Publicación del Comité Central del Partido Popular Socialista de México, Año 1, Número 15, Julio de 2009, 5.00
La criminalización de la lucha social y el pensamiento marxista* Cuauhtémoc Amezcua Dromundo**
el carácter éticamente innoble que tienen las sociedades divididas en clases, y más todavía las sociedades capitalistas dependientes, como la nuestra. Porque crímenes como el de Aguas Blancas, cometido bajo la autoría y la complicidad de autoridades de gobierno estatal y federal, siendo gobernador de Guerrero, Rubén Figueroa Alcocer, y Presidente de la República, Ernesto Zedillo, atentan contra el derecho y son inadmisibles desde el punto de vista de la ética. Fue el 28 de junio de 1995, mañana hará 14 años, cuando agentes del agrupamiento motorizado de la policía guerrerense dispararon a mansalva contra un grupo de miembros de la Organización Campesina de la Sierra del Sur, quitando la vida a 17 campesinos. La clase dominante aplica con frecuencia actos como ése contra el pueblo con el fin de amedrentarlo, cuando lucha: asesinatos, desapariciones forzadas, violacio-
Agradecimientos
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ompañeros del Movimiento Social de Izquierda; la Organización Campesina de la Sierra del Sur; el Frente Amplio de Comunidades Marginadas del Estado de Oaxaca, y el Colectivo Magisterial Independiente; agradezco en nombre de mi partido, el Partido Popular Socialista de México, su invitación para participar como ponente en este Foro, considero un honor compartir esta actividad con luchadores por las causas legítimas del pueblo, honestos y firmes, como todos ustedes. Carácter inhumano de las sociedades divididas en clases
Este foro se denomina “La criminalización de la lucha social”, y se da en el marco del 14 aniversario de la Masacre de Aguas Blancas. Ambos, el tema del foro y el aniversario, evocan
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El clero político delinque de nuevo Juan Campos
L
a política de nuestro partido, respecto de la religión y el clero, es siempre la misma: respeto irrestricto a la
libertad de creencias, es decir, respeto a quien tiene una creencia religiosa —cualquiera que esta sea— y respeto a quien no tiene ninguna; condena a los ministros de sigue en la página 4
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La criminalización de la lucha social y el pensamiento marxista nes tumultuarias, privación ilegal de la libertad. El rubro de la criminalización de la lucha social se refiere en particular a los casos en los que opera la manipulación de la normatividad jurídica y la desquiciada utilización del aparato judicial del Estado, para castigar con penas monstruosas a luchadores sociales, como a Ignacio del Valle y sus compañeros de Atenco; y el uso pernicioso del aparato de “comunicación social” al servicio del sistema, para desprestigiar públicamente a todo el que lucha y protesta, etiquetándolo como terrorista o delincuente común. Yo abordaré el asunto del foro con un enfoque sociológico desde el punto de vista del pensamiento marxista, sobre las sociedades humanas a lo largo de la historia, el carácter de las clases sociales, la lucha de clases, y la sociedad del porvenir. Al respecto, afirmo con Marx y Engels que las sociedades divididas en clases no han existido siempre ni existirán de manera eterna: vale la pena recordarlo, porque se trata de cuestiones fundamentales para la lucha que en nuestros días con frecuencia se dejan de lado, ya sea porque los luchadores sociales y políticos que estamos del lado de los explotados, del lado del pueblo, no siempre tenemos a nuestro alcance la posibilidad de estudiar a esos pensadores ni de reflexionar sobre la validez de sus aportes; o ya sea por las mentiras de nuestros enemigos de clase que dicen que el pensamiento marxista está superado, que ya es cosa del pasado, lo que por supuesto nunca sustentan, porque es falso, pero a veces, de tanto oírlo, hay quienes se lo creen de buena fe. Lo cierto es que en la etapa temprana de la humanidad, por decenas de miles de años, no existió la propiedad privada de los medios de producción, sino que éstos fueron colectivos; no existió la explotación del hombre por el hombre; tampoco las clases sociales ni el Estado. El pensamiento marxista dio a esta forma de vida el nombre de comunidad primitiva o comunismo primitivo. Miles de años después se fue dando, primero de manera incipiente y luego ya de un modo pleno, la primera sociedad dividida en clases, que fue la sociedad esclavista. De entonces acá, según anotó
Engels[i], “las clases trabajadoras han vivido en distintas condiciones, según las diferentes fases de desarrollo de la sociedad, y han ocupado posiciones distintas respecto de las clases poseedoras y dominantes”. Así, en aquella época de la que hablamos, “…los trabajadores eran esclavos de sus amos”. Mucho después, “en la Edad Media, eran siervos de los nobles propietarios de tierras”, explica Engels, que se refiere ahora a la sociedad feudal. Y cientos de años más tarde aparece el proletariado, que es el nombre que dan Marx y Engels al conjunto de los trabajadores ya de la época del capitalismo, que es un modo de producción y una forma de organización de la sociedad mucho más reciente que la sociedad esclavista y la feudal, ya que, de acuerdo con el propio Engels, se inició “a raíz de la revolución industrial, que se produjo en Inglaterra” en la segunda mitad del siglo XVIII, hace cosa
de doscientos cincuenta años. A propósito de lo mucho que se habla de que el proletariado ya no es el sujeto social del que hablaron Marx y Engels, que porque el mundo ha cambiado y han aparecido “nuevos actores”, es bueno que recordemos lo qué es el proletariado, desde el punto de vista de esos grandes pensadores: “El proletariado es la clase social que consigue sus medios de subsistencia exclusivamente de la venta de su trabajo, y no del rédito de algún capital”, define Engels[ii]. Y a su clase antagónica, la que explota a los trabajadores en el sistema capitalista y nada produce, el pensamiento marxista la denomina burguesía. Por eso hemos explicado que no solamente los trabajadores de la industria forman parte del proletariado; también los maestros de escuela; también los médicos y los ingenieros; también los poetas como Benedetti, los autores e intérpretes de la música; los artistas, los científicos. También los campesinos pobres que viven de su esfuerzo personal. Del otro lado, la burguesía, la clase explotadora, nada produce, ni arte, ni ciencia, ni frutos del campo, ni productos de la industria, nada, pero se apropia de mucho que no le pertenece y acumula fortunas y vive con dispendio. Desde que apareció la sociedad dividida en clases, la clase dominante ha tratado injustamente a la clase explotada. En el esclavismo, los amos compraban y vendían a los esclavos como si fueran animales, y hasta podían disponer de sus vidas sin que eso significara delito ni falta, de acuerdo con las leyes de la época. Los señores feudales asumían derechos sobre los siervos, que hoy consideramos indignos. La burguesía por su parte, en apenas dos siglos y medio, ha cometido monstruosos crímenes, más que los que se sumarían en milenios de historia anterior al capitalismo. Con sus guerras ha exterminado a millones y millones de seres humanos y ha mutilado a millones y millones más. Las guerras son un mecanismo inherente al sistema capitalista que ocupa con frecuencia para salir de sus crisis cíclicas; como también le es imprescindible que existan el desempleo, la miseria y la ignorancia. Además, como decía yo al inicio de esta plática, ante la lucha que despliegan los trabajadores para emanciparse, las clases dominantes han recurrido y recurren de manera usual al asesinato individual y masivo; a la tortura; a la privación de la libertad. Sus víctimas, en los tiempos de la sociedad esclavista, eran clavadas a una cruz, como hicieron con Espartaco, que fue el dirigente de una gran rebelión de esclavos. En la sociedad feudal, eran tortu-
Por la liberación nacional y el socialismo rados con mecanismos viles que nos horrorizan cuando vemos tales aparatos en los museos, o eran quemados en la hoguera; y en el capitalismo, son encarcelados, golpeados, asesinados con armas más modernas, pero no menos terribles. Nos debe quedar claro, por tanto, que una característica general de las sociedades divididas en clases sociales, en todos los tiempos y regiones del mundo, es su carácter socialmente injusto y éticamente inmoral. Las sociedades de los países dependientes del imperialismo, doblemente injustas De igual manera que en el sistema capitalista en general, la existencia de la burguesía, clase social explotadora, sería imposible si no existiera también y al mismo tiempo, el proletariado, en la época del imperialismo, la existencia de las potencias imperialistas sería imposible, sin la existencia de los países capitalistas dependientes, a los que explota y saquea, a los que somete a sus intereses económicos y políticos, según lo que explica Lenin[iii]. México y los demás países de América Latina, con la única excepción de Cuba, que ya se liberó, somos países capitalistas subordinados al imperialismo, ése es nuestro drama, como lo explicó otro gran pensador marxista, el mexicano Vicente Lombardo Toledano.[iv] Las sociedades como la nuestra son doblemente injustas. Por una parte, no sólo nos explota la burguesía de nuestro propio país, sino también una extranjera mucho más poderosa, que a cambio de invertir capitales en nuestro territorio, saquea sus recursos naturales, sus riquezas más importantes y explota el trabajo de los mexicanos. Por otra parte, “nuestros” gobernantes, ese “comité de gerentes y administradores al servicio de la clase dominante”, se caracterizan por servir a varios amos, a los económicamente poderosos de dentro del país y, la burguesía y la oligarquía local, y, sobre todo, a los de fuera, que son los imperialistas cuyo favor y reconocimiento buscan ganar ansiosamente, y creen que si actúan brutalmente contra el pueblo, sus amos considerarán que sus negocios no estarán amenazados por las demandas justas del proletariado, y quedarán muy complacidos. Este fenómeno también fue ya explicado por Lenin.[v] Además de su actitud lacayuna frente al imperialismo –véanse los casos de los cinco presidentes de la época neoliberal, De la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox y Calderón como ejemplos-; estos gobernantes se caracterizan también por su muy
escaso nivel cultural e intelectual; su primitivismo; su proverbial deshonestidad y su salvajismo, véanselos dos Figueroa, padre e hijo, en el caso de Guerrero, y de Ulises Ruiz Ortiz, en el caso de Oaxaca, por citar sólo dos ejemplos. La regla general es ésta: los gobiernos ni remotamente responden a los intereses del pueblo; no son los nuestros, por tanto, gobiernos democráticos; simulan serlo, pero sólo queda en eso, una simulación. Los gobernantes, como regla general, sirven a la oligarquía, a la burguesía local y, sobre todo, al imperialismo que se integra en nuestros días por el capital financiero internacional, las corporaciones o cárteles transnacionales, y los gobiernos de las potencias imperialistas, como Estados Unidos y la Unión Europea. Frente a todo este problema, ¿qué hacer? Para combatir con eficacia la represión y las brutalidades de los gobernantes, lo necesario es redoblar la lucha por la liberación nacional respecto del imperialismo y por la construcción de una sociedad superior, una en que no exista la propiedad privada de los medios de producción y cambio; una en que no exista la explotación del hombre por el hombre: una sociedad socialista y comunista. ¿Cómo hacerlo? Lo primero, lo elemental, es avanzar en la construcción de la ar-
ticulación de todas las luchas del pueblo y en su elevación al nivel político, de la lucha por el poder, por echar a la clase social que ahora lo ejerce, que es una burguesía servil frente al imperialismo. Porque si sólo los luchadores sociales sólo nos dedicamos a combatir al enemigo inmediato, y a tratar de resolver el problema concreto, local o gremial, lo más probable es que fracasemos, en primer lugar, porque cada problema específico es sólo un fragmento de una realidad mucho más extensa, con un denominador común. Y en cambio, seguiremos siendo víctimas de la represión y todas las formas de brutalidad que acostumbran ejercer los gobernantes. Pero además, porque si nos aislamos, si nos encerramos, cada cual en “lo suyo”, no seremos capaces de construir una fuerza política y social de la magnitud necesaria para vencer a nuestros enemigos de clase, locales y externos, nacionales e internacionales. Hace un rato, platicando con el profesor Ranferi, él lo dijo de un modo muy sencillo: “a veces sólo vemos el árbol que tenemos enfrente y no vemos el bosque”, y tiene razón, éste es el problema que tenemos que superar, el principal problema de la clase trabajadora mexicana hoy en día. Tenemos necesidad de tomarnos todos de las manos, de unir nuestras fuerzas, de marchar hombro con hombro en una lucha que no es separada, sino unitaria. La conclusión es ésta: un movimiento político y social amplio, plural, combativo y bien articulado es indispensable para esta lucha, para nuestra victoria y para su derrota. Ya lo dijo Marx: “La única fuerza social de los obreros está en su número. Pero, la fuerza numérica se reduce a la nada por la desunión”.[vi] [i] Federico Engels, Principios del comunismo. Marxist Internet Archive, http://www.marxists.org/espanol/me/1840s/47-princi.htm [ii] Ibidem. [iii] V. I. Lenin. El imperialismo, fase superior del capitalismo. Marxist Internet Archive, http://www.marx2mao.com/ M2M(SP)/Lenin(SP)/IMP16s.html#s7 [iv] Vicente Lombardo Toledano. “El drama de los pueblos de América Latina”, en La Confederación de Trabajadores de América Latina ha concluido su misión histórica. Pág. 1. [v] Lenin explica que la causa de este fenómeno es “la intensificación del yugo nacional como consecuencia del yugo de la oligarquía financiera”. Ibídem. [vi] Fue en su “Instrucción sobre diversos problemas a los delegados del Consejos Central Provisional” de agosto de 1866, previa al Congreso de la Primera Internacional que se celebró en Ginebra, del 3 al 8 de septiembre de en 1866. Se puede consultar en http://www.marxismoeducar.d/me21. htm, el fragmento citado forma parte del primer párrafo del punto 6, que Marx tituló “Sociedades Obreras (Trade unions) Su pasado, presente y porvenir”, y que fue aprobado como una resolución del Congreso. Lombardo, por su parte, hace una síntesis del contenido de ese escrito de Marx, en su libro Teoría y práctica del movimiento sindical mexicano, México, ediciones de la Universidad Obrera de México, 1981, pág. 12. *Intervención en el Foro La criminalización de la lucha social. FEDEPAL. Chilapa, Guerrero, 27 de junio de 2009. **Presidente del Partido Popular Socialista de México.
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culto religioso que, violando la Constitución y las leyes, se entrometen en la vida política para tratar de favorecer al Partido Acción Nacional que se identifica con sus intereses terrenales: la restitución de sus fueros y privilegios abolidos por las Leyes de Reforma y la Constitución de 1917. La jornada electoral del 5 de julio, sirve de pretexto a la jerarquía eclesiástica para violar, de nueva cuenta, la Constitución y las leyes, ante la pasividad de autoridades electorales y de la Secretaría de Gobernación que tiene la responsabilidad de velar por el cumplimiento de las normas jurídicas aplicables. Motivados por el llamado de diversos sectores a votar en blanco y por la propuesta inocua del empresario Martí, para que los candidatos se comprometan a cumplir sus promesas suscribiendo un acuerdo ante notario, la Arquidiócesis de México expresa su oposición a que los electores anulen su voto y califica la propuesta del empresario de “show mediático, lleno de hipocresía y cinismo”. ¿Qué propone la Arquidiócesis para resolver el problema de la desconfianza de los posibles votantes, respecto de los candidatos de los partidos electoreros? Plantea: “Una revolución ética y moral al interior de las instituciones políticas”. ¿Es acaso la jerarquía de la Iglesia católica la más indicada para darle a los mexicanos lecciones de ética y moral? Todo parece indicar que no. Si nos remitimos a la historia, no fue ética ni moral su conducta con los indígenas durante la conquista y los trescientos años de coloniaje español; la excomunión del Padre de la Patria, Miguel Hidalgo, nada tuvo de ético ni de moral; tampoco lo fue su actitud ante la intervención francesa, al ponerse del lado de los invasores; ni durante el porfiriato cuando se aliaron a los latifundistas que explotaban sin misericordia a los peones
de las haciendas; mucho menos su rechazo en contra de las constituciones de 1857 y de 1917 y su innegable participación activa en la rebelión cristera. En el ámbito internacional tampoco tiene mucho de que presumir la jerarquía eclesiástica. ¿Actuó acaso con ética y moral la Inquisición? ¿Fue acaso ético y moral que el papa León X haya promulgado, en 1517, la Taxa Camarae, con la finalidad de vender indulgencias a los que pudiera pagarlas? ¿Era ético y moral perdonar los delitos cometidos a cambio de dinero? Como ejemplo tenemos el pecado número 2 —de 35 tipificados— que el Papa sanciona con 131 libras, 15 sueldos a quien cometa “pecado contra natura con niños”. Quizá por esta actitud ese delito está tan difundido entre sus filas. ¿Fue acaso ético y moral que el papa Pío XII mantuviera el Concordato con la Alemania nazi, guardara estricto silencio mientras se consumaba el Holocausto y se negara a condenar expresamente al nazismo? Desde luego que no, el Vaticano mismo lo reconoce, en 1998, cuando admite oficialmente que su antijudaísmo facilitó los crímenes de Hitler y el holocausto de millones de hebreos. Otros integrantes del clero político mexicano actúan con mayor descaro, como Carlos Aguilar Retes, arzobispo de Tlalnepantla, que llama a sus feligreses a que antes de votar vean la capacidad y prestigio moral de cada candidato. Claro, entre los “requisitos” no podía faltar el respeto “por la vida, desde su fecundación hasta la muerte natural”, que va en contra de las políticas que sostiene un partido y a favor de las que defiende otro, es decir, se mete en política partidista y opina en contra de normas jurídicas vigentes, ambos aspectos prohibidos por la ley. Frente a esa actitud delictiva del clero político del país, un número importan-
te de ciudadanos de diversas profesiones y actividades; un conjunto significativo de organizaciones civiles, y algunos legisladores de diversos partidos políticos, publicaron —en algunos de los principales diarios que se editan en la capital del país— el desplegado “En defensa del Estado laico”, el pasado martes 23 de junio. El manifiesto plantea, entre otras cosas, la necesidad de cumplir con el mandato juarista de separar las funciones de Iglesia y Estado; mantener la educación al margen de aspectos religiosos; que se respeten las libertades constitucionales, particularmente de conciencia y religiosa; defender los derechos humanos sociales; que se respete a las minorías religiosas, de género o de preferencias sexuales; que se establezcan políticas gubernamentales basadas en las evidencias de la ciencia y no en dogmas religiosos, y se eviten el fundamentalismo, fanatismo, intolerancia y autoritarismo religiosos. Como siempre ha sucedido en nuestra historia, los mexicanos —creyentes o no— jamás han confundido creencias religiosas con deseos de progreso. Juárez era creyente, pero estaba en contra del latifundismo eclesiástico y de los fueros y privilegios de que gozaba el clero enriquecido de la época; creyentes fueron también los campesinos que al grito de ¡Viva la Virgen de Guadalupe!, fusilaban a los curas que se había puesto al servicio de los terratenientes del porfiriato; creyentes son, muchos de los que hoy se oponen a una visión medieval de la vida, que impulsa el alto clero de nuestro país. Votar es un derecho y una obligación de los ciudadanos mexicanos. Algunos optan por no ejercerlo. Entre los que prefieren votar, la mayoría lo hace por un candidato; un porcentaje pequeño anula su voto conscientemente, y unos pocos accidentalmente. A pesar del llamado de partidos, instituciones electorales y clero político, el abstencionismo y el voto nulo se incrementarán y marcarán estás elecciones, porque los mexicanos tampoco confunden el acto de votar, con la lucha por establecer un verdadero régimen democrático.
Por la liberación nacional y el socialismo
PARTIDO POPULAR SOCIALISTA DE MÉXICO ¡Por la liberación nacional y el socialismo!
El triunfo de los golpistas en honduras es moralmente imposible Se ha perpetrado un golpe de Estado en Honduras, que merece el repudio de la clase obrera y el pueblo México y del mundo. Ha sido un golpe contra la voluntad popular, contra la Constitución y el gobierno legítimo del presidente Manuel Zelaya, que fue privado de su libertad y expatriado hacia Costa Rica.
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n el marco de esos acontecimientos repudiables, el Partido Popular Socialista de México destaca el hecho de que el hermano pueblo hondureño está en pie de lucha. Miles de manifestantes, mujeres y hombres se han volcado a la calle y la plaza pública desde el primer momento, desdeñando el toque de queda y exigiendo la vuelta a la legalidad. Las cuatro centrales obreras del país hermano han declarado una huelga general que sólo será levantada cuando el presidente Zelaya sea restituido en su puesto. El proletariado y las fuerzas populares no sólo son mayoría, sino que están mostrado su elevada moral y su capacidad de combate, lo que contrasta con la orfandad ética y la cobardía de los golpistas. La correlación de fuerzas favorece ampliamente a las de carácter popular. Además, las condiciones internacionales son de tal naturaleza que nadie, ni aun el gobierno de Estados Unidos, el país imperialista por excelencia, está en condiciones de apoyar una aventura absurda, como esa. En estas circunstancias, el PPS de México expresa su confianza en que el pueblo hermano pronto saldrá victorioso de esta dura prueba. Parafraseando a Benito Juárez, el emblemático defensor del principio de la autodeterminación de los pueblos, héroe de México y América Latina, hoy se puede afirmar que el triunfo de los golpistas es moralmente imposible. ¡Vivan la clase trabajadora de Honduras y sus fuerzas populares! ¡Viva la unidad inquebrantable de los pueblos de Nuestra América! ¡Viva el internacionalismo proletario! ¡Viva la autodeterminación de los pueblos! Ciudad de México, junio 29 de 2009.
La Dirección Política y la Comisión Ejecutiva Nacional del Comité Central, Cuauhtémoc Amezcua Dromundo, Presidente; José Santos Cervantes, Secretario General; Juan Campos Vega, Luis Miranda Reséndiz, Humberto Pliego Arenas, Martín Tavira Urióstegui, miembros de la Dirección Política; Carmen Chinas Salazar, Martha Elvia García García, Miguel Guerra Castillo, Mario Ochoa Vega, Jorge Tovar Montañez, Santos Urbina Mendoza, miembros de la Comisión Ejecutiva Nacional.
golpe de Estado atípico Reacción atípica ante un
Mario Ochoa
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l pasado domingo 28 de junio, me enteré del golpe de Estado perpetrado contra el presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya. Pensé en escribir mi opinión de inmediato; pero reflexionando, llegué a la conclusión de que muchos lo harían y que la mayoría de ellos tendría mayores elementos para hacerlo. No me equivoqué en cuanto a la cantidad, pero no todas las interpretaciones me parecieron adecuadas. Me llamó poderosamente la atención que varios que opinaron desde el campo de la izquierda lo hicieran repitiendo esquemas que responden a lo que sucedió en las décadas de los años setenta y ochenta, cuando el imperialismo yanqui financió y estimuló descaradamente a los golpistas de Uruguay, Chile, y Argentina; apoyó abiertamente a la contrarrevolución en Nicaragua, e indiscriminadamente a los gobiernos castrenses del área. Todo parece indicar que la realidad actual es diferente en algunos aspectos. Otro aspecto que llamó mi atención, se relaciona con la extremada cautela de algunos gobiernos —el de México tardó ocho horas en reaccionar públicamente— como si esperaran la voz del amo. Lo mismo ocurrió con los medios de comunicación masiva del país —prensa escrita, radio, televisión e Internet— que casi se limitaron a informar de los hechos. Algunos, los de derecha, se atrevieron a culpar a la víctima y no al victimario. Un ejemplo es el editorial de El Universal que expresa: “Zelaya tiene su parte de responsabilidad. Llevó a su país a una crisis política por insistir en reelegirse, aun en contra de las disposiciones de la Corte Suprema, la Fiscalía General, el Congreso, el Tribunal Supremo Electoral y la Procuraduría General hondureñas”. Y todavía adelanta lo que siempre ha deseado: “Es el mismo riesgo que, guardadas las debidas proporciones, ha tomado Hugo Chávez en Venezuela”. Todavía carentes de línea de la Embajada yanqui, cuyo gobierno ha condenado el golpe, pero tomado decisiones tibias, y ante la condena mundial, los medios se refieren, hábil y deshonestamente, a la
existencia de “dos presidentes” el depuesto y el “designado por el Congreso”. Ninguno ha hurgado en el pasado del golpista, del usurpador, del espurio, como sí lo hacen con cualquiera que asuma posiciones de izquierda, aunque sea de la izquierda ligth. Tampoco han condenado la censura mediática impuesta por los golpistas hondureños. Es más, se han sumado a ella, al ocultar la represión contra el pueblo que apoya a Zelaya. Actúan en forma diferente, a como lo hacen cuando se trata de un gobierno —de aquellos que califican de izquierda— que sanciona a los medios que violan la Constitución y las leyes, que asume posiciones golpistas o los utiliza a favor de los intereses de los enemigos externos y sus socios internos, que actúan con fines desestabilizadores. Aplican un método que utilizan todos los días: ocultan la información que no les conviene. El jueves 2 de julio, ya se atrevieron, algunas televisoras —por ejemplo el canal 40 de la capital— a justificar el golpe de Estado; criticaron al gobierno mexicano por haber llamado a su embajador a consulta, por romper con su tradicional política de no intervención y hacer a un lado la Doctrina Estrada. ¿Ya se olvidaron de la política, esa sí injerencista, de Fox y Castañeda respecto de Cuba, totalmente ajena a los principios de autodeterminación y no intervención? ¿Pretenden que ignoremos que, precisamente apoyado en la Doctrina Estrada, el presidente Lázaro Cárdenas, rompió relaciones con la España del golpista Francisco Franco, y que nuestro país no restableció los vínculos oficiales hasta que el dictador murió? ¿Pretenden que olvidemos que el presidente Luis Echeverría hizo lo mismo con el golpista Augusto Pi-
nochet? Mienten a sabiendas. Cumplen con su función cotidiana de deformar la información No satisfechos de sus mentiras, responsabilizaron al presidente venezolano, Hugo Chávez de causar el conflicto, obvio, lo hicieron sin pruebas ni argumentos válidos. ¿Alguno de ellos defendió a la democracia? Ni uno solo. Nunca les ha interesado; lo que siempre han defendido son sus intereses y los de quienes los patrocinan. Por eso Vargas Llosa no ha convocado a una reunión de intelectuales latinoamericanos de derecha para condenar el golpe, por eso no se ha presentado en Honduras a enfrentarse a los golpistas ni defenderá la vida institucional del hermano país centroamericano, a pesar de que la OEA, la ONU y la Unión Europea, en forma unánime, han condenado la ruptura del orden constitucional. En México, los Krause, padre e hijo — calificado este último como comentarista internacional, por sus patrones de Televisa— han guardado silencio cómplice. Ellos tampoco defienden la democracia, con o sin adjetivos, defienden a la oligarquía a la que siempre han servido. Como ellos, se ha conducido la inmensa mayoría de los comentaristas e intelectuales que dicen defender la democracia y que firman manifiestos a favor de ella; pero sólo cuando está al servicio de la ideología que profesan. El golpe de Estado en Honduras es atípico: no cuenta con el apoyo del gobierno estadounidense; es rechazado por todos los países del continente y por los principales organismos internacionales; sus autores tratan de justificarlo jurídica y constitucionalmente, y no fue promovido por la oposición, sino por los dirigentes del Partido Liberal que llevó al gobierno al presidente Manuel Zelaya. El golpe atípico, generó una respuesta atípica de los medios de comunicación masiva. Esa conducta no durará mucho tiempo, ya empiezan los medios a cumplir de nuevo con su principal cometido: ocultar, manipular y/o deformar la información.
Por la liberación nacional y el socialismo Carmen Chinas
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omo todo el sistema educativo nacional, la educación media superior (EMS) enfrenta tres problemas: cobertura, calidad y orientación. En el primer aspecto, tomaremos como ejemplo la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, donde se genera la tasa más alta de cobertura en el país. De los varios cientos de miles jóvenes que concluirán la educación básica en el presente ciclo escolar, 317 mil 600 se registraron para presentar, el sábado 27 y domingo 28 de junio, el examen único — de 128 preguntas— para acceder al nivel medio superior. Poco más de ochenta mil jóvenes, sobre todo por razones económicas, no continuarán sus estudios, porque empezarán a trabajar o estudiarán alguna “carrera corta”; las muchachas prefieren cultora de belleza y los muchachos computación o mecánica automotriz. Para los que si continuarán sus estudios, las nueve instituciones que integran la Comisión Metropolitana de Instituciones Públicas de Educación Media Superior (COMIPEMS), les ofrecen diversas opciones: a) Bachillerato general, para formar en conocimientos y habilidades a los que desean realizar estudios superiores; se imparte en preparatorias y colegios de ciencias y humanidades (CCH) de la UNAM, en Colegio de Bachilleres, y en escuelas preparatorias dependientes de la Secretaría de Educación, Cultura y Bienestar Social del Estado de México y de la Universidad Autónoma del Estado de México. b) Educación profesional técnica, que especializa en aplicación de conocimientos y habilidades para laborar en la industria y los servicios; se imparte en el Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (CONALEP) y en los Centros de Estudios Tecnológicos Industriales (CETIS), dependientes de la Dirección General de Educación Tecnológica Industrial (DGETI). c) Bachillerato tecnológico, que ofrece tanto estudios propedéuticos, como título de técnico para incorporarse al mercado de trabajo; se imparte en vocacionales, Centros de Estudios Científicos y Tecnológicos y Escuela Superior de Enfermería y Obstetricia, del Instituto Politécnico Nacional (IPN), escuelas dependientes de la DGETI y de la Dirección General de Educación Tecnológica Agropecuaria (DGPA). El aspirante pueden seleccionar varias opciones —cada una requiere una canti-
Bachillerato para una minoría dad específica de puntos— y de acuerdo con el número de respuestas correctas, se le asigna la institución y plantel que le corresponde. Del total de aspirantes, 155 mil 33 (48.81%) demandan, como primera opción, un lugar en la UNAM; pero la Universidad sólo ofrece 33 mil espacios; quiere decir que competirán hasta cinco jóvenes por cada lugar. En el caso del IPN, por cada espacio competirán solamente dos. El vocero de la COMIPEMS, Javier Olmedo, señaló, además, que sólo cuatro de cada 10 jóvenes podrán ingresar a la primera opción que demandaron, y que 47 mil 600 no tendrán un lugar debido a que unos no se presentaron al examen, otros no obtendrán su certificado de secundaria, y algunos no obtendrán más de 31 aciertos, mínimo requerido para acceder a este nivel educativo. Si sumamos los que no quisieron seguir estudiando, a los que no podrán ingresar, tendremos que aproximadamente ciento veinticinco mil jóvenes (31%), quedaran fuera de la EMS. En los estados el porcentaje es mayor, en algunos llega hasta 60%. Los otros problemas de la EMS son: deserción escolar y alta tasa de reprobación, ya que de los que lograron ingresar, sólo 44.4% consigue terminar el bachillerato; cubrir la demanda insatisfecha; abatir las diferencias de tipo regional; y aplicar las nuevas tecnologías de la información para mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje. Todo ello depende, fundamentalmente, de un solo aspecto: mayores recursos para atender el sistema educativo nacional, desde la enseñanza preescolar hasta el posgrado universitario. El segundo problema, es la deficiente calidad de la educación. Los egresados de la educación básica, arrastran problemas desde la primaria, en áreas fundamentales: matemáticas y español, a lo que se añaden problemas de comprensión de lo que leen. Estas deficiencias tienen diversas causas: ambiente socio cultural en el que se desenvuelve la vida cotidiana de los jóvenes, limitaciones económicas de sus familias, y educación impartida por maestros mal pagados, que se ven obligados a tener más de un empleo.
En este rubro se requieren recursos económicos para desarrollar planes, programas y pedagogía que respondan a las necesidades propias de nuestro país y contar con planta docente competente y adecuadamente remunerada. El tercer aspecto es el de la orientación, es decir, el ciudadano que queremos formar por medio de nuestro sistema educativo. En este aspecto, las autoridades se han dedicado a copiar modelos educativos de países que tienen un grado de desarrollo económico y cultural diferente al nuestro, sin siquiera tratar de adaptarlos al mosaico de la realidad mexicana. La “solución” que imitan es la llamada educación de competencias. Afirman que la función propedéutica de la EMS ha hecho daño, porque su pertinencia se mide en función del ingreso a la educación superior. Piensan que quitándole la etiqueta de “antesala” de la universidad, permitirá que sirva para que los jóvenes adquieran, al mismo tiempo: las habilidades y capacidades de desarrollo personal y social; los elementos para continuar estudios superiores, y la capacitación para insertarse en el mercado laboral. Para lograr esos objetivos proponen crear el bachillerato único, lo que obviamente despierta controversias y rechazo tanto de maestros como de padres de familia, que lo ven como un proyecto encaminado a crear mano de obra calificada para las empresas transnacionales que se multiplican por el país. El año próximo, habrá 6 millones 651 mil 539 jóvenes de entre 16 y 18 años. Para responder a este enorme reto nada mejor que las autoridades educativas y los diversos sindicatos involucrados, se apoyaran en los principios filosóficos democráticos, científicos y nacionalistas del artículo tercero constitucional y en las experiencias propias y ajenas, adaptadas a nuestras necesidades, para que el sistema educativo cuente con planes, programas y pedagogía propia, capaz de atender las necesidades de los diversos grupos étnicos y culturales del país. Se trata de convertir la educación media superior en un derecho para todos los jóvenes y no en privilegio de unos cuantos, como hoy sucede.
Interesante película que rompe con ese estéreotipo de juventud perdida. Aquí los protagonistas son universitarios, se divierten y hasta se permiten vivir el amor de forma intensa. En pocas palabras, es una cinta que merece ser vista.
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rohibido prohibir, es una coproducción Brasil-Chile-España, dirigida por el guionista y realizador chileno Jorge Durán. Una película con marcada crítica social, dado que plasma, en cierta medida, la corrupción policíaca y el grado de marginación de algunos barrios de Río de Janeiro. Aquí se refleja el trabajo que ha desempeñado Durán, ya que ha colaborado como guionista en diferentes filmes y varias series de televisión desde su llegada a Brasil, en 1973, a partir su exilio luego del golpe de estado en su país natal. La cinta nos enseña un país donde coexisten distintos mundos, pero en especial el de tres jóvenes estudiantes: Paulo, León y Leticia; ellos asisten a la universidad y cada uno quiere aportar algo a la sociedad; y aunque surgen algunos conflictos sentimentales entre ellos, logran anteponer sus valores, principalmente el de la
amistad, cuando descubren que el mundo real es más negro de lo que ellos estaban acostumbrados a vivir. En este marco, la relación de los tres sufrirá una modificación cuando Leticia, novia de León, se enamora de Paulo, amigo y compañero de habitación de León, y aunque no llega a consumarse el triangulo amoroso, esta nueva realidad genera tensión entre ellos. Más allá de sus problemas personales, el destino los enfrentará a situaciones más complicadas. León, estudiante de sociología y Leticia de arquitectura, se proponen llevar a cabo un estudio sociológico entre las clases más desprotegidas de los barrios pobres; mientras Paulo, estudiante de medicina, conoce a Rosalina, una enferma terminal que se encuentra en el hospital universitario donde realiza sus prácticas, llegando a establecer una relación entre complicidad y amistad que hace que
Paulo se sienta comprometido con la situación de Rosalina quien, debido a su larga permanencia en el hospital, ha perdido el contacto con sus hijos, su única familia. A partir de allí la búsqueda de los dos hijos de esta mujer se convertirá en el punto de partida para que los tres jóvenes estudiantes entren en contacto con la pobreza, la violencia y la corrupción que invade a la ciudad. Prohibido prohibir, es el tercer largometraje de Jorge Durán, el cual ha obtenido más de quince premios internacionales, entre los que podemos destacar: El Precolombino de Oro, máximo galardón del Festival de Cine de Bogotá. En San Sebastián y Huelva (España), Biarritz (Francia), La Habana (Cuba), Valdivia y Viña de Mar (Chile). La cinta se estrenó en marzo de 2007 en Suiza y en mayo de 2008 en Chile. Protagonizada por Caio Blat (Paulo), María Flor (Leticia) y Alexandre Rodríguez (León), esta película brasileña busca rescatar la imagen, con frecuencia desvirtuada, de la juventud; como atinadamente lo señaló su director: "Escogí a propósito jóvenes a los que les gusta la universidad, estudiar, divertirse, enamorar y se meten en enredos amorosos, pero saben muy claramente lo que quieren en la vida. Y tal vez no sepan que están aprendiendo en qué país viven, pero saben que quieren tener una profesión y que quieren hacer algo". odranoel_2303@hotmail.com