Revista de teoría y política del Partido Popular Socialista de México
Segunda época. año I Julio - Septiembre de 2010
Ejemplar $30.00, suscripción anual 4 números $100.00
V. I. LENIN Todo lo que sea rendir culto a la espontaneidad del movimiento obrero, todo lo que sea aminorar el papel del “elemento consciente”, el papel de la socialdemocracia, significa —de manera independiente por completo de la voluntad de quien lo hace— acrecentar la influencia de la ideología burguesa entre los obreros.
O. V. Kuusinen y W. Koenen / Tesis sobre la estructura, los métodos y la acción de los partidos comunistas Ernesto Che Guevara / El partido marxista-leninista Álvaro Cunhal / Las seis características fundamentales de un partido comunista Marta Harnecker / Gabriela Uribe / El partido: su organización Vladímir Ílich Lenin / El imperialismo y la escisión del socialismo Mao Tse-tung / Sobre la táctica de la lucha contra el imperialismo japonés La correlación actual de fuerzas en América Latina Juan Campos Vega / Causas históricas —económicas, políticas y sociales— del rezago actual del proceso revolucionario mexicano Cuauhtémoc Amezcua Dromundo / Martha Elvia García García / 2012 y la perspectiva de corto y mediano plazos
¡Sin teoría revolucionaria no hay acción revolucionaria!
Revista de teoría y política
del Partido Popular Socialista de México
segunda época. año i, núm. 3, julio-septiembre de 2010
Contenido
Directorio
A manera de presentación
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O. V. Kuusinen y W. Koenen
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Ernesto Che Guevara
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Tesis sobre la estructura, los métodos y la acción de los partidos comunistas El partido marxista-leninista
Álvaro Cunhal
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Marta Harnecker / Gabriela Uribe
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Vladímir Ílich Lenin
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Mao Tse-tung
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La correlación actual de fuerzas en América Latina
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Juan Campos Vega
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Cuauhtémoc Amezcua Dromundo/ Martha Elvia García García
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Las seis características fundamentales de un partido comunista El partido: su organización El imperialismo y la escisión del socialismo Sobre la táctica de la lucha contra el imperialismo japonés
Causas históricas —económicas, políticas y sociales— del rezago actual del proceso revolucionario mexicano
2012 y la perspectiva de corto y mediano plazos
Director General: Cuauhtémoc Amezcua Dromundo Director: José Santos Cervantes Subdirector: Juan Campos Vega Consejo Editorial: Miguel Guerra Castillo Luis Miranda Reséndiz Martín Tavira Urióstegui Jorge Tovar Montañés Santos Urbina Mendoza Consejo de Redacción: Carmen Chinas Salazar Martha Elvia García García Mario Efrén Ochoa Vega Administrador: Bartolomé González Galindo Diseño y composición: Comisión de Diseño
Portada: V. I. Lenin (fotografía modificada digitalmente)
es una publicación trimestral, de teoría y política, del Partido Popular Socialista de México; corrreo electrónico: revistateoriaypractica@gmail.com; Internet: http:// www.ppsm.org.mx/teoriaypractica. Se permite la reproducción total o parcial del material publicado, mencionando la fuente.
A manera de presentación
no de los problemas que históricamente ocupa a U quienes luchan por la independencia nacional y el socialismo, es el de contar con el instrumento políti-
co adecuado para conquistar los objetivos propuestos. La teoría en torno a las características del partido revolucionario es profusa y, a veces, aparentemente contradictoria. Por eso es necesario saber distinguir entre los principios organizativos que deben caracterizar a todo partido proletario y las normas que rigen su funcionamiento y que deben responder a las peculiaridades del país y de la época e la que se libran las luchas del pueblo trabajador. Otro tema que, a pesar de los cambios ocurridos en el mundo, es de permanente actualidad, es el que se refiere a los distintos rostros que adopta el imperialismo, a los efectos económicos y políticos que producen sus acciones y a la necesidad de enfrentarlo con creatividad, sin dogmatismos ni esquemas. Conocer la realidad circundante, para valorar el conjunto de tareas antimperialistas y revolucionarias que necesitamos emprender, siempre será de gran utilidad para los individuos y las organizaciones comprometidas con el progreso. Conocer lo que pasa en el conjunto de América Latina y en cada uno de los países y regiones que la integran, permite comparar nuestra situación y trazar la estrategia para avanzar en nuestros objetivos inmediatos e históricos. El conjunto de materiales con el que inicia el presente número, está constituido por trabajos de distintas épocas y países, que reflejan una preocupación y un objetivo comunes: construir un partido proletario capas de responder a las necesidades concretas de la revolución, acorde con las circunstancias en las que desenvuelve su labor; pero que no omita los principios organizativos que deben caracterizar a todo partido de la clase obrera. El primero de los materiales, es un fragmento de la resolución adoptada por el iii Congreso de la Internacional Comunista, que se celebró en Moscú del 22 de junio a 12 de julio de 1921, relativa a la estructura y mecanismo de funcionamiento de los partidos de la clase obrera.
El segundo, es el prólogo escrito por el Che para el libro El partido marxista-leninista, que incluye un capítulo de un manual soviético relativo al tema y un conjunto de materiales del comandante Fidel Castro que recogen la experiencia cubana al respecto. El tercer escrito, es un fragmento de la ponencia presentada por el camarada Álvaro Cunhal, dirigente histórico del Partido Comunista Portugués, en un encuentro internacional realizado a principios del siglo xxi, en el que se analizan los cambios ocurridos en el mundo y sus efectos en la aplicación y vigencia del marxismo. El cuarto trabajo de este primer bloque, es un fragmento del folleto elaborado por Marta Harnecker y Gabriela Uribe, en el que se analiza la labor específica que corresponde realizar a cada nivel de la organización y de qué manera distintos grupos de militantes pueden cumplir labores concretas que ayudan a la labor conjunta del partido revolucionario. El otro bloque de trabajos que se incluyen en el presente número de Teoría y Práctica, son de la autoría de dos importantes personajes de la lucha revolucionaria: el constructor del primer Estado socialista, Vladímir Ílich Lenin, y el líder del pueblo chino, Mao Tze-tung, que lucho primero por su independencia y, posteriormente, por construir una sociedad sin explotados ni explotadores. Ambos documentos hacen referencia a temas fundamentales y vigentes para la lucha de los revolucionarios mexicanos. El escrito de Lenin define las características esenciales del imperialismo y los efectos de esta fase del capitalismo en el surgimiento del oportunismo en el movimiento obrero. Por su parte, Mao, en el informe ante camaradas del partido, después de valorar las condiciones en las que el pueblo realiza su lucha de liberación nacional, hace énfasis en la necesidad de constituir un frente unido de lucha contra el imperialismo en el que participen no solamente los obreros y campesinos, sino también otros sectores cuyos intereses se oponen a los de los imperialistas, lo que incluye a sectores de 3
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la burguesía nacional, a la vez que critica las posturas dogmáticas que se oponen a esa amplia alianza. El tercer bloque de materiales que se integra a este número, está constituido por un documento partidario y dos materiales elaborados por miembros de la dirección política y de la comisión ejecutiva nacional de nuestro partido. El documento, recoge fragmentos de dos informes: el correspondiente al 127 pleno del comité central y el presentado ante el xx Congreso del Partido Popular Socialista de México. El objetivo de ambos, es el de presentar un análisis de la correlación de fuerzas en América Latina, y de los diversos grados de evolución de los países que lo integran. El material de la autoría de Juan Campos Vega, miembro de la dirección política, aborda algunas de las causas que impiden que en México se desarrolle, en el presente, un movimiento revolucionario, y apunta la necesidad de impulsar diversos aspectos que permitan superar los obstáculos que impiden que
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nuestro país avance en la lucha por su definitiva independencia y por el establecimiento de un gobierno de democracia del pueblo. El último trabajo que incluimos en este ejemplar, es el elaborado conjuntamente por Cuauhtémoc Amezcua Dromundo, presidente de nuestro partido, y Martha Elvia García García, integrante de la comisión ejecutiva nacional. En él se valoran los posibles escenarios que podrían generarse, a mediano y largo plazos, a partir del año 2012; los factores que influyen en que se produzca uno u otro, y las tareas que se derivan para los revolucionarios mexicanos interesados en dar pasos que lleven al país por el camino de la liberación nacional y el socialismo. Esperamos que los materiales seleccionados para el número 3, de nuestra revista Teoría y Práctica, proporcionen información e ideas útiles, tanto para los estudiosos de los problemas nacionales y populares, como para aquellos que se encuentran empeñados en su solución revolucionaria.
Tesis sobre la estructura, los métodos y la acción de los partidos comunistas1 (fragmentos)
O. V. Kuusinen y W. Koenen
i. generalidades . La organización del partido debe adaptarse a las 1partido condiciones y a los objetivos de su actividad. El comunista debe ser la vanguardia, el ejército
dirigente del proletariado durante todas las fases de su lucha de clases revolucionaria y durante el período de transición ulterior hacia la realización del socialismo, primer grado de la sociedad comunista. 2. No puede haber una forma de organización inmutable y absolutamente conveniente para todos los partidos comunistas. Las condiciones de la lucha proletaria se transforman incesantemente y, conforme a esas transformaciones, las organizaciones de vanguardia del proletariado deben buscar también constantemente nuevas formas más convenientes. Las particularidades históricas de cada país determinan a su vez formas especiales de organización para los diferentes partidos. www.marxismo.org Pero esas diferenciaciones tienen un cierto límite. La similitud de las condiciones de la lucha proletaria en los diferentes países y en las distintas fases de la revolución proletaria constituye, pese a todas las particularidades existentes, un hecho de esencial importancia para el movimiento comunista. Esta similitud es la que proporciona la base común para la organización de los partidos comunistas de todos los países. Sobre esta base es preciso desarrollar la organización de los partidos comunistas y no tender a la fundación de algún nuevo partido modelo en lugar del ya existente, o buscar una forma de organización absolutamente correcta, o estatutos ideales. 3. La mayoría de los partidos comunistas así como la Internacional comunista, en tanto que conjunto del proletariado revolucionario de todo el mundo, tienen en común, en las condiciones de su lucha, que deben combatir contra la burguesía aún reinante. La victoria sobre ésta, la conquista del poder arrebatado a la burguesía, constituye para esos partidos y para esta Internacional el objetivo principal y decisivo. Por lo tanto, lo esencial, para todo el trabajo de organización de los partidos comunistas en los países capitalistas, es construir una organización que posi-
bilite la victoria de la revolución proletaria sobre las clases poseedoras y que la consolide. 4. En las acciones comunes, es indispensable la existencia de una dirección para obtener la victoria. Esta es necesaria sobre todo en vista de los grandes combates de la historia mundial. La organización de los partidos comunistas es la organización de la dirección comunista en la revolución proletaria. Para guiar correctamente a las masas, el partido también tiene necesidad de una buena dirección. La tarea esencial de organización que se nos impone es la siguiente: formación, organización y educación de un partido comunista puro y realmente dirigente para guiar el movimiento revolucionario proletario. 5. La dirección de la lucha social revolucionaria supone en los partidos comunistas y en sus órganos dirigentes la combinación orgánica de la mayor potencia de ataque y de la más perfecta adaptación a las condiciones cambiantes de la lucha. Una buena dirección supone además la vinculación más estrecha con las masas proletarias. Sin esta vinculación, el comité dirigente nunca guiará a las masas. En el mejor de los casos, sólo podrá seguirla. Esas relaciones orgánicas deben ser establecidas en las organizaciones del partido comunista mediante la centralización democrática.
iii. el deber de trabajar de los comunistas 8. El partido comunista debe ser una escuela de trabajo del marxismo revolucionario. Es mediante el trabajo cotidiano común en las organizaciones del partido como se reafirman los vínculos entre los diferentes grupos y afiliados. En los partidos comunistas legales no existe aún en la actualidad la participación regular de la mayoría de los miembros en el trabajo político cotidiano. Ese es su mayor defecto y la causa de una perpetua incertidumbre en su desarrollo. 9. El peligro que siempre amenaza a un partido obrero que da sus primeros pasos hacia la transforma5
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ción comunista es el de conformarse con la aceptación de un programa comunista, remplazar en su propaganda la doctrina anterior por la del comunismo y sustituir solamente a los funcionarios hostiles a esta doctrina por comunistas. Pero la adopción de un programa comunista sólo es una manifestación del deseo de convertirse en comunistas. Si a ello no se agregan acciones comunistas y si, en la organización del trabajo político, es mantenida la pasividad de la masa de los miembros, el partido no realiza la mínima parte de lo que prometió al proletariado con la aceptación del programa comunista. Pues la primera condición de una realización consciente de este programa es la movilización de todos los afiliados en el trabajo cotidiano permanente. El arte de la organización comunista consiste en utilizar todo y a todos para la lucha proletaria de clases, en repartir racionalmente entre todos los miembros del partido el trabajo político y en arrastrar por su intermedio a masas más vastas del proletariado al movimiento revolucionario, a mantener firmemente en sus manos la dirección del conjunto del movimiento, no por la fuerza del poder sino por la fuerza de la autoridad, es decir de la energía, la experiencia, la capacidad y la tolerancia. 10. Por lo tanto, todo partido comunista debe, en sus esfuerzos por tener solamente afiliados realmente activos, exigir de todos los que figuran en sus filas que pongan a disposición del partido su fuerza y su tiempo en la medida en que pueda disponer de él en las circunstancias dadas y que siempre consagren al partido lo mejor de sí. Para ser miembro del partido comunista es preciso de una manera general, con convicción comunista por supuesto, realizar también las formalidades de la afiliación, primero eventualmente como candidato, luego como miembro. Es preciso pagar regularmente las cotizaciones establecidas, el abono al diario del partido, etc. Pero lo más importante es la participación de cada miembro en el trabajo político cotidiano. 11. Todo miembro del partido debe, de manera general, ser incorporado a un pequeño grupo de trabajo, en vista del trabajo político cotidiano: en un comité, en una comisión, una oficina, un colegio, una fracción o una célula. Sólo de esta manera el trabajo político puede ser repartido, dirigido y realizado regularmente.
iv. propaganda y agitación 20. Nuestra tarea más importante antes de la sublevación revolucionaria declarada es la pro-
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paganda de agitación revolucionaria. En su mayor parte, esta actividad y su organización aún es llevada a cabo con frecuencia a la antigua usanza formalista, mediante manifestaciones ocasionales, mediante reuniones de masas y sin preocuparse del contenido revolucionario concreto de los discursos y de los escritos. La propaganda y la agitación comunista debe, ante todo, arraigarse en los medios más profundos del proletariado. Debe ser engendrada por la vida concreta de los obreros, por sus intereses comunes, particularmente por sus luchas y esfuerzos. Lo que imprime más fuerza a la propaganda comunista es su contenido revolucionador. Desde ese punto de vista, es preciso considerar lo más atentamente posible las consignas y la actitud a adoptar con respecto a los problemas concretos en las diversas situaciones. A fin de que el partido siempre pueda adoptar una posición justa, debe impartirse un curso de instrucción prolongado y completo no solamente a los propagandistas y agitadores profesionales sino también a los demás afiliados. 21. Las formas principales de propaganda y de agitación comunistas son: entrevistas personales verbales, participación en los combates de los movimientos obreros sindicales y políticos, acción ejercida por la prensa y la literatura del partido. Cada miembro de un partido legal o ilegal debe, de una forma u otra, participar regularmente en esta actividad. La propaganda personal verbal debe ser llevada a cabo en primer lugar a modo de agitación casa por casa, organizada sistemáticamente y confiada a grupos constituidos especialmente con ese objeto. Ni una sola casa, situada en la esfera de influencia de la organización local del partido, debe quedar al margen de esta agitación. En las ciudades más importantes, una agitación callejera, especialmente organizada mediante carteles y volantes, puede lograr buenos resultados. Además, en las fábricas y los talleres es necesario organizar una agitación personal regular, llevada a cabo por las células o fracciones de partido y acompañada de distribución de literatura. 1.
Nota
III Congreso Mundial de la Internacional Comunista 22 de junio a 12 de julio de 1921
El partido marxista-leninista1
Ernesto Che Guevara ste pequeño libro está destinado a iniciar a los E militantes del partido, en el amplio y riquísimo acervo de las ideas marxistas-leninistas.
La elección de los temas es simple y efectiva. Se trata de un capítulo del Manual de marxismo-leninismo de Otto V. Kuusinen y de una serie de discursos de Fidel Castro. La selección es buena porque en el capítulo del Manual de marxismo-leninismo se sintetiza la experiencia de los partidos hermanos y se da un esquema general de lo que debe ser y cómo debe actuar un partido marxista-leninista, y en la sucesión de discursos del compañero Fidel se ve desfilar la historia política de nuestros país a través de las palabras en algunos casos autobiográficos, del dirigente de la revolución. Las dos cosas están íntimamente ligadas, la teoría general como expresión de las experiencias del Partido Comunista de la Unión Soviética y de los partidos marxista-leninistas de toda la humanidad y la aplicación práctica de estas ideas generales a nuestras especiales características. De las peculiaridades que dan el marco al desarrollo de los acontecimientos sociales en esta región del mundo, no debe inferirse que existan excepciones históricas; simplemente, en el marco general de la teoría, hija de la experiencia, cabe el caso específico de la situación cubana que agrega nuevas experiencias al movimiento obrero del mundo. El manual nos enseña con meridiana claridad qué es un partido marxista-leninista: “personas fundidas por una comunidad de ideas que se agrupan para dar vida a las concepciones marxistas, es decir, para llevar a cabo la misión histórica de la clase obrera”. Explica además cómo un partido no puede vivir aislado de la masa, cómo debe estar en permanente contacto con ella, cómo debe ejercer la crítica y la autocrítica y ser muy severo con sus propios errores; cómo no debe basarse solamente en conceptos negativos de lucha contra algo, sino también en conceptos positivos de lucha por algo, cómo los partidos marxistas no pueden cruzarse de brazos esperando que las condiciones objetivas y subjetivas, formadas a través del complejo mecanismo de la lucha de clases, alcancen todos los requisitos necesarios para que el poder caiga en
manos del pueblo como una fruta madura. Enseña el papel dirigente y catalizador de este partido, vanguardia de la clase obrera, dirigente de su clase, que sabe mostrarle el camino el triunfo y acelerar el paso hacia nuevas situaciones sociales. Insiste en que aún en los momentos de reflujo social, es necesario saber retroceder y mantener firmes los cuadros para apoyarse en la próxima ola y avanzar más lejos, hacia el fin fundamental del partido en la primera época revolucionaria, que es la obtención del poder. Y es lógico que este partido lo sea de clase. Un partido marxista-leninista mal podría ser de otra manera; su misión es buscar el camino más corto para lograr la dictadura del proletariado y sus militantes más valiosos, sus cuadros dirigentes y su táctica salen de la clase obrera. No puede concebirse que la construcción del socialismo se inicie con un partido de la clase burguesa, con un partido que tuviera entre sus integrantes una buena cantidad de explotadores y éstos fueran encargados de fijar su línea política. Evidentemente, una agrupación de ese tipo sólo puede dirigir la lucha en una etapa de liberación nacional, hasta ciertos niveles y en determinadas circunstancias. En el momento siguiente, la clase revolucionaria se convertiría en reaccionaria y se establecerían nuevas condiciones que obligarán a la aparición del partido marxistaleninista como dirigente de la lucha revolucionaria. Y ya, en América al menos, es prácticamente imposible hablar de movimientos de liberación dirigidos por la burguesía. La revolución cubana ha polarizado fuerzas; frente al dilema pueblo o imperialismo, las débiles burguesías nacionales eligen el imperialismo y traicionan definitivamente a su país. Se pierde casi totalmente la posibilidad de que en esta parte del mundo se produzca un tránsito pacífico al socialismo. Si el partido marxista-leninista es capaz de prever las etapas históricas a sobrevenir y es capaz de convertirse en bandera y vanguardia de un pueblo aún antes de haber liquidado la etapa de liberación nacional —tratándose de nuestros países colonizados— entonces ese partido habrá cumplido una doble misión histórica y podrá afrontar las tareas de 7
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la construcción del socialismo con más fuerza, con más prestigio entre las masas. Luego vienen la experiencia cubana; experiencia rica por todo lo que tiene de nuevo, por todo lo que tiene de vigoroso en esta época de desarrollo de la revolución americana y también por lo rico en enseñanzas que son sus errores, analizados y corregidos públicamente, en contacto con las masa y ante el juicio de la opinión pública. Particularmente importantes son los discursos del compañero Fidel referidos al Partido Unido de la Revolución Socialista y a los métodos de trabajo empleados en las ori que marcan dos etapas fundamentales de nuestro desarrollo. En la primera se expresa la confusión franca de un revolucionario cabal que ha llegado al pináculo del camino ascendente de la evolución de su pensamiento y proclama sin dudas, ante el mundo, su profesión de marxista-leninista. Pero lo hace, no como una simple afirmación verbal, sino mostrando los rasgos, los hechos más salientes de la evolución del dirigente, de la evolución del movimiento y del partido hacia una conjugación destinada a integrar el Partido Unido de la Revolución Socialista. Analizándose a sí mismo, el compañero Fidel reconoce la cantidad de concepciones regresivas que el medio había inculcado en él; cuenta cómo instintivamente fue luchando contra esas concepciones y forjándose en la lucha, cuenta de sus dudas y explica el por qué de esas dudas y cómo se resolvieron. Es esta etapa el Movimiento 26 de Julio constituía algo nuevo, muy difícil de definir; Fidel Castro, héroe del Moncada, prisionero de Isla de Pinos, entrena un grupo de expedicionarios que tiene como misión alcanzar las costas de Oriente, iniciar el incendio revolucionario de la provincia y separarla del resto de la isla en un primer momento o avanzar inconteniblemente, de acuerdo con las condiciones objetivas, hasta la propia Habana, en una sucesión de victorias más o menos sangrientas. La realidad golpeó sobre nosotros; no estaban dadas todas las condiciones subjetivas necesarias para que aquel intento cristalizara, no se habían seguido todas las reglas de la guerra revolucionaria que después aprenderíamos con nuestra sangre y la sangre de nuestros hermanos en dos años de dura lucha. Fuimos derrotados y allí comenzó la más importante historia de nuestro movimiento. Allí se mostró su verdadera fuerza, su verdadero mérito histórico; nos dimos cuenta de los errores tácticos cometidos y de que faltaban algunos factores subjetivos importantes; el pueblo tenía conciencia de la necesidad de un cambio, faltaba la certeza de su posibilidad. Crearla era la tarea, y en la Sierra Maestra comienza el largo proceso que sirve de catalizador al movimiento entero 8
de la Isla y que va provocando huracanes ininterrumpidos, incendios revolucionarios ininterrumpidos en todo el territorio. Se empieza a demostrar con los hechos que el Ejército Revolucionario, con la fe y el entusiasmo del pueblo correctamente encaminados, en condiciones favorables para la lucha, puede ir aumentando su fuerza mediante el adecuado uso de las armas y destruir un día el ejército enemigo. Esa es una gran lección en nuestra historia. Antes de lograr el triunfo, ha ido cambiando la correlación de fuerzas hasta convertirse en inmensamente favorable al movimiento revolucionario; se han creado las condiciones subjetivas necesarias para realizar el cambio y provocado la crisis de poder esencial para el mismo. Se da una nueva experiencia revolucionaria a América, se demuestra cómo las grandes verdades del marxismo-leninismo se cumplen siempre; en este caso, que la misión de los dirigentes y de los partidos es la de crear todas las condiciones necesarias para la toma de poder y no convertirse en nuevos espectadores de la ola revolucionaria que va naciendo en el seno del pueblo. Al mismo tiempo, al mostrar la necesidad de que los núcleos armados que defienden la soberanía popular están a cubierto de sorpresas, de ataques, de aniquilamientos, indica la importancia de que la lucha armada tenga por escenario los terrenos más favorables a la guerra de guerrillas, es decir, los lugares más accidentados de las zonas rurales. Ese es otro aporte de la revolución a nuestra lucha de emancipación americana; del campo se va a la ciudad, de menos a mayor, creando el movimiento revolucionario que culmina en La Habana. En otra parte Fidel expresa claramente: condición esencial del revolucionario es saber interpretar la realidad. Refiriéndose a la huelga de abril, explica cómo no supimos interpretarla en ese momento y por ello sufrimos una catástrofe. ¿Por qué se declara la huelga de abril? Porque había en el seno del movimiento una serie de contradicciones que nosotros llamamos de la Sierra y del Llano y que se hacía patentes a través del análisis de los elementos considerados fundamentales para decidir la luchas armada, los que eran diametralmente diferentes en cada una de las alas. La Sierra estaba dispuesta a derrotar al ejército cuantas veces fuera necesario, ir ganándole batalla tras batalla, conquistando sus armamentos y llegar algún día a la toma total del poder sobre la base de su Ejército Rebelde. El Llano era partidario de la lucha armada general en todo el país con un epílogo de huelga general revolucionaria que expulsara a la dictadura batistiana y sentara la autoridad de los “civiles” como gobernantes convirtiendo al nuevo ejército “apolítico”.
Tercer trimestre de 2010
El choque de esta tesis es continuo y no es lo más adecuado para la unidad de mando que se requiere en momentos como éste. La huelga de abril es preparada y decretada por el Llano con la anuencia de la dirección de la Sierra que no se siente capaz de impedirla, aunque tiene serias dudas sobre su resultado y con las expresas reservas del PSP que advierte el peligro a tiempo. Los comandantes revolucionarios van al Llano para ayudarla y así Camilo Cienfuegos, nuestro inolvidable Jefe del Ejército, empieza a hacer sus primeras incursiones en la zona de Bayamo. Estas contradicciones tiene una raíz más honda que las discrepancias tácticas: el Ejército Rebelde ya es ideológicamente proletario y piensa en función de clase desposeída; el Llano todavía sigue pequeño burgués, con futuros traidores en su dirección y muy influenciado por el medio en que se desenvuelve. Era una lucha menos por el control interno, en el marco de la gran lucha revolucionaria por el poder. Los recientes acontecimientos de Argelia se explican claramente por analogía con la revolución cubana: el ala revolucionaria no se deja desplazar del poder y lucha conquistándolo íntegro, el Ejército de Liberación es el representante genuino de la revolución que triunfa. Los choques se suceden periódicamente y solamente se logra la unidad de mando (todavía no acatada por todos, sin embargo) cuando Fidel es nombrado primer ministro, algunos meses después de logrado el triunfo de la revolución. Hasta ese momento ¿qué habíamos hecho?; habíamos adquirido, como dijera Fidel, el derecho a empezar. Sólo habíamos culminado una etapa que se basaba en la lucha a muerte contra el sistema establecido en Cuba, representado en el dictador Batista, pero el hecho de seguir consecuentemente una línea revolucionaria tendente a mejorar el estado de nuestra sociedad y liberarla lo más posible de todas la trabas económicas, nos llevaba por fuerza a una lucha frontal con el imperialismo. Para el desarrollo y profundización de nuestra ideología el imperialismo ha sido un factor muy importante; cada golpe que nos daba precisaba una respuesta; cada vez que reaccionaban los yanquis, con su soberbia habitual, tomando alguna medida contra Cuba, nosotros teníamos que tomar la contramedida necesaria y de esta manera iba profundizándose la revolución. El Partido Socialista Popular entraba en este frente y los compañeros de vieja militancia revolucionaria y los compañeros que llegaban al poder a través de la luchas en la Sierra empezaban una tarea de fusión. Ya en ese momento Fidel advertía contra algunos peligros del sectarismo y criticaba al que restregara en la nariz de otros los 15 o 20 años de militancia y el sectarismo de las barbas en la Sierra o del tiratiros de la ciudad.
En la época de la lucha armada había un grupo de compañeros que trataban de defender al movimiento del aparente caudillismo del compañero Fidel y cometieron el mismo error, que se repitiera después en la época del sectarismo, de confundir los grandes méritos del dirigente, los grandes méritos del líder de la revolución y sus innegables dotes de mando, con el individuo cuya única preocupación era asegurarse el apoyo incondicional de los suyos y establecer un sistema de caudillaje. Fue una lucha de principios falsos llevada por un grupo de compañeros, lucha que no terminó siquiera el primer de enero o el momento en que Fidel asumiera el cargo de primer ministro, sino mucho después, cuando el ala derecha del 26 de Julio era destrozada. Así cayeron, por oponerse a la voluntad popular, Urrutia, Miró Cardona, Ray, Hubert Matos, David Salvador y tantos otros traidores. Surge, después de la victoria total contra el ala derecha, la necesidad de estructurar un partido: el Partido Unido de la Revolución, exponente del marxismo-leninismo en las condiciones de Cuba. Debiera ser un organismo ligado a las masas y por cuadros estrictamente seleccionados, de una organización centralizada y elástica a la vez y, para todo ello, confiábamos ciegamente en la autoridad ganada en muchos años de lucha por el Partido Socialista Popular, haciendo dejación casi total de nuestros criterios organizativos. De esta manera se fueron creando una serie de condiciones para que madurara el fruto del sectarismo. En el proceso de estructuración, el compañero Aníbal Escalante se encargaba de la organización y comenzaba una etapa negra aunque, felizmente, muy corta, de nuestro desarrollo. Se erraba en los métodos de dirección; el partido perdía sus cualidades esenciales de ligazón a las masas, del ejercicio del centralismo democrático y del espíritu de sacrificio. Recurriendo a veces, a verdaderos malabarismos se colocaban gentes sin experiencia y sin méritos en lugares dirigentes, por el hecho de haberse acomodado a la situación imperante. Las ori pierden su función de motor ideológico —y de control de todo el aparato productivo a través de esta función— y pasa a ser un aparato administrativo; en estas condiciones, los llamados de alerta que debían venir de las provincias, explicando la serie de problemas que allí existían, se perdían, porque quienes debían analizar el trabajo de los funcionarios administrativos eran precisamente los dirigentes del núcleo que cumplían una doble función de partido y de administración pública. La etapa de los conceptos equivocados, de las equivocaciones garrafales y de los trasplantes mecánicos ha finalizado, afortunadamente. Las viejas bases en que se fundara este engendro sectario se han roto. 9
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Frente a los interrogantes, la decisión de la dirección nacional presidida por Fidel fue volver a las masas, recurrir a las masas, y así se estableció el sistema de consulta de todos los centros de trabajo para la elección de los obreros ejemplares por la masa, la posibilidad de ser seleccionados para integrar los núcleos del partido, de un partido íntimamente unido a ellas. Como parte de los cambios del partido se reformó el sistema de educación, premiando con ella, no como en momentos pasados, a los amigos, a los “claros”, a los “bachilleres del marxismo”, sino a los mejores trabajadores, a los hombres que han demostrado con su actitud frente a la revolución, con su trabajo diario y su entusiasmo y espíritu de sacrificio las superiores dotes de miembro del partido dirigente. De acuerdo con eso se han cambiado todos los criterios y empieza una nueva época de vigorización del partido y de los métodos. Se abre ante nosotros un amplio y luminoso camino de construcción socialista en la que al partido le toca la tarea de conducción. Esa conducción no será la de la orden mecánica y burocrática, la del control estrecho y sectario, la del mandar hacer, la del consejo que debe seguirse en cuanto a expresión verbal y no por constituir un ejemplo vivo, la del privilegio de las ideas o de la historia pasada. El partido del futuro estará íntimamente unido a las masas y absorberá de ellas las grandes ideas que después se plasmarán en directivas concretas; un partido que aplicará rígidamente su disciplina de acuerdo con el centralismo democrático y, al mismo tiempo, donde existan, permanentes, la discusión, la crítica y la autocrítica abiertas, para mejorar el trabajo continuamente. Será en esta etapa un partido de cuadros, de los mejores, y éstos deberán cumplir su tarea dinámica de estar en contacto con el pueblo, transmitir las experiencias hacia las esferas superiores, transmitir a las masas las directivas concretas y ponerse en marcha al frente de éstas. Primeros en el estudio, primeros en el trabajo, primeros en el entusiasmo revolucionario, primeros en el sacrificio; en todo momento los más buenos, más puros, más humanos que todos los otros, deben ser los cuadros de nuestro partido. Porque hay que recordar siempre que el marxista no es una máquina automática y fanática dirigida, como un torpedo, mediante un servomecanismo hacia un objetivo determinado. De este problema se ocupa expresamente Fidel en una de sus intervenciones: ¿Quién ha dicho que el marxismo es la renuncia de los sentimientos humanos, al compañerismo, al amor al compañero, al respeto al compañero, a la consideración al compañero? ¿Quién ha dicho que el marxismo es no tener alma, no tener senti-
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mientos? Si precisamente fue el amor al hombre lo que engendró el marxismo, fue el amor al hombre, a la humanidad, el deseo de combatir la desdicha del proletariado, el deseo de combatir la miseria, la injusticia, el calvario y toda la explotación sufrida por el proletariado, lo que hace que de la mente de Carlos Marx surja el marxismo cuando precisamente podía surgir el marxismo, cuando precisamente podía surgir una posibilidad real y más que una posibilidad real, la necesidad histórica de la revolución social de la cual fue intérprete Carlos Marx. Pero, ¿qué lo hizo ser ese intérprete sino el caudal de sentimientos humanos de hombres como él, como Engels, como Lenin?
Esta apreciación de Fidel es fundamental para el militante del nuevo partido, recuérdenlo siempre, compañeros, grábenselo en la memoria como su arma más eficaz contra todas las desviaciones. El marxista debe ser el mejor, el más cabal, el más completo de los seres humanos pero, siempre, por sobre todas las cosas, un ser humano; un militante de un partido que vive y vibra en contacto con las masas; un orientador que plasma en directivas concretas los deseos a veces oscuros de la masa; un trabajador incansable que entrega todo a su pueblo; un trabajador sufrido que entrega sus horas de descanso, su tranquilidad personal, su familia o su vida a la revolución, pero nunca es ajeno al calor del contacto humano. En el terreno internacional nuestro partido tendrá deberes importantísimos; como el primer país socialista de América, un ejemplo a seguir por otros países, una experiencia viva para ser captada por los demás partidos hermanos; una experiencia viviente, repetida y cambiante, que muestra a la luz del conocimiento público todos sus aciertos y sus errores. En esta forma su ejemplo es más didáctico y no tiene la aspiración de ser elevado solamente ante quienes han hecho profesión de fe del marxismo-leninismo, sino ante las masas populares de América. La Segunda Declaración de La Habana es una guía para el proletariado, el campesinado y los intelectuales revolucionarios de América; nuestra propia actitud será guía permanente. Debemos ser dignos de ese lugar que tenemos, debemos trabajar todos los días pensando en nuestra América y fortalecer más y más las bases de nuestro estado, su organización económica y su desarrollo político, para poder también, al mismo tiempo que nos superamos internamente, convencer más y más a los pueblos de América de la posibilidad práctica de iniciar el camino del desarrollo socialista, en la etapa actual de correlación de fuerzas internacionales. Todo esto sin olvidarnos de que nuestra capacidad emocional frente a los desmanes de los agresores y los sufrimientos de los pueblos, no puede estar limitada al marco de América, ni siquiera al marco
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de América y los países socialistas juntos; debemos practicar el verdadero internacionalismo proletario, recibir como afrenta propia toda agresión, toda afrenta, todo acto que vaya contra la dignidad del hombre, contra su felicidad en cualquier lugar del mundo. Nosotros, militantes de un partido nuevo, en una nueva región liberada del mundo y en nuevas situaciones, debemos mantener siempre en alto la misma bandera de dignidad humana que alzara nuestro
Martí, guía de muchas generaciones, presente hoy con su frescura de siempre en la realidad de Cuba: “Todo hombre verdadero debe sentir en la mejilla el golpe dado a cualquier mejilla de hombre”. 1.
Nota
Prólogo al libro El partido marxista-leninista, publicado por la dirección nacional del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba, La Habana, 1963.
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Las seis características fundamentales de un partido comunista1 (fragmento) Álvaro Cunhal l cuadro de las fuerzas revolucionarias existentes E en el mundo se alteró en las últimas décadas del siglo xx.
El movimiento comunista internacional y los partidos, sus componentes, sufrieron profundas modificaciones, resultado del derrumbamiento de la URSS y de otros países socialistas, y del éxito del capitalismo en la competencia con el socialismo. Hay partidos que renegaron de su pasado de lucha, y de su naturaleza de clase, y de su objetivo de una sociedad socialista y de su teoría revolucionaria. En algunos casos se transformaron en partidos integrados al sistema y acabarán por desaparecer. Esta nueva situación en el movimiento comunista internacional abrió en la sociedad un espacio (vacío) en el cual tomarán particular relevancia otros partidos revolucionarios, que en las condiciones concretas de sus países, se identificarán con los partidos comunistas en aspectos importante y por veces fundamentales de sus objetivos y de su acción. Por eso, cuando se habla hoy del movimiento comunista internacional, no se puede, como en tiempos se hacía, colocar una frontera entre partidos comunistas y cualesquier otros partidos revolucionarios. El movimiento comunista pasó a tener (en movimiento) una nueva composición y nuevos límites. Estos acontecimientos no significan que partidos comunistas, con su propia identidad, no hagan falta en la sociedad. Por el contrario. Con las características fundamentales de su identidad, partidos comunistas son necesarios, indispensables e insustituibles, teniendo en cuenta que así como no existe un modelo de sociedad socialista, no existe un modelo de partido comunista. Entretanto, con diferenciadas respuestas concretas a situaciones concretas, pueden apuntarse seis características fundamentales de identidad de un partido comunista, tenga este u otro nombre. 1. Ser un partido completamente independiente de los intereses, de la ideología, de las presiones y amenazas de las fuerzas del capital. Se trata de una independencia (del partido y de la clase, elemento constitutivo) de la identidad de un partido comunista. Se afirma en la propia acción, en los propios objetivos, en la propia ideología.
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La ruptura con estas características esenciales en ningún caso es una manifestación de independencia más, por el contrario, es, en sí misma, la renuncia a ella. 2. Ser un partido de la clase obrera, de los trabajadores en general, de los explotados y oprimidos. Siguiendo la estructura social de la sociedad en cada país, la composición social de los miembros del partido y de su base de apoyo puede ser muy diversificada. En cualquier caso, es esencial que el partido no esté encerrado en sí, no este vuelto para adentro, más, si volcado para afuera, para la sociedad, lo que significa, no solo más que antes, que este estrechamente ligado a la clase obrera y a las masas trabajadoras. No teniendo esto en cuenta, la perdida de la naturaleza de clase del partido ha llevado a la caída vertical de la fuerza de algunos y, en ciertos casos, a su autodestrucción y desaparición. La sustitución de la naturaleza de clase del partido por la concepción de un partido de los ciudadanos significa ocultar que hay ciudadanos explotadores y ciudadanos explotados y conducir al partido a una posición neutral en la lucha de clases, que en la práctica desarma al partido y a la clases explotadas y hace del partido un instrumento, un apéndice de la política de las clases explotadoras dominantes. 3. Ser un partido con una vida democrática interna y una única dirección central. La democracia interna es particularmente rica en virtudes señaladas: trabajo colectivo, dirección colectiva, congresos, asambleas, debates en todo el partido de las cuestiones fundamentales de la orientación y la acción política, descentralización de responsabilidades y elección de los órganos de dirección central y de todas las organizaciones. La aplicación de estos principios tiene que corresponder a la situación política e histórica en que el partido actúa. En las condiciones de ilegalidad y represión, la democracia es limitada por el imperativo de la defensa. En una democracia burguesa, las apuntadas virtudes pueden conocer, y es deseable que conozcan, una muy vasta y profunda aplicación.
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4. Ser un partido simultáneamente internacionalista y defensor de los intereses del país respectivo. Al contrario de lo que en cierta época fue defendido en el movimiento comunista, no existe contradicción entre estos dos elementos de la orientación y acción de los partidos comunistas. Cada partido es solidario con los partidos, los trabajadores y los pueblos de otros países. Más es un defensor convicto de los intereses y derechos de su propio pueblo y país. La expresión de partido patriótico e internacionalista tiene plena actualidad en este finalizar del siglo xx. Puede en la actitud internacionalista, incluirse, como valor, la lucha en el propio país, la relación de solidaridad pararon los trabajadores y los pueblos de otros países. 5. Ser un partido que define como su objetivo, la construcción de una sociedad sin explotados ni explotadores, una sociedad socialista. Este objetivo tiene también plena actualidad. Más las experiencias positivas y negativas de la construcción del socialismo en una serie de países y los profundos cambios en la situación mundial, obligan a un análisis crítico del pasado y a una redefinición de la sociedad socialista como objetivo de los partidos comunistas. 6. Ser un partido portador de una teoría revolucionaria, el marxismo-leninismo, que no sólo hace posible explicar al mundo, sino que indica el camino para transformarlo. Desmintiendo todas las calumniosas campañas anticomunistas, el marxismo-leninismo es una teoría viva, antidogmática, dialéctica, creativa, que se enriquece con la práctica y con las respuestas que es llamada a dar a las nuevas situaciones y a los nuevos fenómenos. Dinamiza la práctica, se enriquece al desarrollarse creativamente con las lecciones de la práctica. Marx en El Capital, y Marx y Engels en el Manifiesto del Partido Comunista analizaron y definieron las carac-
terísticas fundamentales del capitalismo. El desarrollo del capitalismo sufrió, sin embargo, en la segunda mitad del siglo xix, una importante modificación. La concurrencia condujo a la concentración y la concentración al monopolio. Se debe a Lenin, en su obra El imperialismo, fase superior del capitalismo, la definición del capitalismo en los finales del siglo xix. Extraordinario valor tienen estos desarrollos de la teoría. E igual valor tiene la investigación y la sistematización de los conocimientos teóricos. En una síntesis de extraordinario rigor y claridad, un célebre artículo de Lenin indica las tres fuentes y tres partes constitutivas del marxismo. En la filosofía, el materialismo dialéctico y su aplicación a la sociedad. En la economía política, el análisis y la explicación del capitalismo y de la explotación, cuya piedra angular es la teoría de la plusvalía. En la teoría del socialismo, la definición de una sociedad nueva con la abolición de la explotación del hombre por el hombre. A lo largo del siglo xx, acompañando las transformaciones sociales, nuevas y numerosas reflexiones teóricas tuvieron lugar en el movimiento comunista. Sin embargo, reflexiones dispersas, contradictorias, haciendo difícil distinguir lo que son desarrollos teóricos, de lo que es la actividad revisionista de principios fundamentales. De ahí el carácter imperativo de los debates, sin ideas hechas ni verdades absolutizadas, procurando no llegar a conclusiones tenidas en definitivo, pero sí para profundizar en la reflexión común.
Nota
1 Ponencia presentada en el Encuentro Internacional “Vigencia y actualización del marxismo”, organizado por la Fundación Rodney Arismendi, en Montevideo, del 13 al 15 de septiembre de 2001.
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El partido: su organización (fragmentos)
Marta Harnecker / Gabriela Uribe
iii. la división del trabajo en el partido l partido de la clase obrera debe ser un partido que E se organiza de cuerdo a métodos científicos de trabajo. No puede usar métodos artesanales donde todos
hacen de todo, sin que exista una especialización en las funciones. Métodos de trabajo de este tipo lo único que hacen es, por una parte, derrochar las fuerzas que existen y, por otra, no aprovechar una gran cantidad de fuerzas que puedan ponerse en acción. La división del trabajo dentro de la propia organización permite aprovechar mejor las fuerzas y los recursos con que se cuenta. Pero no sólo eso, sino que mientras más diversas son las labores dentro de la obra común, más fácil será encontrar las personas capaces de ejecutar cada una de ellas. Lo importante es que cada militante sea capaz de desarrollar su trabajo parcial dentro del gran trabajador colectivo1 que es el partido obrero. Es decir, debe saber integrar su tarea parcial al trabajo de conjunto del partido. Por otra parte, existen innumerables tareas parciales que las pueden desempeñar representantes de las clase más diversas, que, aunque jamás van a ser militantes del partido obrero, están dispuestos a realizar tareas de apoyo a la organización que son muy importantes. Pero no sólo es conveniente la especialización de funciones dentro de los propios militantes y simpatizantes de la organización. Es importante que los comités locales se encarguen también de tareas específicas, logrando especializarse en alguna función práctica. Por ejemplo: si en un sector hay obreros gráficos que tienen una imprenta, ese comité local podrá encargarse de imprimir la propaganda del partido. La única forma en que la dirección central puede dejar de ser un organismo donde sólo se discute, se aconseja y se convence, para pasar a ser efectivamente quien dirige la orquesta, es necesario que sepa exactamente quién toca cada instrumento, en qué lugar, quién enseñó y aprendió a usarlo, dón-
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de y cómo lo hace, quién es el responsable y a quién hay que remplazar cuando la orquesta comienza a sonar mal. Dentro de las grandes líneas de la división del trabajo entre los militantes del partido, debemos distinguir las siguientes tareas: a) tareas de elaboración y discusión teórica. b) tareas de propaganda. c) tareas de agitación. d) tareas de organización. a) Tareas de elaboración y discusión teórica Ella es fundamental, ya que todo partido revolucionario debe elaborara la teoría de su propia revolución. ¿Qué queremos decir con esto? Que para hacer la revolucionen un país determinado, para hacer la revolución en Chile , por ejemplo, no se pueden aplicar los principios del marxismo en forma mecánica, como una receta que ya contiene todas las indicaciones que son necesarias para curar la enfermedad del capitalismo y llegar al socialismo en nuestro país. El marxismo es la teoría general de la sociedad, y por lo tanto no nos dice cómo es Chile y cómo debemos actuar nosotros para transformarlo. Pero el marxismo es el instrumento que tenemos que usar para conocer nuestra realidad. Nos permite primero hacer un diagnóstico de la realidad que vive nuestro país y luego señalar las grandes líneas por las que debe encaminarse nuestra acción para transformar esa realidad. El marxismo nos indica qué es lo que tenemos que estudiar de nuestro país para conocerlo y transformarlo. Tenemos que conocer en primer lugar su economía: estudiar las diversas formas en que se producen los bienes materiales, determinar cuál de estas relaciones de producción es la dominante, y cómo se combina con las demás; debemos descubrir el punto fuerte y el punto débil de nuestra economía, qué contradicciones son las más agudas, etc. En segundo lugar, tenemos que saber cómo repercute esta situación de la economía, de la infraestructura de nuestro país, en el nivel de las ideas y de las leyes, las for-
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mas de gobierno, los aparatos represivos del Estado, etc., es decir, el nivel de la superestructura ideológica y política. Por último, tenemos que estudiar la correlación de fuerzas: es decir, el número y el estado de preparación de las masas que están por la transformación de la sociedad, en comparación con las fuerzas de aquellos que defienden el actual estado de cosas. Esto significa saber quiénes son nuestros enemigos y quiénes son nuestros amigos, sus puntos fuertes y sus puntos débiles. Por otra parte, el marxismo nos señala la importancia de la historia para comprender la realidad. Es por ello que este estudio de la realidad de un país debe comprender la historia de sus transformaciones económicas, de su vida política, y fundamentalmente, la historia del movimiento obrero, de su tradición de lucha del desarrollo de sus organizaciones y de su nivel de conciencia política. Sólo mediante un conocimiento muy acabado de la realidad concreta del país se puede elaborar una teoría revolucionaria que corresponda a esta realidad concreta y no a otra. Hacer “la teoría de la propia revolución” consiste, entonces, en señalar cuál es el camino que debe seguir un determinado proceso revolucionario de acuerdo a las características propias del país. Esta “teoría de la propia revolución” se manifiesta en lo que se llama: “la línea política del partido revolucionario de ese país”. Esta línea política debe contener orientaciones a largo plazo y orientaciones a corto plazo. En el caso chileno, el programa de la UP indica el camino propio a través del cual se crean las condiciones para iniciar el socialismo en nuestro país. Es importante insistir en que toda revolución ha sido, es y seguirá siendo un proceso único para cada país. No se ha repetido nunca de la misma manera, en todo lo que tiene de original, la experiencia rusa, china, cubana o vietnamita. ¿Quiere decir, entonces, que los revolucionarios no sacan nada con conocer esas experiencias, que no hay que tomarlas en cuenta para nada? Por el contrario, los aciertos y los errores que se han producido en la conducción de otros movimientos revolucionarios deben ser aprovechados por los revolucionarios de otros países para ir perfeccionando su lucha. Pero para ello es necesario estudiar estos procesos en forma crítica y así saber qué corresponde a la situación particular de otros países y qué constituye una experiencia que puede ser aprovechada en el propio país. Por último, las tareas de elaboración y discusión teórica dentro del partido es necesaria para encarar las divergencias que se producen en la vida interna de todo partido y con otras fuerzas de izquierda. Ellas se
refieren fundamentalmente a la forma como se debe conducir la lucha de clases y el proceso revolucionario. Esta es una lucha ideológica que el partido debe ser capaz de desarrollar en la forma más amplia posible. Ello permite educar políticamente a los militantes. De esta manera el partido puede plantear a las masas una línea de acción clara y unitaria, que sus miembros sabrán defender y llevar adelante porque han participado en elaborarla y discutirla. Por todas estas razones, el partido del proletariado debe contar con cuadros preparados para desarrollar esta labor teórica. b) Tareas de propaganda El partido debe desarrollar una amplia labor de propaganda. Esto significa una labor constante de denuncia y explicación de los grandes problemas que aquejan a nuestro país. Por ejemplo, frente a la cesantía o inflación, explicara cómo estas situaciones son el resultado del régimen capitalista, de su funcionamiento mismo. Demostrar que ellas son la forma en que aparecen las contradicciones internas del sistema y que, por lo tanto, estos problemas sólo tendrán solución cuando se destruya totalmente la sociedad capitalista y se establezca una nueva sociedad. Esta es una tarea educativa que proporciona instrumentos teóricos para la discusión y acción política de los militantes con las masas, los arma ideológicamente para llevar adelante la lucha hasta sus últimas consecuencias. Esta tarea se realiza, fundamentalmente, por medio de informes escritos, de boletines, o por medio de seminarios o charlas periódicas. Para ello el partido debe contar con cuadros propagandistas encargados de llevar adelante esta tarea y destinar los recursos necesarios para ello. Los propagandistas deben ser cuadros con una buena preparación teórica, y sobre todo, con una gran capacidad pedagógica para poner en palabras sencillas, al alcance de todos, las materias que tiene que desarrollar. Es conveniente, al mismo tiempo, que puedan trasladarse de un lugar a otro para colaborar en tareas de propaganda allí donde sean más necesarias. c) Tareas de agitación Pero no basta con este análisis de los problemas más generales de la sociedad capitalista. Es necesario desarrollar en forma constante la labor de agitación frente a cada situación de conflicto diario con que se enfrentan las masas. En cada frente de trabajo, en la población, en la escuela, surgen a diario conflictos que es necesario analizar y señalar a qué se deben. La ideología 15
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dominante tiende a imponer a la masa una actitud pasiva frente a ellos, a que los acepten como un mal necesario y sin importancia. El deber del partido, de sus militantes, es llamar la atención sobre cada conflicto y denunciar cuál es la verdadera causa que lo produce. Así, por ejemplo, frente a la mala situación en que se encuentra la familia de un compañero que ha quedado cesante porque ya es muy viejo, es necesario hacer ver que el trabajo de toda la vida del obrero ha enriquecido al patrón y no al obrero; que quien lo ha explotado no se preocupa para nada de la situación en que queda el obrero, que, a pesar de las leyes sociales que los obreros han conquistado, el patrón se las arregla para burlarlas. Se trata en este caso de hacer ver la injusticia del sistema, crear una reacción de indignación frente a ella e indicar que la situación de los obreros sólo cambiará con un sistema social distinto. La agitación sólo toma un problema, explica su causa y saca de allí una conclusión política. No hace una explicación de la cesantía en general, como en el caso anterior, ya que su objetivo no es hacer una educación política acabada a la masa, sino sólo llamar su atención sobre cada problema, para producir su reacción de rebeldía y señalar cuáles son sus verdaderos intereses de clase. A la vez debe impulsar a la masa a la acción para solucionar el problema en particular. En el ejemplo dado, presionar al patrón para que cumpla con las leyes sociales en la industria. El agitador debe tener condiciones de buen orador y debe ser profundo conocedor de la masa a quien dirige. Por ello, a diferencia del propagandista, debe dedicarse a hacer un trabajo político en un sector determinado de la población. No necesita una gran formación teórica. Basta que posea una visión general de las cosas. La cualidad más importante es un agitador es su capacidad de comunicarse emocionalmente con el grupo a quien dirige la palabra. El agitador debe estar presente en todas las manifestaciones espontáneas de la lucha de la clase obrera. Debe ayudar a los obreros a orientarse en las diversas cuestiones, a formular sus reivindicaciones. Debe organizar denuncias políticas en todos los terrenos, no sólo en el terreno económico. Debe hacer que las masas reaccionen contra los abusos que sufren todas las clases de la sociedad. d) tareas de organización Estas tareas son fundamentales para que el partido cumpla sus funciones de vanguardia de la clase obrera. Ellas son de dos tipos: tareas internas y, dirigidas al mantenimiento y desarrollo de la organización del partido, y tareas externas, dirigidas a crear y fortalecer las organizaciones de masas. 16
— Tareas internas. El partido debe mantener su organización, vigilando el buen funcionamiento de los organismos a los distintos niveles. Esto significa cuidar que los organismos de base tengan vida propia, que desarrollen la iniciativa, sin esperarlo todo de los organismo regionales o centrales. Pero a la vez éstos deben informar constantemente de su labor y exigir información y controlar a los organismos superiores. Los organismos superiores deben coordinar las acciones de los organismos de base, repartir las tareas para evitar la dispersión de los esfuerzos, establecer mecanismos de comunicación rápida y permanente con ellos, que permitan al partido movilizarse como un todo. Pero también es necesario desarrollar la organización incorporando al partido a los mejores elementos de la masa. Para que su ingreso pueda ser controlado, sometido a prueba, el nuevo integrante debe ser informado de los principios de organización y disciplina del partido. Sólo así podrá demostrar que los respeta y que puede pasar a formar parte de la vanguardia del proletariado. — Tareas externas. Nada saca un partido revolucionario con estar muy bien organizado internamente, con tener ideas muy claras, con tener propagandistas y agitadores, si no lograr organizar a la masa para que ella tome iniciativas que impulsen el proceso revolucionario hacia delante. El partido debe impulsar la creación y el desarrollo de las organizaciones de masas tanto en los centros de trabajo como en las poblaciones, en los barrios, en el campo, etc. Los militantes deben participar activamente en sindicatos, juntas de vecinos, centros de madres, clubes juveniles, centros culturales, etc. En ellos los militantes deben destacarse por su trabajo serio, su dedicación, su responsabilidad, pero no deben pretender ser los únicos integrantes o acaparar los puestos de dirección. Muy por el contrario, deben lograr que en estas organizaciones de masas participe la mayoría del pueblo y que se destaquen cuadros dirigentes salidos de la masa misma. Hay militantes especialmente dotados para estas tareas de organización: militantes con iniciativa ejecutiva, capacidad de mando, capaces de tomar en cuenta todos los detalles para poner en práctica determinadas tareas, dotados de imaginación para establecer los mecanismos que ayuden a mantener y desarrollar la organización. Concluiremos diciendo que la tarea del partido es muy grande y que hay que aprovechar las fuerzas de que dispone de la mejor forma posible. Por ello el par-
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tido debe tener en cuenta las características de cada militante para signarle las tareas que, de acuerdo a sus aptitudes, va a poder realizar mejor. Es necesario además que cada vez que se planifique y acuerde una tareas, se controle su cumplimiento. No basta que el militante acepte cumplirla: debe informar al organismo correspondiente de cómo la está realizando, de las dificultades y los éxitos que va obteniendo. El resto de los militantes deben ayudar a este control, pidiendo cuenta a los encargados acerca de su gestión, y estar dispuestos a colaborar con él o a remplazarlo si no es capaz de cumplir.
En un organismo en el que se divide el trabajo, el no cumplimiento de las tareas que cada uno debe llevar a cabo puede acarrear graves trastornos en el trabajo colectivo y poner en peligro el partido y los objetivos que éste se ha trazado. 1
Nota
Se llama trabajador colectivo al conjunto de trabajadores de la empresa moderna que realiza distintas funciones parciales dentro del proceso de producción [...] El partido puede compararse con un gran trabajador colectivo, ya que dentro de él los militantes realizan diversas tareas que se coordinan entre sí para lograr un objetivo común.
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El imperialismo y la escisión del socialismo (fragmento)
Vladímir Ílich Lenin Existe relación entre el imperialismo y la monstruo¿obtenido sa y repugnante victoria que el oportunismo […] ha sobre el movimiento obrero en Europa?
Este es el problema fundamental del socialismo contemporáneo. Después de haber dejado plenamente sentado en las publicaciones de nuestro partido, en primer lugar, el carácter imperialista de nuestra época y de la guerra actual, y, en segundo lugar, el nexo histórico indisoluble que existe entre el socialchovinismo y el oportunismo, así como la igualdad de su contenido ideológico y político, podemos y debemos pasar a examinar este problema fundamental. Hay que empezar por definir, del modo más exacto posible y completo, lo que es el imperialismo. El imperialismo es una fase histórica especial del capitalismo que tiene tres peculiaridades; el imperialismo es: 1) capitalismo monopolista; 2) capitalismo parasitario o en descomposición; 3) capitalismo agonizante. La sustitución de la libre competencia por el monopolio es el rasgo económico fundamental, la esencia del imperialismo. El monopolismo se manifiesta en cinco formas principales: 1) cárteles, consorcios y trusts; la concentración de la producción ha alcanzado el grado que da origen a estas asociaciones monopólicas de los capitalistas; 2) situación monopólica de los grandes bancos: de tres a cinco bancos gigantescos manejan toda la vida económica de los EE.UU., Francia y Alemania; 3) conquista de las fuentes de materias primas por los trusts y la oligarquía financiera (el capital financiero es el capital industrial monopolista fundido con el capital bancario); 4) se ha iniciado el reparto (económico) del mundo entre los cárteles internacionales. ¡Son ya más de cien los cárteles internacionales que dominan todo el mercado mundial y se lo reparten “amigablemente”, mientras que la guerra no lo reparte de nuevo! La exportación del capital, a diferencia de la exportación de mercancías bajo el capitalismo no monopolista, es un fenómeno particularmente característico, que guarda estrecha relación con el reparto económico y político-territorial del mundo. 5) Ha terminado el reparto territorial del mundo (de las colonias). […] Que el imperialismo es el capitalismo parasitario o en descomposición se manifiesta, ante todo, en la
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tendencia a la descomposición que distingue a todo monopolio en el régimen de la propiedad privada sobre los medios de producción. La diferencia entre la burguesía imperialista republicano-democrática y monárquico-reaccionaria se borra, precisamente, porque una y otra se pudren vivas (lo que no elimina, en modo alguno, el desarrollo asombrosamente rápido del capitalismo en ciertas ramas industriales, en ciertos países, en ciertos períodos). En segundo lugar, la descomposición del capitalismo se manifiesta en la formación de un enorme sector de rentistas, de capitalistas que viven de “cortar el cupón”. En los cuatro países imperialistas avanzados —Inglaterra, América del Norte, Francia y Alemania— el capital en valores asciende de cien a ciento cincuenta mil millones de francos, lo cual significa, por lo menos, una renta anual de cinco mil a ocho mil millones de francos por país. En tercer lugar, la exportación de capital es el parasitismo elevado al cuadrado. En cuarto lugar, “el capital financiero tiende a la dominación, y no a la libertad”. La reacción política en toda la línea es propia del imperialismo. Venalidad, soborno en proporciones gigantescas […] En quinto lugar, la explotación de las naciones oprimidas, ligada indisolublemente a las anexiones, y, sobre todo, la explotación de las colonias por un puñado de “grandes” potencias, convierte cada vez más el mundo “civilizado” en un parásito que vive sobre el cuerpo de centenares de millones de hombres de los pueblos no civilizados. El proletario romano vivía a expensas de la sociedad. La sociedad actual vive a expensas del proletario moderno. Marx subrayaba especialmente esta profunda observación de Sismondi.1 El imperialismo introduce algunas modificaciones: una capa privilegiada del proletariado de las potencias imperialistas vive, en parte, a expensas de los centenares de millones de hombres de los pueblos no civilizados. […] Las dos tendencias, incluso los dos partidos del movimiento obrero contemporáneo, que tan claramente se han escindido en todo el mundo en 1914-1916, fueron observadas por Engels y Marx en Inglaterra durante varios decenios, aproximadamente entre 1858 y 1892.
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Ni Marx ni Engels alcanzaron la época imperialista del capitalismo mundial, que sólo se inicia entre 1898 y 1900. Pero ya a mediados del siglo xix, era característica de Inglaterra la presencia, por lo menos, de dos principales rasgos distintivos del imperialismo: 1) inmensas colonias y 2) ganancias monopolistas (a consecuencia de su situación monopólica en el mercado mundial). En ambos sentidos, Inglaterra representaba entonces una excepción entre los países capitalistas, y Engels y Marx, analizando esta excepción, indicaban en forma completamente clara y definida que estaba en relación con la victoria (temporal) del oportunismo en el movimiento obrero inglés. En una carta a Marx, del 7 de octubre de 1858, escribía Engels: “El proletariado inglés se va aburguesando, de hecho, cada día más; así que esta nación, la más burguesa de todas, aspira a tener, en resumidas cuentas, al lado de la burguesía una aristocracia burguesa y un proletariado burgués. Naturalmente, por parte de una nación que explota al mundo entero, esto es, hasta cierto punto, lógico”. […] En una carta a Marx, del 11 de agosto de 1881, Engels habla de las “peores tradeuniones inglesas, que permiten que las dirija gente vendida a la burguesía, o, cuando menos, pagada por ella”. En una carta a Kautsky, del 12 de septiembre de 1882, escribía Engels: “Me pregunta usted ¿qué piensan los obreros ingleses acerca de la política colonial? Lo mismo que piensan de la política en general. Aquí no hay un partido obrero, no hay más que radicales conservadores y liberales, y los obreros se aprovechan con ellos, con la mayor tranquilidad del mundo, del monopolio colonial de Inglaterra y de su monopolio en el mercado mundial”. […] El prólogo de Engels a la segunda edición de La situación de la clase obrera en Inglaterra (1892) demuestra que estos pensamientos, repetidos durante decenios, fueron también expresados por Engels públicamente, en letras de molde. En dicho prólogo habla de la “aristocracia en el seno de la clase obrera”, de la “minoría privilegiada de obreros” frente a la “gran masa obrera”. “Una pequeña minoría, privilegiada y protegida”, de la clase obrera es la única que obtuvo “prolongadas ventajas” de la situación privilegiada de Inglaterra en 1848-1868, mientras que la “gran masa, en el mejor de los casos, sólo gozaba de breves mejoras”... “Cuando quiebre el monopolio industrial de Inglaterra, la clase obrera inglesa perderá su situación privilegiada”... Lo miembros de las “nuevas” tradeuniones, los sindicatos de obreros no calificados, “tienen una enorme ventaja: su men-
talidad es todavía un terreno virgen, absolutamente exento de los “respetables” prejuicios burgueses heredados, que trastornan las cabezas de los “viejos tradeunionistas” mejor organizados”... En Inglaterra se habla de los “llamados representantes obreros” refiriéndose a gentes “a las que se perdona su pertenencia a la clase obrera porque ellas mismas están dispuestas a ahogar esta cualidad suya en el océano de su liberalismo...” […] La historia del movimiento obrero se desarrollará ahora, inevitablemente, en la lucha entre estas dos tendencias, pues la primera de ellas no es resultado de la casualidad, sino que tiene un “fundamento” económico. La burguesía ha dado ya a luz, ha criado y se ha asegurado “partidos obreros burgueses” de los socialchovinistas en todos los países. […] Sobre la indicada base económica, las instituciones políticas del capitalismo moderno —prensa, Parlamento, sindicatos, congresos, etc.— han creado prebendas y privilegios políticos correspondientes a los económicos, para los empleados y obreros respetuosos, mansitos, reformistas y patrioteros. La burguesía imperialista atrae y premia a los representantes y adeptos de los “partidos obreros burgueses” con lucrativos y tranquilos cargos en el gobierno o en el Comité de la Industria de Guerra, en el Parlamento y en diversas comisiones, en las redacciones de periódicos legales “serios” o en la dirección de sindicatos obreros no menos serios y “obedientes a la burguesía”. En este mismo sentido actúa el mecanismo de la democracia política. En nuestro siglo no se puede pasar sin elecciones; no se puede prescindir de las masas, pero en la época de la imprenta y del parlamentarismo no es posible llevar tras de sí a las masas sin un sistema ampliamente ramificado, metódicamente aplicado, sólidamente organizado de adulación, de mentiras, de trapicheos, de prestidigitación con palabrejas populares y de moda, de promesas a diestro y siniestro de toda clase de reformas beneficios para los obreros, con tal de que renuncien a la lucha revolucionaria por derribar a la burguesía. Yo llamaría a este sistema lloydgeorgismo, por el nombre de uno de sus representantes más hábiles y avanzados en el país clásico del “partido obrero burgués”, el ministro inglés Lloyd George. Negociante burgués de primera clase y zorro político, orador popular, capaz de pronunciar toda clase de discursos, incluso revolucionarios, ante un auditorio obrero; capaz de conseguir, para los obreros dóciles, gajes considerables como son las reformas sociales (seguros, etc.), Lloyd George sirve admirablemente a la burguesía2 y la sirve precisamente entre los obreros, extendiendo su influencia precisamente en el 19
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proletariado, donde le es más necesario y más difícil someter moralmente a las masas. […] El hecho es que en todos los países capitalistas avanzados se han constituido ya “partidos obreros burgueses”, como fenómeno político, y que sin una lucha enérgica y despiadada, en toda la línea, contra esos partidos —o, lo mismo da, grupos, corrientes, etc.— no puede ni hablarse de lucha contra el imperialismo, ni de marxismo, ni de movimiento obrero socialista. […] No tenernos ni asomo de fundamento para pensar que estos partidos pueden desaparecer antes de la revolución social. Por el contrario, cuanto más cerca esté esa revolución, cuanto más poderosamente se encienda, cuanto más bruscos y fuertes sean las transiciones y los saltos en el proceso de su desarrollo, tanto mayor será el papel que desempeñe en el movimiento obrero la lucha de la corriente revolucionaria, de masas, contra la corriente oportunista, pequeñoburguesa. […] Las “organizaciones de masas” de las tradeuniones inglesas estuvieron en el siglo XIX al lado del partido obrero burgués. Por eso Marx y Engels no se conformaron con este partido, sino que lo desenmascararon. No olvidaban, en primer lugar, que las organizaciones de las tradeuniones abarcan, en forma inmediata, una minoría del proletariado. Tanto entonces en Inglaterra como ahora en Alemania está organizada no más de una quinta parte del proletariado. Bajo el capitalismo no puede pensarse seriamente en la posibilidad de organizar a la mayoría de los proletarios. En segundo lugar —y esto es lo principal—, no se trata tanto del número de miembros de una organización, como del sentido real, objetivo, de su política: de si esa política representa a las masas, sirve a las masas, es decir, sirve para libertarlas del capitalismo, o representa los intereses de una minoría, su conciliación con el capitalismo. […] Del “partido obrero burgués” de las viejas tradeuniones, de la minoría privilegiada, distingue Engels la “masa inferior”, la verdadera mayoría, y apela a ella, que no está contagiada de “respetabilidad burguesa”. ¡Ese es el quid de la táctica marxista!
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Ni nosotros ni nadie puede calcular exactamente qué parte del proletariado es la que sigue y seguirá a los socialchovinistas y oportunistas. Sólo la lucha lo pondrá de manifiesto, sólo la revolución socialista lo decidirá definitivamente. Pero lo que sí sabemos con certeza es que los “defensores de la patria” en la guerra imperialista sólo representan una minoría. Por eso, si queremos seguir siendo socialistas, nuestro deber es ir más abajo y más a lo hondo, a las verdaderas masas: en ello está el sentido de la lucha contra el oportunismo y todo el contenido de esta lucha. Poniendo al descubierto que los oportunistas y los socialchovinistas traicionan y venden de hecho los intereses de las masas, que defienden privilegios pasajeros de una minoría obrera, que extienden ideas e influencias burguesas, que, en realidad, son aliados y agentes de la burguesía, enseñamos de este modo a las masas a comprender cuáles son sus verdaderos intereses políticos, a luchar por el socialismo y por la revolución, a través de todas las largas y dolorosas peripecias de las guerras imperialistas y de los armisticios imperialistas. La única línea marxista en el movimiento obrero mundial consiste en explicar a las masas que la escisión con el oportunismo es inevitable e imprescindible, en educarlas para la revolución mediante una lucha despiadada contra él, en aprovechar la experiencia de la guerra para desenmascarar todas las infamias de la política obrera nacional liberal, y no para encubrirlas. Escrito en octubre de 1916. Publicado en diciembre de 1916 en el núm. 2 de Sbórnik Sotsial-Demokrata. T. 30, págs. 163-179.
Notas 1
Marx, Carlos, El dieciocho brumario de Luis Bonaparte, Prólogo del autor a la segunda edición, Carlos Marx y Federico Engels, Obras Escogidas en tres tomos, t. 1, págs. 405-406, Moscú, Progreso, 1976.
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Hace poco he visto en una revista inglesa un artículo de un tory, adversario político de Lloyd George: “Lloyd George desde el punto de vista de los tories”. ¡La guerra ha abierto los ojos a este adversario haciéndole ver qué magnífico servidor de la burguesía es Lloyd George! ¡Y los tories se han reconciliado con él!
Sobre la táctica de la lucha contra el imperialismo japonés1 (fragmentos) Mao Tse-tung
características de la actual situación política Camaradas! Se han producido enormes cambios en ¡tareas la situación política. Nuestro partido ha fijado sus tomando en consideración estos cambios.
¿Cuál es la situación actual? Su característica fundamental consiste en que el imperialismo japonés intenta convertir a China en una colonia suya. Como todos sabemos, China es, desde hace casi cien años, un país semicolonial, dominado conjuntamente por varias potencias imperialistas. Ha podido mantenerse semindependiente gracias a la lucha de su pueblo contra el imperialismo y a los conflictos entre las potencias imperialistas. Durante algún tiempo, la primera guerra mundial deparó al imperialismo japonés la oportunidad de implantar su dominación exclusiva en China. No obstante, a causa de la lucha del pueblo chino contra el imperialismo japonés y de la intervención de otras potencias imperialistas, fue declarado nulo y sin valor el tratado entreguista de las Veintiuna Demandas,2 firmado con el Japón por Yuan Shi-kai,3 el mayor vendepatria de su época. En 1922, en la conferencia de nueve potencias convocada en Washington por los Estados Unidos, se firmó un tratado que colocó de nuevo a China bajo la dominación conjunta de varias potencias imperialistas.4 Pero, poco tiempo después, la situación cambió una vez más. Con el Incidente del 18 de Septiembre de 19315 se inició la etapa de la colonización de China por el Japón. Sólo que la agresión japonesa se limitaba temporalmente a las cuatro provincias del nordeste6 y, por eso, se creó la impresión de que los imperialistas japoneses probablemente no avanzarían más. Hoy, la situación es distinta: los imperialistas japoneses ya han revelado su intención de avanzar hacia el sur de la Gran Muralla y ocupar todo el país. Ahora tratan de convertir a toda China, de una semicolonia compartida por varias potencias imperialistas, en una colonia exclusiva del Japón. El reciente incidente del este de Jopei7 y las negociaciones diplomáticas8 son
evidentes indicios de esta tendencia de los acontecimientos, que amenaza la existencia misma de todo el pueblo chino. Esta situación plantea ante cada clase y cada grupo político de China la cuestión de qué hacer. ¿Resistir? ¿Capitular? ¿O vacilar entre lo uno y lo otro? Veamos ahora cómo responden a esta cuestión las diferentes clases de China. Los obreros y campesinos exigen todos la resistencia. La revolución de 1924-1927, la revolución agraria desde 1927 hasta la fecha y la marea antijaponesa surgida a partir del incidente del 18 de septiembre de 1931, han demostrado que la clase obrera y el campesinado son las fuerzas más firmes de la revolución china. La pequeña burguesía también exige la resistencia. ¿No han iniciado ya la juventud estudiantil y la pequeña burguesía urbana un amplio movimiento antijaponés?9 Estos sectores de la pequeña burguesía china participaron en la revolución de 1924-1927. Por su condición económica de pequeños productores, tienen, al igual que los campesinos, intereses irreconciliables con el imperialismo. Este y las fuerzas contrarrevolucionarias chinas les han causado graves daños, llevando a mucha gente de estos sectores al desempleo o a la ruina total o parcial. Y ahora, ante la inminente amenaza de ser convertidos en esclavos de una nación extranjera, estos sectores no tienen otra salida que la resistencia. Pero ¿cómo reaccionan ante esta cuestión la burguesía nacional, la burguesía compradora, la clase terrateniente y el Kuomintang? Los grandes déspotas locales y shenshi malvados, los grandes caudillos militares, los grandes burócratas y los magnates de la burguesía compradora ya han tomado hace mucho su decisión. Han sostenido y sostienen que toda revolución (sea cual fuere) es peor que el imperialismo. Constituyen el campo de los vendepatrias; para ellos no se plantea el problema de ser o no esclavos de una nación extranjera, porque han perdido todo sentido de la nacionalidad y sus intereses están indisolublemente ligados a los del imperialismo. Su cabecilla supremo es Chiang Kai21
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shek.10 Este campo de vendepatrias es enemigo jurado del pueblo chino. Si no hubiera existido esta jauría de traidores, el imperialismo japonés no habría podido proceder con tanto desenfreno. Son perros de presa del imperialismo. La burguesía nacional presenta un problema complejo. Esta clase participó en la revolución de 1924-1927, pero luego, aterrorizada por las llamas de la revolución, se pasó a la pandilla de Chiang Kaishek, enemigo del pueblo. La cuestión reside en si hay posibilidad de que, en las circunstancias actuales, esta clase sufra un cambio. Creemos que sí, pues la burguesía nacional no es igual a la clase terrateniente o la burguesía compradora; entre ella y estas últimas existen diferencias. La burguesía nacional no es tan feudal como la clase terrateniente, ni tan compradora como la burguesía compradora. Un sector de la burguesía nacional mantiene vínculos más o menos numerosos con el capital extranjero y con la propiedad de la tierra en el país; constituye su ala derecha. Por el momento no especularemos sobre la posibilidad de que este sector sufra un cambio. El problema está en aquellos sectores de la burguesía nacional que no tienen tales vínculos o los tienen escasamente. Estimamos que en la nueva situación, en que sobre China se cierne el peligro de la colonización, es posible que estos sectores cambien de actitud. La característica de este cambio será su vacilación. Por una parte, no les gusta el imperialismo y, por la otra, tienen miedo a la realización cabal de la revolución, y oscilan entre lo uno y lo otro. Esto explica por qué participaron en la revolución en el período 1924-1927 y por qué, al final de ese período, se pasaron al lado de Chiang Kai-shek. ¿Qué diferencia existe entre la época actual y el año 1927, cuando Chiang Kai-shek traicionó a la revolución? En ese entonces, China era una semicolonia, y hoy está en vías de ser convertida en una colonia. ¿Han ganado estos sectores de la burguesía nacional alguna ventaja en los últimos nueve años, desde que abandonaron a su aliado, la clase obrera, y trabaron amistad con la clase terrateniente y la burguesía compradora? Ninguna. Lo único que han logrado es la ruina total o parcial de sus empresas industriales y comerciales. Por estas razones, consideramos que, en la situación actual, es posible que la burguesía nacional cambie de actitud. ¿Hasta qué punto puede cambiar? Su característica general es la vacilación. Sin embargo, en ciertas etapas de la lucha, un sector de la burguesía nacional (el ala izquierda) puede tornar parte en ella, mientras otro sector puede pasar de la actitud vacilante a una neutral. ¿Los intereses de qué clases representa el xix Ejército al mando de Tsai Ting-kai11 y otros? Los de la burguesía nacional, la capa superior de la pequeña 22
burguesía, los campesinos ricos y los pequeños terratenientes. ¿No libraron Tsai Ting-kai y sus hombres en otro tiempo desesperados combates contra el Ejército Rojo? Sí, pero más tarde concluyeron con éste una alianza contra el Japón y contra Chiang Kai-shek. En Chiangsí, atacaron al Ejército Rojo, pero después en Shanghai, combatieron al imperialismo japonés, y más tarde en Fuchién, llegaron a un acuerdo con el Ejército Rojo y volvieron armas contra Chiang Kai-shek. Sea cual fuere el derrotero futuro de Tsai Ting-kai y sus socios, y aunque el Gobierno Popular de Fuchién, ciñéndose a las viejas prácticas, no movilizó al pueblo para la lucha, sólo se puede calificar de beneficioso para la revolución el hecho de que hayan vuelto contra el imperialismo japonés y Chiang Kai-shek sus armas, antes apuntadas hacia el Ejército Rojo. Esto marcó una ruptura en el campo del Kuomintang. Si la situación creada a raíz del incidente del 18 de septiembre hizo posible que este grupo se desprendiera de dicho campo, ¿por qué la situación actual no puede ocasionar nuevas divisiones en el Kuomintang? Se equivocan los que en nuestro partido sostienen que el campo de la clase terrateniente y de la burguesía es unido y permanente, y que en ninguna circunstancia se pueden producir cambios en él. No sólo desconocen la grave situación actual, sino que incluso han olvidado la historia. Permítanme hablar un poco más sobre el pasado. En 1926 y 1927, cuando el ejército revolucionario avanzó sobre Wuján, se apoderó de esta ciudad y entró en Jonán, sucedió que Tang Sheng-chi y Feng Yu-siang12 se unieron a la revolución. El año 1933, en Chajar,13 Feng Yu-siang cooperó durante algún tiempo con el Partido Comunista en la formación del Ejército Aliado Antijaponés. Tenemos otro ejemplo notable. El xxvi Ejército, que junto con el xix Ejército había atacado al Ejército Rojo en Chiangsí, ¿acaso no llevó a cabo el Levantamiento de Ningtu14 en diciembre de 1931 y pasó a formar parte del Ejército Rojo? Chao Po-sheng, Tung Chen-tang y otros dirigentes del Levantamiento de Ningtu se han convertido en firmes camaradas revolucionarios. Las acciones de Ma Chan-shan15 contra el invasor japonés en las tres provincias del nordeste representan otra división en el campo de las clases dominantes. Todos estos ejemplos indican que es probable que se produzcan divisiones en el campo enemigo en circunstancias en que toda China se encuentra bajo la amenaza de las bombas japonesas y la lucha abandona su ritmo habitual y avanza repentinamente a paso de carga. Pasemos ahora, camaradas, a otro aspecto de la cuestión. ¿Es correcto objetar nuestra tesis aduciendo la debilidad de la burguesía nacional china en los te-
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rrenos político y económico, y sostener que ella no puede cambiar de actitud a pesar de la nueva situación? Creo que no es correcto. Si la debilidad de la burguesía nacional es la razón de que no pueda cambiar de actitud, ¿por qué lo hizo en el período 1924-1927, cuando no solamente vaciló, sino que incluso se incorporó a la revolución? ¿Puede decirse que la debilidad de la burguesía nacional constituye un mal nuevo, adquirido, y no un mal viejo, congénito? ¿Acaso es débil hoy, pero no lo era en esa época? Una de las principales características políticas y económicas de un país semicolonial es la debilidad de su burguesía nacional. Precisamente por esa causa, el imperialismo se atreve a abusar de ella, y esto determina uno de los rasgos de la burguesía nacional: no le gusta el imperialismo. Desde luego, lejos de negarlo, reconocemos plenamente que esa misma característica hace más fácil a los imperialistas, la clase terrateniente y la burguesía compradora atraerse a esa clase ofreciéndole como cebo algunas ventajas temporales, y determina su inconsecuencia en la revolución. Pero, de todos modos, no se puede decir que, en las actuales circunstancias, la burguesía nacional en nada difiera de la clase terrateniente y de la burguesía compradora. Por lo tanto, subrayamos que forzosamente se producen divisiones en el campo del Kuomintang cuando la crisis nacional atraviesa momentos cruciales. Esas divisiones encuentran su expresión en la vacilación de la burguesía nacional y en la aparición de figuras antijaponesas como Feng Yu-siang, Tsai Ting-kai o Ma Chan-shan, tan célebres durante algún tiempo. Estas divisiones son, en lo fundamental, desfavorables para la contrarrevolución y favorables para la revolución. El desarrollo desigual de China en los terrenos político y económico y el consiguiente desarrollo desigual de la revolución, acrecientan la posibilidad de que tales divisiones se produzcan. Camaradas, hasta aquí lo que respecta al lado positivo del problema. Ahora permítanme hablar de su lado negativo: el hecho de que algunos elementos de la burguesía nacional sean consumados maestros en el arte de engañar al pueblo. ¿Por qué? Porque en esa clase, aparte de los que apoyan sinceramente la causa revolucionaria del pueblo, hay muchos que por algún tiempo se las arreglan para hacerse pasar por revolucionarios o semirrevolucionarios. Esto los coloca en condiciones de engañar a las masas populares, a las cuales les resulta difícil discernir su inconsecuencia y calar la demagogia de sus gestos. Todo esto aumenta la responsabilidad del Partido Comunista de criticar a sus aliados, desenmascarar a los seudorrevolucionarios y conquistar la hegemonía. Negar la posibilidad de que la burguesía nacional vacile e incluso se una a la revolución en tiempos de grandes
conmociones, significaría suprimir o, por lo menos, reducir la tarea de nuestro partido de luchar por la hegemonía. Pues, si la burguesía nacional fuera exactamente igual a la clase terrateniente y la burguesía compradora y mostrara la misma repugnante cara de vendepatria, entonces se podría simplemente suprimir o, por lo menos, reducir nuestra tarea de luchar por la hegemonía. Al hacer un análisis general de la actitud de la clase terrateniente y de la burguesía en tiempos de grandes conmociones, conviene indicar otro aspecto, esto es, la ausencia de completa unidad incluso en el campo de la clase terrateniente y la burguesía compradora. La causa de esto reside en que China es una semicolonia que se disputan numerosas potencias imperialistas. Cuando la lucha se dirige contra el imperialismo japonés, los perros de presa de los Estados Unidos y aun de Inglaterra, obedeciendo a los cambiantes tonos de las órdenes de sus amos, pueden lanzarse a una pelea sorda o incluso abierta contra los imperialistas japoneses y sus perros de presa. En el pasado, se han dado muchos casos de semejantes peleas de perros, y aquí no vamos a hablar de ellos. Ahora sólo mencionaremos el hecho de que, recientemente, el politicastro kuomintanista Ju Jan-min,16 encarcelado en cierta ocasión por Chiang Kai-shek, también ha puesto su firma al pie del "Programa de seis puntos para la resistencia al Japón y por la salvación nacional",17 formulado por nosotros. Los caudillos militares de Kuangtung y Kuangsí18, en quienes se apoya Ju Jan-min, también se oponen a Chiang Kai-shek bajo las engañosas consignas de "Recobrar el territorio perdido" y "Dar igual importancia a la resistencia al Japón y al exterminio de los bandidos"19 (la consigna de Chiang Kai-shek es "Exterminar primero a los bandidos y después resistir al Japón"). ¿No parece esto algo extraño? Sin embargo, no hay en ello nada de extraño. No se trata más que de una pelea particularmente divertida entre perros grandes y chicos, entre perros hartos y perros hambrientos; es una brecha ni grande ni pequeña, una contradicción que les escuece y duele. Pero tales peleas, brechas y contradicciones son útiles para el pueblo revolucionario. Debemos aprovechar cada una de las peleas, brechas y contradicciones en el campo enemigo y utilizarlas contra nuestro enemigo principal del momento. Para resumir el problema de las relaciones de clase, podemos decir que el cambio básico en la situación, esto es, la invasión por el imperialismo japonés de la parte de China situada al sur de la Gran Muralla, ha modificado las relaciones entre las diversas clases del país, ampliando el campo de la revolución nacional y debilitando el de la contrarrevolución. […] 23
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el frente único nacional Después de haber examinado la situación, tanto de la contrarrevolución como de la revolución, nos resulta fácil definir las tareas tácticas del Partido. ¿Cuál es la tarea táctica fundamental del Partido? No es otra sino la de formar un amplio frente único nacional revolucionario. Cuando la situación de la revolución cambia, hay que modificar de acuerdo con ello la táctica y los métodos de dirección de la revolución. La tarea que se plantean el imperialismo japonés y los colaboracionistas y vendepatrias es transformar a China en una colonia; la nuestra, en cambio, es hacer de China un país que goce de independencia, libertad e integridad territorial. […] No hablaré aquí de la relación entre la actitud de "puertas cerradas" y el aventurerismo, ni de los peligros que pueda acarrear este último en el futuro, cuando los acontecimientos se desarrollen con gran amplitud; de eso podemos tratar más tarde. Por el momento, me limitaré a señalar que la táctica de frente único y la de "puertas cerradas" son diametralmente opuestas. La primera implica reclutar grandes fuerzas a fin de cercar y aniquilar al enemigo. La segunda, en cambio, implica abalanzarse solos a un combate desesperado contra un enemigo formidable. Los partidarios de la primera sostienen que sin apreciar como es debido la posibilidad de que la tentativa del imperialismo japonés de convertir a China en una colonia altere la alineación de las fuerzas revolucionarias y contrarrevolucionarias en China, no podremos hacer una justa apreciación de la posibilidad de formar un amplio frente único nacional revolucionario. Sin apreciar corno es debido los puntos fuertes y los débiles de las fuerzas contrarrevolucionarias japonesas y chinas y de las fuerzas revolucionarias chinas, no seremos capaces de comprender bien la necesidad de organizar un amplio frente único nacional revolucionario, ni de tomar medidas enérgicas para poner fin a la actitud de "puertas cerradas", ni de utilizar el frente único como instrumento para organizar y agrupar a los millones y millones de hombres del pueblo así como a todas las fuerzas que puedan ser amigas de la revolución, a fin de lanzarnos al ataque contra nuestro blanco central: el imperialismo japonés y sus lacayos, los vendepatrias chinos; tampoco seremos capaces de usar tal táctica como arma para disparar contra el blanco central que tenemos delante, sino que, por el contrario, dispersaremos el fuego de tal manera que nuestras balas, en lugar de alcanzar al enemigo principal, darán en los enemigos secundarios o inclu24
so en aliados nuestros. Esto se llama incapacidad para determinar al enemigo principal y malgasto de municiones. Procediendo así, nos será imposible acorralar y aislar al enemigo. Procediendo así, nos será imposible atraer a nuestro lado a aquellos que bajo coacción se hallan en el campo o el frente enemigos, a aquellos que ayer eran enemigos nuestros, pero que hoy pueden ser amigos nuestros. Proceder así sería ayudar de hecho al enemigo y frenar, aislar y menoscabar a la revolución y hacerla declinar, e incluso conducirla a la derrota. Los partidarios de la segunda, en cambio, dicen que todos estos argumentos son incorrectos. Las fuerzas de la revolución deben ser puras, absolutamente puras, y el camino de la revolución debe ser recto, absolutamente recto. Lo único correcto es lo registrado en los cánones. La burguesía nacional en su totalidad es y será eternamente contrarrevolucionaria. No cabe ceder ni un solo paso ante los campesinos ricos. A los sindicatos amarillos hay que combatirlos a muerte. Si estrechamos la mano a Tsai Ting-kai, al hacerlo, debemos tratarle de contrarrevolucionario. ¿Hay gato que no guste del pescado o caudillo militar que no sea contrarrevolucionario? Los intelectuales son revolucionarios de tres días, y es peligroso reclutarlos. De ahí la conclusión: la actitud de "puertas cerradas" es la panacea, y el frente único, una táctica oportunista. Camaradas, ¿qué es lo correcto: el frente único o la actitud de "puertas cerradas”? ¿Qué es lo aprobado por el marxismo-leninismo? Yo contesto tajantemente: el frente único, y no la actitud de "puertas cerradas". Un niño de tres años tiene muchas ideas correctas, pero no se le pueden confiar los serios asuntos del Estado o del mundo, porque no los entiende todavía. El marxismoleninismo se opone a la "enfermedad infantil" en las filas revolucionarias, y es justamente esa "enfermedad infantil" lo que pregonan los testarudos partidarios de la táctica de "puertas cerradas". Igual que cualquier otra actividad en el mundo, la revolución sigue siempre un camino tortuoso, y nunca uno recto. Tal como todas las cosas del mundo, la alineación de las fuerzas revolucionarias y contrarrevolucionarias puede experimentar cambios. La nueva táctica del partido, la de formar un amplio frente único, tiene como punto de partida dos hechos fundamentales: por una parte, el imperialismo japonés está resuelto a convertir a toda China en una colonia suya, y, por la otra, existen aún graves debilidades en las fuerzas revolucionarias de China. Para atacar a las fuerzas contrarrevolucionarias, lo que hoy necesitan las fuerzas revolucionarias es organizar a los millones y millones de hombres de las masas populares y poner en acción un gigantesco ejército revolucionario. Es una verdad evidente para todos que sólo una fuerza de tal magnitud estará en condiciones de aplastar al imperialismo japonés y a
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los colaboracionistas y vendepatrias. Por consiguiente, sólo la táctica de frente único es marxista-leninista. En cambio, la táctica de "puertas cerradas" es la del "aislamiento imperial”. La actitud de "puertas cerradas" "empuja los peces hacia las aguas profundas y los pájaros hacia el bosque"; ella empujará a los "millones y millones de hombres de las masas populares", a ese "gigantesco ejército", hacia el bando del enemigo, ganándose así el aplauso de éste. En la práctica, la actitud de "puertas cerradas" sirve lealmente al imperialismo japonés y a los colaboracionistas y vendepatrias. Lo que sus partidarios llaman "puro" y "recto" es lo que el marxismo-leninismo condena a bofetadas y lo que el imperialismo japonés elogia. Rechazamos categóricamente la actitud de "puertas cerradas"; lo que queremos es un frente único nacional revolucionario, que ha de asestar un golpe mortal al imperialismo japonés y a los colaboracionistas y vendepatrias. La república popular.20 Si hasta aquí nuestro Gobierno se ha basado en la alianza de los obreros, los campesinos y la pequeña burguesía urbana, desde ahora debe transformarse de modo que en él estén representados también tos miembros de todas las demás clases dispuestos a participar en la revolución nacional. En el presente, la tarea fundamental que corresponde a tal gobierno es luchar contra la anexión de China por el imperialismo japonés. La composición de este gobierno será tan amplia que en él podrán participar no sólo los interesados en la revolución nacional pero no en la revolución agraria, sino también, siempre que quieran, los que se opongan al imperialismo japonés y a sus lacayos pero no a los imperialistas europeos y norteamericanos, en razón de sus vinculaciones con ellos. Por consiguiente, el programa de este gobierno debe por principio ajustarse a la tarea fundamental de combatir al imperialismo japonés y a sus lacayos; conforme a ello, debemos modificar de manera adecuada la política que hemos seguido hasta ahora. 27 de diciembre de 1935. Obras escogidas, en cinco tomos, tomo i Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín 1972. 1
Notas
Informe del camarada Mao Tse-tung ante una conferencia de activistas del partido celebrada en Wayaopao, norte de Shensí. Fue hecho a raíz de la reunión del buró político del comité central del Partido Comunista de China realizada en la misma localidad en diciembre de 1935. Esta reunión, una de las más importantes que haya realizado la dirección central del partido, criticó la opinión errónea existente en éste según la cual era imposible que la burguesía nacional china se aliara con los obreros y campesinos para luchar contra el Japón, y adoptó la táctica de frente único nacional. En consonancia con la resolución del buró político, el camarada Mao Tse-tung explicó exhaustivamente la posibilidad y la importancia de restablecer, en las condiciones de
la resistencia al Japón, el frente único con la burguesía nacional, y destacó la significación decisiva del papel dirigente que en dicho frente correspondía al Partido Comunista y al Ejército Rojo. 2
El 18 de enero de 1915, el imperialismo japonés presentó al gobierno chino de Yuan Shi-kai sus Veintiuna Demandas; el 7 de mayo, le envió un ultimátum exigiendo una respuesta en el término de 48 horas. Esas demandas se dividían en cinco secciones. Las cuatro primeras incluían los siguientes puntos: transferencia al Japón de los derechos que Alemania se había arrogado en Shantung y concesión de derechos adicionales en esa provincia; concesión en el sur de Manchuria y el este de Mongolia de los derechos a arrendar y poseer tierras del derecho a residir y a dedicarse a la industria y al comercio, así como del derecho exclusivo a construir vías férreas y explotar los recursos minerales; reorganización de la Compañía Siderúrgica Janyeping como empresa mixta chino-japonesa; compromiso de China a no dar en arriendo ni ceder a una tercera potencia puertos o islas de su litoral. La quinta sección contenía las demandas de que se dejara al Japón controlar los asuntos políticos, financieros, policiales y militares de China, y construir importantes vías férreas que vincularan las provincias de Jupei, Chiangsí y Kuangtung. Yuan Shi-kai accedió a todas esas demandas, salvo a las comprendidas en la quinta sección, respecto a las cuales solicitó "negociaciones ulteriores. Pero frente a la unánime oposición del pueblo chino, el Japón no consiguió hacer realidad sus demandas.
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Cabecilla de los caudillos militares del Norte en los últimos años de la dinastía Ching. Derrocada ésta por la Revolución de 1911, Yuan Shi-kai, apoyándose en las fuerzas armadas contrarrevolucionarias y en los imperialistas y aprovechando la naturaleza conciliadora de la burguesía que dirigía entonces la revolución, usurpó la presidencia de la República y formó el primer gobierno de los caudillos militares del Norte, que representaba a la clase de los grandes terratenientes y la gran burguesía compradora. En 1915, quiso hacerse proclamar emperador y, para asegurarse el apoyo del imperialismo japonés accedió a las Veintiuna Demandas que, a fin de conseguir el control exclusivo de toda China, le presentó el Japón. En diciembre del mismo año, estalló en la provincia de Yunnán un levantamiento contra la ascensión de Yuan Shi-kai al trono, levantamiento que no tardó en encontrar eco y apoyo en todo el país. Yuan Shi-kai murió en Pekín en junio de 1916.
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En esta conferencia, convocada en Washington por el Gobierno de los EE.UU. en noviembre de 1921, participaron, además de los EE.UU., ocho países: China, Inglaterra, Francia, Italia, Bélgica Holanda, Portugal y el Japón. En ella los EE.UU. y el Japón se disputaron la hegemonía en el Extremo Oriente. El 6 de febrero de 1922, se concluyó un tratado entre las nueve potencias, basado en el postulado de "puertas abiertas" o "iguales oportunidades en China para todas las naciones", que preconizaban los EE.UU. Ese tratado estaba llamado a crear una situación que garantizara el control conjunto de China por diversas potencias imperialistas y, en el fondo, a preparar el terreno para la implantación en China de la dominación exclusiva del imperialismo yanqui, en contra del plan del Japón de implantar la suya.
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El "Ejército de Kuantung" de las fuerzas japonesas, acantonado en el nordeste de China, atacó Shenyang el 18 de septiembre de 1931 y se apoderó de la ciudad. Cumpliendo la orden de Chiang Kai-shek de "no resistir en absoluto", las tropas chinas acantonadas en Shenyang y en otros puntos del nordeste (el Ejército del Nordeste) se retiraron al sur de Shanjaikuan, de manera que las fuerzas japonesas ocuparon rápidamente las provincias de Liaoning, Chilin y Jeilungchiang. El pueblo chino llama incidente del 18 de septiembre a este acto de agresión de los invasores japoneses.
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Las cuatro provincias del nordeste eran entonces Liaoning, Chilin, Jeilungchiang y Yejé (corresponden a las actuales provincias de Liaoning, Chilin y Jeilungchiang más la parte nordeste de Jopei situada al norte de la Gran Muralla y la parte este de la región
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www.ppsm.org.mx autónoma de Mongolia Interior). Después del incidente del 18 de septiembre, los invasores japoneses se apoderaron primero de Liaoning, Chilin y Jeilungchiang y más tarde, en 1933, ocuparon Yejé. 7
A instigación de los japoneses, el colaboracionista Yin Yu-keng, miembro del Kuomintang, formó el 5 de noviembre de 1935 un régimen títere bajo el nombre de "Gobierno Autónomo Anticomunista del Este de Jopei", que abarcaba veintidós distritos de esa parte de la provincia. Este acontecimiento es conocido como incidente del este de Jopei.
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Se trata de las negociaciones diplomáticas entre el régimen de Chiang Kai-shek y el gobierno japonés en torno a los llamados "tres principios de Hirota", es decir, los "tres principios con relación a China" formulados por Hirota, entonces ministro de Relaciones Exteriores del Japón, a saber: 1) prohibición, por parte de China, de todo movimiento antijaponés; 2) cooperación económica entre China, el Japón y el “Manchukuo”, y 3) defensa conjunta de China y el Japón contra el comunismo. El 21 de enero de 1936, Hirota declaró ante la Dieta: "El gobierno chino ha aceptado los tres principios propuestos por el imperio."
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En 1935, se registró un nuevo ascenso del movimiento patriótico del pueblo chino. Bajo la dirección del Partido Comunista de China, los estudiantes de Pekín fueron los primeros en realizar, el 9 de diciembre, una manifestación patriótica, en la que gritaron consignas tales como "¡Poner fin a la guerra civil y unirse para resistir a la agresión extranjera!" y "¡Abajo el imperialismo japonés!” Este movimiento rompió el reinado de terror sostenido durante largo tiempo por el gobierno del Kuomintang en alianza con los invasores japoneses, y pronto se ganó el apoyo de todo el pueblo. Se lo conoce con el nombre de movimiento del 9 de diciembre. A partir de entonces, se manifestaron claramente nuevos cambios en las relaciones entre las diferentes clases del país. La formación de un frente único nacional antijaponés, propuesta por el Partido Comunista de China, llegó a ser la política propugnada abiertamente por todos los patriotas; con su política entreguista, el gobierno de Chiang Kai-shek quedó sumamente aislado.
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Por la época en que el camarada Mao Tse-tung hizo este informe, Chiang Kai-shek negociaba la venta del norte de China al Japón, después de haberle vendido el nordeste, y proseguía intensamente sus operaciones militares contra el Ejército Rojo. Por consiguiente, el Partido Comunista de China tenía que hacer todo cuanto estaba a su alcance por desenmascarar a Chiang Kai-shek como vendepatria y, por la misma razón, no lo incluía todavía en el frente único nacional antijaponés que proponía. Pero ya en este informe, el camarada Mao Tse-tung previó que las contradicciones entre las diferentes potencias imperialistas podían conducir a una división en el campo de la clase terrateniente y la burguesía compradora de China. Más tarde, como la ofensiva del imperialismo japonés en el norte de China chocaba gravemente con los intereses del imperialismo anglo-norteamericano, el Partido Comunista de China consideró que la pandilla de Chiang Kai-shek, estrechamente ligada a estos intereses, podría, por orden de sus amos, cambiar de actitud respecto al Japón, y, en vista de ello, adoptó la política de forzar a Chiang Kai-shek a oponer resistencia al Japón. En mayo de 1936, a su regreso al norte de la provincia de Shensí desde la provincia de Shansí, el Ejército Rojo demandó directamente al gobierno kuomintanista de Nankín el cese de la guerra civil y la unidad contra el Japón. En agosto, el comité central del Partido Comunista de China envió una carta al comité ejecutivo central del Kuomintang proponiendo que ambos partidos formaran un frente único antijaponés y designaran delegados para celebrar negociaciones con este objetivo. Pero Chiang Kai-shek rechazó estas proposiciones. Sólo en diciembre, cuando fue detenido en Sían por oficiales del ejército kuomintanista partidarios de una alianza con los comunistas para resistir al Japón, Chiang Kai-shek
se vio obligado a acceder a la demanda del Partido Comunista de poner fin a la guerra civil y preparar la resistencia al Japón. 11
Entonces subcomandante del xix Ejército del Kuomintang y jefe de uno de sus cuerpos de ejército. Compartía el mando del xix Ejército con Chen Ming-shu y Chiang Kuang-nai. Este ejército operó primero contra el Ejército Rojo en Chiangsí y fue trasladado a Shanghai después del incidente del 18 de septiembre. Sobre él tuvo enorme influencia el creciente movimiento antijaponés en Shanghai y todo el país. Cuando la infantería de marina japonesa atacó Shanghai en la noche del 28 de enero de 1932, el xix Ejército, junto con el pueblo de Shanghai, le opuso resistencia. Sin embargo, perdió la batalla a causa de la traición de Chiang Kai-shek y Wang Ching-wei. Más tarde, por orden de Chiang Kai-shek, fue trasladado a Fuchién para atacar de nuevo al Ejército Rojo. Pero, habiendo llegado a comprender que la lucha contra el Ejército Rojo no tenía ninguna perspectiva, los jefes del xix Ejército rompieron abiertamente con Chiang Kai-shek en noviembre de 1933, en unión con el sector del Kuomintang encabezado por Li Chi-shen y otros. Formaron en Fuchién el Gobierno Revolucionario Popular de la República China y concluyeron con el Ejército Rojo un acuerdo para resistir al Japón y luchar contra Chiang Kai-shek. El xix Ejército y el Gobierno Popular de Fuchién sucumbieron bajo los golpes de las fuerzas armadas de Chiang Kai-shek. Desde entonces, Tsai Ting-kai y otros fueron evolucionando hacia la cooperación con el Partido Comunista.
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En septiembre de 1936, cuando el ejército revolucionario de la expedición al norte llegó a Wuján, Feng Yu-siang y las tropas a su mando proclamaron en la provincia de Suiyuán (corresponde actualmente a la parte oeste de la región autónoma de Mongolia interior) su ruptura con la camarilla de los caudillos militares del norte y su adhesión a la revolución. A comienzos de 1927, sus tropas partieron de Shensí para atacar Jonán en coordinación con el ejército de la expedición al norte. Luego que Chiang Kai-shek y Wang Ching-wei traicionaron a la revolución en 1927, Feng Yu-siang también participó en actividades anticomunistas, pero constantemente había choque de intereses entre él y la camarilla de Chiang Kai-shek. Después del incidente del 18 de septiembre, se pronunció en favor de la resistencia al Japón y, en mayo de 1933 cooperó con el Partido Comunista en la organización del Ejército Aliado Popular Antijaponés en Changchiakou. Esta rebelión antijaponesa fracasó en agosto bajo la doble presión de las fuerzas de Chiang Kai-shek y de los invasores japoneses.
En los últimos años de su vida, Feng Yu-siang continuó su cooperación con el Partido Comunista. 13
Corresponde actualmente a la parte noroeste de la provincia de Jopei y a la parte central de Mongolia interior.
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En diciembre de 1931, respondiendo al llamamiento del Partido Comunista de China a resistir al Japón, los más de diez mil hombres del xxvi Ejército del Kuomintang, enviados por Chiang Kai-shek a la provincia de Chiangsí para combatir al Ejército Rojo, se sublevaron en Ningtu bajo la dirección de los camaradas Chao Po-sheng, Tung Chen-tang y otros, y se incorporaron al Ejército Rojo.
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Oficial del Ejército del Nordeste del Kuomintang. Sus tropas, acantonadas en la provincia de Jeilungchiang, opusieron resistencia a los invasores japoneses cuando éstos avanzaban desde Liaoning hacia esa provincia después del Incidente del 18 de Septiembre.
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Conocido politicastro del Kuomintang. Se opuso en otro tiempo a la política de Sun Yat-sen de cooperación con el Partido Comunista de China, y fue cómplice de Chiang Kai-shek en el golpe de Estado contrarrevolucionario del 12 de abril de 1927. Más tarde, a causa de su rivalidad con Chiang Kai-shek, fue encarcelado por éste. Puesto en libertad después del Incidente del 18 de Septiembre, se trasladó de Nankín a Cantón. Bajo su
Tercer trimestre de 2010 instigación, los caudillos militares de Kuangtung y Kuangsí se opusieron durante largo tiempo al gobierno de Chiang Kai-shek en Nankín. 17
El "Programa de seis puntos para la resistencia al Japón y por la salvación nacional", o sea, el "Programa fundamental del pueblo chino para la guerra contra el Japón", formulado en 1934 por el Partido Comunista de China, se publicó bajo las firmas de Soong Ching Ling y otros. El Programa contenía los siguientes puntos: 1) movilización general de las fuerzas navales, terrestres y aéreas para la guerra contra el Japón; 2) movilización general de todo el pueblo; 3) armar a todo el pueblo; 4) confiscación de los bienes del imperialismo japonés en China y de los vendepatrias para cubrir los gastos de la guerra contra el Japón; 5) establecimiento de un comité de autodefensa armada de toda la nación china, elegido por los representantes de los obreros, campesinos, soldados, intelectuales y hombres de negocios, y 6) alianza con todas las fuerzas enemigas del imperialismo japonés y establecimiento de relaciones amistosas con todos los países que observen una neutralidad benévola.
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La pandilla de Chiang Kai-shek calificaba de "bandidos" al pueblo revolucionario y llamaba "exterminio de bandidos" a los ataques militares y las masacres que perpetraba contra el pueblo revolucionario.
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Se refiere a Chen Chi-tang, de Kuangtung, y a Li Tsung-yen y Pai Chung-si, de Kuangsí.
El tipo de poder y las medidas políticas, propios de una república popular, que aquí describe el camarada Mao Tse-tung, se hicieron completa realidad durante la Guerra de Resistencia contra el Japón en las regiones liberadas populares, dirigidas por el Partido Comunista. Esto permitió al partido dirigir al pueblo, detrás de las líneas enemigas, en una guerra victoriosa contra los invasores japoneses. Durante la Tercera Guerra Civil Revolucionaria, que estalló después de la capitulación del Japón, las regiones liberadas populares fueron extendiéndose a todo el país a la par del desarrollo de la guerra; así se formó un Estado unificado: la República Popular China. De este modo, el ideal del camarada Mao Tse-tung sobre una república popular se cristalizó a escala nacional.
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La correlación actual de fuerzas en América Latina
nuestra región latinoamericana existen hoy tres Engrandes espacios: A) Uno integrado por los pueblos que avanzan
de manera notoria en el camino hacia su liberación nacional, dan pasos firmes hacia una integración económica y política basada en la colaboración fraternal y no en las reglas del mercado capitalista, regidas por el lucro; aplican medidas orientadas a desarrollar sus fuerzas productivas con independencia del imperialismo y, entre éstas, rescatan sus riquezas de manos del capital financiero y corporativo internacional por la vía de las nacionalizaciones, además de que desarrollan políticas de contenido y orientación popular: en éste espacio se hallan en general los países que forman parte de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, alba, y dentro de éstos destacan por su papel de avanzada los casos de Bolivia, Ecuador, Venezuela y sobre todo Cuba, el único hermanos latinoamericano plenamente independiente ya del imperialismo y el único que ha emprendido la histórica tarea de construir el socialismo. B) Otro, en el que se ubican los países de la región que sin emprender todavía el camino de la liberación nacional ni entrar en conflicto con el imperialismo, sin embargo ejercen ya un cierto grado de autonomía con respecto a éste, por ejemplo, en materia de política internacional; sus gobiernos aplican en términos generales las políticas neoliberales, pero las suavizan con medidas de tipo asistencialista, dirigidas a mitigar los sufrimientos enormes que esas políticas causan a la población, sobre todo a sus sectores más vulnerables. En este grupo están por hoy países como Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. C) Un tercer espacio en la región es el de los países que siguen encadenados al imperialismo y aplican las políticas neoliberales con toda rigidez, como Chile, Colombia, Honduras, México, Panamá y Perú, además de que sujetan su política exterior a los intereses geopolíticos del imperialismo yanqui y europeo. Desde luego, el grado de desarrollo del sujeto revolucionario para la liberación nacional en los países que están en uno u otro bloque, es diferente, y éste es un elemento definitorio del porqué están en ese apartado, por hoy y no en otro.
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A continuación, Teoría y Práctica publica fragmentos de recientes informes de los organismos superiores de dirección del pps de México, su Congreso y su Comité Central, en los que examina a nuestra región latinoamericana.
américa latina hoy y la teoría lombardista Fragmento del Informe aprobado por el 127 Pleno del Comité Central. Mantiene su vigencia, en nuestro caso —y, en general, en toda América Latina y el Caribe— la perspectiva trazada por Vicente Lombardo Toledano de avanzar hacia un régimen de democracia popular, que se caracteriza porque: a) la burguesía proimperialista es desplazada del poder por un bloque social plural, desde el punto de vista de las clases y sectores sociales, integrado por representantes de la clase obrera, de los campesinos, de la intelectualidad avanzada, de la pequeña burguesía rural y urbana y de la burguesía nacional, bajo la dirección de la clase obrera, y b) éste régimen es la antesala del régimen socialista y se concentra en la tarea de edificarlo. Ahora bien, lo cierto es que el régimen de democracia popular no surge de la nada, sino que para llegar a él hay que edificar de manera previa una serie de premisas. En el caso de México ahora estamos ya en la etapa en la que hay que construir el bloque social que en su momento tomará la dirección de la vida pública. Para tal fin es necesario convocar, aglutinar, cohesionar y fortalecer a un muy heterogéneo y amplio conjunto de fuerzas, de hecho todos los sectores y clases sociales dañados por el neoliberalismo, es decir, por el imperialismo. El partido de la clase obrera tiene que interactuar con todas estas fuerzas durante todo el proceso de construcción del bloque, y hacerlo con dedicación, con tacto y con sabiduría. El partido debe ser tenaz en cuanto a contribuir al aglutinamiento del mayor número de fuerzas que sea posible, que tengan las características señaladas y, por lo mismo, debe evitar y
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combatir toda forma de autosuficiencia, sectarismo, maximalismo o intransigencia. Debe ser tenaz asimismo en cuanto a contribuir a evitar que el bloque en proceso de formación sea saboteado por alguna corriente sectaria o cooptado por alguna que quiera aprovecharlo para los fines de políticos profesionales oportunistas, que ahora proliferan. Debe contribuir a la educación política de todos los integrantes del bloque, a la elevación de su conciencia antiimperialista y de su conciencia de clase. Debe ser paciente y tenaz en la discusión, en la batalla de las ideas en el seno del bloque en proceso de construcción, en la definición y el armado del programa del bloque y en la definición de sus tareas, todo ello con el fin de fortalecer al conjunto de fuerzas y orientarlo hacia los objetivos de la liberación y, en su momento, hacia otros fines más avanzados desde el punto de vista de la transformación revolucionaria de la sociedad. Al mismo tiempo, debe ganar autoridad moral en el seno del bloque, por su sencillez, por su dedicación, por su tenacidad, por su desinterés en cuestiones menores, por su camaradería, por no disputar posiciones ni tratar de sacar ventajas, por lo acertado de sus propuestas. Nada sería más negativo que el partido de la clase obrera llevara al bloque la pretensión de proclamarse la “vanguardia” a priori, que disputara la dirección formal, que peleara por estar a la cabeza, que quisiera imponer sus tesis, sus objetivos sobre la base de la retórica o de las maniobras y desdeñara las demandas de todos los sectores y clases sociales convocados. Con todo ello atentaría contra la integración del bloque y su fortalecimiento, y alejaría la perspectiva de la victoria revolucionaria. Si en esta etapa formativa la clase obrera no debe disputar por la dirección formal del bloque, sino la ideológica y política, y si tampoco ha de encabezarlo la burguesía nacional, como ya se dijo, entonces, ¿quién lo ha de encabezar? Esta cuestión no tiene una respuesta genérica; ni puede tenerla ni la necesita, por lo que pretender darla sería un intento forzado y puramente especulativo. La experiencia demuestra que lo puede encabezar cualquiera de sus componentes, dependiendo de condiciones muy particulares. Lo puede hacer quien en un momento concreto tenga la capacidad de convocatoria, la mejor organización, el mayor contingente, la mayor experiencia, la sensibilidad, la autoridad política y moral, la fuerza relativa dentro del amplio y heterogéneo conjunto. Y puede suceder que quien lo encabece en una fase inicial quizá conserve el liderazgo por un lapso más o menos prolongado, o quizá lo pierda al poco tiempo, para ser sustituido por otro individuo, grupo, sector o clase social, dentro de un proceso de maduración del bloque social, interno y externo, y de las condiciones de la lucha.
Hoy mismo se están construyendo bloques de este tipo en la gran mayoría de los países de América Latina y el Caribe, procesos que se hallan en distintos grados de desarrollo. Y las variantes que se están dando en cuanto a quién los encabece son numerosas. Hay casos en los que el movimiento indígena hace cabeza y aporta el contingente mayor y mejor organizado. Hay otros en que lo hace el campesinado sin tierra, aunque no indígena. En otros, trabajadores desempleados constituyen el factor con más peso y activismo. Hay casos en que hacen cabeza individuos de la pequeña burguesía intelectual. También hay casos en los que el bloque social por la liberación nacional los encabeza algún elemento de las fuerzas armadas con mentalidad nacionalista y antiimperialista. En algunos, por hoy pocos —como en el caso de México y el de Argentina— el movimiento sindical juega un papel destacado. Los partidos comunistas y obreros participan de modo activo y consecuente en la gran mayoría de estos esfuerzos. En ningún caso hacen cabeza. No existen las condiciones para que así sea. ¿Quiere decir esto que en estos tiempos la clase obrera ya no es la clase social revolucionaria por excelencia, como dicen algunos que teorizan al respecto? ¿Quiere decir que han surgido nuevos actores sociales? ¿Que la clase obrera perdió el papel de sujeto revolucionario que otrora le correspondía? ¿O que ni siquiera lo tuvo nunca como una regla general y que fue un error teórico atribuírselo? No, nada de eso es verdad. Lo que sucede es distinto. Es cierto que en la lucha por la liberación de los países dependientes como los de nuestra región participan varias clases y sectores sociales, pero no son “nuevos” actores. Al contrario, en la mayoría de los casos se trata de “viejos” actores sociales, tanto o más, en muchos casos más, que la clase obrera. El movimiento indígena y el campesinado, anteceden en el tiempo a la clase obrera que surge hasta una fase muy posterior, cuando llega la industrialización. La clase obrera sigue siendo la clase social revolucionaria por excelencia, si se habla de la fase de transición al socialismo. Sólo que lo que está en el orden del día en la región latinoamericana y caribeña es otra fase de la revolución, la revolución de liberación nacional con respecto del imperialismo –la lucha por nuestra segunda y definitiva independencia- y en ésta, el sujeto revolucionario es plural, igual que lo fue la lucha por nuestra independencia política con respecto de España y las otras potencias europeas. La revolución de liberación nacional no necesariamente debe desembocar en regímenes de democracia burguesa en esta fase, bien pueden desembocar en regímenes de democracia popular y más tarde socialistas y comunistas. Esto es así porque hay unidad dialéctica entre la revolución de liberación nacional 29
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y la revolución socialista en esta etapa de la historia de la humanidad, cuando el régimen de la propiedad privada de los medios de producción y cambio ha envejecido y prácticamente se ha agotado. El que el proceso tenga uno u otro desenlace depende de factores internos y externos al bloque social que lucha por la liberación. De la correlación de fuerzas al interior del bloque, de la correlación de fuerzas externa al bloque pero interna en lo nacional y también de la correlación regional e internacional de fuerzas, entre otros factores que inclusive pueden ser meramente coyunturales. Finalmente, la revolución de liberación nacional puede llegar hasta sus últimas consecuencias y socializar los bienes de producción y cambio, o puede sucumbir. Cuando ocurre esto último, el proceso queda trunco, no alcanza tampoco el objetivo de la plena liberación nacional económica y política, que se pospone para reiniciarse la lucha en otro momento.
tendencia ascendente de la lucha por nuestra segunda y definitiva independencia Fragmento del Informe aprobado por el 128 Pleno del Comité Central. En América Latina, es particularmente notable la tendencia ascendente de la lucha por la Segunda y Definitiva Independencia de nuestros pueblos, en nuestros días. Históricamente el imperialismo norteamericano ha visto a América Latina y el Caribe como zona de exclusivo dominio. Sin embargo, hace cinco lustros, como parte de la globalización neoliberal, lanzó una nueva ofensiva para acrecentar su hegemonía. Lo hizo con el fin de fortalecer su posición en la lucha interimperialista en la arena mundial; también persiguió por ese medio nutrir su economía en crisis, a costa de la sobreexplotación y el saqueo de las nuestras; quiso asegurarse el abasto de energéticos —petróleo, gas, uranio— y fortalecer su política belicista. Desde entonces, el imperialismo norteamericano ha intensificado sus acciones para apropiarse de los principales medios de producción y cambio de nuestros países, y de nuestros recursos naturales, ya no sólo los tradicionales, también ahora la biodiversidad, el oxígeno y el agua, entre otros. Asimismo, con el fin de intensificar la explotación de nuestra fuerza de trabajo, que le resulta muy barata, y contrarrestar de algún modo la tendencia a la baja de la tasa de ganancia que registra la economía estadounidense, igual que la de todo el mundo capitalista. Otro objetivo ha sido el de subordinar las economías de nuestros países a la metropolitana. Y en lo político, dentro del 30
mismo proyecto general, despojar a nuestros pueblos de su soberanía y autodeterminación. Todo esto ha traído como resultado el de convertir a los países de América Latina y el Caribe en neocolonias del imperialismo yanqui, cada vez más. Históricamente la contradicción principal, en nuestra región, ha sido la que se da entre el imperialismo norteamericano y los pueblos y las naciones de América Latina y el Caribe, en su conjunto. La lucha revolucionaria para nuestros pueblos ha buscado, por lo tanto, desde tiempo atrás, derrotar al imperialismo y conquistar nuestra plena independencia económica y política, es decir, nuestra Segunda y Definitiva Independencia, luego de la que logramos frente a la dominación colonial europea a inicios del siglo xix. Hoy, luego de la puesta en marcha de la globalización neoliberal, cuando el imperialismo yanqui ha incrementado su domino sobre nuestra región, la lucha revolucionaria por la Segunda y Definitiva Independencia de nuestros pueblos se ha puesto a la orden del día y ha cobrado mayor vigencia que nunca. La gran batalla liberadora en la que están empeñados los pueblos todos de esta región fue prevista por Vicente Lombardo Toledano desde hace medio siglo: “Los pueblos de América Latina están próximos ya, juzgados en conjunto, a una gran movilización, parecida a la ocurrida en la época colonial, a principios del siglo xix, que desembocó en la Revolución de Independencia. Porque si el imperialismo norteamericano ha logrado una gran influencia económica y política… esa misma intervención ha provocado un sentimiento colectivo contra el imperialismo que no tiene precedentes. Creer que los pueblos de América Latina van a resignarse a vivir como colonias de los Estados Unidos, no sólo es un grave error, sino revela una completa ignorancia de las leyes que rigen en nuestra evolución de países semicoloniales.” (“Brasil ha dado el ejemplo”, revista Siempre!, núm. 125, México, d. f., 16 de noviembre de 1955) De hecho, la Revolución democrático-burguesa y antifeudal, que estalló en nuestro país en 1910, también y sobre todo fue una revolución antiimperialista —la primera, cronológicamente hablando— tuvo como objetivo, entre otros, el de frenar y revertir el proceso de colonización económica a que nos sujetaba el imperialismo estadounidense, ya en plena expansión. Así la definió Lombardo en numerosas ocasiones; y precisamente por ser antiimperialista, fue una revolución de liberación nacional, por la Segunda y Definitiva Independencia de México, que logró avances significativos, profundos, en los órdenes económico, político, social y cultural. Entre otros de sus efectos, estimuló las luchas revolucionarias de otros países de la región latinoamericana y caribeña, casi todos, incluida la Gloriosa Revolución Cubana, como bien lo ha reconocido el Comandante Fidel Castro.
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Sin embargo, no alcanzó su objetivo de transformar al nuestro en un pueblo libre y soberano, dueño de su destino, que tuviera acceso pleno a los bienes de la civilización y la cultura. Ya en la fase posterior a la lucha armada, vivió un prolongado y complicado proceso de luchas ideológicas y políticas entre las fuerzas revolucionarias y progresistas, impulsoras de los avances, por una parte, y las reaccionarias y proimperialistas que querían frenarla y destruirla, por la otra. Ese proceso conflictivo duró alrededor de tres cuartos de siglo, de 1917 a 1982, al final del cual la revolución descarriló, sobre todo a causa de la globalización neoliberal que implantó en México las políticas que diseñaron el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, agencias del imperialismo. Tomaron el gobierno en sus manos los neoliberales del pri y del pan, que son una y la misma cosa, y desde allí han facilitado que el poder pase a manos del imperialismo, que es quien lo detenta hoy. La experiencia de todos los pueblos del mundo demuestra que no todas las revoluciones llegan hasta sus fines últimos de una sola vez, como también lo demuestra nuestra propia experiencia. Esa etapa de la larga lucha histórica de nuestro pueblo quedó inconclusa, como también quedaron truncadas las fases anteriores, la de 1810 y la de Reforma, que junto con la de 1910 han formado lo que Lombardo denominó “tres tiempos” de un proceso revolucionario único. Por eso cada nuevo movimiento retomó los objetivos inalcanzados y los anhelos del pueblo insatisfechos de la fase anterior. Lo que no “fracasa” ni pierde vigencia, en la concepción de Lombardo, es la Revolución Mexicana entendida como el proceso revolucionario histórico único del pueblo de México –la sinfonía entera-, que no puede perder vigencia en tanto los anhelos del pueblo no estén satisfechos del todo, ni puede fracasar, porque la voluntad de cambio del pueblo es imbatible y, si en una fase no logra sus objetivos últimos, ya reiniciará su lucha infatigable. El propio Lombardo anunció el inicio del “cuarto movimiento” de esa gran sinfonía: “Necesitamos una nueva Revolución… esta revolución será la cuarta etapa de la Revolución ininterrumpida de nuestra historia, después de las etapas de la Independencia, de la Reforma y de la lucha contra la dictadura de Porfirio Díaz. Esta cuarta revolución tendrá sus propias características... Será una revolución basada en la vigorización de la conciencia de clase del proletariado y en la educación política de las otras fuerzas sociales que han de cooperar a la democracia del pueblo. Una revolución caracterizada por grandes movimientos de masas, vigorosos, resueltos y entusiastas”. (La perspectiva de México, una democracia del Pueblo. Informe Político al Noveno Consejo Nacional del Partido Popular, 5 de abril de 1956).
Luego de la nuestra, de 1910, hubo otras revoluciones en los años y décadas siguientes en América Latina y el Caribe, también contra el imperialismo y de liberación nacional, si se les juzga por su contenido histórico concreto, aunque no en todos los casos lo proclamaran así. Varias de ellas siguieron el camino de la insurrección armada, y en particular la táctica guerrillera, en América Central y en América del Sur, luego de la exitosa experiencia de la Revolución cubana; otras, la vía de las elecciones, como el caso de Chile, con la Unidad Popular y Salvador Allende al frente; otras tomaron la senda de la movilización de masas; porque las formas posibles de la lucha revolucionaria son muchas y encontrar la que más conviene, depende de condiciones concretas de cada lugar y de cada momento; las más adecuadas para un país son inoperantes en otro, y las más viables en un mismo país, en cierto momento, no lo son en otro, si las circunstancias se han modificado. A pesar de todos los esfuerzos, hasta hoy, sólo una revolución en nuestra región ha alcanzado su objetivo de romper todo lazo de dependencia con respecto del imperialismo yanqui y de lograr así el ejercicio pleno de la autodeterminación para su pueblo: la Revolución Cubana. En nuestros días, sin embargo, la clase obrera y sus aliados en la lucha contra el imperialismo en América Latina y el Caribe experimentan una importante fase de ascenso. Luego del triunfo y la consolidación de la Revolución Cubana, la que más ha logrado avanzar hacia su independencia es la Revolución Bolivariana de Venezuela, que está viva y vigente. Es un proceso que se ha ido radicalizando a un ritmo vertiginoso, acentuando cada vez más su carácter antiimperialista, y que hoy en día ya explora el camino hacia su reorientación al socialismo y empieza a dar pasos concretos en esa vía. Existe la experiencia de que revolución que no avanza, se frustra; y también, de que ninguna revolución de liberación nacional ha logrado sus objetivos de manera plena, si, en el proceso, no ha ido más allá de sus propósitos iniciales, fijándose nuevas metas; si no se ha señalado como objetivo superior la construcción de una sociedad sin explotadores ni explotados, una sociedad socialista. Porque ambas, la revolución de liberación nacional y la revolución socialista, poseen unidad dialéctica, en las condiciones actuales, y por tanto, no son necesariamente dos procesos separados por un tiempo prolongado; no se requiere que se consolide primero, y se desarrolle el régimen surgido de la Revolución democrático-burguesa, como sucedió en el pasado, en las sociedades que hicieron este tipo de revolución y construyeron regímenes capitalistas a los que hoy se les llama “desarrollados”, que están en la etapa del imperialismo, para después, en otro momento histórico, cuando hayan madurado 31
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nuevas y distintas contradicciones, pasar a la revolución socialista. Esto ya no es así: la Revolución de liberación nacional y la que ha de construir la sociedad socialista y comunista, en las condiciones de hoy bien pueden ser un mismo proceso, ininterrumpido y de muy rápida evolución. Así lo concibió Lombardo desde hace medio siglo: “Sé muy bien que en esta etapa de la historia humana, en el periodo de agonía del imperialismo, todas las luchas populares por la independencia nacional y por el progreso de los hombres conducen al socialismo”. (La perspectiva de México... op. cit.) Más todavía, en realidad las revoluciones de liberación nacional que no se han radicalizado y marchado al socialismo, han sucumbido, y dado paso a una fase regresiva hacia la dependencia neocolonial, como ocurrió con el tercer tiempo de la nuestra. La Revolución Bolivariana de Venezuela, además, ha desempeñado una función muy valiosa por su participación en la solidaridad con la Revolución Cubana, sobre todo en esta etapa en que el imperialismo yanqui ha endurecido el bloqueo contra la Patria de Martí, Fidel y el Che. También ha sido valiosa su contribución a crear las condiciones para el ascenso de la revolución liberadora en toda la región. Y también ha tenido la virtud de poner en la mesa de discusiones el tema de la previsible integración latinoamericana en lo político, uniendo a nuestros países en una sola gran nación. La Alternativa Bolivariana de las Américas, alba, no es un proyecto sólo de orden económico, sino sobre todo político, además de cultural, que recoge el viejo ideal de Simón Bolívar y de José Martí, de unir a nuestros países en su lucha contra el imperialismo yanqui, que en el mundo de hoy cobra una dimensión nueva y mayor aun que en la época en que lo formuló El Libertador. El proceso revolucionario en Bolivia, tercero en orden cronológico, de los procesos revolucionarios profundos que están en marcha en América Latina, ha avanzado vigorosamente desde el ascenso a la Presidencia, de Evo Morales. Este país andino ahora integra, junto con Venezuela, un dúo de naciones opuestas al imperialismo con firmeza y dispuestas a enfrentar sus designios sin concesiones. En ambos casos, los conjuntos de las fuerzas revolucionarias antiimperialistas más consecuentes han tomado el gobierno en sus manos y avanzan hacia la toma del poder, en medio de luchas constantes que se dan en el terreno de las ideas, de la batalla política, de las movilizaciones populares, de la creciente organización de la clase trabajadora y el muy amplio conjunto de sus aliados con los que cuenta en esta fase histórica de la Revolución. Los convenios de intercambio que se dan entre Bolivia, Venezuela y Cuba, salen del ámbito del mercantilismo y la expoliación y retoman los principios de la solidaridad entre los pueblos y de la equidad, que habían desaparecido junto con la Unión Soviética. 32
Además de los procesos revolucionarios antiimperialistas profundos ya señalados, hay otros cambios de menor profundidad pero importantes, en América Latina, como los que se dan en Brasil, Argentina, Uruguay y Nicaragua, y el muy reciente en Ecuador. Gobiernos como el de Lula, Kirtchner, Tabaré y casi seguro el de Daniel Ortega, actúan en una lógica distinta de los de Venezuela y Bolivia, y desde luego, del de Cuba, porque su naturaleza es distinta y sus condiciones también lo son. Es verdad que no se enfrentan al imperialismo en su esencia, en su base económica; no nacionalizan sus recursos y, en muchos casos, ni siquiera frenan la penetración creciente del capital extranjero, sino que la toleran. Más todavía, algunos de ellos tampoco defienden, o no lo hacen con la firmeza necesaria, los derechos de los trabajadores y las masas populares frente al Poder económico imperialista, sino que continúan aplicando las políticas neoliberales. Sin embargo, no son lo mismo que otros gobiernos, como el de Uribe, en Colombia, ni los del pan en México. Son gobiernos que tienen una política exterior independiente, que por lo menos en ese ámbito no se pliegan a los dictados de Washington y que interactúan de manera muy positiva con otros países del mundo al margen y aun en contra de los intereses yanquis, sea China, propiciando la diversificación de sus mercados; sean India y Sudáfrica, promoviendo un bloque que enfrente a Estados Unidos y la Unión Europea en la omc, o sea Venezuela Bolivariana, propiciando su integración en el mercosur y dando paso a una interacción económica con alto significado político de independencia frente al poderoso. Pero, sobre todo, lo que tiene mayor importancia y un sentido muy positivo de la política internacional de estos gobiernos, es su posición amistosa con respecto a Cuba, su negativa a sumarse al bloqueo criminal y su tendencia a exigir el cese del mismo en los foros internacionales. Todo esto tiene repercusiones significativas tanto en el escenario latinoamericano como en la arena mundial. En el ascenso revolucionario de nuestros días en América Latina ha habido un instrumento cuyo uso se ha generalizado: la movilización popular. Los pueblos salen a la calle y se movilizan combativos contra los resultados de cinco lustros de políticas neoliberales; lo hacen de una manera natural, porque en este caso no se requiere un proceso complejo de comprensión para unir la causa con el efecto, para darse cuenta de que tales políticas los han empobrecido y humillado como nunca, regresándolos décadas atrás en sus procesos sociales. Es fácil observar los resultados, profundamente lesivos a los intereses de nuestros pueblos, de los cambios que el capitalismo senil de nuestros tiempos requiere para subsistir un poco más. La movilización, por otra parte, se ha demostrado sumamente eficaz, por los muchos logros que ha
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conseguido en otras tantas batallas. La movilización popular, además de ser una forma concreta y eficaz de lucha, en muchos casos ha sido también la escuela de masas en que los grandes conjuntos del pueblo han ido forjando su conciencia antimperialista y de clase. Han aprendido a ver más allá de la superficie y se han dado cuenta del contenido clasista del neoliberalismo y, sobre todo, de su esencia imperialista. Esto, sobre todo, gracias al papel que en el seno de los movimientos de masas han venido desempeñando las fuerzas más avanzadas y consecuentes, como los partidos comunistas y obreros. La movilización popular también se ha desempeñado como instrumento para que las masas se organicen cada vez más, y para que los grupos y organizaciones diversas y múltiples que confluyen en la lucha, aprendan a coordinar y articular sus esfuerzos, a superar los vicios del sectarismo y la autosuficiencia, y para que poco a poco vayan encontrando vías para dejar atrás la época de la pulverización de la izquierda y de otras fuerzas progresistas, pulverización que ha propiciado el propio imperialismo y, junto con él, otras fuerzas regresivas. Grandes movilizaciones populares precedieron y crearon condiciones para que pudiera darse el ascenso de Evo Morales a la Presidencia de Bolivia, y otras semejantes han logrado que ese proceso revolucionario pueda avanzar en medio de una feroz resistencia del imperialismo y la oligarquía. Grandes movilizaciones de las masas fueron el arma que hizo posible la reversión del golpe de Estado en Venezuela y el regreso de Hugo Chávez Frías a la Presidencia, y otras de gran magnitud han permitido las sucesivas victorias electorales y políticas, y la subsistencia y el avance de la Revolución Bolivariana en ese país. Movilizaciones de gran dimensión han precedido y facilitado incluso los resultados de tipo electoral que, sin entrañar cambios profundos tienen sin embargo un carácter positivo importante, en diversos países de la región. Ese mismo tipo de instrumento jugó una función muy importante en la derrota que los pueblos de América Latina infligieron a aquel proyecto imperialista que se denominó, Área de Libre Comercio de la Américas, alca, y en casos concretos han logrado impedir que tales o cuales gobiernos firmen tratados bilaterales o sub regionales de “libre” comercio. En fin…
al avanza hacia su liberación Fragmento del Informe Político aprobado por el xx Congreso Con el nuevo siglo, América Latina presenta una perspectiva distinta a la hegemonía del modelo económico del neoliberalismo que durante más de dos
décadas se impuso en prácticamente todos los países de la región, el empobrecimiento de la mayoría y una exacerbada concentración de la riqueza en unos cuantos, la privatización de los servicios públicos y el Estado al servicio de las trasnacionales fueron la constante durante esos 20 años, pero a la par, en la mayoría de naciones se gestaban importantes movimientos sociales que finalmente fueron el motor de impulso para el cambio hacia gobiernos nacionalistas de corte popular que tomaron distancia del modelo neoliberal y del imperialismo norteamericano. En Argentina, uno de los países más agraviados por el neoliberalismo la crisis se generalizó y en diciembre de 2001 el pueblo en la calle depuso en unos días a cinco presidentes, Los llamados “Piqueteros”, Barrios de Pie, las Madres de la Plaza de Mayo, los estudiantes, entre muchos otros contingentes, rebasaron a los partidos políticos tradicionales, sindicatos y organizaciones como protagonistas de los cambios políticos en dicha nación. A partir de ese momento, esa movilización popular, amplia y plural, que se reprodujo a lo largo y ancho del continente fue construyendo bloques sociales que permitieron cambiar la correlación de fuerzas para integrar gobiernos como el de Venezuela y Bolivia que retoman para Latinoamérica el pensamiento de Bolívar y Martí, que denuncian al imperialismo como el principal enemigo de nuestros pueblos y que han realizado cambios en las leyes e instituciones para mejorar las condiciones de vida de la empobrecida población. Cuba: 50 años de Revolución. El primer territorio libre de América, nuestra hermana nación caribeña Cuba ha cumplido 50 años de Revolución; tiene medio siglo de constituir un ejemplo y una esperanza para la lucha de los latinoamericanos en el sentido de que es posible construir un mundo mejor, en donde prevalezca el interés por lo humano y no por el mercado. Cuba cambió de ser una nación en la que sus gobiernos eran títeres al servicio de intereses extranjeros, su economía se sustentaba en burdeles y casas de juego de la mafia norteamericana y la población vivía en la miseria con un alto índice de analfabetismo y mortalidad infantil, a ser ejemplo de dignidad, de ejercicio de soberanía popular, de elevar las condiciones de vida de la población en educación, salud, cultura, deporte y de solidaridad con los pueblos más necesitados al coadyuvar para reducir el analfabetismo, con las brigadas de médicos, con inmunizaciones y tratamientos para la salud de alto nivel que compiten con potencias europeas. El pueblo de Cuba ha superado innumerables intentos del imperialismo norteamericano por destruir la Revolución, desde el bloqueo económico, leyes extraterritoriales como la Torricelli, Helms Burton, la Ley de Ajuste Cubano, invasiones armadas como 33
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la de Playa Girón, armas bacteriológicas, incesante propaganda contra el Gobierno, financiamiento de mercenarios, etc., Cuba es una isla asediada por los yanquis desde el momento en que logra su independencia de España, para tratar de incluirla como una estrella más en su bandera. La resistencia del pueblo cubano ha sido ejemplar, pero el asedio norteamericano ha significado para este país hermano un alto costo en vidas y en lo económico, representando un lastre que impide el desarrollo pleno de Cuba y su extraordinaria capacidad creadora. La situación de Cuba es complicada: la crisis económica global, el asedio imperialista y la devastación sufrida recientemente por los fenómenos meteorológicos le impone austeridad a la población y adopción de difíciles medidas económicas emergentes orientadas a capitalizar recursos necesarios para su desarrollo, circunstancias que pueden introducir elementos negativos que en las sociedades de consumo y explotación son “normales”; de esta manera, la transición política que se vive en la Isla para preservar la Revolución y las conquistas logradas, puede ser el pretexto que busca desde hace tiempo Estados Unidos para terminar con la Revolución; por ello, hoy más que nunca es necesaria la solidaridad entre nuestros pueblos, entre partidos hermanos y de los revolucionarios que aspiramos a defender el sueño de Martí, de Fidel y el Che. Hoy más que nunca es plenamente vigente el señalamiento de Vicente Lombardo Toledano en el sentido de que defender a Cuba es defender a México y a América Latina, su causa es la misma que la nuestra; mantener su dignidad, soberanía y libertad es un paso hacia lograr la emancipación latinoamericana. Venezuela. Venezuela ha avanzado notablemente en una ruta antiimperialista, hacia su liberación nacional, y ya se habla de la necesidad de construir un régimen socialista, aunque por ahora no existen todavía las premisas para ese paso más avanzado. El proceso de cambio fue detonado por las movilizaciones y los estallidos populares, igual que en Argentina y en todo el subcontinente. El caso más sonado lo fue el llamado “caracazo” (1989) cuando las masas del pueblo se lanzaron a la calle, iracundas, contra el “paquetazo”, conjunto de medidas neoliberales decretadas por el gobierno de Carlos Andrés Pérez y exigidas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Pérez ordenó al ejército reprimir al pueblo con ferocidad, asesinando e hiriendo a millares, con lo que se ganó el odio del pueblo. Desde la firma del pacto de punto fijo (1958), el partido de Pérez, Acción Democrática, socialdemócrata (igual que el pri y el prd de México), se alternaba en el poder con el socialcristiano copei, (equiparable al pan) Tres años después del caracazo, Chávez quiso derrocar a Pérez, encabezando un golpe de Estado junto con otros jó34
venes oficiales; no lo logró y fue a la cárcel, pero ganó prestigio por su decisión. Liberado en 1994, participa en las elecciones de 1999 como candidato presidencial por el Polo Patriótico, una alianza de partidos, algunos con larga trayectoria, claridad ideológica y firmeza, como el Partido Comunista de Venezuela, pero todos con poca presencia electoral previa. El prestigio de Chávez y, sobretodo, el programa antineoliberal que el Polo enarboló, firme, sin titubeos, con hondas raíces en lo mejor de la historia nacional y latinoamericana, como el pensamiento de Bolívar, llevó a Chávez al triunfo. Ya en el gobierno, de manera gradual toma distancia respecto del gobierno de EE.UU. hasta llegar a nuestros días a una abierta confrontación contra el imperialismo. Chávez propone al Congreso modificar el marco jurídico venezolano en 2001 para realizar programas de amplio beneficio popular, con las reformas a la Constitución y las Leyes Habilitantes, sobre todo con la Ley de Tierras y de Hidrocarburos. La oligarquía local ve gravemente afectados sus intereses y comienza a realizar acciones para desestabilizar al Gobierno Venezolano. En complicidad con los Estados Unidos la llamada “oposición” provoca un golpe de estado el 11 de abril de 2002, que se resolvió restituyendo tres días después al Presidente Chávez en el poder como resultado de una inusitada movilización popular, que así, otra vez, demostró la fuerza de la que es capaz el pueblo en la calle, en pie de lucha. El 12 y 13 de abril las calles de Caracas estaban colmadas de ciudadanos que demandaban la restitución en su cargo de un Presidente electo legítimamente por su pueblo. Fue tal la presión social, que los golpistas terminaron huyendo por la puerta trasera del Palacio de Miraflores, dejando el caviar servido y champaña sin descorchar. A finales de ese mismo año la oligarquía venezolana propicia un paro petrolero que paralizó parcialmente la economía de la nación durante algunos días, pero de nueva cuenta, el pueblo en la calle recuperó las instalaciones de la petrolera venezolana pdvesa para finalmente poner el petróleo al servicio de la población y como palanca de desarrollo nacional. Con 10 años en el gobierno, la conducción de Chávez ha permitido resolver algunas de las necesidades más apremiantes de la población en Venezuela con los numerosos programas sociales —misiones— que ha implementado, se ha convertido en promotor de la integración latinoamericana y ha denunciado al imperialismo y sus diversos rostros como el culpable de la crisis económica, alimentaria y la escalada bélica. Bolivia. En Enero de 2006, Evo Morales abre una nueva perspectiva para el pueblo boliviano, por primera vez un líder comunitario e indígena llega a la Presidencia de la República, para hacer efectivas una serie de demandas que encabezó en las amplias movi-
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lizaciones populares de los cocaleros y otros sectores de la población en contra de la privatización del agua por las trasnacionales en Cochabamba y de la política neoliberal que había entregado los hidrocarburos y el gas a los extranjeros. Entre octubre de 2003 y el 2005 fueron depuestos al menos tres presidentes en Bolivia como resultado de la amplia movilización popular y se convoca al proceso electoral del que resulta triunfador el líder cocalero. Luchador antiimperialista, defensor de la Revolución Cubana, admirador del Che, aliado en todo momento de la Revolución Bolivariana, seguidor del pensamiento de Mariátegui y del pensamiento humanista de eliminar la explotación del hombre por el hombre, Morales se ha enfrentado a los sectores más reaccionarios de la derecha boliviana, que en alianza con el Gobierno norteamericano intentan desestabilizar su Gobierno con toda clase de medidas. A sus críticos respondió sometiendo su Gobierno a referéndum revocatorio en agosto de 2008, mismo que lo ratificó en el cargo. Evo Morales propuso la modificación de la Constitución Boliviana para propiciar los cambios necesarios que hicieran posible devolver la dignidad a los pobres, ha promovido una intensa campaña de alfabetización con el apoyo del Gobierno de Cuba, nacionalizó el gas e implementó una reforma agraria para acabar con el latifundio y proveer de una fuente de trabajo estable para los campesinos. Bolivia es junto a Cuba y Venezuela, el tercer país latinoamericano libre de Analfabetismo. Ecuador y Nicaragua. Ecuador y Nicaragua se suman en enero de 2007 a los gobiernos progresistas latinoamericanos que buscan implementar un gobierno distinto al neoliberal. El presidente Rafael Correa de Ecuador y Daniel Ortega de Nicaragua, levantan sus voces por la defensa de Cuba y su Revolución, al proyecto de la Alternativa Bolivariana para las Américas y a la construcción en su Patria de un modelo de Gobierno que beneficie a los pobres y no a las trasnacionales. Rafael Correa se ha opuesto al Plan Colombia como estrategia de militarización de los Estados Unidos hacia Latinoamérica. El levantamiento indígena de Ecuador —que a su vez, colmando las calles y plazas públicas, ya había derrocado antes a varios presidentes neoliberales— y la movilización popular de los sandinistas, fueron factor esencial para el triunfo de gobiernos progresistas en dichas naciones latinoamericanas. Brasil. En octubre de 2002, Brasil elige como su Presidente al líder sindical Luis Ignacio “Lula” Da Silva, quien había sido postulado en tres ocasiones anteriores a dicho cargo y que finalmente consigue llegar al poder y ser reelecto, con dificultades, para un segundo mandato en 2006. Si bien la actuación de Lula —de corte socialdemócrata, reformista— no ha
sido del todo satisfactoria para un sector importante de la población brasileña, su política de atención al bienestar popular le permitió tener la aceptación necesaria para continuar su mandato hasta el 2011. Lula ha recibido fuertes críticas porque su gobierno trata de equilibrar los intereses de diversas franjas de la todavía poderosa burguesía brasileña; porque frente a los gobiernos de Chávez y Evo Morales, se ve tibio, y porque no ha logrado satisfacer las apremiantes necesidades del pueblo brasileño, sin embargo, ha hecho una política exterior de colaboración latinoamericana y de distanciamiento con proyectos como el Área de Libre Comercio de las Américas (alca) que impulsaran durante más de una década los Estados Unidos. Argentina. Argentina elige en mayo de 2003 a Néstor Kirchner y en diciembre de 2007 a su esposa, Cristina Fernández de Kirchner. En 2002 el pueblo argentino estaba inmerso en una gran movilización popular. Las políticas neoliberales llevadas al extremo de los gobiernos de Menen, De la Rúa y Duhalde provocaron una crisis sin precedente en la nación suramericana, el desempleo, la inflación, las cuentas bancarias congeladas, el alza en los precios, la iniciativa del alca, fueron el marco propicio para que un candidato de pensamiento progresista llegara al poder y que luego de 4 años de mandato, su esposa Cristina también lograra el triunfo. Han planteado distanciarse de los dictámenes del Fondo Monetario Internacional y la posibilidad de la integración latinoamericana sin la hegemonía de los Estados Unidos. Cristina Fernández retomó recientemente bajo el control del Estado los fondos de pensiones que habían saqueado prácticamente en su totalidad las empresas financieras que los administraban. Uruguay y Paraguay. También en Uruguay y Paraguay hubo cambios. En Octubre de 2004, Tabaré Vázquez del Frente Amplio de Uruguay, logra llegar, superando la coalición de izquierda —que él encabezaba— a los candidatos del bipartidismo tradicional; y en agosto 2008, Fernando Lugo asume el poder en Paraguay. Si bien no se han realizado cambios esenciales en la política de ambas naciones, el proyecto a favor de los pobres, sobre todo de Lugo, lo distancia de los políticos serviles del mercado. A manera de conclusión podríamos señalar lo siguiente: En el escenario latinoamericano de la última década un importante número de gobiernos se alejan del proyecto neoliberal —lo que implica alejarse de instrumentos del capital financiero y corporativo internacional, como el fmi y el bm— para retomar políticas nacionalistas, de corte progresista y popular. Cuba ha vuelto a estar en el centro de las relaciones latinoamericanas, luego del prolongado aislamiento a 35
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que fue sometida por las presiones del gobierno estadounidense y la actitud sumisa de la mayoría de los gobiernos de la región. Se renueva la idea de la integración latinoamericana materializándose en proyectos como la Alternativa Bolivariana para las Américas (alba) que encabezan Cuba y Venezuela. Se denuncia al imperialismo norteamericano como el principal enemigo de nuestros pueblos (Cuba, Venezuela y Bolivia) El actor fundamental de este proceso de transformación lo ha sido la movilización popular, que rebasa en muchos sentidos a los partidos políticos tradicionales, sobre todo a los socialcristianos y socialdemócratas. Los partidos comunistas, aunque pequeños numéricamente en su mayoría, están desempeñando una función activa, participando y dando
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impulso a la movilización popular y haciendo aportes teóricos y programáticos justos. Se renueva en el pensamiento colectivo latinoamericano la búsqueda de una propuesta de izquierda, que apuesta a la liberación del hombre, al desarrollo de todas sus capacidades, a la liberación de toda forma de subordinación y dependencia, que implica la búsqueda de la igualdad social y la proyección de un nuevo humanismo. América Latina está de pie, en la búsqueda de su segunda y definitiva independencia nacional, que lleve a término el sueño de Bolívar y Martí, que permita finalmente ampliar el régimen democrático, mejorar el nivel de vida del pueblo y garantizar la plena independencia y soberanía nacional a la que aspiraron nuestros próceres, y que siente las bases para avanzar hacia formas superiores de organización económica y social.
Causas históricas —económicas, políticas y sociales— del rezago actual del proceso revolucionario mexicano
Juan Campos Vega a desintegración de la Unión Soviética, el derrumL be del socialismo en los países que lo construían en Europa del este y las secuelas que produjo, y la puesta
en práctica de la política imperialista de globalización neoliberal, caracterizan al mundo de hoy. A ese escenario, es necesario adicionar los efectos ocasionados por las profundas crisis del capitalismo, que abarcan la economía, la política y diversas esferas de la sociedad; crisis que son inéditas, tanto por su amplitud como por su intensidad. En el caso del continente americano, en diversos países de América del Sur, la creciente acción de los pueblos que luchan contra la agresión y la opresión de los imperialistas y de las oligarquías locales que actúan a su servicio, han logrado, con diverso grado de intensidad, realizar cambios progresivos a favor de su independencia política y económica. Una característica de esas luchas es que se realiza por medio de movimientos democráticos masivos, que después son ratificados por sendos procesos electorales, que llevan al frente de los gobiernos a personalidades destacadas del movimiento político-social, que asumen conductas que pugnan por la independencia nacional, la democracia y el progreso. En el caso de nuestro país, eso no ha ocurrido: la lucha presente se ha reducido y refugiado en el terreno electoral. Los programas que enarbolan las fuerzas políticas que participan en estos procesos, inclusive aquellas que se asumen como progresistas, no alcanzan la profundidad que tienen en los países de la parte sur de nuestro continente. Dilucidar cuáles son las causas económicas, políticas y sociales del rezago del proceso revolucionario en nuestro país, no es una tarea fácil; sin embargo, ahora más que nunca, es necesaria. 1. el
proceso revolucionario
El primer aspecto indispensable para avanzar hacia el objetivo de identificar las causas de nuestro atraso, en el ámbito revolucionario, consiste en precisar qué
debemos entender por revolución y qué por proceso revolucionario. a) Revolución Con el término político “revolución” ocurre lo mismo que con otros términos que tienen una carga ideológica y política importante: se les utiliza de tal forma que acaban por diluir su contenido esencial es aspectos secundarios; inclusive, se les utiliza para significar lo contrario a su sentido original, a lo que inicialmente estaban destinados. En el lenguaje común, según lo establece el Diccionario de la lengua española, revolución es el “Cambio violento en las instituciones políticas, económicas o sociales de una nación”; significa también: “inquietud, alboroto, sedición”. De ahí deriva la falsa interpretación que atribuye al concepto cualquier hecho violento, máxime si es armado, sin tomar en cuenta su orientación ideológica y/o política; si se trata de un proceso que pretende transformar el sistema o sólo de sustituir a unos gobernantes por otros, sin tocar las bases de sustentación —económicas y política— del Estado. Para la ciencia política, el significado es diferente, es el tránsito de la sociedad hacia una etapa nueva y más avanzada del desarrollo social. En el ámbito del materialismo histórico, su contenido es preciso: en el prólogo de Contribución a la crítica de la economía política, Carlos Marx afirma que las causas que originan una revolución social, se manifiestan por medio de una contradicción fundamental, al respecto escribe: Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre así una época de revolución social.1
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Por su parte, Lenin señala que “El paso del poder del Estado de manos de una clase a manos de otra es el primer rasgo, el principal, el fundamental de la revolución, tanto en el significado rigurosamente científico como en el sentido político-práctico de este concepto”.2 Lombardo acota que una revolución […] es un movimiento popular que arroja del poder a la clase social que lo detenta, para remplazarla por otra clase social distinta y más progresista.3 Pero, además, explica: Por eso las grandes revoluciones de la historia han sido las realizadas contra el régimen esclavista, contra el feudalismo y contra el capitalismo, porque las tres desplazaron del poder a una clase social —los propietarios de los esclavos, los terratenientes y la burguesía— y la remplazaron por otra surgida del seno mismo del régimen imperante. Sin embargo, como las revoluciones no alcanzan a veces sus objetivos en una sola jornada, por larga que esta sea, se acepta llamar movimiento revolucionario al que, después de iniciada la lucha contra el sistema de la vida social que se trata de liquidar, prosigue hasta alcanzar todas sus metas. 4
Resumiendo, podemos afirmar que una revolución es un proceso necesario, como señala Marx, que consiste en la toma del poder por otra clase social, como afirma Lenin, y que esta clase es más progresista, como dice Lombardo. Este último agrega que si las revoluciones no alcanzan su objetivo en una sola jornada, es posible que tengan que realizar varias hasta alcanzar sus objetivos como sucedió en el caso de México con la independencia, la reforma y el movimiento armado de 1910, que constituyen tres etapas de una sola revolución: antifeudal, democrático burguesa, que en el caso de nuestro país, por el contexto histórico en que se produjo, también antimperialista. Una característica de las revoluciones es que no pueden ser importadas ni exportadas, porque requieren que las causas que las originan surjan del seno mismo de la sociedad, que en ellas se engendre la contradicción a la que hace referencia Marx; mientras que la contrarrevolución sí puede importarse y exportarse, porque las bases materiales del antiguo régimen que le da sustento, aun no han sido destruidas totalmente, todavía no han sido sustituidas por otras más avanzadas. En consecuencia, podemos definir a la contrarrevolución como la actividad encaminada a retomar el poder, por la clase social que había sido desplazada de él. Innumerables ejemplos tiene la historia mundial de regresión a etapas ya superadas —aunque siempre con carácter transitorio— como sucedió en México durante la primera mitad del siglo xix, cuando se alternaban conservadores y liberales en el gobierno, 38
hasta que se produce el triunfo definitivo de las fuerzas del progreso y se aprueba la Constitución de 1857 y, posteriormente, las Leyes de Reforma. De manera reiterada, en el mundo, la contrarrevolución también ha sido importada, o exportada, impulsada y financiada desde el exterior. En nuestra experiencia histórica se encuentra, en el primer caso, el intento de establecer una monarquía mediante la intervención francesa, que finalmente fue derrotada por los liberales encabezados por Benito Juárez que restablecen la república, y en el segundo, la intromisión del embajador yanqui Henry Lane Wilson que organiza, propicia y estimula el asesinato del presidente Francisco I. Madero y del vicepresidente José María Pino Suárez, y el arribo al poder del dictador Victoriano Huerta, depuesto posteriormente por las fuerzas que llevaron al triunfo a la revolución mexicana. En el caso de las revoluciones socialistas, el tema es mucho más complejo porque se trata de sustituir no solamente a un sistema socioeconómico por otro más avanzado, sino también de cambiar un sistema basado en la propiedad privada por uno que se sustenta en la propiedad social; sustituir un régimen clasista por uno que tiene como objetivo desaparecer la existencia de las clases explotadoras; es decir, remplazar un sistema de explotación, por uno basado en la cooperación. Otro elemento a considerar, es que no se puede construir el nuevo Estado, perfeccionando al anterior, como ocurrió en los procesos de sustitución de un Estado explotador por otro en el paso del esclavismo, al feudalismo y de éste al capitalismo, sino que se requiere destruir el Estado explotador y crear uno de transición —de dictadura del proletariado, en la forma que la realidad imponga— que tiene la tarea de sentar las bases para hacer posible la construcción el nuevo sistema de la vida social. En este caso, el derrumbe del socialismo en la ex Unión Soviética y demás países de Europa del este —aún no estudiado a profundidad en todas sus facetas e implicaciones— es, sin lugar a duda, el mejor ejemplo. b) Proceso revolucionario Las condiciones imperantes en la actualidad, determinan las características del proceso revolucionario mundial de inicios del siglo xxi, que sigue siendo el que corresponde a la etapa de tránsito del capitalismo al socialismo. Sería ilógico pensar que en un país, por muy atrasado que se encuentre en los ámbitos económico, social y político, las fuerzas progresistas estén pensando en transformar su sociedad para construir el sistema capitalista, a semejanza de cómo lo hicieron las revoluciones burguesas europeas de los siglos xvii y xvii. A esa etapa de tránsito, de carácter general, tie-
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nen que adecuarse todos los procesos revolucionarios que se realicen sobre la faz de la Tierra, independientemente del revés transitorio que representa el derrumbe de la ex Unión Soviética y demás países de Europa del este, que construían el socialismo y que han retornado al sistema capitalista con modalidades diversas. La perspectiva para cualquier tipo de revolución que en el futuro inmediato o mediato, desee conquistar sus objetivos, trátese de una revolución de contenido antimperialista, antifeudal, democrático popular, de liberación nacional, etc., consiste en transformarse en una revolución socialista y transitar hacia este propósito. De otra suerte, no podrá jamás romper, en definitiva, las cadenas de la dependencia respecto del imperialismo. El proceso revolucionario de la actualidad, que consiste en la sustitución del capitalismo por un régimen donde desaparezca la explotación del hombre por el hombre, permite resolver el cúmulo de problemas insolutos de etapas y procesos revolucionarios anteriores, lo que propicia que la clase obrera cuente con un importante número de aliados en otros segmentos de los trabajadores y de la población, sobre todo del campesinado y de la pequeña burguesía urbana y rural. En circunstancias especiales, como podría darse en el caso de nuestro país, pequeños sectores de la burguesía nacional antimperialista pueden todavía brindar su concurso para la solución de los principales problemas originados por la aplicación, durante casi treinta años, de las políticas neoliberales y sumarse a la lucha por la transformación de la sociedad, a condición de que actúen bajo la dirección política de la clase obrera. 2. condiciones
objetivas y situación revolucionaria
Durante mucho tiempo, se ha hablado de que en México y en América Latina están presentes las condiciones objetivas para hacer la revolución; pero que hacen falta las condiciones subjetivas. Sin embargo, no se debe limitar la interpretación del concepto “condiciones objetivas” a los problemas socioeconómicos que enfrentan, desde hace décadas, el pueblo y la nación. No basta relacionar las crisis políticas, la degradación del sistema electoral y de partidos, y las deficiencias y manipulaciones de que es objeto la vida democrática; no es suficiente adicionar las crisis económicas y sociales, y sus efectos devastadores en las condiciones de vida de los trabajadores; tampoco incluir el incremento del desempleo y los bajos salarios, la explotación desmedida de los
recursos naturales, particularmente de los no renovables, etc., que no son más que manifestaciones del conflicto —presente desde hace décadas— entre las nuevas fuerzas productivas y la caducas relaciones de producción capitalistas, para que se presenten las condiciones objetivas necesarias para hacer la revolución, es indispensable, además, que exista una situación revolucionaria. Para no hacer un recuento demasiado largo de los problemas que han afectado y empobrecido, en diversas ocasiones y en forma abrupta a los trabajadores, baste mencionar algunas de las crisis más impactantes de las últimas décadas del siglo precedente y del actual: la crisis del petróleo de la década de los años setenta, la crisis de la deuda de inicios de la década de los años ochenta; el error de diciembre —conocido internacionalmente como efecto tequila— con su secuela de la crisis bancaria, ambas acaecidas a mediados de la década de los años noventa, y la crisis internacional actual, producto de la globalización neoliberal, que inició en Estados Unidos con el manejo fraudulentode las hipotecas y que se desplegó prácticamente en el mundo entero y que constituye una crisis más profunda que la que afecto al capitalismo en 1929. Los efectos de todas ellas impactaron negativamente, en mayor o menor medida, a la población y no fueron suficientes para generar una situación revolucionaria. Una situación revolucionaria —que se diferencia tanto del impacto de los efectos de acontecimientos coyunturales, como de la tendencia irreversible de empobrecimiento absoluto y relativo de los trabajadores propia del capitalismo— según la definición leninista, se compone de los siguientes tres rasgos fundamentales: 1) La imposibilidad para las clases dominantes de mantener inmutable su dominación; tal o cual crisis de las “alturas”, una crisis en la política de la clase dominante que abre una grieta por la que irrumpen el descontento y la indignación de las clases oprimidas. Para que estalle la revolución no suele bastar con que “los de abajo no quieran”, sino que hace falta, además, que “los de arriba no puedan” seguir viviendo como hasta entonces. 2) Una agravación, fuera de lo común, de la miseria y de los sufrimientos de las clases oprimidas. 3) Una intensificación considerable, por estas causas, de la actividad de las masas, que en tiempos de “paz” se dejan expoliar tranquilamente, pero que en épocas turbulentas son empujadas, tanto por toda la situación de crisis, como por los mismos “de arriba”, a una acción histórica independiente.5
Otro elemento que se debe considerar es la existencia de un partido de la clase obrera influyente y experimentado, y cierto grado de organización y conciencia de las clases sociales —campesina, pequeña burguesía, etc.— y demás sectores agraviados por el 39
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neoliberalismo, capaces de constituirse, aliados al partido proletario, en el sujeto de la revolución. Mientras estas circunstancias no se den, todavía no existen las condiciones objetivas “maduras” para hacer la revolución, aunque es innegable que las premisas socioeconómicas están cada vez más cerca de llevar al país a una situación prerevolucionaria, debido a que generan una mayor agudización de las contradicciones sociales. Adicionalmente, es necesario aclarar que si bien una “revolución es imposible sin una situación revolucionaria […] no toda situación revolucionaria desemboca en una revolución”;6 para que ese hecho se produzca, son necesarias también las condiciones subjetivas. 3. condiciones
subjetivas
Para definir las condiciones subjetivas es preciso un conocimiento profundo de las causas que originan los procesos revolucionarios. El aspecto relativo a las condiciones subjetivas tiene que ver con la percepción y el grado de conciencia de los individuos que integran la sociedad. Están relacionadas con la actitud y decisión que asuman las masas populares, las clases sociales y los partidos progresistas ante las condiciones concretas en las que se desenvuelve la vida económica, política y social. Por esa razón, a pesar de la existencia de condiciones objetivas, si no se ha presentado una situación revolucionaria, si las condiciones objetivas y subjetivas no están suficientemente desarrolladas, iniciar la lucha puede conducir al fracaso en lugar de a la victoria; un error de apreciación de la realidad o una postura de revolucionarismo pequeño burgués, de voluntarismo, puede llevar a soluciones contrarias a las que se desea obtener. Quienes asumen posturas de "infantilismo izquierdista" sobrevaloran el elemento subjetivo: En el fondo de su pensamiento está la idea de que las revoluciones son, como las mercancías, objetos de importación y de exportación. Sin examinar seriamente las condiciones objetivas para el gran cambio histórico, y sin contribuir a que esas condiciones maduren, utilizan el método de la trasplantación mecánica, de la imitación extralógica de lo ajeno para que la revolución se produzca en su país y puedan ellos conducirla. Esta actitud es típica de la doctrina anarquista".7
Son los que cuando triunfa la revolución cubana, piensan que en México también ha llegado la hora de levantarse en armas —aunque a veces ni siquiera lo intenten— que cuando triunfa la Unidad Popular en 40
Chile, proponen alianzas electorales, es decir, que se comporta a semejanza de lo que fue exitoso en otros países, en los que las condiciones objetivas y subjetivas eran diferentes. Lenin advierte respecto de lo que debe entenderse por condiciones subjetivas; señala que el aspecto fundamental de éstas, está vinculado con la disposición, capacidad y voluntad de las masas populares —clase obrera y sus aliados— por transformar revolucionariamente la sociedad. Al respecto, señala como condición para que pueda realizarse la revolución: En primer término, conseguir que la mayoría de los obreros (o, en todo caso, la mayoría de los obreros conscientes, reflexivos y políticamente activos) comprenda a fondo la necesidad de la revolución y este dispuesta a sacrificar la vida por ella.8
En segundo lugar debe considerarse que las condiciones subjetivas no se limitan, necesariamente, al grado de conciencia revolucionaria, capacidad teórica y grado de organización de los sectores de vanguardia, sino con la voluntad de las masas, con su decisión de combatir las condiciones de opresión, injusticia, miseria y explotación existentes. Ello explica que las masas indígenas siguieran al cura Miguel Hidalgo y a los insurgentes; que los campesinos analfabetos fueran el sector fundamental que hizo realidad el triunfo de la revolución mexicana y que así haya sucedido en todas las etapas de la historia y en todos los países del mundo. Lombardo, al insistir en la necesidad de considerar las condiciones objetivas y subjetivas, nacionales e internacionales necesarias para sustituir el sistema socioeconómico, plantea que dichas condiciones deben y pueden ser creadas por la acción consciente de los revolucionarios, por la actividad de las masas organizadas política y socialmente. Al respecto propone que para sustituir el sistema capitalista por el socialista: Hay que crear las condiciones objetivas y subjetivas en el seno de cada país para llegar al socialismo, aprovechando la coyuntura histórica favorable para ese propósito.9
4.
causas del rezago
Las causas del rezago de la lucha revolucionaria en México, es atribuible a múltiples factores económicos y políticos, nacionales e internacionales. En el campo internacional dos aspectos son fundamentales: el derrumbe del socialismo en la Unión Soviética y demás países europeos, y la implantación del modelo de globalización neoliberal.
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a) Derrumbe del socialismo
a) Carencia de lucha de masas revolucionaria
El derrumbe del socialismo en lo que fue la Unión Soviética y en los demás países del este europeo, y la propaganda difundida profusamente por los círculos imperialistas acerca del “fracaso del sistema socialista” generaron, en el mundo entero, un clima adverso para la lucha revolucionaria y un cambio radical en las aspiraciones y combatividad de amplios sectores democráticos. Los cambios políticos que se produjeron a fines del siglo pasado, sobre todo en el continente europeo, en los países del llamdo "socialismo real", fueron de tal magnitud que generaron o agudizaron procesos de crisis al interior de diversos partidos comunistas y, en general, de partidos marxistas-leninistas. Militantes de las organizaciones escindidas, abandonaron la actividad revolucionaria y se refugiaron en partidos electorales de corte reformista y oportunista, particularmente de ideología socialdemócrata de los más variados matices, o se sumaron a las actividades de organizaciones de la “sociedad civil”; los menos, se pasaron abiertamente al campo contrarrevolucionario.
Desde finales de la primera mitad del siglo pasado, las corrientes oportunistas que se apoderaron de la dirección del movimiento sindical mexicano, impulsaron al interior de las organizaciones gremiales, una orientación reformista de la lucha sindical: el economismo, es decir, una política que limita los objetivos de los sindicatos a la lucha por sus demandas inmediatas: salarios, prestaciones, condiciones de seguridad e higiene, etc.; en consecuencia, abandonaron la lucha de clases, la lucha antimperialista encaminada a solucionar los grandes problemas nacionales, y la lucha por impulsar el desarrollo para satisfacer las demandas de las masas populares. El reformismo, el oportunismo y el colaboracionismo de clase, con pocas pero honrosas excepciones, domina el panorama sindical. La burguesía que gobernó el país hasta el año 2000, subordinó a los líderes sindicales otorgándoles cargos de elección popular y, mediante el contubernio con ellos, estableció normas para obligar a los trabajadores a pertenecer al Partido Revolucionario Institucional, so pena de expulsión. Son prácticas comunes de este sindicalismo corrupto, las componendas de los dirigentes sindicales con los patrones, y se dan casos insólitos en que los sindicatos se movilizan para lograr el beneficio económico, ¡pero no para ellos, sino para sus patrones!, con el argumento deleznable de que lo hacen para evitar el despido, para proteger sus fuentes de empleo. La ausencia durante décadas, de una política de clase, independiente y revolucionaria, produjeron el adormecimiento de los trabajadores, el conformismo en sus filas y su nula o escasa participación política en partidos representativos de sus intereses. Es una necesidad impostergable, para dotar de conciencia revolucionaria a las amplias masas de trabajadores, difundir entre ellas la ideología marxista-leninista, hacerlas que retomen el camino de la lucha para defender sus intereses inmediatos, así como los intereses nacionales y populares, con una clara convicción de que solamente combatiendo por la independencia económica y política respecto del imperialismo y por la instauración de una democracia del pueblo, podrán transitar hacia mejores condiciones de existencia. No existe otro camino, la verdadera educación sólo la da la lucha política, sólo por medio de la lucha de clases revolucionaria, las masas descubren la importancia de su número, de la fuerza que les proporciona su unidad y su independencia.
b) Globalización neoliberal Al mismo tiempo que en el seno de los países europeos, gobernados por partidos comunistas, se iban gestando las condiciones políticas, económicas y sociales que originaron el derrumbe del “socialismo real”, en el campo capitalista tomaba fuerza el proyecto neoliberal que se estableció primero en Gran Bretaña cuando gobernaba Margaret Thatcher y en Estados Unidos cuando era presidente Ronald Reagan, para influir posteriormente en las políticas de prácticamente todos los países capitalistas: imperialistas y dependientes. La globalización, que no es más que la fase actual de integración económica que inició a la par que el sistema capitalista, modificó las condiciones de producción, comercialización, comunicación y financiamiento, apoyada en los avances generados por la revolución científico-técnica que se inició a mediados del siglo xx. Las nuevas formas de la actividad económica y los procesos relacionados a ella, produjeron cambios importantes que el imperialismo supo aprovechar en su beneficio, uniendo el nuevo contexto económico y político, al modelo del liberalismo decimonónico actualizado, que produjo la globalización neoliberal —máscara actual del imperialismo— que es sinónimo de mayor saqueo de las naciones dependientes y mayor explotación de todos los pueblos de mundo. En cuanto a las causas de índole nacional, éstas son más antiguas y variadas.
b) Neoliberalismo en México A partir del gobierno de Miguel de la Madrid (19821988) y con mayor énfasis en los gobiernos posteriores 41
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—priístas y panistas— se produce la aplicación de las políticas económicas neoliberales, sobre todo de corte monetarista, que consisten, en general, en los siguientes aspectos: equilibrio fiscal, libre convertibilidad de la moneda, libre mercado, libre comercio, control de la inflación, contención de los salarios, liberación de los precios, puertas abiertas al capital extranjero, modificación de la legislación laboral para favorecer más al capital, etcétera. El necesario acompañamiento del neoliberalismo económico son sus complementos indispensables: 1) Neoliberalismo social Consiste en privilegiar a las empresas privadas, nacionales y extranjeras, en la prestación de servicios básicos —incluyendo aquellos que son responsabilidad de las autoridades de los diversos niveles— como agua potable, educación, recolección de basura, cementerios y panteones, y otros, así como en la subrogación de servicios como los de limpia, seguridad, proporción de medicamentos, atención hospitalaria, guarderías, etcétera. 2) Neoliberalismo político Uno de sus aspectos relevantes, consiste en privatizar la actividad electoral, en financiar el marketing político, es decir, el diseño y difusión de campañas para ser transmitidas en los tiempos contratados en los medios de comunicación masiva, particularmente en la televisión, por medio de aportaciones de empresarios. Estos nuevos mecanismos de difusión de las imágenes, logotipos y slogans de candidatos y partidos, propician la desideologización de la contienda electoral, y de la propia identidad de los organismos políticos. A pesar de que los partidos con registro suelen presentarse ante el electorado como de izquierda, derecha o centro, no se les puede considerar representativos de estas tendencias desde el punto de vista tradicional, sino solamente propagandístico. Su ubicación político-espacial únicamente se da en el espectro neoliberal: van desde el neoliberalismo a ultranza, hasta el neoliberalismo light. c) Inexistencia del partido único de la clase obrera Existen diversos partidos que se asumen marxistasleninistas, pero que difieren en cuanto a línea política, grado de vinculación con las masas y, en consecuencia, experiencia en la lucha diaria. Los principales males que enfrentan algunos de esos partidos son: dogmatismo, sectarismo, ultraizquierdismo, debilidad teórica y orgánica, falta de presencia en todo el territorio nacional y de influen42
cia decisiva en la lucha de masas, particularmente en el ámbito sindical Frente a este panorama, la necesidad de constituir un partido revolucionario, con todas las expresiones marxistas-leninistas, es una tarea inaplazable. Lombardo considera que para avanzar en la lucha es necesario organizar un partido único de la clase obrera; y que mientras ese objetivo se consigue, es necesario fortalecer a las organizaciones existentes, para que adquieran la experiencia y el prestigio necesarios para conducir a las masas al triunfo. Explica que el medio adecuado para lograr ese objetivo consiste en organizar al partido en la lucha, porque aunque parece difícil “es el método mejor. La organización en la lucha es la forma de organizar para siempre”.10 Además, señala que el partido proletario: “Debe ser por excelencia el partido de las amplias masas populares y que a esas sólo se les conquista con la acción”,11 que sus miembros deben ir “a las fábricas, a los mercados, a las colonias, al campo, a discutir los problemas del pueblo”,12 que todos los militantes deben convertirse en promotores del debate público y en conductores de la lucha revolucionaria. Porque, advierte: "El advenimiento del socialismo, [...] no se realizará de un modo mecánico por el simple correr del tiempo. A los partidos revolucionarios corresponde la tarea de crear las condiciones objetivas, en cada país, para que sea posible".13 d) Florecimiento del oportunismo y del reformismo En el movimiento de masas desvinculado del poder público y del charrismo sindical, se presenta también el reformismo y el oportunismo, sobre todo relacionado con la actividad político-electoral. La creencia de que solamente por la vía electoral será posible transitar hacia una sociedad mejor, está presente en muchos luchadores sociales; para otros, la obtención de regidurías y diputaciones locales, por las razones que sean: económicas, políticas, de representación, etc., se ha convertido en una “necesidad”, aunque en ambos casos tengan que asumir decisiones que van en contra de sus principios como la de apoyar a candidatos provenientes de los dos partidos burgueses más representativos del neoliberalismo: el Partido Acción Nacional y el Partido Revolucionario Institucional. Ambos han perdido de vista el objetivo final y la tarea fundamental: crear las condiciones subjetivas para la transformación revolucionaria de la sociedad.
a manera de conclusiones Si consideramos que más de la mitad de los mexicanos no había nacido, o tenía diez años o menos, cuando
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se derrumbó el socialismo en la ex Unión Soviética y Europa del este; si tomamos en cuenta que los actuales mexicanos menores de cuarenta años —que representan 72.99% de la población— no habían nacido, o tenían menos de diez años cuando se produce la crisis de la deuda y se apropia del gobierno el grupo neoliberal; tendremos que asumir que una tarea indispensable es la de llevar la ideología de la clase obrera y su aplicación a las condiciones actuales, a las amplias masas populares que no conocieron al país antes de la crisis ni supieron de los logros del socialismo europeo ni las causas de su derrumbe. Si estamos conscientes de que las generaciones que participaron en la lucha sindical revolucionaria de la década de los años treinta y cuarenta ya desapareció físicamente; que los movimientos que se generaron en la década de los años setenta no tenían una orientación revolucionaria, sino pequeño burguesa; que a la fecha son solamente unos cuantos los sindicatos que tienen dirigencias que privilegian la lucha de clases, la independencia de sus organizaciones gremiales respecto del patrón, las iglesias y el Estado, y la unidad sindical como principio y no solamente como táctica de lucha; comprenderemos la urgente necesidad de impulsar el conocimiento de los principios del sindicalismo revolucionario entre las filas de los trabajadores. Si sabemos que muchos luchadores sociales y políticos, participan en las contiendas electorales, de buena fe, convencidos de que ese es el único camino; si creen que avanzamos si un gobierno neoliberal light, aplica políticas que mitigan la pobreza y la miseria, sin cambiar la base económica neoliberal y sin pretender luchar contra el capitalismo; estaremos más que convencidos de la necesidad de construir el partido marxista-leninista, con una línea política revolucionaria, capaz de influir en las amplias masas populares para luchar por el socialismo. Para ello, nos recuerda Lombardo, es necesario que nos preguntemos: ¿En qué grado se encuentra la discrepancia, la lucha, la oposición, la contradicción entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción ahora?14
Porque, sin ese examen no podremos “sustituir la democracia liberal por la democracia del pueblo que conduce al socialismo”.15
Notas
1. Marx, Carlos, “Prologo de la Contribución a la crítica de la economía política”, Obras escogidas en tres tomos, t. i, p. 518, Moscú, Progreso, 1973.
Lenin, V. I.“Cartas sobre táctica”, Obras escogidas en doce tomos, t. vi, p. 264, Moscú, Progreso, 1976.
2
3
Lombardo Toledano, Vicente,“Las revoluciones de los siglos xix y y perspectivas”, Obra histórico-cronológica, t. vi, vol. 6, p. 11, México, cefpsvlt, 2009. xx. Características
4
Lombardo Toledano, Vicente, “Panorama de la izquierda en México”, Avante, núm. 1, enero de 1961, p. ; Obra históricocronológica, t. vi, vol. 4, p. 9, México, cefpsvlt, 2009.
5
Lenin, V. I.“La bancarrota de la II Internacional”, Obras escogidas en doce tomos, t. v, p. 226, Moscú, Progreso, 1976.
6
Idem.
7
Lombardo Toledano, Vicente, "Las revoluciones y los partidos políticos", Obra histórico-cronológica, t. vi, vol. 5, p. 84, México, cefpsvlt, 2009.
Lenin, V. I. “La enfermedad infantil del ‘izquierdismo’ en el comunismo”, Obras escogidas en doce tomos, t. xi, p. 66, Moscú, Progreso, 1977.
Lombardo Toledano, Vicente, "La Ideología del Movimiento Sindical", p. 2, versión taquigráfica de la conferencia sustentada en el local de la sección 10, del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, el 4 de noviembre de 1965, Fondo Documental vlt del cefpsvlt.
Lombardo Toledano, Vicente,“El Partido Popular acomete nuevas tareas en el d. f.”, El Popular, 13 de abril de 1949. “Asamblea extraordinaria del comité distrital en el Distrito Federal del Partido Popular”, Obra histórico-cronológica, t. v, vol. 5, p. 115, México, cefpsvlt, 2002.
Lombardo Toledano, Vicente, “Intensificará el pp la propaganda para que se extienda y difunda el programa político”, Obra histórico-cronológica, tomo v, vol. 7, p. 266, México, cefpsvlt, 2002.
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10
11
12
Idem.
Lombardo Toledano, Vicente, "Orientación general de las reformas a la declaración de principios, programa y estatutos del Partido Popular", Obra histórico-cronológica, tomo vi, vol. 2, p. 205, México, cefpsvlt, 2002.
Lombardo Toledano, Vicente, “Objetivos y tácticas de lucha del proletariado y del sector revolucionario de México en la actual etapa de la evolución histórica del país”, Obra históricocronológica, tomo v, vol. 1, p. 47, México, cefpsvlt, 2002.
Lombardo Toledano, Vicente, “Las revoluciones de... op. cit., p. 12.
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2012 y la perspectiva de corto y mediano plazos
Cuauhtémoc Amezcua Dromundo/ Martha Elvia García García
Primer escenario: seguiremos sufriendo la agresión de la clase dominante, títere del imperialismo, con toda su barbarie, por seis años más. Segundo escenario: podremos amortiguar los efectos, pero no resolver el problema ni siquiera combatir sus causas. Tercer escenario: las cosas podrán empeorar todavía más por un golpe de fuerza que quebrante la vida democrática. Cuarto escenario: daremos pasos firmes hacia la solución del problema a fondo, la Liberación Nacional y el Socialismo. Análisis: ¿De qué factores depende que las cosas se den según uno u otro escenario? ¿Qué podemos y debemos hacer en esta coyuntura, las fuerzas revolucionarias?
comentario inicial l iniciarse el segundo semestre de 2010, las acA tividades del proceso electoral que culminará en 2012, anticipadas e intensas, entremezcladas con
las locales de este mismo año en quince estados de la República, ya repercuten en los episodios de la vida nacional en general con fuerza, sobre todo en los movimientos sociales, convirtiéndose en otro factor que se tiene que considerar cuando se analiza la fase actual de las luchas populares, sociales y políticas, por la independencia nacional plena, económica y política, con rumbo al socialismo, y se reflexiona sobre el qué hacer para fortalecer estas luchas y dinamizarlas. Por eso abordamos el tema en este tercer trabajo de la serie que viene estudiando el problema de la Revolución contemporánea en América Latina y en México, desde el punto de vista del pensamiento de Marx, Engels, Lenin, Lombardo y otros destacados teóricos y luchadores que han contribuido vigorosamente al acervo de la clase trabajadora y los pueblos del mundo.1 Empezaremos por reflexionar sobre las razones por las que el proceso electoral señalado impacta las luchas populares, y respecto a las causas de la aceleración de ese fenómeno.
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1. ¿por
qué el proceso electoral de 2012 impacta desde ahora las luchas populares? El proceso electoral de 2012 impacta con fuerza en la realidad y lo hace de manera muy anticipada por varias causas; las siguientes están entre las principales: A) La probada incompetencia del gobierno de Felipe Calderón para salvaguardar la gobernabilidad2 que se acumula a la que también demostró Vicente Fox, cuestión que ha preocupado a la poderosa burguesía apátrida local y a la todavía más poderosa burguesía internacional, socia mayor de la primera y clase que controla el capital financiero y corporativo que domina el mercado mundial. Siendo esas fuerzas, asociadas, las que han decidido la composición de los gobiernos de México, connotadamente desde 1988, en esta vez se han dedicado a preparar desde temprano el reemplazo que garantice la plena seguridad de sus negocios en curso y futuras inversiones, sin la zozobra que les producen las luchas populares que han sacudido al país y que han alcanzado un muy importante despliegue en ciertos momentos, ni la que les causa también la inseguridad pública, que se ha vuelto explosiva como nunca antes en la historia. B) El apresuramiento de los grupos de políticos profesionales —que están en todos los partidos con registro electoral contemporáneos y se desviven por servir a los beneficiarios de la gobernabilidad neoliberal ya señalados— por ganar los favores y el apoyo del gran capital local e internacional y de esa manera colocarse en ventaja en la competencia por las posiciones más privilegiadas del aparato del Estado mexicano, que permitan a tales políticos acumular inmensas fortunas de manera fácil, rápida y con impunidad, tal como se ha vuelto práctica cotidiana durante la etapa neoliberal. C) La ilusión que los “think tanks” de los núcleos del imperialismo lograron implantar en el imaginario popular, en el sentido de que con las sucesivas reformas políticas y electorales que se hicieron en la etapa neoliberal, México pasó a una fase en que los electores podrían escoger a sus gobernantes de manera
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democrática y con eso resolverían sus problemas de pobreza, explotación e injusticia social. Este engaño, del que se valió la alianza imperialismo-gran burguesía local apátrida, consiguió dotar de “legitimidad” a los gobiernos de Miguel de la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox y el actual, que por sus hechos están entre los peores de la historia del país, y con el mismo se disponen a legitimar un sexto relevo de la misma línea. De esta manera, al instituir tal superchería, han conseguido un arma eficaz para contrarrestar las movilizaciones populares, las protestas públicas y otras formas de lucha, estorbar la articulación de los numerosos brotes de la lucha del pueblo y entorpecer el proceso de generación de las condiciones subjetivas para que la clase obrera y el pueblo logren por fin hacer de México un país libre y soberano, que tome el rumbo revolucionario que el propio pueblo decida darle. D) La desesperación de muchos sectores populares por salir de la pesadilla que ha significado el gobierno de Calderón para la clase trabajadora y el pueblo, sumado a los cuatro que lo precedieron desde 1982 a la fecha, cuyos resultados han sido devastadores para las condiciones de vida populares y para la independencia y soberanía de la nación. E) La conducta de numerosos políticos inescrupulosos de distintos niveles, que usan la máscara de la “izquierda” y aprovechan la inminencia de los procesos electorales para manipular a los grupos populares, todos los que puedan, tratando de usarlos como capital político de su propiedad, como palanca para negociar candidaturas y/o posiciones de dirección al interior de sus partidos, que a fin de cuentas se conviertan en puertas de acceso al dinero público y en plataformas de apoyo hacia otros puestos futuros, cada vez más lucrativos, en sus carreras políticas, ambiciones que encubren con falsos discursos de cambio. Expuesto lo anterior, examinaremos el proceso electoral de 2012 desde el punto de vista de las fuerzas que están en pugna, unas en la esfera de lo formal y otras en el ámbito de la realidad. 2. el
proceso electoral de 2012, las fuerzas en pugna, formales y reales Hay dos tipos de fuerzas en pugna en México, unas reales, que están en lucha permanente, haya o no elecciones, dado que sustentan intereses económicos, políticos y sociales opuestos, y otras que disputan en torno a los procesos electorales y cuya confrontación en más bien formal, ya que los intereses que las distancian no son profundos, aunque sí suelen afectar las ambiciones personales y de grupo, de riqueza e influencia.
En las elecciones federales de 2012 participarán siete “partidos políticos nacionales”, según denomina a esos aparatos la normatividad jurídica vigente. Son el Partido Acción Nacional, pan; Partido Revolucionario Institucional, pri; Partido de la Revolución Democrática, prd; Partido del Trabajo, pt; Partido Verde Ecologista de México, pvem; Partido Convergencia, y Partido Nueva Alianza. ¿Qué son los “partidos políticos nacionales”? Adquieren esa denominación los que gozan de la cobertura jurídico-institucional o “registro”, que les permite postular candidatos a puestos de elección, cosa que no cualquiera puede hacer en México. Por otra parte, la normatividad vigente los define de esta manera: Son entidades de interés público que tienen como fin promover la participación de los ciudadanos en la vida democrática, contribuir a la integración de la representación nacional y como organizaciones de ciudadanos, hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder público, de acuerdo con los programas, principios e ideas que postulan y mediante el sufragio universal, libre, secreto y directo.3
Ésa es la definición que plasma la Constitución de nuestro país luego de las reformas de la etapa neoliberal y, como se puede ver, no responde a una concepción avanzada o revolucionaria, sino que refleja la pretendida “neutralidad” clasista del Estado, uno de los cimientos de la concepción burguesa sobre la organización de la sociedad, neutralidad que no existe en la realidad. Y habla de una “vida democrática” que tampoco existe, en la etapa neoliberal mucho menos que antes, sino que sirve a la clase dominante para enmascarar su dictadura de clase. Ahora, desde el punto de vista del pensamiento marxista, los partidos se definen por los intereses de clase a que sirven, sea la clase trabajadora o la burguesía; hay por tanto uno o varios partidos de la burguesía y debe haber un partido de la clase trabajadora. Sin embargo, en el caso de México hoy, ninguno de los que ostentan la autorización jurídica e institucional para participar en las elecciones se reconoce como partido de la clase trabajadora, tampoco el pt a pesar de que incluye la palabra “trabajo” en su nombre, pues dice de sí mismo que agrupa también a “pequeños y medianos empresarios”4, por lo que es pluriclasista, tal como se declaran en general los partidos burgueses, aunque éste técnicamente vendría siendo un partido pequeño-burgués. En los hechos, desde que en 1994 le fuera cancelado su registro al Partido Popular Socialista, hoy Partido Popular Socialista de México, en un claro atropello a la legalidad, no hay, no ha habido partido alguno con autorización jurídica para participar en elecciones que represente los intereses de la clase 45
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obrera y el pueblo; éstos llevan ya tres lustros en la indefensión, sin que su voz se escuche en los cuerpos colegiados legislativos y de gobierno, sin que esta clase que es mayoritaria pueda sufragar por alguien de su propia clase social. Las diferencias entre los siete partidos políticos nacionales mencionados, por tanto, no son de consideración desde el punto de vista ideológico y clasista ni por lo que se refiere a los programas que por ley expresan en sus documentos básicos y se pueden consultar en sus páginas digitales respectivas. Pero en la práctica las diferencias se reducen todavía más respecto a lo que declaran en tales documentos. En la vida diaria, entre otros hechos que demuestran la cercanía real que existe entre unos y otros partidos, de los siete mencionados, se ve y se comprueba con el constante mudarse figuras muy destacadas de un partido a otro, personajes que han sido voceros y representantes del partido que abandonan, que han ocupado puestos de responsabilidad y que se supone, por ese hecho, que han formado parte de los cuadros más valiosos de su partido hasta el momento en que migraron y pasaron a ser voceros y representantes, a partir de entonces, del partido que adoptaron, a veces por tiempo breve, para volver a migrar a un tercero, cuarto, o quinto... Todo por el hecho de que el partido que dejan no los postuló en un momento dado a tal o cual puesto que ambicionaban y creían merecer. Con frecuencia, el partido que los acoge era el que, hasta poco antes, los recién llegados denunciaban como lo más despreciable que pudiera existir, ya sea por antidemocrático, corrupto o cualquier otro vicio grave. En esta práctica que se ha vuelto muy común, no importa que se deje un partido que se dice de “izquierda” para ir a uno de “derecha” o “ultraderecha”, o sea a la inversa, todo da igual. Los políticos profesionales de hoy van de uno a otro sin pena alguna y los partidos los acogen sin titubeos ni escrúpulos. ¿Puede hablarse, en esas condiciones, de que los partidos y sus cuadros relevantes en verdad tengan distintos principios y enarbolen proyectos con grandes diferencias respecto de la economía, la sociedad, la política; sobre la visión histórica, el presente y el porvenir de México? No parece ser así en la realidad. Otra evidencia de la cercanía real, política e ideológica y respecto de los intereses reales a los que sirven los “partidos políticos nacionales”, es el hecho de que los que se dicen “de izquierda”, coinciden regularmente con los de derecha y ultraderecha en sus enfoques sobre cuestiones políticas, económicas y sociales de fondo, y aquí no nos referimos ya a tales o cuales cuadros que migran, sino a los partidos como instituciones y a sus voceros formales. Aunque por otra parte, y sobre todo en épocas de elecciones, intercambian acusaciones estridentes y hasta vituperios. 46
Inclusive mediante diversas combinaciones se presentan unidos en coaliciones electorales, a la vez que en otros lugares o periodos continúan insultándose recíprocamente, según les convenga en el marco de la disputa por los votos, que les interesan sobre todo por razones mercantilistas. Asimismo es frecuente que los diputados y senadores de unos y otros partidos políticos nacionales voten en el mismo sentido, unidos, como si fueran un solo partido, aun en cuestiones trascendentes, generalmente orientándose todos ellos por los intereses de la gran burguesía local y de la todavía más poderosa burguesía internacional que detenta el capital financiero y corporativo mundial. Sí, desde luego que hay diferencias, pero son menores, de matiz, no en lo que se refiere a los grandes problemas que impiden la independencia y la soberanía de la nación y permiten al imperialismo saquear a México, lo que unos y otros aceptan como si fuera un hecho justo; tampoco las cuestiones que tienen que ver con la inequidad social, con la explotación brutal de los muchos por parte de un puñado de sinvergüenzas, ni con la marginación social. Nada de eso les importa a unos ni otros. Por tanto, al hablar de las fuerzas que están en pugna en México, lo haríamos con ligereza y sin rigor si nos refiriéramos solamente a las que suelen darse entre los mencionados partidos; sus contradicciones son superficiales, como ya dijimos, y nada tienen que ver con los grandes problemas del pueblo. Consideraremos más bien en este trabajo los conflictos entre las clases sociales, la clase trabajadora y la clase propietaria, la burguesía —la gran burguesía apátrida, sobre todo— y la disputa entre los bloques sociales que ocupan los lugares antagónicos a la luz de la contradicción esencial en todo país capitalista dependiente, como el nuestro, la dupla entre la gran burguesía local apátrida y la burguesía imperialista internacional, por una parte, alianza que busca acentuar la dependencia neocolonial y el saqueo desde el exterior, porque se beneficia con ese estado de cosas, y el bloque social en proceso de construcción, que aspira a lograr la independencia nacional real, económica y política, y anhela que los recursos de nuestro territorio sean para beneficio de los mexicanos. En este marco, examinaremos enseguida los distintos escenarios que pueden darse en el futuro inmediato como resultado de la adelantada irrupción del proceso electoral en la vida nacional, que está inmersa en un agudizado enjambre de contradicciones entre las clases sociales y que enfrenta la apremiante necesidad de lograr la liberación de México respecto del imperialismo para destrabar sus fuerzas productivas y salir de la crisis. Observaremos a los partidos que tienen registro y pueden postular candidatos a los puestos de
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elección popular y a los candidatos presidenciales que cada uno ha ido perfilando. Pondremos la atención en el aspecto de los intereses a los que sirven partidos y candidatos, la clase social que representan, y averiguaremos cuál es su posición frente a los problemas fundamentales de México y su pueblo. Evaluaremos asimismo cuáles son sus perspectivas. 3. partidos,
aspirantes, intereses y perspectivas rumbo a 2012: primer escenario, seis años más de lo mismo con tendencia a empeorar El Partido Revolucionario Institucional, pri, ocupa el primer lugar de las expectativas de victoria electoral para 2012, con notoria ventaja sobre el Partido Acción Nacional, pan, y todos los demás. Compiten por la candidatura presidencial dos aspirantes: Enrique Peña Nieto, gobernador del Estado de México, y Manlio Flavio Beltrones, coordinador del grupo de su partido en el Senado, aunque Peña ha tomado la delantera con holgura. Hay muchos otros aspirantes, como Beatriz Paredes, presidenta del pri, y los gobernadores priístas casi todos, pero fuera de los dos ya señalados, los demás juegan un rol de relleno —hecho que los implicados conocen y aceptan, aunque fingen que van en serio—, pues esto es parte de los mecanismos de la política burguesa, en general. Más allá de lo anecdótico, lo importante es que los dos con posibilidades reales —y de igual modo los que no las tienen— siguen los postulados del Consenso de Washington con el tema de la economía de mercado sin injerencias ni estorbos, como tesis central, de manera que cualquiera de ellos sería un continuador y profundizador de los gobiernos neoliberales de los últimos 28 años. También hay que decir, en segundo lugar de importancia, que Peña ha tejido estrechas alianzas con el ex-presidente Salinas, el clero político más retrógrado, internacional y nacional, y con sectores e individuos de la burguesía tan perniciosos como el grupo Televisa, todo lo cual, en su caso, añade una tonalidad siniestra a las cuestiones de fondo que comparte con Beltrones y la cúpula del pri, en su conjunto. No obstante el agregado negativo de Peña, que lo hace peor que otros, el hecho es que, en las circunstancias actuales, el arribo del pri a Los Pinos con cualquiera de sus postulantes representaría seis años más de golpes múltiples y violentos contra la clase trabajadora y el pueblo: menor capacidad de compra de los salarios frente al encarecimiento de la vida, imparable; creciente anulación de derechos laborales
y sociales; salud pública cada vez más disminuida; menores posibilidades para los jóvenes de acceso a la educación, el deporte y la cultura; más recortes a los gastos sociales de todo tipo; menores probabilidades de una vejez digna; continuidad de las políticas que favorecen la concentración cada vez mayor de la riqueza en las manos de un puñado de potentados, cimentada sobre la miseria cada vez mayor de las masas populares; más “reformas estructurales”; más privatizaciones; más corrupción, represión e impunidad y mayor entreguismo de México al imperialismo. Por otra parte, a pesar de su muy evidente desgaste y desprestigio, el segundo lugar de las expectativas lo ocupa el pan con ventaja sobre el que le sigue. Esto es así, entre otras razones, porque desde el gobierno tiene acceso a numerosos instrumentos que potencian sus posibilidades y debilitan las de sus competidores. Y porque el Partido de la Revolución Democrática, prd, que en otras circunstancias podría haber aspirado a esa posición o quizá al primer lugar, en los hechos registra un desgaste aun mayor, por el contraste entre lo que de él esperarían los electores de sectores populares y la conducta real de los dirigentes y funcionarios de ese partido —que salvo contadas excepciones ha sido deplorable— y a causa de que sus grupos internos se mueven persiguiendo visibles fines de ambición personal. Pero sobre todo porque las múltiples alianzas electorales que el prd hizo con el pan este mismo año, sirvieron para contrarrestar de manera eficaz la convicción que tenían amplios sectores populares en el sentido de que el partido de la ultraderecha fue el autor de un fraude electoral que despojó a Andrés Manuel López Obrador en 2006, y sentó de modo ilegítimo a Calderón en la silla presidencial. Es decir, el prd realizó el trabajo de rehabilitar la imagen pública del pan, al costo de generar una gran confusión y frustración entre sus seguidores de base, y al costo también de su propia credibilidad o lo que quedaba de ella, que de esta manera recibió un golpe que todo indica que será mortal. Como importante desventaja del pan —resultado de su propia debacle—, es evidente que carece de personajes destacados para la candidatura presidencial porque, aunque proliferan quienes quieren ser candidatos, todos son mediocres y, desde luego, hondamente reaccionarios. A pesar de todo esto no puede descartarse la victoria electoral del partido de la ultraderecha histórica porque, como ya dijimos, estando en el gobierno federal se tienen recursos poderosos que poner en juego para inclinar la balanza, ilegítimos en su inmensa mayoría. Tampoco puede descartarse la posibilidad de que, de nueva cuenta, el pan y el prd se unieran con el ánimo 47
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de potenciar su capacidad para superar al pri, hipótesis que tiene sustento no sólo en sus recientes alianzas, sino también en otros esfuerzos que han hecho por marchar juntos incluso en elecciones federales; tal fue el caso en el año 2000, en que luego de semanas de negociaciones y escarceos lograron grandes avances en ese camino —como la formulación de un programa común de gobierno, de fuerte contenido derechista y neoliberal— aunque en aquella ocasión, al final, el proyecto se frustró por la ambición de sus aspirantes respectivos, Vicente Fox y Cuauhtémoc Cárdenas, a verse ungidos con la candidatura presidencial, sin que ninguno cediera un ápice en ese aspecto en que fueron inflexibles, no habiéndolo sido, como ya se dijo, en las cuestiones de ideas, programas y proyectos de nación, en los que con facilidad superaron las diferencias y hallaron los temas que los unían. Otro aspecto a considerar es que uno de los rostros notables del pan, el abogado Diego Fernández de Cevallos, desaparecido en la noche entre el 14 y el 15 de mayo, secuestrado, según lo que se sabe pero sin que exista información confiable al respecto, podría irrumpir de su misteriosa ausencia convertido en otra vez aspirante a la presidencia, tornado el asunto de su presunto secuestro en enorme capital propagandístico ya que un hecho como ese, quiérase o no, toca las fibras sensibles y aguza la benevolencia pública, máxime si los medios de difusión despliegan las artes de persuasión de masas que manejan con maestría; de hecho hasta podrían hacerle una aura de víctima inocente y un ropaje de héroe cívico, al mismo tiempo que harían más densa la cortina de humo ya tendida sobre la realidad de su vida, para ocultar que es un individuo corrupto, inmoral e hipócrita en grado superlativo, sobresaliente entre sus pares. Si esta presunción se hiciera realidad, el pan superaría de golpe el problema de la insignificancia de sus actuales precandidatos y dispondría de una figura para oponer y superar a Peña Nieto, con quien el panista comparte, por cierto, todas las mismas conexiones, amistades y alianzas, aunque lo supera al tener de su lado a los tenebrosos grupos del fascismo histórico, como el Yunque y el Muro, y contar con fuertes enlaces con el mundo de la delincuencia organizada y la industria del crimen. De lo planteado se desprende que el primer escenario, el que tiene más posibilidades según la actual correlación de fuerzas, es que gane el pri las elecciones de 2012 con Peña Nieto, el peor de sus candidatos; pero aun si fuera Beltrones o remotamente otro cualquiera, la clase obrera y el pueblo seguiríamos siendo víctimas de la misma guerra que desataron los gobiernos neoliberales contra la clase trabajadora y el pueblo de México desde 1982, a favor del imperialismo y la gran burguesía local apátrida, guerra que seguiría cre48
ciendo en intensidad, como ha sido la tendencia desde que se inició hace 28 años; de igual modo seguiríamos uncidos, cada vez más, a los intereses del imperialismo, sin la menor perspectiva de dar pasos hacia la liberación nacional. Y todavía en el mismo escenario, si no ganara el pri, sino el pan, o éste último en alianza con el prd, ocurriría exactamente lo mismo. Como lo muestra nuestro análisis, no hay diferencia entre lo que representan el pri y sus aspirantes con respecto del pan y los suyos, tal vez éstos unidos y avalados por el prd, que ha demostrado que no tiene empacho en aliarse a la ultraderecha si esto le representa un beneficio material. En síntesis, ninguna posibilidad de cambio respecto a lo que han sido los gobiernos de Salinas, Zedillo, Fox y Calderón. Lo más preocupante del caso es que a menos que hubiera cambios de gran significación en la correlación de fuerzas, que no será sencillo que se produzcan, hay pocas probabilidades de que durante el proceso electoral de 2012 pueda darse un escenario distinto al señalado.
partidos, aspirantes, intereses y perspectivas rumbo a 2012: segundo escenario, un gobierno neoliberalasistencialista que palie los efectos, pero no ataque el problema ni sus causas 4.
Por cuanto a sus posibilidades reales, el prd va distante del pri y del pan, y son muy escasas sus perspectivas de remontar esa lejanía y acercarse a la pelea electoral por la presidencia de la República y por un grupo parlamentario más o menos numeroso. Entre sus candidatos visibles en este momento, sólo dos tienen perspectivas: Marcelo Ebrard, Jefe de Gobierno del Distrito Federal, y Andrés Manuel López Obrador, aunque igual que pasa con el pri, hay muchos otros nombres de relleno, como Navarrete, Cárdenas Batel, Amalia y muchos más, que son todos ellos irrelevantes. De los dos con posibilidades de ser postulados, Marcelo Ebrard goza de las simpatías de los políticos profesionales del prd agrupados en unas y otras corrientes, casi todas, del aparato dirigente en su sentido amplio; de todos quienes en ese partido han hecho carrera y viven de esa actividad; del grueso de quienes integran los consejos nacionales y los que son delegados a los congresos. Hay razones para que así sea, sobre todo que Ebrard, en las condiciones en que se dan los procesos electivos actuales, tiene posibilida-
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des de lograr una votación más alta. Y muchos hasta se hacen la ilusión de que pudiera ganar, por remoto que sea. El Jefe de Gobierno tiene esa perspectiva favorable sobre López Obrador por tres factores, como dijimos, interrelacionados con las condiciones que enmarcan los procesos electorales en esta etapa. A) Los medios de comunicación de masas, y las televisoras en primer término, juegan un papel crucial en la actividad de proyectar una imagen favorable o desfavorable de los aspirantes que se traduce en ganar los votos en los sectores despolitizados y manipulables de la población —mismos que lamentablemente son muy extensos— y hace tiempo que tales medios declararon la guerra a López Obrador, lastre que Ebrard no enfrenta. B) Ebrard mantiene un perfil aceptable para el poderoso sector de la gran burguesía local apátrida, subordinada al imperialismo, y para la todavía más poderosa burguesía imperialista. Esto significa que aun cuando no sea de entre los candidatos quien les despierte la mayor simpatía, no se opondrían a una posible victoria electoral suya ni la combatirían, como lo harían contra todo candidato que estimen pudiera estorbar a sus planes de saqueo y explotación de las riquezas de México y su fuerza de trabajo. C) Ebrard tiene a su alcance recursos materiales, publicitarios y de organización que devienen del puesto público que desempeña y que está desplegando con habilidad, con los que no cuenta López Obrador. Ebrard y López Obrador no necesariamente significan lo mismo ni sus gobiernos serían iguales; podrían tener diferencias, quizá menores o tal vez de importancia, que habría que observar con cuidado. Analizaremos aquí a Ebrard que es el que mejor encaja en el segundo escenario, en otro apartado de este trabajo nos ocuparemos de amlo. Si se le juzga con los parámetros típicos de un gobierno burgués y sobre todo si se le compara con gobiernos como los que de manera habitual hacen los panistas y prototipos del PRI, tales como Ulises Ruiz, por ejemplo, el actual Jefe de Gobierno no ha sido un mal gobernante. Su obra pública ha sido notable, y también es destacable el que haya dado mayor impulso a los apoyos materiales a sectores populares que puso en marcha Cuauhtémoc Cárdenas cuando ocupó el mismo puesto, y que luego López Obrador profundizó. Se trata de acciones que se dirigen a aliviar los muy severos problemas que afectan a los grupos sociales más maltratados por el neoliberalismo, fase en que la explotación capitalista agiganta la miseria y lleva la injusticia a extremos de increíble crueldad. En los dos atributos señalados radica lo más positivo de su gobierno y se concretan sus principales diferencias respecto de los candidatos del pan y el pri.
En el otro aspecto, Ebrard, igual que los del pri y el pan es partidario de las privatizaciones —aunque tal vez no tan desorbitadamente— y en su ejercicio promovió la del servicio público del suministro de agua potable, con variadas modalidades. En el tema laboral, el Sindicato de la Unión de Trabajadores del Instituto de Educación Media y Superior, sutiems, ha tenido conflictos agudos con su gobierno y, con esa experiencia, lo califica de neoliberal, y no hace distingos respecto de las figuras de los otros partidos citados. La actitud medrosa de Ebrard frente a la política de Calderón de exterminar al sindicalismo independiente y en particular a los históricos y combativos Sindicato Mexicano de Electricistas y Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana, demuestra que no está dispuesto a comprometerse por la clase trabajadora. Por cuanto a su trayectoria política, ha estado ligado a Manuel Camacho Solís de manera estrecha, como discípulo y colaborador. Su relación viene de tiempos anteriores, pero lo más destacable empieza cuando fue Secretario General del Distrito Federal y, por ello, segundo en el mando, mientras Camacho fue el Jefe del Departamento del d. f. Vino luego el episodio en que Salinas designó a Luis Donaldo Colosio candidato del pri a la presidencia, con lo que agrió la que hasta entonces había sido su entrañable relación con Camacho, que ambicionaba el puesto. Éste renunció a su posición en el d. f. —seguido por Ebrard— y como premio de consolación recibió el de Secretario de Relaciones Exteriores, donde su amigo y discípulo fue nombrado Subsecretario. Poco después vino aquella turbia sucesión de hechos nunca clarificados hasta hoy, cuando Salinas amenazó de manera apenas velada a Colosio con que el pri revocaría su candidatura, pues éste empezó a expresar juicios que encolerizaron al gran impulsor del neoliberalismo,5 y para dar fuerza a su amenaza fraguó designar a Camacho Coordinador para el Diálogo en Chiapas, donde tendría plena potestad para las negociaciones con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, fungiendo el Obispo Samuel Ruiz como mediador. Con el nombramiento, Camacho recibió los enormes apoyos de los que puede echar mano un presidente poderoso, como lo fue Salinas, para que el negociador de la paz se convirtiera en el personaje más destacado por la televisión y la prensa en un intenso período de implantación pública de su figura, muy por encima de todas las demás, sobre todo por encima del candidato Colosio. En esta etapa, Camacho obtuvo las ocho columnas un día y otro en casi toda la prensa nacional, encabezó los noticieros electrónicos todos y dictó diariamente conferencias de prensa ampliamente publicitadas, en tanto que a 49
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Colosio se le relegaba a notas de pocas líneas, perdidas en las páginas menos visibles de la prensa y los pocos comentarios en televisión eran para insistir en el eslogan de que “su campaña no despertaba entusiasmo ni tomaba fuerza”. Para completar la manipulación, se dio amplia difusión al hecho de que el nombramiento de Camacho, contenía un tecnicismo por el cual se le habilitaba como factible relevo en la candidatura del pri.6 También en esta ocasión Ebrard siguió a su mentor y amigo a San Cristóbal de las Casas, en cuya Catedral se realizaron las pláticas para la paz. Más tarde, Camacho fundó un partido al que dio el nombre de “Partido del Centro Democrático”, pcd, y fue el único candidato presidencial que éste llegó a postular en su corta vida,7 y Ebrard fue el candidato a Jefe de Gobierno del d. f. por la misma agrupación. Ebrard también llegó a diputado por el Partido Verde Ecologista, pero al poco tiempo renunció a seguir formando filas en su grupo parlamentario y se declaró “independiente”. Al margen de las particularidades, Marcelo Ebrard, desde el punto de vista partidario, ha estado vinculado con el pri —y dentro de éste formó filas en la corriente de Salinas—; luego fue figura destacada del pcd, después se ligó al pvem, y más recientemente al prd, del cual es aspirante presidencial. Respecto a su relación con Camacho, ha sido estrechísimo colaborador suyo y hombre de toda su confianza. Jamás se ha sabido de alguna ruptura o distanciamiento entre ambos. Tampoco ahora hay alejamiento alguno. Sobre su formación ideológica, cursó la preparatoria —etapa de la vida en la que se suelen adquirir y consolidar los fundamentos que guiarán la conducta— en la Universidad La Salle, de carácter confesional, que postula “la formación Humana y Religiosa”. Parco en el manejo de ideas de fondo, no se sabe mucho más acerca de cuáles principios pudiera enarbolar en su vida pública, si es que asumiera algunos. Lo que sí es evidente, es el pragmatismo con que se conduce como norma. Aunque todavía tendría que ser postulado candidato del prd, venciendo a López Obrador, de pasar ese escollo, sus posibilidades de ganar al pri la elección —el gran favorito en este momento— y al pan, el probable segundo lugar, son porcentualmente breves. Ahora, ante la hipótesis de que superara ambas barreras y llegara a la presidencia, ¿qué podríamos esperar de él, de manera razonada? No podríamos esperar que Ebrard, como presidente, se alejara del neoliberalismo; no hay bases para ese supuesto ni él ha hecho postulado alguno en ese sentido. No obstante, sus propagandistas y seguidores dicen que sí, pero carecen de sustento. Lo cierto es que postular el neo50
liberalismo no favorece a un aspirante que quiere ser candidato, primero, por el prd, partido que todavía se dice de “izquierda”, por eso es entendible que quienes trabajan para su candidatura hagan ese planteamiento como parte de la propaganda a su favor. Creérselo, en cambio, sería ingenuo. Ebrard querrá ser postulado además por el pt y Convergencia, y no desdeñaría en modo alguno que el pan lo hiciera su candidato; la enjundia con que su mentor, Camacho, ha alegado a favor de las alianzas del prd, pt y Convergencia con el pan, despejan cualquier duda al respecto. En síntesis, la diferencia entre un gobierno de Ebrard y uno del pri o del pan estribaría principalmente en que las privatizaciones que hiciera, las reformas antiobreras y concesiones al capital extranjero que llevara a adelante, en fin, todo el conjunto de acciones neoliberales que realizara, procuraría “compensarlas” con apoyos a la tercera edad, a las madres solteras y a otros sectores desvalidos, que hicieran algo llevadera su penosa existencia. Estaríamos, por tanto, ante un gobierno neoliberal-asistencialista, que no variaría lo esencial del neoliberalismo, aunque sí mitigaría sus consecuencias por lo que hace a los grupos y sectores más lastimados por ese paradigma depredador. En esas condiciones, ¿el conjunto de fuerzas populares debiera hacerlo su candidato? ¿Condicionarle una alianza para forzar compromisos con estas fuerzas? Hacerlo candidato es ponerse a la zaga de un personaje que no responde a las necesidades ni expectativas del movimiento popular. Lo que hipotéticamente se podría ganar frente a otro gobierno de la línea neoliberal “dura”, del pan o del pri, es muy poco, y el precio sería el de contribuir a la confusión popular —no a la elevación de la conciencia— y a la desorganización; es decir, sería sacrificar la tarea esencial a cambio de un logro muy menor. Condicionarlo en las circunstancias actuales no sería viable porque el movimiento popular no ha construido su propia fuerza organizada como para poder arrancar compromisos serios que contrarresten los que un candidato con este perfil de seguro estará haciendo con la burguesía local apátrida y el imperialismo.
partidos, aspirantes, intereses y perspectivas rumbo a 2012. tercer escenario, en que las cosas empeorarían de modo súbito 5.
La hipótesis de un dramático y violento deterioro de las condiciones que prevalecen, provocado por un golpe de fuerza desde el poder público y/o el ejérci-
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to, lo usan como argumento quienes plantean que es urgente e indispensable que el movimiento de masas se incorpore todo al rejuego interno del prd y, a través de ese partido, en el proceso electoral hacia 2012. Quienes han puesto en la mesa esta hipótesis, arguyen que el militarismo —fenómeno que identifican sobre todo con el indebido uso del ejército en tareas policíacas por parte del actual gobierno— podría ser la antesala de un golpe de Estado que cancelara las libertades y la vida democrática; agregan que la represión y la criminalización que se viene dando con verdadera brutalidad contra los movimientos y fuerzas en lucha, ya prefiguran esa situación. Ven al fascismo como una realidad plena a la vuelta de la esquina. Y argumentan que no existiendo las condiciones para la lucha armada de carácter popular para evitar el golpe ni para enfrentar al gobierno que se instalaría, militarista y fascista, lo indispensable y urgente es formar filas dentro del prd, sea en una nueva corriente o fortaleciendo una de las que ya existen, que sea democrática, popular y no tenga intenciones perversas, con el objetivo de promover grandes cambios en ese partido que le den el rumbo correcto y lo hagan superar los problemas con los que nació y ha vivido por dos décadas, mismos que lo hay llevado de una crisis a la siguiente en un proceso sin final hasta hoy. Con ese mismo fin, a veces hablan de la inminencia de un alzamiento armado de carácter popular, o de numerosos brotes pequeños de ese tipo. Ni a uno ni a los otros les ven posibilidades de victoria, pero dicen que servirían de pretexto para el golpe de mano por parte del ejército o del propio gobierno. Para los autores de este trabajo es indiscutible que en el terreno de las hipótesis ninguna puede desecharse, y que quienes están en el gobierno y los mandos actuales de la tropa son capaces de cualquier ruindad, a diario lo demuestran; pero también es evidente que una acción como las descritas, en el caso nuestro es verdaderamente remota, por la sencilla razón de que quienes detentan el verdadero poder —la gran burguesía local apátrida y sobre todo el imperialismo— no tienen interés en una acción semejante, que iría contra sus objetivos. Lo que pretenden es precisamente lo contrario: restaurar la eficacia de lo que ellos llaman gobernabilidad “democrática”, requisito indispensable para que fluyan sus negocios en esta etapa del capitalismo mundial. Ésta es la razón por la que han relegado la salida golpista, que en otros tiempos sostuvieron, ahora sólo a casos verdaderamente extremos —como los de Honduras, con Zelaya, Venezuela con Chávez o Bolivia, con Evo— cuando ellos han perdido el control del aparato estatal de algún país dependiente a manos de fuerzas antiimperialistas y liberacionistas; es entonces cuando echan
mano de los golpes de Estado para tratar de recuperar lo que perdieron, y aun en esos casos el golpismo de hoy adquiere un carácter efímero, en busca de regresar al camino electorero de la “gobernabilidad democrática” —otra vez está ahí el ejemplo fresco de Honduras— restaurando la “democracia” de fachada, misma que en México ya implantaron con las reformas políticas y electorales de toda la etapa neoliberal y ahora quieren consolidar para perpetuar su predominio, su dictadura de clase y su modelo que en su esencia es neocolonial. El analizado en este apartado es, por tanto, un escenario totalmente marginal en las condiciones actuales de México, y se le esgrime más bien con el ánimo de la manipulación electorera. 6. cuarto
escenario, en que damos pasos firmes hacia la solución de fondo de nuestro problema, hacia la liberación nacional y el socialismo En las conclusiones de nuestro artículo “La aportación de Lombardo a la Concepción Materialista de la Historia” afirmamos que éstos ponen en evidencia que en México y en general en América Latina, la revolución por nuestra segunda y definitiva independencia está a la orden del día; que esa revolución está dialécticamente unida a la que liberará a la humanidad de la explotación del hombre por el hombre, la revolución socialista, y que el sujeto de la revolución de liberación nacional es plural8 y por ello es complejo. También advertimos que las condiciones objetivas para la revolución están dadas, pero en el caso de México aun no existen las condiciones subjetivas, que nuestra tarea, la de todos los revolucionarios es desarrollarlas, porque sin éstas no podrá triunfar la revolución. A partir del tema de la coyuntura electoral de 2012 que abordamos ahora, retomaremos los planteamientos citados y pretendemos aportar otros elementos de juicio dentro de la misma línea. Para ese propósito planteamos estas interrogantes: 1. ¿Es posible hacer la revolución por la vía electoral? 2. En las condiciones en que se da el proceso electoral de 2012, ¿hay alguna opción que conduzca al cambio revolucionario al que aspiramos? 3. Si no es el caso, ¿hay alguna que, sin embargo, en el mismo marco del proceso electoral nos permita dar pasos firmes en la preparación de las condiciones para la transformación de nuestra dramática realidad de dependencia, saqueo y expoliación? 4. En su caso, ¿en qué consistiría esa opción? Veamos: 51
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respuesta: sí es posible hacer la revolución por la vía electoral
1a.
Respecto a la primera interrogante, la respuesta es enfática: sí se puede hacer la revolución por la vía electoral y satisfacer la caracterización de revolución como “un movimiento popular que arroja del poder a la clase social que lo detenta, para reemplazarla por otra clase social distinta y más progresista”, de la autoría de Lombardo.9 Es decir, a través del voto popular podríamos iniciar el proceso que echaría a Calderón, al pan y a todos los neoliberales, estén donde estén, en el pri y en otros partidos, proceso que implica deponer a la burguesía local apátrida como clase dominante y liberarnos de la otra, más poderosa, la burguesía imperialista que domina hoy en día al mundo capitalista, temas que ya tratamos en Teoría y Práctica, en un trabajo anterior: En el arsenal de los revolucionarios existen variadas formas de lucha, la armada, la de la huelga general, la de la movilización popular y la electoral, por ejemplo. Todas ellas son formas legítimas. Corresponde a la dirección revolucionaria elegir cuál de ellas o cuál combinación es la que más conviene al pueblo en cada momento y esto se debe hacer mediante el método marxista del análisis concreto del problema en su contexto concreto, lo que implica el lugar y el momento de que se trate y, desde luego, la correlación de fuerzas local y general en uno u otro escenario.10
Más adelante, en el mismo texto, se insiste en que, en tanto en México las condiciones objetivas para que triunfe la Revolución de liberación nacional existen, ésta no se ha logrado ni estamos a punto de lograrla porque todavía no hay las condiciones subjetivas que “consisten en dos aspectos: el desarrollo de la conciencia del sujeto revolucionario, y en su organización eficaz para la lucha por el poder”.11 2a. respuesta:
en las condiciones concretas del proceso que culminará en 2012, no hay opciones que puedan desembocar en la victoria popular Por eso es que, con la misma claridad y énfasis que afirmamos que sí se pueden lograr cambios profundos en la realidad, de tipo revolucionario, por la vía electoral, manifestamos, respecto a la segunda interrogante, que en las condiciones concretas en que transcurre el proceso electoral federal que culminará en 2012, no existe opción alguna que nos pueda llevar 52
a la victoria de la revolución de liberación nacional, por varias razones; las principales son tres, que se enumeran a continuación: A) El sujeto revolucionario capaz de promover y lograr el cambio no llega organizado a este momento, puesto que hasta hoy no hemos podido articular a los brotes de descontento ni cohesionarlos para una lucha eficaz por el poder político. Es decir, el conjunto de las fuerzas populares todavía no se integra como un ejército capaz de desafiar a la dupla imperialismo-gran burguesía local, que detenta el poder real, y derrotarla. Lo dicho significa que todavía no hemos desarrollado de manera suficiente las condiciones subjetivas: la conciencia y la organización,12 tenemos esa tarea por cumplir. Y en tanto no lo hagamos, ninguna vía nos va a llevar a la victoria, ni la lucha armada, ni la movilización combativa de las masas, ni la vía electoral, ni combinación alguna. Por eso, lo prioritario no es incorporarnos a tal o cual partido ni prepararnos para la campaña electoral de 2012, sino sobre todo, realizar las acciones concretas que nos lleven a generar las condiciones subjetivas, la conciencia y la organización, sin las cuales no habrá nada que valga la pena. B) El insuficiente desarrollo del sujeto revolucionario se refleja, entre otras carencias —por lo que se refiere al camino electoral— en el hecho de que el conjunto de las fuerzas populares no cuente ni pueda contar en plazo inmediato con un instrumento propio para actuar en ese frente, con capacidad jurídica y fuerza suficiente para disputar los primeros lugares en la votación; a lo más que podemos aspirar en estas circunstancias, es a que dicho conjunto de las fuerzas populares se acerque en calidad de aliado a alguno de los partidos que ya existen, si es que esto conviene a nuestros objetivos, y si es que al supuesto aliado también le conviene esa posibilidad y nos acepta. C) Además, el escaso desarrollo del sujeto y la falta del instrumento electoral propio ocasionan que tampoco haya algún precandidato a la presidencia a la vista, desde las filas del conjunto de las fuerzas populares, como los que han surgido en los partidos burgueses y están desde hace tiempo en plena actividad, ganando espacios en el imaginario colectivo, que se traducirían en votos.
respuesta: sin embargo, sí existen las posibilidades de avanzar con pasos firmes en el marco del proceso electoral 3a.
Ya establecido con claridad y firmeza que la vía electoral es tan factible como cualesquiera otras, de-
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pendiendo de las condiciones concretas, y que en el caso específico del proceso electoral rumbo a 2012 dichas condiciones muestran que no hay posibilidades para la victoria popular, afirmamos ahora que el combate por las cuestiones de fondo que interesan a las fuerzas populares, está abierto a varias posibilidades durante la coyuntura electoral: lo mismo podrá sufrir tropiezos graves, que obtener cambios superficiales y hasta lograr avances importantes, dependiendo de lo que hagamos desde este lado de la trinchera y de lo que hagan nuestros adversarios. Por tanto, sí existen las posibilidades de avanzar con pasos firmes hacia la Liberación Nacional y el Socialismo en esta coyuntura, pero lograrlo no será sencillo; habrán de llenarse una serie de condiciones para que conquistemos ese objetivo: A) En primer lugar, hay que evitar que las fuerzas populares sufran retrocesos mayores. Éstos sucederían si en la coyuntura electoral se generaran nuevas disputas y divisiones, que añadan obstáculos al indispensable proceso de articulación. Por eso es indispensable evitar que las distintas apreciaciones que surjan en unos y otros partícipes del frente popular en proceso de construcción, se tornen en conflictos. Es correcto que cada quien exponga y defienda su punto de vista sobre participar o no en el proceso, o sobre apoyar al aspirante “x” o “y”, y que trate de ganar adeptos con su buena argumentación, pero sería muy negativo que algunos lleguen al irrespeto o a la riña con quienes no estén de acuerdo; o recurran a la maniobra tratando de forzar las cosas. En esta época más que en otras se hace necesario el lenguaje más fraternal y el trato más respetuoso entre todos los partícipes del frente popular, sin que las posturas distintas y hasta encontradas sobre el tema electoral se deban convertir en causa de división, enojo ni alejamiento de nadie. Y al mismo tiempo, hay que mantener los esfuerzos por ganar nuevos avances en el proceso de la acumulación de fuerza en el orden, cuantitativo, más allá de las distracciones que implica el proceso electoral. B) En segundo lugar hay que esforzarse por avanzar sobre todo en el aspecto cualitativo de la propia acumulación de fuerza, durante la coyuntura electoral y en todo tiempo. Mientras no se den pasos significativos en este aspecto, seguiremos viendo cómo el frente de masas va y viene, crece y decrece, se vigoriza por momentos sumando varios centenares de componentes y cientos de millares de mexicanos movilizados, y se debilita en otros hasta sólo unas decenas de grupos participantes y pocos centenares de individuos del pueblo dando la pelea en la calle y en la plaza pública. C) En tercer lugar, hay que explorar la posibilidad de que un sector del movimiento popular, de carácter avanzado, lance un candidato de sus propias filas con prestigio y capacidad de combate, aunque sea sin re-
gistro pero con un programa popular, antineoliberal y antiimperialista; mejor si es un candidato que surja de la clase obrera, con un perfil como el de Martín Esparza, por ejemplo, el dirigente de los electricistas. Desde luego que no se ganaría la elección, no sería ése el objetivo; sino otro fundamental en esta etapa: coadyuvar a la tarea de la elevación de la conciencia y a la organización popular, es decir, al desarrollo de las condiciones subjetivas. De esta manera sí se darían pasos firmes hacia una victoria no lejana. D) En cuarto lugar hay que explorar la posibilidad de que el propio frente electoral pueda convertirse en un mecanismo que también sume expresiones del campo popular. En la coyuntura actual, es evidente que López Obrador lidera a un conjunto muy nutrido de seguidores —más de dos millones— a quienes ha designado como sus representantes, en su calidad de Presidente Legítimo. Se trata de gente del pueblo, honesta, en su inmensa mayoría; no forman parte del aparato del prd ni del pt, por lo que su lealtad, en caso de que surjan diferencias y rupturas, está con López Obrador donde sea que él quede; son compatriotas ajenos a la corrupción y las componendas de los políticos profesionales, y dispuestos a luchar por ideales semejantes a los que enarbolamos otros grupos de este lado de la trinchera. Tender puentes entre esa expresión de la lucha popular, y otras, podría ayudar asimismo al proceso de desarrollo de las condiciones subjetivas para el triunfo de la revolución de liberación nacional.
a propósito de lópez obrador De entre los posibles candidatos del prd, habíamos considerado arriba que Marcelo Ebrard es el preferido por el aparato dirigente en su conjunto. Podemos añadir aquí que López Obrador, por su lado, cuenta con la mayor simpatía en lo que pueden considerarse como las bases del prd y sobre todo con un sector considerable del pueblo, al margen de las agrupaciones políticas actuales, con el que, como ya se señaló, ha establecido vínculos de manera directa. Al recorrer los municipios del país ha ido estableciendo un lazo personal, sin conexiones con el prd ni otra organización alguna, excepto con la que el propio López Obrador llamara a estructurar si fuera el caso, y como ya dijimos se informa que pasan de dos millones quienes han obtenido esa credencial. Se ha dado la tarea a ese importante ejército, en fechas recientes, de afiliar a la causa obradorista a quince millones de personas, meta que de lograrse pondría en juego una fuerza capaz de enfrentar con buena perspectiva el proceso electoral, desde fuera de los parámetros que lo han venido rigiendo. 53
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Es cierto que López Obrador ya no tiene el poder de convocatoria de otros tiempos. Sus llamamientos ya no congregan las mimas multitudes ni mucho menos, pero todavía reúne a un mayor número que cualquier otro dirigente político; además, también es cierto que ahora tiene que realizar sus actividades en medio de una gran austeridad, al no tener ya acceso al financiamiento público que se otorga a los partidos, ni al de tipo privado que aportan los dueños de grandes fortunas durante los procesos electorales, como una forma de compra de influencias o de inversión a futuro. Por eso, a la vista de las ventajas de que goza la eventual candidatura de Ebrard, pero también las que dan a López Obrador su trabajo tenaz, algunos políticos perredistas —para no errarle— prefieren pregonar su deseo de que ambos personajes pudieran llegar a un acuerdo entre ellos sobre la candidatura, ya que de esa manera, la que resultara, tendría mayor fuerza. Quizá eso pueda suceder, no será sencillo, pues son dos políticos que aunque mantienen un trato formal cuidadoso, cada uno tiene su propio proyecto sin que existan coincidencias mayores. Y en caso de que se llegara a tal acuerdo, faltaría por ver qué candidatura y que línea emergería triunfante, la de Ebrard, que gusta a la cúpula perredista, o la de amlo, que lo liga a una considerable masa del pueblo. Ahora que, si no hay acuerdo, cada uno podría ser candidato bajo distinto registro partidario, quizá amlo por el pt, que así lo ha venido pregonando; tal vez Ebrard por el prd y Convergencia, quien sabe, estos tres partidos son muy gelatinosos y, como ya se dijo, suelen tener como objetivo supremo el de la máxima ganancia pecuniaria y de influencia, por lo que no hay elementos para prever qué ofertas puedan tener a la vista, que los orillen, en su momento, a una u otra decisión. Andrés Manuel López Obrador ha evolucionado, para bien, de su época de candidato presidencial en 2006 a la fecha, puesto que antes fue muy semejante a lo que hoy es Ebrard. Pero hace tiempo que no utiliza la frase que hizo famosa, de que al neoliberalismo sólo habría que limarle las aristas más filosas. En esa época, quedaba en evidencia que amlo era un defensor del neoliberalismo en su esencia, pero igual que Ebrard hoy, juzgaba correcto otorgar dádivas a los sectores más dañados por esas políticas depredadoras. Por eso, el pps de México no apoyó ni llamó a votar por López Obrador, puesto que juzgó incongruente respaldar a un neoliberal, aunque fuera de la línea ligera o neoliberal-asistencialista. Consideró y explicó públicamente que de llegar amlo a la presidencia, era previsible que desde los inicios de su gobierno aplicara las políticas trazadas en el Consenso de Washington, en cuyo caso nosotros como partido tendríamos que combatirlo también de manera inmediata y con toda la energía del caso. Y tendríamos 54
que superar el desconcierto de la parte del movimiento popular que se había entusiasmado con la ilusión de un cambio profundo, por lo que le costaría trabajo comprender qué era lo que sucedía.13 Sin embargo, el pps de México no compartió la opinión de otras voces que acusaron a amlo de ser el peligro mayor para el pueblo, hasta por encima de los candidatos del pri y del pan14. A nuestro juicio era el menos malo entre los postulados en 2006, pero malo al fin, pues más allá de su frase de campaña, “por el bien de todos, primero los pobres”, él se ponía al servicio en las cuestiones de esencia, de los enemigos del pueblo y la clase trabajadora. Lo importante, como dijimos, es que López Obrador muestra cambios luego de cuatro años de estar en contacto cotidiano con los sectores más humildes del pueblo de México, de hablar con los campesinos y obreros y ver de cerca la magnitud de sus problemas. Evaluar qué tan profundos son esos cambios, es una tarea que no abordaremos en este trabajo, no está en sus propósitos concretos, pero sí será necesario en plazo breve verificar si los cambios que ha experimentado son firmes o de coyuntura, si son de tal profundidad que lo lleven a deslindarse de la economía de mercado en su versión contemporánea, a ya no abrazar ni aun de manera velada las premisas del Consenso de Washington y asumir el camino de la defensa firme y sin vacilaciones de los intereses de México, como país plenamente independiente en lo político y en lo económico; por tanto, a deslindarse asimismo de los paradigmas de la ocde, el fmi y el BM; a salirse de la órbita del capitalismo dependiente y pronunciarse por el camino de las nacionalizaciones, de la intervención del Estado en la economía en calidad de productor directo de bienes y servicios. ¿Será éste el nuevo perfil de López Obrador? Si así fuera, tendríamos ante nosotros a un candidato del lado de las fuerzas más avanzadas del movimiento popular, con el que valdría mucho la pena entrar en alianza. Aun sin que su perfil fuera tan definido, pero con la condición de que sí se confirmara un avance que deje atrás al neoliberalismo-asistencialista, pensamos que valdría la pena explorar las posibilidades de una alianza, en tanto que ésta pueda servir para tender puentes entre expresiones diversas de la lucha popular, entre ellas el conjunto de sus seguidores, en tanto esto ayude al desarrollo de las condiciones subjetivas para el triunfo de la revolución de liberación nacional, puesto que ésta es la tarea cardinal de las fuerzas revolucionarias de México en este momento histórico concreto. Por cuanto al cuarto escenario, llegamos a la conclusión de que aun en la coyuntura electoral existen las posibilidades de dar pasos firmes en el proceso de construcción de las condiciones subjetivas para el
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cambio profundo que necesitamos. Y también a considerar que este escenario no es independiente de los otros, sino que se puede dar en combinación con alguno de los dos primeros, es decir, pudiera ganar la elección e instalarse un gobierno que sea continuador y profundizador de la línea entreguista neoliberal que está en curso desde 1982, y sin embargo, de manera simultánea, podríamos haber dado pasos significativos en la elevación de conciencia y la articulación de fuerzas que tiendan a formar el ejército popular, político y social que en breve tiempo pueda tomar el poder en sus manos y dar un nuevo rumbo a la nación. Incluso podrían darse estos avances de manera paralela a la hipotética victoria electoral de la línea neoliberal-asistencialista. Sin embargo, las fuerzas avanzadas del movimiento popular tienen muchas tareas que acometer, para que su actividad pueda incidir de manera significativa, y no se diluya en el mar de confusiones que el proceso electoral provoca, tanto por las falsas ilusiones que genera, como por las ambiciones que desata y, sobre todo, por la actividad desorientadora que despliegan la televisión y la prensa, con fines aviesos. Los peligros de retroceso, también existen. Entramos en otra fase intensa de la lucha de clases, de la contradicción dialéctica ente revolución y contrarrevolución.
conclusiones 1. Por varias circunstancias, el proceso electoral de 2012 irrumpió de manera anticipada y con fuerza en la vida nacional, hecho que impacta a los movimientos populares y, en general, a la lucha de clases. En esas condiciones, viene a ser un factor más que habrá necesidad de considerar con toda atención cuando se analiza la fase actual de las luchas sociales y políticas por la independencia nacional plena, económica y política, con rumbo al socialismo. 2. En los procesos electorales actuales, sobre todo en los federales, hay dos tipos de fuerzas en pugna, unas formales y otras reales; conviene tener claridad al respecto para no confundir las luchas de tipo superficial que ventilan ambiciones personales y de grupo, de riqueza e influencia, con las de fondo, que tienen que ver con los intereses de clase y con el porvenir de la nación. 3. Las diferencias entre los siete “partidos políticos nacionales”, que pueden postular candidatos, son superficiales, no de consideración desde el punto de vista ideológico y clasista ni por lo que hace a los programas que enarbolan. 4. Las fuerzas reales en pugna —haya o no elecciones— son las clases sociales, la clase trabajadora y
5.
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la clase propietaria, la burguesía; y los bloques sociales que ocupan los lugares antagónicos a la luz de la contradicción esencial en todo país capitalista dependiente como México, de un lado la gran burguesía local apátrida con su amo y aliado, el imperialismo, que pretenden acentuar la dependencia neocolonial y el saqueo de México, y de la otra parte, el bloque social en construcción, que aspira a la independencia nacional plena, económica y política, y anhela que los recursos de nuestro territorio sean para beneficio de los mexicanos. Por cuanto al resultado de las elecciones de 2012, el escenario que tiene más posibilidades según la actual correlación de fuerzas, es que gane el pri con Peña Nieto, el peor de sus candidatos; pero con ese u otro cualquiera, la clase obrera y el pueblo seguiríamos siendo víctimas de la misma guerra que desataron los gobiernos neoliberales contra la clase trabajadora y el pueblo de México desde 1982, a favor del imperialismo y la gran burguesía local apátrida, guerra que seguiría creciendo en intensidad, como ha sido la tendencia desde que se inició hace 28 años. Y si no ganara el pri, sino el pan —sólo o en alianza con el prd— ocurriría lo mismo. Lo más preocupante del caso es que a menos que hubiera cambios de gran significación en la correlación de fuerzas, hay pocas probabilidades de que durante el proceso electoral de 2012 pueda darse un escenario distinto al señalado. La posibilidad de que gane el prd las elecciones, es remota. Si se diera el caso, la diferencia entre un gobierno de Marcelo Ebrard y uno del pri o del pan consistiría en que el primero perseguiría “compensar” sus políticas neoliberales con apoyos a la tercera edad, a las madres solteras y a otros sectores desvalidos, que hicieran algo llevadera su penosa existencia. Sería un gobierno neoliberal-asistencialista, que no variaría lo esencial del Consenso de Washington, pero sí mitigaría los daños a los grupos y sectores más lastimados por ese paradigma depredador. La hipótesis de un golpe de fuerza desde el poder público y/o el ejército, constituye un escenario marginal en las condiciones de México hoy, porque, aunque quienes están en el gobierno y los mandos actuales de la tropa son capaces de cualquier ruindad, en cambio el imperialismo y la burguesía que le sirve, lo que quieren es mantener la “gobernabilidad democrática” y por eso pretenden consolidar las reformas “democráticas” neoliberales que hicieron ya, con el fin de perpetuar su predominio, su dictadura de clase y su modelo que en su esencia es neocolonial. El camino electoral es teóricamente válido como forma de lucha revolucionaria. Con el voto popu55
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lar se podría iniciar el proceso que no sólo echara al pan y al pri, sino que depusiera a la burguesía local apátrida como clase dominante y nos liberara de la otra, más poderosa, la burguesía imperialista que domina hoy al mundo capitalista. Sin embargo, en las condiciones concretas en que transcurre el proceso electoral federal que culminará en 2012, no existe opción alguna que pueda llevar al gobierno a las fuerzas de la revolución de liberación nacional. 9. Pero sí hay muchas cosas concretas que hacer en esta coyuntura para: A) Evitar que las fuerzas populares sufran retrocesos mayores por disputas y divisiones por los temas electorales, que añadan obstáculos al indispensable proceso de articulación. B) Avanzar sobre todo en el aspecto cualitativo de la acumulación de fuerza, durante la coyuntura electoral y en todo tiempo. Mientras no se den pasos significativos en este aspecto, el frente de masas seguirá en un vaivén, creciendo y decreciendo, sin consolidarse. c) Explorar la posibilidad de que un sector del movimiento popular, de carácter avanzado, lance un candidato de sus propias filas con prestigio y capacidad de combate, aunque sea sin registro pero con un programa popular, antineoliberal y antiimperialista; mejor si es uno surgido de la clase obrera. El objetivo no sería ganar la elección, sino coadyuvar a la tarea de la elevación de la conciencia y a la organización popular, que son las actividades fundamentales en esta etapa. D) Explorar la posibilidad asimismo de que el propio frente electoral se convierta en un mecanismo que también sume expresiones del campo popular, que tienda puentes entre diversas expresiones de la lucha del pueblo, entre ellas el conjunto de los seguidores de López Obrador, en tanto esto ayude al proceso de desarrollo de las condiciones subjetivas para el triunfo de la revolución de liberación nacional.
Notas
1 Los artículos previos que referimos son “La aportación de Lombardo a la concepción materialista de la historia”, en Teoría y Práctica número 1, y“México 2010: reflexiones sobre la revolución que necesitamos y cómo desencadenarla”, en Teoría y Práctica número 2. 2 Utilizamos el neologismo gobernabilidad en el sentido de “capacidad para garantizar la estabilidad política y el orden social permanente, sin sobresaltos, que asegure las mejores condiciones para el funcionamiento de la economía de mercado”, y que es aplicable tanto a las metrópolis imperialistas como a sus esferas subordinadas, como es el caso de México.
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Artículo 41 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
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Ver: “Qué es el Partido del Trabajo”, cuarto párrafo, en el sitio oficial de dicho partido, http://www.partidodeltrabajo.org.mx/ www/pt.php
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Aunque ya en varios discursos y declaraciones había formulado críticas a las políticas neoliberales, que Salinas impulsó con gran vigor, el discurso que Colosio pronunció el 6 de marzo de 1994 en la celebración del aniversario del pri ha sido considerado como el de la ruptura definitiva entre ambos personajes. En esa ocasión, Colosio, tomando franca distancia de Salinas, declaró que lo que él veía era un México agraviado, en crisis y con profundas desigualdades sociales, lo que el todavía presidente sin duda estimó como una descalificación insultante a su gobierno, que él quería presentar como “modernizador” y como modelo que debiera seguirse al pie de la letra, actitud en la que insiste hasta hoy en día.
6 Puesto que para ese momento había vencido el plazo constitucional para que un funcionario público que opte por una candidatura, renuncie o pida licencia, el tecnicismo que se incluyó en su nombramiento con el deliberado propósito de hacer ostensible que Camacho quedaba habilitado para ser postulado, consistió en especificar su puesto sería honorífico, sin goce de sueldo 7
El pcd apenas alcanzó el 0.6% de los votos y perdió el registro.
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Cuauhtémoc Amezcua Dromundo y Martha Elvia García García, op. cit., Teoría y Práctica 1.
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Vicente Lombardo Toledano, “Las Revoluciones de los siglos xix y xx, características y perspectivas”, conferencia dictada en la Universidad Nacional Autónoma de México el 18 de julio de 1961; inédita.
10 “México, 2010... op, cit. 11
Op cit., p…
12 “En cuanto a la conciencia, el sujeto revolucionario, para serlo, requiere percibir que le es indispensable pasar de la esfera de la lucha social, por la solución de problemas concretos, a la lucha política, esto es, la lucha por el poder político, por desplazar del poder a la clase social que lo detenta y que en nuestro caso es una burguesía proimperialista, y tomarlo el propio sujeto colectivo en sus manos. Pero además de comprender esa cuestión de esencia, el sujeto colectivo requiere de organizarse de la manera adecuada para enfrentar y derrotar a la clase social dominante, en una lucha intensa que, incluso cuando se da por vías que genéricamente llamamos pacíficas en el sentido de que no se recurre a la insurrección armada, conlleva sin embargo un alto grado de violencia que generalmente impone la clase dominante, es la violencia de la contrarrevolución...”“México, 2010... op, cit. 13 Un análisis amplio sobre el tema, de la autoría de Cuauhtémoc Amezcua, fue publicado en la Revista Memoria de octubre de 2005, con el título de“La de López Obrador, o la de Marcos, ¿cuál es la vía?”. 14
El caso más notable de entre quienes combatieron decididamente a López Obrador acusándolo de ser neoliberal y “continuador de la obra de Salinas de Gortari” es el del Subcomandante Marcos, del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, ver Subcomandante insurgente Marcos, “La (imposible) ¿geometría? del Poder en México”, diario La Jornada, 20 de junio de 2005.
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ientras cada miembro del partido no se considere obligado a contribuir, de algún modo, para que se puedan realizar las funciones y las tareas que corresponden a nuestra agrupación, tareas múltiples, complementarias las unas de las otras e inseparables, así proclamen a gritos que son miembros del Partido Popular Socialista, de hecho no lo son. Nosotros somos un partido diferente a todos los demás partidos que hay en nuestro país. Somos un partido minoritario, armado con una ideología que nadie comparte, por lo menos los grandes partidos: el pri y el pan. Somos un partido que actúa en el presente y mira el futuro; que quiere transformar la realidad actual y preparar las bases para el advenimiento de un régimen social más justo que el que prevalece, y ese régimen es el socialismo. Somos un partido que elabora programas periódicamente dentro del marco ideológico de su programa permanente, para contribuir a establecer las bases del progreso ininterrumpido de la sociedad mexicana. Somos un partido que ha aclarado y dicho en numerosas ocasiones que México tiene su propia vía para llegar a formas más avanzadas de la vida social. Somos un partido que ha logrado señalar con precisión los problemas y sus soluciones. Pero no debemos ser ya un partido minoritario ni sólo un partido de avanzada ideológica y programática. Debemos aumentar nuestros contingentes, y la única manera de conseguirlos es trabajar sin descanso en todos los aspectos de la organización. En qué consiste la organización para el Partido Popular Socialista Vicente Lombardo Toledano