Jesucristo que se encuentra con nosotros | San Juan 6:1-15

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PRÉDICA DOMINICAL DEL PASTOR OCK SOO PARK

30 de Junio de 2024

“Jesucristo que se encuentra con nosotros”

Prédica dominical del pastor Ock Soo Park

“Jesucristo que se encuentra con nosotros”

¿Cómo están? Vamos a leer la Palabra. San Juan, capítulo 6, versículo 1.

1 Después de esto, Jesús fue al otro lado del mar de Galilea, el de Tiberias.

2 Y le seguía gran multitud, porque veían las señales que hacía en los enfermos.

3 Entonces subió Jesús a un monte, y se sentó allí con sus discípulos.

4 Y estaba cerca la pascua, la fiesta de los judíos.

5 Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman estos?

6 Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer.

7 Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco.

8 Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo:

9 Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos?

10 Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como en número de cinco mil varones.

11 Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían.

12 Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada.

13 Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido.

14 Aquellos hombres entonces, viendo la señal que Jesús había hecho, dijeron: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo.

15

Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte él solo. Hasta aquí hemos leído. En la Biblia hay muchas cosas que Jesús ha escrito. Uno a uno realmente el Señor está vivo; son cosas que el Señor ha hecho en nosotros y es maravilloso. Además dentro de mi vida también, las veces que hay dificultad, cuando yo me acerco al Señor y oro, el Señor escucha mi oración y cuando veo ello, estamos tan cerca y para acercarnos vemos cómo el mundo se resplandece más.

En realidad en una ocasión… Hubo veces que tenía dificultades cuando yo trabajaba en la obra del Evangelio. Yo fui al lugar llamado Apgokdong, en lo profundo del monte. En ese lugar yo estaba nueve meses allí. Estando los nueve meses, viviendo allí, el Señor, veía cómo me proveía de comida. Claro, no era arroz, no era tampoco algún pan.

Mientras que iba para predicar al mercado tenía ganas de orinar y me dirigí a un rincón, bajé un poquito del camino. Había tantas frambuesas, como si fuese que alguien haya cultivado. “Ah, esto Dios me lo ha dado”, dije. Comiendo la frambuesa el mercado se cerró y no pude predicar.

Cuando pasaba por ello podía ver cómo el Señor me ayudaba, cómo el Señor estaba junto a mí, cómo yo estaba viviendo junto con el Señor; me sentía muy agradecido. Cuando leía la Biblia… Hoy dice: “Después de esto, Jesús fue al otro lado del mar de Galilea, el de Tiberias. Y le seguía gran multitud, porque veían las señales que hacía en los enfermos. Entonces subió Jesús a un monte, y se sentó allí con sus discípulos. Y estaba cerca la pascua, la fiesta de los judíos. Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman estos?” Jesús no es una persona que anda con pan.

Esta gran multitud se había acercado a Jesús y Jesús mirando eso está hablando sobre el pan que le daría de comer a la multitud: Nosotros ¿de dónde vamos a conseguir pan para dar de comer a estas personas?

La gente, sea quien fuera, cuando va viviendo la vida, a veces tiene mucho dinero, a veces se le acaba el dinero, no tiene ni alimento para comer, no tiene ni dinero para comprar alimento, ¿verdad?, y cuando experimenta eso claramente puedo decir una cosa: verdaderamente no podemos ver a Jesús pero vemos cómo él ha preparado tantas cosas, podemos sentir eso.

Ahora nosotros encontrándonos con Jesús: “Jesús, pasé hambre dos días. Deme comida”. Imagínense que hablemos de tal manera. Si está vivo, ¿por qué no haría nada en nosotros? En medio de nosotros, aunque no está vivo… Mientras que vivimos la vida, no solamente cuestión del alimento, dinero…; padecí mucha dificultad pero era tan increíble. El Señor Jesús era mi Señor y sentía como que el Señor me hubiera preparado algo.

Yo veía cómo me guiaba de tal manera y ante el Señor me sentía muy, muy, muy agradecido. Hoy en día, mientras que vivimos la vida, dentro de mi vida el Señor Jesús, estando vivo, trabaja. Ayer, hoy, Él es igual para siempre. En nuestros ojos aunque no lo podemos ver, tampoco sentir con las manos, Jesús está vivo y eso es maravilloso.

Además, nosotros somos un don nadie pero discúlpenme, hoy en día no hay nadie entre nosotros que se le haya acabado el alimento, comida; bueno, eso no puede ocurrir jamás, no hay nada de eso pero cuando nosotros vivimos esa vida, a veces tenemos hambre pero el Señor me va guiando en mi vida; cuando pensamos en ello estamos muy, muy agradecidos. No les podemos contar todo sobre ello pero cuando leemos la Biblia, Jesús, viendo a mucha multitud ¿qué dice? “¿De dónde compraremos pan para que coman estos?”, así había preguntado. Felipe ¿qué dice? “Doscientos denarios de pan no bastarían para que

cada uno de ellos tomase un poco”. Vienen miles de personas. Por más que les demos poco, con doscientos no bastaría.

Felipe calculó muy bien pero no tenía la fe en el Señor. Cuando vemos de nuevo en la Biblia, en el 8 ¿qué dice? “Uno de sus discípulos […], hermano de Simón Pedro, le dijo: Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos?” Aquí Andrés, hermano de Simón Pedro ¿qué le dice?

Aquí hay un muchacho, tiene cinco panes de cebada y dos pececillos. No es ni así de grande, apenas es así de este tamaño. …Cinco y tiene dos pececillos pero “¿qué es esto para tantos?” Uno de los discípulos: “Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos?”

En ese momento Jesús dice: “Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como en número de cinco mil varones”. El 11 ¿qué es lo que dice? “Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían”. Algo maravilloso el Señor puede hacer.

Claro, señores, porque le falta alimento… No escuchamos que alguien pase hambre. Por más que uno quiera experimentar eso, no es fácil experimentar ello. Cuando había veces que no teníamos alimento, se nos acababa el arroz y pasábamos hambre. No les podemos decir que siempre fue así pero verdaderamente el Señor, estando junto a mí, me ha dado lo necesario, me ha dado ayuda y he experimentado ello.

No podemos ver con los ojos pero Jesús, estando vivo, trabaja en nosotros; estamos tan agradecidos pero en gran manera. Dios dentro de nosotros, estando vivo, trabaja y es maravilloso, no podemos expresarlo con las palabras. Algo importante es que todos nosotros cuando tenemos la fe de creer en Jesús: “Ah, se me acabó el alimento, puedo pedir prestado de alguien, tengo que pedir, le pido a alguien”.

Uno puede llegar a pensar en eso pero creo que no tendrá ocasión de que le falte el alimento o si se le acaba el dinero o si tienen alguna dificultad. Ojalá que puedan pensar de esta manera: “Señor, no le voy a decir a nadie; Señor, quisiera que usted resuelva esto. Yo quisiera experimentar cómo el Señor, estando vivo, trabaja en mí, quisiera experimentar y mirar eso”. A ver, yo quisiera recomendarles a ustedes que digan eso y dentro de ustedes dirán: “¿Será que esto es posible? ¿No será posible? No creo. ¿Cómo que yo voy a tener fe para que esto sea posible?” Señores, no es la fe de ustedes: Jesús es quien trabaja. En la vida de ustedes ese Jesús, verdaderamente, si se nos reúnen todas las condiciones, si nosotros llegamos a tener todo, verdaderamente no necesitamos de Jesús, ¿verdad?

Hoy en día no se les acaba la comida, tampoco no se gasta el zapato pero antes, realmente, a menudo ocurría eso cuando no había camino. Delante del Señor jamás, después de creer en el Señor: “No tengo tal cosa, no tengo dinero, no tengo alimento; ayúdeme”; jamás, jamás hice eso. Sea quien fuera, jamás le extendí la mano. Varias veces le pedí al Señor Jesús.

Las veces que yo pedía, el Señor me ayudaba y yo estaba muy agradecido por ello. Una vez nosotros partimos a un viaje evangelístico junto con un hermano. Vivíamos en Daegu en ese entonces; era en la región de Cheongdo. Teníamos que caminar de ahí.

Nosotros visitábamos casa por casa para evangelizar, realmente íbamos casa por casa pero realmente nadie nos invitaba para que vayamos a dormir, no había nadie que nos diga que durmamos. Ya era de noche, todos estaban por dormir, no podíamos nosotros ir más en casa y caminábamos por la carretera; era muy de noche y estábamos caminando sobre el asfalto.

Caminamos un poquito. Había una persona acostada en el asfalto, en la carretera. Nos fijamos y era un abuelo con edad, estaba pero muy borracho, estaba acostado allí. Realmente si le dejábamos allí, él iba a morir si pasaba algún carro.

—Abuelo, usted ¿dónde tiene su casa?

—¡Yeongcheon! –dijo.

Es el camino donde nos dirigíamos, por eso, ah, realmente teníamos hambre, no habíamos podido comer, no teníamos fuerza pero le teníamos que llevar sobre el hombro y nos cansábamos. Caminamos largo rato y el abuelo de repente dice: “¡Mi zapato…!” Se le cayó el zapato. Nosotros teníamos que retroceder para traer su zapato; le pusimos el zapato, de nuevo nos dirigimos.

A menudo él decía: “Mi zapato” y ya le quería pegar a él. En fin, nosotros nos cansamos hasta no poder más. En Yeongcheon, cuando nos acercamos, delante de la columna había varios jóvenes. Cuando fuimos una cierta distancia se despertó él, pudo caminar solo; ya no nos cansábamos. Cuando llegamos a Yeongcheon, un joven dijo: “Padre, ¿a dónde fue usted?”

Él tomó en el mercado, solo. Estaba borracho, estaba bebiendo solo, se desmayó en el camino y se encontró con nosotros; así llegamos. Nos preguntó qué es lo que pasó, le dijimos que él estaba acostado, que le trajimos y que parecía que se despertó. En ese entonces estaba ebrio, un desastre sobre la carretera. El joven estaba muy agradecido. Eran como las 12 y ellos cocinaron en ese momento. No comimos ni el almuerzo ni la cena pero comimos de manera deliciosa en ese momento. Ellos nos dieron una habitación, dormimos allí y nos puso el desayuno. El hijo del señor nos compró dos tiquetes para ir a Daegu. Dios había preparado por nosotros, claramente podíamos sentir ello; nos sentimos agradecidos. Claro, hoy en día no hay ocasión de que no tengamos comida, arroz, vestido.

No podemos saber pero realmente cuando necesitamos a Jesús, cuando realmente lo necesitamos, tenemos varias maneras pero entre ustedes si son personas que aman al Señor, ustedes pensarán: “Señor, yo no quisiera usar otra manera; Señor, quisiera que usted me ayude. ¿A quién podría pedirle ayuda, Señor, si no recibo la ayuda de usted?” A ver, esperen al Señor.

De tal manera: “Ay, pastor Park, esperamos y no ocurrió nada, nadie nos dio nada”. No, no digan eso. En nuestra vida, cuando vemos cómo Jesús, estando vivo, trabaja, estamos muy agradecidos por ese Señor. Especialmente, sí, puede que esta época no sea una época en la que padezcamos dificultad pero anteriormente salíamos para predicar, íbamos como un expositor.

A menudo no tenía pasaje pero Dios me iba llenando, no solamente en una o en dos ocasiones. Vemos cómo Dios trabaja. Claro, ahora tengo edad, ya se acerca el momento de morir. No sé cuánto tiempo viviré más aquí en este mundo pero durante el tiempo que pasó, el Señor estaba conmigo, el Señor me ayudó, me guardó, trabajó y estaba muy agradecido por ello.

Nosotros, hay cosas que vemos, hay mucha gente pero no es fácil estar junto con Jesús. Entre ustedes, por más que no sea una cuestión del dinero, otra cosa: su hijo está enfermo, el bebé, o si tienen otro problema, si tienen una dificultad, las veces que les surja una dificultad, señores: el Señor realmente está vivo. “Señor, usted conoce muy bien nuestra situación”.

Realmente dejando a un lado toda manera del hombre: “Permítame su gracia, Señor” y “Señor, permítame su gracia y ayude esto, ayúdeme”. Este problema realmente queremos hallar la ayuda del Señor. Claro, cuando le contamos a los amigos o a alguien: “Yo bien sé que esto se va a resolver pero hoy no le diré a nadie, solamente le diré al Señor Jesús: Jesús, quisiera que usted trabaje por mí”.

Verdaderamente Jesús, a quien no podemos lograr ver con nuestra vista pero sin lugar a duda está vivo, en medio de nosotros él está trabajando. Señores, cuando decimos en una o en dos ocasiones y luego uno dice que no se puede pero un día esto realmente Jesús lo hizo, ustedes en ese momento ¿qué dirán?

“Señor, ah, no sabía que usted escuchaba la oración de un ser como yo también”; es conmovedor, están felices. La vida de vivir apoyado en Jesús o la vida de vivir en el mundo tiene una gran diferencia. Yo con salud, sin enfermedad, he vivido toda la vida; cuando estaba en el cuartel o cuando dejé el cuartel…

Cuando empecé la obra del Evangelio había dificultades; jamás yo le dije a alguna persona que necesitaba algo, jamás le dije: “Ayúdeme. Ah, ¿usted me puede prestar su dinero?” Jamás, jamás dije ello, en mi recuerdo no tengo eso.

Verdaderamente el Señor Jesús, siendo nuestro dueño, ayudándome en cada una de las cosas, cuando vemos cómo Él trabaja, cuando experimentamos una ocasión, dos ocasiones, en tres ocasiones a ese Señor Jesús, llegamos a tener la confianza en el Señor Jesús. Este problema, por más difícil que es, sin decirle a la gente, quiero resolverlo solo y quisiera trabajar para que Jesús sea el único en trabajar; de tal manera uno se dirige.

Cuando yo estaba en una iglesia pequeña en Jangpalli, allí había una cantidad pero una cantidad muy pequeña de miembros. Yo tenía que ir al cuartel y tuve que dejar la iglesia. Era la última noche y queríamos reunirnos y así hacer la despedida. Un hermano decía que estaba pero que en una gran dificultad, que vino un vendedor de batata a vender la batata. “Yo te voy a dar las dos cajas de batata por el precio de una”. “Si yo voy junto al ministro esto es barato”. Esa batata él la trajo para mí, él trajo la batata. Yo dije: “Hermano Kim, muchas gracias: yo tenía ganas de comer la batata”; le agradecí mucho a él.

Ese hermano no pudo decir nada y él me dio la batata y dice que le costó pero mucho pagar por la batata. Era el día que yo iba al cuartel. Reunidos por la noche nosotros íbamos hablando, compartiendo un poco y comiendo la comida. Yo no sé si es forzada esa fe pero en fin, ese hermano dijo: “Ay, ministro, evangelista, yo traje para venderle a usted eso, a un precio a la mitad”.

A ver, no sé cómo yo iba a decir pero él simplemente trajo y yo vi que él trajo. “Ah, gracias”. Yo oré por la batata. Yo pensé que él me iba a regalar pero dice que, escándalo, le costó tanto pagar toda esa deuda. Él me dijo eso cuando yo iba para el cuartel. Ah, no sé si es algo forzado pero por la gracia del Señor comí muy bien, viví muy bien.

El Señor Jesús, viviendo en medio de nosotros, la dificultad, el dolor, la angustia, cuando los tenemos, Él oye nuestra oración, trabaja en medio de nosotros y cuando vemos ello estamos muy, muy agradecidos. Cuando vemos en esta Biblia, el Señor Jesús… ¿Cómo está escrito? En el 6:5 dice: “Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman estos?”

Diciendo ello: “Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer”. Felipe dice: “¡Ay, Señor, está usted aquí, entonces la cuestión del pan se resuelve. ¿Cómo que en dónde vamos a comprar? Usted lo puede hacer!” Seguramente Jesús… Qué bueno iba a ser si Felipe le decía ello pero Felipe ¿cómo habla? “Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco”.

Le está diciendo: “Ay, Señor, es absurdo. ¿Cómo vamos a traer pan para esta gente?” Pero uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: “Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos?” Es el mismo discípulo pero Felipe tiene el corazón de confiar en sí.

Para probar ese corazón le había preguntado. Felipe dice así pero Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice a Jesús: “Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos?” Por lo cual aquí está un muchacho que

tiene cinco panes de cebada y dos pececillos. Ya llegó hasta tal punto. “Señor Jesús, usted resuelva el resto”.

El Señor Jesús, con cinco panes de cebada y dos pececillos, había dado de comer a cinco mil y le sobró. Cinco mil, imagínense; no es uno, dos, es una cantidad inmensa. Había hecho algo tan maravilloso. Señores, algo que nosotros debemos saber: el Señor Jesús ¡debemos creer en él, debemos apoyarnos en Jesús!

Pero ustedes, por más que uno pueda resolver con la manera del hombre: “Señor, yo no lo voy a resolver; Señor, yo veré cómo usted lo resuelve. Yo quisiera experimentar eso”. Con ese corazón ustedes, esperando al Señor, si ustedes ven, verdaderamente el Señor, estando vivo en medio de nosotros, ustedes verán como él suple todas nuestras necesidades.

Claro, no es una cuestión de alimento, hay grandes y pequeños problemas o cuando uno necesita dinero, una gran cantidad, Dios sí o sí abre los caminos y si no es eso: “Señor, ¿qué haremos si el Señor no nos da y nosotros nos vamos a ir para robar o nos vamos a amarrar a él?” No pero en varias ocasiones vemos cómo el Señor nos va llenando en ese asunto.

Quisiera recalcarles: ustedes, mientras que viven la vida, hasta ahora han vivido muy bien, por eso ninguno entre ustedes murió, todos están vivos. Han vivido muy bien hasta ahora pero en adelante, en la vida que ustedes deben vivir está la roca, está el río profundo, está la roca salvaje. ¿Qué harán en ese momento?

Ahora, cuestiones que pueden resolver humanamente: el tener una experiencia para apoyarse en el Señor es bien importante. “Señor, yo puedo resolver esto pidiendo prestado el dinero del vecino que está al lado pero ya no voy a hacer así. Señor, solamente voy a recibir lo que usted me da y no haré eso a pesar de que pase hambre. ¡Ayúdeme!”

De esta manera ustedes, poco a poco con la fe en Jesús, si se acercan a Él: “Señor…”

La oportunidad para que Jesús trabaje en ustedes, ustedes van creando esa oportunidad. Verdaderamente ustedes pueden experimentar cómo el Señor trabaja en ustedes y si es así, tendrán un momento de gran, gran gracia. Ustedes: “Señor Jesús, ah, yo esto lo puedo resolver, no tengo dinero pero, ah, yo puedo comprar pidiéndole a alguien, no hay problema”. No lo hagan así sino que: “Señor, usted estando junto a mí, usted me ayuda a mí. Esta cuestión no voy a usar manera del hombre, yo voy a esperar que el Señor me ayude”. De manera maravillosa el Señor obra y podrán ver eso. El Señor, realmente un ser inmenso para agradecer. Viviendo hasta ahora, en medio de mi vida, en el año 1962, leyendo la Biblia recibí el perdón del pecado.

Desde ese día, viviendo hasta ahora, jamás, jamás le había dado pistas a alguien para que me preste dinero, que me ayude, jamás. Claro, tuve dificultades, tuve problemas, claro que sí pero al fin y al cabo, como resultado el Señor, estando vivo, iba trabajando en todo. Un día, cuando leemos esta Biblia, el Señor delante de los discípulos le dice a Felipe:

—¿En dónde compraremos pan para que coman estos?

Felipe:

—Señor, usted debe hacerlo; Señor, aparte de usted ¿quién podrá hacer pan? Por favor haga pan, Señor; Señor, confío que usted hará.

Qué bueno si le respondía de tal manera.

—Con doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco.

Pero el hermano de Simón Pedro, Andrés, ¿qué dice?

—Señor, aquí está un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos, mas ¿qué es esto para tantos?

Cinco panes de cebada, dos pececillos. Ay, estas personas. Esto es un almuerzo de un niño; hasta para que coma yo solo, esto no es suficiente para que le demos de comer a esta gente, es realmente absurdo pero si usted está presente, con cinco panes de cebada y dos pececillos, obviamente pueden comer todos los cinco mil y hasta sobrar.

Esa persona que tiene fe es diferente a la que no tiene fe en ese punto. Yo, después de recibir el perdón del pecado, ah, sea quien fuera… En una ocasión un hermano, él fue como un oficial en el cuartel y él me envió un zapato a mí. “Evangelista, realmente nos regalan zapatos pero me acordé de usted y yo le mando a usted pero no sé el tamaño de sus pies. Queremos que encaje esto con sus pies pero no sé si va a encajar” y así él me dio un nuevo zapato a mí. A mí se me había gastado todo y estaba orando. Antes de desamarrar el paquete yo dije:

“Ah, esto pero me va a quedar muy bien a mí porque este hermano no conoce el tamaño de mis pies pero Dios sí conoce y seguramente hará que esto encaje pero bien a mis pies”. Me puse los zapatos y encajaban conmigo perfectamente. Era antes de que me case en ese entonces. Con ese zapato yo me fui para saludar a mi suegra y a mi esposa.

Me fui para saludarles. La mayor preocupación de mi suegra ¿qué era? Un evangelista.

—Ah, joven, ¿qué pasa si le hace pasar hambre a mi hija? Ahora usted está solo, usted puede vivir así solo. En adelante, cuando tenga más miembros ¿cómo vivirá?

Me preguntó eso. Yo le dije:

—Suegra, Dios me conoce perfectamente a mí. Hasta ahora cuando me daba zapatos no me daba solamente un par, me daba ambos, de ambos lados, no me daba solamente un lado. Él bien sabe cuántas manos tengo. Cuando me da guante, me da ambos lados, no me da solamente de un lado.

Yo estoy solo y me da solamente uno pero si somos dos, nos dará dos; si somos tres, nos dará tres; si somos cinco, nos dará cinco; si somos diez, nos dará diez, así confiamos.

Pude aprobar el examen tan difícil del matrimonio. Mi suegra tenía fe, por más que yo la vea en el ángulo que fuese. Claro, no podría comparar con mi esposa pero hasta el punto de que no puedo compararla a ella, tenía mucha fe, hallé la gracia y me siento muy agradecido ante mi suegra; con la edad que ella tenía se fue antes que yo.

¡En nuestra vida, Dios, si ustedes saben que Él les conoce perfectamente a ustedes, toda preocupación que tienen se les va! El Señor conoce exactamente a todos ustedes. Sea cual fuera la enfermedad que tengan, que necesiten, Él bien sabe qué es lo que se debe hacer; eso es increíble.

El Señor lo está sabiendo, el Señor le ayuda en todo, por lo cual el Señor bien sabe que se me acabó el dinero y que estoy sufriendo. A ver, díganle y cuando ustedes pidan con la fe en el Señor, el Señor sin lugar a duda en la vida de ustedes, estando vivo, trabaja y ustedes podrán experimentar eso y así podrán vivir.

En una ocasión, dos ocasiones, cuando ahora les surge esa fe, la fe en ustedes va creciendo rápidamente. Algo más importante: yo también quisiera predicar el Evangelio. Esa persona dice que es pecador. Yo quiero predicarle y que esa persona reciba la salvación, yo quisiera guiarle para que vaya a nacer de nuevo. A ver, tengan ese deseo. Somos ministros.

Cuando uno viene después de la evangelización, un hermano dice: “Yo prediqué y fulano recibió la salvación”, cuentan eso; cuando a mí no me salía eso, realmente era bien difícil pero Dios me iba guiando a mí. Verdaderamente cuando yo predicaba el Evangelio, al comienzo no había gente que reciba la salvación, me preocupaba. En una ocasión, verdaderamente, había un joven bien bueno, buenito, tranquilo.

Toda la tarde yo le prediqué el Evangelio, luego se murió sin poder… Perdón, perdón, él volvió sin poder recibir la salvación. Fue el domingo, este hermano vino para testificar.

“Ah, él recibió la salvación, seguramente él se iba y entendió lo que le dije” pero cuando predicaba dijo:

“Cuando el hermano Ock Soo Park me predicó, no entendía nada de lo que él decía; me dolía la cabeza y sin no poder más fui junto a otro hermano y en 10 minutos recibí la salvación”. Todavía no puedo dejar de odiarle a ese hermano. “Ah, yo lo hice muy bien. ¿Por qué él dice así?” Me había ocurrido cosa así pero verdaderamente ustedes…

Lo más importante ¿qué es? Mediante la sangre de Jesús, si ustedes creen que obtuvieron el perdón del pecado y lo creen con toda convicción, uno a uno ustedes van a señalar a cada una de las personas, orarán por esa persona. Así, intenten.

Yo no sé predicar muy bien pero cómo el Señor Jesús murió por nuestros pecados, cómo derramó su sangre, cómo nuestro pecado fue perdonado y cómo podemos llegar al cielo, todo eso cuando uno practica en su corazón… Después vayan junto a esa persona y prediquen el Evangelio. Un día mientras que vayan predicando ¿qué es lo que surge?

“Ah, Dios me está ayudando a mí, el Señor me está guardando a mí”; eso es maravilloso. Delante del Señor, mientras que vivimos la vida, a menudo se nos ocurre y experimentamos eso, esto y aquello. Realmente surgió en esta ocasión… La gente se conectó, le predicamos y me hacía muy feliz eso. Ahora no piensen que están solos. Yo estoy junto con Jesús, el Señor siempre está conmigo.

Las veces que padezcan dificultad: “Señor, usted está conmigo, ¿verdad?” Pregunten. Por si acaso el Señor, si no les responde, puede que ustedes no le escuchen por más que Él hable. A ver, crean en ese Jesús y digan: “Señor, creyendo en usted, yo empezaré esto, ayúdeme”.

Humanamente manera del hombre, método del hombre, ustedes están viviendo con eso pero manera del hombre dejando a un lado todo eso, a Jesús amado apóyense en él,

prueben; es maravilloso. El Señor Jesús, sea cual fuera la dificultad que ustedes tengan, cuando se acercan ante el Señor Jesús: “Señor, yo tengo esta dificultad. Si usted no me ayuda, ¿quién me va a ayudar a mí? No tengo camino. Señor, ayúdeme por favor a mí”.

Creyendo con el corazón de confiar en Jesús, si ustedes cambian la manera de vivir, al comienzo parece que no les sale pero así por casualidad: “Ah, obviamente esto no va a ser posible pero mediante la oración realmente esto lo logré”; cuando ustedes experimentan eso: “Señor Jesús está cerca de mí”; eso es lo que llegan a sentir. Una, dos, tres, en cuatro ocasiones cuando ustedes experimentan ello, pueden…

Ahora ustedes no quieren dar pista a la gente diciéndole que necesitan algo, quieren decirle al Señor, experimentar al Señor. Algo importante ¿qué es? Grandes y pequeñas cosas que llegarán en nuestra vida, no sabemos qué cosa va a venir junto a nosotros, qué dificultad vendrá junto a nosotros pero las veces que ocurra eso, la mano del Señor les va ayudando a ustedes uno por uno y la fe de ustedes va a crecer.

Además ustedes, sin lugar a duda, ustedes a veces dirán: “No, no, ¿será posible? Ah, sí, no, otros dan, pagan dinero para comprar pero, Señor, manera del hombre no usaré; Señor, yo quisiera obtener lo que usted me da a mí”; yo quisiera experimentar de esta manera al Señor.

“Cuando usted estaba vivo en este mundo, cuando los discípulos hablaban, usted les daba lo necesario”; yo creo en ese Señor. “El enfermo de 38 años usted le curó, le había resucitado a Lázaro que murió. En mi vida también usted, trabajando, la gracia, la manifestación del Señor confío que se manifestará”. De tal manera, si tienen la vida de vivir junto al Señor:

“Ah, yo no puedo, solamente el pastor lo logrará. Sí, a cualquiera… Ah, esto tiene efecto. Ay, por favor, no creo”; puede que piensen eso pero el Señor, estando vivo, por nosotros Él trabaja sin descansar. Yo no quiero recibir la ayuda de nadie, no quisiera usar la

manera del hombre. Jesús realmente está vivo en nosotros y uno quiere experimentar ello con la manera de Jesús.

“Ahora yo voy a cerrar todas las puertas. El Señor, a ver, resuelva esta cuestión, resuelva aquella cuestión. Cuando es así el Señor nos ayuda y podemos experimentar eso. Cuando yo vivía en Gimcheon, en ese entonces éramos inmaduros. Pensamos en comprar una casa pero entramos por el sistema prepago, luego intentamos comprar después. Compramos primeramente… Era un sistema prepago de alquiler.

El dueño había vendido la casa al banco y se escapó pero un día vino el gerente junto a mí.

Señor Park, ¿usted sabe sobre esta casa?

¿Por qué? ¿Qué pasa?

Esto no es su casa, esto es la casa del banco.

¿Ah, sí?

Detalladamente él me iba explicando. Yo pagué y el dueño se escapó con ese dinero; había vendido la casa en otro lado, se escapó y ahora yo estaba en la situación de tener que salir de esa casa. El gerente se acercó en varias ocasiones junto a mí y me dijo a mí… Realmente no tenía ni dinero para comprar casa, estaba en dificultad.

Realmente cuando queríamos comprar casa, mi padre lo que me dijo fue

Averigua y a ver, espera, porque yo voy a ver el registro.

Ay, no, papá, realmente ay, no, déjelo.

Pero ni le pedí perdón por lo que había ocurrido a mi padre pero realmente tuve dificultad. Ahora ya tenía que salir de la casa, no tenía dónde ir. El Señor del banco me decía: “Señor Park, sí… Luego yo tenía que ir a Daegu. Vino el gerente.

Disculpe, señor gerente, todavía no estoy preparado, tengo que ir a Daegu.

Vaya –me dijo él.

Él compró junto a mí el ticket, se sentó junto a mí y fue hasta Waegwan, me contaba la dificultad que él tenía y me pedía por favor que me haga a un lado. No había nada de lo que pueda decirle, entonces le dije yo:

Soy una persona que cree en Dios. –Yo oré ante el Señor–Espéreme.

Ah, ¿fue así? Entonces yo me bajo.

Se bajó y él se fue a Gimcheon. Un día teníamos que salir de la casa pero no teníamos a dónde ir, teníamos que conseguir casa. Mientras que yo oraba, yo oraba cada madrugada pero un día en mi corazón yo sentía como que Dios me iba a ayudar, yo sentía que Dios me ayudaría, entonces yo fui para pedir casa.

“Se alquila”, decía y yo fui a la noche. Era un señor de como 50 años. Yo apenas tenía 20 años en ese entonces. Yo le conté a él:

Yo soy un siervo de Dios, yo fui estafado porque no pude conseguir bien la casa hasta ahora. Mientras que iba orando, me habían dicho que alquilaban esta casa entonces yo vine para ver. Yo no tengo ni un centavo. Si usted quiere darme a mí, démelo –le dije a él.

—¡Es una locura! –pero él cerró los ojos; largo tiempo le iba hablando, luego abrió la boca. Yo le dije al comienzo “soy siervo de Dios”.

Yo soy anciano de la iglesia de Jija, anciano de la iglesia presbiteriana. Sobre la carretera él me dio un edificio muy bueno pero si el siervo de Dios quiere usarlo, ¿cómo es posible que yo no le dé al siervo de Dios? Venga, múdese.

En ese entonces la hija del anciano estaba tocando un himno con el piano en la habitación; yo sentía como que estaba en el cielo. Luego, cuando acabó todo y yo me quería ir, ¿qué me dijo el anciano?

Por si acaso, cuando usted venga, si usted viene con las manos vacías, ¿no nos sentiremos un poco raros? ¿Cuánto puede traer usted? –me dijo él.

Yo pensaba en ir con las manos vacías. Yo le dije sin darme cuenta:

80 dólares.

80 dólares. –Él dijo–: Está bien, perfecto.

Realmente era de 300 dólares pero yo le dije 80, le dije así. ¿Cómo, en dónde iba a conseguir 80 dólares yo? El sábado nos determinamos en mudarnos. Ese día yo le dije al gerente:

Nos mudamos este sábado. A ver, reciba la habitación en ese momento.

Dijo el gerente:

Señor Park, yo quiero ser un diputado en Gimcheon, yo me siento apenado cuando siento que usted padece la dificultad. Esto es simplemente un cariño.

Él me dio 10 dólares a mí en efectivo y yo:

Ay. Le agradecí mucho. “Adelante”, dije por dentro y me sentí muy agradecido, vine a casa y estaba una señora muy joven. En ese entonces yo era inmaduro, realmente muy

inmaduro. Al comienzo hice el contrato en esa casa y lo cancelé y el dinero por la cancelación eran como $40 dólares, sí; los 40 dólares… “Señor, yo tengo mucha deuda”.

Dijo ella: “No importa que yo le robo a otros pero a usted no le puedo robar”. Ella trajo 30 dólares como por ahí; yo me sentía agradecido. Yo quería decir: “Déjelo” pero no. “Muchas gracias”, dije y lo recibí. Mi amigo me llamó y me dijo: “Cierto, yo escuché que tú estabas en dificultad. Hace poco que empecé mi negocio. A ver ¿cómo haremos?

Yo tengo 20 dólares, creo que ahora no voy a necesitar. Úsalo; cuando se mejore tu situación, págame; si no, qué tanto que haremos”. Juntamos todo, fueron 50, otra vez juntamos y así realmente en total eran 90 dólares. Por último llegamos hasta los 80 dólares. Le dije a los hermanos que vivían en la casa: “Traigan todo el dinero que tienen, cien, un centavo” y todo eso encajó; podíamos llegar a los 80.

Dios, estando junto a mí, jamás le dije a alguien que necesitaba dinero. Le pedía: “Ah, ¿me puedes…?” Realmente jamás, jamás le pedí cien o diez; así fue lo que ocurrió. El Señor me había proveído, me había provisto, estaba vivo trabajando en mí, me conmovía en mi corazón y estaba pero tan agradecido. Lo que yo deseo ¿qué es? Esta iglesia es Misión Buenas Nuevas de Gangnam.

Mediante la sangre de Jesús hemos obtenido el perdón del pecado, somos personas que creen en Dios. Señores, ustedes y Dios, la relación entre usted y Dios… No está familiarizado y tiene dificultad, dinero, problema. Cuando ustedes ahora oran al Señor, mediante que luego ustedes van por la manera del hombre, puede que se enoje.

En adelante, mientras que vivan la vida, cuestiones del dinero, las veces que tienen dificultad con la fe de creer en el Señor, a ver, empiecen de tal manera. Claro, porque tienen fe oran y les surgen mil dólares y otra vez oran y les surgen dos mil dólares; puede que no ocurra eso pero hasta ahora después de obtener el perdón del pecado, delante de algún hombre jamás le pedí dinero, jamás.

Hubo veces que tenía dificultad pero el Señor verdaderamente me iba ayudando y eso era grandioso. Señores, Dios me ha rescatado de mis pecados y había planificado llevarme al cielo. El Señor Jesús es nuestro dueño y al Señor Jesús que está al lado de ustedes, en lugar de pedirle a él, les piden a otros; ¿el Señor Jesús no estará triste? Él bien sabe que no tienen fe.

¿Cómo desde un comienzo una persona va a tener fe? Pero uno a uno, a ver, ¡empiecen ya! Si tienen algo que necesitan, yo voy a orar al Señor, no le voy a decir a nadie en lo absoluto. El Señor seguramente conoce mi corazón y cómo no me va a dar si él quiere darme seguramente. Yo no voy a pedir a otro, solamente voy a pedir al Señor.

Cuando ustedes pasan dificultad, verdaderamente por no tener dinero y si ustedes están en gran dificultad, de manera milagrosa si el Señor le da el dinero, es conmovedor, llegan a tener una relación más cercana y después cuando crece la fe, espiritualmente son guiados por las manos del Señor y así pueden ser tales siervos. Hasta ahora yo, realizando el ministerio, jamás yo pedí dinero a otra persona, jamás, jamás, jamás dije eso.

Hubo veces que había dificultades, claro, eso sí pero las veces que ocurría ello el Señor, estando conmigo, me ayudaba y yo podía experimentar eso. Uno va al monte con Jesús, cinco mil se habían reunido y no había nada que comer a la hora del almuerzo. ¿Qué dice aquí? “¿De dónde compraremos pan?” Estaba cerca de la Pascua y vio que había venido gran multitud.

Dijo a Felipe: “¿De dónde compraremos pan para que coman estos?” Felipe dice que doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco. Luego el hermano de Simón Pedro, Andrés, ¿qué dice? Aquí hay cinco panes, dos pececillos; es simplemente el almuerzo de un niño. No es este tamaño el pez, un poco más grande que el camarón, ese pececito.

Dos peces y los cinco panes de cebada pero esto ¿qué bastaría? “¿Qué es esto para tantos?” Dice: “Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro […]: Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos?” Claramente estos panes y pececillos ¿cuánto? Pero Señor, usted obre, esto faltará pero usted obre; a ver, usted trabaje; a eso se refiere.

Luego el Señor Jesús ¿qué dice? Entonces Jesús dijo: “Haced recostar la gente [había mucha gente]. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como en número de cinco mil varones”. El 11 ¿qué dice? “Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían”.

Y 12: “Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada. Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido”. Ahora, señores amados, el Señor Jesús, aunque es un Señor Jesús que no podemos ver con los ojos, dentro de nosotros, estando vivo, trabaja.

Los conoce a ustedes; además, con la fe de creer en el Señor Jesús, cuando el niño está enfermo, está en dificultad o está en medio del cansancio, con la fe de creer en Jesús, si ustedes todos se acercan de tal manera, sin lugar a duda el Señor nos oirá y el Señor hará aquello que es maravilloso. Yo en varias ocasiones mediante la gracia del Señor me he curado, he visto cómo se ha manifestado el Señor pero uno cuando vive puede vivir así por vivir, puede uno porque uno sin creer en Jesús también ha vivido pero ahora en todo me voy a apoyar en el Señor. “Señor, ocurre esto en mi casa. Mi hijo está así de enfermo, Señor.

Claro, yo puedo ir al hospital pero quisiera hallar la gracia de usted. Señor, permítame su gracia y su piedad y ayúdenos”. De esta manera nuestra vida… Poco a poco se acercan

más al Señor y si viven esa vida, al comienzo puede ser difícil pero en una o en dos ocasiones cuando experimentan al Señor: “¿Será que esto es posible?

No creo, no creo, no creo pero verdaderamente en esto ¡el Señor nos ayudó! El Señor trabajó en mí!” De tal manera cuando crece la fe en ustedes, cuando hay algo más grande, ustedes llegan a apoyarse más.

Todo problema de los hijos, apoyándose en el Señor, de tal manera si se apoyan en el Señor y viven apoyados en él, el Señor estará contento pero ustedes más que nada vivirán una vida bendita y resplandeciente. Yo junto con el Señor he vivido años, yo no soy una persona con fe o una persona sobresaliente o especial pero el Señor, cuando veo cómo trabaja en mí, estoy muy, muy agradecido.

Viniendo a la iglesia, bueno, sea quien fuera puede venir aquí al culto, participar en el servicio pero el Señor Jesús, viniendo a nuestra vida, aunque no lo podemos ver con los ojos, Él estando vivo, Él está presente. Grandes y pequeños problemas que nos llegan, si experimentamos cómo el Señor obra y así, eso va creciendo, ustedes glorificarán al Señor y ustedes podrán experimentar muchas cosas preciosas.

Hoy en día en todo aspecto estoy viviendo sin ninguna carencia. Tengo carro, tengo también gasolina, puedo arrancar el carro, eso va marchando. Antes no tenía ello y cuando tenía dificultad, aunque era difícil, el Señor me lo había permitido y me había dado la gracia. Cuando yo experimentaba ello, yo podía sentir cómo mi fe se acercaba más al Señor. Mientras que surgía ello, las veces que vamos guiando a la iglesia… Yo quisiera guiar a la gente hacia el camino de apoyarse en el Señor. Si ustedes experimentan eso de apoyarse en el Señor, es maravilloso. Por último cuando tengan mucha edad y cuando ustedes estén ya a punto de morir… La gente realmente siente que es vano, siente penoso. “Ah, ¿qué pasa si me muero?”

Están angustiados pero si están cerca del Señor: “Ah, el Señor me va a venir a buscar, ah, en ese reino glorioso que solamente oí por palabras, ahora ya me dirigiré…” A menudo añoro, deseo ir, anhelo. Espero que vivan de tal manera cuando vayan cumpliendo la edad. Por más que haya algo que puedan hacerlo de manera humana, resuelvan eso con la fe en Dios. Al comienzo es raro, parece imposible pero en una, en dos ocasiones, cuando lo experimentan en la segunda ocasión, a ver, prediquen el Evangelio, cómo mediante la sangre del Señor Jesús fueron perdonados. Al comienzo no sabrán qué hacer. En una, en dos ocasiones, cuando lo vayan haciendo, esa persona a quien le predican, cuando recibe la salvación y cambia, estarán tan felices.

A veces en medio de nosotros hay gente que se aparta de la iglesia y hay gente que se pone en contra de la iglesia; barbaridades. Hay miles de personas pero aquellas personas… Me hace sentir tanta pena. “¿Por qué te has puesto en contra de la iglesia?”

Tú, bueno, digamos que tú no creas en Jesús pero con eso, bueno, está bien pero eso de estar en contra, algo tan necio”; por Satanás la gente se convierte de tal manera. En nuestra vida, cuando recibimos la salvación, hay varias clases de gente. Todos tienen su diferencia pero ¿quiénes son personas por quienes Dios se goza? Cuando pasa por la dificultad, cómo resolver por la manera del hombre: así, así, asá.

“No, yo voy a encargar este problema a Dios. Señor, ayúdeme. Esta cuestión, Señor, usted resuélvala, yo quiero verlo”. Dejando a un lado la manera del hombre, a ver, oren al Señor. A veces es confuso pero: “Ah, el Señor me ha ayudado”. Cuando ustedes sientan eso, el corazón de ustedes se acerca en gran manera a Jesús. Después, a pesar de que tengan dinero, ustedes quieren trabajar apoyados en el Señor.

No hace falta que ahora vivan de tal manera pero ustedes viven apoyados en el Señor. Desde el día que yo prediqué la evangelización, jamás le había pedido dinero a otro, le había dado pistas: “No tengo dinero, preste dinero”, jamás. Cuando necesitaba, oraba al Señor, el Señor me oía y podía vivir esa vida bendita.

Amados, nosotros, hijos, hijas, a quien vemos, mamá, papá, hermanos, aparte de ello Jesús a quien no podemos ver pero Él murió por nosotros en la cruz, nos rescató de todo pecado, nos había dejado sin ninguna carencia para poder ir al cielo y les lavó perfectamente de sus pecados a ustedes, Él es Jesús. Ustedes en su corazón, seguramente…

Jesús también tiene un deseo, seguramente: “Yo quisiera trabajar más en ti, quisiera que tú confíes que yo voy a trabajar en ti, yo quisiera que tú encargues esto en mí”. El Señor creo que dirá ello. No lo hagan únicamente con la manera del hombre. Apoyándose en el Señor, paso a paso acercándose, queremos que ustedes se acerquen al Señor; estarán bien agradecidos.

Ahora tengo más edad. Sea quien fuera quien me vea, soy muy viejo, no sé cuándo envejecí tanto. Pareciera que yo les quité la edad de ustedes; parece que ustedes encargaron su edad a mí.

A menudo cuando yo pienso en el Señor que se fue antes y cuando yo me imagino que me voy a encontrar con el Señor, entonces soy muy feliz. Como pastor que soy, presentando a mucha gente, ellos han obtenido el perdón del pecado. Cuando vaya al cielo y me encuentre con ellos: Ay, qué iba a hacer sin usted, pastor Park.

Claro, ibas a escuchar mediante otra persona.

Cuando pienso en ello, me conmuevo. Si mueren ahora… Por favor no se suiciden para ir ahora al cielo, por favor. Con el corazón a menudo vayan al cielo, piensen en la gracia. Este mundo, el deseo de la carne, este deseo del mundo, por favor que el corazón de ustedes no se incline a ello, que Jesús estando en su corazón…

Tengan comunión con él y piensen que irán al cielo; mientras que vayan orando, se acercarán mucho más al Señor y cuanto más cerca estén del Señor, crecerá la fe de creer en el Señor. Por más pequeño que sea, ustedes realmente se apoyarán en él, lo podrán vencer y recibirán la bendición, así confiamos.

Las personas que vienen a nuestra iglesia, todos: “Bueno, tengo mucho pecado pero por la sangre del Señor Jesús en la cruz, mi pecado fue lavado”. Confío que todos ustedes están creyendo en eso, ¿verdad? No dudan en eso, ¿verdad? Pasando un poquito más, dando un paso más, yo obtuve el perdón del pecado pero no solamente el perdón del pecado, esta cuestión también: realmente es hallar la gracia en ese punto.

Mi hijo es débil y yo quisiera apoyarme en ello para que mi hijo tenga más salud; además tenemos esta carencia, este problema, queremos que el Señor nos ayude y que se resuelva, por lo cual ustedes uno a uno cuando se vayan acercando más y más al Señor: “Esto el Señor lo ha hecho. Me siento muy agradecido”.

A otra persona también, ustedes le pueden presentar a esta persona, familia, amigos… Obteniendo el perdón del pecado esperamos que viva en el cielo de manera feliz y esa bendición, esa gracia queremos que sobreabunde. Nosotros, oigan bien, aunque vivimos en este mundo, no somos personas de este mundo, estamos simplemente, pasamos aquí, es como una parada, es solamente una…

Solamente nos quedamos un momento para ir al reino de Dios eterno, en ese lugar donde no hay llanto, donde no hay tristeza. Junto con los santos que se han adelantado, juntamente viviremos felices allí. A menudo en el corazón de ustedes espero que no permanezcan nunca…

Aquí no compra una casa tan buena; porque es tan buena la casa, no querrán salir de la casa y cuando mueran, ay, estarán así pero para ir rápido al cielo vayan viviendo en una casa que puedan dejar rápido pero que no sea tan fea y que gotee todo, no. Verdaderamente espero que con el corazón se acerquen al Señor.

Cuando tengan un momento silencioso solo hablen con el Señor, expresen lo que está en el corazón de ustedes, también díganle agradecimiento al Señor Jesús, cuéntenle cosas difíciles, pídanle ayuda al Señor. Aunque están cerca de gente visible, que Jesús a quien no vemos se acerque y vea. Quisiera que ustedes estén felices viendo cómo el Señor obra en ustedes. Muchas gracias.

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