel trasversal en diferentes denominaciones. Estos grupos político-religiosos están basando su accionar en la teología del dominio, de la prosperidad y la teología apostolar. Estas tendencias, aunque resistidas por muchas denominaciones, están marcando nuevas comprensiones políticas y económicas sobre el accionar de muchas iglesias. Esta teología proviene del teleevangelismo y el fundamentalismo de Estados Unidos que, al igual que la teología de la prosperidad, ha cobrado nuevas formas y fuerzas, desde Brasil primero y luego en toda América Latina. La teología del dominio está sustentada en la lógica de la “mayoría moral”, es decir, una mayoría unida por valores conservadores -que no necesariamente provienen de una misma creencia religiosa- a los que la mayoría de la población adhiere. Otro concepto importante al que adhiere esta teología es el de la “guerra cultural” -o lo que en términos religiosos grupos neopentecostales llaman “guerra espiritual”- que se traduce en términos políticos y bélicos, en una lucha en la que “los cristianos” en el Parlamento deben “combatir las agendas propuestas por Satanás (o los grupos liberales)”. En este contexto, el cambio más llamativo para la realidad de nuestro país se dio en la incorporación de una alianza político-religiosa que incorporó el uso de la estructura religiosa, de determinada denominación, con fines políticos. Este fue el caso del pastor Dastugue de la Iglesia Misión Vida y la lista de la actual Senadora Verónica Alonso1. Este contexto teológico y político ha generado por parte de estos grupos un discurso de pretensión de dominio sobre la realidad política, social, económica y religiosa de nuestro país. ¿Cuál es el desafío que tenemos como protestantes en medio de este cambalache de corte conservador y de perfil Constantino donde algunos grupos se alían con el poder político de turno? Hace unos diez años entrevistaba a Emilio Castro sobre el rol político de la Iglesia y él nos compartía su experiencia de formación eclesial: “La Iglesia no era competidora del mundo sino formadora para que sirviéramos en el mundo, y allí íbamos y brindábamos nuestro pequeño y gran servicio. (...) La Iglesia fue sobre todo una escuela de democracia que nos enseñó que nos podíamos organizar”.
1 http://dioseslocos.org/del-templo-al-parlamento/ Investigación completa realizada para Brecha, en agosto del 2014, por Nicolás Iglesias Schneider.
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El 12 de octubre pasado se celebró “El día de la resistencia de los pueblos originarios”. Rescatamos esta canción que conocimos en el año 1992 cuando asistimos a Bolivia, auspiciados por CLAI, a los contrafestejos de la llegada de los conquistadores a estas tierras.
Ancestro latinoamericano Las veces que rezo a Dios cuando apenas me despierto, le pido que para siempre se preocupe de mi pueblo.
Él conoce nuestra selva y ha descansado en el yermo; él tiene los pies partidos y negro y lacio es su pelo.
Pero mi pueblo es mestizo en su forma y en su acento. La mitad indio rebelde y otra mitad extranjero.
Él camina en los mercados y en el portal hecha un sueño; él navega por los ríos en veranos y en inviernos.
Y entonces no sé a qué Dios debo dirigir mi ruego, porque se nota un racismo en el camino del cielo.
Él cuando come es de fiado porque no alcanza su sueldo, y siendo suya la tierra el continente es ajeno.
Si Jesús era judío, por aquí es forastero. Alá de los musulmanes es feliz en los desiertos.
Él es apenas mendigo, peón, cargador, obrero; y busca junto a nosotros un pedacito de cielo.
Brama, Osiris y Odín son dioses como de cuentos. Buda, Zeus y Visnhú de nuestro amor están lejos.
Porque Dios es uno solo aunque con nombres diversos, yo le canto a Pachacamac por ser indio su ancestro.
Pero si Dios hay uno solo, aunque con nombres diversos, yo le canto a Pachacamac porque es señor de este suelo.
David Guevara y Pablo Alvarado - Ecuador.
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Navidad... una estrella que revela nuevos encuentros Pastor Juan Abelardo Schvintd
“Oh, Señor, feliz el pueblo que sabe alabarte con alegría y camina alumbrado por tu luz”. Salmo 89, 15
advertidos en sueños de que no debían volver a donde estaba Herodes, regresaron a su tierra por otro camino. Mateo 2, 1-12
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Jesús nació en Belén, un pueblo de la región de Judea, en el tiempo en que Herodes era rey del país. Llegaron por entonces a Jerusalén unos sabios del Oriente que se dedicaban al estudio de las estrellas, 2 y preguntaron: - ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos salir su estrella y hemos venido a adorarlo. 3 El rey Herodes se inquietó mucho al oír esto, y lo mismo les pasó a todos los habitantes de Jerusalén. 4 Mandó el rey llamar a todos los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la ley y les preguntó dónde había de nacer el Mesías. 5 Ellos le dijeron: - En Belén de Judea; porque así lo escribió el profeta: 6 “En cuanto a ti, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre las principales ciudades de esa tierra; porque de ti saldrá un gobernante que guiará a mi pueblo Israel”. 7 Entonces Herodes llamó en secreto a los sabios, y se informó por ellos del tiempo exacto en que había aparecido la estrella. 8 Luego los mandó a Belén, y les dijo: - Vayan allá, y averigüen todo lo que puedan acerca de ese niño; y cuando lo encuentren, avísenme, para que yo también vaya a rendirle homenaje. 9Con estas indicaciones del rey, los sabios se fueron. Y la estrella que habían visto salir iba delante de ellos, hasta que por fin se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. 10 Cuando los sabios vieron la estrella, se alegraron mucho. 11 Luego entraron en la casa, y vieron al niño con María, su madre; y arrodillándose le rindieron homenaje. Abrieron sus cofres y le ofrecieron oro, incienso y mirra. 12 Después, Nº 216 | noviembre-diciembre 2015
Tres sabios se dejan llevar por una estrella a fin de ir al encuentro de un nuevo rey. En medio de una luz que recorre todo el relato, se suceden los acontecimientos. Se nos habla de algunas expectativas reinantes alrededor de este nacimiento: en unos, intriga -como es el caso de Herodes-; en otros, búsqueda sincera -como los sabios venidos de oriente-. No faltaba quienes conocían muy bien las promesas de las Escrituras pero no podían conectarlas con lo que estaba ocurriendo en Belén. En unos, búsqueda esperanzada; en otros, inquietud. Gente que estaba pendiente de señales que vinieran a su encuentro, en la búsqueda de tiempos mejores, más plenos, más saludables. Repasando la lectura, llama la atención la observación del Evangelio una vez que los sabios habían dejado el palacio del rey Herodes: “cuando (los sabios) vieron la estrella, se alegraron mucho”. La estrella en que ellos se confiaron, a la que dejaron que los guiara, no los abandona y sigue estando allí, esperándolos, aun cuando la puerta golpeada haya sido la equivocada. La estrella, la misma estrella que los había conducido hacia Jerusalén, es ahora la que los pone en camino hasta donde el niño: acostado en un pesebre y rodeado de María, José y animales de establo. Es una noche mágica. Sabios que se ponen en camino confiados en una estrella; esperanzas que se realizan, promesas que se cumplen, sueños de plenitud que habitan las expectativas de la gente que se siente convocada por este humilde niño cuyo nacimiento hoy celebramos. En cada uno de los Evangelios hay detalles diferentes y novedosos sobre todo lo que moviliza este acontecimiento tan único y particular en la historia humana. “Cuando los sabios vieron la estrella se alegraron mucho”. No podía ser diferente. Habían reencontrado el camino. A partir de ahora, la luz no solo los conduce desde afuera, sino también desde adentro. Se ponen en movimiento y el largo camino andado culmina en el encuentro con Aquel que más tarde diría: “Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá luz y vida” (Jn. 8,12). Y le entregan los presentes: oro, incienso y mirra. Es el comienzo de una gran historia de amor de Dios con su REVISTA METODISTA | 11
pueblo: para restaurar la justicia, anunciar la paz y sembrar el amor como criterio de convivencia entre las personas. Ahora es claro. La luz identifica la acción salvadora de Dios en un niño acostado en un pesebre. La Buena Noticia se encarna en nuestra carne, en nuestra vida, en nuestra historia. A partir de entonces somos hijos de una esperanza que no acaba en nuestros sueños y proyectos, sino que, más bien, viene a habitarlos para que tengan sentido y plenitud porque “la luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no pudieron vencer a la luz” (Jn 1, 5). Así como en la primera gran creación de todo lo existente Dios separaba la luz de las tinieblas para dar lugar a un complejo sistema de vida en esta tierra, ahora es esta luz la que disipa nuestras propias tinieblas. En esta Navidad Dios nos llama una vez más a celebrar la alegría de este nacimiento bajo la fuerza de la esperanza. Confiando en que la fe que Él despierta en nosotros es suficiente para iluminar nuestras decisiones y acciones. No lo busquemos en los palacios, en las zonas de confort y de seguridad. Busquémoslo allí donde la vida es frágil, insegura, aparentemente poco prometedora. Quienes
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acompañaron a esa luz fue gente que así vivía y sentía. “El pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz”. Ahora ya no estamos más bajo el poder de las tinieblas. Nuestra vida adquiere la relevancia y plenitud que Dios mismo quiere darle. Una luz que muestra el camino se ha instalado en nuestra historia cotidiana. Este es el llamado al que hoy se nos convoca e invita a aceptar. Este es el espíritu que quiere habitarnos. Ya no podemos seguir estando sujetos a luces que solo reflejan brillos conducentes a pesebres vacíos. Ahora tenemos un faro que nos ilumina y conduce a buen puerto. Podemos navegar confiados y esperanzados, porque donde la justicia, la paz y el amor pujan por habitar nuestras endebles realidades, Dios mismo está pujando ese gran parto que es su Reino en nuestro medio. Esta es la confianza a la que se nos invita. Porque hemos sido alcanzados por esa luz no podemos dejar de seguirla y anunciarla hasta que ella misma nos habite con todo su brillo y plenitud. Feliz Nochebuena y un bendecido tiempo de Navidad.
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El 24 de octubre se realizó el primer taller sobre “Drogadicción, el rol de la Iglesia frente al drogadicto y su entorno familiar”, en las instalaciones de la Iglesia Metodista de Trinidad Centro, con delegaciones de Durazno, Trinidad y Barrio Primavera. Los panelistas fueron: Lic. Ana Laura Belistri. Licenciada en Trabajo Social. Miembro del equipo de Capellanía del Instituto Crandon Montevideo. Trabajó ocho años en la comunidad terapéutica “Renacer”. Rev, Fernando Frontán. Comunicador. Terapeuta en adiciones químicas. Capellán en la comunidad terapéutica de rehabilitación “Bethania”. Sicóloga Gloria Hernández. Equipo de trabajo con pacientes con adicciones del Hospital Evangélico. Fue una muy buena aproximación a la realidad de una situación que nos desafía como Iglesia y como sociedad. Los próximos talleres se realizarán en Mercedes y Montevideo.
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Conferencia Internacional Ecuménica. Ser iglesia en dictadura
Pastor Oscar Bolioli
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el 29 al 31 de noviembre se realizó la Conferencia Ecuménica Internacional "Ser Iglesia en Dictadura y Anuncio de Buenas Nuevas en tiempos de Cambio Climático" en las instalaciones del Instituto Crandon, de Montevideo. Los disertantes fueron: por Alemania Oriental el Dr. Michael Wetzel, el Dr. Joachim Funfgelt y el Ing. Joachim Blechmidt. Por Argentina, el obispo metodista Frank De Nully Brown, el Pbro. Dr. Daniel Bruno y la Dra. Anahí Alberti. Por Brasil lo hicieron el obispo metodista Luiz Virgilio Batista y el Rev. Roberto Montaño. Finalmente, los disertantes por Uruguay fueron el Rvdo. Oscar Bolioli, el profesor Dr. Álvaro Rico, el profesor Dr. Rafael Terra, el Ing. Jorge Charbonier, el pastor Ariel Charbonier y el Mag. Carlos Varela. Según el Dr. Álvaro Rico, nuestra Institución estuvo presente en diversos momentos cuando como Iglesia procuramos "la protección del perseguido, la mano tendida al prójimo, la denuncia a la injusticia y el estar junto al refugiado". El decano de la Facultad de Humanidades agregó que "a nivel institucional las
Prof. Álvaro Rico con estudiantes
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Dr. Joachim Funfgelt
iglesias fueron muy resistentes a la dictadura uruguaya. Los nombres del pastor Emilio Castro y Monseñor Carlos Parteli quedaron en la memoria de la resistencia del pueblo uruguayo". El pastor y Dr. Daniel Bruno analizó el Plan Cóndor y su estrategia de actuación en los países del Cono Sur y cómo su actividad represiva también llegó a las iglesias. Bruno enfatizó en el rol que tuvo en Argentina el trabajo ecuménico del CAREF (Comisión Argentina para los Refugiados) atendiendo a miles de exiliados chilenos, argentinos y uruguayos. En este contexto de lucha, Bruno destacó las figuras y el compromiso "del pastor Earl Smith de Uruguay, acompañado por el pastor Carlos Gattinoni, el premio Nóbel Pérez Esquivel y el pastor argentino Federico Pagura". También nos recordó que solo esta Iglesia tuvo 23 personas desaparecidas, entre ellas el 50% fueron jóvenes. El pastor Oscar Bolioli recordó que esta resistencia tuvo una dimensión internacional, y que "creamos redes que
Ing. Joachim Blechschmidt
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Prof. Dr. Rafael Terra
nos dieran cierta protección a nivel internacional. Tuvimos un apoyo muy sólido de los obispos metodistas en EE.UU, de la Federación Protestante en Francia, Reformados de Holanda, Suecia y Canadá, y el aporte fundamental del Consejo Mundial de Iglesias". Bolioli recordó que uno de los principales aportes de la Iglesia en este tiempo fue la escucha y la visita. "La visita a los presos y la ayuda a sus familias ha sido un tema central en la Iglesia Metodista, aunque esto fuera prohibido y penalizado por la dictadura militar". El compromiso de la Iglesia Metodista en el Uruguay en este tiempo tuvo su costo e impacto con heridas en la comunidad. Durante todo el encuentro se describieron una serie de innumerables gestos de resistencias que desde lo pequeño buscaban generar reductos de libertad, espacios de esperanza y denuncia a la injusticia. Desde Alemania, el teólogo e investigador Wetzel contó el testimonio de una iglesia que durante decenas de años vivió primero bajo el régimen nazi y luego con dificultades en la RDA. Wetzel concluyó su ponencia citando a Gerhard Rogner, encargado de prensa de la Iglesia metodista en la RDA: "No fuimos mártires, pero tampoco demasiados cautos y cobardes".
Pastor Roberto Montaño, Ing. Jorge Charbonier y Pastor Ariel Charbomier
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Vista parcial
En el segundo día de conferencia, los temas debatidos se centraron en los desafíos del cambio climático, el rol de las comunidades de fe, los ciudadanos y gobiernos frente a esta crisis. El profesor Dr.Rafael Terra, del Centro de Cambio Climático de la Universidad de la República, nos invitó a aprender de la experiencia del pueblo vikingo y cómo una de las razones de su desaparición fue la falta de adaptación y el conservadurismo. El Dr. Terra enfatizó en dos conceptos importantes para la fe cristiana: el cuidado de la “casa común” y el de la “conversión personal”. Desde este lugar desafió a que las iglesias tomen un rol activo en la defensa del medio ambiente. El representante de Pan para el Mundo, Dr. Joachim Füngelt, nos hizo pensar en cómo “el cambio climático es también la dictadura de unos pocos sobre muchos”. Por otro lado, todos los representantes consideraron que la experiencia concreta del Centro Emanuel debía ser potenciada, compartida y profundizada. Es un centro ecuménico de reflexión y producción agro-ecológica, con un pilar en la teología. Desde este punto se desafío a profundizar la reflexión eco-teológica. La Dra. Anahí Alberti de la Iglesia Metodista Argentina recalcó que el tema ecológico está poco presente en las iglesias.
Pastor Daniel Bruno,Obispo Virgilio, Pastor Bolioli y Obispo De Nully Brown
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Encuentro de laicos y pastores
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el 10 al 12 de octubre, en las instalaciones de la Iglesia Metodista “Del camino” en Malvín, tuvo lugar el II Encuentro de laicos y pastores. Fueron jornadas intensas de compartir experiencias desde las distintas realidades y disciplinas en el ministerio de la Iglesia. La prof. Margot Birriel hizo su aporte desde la perspectiva “¿Cómo cuidarnos?” El Rev. Jairo Roa nos desafió con su ponencia “¿Cómo construir la comunidad de la fe?” El Pr. Juan Damián sobre “¿Cómo nos aproximamos a la sociedad?” Los profesores Andrea Gutiérrez y Juan Pablo Damián nos hicieron un amplio y documentado informe sobre su participación en la reciente Asamblea de CIEMAL. Se usaron distintas dinámicas tratando de responder a las preguntas del I Encuentro: ¿Cómo nos fortalecemos y cuidamos para llegar a ser una verdadera comunidad de fe? ¿Qué estrategias utilizar para SER IGLESIA y llegar a la sociedad?
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Andrea Gutiérrez y Juan Pablo Damián
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Construyendo comunidades de Fe Jairo Alfredo Roa Barreto1
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a Iglesia está en la tarea de preguntarse permanentemente: ¿Qué es y cómo ser Iglesia en la sociedad actual? Esta es una pregunta cuya respuesta no puede evadirse. En el Nuevo Testamento, como en historia de la Iglesia, las iglesias encuentran parámetros orientadores que iluminan lo que significa ser Iglesia y el quehacer de la misma. En Gálatas 6:1-3, encontramos algunos parámetros. “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. 2 Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo. 3Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña”. La carta dirigida a los Gálatas, en apartados previos al texto citado, evidencia la presencia de varios problemas al interior de la Iglesia que ponen en riesgo la vida comunitaria y también el Evangelio. Se pueden reconocer diversos conflictos, pero únicamente haré mención a tres de estos. El primero, es que dentro de la comunidad existen problemas de carácter doctrinal que han pasado a convertirse en ataques personales. El segundo, es la coexistencia de
prácticas contrarias al Evangelio que se ocultan detrás del tema de la circuncisión. El tercero, es que se encuentran prácticas doctrinales que afectan la libertad cristiana. Estos problemas no son fáciles de resolver. Por consiguiente, ser Iglesia no es un asunto sencillo; por el contrario, requiere del esfuerzo y compromiso de cada hermano y hermana. Los problemas y los conflictos que se viven dentro de la comunidad de fe no solo ponen a prueba la tarea de esta, sino que le permiten, además, identificar qué Iglesia es y comenzar a construir el camino para llegar a ser la Iglesia que se quiere. Un énfasis permanente de la carta dirigida a los Gálatas es que la Iglesia es una comunidad de “hermanos y hermanas”. Aunque esto aparentemente es un asunto menor, el hecho de mencionar en varias ocasiones la palabra “hermanos”, implica que ser hermanos es lo que define a la comunidad y lo que orienta su quehacer frente a los conflictos y problemas que se presentan. Es decir, que finalmente lo que está en juego es la fraternidad, la comunidad, el afecto, el cariño, el aprecio y el amor, fundamentales para la unidad de la Iglesia. Cuando una comunidad pierde el sentido de ser hermanos y hermanas, extravía de igual manera el ser la Iglesia del Señor. Otro de los aspectos mencionados por el pasaje es: “si alguno fuere sorprendido en alguna falta”. La comunidad no está al acecho de los pecados ni de las faltas de los hermanos y hermanas. Aquí la palabra “falta” hace alusión a una caída inesperada al lado del camino. Es decir, es un traspié por no tener los cuidados o las precauciones necesarias, que de no corregirse puede afectar al hermano o hermana y, por tal razón, a la misma comunidad. El hermano o la hermana ha cometido un traspié y la comunidad está en la tarea de restaurarle, ponerle en pie y volverlo al camino. Pero la “falta” no equivale a “pecar contra el hermano o la hermana”, como sí ocurre en el libro de Mateo 18:15 al decir: “si tu hermano peca contra ti”. Esta acción es diferente a la anterior, porque hace alusión a aquellas acciones que buscan “hacer daño” y “afectar” a la otra persona. Esta es una acción
1 Pastor Menonita, Filósofo y Teólogo. Doctor en Teología y Doctorado en Filosofía.
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malintencionada y no el producto de una falta (caída inesperada). Quizás por esta razón, el pecado evidencia la incapacidad de amarse a sí mismo, de amar al otro y de amar a Dios. Los textos de Gálatas y de Mateo exponen las vulnerabilidades de las comunidades de fe, por lo cual, hay que evitar idealizarlas para eludir posibles decepciones y frustraciones. La comunidad no está exenta de cometer faltas y pecados, ni de que surjan problemas entre los hermanos y hermanas. Por tal razón, una comunidad de fe madura es aquella que está capacitada para afrontar las dificultades. El llamado de la epístola de los Gálatas es ser una comunidad espiritual: “vosotros que sois espirituales”. Una comunidad espiritual es aquella que utiliza los dones y frutos del espíritu que la identifican para enfrentar los inconvenientes que se manifiestan en la Iglesia. En el capítulo 5:22-23, el apóstol les recuerda: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. El amor, el gozo, la paz, la paciencia, la benignidad, la bondad, la fe, la mansedumbre y la templaza, no solo son un aspecto identitario de la comunidad, sino las herramientas que esta posee para ser y actuar en los distintos períodos de la vida. Pero el texto, además, en contraposición, define lo que es una comunidad de la “carne”: “Adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas…” (Gálatas 5: 19-21). Una vez que la Iglesia se reconoce como una comunidad del Espíritu, al estar ante el hermano o hermana que ha cometido una falta, debe “restaurarle con espíritu de mansedumbre”. El énfasis en los frutos del espíritu señala que la restauración no es un acto sencillo, mecánico e instantáneo. Es un proceso que requiere del compromiso y esfuerzo de la comunidad de fe por actuar conforme al Espíritu y evitar caer en la “tentación” de actuar conforme a la “carne”. Restaurar a un hermano o hermana es “volver a ponerle en pie”. En el Nuevo Testamento encontramos varias acepciones para la palabra restaurar: “remendar las redes” ( Mt. 4:2); “perfectamente unidos” (1Cor. 1:10); “completemos lo que falta” (1Tes. 3:10) y “os
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haga aptos” (Heb. 13:21). La restauración es un proceso complejo y dinámico con el cual deben comprometerse todos los hermanos y hermanas de la comunidad. Cuando la comunidad de fe logra restaurar al hermano o la hermana, se hace evidente lo que expresa el texto de Mt. 18:19-20: “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. 20 Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. La restauración debe hacerse con “espíritu de mansedumbre”. La mansedumbre no debe ser vista como debilidad. Se refiere a una disposición tranquila, equilibrada, mantener las emociones bajo control, (quizás hoy podemos hablar de inteligencia emocional y de inteligencia espiritual). Actuar con mansedumbre requiere actuar con amor, con alegría, con paciencia, sin violencia, con bondad y templanza (autocontrol). El Antiguo Testamento permite ampliar el concepto de mansedumbre. En el Salmo 37:11 dice: “Pero los mansos heredarán la tierra, y se recrearán con abundancia de paz”. Ecl. 10:4 dice: “Si el espíritu del príncipe se exaltare contra ti, no dejes tu lugar; porque la mansedumbre hará cesar grandes ofensas”. El espíritu de mansedumbre está relacionado con la paz y el perdón. Actuar con mansedumbre frente a los problemas de la comunidad implica actuar en paz y tener la capacidad de perdonar. De tal manera que la comunidad no debe solamente actuar con espíritu de mansedumbre, sino también ser una comunidad pacificadora y perdonadora. El perdón es un asunto complejo, y no el resultado de un acto mágico, mecánico e inmediato. Tampoco es una acción meramente permisiva o un acto de humillación del perdonado. La complejidad del perdón plantea varios interrogantes difíciles de resolver: ¿qué significa perdonar?, ¿quién puede perdonar?, ¿a quién se puede perdonar?, ¿qué se puede perdonar?, ¿qué no se puede o no se debe perdonar?, ¿existe lo imperdonable?, ¿qué diferencia hay entre el perdón y la clemencia? El proceso de restauración necesariamente conduce al tema del perdón, y este último, dada su complejidad, requiere de un análisis más detallado, lo que deriva en la imposibilidad de hacerlo en este espacio.
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La misericordia, atributo esencial de Dios. William Quinteros
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n los tiempos que vivimos, un argumento que he escuchado con frecuencia en labios de quienes reniegan de Dios se basa en la crueldad que domina nuestra época. Es un argumento que nos conmueve, aunque no siempre estoy seguro de que nuestro tiempo sea más cruel de lo que fue el pasado; lo que sí es cierto es que hoy estamos más informados sobre lo que sucede en nuestro entorno. Cuando inquirí más sobre esta manera de pensar, se mencionó no solo la crueldad del ser humano para con sus semejantes, sino también el sufrimiento causado por las catástrofes naturales. Es verdad que el sufrimiento moderno abre incógnitas, dudas y desafíos para nuestra fe. Para quienes frecuentamos la Biblia como fuente de crecimiento espiritual, encontramos en el libro de Job pistas o pequeñas luces para el camino de nuestra búsqueda. En realidad, las dudas no van dirigidas al Creador, sino que van orientadas directamente a la concepción metafísica de una Justicia Divina, por ende, si lo que se cuestiona es una justicia divina, esa justicia solo podría ser administrada por Dios. Muchos de estos argumentos están basados en una concepción antigua que también encontramos en el libro de Job: la idea de que Dios castiga a los culpables y recompensa a los buenos. Esta idea de un Dios que castiga es propia del Antiguo Testamento y, por razones que no puedo precisar, ha dominado la doctrina sobre Dios, sobre su esencia y sus atributos divinos. Sin embargo, la lectura de los evangelios nos corrige y a través de las enseñanzas de Jesús comenzamos a ver que esa justicia divina tiene un punto de apoyo en la justicia humana, para ser quizás más ecuánime, debería decir también en la falta de justicia humana. Es en Jesús que encontramos a Dios en su dimensión plena como un Dios misericordioso. Su misericordia está presente de manera muy intensa en el hecho de recibir con todo su amor y perdón al pecador arrepentido. En su significado original, el término latino misericordia significa tener el corazón (cors) con los pobres (miseri). El término misericordia es usado para
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traducir la expresión hebrea «rachamim», cuya raíz es el verbo «racham» que significa «dar calor», «ser compasivo» «brindar cuidado». Una sola vez en el Antiguo Testamento es usado «racham» para describir un sentimiento humano en relación con Dios, en el Salmo 18:1, que en versiones españolas está traducido como: «Yo te amo Señor». En griego, el término έλεος (ELEOS) describe el hecho de alguien que tiene necesidad y que otro puede suplir esa necesidad. De esta manera lo encontramos en los evangelios. El tema de la misericordia ha estado soslayado en la literatura teológica. Este “olvido”, como lo define el Doctor en Teología y Profesor de dogmática Walter Kasper, no es un tema marginal, sino que nos enfrenta a la realidad de la verdadera esencia divina. Dios es misericordioso y no encontramos en Él el castigo, sino la redención. En Jesús encontramos lo que podríamos llamar “el camino de la misericordia” que es el mismo en el Padre y en el Hijo, y adquiere su máxima expresión en la muerte y resurrección (el misterio pascual). Pero el término misericordia ha sido muchas veces usado de manera equívoca. El sentimiento de compasión ante las injusticias, sin una profundización en las causas y una praxis en consecuencia, no alcanza a ser misericordia. Es fácil caer en el “paternalismo” y actitudes individuales que no cuestionan las fuentes del sufrimiento y las injusticias. Jon Sobrino propone no hablar solamente de misericordia, sino del Principio -misericordia como el sufrimiento ajeno interiorizado-. El mismo expresa: “Digamos que por “Principiomisericordia” entendemos aquí un específico amor que está en el origen de un proceso, pero que además permanece presente y activo a lo largo de él, le otorga una determinada dirección y configura los diversos elementos dentro del proceso. Ese Principiomisericordia -creemos- es el principio fundamental de la actuación de Dios y de Jesús, y debe serlo de la Iglesia” (Jon Sobrino “Principio-misericordia” Ed. Sal terrae 1992). En el cristianismo el tema de la culpa y el pecado han sido centrales, por eso la redención es el principio
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religioso sobre el que se edifica la doctrina. Pero el hombre moderno, enfrentado a la crueldad de los tiempos en que vive, ya no se cuestiona a sí mismo, no cuestiona sobre su justificación individual -tema central en Agustín y en gran parte de la literatura de los Padres de la Iglesia-. Esto no tiene relevancia para el hombre moderno, por el contrario, el hombre moderno, como lo sostiene Karl Rahner, reclama a Dios la justificación por la deplorable situación del mundo y la humanidad. Es a partir de este razonamiento que el tema “misericordia” adquiere importancia fundamental. Reconocemos y confesamos la misericordia como el principal atributo de Dios. Es nuestro Dios un Dios misericordioso. Dice Karl Rahner que la misericordia no puede ser un caso de la justicia divina; antes, por el contrario, la justicia divina ha de entenderse desde la misericordia divina. Una justicia basada en el perdón que redime, expresión del amor infinito de Dios. Es
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este amor divino que busca ser correspondido, pero este amor puede ser ignorado, incluso rechazado por los seres humanos. Dios no nos obliga a amar, nos propone amar, y la misericordia es la consecuencia de este amor divino. La crueldad de nuestro tiempo, como de cualquier tiempo, no la debemos considerar a la luz de una supuesta justicia divina basada en el castigo y la recompensa, sino que la valoraremos a partir de la propuesta de amor de Dios, hecha carne en Jesucristo, que nos llama a ser misericordiosos, hacer nuestro el dolor y sufrimiento del prójimo y obrar para que las causas de ese sufrimiento y dolor dejen de existir. Para el presente siglo XXI, el tema de la misericordia debería ser prioritario en la Iglesia de Jesucristo, buscar a partir de la reflexión y el diálogo los “caminos de la misericordia”, caminos únicos que nos conducen al Reino de Dios.
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Desafíos del Sínodo de la Familia Aníbal Sicardi
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esde el 4 al 25 de octubre, y a un año de la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos -realizada en octubre de 2014-, la XIV Asamblea General Ordinaria tratará “La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo”. Al documento Relatio Synodi, madurado en el Sínodo de Obispos, se agregaron otros elementos que conforman el Instrumentum Laboris que guiará a la próxima Asamblea. Al privilegiar el aspecto pastoral sobre el legal, como propuso Francisco, se posibilitó discutir temas tabúes como el divorcio, homosexualidad, lesbianismo, aborto, anticoncepción y otros similares. Las iglesias de “visión protestante” tienen posición tomada en ese temario. En el tema de la homosexualidad, la ICR apunta al “reconocimiento” de un hecho; mientras que para el protestantismo, es la “aceptación” de la persona homosexual con todas las derivaciones que ello implica. El reconocimiento, donde la comunidad cristiana sea un lugar de calor y afecto, es básico. Aceptarlo como es -con sus derechos al casamiento de parejas, adopción de niñas y niños, visión de vida- es sustancial. Además, es obligatorio establecer un diálogo abierto y sano con sus formas de leer las Escrituras, en donde, al utilizar las herramientas habituales de la exegesis, los textos interpretados clásicamente aparecen con otros contenidos. Lo mismo sucede con el delicado tema del aborto. Toda mujer que aborta sufre. Las iglesias de “línea protestante” reconocen el derecho de la mujer de decidir sobre su cuerpo, de hacer uso de su libertad. Esa posición es correspondida con legislaciones de los Estados sobre la aceptación del aborto. En ese complejo decisorio, el protestantismo acompaña y pastorea a la mujer en lo complicada de la decisión, pero no aparece la necesidad del perdón. No existe la categoría institucional que lo impone. Surge en la ICR como apta para su feligresía, pero no es global. Si se afina la interpretación, cabría la objeción de que el pedido de arrepentimiento y su correlato del perdón va dirigido solo a la mujer. El varón, como en la antigüedad, queda fuera del circuito y en la práctica aparece sin culpa. En lo concerniente al divorcio, Instrumentum Laboris detalla acciones pastorales para el acompañamiento de la pareja, pero el punto de partida es el matrimonio Nº 216 | noviembre-diciembre 2015
como sacramento. Desde allí la pareja divorciada se encuentra en infracción. En las iglesias de línea protestante, el matrimonio no es un sacramento. Es asumido como la decisión libre de la pareja, por lo que ese uso de la libertad también es lícito en la separación de la misma. Como en otros asuntos, la libertad del ser humano es fundamental. Al igual que en el aborto, cada vez más los Estados legislan el divorcio como legítimo ante la ley civil, respetando la libertad de sus componentes. La posición del protestantismo -aceptación de la libertad humana- es anterior a las legislaciones estatales. Es propio de su ser Iglesia. A los ojos del catolicismo romano, esa posición resulta equivocada y hasta puede recibir el rótulo de herejía. Sensación similar se produce en el protestantismo al leer las disquisiciones del catolicismo romano sobre el justificativo del matrimonio como sacramento y sus consecuencias. Ese mecanismo aparece como si se legislara para que sea imposible obtener la aprobación eclesial. Si apartamos lo sacramental, surge que se quiere dejar sin reformar la concepción de una época donde el matrimonio era un asunto de acuerdos de los padres de la pareja por beneficios económicos o de interés de imagen social. La mujer estaba obligada a aceptar lo que sus progenitores o el consenso social determinaba. Hoy la decisión de la mujer pesa como la del varón. No hay casamiento por acuerdos parentales, sino de las partes. La libertad de elección y de decisión es la que prevalece. Así que puede interpretarse como que la ICR mantiene una concepción cultural de otros tiempos y no acepta la evolución humana. La cuestión de fondo no cambia con las nuevas disposiciones de aceleramiento de los trámites, aunque debe reconocerse el esfuerzo pastoral para que el divorciado y divorciada no se sientan excomulgados. La desvalorización de la época actual se evidencia en todo el documento de IL. Dos conceptos se repiten: el de individualismo, en ocasiones con el adjetivo de “exagerado”, y el de consumismo. El primero es una adquisición del desarrollo humano en el cual la persona afirma su autonomía. Ese avance REVISTA METODISTA | 21
produjo crisis en instituciones que hasta otra época eran respetadísimas, como por ejemplo las iglesias, las cuales pierden fieles. El IL se lo adjudica al error individualista y a la pérdida de la fe sin dar ningún espacio a que ese hecho pueda ser por el mantenimiento de una institución que responde a otra época pero no al presente. La culpa es de quienes no aceptan las demandas de la ICR, pero no de la institución eclesial. Las iglesias de visión protestante practicaron la autocrítica, reflexionaron sobre sus instituciones y no las consideraron infalibles. Tampoco son negadoras de la evolución y responsabilidad humana.
el prójimo, el sufrido. Otras deben explorarse. Los templos, las órdenes religiosas y la institución eclesial de hoy no estaban en la vibrante Iglesia de los primeros siglos que conquistó la sociedad de su tiempo. Las iglesias de visión protestante acompañaron y estuvieron presentes en ese cambio, por lo que tienen reflexiones distintas a la ICR. Entre ellas el concepto de familia. Visualizan que no hay un solo modelo, sino varios. La familia parental permanece, pero no es la única ni tiene la incidencia que ocupaba en otras épocas.
El concepto de consumismo no se lo puede igualar al del individualismo en la descripción de la sociedad actual. El consumismo es consecuencia de un sistema económico-social que impulsa la compra como valor en sí misma. El individualismo autonomía- es usado como una de las palancas para la compra, pero no es el motor del consumismo.
El IL (párrafos 6 y siguientes) acepta la existencia de un “cambio antropológico-cultural”. Reconoce rasgos positivos, pero alerta sobre “el creciente peligro del individualismo exasperado que desvirtúa los vínculos familiares haciendo que cada componente de la familia sea como una isla y prevalezca la idea de un sujeto que se construye según sus propios deseos asumidos con carácter absoluto”. (Las negritas están en el texto del IL)
A ese sistema se lo conoce como capitalismo -en ocasiones como capitalismo salvaje- que a la vez se transforma en una religión que determina el estilo y hábitos de la ciudadanía. Es llamativo que en IL se critiquen ciertos aspectos del proceso económicosocial pero nunca se los mencione por su nombre.
Veamos la lógica del razonamiento: hay un reconocimiento de los cambios, pero la adquisición de derechos se desvaloriza con la mención de aspectos negativos. Se enfatiza “el creciente peligro del individualismo exagerado” que determina negativamente la familia.
El interrogante de utilizar repetidamente individualismo y consumismo sin mencionar el capitalismo ofrece la oportunidad de arriesgar alguna faceta que está en la discusión Iglesia-cultura.
Posibilitemos el ejercicio de dar crédito de que eso ocurre. Surge la pregunta: ¿es una novedad o esos peligros estaban en épocas anteriores? La familia parental y clasista del pasado, ¿no llevaba en sí misma la construcción de un sujeto a sus propios deseos, repetitivos, robotizados?
Ambos conceptos son parte de la ciudad. La ciudad es un fenómeno nuevo en la historia humana. En otras épocas lo que se conoce como ciudad estaba íntimamente asociado a lo rural. Hoy la ciudad es autónoma. La ciudad es una creación humana, tanto en su construcción como en la organización social y estilo de vida. No es una continuación de lo que se denomina creación natural. Es un producto diferente que se encuentra dentro de los planes Divinos. Dios está en la génesis y vida de la ciudad por medio de la acción humana.
Al focalizar el problema sobre características de la actualidad sin relacionarlo con otras épocas, se concluye que el pasado era mejor y se induce a repetir ese esquema de antaño. Remata con la presunción de que la crisis de fe es la que produce los problemas de la familia. La culpa se deposita en el humano sin ninguna observación sobre la responsabilidad de la institución eclesial. Es legítimo sospechar que se trata de una posición ideológica de lo que debe ser la sociedad, con elementos teológicos predeterminados para justificarla.
Hay que ser cautos en la sentencia de que el humano pierde la fe. En esa construcción de la ciudad cambian los parámetros del creer que venían juntos con otros esquemas de vivencias. El encuentro habitual con Dios, que era el templo o la religión institución, ya no le satisface al humano. Ese encuentro se realiza en otras esferas ciudadanas. Algunas reconocibles, como
Esa relación de Iglesia-cultura difiere del protestantismo, habilitando pensar que los temas referidos -incluido el de familia- deberían ubicarse dentro de la concepción positiva de la acción de Dios en la historia que dio lugar a la época actual. Agradezcamos al Espíritu que ofrece este tiempo de reflexión creativa y fraternal.
22 | REVISTA METODISTA
Nº 216 | noviembre-diciembre 2015
Metodismo con "M" de Mujer Mirtha Elizabeth Coitinho - Comisión de Historia y Archivo de la IMU
E
n este número de la Revista Metodista queremos recordar a tres sencillas mujeres que formaron parte de nuestra iglesia en donde compartieron lo mejor de ellas mismas.
Sonia Fagúndez de Taborda Formó parte de la congregación de Bernabé Rivera, también conocida como Allende o Yacaré, en el departamento de Artigas. Sonia falleció en 1996. Tuvo una existencia complicada ya que no solo debió luchar contra enfermedades y conflictos de la vida, sino también contra los vicios y las incomprensiones. Sin embargo, comenzó a ver las cosas desde otro ángulo aquel día en que decidió seguir a Jesucristo. De ahí en adelante, a pesar de las dificultades, porque estas no desaparecieron, además de haberse encontrado consigo misma, Sonia llegó a ser como un faro que alumbraba a su alrededor. Tanto que durante sus dos últimos años de vida ese compromiso de Sonia con Jesucristo fue muy importante para ayudar a fortalecer a la congregación de Bernabé Rivera y hasta permite explicar, en parte, el crecimiento de dicha congregación en ese entonces.
Tiempo después, la familia se trasladó a la localidad de Merinos, en el departamento de Paysandú. Puesto que no había templo en ese lugar, los pastores metodistas encontraron en la casa de Vicenta y su esposo un lugar en donde predicar y enseñar la doctrina cristiana. Entre otros, por allí pasaron los pastores Astrada, Luciano Viti, Aguirre y Juan Pardías. Después de vivir más de cuarenta años en Merinos, el matrimonio se mudó a la ciudad de Paysandú. Participaron, por tanto, de los cultos metodistas, primero en casa de los Pagani-Pereyra y luego en el hogar de los esposos Henning-Romero. Gran alegría demostró Vicenta cuando se reabrió la obra metodista en la ciudad, celebrando las reuniones en un local apropiado. Con el paso del tiempo, por su precaria salud, Vicenta se vio imposibilitada de seguir asistiendo, entonces procuró que sus hijas no faltaran a las celebraciones religiosas para que le compartieran las enseñanzas que habían recibido en la predicación. Luisa Panizza de Temesio Formó parte de la congregación de Durazno desde 1906 hasta que falleció en 1938, a los 86 años de edad. Mientras le fue posible participó de los cultos y demás actividades de la iglesia. Sus últimos años fueron de gran prueba por diversas circunstancias, siendo ella un ejemplo de fe. El himno favorito, expresaba su sentir: “En tus afanes y en tu dolor, Dios cuidará de ti. Vive amparado en su inmenso amor, Dios cuidará de ti”. Sonia, Vicenta y Luisa, tres sencillas cristianas metodistas de quienes se puede decir que, en medio de sus circunstancias, estuvieron firmes y constantes, creciendo en la obra de Dios siempre. (1 de Corintios 15, 58)
Vicenta Roth de Vaucher (1865-1953) Vicenta y su esposo vivían en las cercanías de la ciudad de Mercedes. Allí tuvieron la dicha de conocer al misionero Jorge Petersen quien, al hacer sus giras por el país, bautizó a sus 14 hijos.
De estas dos últimas hermanas no tenemos registro fotográfico, si alguien tiene alguna foto, mucho agradeceríamos que nos la hagan llegar, así completaríamos las biografías.
Arrinconaron a Jesús La noticia es grave y trascendente, sin embargo, parece inquietar a muy pocos. La redes mediáticas e informativas prefieren ignorarlo so pena de que sus tandas publicitarias queden vacías. Te pregunto si en tu país pasa lo mismo que en el mío. Estoy seguro de que sí porque estamos globalizados. Eso quiere decir que estamos en el mismo globo, asfixiados de libertad. Y todos atados por los mismos dueños. Por eso arrinconó a Jesús la misma sociedad occidental y ¿cristiana? Temen que Jesús les pinche el globo. Más seguro es Papá Noel, Santa Claus. Les lleva los regalos a domicilio, en su bolsa que nunca se vacía, ni se rompe, ni se pone vieja. Igual que "el interés bancario". Los villancicos y los cantos navideños se volaron al pasado. O al cielo. Parece que allá los escucha más gente. Solo aparece el Papa y la Misa de Gallo desde el "museo" del Vaticano, abierto esa noche solo por 2 horas. Las tandas no mencionan nada de Jesús. No importa el nombre, sino lo que hizo y dijo. Te dicen "Feliz Navidad". Y no sabes qué significa "felicidad". Nada tiene que ver con el Sermón del Monte... "Felices los..." A veces siento que a Jesús lo dejaron arrinconado en las iglesias que el mundo actual volvió cuevas modernas de protección contra miedos y amenazas.
En el show navideño En el show navideño de estos días Jesús dejó de ser vedette y protagonista principal. Los aplausos se los llevan otros y otras. Pero no todo está perdido. Hay cosas que se salvan. Todavía hay gente que quiere reunirse con los que ama. Aunque el amor se quede en familia. A veces alguna persona, grupo o entidad se acuerda de los que están "afuera". Solos, o con hambre, o sin juguetes ni regalos, o sin alegría. Y se dan gestos solidarios. De algún modo me consuelo. Jesús está implícito, pero está. Siempre oculto en las raíces de toda gratuidad. Y eso es lo que cuenta. Hechos y no palabras. Gestos y no sonidos. Navidad nunca puede festejarse solo o solos o solas. Se precisa del que está "lejos" para que lo volvamos prójimo. Démonos cuenta o no, con él siempre viene Jesús. Él mismo en persona nos aseguró que es su modo de viajar. Juan Damián