Revista Metodista nº 217

Page 1


Sumario

Revista Metodista Nº 217 marzo-abril 2016 Publicación de la Iglesia Metodista en el Uruguay (IMU)

Espacio juvenil VAR Voluntariado, Arte y Reflexión Lic. Nicolás Iglesias Schneider

Oscar Villagrán: redactor responsable osvillagran@gmail.com Diseño: Andrea Desalvo andrea.desalvo@gmail.com

4

“Lo mejor para nosotros es que un solo hombre muera por el pueblo, y no que toda la Nación sea destruída” Pastor Oscar Bolioli 5

Diseño de tapa: Luciana Villagrán luciana-villagran@hotmail.com Revista Metodista (RM) respeta la opinión de sus colaboradores.

Beber el trago amargo Pastor Ademar Olivera 7

Los artículos firmados expresan única y exclusivamente el pensamiento de sus autores. Permitida la reproducción total o parcial de los artículos, citando su fuente.

Espiritualidad

Nuevos aires en la formación teológica latinoamericana: el ejemplo de GEMRIP Nicolás Panotto 11

Agradecemos el envío de un ejemplar Oficinas Centrales: Barrios Amorín 1310 Teléfonos 2413 6552 – 2413 6554 Correo electrónico: iemu@adinet.com.uy Página web: www.imu.org.uy. Colaboran en este número: Oscar Bolioli Silvia Castillejos Peral, Juan Damián Juan Pablo Espinosa Arce, Eduardo Galeano Nicolás Iglesias, Jaime Lepé, Ademar Olivera Nicolás Panotto, Diana Rocco Tedesco Juan Abelardo Schvindt Corrección de textos: Prof. Pablo Osores Impresión: Artes Gráficas S.A. Porongos 3035 - Tel.: 2208 4888 info@artesgraficas.com.uy Depósito Legal Nº: 361.998/2016

9

Conociéndonos

13

Distintas posturas sobre un mismo tema: “hay que quitarles a las mujeres el voto porque ya están pensando mucho”

14

Cuando las mujeres eran sacerdotes Juan José Tamayo

15

Comentario al artículo del Dr. Tamayo

Dra. Diana Rocco Tedesco 17

El día que me volví invisible Silvia Castillejos Peral

18

Semana Santa: Gritos proféticos y esperanzas de resurrección Juan Pablo Espinosa Arce

19

Pentecostés, la Fiesta de la Esperanza Pastor Juan Abelardo Schvindt 21 Metodismo con M de Mujer Oscar Villagrán

23


Editorial

La primera Revista Metodista del año sale un poco atrasada, pero con temas que siguen siendo actuales.

Jesús sigue sufriendo todo esto en medio nuestro, mientras sigan obrando poderes que conspiran contra la vida, la vida plena y digna.

Hemos transitado el tiempo de cuaresma, ese tiempo litúrgico que los cristianos vivimos para prepararnos espiritualmente, tiempo de mirarnos hacia adentro en busca de repuestas para vivir una vida comprometida.

El desafío para los cristianos hoy es no quedarnos paralizados frente a la muerte, sino rescatar el mensaje de esperanza de Jesús resucitado. Esta entrega lleva distintas miradas de otros temas que esperamos sirvan para ir haciendo reflexión y compromiso.

Los hechos que nos recuerdan la última semana de Jesús en la tierra, nuevamente nos hacen pensar cómo siguen habiendo juicios viciados de nulidad, traiciones, engaños, gente que actúa en las sombras, gente con habilidad para la manipulación y gente que desde el poder es capaz de cometer horrendos crímenes.

¡Felices Pascuas de Resurrección!

3

REVISTA METODISTA N° 217 - Marzo/Abril 2016


Espacio juvenil VAR Voluntariado, Arte y Reflexión

Lic. Nicolás Iglesias Schneider Contacto: espaciodevoluntariado@gmail.com Cel. 099516021

Espacio juvenil VAR está dirigido especialmente a jóvenes entre 15 y 25 años que viven o estudian temporalmente en Montevideo, con foco en el barrio de la Aguada (Lima 1621). VAR busca ser un espacio de referencia y participación -para jóvenes- que aporte una perspectiva crítica y creativa frente a las problemáticas particulares. La propuesta es generar espacios de intercambio juvenil a partir de la capacitación, el debate crítico, el diálogo entre la fe y la realidad, el arte y el voluntariado, procurando acompañar y potenciar las habilidades y sueños de los y las jóvenes en esa etapa particular de la vida.

V Curso anual de voluntariado con énfasis en inclusión (inicio el 5/4). El voluntariado permite el conocimiento de diversas realidades, la reflexión crítica sobre esta y la acción colectiva para su transformación. Para esto brindaremos un curso anual de voluntariado con énfasis en inclusión el cual comenzará el 5 de abril y contará con profesores de primer nivel en diversos temas: recreación, ética, mediación, expresión corporal y trabajo con grupos, entre otros temas. Así mismo el grupo generará acciones sociales concretas hacia el barrio y otros proyectos vinculados a la IMU. A Talleres variados de expresión artística con muestras organizadas por los y las jóvenes. El arte y la expresión artística son herramientas profundas y muy fundamentales para el desarrollo sano de cualquier ser humano. Hoy el arte en sus diversas formas de expresión en los jóvenes abarca diversas técnicas: fotografía, teatro, plástica, graffitis, música, danza, circo y estamos abiertos a ser sorprendidos por estas y otras ideas. La propuesta también incluirá muestras periódicas de las diversas expresiones gestionadas por los y las jóvenes. R Foros debate, cines debate y otras propuestas de construcción colectiva del conocimiento (26/4). La reflexión nos permite crecer en el conocimiento, intercambio y escucha de ideas sobre temas de actualidad y su vinculación con la fe y la hermenéutica bíblica que se haga. Por ello queremos abrir espacios de debate, tertulias, cine-foros y otras formas que habiliten un diálogo pacífico e interesante para los y las jóvenes. Hay temas que son de preocupación para los y las jóvenes y son constitutivos en su formación como ciudadanos y ciudadanas. A finales de abril desarrollaremos el primer debate en torno a alguno de los temas de actualidad: refugiados y migrantes, diversidad sexual y fe, cambio climático, política y fe, economía globalizada, entre otros tópicos.

La pastoral estudiantil y juvenil es un proyecto fundamental para la vida de la iglesia y para el desarrollo de una perspectiva bíblico-teológica crítica en jóvenes. En estos tiempos las necesidades e intereses de los jóvenes se han ido diversificando exponencialmente y esto genera que las respuestas deban ser más amplias. La idea de que la Aguada sea un centro abierto y de referencia para jóvenes surge en la Iglesia Metodista del Uruguay hace mucho tiempo junto con el proyecto del hogar estudiantil “Emilio Castro”. La Iglesia Metodista en el Uruguay tiene un campo fértil en esta área: jóvenes que egresan de instituciones educativas metodistas, hogares estudiantiles y jóvenes que cada año se mudan a Montevideo y están buscando un grupo de referencia. La propuesta de VAR procura que jóvenes de diferentes realidades puedan tener un espacio de pertenencia y expresión que propicie encuentros interpersonales y acciones transformadoras y liberadoras que emerge del Evangelio. Por esto, el valor de la apertura al diálogo, la solidaridad, la diversidad, el respeto y la inclusión serán los distintivos de este espacio. Durante la década de los 60 y 70, el espacio ecuménico universitario fue un espacio fermental de debate teológico en diálogo con la realidad social y política que daba respuestas revolucionarias y de cambio. Hoy en un contexto donde la fe parece ser solo un patrimonio de lo conservador, creemos que es necesario generar un espacio para la transformación que implique los tres abordajes que VAR propone: Voluntariado, Arte y Reflexión. El acompañamiento, el diálogo, el compromiso por el bienestar del otro y la otra, la expresión, la acción social y el debate crítico son las bases fundamentales para llevar a cabo esta propuesta que busca construir algunas respuestas provisorias a las búsquedas y desafíos cambiantes del mundo actual. REVISTA METODISTA N° 217 - Marzo/Abril 2016

Esta propuesta busca ser una construcción con las diferentes congregaciones de la IMU y está abierta a que puedan proponer ideas, invitar, consultar o sugerir que involucremos a jóvenes de su entorno familiar o eclesial. También estamos abiertos a recibir propuestas y aportes concretos de recursos humanos, tiempo y donaciones para los tres ejes en que se desarrolla el proyecto VAR. Así que cuando anden por Aguada, ¡bienvenidos a VAR!

4


“Lo mejor para nosotros es que un solo hombre muera por el pueblo, y no que toda la Nación sea destruída” Juan 11:50

Oscar Bolioli

Esta sentencia de Caifás no es espontánea. Es la culminación de un proceso que se da a partir del mensaje de Jesús. No hay duda de que impacta, atrae y entusiasma por su contenido. Es el pensar en una sociedad distinta, otro orden donde los posteriores serán los primeros, donde los que sirven son los que importan, donde los privilegios no cuentan más, donde los pobres son los ciudadanos de ese Reino. Este mensaje es dado como el proyecto de Dios a una sociedad de Señores y una clase religiosa confundida con el poder político. Una sociedad donde los últimos eran los pobres, las mujeres, los esclavos y las viudas.

¿Qué se podía esperar de los relegados, sino el entusiasmo? De poder siquiera tocar su manto, de ser reconocidos como personas. De estar en presencia de un Maestro que sanaba el espíritu, el cuerpo y daba esperanza. Dios estaba allí. Era invierno, nos dice el Evangelio de Juan. Era la celebración de la Dedicación del Templo: Jesús subió hasta Jerusalén con sus discípulos y estando en el pórtico de Salomón fue rodeado por los dirigentes judíos y le increparon: “¿hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Dinos claro si eres el Cristo”. Cuando Jesús desafía su incredulidad, quieren ape-

5

REVISTA METODISTA N° 217 - Marzo/Abril 2016


drearle y luego apresarle. Juan no dice cómo, pero el Maestro logra escapar y se va al otro lado del Jordán. Allí se queda con los suyos y le cobijan en la tierra donde antes el Bautista había realizado su ministerio. Estando allí, le llega la noticia de que su amigo Lázaro está enfermo. Decide regresar a Judea y llegar hasta Betania donde viven Lázaro con sus dos hermanas Marta y María. Queda a unos tres kilómetros de Jerusalén. La muerte de Lázaro le afecta mucho y la resurrección de su amigo se da en medio de la gente que fue a los funerales. El impacto de esto, con la conversión de muchos, llega pronto a los oídos de los fariseos y sacerdotes en Jerusalén. El Consejo de Sumos Sacerdotes se reúne de inmediato. ¿Qué vamos a hacer? Es la gran pregunta con la cual se convocan. “ Si le dejamos así todos van a creer en él (este es el tema) y las autoridades romanas vendrán y destruirán nuestro Templo y nuestra nación”( esta es la excusa). En otras palabras, están en peligro de perder el control que siempre tuvieron sobre la gente. La lógica de Caifás es clara: hay que deshacerse de él, es un peligro y lo arropa con una frase magnánima: “hay que hacerlo para salvar la nación”. ¿No nos resulta conocido ya este argumento en otras circunstancias? ¿Cuántos han muerto en la historia para “proteger la nación? ¿Cuántos Bonhoeffers o Luther Kings debieron morir porque modificaban o desafiaban estructuras? Este año se cumplen treinta años del asesinato de Patrice Lumumba porque desafiaba la ocupación y apetito insaciable de las empresas Belgas en el Congo. Jesús ya no anda públicamente por Judea. Se va a Efraín, cerca del desierto, con sus discípulos. Se acerca la Fiesta de la Pascua y muchos de los peregrinos que vienen del campo se preguntan y especulan si Él vendrá a Jerusalén. Jesús vuelve a Betania

REVISTA METODISTA N° 217 - Marzo/Abril 2016

a lo de Lázaro. Es una conmoción porque la gente no solo iba a verlo, sino también a Lázaro que se había vuelto una celebridad turística. La sentencia de los Sumos Sacerdotes se extiende también a Lázaro. En el fondo no importa quién caiga, sino que asegure que lo mío sobreviva. Cuando la gente percibe que Jesús se acerca a Jerusalén, sale a recibirle a la puerta de la ciudad con alegría, la esperanza se renueva en ellos. Pero Jesús sabe qué le espera cuando afirmó su rostro hacia Jerusalén. Es la cruz. Son claras las palabras a sus discípulos: “es necesario que el grano muera para que la vida germine”. Es algo muy diferente a lo que pretenden Caifás y el sistema. En su muerte germina nuestra salvación. En la cruz sabemos que no hay soledad que Dios no haya transitado ni abandono que Dios no haya conocido. Dice Emilio Castro en su libro Preguntas de Dios: “Allí podemos vislumbrar, percibir y reconocer admirados el amor de Dios, es decir, la búsqueda desesperada de Dios para rescatarnos aún de situaciones imposibles. En efecto, la primera lección que emerge al mirar la cruz es: hasta aquí descendió el Hijo de Dios para estar a nuestro lado, aún en las peores circunstancias de nuestra vida humana”. Mientras nosotros ponemos muerte en la vida, Dios ha puesto vida en la muerte. Dios está en el resucitado, es la vida que irrumpe entre los signos de la muerte. Moltman decía que “vivimos en sociedades optimistas que caminan encima de muchos cadáveres”. Seamos capaces de construir experiencias de resurrección. Demos pasos de la muerte a la vida construyendo nuestra Pascua. Por pequeñas que sean, que sean experiencias de justicia, convivencia, amor al otro, de resurrección que nos permitan creer y esperar en las promesas de Jesús que nos incluye a todos en su Resurrección.

6


Beber el trago amargo Texto: Marcos 14:32-42

Pastor Ademar Olivera

1) Jesús, fiel hasta la muerte. Momento dramático en la vida de Jesús: al presentir la cercanía de su pasión y muerte siente una dolorosa angustia. Una serie de hechos lo llevan a intuir ese desenlace fatal. Acusaciones de practicar la magia, de blasfemar contra Dios, de ser un falso profeta, un “hijo rebelde”, de quebrantar el día sagrado, su gesto de purificar el templo… eran todos delitos que se castigaban con la muerte. Ahora libra una dura batalla. Tener conciencia de su muerte cercana y posible le produce tristeza, agonía. Necesita orar, estar con sus discípulos a quienes ama. Pero ellos duermen. ¡Se siente solo! Completamente solo. Desde el punto de vista humano, se podría considerar un fracasado. Los líderes religiosos no lo comprenden, sus propios discípulos lo abandonan, uno lo traiciona. ¡Qué frustración! Con todo, Él acepta las consecuencias de haber asumido un ministerio tan difícil. Allí se estaba “jugando la vida”, pero no claudicaría en su propósito. Es capaz de decir: “Nadie me quita la vida, sino que yo la doy por mi propia voluntad” (Juan 10:17). Finalmente se encomienda a su Dios: “¡Hágase tu voluntad!”. La respuesta del Padre a su obediencia es la Resurrección. Eso lo comprenderán más tarde sus discípulos: “Por eso, Dios le dio el más alto honor y el más excelente de todos los nombres” (Filipenses 2:9).

El tema aquí es el sufrimiento del justo causado por leyes y conceptos establecidos en la sociedad de esa época. El entramado político-social-religioso permite y estimula lo peor de la condición humana: la dureza de corazón, la ceguera, el desprecio, la arrogancia… lo que lleva al crimen contra un inocente. No hay atenuantes, la sangre del Nazareno tiene responsables. Hay víctima y victimarios. El acontecimiento de la cruz es paradigma de la injusticia y del sufrimiento inocente. 3) Muerte que produce vida. El conflicto interior que vive Jesús es humano. Tiene carácter físico, moral y espiritual. Sabe que ser fiel a un compromiso tiene consecuencias. ¿Será posible evadir ese “trago amargo”, ese cáliz? Jesús es coherente con su prédica: “El amor más grande que uno pueda tener es dar su vida por sus amigos” (Juan 15:13). Recordamos que el martirio no es algo que se busca adrede, sino que se encuentra en el camino, en la lucha, como una posibilidad. Ni Jesús, ni sus discípulos, ni ningún luchador social buscan el sufrimiento o la muerte. Solo lo haría un enfermo, un masoquista. Afirma un testigo de Cristo: “El pueblo

2) Sufrimiento por causa de la justicia. El sufrimiento humano es un tema difícil, inquietante. El sufrimiento es producido por diversas causas: fenómenos naturales, hechos fortuitos, enfermedades, accidentes, pérdida de un ser querido. Todos los seres vivientes estamos expuestos al sufrimiento y a la muerte, incluso los creyentes. Claro, nosotros tenemos el recurso de la oración, implorar la sanidad, la misericordia, la consolación, la presencia divina, fortaleza para poder enfrentar con entereza una prueba.

7

REVISTA METODISTA N° 217 - Marzo/Abril 2016


cidio, familiares de desaparecidos que reclaman verdad y justicia, drogadicción, delincuencia, pobreza. Son situaciones preocupantes que nos desafían a asumir una postura comprometida con los más débiles, con los que sufren una injustica. Porque siempre Dios se coloca del lado de la víctima, no del victimario. Esas personas y situaciones ocupan un lugar preferencial en el amor de Dios revelado en Jesucristo. También somos testigos de nuevos crucificados. Personas que ofrendan su vida por causa de la justicia, en defensa de la vida, en defensa de los derechos humanos. Quienes hacen esta opción, motivados por su fe, entienden que esa es la propuesta que Jesús les plantea. En tal sentido, el texto nos interpela en varios niveles de reflexión.

no tiene vocación de mártir… No hay que dar la vida muriendo, sino trabajando, luchando”. Jesús define el propósito de su presencia: “Yo he venido para que tengan vida, y que la tengan en abundancia” (Juan 10:10). También se refiere al precio que puede tener el discipulado: “Si alguno quiere ser discípulo mío, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz cada día y sígame” (Lucas 9:23). Luego utiliza una metáfora provocadora: “Si un grano de trigo no cae en tierra y muere, sigue siendo un solo grano; pero si muere, da abundante cosecha” (Juan 12:24). En ese marco, Jesús anuncia en tres ocasiones la eventualidad de su muerte próxima. A los discípulos les cuesta aceptar esa posibilidad y la rechazan. Recién después de la Resurrección empiezan a descubrir su significado, recordando las propias palabras de Jesús: “Mi sangre es derramada a favor de muchos”.

-El grado de disponibilidad que asumimos. La pregunta crucial es: Nosotros, como discípulos de Jesús, ¿hasta qué punto tomamos en serio su invitación de colocarnos al lado de quienes sufren y viven en angustia? ¿O nos hemos quedado “dormidos” cuando más nos necesitan? ¿Somos realmente solidarios con las personas que son víctimas de injusticias, violencia, privaciones y sienten que sus derechos les son negados? ¿Tenemos la confianza suficiente de que el trabajo que realizamos en esa área a su tiempo dará sus frutos? Porque la vida nueva, resucitada, comienza ya aquí: “Si nosotros hemos muerto con Cristo, confiamos en que también viviremos con Él” (Romanos 6:8). Y lo que hemos recibido por la fe lo compartimos con los demás. El testimonio que damos se acredita con una vida llena de sentido, al modo de Jesús. Es lo que puede generar vida en otros.

4) Seguir los pasos de Jesús. Al acercarnos a una nueva Semana Santa, ¿qué nos sugiere el texto del Evangelio de Marcos? ¿Cómo actualizar su mensaje a la realidad que nos toca vivir hoy? Creo que es fácil constatar en nuestra sociedad uruguaya hechos que se asemejan mucho al relato evangélico, aunque se les denomina con términos diferentes: crímenes impunes, violencia familiar, femini-

REVISTA METODISTA N° 217 - Marzo/Abril 2016

-Finalmente, es imprescindible vivir y actuar con la esperanza de que, aun en la precariedad de nuestro esfuerzo, Dios lo convertirá en vida nueva. Porque somos instrumentos, colaboradores de Dios en la misión.

8


Espiritualidad

xxxxxxxxxxxxx

JESÚS VIVIÓ UNA ESPIRITUALIDAD POLÍTICA –de un artesano. Mi pequeña patria era Galilea la rebelde, en el corazón de un país dominado por el Imperio Romano, sometido al control político y al expolio económico. Sabía muy bien de qué hablaba cuando describí a los romanos como “jefes de las naciones” que gobiernan los pueblos como “señores absolutos” y los “oprimen con su poder” (Mc 10, 42). La mayoría de mis vecinos malvivían trabajando la tierra (que en muchos casos no era suya) y por sus frutos también tenían que pagar impuestos. Otra parte de la población, la que vivía cerca del lago de Galilea, se dedicaba a la pesca. Su situación económica no era mejor que la de los campesinos, porque también estaban controlados por los recaudadores de Herodes Antipas, que imponían tributos, impuestos, diezmos y tasas sobre derechos de pesca y utilización de los embarcaderos. La carga total era abrumadora. A muchas familias se les iba en tributos e impuestos un tercio o la mitad de lo que producían o pescaban. La construcción de las ciudades de Séforis y TIberíades hizo más grande la brecha económica: yo fui testigo del crecimiento de la desigualdad que favorecía a la minoría privilegiada de estas ciudades, lo que provocaba más inseguridad y pobreza y la desintegración de muchas familias campesinas. Creció el endeudamiento y la pérdida de tierras de los más débiles. Los tribunales de las ciudades pocas veces apoyaban a los campesinos. Aumentó el número de indigentes, jornaleros y prostitutas. Cada vez eran más los pobres y hambrientos que no podían disfrutar de la tierra regalada por Dios a su pueblo. Viendo y sufriendo esa realidad, especialmente después de la experiencia del Jordán y de saberme de un modo nuevo hijo y hermano, formando parte de la misma realidad de Dios (Jn 10,30, 14,10-11) y de la humanidad (Mt 25, 40,45) ya no podía seguir igual: había llegado el momento de empeñar mi vida, enredarla para siempre entrando de lleno en lo que experimenté como proyecto de Dios: acoger su amor incondicional y compasivo, dejarme transformar por Él, y empeñar la vida en hacer verdad la filiación y la fraternidad, es decir, acoger el Reino de Dios.

Mi gran pasión fue hacer comprender a mi gente esta radical novedad: no se trataba de hacer penitencia, guardar ayunos y prescripciones, ir al templo o cumplir la ley, sino de entrar en la dinámica del Reino de Dios que ya está entre nosotros, acoger la alegría y la sorpresa de Su amor increíble a cada uno de sus hijos e hijas, a cada realidad[4]. Eso transformará el corazón. Pero eso no lo podía hacer yo solo, necesitaba generar un movimiento de hombres y mujeres del pueblo que conocieran bien su sufrimiento para ayudar a los demás a tomar conciencia de que había llegado la hora de acoger el Reinado de Dios. Desde el primer momento me rodeé de amigos y amigas y poco a poco los fui “enredando” queriendo contagiarles la misma pasión: el Reino de Dios ya está aquí, hay que acogerlo y hacerlo verdad. Yo intenté pasar por la vida haciendo el bi en, curando, liberando, así lo recogió más tarde Lucas en el capítulo 15. Fueron muchas las personas que acogieron mis palabras, se entusiasmaron y de muchas maneras apoyaron mi actividad. Unas ofrecieron acogida en sus casas: eran grupos de apoyo para mí y para quienes me seguían como itinerantes. Otros abandonaron sus familias para compartir mi vida y predicación. A unos los fui llamando uno a uno[6], otros vinieron por invitación[7], otras, como María de Betania[8], me pidieron hacerse discípulas mías. Poco a poco la red crecía y a mí se me llenaba el corazón de nombres y de alegría. Algunos y algunas de esas personas compartieron mi vida itinerante, y puse mucho empeño en ir acompañando, educando y enseñándoles a orar a Dios como Abba, iniciándolos en la predicación y sobre todo ayudándoles a comprender que acoger el Reino de Dios pasaba por dejarnos enredar en esa dinámica de transformación del corazón. Yo lo fui aprendiendo y viviendo y por eso lo proclamé con fuerza: “Nada de lo que entra en la persona puede mancharla. Lo que sale de dentro es lo que contamina” (Mc 7,15). La urgencia primera por tanto no era la purificación externa sino la de consentir que nuestro corazón se vaya dejando configurar por ese amor incondicional de Dios y por tanto vaya siendo cada vez más bueno y compasivo, igual que el suyo (Lc 6,36; Mt 5,48).

9

REVISTA METODISTA N° 217 - Marzo/Abril 2016


Un corazón que renuncia a la violencia(Mt 5, 21-24; 43-45). La dinámica “del ojo por ojo” estaba muy arraigada entre mi gente. ¿Cómo hacerles entender que esa conducta es destructiva y no es coherente con el proyecto de Dios de aprender a vivir lo que somos: familia, relación, vínculo indestructible? Lo primero era vivir dentro de mi corazón la renuncia a toda agresión, aprender a vencer al mal a base de hacer el bien y después hablarles claro y de un modo provocador: “si alguien te abofetea en una mejilla ofrécele también la otra, al que te quita la capa dale también el manto… Amad a vuestros enemigos…” porque así es Dios “que hace salir el sol sobre buenos y malos”(Mt 5, 38-45; Lc 6,27,31). Yo quería comprometer a mis seguidores y seguidoras en la misma pasión que a mí me quemaba dentro: transformar nuestra persona para poder transformar nuestra sociedad, nuestro mundo, nuestra tierra en una gran familia que vive la seguridad del amor incondicional del Dios Madre-Padre y que va haciendo verdad en la historia la fraternidad y la sororidad con toda la vida. En definitiva, contagiar a esas mujeres y hombres mi pasión por Dios y por los que peor lo estaban pasando. Sabía muy bien lo que eso suponía en la sociedad injusta y violenta de mi tiempo, cuando los fui llamando, invitando y aceptando para enredarlos en esta apasionante pero ardua tarea. Era consciente del precio que tendríamos que pagar, de lo difícil que iba a ser ir empeñando nuestra vida y enseñando a los demás a caminar no en la dinámica del odio, la violencia, la prepotencia y el egoísmo, sino en la de la compasión, el cuidado y la bondad, sin dejar de denunciar las injusticias, de desenmascarar las mentiras, la inhumanidad, de vivir indiferentes al sufrimiento de las grandes mayorías del pueblo. Junto a mis seguidores y seguidoras fuimos recorriendo Galilea. En la situación que vivía mi pueblo, mi actividad en medio de sus aldeas y mi mensaje del «reino de Dios» representaban una fuerte crítica a aquel estado de cosas. Mis palabras y hechos denunciaban esa injusta situación. Mi firme defensa de los pobres, excluidos y hambrientos, mi acogida preferente a los últimos de aquella sociedad, mi clara denuncia y condena de la vida suntuosa de los ricos de las ciudades fue un desafío público al programa socio-político que impulsaba Herodes Antipas, que claramente favorecía los intereses de los más poderosos y hundía cada vez más en la miseria a los más débiles. Muchas veces mis discípulos no me entendían e incluso se asustaban de mis palabras(Jn 6, 60-66). Eran muy conscientes, en ese contexto, de cómo podía resonar la parábola del mendigo Lázaro y el rico Epulón que vive fastuosamente ignorando a quien muere de hambre a la puerta de su palacio(Lc 16,19-31); el relato del terrateniente insensato que solo piensa en construir silos y almacenes para su grano(Lc 12,16); la crítica se-

REVISTA METODISTA N° 217 - Marzo/Abril 2016

vera que hice a quienes atesoran riquezas sin pensar en los necesitados (Lc 16,13; Mt 6, 24-27), mis insensatas proclamas declarando felices a los indigentes, los hambrientos y los que lloran al perder sus tierras (Lc 6, 20-21). También dirigí muchas de mis exhortaciones a quienes me seguían para invitarles a compartir la vida de los más pobres de aquellas aldeas y caminar como ellos, sin oro, plata ni cobre, y sin túnica de repuesto ni sandalias (Mt 10, 9-10). Compartía con ellos mis llamadas a ser compasivos con los que sufren y a perdonar las deudas (Lc 6, 36-38), a no buscar el poder ni los primeros puestos (Mc 10, 35-45), y que de una vez por todas entendieran que el que sirve y es el maestro lava los pies y que salvar su vida era arriesgarla y entregarla (Lc 15, 8-10). Y tantas otras palabras y hechos con las que pretendía expresar la denuncia de un modo de vivir que con la llegada del Reinado de Dios estaba llamado a desaparecer. Yo quería anunciar con pasión que el sufrimiento de mi pueblo y el de todos los pueblos tenía que dar paso a un mundo nuevo, más justo y fraterno, donde Dios pudiera reinar como Padre. Y eso suponía que habíamos aprendido a vivir como hijas e hijos, hermanos y hermanas. El hecho de enredarnos en la tarea de curar, sanar, aliviar, enderezar, perdonar, denunciar, en nombre del Dios del amor y la misericordia tenía que ser una buena noticia también para nuestra nueva familia. No se trataba de cumplir unas obligaciones, sino de darnos cuenta de que habíamos encontrado el tesoro escondido y por ello la alegría de ese encuentro había que celebrarla como lo hacían las personas de mis parábolas, la mujer que encuentra la moneda (Lc 15, 8-10), el pastor que encuentra la oveja (Lc 15, 1-7). No era tiempo de ayuno, sino de celebrar la fiesta del amor, como lo hacen los novios (Mc 2, 18-19). Ha llegado el momento de despedirme después de compartir mi experiencia con cada una de las personas que habéis hecho este itinerario. Ahora ya solo me resta animaros de todo corazón a enredar vuestras vidas en proyectos de sentido que hagan este mundo más justo y más fraterno. Apasionaros como yo por ayudar a dar a luz este mundo nuevo que aguarda vuestra colaboración. Aún es de noche, hay tormentas, se levantan muros de exclusión, pero también es verdad que ya apunta el amanecer de un mundo nuevo, que el arco iris de la paz va uniendo países y rompiendo fronteras y que cada vez hay más personas enredadas en hacer verdad lo que somos: una familia, una red de relaciones, unidad. Yo, Jesús de Nazaret, un hombre que creí que merecía la pena “enredarse” e invitar a otras personas a “enredarse” para colaborar en el emerger de un mundo nuevo.

10


Nuevos aires en la formación teológica latinoamericana: el ejemplo de GEMRIP

Nicolás Panotto Director General GEMRIP

La educación teológica en América Latina se encuentra en un momento de transición. Más allá de que la muestra más evidente de ello son las transformaciones y procesos que se dan a nivel institucional, existen “corrientes de fondo”, o sea, elementos no tan visibles pero que son, en realidad, los factores centrales de todos estos procesos. En otras palabras, los escenarios actuales en muchos de nuestros seminarios –falta de estudiantes, problemas financieros, dificultades para el crecimiento- son en realidad el síntoma de toda una serie de desafíos más amplios: el poco interés que existe en la teología, la escasa vinculación de lo teológico con otras áreas del conocimiento o prácticas dentro del laicado de nuestras iglesias, la falta de pertinencia de los modelos curriculares con respecto al contexto de las iglesias locales, la falta de diversificación de los programas académicos, entre otros varios elementos que podríamos mencionar.

hoy día es importante evidenciar otros espacios de gran importancia en el campo: ONGs religiosas, movimientos sociales, grupos religiosos de diálogo en temáticas particulares, como también el rol de otros sectores, como las juventudes, la niñez, las mujeres, los movimientos de defensa de minorías sociales, etc. Frente a este panorama, ¿cómo pensar el quehacer teológico más allá de las estructuras eclesiales tradicionales? ¿Cómo servir a los heterogéneos desafíos que se plantean a la pastoral de las comunidades eclesiales hoy? El segundo elemento a tener en cuenta es la necesidad de un diseño curricular más interdisciplinario que deje de lado las divisiones tradicionales de la educación teológica. Al ver el programa de un seminario, generalmente vemos y encontramos currículas separadas en las áreas de siempre: Biblia, sistemática, historia, pastoral, correlación, etc. Creemos que estas identificaciones disciplinares son importantes y requieren de cierta especificidad para su profundización. De todos modos, la heterogeneidad del público de la educación teológica hoy requiere partir de otros temas y marcos conceptuales, donde todas estas áreas trabajen conjuntamente. Esto se debe a algunas cuestiones “obvias”: los problemas que enfrenta la teología son problemas encarnados en nuestra sociedad. Para responder a ellos, se requiere de herramientas analíticas desde –por ejemplolas ciencias sociales, para desde allí realizar una reflexión teológica, bíblica y pastoral pertinentes. Aquí la gran necesidad: ¿cómo se realizan esos puentes? ¿Cuáles son los ejes o marcos que

Frente a este panorama, han habido muchas instancias de debate y reflexión profunda sobre cómo enfrentarlo. Dentro de los varios elementos a mencionar, queremos dar énfasis a dos necesidades. En primer lugar, la necesidad de responder eficientemente a la existencia de una pluralidad de sujetos y contextos en el quehacer teológico. La educación teológica tradicional sostiene que la iglesia-institución es su agente principal, por lo cual ha estado centrada en la formación de pastores/as. Más allá de que esto sigue siendo una función central (a pesar del problema de la cada vez menor cantidad de candidatos/ as al pastorado; pero ese es otro tema…), 11

REVISTA METODISTA N° 217 - Marzo/Abril 2016


nas específicas o instancias de formación, sino también sobre cómo pensar la teología y la fe. Pastores/ as, laicos/as, militantes y académicos de diversos espacios en distintos países (a veces continentes), comparten juntos/as en una misma aula virtual sus inquietudes y experiencias, motivados desde las lecturas y temas que propone un/a profesor/a. Esto ha permitido ver cómo la fe y el quehacer teológico requieren de instancias plurales de diálogo, así como de metodologías que permitan un encuentro más amplio, que superen las murallas tradicionales.

pueden compartir cada área para realizar un diálogo fructífero que haga real la efectividad de la fe (como decía José Míguez Bonino) en nuestro entorno? El Grupo de Estudios Multidisciplinarios sobre Religión e Incidencia Pública (GEMRIP) es un espacio que ha construido una propuesta educativa en esta dirección. Por ello, el proyecto cuenta con diversas áreas de estudio (género y sexualidad; religión, política y espacio público; ciencias de la religión; juventud y niñez, estudios teológicos; estudios poscoloniales), que se entrelazan a partir de ejes transversales y nodos problemáticos que permiten crear un espacio de diálogo disciplinar a partir del estudio de una (o varias) problemáticas concretas.

Frente a ciertos pronósticos pesimistas, creemos que la teología y la educación teológica, específicamente, tienen mucho que dar a la situación del mundo hoy. Es más, creemos que existen mejores oportunidades que antes. Pero para hacerlo requerimos de cambios importantes, y sobre todo originalidad. Ello no viene de un día para otro y sin rispideces. Pero ya estamos caminando y el sendero se muestra fructífero.

El grupo cuenta con profesores/as, académicos/as y especialistas en diversos campos disciplinares. Un elemento central para GEMRIP es lograr un diálogo fructífero entre la academia e instancias de incidencia concreta. Por esta razón, los cursos de modalidad virtual que ofrecemos, las diversas revistas de investigación y las actividades que desarrolla en conjunto con otras organizaciones, parten de la atención de demandas, problemáticas, preguntas y desafíos presentes en las experiencias cotidianas de personas, organizaciones, iglesias y movimientos comprometidos con nuestra sociedad.

Aparte de las instancias virtuales que ofrece el Centro de estudios www.gemrip.org con cursos todo el año, en Uruguay existe un grupo de estudio que a partir de abril desarrolla clases todos los jueves a las 19hs en OBSUR (Rodó 1727) Por más información: contacto@gemrip.org o cel.: 098615676

Los espacios de encuentro y diálogo que se han creado a partir de esta propuesta han representado instancias riquísimas no solo para repensar discipli-

REVISTA METODISTA N° 217 - Marzo/Abril 2016

12


Conociéndonos

xxxxxxxxxxxxx

Hay en todas las comunidades metodistas del país hermanos y hermanas que desarrollan su ministerio un poco en medio del silencio, pero quienes participan en la comunidad de fe saben que siempre están ahí, dispuestos a servir, a acompañar, a dar testimonio de Jesucristo. Tal es el caso de Matilde Pereyra de Alonso, más conocida por “Pocha”. Matilde nació el 9 de noviembre de 1924 en Durazno, en una familia de siete hermanos. Su papá, Bibiano Pereyra -metodista de siemprela llevó desde niña a la iglesia. Pocha nos cuenta que se quedó ahí para siempre, pues se sentía muy a gusto. Con su esposo Lázaro Alonso ha formado una hermosa familia con 5 hijas, 14 nietos y 11 bisnietos. Cuando era joven atendió la escuela dominical, tarea que le deparó muchas satisfacciones. Recuerda de esa etapa la contención que le brindó a un niño al cual logró integrarlo al grupo. Más tarde, la iglesia le brindó a este chico la oportunidad de alojamiento y de estudiar en Montevideo. Hoy es un hombre que ha encontrado un buen camino. Vivió una etapa muy activa en la iglesia a través del trabajo con niños, paseos a otros departamentos

y distintas actividades, siendo un miembro activo de la iglesia. Con nostalgia recuerda a muchos pastores que pasaron por Durazno: Fortunato Puch, Yamandú Rey, Ademar Olivera, Pedro Laluz, Diego Frisch y Rodolfo Míguez, entre otros. Con sus hermosos 91 años sigue asistiendo a los cultos con una de sus hijas. La comunidad de fe de Durazno se alegra y celebra contar con Pocha, una hermana que con su sola presencia irradia paz, alegría y amor.

El Cantor Cuando Alfredo Zitarrosa murió en Montevideo, su amigo Juceca subió con él hasta los portones del Paraíso, por no dejarlo solo en esos trámites.

Y Alfredo cantó. Una milonga, dos, cien.

Y cuando volvió, nos contó lo que había escuchado.

La voz de Alfredo, que tanto había hecho vibrar los suelos, estaba haciendo vibrar los cielos.

San Pedro quería que aquello no acabara nunca.

San Pedro preguntó nombre, edad, oficio.

Entonces Dios, que andaba por ahí pastoreando nubes, paró la oreja.

- Cantor - dijo Alfredo. El portero quiso saber: cantor de qué.

Y ésa fue la única vez que Dios no supo quién era Dios.

- Milongas - dijo Alfredo. San Pedro no conocía. Lo picó la curiosidad, y mandó:

Eduardo Galeano

-Cante.

13

REVISTA METODISTA N° 217 - Marzo/Abril 2016


Distintas posturas sobre un mismo tema “Hay que quitarles a las mujeres el voto porque ya están pensando mucho”

xxxxxxxxxxxxxx

Alcalá de Henares, España.- El obispo de Alcalá arremete con insultantes declaraciones hacia las mujeres y opina que ‘ya están pensando mucho por su cuenta y que habría que quitarles el voto’.

Sobre el voto, afirmó que el movimiento se ha desviado y desvirtuado: “lo que en un primer momento se presentaba como ‘feminismo sufragista’ -que reclamaba el derecho a voto de las mujeres o la igualdad de derechos entre el varón y la mujer- ha ido evolucionando bajo el influjo de distintas ideologías”.

Monseñor Juan Antonio Reig Pla sostiene además que el feminismo es un “proceso de la deconstrucción de la persona”, así sin más.

Monseñor, además, argumentó que las feministas abogan por el radicalismo en el cual se ocultan movimientos contra natura: “El feminismo radical pasó de pedir igualdad al ‘feminismo de cuota’ que reclama al menos la mitad de los cargos de responsabilidad para mujeres. Su movimiento es más conocido por sus pretensiones políticas y vinculaciones con movimientos pro aborto, el ataque al matrimonio monógamo y a la maternidad”.

Durante su intervención en la presentación del libro La Teología Feminista, Significado y Valoración (ABC), ha descargado su pensamiento radical. “Conviene indicar que el feminismo ideológico no es más que un paso en el proceso de deconstrucción de la persona. De hecho, los argumentos que sustentan el pensamiento feminista, en sucesivas evoluciones, han propiciado la ideología de género y las teorías Queer y Cyborg”, sostuvo el prelado ante la concurrencia.

REVISTA METODISTA N° 217 - Marzo/Abril 2016

14


Cuando las mujeres eran sacerdotes

Juan José Tamayo

Jaime Lepé 1 de enero a las 23:03 ·

sacerdotalis, sobre la ordenación sacerdotal reservada solo a los hombres (22 de mayo de 1984). La más contundente de todas las declaraciones al respecto es esta última que zanja la cuestión y cierra todas las puertas a cualquier cambio en el futuro: ‘Declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia’. Es verdad que la historia no es pródiga en narrar casos de mujeres sacerdotes. Esto no debe extrañar ya que ha sido escrita por varones, en su mayoría clérigos, y su tendencia ha sido a ocultar el protagonismo de las mujeres en la historia del cristianismo. ‘Si las mujeres hubieran escrito los libros, estoy segura de que lo habrían hecho de otra manera, porque ellas saben que se les acusa en falso’. Esto escribía Cristina de Pisan, autora de La ciudad de las damas (1404). Sin embargo, importantes investigaciones históricas desmienten tan contundentes afirmaciones del magisterio hasta invalidarlas y convertirlas en pura retórica al servicio de una institución patriarcal. Entre los estudios más relevantes al respecto cabe citar Mujeres en el altar, de Lavinia Byrne -religiosa expulsada de su congregación por publicar este libro-; Cuando las mujeres eran sacerdotes, de Karen Jo Torjesen -catedrática de Estudios sobre la mujer y la religión en Claremont Graduate School-; y los trabajos del historiador Giorgio Otranto -director del Instituto de Estudios Clásicos y Cristianos de la Universidad de Bari-. En ellos se demuestra, mediante inscripciones en tumbas y mosaicos, cartas pontificias y otros textos, que las mujeres ejercieron el sacerdocio católico durante los 13 primeros siglos de la historia de la Iglesia. Veamos algunas de estas pruebas que quitan todo valor a los argumentos del magisterio eclesiástico. Debajo del arco de una basílica romana aparece un fresco con cuatro mujeres. Dos de ellas son las

Durante los últimos meses han aparecido numerosos documentos y declaraciones de teólogos y teólogas, grupos de sacerdotes y religiosos, movimientos cristianos y organizaciones cívico-sociales, e incluso de obispos y cardenales de la Iglesia católica pidiendo el acceso de las mujeres al sacerdocio. Todos ellos consideran la exclusión femenina del ministerio sacerdotal como una discriminación de género que es contraria a la actitud inclusiva de Jesús de Nazaret y del cristianismo primitivo, va en dirección opuesta a los movimientos de emancipación de la mujer y a las tendencias igualitarias en la sociedad, la política, la vida doméstica y la actividad laboral. El alto magisterio eclesiástico responde negativamente a esa reivindicación, apoyándose en dos argumentos: uno teológico-bíblico y otro histórico, que pueden resumirse así: Cristo no llamó a ninguna mujer a formar parte del grupo de los apóstoles, y la tradición de la Iglesia ha sido fiel a esta exclusión no ordenando sacerdotes a las mujeres a lo largo de los veinte siglos de historia del catolicismo. Esta práctica se interpreta como voluntad explícita de Cristo de conferir solo a los varones, dentro de la comunidad cristiana, el triple poder sacerdotal de enseñar, santificar y gobernar. Solo ellos, por su semejanza de sexo con Cristo, pueden representarlo y hacerlo presente en la eucaristía. Estos argumentos vienen repitiéndose sin apenas cambios desde hace siglos y son expuestos en tres documentos de idéntico contenido, a los que apelan los obispos cada vez que los movimientos cristianos críticos se empeñan en reclamar el sacerdocio para las mujeres: la declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe Inter insigniores (15 de octubre de 1976) y dos cartas apostólicas de Juan Pablo II: Mulieris dignitatem (15 de agosto de 1988) y Ordinatio

15

REVISTA METODISTA N° 217 - Marzo/Abril 2016


santas Práxedes y Prudencia, a quienes está dedicada la iglesia. Otra es María, madre de Jesús de Nazaret. Sobre la cabeza de la cuarta hay una inscripción que dice: Theodora Episcopa Emoticono smile Obispa). La ‘a’ de Theodora está raspada en el mosaico, no así la ‘a’ de Episcopa. En el siglo pasado se descubrieron inscripciones que hablan a favor del ejercicio del sacerdocio de las mujeres en el cristianismo primitivo. En una tumba de Tropea (Calabria meridional, Italia), que data de mediados del siglo V, aparece la siguiente dedicatoria a ‘Leta Presbytera’: ‘Consagrada a su buena fama, Leta Presbytera vivió cuarenta años, ocho meses y nueve días, y su esposo le erigió este sepulcro. La precedió en paz la víspera de los Idus de marzo’. Otras inscripciones de los siglos VI y VII atestiguan igualmente la existencia de mujeres sacerdotes en Salone (Dalmacia) (presbytera, sacerdota), Hipona, diócesis africana de la que fue obispo san Agustín cerca de cuarenta años (presbiterissa), en las cercanías de Poitires (Francia) (presbyteria), en Tracia (presbytera, en griego), etcétera. En un tratado sobre la virtud de la virginidad, del siglo IV, atribuido a san Atanasio, se afirma que las mujeres consagradas pueden celebrar juntas la fracción del pan sin la presencia de un sacerdote varón: ‘La santas vírgenes pueden bendecir el pan tres veces con la señal de la cruz, pronunciar la acción de gracias y orar, pues el reino de los cielos no es ni masculino ni femenino. Todas las mujeres que fueron recibidas por el Señor alcanzaron la categoría de varones’ (De virginitate, PG 28, col. 263). En una carta del papa Gelasio I (492-496) dirigida a los obispos del sur de Italia en el año 494 les dice que se ha enterado, para gran pesar suyo, de que los asuntos de la Iglesia han llegado a un estado tan bajo que se anima a las mujeres a oficiar en los sagrados altares y a participar en todas las actividades del sexo masculino al que ellas no pertenecen. Los propios obispos de esa región italiana habían concedido el sacramento del orden a mujeres, y estas ejercían las funciones sacerdotales con normalidad. Un sacerdote llamado Ambrosio pregunta a Atón, obispo de Vercelli que vivió entre los siglos IX y X y era buen conocedor de las disposiciones conciliares

REVISTA METODISTA N° 217 - Marzo/Abril 2016

antiguas, qué sentido había que dar a los términos presbytera y diaconisa, que aparecían en los cánones antiguos. Atón le responde que las mujeres también recibían los ministerios ad adjumentum virorum, y cita la carta de san Pablo a los Romanos, donde puede leerse: ‘Os recomiendo a Febe, nuestra hermana y diaconisa en la Iglesia de Cencreas’. Fue el concilio de Laodicea, celebrado durante la segunda mitad del siglo IV -sigue diciendo en su contestación el obispo Aton- el que prohibió la ordenación sacerdotal de las mujeres. Por lo que se refiere al término presbytera, reconoce que en la Iglesia antigua también podía designar a la esposa del presbítero, pero él prefiere el significado de sacerdotisa ordenada que ejercía funciones de dirección, de enseñanza y de culto en la comunidad cristiana. En contra de conceder la palabra a las mujeres se manifestaba el papa Honorio III (1216-1227) en una carta a los obispos de Burgos y Valencia en la que les pedía que prohibieran hablar a las abadesas desde el púlpito, -práctica habitual entonces-. Estas son sus palabras: ‘Las mujeres no deben hablar porque sus labios llevan el estigma de Eva cuyas palabras han sellado el destino del hombre’. Estos y otros muchos testimonios que podría aportar son rechazados por el magisterio papal y episcopal y por la teología de él dependiente, alegando que carecen de rigor científico. Pero, ¿quién es la teología y quiénes son el papa, los cardenales y los obispos para juzgar sobre el valor de las investigaciones históricas? La verdadera razón de su rechazo son los planteamientos patriarcales en que están instalados. El reconocimiento de la autenticidad de esos testimonios les llevaría a revisar sus concepciones androcéntricas y a abandonar sus prácticas misóginas. Y a eso no parecen estar dispuestos. Prefieren ejercer el poder autoritariamente y en solitario encerrados en la torre de su ‘patriarquía’, a ejercerlo democráticamente y compartirlo con las mujeres creyentes, que hoy son mayoría en la Iglesia católica y, sin embargo, carecen de presencia en sus órganos directivos y se ven condenadas a la invisibilidad y al silencio. Juan José Tamayo-Acosta es director de la Cátedra de Teología y Ciencias de la Religión en la Universidad Carlos III de Madrid

16


Comentario al artículo del Dr. Tamayo

Dra. Diana Rocco Tedesco

después de un Jesús que habla en público, pero que a solas lo hace con una mujer (realizando dos transgresiones). Pero además, y para escándalo de sus mismos discípulos, esa mujer era SAMARITANA… Con los samaritanos no hay tratos y menos conversaciones.

Los argumentos del Dr. Tamayo sobre el sacerdocio femenino son acertados pero ambiguos. ¿Cuál es su posición sobre el tema? Los Evangelios ayudan poco, la historia un poco más. Como siempre digo a mis alumnos de Escuela Dominical, nosotros tenemos un quinto Evangelio que es una mezcla de los cuatro que ya existen.

En fin, si la Iglesia Católica quisiera admitir el sacerdocio femenino, tendría mucho material para hacerlo en los mismos evangelios –sin mencionar los apócrifos, como el Evangelio de María Magdalena o los Hechos de Pablo y Tecla-, pero el tema es si realmente quiere hacerlo.

Si nos referimos a Mateo -el único traducido al arameo en Antioquía- los discípulos son 12 y varones, no hay duda. Si vamos a Lucas, el discípulo de Pablo y como él abierto a la comunidad no judía, las mujeres tuvieron bastante protagonismo. Huelga decir que el que lee Romanos 16 queda impresionado por la actividad de estas mujeres. Febe es nombrada diaconisa y prostatés, es decir, protectora de la comunidad. Prisca, la mujer, está nombrada antes de su marido… y eso no es casual. En la mentalidad semita, el más importante iba primero. Y así podríamos seguir buscando en Pablo muchos ejemplos.

El problema, tarde o temprano, va a tener que enfrentarlo. Leí que en España -no sé en qué región, pero me parece centro norte- un solo cura atendía ocho iglesias (la falta de vocaciones no es solo nuestra) y tuvo que autorizar a las diaconisas a hacer algo más que leer el evangelio. En fin, el artículo es bueno, pero da la idea de una iglesia católica misógina moderna, cuando sabemos que esto viene ya desde el Concilio de Éfeso en el 431, con el obispo Cirilo que lo presidía, y que tenía una posición obispal monárquica muy clara.

Pero Lucas es muy explícito. En Lucas 8 habla de las mujeres que seguían a Jesús: la primera María Magdalena (primer testigo de la resurrección, según Luc.24, al que los manuscritos posteriores agregaron el vs.12, como aclara la misma Biblia de Jerusalén).

Vale la pena leer el artículo. Se aprende mucho, como siempre pasa con el Dr. Tamayo, pero faltan cosas, y cosas significativas. La historia de la Iglesia es muy importante para entenderlo con más claridad.

Juan, mucho más tardío y en otra posición –desterrado en la isla de Patmos, posiblemente como consecuencia de una persecución- hablará muchos años

Enero, 2016

17

REVISTA METODISTA N° 217 - Marzo/Abril 2016


“El día que me volví invisible”

Silvia Castillejos Peral

No sé ni en qué día estamos. En esta casa no hay calendarios, y en mi memoria los días están hechos una maraña. Me acuerdo de esos calendarios grandes, unos primores, ilustrados con imágenes de los santos que colgábamos al lado del tocador... Ya no hay nada de eso, todas las cosas antiguas han ido desapareciendo. Y yo, yo también me fui borrando sin que nadie se diera cuenta. Primero me cambiaron de cuarto, pues la familia creció. Después me pasaron a otra más pequeña aún, acompañada de una de mis biznietas. Ahora ocupo el cuarto de los trabajos, el que está en el patio de atrás. Prometieron cambiarle el vidrio roto de la ventana, pero se les olvidó, y todas las noches por allí se cuela un airecito helado que aumenta mis dolores reumáticos. Desde hace mucho tiempo tenía intenciones de escribir, pero me he pasado semanas buscando una pluma, y cuando al fin la encontraba, yo misma volvía a olvidar en dónde la había puesto. A mis años, las cosas se pierden fácilmente, claro que es una enfermedad de ellas, de las cosas, porque yo estoy segura de tenerlas, pero siempre se desaparecen.

serle útil: le llevé un té especial que yo misma preparé. Se lo puse en la mesita y me senté a esperar que se lo tomara. Solo que estaba viendo la televisión y ni un parpadeo me indicó que se daba cuenta de mi presencia. El té, poco a poco se fue enfriando. Mi corazón también. Un viernes se alborotaron los niños y me vinieron a decir que al día siguiente nos iríamos todos de día de campo. Me puse muy contenta ¡Hacía tantos años que no salía, y menos al campo! Entonces el sábado fui la primera en levantarme. Quise arreglar mis cosas así que me tomé mi tiempo para no retrasarlos. Al rato entraban y salían de la casa corriendo y echaban bolsas y juguetes al coche. Yo ya estaba lista y, muy alegre, me paré en el zaguán a esperarlos. Cuando arrancaron y el auto desapareció envuelto en el bullicio, comprendí que yo no estaba invitada, tal vez porque no cabía en el coche o porque mis pasos tan lentos impedirían que todos los demás corretearan a gusto por el bosque. Sentí clarito cómo mi corazón se encogió. La barbilla me temblaba como cuando uno ya no aguanta las ganas de llorar. Vivo con mi familia y cada día me hago más vieja, pero cosa curiosa, ya no cumplo años. Nadie me lo recuerda. Todos están tan ocupados. Yo los entiendo, ellos sí hacen cosas importantes. Ríen, gritan, sueñan, lloran, se abrazan, se besan. Yo ya no sé a qué saben los besos. Antes besuqueaba a los chiquitos, era un gusto enorme el que daba tenerlos en mis brazos como si fuesen míos. Sentía su piel tiernita y su respiración dulzona muy cerca de mí. La vida nueva se me metía como un soplo y hasta me daba por cantar canciones de cuna que nunca creía recordar... Pero un día mi nieta, que acababa de tener a su bebé, dijo que no era bueno que los ancianos besaran a los niños, por cuestiones de salud. Ya no me les acerqué más, no fuera ser que les pasara algo malo a causa de mis imprudencias. ¡Tengo tanto miedo de contrariarlos! Ojalá que el día de mañana, cuando ellos lleguen a viejos... Sigan teniendo esa unión entre ellos para que no sientan el frío ni los desaires. Que tengan la suficiente inteligencia para aceptar que sus vidas ya no cuentan, como me lo piden. Y Dios quiera que no se conviertan en “viejos sentimentales que todavía quieren llamar la atención”. Y que sus hijos no los hagan sentir como bultos para que el día de mañana no tengan que morirse estando muertos desde antes... como yo. ¡Vamos a cuidar a nuestros mayores!

La otra tarde caí en la cuenta de que también mi voz ha desaparecido. Cuando les hablo a mis nietos o a mis hijos, no me contestan. Todos conversan sin mirarme, como si yo no estuviera con ellos, escuchando atenta lo que dicen. A veces intervengo en la conversación, segura de que lo que voy a decirles no se le ha ocurrido a ninguno y que les van a servir de mucho mis consejos, pero no me oyen, no me miran, no me responden. Entonces, llena de tristeza, me retiro a mi cuarto antes de terminar de tomar la taza de café. Lo hago así de repente, para que comprendan que estoy enojada, para que se den cuenta de que me han ofendido y vengan a buscarme y me pidan disculpas. Pero nadie viene. El otro día les dije que cuando muriera entonces sí que me iban a extrañar. El niño más pequeño dijo: “Ah... ¿es que tú estás viva, abuela?” Les cayó tan en gracia que no paraban de reír. Tres días estuve llorando en mi cuarto, hasta que una mañana entró unos de los muchachos a sacar unas llantas viejas y ni los buenos días me dio. Fue entonces cuando me convencí de que soy invisible. Me paro en medio de la sala para ver si aunque sea estorbo, pero mi hija sigue barriendo sin tocarme. Los niños corren a mi alrededor, de un lado al otro, sin tropezar conmigo. Cuando mi yerno se enfermó, tuve la oportunidad de

REVISTA METODISTA N° 217 - Marzo/Abril 2016

18


Semana Santa: Gritos proféticos y esperanzas de resurrección

Juan Pablo Espinosa Arce

Profesor de Religión y Filosofía (UCM) Magister en Teología Fundamental (UC) CHILE

La Semana Santa constituye el corazón del año litúrgico ya que en ella celebramos la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, misterio que es predicado por la Iglesia primitiva presentándolo como kerigma, es decir, anuncio gozoso que se transmite a modo de un credo (Cf. 1 Cor 15,3-4). Es por este acontecimiento salvífico que la Iglesia tiene su razón de ser y en ella los sacramentos, los ministerios, la pastoralidad, la evangelización. Todo mira hacia el Misterio Pascual y desde él brota la fuerza para avivar a la comunidad creyente. La celebración de esta Semana y del tiempo Pascual que comenzaremos el Domingo de Resurrección y que se extenderá durante cincuenta días, me invita a pensar en la incidencia que la Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret tiene en la historia y en la cultura actual, y me gustaría orientar esta reflexión desde dos momentos que a mi juicio vienen a ayudar a descubrir-discernir la presencia del Crucificado y Resucitado hoy, aquí, en este Chile, en esta Diócesis de Rancagua. Los elementos desde los que quiero invitar a pensar la fe serán los gritos y las esperanzas.

cual se exige aborto. El abuso de poder se ha vuelto el pan nuestro de cada día. Estos y otros ejemplos, que bien conocemos, también constituyen gritos, ya sean de alegría por la justicia que llega, o de asesinato y muerte. Seguiremos en este artículo el Evangelio de Marcos que es el que proclama la Iglesia este año: El domingo en la entrada de los ramos la multitud gritaba “Hosanna, Bendito el que viene en nombre del Señor” (Mc 11,9-10). La expectativa mesiánica de la liberación del imperio romano se manifestó en la aclamación popular de los peregrinos en Jerusalén. Al llegar a la ciudad santa, Jesús entra en el Templo y expulsa a los vendedores de ofrendas diciéndoles, y lo más probable gritándoles, “Mi Casa será llamada Casa de Oración, pero vosotros la tenéis hecha una cueva de bandidos” (Mc 11,17). El viernes por la mañana los detractores y opositores al Reinado de Dios, pertenecientes a la hegemonía religioso-político del Templo, gritan a Pilato “Crucifícale” (Mc 15,13), y el Evangelio nos dice que “gritaron con más fuerza: Crucifícale” (Mc 15,14). Horas más tarde -estando

1. Una semana llena de gritos Si realizamos una lectura detenida de la última semana de vida de Jesús veremos que en ella se repite una constante, esto es, la presencia de los gritos. ¿Qué son los gritos? A nivel de lo humano son formas de comunicarnos con el mundo. Nacemos llorando y gritando para pedir protección y comida. Gritamos cuando tenemos miedo, es por tanto un medio de supervivencia. Gritamos en las celebraciones, movidos por la alegría. Gritamos ante el dolor, la muerte y la injusticia, como protesta ante el sin-sentido. En los últimos años hemos visto que el grito está presente en la calle como protesta contestataria ante un sistema que ha levantado ídolos de egoísmo, lucro y éxito a costa de otro. PENTA y CAVAL son síntomas de la falta de ética de algunas personas e instituciones. Nuestra cultura se ha vuelto una de la muerte en la

19

REVISTA METODISTA N° 217 - Marzo/Abril 2016


Jesús en la Cruz- Él pide alguna respuesta al Padre: “A la hora nona gritó Jesús con voz fuerte: Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado?” (Mc 15,34). Teológicamente se habla del silencio de Dios en la hora de la Cruz, pero ese silencio será transformado en grito profético y siempre novedoso en la mañana de resurrección. Y finalmente Jesús ¡muere gritando! “Pero Jesús lanzando un fuerte grito, expiró” (Mc 15,37). Cinco gritos en momentos claves.

él el que iba a librar a Israel, pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó” (Lc 24,21). La esperanza mesiánica de los gritos del Domingo de Ramos había desaparecido. ¿Qué vendría ahora? ¿Con la muerte de Jesús se acabó todo? El silencio de Dios en la Cruz del viernes es interrumpido el domingo con el grito de la resurrección que es comunicado por las mujeres antes que por los varones. Si el grito de la nueva vida que brotó del sepulcro vacío resulta algo nuevo y eterno, el que las mujeres lo anuncien primero es algo más revolucionario todavía. Las esperanzas se vuelven verdaderas ahora que el Maestro envía a los discípulos a Galilea para que el anuncio del Evangelio comience y se extienda hasta los confines de la tierra (Cf. Lc 24,47).

¿Qué significa el grito hoy? Socialmente la época actual está marcada por el descontento, por la indignación. Se pide respeto, igualdad, vivir de mejor manera. Se grita para que los que tienen en sus manos el poder de las naciones conviertan ese poder en servicio hacia los que viven en los márgenes. Como creyentes pedimos respeto a la vida que está por nacer, y así también debemos hacerlo en cada una de sus etapas. En clave de fe debemos aprender a gritar de manera profética, así como lo hizo el profeta Jesús y los del Antiguo Testamento. Es más, creo que el mismo ¡Venga tu Reino! del Padre Nuestro representa el mayor de los gritos provocativos ante el orden vigente que desecha el mensaje del Evangelio de la Cruz -que es necedad para algunos y escándalo para otros, pero para nosotros es fuerza y sabiduría de Dios- (Cf. 1 Cor 1,23).

Predicar la Resurrección hoy provoca que la vida se imponga sobre la cultura de la muerte. Con Jesús tenemos acceso a una experiencia que supera la historia y nos devuelve la esperanza de que otro mundo sigue siendo posible. El tiempo pascual es el del grito litúrgico del Maranathá, ¡Ven Señor Jesús! (Ap 22,20). Nuestra vida cristiana se ha articulado así entre gritos proféticos y esperanzas de resurrección. Será nuestra tarea entonces anunciar a los que viven en la desesperanza que la buena vida es el proyecto del Dios de Jesucristo que resucitó a su Hijo de entre los muertos. Él que es la luz que no conoce ocaso, el Eterno Viviente.

2. Esperanzas de resurrección La muerte de Jesús representó una crisis para los discípulos. Así Lucas en su Evangelio nos cuenta el suceso de Emaús: “Nosotros esperábamos que sería

REVISTA METODISTA N° 217 - Marzo/Abril 2016

¡Feliz Pascua de Resurrección!

20


Pentecostés, la Fiesta de la Esperanza

Pastor Juan Abelardo Schvindt

“… derramaré mi espíritu sobre toda la humanidad: los hijos e hijas de ustedes profetizarán, los viejos tendrán sueños y los jóvenes visiones. Joel 2, 28

para nuestra vida de fe. Ya sea para fortalecernos o simplemente para acompañar nuestra vida con un poquito más de sentido. Si bien esto parece ser así, y volviendo al tema que nos ocupa, considero que se impone devolverle al día de Pentecostés el peso y la relevancia que tiene, a saber, como el día donde un nuevo comienzo nos es regalado como posibilidad restauradora para un mundo dolorido y fragmentado. Porque cuando hablamos del Espíritu Santo, hablamos del Espíritu mismo de Dios. El que estuvo al comienzo de todo moviéndose en esas aguas, origen de todo (Gn. 1,1) y el que actuó como “el soplo de Dios”, el aliento de vida que nos despertó a la existencia y a la conciencia de ser lo que somos.

“… Pero les digo la verdad: es mejor para ustedes que yo me vaya. Porque si no me voy, el Defensor no vendrá para estar con ustedes; pero si me voy, yo se los enviaré. Tengo mucho más que decirles, pero en este momento sería demasiado para ustedes. Cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá todo lo que oiga, y les hará saber las cosas que van a suceder. Ev. según San Juan 16, 7.12-13 “1Cuando llegó la fiesta de Pentecostés, todos los creyentes se encontraban reunidos en un mismo lugar. Entonces Pedro se puso de pie junto con los otros once apóstoles y con voz fuerte dijo: “Judíos y todos los que viven en Jerusalén, sepan ustedes esto y oigan bien lo que les voy a decir. Estos no están borrachos como ustedes creen, ya que apenas son las nueve de la mañana. Al contrario, aquí está sucediendo lo que anunció el profeta Joel. Hechos de los Apóstoles 2, 1. 14-16

Esa memoria originaria es la que va a acompañar en su historia a todo el Pueblo de Dios. Y es ese el mismo Espíritu que acompaña a los grandes profetas (los de antes y los de ahora); el que estuvo presente en los momentos más relevantes de la vida y obra de nuestro Señor Jesucristo; el que les da el coraje que les falta a los primeros discípulos reunidos en Jerusalén, encerrados por miedo a las persecuciones y es el que dio y continúa dando el coraje para el testimonio y para la lucha de tantos y de tantas por un mundo donde la justicia y la paz puedan encontrarse final y plenamente en un mundo totalmente restaurado.

¿Una fiesta que pronto pasa? El domingo de Pentecostés no llama tanto la atención como otras celebraciones, a saber, la Semana Santa, la Pascua, el Adviento, la Navidad, o inclusive aquellas festividades establecidas socialmente y que han pasado a ser centrales en nuestra agenda: el “Día de la madre” o el “Día del niño”. Todos esos momentos nos predisponen a encontrarnos con elementos buenos, gratificantes y, por qué no, nuevos

En tal sentido, el Espíritu Santo viene a ser como aquel que nos educa en el camino del discernimiento y quien nos brinda la sabiduría necesaria para poder distinguir lo justo de lo injusto, lo verdadero de lo falso. Quien “vive en el Espíritu” no vive de ambigüedades, tampoco de una falsa esperanza confundida con capricho voluntarista de cualquier signo. La “vida en el Espíritu” es una vida confiada en la promesa de

21

REVISTA METODISTA N° 217 - Marzo/Abril 2016


Existe un himno -oración escrita por Simei Monteiro- en el que pide por la venida del Espíritu Santo. Entre otras cosas, en su tercera estrofa dice:

que en Cristo “todas las cosas son hechas nuevas”. Porque Él es el Reino, es quien nos congrega y por medio del Espíritu nos capacita para la misión y el compromiso.

“Ven, oh tú el don divino y convéncenos el mal; frena máquinas de muerte y de fuerza irracional. Ven, transforma planes necios en proyectos del vivir. Ven, inunda nuestra era de esperanza y de saber”

Por eso, porque en el Día de Pentecostés celebramos la vigencia del Espíritu Santo de Dios actuando en nuestro tiempo de tantas formas y maneras -consolando, animando, restaurando- es que nos animamos a recordar con fuerzas su acción para un testimonio comprometido. Porque el Espíritu Santo es el Espíritu de Dios mismo que nos envía en respuesta a la fidelidad que hemos proclamado a nuestro Señor Jesucristo. Es el Espíritu capaz de despertar sueños en los viejos y visiones en los jóvenes.

Celebrar el Pentecostés es más que evocar un hecho del pasado. Es pedir yendo al encuentro de ese Espíritu que está actuando de mil formas diferentes y a través de tantas personas y circunstancias por ese “otro” mundo posible. Así como en el pasado, también en el día de hoy.

El Espíritu de Dios acompaña la obra de nuestro Señor Jesucristo Según los cuatro evangelios, la vida y la obra de nuestro Señor Jesucristo está penetrada por la acción del Espíritu. Desde su bautismo, pasando por las tentaciones en el desierto, siguiendo con el comienzo de su ministerio y hasta el momento de la crucifixión, es el Espíritu Santo el que lo acompaña y lo sostiene. Y cuando se despide de sus discípulos los consuela con la promesa del Espíritu Santo: “Si no me voy, no vendrá el que les va a ayudar en la empresa en la que están comprometidos”, les dice.

Dios viene a nuestro encuentro nuevamente para invitarnos a acompañarle en esa difícil y estimulante tarea de darle al mundo rumbo, forma y sentido que solo bajo la acción de su Espíritu Santo es posible. Él es el que nos revela al Padre y al Hijo, sus compañeros del camino. Él es nuestra certeza desde la perspectiva de la fe. Dios, en su comunión trinitaria, se nos revela como anticipo de una nueva humanidad por medio del Espíritu.

El Espíritu de Dios es la promesa de Jesucristo para los que quieren seguirle

“Ven, oh Tú que haces nuevos”, estrofa 3 Letra: Simei Monteiro, Brasil - Traducción: Luis Olivieri, Puerto Rico Música: Simei Monteiro, Brasil

REVISTA METODISTA N° 217 - Marzo/Abril 2016

22


Metodismo con “M” de mujer Carmen Borges de Nercesián (Nena)

Oscar Villagrán

Carmen nació el 12de enero de 1929 en Villas Boas, 4ª sección del departamento de Flores. Fue una de los 10 hijos del matrimonio compuesto por Julián Borges y Carmen Díaz. Al radicarse en la ciudad contrajo matrimonio con Wahan Nercesián y se afincó en el Barrio Primavera. Era sobrina de don Pedro Díaz y doña Petronila Nieves -figuras señeras del metodismo en el barrio-. Se integró rápidamente a la iglesia. Primero a la central de Trinidad, y luego, al ver limitado su desplazamiento, a la comunidad del Barrio Primavera. Fue recibida como miembro en Plena Comunión el 18 de noviembre de 1981 por el pastor Yamandú Rey. Carmen fue un puntal en la iglesia del barrio: generosa, alegre y solidaria. En sus últimos años, su ministerio lo ejerció a través del teléfono. Siempre estaba atenta a las necesidades de los demás, interesándose por la salud de todos, saludando para los cumpleaños, alentando en situaciones difíciles. Si no podía llegar al culto, siempre hacía llegar su ofrenda generosa. Su esposo, su hijo Heber, su nuera Blanca y su nieto Rodrigo siempre están dando una mano a la

iglesia y son el reflejo del amor que Carmen supo brindar a su familia, a su iglesia y a su barrio. Falleció el 11 de octubre de 2015. Damos gracias a Dios por la vida de Carmen que reflejó las enseñanzas de su maestro Cristo Jesús.

23

REVISTA METODISTA N° 217 - Marzo/Abril 2016



Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.