>IVA LATINA: Historias de mujeres increíbles además de su mamá

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*

Mich elle Ospi na-L รณpez



Pr o y ec t o d e Gr a d o Diseño Énfasis en Comunicación Universidad de Los Andes

* Michelle Daniela Os

pina-López

* acompañado por Dirigido, asesorado, na Eliana Sánchez-Alda



-con un pie en la ac

ademia y uno en la ca

lle-

en las marchas, en plantones, aprendiendo consignas y toques en tambores, a la vez que leo en inglÊs, que referencio en APA apellidos de personas que no conozco y a las que –no siempre– puedo hacerles preguntas.



Como a muchas, mi mamá me enseño a leer.

(Y a escribir y a dibujar y a cantar…)

Y recuerdo con mucho cariño un cuento de Hans Christian Andersen, que empieza diciendo “Les voy a contar una historia que escuché cuando yo era muy niño. Cada vez que recuerdo el final, la historia se pone mejor; en realidad, hay historias que se parecen a la gente: parece que al envejecer se ponen más hermosas.” Se llama “Lo que empieza bien termina bien”. Este sueño empieza bien: Con un gran nombre que en medio del hablado rápido, a una de nosotras le sonó “VIVA LATINA” cuando la otra dijo “DIVA” . Adivine usted cuál de estas dos es la mujer que crea desde las palabras, las preciosas metáforas, la de la colección de autoras, y cuál la que crea desde los cuerpos, el movimiento y los sentidos. Como hacemos las amigas, y porque las feministas construimos amor por la diferencia, quisimos que fuera ambas y de allí nuestra

IVA”

V

forma de nombrarlo:

Este es un cuento y una manifiesta a la vez. Pero como cuento, es del tipo que narraban los juglares, que no es de nadie y es de todas y todos. Aquí no hay una sola voz, ni una forma única de ver o de sentir, ni una versión inmejorable de contar lo que los caminos cruzados de este ideal inacabado, en potencia nos inspiró. Y es manifiesta porque no es documento ni es anécdota, es invitación, es una actitud, es un regalo. Desde la multiplicidad de voces sacamos a la luz estas palabras que cuentan la historia de una idea que está creciendo con cada conversación que detonamos, con cada mujer con la que comadreamos y chismoseamos. Cuentan y hablan de la huella que nos dejó vivir, aprender y escuchar relatos asombrosos y poderosos de amigas, amigas de nuestras amigas, mamás de nuestras amigas que tantas veces son nuestras mamás porque cuando aprendemos de nuestras amigas aprendemos de sus mamás también.

Esta es una más

de las



la manifiesta

ESTAR EN EL GR ITO Yo quisiera decir Y yo puedo Quisiéramos contar Y podemos Y otras no pueden Razón y Motor. Entonces Me declaro En rebeldía A N T Elenguaje.

Ante la historia. -Deje que fluya Después pulimos.Esta manifiesta es un recordatorio Para tiempos posteriores Sean más oscuros o más claros Y serán más claros.

Porque estar insatisfechas, incompletas, creativas, Es Un mundo de posibilidades. Este es un horóscopo guerrero que dijo que recordaríamos que la vida es para ser disfrutada, jugada, gozada, irreverentemente. Esta es una alternativa decolonial para flexionar y reflexionar, para pensar y repensar Las formas de relatar y representar, las pesadas pirámides del conocimiento Los silenciamientos de nuestras narrativas y nuestras cuerpas. Somos desobediencia epistemológica, sororidad.


No buscamos. Creamos, desplegamos espacios para nuevas posibilidades de vida: Mujeres aliadas. Amigas, diferentes y pares. Cómplices resueltas, libres, convencidas En la amistad – porque aprendemos y enseñamos, acompañamos y construimos.

Nuestra apuesta es un mundo en que quepan todos nuestros mundos valientes y festivos. Nos independizamos, nos descargamos, nos liberamos, nos escuchamos, nos comprendemos, nos cuestionamos. Compartimos, desarmamos. Estamos llenas y somos verbos. Somos las mujeres activas en letras, en voces, en cambio social. Nos reconocemos, nos reconocemos, nos reconocemos y nos valoramos Como parte de una genealogía que sí que ha dado luchas. Y continuamos las luchas de nuestras madres, reafirmando raíces, Celebrando sus formas, sus estrategias, sus juegos, -Sin ídolas, pero ancestras – nuestras escogidas y a quienes fuimos entregadas – A través del arte y la conversación. A través del

ARTE DE LA CONVERSACIÓN.

Y hablar es una responsabilidad, contar es una responsabilidad, un derecho. Y el ejercicio de la palabra es nuestra forma de poder. Y celebramos la espontaneidad, el intercambio espontáneo. Somos una nueva corriente. Y un nuevo flujo, que crece como marea, nunca espuma.

Somos

Aquí

activistas no

de

la

explicamos

imperfección. nada.

Cuestionamos las necesidades. Cuestionamos la necesidad de un método, de un camino unívoco, De una senda por la cual andar, de una forma de verbalizar. Nos paramos en el filo y miramos al abismos, la contemplación. Y la acción.

Nos resistimos a la autoría, al mito del inventor, al afán de la patente, de tu nombre eterno en una placa, pues mis nombres son los de muchas creaturas que he habitado. Permitimos el silencio, abrazamos los significados colectivos del después. Reaprehendemos a estar. Por la curiosidad auténtica y profundamente estimulante de lo fascinante de

estar en el grito.

Somos creatividad solidaria. Somos una forma de vida y pulsión. Somos una red de resistencia de los relatos, somos la resistencia a la formalización de nuestros relatos y

la resistencia a través del relato.


Redefinimos el anonimato,

el anonimato del grito. Aquí no somos sobras.

La voz es una decisión

con consecuencias poderosas, que asumimos todas a nombre de todas. Porque contar por chismear, vale. Es el arte por el arte, es. Es, el chisme, fuente inagotable. Generosa. Es, el chisme, regalo de la experiencia humana para poder vernos en la historia.

Para poder entender la importancia de nuestro lugar en la trama. Para reírnos de su ridiculez. Para apreciar su profundidad. Queremos hilar chismes, tejer historias. Historias de nuestras genealogías, discontinuas, secretas, silenciosamente revolucionarias. Hasta ahora.

Queremos presentarnos, no representarnos.

Aquí podemos ser.

No tenemos que actuar valiosas. Somos. Recordamos nuestra importancia en la obra, reconocemos y nos tomamos el mundo como nuestro escenario. Porque la víctima ideal no tiene historia. Y no somos vulnerables.

Somos cambio.

Nos encontramos para pronunciar el mundo, para transformarlo.

No somos más espectadoras, nos hacemos partícipes y solidarias del sentir, y no hablamos en nombre de nadie sino en nombre de todas.

Nadie nos representa, no representamos a nadie. Queremos presentarnos, no representarnos.

Porque,

No sabemos si cabemos en una colectiva. Somos

Somos una idea. Somos un proyecto. Somos Somos la tierra y la semilla, como las amigas. Somos una vida. Somos

muchas. Somos todas.

una revolución.

Viva, Viva Latina.

Somos cada una y todas unas Divas.

¿por qué no hacer del arte la acción, no la representación?



U na pi st a:

“>iva Latina (Diva + Viva Latina): Historias de mujeres increíbles además su mamá”, es un proyecto que a partir de escenarios domésticos y cotidianos propone metodologías de creación colectiva de narrativas intermediales desde el diálogo, la escucha y documentación de relatos de mujeres. Se inspira en las estrategias y experiencias del artivismo feminista y se apoya en el principio de sororidad. Esta iniciativa se desarrolla con la intención de desplegar un medio contracultural que celebre la historia de las comunes y destaque su importancia dentro de las posibilidades de reflexionar acerca de la construcción interseccional de la identidad de las mujeres latinas. La Historia ha sido escrita e impuesta desde los lugares de poder de nuestras sociedades heteropatriarcales

y

coloniales,

entonces

“>iva Latina” surge como una alternativa a los silenciamientos de nuestras narrativas desde el arte de la conversación y el ejercicio de la palabra como nuestra forma de poder. Provocando

escenarios

para

presentarnos

y compartir relatos desde las imágenes de nuestras propias experiencias, y no desde la representación, este proyecto de memoria se propone también como una red de resistencia, como una red para hilar chismes, tejer historias; historias

de

genealogías,

discontinuas,

secretas, silenciosamente revolucionarias… Nuestras.


DESDE LA RAÍZ

I 1 Nadie sabe muy bien qué es, pero de que existe, existe. [ pag. 16 ]

2 No nacemos, nos hacemos

C UESTIONANDO

[ pag. 21 ]

3 Oh là là, somos tan modernos [ pag. 25 ]

4 Nos declaramos desobedientes [pag. 28 ]

5 Una revolución que ha sido silenciosa, pero con muchas historias por contar. [pag. 32 ]

6 Somos cómplices [pag. 35 ]

N UESTRA

L ARQUEOLOGÍA DE

R ELATO

II 1 Todo empieza en casa [pag. 43 ]

Cartografías de una generación [pag. 63 ]

2 Genealogías del Silencio [pag. 68 ]

3 La historia de las comunes [pag. 73 ]


1 Contar Sana [pag. 80 ] [pag. 85 ]

[pag. 89 ]

De opresores y oprimidos a perspectivas

[pag. 98 ]

IV

[pag. 105 ]

C O N S P I R A C I Ó N

De la representación a la presentación

V I B L I O G R A F Í A

De la participación y la interactividad

B

R EVOLUCIONES

C REATIVAS

III

[pag. 124 ]



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I C u e sti on an do desde la raíz Esto que vamos a compartir es un primer trayecto del camino en el que para poder construir debemos preguntarnos por el origen y la susceptibilidad de los conocimientos que hemos aprehendido y los que como ladrillos serán la base para la casa que vamos a levantar. Citamos y recordamos a aquellas y aquellos que, como nosotras, han respondido a los dilemas que vieron en el orden de lo que nos han dicho que es “normal”, lo normativo, y se han levantado con alternativas para asumir la realidad desde perspectivas activas, en potencia de cambio social. En otro proyecto, se le llamaría a esta exploración “Marco Teórico”, pero en este caso creemos que para reconocer, y más importante, para interiorizar estos aprendizajes ha sido necesario experimentarlos, llevarlos o buscarlos en los territorios de la praxis. La producción de ideas de la que queremos participar aquí, la presentamos proyectada, puesta en acción y de la mano de nuestras propias experiencias de cómo ha nutrido nuestra mirada.

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1.

Nadie sabe muy bien qué es, pero de que existe, existe.

En el idioma español usamos la palabra

“Género” en el contexto de las artes para clasificar, categorizar o más

bien distinguir entre la diversidad de las formas y los lenguajes artísticos desde sus rasgos y atributos o temáticas, intereses comunes, o incluso desde sus especificidades y particularidades. Aquí, la palabra “género” no es un concepto, es una idea dinámica que encarna diversidad de formas de aproximarse expresivamente al mundo sensible e intangible. Es un espectro absolutamente variable y en constante innovación, hecho de combinaciones, intersecciones, conjugaciones, posibilidades. Basta con tratar de enumerar los géneros literarios o musicales para comprobar la infinidad de ramificaciones y satélites que surgen esporádica y espontáneamente en el tiempo. Los géneros han permitido, en las artes y –hasta ahora– sólo en las artes, la creatividad. Son nichos subjetivos que en lugar de imponer restricciones, resultan lugares de inspiración, piezas de construcción. Esto en las artes. Mientras tanto, fuera de ellas, el género, como concepto, tiene y ha tenido históricamente un poder social y político determinante, no para clasificar o categorizar como es sencillo pensar, sino para diferenciar, jerarquizar, subordinar, controlar. A pesar de la presunción de que los conceptos no son estáticos, y aun cuando hoy en día es común escuchar definiciones de género más cercanas a la idea de un rango o un espectro, en su acepción práctica, sigue enmarcado y estrechamente relacionado con un sistema de relaciones construido binariamente en el vínculo

sexo-género.

En su “Glosario de términos relacionados con el género” el Instituto Mediterráneo de Estudios de Género compiló ya en 1995 una definición social del concepto como una variable sociocultural transversal (como lo son la raza, la clase, la edad, el grupo étnico, etc.), que se refiere a los atributos, valores y comportamientos que son aprendidos por el ser humano en comunidad y constituyen por tanto una identidad socialmente adquirida.

El género se refiere a los atributos, roles, actividades, responsabilidades y necesidades

socialmente proporcionados relacionados con ser hombres (masculinos) y mujeres (femeninas) en una sociedad dada en un momento dado y como miembro de una comunidad específica dentro de esa sociedad. La identidad de género de las mujeres y los hombres

determina cómo se perciben y cómo se espera que piensen y actúen como hombres y mujeres. El género determina lo que se espera, se permite y se valora en una mujer o un hombre en un contexto dado.

(Instituto Mediterráneo de Estudios de Género, 2009)


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Esta definición puede pasar por obvia, básica, incluso superficial pero es más bien práctica y contempla dos características trascendentales del concepto de género que serán útiles para pensar los problemas que este proyecto aborda: la especificidad de la comunidad donde se construye la identidad de género y la idea del género como expectativa.

Ambas nos hablan de cómo éste es un concepto permeado culturalmente, porque si pensamos a partir de qué recurso

se construyen las representaciones normativas de los cuerpos sexuados, el insight más importante será identificar al lenguaje, componente fundacional de la cultura, como el origen nominal, simbólico y constitutivo de la diferenciación y reiteración de los roles de género -y los roles entendidos justamente expectativas sobre los cuerpos-. Pero, ¿cómo?, ¿cómo entender –primero, antes de llegar a Butler, a Deleuze y Guattari- de manera sencilla la agencia del lenguaje sobre los cuerpos y su relación en función de esos “roles”? Bien, pues en un hilado rápido, el rol social como concepto antropológico se refiere a los modelos de conducta impuestos y esperados socialmente de un actor social. Los roles son entonces creaciones sociales cuya asimilación se corresponde con lo que representamos como individuos, que a su vez y según Peter L. Berger da forma, modela y determina no sólo nuestras acciones sino que hace parte de nuestro proceso de identificación que sucede en actos sociales.

(¿Es esto sólo condicional o puede ser también una oportunidad? Lo retomaremos más adelante, en trayectos cruzados, y veremos su potencial desde la creación y el diseño de roles como un campo de invención, empoderamiento.)

El concepto de identidad trata justamente de resolver la relación del individuo con la sociedad y dado que esta no es un panorama en blanco, nuestros primeros actos de reconocimiento ocurren por contraste con las representaciones -como construcciones textuales, por tanto de lenguaje- con las formas de ser hombre o mujer, con todas sus cargas simbólicas adicionales, que definen valores positivos o negativos, permitidos, prohibidos, exigidos. Tan pronto nuestros cuerpos son nombrados dejan de ser únicamente biológicos, son sociales.

Desde el momento en que somos nombrados, se nos agrega cultura.

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-1

Lo que me interesa aquí es señalar que el género, y porque vamos a hablar de mujeres -es decir sujetas, individuas, reconocidas a través de una categoría de género- siendo uno de los marcos de comprensión y reconocimiento más importantes dentro del campo social, es tan poderoso porque opera desde el lenguaje cuyo orden simbólico condiciona políticamente lo que damos por hecho natural a través de imposiciones que a pesar de su persistencia pasan por normativas y normales, y tienden a ser invisibilizadas en la historia de nuestra identidad construida. Y para empezar a cuestionar, ¿por qué y cómo se expresa la necesidad de una estructura normativa para afincar la masculinidad y la feminidad a pesar de que el género es supuestamente evidente al estar, de nuevo, supuestamente naturalmente ligado a la sexualidad de nuestros cuerpos? Bien pues es aquí donde el concepto sale de su plano teórico y las expectativas de género se convierten en una reiteración necesaria de la forma de ser, y en términos de y feministas, se convierten en obligación performativa.

Judith Butler, filósofa pionera en sus aportes a las teorías Queer

“El género en disputa: Feminismo y la subversión de la identidad”,

La hipótesis de

resumida en la forma más práctica de la que soy capaz, es que el género es una actuación, una teatralización; no es una idea, es una actividad, para la cual incorporamos corporalidades que hacen parte de una especie de “stock cultural”, un conjunto de interacciones o reglas de interacción, formas de entrenamiento físico que a través de repeticiones en el tiempo materializan gestualidades.

Las niñas juegan con muñecas y tacitas, Luego con bebés y en la cocina. Las señoritas se sientan con las piernas cerradas, Hablan con delicadeza y suavidad, Por sus bocas no pasan malas palabras. Una mujer no pelea a patadas, No se despeluca.

A pesar de la dificultad de verbalizar la cantidad abrumadora de comportamientos que constituyen la norma de la marca de género que redunda en

“ser mujer”,

estos ejemplos que se nos ocurrieron a mi mamá y a mí, ayudan a presentar una de las conclusiones sobre cómo sumamos signos a nuestros performativos o performances de género: toda repetición es formativa, produce una forma, forma en una actividad. Claro, esta dificultad radica precisamente en que las estrategias y materialidades a través de las cuales actúa el lenguaje sobre los cuerpos rara vez son órdenes explícitas, y de hecho, las actividades performativas que se hacen conscientemente son muy pocas, y aun así, nunca dejan de ser materiales y por tanto se codifican, quedan grabadas en nuestra memoria física y en su expresión, al hacer parte de los protocolos (de lo normal) del Otro, son evidencias para que nos reconozca dentro de las convenciones de la cultura como un cuerpo feminizado. Esta relación de reconocimiento y producción de identidad desde el Otro es a lo que Butler llama vínculos estructurantes cuando en una revelación importantísima vislumbra que es en la reflexión y a medida que sé es consciente de estas relaciones de conformación perceptual y corporal, que se puede llegar a la emancipación de ciertas estructuras, a ciertos niveles de autonomía.


Judith Butler (ParĂ­s, 9 de enero de 1908, 14 de abril de 1986)


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En

“Lenguaje, identidad y poder” la pregunta clave es “¿por qué somos vulnerables al lenguaje” porque Butler usa

la vulnerabilidad lingüística para explicar cómo nos afectan las violencias discursivas, como lo son el sexismo, el machismo, el racismo, la homofobia. Y es que tal cómo he pretendido explicar, somos signos, y las cosas que comparten una misma naturaleza se pueden afectar entre sí. Si el lenguaje nos afecta es porque tenemos algo en común con él. Pero así mismo y usando la misma estrategia que usa la teoría Queer butleriana para la deconstrucción de las categorías ‘hombre’, ‘mujer’, ‘femenino’ y ‘masculino’, el lenguaje también es vulnerable y es posible hablar de la debilidad, o la maleabilidad del lenguaje si pensamos que las reglas que estructuran la significación son las mismas que posibilitan la subversión y que los códigos están dispuestos para su reapropiación:

El lenguaje es el material para expresarse, es el material para pensarse. Si en el lenguaje aprendemos, en el lenguaje podemos desaprender. Si nos han, si nos hemos construido en el lenguaje, en el lenguaje podemos construir nuestras realidades. En nuestros cuerpos, que son todo lenguaje, podemos evidenciar y cuestionar. Si en nuestro cuerpo llevamos nuestra cultura como elemento constitutivo de nuestra identidad, desde nuestro cuerpo podemos narrarla.


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2.

“No nacemos, nos hacemos” Vale la pena preguntarse de dónde viene la necesidad de acotar un término para describir y entender convenciones que parecen tan normales dentro de la cotidianidad, aun teniendo a la mano la teoría de roles, pero es que esta a pesar de explicar cómo se transmiten los valores culturales no explica, ni explicaba en períodos de tensiones más visibles, ni el cambio, ni los conflictos ni mucho menos las relaciones de poder. Y es justamente cuando entendemos que las funciones sociales que se establecen a partir de la división sexual funcionan como mecanismos de control, jerarquización y en términos directos de poder: subordinación, que las mujeres empiezan a reconocer las formas de opresión definidas por las relaciones entre los sexos y se preguntan por las formas de discriminación cimentadas en un sistema binario de categorización de los cuerpos sexuados. Para dar sentido a las desigualdades, el Feminismo -cuya definición iremos construyendo- cuestiona en uno de sus textos fundacionales,

El Segundo Sexo escrito por Simone de Beauvoir

en 1949, que nuestro destino social no puede estar definido por la biología, desde nuestra anatomía. Aquí, la autora como una aporte a la comprensión de las mujeres de su propia realidad señala como nuestra identidad ha sido históricamente construida como un producto en función de la otredad –ser madres, hijas, esposas- con características que no son genéticas sino que son enseñadas, impuestas y excluyentes. Acompañando la tarea que propone Beauvoir de reconquistar su identidad de entre su rol inferiorizado en la creencia de su utilidad única, estrecha y limitada en la familia como institución, está la premisa que abre uno de los grandes

¿CÓMO? que busca

responder este proyecto:

“No se nace mujer, lle

ga una a serlo.”

No hablamos aquí de Feminismo únicamente porque estamos hablando de mujeres. Hablamos de feminismo porque no es uno sólo, y cada vez es menos sólo uno, pensamos desde la diversidad de los feminismos, desde sus debates, incluso desde sus vacíos, desde sus estrategias tácitas, desde sus logros políticos e históricos y también desde los simbólicos. Hablamos desde el feminismo de nuestras mamás que nunca se declararon feministas aún siéndolo, profundamente. Como el género, nadie, casi nadie, sabe muy bien qué es, pero de que existe, existe y durante este proceso ha sido un poderoso motor recordar que es “la revolución más larga sin guerras de la Historia” pero sin duda, muchas veces victoriosa. Y para contar victorias en forma de valiosos cuestionamientos, vamos de tres en tres:

Se habla de tres olas del feminismo.

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*

La

primera ola fue entre los Siglos XVIII y XIX y probablemente su imagen

más emblemática podría ser la de Olympe de Gouges en Francia reclamando el derecho de las mujeres a hablar, a subir a la tribuna, así como podían subir al patíbulo. Este despertar del movimiento feminista grita: “Sin derechos civiles para las mujeres no hay revolución” y se extiende entre las ilustradas desde la Revolución Francesa, centrando sus debates en la igualdad de la inteligencia, reclamando su existencia social y su derecho a pensar, a través de la educación y la capacitación. En los tres momentos que distingue la filósofa y socióloga estadounidense Nancy Fraser en la teorización sobre género dentro del movimiento, en el proceso de ir

de la diferencia a las diferencias,

esta primera ola nos habla de la “Diferencia de género” y señala la oposición hombresmujeres, porque es a través de este contraste que se evidencian las desigualdades de acceso al pensamiento (por más extraño y lejano que esto pueda sonarnos ahora).

Simone de Beauvoir (París, 9 de enero de 1908, 14 de abril de 1986)


*

La

segunda ola pensada entre la segunda mitad del S. XIX y hasta poco

después del final de la Segunda Guerra Mundial en la década de los cincuenta en el S. XX, podría llevar de bandera “Sin derechos políticos para las mujeres no hay paz ni democracia”. A pesar de que lo más destacado históricamente en este periodo es el sufragismo (la lucha por el derecho al voto), el reclamo por la plena ciudadanía de las mujeres y las reivindicaciones en el acceso a la educación, para mí y para nosotras, lo más importante pudo haber sido la introducción de la idea de solidaridad en el movimiento de mujeres. Las implicaciones de este hecho son gigantes y tienen que ver con el segundo momento que encuentra Fraser: “

Diferencia entre mujeres” y la gran

pregunta sobre la supuesta homogeneidad dentro de la categoría de mujer. Es en esta etapa clave donde la solidaridad del feminismo se extiende a las clases media y baja, abogando por las causas civiles de las mujeres cuya humanidad todavía ni siquiera era reconocida. Es en el movimiento interclasista, interracista y transnacional donde más formas de ser mujer y de ser feminista se hacen y validan posibles.

*

La

tercera ola, desde segunda mitad del S.XX, sitúa el centro del problema

en el ejercicio directo del poder de los hombres sobre las mujeres, nombra el problema: el patriarcado. Señala en el sistema sexo-género la responsabilidad de las desigualdades y las discriminaciones que busca abolir una a una, desbaratando las estructuras sociales que las posibilitan. Y la mayor ganancia, nos hacemos grandes y poderosamente incluyentes: se le ponen apellidos a las muchas posibles perspectivas del feminismo (socialista, radical, liberal, antirracista, anticapitalista), y la diversidad de factores, de diferencias entran a hacer parte de la especificidad de las luchas. El movimiento se enriquece en las “

Diferencias múltiples”

como les llamaría Fraser, las diversidades

femeninas, el multiculturalismo le dan matices y herramientas a la acción, que además se expande a todas las dimensiones de la vida pública y privada cuando extiende como lema

“lo personal es político”.


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Ahora, recogiendo definiciones contemporáneas y cercanas encontré que el

feminismo es visto como “la lucha de las organizaciones de mujeres por la equidad”,

“una ideología que busca reconocer los espacios de opresión de las mujeres y

redistribuir el poder entre hombres y mujeres”,

“el estudio de las desigualdades sociales producto de la distribución de género”,

“prácticas que buscan la igualdad de derechos y deberes entre hombres y mujeres”*, (y una mía muy sintética)

“movimientos sociales interseccionales que reconocen los factores diferenciales

y en los que se valora la pluralidad como pie de lucha” (en plural, porque de nuevo, los feminismos son muchos).

Y sí, sí,

sí a todo. Pero además, desde las victorias que he señalado

como especialmente importantes quisiera afirmar que

los feminismos son

redes,

son

tejidos

participativos,

interactivos, de micro-resistencias, de micro-revoluciones -y “micro” no por tamaño sino por la facilidad, posibilidad, la potencia de, en solidaridad, atomizar transformaciones, porque las preguntas se convierten en cambios-, ahí, en lo atómico, en lo personal, en lo cotidiano.

Y es por esto que proponemos que

V

IVA LATINA

sea un proyecto de Diseño

Feminista, donde el afecto sea el fin.

*

‘Mini’

definiciones

pensadas

por

algunos(as) de mis compañeros(as) de la clase Género, identidad y desarrollo de la Universidad de Los Andes. Abril 20, 2017.


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3.

“Oh là là, somos tan modernos”

La particularidad dentro del cuerpo de las propuestas de Nancy Fraser más interesante para entender las propuestas activistas que iremos viendo, es aquella que nos habla de la igualdad como el reconocimiento de las diferencias y a estas hay que ponerles nombre de una vez: raza, etnicidad, preferencias sexuales, posición socio-económica... Todas estas variables constituyen la red o matriz de opresiones que inciden en la diversidad de realidades que hay que tener en cuenta para pensar la justicia social y como aporte especial, la justicia cultural en el mundo globalizado. El paradigma del reconocimiento se opone al paradigma de la igualdad cuyo discurso defiende la idea de que “las mujeres comparten una misma identidad en tanto que mujeres”,

¡Una falacia a simple vista! que inspira a Fraser, y nos inspira

a nosotras a exigir un mundo que incorpore la multiplicidad de modos de diferenciación social, incluso aquellas que corresponden a las minorías, las disidentes que no asimilan la norma y las identidades devaluadas, excluidas, invisibles.

Aquí es también donde vale la pena preguntarse por qué es importante especificar aquello de las diferencias culturales en un mundo globalizado; y es que es un fenómeno mucho más trascendental de lo que estamos acostumbradas y acostumbrados a pensar. Aprendimos nuestro contexto como parte de algo a lo que nos enseñaron a llamar

“Modernidad”, una era difusa cuyas marcas no nos explican con claridad y un término que asociamos a todo lo nuevo sin caer en cuenta de que sus bases cimientan nuestras sociedades desde hace mucho, pero no desde siempre. Para hablar de Modernidad es importantísimo entender que es toda una ruptura con el imaginario universal, que no sólo implica la separación de lo político y lo relativo al estado frente a lo religioso, es un proyecto cultural mucho más complejo y profundo que, como veremos, organiza, estrutura, sistematiza las sociedades occidentales desde la raíz.

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Robin Hissong

en un análisis de los valores y las instituciones de la

modernidad (para las prácticas del desarrollo) nos dará pistas donde desde la primera idea

que le representa como proyecto cultural veremos por que nos atañe: “El hombre es el centro del universo” y ojo, porque aquí nos hablan del hombre y no de los seres humanos como el ideal de igualdad de la Revolución Francesa nos dejó creer. La única distinción aquí que contempla a la humanidad como especie completa es aquella que nos separa del resto de la naturaleza, también como principio de modernidad, en lo demás esta visión es androcentrista (andro-, de varón, macho, hombre y no mujer). ¿Y cómo separar al centro del resto? El segundo valor ayuda: la naturaleza se domina a través de la razón, poderoso instrumento de emancipación, y la razón, el conocimiento ya no viene de la inspiración divina, ya no es un don, es un método, pero, ¿quién accede a este poder? Quien se educa. Y por supuesto, las mujeres no iban a la universidad. Además, ¿cómo funcionan esos métodos, esas ciencias?, ¿cómo llenarlas de poder? Tienen que explicarlo todo y aquí es donde las teorías, los principios epistemológicos, se convierten en fuerza homogeneizadora. Por eso hablamos de la diferencia con tanta emoción, porque desde el proyecto de la modernidad debe haber un referente único, un prototipo, y las leyes del orden natural y social deben prevalecer fuera del lugar y la época, anulando las desigualdades de cada realidad. Ese afán de homogeneidad se ve impuesto en las formas de vida, separando y subestimando como “pre-modernas” aquellas donde las dimensiones de la realidad, tiempo y espacio, eran percibidas desde las experiencias o la espiritualidad (aquí entran por supuesto nuestras comunidades indígenas originarias). En la modernidad el espacio es medible y acumulable y debe despojarse de toda relación con lo mítico o lo ritual, mientras tanto el tiempo, que era medido según la tradición y entendido a través de los relatos en la oralidad, forma de transmisión del conocimiento, se rige por el reloj, las jornadas y se narra desde miradores, torres de marfil que escogen las perspectivas cronológicas más convenientes. Basta un poco de reflexividad para identificar cómo estos cambios de paradigma trastornan las formas de vida previa y determinan culturalmente las nuestras, por eso traeré durante todo el proyecto una tremenda fuerza transgresora sobre esta representación civilizatoria de la realidad sensible. Y aquí un propósito:

Buscaremos generar espacios pre-modernos para ignorar las mecánicas del reloj, Espacios para habitar, escuchar, compartir, Espacios donde volvamos a medir el tiempo en relatos.


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-

Y aquí vale la pena citar, en forma de alerta, la famosa charla de la escritora nigeriana Chimamanda Adichie, “El peligro de la historia única”:

Es imposible hablar de la historia única sin hablar del poder. Hay una palabra del idioma Igbo, que recuerdo cada vez que pienso en las estructuras de poder en el mundo y es “nkali”. Es un sustantivo cuya traducción es “ser más grande que el otro”. Al igual que nuestros mundos políticos y económicos, las historias también se definen por el principio “nkali”: cómo se cuentan, quién las cuenta, cuándo se cuentan, cuántas historias son contadas, en verdad depender del poder. El poder es la capacidad no sólo de contar la historia

Tendemos a presentar nuestra modernidad con orgullo sin cuestionar de dónde

del otro, sino de hacer que esa historia sea la historia

viene. Parémonos sobre nuestras coordenadas, seamos conscientes de ellas por un minuto:

definitiva. El poeta palestino Mourid Barghouti escribió que

Colombia, que llegó a ser Colombia por haber sido conquistada y colonizada, como otros

si se pretende despojar a un pueblo, la forma más simple es

territorios de América Latina por España, nación pre-moderna en muchos sentidos en

contar su historia y comenzar con un “y en segundo lugar”

contraste con los centros de referencia de la cultura más poderosos de Europa, pero al fin y al cabo colonizada por el pensamiento eurocentrista. ¿Alguna vez nos reconquistamos? Aunque el colonialismo lo damos por terminado en el S. XIX en las Américas, la balanza de poder quedó claramente desequilibrada y la discriminación antropológica y nacional interiorizada para quienes vivimos en este hemisferio y el otro, pero fuera de Europa y las potencias globalizadoras. ¿Cómo? Identifiquémoslo con facilidad en el lenguaje: nos definimos con regularidad como parte de algo a lo que llamamos peyorativamente

“El Tercer Mundo”.

Arturo Escobar, teórico colombiano en “La invención del

Tercer Mundo: construcción y deconstrucción del desarrollo” nos pone en evidencia esta etiqueta como fábula. ¿Tercero? ¿Después de cuáles? De acuerdo a la perspectiva del desarrollo y el progreso (modelo de innovación tecnológica en pro de la productividad), de nuevo valores modernos, el primer mundo se refiere a los países más industrializados de Occidente, el segundo se refiere a los países industrializados de Europa Oriental y el nuestro, el último, a los países no industrializados,

“subdesarrollados”,

“atrasados”. ¿Esta es entonces una división económica? Sí, pero también hay que cuestionar con qué intención se afirma esta jerarquía y qué es lo que se busca controlar con esta representación y aquí es donde se juega con la idea de la fábula: Nos metimos en un cuento, en una ficción que busca controlar la producción de conocimiento, inferiorizar el nuestro. Según Escobar, en “la jugada colonialista” la dominación se logra a través del pensamiento en forma de sistemas que ponen en práctica el poder de una

historia, el poder de alguien más contando nuestra historia.

sola

… En nuestro caso, el tercero.


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4.

“Nos declaramos d e s o b e d ie n t e s ”

¿Hay acaso una alternativa, una forma de resistencia a este oscuro panorama que se dibuja cuando nos enfrentamos

a cómo han sido y siguen siendo contadas nuestras historias dentro de La Historia? Sin duda. Una de las corrientes y posiciones más interesantes para visitar y reconocer es el pensamiento y proyecto decolonial, una apuesta crítica que desde América Latina y el Caribe cuestiona los paradigmas dominantes y reflexiona sobre la importancia de pensar desde nuestra propia especificidad histórica y política

salirnos de la fábula y negar la naturalización de la jerarquía de los conocimientos y contra los silenciamientos de nuestras narrativas, el rechazo de nuestras corporalidades,

nuestras sociedades. Esto implica luchar, sí, luchar,

subjetividades y agencias. Este proyecto de transformación es un llamado a la acción que nace de problematizar la dominación social y cultural que sostenemos cuando pretendemos replicar las prácticas socioeconómicas y políticas de “Occidente” a pesar de nuestras condiciones heterogéneas, incomparables. Hablando de prácticas, reconozcamos que la crítica poscolonial como una tendencia académica tiene aún mucho que aprender y escuchar de las mujeres.

Ochy Curiel, activista del feminismo latinoamericano, caribeño, afro, lésbico, autónomo de la región –además

una gran artista, cantante y compañera en la batucada feminista bogotana La Tremenda Revoltosa– en su artículo “Crítica poscolonial desde las prácticas políticas del feminismo antirracista” incita a la sospecha: la mayoría de paradigmas y visiones, incluso aquellos que aluden a lo diferente, a lo marginal, están sustentados en lógicas masculinas, clasistas, racistas y sexistas. Por eso destaca el papel de los movimientos de las feministas racializadas, afrodescendientes e indígenas, cuyas acciones sociales son la verdadera base de la lucha por la independencia y la autonomía cultural de los pueblos colonizados, negados de su propia identidad. Dediquemos un pensamiento al valor de

Rosa Parks cuando se negó a cederle el asiento a un hombre blanco y moverse a la parte de atrás del bus como se

supone que hiciera una mujer negra. Invocamos a esta valentía para cuestionar los supuestos y ver con mayor claridad que el control que se ejerce desde la mentalidad que hemos aceptado en herencia no sólo es un control de nuestros territorios y recursos, sino que desde la

visión patriarcal que implica ese dominio también se reiteran los imaginarios que insisten en relegar los saberes, las producciones de las mujeres a testimonios, a historias menores.



Para ir entendiendo ese

CÓMO nos hacemos mujeres en estas coordenadas,

debemos ver cómo más allá de la cuestión administrativa colonial, la constitución de las naciones latinoamericanas y caribeñas se corresponden con una “ideología del mestizaje que aspiró a lo europeo como forma de mejorar la raza”, en palabras de Ochy. “En nuestra región ser mestiza responde a una ideología racista en la construcción del Estado- nación, es una identidad dominante. El mestizaje fue uno de los mecanismos ideológicos para

lograr

una

nación

homogénea,

cuyos

referentes

legitimados eran una herencia fundamentalmente europea, en donde la genealogía indígena y africana desaparece.” (Curiel, 2007)

IVA LATINA

V

En

no trataremos la latinidad como una

tipología, sino que procuraremos una redefinición u apropiación espontánea desde nuestras propias experiencias, pues reconocemos críticas como las de Lélia González, intelectual y antropóloga brasileña, citada por Curiel en estas reflexiones, que señala esta etiqueta como una forma más de eurocentrismo, de racismo sin razas, en la que persiste la exclusión de nuestros orígenes y genealogías no contempladas en la multiculturalidad enunciada académicamente. En este sentido el feminismo chicano (que agrupa movimientos sociales sobre la participación de la mujer méxico-estadounidense) es una gran inspiración porque propone la producción de conocimiento y medios de expresión desde la identidad híbrida donde se cuestionan las formas de limitación y subordinación en roles y funciones para las mujeres en cada fuente cultural que se conjuga. En el pensamiento fronterizo, del cual la gran escritora Gloria Anzaldúa es pionera, se controvierten los nacionalismos y las identidades auténticas y se proponen alternativas desde formas de expresión como el lenguaje fusión (el spanglish, por ejemplo) y desde sus poemas, actos de resistencia para reivindicarse latina.

Entendiendo la latinidad como una forma de referenciarnos

desde la otredad, quisiera destacar la importancia, el poder de salir de nuestra posición de incomodidad y tantas veces inferioridad y reconsiderar nuestro mestizaje como un plano donde no sólo hemos sido influenciadas, sino donde nosotras, siguiendo los pasos de nuestras madres y abuelas, ya hemos dejado trazos originales afectados en el sentir de nuestros paisajes, nuestras ciudades, nuestros paseos, los tonos y huellas de las tradiciones que nacieron en nuestros territorios respondiendo a nuestras propias realidades.

Aquí declaramos entonces nues tra

desobediencia epistemológica,

Descartamos la universalidad en los modos de pensar, En las formas de pensarnos y contarnos.


- 31

tendré que levantarme y reclamar mi espacio, creando una nueva cultura -una cultura mestiza- con mi propia madera, mis propios ladrillos y argamasa y mi propia arquitectura feminista.

(Anzaldúa, 2004)

Y si ir a casa me es denegado entonces

-


2-

-3

5.

Una revolución que ha sido silenciosa, pero con muchas historias por

contar. “Cuando rechazamos la historia única, cuando nos damos cuenta de que nunca hay una sola historia sobre ningún lugar, recuperamos una suerte de paraíso.” (Chimamanda Adichie, “El peligro de la historia única”)

Habiendo perdido la

ingenuidad de encontrar una identidad determinada

por el esencialismo, ya sea a través de la feminidad, la diversidad, la categoría de mujer o de latinas, podemos avanzar en un proyecto más interesante: el rescate de voces y vivencias emprendido como una búsqueda por la transmisión genealógica de las formas de construirnos mujeres pero también de las dudas que dejamos brotar sobre realmente

quienes son las mujeres que queremos ser. Y claro, este tipo de

mapeos siempre empieza con la pretensión de encontrar experiencias comunes para dibujar un panorama que tiende a lo general, para contar una historia patria alternativa, desde lugares lejos de las figuras de poder –los de los apellidos notables-, pero a medida que nos adentramos en los relatos de las enseñanzas de nuestras propias figuras de autoridad nos damos cuenta que lo que hay que redimir son justamente las

inquietudes que

quedan vibrando de generación y generación, porque cuando son compartidas se eleva una fuerza reveladora e inspiradora para seguir rompiendo los esquemas, los modelos, “las obligaciones performativas”. Nuestras mamás en algún punto se desviaron del camino

se rebelaron silenciosamente y abrieron para nosotras puertas de liberación. No fueron sólo “los cambios del mundo” o más bien, desde esta red de que sus abuelas hubieran trazado para ellas. Es en ese sentido que

relatos buscamos ver cómo esos cambios del mundo se gestaron también desde nuestras casas. Este es

nuestro sueño, nuestra oportunidad,

nuestro propós

ito.


- 33

¿Por qué la oralidad?

De nuevo escuchamos las experiencias de los movimientos de mujeres

racializadas. ¿Por qué? Ha corrido mucha tinta alrededor de la resistencia de las mujeres ¿Por qué los relatos? ¿Por qué desde lo particular? ¿Por qué desde “lo nuestro”?

de color a unirse al movimiento feminista blanco, aun cuando -en teoría- los beneficios políticos y económicos de los cambios en el sistema que éste propone nos beneficiarían a “todas”. Pero es que las condiciones siempre han sido diferentes y ya que empezamos a hablar de familias podemos visibilizar como lo hace Aida Hurtado en “The color of Privilege: Three blasphemies on race and feminism” que la transmisión de valores y formas de resistencia desde esta institución ha sido diferente. Citándolo de manera sencilla: las mujeres blancas eran seducidas para hacer parte de la familia porque se les necesitaba para la reproducción, para reproducir además la siguiente generación de la estructura de poder. Mientras tanto las mujeres de color y mestizas reproducían los valores (y luchas) dentro de su propia clase. Esto suena algo lejano porque hablamos desde, como ejemplo, el contexto norteamericano donde estas condiciones de discriminación por raza eran y siguen siendo más visibles, y sin embargo, podemos ver el punto proyectado a las clases sociales, a la división étnica e incluso regional en nuestro contexto colombiano. Según la agrupación y organización por comunidades, donde todos estos factores juegan su papel, la lucha fue en la mayoría de casos codo a codo entre ambos géneros (hablando desde la construcción binaria de los núcleos familiares) porque aunque las mujeres cuestionaron muchas veces sus funciones, lo hicieron sin salir de sus comunidades, pues las formas de opresión social a superar les aludían en dimensiones comunes de su humanidad. A

“sense of peopleohood and unity based on the ethnic/race backgrounds” (“sentido de gentes y unidad basado en los

esto Hurtado le llama

antecedentes étnicos/raciales). Esto es de vital importancia porque mientras el feminismo blanco cuyas mujeres tuvieron el privilegio a la educación, a mejores trabajos, de hacer parte de familias con mejores ingresos y menos hijos, pudieron teorizar (un privilegio más) sobre la concepción binaria del sistema sexo-género como única forma de subordinación, dedicándose a la redefinición de lo que es ser mujer. Esto excluye entonces todos los demás

solidaridad orientada no a la invención de la identidad sino a la reafirmación de sus raíces culturales. Aquí radica entonces la

factores que hemos visto, pero posibilita en las otras comunidades una

pertinencia de la movilización desde lo comunitario porque se basa en tratar de reconstruir identidades culturales, étnicas, lingüísticas previamente derogadas, a través de actos políticos que desafían la hegemonía de la asimilación cultural.

-


4-

-3

Ahora responderemos tantos “por

qué’s” inspiradas en las mujeres solidarias, activas

en letras y cambio social, abrazando la producción creativa como dinámica de resistencia. Como vimos, desde el privilegio casi completo se está en desventaja para reclamar o inventar, mientras que cuando estamos enfrentadas a las características denigradas de nuestra historia cultural común podemos compartir el ejercicio de la palabra como forma de poder. Hurtado nos cuenta cómo las mujeres blancas eran entrenadas en su posición relacional y por lo tanto en el

“ARTE DE LA CONVERSACIÓN”, y sin

embargo, son aquellas que provienen de culturas cuyos lenguajes fueron arrasados y

cuyo discurso público ha sido más fuertemente negado, las que en su medio entienden

hablar como medio de expresión lleva además la responsabilidad de preservar la historia del grupo, de la

que

familia, de la comunidad.

La tradición oral entonces tiene objetivos políticos

específicos y permite la reconstrucción no académica de la memoria además de ser un espacio de libertad, donde se celebra la apertura al intercambio de ideas espontáneo, irreverente, en múltiples, infinitos tonos. Así es que,

la conversació como nuestro como nuestra

n hemos de v

territorio de

alorarla

creación,

resistencia cr

eativa.

“Creemos en la posibilidad de crear otro mundo. No sabemos que cara tendrá —ya que será, tendrá que ser, totalmente diferente del que existe. Tampoco sabemos como llegaremos a ello, pero sabemos que el camino, que incluye el arte, la creatividad, la libertad, el juego y el placer, pasa también por la acción, la lucha, el debate y la reflexión teórica.” (Brecha Lésbica. El patriarcado al desnudo. 2005)


- 35

6.

Somos cómplices

Ahora que hemos definido nuestro territorio, hablemos del ambiente propicio. Hemos hablado de solidaridad, pero hay una idea que descubrí indispensable y emocionante en los espacios de mujeres:

LA SORORIDAD. Se habla de ella como una noción

que posibilita el reconocimiento y respaldo en el contexto patriarcal de quienes han sido despojadas históricamente de su condición humana, entendiendo a las mujeres como un grupo humano injustamente difamado, explotado, reprimido. x ¿Pero por qué hablar sólo desde la opresión? Si podemos hablar de ella desde el cuidado. La sororidad es una herramienta de comprensión, no sólo del mundo y los escenarios donde nos vemos afectadas, sino estrechamente ligada a la autocrítica, a los vínculos y contactos emocionales que podemos generar para reproducirla y encontrarla en otras mujeres. Implica unirnos en redes donde podamos compartir nuestros análisis, nuestras lecturas pero además apoyarnos emocional y psicológicamente desde la empatía, para abrir paso a procesos individuales y colectivos de desaprender violencias toleradas.

En un poema grandioso de la artista Ashlee Haze, llamado

“For Colored Girls (The Missy Elliott Poem)” x encontré un gran aporte a mi definición de soriridad:

You are not my competition As a woman in my arena your light Doesn’t make mine any dimmer

Feminism says as a woman in my arena

-


6-

-3

No eres mi competencia.

El feminismo dice, como una mujer en mi arena,

Como una mujer en mi arena, tu luz No hace la mía menos brillante

Sororidad

, que viene de la palabra

sororité

y la raíz

sor- de ‘hermana’,

es la

propuesta de una relación entre mujeres donde se busca cambiar la competitividad acostumbrada por alianzas de espejo donde podamos reconocernos en la otra a través de prácticas: mirarnos, sincerarnos, escucharnos, criticarnos, cuidarnos, aportarnos, querernos; crear juntas “espacios

para desplegar nuevas posibilidades de vida” como les llama Marcela Lagarde, feminista

y antropóloga mexicana que además en su definición, para dejar de vernos como enemigas enseñadas por el patriarcado propone que seamos amigas en la sororidad como:

“Amistad entre mujeres diferentes y pares, cómplices que se proponen trabajar, crear y convencer, que se encuentran y reconocen en el feminismo, para vivir la vida con un sentido profundamente libertario.”

Reflexionando en torno a cómo están inscritas las prácticas de oralidad en este ambiente que proponemos y pensando también en la idea del tejido de redes de mujeres cómplices como una oportunidad, el origen de un hilado de memoria, aun cuando no están inscritas en lo que se concibe y formaliza socialmente como la estructura familiar, nos topamos por casualidad con una palabra que como una epifanía nos habla de exactamente el tipo de relación en el que queremos encontrarnos:

comadres

El término es familiar en sí mismo, lo reconocemos dentro del lenguaje de nuestras abuelas y dependiendo de su generación, nuestras madres. Pero para no definirlo desde una sola voz traigo una experiencia que dio en muchos sentidos luz a >iva Latina. Como parte de un proyecto experimental teatral, Katrina L. Rodriguez y Maria Lahman guían una investigación cualitativa que se convertiría en un texto dramático para entender y presentar las historias de vida de estudiantes chicanas en relación a su origen y a sus dilemas culturales. El resultado: Las Comadres: Cuéntame su Historia (Tell Me Your Story; Rodriguez, 2004), una obra que replica en gran medida las situaciones que hicieron posibles los relatos compartidos. Seis mujeres, con un objetivo común, recaudar fondos para su colectiva, que se encuentran en la cocina para preparar, desde las recetas de sus abuelas, los aperitivos para una subasta de una obra de arte que justamente representa a Las Comadres. Una de ellas recuerda: “Our neighbor was my mother’s Comadre. I remember the sharing of tears, sugar, eggs, and hot chisme!”. No se trata de una amistad corriente, se trata de un vínculo de confianza entre dos mujeres que se respetan como hermanas pero al no compartir su realidad doméstica pueden confiarse sus secretos. Y aunque el chisme tiende a tener una connotación negativa, queremos recuperarlo como el tono más entusiasta y apasionado para compartir relatos, porque está cargado de la pulsión de poder compartir algo que no soportas guardar, sientes que debe ser compartido o necesitas ver desde otros ojos; en aquellos que son adversos, al soltarlos descansa el alma en el interés de una comadre que apoya, respalda, aconseja, entiende, porque asimila la historia como si fuera suya.


- 37

Y como si no bastaran razones, ¿por qué en el chisme?

Porque en el chisme no hay autoría ni inventor, no hay traducción,

Porque no hay del chisme al cuento.

Porque no hay historia mejor contada que la que se regala en forma de chisme

-


8-

-3

a g i m a a n u e d o l a un reg

: Déjame contarte la historia de la amistad: La amistad entre

mujeres no es a sangre y muerte,

no hay pruebas fehacientes ni letras firmadas por apellidos sobrados, ni babas restregadas, ni heridas que prueben que nuestra sangre circuló junta escurriendo por los dedos

entre verbo y verbo.

Nada. No hay estelas en el mar ni líneas misteriosas en el cielo ni estrellas que te digan nada. Esta amistad no es como la de esos hombres, nunca lo he entendido. Esta amistad fue nacida en

la justa rabia, en la sorpresa.

Esta amistad es un pacto silencioso entre tu mirada y la mía y la de todas. Es la palabra leve que tú engrandeces en tu boca. Son los ojos con qué te miro, inmensa. Es

lealtad ingenua.


Son lobas corriendo, en manada, de cabeza a cabeza. Y tú, salvaje mía,

me enseñas a desaprender

y por eso no me iría nunca porque el día en que me vaya de esta amistad gaseosa entraré en el terreno de la prueba incontrovertible,

en el sí en vez del por qué. Y ese día no seré más. No me iré porque irme de ti es irme de mí misma, de ese lazo estrecho con la vida del que halo mientras me hago náufraga hundiéndome sin angustia porque

siempre al final estará tu mano.

~ Helena María Calle Botero

* Entre mis amigas, mi musa, mi cóm Leo, como yo. A quién admiro profu

plice. Periodista - Feminista.

ndamente por decidir llevar los dos apellidos de su madre, por tener el don de un alma vieja y una voz salsera para contar historias, escri birle y leerle a otras la poesía más revolucionaria.



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II Nu e stra a rqu e olog í a del relato Si hemos hablado de la posibilidad de hilar, de tejer nuestros relatos, si hemos hablado de nuestros cuerpos y nuestra memoria como territorios, si hemos hablado de temporalidades; si hemos hablado del lenguaje para construir realidades, estamos hablando de nuestras narraciones como materialidades. De allí que pensemos en nuestra llegada al fondo de la historia detrás de nuestras experiencias y procesos como un proyecto “arqueológico” donde buscamos entender los cambios de nuestra cultura y la sociedad que nos permea (y a la que hemos permeado con nuestras actitudes) a través de las huellas que descubrimos y las inquietudes que excavamos. Y, ¿cuál es la política en esta poética? Que en este ejercicio de exploración de “los restos distribuidos en el espacio y conservados a través del tiempo” estamos lidiando con las dimensiones más emocionales de nuestras pares. Por eso en el cómo, en la selección de nuestros instrumentos, nuestras metodologías y nuestras vías pensamos indispensable la ruptura con la construcción vertical presente en el proceso científico de la escritura habitual de la Historia. Como hemos sabido hacer hasta ahora, aprenderemos de otras para saber a dónde ir, escucharemos para encontrar y pensaremos muy lejos de nosotras aquellos roles que indagan y abandonan en lugar de construir para liberar.

-



- 43

1.

Todo empieza en casa Ni en casa andamos desnudas: Como nos explicamos a través de Butler y su teoría del

género como actos performativos, en casa empieza nuestra formación ritual, es nuestro primer escenario teatral. Cuando vimos en el lenguaje la raíz de la aprehensión de “las correctas maneras de ser mujer”, cuestionamos y propusimos una inversión en la que fuera nuestra herramienta. Pues bien, teatralizar también es un lenguaje y leyendo “Género y Performance” de Paul B. Preciado, (nacido y con algunos textos firmados como Beatriz Preciado), filósofo feminista español, encontramos que esta ha sido una de las más interesantes herramientas de los feminismos en el arte para subvertir las supuestas maneras. De hecho, desde los años 70 en Estados Unidos, el movimiento del Arte Feminista apropió la performance como la base de su acción política y estética. Para explicar cómo pasó y por que nos interesa, se me ocurre empezar por algo que para mí fue un dato curioso muy revelador:

la palabra ‘persona’ proviene del etrusco phersu que significa ‘máscara’, ‘personaje’. Preciado al primer episodio de su texto le llama “Episodio 01- Rivière: Confesiones de una máscara” y nos cuenta la historia de Joan Rivière, psicoanalista inglesa -menos reconocida de lo que merece-, vestida de pantalones, dando una conferencia y definiendo por primera vez la

feminidad como mascarada.

Se sabe que Nietzsche –a quien ella traducía- ya

había denunciado la feminidad como artificio y simulacro. Pero la propuesta de Rivière se pone más interesante cuando presenta la figura de “la mujer intermedia” –intermedia entre las mujeres heterosexuales y las homosexuales, distinguidas en una clasificación de la sexualidad femenina de Ernst Jones-. Ella pinta a este personaje como una mujer que obligada por su profesionalización debe escribir y hablar, inspirada en su trabajo intelectual por la figura de su padre que había sido escritor y político. ¿Por qué es importante esa identificación? ¿Por qué este perfil tan sencillo habla tanto de lo que nos interesa? Ojo, utilizar el habla y la escritura en el espacio público, y además dedicarse a la vida política, eran -¿son?- rasgos reservados a lo masculino. Cuando Preciado analiza a la mujer intermedia de Rivière nos confiesa que este personaje, esta

persona, es la mujer del Siglo XX cuyas condiciones en las nuevas

sociedades industriales han cambiando abriendo una grieta entre lo doméstico, reservado tradicionalmente a las mujeres y lo público, destinado para que los hombres hagan uso de la palabra y la representación. Preciado asevera que si esta mujer es intermedia “es precisamente porque transgrede la división

sexual del espacio.”

-


4-

-4

División sexual del espacio. Hemos insistido de manera tácita y algunas veces directa

en “el hogar”, institución y lugar, como un punto de partida, también hemos insinuado una necesidad de resignificación y ahora entenderemos con mayor claridad el porqué. Una buena forma de abordarlo podría ser otro dato curioso. Los sinónimos de “doméstico” que sugiere Microsoft Word son: Casero Familiar Hogareño Maternal Paternal Manso Dócil Sumiso Amaestrado

¿Qué implica entonces para la mujer intermedia, -la mujer del S. XX- salir del espacio de

sumisión y docilidad en el que se vio tradicionalmente amaestrada? Irrumpir en la esfera masculina de lo político, del poder, de acción pública, es una desobediencia, una transgresión que puede generar represalias, como cualquier caso de usurpación. Esa preocupación la trata Rivière como una motivación para la teatralización hiperbólica de la feminidad –heterosexual- pues llevada como una máscara, la feminidad puede ayudarnos a ocultar la existencia de la masculinidad en nosotras y no pasar por amenaza. Este juego de roles, disfraces y apariencias suena como toda una estrategia animal, que involucra la identificación de los rasgos de cada máscara… y eso nos deja pensando que hablando de género no hay un original, no hay una feminidad esencial o primigenia, real; son todas imitaciones, adaptaciones, asimilaciones de procesos de

Aquí es donde la historia se pone cada vez mejor: Joan Rivière se baja del atril

que

dejando en el aire la idea del performance de la máscara de la feminidad como un mecanismo de defensa. En los años 60,

permite producir y reproducir ciertas representaciones de la masculinidad y la feminidad”,

lejos de las vanguardias europeas y de la academia, los primeros grupos feministas de

normalización de las formas de ser mujer. Y en ese sentido, ¿qué más vendría siendo el género entonces? Preciado responde que “es un además de recordarnos que “

aparato iconográfico

la relación de poder

entre los hombres y las

puede ser repensada en términos de producción de visibilidad.”

mujeres, pero también entre la heterosexualidad y la homosexualidad

teatro

guerrilla (guerrilla, entendida en relación a las formas no-convencionales de

intervención y medios para la protesta política, a través de la apropiación del espacio público, por ejemplo) en Norteamérica, inspirados por las luchas de las minorías del movimiento Civil Rights, empiezan la reapropiación de la máscara y su performance como

Y es que claro, lo “normal” es en realidad lo más visible, lo más homogéneo en sus

instrumento de crítica, contestación social y empoderamiento en el espacio público. Es en

representaciones, lo que se inscribe como referente con todo y su estética, su stock de

revueltas callejeras que la tradición performativa feminista se hace cuerpo: (1) parodiando,

movimientos y comportamientos, de espacios asignados. Lo “normal” es en realidad lo

criticando, liberando, se queman brassieres, tacones, encrespadores, objetos usados para

hegemónico y desde el punto de vista de la teoría del poder y la subjetivación, el sentido

la regulación del cuerpo femenino, (2) organizando aquelarres públicos para “echar mal

del performance –de los estudios queer-, que podemos verle como una tecnología de

de ojo” a los consentidos del capitalismo en Wall Street, heredando después la tradición

inscripción del género, es la interiorización de la ley, de las máscaras dominantes, y su

a (3) las famosas y anónimas artistas con máscaras de gorilas furiosos empapelando para

socialización a través de la repetición ritualizada de las normas.

reclamar el derecho de las mujeres a estar presentes en los espacios del arte.


-2

-1

-3

1- Freedom Trash Can, Miss América en Atlantic City, 1968. 2,3- WITCH - Women’s International Terrorist Conspiracy from Hell. 4,5-Guerrilla Girls (activas desde los años 80)

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-5

Este último caso, el de las artistas activistas que llaman al “creative complaining”

(algo así como, reclamo creativo hecho verbo), surgió en 1985 para protestar contra el MoMA (Museo de Arte Moderno, New York) por anunciar una exposición con los artistas más importantes del momento. El problema es que ninguno de esos artistas era una mujer. Allí empieza la carrera de estas gorilas pegando posters en las calles denunciando el desequilibrio de género y racial de quienes son presentados en galerías y museos como “los más importantes, los mejores”. Con un famoso slogan que dice “Do women have to be naked to get into the Met. Museum?” cuestionaron que la posición de la mujer para aparecer en un espacio “legítimo” del arte tenía que ser como imagen y objeto, imposibilitándonos de ser reconocidas como creadoras. Y bueno, de hecho, estas críticas y reflexiones también son heredadas de una tradición del performance feminista que resaltamos con gran interés porque se organizó justamente alrededor de la crítica a los espacios de producción y transmisión de las prácticas artísticas y los saberes:


- 47

Dieciséis años antes que las Guerrilla Girls, las Facultades de Bellas Artes de

la costa oeste de Estados Unidos reciben una ola de exigencias de reconocer el feminismo dentro de los cursos y programas de creación artística. Encabezando, Judy Chicago fue la mujer que organizó el primer curso de arte feminista en el CalArts, California State College, de Fresno, pero lo más interesante fue que este tendría lugar en su propia cocina y sería apodado “Kitchen consciousness group” por tratarse de un espacio donde a través del habla, la escucha y las acciones performativas se construían narrativas de manera horizontal, siendo la horizontalidad en la construcción de conocimiento todo un reto en las esferas académicas. A través de la teatralización se levantaron críticas a los roles de género, de clase y de raza, autobiográficas, colectivas, políticas, como todo un proceso de toma de conciencia. Un año después, junto con Miriam Schapiro fundarían el primer programa de arte feminista e iniciarían

Womanhouse Project. Una

residencia de seis semanas con un grupo de mujeres viviendo, trabajando y reflexionando en una casa vacía, para finalmente transformar las habitaciones en diecisiete ambientes instalativos y performáticos. En cada uno de ellos, salta a la vista la crítica generalizada a las instituciones maritales y sexuales como regímenes de encerramiento y disciplina, y por supuesto, del espacio doméstico como extensión del cuerpo femenino, sobre el cual actúa la repetición ritualizada y regulada de acciones que producen la normalización del género. Al ser la misma forma en la que opera el performance, es posible desplazar e invertir su uso, y es lo que ocurre en varias obras de la Womanhouse.

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5- Guerrilla Girls 6- Portada del catálogo original. Sheila de Bretteville. 7- Susan Frazier, Vicki Hodgetts, Robin Weltsch. Nurturant Kitchen. 1972.

Mixed

media

site

installation

at

Womanhouse,

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8-

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-8

Recordemos por ejemplo la famosa video-performance de Martha Rosler

“Semiotics of the Kitchen”: Dándole la forma de la parodia de una demostración culinaria, Rosler ilustra en orden alfabético el “uso” de los utensilios de cocina, pero el sentido habitual de cada objeto culinario es sustituido por gestos de rabia y frustración. En este ejercicio señala las técnicas de regulación y opresión a través de la adecuación del cuerpo de la mujer en función del uso de los objetos e incluso a ese espacio de trabajo e 8-Martha Rosler. Semiotics of the Kitchen. Video, 1974.

instrumentalización de la persona donde no se reconocen horarios ni remuneraciones


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En la performance de Rosler (esta y otras. La recomendamos.) “el ámbito privado

y a la vez universal de la cocina es incorporado como un lugar donde deconstruir el papel tradicional de las mujeres”, y es que justamente una de las cosas que nos parecen más importantes de este referente y fuente de inspiración, es la posibilidad de hacer uso de la presencia y las acciones en el tiempo y en el espacio específico, como herramienta para revelar, hacer públicas y visibles las reflexiones y consciencias de lo que ha sido codificado en nosotras.

Si le preguntáramos a Chicago y Shapiro, ¿por qué empezar en casa?, su

respuesta, imaginada por Preciado nos recordaría que “Las prácticas artísticas y políticas performativas no encuentran su lugar propio en el cuerpo individual, sino que son siempre una transformación de los límites entre el espacio privado y el espacio público. La performance es siempre y en todo caso creación de un espacio político.” Cuando la Womanhouse se abre, se exhibe, se presenta, se publicita, cambia su dimensión privada como espacio doméstico, y además de ser una crítica a las relaciones de poder sobre el cuerpo, la sexualidad y, una a una, las dinámicas de la domesticidad, es también una crítica a la legitimación académica de los espacios como territorios de producción de saberes. Allí donde una casa abierta habitada por arte en forma de cuerpos, acciones, intervenciones, voces, es una crítica a la historiografía de siempre, a las instituciones que privilegian a los artistas individuales y relegan la producción colectiva y la transformación del espacio político, resuenan muchas de nuestras intenciones y premisas.

En nuestros cuerpos, que son todo lenguaje, podemos evidenciar y cuestionar. Si en nuestro cuerpo llevamos nuestra cultura com o elemento constitutivo de nuestra identidad, desd e nuestro cuerpo podemos narrarla.

(…) atomizar transformaciones, porq ue las preguntas se convierten en cambios-, ahí, en lo atómico, en lo personal, en lo cotid iano.

Buscaremos generar espacios pre-moder

nos para ignorar las mecánicas del reloj,

Espacios para habitar, escuchar, com

partir,

Espacios donde volvamos a medir el tiempo en relatos.

(en búsqueda de la recuperación de

la oralidad) la conversación hemos de valorarla com o nuestro territorio de creación, como nuestra resistencia creativa.

-


e d o t n e m o m r e m Pri

l

Diseño e n a c c ió n

Inspiradas para crear nuestra propia Womanhouse, buscamos provocar espacios para habitar, escuchar y compartir (qué), reescribiendo nuestra propia metodología del diálogo para atraer relatos desde los nuestros (cómo), para explorar experiencias de las mujeres de nuestra generación relacionadas con lo doméstico, lo íntimo y lo familiar (para qué).

provotipos…

Para provocar,

Para generar nuestros espacios de conversación consideramos múltiples metáforas

basadas en experiencias de apertura emocional como talleres autoreflexivos, experiencias de improvisación teatral e incluso la práctica del yoga como ritual introspectivo. Sin embargo, en este tipo de dinámicas hay roles como “el guía”, “el líder”, que queríamos evitar. Identificamos también la necesidad de un principio y un cierre, instrucciones, disposiciones específicas del cuerpo y el espacio, una actitud pragmática para responder a reacciones emocionales. En búsqueda de un camino más cercano y aprovechando las herramientas del diseño cocreativo y participativo, nos encontramos con los “Prototipos

de provocación –

pensados para la deconstrucción las lógicas de futuro imperantes y la proposición de alternativas, bifurcaciones, visiones para compartir.” Pensamos entonces en los

provotipos porque no se usan para probar (como los prototipos) sino para provocar. Lo entendimos como la generación de un escenario lo más cercano posible a la cotidianidad, a los comportamientos e interacciones habituales donde se retira una (u más, pero pocas) estructuras ‘normales’ de la experiencia para observar las posibles reacciones que se generan entre las personas, con el espacio, con los objetos.


- 51

P r im e r P r o v o t ip o

Nuestro rol

Para generar un espacio de acceso a la memoria emotiva,

El escenario

Las invitamos a una cena, nos reunimos a comer juntas,

nos reconocemos como facilitadoras y puntos de encuentro, somos

pero pensando en nuestras experiencias en espacios feministas donde

nodos.

el mayor aprendizaje se da en la construcción colectiva, entonces la invitación realmente es a cocinar juntas. Considerando ‘una cena’

El dónde

como escenario, neutralizamos el rol de la o las anfitrionas, retiramos las restricciones de que “no cualquiera meta las manos en la cocina”

Como Judy Chicago y Katrina L. Rodríguez para “Las

Comadres: Tell Me Your Story”, empezamos en casa, en la cocina.

y en lugar de eso proponemos una receta (que no es el verdadero resultado esperado) para preparar e improvisar juntas.

El escenario

El cómo

Como se tejen las redes o se dibujan las figuras, empezamos

con dos puntos. Mi amiga, Helena y yo. Cada una invita a una amiga

* Esperando relatos, nos preguntamos, ¿es necesario plantear temas o preguntas como detonantes de conversación?

suya que la otra no conozca. Llegamos entonces a un encuentro donde la extrañeza y el desconocimiento no predominan. Se le propone

* Teniendo en cuenta que no todas nos conocemos, ¿surgen

a nuestras invitadas como una reunión de amigas, donde van a

cohibiciones, delimita esto los temas de conversación?, ¿a qué

compartir con amigas de su amiga y no con desconocidas.

niveles de intimidad realmente podemos llegar?, ¿se fragmentan las conversaciones por las relaciones de confianza que existen previamente?

-


Las respuestas

Las preguntas cohíben y limitan, los procesos auto-

reflexivos que devienen de una curiosidad puntual y demasiado específica, en lugar del flujo orgánico de lo que se comparte, obliga a la síntesis y al filtro sobre lo que sentimos. La mejor forma de

En este primer encuentro nuestra expectativa estaba puesta en

detonar un relato es compartir uno, permitiendo la espontaneidad y el

los relatos familiares, y esperábamos que las acciones –cocinar y

intercambio que la empatía genera. En un ambiente propicio para la

comer-, el espacio –la cocina- llamaran historias sobre aprendizajes

comodidad y la confianza, el nivel de intimidad al que se puede llegar

o tradiciones relacionadas. En cambio, encontramos con entusiasmo

depende de la disposición de que tenemos de escuchar y proyectar

que ansiamos hablar de nosotras mismas, de lo que hemos vivido

las experiencias que escuchamos, a nuestro propio pasado para desde

y cómo hemos cambiado, y que por más efímero que parezca un

allí hilar nuestras reflexiones, a veces en forma de consejos, otras de

encuentro como el que propiciamos reconocemos a las otras en sus

comparación.

narraciones.


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Las preguntas que surgieron * Este es el presente, nuestro pasado es un contexto próximo, ¿dónde y cómo buscamos la memoria genealógica? * ¿En qué forma se relacionan los relatos que compartimos con la forma de construirnos mujeres?

El valor que encontramos “Nos escuchábamos las unas a las otras y lo encuentro admirable,

pues el acto de escuchar al parecer está

perdido en la memoria.”

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Asistir a un “evento” sin conocer a nadie, es algo que no hago frecuentemente, esa noche me atreví a acompañar a mi amiga a cenar y pasar un tiempo juntas en la casa de una de sus mejores amigas, de quien había escuchado mucho pero nunca había visto antes. Puedo decir que

no esperaba nada de lo que pasó esa noche, normalmente

uno espera que eventualidades así sean un desastre u al menos momentos que incomodan. Porque de hecho a mí me resulta difícil entablar conversaciones con extraños, generalmente nunca sé qué decir o que hacer,… es por esto que las evito. Sin embargo esa noche fue todo lo contrario, creo que el hecho de hacer un plan relajado cocinando juntas fue lo que nos ayudó a generar conversaciones lindas, lindas porque fueron completamente salidas de lo común. Es el momento que no recuerdo los nombres de las mujeres que estaban conmigo, y aun así por la experiencia que quedó

de ellas, de compartir y

guardo las mismas ganas de saber más

aprender de ellas que sentía esa noche. ¡Hermoso!

Compartir música, historias y un quiche de espinacas hicieron la noche memorable , al ver a estas mujeres en su ambiente, relajadas y de la manera más espontánea, me sentí

sentí que con ellas podía contar cualquier cosa y no iba a ser juzgada y fue así cómo compartía motivada a generar este tipo de conversaciones, pues

pedazos de mí, mis mensajes eran bien recibidos. Nos escuchábamos las unas a las otras y

el acto de escuchar al parecer está perdido en la memoria.

lo encuentro admirable, pues

¡Noche de chicas! Sería la mejor de describir este “evento”, donde las historias oscilaban del amor a la música, del feminismo a maneras de emprender nuestros sueños, de los mejores viajes al desamor, y aprovecho este recuerdo para agradecerle a mi amiga, por querer compartir sus amigas conmigo, por hacer juntas el mejor quiche de espinacas que he probado en la vida, ver que otras personas disfrutando lo que yo disfruto sin pensar que yo soy la que es

ra voz: Lo que fue, en ot

Carol Melo, mi qu erida invitada. Una mujer profund amente sensible co n su entorno a qu veo definida (clar ien o, incompleta) en la palabra “altruis Acuario. Un metro mo ”. cuarenta y cinco de compromiso por cu la vida, de poder. idar

diferente. Llena

de infinitas gracias y esperando que siga sucediendo.

por el mejor detalle que he recibido desde que soy vegetariana, para mí fue sorprendente



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Cómo

En nuestro primer encuentro una de las preguntas que

surgió fue “¿Cómo hablan con ustedes mismas? ¿Cómo se recuerdan las cosas?” Ninguna lleva un diario pero todas usamos la tecnología inmediata –en este caso, nuestros celulares- para confiarnos ideas de proyectos, para liberar dolores, o para presionarnos, recordarnos lo que queremos aplazar. Para ayudarme en el después empecé a grabar todas mis conversaciones y le confié al sonido la fidelidad de mi memoria. Mis largos paisajes sonoros no sólo guardan los relatos para re-escucharlos, me llaman a revisitar: vuelvo a ver los rostros, la disposición de los cuerpos en el espacio, las distancias, las acciones y recuerdo las emociones.

Para qué

Pensado como herramienta o como pieza encontré que este

tipo de registro además de retener los detalles como ningún otro, guarda un nivel de anonimato que resulta particularmente interesante en relación con el chisme.

Posibilidades

¿Qué pasa si una conversación de amigas se convierte en

un podcast? ¿Si alguien más transcribe la grabación de una “noche de chicas” o interactúa con ella sin siquiera conocer a quienes hablan? ¿Qué puede sentir quien escucha sin haberlo vivido? ¿Se le puede hacer partícipe de la red de empatía, de la red de relatos?

r m e d io s P r o v o t ip o s in t e Al estar en búsqueda de las condiciones, del tipo de interacciones que permiten el intercambio de experiencias y procesos personales de las formas más orgánicas, me planteé una perspectiva: Observar y revivir mis propios encuentros como posibilidades para reflexionar sobre los espacios de socialización. Las experiencias de este tipo tienen dos instancias que no reconocemos con facilidad o que no completamos conscientemente, el durante y el después. Bajo esta óptica, en el durante puedo poner un filtro sobre la experiencia donde me planteo preguntas y si el ambiente está dado, detono en el espacio, en la conversación, posibilidades de responderlas. En el después re-escucho e hilo temas-relatos.

De nosotras desaparecen nuestros nombres, sólo queda nuestra voz, nuestras narraciones, nuestra forma de contarlas. ¿Prevalece la intimidad de los relatos y su poder de atraer otros? ¿Puede ser un “paisaje social” una tecnología del chisme?

-


provotipo Del encuentro al Entrada de diario

Nos necesitamos. Nos necesitamos más cuando nos decimos

que nos necesitamos. Si una amiga se te para en frente y te pide que detengas tu vida por un rato y se escuchen, es que nos necesitamos. Somos cuatro mujeres. Cuatro mujeres con tambores gigantes en la espalda buscando donde esconderse de la lluvia, donde pararse a tomarse una cerveza, fumarse un cigarrillo y hablar. Hablar, escuchar, conversar. Somos cuatro mujeres y ninguna es como la otra, ninguna está viviendo lo que vive la otra pero por ser mujeres estamos tratando de entenderlo. Una se va a graduar, vive con su mamá, no puede hablar de su intimidad con ella, no lo aceptaría. Una está en su primer trabajo, vive con su familia también, hay cosas que no saben de ella, su vida va bien pero esta noche algo la intranquiliza, es el malestar de sus amigas. Una estudió de más, vive sola, vive tranquila, invita a sus propias fiestas, fuma en la sala, soltó, cerró y dejó ir hace poco. La última, la que nos convoca, ella siente presión.

Ya no vive con su familia, hace mucho, ella ya hizo la suya. Su hijo va a ser un gran tipo, lo vi en sus ojos cuando lo conocí. Ella quiere parar. Necesita parar. Volver a empezar.

De esa noche y de nuestro primer encuentro (el primer provotipo) le entregué a mi “mejor amiga”, María, dos grabaciones de horas y le pedí que las escuchara. Esto fue lo que sintió.


Pensar en escuchar casi cinco horas de conversaciones ajenas no suena muy

divertido o provechoso para alguien que no está acostumbrado a querer escuchar, con verdadera atención, durante mucho tiempo. No me malinterpreten, no es como si no estuviera dispuesta a hacerlo bajo ninguna circunstancia, ni siquiera cuando me siento tardes enteras a charlar con mis amigos o conocidos, si no que creo que no nos enseñaron el verdadero valor que tiene escuchar, y no sólo como una herramienta para aprender oficios nuevos si no como un acercamiento para sus vidas, y por qué no, sobre

aprender sobre los demás, sobre

nuestras propias vidas.

Así que no voy a mentir, al principio fue tedioso. Me encontraba allí, escuchando las historias de vida de estas personas que se oían tan confiadas hablando entre ellas, pero que

no contaban con mi presencia poco divertida al reproducir la grabación

de aquella reunión que habían tenido,… pero una vez me permití escuchar con atención empecé a disfrutar, a enriquecerme de verdad. Quién diría que al parecer todos los recién egresados de este país cargan con esa presión de estudiar la carrera correcta “porque si se da cuenta de que se equivocó después, yo no le voy a pagar otra”. O que los viajes a otros países también tienen un lado nostálgico y un quierovolveramicasaconmispapásya.

lo más sorprendente es lo conectados que estamos emocionalmente, sin que lo pareciera, sin que nos demos cuenta. Todos y todas hemos

Pero sin duda y

tenido miedo de que no nos quieran, de terminar las cosas con alguien que ya no queremos, de estar en una relación abierta aunque nuestra pareja no esté de acuerdo. Todos y todas

hemos sentido casi como si tuviéramos que pedir permiso para vivir la vida que queremos vivir, para cortarnos el pelo tan corto como se nos antoje, no nos damos cuenta de esta conexión hasta que nosotros mismos nos damos la oportunidad de hablar de ello, y más importante aún, de escuchar a quien decide

para salir con un chico o una chica que conocimos casualmente, etc. Y

hablarnos de su experiencia, de su pasado, de su día a día. Sentir empatía, en mi opinión, es una de las sensaciones más maravillosas que podemos experimentar. Es esa vibración entre el pecho y la garganta que nos recuerda que estamos vivos y que hacemos parte de algo más grande donde todo está conectado con todo, que todos deberíamos trabajar para

ayudarnos. Si no nos damos el chance de hablar y de escuchar, jamás sabremos qué tanto podríamos aprender de los otros y entender de nosotros mismos.

María Alejandra Fa jardo Amiga del alma, có mplice y confidente. Libra. La mujer qu recibe en su casa de e me spués de un acciden te, de un a tor pe una noche de no do za, de rmir muy larga y me cuida, me cons El ser más auténtic iente. o que me ha confiad o su s sec re tos , la que me cuenta con timidez que se siente bonita


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Un paréntesis… (Hay días que siento que tomé un camino muy simple, poco trascendental, hay días que no creo en la palabra, que no creo que escuchar y contar cambie nada. Hay días que no le veo poder. A veces es porque estoy cansada de no poder hacer silencio o porque ya estoy cansada de escribir o de darle tantas vueltas a algo tan sencillo que me enfrentó a cosas tan complejas. Luego mis amigas me siguen enseñando y decido seguir aprendiendo.)


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Segundo Provo t ip o

Nuestro segundo encuentro se tejió espontáneamente como

el primero pero esta vez nosotras fuimos las invitadas y tuvimos la suerte de tener una anfitriona que nos recibió con la propuesta de “juegos” para conocernos y compartir trozos de nuestras vidas. Los “detonantes” sí existen, están incorporados como metodologías de diálogo en la cotidianidad.

Escuchemos un trozo de tu vida

La primera mujer en tu cabeza

celebración del lujo del ocio y en el primer juego que propuso

“¿Cuál es la historia de la primera mujer que se te viene a la cabeza por haber marcado o impactado poderosamente tu vida?” Recordamos

nuestra anfitriona encontramos que la escucha puede empezar en el

esa noche a la amiga que nos acompaño en el primer viaje, el primer

“Cada una pone una canción que le recuerde a una etapa de su vida. En cualquier momento de la canción puede compartir la historia,… o no.”

mes en un país extraño, la primera con la que sentimos que podíamos

Sin música no hay fiesta. Nuestro encuentro fue una

gusto de las otras. Su instrucción:

convivir por poder hablar hasta el amanecer o hacer silencio las primeras horas después de despertar para tener tiempo con nosotras mismas. Recordamos a ‘la suegra’ que hizo de una relación de años una complicidad femenina llena de secretos que ella predecía y

Así como con las grabaciones, citamos con este “método” nuestra

aconsejaba, la que adoptó sin decirlo a la novia de su hijo, queriéndola

memoria emocional desde la memoria auditiva, también llena

y enseñándole como a la hija que siempre había querido. Recordamos

de imágenes. Parecemos empezar con los capítulos cerrados

a la mujer que buscándose en un país peninsular europeo terminó

recientemente, con las canciones que todavía escuchamos con

acompañando el retiro espiritual de una mujer que acababa de vencer

nostalgia. A medida que pasan las rondas, cada una parece buscar

a la muerte y estaba redescubriendo la vida.

más atrás en su pasado hasta llegar a las canciones que cuentan una historia que nos contaron, como la de mis abuelos conociéndose en

Por supuesto la primera en la que seguramente pensamos la mayoría

una tienda de discos mientras sonaba el famoso vals Danubio Azul

es mamá, pero el reto autoimpuesto de contar una historia que no lleve

de Johann Strauss. Las temporalidades, los contextos de la música,

una vida, nos trae a aquellas de las que seguramente nunca hemos

nos permitieron preguntarnos por esa curiosidad de los pasados que

hablado, aquellas que fueron un capítulo del libro y no volvimos a

no vivimos.

nombrar y extrañamos o evitamos extrañar.

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Tengo una amiga que siempre recuerda y me presume que la colcha de retazos sobre su cama la hizo su mamá. ¿Qué hacer con tantas historias? ¿Cómo tejerlas?

¿Cómo

“clasificarlas”?

¿Cómo responden las preguntas que nos hemos hecho hasta aquí? ¿Cómo ver en ellas las preguntas que no nos hemos hecho? ¿Cómo dibujar de ellas un mapa?


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Cartografías

de una generación Como experiencias reflexivas, no como pasos, no como método, hemos hablado, hemos revisitado, hemos transcrito, hemos citado, hemos filtrado. Y hasta aquí los relatos, como material. Recuperando la metáfora arqueológica: en ellos hemos visto señales, y siguiendo rastros hemos visitado territorios y desenterrado importantes hallazgos. Poniéndolos sobre la mesa, observándolos de cerca, hemos avanzado en esbozar tres recorridos que se intersectan, tres áreas que se sobreponen y a la vez se extienden en direcciones diferentes. No esquematizamos categorías, ni siquiera tipologías, en lugar de eso, diferenciando matices aprovechamos para generar nuevas historias en las dudas entrecruzadas que enmarcamos en tres actitudes.

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S e ñ a le s – R a s t r o s – H u e ll a s

Un nivel inmediato de atención

sobre los relatos, la primera impresión, algunas de las primeras palabras con las que describiríamos o sintetizaríamos las conversaciones que tuvimos.

Escapes

Viajes

Fiestas

Crisis

Inseguridades

Vicios

Dependencias

Mañas

Relaciones

Creencias

Familias

Amigas

Sexo

“Closets”

Prejuicios

Monogamia

Carreras

Arrepentimiento

Deseo

Autoestima

Acoso callejero

Heterosexualidad

Romance

Convivencia

Tiempo para nosotras

Control

Presión

“Entre amigas, en tre mujeres, nos co ntamos otras cosas” Y nos respondemos sabiendo que “parte de ser amiga, es decir en la cara lo que tem nos emos decirnos a no sotras mismas”. (Helena. Primer encu entro.)

“Las periferias del afán del principio universal identitario son las posturas individuales, las conversaciones entre amigas: las relaciones de amistad se han tornado posibilidad de ejercer un poder, de un colectivo operativo.” (Marie Lourties en Teatro e identidad)


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Territorios – Zonas – Caminos Un segundo nivel donde al re-escuchar, al identificar donde un relato atrajo otro, donde removió la experiencia de otra mujer, profundizamos en los primeros términos a través de “apellidos” sencillos, de notas y sensaciones que sin adelantar las historias detrás ya despiertan reconocimiento.

Viajes, desplazamientos, cambios

Trabajo, carreras, dinero, deberes, blah, blah, blah…

Terrores, sospechas y cuidados

sacrificios

auténticas pasiones, silencios

acosos y psicosis

revelaciones, encuentros, desencantos

contradicciones y ambiciones

vergüenzas, secretos dolorosos

soledades e incertidumbres

de ser pobre y cambiar el mundo

ser indeseadas

libertades, empoderamiento

estrategias casi militares

ejércitos y revoluciones del amor

espacios seguros,

redes de apoyo

Nuestros cuerpos cargas, cruces e ideales

Familia, expectativas y presiones afanes

usos y abusos

miedos y disforias

apariencias

posesiones y agencias

errores y renuncias

cumplidos y violencias

ser proyecciones y compensaciones

convivencias con el reflejo

ser decepciones

mimos, cariñitos y permisos

sexualidad, autoestima, creatividad

edades y ciclos

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*

Libres y decididas

s o g z a l l Ha

En forma de afirmaciones concentramos en tres

actitudes los cruces de las inquietudes que encontramos desde la forma como lo enfrentamos. ¿Por qué actitudes? Porque no queremos compartir nuestras historias desde la opresión y las violencias, no son relatos de víctimas sino de revoluciones, de tácticas y de experiencias de las que brotaron nuevas perspectivas que han ido levantando para cada una ese

“¿Qué mujer quiero ser?”.

A la deriva, solas, descubriendo, cambiando de rumbo. Cometiendo errores. No seremos las que esperan, no seremos las que creíamos que queríamos ser, las que nos dijeron que podíamos ser. Somos nuestro propio futuro. *

Negando cárceles No somos posesiones, nuestro cuerpo es nuestro, somos nuestra propia fortuna. No somos ni nos vemos como ideales. No hay una sola forma de enamorarnos, de nosotras, o de otras. *

Aprendiendo de miedos y cuidados Nos enseñamos a sospechar, desaprendimos a callar, lanzamos lejos de nuestros hombros las culpas. Nos recordamos estar atentas, cuidar de las nuestras, caminar en bloque, quejarnos en voz alta. Que no hay prisas, que no hay moldes. Que no estamos solas y que somos libres.


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“Nuestros relatos del presente, desde el ejercicio de revisión crítica, contribuyen a revisar la comprensión del pasado para reelaborar el futuro.” (Mujeres en escena / Transgredir el escenario, Bouret & Vicci)

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2.

Genealogías d e l s il e n c io

Bien Pudiera Ser

Pudiera ser que todo lo que en verso he sentido No fuera más que aquello que nunca pudo ser, No fuera más que algo vedado y reprimido De familia en familia, de mujer en mujer. Dicen que en los solares de mi gente, medido Estaba todo aquello que se debía hacer... Dicen que silenciosas las mujeres han sido De mi casa materna... Ah, bien pudiera ser... A veces a mi madre apuntaron antojos De liberarse, pero se le subió a los ojos Una honda amargura, y en la sombra lloró.

Pienso que sin quererlo lo he libertado yo. Alfonsina Storni. De Irremediablemente..., 1919.

¿De dónde deviene la identidad como

herencia? Al pensarla genealógica, me he preguntado si es acaso una

creencia o realmente cómo se construye transmitida en el tiempo. Joan Scott, “la mamá de la historia desde la perspectiva feminista, no por ser la primera sino por ser la más inspiradora” como la definió una amiga, lleva años cuestionándose algo parecido sobre las identidades. En su texto “El eco de fantasía: La historia y la construcción de la identidad” insiste en que estas no existen sin los reclamos políticos que las nombran y que incluso aquellas categorías que pensamos enraizadas en los cuerpos, como el género y la raza, o las que corresponden a nuestra herencia cultural, no son naturales y en cambio, los términos de ‘mujeres’, ‘obreros’, ‘latinoamericanos’, ‘negros’, ‘homosexuales’ se usan para imponer una “igualdad ilusoria” persistente en el tiempo, como si sólo las circunstancias históricas de donde vienen esas categorías variaran pero los conceptos no. Por ejemplo, en la Historia de las mujeres se ha cuestionado cómo los cambios sociales han influido en las posibilidades de emancipación pero rara vez se pieza como esas circunstancias han alterado el significado de

“MUJERES”. Foucault hablaba de la necesidad de “historizar las categorías que se toman en el presente como realidades obvias” porque la tradición terminológica sirve como una invención para legitimar la acción política del presente inspirándose en el pasado (Hobsbawm, 1983). Scott dice, ‘claro’, es más difícil historizar la condición de “mujeres” por estar naturalizada en la biología, pero hay que hacerlo porque no examinar esta palabra como el signo de una identidad colectiva inventada para la movilización política, nos lleva a creer que la historia del feminismo y la historia de las mujeres es continua,

y no. Para responder a las dudas de cuáles fueron

los mecanismos que hicieron que personas con posiciones sociales, agendas, contextos tan diferentes, se identificaran entre sí, propone el ECO y la FANTASÍA como instrumentos de esta ilusión identitaria.

Y todo eso mordiente, vencido, mutilado Todo eso que se hallaba en su alma encerrado,


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¿Por qué FANTASÍA? Porque Scott hablará de la identidad

de las mujeres como una repetición imaginada

o la repetición

de parecidos imaginados. La fantasía como obra de la mente que opera en el tiempo, no siempre racionalmente, responde a la necesidad de las identificaciones empáticas que nos permite relacionarnos desde las características que encontramos comunes trascendiendo experiencias y rasgos particulares. Son los mitos culturales que aplicamos sobre nuestros cuerpos para sentir que compartimos una posición en el mundo independientemente de nuestras condiciones sociales e históricas diferentes articulando nuestros escenarios a partir de representaciones o “metáforas sostenidas” (Riley, 2000). Hasta aquí suena muy positivo, pero tal y como señalamos en la necesidad de reconocer la interseccionalidad, estas fantasías también reproducen y camuflan los conflictos, los antagonismos como divisiones dentro de la sociedad. “La construcción del nosotros-vs-ellos consolida a cada bando como un todo indiferenciado y borra las diferencias que producen jerarquía y conflicto dentro del «nosotros»” (Scott, 2009)

Aquí es donde la forma cómo comunicamos las particularidades de los relatos y las estrategias que vamos a visibilizar, debe reconocer limitaciones, peligros y poderes de la Fantasía como instrumento porque reduce la multiplicidad de experiencias a la singularidad a la vez que permite a individuos y grupos dotarse de historias como elemento cohesivo de las realidades sociales, lo que en la movilización implica también la posibilidad para interiorizar las normas o la resistencia a ellas y en ese ejercicio, dotarnos de agencia a través de la ilusión de la colectividad. ¿Pero queremos que esa agencia opere desde los escenarios repetidos mil veces estabilizando una identidad única? Hasta ahora:

“La fantasía de la historia feminista asegura la identidad de las mujeres en el tiempo. Los detalles particulares pueden ser diferentes, pero la repetición de la narrativa básica y de la experiencia del sujeto en ella, significa que los actores nos resultan conocidos— somos nosotros mismos. La identificación (que produce la identidad) opera como un eco de fantasía, entonces, poniendo en juego repetidamente en el tiempo y a lo largo de las generaciones, el proceso que forma a los individuos como actores sociales y políticos.” (Scott, 2009)

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9- Clara Campoamor (1888 – 1972) “Abogada y política madrileña, fue una de las tres diputadas de las cortes constituyentes de la II República y una de las principales precursoras del feminismo en España. Campoamor logró el voto femenino en las primeras elecciones republicanas e impulsó también la primera ley del divorcio.” tomado de Eco Republicano.


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La mujer en la palabra ha sido una fantasía. ¿Cuál es la imagen de la mujer

oradora que nos ha inspirado tanto? No ha sido la de una abuela enseñando a bordar a través de historias, ni la de madre enseñándole a su hija a leer. La proyección de la mujer valerosa ha sido repetida y simplificada en la caricatura de la feminista que traspasa el espacio público masculino y experimenta los placeres y peligros de los límites políticos, en una representación en la que le habla a una muchedumbre que la reconoce transgresora por haberse negado a su lugar esperado (otro tropo) de la que espera e inspira la transformación desde su rol de reproductora y a través del amor maternal donde la diferencia no existe y todas buscamos ‘igualdad’. Estas imágenes han sido la base de generaciones de mujeres que como activistas o historiadoras se han reconocido en escenarios similares.

No lo condenamos, más bien recuperamos el sentimiento detrás de esta fantasía: la pasión de transgredir las posibilidades negadas de alzar nuestra voz, oponiéndonos a

“los dispositivos de poder [que] intervienen

de diversas maneras intentando regular los usos de la memoria, estableciendo lo que “es digno de recordarse” y la forma de hacerlo, contribuyendo así en la construcción de la identidad.” (Bouret & Vicci)

Y en búsqueda de aquello que para nosotras es digno de recordarse proponemos la:

Metodología de la

curiosidad

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Hemos hablado, nos hemos quejado de la verticalidad de la Historia como

ciencia y hemos reclamado nuestro derecho a narrarnos. Afirmamos que la historia que nos han contado no es la única que reconocemos porque la academia carece de espacios para preguntar, para exigir lo que queremos saber, supuestamente somos presas de los “pensum”. De seguro no soy la única a quien su madre le ha reclamado por ser muy preguntona de niña e insistir intensamente en los “¿POR

QUÉ?” de todo. Entonces

para responder a la pregunta que planteábamos al enfrentarnos a los relatos de nuestra propia generación (Este es el presente, nuestro pasado es un contexto próximo, ¿dónde y cómo buscamos la memoria genealógica?) proponemos volver a ese hábito e invitamos a las mujeres con las que compartimos una historia a preguntar a alguna de sus ancestras (su madre, su tía, su nana, su abuela) por el cómo vivió ella la experiencia que nos compartió. Les invitamos a preguntar por ejemplo,

“¿Cómo fue tu primer amor y su “fracaso”?” “¿Cómo te sentiste la primera vez que viviste sola o que viajaste sola a otro país?” “¿Alguna vez tu familia cuestionó tu cuerpo?” “¿Cómo aprendiste al peligro de ser mujer y andar sola por la calle en la noche?”

¿POR QUÉ? Porque encontramos en las genealogías la historia de nuestras

estrategias, de los cambios en nuestra forma de enfrentarnos y percibir los choques con la sociedad que criticamos. Para evidenciarlo como un proceso a la vez que le hacemos propaganda, que incitamos a la curiosidad, lo presentaremos desde la experiencia de preguntar y las respuestas como un nivel diferente de saberes a los que sólo accedemos si lo buscamos y retribuimos su valor.


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La historia de la s c o m u n e s

La memoria representa un particular mecanismo de activación y actualización del pasado.

3.

Una forma, si se quiere, de luchar contra unos de los efectos propios, el olvido…

(Manuel Cruz, “Como hacer cosas con recuerdos”)

Hemos propuesto hasta aquí dos niveles y metodologías para recuperar

experiencias y reconocer liberaciones en las vidas de madres e hijas, y aunque los cambios sociales que han ocurrido en los cincuenta años (¿?) que pudieran cubrir estas dos generaciones nos da un panorama de transformaciones y liberaciones inmenso, es imposible y sería facilista no preguntarnos por la

mujeres comunes

historia ausente de las

que vivieron en la sociedad colombiana que todavía se

forjaba en el campo, absolutamente basada en la familia normativa como institución con valores y roles verbalizados como reglas y formas incorruptibles de vida. O esa es la visión que tenemos de la vida de nuestras abuelas, muchas ya ausentes, el resto invisibles en términos narrativos. Proponemos entonces un laboratorio de recuperación de los perfiles de estas mujeres comunes, a través de la memoria que habita en quienes impactaron, acompañaron, formaron, a través del basto archivo de la memoria familiar, así, subjetiva y amorosa como es.

Perfilar, revisar la vida de estas mujeres nos da herramientas para construir nuestra

crítica al conocimiento convencional y sus instituciones, porque repasando sus contextos reconocemos a primera vista que la producción de sus saberes no estaba enmarcada dentro lo que es validado como conocimiento, empezando por los escenarios de esa producción (lo doméstico, lo rural, por ejemplo). Es un ejercicio decolonial como el que aspirábamos porque nos permite negar la autoridad de las formas de legitimar las contribuciones a la cultura que han ignorado o distorsionado la vida de las comunes, desconociendo que las historias de sus familias, de sus hijas e hijos, de sus desplazamientos, de sus respuestas a las transiciones políticas específicas de nuestro país, tecnológicas, a la guerra, de sus amores, de sus romances, de sus roles asignados, asumidos y rechazados, narran procesos de los contextos que heredamos. Los pequeños relatos de sus cotidianidades son importantes en tanto que “las pequeñas historias resultan subversivas porque desenmascaran la mentira de la Gran Historia, a saber, todo lo que ésta había soterrado o desechado, falsificado u olvidado”(Mnouchkine, 2007)

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Las recordamos y celebramos desde sus familias como fuente primaria, resaltando el valor de la memoria

colectiva alrededor de las sujetas, como instrumento para evitar las generalizaciones, los universales que podrían caer sobre ellas desde la suposición sobre sus vidas que ya evidenciamos. En los estudios de mujeres se destaca la complejidad de dotar de visibilidad a las mujeres “invisibles” por pertenecer a “los sectores populares”, lo que me hace cuestionar si esa es una definición de clase o simplemente se refiere a donde termina a quienes eran reconocidas de la vida pública y mediática que sólo permitía hacer parte de la élite política y más difícilmente la esfera cultural. La dificultad se le atribuye a la pobreza de fuentes directas sobre esta mayoría (¡!) de la población, “por la desidia en que en otros tiempos la historiografía tradicional adjudicó a la construcción histórica o al protagonismo concreto de los mismos, o por no considerarles objeto de estudio.” (Bouret & Vicci, s.f.)

¿Por qué reconocer a las mujeres no sólo en la vida pública, sino en su articulación en la vida social y cultural desde sus actividades cotidianas contribuye a reconocerlas como dadoras de forma de nuestras sociedades? ¿Por

“Una persona o una clase que es aislada de su propio pasado tiene menos libertad “La historia nos enseña que podemos efectuar cambios e identificar dificultades.” Karin Rosemblat

para decidir o actuar que una persona o una clase que ha sido capaz de situarse a sí misma en la historia. He aquí la única razón, de que todo el arte del pasado se haya convertido hoy en una cuestión política.” John Berger

qué la historia de las mujeres?

“Es una manera de reconocer que la historia [como el género] es socialmente construida y por lo tanto no es objetiva ni imparcial. La invisibilización que han sufriedo y siguen sufriendo las mujeres en la historia se presenta como una expresión de un pensamiento heteropatriarcal que necesita ser revisado desde el pensamiento crítico” Camille Boutron


o t r e u m a h e u q o l r a c s “ Bu a n u s e a r e u m e s o n e u para q ” . a i r o m e m ética de la

(Gelman, 2008

)





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III R e volu ci on e s Creativas Nos hemos propuesto desde el principio la meta de compartir, de visibilizar, de enredar en nuestros relatos a otros y otras para hacerles partícipes de preguntas. Planteamos desde el principio las experiencias de interacción como nuestra escena, pero para inspirarnos en cómo queremos interactuar recurrimos a quienes han pensado y hecho posible el arte como campo de resistencia, denuncia, profunda crítica. Como con todas las divisiones, diferencias, nos enseñan independientes e inmiscibles las formas creativas como categorías de alcance limitado: existen las artes representativas, las narrativas y las expresivas y cada una tiene sus escenarios y dependencias. Este trayecto recorre las historias y experiencias de la cultura divergente, de las propuestas de liberación de los moldes artísticos y de diseño donde la autoría es indispensable, donde el reconocimiento es lucro. Como parte y resultado de un proceso de autorepresentación y autonominación buscamos en este estado del arte la inspiración para generar un espacio contracultural, autónomo y autogestionado para habitar, transitar, liberar, empoderar.

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el rescate de una tradición perdida y en el despertar de sus potencialidades adormecidas (Bensaïd, 2004)

1.

Solamente hay invenciones e innovaciones auténticas en

Contar sana Para inspirarnos en ¿Cómo contar? revisamos a través de Julian Boal en su

texto “Por una historia política del teatro del oprimido” una de las alternativas dramáticas en las artes representativas más relacionadas con las revoluciones de forma, comprometida con la emancipación de las comunidades y poblaciones en situación de opresión: Cuestionaremos en el teatro político las ideas de

representación,

participación y opresión. El teatro del oprimido surge de las experiencias de

Augusto Boal, miembro del Teatro Arena -cuyo objetivo fue facilitar la producción de obras de bajo presupuesto en oposición al teatro de la alta burguesía brasileña-. El ideal de Boal era que el teatro dejara de definir para el público su identidad, sus problemas y sus supuestas soluciones. Veamos entonces cómo desde los tres principios de este “método de trabajo, filosofía de vida, sistema de técnicas” (Boal, 2004) podemos empezar a moldear las interacciones en nuestra propia puesta creativa y ‘revolucionaria’:

I. La esencia en la forma de producir y presentar aquí es quitar el poder a los

actores como especialistas de la transcripción y la encarnación de narrativas que les son ajenas, y en cambio permitir que quienes viven las historias se apoderen del escenario. Este ejercicio lo descubrimos totalmente ligado a la decolonialidad de la Historia que “

IVA LATINA propone, pues pensaba Boal en la oportunidad de

V

devolver la posibilidad a “los oprimidos” de producir sus propias representaciones y así

escapar de la imposición de su identidad por parte de “los Otros”, antagonismo que exploraremos más adelante. Esta es la misma intención que nos mueve cuando nos negamos a que nos narren desde el desconocimiento y la inexperiencia de la realidad en nuestro tiempo y lugar en el mundo, en el sentido más literal, nuestras coordenadas. Sólo construyendo nuestras propias narraciones ponemos en crisis las representaciones dominantes.


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Corazón, cuerpo y palabra Proyecto de teatro comunitario con mujeres víctimas del conflicto armado en Colombia.

La Ruta Pacífica de las Mujeres es una propuesta que trabaja para la reconciliación en el

postconflicto que recorrió el país para brindar espacios y herramientas a las mujeres que

ellas son mujeres que han logrado

convivieron con el conflicto armado para construir sus propios escenarios y a través de

transitar un camino silenciado y que

sus memorias por contar, compartir con el público su “verdad” sobre este enorme trozo de

han logrado romper ese silencio, poner

la historia nacional. Como testigas directas, más allá que como víctimas en la reescritura

sus voces, exponer sus cuerpos, sus

colectiva de sus vivencias acceden a una nueva comprensión, a una visión que apunta

vidas,…

a un futuro libre del dolor de la guerra y las secuelas de esta. ¿Por qué hacerlo a través

… ellas no son pobrecitas,

del teatro y la auto-representación? El conflicto deja marcas intelectuales pero también físicas que al verbalizarlas y proyectarlas a través de sus propios cuerpos permiten la resignificación de lo que vivieron. Ellas mismas se enmarcan ahora como sujetas políticas responsables de aportar a la transformación de sus comunidades.

(Aura Celmy Castro –psicóloga de la Rutapara PACIFISTA de Vice)

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El arte puede nombrar lo innombrable, al transformarlo.

El teatro puede escenificar lo inefable, el vacío, el dolor, el sin sentido que la palabra escrita no puede contener. (Conclusión “Corazón, cuerpo y palabra”)

II. Además de entregar las técnicas, a través de juegos, a “los oprimidos” para

pensarse y recrearse, el teatro del oprimido valora que

su público sea parte del

debate de su contenido crítico, y es por eso que critica la división convencional entre espectadores y actores, “la división inmutable de tareas entre aquellos que están autorizados a hablar, actuar y aquellos que están confinados al mutismo, a la oscuridad.” (Boal J., 2014) Pero tal vez lo más interesante y constructivo de esta propuesta en su interacción con el público es su relación con la crítica a la educación de Paulo Freire (2005), uno de los más “tesos” teóricos sobre pedagogía que ha dado Latinoamérica. En un paralelo con la relación de extremos actor-público, Freire cuestiona que el educador se reconozca indispensable porque asume la absoluta ignorancia de sus educandos. Esto es como pensar que cualquiera que ve una obra de arte y no es el/la artista, nunca ha visto nada, que cualquiera que lee estas palabras, nunca ha aprendido o incluso pensado la realidad que compartimos o no. También en nuestro caso, implicaría pensar que quien entre en contacto con nuestros relatos siempre ha estado distante de la realidad las mujeres. Adoptamos entonces la

“hipótesis de la confianza” que dice que es imposible

ser completamente ignorante. Esto pone en perspectiva que nuestro objetivo frente a quién nos escuche sea ampliar sus saberes y sus posibilidades de cuestionar, partiendo de reconocer el conocimiento ya poseído por cada uno/a y claro, sus experiencias, su origen, su propio pasado, las historias que tenga por compartir.

“No hay un sujeto dominado en esta relación sino sujetos que se encuentran para la pronunciación del mundo, para su transformación.” Aunque no rompe con la separación espacial convencional -ruptura que para nosotras será vital- el Teatro Foro abre en medio del guión espacios para la voz de quien normalmente sólo observa, escucha y aplaude. Boal propone: “El centro de gravedad se encuentra en la platea y no en el escenario” pero aquí, de hecho, borraremos esa frontera, apropiándonos del mismo espacio donde hemos encontrado e hilado nuestros relatos: la casa.


“Don’t hurry, don’t worry”, Gautam Kansara Proyecto video-instalativo sobre memoria y familia, generado y expuesto en el espacio doméstico.

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Durante seis años el artista Gautam Kansara filma a su familia interactuando en el apartamento de sus abuelos en Londres. En esta obra proyecta las escenas cotidianas y domésticas de este archivo en sus espacios originales, creando “una ventana al pasado” y generando una reflexión sobre lo inseparables que somos de los espacios que habitamos. Como nuestros relatos, el entorno donde surgen, donde se producen, donde se comparten, son una extensión de nosotros/as mismos/as. La pieza se propone como un portal donde “el espectador” comparte el espacio e interactúa con las presencias en discontinuidad de tiempos.

-12 Don’t Hurry, Don’t Worry (excerpt, Single-Channel Version) -2010 Single-Channel HD Video or 4-Channel HD Video/Audio Installation Gautam Kansara 14:58.


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¿Cuál es el papel de las expresiones creativas que son políticas y pretenden de alguna manera la transformación social? Boal diría que es “un ensayo de la revolución”, Lenin III.

diría que como parte de la cultura, son tornillos en el mecanismo de la misma. Yo pensaría que son detonantes de conversación, de dudas, de miradas más activas y formas de vida más críticas. No es la transformación en sí misma, no actúa directamente sobre lo político pero sí sobre lo personal, y en ese sentido reconocemos sus límites sin pretender sustituir la lucha.

“Es un instrumento parcial de liberación pero también de creación y colectivización de las esperanzas, de las imágenes del mundo que se desea construir (...) Se pone en movimiento lo que parecía inmóvil. ¿No hay ahí una posible emergencia de poesía?” (Boal J., 2014)


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De la participación a la in t e r a c t iv id ad

“Y sobre todo cuerpo mío y también alma mía, guardaos de cruzar los brazos en la actitud estéril del espectador.” (Aimé Césaire, Cahiers d’un retour au pays natal)

De museos y galerías a conciertos, las instalaciones artísticas interactivas ya inundan nuestras experiencias en forma de espectáculos tecnológicos que cada vez más exigen la participación activa y física del espectador. Boal proponía, como explicábamos, que el público pudiera intervenir con su voz y su cuerpo más allá de su presencia pasiva, pero además señalaba esta posibilidad para la vía a su emancipación. Sin embargo, Jaques Rancière en El espectador emancipado (2010) pone esto en duda como un supuesto, un prejuicio de que la mirada se identifica con la pasividad, esto caracteriza al público “simplemente complaciéndose en la imagen y en la apariencia, ignorando la verdad que está detrás de la imagen y en la realidad fuera de la representación”. Lo que propone Rancière es que no hay necesidad de cambiar la mirada por la actividad porque allí se ignoraría la agencia que ejercemos para interiorizar, asimilar y apropiar. Tal y como compartimos en el proceso de búsqueda y hallazgos sobre los relatos, presenciar y escuchar nos cede el poder de ligar las experiencias de otro/a “a la aventura intelectual singular que nos vuelve semejantes a cualquier otro, aun cuando esa aventura no se parece a ninguna otra.” Al reconocer esto,

estamos viendo a quien escucha bajo la óptica de la igualdad desde la diferencia que queremos reproducir.

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Love&Torture, Hami Bahadori Video Instalación - 2014 | Luces de estudio, sillas y video

En esta obra una “presencia” anónima comparte una historia personal con el público que comparte su espacio físico. El cuerpo

ausente es integrado a la escena desde su posición y a través de la disposición de los objetos creando un escenario (y una platea). Nos interesa como la imagen generada y el ambiente dispuesto crean toda una lógica de interacción y de escucha, podemos prever desde la primera aproximación el tono de la narración. Además nos preguntamos, ¿qué efecto tendría si el cuerpo no estuviera? Independientemente de poder reconocer o no al sujeto, su presencia virtual cambia por completo la percepción del relato, la atención y el vínculo del espectador. -13


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Este referente nos da una idea: Buscar en los objetos -como tecnología que guía y da forma a los comportamientos-, en los espacios domésticos que vamos a utilizar en armonía con los recursos interactivos, la posibilidad de una experiencia de escucha e intercambio de relatos inspirados por ambientes inmersivos – escenas virtuales donde se desarrollan narrativas poéticas audiovisuales relacionadas a las historias hiladas.

La hipótesis de Julian Boal en su revisión crítica al teatro político, sumando una perspectiva a la de Rancière, es que el verdadero desafío es abstenernos como creadores/

Video is not something we watch. It’s something we experience Stefano Fake

as de pensar que el espectador es siempre capaz de tomar distancia para reinterpretar originalmente todo lo que se representa, en este caso lo que se le presenta, lo que se le comparte. En cambio, invita a generar espacios que permitan la transgresión de una de las prohibiciones formadoras de nuestras sociedades: aquella que separa a quienes tienen legitimidad del discurso a los que no tienen el poder de expresarse. Pensemos en el caso de la cuentería callejera, para pensar posible la ruptura de esta jerarquía que “alienta

a la población a ser solamente los espectadores de seres excepcionales y no a descubrir lo que hay de excepcional en cada uno de ellos.” (Boal, 2004)

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En esta obra Bahadori, crea en un sótano universitario una escena fuera de contexto, “un vestidor de hombres”, interviniendo el espacio con video. Lo que nos llama la atención aquí es como con el encerramiento del escenario se llama a la citación a la mirada del espectador como “simplemente espectador”, como espía o testigo para producir una reacción, una lectura interna; pero también como la discontinuidad espacio-tiempo que permite el medio contribuye a generar una experiencia de interacción con los cuerpos ausentes.


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De la representación a la p r e s e n t a c ió n

Las revoluciones sociales, las expectativas de transformación siempre han sido un motor de cuestionamiento y cambio de las formas y funciones en el arte. Este es el caso de la corriente del agitprop (“agitación y propaganda”) surgida en la Alemania revolucionaria de 1917 como una estrategia cultural y política que acusa al arte por ser una actividad separada de la vida sociopolítica, de la consciencia sobre la realidad vigente. Desde sus contenidos y formas de producción hace un llamado al pueblo a que supere a sus representantes como canal único de expresión. En el teatro “autoactivo” se problematiza “quién habla” y “en representación de la agenda de quien”, poniendo en cuestión –en la escena y en la política- su legitimidad para hablar en nombre de los otros. Esto inspira a toda una serie de generaciones discontinuas de autores y grupos de artistas para la exploración de dinámicas de creación colectiva y divorcios con las formas convencionales de representación artística.

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Karl Valentin (1882-1948) y el Teatro Cabaret Alemán

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Como precursor de las vanguardias del Siglo XX, se esforzó por la experimentación de espacios no convencionales para el teatro, expandiendo su concepción a la

Erwin Piscator y el Teatro Épico (1893-1966)

integración de las artes (música, danza, textos narrativos) en un tono irreverente,

Director y productor de teatro alemán

satírico,

que

que de la mano de Bertolt Brecht levantó

estaba fuera del panorama en las artes

esta corriente teatral “enfocada en el

representativas convencionales.

contenido sociopolítico del drama y no en

humorístico

y

crítico

la manipulación emocional del público o en la belleza formal de la producción”. Innovó formal y tecnológicamente, siendo el pionero de las técnicas multimedia (el

uso

de

proyectores,

escenarios

giratorios, por ejemplo) como componente escenográfico y narrativo.

18- Escena de CABARET. Dirigida por Bob Fosse (1972) 19, 20-Hoppla wir Leben. Erwin Piscator. Berlin (1927) 21- Escena de Kafkas Prozess. Berliner Ensemble, 2014


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Bertolt Brecht y Berliner Ensemble (1949) El dramaturgo y poeta alemán, uno de los más influyentes del Siglo XX, fundó con su esposa Helene Weigel esta compañía de teatro que se opuso a la institucionalidad comunista y a la burocracia cultural, vigente pero censurada muchas veces por el contenido social de sus producciones. Creador del teatro épico o dialéctico basado en enfatizar la argumentación y la discusión. “En el teatro épico se asume que el propósito de la obra, más que el entretenimiento o el mimetizar la realidad, era presentar ideas e invitar al público a hacer juicios acerca de ellas. Los personajes no deben imitar a las personas reales, sino representar los lados opuestos de un argumento, de arquetipos o estereotipos. El público debería siempre ser consciente de que está viendo una obra de teatro, y debería permanecer a una distancia emocional de la acción; Brecht describió este ideal como «Verfremdungseffekt» o «efecto de extrañamiento o alienación». Es lo contrario de la «suspensión de la incredulidad».”

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Théâtre du Soleil (1964)

Fundado en París colectivamente por Ariane Mnouchkine, Philippe Léotard

y otros artistas teatrales que buscaban la innovación de formas inspirados en el teatro físico y la improvisación. La compañía creció en medio de la rebelión contra la cultura convencional, enormes manifestaciones políticas y huelgas laborales en Francia que involucraron trabajadores, estudiantes y a la extrema izquierda. Su misión innovadora la han desarrollado combinando variedad de formas de arte occidentales y no occidentales, incluyendo música, danza y marionetas; comunicándose activamente y mezclándose con sus audiencias. Su premisa como equipo y colectivo es horizontal, libre de jerarquías, esto se ve reflejado incluso en que desde técnicos hasta intérpretes reciben el mismo valor de remuneración. El Theatre du Soleil es “un estilo de vida” que aspira a presentar experiencias vividas íntimamente sin manipulación.

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22, 23- Le Théâtre du Soleil : 1789 (1970)


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The Living Theatre (1947)

El grupo de teatro experimental más antiguo de Estados Unidos fundado por la

actriz Judith Malina, que había estudiado teatro con Erwin Piscator con quien aprende las teorías de Brecht, y el pintor y poeta Julian Beck. Ha sido modelo del “teatro aleatorio” o “teatro vivo” en la búsqueda de la transformación de la organización del poder como una estructura jerárquica en una sociedad autoritaria. Por eso conciben una forma de creación enmarcada en una comunidad cooperativa bajo principios libertarios. El objetivo del grupo ha sido representar obras experimentales abordando temas controvertidos que en la práctica cuestionan el funcionamiento de una obra teatral: “El lugar del actor, pasó de ser un mero representante al propio creador de la obra, con la opción de desarrollar ideas libremente, actor libre.” -25

24. Performance del Living Theatre al Politecnico (1968) 25. Paradise Now, Living Theatre. Su más famosa producción. Rompió por completo las barreras entre actores –que empiezan la performance desnudándose- y audiencia –que se desnuda también y bailan juntos-.

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Teatro Campesino (1965)

26, 27- Teatro Campesino, 1967. Giffey, David. Wautoma, Wisconsin. 28 -Squat Theatre. Andy Warhol’s Last Love.

s un modelo teatral aprendido de las experiencias del grupo de teatro callejero del mismo nombre que fue fundado

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en 1965 por Luis Váldez. Nace como una guerrilla pacífica con la huelga de agricultores señalando

mexicanos los

en

problemas

California de

esta

población y dándoles una herramienta para movilizarse colectivamente en el

Erwin Piscator y el Teatro Épico (1893-1966)

arte. “Fue una reacción a la realidad;

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teníamos la necesidad de hablar a los

Es una compañía de teatro húngara

trabajadores en su propio medio. (…)Y

expatriada que llega al centro de Nueva

esa necesidad de sacar a los trabajadores

York en 1977 y alquila un edificio donde

de los campos, nos llevó a idear pequeñas

viven y trabajan. Aquí es donde hacen su

dramatizaciones, colgando en el cuello

reputación como uno de los principales

de los actores letreros y pancartas donde

centros culturales de performance y

se leía “el patrón”, “el amarillo”, “el

música. Convierten en su marca las

embaucador”, “el huelguista” (Váldez)

representaciones en la ventana del edificio

Más tarde responderían y denunciarían

con la calle como telón de fondo borrando

también el racismo (que les afectaba

los límites entre lo doméstico y lo público.

directamente

la

A través de los recursos intermediales

exclusión de la mujer en una sociedad

y espaciales borran las líneas entre la

machista.

realidad y la ficción.

como

chicanos)

y


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tural, a n a s o c o ual com t i b a h o l s confusión e d No acepte , n e d r o e des

iempo d a debe d a n , a d p o rq u e e n t a z eshumani d d a d i n a , de hum posible m i r e c e r o rg a n i z a d a a debe p a d a N . l a r tu parecer na mbiar.

de ca

Bertolt Brecht.

¿Qué nos enseñan estas innovaciones, estas micro-revoluciones, todas colectivas?

El arte trasciende la representación y se vuelve acción cuando reclama su participación y contribuye a las luchas políticas, renunciando a su escenarios tradicionales. Hay en todos estos casos una puerta que se abre e insiste en poner la creación expresiva en función del “derecho” a construir representaciones críticas basadas en las experiencias de los mismos cuerpos que las manifiestan. Sin embargo, ¿cuáles son las limitaciones de la “representación” en la manera como se entienden en estas formas primas del “teatro de los vencidos”? Julian Boal cuestiona que en el teatro político se habla de la dependencia del derecho a construir o intervenir en una representación si le deviene una opresión específica. Bajo esta óptica, ¿sólo las mujeres podrían actuar una obra que denuncie el machismo? Alternativamente, Isabelle Garo propone “el mérito de la noción de posmodernidad es la de poner el foco de atención en la relación de las

“la democracia de la multitud afirma la imposibilidad radical de ser representado”. Por eso es necesario abrir nuevos campos de interpretación donde el ideas con lo real, definido como lo mimético y ya no como representativo” y que

énfasis del cuestionamiento sobre la representación no esté en la “legitimidad”

sino en pensar en prácticas de presentación que en lugar de generar distancias, creen territorios de resistencia y cambio desde la multiplicidad de posiciones y experiencias.

de quien actúa,

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¿Cómo lograr que las mujeres, como conjunto, expresen sus voces sin pensar en forma de representaciones? Hablar de “presentación” permite perspectivas y experiencias diversas sobre las inquietudes, sobre las opresiones. Sería un despropósito limitar a una realidad única la posibilidad de problematizar o movilizarse en pro de una lucha. Caeríamos, por

ejemplo, de nuevo en el peligro de “un solo feminismo”.

La diversidad de coyunturas, nutre el debate. En la misma dirección del “nadie nos representa, no representamos a nadie” afirmamos propositivamente la “prolongación de la propia realidad” como la herramienta de reproducción de nuestras experiencias, saliendo del lenguaje estructurado para evidenciar la opresión y entrando más bien en la dinámica de narrar nuestra “verdad” de forma inalterada, o más bien orgánicamente transformada, sin autorías, sin actuaciones.


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Rangpur Therapy, Gautam Kansara. Video Instalación a dos canales. 2006

Para esta instalación el artista proyecta la grabación de su “conversación” con

la imagen proyectada de su abuelo, quien le relata detalles personales de su vida familiar (crecer en una familia grande de circunstancias difíciles), ir al internado en Bombay, y comenzar su carrera profesional en Londres. La grabación de su abuelo es interrumpida para darle los espacios que cuando sucedió no tuvo de responder, preguntarle o comentar.

En este recurso prolonga su realidad, agrega una capa de curiosidades que le surgieron después o expande la narrativa. El relato de su abuelo adquiere multiplicidad de tiempos.

Adicionalmente, coloca un monitor que reproduce simultáneamente su imagen

en solitario, “subrayando que a pesar de la ilusión de la interacción humana, la pieza documenta una actuación en solitario.”

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De “opresores y oprimidos” a p e r s p e c t iv a s

Las oposiciones, los bandos, la división, el discurso de la opresión, son todos productos de la Modernidad, de una separación perpetuada del mundo que tal y como señalábamos en el caso del Primer y el Tercer mundo, buscan señalar jerarquías y cuando no, homogeneizar diferencias. Esto es, en el mismo sentido que aprendíamos de Joan Scott, una fantasía. Se dibujan opresores y oprimidos en constante guerra, marcando blancos, porque la idea de opresión está construida para organizar la sociedad en el enfrentamiento entre grupos sociales antagónicos. (Boal, 2014) Pero, ¿es realmente útil una zona de guerra en la que identificamos enemigos y lanzamos batallas? ¿Qué pasa cuando somos nosotras mismas nuestras opresoras? Ningún efecto del heteropatriarcado es de una fuente intagible, podemos reconocerle en los comportamientos y hábitos que nos rodean, pero ¿y si lo atacamos desde las dinámicas que hemos interiorizado o aún mejor desde las formas como hemos desaprendido sus imposiciones? No buscamos evidenciar nuestra vulnerabilidad ni presentarnos como víctimas. La teórica y militante feminista Christine Delphy afirma que la unicidad de todas las opresiones como de todos los individuos porque “la singularidad es la cosa mejor distribuida en el mundo” (Delphy, 2001) ¿Qué recursos reclamamos para narrar nuestra singularidad? Nuestros relatos y lo que las historias de nuestras redes de amigas nos han enseñado porque en cada capa de experiencia agregamos un nivel más de particularidad.

Y porque si nos resistimos a ser víctimas, y sabemos que la víctima ideal es la que no tiene historia y de hecho así que es despojada de su humanidad. Por eso la resistencia en el relato. ¿Por qué narrarnos a tono de chisme? ¿Qué posición se demanda del espectador en los chismes? Probablemente no la de solidaridad y mucho menos la de piedad, y es una suerte pues acabar con ella es parte de nuestra batalla, con el lenguaje, la cercanía humana, la empatía como revolución.


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Eat Love Budapest. Marije Vogelzang. Food Design. Storytelling inmersivo. Para esta instalación performativa, Marije Vogelzang reunió a un grupo

de Mujeres

Gitanas Roma para alimentar de forma anónima a los visitantes y contarles sus historias de vida. Esta experiencia multisensorial reúne a dos extraños en el acto íntimo de compartir comida –alimentar y ser alimentados- en la forma de un ritual profundamente maternal. La comunidad de mujeres Roma ha sido históricamente discriminada y excluida a raíz de los prejuicios en contra de la población gitana. El proyecto busca entonces a través de resaltar la individualidad y la belleza inherentes a la historia de vida de cada persona, para despertar la empatía al nivel humano más básico y primigenio.

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Durante la acción de tres días las diez mujeres roma, alimentan con sus propias manos a sus invitados/as con comida que tiene significados personales para cada una de ellas y les sirve como punto de partida para compartir recuerdos e historias inevitablemente ligadas a su tradición como gitanas, pero que a la vez la trascienden. El/la visitante es acompañado por una asistente a una tienda de tela de cuyas paredes cuelgan dibujos, fotografías, recetas y textos escritos por la mujer que le acompañara en la experiencia. En ningún momento se ven las caras, pero ve sus manos pues la interacción empieza cuando ella se las lava al interior de la tienda y comienza a hablar libremente acerca de sus recuerdos, Vogelzang no ha escrito para ellas ningún guión. Cada visitante (ya no espectador) vive una experiencia distinta: escucha historias y música diferente, prueba alimentos distintos y es acompañado por una fragancia que ha sido elegida por su “contadora”, con la intención de que cuando abandone el espacio lleve consigo una serie de estímulos sensoriales que le recuerden lo que compartió con la Roma anónima.

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“ El a r t e n o s ó lo s i rv e pa ra

d e c i r l o qu e u n o t i e n e q u e d e c i r , s i r v e , t a m b i é n , pa ra d e c i r l o qu e u n o t i e n e q u e callar” Enrique Buenaventura.





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IV ÂżQuĂŠ conspiramos estas amigas?

nuestra propuesta, nuestra alternativa


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La ambiciosa pretensión inicial:

Dijimos que queríamos,

sumando nuestras fuerzas, nuestros talentos y los de otras, tantas como pudiéramos convocar, generar encuentros de creación y participación colectiva entre mujeres, a través de dinámicas comunitarias e interactivas inspiradas en las estrategias y experiencias del artivismo feminista y bajo el principio de sororidad, para desplegar un medio contracultural que celebre la historia de la construcción de la identidad de las diversas mujeres latinas.

En el andar de estos trayectos de aprendizaje, de cuestionamiento, de revisión crítica, que hemos compartido hasta aquí, vemos esa primera visualización como un alcance posible, una forma de visibilizar lo que en los espacios que abren nuestras colaboraciones y encuentros surja, entendiendo que el logro específico al que aspiramos es pensar las

Esto implica ser propositivas en la resignificación de las formas cotidianas de relacionarse, desarticular las esferas y actividades categorizadas como femeninas de las obligaciones normativas, siendo creativas en nuestras interacciones para dotar las experiencias personales, privadas, íntimas, familiares, del poder que el reconocimiento otorga: los saberes, los aprendizajes que redes de mujeres como vías “historiográficas”.

generamos, las conclusiones a las que llegamos, las formas de ser que nos inventamos, pueden ser el espacio de liberación que otras necesitan. Conspiramos maneras de contar y compartir:


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nivel iii. Las formas de vida y perfiles de nuestras abuelas, nuestras ancestras, que vivieron en contextos disímiles a la comunicación y a la consciencia de las problemáticas como nosotras las conocemos; rodeadas, creando y trasmitiendo saberes desde prácticas y dinámicas que podemos recuperar para reivindicar las fuentes de aprendizaje que escapan y trascienden los conocimientos validados desde la academia y no desde la experiencia.

nivel ii. Las historias por las que nunca nadie ha

preguntado

de

nuestras

madres,

nuestras tías, las mujeres que antes de nosotras también afrontaron imposiciones y presiones que sin hablar de ellas no podemos reconocer cómo han cambiado y cómo sus signos de resistencia nos han influenciado.

nivel i. Las formas de lucha y de revolucionarnos ante las expectativas que incorporamos en nuestra vida porque pueden ser estrategias para otras mujeres, para otros grupos de mujeres, de invertir las formas de control sobre sus cuerpos, sobre sus proyectos de vida.

Conspiramos una experiencia donde podamos asumir el rol de historiadoras invirtiéndolo, devolviéndole el carácter de ser contadoras –storytellerscomo una responsabilidad con el futuro de nuestras luchas. Una experiencia narrativa y performativa donde se hibriden los recursos de nuestro medio, las tecnologías a las que tenemos acceso como comunicadoras, y el tipo de interacciones de cuidado que desde la empatía abren debates, reflexiones que complejicen la realidad que desde nuestra individualidad percibimos única, por carecer de espacios para socializar procesos.


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Lo inmersivo y discontinuo Te c n o lo g ía s p a ra r e s ig n if ic a c la ió n d e l e s p a c io

Ahora que tenemos todos materiales, levantaremos nuestra casa, de forma

literal. Usando sólo luz, voz y movimiento convertiremos el espacio doméstico de una casa –para este primer experimento- del barrio Teusaquillo de Bogotá. Le convertiremos en el escenario de una serie de historias recopiladas, reconversadas y reimaginadas. La propuesta de la experiencia se organiza en tres niveles:

i. Nosotras, ii.

nuestras madres,

iii. nuestras abuelas, que corresponden a los imperativos y saberes manifiestos. Las infancias, juventudes, la madurez, las maternidades y la nostalgia son presentadas en documentos videográficos intermitentes y nuevos registros, narraciones en la forma libre de relatos poéticos, simbólicos o chismes, todos potentemente históricos.

La historia de las comunes

re-habitando un espacio como una experiencia inmersiva en realidades múltiples y discontinuas de mujeres, inmersiva en la sensibilidad subversiva y rebelde que será el hilo conductor de la instalación.


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(i) Los recorridos son variables, no hay un orden obligatorio, pero la experiencia guía a través de la organización del espacio para empezar por encontrarse directamente con una de las tres mujeres que cada una en un cuarto distinto de la primera planta de la casa espera conocer a alguien. Cada una ha escuchado relatos surgidos en los encuentros, que correspondieron a las tres actitudes que encontramos. Ya sean Libres

y decididas, Negando cárceles o Aprendiendo de miedos y cuidados (nuestros hallazgos,

actitudes, “temas”), han propuesto libremente una acción interactiva que ocurre durante la conversación. Presentamos

“narrativas encarnadas” (embodied narratives),

una interpretación basada en la teoría de la identidad narrativa que, en la danza por ejemplo, se usa para preparar y facilitar la comprensión de la propia identidad a través del movimiento como narración.

-Por este lado, lo demás sería spoiler.


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(ii) En un segundo espacio, el/la visitante se encontrará con escenas –proyectadas- de conversación entre madres e hijas donde ellas mismas tejen sus recuerdos alrededor de una acción y situación cotidiana que comparten en un ejercicio de activación de la memoria. Los puntos de vista de la documentación y la posición del espectador como espía en el espacio y con relación a los objetos procuran reproducir la sensación de ser un tercero que observa la intimidad de la producción de los relatos de alguien más. Este archivo es a la vez una documentación de “>IVA LATINA” como proyecto, pues es así como se produjo todo el material de memoria emotiva que sostiene la cadena de relatos.


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(iii) En un espacio interior-exterior de la casa, presentamos usando material de archivo de quien se perfila, y alusivo a los espacios vacíos u objetos del entorno y las historias de crianza que se narran, las historias que recogimos de nuestras abuelas recordadas por sus hijas y nietas. Como cada espacio propone una experiencia de escucha diferente y una aproximación al pasado y a los relatos que señalan la importancia de las fuentes o los rastros, este ha sido pensado sin presencias corporales. No hay más que una serie consecutiva de voces que recuerdan a sus abuelas desde sus apodos, desde sus rituales, compartiendo una fracción de la mujer que aprehendieron. Aquí están presentes las tres generaciones, sin necesidad de cuerpos.

Las discontinuidades no implican la presencia pero sí el compromiso.


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Interacciones desde las presencias S ig n if ic a d o s c r uzados d e s d e la s n a r r a t iv a s

Las dinámicas e interacciones que proponemos entre visitante y “contadora”

para comadrear y chismosear se basan en la necesidad de crear un espacio seguro de confiabilidad, reciprocidad y solidaridad. Los relatos que se van a compartir y los que se esperan por parte de quien cree que sólo participará como escucha, son muy cercanos a tejidos sensibles. Las narraciones se escucharán de un cuerpo presente que reconoceremos en las imágenes tenues que les acompañan en la habitación en su intimidad. Tal como sucede en Eat.Love.Budapest., al compartir un ritual por cotidiano que sea, buscamos convertir una experiencia de vulnerabilidad en una respuesta empoderante capaz de reflejarse en las experiencias del después del visitante.

En estas interacciones entre dos

cuerpos, es importante pensar el cuerpo de las mujeres que tantas veces es carga, es peso, es objeto expuesto a la mirada fiscalizadora y a la vez esencia identitaria. Para invertir la vulnerabilidad desde los cuerpos y convertirle en posibilidades de agenciamiento, en inspiración, las situaciones, los rituales que ellas mismas proponen y dirigen, las colocan en una posición similar a la de la bailarina en el escenario, aun cuando no hay un espacio que lo delimite:


Luisa Fernanda Escovar Foto: Daniel JimĂŠnez

Dos golpes de suerte en mi destino.


Con el fin de conceptualizar las

experiencias de otros en ellos mismos, debemos

permitir

a

los

individuos

expresar sus identidades en una variedad de

lenguajes,

incluso

aquellos

que

trascienden los verbales.

Mencionamos

antes

las

narrativas encarnadas y la teoría de la identidad narrativa, y con estas reflexiones sobre las implicaciones del cuerpo en la acción nos acercamos a entender el valor de este tipo de interacciones en la posibilidad creciente no sólo de empatizar, como podría pensarse, sino de aumentar su comprensión de las historias de las que se le hace partícipe. En esta aplicación de los relatos, la experiencia individual que se genera en la complejidad de los roles que se proponen, es parte de la construcción de significados, adaptaciones y reacciones frente a las historias que le narran su contexto social.

Las

bailarinas

aparecen

como metáfora de la mujer que pone en riesgo la imagen de su cuerpo. Y también al escuchar la palabra de

las bailarinas, pensamos en nuestros cuerpos en los que hemos desistido y que arrastramos.

(García, 1996)


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Happening J u g a n d o r e in v e n c ió n d e r o le s

Judith Butler nos pregunta “¿Hasta donde es la identidad un ideal normativo

antes que la descripción fáctica de una experiencia?” y nosotras respondemos con una experiencia única y fugaz, posiblemente inspirada indirectamente por los happenings de los años cincuenta que respondían a la ecuación

provocación-participación-improvisación. ¿Por qué? Porque creemos que en este evento (y a futuro, en este proyecto) como un espacio donde los roles de interacción se desdibujan, y al evidenciar poderes en la palabra y la posibilidad de encontrarse en la transmisión del conocimiento, podemos sin castigo encontrarnos en una dimensión de cuestionamiento y duda de cómo nos definimos, en donde nos une una cadena de inquietudes en forma de relatos.

En el mundo, la coacción

social, interiorizada como reafirmación de la propia personalidad, vigila y castiga los intentos de rebasar, desplazar, modificar, borronear, los trazos que delimitan los contornos de la identidad, social, genérica,… En el mundo uno debe ser uno, todo uno y nada más que uno. Y no debe actuar sino lo que corresponde a las

definiciones

sucesivas

que

en

interacción con las actuaciones de los demás constituyen la trama de la comunicación social y la urdimbre de la identidad individual. Pasarse de la raya puede ser deseado, pero es

Y quien experimenta, observa y escucha, aprende. Deja un relato y se lleva uno que hilar con el suyo.

siempre riesgoso, a veces peligroso, a menudo castigado.

(Lourties, 1998)


“ En nuest r os t e a t r os , personal es o n o, l a identidad e s c omo l a m a dre: no h a y má s q ue una. No s e a c e p t a la ambigüe d a d , n i l a irresoluc ió n . ”


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Esta conspiraciรณn como una primera muestra, las que vengan nadie las espera mientras nosotras las cocinamos,

y

ยกBAM!, no se las van a poder creer. cuando lleguen,




Huelo a cenicero. Huelo a manos con saliva, a uñas comidas. Huelo a ansiedad, a nervios, Huelo a espera activa. Huelo a búsqueda. Huelo a que estoy soñando y trabajando y en el ocio creando. Huelo a que me acuesto tarde y me levanto más tarde. Huelo a que duermo más de ocho horas para tener tiempo de imaginar. Huelo a que me duelen los oídos pero no soporto ya el silencio y quiero bailar todos los días. Huelo a que quiero tocar tambores todo el día. Huelo a monte, Huelo a vereda. Huelo a las compas que he abrazado. Huelo a lluvia y barro porque nada me detiene. Huelo a ropa sucia porque así duerma, los días no se acaban. Huelo a que quiero cambiar el mundo. Huelo a las lágrimas que he llorado por verlo cómo es y por lo diminuta que soy yo. Huelo a que soy política cuando camino, cuando me visto, cuando me niego a que me etiqueten, cuando tomo y cuando fumo, cuando charlo, cuando beso. Huelo a lucha, Huelo a resistencia, Huelo calle y apesto a academia. Huelo a latina, Huelo a vida, Huelo a diva. Huelo al privilegio de poder hablar, de saber escribir, de haber leído, de poder compartir, de haber amado y querer amar. Huelo a mis amigas, a mi madre y a mi abuela. Huelo a mis maestras, huelo a mis compañeras. Huelo a La Candelaria, Huelo a la Primera de Mayo, Huelo a Chapinero y Usaquén,

Huelo al destino que descubro, al que se me revela y al que construyo.

Huelo a Engativá. Huelo a Rola.

Huelo a Viva, a viva latina. Huelo a Diva, a Diva Latina.



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este es

u n s ue ñ o e n d eu da

compartido, nuestro.

Como a muchas, mi mamá me enseño a leer. Y recuerdo con mucho cariño un cuento de Hans Christian Andersen, que empieza diciendo “Les voy a contar una historia que escuché cuando yo era muy niño. Cada vez que recuerdo el final, la historia se pone mejor; en realidad, hay historias que se parecen a la gente: parece que al envejecer se ponen más hermosas.” Se llama “Lo que empieza bien termina bien”. Este sueño no termina todavía, pero en esta última página impresa, por ahora y mientras tanto, pienso con nostalgia en la primera profesora, Clara Roncancio, que celebró mi escritura y en una cursiva enorme me dejó en lugar de una calificación una nota en la que me pedía que nunca dejara de escribir, que nunca dejara de pensar, y en mi cabeza sonó a que nunca dejara de cuestionar, de hacerme preguntas. Y que así sea, que me cuestione siempre en honor y hasta llevándole la contraria a la mujer que me enseño rebeldía y resistencia sin saberlo: A mi mamá, Sandra López Aya, la mujer más increíble que he conocido, la que siempre que tropezó, miró a su bebé morenito, tan distinto y tan bonito, y se levantó a seguir enseñándole a vencerlo y superarlo todo. A mi mamá, osa, mi osa: Este sueño es nuestro desde el día uno, mejor amiga y amor de mi vida, y lo será sin importar a donde me lleven los caminos que elegí. Gracias por estar tantas, tantas veces en desacuerdo conmigo y amarme en mi papel de “rebelde sin causa” tan bien actuado por tantos años. Ahora conoces algunas de mis causas. Y de la primera a la última: A mi asesora. La mejor decisión que tomé en cuatro años y medio de carrera. A la larga, ésta, la vida, la nuestra, es la historia de mujeres rebeldes que se sienten solas hasta que encuentran a otra que piensa como ellas, hasta que esa otra la abraza, la apoya, la inspira, la mueve, le cuenta, la empuja, la respalda, la aconseja, la abofetea metafóricamente cada vez que flaquea, pero se lo permite también; cada vez que otra la cuida y camina codo a codo en su lucha. A Eliana, por el rincón casi que sin reglas que creamos para que explorar dudas sin presiones y sin miedos, por tanta libertad y tanta paciencia. Por las historias y la amistad. Por insistirme tanto en dormir, siempre consciente de mi desobediencia. Y por su propia desobediencia es que este sueño también es suyo. A mi guía: Gran compañera, sigamos tejiendo. Y hablando de compañeras, a María Laura, Laura y Lina, por escuchar mis larguísimos monólogos, por dejarse contagiar. En sus propias luchas, inquietudes, las respaldo y las celebro. Se quedan en mí sus historias de micro-revoluciones.


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A MIS CHICAS. A TODAS Y CADA UNA DE MIS CHICAS ESPECIALES, sin pena.

A mi musa, Helena, todo. Le debo todo. Por ponerle nombre a este sueño, por prestármelo y dejarme hacer con él lo que se me dio la gana. Ahora, con los dos pies fuera, lo levantamos en hombros y hacemos de él nuestra oportunidad, nuestro revolucionario invento. En nuestras citas, en nuestras noches, desde la primera hasta las que vienen, me conocí, me enfrenté, me desnudé. Mujer de alma sabia, por enseñarme la palabra, por ser tan auténticamente DIVA, por la poesía, las caricias en la cabeza, los descansos y las fiestas. “Entre artista y activista”, periodista feminista, aquí te va el primer capítulo.

A Luisa, cómplice. Me ahogaría en una lista de verbos, y es que no paro de sorprenderme, de emocionarme, de conmoverme con el tremendo y repentino regalo de conocernos, en el momento más extraño de nuestras vidas, nuevas, reveladas. Por cada noche que siento que la vida me cambia, por enseñarme de silencios, de paciencia, de amor propio, de las guerras que empezamos desde adentro, con nosotras mismas. Por hacerme querer recorrer el mundo, por narrarme otros mundos. Por las conversaciones de días, por los mares de lágrimas. Tu club, tu hogar son la casa en mi pecho. Sin prisa, sin miedo, con amor, construyendo juntas, cantando. Hasta hoy, ahora, última trasnochada, ¿qué sería de mí y qué sería de esto sin ti y sin nosotras? Sorpresa. Destino.

A Daniel, amiga honoraria, con admiración, siempre. Hermana, colega. Futura esposa. Por correr conmigo, sostenerme, alentarme, inspirarme, por darnos mil vueltas en inquietudes, por tantos miedos compartidos. Por las puertas abiertas de su corazón tímido. Por las fiestas plantadas en símbolo de la libertad que reclamamos en cada paso, en cada obra que como confesión y reclamo nos narra.

Este sueño es nuestro porque decidimos compartir caminos incondicionalmente. Mujeres constantes, firmes, en un país y en el otro: A María Camila, por los años largos de amistad y de difícil distancia, pero sobretodo por esas tres semanas en las que aprendí de complicidad sin saberlo y nos pensé nuevas, libres y poderosas, posibles y en cambio, clave de toda esta transformación, nueva vida. Y a Marea, por tantos años de aguantarse las quejas de mis trasnochadas, por aprender y desaprender conmigo. Por cada vez que nos hemos y nos seguiremos liberando de tantos pesos nuestros y de otros en malos cortes de cabello. Por ser mi break, por dejarme entrar a su casa y entrar a la mía, por amar a mi mamá. Por nuestra intimidad, nuestros secretos y nuestras carcajadas. Familia. A mi batucada, por formarme, por hacerme vibrar el pecho hasta la ansiedad al ritmo del corazón de cada una, por sacarme a la calle, por enseñarme a gritar sin pena, por la disciplina, por la furia, tanta furia, en nuestra lucha feminista. Por hacerme sentir TREMENDA y REVOLTOSA cada día que me levanto con estas ganas de cambiar el mundo. A Sol, por amadrinarme con tanto amor. Ha sido un regalo y es un camino, nuestro. Revoluciones, nuestras. A Valentina, confidente, terapeuta. Primera lectora. Por las dudas compartidas, las vibraciones enviadas, por cada ladrillo suyo que sostiene estas banderas. En la lucha nos encontramos, en la lucha nos conocemos y nos queremos y en la lucha nos quedamos. A mi gran, gran Parche, que se queda conmigo. Por cada puchito, cada trasnochada, cada lagrimeada. Meli, Juli, Juliana, Ger. Por cada carcajada. En cada reggaetoncito, queda un pedazo de estos cuatro meses de ganar peso del estrés.

En mi lucha le dedico una línea al anhelo y deseo de éxito en cada una de las suyas. A Carol, es nuestro esto de negar el mundo. Por poder verme en tus ojos como me sueño. “Shrinking don’t come easy to us giants”.

M.


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