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DECLARACIĂ“N
El gobierno de MĂŠxico frente al imperialismo, la dependencia y la migraciĂłn
E
l imperialismo es el enemigo fundamental de todos los pueblos del mundo. Ni uno solo escapa de ser explotado, vulnerado en sus derechos, agredido en su dignidad; ni siquiera los pueblos que habitan los propios paĂses imperialistas. El imperialismo yanqui tiene en el fascista Donald Trump, su rostro actual mĂĄs amenazante y agresivo contra todos los pueblos del mundo, pero sobre todo contra los gobiernos que construyen proyectos propios que no son del agrado del imperialismo, que luchan por la liberaciĂłn nacional, o por lo menos, ofrecen algĂşn tipo de resistencia a sus exigencias y designios. Por eso agrede de manera bestial a Cuba y Venezuela, en primer tĂŠrmino.
El imperialismo es tambiĂŠn el principal causante de las migraciones contemporĂĄneas en todas las regiones del planeta, que son dramĂĄticas. Porque saquea las riquezas naturales de todos los paĂses, impide el desarrollo de las fuerzas productivas de los que sometiĂł a dependencia econĂłmica, genera el desempleo y la miseria brutal de sus pueblos y, al convertir todo en lucrativo negocio, ha creado las condiciones para que florezcan la delincuencia y la violencia extrema, al generar y administrar los mercados de las armas, las drogas y el trĂĄfico de personas. El problema migratorio actual, en que MĂŠxico se ha visto involucrado, tiene estos elementos:
1. Al arribo del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, los migrantes que entraban por el sur cambiaron substancialmente en su volumen, al grado de formar caravanas de miles de ellos. 2. La prensa neoliberal culpó al Presidente de México, y a sus nuevas políticas de ese hecho; porque se pronunció por un estricto respeto a los derechos humanos de los migrantes, los consideró bienvenidos y hasta habló de la posibilidad de que aquí encontraran trabajo y seguridad, gracias a la conciencia fraterna de nuestro pueblo y a las perspectivas que abre la 4ª. Transformación. 3. Pero, el volumen siguió creciendo hasta rebasar, en pocos meses, el medio millón de migrantes venidos de Guatemala, Honduras y El Salvador, pero también de muchos otros países de América Latina, el Caribe, Asia y África. 4. Simultáneamente, Trump endureció sus presiones para obtener presupuesto para el muro
de la ignominia, que fue parte de su campaña presidencial y que hoy, cuando va en busca de la reelección, retoma con fuerza. 5. Además, ataca a México, amenazándolo con la imposición de aranceles a múltiples productos. Con esto trata de entrampar al gobierno del Presidente López Obrador, valiéndose del problema migratorio; que también le sirve allá, en lo interno, para sus fines electoreros. ¿Qué puede hacer México, en las condiciones actuales? En un primer escenario, enfrentar al gobierno yanqui, lo que llevaría de manera inevitable a una guerra comercial semejante a la que Trump entabló con China; una escalada de aranceles de una y otra parte, en la que ambas naciones han sufrido daños serios, pero soportables por el tamaño de sus economías. México en modo alguno podría sostener una lucha así, y menos con una economía tan menguada como la dejaron los neoliberales tras 36 años de entreguismo y depredación. Ese camino llevaría a la derrota política de la 4ª. Transformación, por la vía de la debacle económica.
En otro escenario, acatar la decisión de Washington de convertirse en “tercer país seguro”, obligaría a aceptar sin condiciones a cuantos migrantes solicitaran desde México ingresar a Estados Unidos, y que éste rechazara y remitiera a nuestro país el que tendría que sostenerlos, lo que políticamente nos convertiría en lacayos, y nos afectaría económicamente. La trampa está a la vista, y ningún gobierno neoliberal tuvo que enfrentar algo parecido. Para apreciar mejor la mala intención, hay que notar que los países de origen de las caravanas migrantes, con sus gobiernos neoliberales, no han sido amenazados con aranceles. Todo esto significa que el imperialismo yanqui le ha montado a México una buena trampa, difícil de eludir. La propuesta de solución del problema de la migración centroamericana que formuló AMLO es correcta: ir a la raíz económica y social del problema, contribuir al desarrollo de las fuerzas productivas en esos países y en el sur de México, para lograr mejores niveles de vida para sus pueblos. México solo no podría hacerlo, ni de lejos. Por eso es importante lo expresado por el secretario de Relaciones Exteriores, que dentro de los acuerdos que logró la semana pasada con el gobierno de Estados Unidos está el compromiso de que esa nación destine 5.8 billones de dólares a los países de Centroamericana y 2 más al sur de México. Indicó que este dinero se invertirá en crear empleos en las zonas que son expulsoras de migrantes. A cambio de esto México se comprometió a regular por la frontera sur la entrada de migrantes al país. Es decir, México ejercerá su derecho a decidir a quienes y con qué propósitos permite entrar a su territorio. Todos los países del mundo ejercen y han ejercido ese derecho, que aquí no se practicaba a cabalidad. Lo importante es que se ejerza con pleno respeto a los derechos humanos de todos los solicitantes, de los aceptados y los que no lo sean. ¿Eso sería erigir el muro de Trump en nuestra frontera sur, hacer el trabajo sucio del imperialismo, como dicen los panistas, los perredistas, los entreguistas y los demás apátridas? No, eso sería salirnos de una trampa con decoro, con dignidad y en pleno ejercicio de nuestra soberanía. ¡Por la liberación nacional y el socialismo! México, junio de 2019. Dirección Política Nacional del Comité Central