LA ANDALUCÍA DE FICCIÓN

La Andalucía de ficción La Andalucía de los libros de viajes, esa que los viajeros románticos dieron a conocer en Europa con su toreo, su flamenco y sus eternos conflictos de comunicación.

España abraza egoístamente a esa Andalucía de ficción, donde el turista viene a buscar sol, ocio y diversión a precio de ocasión.

Todos valoran la literatura de masas como un género para matar el tiempo, como una narrativa idealizada creada para la distracción, pero ¿acaso no vive el turista una apoteósica ficción en esa Granada de nieve y playa, mora, judía y cristiana? El último reducto musulmán que sigue pregonando con mesura sus leyendas de la Alhambra.

En los destinos turísticos de ficción la literatura romántica y el Photoshop han desbancado a la novela histórica para dar paso a experiencias de realidad aumentada por las redes sociales en que viajeros sedientos de repercusión escriben su novela de masas, una novela en la que el protagonista del cuento acaba matando a la historia.

El guía local juega ahora el comprometido papel de juglar de su ciudad en busca no de la viralidad dos punto cero, en busca de que le dejen ejercer su bonito oficio con humildad, su mochila de ilusión y esa habilidad de trasportar al turista al pasado para así disfrutar y entender el contexto social del momento.

Desconocían así los escritores románticos la repercusión de sus mitos y leyendas endulzadas en una comercial y desmesurada publicación para ese turismo de masas incapaz de prestar atención a lo real, de pararse a escuchar esa zambra gitana sin los prejuicios marcados con antelación por las amenas lecturas que sin duda le aportaban un rato de ocio y desconexión de la realidad, pero, al fin y al cabo, un momento lector carente de crítica y culturización.

El disfrute de lo utópico, de una Andalucía de sol, flamenco, toreo y tapa con un gracioso dilecto e infernales medios de transporte, en un trayecto en el que lo más emocionante era la posibilidad de ser asaltados por los famosos bandoleros.

En esa Andalucía de ficción para el turista la ansiada foto de rigor era con ese pillo gitano del Sacromonte que la cobraba como si de un autógrafo se tratara, imagen que luego mostraría orgullo a esa Europa que siempre ha idealizado a nuestra España, a nuestra Andalucía.

Una Andalucía de ciencia ficción que sin embargo alumbró a Europa y américa latina con sus grandes literatos exiliados durante el conflicto civil ya que en su tierra nunca sería aceptada su literatura de revolución, esa a la que le dolía el conformismo de su España, de su patria, siempre vista como un perfecto relato de ciencia ficción para matar los ratos libres y soltar algunas carcajadas, pero no como esa fuente rebosante de turismo cultural, empoderamiento empresarial o innovación.

Nos duele España, nos duele Andalucía esa imagen de ciencia ficción con los eternos tópicos que se prolongan con el paso del tiempo, donde los principales actores del sector siguen fomentando que se represente la misma obra teatral como promoción desagradecida de cara a esta sociedad del turismo low cost.

Y es que siempre es más fácil vender un turismo utópico que distópico, pues seguimos vendiendo el acto de viajar como algo idealizado y efímero.