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La desafección de los empresarios hacia la democracia forma parte de un argumentario cuyo principio la define como una conspiración de pobres, marginados que mendigan beneficios sociales. Foto: Reuters.
LA DERECHA EMPRESARIAL
ACÓLITOS DE PINOCHET Y DETRACTORES DE LA DEMOCRACIA Por Marcos Roitman Rosenmann
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alvado por la acción torticera de tres gobiernos —el británico, el español y el chileno—, los defensores de Pinochet tomaron aliento y recuperaron fuerzas. Sus acólitos respiraron tranquilos, podían seguir reivindicándolo. Adquirieron carta blanca para archivar sus violaciones de los derechos humanos. En Chile, el vicepresidente del gobierno de Michelle Bachelet, Alejandro Foxley, tomó la delantera. Será recordado por su lapidaria frase: “Augusto Pinochet pasará a la historia de Chile por haber cambiado la vida de todos los chilenos, para bien, no para mal, y eso sitúa a Pinochet en lo más alto de la historia”.
Pero quienes lo han alzado a la categoría de héroe han sido los empresarios. En México, durante la ceremonia de entrega a Joan Garcés —jurista y abogado de la acusación particular y popular contra Pinochet— de la Orden Ignacio de Loyola por su contribución a la defensa de los derechos humanos, fui testigo de un hecho execrable. Uno de los invitados, empresario acaudalado, exdeportista y abanderado olímpico, preguntó quién era el galardonado, a lo cual respondí con orgullo. La réplica del empresario fue una retahíla de improperios al homenajeado, al tiempo que profería insultos contra Salvador Allende a la par que adjetivaba a Pinochet como un ser visionario, defensor de las libertades,
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del cual los chilenos debían sentirse orgullosos. Un auténtico héroe y mártir. El empresario regiomontano, colérico de rabia, obvió sus vínculos con el dictador y trapicheos financieros en biotecnología y transgénicos. Lo que tampoco le impidió estafar al dictador, esquilmándole más de un millón de dólares. Así lo recoge Mary Anastasia O’Grady, editorialista de The Wall Street Journal, en dicho medio. Información que más tarde recoge Carlos Fernández Vega, en su columna de “México SA” (La Jornada, 28/3/2005). El empresario al que me refiero es Alfonso Romo Garza. Pero su actitud beligerante y defensora del tirano no ha sido la única. He vivido esa circunstancia en España y América Latina. Empresarios y políticos no tienen empacho para transformarlo en mártir. Elevarlo a la condición de estadista y político visionario. Cuando sucede, solo cabe levantarse e irse por decencia, dignidad y respeto a las víctimas, a lo cual estoy acostumbrado. Si la democracia alguna vez cotizó entre los empresarios, hoy es un valor sin rédito. Ellos no invierten en democracia, y si lo hacen es para asesinarla. Sienten odio visceral cuando se mencionan propuestas de justicia social e igualdad. Una animadversión rayana en el delirio psicótico. Sucedió con los empresarios en el Tercer Reich, financiando al partido nazi. El banquero Kurt von Scröder, el rey del acero Gustav Krupp, las empresas Bayer, Mercedes Benz, BMW, Hugo Boss, Kodak o Telefunken lo auparon para satisfacer sus ansias de poder. En España fue Juan March y su banca quien financió el golpe de Estado de Francisco Franco. En Chile, los Edwards, Yarur, Matte o Alessandri, sentían una inquina personal contra Allende y el programa democrático. En Argentina Videla contó con el apoyo de los grupos financieros y empresarios. En Paraguay hicieron a Stroessner más fuerte. En República Dominicana, Trujillo les fue útil. Batista en Cuba fue un mantenido de los grupos azucareros y la mafia estadounidense. Sin olvidar las trasnacionales que aborrecen todo anhelo de justicia social. IBM, Coca-Cola, Ford o Nestlé, en Alemania;
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United Fruit Company, en Guatemala; ITT, en Chile, o Repsol en Bolivia. Los casos se multiplican. La desafección de los empresarios hacia la democracia forma parte de un argumentario cuyo principio la define como una conspiración de pobres, marginados que mendigan beneficios sociales. Ellos pagan y otros holgazanean a su costa. En pocas palabras, la democracia es un proyecto de gentes incapaces de tener iniciativa, que atentan contra la libertad de mercado, la iniciativa empresarial y la propiedad privada. Son recurrentes sus críticas a la inversión pública en sanidad, educación, vivienda, cultura o al pago de impuestos sobre el capital. Es ya habitual escucharles decir, nada más triunfar un proyecto democrático: “Te quitarán la casa, se llevarán a tus hijos y los educarán en consignas comunistas; te expropiaran tus empresas; tus ahorros pasarán a manos del Estado; todos vestiremos igual; no tendrás derecho a elegir tu futuro; quemarán iglesias, fusilarán sacerdotes, violarán mujeres; manipularán tu cerebro con drogas”. ¿Cómo rebatir sus diatribas? Cualquier argumento sensato es desechado. Así justifican el asesinato, la tortura y la desaparición de personas. Ellos o nosotros. El bien contra el mal, y el mal siempre es la democracia. Los derechos humanos, para ellos, son una cuestión estética perfectamente prescindible. Los empresarios del mundo sienten un verdadero amor hacia Pinochet. Algunos por rubor, lo ocultan. Pero todos mencionan el éxito del modelo chileno y el lugar que ocupa Pinochet en su triunfo. Fue su determinación por transformar Chile en el edén del neoliberalismo, su obra culmen. Todo es perfecto, pueden campar a sus anchas. La pobreza, la desigualdad y el hambre no van con ellos, menos aún la tortura, el asesinato y la desaparición de personas. Son los dueños del país; el resto, sus esclavos. La democracia no les concierne. Da igual Chile, México, Colombia o Estados Unidos. Para los empresarios, Pinochet encarna su proyecto de ley y orden. Sean regiomontanos, chilenos o estadounidenses. Tomado de Correo del Alba
L A MANIPUL ACIÓN POLÍTIC A DE L A S REDE S SOCIALES
SE HA CONVERTIDO EN UN PROBLEMA DE ALCANCE GLOBAL Por Mauricio Montes
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Tengo las manos manchadas de sangre”. Con esas palabras decidieron titular los principales portales de noticias, a raíz de que hiciera pública las confesiones de Sophie Zhang, una excientífica de datos que trabajó para Facebook. Las denuncias de Zhang se pueden resumir de la siguiente forma: Facebook conocía que se estaba usando la plataforma
para manipular elecciones o intervenir en la dinámica interna de diversos países del mundo y simplemente optó por ignorar dichos datos. Las declaraciones de Zhang llegaron poco tiempo después de que Facebook, con la misma lentitud con que lo hizo The New York Times y otros medios de difusión, declarara que
Es una publicación de izquierda, en formato digital, que da cabida a todas las expresiones, individuales y colectivas, que están de acuerdo en defender y enriquecer el proyecto de la Cuarta Transformación. Periodicidad: se publica los lunes. Edición, formato y diseño: Comisión de Difusión del Colectivo de Unidad. El contenido de los documentos, artículos, y demás escritos de opinión son de la responsabilidad exclusiva de quien, o quienes los suscriben.
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se habían usado las plataformas digitales para manipular la opinión pública boliviana para favorecer los factores políticos que dieron un golpe de Estado a Evo Morales. ¿COMPLEJO DE CULPA? La empresa fundada por Mark Zuckerberg develó en un informe que la empresa cls Strategies, de claras y públicas vinculaciones con la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (usaid por sus siglas en inglés) y la Organización de Estados Americanos (oea), mediante sus fundadores y directivos, entre ellos Mark Feierstein y Roger Noriega, estaba detrás de 46 cuentas de esa red social emitiendo información falsa. Entre los objetivos más recientes de cls Strategies estaría limpiar la imagen del gobierno de Jeanine Áñez en Bolivia, tras haber promovido el derrocamiento de Evo Morales. Un exagente secreto expone la táctica que usa occidente en las disputas internacionales Sin embargo, la iniciativa no se quedaba solo en el altiplano. La empresa, también servía para promover en Venezuela a los líderes de oposición como Juan Guaidó y Henrique Capriles. El activista Julián Macías, creador de Pandemia Digital, destapó el escándalo. En especial, las conexiones de cls Strategies con otras organizaciones como Atlantic Council y Atlas Network, operadoras también de la usaid y la oea, en Latinoamérica y que poseen estrechos vínculos con empresas como Exxon. El derrocamiento de Fernando Lugo en Paraguay y Manuel Zelaya en Honduras, en 2008 y 2009, el apoyo a la figura de Enrique Peña Nieto tras unas elecciones fraudulentas en 2012 y la posterior campaña contra Pemex, el golpe de Estado a Evo Morales en Bolivia en 2019 y las campañas sistemáticas de desprestigio contra el gobierno de Nicolás Maduro, son algunas de sus operaciones encubiertas tras la fachada de relaciones públicas de cls Strategies.
“Lo más curioso de esta empresa, es que muchos de sus miembros han participado en organismos de cierta relevancia en la política exterior de Estados Unidos, algunos son organismos públicos como la usaid en la cual estuvo el propio director de la usaid en la etapa de Obama, Mark Feierstein, que también estuvo trabajando de vicesecretario de Estado para América Latina y también fue con Clinton funcionario de la oea. (…) Y no es el único, también está Roger Noriega que también trabajó para cls y los mismos cargos que ocupó Mark Feierstein con los demócratas, él los ocupó con el gobierno republicano, también estuvo en la usaid, en la oea. Y luego, aparte, incluso su fundador Peter Schechter en la actualidad es director del organismo para América Latina del Atlantic Council. (…) Hay un lobby geopolítico que trabaja sinérgicamente con esta empresa”, detalla Macías.
© foto : pixabay/edar Twitter eliminará o etiquetará publicaciones electorales engañosas
Para Macías, el entramado con el cual opera cls Strategies se desarrolla en cuatro dimensiones. Una de ellas, dirigida a reclutar y comprar la voluntad de medios de difusión y periodistas. La segunda arista, implica la gestión de redes sociales
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usando cuentas falsas, que utilizan para difundir bulos, rumores y mensajes de odio. “Un tercer vértice es el cabildeo, es decir, gestionar reuniones con organizaciones que están apoyadas por financiación de Estados Unidos a través de la Fundación Nacional para la Democracia (ned por sus siglas en inglés) o del Instituto Nacional Demócrata (ndi por sus siglas en inglés). (…) Por ejemplo se sabe que una de las cosas que hizo el contrato de esa empresa con el gobierno de Áñez fue concertar reuniones con directivos de la oea, senadores de Estados Unidos, diferentes organismos públicos por un lado y por otra parte también desde usaid, financiar fundaciones asociaciones medios de comunicación”, puntualiza el activista. VENEZUELA, EN LA MIRA Las elecciones legislativas en Venezuela serían un nuevo escenario de confrontación política dentro y fuera del país, y por lo tanto, desde este andamiaje de control mediático, acciones de desinformación tendrán lugar para tomar el control de la opinión pública en la nación bolivariana. Para la analista venezolana y experta en redes sociales digitales, Larissa Costas, es necesario “esperar cualquier cosa”, conforme nos acerquemos a la cita electoral. “En primer lugar porque estas empresas no actúan bajo parámetros éticos y actúan como mercenarios de la información. Están disponibles para el mejor postor. Hay un informe de TrendMicro titulado Fake News Machine: cómo los propagandistas abusan de internet y manipulan al público, en el que identifican tres elementos esenciales de la noticia falsa y las operaciones de desinformación. En primer lugar, que el propagandista conoce que está mintiendo, en un acto consciente. En segundo lugar, el uso de las herramientas para amplificar el mensaje y, por último, las redes sociales. Venezuela tiene por adversario al imperio más sofisticado desde el punto de vista tecnológico, que está tremendamente motivado ante la posibilidad de hacerse con los recursos de la nación. Por último, las redes sociales cobrarán seguramente un mayor protagonismo por el contexto de las elecciones en tiempos de pandemia”, señala. Para Costas en lo que respecta al ataque contra Venezuela, la magnitud e importancia de las operaciones de manipulación de información en redes sociales que se ponen en marcha, son teledirigidas desde el propio Departamento de Estado.
fases o niveles para el despliegue de los datos. Por ejemplo, un nivel estaría representado por las acciones de propaganda de cls en Facebook. Pero en el año 2019, con la marca de la política exterior estadounidense (Departamento de Estado), se desplegó la campaña #EstamosUnidosVE que cumplía con los parámetros establecidos por Facebook como descriptores de una campaña de Fake News”, apunta. Larissa Costas hace un recuento que vale la pena destacar porque ilumina a través de los datos, el esfuerzo impreso en modificar la opinión pública en la nación venezolana, a partir de que Juan Guaidó se autoproclamara como presidente interino del país. En 2019, en Facebook, el Departamento de Estado distribuyó publicidad para impactar a venezolanos y venezolanas entre 18 y 45 años, en la que se hacía acusaciones contra el gobierno de Venezuela alusivas a corrupción, robo, asociación para delinquir e incluso se acompañaban con imágenes muy escandalosas en las que se maldecía al presidente venezolano. Esta campaña también se ejecutó en Twitter: del 1 de enero al 9 de abril del año pasado recabamos 757 tuits y retuits de la cuenta oficial del Departamento de Estado en español. En el mes de enero del 2019, casi 75% de los tuits emitidos desde esa cuenta, en concreto 88 tuits fueron hostiles contra Venezuela, mientras que apenas 25.4% hablaba de la relación con otros Estados (30 tuits). En febrero, la conversación sobre relaciones con otros Estados se incrementó ligeramente en casi 10%, y en marzo establecieron una conversación de 50%, es decir, la mitad de la voz del Departamento de Estado gritaba contra Venezuela. A juicio de Costas, este entramado de manipulación está comenzando a ser un verdadero problema de alcance global. “Se trata del desarrollo de herramientas prácticamente imperceptibles pero muy persuasivas para manipular la opinión y el pensamiento de las personas. Vamos rumbo a convertirnos en una realidad distópica, si es que no lo somos ya”, señala. Ante este escenario donde las naciones parecen estar desvalidas en su defensa contra las campañas de manipulación propiciada por las plataformas digitales, tanto Larissa Costas, como Julián Macías, coinciden en que la “pedagogía del individuo” es el arma más poderosa. Entender cómo funcionan los mecanismos de modelaje masivo, para así estar más alertas cuando sean activados es la principal defensa.
Foto: Dicen y diremos. La pandemia de la desinformación
Foto: cc0/unsplash Fake news y contenidos fraudulentos: una pandemia viral que no se va con un lavado de manos
“La campaña de desinformación, manipulación y fake news desplegadas contra Venezuela parece presentar diferentes
Sin embargo, Macías también resalta que esta clase de estrategias han avanzado porque no existen aparatajes ju-
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rídicos e institucionales que garanticen una lucha eficiente contra la amenaza. Desde su perspectiva, la impunidad es el terreno que favorece que estas prácticas se extiendan. “Lo que tienen que hacer los gobiernos, las instituciones y los grupos políticos es defender los derechos de la ciudadanía que para eso le eligieron. Muchas veces cuando alguien ataca un medio por decir una mentira, en realidad se dice que
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se vulnera la libertad de expresión, creo que esta libertad de expresión siempre tiene que defenderse, pero también existen otros derechos como el derecho a la veracidad de la información que es muy importante, porque aparte creo que esta permisividad en dar noticias falsas al final lo que hace es socavar la democracia”, concluye. Tomado de https://mundo.sputniknews.com/opinion/ 202009221092855660
LA OPOSICIÓN EN LOS TIEMPOS DE LA 4T:
SIN LÍDER Y SIN RUMBO
Por @AlamBeav
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or varias décadas el poder político en México estuvo controlado en un principio por el Partido Revolucionario Institucional (pri) y después por la alianza que se realizo con el Partido Acción Nacional (pan). Quienes decidían estar fuera de estos grupos políticos era perseguidos y acosados, la oposición tuvo que trabajar en la clandestinidad, intentando detener el avance de las políticas contrarias a la nación. Algunos optaron por participar en los movimientos guerrilleros, otros más se inmiscuyeron en estos partidos buscando incidir en ellos. La llegada de la llamada 4ta Transformación, dio un vuelco inesperado para estos grupos que estaban en el poder. Inexpertos en ser oposición, estos grupos han
terminado cayendo en la esquizofrenia y defendiendo lo indefendible, con tal de oponerse al actual gobierno. Sumado a ello, todas las figuras que podrían ser un “contrapeso” al poder avasallador de López Obrador, están inmiscuidas en temas de corrupción. Es por ello que más que ver a la actual oposición como un grupo que atraiga, es un simple bufón que camina sin rumbo, pero con el firme objetivo de “sacar a López Obrador de la presidencia”. Esta derecha que se encuentra por primera vez en la oposición, sin capacidad de movilización. Mientras que sus dirigentes gritan y patalean, terminan siendo la risa de la izquierda que también ha sabido apropiarse de la voz en las redes.
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Y es que, cuando la oposición sale a las calles a protestar por que el “dictadorzuelo quiere acabar con los que ‘sí’ mueven al país”. Al tiempo que un obrero muestra el musculo del brazo producto del trabajo y diciendo: “Esta es la que mueve a México”. La derecha que antes se oponía a las movilizaciones en las calles, hoy toman Avenida Juárez, pero sin entender que más que la toma de las vialidades, hace falta una verdadera motivación. Sin embargo, este grupo que ha visto afectado sus intereses, continuará buscando recuperar lo perdido, trabajando desde las cúpulas y aprendiendo a movilizar a sus bases, esas que hoy causan risa. Es por ello que la izquierda debe de continuar trabajando en la búsqueda de no sólo continuar reparando los destrozos de tres décadas de neoliberalismo. Sino que, debe de cimentar el modelo de transformación para evitar repetir el pasado. El partido que llevó a López Obrador a la presidencia, debe de terminar con los antiguos vicios del sistema político. Limpiando como se limpian las escaleras, desde sus cúpulas hasta sus bases, para así dar paso a personas con principios.
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Y es que, no hay que olvidar la situación del correísmo en Ecuador, que con la llegada de Lenín Moreno, se pensó que el país continuaría con las políticas progresistas iniciadas por Rafael Correa. Sin embargo, la llegada de Moreno al país significó un retroceso en lo político y social. Los organismos internacionales como el fmi, que parecían haber perdido el control de la nación, ahora nuevamente dictan las políticas económicas. Moreno quien había sido vicepresidente con Correa en sus dos gobiernos, terminó haciendo que el exmandatario se exiliara en el extranjero. Al tiempo que el país se rendía a los brazos de intereses económicos nacionales y extranjeros. Es por ello que el movimiento político que encabeza López Obrador no debería de terminar junto con su sexenio, sino que tendría que alargarse y profundizarse. Pues una transformación que inició en las calles y desde las bases, no debería de embriagarse con las delicias que ofrece el poder. Tomado de https://sinlineamx.com/la-oposicion-enlos-tiempos-de-la-4t-sin-lider-y-sin-rumbo/
CAPITALISMO-SOCIALISMO ¿VIENTOS DE FRONDA?
Por Ricardo Ronquillo Bello ronquillo@juventudrebelde.cu
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oplan vientos de fronda+, podría afirmarse, al trazar un paralelo entre las famosas revueltas contra la monarquía en la Francia regentada por Ana de Austria, tras la muerte del célebre cardenal Richeliu, con la rebelión de las teorías de cambio que se esparcen en este mundo pandémico. Las hipótesis transformistas van de unos extremos a otros. De un lado las que anuncian un planeta apocalíptico, sometido a una cruenta crisis total, mientras por el otro prefiguran un capitalismo rehabilitado de sus mañas y marañas. Para algunos teóricos el coronavirus tendrá para ese sistema el mismo efecto alterador que la peste negra para el feudalismo. Esa es la apuesta del periodista e intelectual británico Paul Mason, quien sostuvo para BBC Mundo que el final de un modo de producción de un sistema económico es, con frecuencia, una mezcla de sus debilidades internas, combinado con lo que a menudo se llama shocks extremos o exógenos. Este analista cree que la COVID-19, como la peste medieval, provocó dos interrupciones al capitalismo como modelo, una económica y otra ideológica. Al combinarse, ofrecen la sensación masiva de que el sistema no está protegiendo y, en consecuencia, requiere ser removido. Aunque por otras razones y bajo otros argumentos, lo mismo piensa el renombrado sociólogo norteamericano Jeremy Rifkin, asesor mundial de corporaciones y gobiernos y entusiasta radical del cambio del sistema basado en el petróleo y en otros combustibles fósiles. Rifkin alerta sobre dos factores que condujeron al drama humanitario actual: el movimiento de personas y especies alentado por el cambio climático y el acercamiento de la vida animal y la humana resultado de la emergencia climática, con lo cual los virus de ambas especies se mueven juntos. Esa es la razón por la que afirma que ya nada volverá a ser normal después de esta pandemia, que ve como una campanada de alarma planetaria, que enmudecerá solo si se reconstruyen las infraestructuras para vivir de modo diferente. La lista de reparadores capitalistas es más larga. A esta se integra especialmente Mariana Mazzucato, profesora de Economía de la Innovación y el Valor Público de la University College London. La académica, una de las más influyentes y valoradas economistas actuales, está empeñada en enderezar los desafueros de la economía global. Tanto lo predica que merece la fama de querer “salvar al capitalismo de sí mismo”. La también directora fundadora del Instituto para la Innovación y Propósito Público opina que la crisis pandémica es una oportunidad para “hacer un capitalismo diferente”. Asume que el sistema puede renfocarse haLa expresión se refiere a las disputas entre élites: la burguesía y aristocracia francesas. Pero, también, a un estado de rebeldía y agitación generalizadas. *
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cia un futuro innovador y sostenible que funcione para todos. Para lograrlo propone dos curas cardinales: desmontar el mito del Estado burocrático, que simplemente inyecta lentitud, para que estos favorezcan las inversiones y los procesos innovativos, así como demostrar que en la economía el valor no es solo el precio. Hasta figuras como el papa Francisco se ven atraídas por sus estimaciones, al punto de que opina que ayudan a pensar el futuro. Mazzucato apunta que no podemos volver a la normalidad, porque lo normal es lo que nos metió no solo en este caos, sino también en las crisis financiera y climática. En teoría, habría que admitir que los exámenes anteriores son, además de valiosos, valerosos —si apreciamos los virus sistémicos mortales en su contra—, el problema mayúsculo es que no pasan de ser profundas e ilustradas conclusiones, para las cuales no existe proyecto nacional o internacional alguno que los aterrice a una realidad tan comprometida. En el tozudo mundo real los líderes principales del capitalismo parecen menos alarmados por la suerte humana que por la de sus ambiciones. Lo que se verifica y reproduce —con la misma virulencia de las cifras de contagiados y fallecidos— es la esencia egoísta, maltusiana, depredadora del sistema. La urgencia de cambio impuesta al capitalismo tras la aparición de la Revolución de Octubre —shocks extremos de por medio— y que contribuyó al surgimiento del nombrado Estado de bienestar, no parece ahora la seña dominante. En ello los socialismos sobrevivientes a la caída del llamado modelo “real” llevan una ventaja, pese a pesados y costosos fardos de ortodoxia, dogmatismo e inmovilidad: Comenzaron a reformarse mucho antes de que se expandiera la cepa coronavírica. Los más exitosos frente a esta última y a su crisis total acompañante son precisamente los que más avanzaron en esa renovación. Contrario a lo ocurrido con el esclavismo, el feudalismo y el capitalismo, los socialismos realmente existentes —adelantados a su tiempo a juzgar por la teoría de Marx— buscan solidificar la viabilidad de su plataforma humanista, sometidos a la maldad y el acoso continuos del capitalismo dominante, como puede verificarse en la Estrategia económico-social cubana para el impulso de la economía y el enfrentamiento a la crisis mundial provocada por la COVID-19. Cada capítulo de esa estrategia deberá ser como la fronda, las hondas o tirachinas que, como las de los rebeldes franceses, descarguemos contra todo lo que entorpezca la voluntad revolucionaria de cambio del socialismo cubano. Tomado de http://www.juventudrebelde.cu/opinion/2020-09-17/ capitalismo-socialismo-vientos-de-fronda
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LA GUERRA POR LOS JUECES Por Salvador Capote
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a muerte de la jueza Ruth Bader Ginsburg ocurre en un momento crítico en la historia de Estados Unidos, generando alta tensión política cuando faltan solo pocas semanas para las elecciones presidenciales. La sustitución de la jueza Ginsburg por una jueza conservadora crearía un desbalance aún mayor del que ya existe en la Corte Suprema, que podría perdurar durante décadas, ya que los jueces de esta institución son inamovibles hasta su muerte o su renuncia. Este desbalance pone en grave peligro programas sociales de vital importancia como el llamado Obamacare mediante el cual decenas de millones de personas logran acceso a los servicios de salud. Es de esperar, por tanto, que los demócratas y todas las fuerzas progresistas de Estados Unidos harán lo que sea necesario para que la nominación del juez o la jueza que sustituya a Ginsburg tenga lugar después de las elecciones del 3 de noviembre próximo, con una nueva administración. Este nombramiento de un nuevo magistrado de la Corte Suprema es solamente el último capítulo de lo que llamo “la guerra por los jueces” que durante muchos años ha enfrentado no solo a los dos partidos tradicionales sino a sectores de la población que mantienen ideologías opuestas, incluso con fuertes implicaciones de carácter religioso, como en las decisiones de la Corte sobre el aborto, el matrimonio homosexual, etcétera. En estas circunstancias, considero que es útil un breve repaso de los principales incidentes que han tenido lugar en la guerra por los jueces durante las últimas administraciones,
guerra que alcanzará muy probablemente esta vez uno de sus picos más altos de confrontación. Al comenzar el segundo término presidencial de Ronald Reagan, las edades de los únicos jueces liberales de la Corte Suprema de Justicia (Blackmun, Brennan y Marshall) rondaban los ochenta años. Con la reelección de Reagan y el control republicano del Senado, los ultraconservadores tuvieron la oportunidad que esperaban para llevar a cabo un cambio radical en la composición y en la ideología del sistema judicial de Estados Unidos. Estos cambios tendrían lugar no solo en la Corte Suprema sino a todos los niveles del sistema judicial. De acuerdo con la constitución, los jueces federales son nombrados por el presidente de Estados Unidos, pero con la aprobación del Senado. Tradicionalmente, el primer mandatario designaba los jueces basándose en las recomendaciones de los senadores de los estados donde aquellos ejercerían su oficio. Sin embargo, el balance que ofrecía este sistema se vino abajo con la creciente influencia en el gobierno del extremismo radical de derecha decidido a tomar el control del poder judicial. El documento que sirvió como fuente ideológica para estos propósitos fue el informe emitido en 1988 por la Oficina de Política Legal (1) del Departamento de Justicia, titulado “La Constitución en el Año 2000: Anticipos en la Interpretación Constitucional” (2), que se basaba a su vez en las teorías del profesor de derecho de la Universidad de Chicago, Richard Epstein, jurista favorito del tanque de pensar ultraconserva-
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dor “Heritage Foundation”, y en su libro publicado en 1985 (3). El documento, de 199 páginas, revela muy claramente la intención de seleccionar los jueces federales como herramientas para influir en la interpretación por las cortes de la Constitución y trazar de este modo las políticas del futuro. El informe subrayaba la importancia de nombrar jueces con los principios y la filosofía conservadores. Para cumplir con esta agenda, Reagan nombró en calidad de consejero a Lee Liberman, cofundador de la reaccionaria “Federalist Society” y le asignó la misión de evaluar la pureza ideológica de todos los candidatos a jueces federales. Figura notable en este viraje hacia la extrema derecha fue el fiscal general Edwin Meese, autor de la famosa frase en la American Bar Association: “No se equivoquen, el poder judicial es el poder del gobierno” (4). Aunque abundan los ejemplos de nominaciones de jueces por razones políticas, sobre todo a la Corte Suprema, en anteriores administraciones, nunca tuvieron lugar en tan grandes proporciones como a partir del gobierno de Reagan, por lo que podemos tomar su mandato, y en especial 1988, fecha del documento referido, como punto de partida de la guerra por los jueces, que dura ya treinta y dos años y ha destruído casi completamente el balance necesario y los fundamentos éticos del sistema de justicia de Estados Unidos. Cinco años más tarde, en 1993, los republicanos ocupaban ya 64 % de los 179 cargos de jueces de las cortes de apelaciones y una proporción semejante en las cortes de distrito. Los demócratas ocupaban solo 21 % (tres veces menos) y el 16 % permanecía vacante (5). El triunfo electoral de Bill Clinton constituyó un serio obstáculo en las aspiraciones de la ultraderecha estadounidense. Clinton trató de regresar a la tradición de consultar con los senadores regionales para encontrar candidatos aceptables por ambos partidos, pero no tuvo éxito y, por primera vez en la historia de los procesos de confirmación, los republicanos bloquearon sistemáticamente a una gran parte de los nominados por Clinton sin tener en cuenta sus calificaciones. Aprovechando su mayoría en el Senado, negaron incluso la posibilidad de audiencias a la increíble cifra de 63 nominados. En los casos que confirmó, la mayoría republicana dilató los procesos de audiencia con períodos de tiempo sin precedentes, sobre todo cuando los nominados eran mujeres o integrantes de las minorías, como reveló en 1997 “Alliance for Justice”, una organización centrista. No obstante, aunque en el segundo término de su mandato los republicanos mantuvieron el control del Senado, Clinton fue capaz de aumentar el porcentaje de jueces de circuito demócratas 42 % y de disminuir el de republicanos también 42 % (con 15 % de asientos vacantes), debido principalmente a que un gran número de jueces republicanos pasaron a retiro (más del doble que los demócratas) y a que Clinton tuvo oportunidad de nombrar a 6 jueces para nuevos cargos. Con George W. Bush en la presidencia (2001-2009) la extrema derecha republicana pudo continuar con su agenda de controlar el sistema judicial de Estados Unidos. Al concluir su administración, los jueces republicanos sumaban 56 % y los demócratas 36% (con 8% de vacantes), y la ultraderecha controlaba la casi totalidad de las cortes de circuito. Bush
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nombró a verdaderos dinosaurios desde el punto de vista ideológico, como William Pryor, fiscal general de Alabama, nombrado como juez del Onceno Circuito en 2004, donde desempeñó un papel protagónico en el rechazo de la apelación de los Cinco cubanos condenados injustamente por monitorear las actividades terroristas contra Cuba. Pryor —y la cita es solo como muestra de su fanatismo de ultraderecha— defendía y consideraba un castigo razonable el uso de los hitching posts, método de tortura que fue muy utilizado en unidades penitenciarias estadounidenses, que consistía en atar a los convictos a un poste, expuestos al sol, sin agua ni alimentos, durante largos períodos de tiempo. La presencia de Pryor en el tribunal —aviesa maniobra del gobierno de Bush en mi opinión— cerraba las puertas al más elemental sentido de justicia para los Cinco héroes cubanos. El ascenso a la presidencia de Barak Obama parecía un golpe devastador contra las aspiraciones de la ultraderecha de transformar a su conveniencia el sistema judicial. Sin embargo, durante casi todo el primer año de su mandato, Obama no prestó atención alguna al proceso de nominación de los jueces. Diez meses después de jurar el cargo tuvo lugar su primera nominación. Este tiempo perdido en la guerra por los jueces podría ser, como veremos, irrecuperable (6) (7).
Posteriormente, Obama puso el acento de las nominaciones no en la ideología sino en la diversidad, una especie de “acción afirmativa” para el sistema judicial. Nombró como jueza de la Corte Suprema a Sonia Sotomayor, la primera mujer hispana, y luego a Elena Kagan, elevando a tres el número de mujeres en el más alto tribunal. La administración Obama nombró a muchas más mujeres e integrantes de las minorías como jueces federales que ninguna otra administración. Nombró también como jueces a varios candidatos abiertamente homosexuales (8). Sin embargo, el hecho de ser mujer, pertenecer a una minoría étnica o racial o mostrar determinado tipo de predilección sexual, no coincide necesariamente con un pensamiento progresista. El mejor ejemplo es tal vez el de Janice Rogers Brown, afronorteamericana, nombrada
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por George W. Bush, quien es considerada una de las juezas de la derecha más radical. Si bien fue meritorio el esfuerzo de Obama por cambiar la composición del sistema judicial en favor de las minorías, ayudando así a subsanar injusticias del pasado, el hecho es que se dejó ganar la partida en cuanto a la esfera ideológica. Nunca fueron más prolongados los procesos de confirmación por el Senado ni el número de vacantes fue tan alto. Al acceder a la presidencia el Partido Republicano en 2017 la derecha aumentó considerablemente su ventaja. En los últimos tres años Donald Trump ha nombrado ya a dos jueces conservadores en la Corte Suprema de Justicia y a más de 170 jueces conservadores en otras cortes federales. No obstante, el Partido Republicano y Donald Trump no tienen siempre la misma agenda. Sobre todo, en esta ocasión, tan cercana a las elecciones, Trump escogerá seguramente a la sustituta de Ginsburg no tanto por su ideología conservadora sino por ser la que convenga más a sus intereses electorales, aunque, desde luego, tratará de que ambas cosas coincidan.
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de los 12 circuitos regionales. Por ejemplo, el Circuito número 9 abarca los estados de Washington, Oregon, California, Arizona, Nevada, Idaho, Montana, Alaska, Hawai, Guam e Islas Marianas del Norte, inmenso territorio con 3 millones 790 mil kilómetros cuadrados y 62 millones 535 mil habitantes, mientras que el Circuito número 1 comprende Puerto Rico y los estados de Maine, New Hampshire y Massachusetts, con solamente 152 mil kilómetros cuadrados y 12 millones 940 mil habitantes. Nada justifica ésta y otras muchas desproporciones. Todo el sistema judicial de Estados Unidos es un colosal disparate que pide a gritos una reforma profunda pero no, por supuesto, la que intenta la derecha radical. Recordemos que el 17 de marzo de 2005, en el histórico edificio del Willard Intercontinental Hotel, en Washington, D.C. se reunieron el líder de la mayoría de la Cámara Tom DeLay y el líder de la mayoría del Senado, Bill Frist, con lo más selecto de la ultraderecha republicana y del fundamentalismo religioso. Su agenda era el análisis de la estrategia a seguir para lograr el control de los jueces federales. La agenda del Willard Hotel se mantiene vigente. Pero la derecha tiene su talón de Aquiles en una gran contradicción: cuando se manifiesta demasiado a la derecha, el sector no radical y mayoritario del Gran Viejo Partido (gop) se asusta y le retira su apoyo. Lo hemos visto ya con el fracaso del movimiento Tea Party. Por último, una advertencia. ¡No nos engañemos! Como clase, a la verdadera ultraderecha, la de las corporaciones, la del complejo militar-industrial, la del poder financiero, la élite dominante, la que detenta el poder real, le importa un bledo el aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo, el rezo en las escuelas u otros temas polémicos de carácter moral, aunque los utiliza como corceles de batalla para mantener el apoyo en las urnas de los millones de votantes cristianos evangélicos, principalmente del Cinturón de la Biblia, que sueñan con un mundo regido por las Sagradas Escrituras. Los genuinos intereses de la ultraderecha son, no lo olvidemos, de índole económico y político, no ético ni religioso. NOTAS
Creo que la amenaza actual reside, tanto o más que en Trump, en la posibilidad de conformación de un Congreso que continúe en manos de la ultraderecha. Esto sería altamente peligroso pues el Congreso tiene el poder para crear o eliminar cualquier corte federal con excepción de la Corte Suprema y justificar estas acciones no sería difícil pues no hay nada más absurdo que la distribución de los 94 distritos federales y
(1) “Office of Legal Policy”. (2) “The Constitution in the Year 2000: Choices Ahead in Constitutional Interpretation. (3) R. Epstein: “Takings: Private Property and the Power of Eminent Domain”, Harvard, 1985. (4) “Make no nistake, judicial power is governmental power”. (5) Los porcentajes utilizados en este artículo fueron tomados de: Russell Wheeler: “What will the Presidential Election Mean for the U.S. Courts of Appeals?”, The Brooking Institution, Oct. 21, 2008. (6) Tom Leonard: “Obama unlikely to reverse US judiciary’s drift to the right”, The Telegraph, Nov. 14, 2008. (7) James Oliphant: “Obama losing chance to reshape judiciary”, Los AngelesTimes, March 15, 2010. (8) John Schwartz: “For Obama, a Record on Diversity but Delays on Judicial Confirmations”, The New York Times, Aug. 6, 2011. (9) Ashley Killoug: “Romney blasts Gingrich over judiciary”, CNN, Dec. 19, 2011. Tomado de America Latina en movimiento en: https://www.alainet.org/es/articulo/
Año I. Núm. 20
voz de los trabajadores
21 / 09 / 2020
PRIVATIZACIONES, CORRUPCIÓN
Y DERROTA DEL NEOLIBERALISMO Por Juan Campos Vega
L
a privatización es una condición que imponen los organismos financieros internacionales, particularmente el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, a los países dependientes del imperialismo, como sucedió en México cuando se presentó la crisis de la deuda. Los beneficiaros de las privatizaciones son los monopolios, el capital financiero internacional y los gobernantes que engañaron al pueblo con falsas promesas y que han recibido a cambio jugosas comisiones por entregar el patrimonio de la nación. En México, las consecuencias fueron el enriquecimiento desmedido de la oligarquía nacional —sus representantes forman parte de las personas más ricas del mundo— y el empobrecimiento de la mayoría del pueblo que ha visto reducir dramáticamente sus ingresos y su acceso a los beneficios sociales con los que contaba, trátese de las instituciones de salud, del acceso a la educación y de las posibilidades de adquirir vivienda. El sector que ha resentido dramáticamente esas consecuencias sociales es la juventud a la que se le cerraron las puertas para educarse y para obtener un empleo con salario digno, suficiente para cubrir las necesidades de una familia. Los defensores de las privatizaciones de empresas públicas han tratado de justificarlas con el argumento de que genera ingresos para el país, que garantiza mayor eficiencia y que, en consecuencia, genera más empleos y mejores salarios. Sin embargo, en la mayoría de los casos se vendieron a precios irrisorios empresas rentables que incrementaban los recursos del erario, mientras que las empresas privatizadas sustentaron su “eficiencia” con el despido de trabajadores, nuevas contrataciones mediante la práctica del outsourcing que no respeta los derechos laborales incluidos en la ley, empeora las condiciones de trabajo y reduce los salarios.
Las privatizaciones incrementaron la corrupción. Pero, con la llegada de AMLO a la presidencia del país, se han puesto al descubierto los mecanismos, así como a los actores principales que han participado en la venta de empresas propiedad de la nación, entre los que sobresalen los cinco expresidentes de la república previos al gobierno actual. Ahora que se ha sometido a consulta popular si se juzga o no a dichos exmandatarios, en breve lapso, más de dos millones y medio de ciudadanos suscribieron la petición para que sí sean sometidos a juicio; sin embargo, los tentáculos de los gobiernos neoliberales que tratan de impedirlo aún están presentes en diversos organismos autónomos constitucionales, creados para restarle facultades al gobierno federal y siguen formando parte de los otros dos poderes de la Unión. En el Poder Legislativo, están las bancadas de los partidos Revolucionario Institucional (pri) y de Acción Nacional (pan) y de otros que han decidido supeditarse a ellos, Convergencia Democrática (cd) y el de la Revolución Democrática (prd). En el Poder Judicial, se encuentran incluso en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, donde participan algunos que fueron designados durante los últimos gobiernos del prian y que responden a los intereses de la derecha y del gran capital. Una tarea urgente consiste en erradicar la corrupción en los poderes públicos. Pero, pensar que con ese solo hecho se derrota al neoliberalismo es un error, no es en la conducta de los funcionarios donde se genera, sino en las condiciones mismas que dan sustento al sistema capitalista. El neoliberalismo es una política económica que influye en los demás ámbitos de la vida nacional, en consecuencia, es necesario derrotarlo en el terreno de la economía, tarea que debe realizar el actual gobierno, sobre todo, mediante la creación de empresas comercializadoras y productoras de bienes y servicios.