Ester, la persona de Dios | Ester 5:1-8

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PRÉDICA DOMINICAL DEL PASTOR OCK SOO PARK

09 de Junio de 2024

“Ester, la persona de Dios”

Prédica dominical del pastor Ock Soo Park

“Ester, la persona de Dios”

¿Cómo están? Vamos a leer la palabra: Ester 5:1. Es el Antiguo Testamento. Ester, capítulo 5, vamos a leer.

1 Aconteció que al tercer día se vistió Ester su vestido real, y entró en el patio interior de la casa del rey, enfrente del aposento del rey; y estaba el rey sentado en su trono en el aposento real, enfrente de la puerta del aposento.

2 Y cuando vio a la reina Ester que estaba en el patio, ella obtuvo gracia ante sus ojos; y el rey extendió a Ester el cetro de oro que tenía en la mano. Entonces vino Ester y tocó la punta del cetro.

3 Dijo el rey: ¿Qué tienes, reina Ester, y cuál es tu petición? Hasta la mitad del reino se te dará.

4 Y Ester dijo: Si place al rey, vengan hoy el rey y Amán al banquete que he preparado para el rey.

5 Respondió el rey: Daos prisa, llamad a Amán, para hacer lo que Ester ha dicho. Vino, pues, el rey con Amán al banquete que Ester dispuso.

6 Y dijo el rey a Ester en el banquete, mientras bebían vino: ¿Cuál es tu petición, y te será otorgada? ¿Cuál es tu demanda? Aunque sea la mitad del reino, te será concedida.

7 Entonces respondió Ester y dijo: Mi petición y mi demanda es esta:

8 Si he hallado gracia ante los ojos del rey, y si place al rey otorgar mi petición y conceder mi demanda, que venga el rey con Amán a otro banquete que les prepararé; y mañana haré conforme a lo que el rey ha mandado.

Hemos leído hasta aquí. Cuando vemos la Biblia, vemos cómo Dios, estando vivo, trabaja. Cuando vamos experimentando esto, dentro de nuestra vida también Dios, estando vivo, trabaja; eso podemos experimentar en gran manera, por lo cual Dios y nosotros es incomparable.

Somos carentes, somos deficientes pero Dios si tiene un mismo corazón que nosotros, si nuestro corazón es igual al de Dios, si Dios desea ayudarme en lo que hago, todo automáticamente se hará por Dios, eso podemos saber. Ester se convirtió en reina y estaba el hombre Amán y le atacaba. Amán verdaderamente se había determinado matar a todos los judíos pero Mardoqueo era primo de Ester.

Mardoqueo no había podido acercarse personalmente pero viendo ello, ya que no podía… Los siervos de Ester le hablaron sobre Mardoqueo.

Ester— ¿Por qué mi primo no puede entrar al palacio?

—Porque la ropa dentro del palacio es distinta.

Le mandó la ropa […] y le dice ¿qué cosa?

—Amán está queriendo matar a todos los judíos.

Le cuenta esa realidad y luego ¿qué dice?

—Tú ve junto al rey para que los judíos podamos vivir. Ester ¿qué le dice?

—Si cualquiera va junto al rey, muere. Yo no fui llamada hace meses, no fui junto al rey. ¿Cómo voy a ir junto al rey? Mardoqueo le dice:

—¿Ah, sí? Ah, no se podrá, entonces deja.

No, no le dice así. Mardoqueo ¿qué le dice?

—Tú porque estás en el palacio no pienses que tú te salvarás. Si tú callas en este momento, los judíos recibirán salvación de otro lugar pero tú y la casa de tu padre serán destruidos.

Quién sabe que ha recibido el trono de reina para este momento. Después de que me convertí en pastor, esto es lo más difícil. La gente dice que no puede porque es un poco difícil pero como Mardoqueo, yo debería hablar de esta manera. ¿Le dejo?

Verdaderamente con fe… Pero hay impedimento, hay problema, eso es cierto. Mardoqueo… Ester es reina pero le habla de manera muy estricta.

—No pienses salvarte porque estás en el palacio. Si tú callas en este momento, los judíos recibirán salvación de otra parte pero tú y la casa de tu padre serán destruidos. Tú, quién sabe que has recibido el trono por este momento.

Entonces Ester, sin no poder más, cambia de parecer.

—Entonces yo durante los tres días voy a ayunar, voy a orar y voy a ir junto al rey. Mardoqueo, usted también junte a todos los judíos para que ayunen durante tres días. Yo voy a ir durante tres días. Si muero, moriré.

Con toda convicción habló Ester. Pasaron tres días. El rey no le llamó pero sin que le llame, si va, muere. El rey estaba mirando hacia la puerta pero se abría la puerta un poquito; se asustó.

—¿Quién es? ¿Quién es el que abre? Sin mi orden, morirá.

Se dio cuenta que la puerta se abría. Ester se acercaba. Realmente sentía tanto amor y parecía tan preciosa, entonces al momento el rey extiende el cetro y la persona sabe. Ester se acerca y toca el cetro. Dice:

—¿Esto es cetro en realidad?

El rey le dice:

—Mi reina Ester, ¿cuál es tu petición? ¿Cuál es tu demanda? Hasta la mitad del reino se te dará.

—Ay, ese Amán, mátelo por favor. Él está queriendo destruir a todos los judíos.

Así hablaríamos pero no dijo nada Ester.

—Yo hice un banquete para el rey. Venga junto con Amán.

El rey, al momento, le había dicho a Amán… Fue al banquete de Ester y tomándole, pregunta… Ester dando su vida vino aquí. Obviamente tiene una dificultad. ¿Qué sería? Pero Ester no le contaba. Si fuésemos nosotros: ¡Es un mandato, es una orden! ¡Hable ahora mismo! Pero se aguantó. ¿Qué es lo que dice?

—Mi reina Ester, ¿cuál es tu petición? ¿Cuál es tu demanda?

—Yo, si he hallado la gracia y si usted me ama, mañana también venga al banquete. En ese momento le diré.

Acabó el banquete. Ese día era noche. Claramente cuando el rey se fijaba era cierto de que ella estaba en peligro pero no podía darse cuenta de qué se trataba. No podía dormir y empezó a leer las crónicas del palacio. Mientras que iba leyendo, de repente ¿qué dijeron? Que Bigtán y Teres habían planificado matar al rey pero Mardoqueo había denunciado este complot.

Esto era una verdad y Bigtán y Teres fueron asesinados; había ocurrido eso pero mientras que leía las crónicas: en tal fecha, tal día, después que murió el rey, después se convirtió en rey. Mientras que va leyendo, Bigtán y Teres estaban queriendo matar al rey. Mardoqueo había denunciado esto y era una realidad, sí, de que ellos trataban de matar al rey.

Él se acordó de esa escena. Sí, cierto, había ocurrido eso. Bigtán y Teres… Si no fuese por Mardoqueo, él iba a morir. Ah, Bigtán y Teres…

—¿Yo le he dado alguna distinción, alguna obra a Mardoqueo?

—No. Bien sabemos que no le ha dado ninguna honra por esto.

—¿Ah, sí? Yo soy rey, me ha salvado la vida y no le he dado ninguna honra; esto no tiene sentido.

El rey se puso a pensar. Entonces ¿qué honra puedo dar a Mardoqueo?

—¿No hay nadie afuera?

—Está Amán.

—Que entre.

Vino Amán y el rey le pregunta a Amán:

—Hay alguien a quien yo honro en mi corazón. ¿Qué se hará al hombre cuya honra desea el rey?

Amán, realmente la reina Ester lo había invitado solamente a él. ¿Quién será él? Seguramente soy yo. ¿Qué le puedo pedir al rey? Y pensó: Yo hice todo pero aquella corona real no me he puesto. Bigtán y Teres… Amán, lo que dice:

—Si hay alguien cuya honra desea el rey, que se le ponga el vestido real y que se suba al caballo que el rey cabalga y la corona real y que clame: “Este es el varón cuya honra desea el rey”. Se asustó el rey. Ah, este se quiere poner mi corona, este desea ponerse mi vestido real. Se asustó en gran manera. Ah, el corazón del hombre nunca uno lo puede conocer hasta el fondo. Se asustó y se enojó el rey. Acabó el banquete. El rey así estaba hablando porque no tenía sueño. Mardoqueo, él iba pensando y el rey ¿qué dice?

—¿Qué será del hombre cuya honra desea el rey?

—Está Amán.

—Que entre.

Amán vino.

—Hay alguien cuya honra deseo. ¿Qué haré? –Amán:

—Si hay el hombre cuya honra desea el rey, que se le ponga la corona, el vestido, el caballo y que dé una vuelta.

Él desea, ah, mi cargo, el trono. El rey dice:

—Tú tal como lo has dicho, no dejes de hacer ni siquiera una cosa. Llama a Mardoqueo para que se ponga la corona, el vestido y que dé una vuelta.

Luego, al día siguiente de nuevo empezó el banquete del rey. De nuevo Amán se acerca y está en el banquete el rey. La reina Ester, dando su vida, vino para encontrarse con el rey. Claramente había una dificultad en ella pero ella no hablaba y sentía quebranto el rey. Yo soy muy apurado, no aguantaría. ¡Es un mandato! ¡Habla ahora!, yo diría, sí, pero ese día, en el segundo día, ella participó.

—Mi reina Ester –le dice–, ¿cuál es tu petición? ¿Qué es tu demanda? Hasta la mitad del reino se te dará.

El rey… La reina Ester, amada, cuando había oído lo que ella dijo, estaba en peligro. Él quería realmente escuchar pero no le contaba y le suplica el rey.

Mi reina Ester, ¿cuál es tu petición? Yo te amo a ti.

Puede que le haya dicho eso.

—¿Cuál es tu demanda? Aunque sea la mitad del reino se te dará.

Entonces lo que la reina Ester le dice, llorando:

—Si se complace rey por mí, si me ama, permítame mi vida a mí y permítame la vida de mi pueblo. ¿Cómo viendo la muerte de mi pueblo yo me callaría?

De repente se asustó el rey.

—¿Quién es el que ha intentado hacer esto? ¿Dónde está?

Se enojó el rey. Estando en silencio dice:

—Es Amán que está en este lugar.

Amán, hasta que quería ser rey. Comenzó a gritar fuertemente, se enojó y el rey salió porque no podía aguantar. Amán se dio cuenta de que trató de matar a Mardoqueo y a los judíos pero surgió un gran problema. Ah, estoy muerto. En ese lugar donde Ester estaba sentada él se arrodilló, él se agachó. El rey estaba fuera y cuando entró, Amán estaba delante de la rodilla de Ester agachado.

Dice el rey enojado: Tú quieres violar a la reina en el palacio. Creo que eso es un poco exagerado, ¿verdad que sí? Rápidamente habían envuelto a Amán. Viene el siervo y le dice:

—A Mardoqueo, al fiel del rey, para matarlo, Amán puso una horca de 50 codos.

—¡Ahora mismo vas a colgar a Amán en esa horca!

Eran 50 codos, bien alto. Estaba la cabeza de Amán; estaba colgado arriba. Las personas que pasaban ¿qué decían?

—Ay, por fin, Mardoqueo murió; qué pena.

Seguramente dijeron eso, se fijaron pero no era.

—Parece que no es Mardoqueo.

—Sí, Mardoqueo no tiene saltado…, no está con el vientre tan hinchado.

—Parece que va a morir.

—Absurdo. Se acercó para ver. Sin lugar a duda Amán estaba colgado, había muerto. Cuando leemos esta palabra, nos conmovemos bastante porque nosotros también, cuando llevamos la vida de fe… Había mucha gente que me criticaba. Yo no hice nada. Hablen entre ustedes si quieren. Yo no dije nada porque había mucha gente que me criticaba pero Dios poco a poco iba realmente renovando las cosas y realmente me había rescatado de ello.

Una vez fui a Esuatini. En ese momento ¿qué había ocurrido? Allí estaban unas estudiantes. Las estudiantes fueron para estudiar música. Ellas empezaron a cantar. Había una graduación de la universidad. Las jóvenes dijeron:

—Hemos venido de Corea, cantamos muy bien y vinimos para cantarles a ustedes.

—No –les dijeron.

—¿Por qué?

—Hoy viene el Rey. El Rey nos pidió el programa ayer y le hemos dado el programa. Ya el programa está en las manos del Rey. No podemos hacer ningún cambio.

Las jóvenes fueron para cantar.

—Bueno, vamos a participar al evento y después nos vamos.

Estaban así. Se acercaron las personas de hace un momento.

—El Rey todavía no vino. Ustedes ¿quieren cantar en ausencia del Rey?

—Sí, no importa.

—¿Cuántas canciones podemos cantar?

—Tres canciones. Cuando cantaron la segunda canción vino el Rey. Estas dos estudiantes cantaron. El Rey se sentó sin decir nada y después de que terminaron de cantar iba marchando a la reunión. Después de que terminó toda la reunión, el Rey ¿qué dijo?

—Llamen a aquellas muchachas que habían cantado. ¿Quiénes son? ¿Cómo vinieron? ¿Cómo es que cantan así? Cantan muy bien.

Aquellas jóvenes fueron invitadas por el Rey y se están saludando. Este Rey vino esta vez a Corea. Ayer nos encontramos en Busan, hablamos mucho. Hoy a la madrugada vine yo. El Rey estaba muy feliz y hablando de esto y aquello las jóvenes ¿qué dijeron? “Está el pastor fundador que nos envió a este lugar. Él visitará este país”.

El Rey le dijo al secretario: “Ve el día que viene pastor Ock Soo Park para recibirlo”. Nadie cualquiera se puede encontrar con el Presidente. Las veces que yo hago esto veo cómo Dios nos ayuda. Entonces yo me bajé al aeropuerto.

—¿Usted es Ock Soo Park? –Me preguntó la gente– Sígame.

Me llevaron a la sala VIP. Estaba tomando el té.

Que el Presidente le está llamando.

Jamás, jamás le vi pero me llamó y yo fui a la sala, a la casa presidencial. Estaba el Rey y la gente entraba pero todas las personas de aquel país iban gateando. Yo también me preparaba para gatear porque yo… El secretario me dijo:

—El extranjero tiene que ir caminando, es la regla.

Entonces yo fui caminando, me puse enfrente con el Rey. No podría hablar de economía, tampoco de política. ¿De qué hablaría yo? Mediante la sangre de Jesucristo cómo fuimos perdonados de nuestros pecados, yo le iba contando eso. Cuando me encuentro con los presidentes, uno tiene que tener un conocimiento básico: todos tienen un tiempo limitado. Por más que no definamos el tiempo, uno tiene que hablar hasta ese momento nada más.

—Ah, qué pena –dije pero acabé en ese momento. El Rey me dijo–:

—Pastor, a ver, predíqueme un poco más.

Entonces largo tiempo lo hacía y acabé. Las veces que yo lo hacía, yo le prediqué el Evangelio una hora y media al Rey. El Rey me dijo:

—Pastor, usted es verdaderamente el siervo de Dios. Es la primera vez que yo oigo esto.

Desde ese momento me convertí en un amigo inseparable. Él, anoche, el Rey se encontró con el Presidente de nuestro país. El Presidente le dijo: “Vaya a descansar en Busan”. Ayer él dijo que vendría a la iglesia y yo me encontré con él, me encontré y hasta muy de noche hablamos y pasamos un buen momento.

En septiembre él me invitó a su país y yo me comprometí de que iría. Cuando me encuentro con los presidentes yo no les hablaría de política, no les hablaría de economía, tampoco de educación. En esta ocasión en Gimcheon estamos preparando una universidad de música, varias universidades, pero ya que en esa universidad ahora faltan estudiantes, ellos estaban queriendo vender eso.

Yo en ese feriado… Vino una persona que quería comprarme el almuerzo. Conocía a uno, no conocía al otro y ellos me buscaron. Yo estaba en Daejeon. Después de que almorcé, a las 3 de la tarde se acercaron, entonces nos saludamos y teníamos comunión con

el pastor Park Kyung Jun. Él ¿qué dijo? Él hablando con el pastor Park Kyung Jun dijo que quería que nosotros comprásemos su universidad.

Realmente hay muchos pastores de Estados Unidos que recibieron la salvación. Queríamos que cuando obtienen el perdón del pecado en el exterior… Realmente queríamos avanzar un poquito más y teníamos planes de hacer eso; nos sentimos contentos. Esa universidad se convirtió en nuestra universidad. En adelante estamos preparando las cosas para hacer el evento.

Queremos juntar a los universitarios de todo el mundo, queremos enseñar la música, la vida de fe; delante de Dios vemos cómo Dios nos guía y es increíble. Ayer junto con el Rey hablé hasta muy de noche. En adelante, problemáticas de cómo tratar realmente la educación de ese país… Era muy de noche y así nos despedimos. Yo vine a la madrugada.

Dentro de las cosas que yo hago realmente no hay algún plan que yo haya hecho pero Dios va abriendo el camino. Hay gente que me insulta, hay gente que me critica con mentiras. Todo se conecta y todo eso va cumpliendo la voluntad de Dios; es increíble.

Ester era reina, estaba queriendo hablar de los judíos pero en ese momento

Mardoqueo tenía una ropa de cilicio porque nadie puede entrar al palacio con el cilicio. Mardoqueo estaba fuera del palacio con el cilicio, entonces Ester por más que le enviaba la ropa para que venga al palacio, él no se ponía.

—¿Qué pasa? –le preguntó ella.

—Amán está queriendo exterminar a todos los judíos y el rey ha sellado aquella acta –luego Mardoqueo le dice a Ester–: Tú, yendo junto al rey, habla por los judíos.

Ester ¿qué le dice?

—Realmente uno es asesinado si va sin que le llamen. Aquí hace meses que no puedo ir junto al rey porque no me llama.

Cuando le dice eso ¿qué es lo que Mardoqueo le dice cuando ella le dice eso? Le exhorta a pesar de que ella es reina.

—Tú no pienses vivir sola porque estás en el palacio. Si tú callas en este momento, los judíos recibirán salvación por otro lado pero tú y la casa de tu padre serán destruidos. Tú quién sabe que has recibido el cargo de reina por este momento.

Habiendo oído eso, Ester no podía dejar a un lado, no podía dar la espalda ante ello, entonces se pone a pensar. Ester abre la boca:

—Entonces yo durante tres días, desde ahora, no voy a comer absolutamente nada, voy a ayunar, voy a orar y voy a ir junto al rey –luego le dice a Mardoqueo–: Usted también llame a todos los judíos y ayune por mí. Yo voy a ir y si muero, moriré. Yo voy a ir –dice Ester.

Durante los tres días, ayunando, va junto al palacio y se sienta. Mirando hacia la puerta, el rey estaba profundamente cautivado en su pensamiento pero se abría un poquito la puerta. El rey se asustó de repente.

—¿Quién es?

Aquí, si viene alguien sin que le llame el rey, muere. Tenía curiosidad y miró el rey. La puerta se abrió por entero. Estaba Ester que era bella, bella, bella hasta no poder, Ester. Tenía que extender el cetro. Extendió el cetro. Ester tocó la punta del cetro. ¿Esto es el cetro? Estoy viva. Tenía duda el rey.

—Mi reina Ester, ¿cuál es su deseo? ¿Cuál es su petición? Aunque sea la mitad del reino, se te dará.

Ester dice:

—Señor, mi rey. Mi petición, mi demanda es esto. Por el rey haré un banquete. Venga junto con Amán.

El rey dice:

—Llamen a Amán para que vayamos al banquete.

Fue junto al banquete. Había comida. Tomando largo tiempo, el rey bien sabía que Ester tenía una dificultad pero ella no hablaba. Yo soy rey, yo soy su marido pero él sentía quebranto. Le vuelve a preguntar:

—Mi reina Ester, ¿cuál es su demanda? ¿Cuál es su deseo? Hasta la mitad del reino se te dará.

Ester ¿qué dice?

—Rey, si usted se goza de mí, si usted me ama, mañana también haré el banquete. Venga junto con Amán.

—Nosotros estamos ocupados, nosotros somos apurados, ¿verdad? ¡Ahora, es un mandato! ¡Hable ahora!

Pero se aguantó y esperó hasta mañana. Esa noche el rey no podía dormir y empezó a leer las crónicas del palacio. Bigtán y Teres querían matar al rey pero Mardoqueo les denunció y el rey revivió, el rey pudo vivir porque sí, Mardoqueo denunció este asunto, cierto.

—Mardoqueo que salvó mi vida ¿qué honra yo le he dado? –le preguntó a los siervos por esto– ¿Qué distinción se hizo a Mardoqueo? Yo no me acuerdo.

—Señor mi rey, es una pena que le diga pero, señor mi rey, usted no le ha dado ningún premio a Mardoqueo.

—¿Qué cosa? La gente común no actúa de esa manera pero yo soy rey. ¿Cómo no le he dado nada a ese hombre que me salvó la vida? ¿No está nadie afuera?

—Amán se encuentra.

—Que entre.

Amán entró. El rey le pregunta:

—Amán, ¿qué puedo hacer al hombre cuya honra deseo?

Amán por dentro dijo: El hombre cuya honra desea el rey, aparte de mí ¿quién será? Nadie fue invitado al banquete de la reina Ester y hoy también soy invitado. ¿Qué le puedo pedir al rey? En ese momento en el corazón de Amán: Yo hice todo pero no me puse la corona, hice todo pero no me puse la ropa real, no me subí al caballo del rey. Amán dice:

—El hombre cuya honra desea el rey que se le ponga la corona y que le pongan el vestido de rey, que le pongan sobre el caballo y que recorra.

El rey se asustó en ese momento. Amán, este hombre quiere ponerse mi corona, Amán quiere subirse en mis caballos, quiere ponerse mi vestido real. Ah, el corazón del hombre realmente no se puede conocer. Sin decir nada:

—Ponle a Mardoqueo la ropa y recorre, da una vuelta.

Amán estaba feliz pero de repente perdió todas las fuerzas.

Volvió y Amán le contó a su esposa. La esposa le dijo:

—Si Mardoqueo cree en Dios, al final tú caerás, no le podrás ganar y serás destruido.

—¡Es una orden! Amán que se prepare para ir al banquete del rey!

Va al banquete del rey. En el segundo banquete el rey le vuelve a preguntar:

—Mi reina Ester, ¿cuál es tu petición? Aunque sea la mitad del reino se te dará.

Ester, llorando, dice:

—Si el rey se goza de mí, que mi vida me sea dada y que también

la vida de mi pueblo me sea dada. Si ellos fuesen vendidos como esclavos, me callaría pero viendo la muerte de mi hermano ¿cómo podría yo callarme?

Llorando, Ester le habla al rey. Amán: ¿Qué pasa? Todo iba de maravillas pero ¿qué está pasando? Él no entendía el asunto. El rey vuelve a preguntar:

—Pero ¿quién es el que esto lo planificó? ¿Dónde se encuentra él?

Ester en silencio le dice:

—Señor, mi rey, él no es otra persona sino que es este Amán malo, este malvado Amán.

—¿Qué? Sí, él se goza para ponerse la corona.

Fuertemente comenzó a gritar. Amán se dio cuenta de que estaba en peligro su vida y quería pedirle a Ester para vivir. Viene junto al asiento del rey, se agacha junto a Ester. El rey estaba fuera y cuando entra, él estaba bajo las rodillas de Ester. Él:

—¿Hasta que quieres violar a la reina?

—Sí, él está exagerando…

¿Cómo que está exagerando el rey? Le habían envuelto a Mardoqueo. Luego, esa horca que Amán preparó para matar al siervo de Dios: Allí vas a colgar a Mardoqueo; habían colgado a Amán. Estoy de aquí para allá, ¿verdad? Sí, a Amán le había ocurrido eso y cuando le cuelga, es colgado. Las personas que iban pasando decían:

Por fin Mardoqueo muere. Qué pena, era una buena persona. Oh, no, no, no, Mardoqueo no tiene el vientre hinchado, no, realmente es diferente. Se acercaron y Amán era el que estaba colgado. Mardoqueo había hablado de la relación que tenía con Ester, que era primo pero que sus padres murieron y ella se convirtió en reina.

En ese palacio había sido traído Mardoqueo que era traído cautivo, luego aparece cómo ellos salvan a los judíos. Esto aparece en el Antiguo Testamento. A menudo quisiera decir esto: Jesús no nos ayuda porque seamos brillantes, porque trabajamos en la obra del Evangelio, servimos al Señor… Cuando llevamos la vida de fe hay gente que me ataca, que me interrumpe. Las veces que ocurre eso siempre puedo ver cómo Dios me ayuda.

Hace años yo no recibí ni un centavo de otros. Me habían denunciado de estafa pero hasta ahora hay gente que me critica y que habla mal de mí pero no encontraron nada sobre mí y yo fui inocente. En esta ocasión varios presidentes, varias personalidades vinieron a nuestra iglesia. Cuando vemos las cosas que han hablado sobre mí en internet, aunque todavía hay puntos oscuros, se han resplandecido bastante las noticias.

Cuando Dios está con nosotros, tanta multitud nos ataca y nos interrumpe y me atacan pero verdaderamente en el centro de Seúl, de Gangnam, mientras que yo estoy

llevando la iglesia, Dios guarda a cada uno de los miembros, nos ayuda; es increíble, es maravilloso. Mardoqueo… Leyendo sobre ello, yo leyendo este texto: verdaderamente debía de morir Mardoqueo. Ester… cuando eran pequeños, sus padres habían muerto. Mardoqueo era primo de Ester. A una niña pequeña Mardoqueo la había criado, a ella, luego cuando vemos cómo participa en una obra preciosa, es algo maravilloso, no podemos expresarlo con las palabras.

Ayer el Rey de Esuatini, después de que habló con el Presidente, me pidió encontrarme en Busan con él. Fui a Busan y hasta muy de tarde hablamos, compartimos, cómo trabajar con el IYF, cómo trabajar en Esuatini. Luego vine a la madrugada. Desde hoy yo voy al exterior, durante cinco días tengo que ir a predicar el Evangelio. Después de almorzar yo parto.

Cuando se va abriendo este camino, las veces que vamos anunciando el Evangelio, hay gente que recibe el perdón del pecado, se goza; el mundo entero se acerca a la iglesia. Especialmente, en esta ocasión, en la prensa. No hubo ninguna prensa que me ataque, que hable mal de nosotros.

La ciudadanía se inclina a nosotros y muchos pastores que van a la iglesia pública también desean ayudarnos y han cambiado el parecer; estamos agradecidos.

Denominación o algo así… Mediante la sangre de Jesús hemos sido lavados de nuestros pecados. La mayoría de las iglesias de Corea nos enseña que somos pecadores. Eso es una gran tarea para mí.

Con los pastores con quien me encuentro, hablando sobre esto todavía hay gente que dice que es pecadora. Mediante la sangre de Jesús nos perdonó. Lo único que podemos hacer es un insulto si lo seguimos haciendo de esa manera. Mediante la sangre de Jesús hemos obtenido el perdón del pecado. Una vida resplandeciente, con gozo sirviendo al Señor, vivimos por el Evangelio, no hay algo mejor que ello.

Ayer el Rey quería venir a la universidad de Gimcheon pero el Presidente coreano le llamó y él tuvo que hablar con el Presidente. A la noche hablamos en Busan. Yo cuando me encontré con el Rey de Esuatini… Al comienzo, como les comenté, las jóvenes cantaron y ellas dijeron que el fundador vendría. Me encontré con el Presidente. ¿Qué habría que decirle yo? Durante 30 minutos yo le hablé sobre el Evangelio.

Cuando uno va junto al Presidente máximo es 30 minutos. Cuando yo paré de hablar el Rey me dijo: “Pastor, ¿no podría hablarme un poco más?” De nuevo hablamos 30 minutos. En la tercera ocasión me dijo: “Pastor, hábleme un poquito más”. Entonces hablamos 30 minutos. Tres sesiones de 30 minutos. El Rey recibió la salvación y me dijo: “Pastor, usted es el verdadero siervo de Dios”.

Hemos tenido una relación muy cercana. Hace poco fui y teníamos la cuestión de construir el centro, el Rey me pidió. Estamos construyendo otro edificio, ya estamos acabando; estamos agradecidos. En esta ocasión el Presidente de nuestro país llamó al Rey de Esuatini y hablaron sobre muchas cosas. Ayer yendo a Busan hasta muy de tarde hablamos.

En este otoño iré a Esuatini y en ese lugar cómo educar a los jóvenes vamos a planificar, queremos empezar la educación y hemos hablado con el Rey. Hay gente que nos interrumpe, hay gente que nos critica pero yo haré lo que Dios me ha encargado, entonces todo el reino recibirá el perdón del pecado; estoy feliz por ello.

Cuando fui a Esuatini, 2 400 pastores estaban en ese lugar en donde fui. En el púlpito yo les hablé sobre el perdón del pecado, a los 2 400 pastores. La mayoría de ellos obtuvo el perdón del pecado. Solamente obtuvieron el perdón del pecado; hay muchas cosas que tenemos que continuar diciendo. Cuando yo vaya en esta ocasión vamos a llamar a los pastores.

Me di cuenta de que en Esuatini todos los cristianos, todo el cristianismo dice que se convirtió en la Misión Buenas Nuevas, me habían dicho así. Me sentí feliz no por la Misión sino estoy feliz porque ellos entran a la fe. Muchos países del exterior se han inclinado hacia nosotros. La prensa… mucha gente ha hablado mal de nosotros pero todo eso desapareció.

Especialmente en este evento todo eso en que nos criticaba desapareció; ha mejorado y estoy agradecido. En adelante una vida resplandeciente, limpia, viviendo, queremos ser una dicha, queremos tener una vida ejemplar para la sociedad y que mucha gente venga para recibir el perdón del pecado. A menudo digo: las iglesias de Corea, todos dicen que son pecadores, ellos dicen:

“Día feliz, día feliz, el día que el Señor lavo todos mis pecados”. “Señor, perdone mi pecado, perdone mis pecados”, muchos hablan de tal manera pero la realidad es que la sangre del Señor Jesús nos perdonó. Anunciando esto exactamente a cada una de las personas, queremos que ellos obtengan el perdón del pecado por la sangre de Jesucristo y que vivan una vida bendita.

Esto es la voluntad de Dios. Continuamente seguiremos con esta obra, Dios nos ayuda y estamos muy, muy agradecidos; no es suficiente expresar por las palabras. Nosotros también cuando nos encontramos con la gente, por más que no podamos hablar de manera brillante, uno a uno, abriendo la Biblia, cómo mediante la sangre de Jesús fuimos perdonados, cómo eso está escrito en la Biblia.

Jesús, si ha muerto en la cruz y si nuestro pecado queda a nosotros, sería un fracaso la muerte de Jesús pero no es un fracaso: perfectamente fuimos lavados y eso lo dice la Biblia, uno por uno nos va diciendo. Muchos todavía, creyentes, dicen que son pecadores pero ha cambiado bastante. Además, pastores de la iglesia pública, hay muchos pastores que se han acercado a mí y anteriormente teníamos reunión también, estamos ocupados y no podemos tener esa reunión hoy en día. Pero los pastores de Corea cuando van a la iglesia siempre dicen que

son pecadores. Antes de morir por tener pecado, por si vayan al infierno, hay gente que patalea.

Todos oyendo el Evangelio, obteniendo el perdón del pecado, con gozo al Señor… no habría algo más gozoso que ello. Dios juntando el corazón de todos nosotros, ahora que no seamos los únicos sino que a todas las personas que están alrededor: no peleen si es posible aunque ellos tienen celo por nosotros, ellos tienen envidia.

Espero que con un corazón cálido les prediquemos. Si ellos reciben la salvación, este reino, este país será un país más glorioso y ustedes vivirán una vida más bendita ante el Señor. Muchas gracias.

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