Nº3 - Abril de 2016 | revista on-line gratuita
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Estela poética de Tutmosis III La batalla de Qadesh El templo de Luxor, ‘‘el harén meridional’’ del dios Amón La momia del Museo de Historia Natural de Perpiñan
LA PINTURA MURAL DEL EGIPTO FARAÓNICO Egiptología 2.0 | 1
Editorial
Dirección Moisés González Sucías moibcn@hotmail.com Edición Moisés González Sucías (Barcelona). Diseño gráfico y maquetación David Claros Lozano Jordi Romera Sevillano Documentación Sara López Caiz Colaboradores Sandra Pajares Sotillo Bartomeu Egea Resino María Isabel Cubas Contreras Laura Huertas López Marian Romero Gil Heródoto de Halicarnaso Lucia Inés Merino Gerardo P. Taber Aroa Velasco ISSN: 2444-6254 www.egiptologia20.es https://www.facebook.com/egiptologia20 https://twitter.com/egiptologia20 Egiptología 2.0 es una marca registrada. Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida ni total ni parcialmente ni registrada o tramitada en ninguna forma ni por ningún medio sin permiso previo por escrito de la editorial. Egiptología 2.0 no se hace responsable de los juicios, críticas y opiniones expresadas en los artículos publicados. Egiptología 2.0 ha hecho lo posible por localizar los derechos de autor de todas las imágenes. Cualquier posible omisión no es intencionada y se agradecerá culaquier información sobre los mismos. Contacto: egiptologia2.0@hotmail.com
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Os presentamos el número 3 de la Revista Egiptología 2.0, con una imagen renovada y nuevos contenidos que esperamos sean de vuestro agrado, siendo nuestra principal intención, continuar divulgando la historia y el arte de la antigua civilización faraónica. Abrimos este tercer número con un completo artículo sobre la pintura en el antiguo Egipto. Con el fin de adentrarse en el fascinante tema de la pintura mural egipcia, en este artículo encontrareis algunos de los aspectos más significativos sobre los materiales y técnicas de manufactura que utilizaron los artistas del antiguo país del Nilo para crear las obras pictóricas que en nuestros días aún nos maravillan. En nuestra sección de entrevistas contamos con Mercedes González, directora del Instituto de Estudios Científicos en momias. Viajaremos al Templo de Luxor, situado en la orilla este del río Nilo, conocido por los antiguos egipcios como Ipet-Reshut, “el harén meridional” del dios Amón. Hablaremos además de la estela poética de Tutmosis III, Conoceremos los entresijos de la Batalla de Qadesh, entenderemos el significado de la maternidad en el antiguo Egipto, abordaremos el significado del ojo de Horus, os explicaremos como se elaboraron y transportan los obeliscos de Tutmosis I y visitaremos el Museo de Historia Natural de Perpiñan donde, entre otros, se encuentra el sarcófago de Jw-nHnswe. Todo ellos junto con nuestros contenidos habituales y un artículo especial sobre el 50 aniversario del traslado de los templos de Nefertari y Ramsés II en Abu Simbel.
Sumario 6. Entrevistas - Mercedes González: ‘’A Egipto fui ya siendo mayorcita’’. 14. Testimonios del pasado - Ushebti de Tutankhamón con Corona azul. 17. Pintura - La pintura mural del Egipto faraónico. Una mirada a sus colores, materiales y técnicas.
Entrevistas - Mercedes González.
26. Arquitectura - El templo de Luxor, ‘‘el harén meridional’’ del dios Amón. 33. Historia militar - La batalla de Qadesh. 41. Amuletos - El ojo de Horus. 47. Textos religiosos - Estela poética de Tutmosis III. 52. Obeliscos - Los obeliscos de Tutmosis I a través de los textos de la tumba de Ineni.
Arquitectura - El Templo de Luxor.
56. Mujer en el antiguo Egipto - Ser madre en el antiguo Egipto. 62. Colecciones - Museo de Historia Natural de Perpiñan. 68. Museos - Museo arqueológico subacuático de Alejandría. 71. Exposiciones - Egipto. Esplendor milenario / Osiris, Dios de Egipto. El ser que permanece perfecto.
Historia Militar - La Batalla de Qadesh.
79. Hoy viajamos a... - Templo de Tod. 81. Especiales - Abu Simbel: 50 años del rescate. 86. Novedades editoriales - Viajes por Egipto y Nubia III / Mitos y leyendas del antiguo Egipto. 87. Noticias - Noticias destacadas del trimestre.
Especiales - Abu Simbel: 50 años del rescate.
Amuletos - El ojo de Horus.
Colecciones - Museo de Historia Natural de Perpiñan. Egiptología 2.0 | 3
En portada
En la actualidad, existen pocas personas que no sean capaces de reconocer (aunque sea de manera superficial) la belleza y elegancia de las obras pictóricas del Egipto faraónico. A pesar de que la cultura que produjo estas composiciones se extinguió hace milenios, aún se puede apreciar la vivacidad de sus colores en los múltiples fragmentos de pintura mural que se resguardan en museos alrededor del orbe y en varias edificaciones in situ. Para el espectador sensible, este tipo de obras cuentan con un ethos singular; el cual pareciese no estar destinado al ojo profano, sino más bien a fuerzas superiores que comprenden la eternidad circunscrita en sus hieráticas figuras. En este sentido, justamente ese era el objetivo que los artistas egipcios buscaron y consiguieron: que los personajes y objetos representados trascendiesen más allá del tiempo y el espacio para vivir entre los dioses. Con el fin de adentrarse en el fascinante tema de la pintura mural egipcia, en este artículo expondré algunos de los aspectos más significativos sobre los materiales y técnicas de manufactura que utilizaron los artistas del antiguo país del Nilo para crear las obras pictóricas que en nuestros días aún nos maravillan.
Tumba de Merefnebef, Saqqara (Imagen: Soloegipto).
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En aras de la claridad, y al espacio disponible, en esta ocasión dejaré de lado la interpretación de las imágenes; aunque cabe señalar que resultará inevitable el no comentar sobre algunos de los aspectos simbólicos que los propios egipcios otorgaron a su gama cromática y materiales disponibles.
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Entrevistas Marian Romero Gil
Mercedes González: ‘‘A Egipto fui ya siendo mayorcita’’
Hoy os quiero presentar a una mujer, que desde que la conocí, se ha convertido en una gran amiga mía, es
Técnico Superior en Anatomía Patológica y Directora del Instituto de Estudios Científicos en Momias, Mercedes González, muchas gracias por charlar con nosotros. Vamos a ver Mercedes, ¿en qué consiste exactamente tu trabajo? Independientemente de que soy Técnico Superior en Anatomía Patológica, hago estudios de histologías en momias pero principalmente mi trabajo consiste en la conservación preventiva de restos momificados, independientemente de la cultura a la que hayan pertenecido, o que sean momias animales o momias humanas. ¿Y qué es exactamente la prueba del carbono 14?
Mercedes González (Imagen: Marian Romero Gil).
Pues mira nosotros utilizamos la prueba del carbono 14 cuando tenemos que datar algún resto momificado e incluso óseo porque también trabajamos con restos óseos, entonces dependiendo de la antigüedad que pensemos que puede tener, utilizamos el carbono 14 o no. En el caso de que sean restos recientes, la datación por carbono 14 suele ser bastante errónea, entonces, nosotros lo
utilizamos en las momias y en los huesos igual que se utiliza para datar una cerámica o un instrumento de metal, simplemente para saber en qué época fue realizado el objeto. Mercedes, ¿cómo te empezaste a interesar por las momias? Bueno pues mira, esto es largo de contar porque nos tenemos que remontar en el tiempo medio siglo, concretamente yo empecé a los 7 años, los domingos cuando iba a misa en la iglesia de los Jesuitas en la calle Serrano, había dentro de un sarcófago de piedra de color rosado, y este tenía una pequeña ventana a través de la cual se veía el cuerpo de una persona, concretamente era el padre José María Rubio, y a mí me llamaba la atención que se conservase tan bien. Con el paso del tiempo me he dado cuenta que aquello es una máscara de cera y de conservación nada de nada, pero bueno, eso me dio pie a interesarme que es lo que pasaba cuando una persona fallecía, y tuve la gran suerte de tener un vecino maravilloso que era médico que le encantaban estos temas, y tuvo la santa paciencia de contestar de una forma adecuada para una niña de 7, 8 o 9 años, a todas las preguntas que yo le hacía sobre que pasaba cuando sobrevenía la muerte, y después ,ya que estábamos, me empezó a enseñar que hay una serie de fenómenos que impiden que todos esos procesos de descomposición cadavérica se lleven a cabo y ahí tuve mi primer contacto, evidentemente, con las momias egipcias, y de ahí pasé a estudiar otras momias porque, evidentemente, nos encontramos momias, ya sean naturales o intencionadas por todo el mundo, y así fueron mis comienzos y desde entonces sigo practicando y estudiando todo lo que puedo. 6 | Egiptología 2.0
Pero creo que te marcaron mucho unas vacaciones en Barcelona ¿No es así? (Se ríe) Bueno, está claro que ya de pequeña apuntaba maneras. Tengo familia en Barcelona y ellos tienen una casa a las faldas del Montseny. Yo debía tener unos 10, 12 años, y sabía que cuando llovía, porque allí cuando llueve, lo hace con ganas y el agua arrastraba la tierra. Pues por allí cerca había una pequeña ermita y yo me iba a sacar los huesos que con la erosión, el agua había dejado fuera. El problema es que mi abuela, que en paz descanse, era una mujer muy beata, en cuanto se dio cuenta de lo que yo traía en mi ‘‘bolsita’’, cada vez que yo venía de esas excursiones un tanto de incógnito, pues me hacía excavar un agujero en el jardín, volver a enterrar los huesos y rezábamos el rosario, pero yo tenía una ventaja y es que mi abuela cuando rezaba, cerraba los ojos y entonces yo los huesos más pequeños, las piezas dentales, las volvía a sacar, me las guardaba, volvía a tapar el agujero y seguía rezando (vuelve a reír mientras nos lo cuenta). ¿Cuál fue la primera momia que estudiaste? Pues mira tuve la suerte, porque me considero una mujer muy afortunada en cuanto a temas laborales se refiere, tuve la ventaja de que en la facultad de medicina el director del museo Reverte solicitó mi colaboración cuando llegó a este cargo, y allí fue realmente cuando empecé a trabajar con momias, porque tenía a mi cargo treinta momias andinas, los restos de tres momias guanches y también una serie de piezas egipcias pero la momia que más me impactó, bueno primero me encontré la mano y el antebrazo dentro de una vitrina y yo dije esto es de una momia andina, porque yo tengo una costumbre que muchos investigadores cuando se lo digo, se ríen pero es que yo huelo las momias y dependiendo del olor que percibo, porque evidentemente tu hueles un resto momificado egipcio y sabes que es egipcia porque es una especie de olor a alquitrán totalmente inconfundible. Pues entre las treinta momias que yo tenía allí, me puse a buscar una que le faltara el
Mercedes González trabajando en la restauración de uno de los cuerpos hallados en Quinto (Imagen: ABC).
Mercedes González extrayendo restos de varias momias del Museo Darder (Imagen: ABC).
antebrazo derecho, y la encontré y le encajaba perfectamente el miembro que yo había encontrado en la vitrina. Entonces me puse a limpiar ese antebrazo, y me encontré debajo de la capa de suciedad acumulada a través de los años un maravilloso tatuaje. Procedí a limpiar a la momia, y en el interior de la boca tenía mucha tierra, y dentro de la tierra había muchas semillas. Como no tenía ni idea de que eran, me puse en contacto con el Real Jardín Botánico aquí en Madrid y me dijeron que nunca habían visto esas semillas pero que iban a investigar. Resultaron ser unas semillas de una planta que se llama ‘‘anadenanthera colubrina’’ y que una vez tostada la utilizan los chamanes para entrar en trance. Entonces yo empecé a atar cabos, una mujer, con el pelo largo, totalmente trenzado, con tatuajes en los dos brazos y con unas semillas de una sustancia psicotrópica en la boca, pues yo llegué a la conclusión de que pudo haber sido una mujer chamán, y esa es la momia que más me ha impactado porque poco a poco he ido descubriendo la posible existencia de esa persona cuando estaba viva. Y tu primera experiencia en Egipto ¿Cómo fue? Pues a Egipto fui ya siendo mayorcita, yo creo que estuve hace 17 años y para mí fue impresionante, evidentemente fue cuando estuve en el Museo del Cairo delante de las momias reales, porque estuve, no te exagero, yo creo que diez minutos con la nariz pegada en la vitrina donde se expone la momia de Ramsés II y no me movía, hasta el punto que uno de los vigilantes se acercó al que entonces era mi marido y le preguntó ¿le pasa algo a su mujer? ¡No se mueve! Y él le dijo no, no, es que está ensimismada con la momia, pero no le pasa nada. Entonces a partir de esa vez, he vuelto en varias ocasiones, y fue una experiencia, sobre todo porque, había leído tanto sobre esas momias que el hecho de encontrármelas cara a cara y el tener ese contacto tan íntimo porque, además, fui en el mes de agosto y solo habíamos tres personas en la sala de las momias, fue Egiptología 2.0 | 7
para mí una experiencia totalmente inolvidable. Porque impresiona esa sala ¿verdad? Si, lo que pasa es que cuando fui en agosto de hace dos años el problema es que las salas estaban hasta arriba. Luego volví otra vez y tuve la oportunidad, además es que ahí sí que me hicieron buen favor, porque fui con una amiga que tiene un contacto allí en el museo y conseguí quedarme yo sola allí en la sala. Y aquello sí que fue, bueno, si la primera vez fue una sensación impresionante, esta vez estar yo sola allí, sin nadie más y con la puerta cerrada con las momias, bueno algo totalmente indescriptible. De todas maneras en esa sala tampoco hay mucha gente ¿no? porque como se paga aparte de la entrada del museo. No te creas, las momias parece que se están poniendo de moda, a pesar de que están hablando de temas éticos, de que las momias no debían exponerse, de que atentan contra la moralidad, y yo creo que el morbo está en la persona que lo ve, no en la exposición de un cuerpo momificado, de echo yo siempre que trabajo con momias las trato con respeto, a pesar de que alguna vez tengo que cortar algún trocito de piel y cosas de esas, pero las trato con respeto no por lo que son hoy día, porque a fin de cuentas, una momia ya no es una persona, es un cuerpo que se ha conservado y ya está, pero si los trato con respeto por lo que fueron un día, por los sentimientos que despertaron en otras personas, entonces yo en el Museo del Cairo yo he visto mucha gente y he tenido que estar llamando la atención continuamente porque la gente se apoya en las vitrinas, las mueven, les dan golpes sin darse cuenta y sobre todo que hablan en voz alta, yo cuando estoy delante de las momias, no es que susurre pero bueno, si empleas un tono más bajo de lo normal. Tú tienes una familia pero eso no te ha impedido seguir estudiando ¿no? Pues no, no me ha impedido ni seguir estudiando ni seguir experimentando, porque hace algunos años hice algún experimento y fue un éxito rotundo (se ríe) sobre todo porque aprendí lo que no se debe de hacer, y si a pesar de que tengo una familia, bueno mis hijas ya son mayores, ya vuelan y me divorcie hace unos años, pues puedo dedicarme por entero a mí, a hacer todo lo que me gusta, a realizar sueños que todavía tengo pendientes, hice un curso de museología en la universidad complutense porque además de la conservación preventiva de restos óseos y restos momificados, asesoramos a muchas instituciones, sobre todo en Sudamérica, donde tienen un patrimonio antropológico verdaderamente impresionante, pero no cuentan con muchos medios entonces cualquier ayuda siempre les viene bien. ¿Tus hijas han heredado tu gusto o afición por las momias? No, porque una hizo la carrera de químicas y la otra de veterinaria, lo que sí han heredado de mi es el amor que siento por los animales a pesar de que haya momificado alguno que otro.
Mercedes González impartiendo una conferencia para el ‘‘X ciclo de conferencias’’ de la Asociación de Egiptología ITERU de Novelda (Imagen: Novelda Digital). 8 | Egiptología 2.0
¿Has llegado a momificar a un animal? Pues mira si, lo que antes te comenté de un experimento que fue un éxito, un éxito del fracaso. Hace unos años, un equipo de investigadores alemanes dijo que los egipcios utilizaban el aceite de cedro como enema licuefactor, es decir, que introducían el aceite de cedro a través del ano de la persona y le ponían un tapón, entonces ese aceite lo que hacía es que disolvía las vísceras. Mi abuelo, el marido de mi abuela aquella que me echaba la bronca cuando yo traía los huesos, era ebanista y todos los armarios eran de cedro precisamente para evitar el ataque de insectos y lo típico, una vez al año se hacían limpieza de armarios y se impregnaban con aceite de cedro para evitar los ataques de insectos, que normalmente es la carcoma. Entonces yo dije pues vamos a ver si realmente el aceite de cedro disuelve las vísceras o no y me fui a una granja de pollos, que me tuve que ir hasta Segovia, porque lo que yo necesitaba era un pollo que estuviera recién muerto y que tuviera todas sus vísceras, total que yo en casa tengo un invernadero, me metí allí a hacer mi experimento y el pollo aquel pues… ¡se lo comieron los gatos que entraron! Me volví a Segovia con mi nevera esa típica de los domingueros, me traje otro pollo y esta vez cerré la puerta pero dejé un resquicio para que pudiese circular el aire, bueno pues el segundo pollo lo devoraron prácticamente las avispas. Me fui a por el tercer pollo, me gustaría decir que los pollos me costaban muy caros en aquella época, y lo que hice fue una especie jaula que la revestí, pero el pollo explotó, con lo cual eso quiere decir que el pollo empezó a descomponerse. Entonces mi ex marido me llamó y me dijo tienes una cosa chorreando por el cristal del invernadero ¿Qué crees que puede ser? Y le dije ¡no preguntes! Y decidí que el aceite de cedro no disolvía nada y que de los insectos lo único que podía repeler era la carcoma porque las avispas dejaron al pollo aquel dichoso mondo y lirondo. Y luego ya con más práctica, conseguí una liebre que me dio un cazador con todas las vísceras y procedí a momificarlo siguiendo los pasos que nos dejó escritos Heródoto. Y la liebre se conserva en perfecto estado, ya tiene más de ocho años, está en una vitrina, ni huele ni nada asiesque este experimento sí que fue todo un éxito.
de Tutankhamón es la que más me ha gustado sobre todo por las patologías que dicen que tiene, que no tiene, por la controversia que ha desatado esa momia. Se ha pensado mucho tiempo que ha Tutankhamón lo asesinaron ¿no? Pues primero dijeron que había recibido un golpe en la cabeza que era lo que le había matado, después una herida que tenía en una pierna, pero como dije en una clase que entre todos lo mataron y el solo se murió porque realmente no se sabe, además decían también que tenía una especie de necrosis ósea en uno de sus pies, que si andaba cojo, se ha recurrido también a buscar iconografía a ver si se le mostraba con algún bastón, encontraron algunas escenas del faraón que está cazando sentado entonces dijeron que cazaba así porque no podía tenerse en pie, pero yo he visto fotos de Franco cazando sentado y no porque no pudiera andar sino porque se lo ponían muy fácil, entonces yo creo que de esta momia, al igual que de muchas momias andinas, queda mucho por descubrir. ¿Quién es tu ídolo en la egiptología? Bob Brier sin duda alguna, además tuve la oportunidad de conocerle en el Congreso de Momias de Lanzarote en el año 2007 y puedo decir que es un hombre maravilloso, totalmente accesible a pesar de la fama que le precede se sienta contigo, habla, y bueno a raíz de aquel primer encuentro siempre intercambiamos correos, yo cuando tengo alguna duda siempre recurro a él y se puede decir que somos amigos virtuales. ¿Y tu libro favorito? Pues mira con respecto a mi libro favorito siempre
Mercedes de las momias que has estudiado ¿cuál de ellas destacarías? Pues la momia andina que te he comentado antes porque la he podido estudiar teniéndola delante. Y de las momias egipcias que he estudiado pero en base de fotografías y documentación pues la momia
Mercedes González y una de las momias halladas en la cripta del convento de las Trinitarias Descalzas de Madrid (Imagen: Mercedes González). Egiptología 2.0 | 9
suele ser el último que estoy leyendo, pero uno que gustó mucho fue sobre las momias guanches, bueno más que momias aquí trata sobre restos óseos, que es un libro que se llama “Guanches, una historia bioantropológica” que está escrito por el Dr. Conrado Rodríguez Martín y por Mercedes Martín Noval. ¿Colaboras con algún museo o institución? Si, tenemos varias colaboraciones, estamos haciendo una serie de estudios histológicos y capilares con la universidad de Chile, concretamente con la facultad de medicina, estamos documentando unas momias en el museo de Manheim y en España, en un museo de Cataluña, hemos conseguido documentar una momia que ellos la tenían por momia mejicana, pero en cuanto vimos la postura que tenía y los textiles asociados que llevaba puestos, pudimos determinar que se trataba de una momia peruana y que pertenecía a la cultura chancay e hicimos un estudio capilar para tomar muestras de metales pesados y determinar la dieta que seguían y sobre todo también en momias andinas es muy interesante porque casi todas dan positivo en consumo de sustancias estupefacientes. Cuéntanos ¿Qué es el Instituto de Estudios Científicos en Momias? Es la realización de un sueño durante muchos años buscado. Lo pude llevar a cabo el 1 de enero del 2007 y lo hice porque aquí en España no hay una institución que se dedique concretamente al estudio sistemático de restos momificados y también incluimos los restos óseos porque en una excavación puedes encontrarte un cuerpo perfectamente momificado o un cuerpo esqueletizado. Hacemos conservación preventiva, pero también
Mercedes González trabajando con diferentes restos momificados (Imágenes: Marian Romero Gil).
hacemos estudios de carbono 14, histología, elementos traza para determinar la dieta, estudios radiológicos, parasitológicos, tenemos un catedrático en química analítica por la Universidad de Madrid que es el que nos hace estudios del tipo por ejemplo, como cuando nos encontramos resinas dentro de una cabeza egipcia momificada, los hacemos allí, los estudios parasitológicos, los hacemos con la Universidad de Granada, tenemos antropólogos, bueno el caso es que la gente que está con nosotros en primer lugar son amigos y a todos nos gusta el tema de las momias y la momificación, entonces hicimos un pequeño grupo que va aumentando poco a poco y bueno ya se nos va conociendo en España y fuera de aquí. Mercedes, participaste en el “Proyecto Cervantes, búsqueda, localización y estudio osteológico” en el convento de las Trinitarias de Madrid, ¿Cómo llega a ti este proyecto? Pues el Dr. Francisco Echevarría es un antiguo profesor y un buen amigo y cuando me enteré de que se iba a hacer una rueda de prensa en Madrid pues le mandé un correo y le dije que me gustaría ir para enterarme un poco y me dijo, no no, si ya te he mandado una invitación porque te quiero allí, te quiero en el equipo. A mí me acababan de quitar la escayola del brazo de un pequeño accidente casero y en ese momento se me pasaron todos los dolores y cuando volví a casa era una especie de ir flotando en una nube. Y cuando os juntasteis ya todo el grupo, ¿os presentaron un plan de trabajo establecido o tuvisteis que 10 | Egiptología 2.0
trazarlo vosotros? No vamos a ver lo que era el grupo de arqueología tenían ya un plan pero el problema es que la documentación histórica que se había conseguido no era la que realmente se necesitaba, estaba incompleta, de echo yo la primera vez que bajé a la cripta dije, caray que cripta más grande, porque he estado en muchas y suelen ser pequeñas y esta era muy grande, nos daba cabida 22-23 personas cada día. Nosotros pensamos que esa no era la entrada, que esa era la antigua iglesia y sobre esta se había construido la nueva, y pensamos que la entrada era una ventana que daba a la calle Huertas entonces yo mirando al altar enterraría de derecha a izquierda porque me resulta difícil que se entierre por la izquierda ya que representa la mano siniestra del diablo, y justo en el lado derecho se veía que el suelo estaba hundido y había unas marcas de unos ladrillos puestos de canto que delimitaban unas fosas, y dijimos ah fantástico, ¡está aquí Cervantes! ¿O sea que tú estabas convencida de que ese era el lugar? Todos estábamos convencidos hasta que se empezó a excavar allí y como a un palmo de la superficie empezaron a salir restos óseos infantiles y ataúdes con niños momificados. Entonces se fue planeando, se llegó hasta suelo geológico, fuimos por fases y se abrió una segunda fase, cuando ya se llegaba al suelo que ya no había nada más, me refiero suelo geológico, donde el hombre no ha manipulado nada, encontramos unas conducciones de agua y seguimos como hormiguitas y nos iban saliendo niños, niños, niños y salieron un par de adultos también y se supone que íbamos a estar menos de un mes y estuvimos dos meses, bueno de echo todavía seguimos porque el pasado agosto nos lo hemos pasado en la cripta. Cuando encontrasteis los primeros huesecillos de niños os desilusionasteis pensando que no podríais encontrar el cuerpo de Cervantes? Pues ha habido dos momentos, a nivel mío individual, que yo he sentido una decepción muy grande, que fue, igual que abrimos esa primera tumba que estaba hundido el suelo, pues dijimos, suelo nicho, suelo nicho, para ir ganando tiempo, es la primera campaña en la que yo participo que a la vez que se van sacando los restos el laboratorio está justo ahí, entonces se sacaban los restos y se empezaban a estudiar, si estaban momificados era yo la que entraba en acción limpiando los textiles para que luego las compañeras del museo del traje los pudiesen analizar y datar cronológicamente además de estudiar la indumentaria, que tipo de textiles eran etc. Después
una vez que ya habían acabado ya entraba yo para ver el estado de conservación del cuerpo y luego si se podía medir algún hueso se pasaba a la zona de antropología para que los antropólogos determinaran patologías, traumatismos, estatura, edad. Y el primer momento de decepción fue cuando encontramos la dichosa tabla que llevaba las letras MC y yo siempre he dicho que esto es como el día 22 de diciembre que estás escuchando el sorteo de la lotería, tienes todos los décimos encima de la mesa, papeletas y demás participaciones y a los dos minutos te dicen “Ha salido el gordo” y tú no lo llevas, entonces se ha perdido la magia esa de a ver cuando sale el premio gordo, y si ya ha salido al principio ya se acabó, pues nosotros decíamos lo mismo, si aquí hay huesos y aquí pone MC pues ya está, Cervantes, pero cuando se analizaron esos huesos, pues se vieron que, creo que eran diez u once individuos, uno de ellos adulto y todo lo demás infantiles, y el adulto no correspondía para nada con Cervantes. La tabla era de uno de los laterales de los pies de un ataúd infantil, y más que una C yo pienso que podría ser una G. Y otro momento de decepción, cuando ya habíamos levantado todo el suelo y nos quedaba un sector solamente, pensábamos que en un momento los huesos de Cervantes habían pasado por nuestras manos pero no se habían podido identificar, y ese momento de desesperación tuvo su compensación cuando encontramos aquella reducción tan maravillosa entre la que estaban los huesos de Cervantes. ¿Ha merecido la pena? Ha sido una experiencia muy interesante, le estoy muy agradecida al doctor Echevarría por haber contado conmigo para este proyecto y a pesar de que algunos digan que no ha merecido la pena yo creo que sí ha merecido la pena porque Cervantes ahora, a pesar de que esté junto a otro grupo de individuos, está con su esposa, con otra serie de personas, y ya está en el lugar que le corresponde que es en la iglesia, porque él pidió que se le enterrase en la iglesia y hay incluso una lápida que dice que ahí está. Mucha gente decía si ya se sabía que Cervantes estaba ahí, pero no estaba ahí en la iglesia como todos pensaban, estaba en la cripta. Y gracias al historiador Francisco Marín que ha hecho una labor encomiable porque ha llegado a encontrar las actas de cuando se enterró a Cervantes, a su esposa y a varias personas más en la antigua iglesia de las Trinitarias y luego como se tuvieron que sacar de allí para enterrarles en la cripta donde les hemos encontrado ahora. Te habla del número de individuos, de cuantos eran adultos, varones y mujeres y cuantos eran infantiles, entonces, lo que se enterró en la iglesia primitiva, lo que se exhumó y se volvió a enterrar en la cripta y se ha exhumado, coincide con el número de individuos. No se sabe exactamente si un hueso es precisamenEgiptología 2.0 | 11
te de Cervantes, pero se sabe que en esa reducción 32 están los huesos de Cervantes, además cuando se hace una reducción se cogen los huesos grandes, cráneos, huesos largos, vértebras. No se ADN porque ¿con que se va a contrastar? Una hermana de Cervantes está enterrada en un convento de Alcalá de Henares, pero, en una fosa común, con lo cual entre cien o doscientos individuos, ¿entre quien hacemos la prueba? También una abuela no sé si era materna o paterna estaba enterrada en Arganda, a 50 km de Madrid, pues lo mismo, ¿Realmente está la abuela en una tumba ella sola, o está en un osario? Pero no hace falta, detrás de esa losa, se sabe que están los huesos de Cervantes junto con los acompañantes que han estado con él durante 400 años. ¿Se ha dado por terminado allí el trabajo? No, yo estoy haciendo un estado de conservación de las momias y aprovechando que allí hay mucha humedad, me he llevado diversos materiales, los he metido en una caja de cartón junto con una tabla de dm que estaba ‘‘cuajadita’’ de hongos, aprovechando la humedad lo he metido en uno de los nichos que el
que más humedad tiene para ver como los hongos pueden atacar diversos materiales. Los antropólogos siguen estudiando los niños, ¡los trescientos individuos infantiles que se encontraron! Las primeras sorprendidas fueron las monjas y se busca el porqué del enterramiento de tantos niños allí. Yo he encontrado documentación de que había una inclusa en la calle Preciados y el 99% estaban enfermos de raquitismo, es decir que eran niños que no tomaban el sol y este es una fuente de vitamina D y esta vitamina hace que el calcio se fije en los huesos. Esto es el siglo XVIII o principios del XIX y no sabemos porque esos niños permanecían encerrados sin ver el sol. También estás trabajando en el proyecto de documentación y conservación de las momias de la Asunción de nuestra Señora de Quinto de Ebro en Zaragoza, ¿de cuantas momias se trata? Unas 25 momias, ahora estamos con la segunda fase, se han intervenido seis individuos, dos adultos y cuatro infantiles y lo que hice fue retirarles la indumentaria, limpiarla aspirándola, sin lavarla claro, con una especie de bastidor que me fabriqué y una plancha las dejé en condiciones.
Mercedes González (Imagen: Marian Romero Gil). 12 | Egiptología 2.0
¿Estaban muy deterioradas? Pues lo que es la momia en si no, pero lo que son los textiles sí, y una vez que estaban limpias, hablé con el alcalde de Quinto y le propuse, puesto que iban a ser las fiestas patronales, exponerlas para ver si iba a merecer la pena todo lo que conlleva hacer un museo y luego la gente no va a verlo, bueno pues desbordó todas las expectativas, las mías las primeras. Yo les dije ponéis una urna y pedís un donativo de dos euros para hacer las vitrinas para exponer las momias y en grupitos de dos horas sacaron dos mil y pico euros así es que fue fantástico.
del piquete, sobre todo de la época de la guerra civil que es cuantas más fotos hay y luego otra exposición en otra de las capillas que se cuente como ha sido la excavación, que es lo que se ha encontrado y las momias en unos paneles explicando lo que se ha hecho con ellas y que se vea el antes y el después. Pues Mercedes González, muchísimas gracias por contarnos todas estas cosas tan interesantes, ¡Te deseamos muchos éxitos!
¿Hay más momias? Si, de echo en el piquete que es como se conoce donde estamos excavando en la antigua iglesia se ve la tapa de un ataúd, pero yo no soy arqueóloga, y eso lo tiene que sacar un arqueólogo el problema es que conseguir financiación para seguir la excavación es complicado entonces el alcalde de Quinto lo que va a hacer es presentar un proyecto para hacer visitable el piquete, se van a montar unas pasarelas y lo que se quería era exponer las momias en unas vitrinas en la capilla de Santa Ana y en otra de las capillas se quiere poner una exposición sobre la historia
Sobre el Instituto de estudios científicos en momias Aunque la finalidad principal del Instituto de estudios científicos en momias (IECIM) es la conservación preventiva de restos momificados y óseos, su labor es muy amplia, ya que va desde la propia exhumación o recuperación de los cuerpos, hasta su almacenaje o exposición pública (museo, exposiciones...). La segunda finalidad del Instituto (IECIM), es la correcta documentación y datación de restos momificados, tanto humanos como animales. Todo ello acompañado por complejos estudios radiológicos, CT, DNA, C-14, etc...
Mercedes González y Marian Romero Gil (Imagen: Marian Romero Gil).
Sobre el autor Marian Romero Gil, Directora, productora y presentadora del programa de radio: ‘’Las enseñanzas de Maat’’, donde podrás encontrar todo tipo de temas relacionados con el antiguo Egipto. Todo ello de la mano de Marian Romero Gil y su equipo de colaboradores. El programa se emite todos los domingos a las 20:00 horas, en: http://portalzona.com/maat.html Media http://xn--lasenseanzasdemaat-t0b.es
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Testimonios del pasado Moisés González Sucías
Ushebti de Tutankhamón con Corona azul
Madera de Cedro, bronce y lámina de oro; Altura: 48 cm; Excavaciones de Howard Carter y Lord Carnarvon (1922); Imperio Nuevo, dinastía XVIII. Sala 40, JE 60830. Museo de Antigüedades egipcias (El Cairo, Egipto).
La tumba de Tutankhamón, descubierta intacta por Howard Carter en 1922, supone una magnífica muestra de las creencias funerarias del antiguo Egipto y sus objetos rituales, y nos permite conocer desde algunas de sus técnicas constructivas hasta pormenores de la vida cotidiana. Entre la gran cantidad de piezas que acompañaban al faraón, se encontraba este ushebti de madera de casi medio metro de altura. El ushebti era un trabajador que, convenientemente invocado conforme al capítulo VI del ‘’Libro de los Muertos’’, sustituía al difunto en sus trabajos en el ‘’Más Allá’’. Era habitual que este capítulo del ‘’Libro de los Muertos’’, apareciera inscrito en el cuerpo de los ushebtis, ya fuese completo o en una versión abreviada, como en este caso. Tanto el ajuar de Tutankhamón en general como este ushebti en particular, expresan las ambigüedades de una sociedad inmersa en una restauración religiosa, una sociedad estática que acepta tímidamente leves cambios. Los rasgos más superficiales del arte amariense no se encuentran en este ushebti, salvo, una tímida giba, que carece de interés dada la concepción frontal de la talla, ya que solo se aprecia levemente en el perfil. Su mentón, nariz, sus grandes ojos, sus labios, y sus sutiles mejillas, a pesar de ser rasgos retratísticos, construyen una fisionomía bella, armónica y equilibrada, completamente idealizada.
Ushebti de Tutankhamón con Corona Azul (Imagen: Ushebtis Egipcios). 14 | Egiptología 2.0
Es también característica de la estatuaria egipcia su concepción compacta. Un siervo eterno no puede ser frágil, así que su postura deja los mínimos puntos de debilidad posibles. La posición momiforme en que se representa el ushebti favorece esta perdurabilidad, puesto que simular esta ceñida mortaja de lino implica que el cuerpo tome una acusada forma cilíndrica que se estrecha y ensancha a lo largo de la anatomía del faraón, pero que carece de aristas, entrantes o salientes. Aunque los brazos, cruzados sobre el pecho en posición ‘’osiríaca’’, destacan sobre
el resto del cuerpo, se pegan al él y se renuncia a tallar las aristas que generaría su intersección con el pecho. La muñecas, que deberían ser más finas, son demasiado anchas y los dedos más que tallarse se señalan con incisiones propias del relieve. Solo la cobra uraeus, símbolo del poder, destaca levemente en volumen, pero aparece en una flexión imposible aplastando su cabeza contra su cola para reducir la debilidad de la escultura y hacerla lo más compacta posible. El faraón, a pesar de su poder y su rango sobrehumano, no se representa como un ser amenazador, que infunda temor a sus contempladores. No es siquiera severo o autoritario. Su calmada actitud es absolutamente condescendiente, altiva, conocedora de su clara superioridad. La representación de Tutankhamón como un joven, aunque se aplica prácticamente a todos los monarcas, mostrándolos perfectos, en su momento de mayor plenitud, no tendría por qué ser en este caso un rasgo de idealización que se separase del realismo amariense, puesto que el faraón contaba, en el momento de su muerte, unos dieciocho años. Su delicado acabado, de líneas suaves, refinado y de gran calidad, su carácter andrógino, y su lujo ostentoso, fruto de la influencia oriental, son muestras del retorno a las convenciones artísticas del Imperio Nuevo anteriores a Akenatón. La calidad de la madera está perfectamente extraída, con acabado muy fino. La habilidad del escultor se hace patente en el tratamiento de las formas esféricas del casco Kheperesh. Muchos autores fechan el inicio de la tradición de ambigüedad sexual en el rostro a mediados de la dinastía XVIII, de la que Tutankhamón es uno de los últimos representantes. Es también propia del Imperio Nuevo una ligera reducción de la musculatura. Tutankhamón no era de complexión atlética, pero sus refinadas formas son las de un joven en plenitud de fuerzas. Su collar, un ancho usej, es de pan de oro, metal divino, imperecedero. Es una clara ostentación de riqueza y lujo. Lo mismo sucede con la cobra uraeus, la cinta que delimita el comienzo del casco, y el flagelo nejej, que, junto con el callado keka, forma parte de la iconografía faraónica e identifica al faraón como Osiris, señor del Más Allá. El cuello desafía la composición compacta de la pieza, que es levemente sacrificada en una ligera estilización. directamente con la tradición del Imperio Nuevo, sin embargo, aunque sus restos fuesen
Detalle de la parte superior del ushebti de Tutankhamon con Corona Azul (Imagen: Ushebtis Egipcios).
destruidos, no desapareció nunca la sensibilidad del arte amariense, que ha quedado sutilmente impregnada en el arte contrarreformador, enriqueciéndolo en matices. Las orejas tampoco son plenamente ortodoxas, puesto que no están sometidas de forma rígida a la geometrización. Son grandes y su forma recuerda a las de Amarna, más salientes en su parte alta y baja que en el centro, y con sus líneas curvas que enmarcan el rostro de forma cóncava contribuye a incrementar la sensación de verticalidad propia de los rostros amarienses. A pesar de su duro hieratismo, su rostro, deja traslucir una cierta tristeza. Lo que confiere mayor valor a este ushebti, es su sutil gesto, capaz de condensar, la frialdad y el hieratismo, de un personaje elevado y a la vez esa cálida humanidad de su delicado ensimismamiento, que le confiere el recogimiento místico propio de su papel como líder espiritual, aunque de manera mucho más Egiptología 2.0 | 15
sutil que a las esculturas de Akenatón. Esta fisionomía se logra gracias a la extraordinaria habilidad en la talla del cedro, material caro por ser importado. El acabado es muy fino, delicado, y, para compensar la ausencia de calidades en la talla de madera, se subrayan con pintura negra las líneas de expresión más significativas de la fisionomía, las pupilas y contorno de los grandes ojos blancos, las cejas y los labios, con sus marcadas comisuras, así como los orificios nasales, el kepresh y los orificios para pendientes en las orejas, de carácter ritual.
Detalle del rostro del ushebti de Tutankhamón con Corona Azul (Imagen: Ushebtis Egipcios).
Muy probablemente los pigmentos sean vegetales y estén disueltos en goma arábiga, como era lo más habitual en los negros del antiguo Egipto. El suave acabado muestra una talla detallista, que equilibra el rosto resaltando su expresividad pero sin alterar su aspecto de delicada calma. Su magnífica calidad técnica y su ambigua expresividad, delicada y rica en matices e influencias, la convierten en una pieza excepcionalmente valiosa, muy representativa de la época de contrarreforma a que pertenece.
Fotografías originales del ushebti de Tutankhamón con Corona Azul realizadas por Henry Burton en 1922 (Imágenes: The Griffith Institute). 16 | Egiptología 2.0
Pintura Gerardo P. Taber
La pintura mural del Egipto faraónico. Una mirada a sus colores, materiales y técnicas
En la actualidad, existen pocas personas que no sean capaces de reconocer -aunque sea de manera superficial- la belleza y elegancia de las obras pictóricas del Egipto faraónico. A pesar de que la cultura que produjo estas composiciones se extinguió hace milenios, aún se puede apreciar la vivacidad de sus colores en los múltiples fragmentos de pintura mural que se resguardan en museos alrededor del orbe y en varias edificaciones in situ. Para el espectador sensible, este tipo de obras cuentan con un ethos singular; el cual pareciese no estar destinado al ojo profano, sino más bien a fuerzas superiores que comprenden la eternidad circunscrita en sus hieráticas figuras. En este sentido, justamente ese era el objetivo que los artistas egipcios buscaron y consiguieron: que los personajes y objetos representados trascendiesen más allá del tiempo y el espacio para vivir entre los dioses. Con el fin de adentrarse en el fascinante tema de la pintura mural egipcia, en este artículo expondré algunos de los aspectos más significativos sobre los materiales y técnicas de manufactura que utilizaron los artistas del antiguo país del Nilo para crear las obras pictóricas que en nuestros días aún nos maravillan. En aras de la claridad, y al espacio disponible, en esta ocasión dejaré de lado la interpretación de las imágenes; aunque cabe señalar que resultará inevitable el no comentar sobre algunos de los aspectos simbólicos que los propios egipcios otorgaron a su gama cromática y materiales disponibles. Arte y artistas Cuando se aprecia el arte egipcio, es importante tener en cuenta que las obras que han resistido el cruel embate del tiempo fueron producidas por una cultura muy diferente a las de la actualidad. Es común que el espectador le otorgue valores estéticos contemporáneos a las pinturas y que desee encontrar referentes a lo que él considera como “una obra de arte”. Sin embargo, para la cultura del Egipto faraónico el arte era utilitario; no se cuenta con ninguna evidencia que muestre que haya existido un concepto similar al de ars gratia artis “el arte por el arte”; principio de la estética idealista que ha modelado la percepción occidental de los últimos siglos. El individualismo y la originalidad, aspectos que son de importancia para el artista contemporáneo, eran considerados como secundarios -e indeseables- para el artífice egipcio. A este respecto, la célebre Christiane Desroches Noblecourt comenta:
Llegamos a la raíz del problema: el dibujo y la pintura egipcios de este período faraónico, no parece que llegaran a estar nunca al servicio de una expresión artística, que tradujera únicamente la emoción que un egipcio podía experimentar ante una línea armo-
niosa o en presencia de determinado fenómeno que impresionara sus sentidos. Tampoco el hombre del Nilo -entre el delta y la segunda catarata del río- se ha servido de formas ni de colores para describir un sentimiento personal, una impresión, siquiera confusa, o sus aspiraciones íntimas. La pintura y el dibujo -hay que insistir en ello- son primordialmente una escritura, aunque una escritura ornamental que no sirve para expresar una confidencia, ni para transmitir, mediante su lenguaje, un mensaje estético; es un medio, un auténtico instrumento para crear, de acuerdo con los preceptos religiosos, un “ambiente”, un mundo que hay que presentar distinto de como aparece… En diversas ocasiones se ha dicho que el egipcio, en general, jamás produjo arte por el arte: la pintura no es la excepción a esta regla. (Desroches, 1976: 106). El trabajo de los hemuu “artesanos” (hemut en singular) consistía en manufacturar obras siguiendo los cánones establecidos por la religión. Este vínculo se puede entender mejor si se considera que las habilidades necesarias para crear las composiciones pictóricas las poseían los seshu “escribas” (sesh en singular), quienes también trabajaban en los talleres de los artesanos y que recibían su educación en las Egiptología 2.0 | 17
instituciones conocidas como per ankh “casa de la vida”, que dependían de los templos. De tal manera, y a pesar de que se produjeron una gran cantidad de obras pictóricas, no se sabe prácticamente nada sobre sus creadores -a excepción de algunos casos sobresalientes como: Nebamón, Ipuky y Sennedjem (ver figuras 1 y 11), entre otros-. Sin embargo, las evidencias arqueológicas y documentales señalan que los artistas gozaron de gran estima y prestigio (cfr.: Valbelle, 1991: 67-77), como se puede constatar en el emplazamiento de set ma’at “el lugar de la verdad”, conocido en la actualidad como: Deir el-Medina, localidad en la que vivieron los artesanos que construyeron y decoraron las tumbas del ta sekhet ma’at “el gran campo de la verdad” que ahora se conoce como: Wadi al-Muluk o Valle de los Reyes, durante las dinastías XVIII a XX del Reino Nuevo (15391077 a.C.).
Artesanos trabajando. Pintura del muro sureste de la cámara transversal de la tumba de Nebamón e Ipuky (TT181). Necrópolis de el-Khokha, Imperio Nuevo, dinastía XVIII, 1390-1349 a.C. Facsímile en tempera sobre papel de Norman de Garis Davies, 1865-1941. (Imagen: Metropolitan Museum of Art, N. Inv. 30.4.103, New York).
Aunque la paleta del Egipto faraónico fue limitada, ésta era rica en vivacidad. Existieron dos elementos fundamentales que condicionaron el uso del color para los artesanos egipcios: los materiales disponibles -y los recursos tecnológicos para obtenerlos- y su entorno; éste último debe considerarse también como un referente simbólico, el cual modeló la mentalidad egipcia y su relación con la gama cromática utilizada en el arte. Cabe señalar que los colores, en realidad, no son naturales; es decir, la selección y exclusión de ciertos tonos corresponde a procesos cognitivos que se relacionan de manera dialéctica entre lo abstracto y lo concreto; y que al final condicionan el comportamiento ante un fenómeno, como es el caso de la percepción y uso del color (cfr.: Davies, 2001: I-II, Schenkel, 2007: 212-216, Gestoso, 2010: 1-10 y DeDeo, 2013: 3-11). Sobre este tema Francesco Tiradritti opina:
De acuerdo a las teorías más difundidas, la nomenclatura egipcia para los colores consta de cuatro términos básicos, que comúnmente se han hecho corresponder con un igual número de colores: hedj para blanco, kem para negro, desher para rojo y uadj para verde. Esta división, sin embargo no es sostenible. Las palabras no pueden relacionarse sin ambigüedades a un color en particular, sino que cubren conceptos más complejos, siendo cada una de ellas una descripción de un aspecto definido del paisaje del valle del Nilo… Para una mejor comprensión del universo cromático egipcio, uno debe conside18 | Egiptología 2.0
rar un quinto término que corresponde a la negación de hedj [palabra que también designaba a la luz del Sol: kek, que significa oscuridad… aunque hedj y kek pueden ser transpuestos en el arte a través de tonos de color real, ambos deben ser considerados no-colores, derivados de la desintegración de los colores tanto por un exceso de luz o su total ausencia. La importancia que los egipcios le atribuyeron a la luz puede apreciarse en la compleja nomenclatura, desarrollada sobre todo en contextos religiosos, para la definición del Sol, el cual era considerado el origen de todo lo creado, el dador de vida, y la fuente de la percepción de los colores. (Tiradritti, 2008: 24-25). El avezado lector podrá notar que la discusión -en la palestra académica- sobre la percepción y nomenclatura de los colores egipcios es más de orden semiótico y lingüístico. La persona interesada en conocer más sobre estos aspectos puede consultar los trabajos que se mencionan en la bibliografía de este escrito. Para los fines de este artículo baste decir que el término que los habitantes del antiguo país del Nilo utilizaron para referirse al “color” era: iun, pero esta palabra también significaba: “apariencia externa, complexión, naturaleza o disposición”. Por otra parte, los materiales de la pintura pueden dividirse en tres constituyentes básicos: pigmento, aglutinante y diluyente. Este último era el agua -cuya fuente principal era el río Nilo- que se utilizaba para hacer que la pintura fluyese. En el caso del agluti-
nante, medio necesario para que la pintura pueda adherirse al soporte elegido, los antiguos egipcios utilizaron principalmente un polisacárido de origen vegetal conocido como: “goma arábiga”, resina que exuda la acacia del Nilo (Acacia nilotica) tras realizar cortes en su tronco y ramas. También se utilizaron adhesivos proteínicos como la “cola animal” elaborada a partir de tejidos conectivos de mamíferos, como cartílagos, tendones y huesos, los cuales eran cocidos durante largo tiempo para conseguir el colágeno a través de un proceso de hidrólisis. En el caso de los pigmentos, la mayoría eran de origen mineral y éstos se encontraban -por lo general- en las inmediaciones del valle del Nilo y zonas aledañas (cfr.: Lee & Quirke, 2000: 104-120). A continuación, enlisto los colores más utilizados en la paleta egipcia y los materiales de los cuales se obtenían: Blanco Por mucho tiempo se consideró que los antiguos egipcios sólo utilizaron dos minerales para obtener este color: carbonato de calcio y sulfato de calcio (yeso); pero análisis más recientes, como el efectuado por el Max-Planck-Institut de Heidelberg (de 1980 a 1991) detectaron la presencia -sobretodo en obras de las dinastías XVIII a XX- de calcita y magnesio provenientes de la huntita, mineral de color blanco que se encuentra en las orillas y lechos de lagos salobres (cfr.: Capriotti, 2008: 71-72). Estos pigmentos se mezclaban dependiendo de su disponibilidad. Como ya se mencionó, se utilizó el término hedj para referirse a este color, pero también se emplearon como sinónimos las palabras seshep, que designaba al tono de la leche y a cierta clase de cebada, y ubekhet que hacía referencia al brillo del color (cfr.: Tiradritti, 2008: 30-51). Negro Para elaborar este color casi siempre se utilizó carbón de madera y hollín. El método de obtención era simple: se raspaban los fondos de los utensilios de cocina, ladrillos y piedras de las fogatas; aunque después se refinó el método y se quemaban ciertas maderas, aceites, huesos y grasas con el fin de obtener un hollín más fino y de tonos más cálidos. También llego a utilizarse -muy raramente- polvo de pirolusita, mineral de dióxido de manganeso (cfr.: Capriotti, 2008: 72). El nombre de este color era kem; el cual se diferenciaba del término djab, que designaba al carbón y que también se utilizaba para describir el color del cabello (cfr.: Tiradritti, 2008: 31). Rojo Para obtenerlo se utilizaron principalmente tierras ricas en óxidos de hierro, que se conocen con el nombre de: “ocre rojo” y “almagre”. Se apreciaban las tierras que eran ricas en hematita, por la intensidad de sus tonos. Este color también se obtenía artificialmente a partir de la calcinación de las tierras de “ocre amarillo” ricas en limonita, mezcla de minerales de hidróxido férrico, que por la acción del calor sufrían una reacción de deshidratación y cambiaban de tono. Para obtener pigmentos de tonos anaranjados brillantes, se utilizó el rejalgar, mineral de sulfuro de arsénico; pero dada su inestabilidad y toxicidad sólo se utilizó para ciertos detalles en contextos muy específicos (cfr.: Capriotti, 2008: 74). Como ya se señaló, se utilizó el término desher para referirse a este color, aunque otras palabras también designaban a varios matices como tjer, que designaba a un tipo de “ocre rojo intenso” proveniente de la localidad de Elefantina, en el Alto Egipto, y también al tono de la sangre. En contraposición, el término tjemes se refería a un matiz más oscuro, como el de la tinta roja de los escribas y al color de los órganos internos del cuerpo. Por último, la palabra ines hacia referencia a un tono aún más oscuro y cercano al café, como la coloración de las semillas de anís (Pimpinella anisum) y una clase especifica de tela de lino (cfr.: Tiradritti, 2008: 30). Verde Los pigmentos para obtener este color provenían del cobre, el cual se extraía y sintetizaba de dos maneras diferentes. La primera fue pulverizando malaquita; mineral de dihidróxido de carbonato de cobre. Para la segunda -que se utilizó para conseguir otro tono y calidad de color- se recurrió a la fabricación de frita verde, material vítreo que se obtenía de la fusión de wollastonita, mineral de silicato de calcio, cobre, sodio y cloruro de potasio en un horno de atmósfera oxidante-reductora (cfr.: Capriotti, 2008: 76). El nombre de este color era uadj, vocablo que designó a muchos tonos de verde y azul. Azul Este color, tan emblemático del antiguo país del Nilo que incluso se conoce con el apelativo de “azul egipcio”, se obtenía, al igual que el verde, de dos maneras. La primera fue pulverizando azurita, mineral de carbonato de Egiptología 2.0 | 19
cobre que se encuentra asociado a la malaquita. Pero, dado a la escasez de la azurita, se creó un verdadero pigmento sintético en forma de frita azul, material vítreo que se obtenía de la conjunción de arenas ricas en óxido de silicio, malaquita, oxido de calcio y un elemento alcalino para bajar el punto de fusión (a 850º Celsius) de la mezcla, como carbonato de potasio o carbonato de sodio, que se obtenía del natrón (cfr.: Capriotti, 2008: 74-76). El proceso de manufactura de esta frita estaba íntimamente relacionado con la producción de la fayenza egipcia y del vidrio. El término que se utilizaba para este color era sebedj, pero existían otras palabras que designaban otros matices como kheseb, que se refería específicamente al lapislázuli y a sus cualidades. Por otra parte, la palabra irtyu hacía alusión a un matiz entre el azur y el azul celeste, y se utilizaba para describir los tonos índigo del pigmento vegetal que se extraía del glasto (Isatis tinctoria), de la fayenza egipcia y los tonos violáceos de la amatista. Por último, el término tjeferer se utilizaba para designar el azul del cielo y el plumaje de ciertas aves (cfr.: Tiradritti, 2008: 31). Amarillo Este color se obtuvo a partir de tierras de “ocre amarillo” ricas en óxidos de hierro, tanto de la limonita, con minerales de hidróxido de hierro, con coloraciones amarillas y cafés, y la goethita, mineral de óxihidróxido de hierro. Las distintas tonalidades dependían de la presencia y concentración de arcillas y sílices en las tierras. También se utilizó, a partir de la dinastía XVIII, el oropimente, mineral de trisulfuro de arsénico. Este pigmento era muy apreciado por su tono amarillo profundo que se asemejaban al oro, pero al ser escaso y tóxico se utilizó selectivamente. Otro elemento que se utilizó fue la jarosita, mineral de sulfato de potasio e hidratos de hierro, que no había sido identificado sino hasta hace poco en los muros del templo de Karnak (cfr.: Capriotti, 2008: 74). El nombre de este color era qenet, aunque también se utilizó el término menshet, el cual más bien se refería a las tierras de “ocre” sin que se tenga muy claro si designaba a los tonos rojos o amarillos. Por otra parte la palabra qenit se utilizó para las tonalidades oscuras y es el nombre egipcio para el oropimente. El último material que los antiguos egipcios utilizaron, cuando los trabajos pictóricos se concluían, fue el barniz; el cual sellaba y protegía las obras. Éste se obtenía de las resinas de las coníferas -las cuales eran importadas del Levante mediterráneo- como el cedro (Cedrus libani) o la almáciga extraída del lentisco (Pistacia lentiscus). Recientes análisis micro-químicos muestran la presencia de ovoalbúmina en la superficie de algunas pinturas murales, lo que evidencia que también se utilizó la clara de huevo como barniz (cfr.: Capriotti, 2008: 78-82). Cabe se20 | Egiptología 2.0
ñalar que se emplearon huevos de diferentes aves y probablemente los más comunes eran los de la oca del Nilo (Alopochen aegyptiacus) ya que los huevos de gallina (Gallus gallus domesticus) no se conocieron en Egipto sino hasta su período romano. Las técnicas pictóricas En este punto, el lector seguramente ha inferido la gran cantidad de trabajo que se requería para la obtención y preparación de los materiales necesarios para realizar una pintura mural. Sin embargo, este esfuerzo sólo era parte de proyectos arquitectónicos más amplios, los cuales necesitaban ser coordinado de manera continua. Al respecto, Barry J. Kemp comenta:
Todos los implicados, bien los funcionarios y los arquitectos responsables, o el ejército de trabajadores y artesanos, eran empleados de manera directa y se calculaba y seguía atentamente su trabajo y su remuneración. Una tarea habitual era la de contar la cantidad exacta de materiales que había que transportar y usar… Un escriba concienzudo tomaría las medidas (o escribiría mientras otro se las iba diciendo de viva voz), con el sistema de anotación totalmente estandarizado de las medidas de longitud egipcias: codos (523 mm), palmos, dedos y las fracciones, así como las mitades, tercios y cuartos de un codo. Luego, calcularía el volumen del material. (Kemp, 1996: 163). De tal manera, se trataba de no dejar nada al azar, lo que implicaba una cuidadosa planificación y ejecución de los trabajos por parte de artesanos especializados. La pintura mural se aplicó en diferentes contextos pero, en términos generales, se puede considerar que siempre se pintó sobre una base de carbonatos de calcio; ya fuera directamente sobre superficies de piedra caliza tallada o sobre muros estucados. Es posible identificar varios procesos de manufactura los cuales enumero y explico, brevemente, a continuación: Preparación del soporte En primera instancia, era necesario escoger el banco de material o, en el caso de tratarse de un hipogeo, el sitio para excavarlo. Los arquitectos y canteros siempre buscaron explotar los estratos de roca calcárea más compactos, ya que ésta resultaba idónea para ser cortada, tallada y pulida. Sin embargo, era muy común que existieran variaciones de las condiciones geológicas del subsuelo y que se encontrasen vetas y nódulos de sílice u otros minerales, fracturas o exfoliaciones en la piedra. Los muros se nivelaban a plomada y se retiraban los mencionados elementos de su superficie lo que, evidentemente,
causaba imperfecciones y oquedades las cuales eran cubiertas con varias capas de arricio (guarnecido) elaborado con un mortero de sulfato de calcio al que también se le agregaba barro arcilloso y paja, con el fin de incrementar su adherencia. Tras este proceso se cubría toda la superficie del muro con un intonaco (enlucido) de yeso, con el fin de crear una superficie plana y tersa.
Tallado, guarnecido y enlucido del muro (Ilustraciones: Christopher A. Klein. Reprografía de: National Geographic (en español) Vol. 3, Nº.3, Septiembre 1998: 20).
Reticulado y delineado Tras dejar que el intonaco secase apropiadamente, se procedía a trasladar el programa iconográfico; el cual ya había sido registrado en papiros u ostraca por los escribas encargados de esta tarea. Lo más probable es que los mencionados contasen con líneas guía sobre las composiciones y textos, las cuales servían para facilitar su reproducción a mayor escala. El primer paso necesario para lograr esta tarea consistía en trazar una retícula sobre el enlucido, lo cual se conseguía tendiendo una cuerda delgada, empapada en pintura (usualmente roja), paralelamente al muro para después tensarla y presionarla en la superficie con el fin de que dejase marcada una línea. Esta operación se repetía, tanto de manera horizontal como vertical, las veces que fuera necesario. Una vez lista la retícula se delineaban las figuras y los textos -basándose en el referido programa iconográficoutilizando nuevamente el color rojo. Al parecer esta tarea era llevada a cabo por los aprendices ya que después se corregían, en color negro, las proporciones y atributos de los personajes y objetos representados, así como las inscripciones; lo que hace pensar que los maestros artesanos o los mismos escribas que habían diseñado las composiciones eran los encargados de este proceso.
Delineado en rojo y negro (Ilustraciones: Christopher A. Klein. Reprografía de: National Geographic (en español) Vol. 3, Nº.3, Septiembre 1998: 20). Egiptología 2.0 | 21
Relieve y pintado Después de revisar y corregir los errores del delineado, los artesanos aplicaban una capa muy diluida de pigmento oscuro (generalmente “ocre amarillo”) mezclado con limo sobre el muro, con el fin de acentuar los detalles. Esta técnica se utilizó para facilitar el siguiente proceso de manufactura, el cual consistía en esculpir en bajorrelieve cada figura y jeroglífico. Al momento que los escultores tallaban el muro, el contraste de color entre la superficie con la veladura oscura y el blanco del intonaco, que yacía debajo, servía para guiar el trabajo con una mayor precisión. Una vez terminado este trabajo los pintores ponían manos a la obra y se encargaban de aplicar color al muro. Para este fin utilizaron pinceles y brochas que se elaboraban con las fibras del junco (Juncus maritimus), el esparto (Stipa tenacissima) y las nervaduras de las hojas de la palmera dum (Hyphaene thebaica). Los colores se aplicaban sin graduaciones tonales y tampoco se emplearon efectos como el sfumato (esfumado) o el cangiante (cambio de tono) aunque si se llegó a utilizar, en raras ocasiones, la técnica de la velatura (veladura) sobre todo para sugerir la transparencia de las indumentarias de lino.
Tallado del bajorrelieve y aplicación de color (Ilustraciones: Christopher A. Klein. Reprografía de: National Geographic (en español) Vol. 3, Nº.3, Septiembre 1998: 21).
Barnizado Como ya se mencionó, cuando los trabajos pictóricos concluían se sellaban y protegían las obras con la aplicación de una o varias capas de barniz. Cabe señalar que este tipo de acabado no es tan común y se encuentra más bien atestiguado entre finales de la dinastía XVIII hasta la XXVI. Existieron dos maneras de aplicar el barniz: cobertura total y cobertura selectiva. El primer método, como su nombre lo indica, consistía en barnizar toda la superficie del muro que había sido pintado con el fin de proteger la composición. El segundo método se empleó para saturar áreas individuales de color, especialmente las amarillas y rojas, con el objetivo de acentuar sus tonalidades; aunque con el tiempo el barniz imprimió ciertas som22 | Egiptología 2.0
bras color ámbar, rojizas e incluso negras por un proceso de oxidación. Las técnicas anteriormente descritas han podido ser inferidas y estudiadas a detalle gracias al gran número de pinturas murales inacabadas que se conservaron intactas por milenios y que se encuentran, inclusive, junto a los ejemplos mejor terminados, como es el caso de la tumba del faraón Horemheb (KV57) en el Valle de los Reyes. Las mencionadas constituyen verdaderos tesoros para la investigación, ya que revelan los diferentes estadios del proceso de manufactura y, para el ojo atento y sensible, a diferentes autores quienes, con mayor o menor virtuosismo, plasmaron las escenas y textos que los antiguos pobladores del país del Nilo consideraron vitales para poder vivir entre los dioses por la eternidad.
Detalle de mural inacabado que representa la cuarta hora del libro de las puertas. Pintura del muro oeste (registro medio) del salón de columnas de la cámara funeraria de la tumba de Horemheb (KV57). Imperio Nuevo, dinastía XVIII, reinado de Horemheb 1319-1292 a.C. (Imagen: Jean-Pierre Dalbéra, 2002).
Detalle de la reticula del mural inacabado que representa la cuarta hora del libro de las puertas. Pintura del muro oeste (registro medio) del salón de columnas de la cámara funeraria de la tumba de Horemheb (KV57). Imperio Nuevo, dinastía XVIII, reinado de Horemheb 1319-1292 a.C. (Imagen: Jean-Pierre Dalbéra, 2002). Egiptología 2.0 | 23
Detalle de jeroglíficos del mural inacabado que representa la cuarta hora del libro de las puertas. Pintura del muro oeste (registro medio) del salón de columnas de la cámara funeraria de la tumba de Horemheb (KV57). Imperio Nuevo, dinastía XVIII, reinado de Horemheb 1319-1292 a.C. (Imagen: Jean-Pierre Dalbéra, 2002).
Comentarios finales Gracias al clima seco y más o menos estable de Egipto pudieron conservarse numerosos ejemplares de pintura mural. Sin embargo, es innegable que éstos tan sólo son una muestra ínfima del universo pictórico que los antiguos artistas crearon, ya que prácticamente todas las superficies arquitectónicas y escultóricas se encontraban cubiertas de policromía. La técnica pictórica que se utilizó para plasmar estas composiciones fue el fresco-secco (también llamado a secco o fresco finto) la cual, a diferencia del fresco (denominado también buon-fresco o affresco), no se integra al enlucido, lo cual tiene ventajas a la hora de la ejecución ya que pueden corregirse los errores; pero como los pigmentos no se vuelven parte indisoluble del muro las pinturas son mucho más delicadas de lo que aparentan ya que el aglutinante puede disolverse si existen cambios abruptos de temperatura y humedad. En lo refrente a la pintura en si, ésta es una a tempera (al temple o témpera) en el sentido 24 | Egiptología 2.0
que su aglutinante es una materia orgánica. La técnica pictórica y los materiales casi no variaron a lo largo de milenios y fue hasta el período romano que se introdujo la pintura al encausto (encáustica) que utiliza cera de abeja como aglutinante (cfr.: Lucas, 1999: 358-364). Para los antiguos artistas egipcios la ejecución de estas obras significó un honroso medio de subsistencia, ya que su trabajo era bien remunerado, tanto por el Estado como por los “particulares” (sobre todo integrantes de la nobleza) que podían costearlo. Como ya se señaló, el objetivo ulterior de estos murales era representar a las deidades, personas y objetos siguiendo los cánones establecidos por la ortodoxia religiosa. En este sentido, no existió lugar para el cambio o la improvisación. Sin embargo, los imperturbables trazos y colores en los muros muestran, si se sabe observar, la vivaz expresión del maestro que conoce los secretos de su oficio y que, sin abandonar la convención, supo imprimir parte de su anima
la cual aún se manifiesta, a través de sus obras, a pesar de los milenos transcurridos. A este respecto, y como epílogo de este escrito, valga una reflexión de Giorgio Capriotti:
…debemos suspender los criterios estéticos y la sensibilidad moderna y asumir un estado mental que favorezca la “función” sobre la “expresión”, reconociendo el destino que las pinturas de una tumba tenían, donde los textos y las imágenes cumplían un papel similar al del ajuar funerario, en la preparación del ritual. Debido a nuestro voraz acercamiento como consumidores de imágenes, es difícil de entender la paradoja de un tipo de pintura que, mientras aspira a la perfección del protocolo litúrgico, es ejecutada para ser exhibida solamente en la ocasión del enterramiento para luego ser ocultada para siempre. Es simultáneamente, efímera y eterna… la fascinación de esta cultura pictórica, puede ser delicadamente interpretada en términos de su naturaleza ambigua. En este sentido, es capaz de absorber una polaridad dual -abstracta y concreta, precisa y discordante, controlada y precipitada- voluntariamente devota al orden, pero también contaminada por el desorden de su práctica. (Capriotti, 2008: 84).
Sennedjem e Iyneferti se presentan ante los dioses del cielo. Pintura del lado norte (panel 6) del techo abovedado de la cámara C de la tumba de Sennedjem (TT1). Imperio Nuevo, dinastía XIX, 1285-1275 a.C. (Imagen: Kairoinfo4u, 2014). Bibliografía
Sobre el autor
CAPRIOTTI, GIORGIO (2008). “The Technique of Egyptian Wall Painting” en: Egyptian Wall Painting. New York. Abbeville Press Publishers. pp. 62-84.
Gerardo P. Taber realizó sus estudios de arqueología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México y se ha especializado en el estudio de las culturas del medio oriente y el Mediterráneo antiguo, con especial interés en el Egipto faraónico. Ha impartido numerosas conferencias y cursos sobre el arte, la religión y la escritura del Egipto faraónico. También fue investigador de diversas exposiciones internacionales. Es autor del libro Medu Netscher, las palabras divinas que fue aceptado en los acervos de la Bibliotheca Alexandrina en Egipto en el año de 2008. Actualmente desempeña su labor como investigador del Museo Nacional de las Culturas de México, en el área de investigación y curaduría del Egipto faraónico y el Mediterráneo antiguo y se encuentra trabajando en el proyecto Kemet en Anáhuac, que busca analizar y contextualizar las obras faraónicas que se encuentran en México.
DAIES, WILLIAM VIVIAN (2001). Colour and Painting in Ancient Egypt. London. British Museum Press. DESROCHES NOBLECOURT, CHRISTIANE (1976). “La pintura egipcia” en: Historia del Arte. Tomo 1. Barcelona. Salvat Editores. pp. 105-135. KEMP, BARRY JOHN (1996). El antiguo Egipto. Anatomía de una civilización. Barcelona. Crítica & Grijalbo Mondadori. LUCAS, ALFRED THOMAS (1999). Ancient Egyptian Materials and Industries. Mineola, Nassau County, New York. TIRADRITTI, FRANCESCO (2008). Egyptian Wall Painting. New York. Abbeville Press Publishers.
https://kemetenanahuac.wordpress.com
Egiptología 2.0 | 25
Arquitectura Sandra Pajares Sotillo
El templo de Luxor, ‘‘el harén meridional’’ del dios Amón
El templo de Luxor, situado en la orilla este del río Nilo en la actual Luxor (Tebas), fue conocido por los an-
tiguos egipcios como Ipet-Reshut, “el harén meridional” del dios Amón. Su construcción fue llevada a cabo, principalmente, por los monarcas Amenhotep III (1391 - 1353 a.C) dinastía XVIII, y Ramsés II (1290 - 1224 a.C.) dinastía XIX. Esta construcción representaba el extremo sur de un conjunto ritual cuyo núcleo principal se encontraba en el conjunto monumental de Karnak, Ipet-Sut, situado al norte.
Pilono de Ramsés II (Imagen: Terry Feuerborn).
Este templo fue el centro de la celebración más importante de Tebas (Waset para los antiguos egipcios), el festival de la ‘Bella Fiesta de Opet’. Durante esta celebración las imágenes de la tríada tebana, Amón, Mut y Khonsu, eran llevadas desde el templo de Karnak, situado a unos 2 km, hasta el de Luxor, donde permanecían hasta que finalizaba el festival. Esta festividad se celebraba una vez al año, en el segundo mes de la inundación, y estaba vinculada con la crecida del Nilo. Aquí, en Ipet-Reshut, el dios Amón tomaba la forma de Amón-Min, y el templo se convertía en el lugar ideal donde realizar los ritos de culminación de la fiesta Opet, los cuales estaban dirigidos a reconciliar la faceta humana del monarca con la divinidad de su cargo (Luxor era un centro de relación mística entre el faraón y Amón, 26 | Egiptología 2.0
donde la divinidad y el monarca se fusionaban). En palabras de Amenhotep, Luxor era “su lugar de justificación, donde él rejuvenece; el palacio del que se sale con alegría en el momento de su aparición en público, cuando todos pueden ver su transformación”. Antes de la construcción que hoy conocemos se cree que existían en el lugar edificaciones del Reino Medio, así como una construcción de la reina Hatshepsut (1473 - 1458 a.C.) dinastía XVIII, de la cual, actualmente, sólo queda la capilla para las barcas de la tríada tebana. Tras esta breve introducción sobre el templo de Luxor, vamos a comenzar el recorrido por los distintos espacios que lo componen:
Planta del Templo de Luxor (Imagen: Sandra Pajares).
Pilono de Ramsés II Con 65 m de ancho y 24 de alto, en sus muros está representada la batalla de Qadesh (c. 1285 a.C.), donde se enfrentaron egipcios, al mando de Ramsés II, contra hititas. Aquí encontramos también representado el poema de Pentaur, en el cual se glorifica el valor del monarca en la contienda contra los hititas. La parte interior de los muros, que dan al patio de Ramsés II, fue decorada en la dinastía XXV por orden del rey Shabaka. Frente a este pilono se encuentra la famosa avenida de esfinges, el obelisco y los colosos de Ramsés.
En la avenida, de más de 2 km de largo y que conduce hasta el templo de Karnak, encontramos esfinges con cabeza humana (se estima que existieron unas 1.350 esfinges de un templo a otro). Esta vía, utilizada una vez al año durante la festividad de Opet, se comenzó a construir durante el Reino Nuevo, y no fue hasta el reinado de Nectanebo I, monarca de la dinastía XXX, cuando finalizó su construcción. En ella la reina Hatshepsut construyó 6 capillas para la barca. El obelisco que permanece frente al pilono también pertenece al reinado de Ramsés II. Antiguamente en el lugar se encontraban dos obeliscos, de unos 25 Egiptología 2.0 | 27
metros, a la entrada del templo. En 1836 uno de ellos fue llevado a París, y es el que se encuentra en la plaza de la Concordia. En las bases de ambos obeliscos se colocaron figuras de babuinos adorando al Sol, que hoy todavía se conservan en el que permanece en Luxor.
Colosos de Ramsés II (Imágenes: Vyacheslav Argenberg y Wikimedia Commons). 28 | Egiptología 2.0
Por último antes de entrar al recinto religioso encontramos los dos colosos sedentes de Ramsés, con su esposa Nefertari a cada lado del trono. Estos colosos, de 15,6 m de alto, están realizados con granito gris. Además de estos, existían 4 estatuas más de granito rosa, de las cuales únicamente una de ellas permanece en su lugar. Patio de Ramsés II Con unas dimensiones de 57 m de largo y 51 de ancho, el patio está compuesto por 74 columnas papiriformes con capiteles cerrados y colocadas en 2 hileras.
Patio de Ramsés II (Imagen: Wikimedia Commons).
En este patio existe una capilla tripartita, para guardar las barcas sagradas, dedicada a Amón, Mut y Khonsu. Esta capilla fue edificada en el reinado de Hatshepsut, y su decoración se realizó más tarde en época de Ramsés II. Como se ve en la imagen de la planta del templo, existe una desviación en el eje del mismo, dos teorías intentan explicar el motivo de esta modificación que sufrió el eje. Por un lado se cree que pudo ser debido al santuario de Hatshepsut. Según diversos autores es probable que en época de Ramsés se atribuyese esta obra al reinado de Tutmosis III, gran faraón guerrero de la dinastía XVIII. Esto justificaría que Ramsés II hubiera decidido respectar la capilla como homenaje a su gran antepasado (aunque como ya se ha comentado en realidad la capilla pertenece a la reina Hatshepsut). Otros autores, por el contrario, creen que la desviación del eje de Luxor se realizó con el fin de alinear las nuevas edificaciones de Ramsés con el templo de Karnak. Entre la decoración existente en el patio aparece una inscripción donde se reflejan las partes del templo construidas por Ramsés, así como la inauguración de la entrada monumental donde aparecen sus hijos y diversas ceremonias religiosas.
Tras ver todas las edificaciones realizadas durante el reinado de Ramsés II, vamos a continuar nuestro recorrido por la parte del templo que fue construida durante la época de Amenhotep III. Este espacio, de 52 m de largo por 20 de ancho, posee 14 columnas de más de 19 m de altura, con capiteles en forma de papiro y dispuestas en 2 filas. Esta columnata fue la antesala del templo de Amenhotep, una especie de avenida, esta vez techada, que daba paso al patio solar del faraón.
Columnata de Amenhotep III (Imagen: Wikimedia Commons).
Las columnas erigidas durante el reinado de Amenhotep III están rodeadas por los muros que levantó Tutankhamón. En la decoración de estos muros vemos el relato de la fiesta de Opet, donde se muestra la procesión de barcos desde Karnak a Luxor y su viaje de regreso. Más tarde los cartuchos de Tutankhamón de estos muros fueron usurpados por Horemheb (último faraón de la dinastía XVIII). Patio de Amenhotep III Con unas dimensiones de 45 m de largo y 56 de ancho, se encuentra rodeado, por 3 de sus lados, con 2 hileras de columnas con capiteles papiriformes cerrados. Este patio y la columnata anterior fueron construidos en 2 alturas diferentes. En este lugar se encontró un escondite de estatuas durante una excavación en Luxor en el año 1989. Conocido en la actualidad como el “escondite del templo de Luxor”, en el foso se encontraron estatuas que databan desde la dinastía XVIII hasta el período ptolemaico (muchas de estas piezas fueron trasladadas al Museo de Luxor). Egiptología 2.0 | 29
Columnata de Amenhotep III (Imagen: Wikimedia Commons).
Sala hipóstila Conectada con el patio, la sala hipóstila de Luxor se compone de 32 columnas, dispuestas en 4 filas, con capiteles papiriformes cerrados. Este espacio representaba la primera estancia interior del templo de Amenhotep, aunque actualmente la cubierta se ha perdido. En tiempos de Akenatón se destruyó la decoración original, que fue restaurada más tarde, durante la dinastía XIX. Vestíbulo Las dimensiones de las columnas que componen este espacio son más reducidas que todas las anteriormente mencionadas. Esto se debe a que de acuerdo al ‘esquema’ de templo clásico, las estancias interiores de los templos disminuían de tamaño según se iban acercando a la parte más sagrada del templo, el santuario. La decoración que encontramos en este espacio, superpuesta sobre los originales egipcios, representa emperadores romanos, debido a que cuando Egipto se convierte en provincia de Roma, siglo I a.C., en Luxor se establece el culto al emperador. A los lados existen 3 cámaras auxiliares dedicadas a Mut, Khonsu y Amón-Min, y desde este vestíbulo se accede a la sala de ofrendas y a la capilla construida por Alejandro Magno. En el proyecto original de Amenhotep III esta capilla era una sala cuadrada de grandes dimensiones. Sala de ofrendas Esta sala está situada en el eje central del templo y decorada con imágenes en honor a Amón y a Min. Al oeste de este espacio se encuentra la ‘cámara del nacimiento’ de Amenhotep III. Esta cámara posee 3 columnas fas30 | Egiptología 2.0
ciculadas y en ella la decoración nos muestra relieves que describen el nacimiento divino del monarca, como resultado de la unión entre Amón y la madre del faraón, Mutemuia. Las representaciones de este espacio relatan la concepción, el embarazo y el nacimiento del monarca. Tras la sala de ofrendas encontramos el santuario de la barca que Alejandro Magno mandó construir en Luxor, y donde vemos al macedonio representado con los atuendos característicos de los faraones mientras realiza ofrendas ante el dios Amón. Santuario de Amenhotep III Detrás de la capilla de la barca se encuentran las cámaras interiores del templo de Amenhotep. Alrededor de ella existen las estancias privadas que daban al templo su nombre de Opet, ‘‘el harén’’. Esta serie de estancias representaban un templo dentro de otro templo, independiente del principal. Estas cámaras se encuentran situadas alrededor del segundo vestíbulo, el cual contiene 12 pilares que se cree simbolizan las horas del día (en las paredes este y oeste se representaron las barcas diurna y nocturna de la divinidad solar).
Relieve de Alejandro Magno frente al dios Amón (Imagen: Wikimedia Commons). Egiptología 2.0 | 31
Por último se encuentra el santuario del templo, construido por Amenhotep III, y el cual está decorado con escenas del faraón junto a Horus, Atum y Amón. En el zócalo de este sacro lugar encontramos una inscripción donde se relata la construcción del templo. Estas zonas recónditas del templo de Luxor están situadas en una elevación del terreno que existía en el lugar originariamente, y que para los egipcios habría representado el ben-ben. Este cerro era considerado el lugar exacto de nacimiento del dios Amón.
En este artículo se han tratado las construcciones llevadas a cabo desde Amenhotep III hasta Ramsés II, pero el templo de Luxor siguió sufriendo modificaciones tras el reinado de este último. Aquí monarcas como Shabaka, Nectanebo I, Alejandro Magno, etc. dejaron su impronta con diversas construcciones, así se edificaron en el lugar tanto nuevas capillas, como un campamento romano, una iglesia, una mezquita…, pero estos elementos serán estudiados, quizá, en otro artículo.
Vista general del Templo de Luxor (Imagen: Wikimedia Commons). Bibliografía
Sobre el autor
ESTRADA LAZA, FERNANDO. “El templo de Luxor, joya del Nilo”. Revista Historia National Geographic. 2005, n. 11, p. 36-47.
Sandra Pajares se licenció en Arquitectura Superior mostrando especial interés por la Historia de la Arquitectura. El antiguo Egipto es su mayor pasión, lo que le ha llevado a realizar diversos cursos sobre el mundo faraónico (especialmente sobre su arte).
KEMP, B. J (2008). El Antiguo Egipto. Anatomía de una civilización. Barcelona. Crítica. MARTÍN VALENTÍN, FRANCISCO J. (1998). Amen-hotep III. El esplendor de Egipto. Madrid. Alderabán. WILKINSON, R. H. (2002). Los templos del antiguo Egipto. Barcelona. Destino.
Creadora del blog “Bajo las arenas de Kemet” donde analiza y estudia la Arquitectura del antiguo Egipto. Especializarse en esta materia y un futuro Máster en Egiptología son dos de sus grandes metas. https://bajolasarenasdekemet.wordpress.com https://www.facebook.com/Bajo-las-arenas-de-Kemet-962643477111733/timeline/ https://twitter.com/BajoArenasKemet?lang=es
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Historia Militar Heródoto de Halicarnaso
La batalla de Qadesh
La batalla de Qadesh fue una contienda bélica que enfrentó al ejército del faraón egipcio Ramsés II (1279-1213
a.C.) con el ejército del rey hitita Muwatalli II (1295-1272 a.C.) en las proximidades de la ciudad de Qadesh, a orillas del río Orontes y a la altura del lago Katina, en el año 1274 a.C.. Este enfrentamiento está contextualizado, por un lado, en la XIX dinastía del Antiguo Egipto, la primera del llamado periodo ramésida (un sub-periodo del Reino Nuevo que abarca entre el 1295 y el 1069 a.C.), y, por otro lado, en el Imperio Hitita (1370-1190 a.C.). La singularidad de este conflicto reside en varios factores: en primer lugar, es la batalla más antigua que ha quedado documentada en fuentes escritas de conocimiento histórico; en segundo lugar, es la primera de la Historia que generó un tratado de paz documentado y conservado en la actualidad; y en tercer lugar, es el último choque militar que se va a librar en su totalidad con la tecnología militar de la Edad del Bronce. La gran ciudad de Qadesh fue durante muchos siglos un punto estratégico decisivo en la política de poder del Oriente Próximo. Situada en el fértil valle del río Orontes, controlaba una de las pocas rutas que cruzaban la cordillera de la costa uniendo la Siria interior con el litoral del Mediterráneo. Incluso 2500 años después de la batalla de Qadesh, los cruzados medievales todavía reconocían la importancia estratégica de esta ciudad, llegando a construir muy cerca de allí el mayor de sus castillos, el Crac de los Caballeros.
Anillo de oro de Ramsés II, con un carro de combate detalladamente presentado (Imagen: Wikimedia Commons).
Relieve del templo de Abu Simbel donde puede apreciarse la ciudad de Qadesh (Imagen: Wikimedia Commons).
Antecedentes Los egipcios dominaron la mayoría de la franja siropalestina durante casi todo el periodo de tiempo que abarca el Reino Nuevo egipcio. Durante los dos siglos que abarca el periodo ramésida, si hay una institución que va a dominar la política interna y externa de Egipto esa es el ejército. Sin embargo, estas grandes ambiciones imperiales solo se van a dar tras haber superado la inestabilidad política que supuso el periodo de Amarna y el final de la XVIII dinastía. Incluso desde antes de esos años, el poder faraónico, antaño temido y respetado en todo Oriente Próximo, no atemorizaba a los gobernantes de Qadesh, que ya desde el reinado del faraón Tutmosis III (1479-1425 a.C.) se pasaron al bando enemigo en cuanto el ejército hitita fue a llamar a sus puertas. Tras Egiptología 2.0 | 33
fracasados intentos de Akenatón y Tutankhamón por recuperar la ciudad, los hititas pudieron consolidar sus posiciones en el norte de Siria. Por este motivo, la reputación de Egipto como gran potencia se estaba viendo seriamente comprometida, de tal modo que sus territorios extranjeros eran vulnerables a la secesión o a conquistas extranjeras, y su dominio sobre las rutas comerciales se veía amenazado.
Estatua colosal de Ramsés II en el templo de Luxor (Imagen: Egiptoantiguo.org).
Habrá que esperar hasta el reinado de Seti I (1294-1279 a.C.) para ver cómo realiza su primera campaña cuando todavía era un príncipe heredero, combatiendo en la costa fenicia para reafirmar la influencia egipcia sobre la zona y garantizar así la continuidad del acceso a los puertos del Mediterráneo. Ya durante su reinado en solitario restableció la autoridad egipcia en la Península del Sinaí, y recuperó el control de las ciudades fortificadas de Beth-Shan y Yenoam en Canaán. Entonces, Seti I se centró en la conquista de Amurru y Qadesh, ya que recuperarlas representaría un simbólico y potente golpe para las aspiraciones hititas, y ayudaría a recuperar la reputación egipcia, logrando llevarla a cabo un año después de la conquista de las ciudades cananeas. Sin embargo, el júbilo egipcio no perduró mucho tiempo, puesto que en cuanto se retiraron las tropas del faraón Qadesh volvió a ser del bando hitita. En cuanto a su hijo, heredero y protagonista de la batalla, Ramsés II, cabe destacar que ya desde su periodo de corregencia con su padre participó en una campaña militar destinada a sofocar una pequeña rebelión en Nubia. Años más tarde, en su cuarto año de reinado (1276/1275 a.C.), Ramsés II organizó su primera gran campaña en Siria, desembocando en una nueva conquista egipcia de Amurru que tampoco duró mucho, debido a que el rey hitita Muwatalli II decidió reconquistarla e impedir nuevas pérdidas territoriales ante Egipto. El resultado final fue el esperado: al año siguiente Ramsés se adentra más en el territorio para enfrentarse directamente a su rival, chocando finalmente en las inmediaciones de la ciudad de Qadesh. 34 | Egiptología 2.0
Mapa del imperio hitita entre el reinado de Shuppiluliuma y Murshili II (Imagen: Ian Shaw, 2014).
Los hititas van a vivir su época de mayor esplendor imperial a partir del reinado de Shuppiluliuma (13441322 a.C.). Tras solucionar los problemas internos del imperio y conquistar buena parte de la península de Anatolia (anexionando regiones como Kizzuwatna), Shuppiluliuma estaba libre para iniciar la política expansionista que deseaba emprender: dejando más olvidado el oeste peninsular (Arzawa), el rey hitita centró sus esfuerzos en Mitanni y el sur de Siria. Después de lograr varias victorias en Mitanni, incluyendo la marcha sobre su capital, Washshukkani, el ejército hitita fue derrotando uno tras otro a sus ad-
versarios en Siria, para luego remontar el cursodel río Orontes y conquistar Qatna y Qadesh. Allí, Shuppiluliuma permaneció seis años en Siria para completar la conquista, teniendo que afrontar tres problemas: el primero era lograr que los antiguos Estados vasallos de Egipto comprendieran que no iban a ser autónomos, sino que iban a ser vasallos hititas en toda regla; el segundo problema era puramente militar, ya que había afianzar las ciudades conquistadas al mismo tiempo que se rechazaba los contraataques mitannios; y el tercero era repeler los infructuosos ataques del Egipto de finales de la XVIII dinastía.
Mapa que muestra las distintas extensiones del reino de Mitanni a lo largo de su Historia (Imagen: Ian Shaw, 2014).
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Poco después de completar sus conquistas y darles un ordenamiento político y jurídico, asegurándose la lealtad de los territorios conquistados, Shuppiluliuma murió. Dejó un imperio mucho más grande que el que se había encontrado, pero con las energías y los recursos bastante agotados por los treinta años de guerras incesantes. Su hijo menor y sucesor, Murshili II (1321-1295 a.C.), quiere continuar con la política expansionista de su predecesor, por lo que se lanza de lleno a distintas campañas militares, al mismo tiempo que su imperio se ve disminuido por las sublevaciones internas de los territorios conquistados por su padre (incluyendo una rebelión siria encabezada por Qadesh y Nukhashe) y los efectos mortales de una peste que asola la península de Anatolia. Muwatalli II (1295-1272 a.C.), hijo de Murshili II, va a tener que hacer frente, no solo a los conflictos que amenazan el norte de la península de Anatolia, sino a las nuevas pretensiones expansionistas de Asiria y el Egipto ramésida. Tras el intento frustrado de Seti I, el de Ramsés II tiene una base más sólida, pues cuenta con el apoyo de Amurru y su rey, Benteshina, el cual, tras traicionar a los hititas, provoca la reacción de Muwatalli y la batalla entre los dos imperios. Transcurso de la batalla
Reconstrucción de cómo habría sido Hattusas, capital de los hititas (Imagen: Historiae2014).
Los dos contendientes en esta batalla van a ser el ejército del faraón Ramsés II, formado por cerca de dos mil carros de combate y cerca de 16000 soldados de infantería, y el ejército del rey hitita Muwatalli II, formado por cerca de 3500 carros de guerra y cerca de 20000 soldados de infantería. La ruta que siguieron las tropas egipcias para ir al encuentro no la conocemos exactamente, pero hay un par de aspectos certeros. Lo más probable es que se desplazaran a través de la costa cananea hasta las inmediaciones de la ciudad de Biblos, donde se dividieron en forma de tenaza, de tal modo que el grueso de las fuerzas cruzó el Valle de la Beqaa, avanzando hacia Qadesh, mientras que otras unidades de combate recorrieron el litoral hasta llegar a la desembocadura del Eleu-
teros, río que ofrecía un excelente paso hacia el noroeste de la ciudad enemiga. De este modo, las cuatro divisiones en las que se organizaba el ejército del faraón (nombradas en base a dioses egipcios, Amón, Ra, Ptah y Seth) marchaban a través de pasos interiores, separadas entre ellas por unos 10.5 kilómetros de distancia.
Relieve de Ramsés II en la batalla de Qadesh, templo de Abu Simbel (Imagen: Araceli Rego). 36 | Egiptología 2.0
El primer paso lo dio la división de Amón, la cual, comandada por el propio faraón, cruzó el río Orontes y avanzó hacia Qadesh. Durante el trayecto, fueron apresados dos shasu (nombre por el que los egipcios conocían a los beduinos) que informaron sobre la presencia de numerosas tropas hititas en Aleppo, ciudad que se hallaba muy lejos de la actual ubicación egipcia. Al atardecer de aquel mismo día, el primer cuerpo expedicionario egipcio acampó al noroeste de Qadesh, momento en el cual capturaron a dos espías hititas que relevaron el engaño de los shasu tras un brutal interrogatorio: un gran ejército, al mando del propio rey Muwatalli II y formado por numerosos vasallos de los hititas, estaba acantonado al este de Qadesh. Como consecuencia, Ramsés II ordenó el inmediato envío de mensajeros a las restantes unidas para que aceleran la marcha. Los oficiales de la división de Ra, que se encontraban a unos veinte kilómetros de Qadesh, recibieron la noticia durante la noche y ordenaron la rápida movilización de sus tropas, al tiempo que mandaban despachos a las dos divisiones situadas al sur. Cuando al amanecer del día siguiente la división de Ra estaba cerca del punto de encuentro con la de Amón, sucedió un gran desastre para las tropas egipcias: unos 2500 carros atacaron por sorpresa su flanco derecho, causando más que probablemente numerosas bajas en el bando egipcio. A diferencia de los carros egipcios, que básicamente no eran más que unas plataformas de disparo móviles, los carros hititas eran unas auténticas y robustas máquina de guerra. Cada uno de ellos transportaba a tres personas, un conductor y dos soldados, armadas con afiladas lanzas diseñadas para el combate a corta distancia. Ante esto, incapaces de formar, los supervivientes habrían salido huyendo hacia el campamento del faraón. Además, los integrantes de la división de Amón, al ver lo sucedido a sus compañeros también huyeron precipitadamente hacia el norte. Afortunadamente para los egipcios, los hititas se contentaron en ese momento con saquear el campamento, perdiendo así la oportunidad de sentenciar una batalla que podrían haber ganado antes casi de que comenzara. Este error estratégico de los hititas fue aprovechado por Ramsés II, que reorganizó sus tropas y sumó a las recién llegadas unidades procedentes del litoral. A continuación, lanzó un contraataque que arremetió contra los carros hititas que continuaban saqueando en el campamento, obligándoles a un repliegue hacia el sur de Qadesh, donde estaba su retaguardia con los otros 1500 carros de combate. Tras horas de combate y ante la llegada de la división de Ptah, los hititas se retiraron, cruzando el río Orontes y dejando numerosos cadáve-
Reconstrucción de un posible carro de combate hitita (Imagen: Miniaturasjm).
res, entre los que se encontraban, como mínimo, 17 oficiales hititas importantes. Asimismo, los egipcios hicieron numerosos prisioneros, tal y como se muestra en representaciones de la batalla como el relieve del muro exterior norte del templo de Ramsés II en Abydos. Al amanecer, tras una noche de tregua que sirvió para atender a los heridos y reparar los carros averiados, los dos ejércitos volvieron a enfrentarse en la llanura frente a Qadesh, pero esta vez con ambos bandos muy debilitados. Los egipcios sufrieron grandes pérdidas, ya que no pudieron hacer frente a la potencia de una infantería hitita que no había participado en el ataque del día anterior, por lo que se conservaba íntegra. Por su parte, los hititas habían perdido buena parte de sus carros en el contraataque egipcio del faraón, por lo que no fueron capaces de obtener una victoria definitiva. Finalmente, tras varias horas de combate, y que sepamos solo de fuentes egipcias, ambos soberanos imperiales se retiraron con lo que quedaba de sus ejércitos sin que hubiera una victoria para ninguno de los dos y acordaron un armisticio que daba por concluido el conflicto. Egiptología 2.0 | 37
Consecuencias de la batalla A su vuelta a Egipto tras dos meses fuera y un ejército muy mermado, Ramsés II procedió a darle la vuelta al episodio de Qadesh en beneficio propio. En una campaña propagandística minuciosamente preparada, el faraón difundió por todo Egipto su versión de la gloriosa victoria en la batalla. Los mejores escritores del país compusieron una detallada descripción en prosa de la batalla junto con un poema épico, ambos destinados a celebrar la gran victoria del rey sobre los hititas. Diversos textos y representaciones fueron plasmados en los muros de los templos de Abydos, Karnak, Luxor, Abu Simbel y el Ramesseum. Sin embargo, lo cierto es que Egipto no consiguió ninguno de los objetivos que buscaba con este conflicto bélico: Qadesh no fue conquistada, Amurru volvería a la órbita hitita tras sustituir a su dirigente pro egipcio por uno pro hitita, y unidades hititas atacaron puntos estratégicos de la provincia de Upe, devastando los centros comerciales de Kumidi y Damasco. Y todo esto sumado a las muy numerosas bajas que el ejército había sufrido en la batalla en sí.
Movimientos de las tropas durante parte de la batalla de Qadesh (Imagen: Egiptomanía).
Para los hititas no irían mucho mejor las cosas. Apenas un año después de la batalla con los egipcios, aprovechando la debilidad temporal del ejército hitita, un ejército asirio atacó lo que quedaba del antaño poderoso Mitanni, convirtiéndolo en uno de sus Es-
Vista aérea de los restos del Ramesseum (Imagen: Wikimedia Commons). 38 | Egiptología 2.0
tados vasallos. Ramsés II, ante esta señal de advertencia, no se quedó impasible, e inició una serie de campañas en Próximo Oriente para afianzar el control egipcio sobre sus dominios imperiales. Movido por el triunfo de estas pequeñas conquistas, una tras otra, varias ciudades-Estado fueron cayendo ante el ejército del faraón, llegando a conquistar los territorios hititas en la zona media del valle del Orontes. Esto sin duda habría provocado otra guerra con los hititas de no ser porque éstos tenían que atender a sus propios problemas internos: la repentina muerte del rey Muwatalli II sumió al imperio hitita en una crisis sucesoria, ya que Khattushili, su hermano, había usurpado el trono que pertenecía a su legítimo heredero, el hijo de Muwatalli, Urkhi-Teshub. Tras una encarnizada lucha intestina prevaleció el ahora rey Khattushili III, por lo que Urkhi-Teshub se refugió en la corte de Ramsés II. Cuando los asirios invadieron Mittani de nuevo y la arrasaron por completo, los hititas se encontraron en una situación de extremo riesgo, ya que solo el río Éufrates los separaba de las ansias expansionistas de Asiria. Ahora, había que anteponer la seguridad del imperio al orgullo del mismo, así que se buscó una alianza con Egipto para hacer frente. Tras un año de tensas negociaciones cargado de numerosas idas y vueltas diplomáticas, se negociaron los detalles de un tratado. Así, en 1259 a.C., quince años después de la batalla de Qadesh, una gran delegación partió a Pi-Ramsés desde Hattusa. Una vez en la corte de Ramsés II, el principal representante hitita le obsequió con una gran tablilla der plata, grabada con textos en escritura cuneiforme. Era un regalo del propio rey Khattushili III, una copia del exhaustivo tratado que desde aquel momento uniría a los egipcios y los hititas en un acuerdo de apoyo y amistad mutuos. Fragmento de una correspondencia entre el faraón Ramsés II y Khattushili III para negociar el matrimonio de una princesa hitita (Imagen: Uned).
Para no ser menos, Ramsés II había hecho grabar la versión egipcia del tratado en las murallas de Ipetsut. Este documento, tras declarar el cese oficial de las hostilidades entre ambos
Fragmentos conservados de copias del Tratado de paz entre hititas y egipcios (Imagen: Egyptos). Egiptología 2.0 | 39
reinos, celebraba el establecimiento de relaciones amistosas. Las características de este tratado abarcaban desde un pacto de no agresión hasta una alianza defensiva, pasando por un acuerdo de extradición, una amnistía para los refugiados, y una cláusula para salvaguardar la sucesión real en ambos imperios. De este modo, quedaba satisfecho el honor tanto de los hititas como el de los egipcios, y los dos bandos podían cantar victoria. Para consolidar definitivamente las relaciones bilaterales, al tratado le sigue un tiempo después el matrimonio de Ramsés II con una princesa hitita, hija de Khattushili III. Por un lado, la ceremonia da pie a que el faraón haga un alarde del poder de Egipto y su soberano, y por otro lado, asegura a los hititas y egipcios la pacificación del frente sirio, así como el establecimiento de unas relaciones diplomáticas y comerciales normalizadas que no se veían desde los tiempos previos al periodo de Amarna.
Detalle del relieve de Ramsés II en la batalla de Qadesh, templo de Abu Simbel (Imagen: Araceli Rego).
Bibliografía
Sobre el autor
SHAW, IAN (2014). Historia del Antiguo Egipto. La esfera de Libros. Madrid.
Herodoto de Halicarnaso nació en Tenerife en 1990, mostrando desde pequeño su afición por el conocimiento de lo sucedido en el pasado. Se licenció en Historia por la Universidad de La Laguna en 2013, mostrando interés sobre todo por la historia antigua de Egipto y Próximo Oriente, la Historia del Siglo XX, la creación de la imagen real en la edad moderna, y la Historia militar antigua y contemporánea. Desde febrero de 2014 lleva el blog “Historiae”, en el que trata de enseñar la Historia de la Humanidad, independientemente del nivel de conocimientos del lector, y de una forma en la que se trata de combinar el rigor, la profesionalidad y la veracidad, con la sencillez, la amenidad y la visualidad. Además, es redactor habitual en la sección de Historia de la web “Que Aprendemos Hoy”.
LARA, FEDERICO (1998). Diccionario biográfico del mundo antiguo. Egipto y Próximo Oriente. Aldebará. Madrid. WILKINSON, TOBY (2011). Auge y caída del Antiguo Egipto. Debate. Barcelona. MARTÍNEZ, JAVIER (2007). Faraones guerreros. Historia militar de Egipto desde la dinastía I hasta la XXVI. Impresiones Sant Feliu de Guixols. Gerona. LIVERANI, MARIO (2012). El antiguo Oriente. Historia, sociedad y economía. Crítica. Barcelona. DE SOUZA, PHILIP (2008). La guerra en el mundo antiguo. Akal. Madrid.
https://historiae2014.wordpress.com https://www.youtube.com/channel/UCR-OTmE9GhQ-4lNeFVhb0Kg https://www.facebook.com/groups/394312347417735 https://twitter.com/HistoriaeBlog
40 | Egiptología 2.0
Amuletos Lucia Inés Merino
E
El ojo de Horus
’’ l Ojo de Horus es tu protección, Osiris, Señor de los Occidentales, constituye una salvaguarda para ti: rechaza a todos tus enemigos, todos tus enemigos son apartados de ti’’. Libro de los Muertos, capítulo 112. Ojo de Horus, Templo de Hathor en Dendera (Imagen: Ankh Ancient Archaeology).
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Historia y simbología en el antiguo Egipto Comenzaremos este artículo haciendo referencia a un relato narrado en el templo de Horus (Edfú), perteneciente al período ptolemaico. Este templo, ubicado en Asuán, a 110 km. al sur de Luxor, constituye una invalorable fuente de conocimientos acerca del Egipto faraónico gracias a los textos labrados en hieroglifos en sus muros, techos y columnas, los que se han conservado de manera extraordinaria a través de los siglos.
Los muros del templo de Edfú nos cuentan que batalló con la colaboración de Ra y su ejército de guerreros contra su tío Seth para vengar la muerte de Osiris y recuperar el trono que legítimamente le correspondía. En una de las batallas su ojo izquierdo fue destrozado en seis partes por Seth, pero el dios Thot lo recompuso dotándolo además de propiedades mágicas (Udyat), las que le permitieron a Horus devolverle la vida a su padre.
‘‘Yo soy purificado con la purificación que Horus empleó para su Ojo; soy Thot que te protege, no soy Seth que se lo llevó; ¡Alegraos, dioses! ¡Estad contentas, Enéadas! Oh, Horus, reúnete conmigo, porque llevo la Corona Blanca, el Ojo de Horus con el que uno es fuerte. Estad contentos, dioses, por mí, cuando ya ascienda; mi cara es la de un chacal, mis brazos son los de un halcón, las plumas de mis alas son las de Thot, y Geb hace que yo suba volando hacia el cielo para que pueda llevarle el Ojo de Horus.
Templo de Edfu (Imagen: Wikimedia Commons).
Horus es uno de los dioses más importantes del panteón egipcio. Hijo de Isis y Osiris, es considerado el iniciador de la civilización egipcia. Lo encontramos representado como un halcón o como un hombre con cabeza de halcón con la doble corona del Alto y del Bajo Egipto.
He quitado vuestras fronteras, difuntos, he traspasado vuestros límites, obstructores que estáis bajo el control de Osiris. Yo he bloqueado los caminos de Seth, he esquivado a los mensajeros de Osiris, y no hay dios que pueda imponer su dominio sobre mí, no hay adversario que pueda oponerse a mi camino, porque soy Thot, el más poderoso de los dioses’’. Declaración 524 de los Textos de las Pirámides. A partir de estos relatos, el ojo de Horus fue considerado un amuleto dotado de gran poder por los antiguos egipcios y se lo representa combinando los rasgos del ojo humano con los del halcón peregrino.
Thot, el babuino y el Udyat (Imagen: Abate Soderini).
Encontramos referencias al poder del Udyat en la Declaración 258 en la pirámide de Unis:
‘‘¡Su mal es expulsado! Se ha purificado con el Ojo de Horus.” y en el Encantamiento 64 de los Textos de los Sarcófagos: “Te traigo el Ojo de Horus, para que tu corazón pueda alegrarse...’’. Imagen de Horus, Templo de Edfu (Imagen: Fotolibra). 42 | Egiptología 2.0
En el Encantamiento 146 de este mismo corpus el difunto proclama:
‘‘...el Udyat es mi guía, mis poderes mágicos son mi fuerza” y el capítulo titulado “Fórmula de las cuatro antorchas de glorificación preparadas para el bienaventurado” (cap. 173 a) expresa: “El Udyat es tu protección, Osiris n. (nombre del difunto) y constituye una salvaguarda para ti: rechaza a todos tus enemigos; todos tus enemigos son apartados de ti. (Él acude) a tu ka, Osiris, Señor de los Occidentales…’’ En la Declaración 359 de los Textos de las Pirámides el espíritu de Osiris manifiesta estar dispuesto a enfrentarse a Seth para conseguir la restitución del ojo a Horus. Thot se manifiesta en el mismo sentido:
‘‘Horus ha gritado a causa de su ojo, Seth ha gritado a causa de sus testículos, y salta el Ojo de Horus, que ha caído en aquel lado del Canal Sinuoso, de forma que pueda protegerse de Seth. Thot lo vio en aquel lado del Canal Sinuoso cuando el Ojo de Horus saltó a aquel lado del Canal Sinuoso y cayó en el ala de Thot en aquel lado del Canal Sinuoso. Oh vosotros dioses que cruzáis sobre el ala de Thot a aquel lado del Canal Sinuoso, al lado oriental del cielo, con el fin de litigar con Seth por el Ojo de Horus. Yo cruzaré con vosotros sobre el ala de Thot a aquel lado del Canal Sinuoso, al lado oriental del cielo, y litigaré con Seth por el Ojo de Horus’’. La siguiente escena está tomada del pasaje 137 del Libro de los muertos denominado ‘‘Sentencia para encender la antorcha en honor de Osiris, el primero de la necrópolis’’. Esta antorcha y el ojo Udyat estaban destinados a eliminar la oscuridad del inframundo.
Cámara funeraria de Pashedu (TT3), Deir el-Medina (Imagen: Tam Tam Press). Egiptología 2.0 | 43
Se han encontrado ojos formando parte de ajuares funerarios y entre las vendas de las momias, especialmente protegiendo la incisión practicada para extraer los órganos durante el proceso de momificación, se colocaban Udyats realizados con hematites, jaspe rojo o cornalina; eran pintados en los laterales de los sarcófagos hacia fines del tercer milenio para que el difunto pudiera ver mediante ellos el mundo físico y el viaje que realizaría a través del cielo y también en numerosas representaciones en los muros de templos y sobre papiros.
Capítulo XVI del Libro de los Muertos. Papiro de Hu-Nefer. BM EA 9901/1 (Imagen: Tendencias 21).
Ojos pintados en el sarcófago de Senbi, Imperio Medio, madera pintada (Imagen: Museo Egipcio de El Cairo).
‘‘Horus es un sabio que supera a los seres que ha reunido su padre; Horus es un protector, Horus es un padre, Horus es un amigo. Horus se ha convertido en vasallo de su propio padre en estado de corrupción. Ha llegado a gobernar Egipto, y los dioses trabajan para él. Es fuente de vida para multitudes, hace vivir a multitudes por medio de su ojo, el único de su señor, el señor del universo’’. Libro de los muertos, capítulo 78. Es muy interesante señalar que los planos místico y pragmático confluyen en las diversas partes que componen el ojo de Horus, ya que también ha sido utilizado como sistema de numeración fraccionario en divisiones de capacidad y extensiones agrarias. La unidad de capacidad era el Heqat (HqAt), se utilizaba para medir el trigo y la cebada y equivalía a unos 4,8 litros. En mediciones más grandes se empleaba una unidad que podríamos llamar 100 Heqat cuádruples. Cada una de las partes del ojo era una fracción de Heqat: las cejas equivalían a 1/8, la pupila a 1/4, la parte izquierda de la pupila a 1/2, la parte derecha de la pupila a 1/16, la parte inferior vertical bajo el ojo a 1/32 y la parte inferior diagonal del ojo representaba a 1/64. Ipet (ipt) contenía 4 Heqat, es decir 19,22 litros. Cinco Ipets formaban un Jar (96 litros). En el papiro Rhind se menciona una unidad llamada Henu definida como 1/10 de Heqat (0,48 litros) empleada principalmente en la medición de perfumes y medicinas. La estructura pictográfica del ojo también era aprovechada como un ábaco, permitiendo agrupar unidades y distinguir cantidades de medida.
Pectoral con el ojo de Horus y fracciones egipcias (Imágenes: worldtruth.tv y Wikimedia Commons). 44 | Egiptología 2.0
Se considera que el ojo derecho representa al sol, origen de la luz y es llamado ojo de Ra (Axt) representando al ureus que se encuentra en su frente preservándolo del mal; se lo relacionaba con la diosa Sejmet. El ojo izquierdo es un ojo nocturno, símbolo de la luna, con su mítica recomposición semejando las fases lunares. En los Textos de los Sarcófagos se relaciona al ojo de Ra con el ojo de Horus, amalgamando las tradiciones osiríaca y solar:
‘‘…He visto a Ra que nació ayer de entre los muslos de Methiur (diosa vaca)’’. Como representación del sol, el Udyat se asociaba a poderes mágicos, era utilizado como amuleto protector y se lo consideraba una valiosa ofrenda. El egiptólogo suizo Erik Hornung sostiene que podría asimilarse a la ofrenda de la Maat (divinidad que encarnaba la justicia, el orden y la armonía en el mundo) ya que ambos alejaban las amenazas logrando restaurar la justicia y la armonía. Ambas ofrendas se representaban juntas en la ceremonia del Culto Diario. Se considera que el Ojo de Horus simbolizaba a la salud, la regeneración y el renacimiento, elementos esenciales para el mantenimiento de Maat.
‘‘Yo soy purificado con la purificación que Horus empleó para su Ojo; soy Thot que te protege, no soy Seth que se lo llevó; ¡Alegraos, dioses! ¡Estad contentas, Enéadas! Oh Horus, reúnete conmigo, porque llevo la Corona Blanca, el Ojo de Horus con el que uno es fuerte. Estad contentos, dioses, por mí, cuando ya ascienda; mi cara es la de un chacal, mis brazos son los de un halcón, las plumas de mis alas son las de Thot, y Geb hace que yo suba volando hacia el cielo para que pueda llevarle el Ojo de Horus. He quitado vuestras fronteras, difuntos, he traspasado vuestros límites, obstructores que estáis bajo el control de Osiris. Yo he bloqueado los caminos de Seth, he esquivado a los mensajeros de Osiris, y no hay dios que pueda imponer su dominio sobre mí, no hay adversario que pueda oponerse a mi camino, porque soy Thot, el más poderoso de los dioses’’. Declaración 524 de los Textos de las Pirámides. En piezas de joyería como brazaletes, anillos y collares su uso fue muy extendido y abarcó a casi todos los habitantes de Egipto sin distinción de clase social. Estos amuletos servían no sólo como protección contra enfermedades sino también contra traiciones, conjuros y maldiciones proferidas por los enemigos y se consideraba que potenciaban la vista. Los orfebres los realizaban siguiendo determinados rituales para asegurar la protección de la persona que los usaría.
Brazalete de Sheshonq II procedente de la tumba Psusenes I en Tanis. Confeccionado con oro, lapislázuli y coralina. Museo Egipcio de El Cairo. JE 72184 B (Imagen: Arteamis Dreaming). Egiptología 2.0 | 45
Pectoral de Tutankhamón y detalle del ojo de Horus (Imagen: Geografía, Historia y Arte).
Aún en nuestros días el Udyat conserva una gran popularidad y su uso se ha difundido por todo el planeta en forma de dijes, estampados y hasta como diseño de tatuajes, ya que se le adjudican propiedades protectoras contra el robo, la ignorancia, la pobreza y las enfermedades y se le otorgan cualidades potentes contra las malas influencias.
Ojo de Horus y ojo de Ra, sarcófago de Imenemipet. Museo del Louvre (Imagen: Last of the Romans).
‘‘He reconstituido el Ojo (divino) después de que se hubo apagado en el día de la lucha de los Dos Compañeros’’. Libro de los Muertos, capítulo 17.
Bibliografía
Sobre el autor
CASTEL, ELISA (2001). Gran diccionario de mitología egipcia. Alderabán. Madrid
Lucía Inés Merino nació en Buenos Aires, Argentina, en el año 1968.
KEMP B. J. (2088). El Antiguo Egipto. Anatomía de una civilización. Crítica. Barcelona.
Es profesora de Historia y abogada, graduada en la Universidad de Buenos Aires.
MARTIN-ALBO, MIGUEL (2013). Historia de Egipto. Día a día en el Antiguo Egipto. El Ateneo. Buenos Aires.
Con más de 20 años de experiencia docente, casada y madre de tres hijos, es una apasionada por el antiguo Egipto lo que la ha llevado a realizar numerosos estudios de posgrado sobre el mundo faraónico en la Universidad Autónoma de Barcelona y en la Universidad de Manchester, entre otras reconocidas instituciones educativas.
PARRA, JOSÉ MIGUEL (2011). El antiguo Egipto. Marcial Pons Historia. Madrid.
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Textos religiosos Aroa Velasco
Estela poética de Tutmosis III
El Museo Egipcio de El Cairo guarda entre sus pasillos auténticas maravillas de la cultura egipcia. Una de
ellas se encuentra en la habitación 12 (según las últimas noticias, pero puede que haya cambiado de lugar), entre varios objetos de la XVIII dinastía, y tiene la numeración CG 34012. Se trata de la llamada estela poética de Tutmosis III. Originalmente de 1,70 cm de altura, actualmente se encuentra fragmentada en dos (CG 3412 y JE 3425), y aunque no impresiona a simple vista, dentro de sus palabras se esconde un texto maravilloso, poético y con muchas particularidades desde el punto de vista filológico. La estela fue hallada por Auguste Mariette en Karnak, y aunque no indica exactamente el lugar del hallazgo, sí que parece que fue cerca del Akhmenu, en el patio norte, entre el pilono VI y las habitaciones centrales de Hatshepsut. Por desgracia, se encuentra en bastante mal estado ya que es anterior al periodo amárnico, momento en el cual fue picada debido al protagonismo en la estela del dios Amón. Posteriormente fue restaurada por el faraón Seti I; y de hecho, tenemos un texto de este rey en donde el texto parece copiado tal cual de nuestra estela poética. La estela apenas ha sido estudiada, pero si traducida. El texto de la estela fue publicado por Pierre Lacau en Steles du Nouvel Empire (1909-1957) aunque en el presente estudio seguiremos una traducción propia, siguiendo la transcripción de De Buck (1948), pp. 53-56.
Tutmosis III abatiendo a sus enemigos, Templo de Karnak (Imagen: Aroa Velasco).
¿Quiénes son los protagonistas de la estela? Tenemos varios protagonistas, pero los principales son dos: el dios Amón y Tutmosis III. Amón, divinidad muy antigua dentro del panteón egipcio, aparece en los Textos de las Pirámides por primera vez, pero como un vez, pero como un dios asociado al aire y protector de los navegantes. Egiptología 2.0 | 47
Poco a poco fue creciendo en importancia, pasando de ser un oscuro dios en el Reino Antiguo a reemplazar, en la XII dinastía a Montu en Tebas. Se asimilará a su vez con el dios Re, dando lugar a Amón-Re, como dios supremo de Egipto.
-Defensa del imperio.
Dada su creciente importancia en Tebas, se elaboró un sistema cosmogónico para otorgarle más antigüedad y más importancia, y se convirtió en el jefe de la Enéada, surgiendo del huevo de la colina primigenia en las aguas primordiales. Ya durante el Reino Nuevo se le identificó con la Ogdoada de Hermópolis, siendo pareja de Amonet y simbolizando lo oculto.
Tutmosis III logró crear y consolidar una frontera que por el norte llegaba hasta Ugarit, en la costa y hasta Qadesh, en el valle de Orontes. Al final de su reinado, los límites del imperio incluían buena parte de Siria y el norte del actual Sudán, y por tanto, la administración egipcia fue planteada para obtener el máximo beneficio con los mínimos recursos.
Durante este periodo, la importancia de Amón no dejará de crecer, convirtiéndose en la principal divinidad durante la XVIII dinastía, tras la expulsión de los hicsos en la XVII dinastía, asociándose de manera muy estrecha con la política y con la realeza.
Una de las ofensivas más importantes y que permitió al faraón llegar tan lejos como su abuelo, Tutmosis I, y que ya he mencionado, fue contra el reino mitannio. En la estela de Gebel Barkal podemos leer la batalla de Megiddo, en donde se nos narra este acontecimiento que se produjo en el año 33 de su reinado (aproximadamente en el 1457 a. C.).
Por otro lado, cabe mencionar la presencia en el texto de los llamados “dos hermanos”, que no son otros que Horus y Seth, apareciendo ambos como protectores de la realeza, una reminiscencia de las primeras dinastías, concretamente de la II dinastía, en donde los faraones se sitúan bajo la protección de ambos dioses. Y aquí es donde entra nuestro segundo protagonista: Tutmosis III. Faraón de la XVIII dinastía, que gobernó tras suceder a Hatshepsut, y a quien se le conoce como uno de los monarcas más importantes y con quien el imperio egipcio alcanzó su máxima expansión territorial. Gracias a los anales escritos en los muros del templo de Amón en Karnak, aparte de informaciones complementarias como la presente estela y autobiografías de algunos de sus hombres (como la autobiografía de Amenemheb, apodado Mahu, en la tumba de el Qurna, TT85), podemos reconstruir sus avances en tierras del Próximo Oriente. Sus victorias comienzan con la conquista de Megiddo, en donde se acantonaba la gran coalición asiática dirigida por la ciudad siria de Qadesh, a comienzos de su reinado. La victoria del faraón permitía a Egipto el acceso a una amplia zona comercial, pero Tutmosis III siempre quería más, y por eso llevó a cabo un ambicioso programa militar que podemos dividir en 4 fases: -Campañas de consolidación de posiciones y conquista de las costas sirio-palestinas. -Conquista de Qadesh y su territorio. -Ofensiva contra el reino mitannio. 48 | Egiptología 2.0
No hay que olvidar las ofensivas por el control en territorio kushita, entre la tercera y cuarta catarata, cerca de la cual construyó la fortaleza de Napata.
Gracias a la mención de este hecho en nuestra estela poética, podemos fecharla con posteridad a este año. Una estela hallada en Armant nos describe también el triunfo de Tutmosis III: “Abatió (Tutmosis III) ciento veinte elefantes en la tierra de Niya, cuando regresaba de Naharina (Mitanni). Cruzó el Éufrates y aplastó los poblados de ambas riberas, destruidos por el fuego para siempre. Inscribió una estela de victoria en su ribera”. Al cruzar el Éufrates, ese “gran río que fluye al revés” como lo llamaron los egipcios (recordemos que el que fluye al revés es el Nilo, que tiene la desembocadura en el norte), Tutmosis III erigió una estela en la orilla occidental del río, conmemorando su victoria, como ya lo hiciera su abuelo Tutmosis I. Estas estelas no sólo servían para recalcar su victoria militar, sino que marcaban a su vez el confín del mundo, la separación entre Egipto, la tierra de Maat, de los demás, imbuido en el caos, y demostraba que había superado los logros de sus antepasados, en este caso a su abuelo Tutmosis I. Y es que una de las funciones principales del rey era la de mantener las fronteras allí donde sus predecesores habían avanzado, y se esperaba que incluso fuesen más allá, como dice una inscripción en Semna de Sesostris III en donde advierte: “en cuanto a cualquiera de mis hijos que perpetúe esta frontera creada por mi Encarnación, el será considerado hijo mio, nacido de mi Encarnación, puesto que un hijo es aquel que protege a su padre, quien perpetúa la frontera de su progenitor” (Parkinson 1991:43-46).
¿Qué nos vamos a encontrar en la estela? El texto de la estela lo podemos dividir en tres partes: el inicio, los versos y el final. En la luneta superior podemos ver a Tutmosis III en actitud de ofrendas ante el dios Amón, quien aparece acompañado por la diosa Waset, diosa tutelar del nomo de Tebas y reconocible gracias a su tocado. A continuación el cuerpo del texto se encuentra organizado en líneas que se pueden leer de derecha a izquierda, y en el que se puede apreciar a simple vista las tres partes en que se encuentra dividido el texto. El tema que trata la estela es un discurso del dios Amón hacia el rey, Tutmosis III, a quien da la bienvenida a su templo de Karnak. Amón llama a Tutmosis III “su hijo, su vengador/protector” al tiempo que le abraza, que es uno de los gestos más íntimos. Amón asegura que le dará valor y la victoria para con todos los países extranjeros, le ayudará a que sus enemigos caigan bajo sus pies, para que sean pisoteados, mientras el propio dios le guía:
Estela poética de Tutmosis III (Imagen: Ancient Egypt and Archaeology Web Site).
“Yo te doy valor, la victoria contra todos los países extranjeros. Pongo tu poder y tu temor a ti en todas las tierras, tu respeto hasta los límites de los soportes del cielo. Engrandezco tu temor reverencial en todos los cuerpos. Difundo el grito de guerra de tu Encarnación a través de los nueve arcos por decenas de miles y miles, a los del norte por centenares de miles como prisioneros. Hago caer a tus enemigos bajo tus sandalias y pisotear a los traidores y rebeldes (…)”.
En este comienzo vemos como el dios Amón se ofrece a Tutmosis III para ayudarle a salir victorioso de entre sus enemigos, colocándolos incluso bajo sus sandalias, un símbolo muy representativo egipcio, pues todo lo que está escrito o representado es real, de ahí que numerosas sandalias egipcias tengan en sus plantas la imagen de los nueve arcos o los enemigos de Egipto, concepto que en realidad es una metáfora que constantemente será empleada tanto por los textos como por la iconografía para aludir a los enemigos de Egipto. Asimismo, recuerda su hazaña de atravesar el Éufrates en Naharina, y pone el Ureus en su cabeza para que queme a los isleños, además de cortar la cabeza a los aamu, es decir, los asiáticos. En este fragmento también podemos ver como se destacan los aspectos negativos de los enemigos, dando lugar a una imagen muy peyorativa de ellos: “(mientras) mi Ureus, que está en tu cabeza, los destruye (a los enemigos), hace presa fácil a los malvados. Ella quema a los que están en sus islas con su lengua de fuego, corta las cabezas de los aamu, sin excepción, el enemigo tiembla a causa de sus poderes (los del Ureus)”. Tras este primer discurso de Amón, comienzan los versos, y de ahí el nombre de estela poética. En esta parte vamos a tener siempre al dios Amón comenzando con una oración relativa de perfecto diciendo “vengo” (lit. “que yo he venido”). Y a continuación tenemos una serie de fórmulas estructuradas en versos de 4+5 y 5+4, marcando los pies. En sus palabras podemos leer al dios Amón dirigiéndose a Tutmosis III, sus victorias militares, siguiendo esta misma estructura. Lo podemos ver aquí: Egiptología 2.0 | 49
En cada par de versos, el dios Amón otorga a Tutmosis el control sobre una parte del mundo, causando a los extranjeros efectos particulares. Algunos de estos extranjeros son los aamu, los grandes de Djahy, los asiáticos de Rechenu, Tehenu o incluso los que están en las islas del Gran Verde (todavía no localizados, aunque se baraja la idea de que sean las islas del Egeo): “Vengo para hacer que pisotees a los grandes de Djahy, yo (Amón) te los extiendo bajo tus pies a lo largo de sus regiones extranjeras, para hacer que ellos vean tu Encarnación como señor de los rayos y que tu ilumines en sus rostros como mi imagen. Vengo para hacer que pisotees a los que están en Asia y que golpees las cabezas de los asiáticos de Rechenu, para hacer que vean tu Encarnación equipado con tu panoplia mientras tomas las armas de combate en el carro….” Como vemos, la imagen de los enemigos sigue siendo negativa y de derrota, mientras que la del rey gana en grandeza, apareciendo como “un fiero león” o como “protector que aparece en gloria sobre el lomo de su toro”. De ahí uno de los nombres de Tutmosis III que era “quien golpea a los gobernantes de tierras extranjeras que le atacan a el”.
Estatua de Tutmosis III (Imagen: Creative Commons). 50 | Egiptología 2.0
Amón realiza todo esto para que Tutmosis III a cambio haga todo lo que el dios desee, y el ejemplo lo podemos ver cuando Amón relata el trabajo del faraón en su templo de Karnak, con la construcción de dos grandes puertas, todo ello en su honor. Aquí podemos ver un aspecto fundamental de la religión egipcia del Reino Nuevo, y es esa relación recíproca entre dios y faraón: cada uno actuaba de acuerdo con la gloria o el beneficio del otro. Nos está ilustrando un momento muy íntimo entre Tutmosis III y Amón: “Yo (Amón) he puesto la protección de las dos hermanas detrás de ti, y los brazos de mi Encarnación están en alto, protegiéndote del mal. Yo te he dado protección, hijo mio, mi amado, Horus, toro poderosos que aparece en Tebas, a quien he engendrado…”. En definitiva, a través de este documento arqueológico y textual podemos ver la relación entre política y religión durante el periodo de Tutmosis III, y el alcance de sus propias conquistas, en un intento de reflejar hechos y de perpetuarlos en el tiempo.
Parte superior de la Estela poética de Tutmosis III (Imagen: Frank H. McClung Museum, The University of Tennessee).
Bibliografía
Sobre el autor
DE BUCK. (1948). Egyptian Readingbook. Ares Publisehrs. Chicago, Illinois.
Nació en Madrid en 1986. Es licenciada en Historia, con un máster interuniversitario en Historia y Ciencias de la Antigüedad, especialidad Egipto y Oriente antiguos, y actualmente doctorándose en la Universidad Autónoma de Madrid. Enamorada del país de Kemet desde pequeña, es titulada en lengua y escritura jeroglífica por el Seminario George Posener, y ha escrito numerosos artículos para revistas nacionales e internacionales.
GALÁN ALLUÉ, J. M. (2002). “Los enemigos de Egipto en época antigua”, en LÓPEZ GRANDE, M. J. (ed.) Culturas del Valle del Nilo, Fundació Arqueològica Clos-Museo Egipci. Barcelona: 17-31. LACAU, P. (1909). Stèles du Nouvel Empire, T. 1, fasc. 1, Catalogue Général des Antiquités Égyptiennes du Musée du Caire. LICHTHEIM, M. (1976). Ancient Egyptian Literature, volume II: the New Kingdom. University of California Press. PARKINSON, R. B. (1991). Voices from Ancient Egypt. An anthology of Middle Kingdom writings. The British Museum Press. London. MARTÍNEZ BABÓN, J. (2012). “Las campañas militares de Tutmosis III”, en Desperta Ferro Antigua & Medieval 15: 30-35.
Desde Enero de 2014 dirige el proyecto Papiros Perdidos, con el propósito de acercar el Antiguo Egipto de una manera amena, divulgativa y científica, llevando a cabo un enorme trabajo de investigación y documentación, clave para la elaboración de una Historia para todos. http://papirosperdidos.com https://www.facebook.com/papirosperdidos https://twitter.com/papirosperdidos
Egiptología 2.0 | 51
Obeliscos Laura Huerta López
Los obeliscos de Tutmosis I a través de los textos de la tumba de Ineni
Ineni y su esposa segando los campos de Osiris (Imagen: Egypt World).
La tumba TT81 (Qurna), bien estudiada por el egip-
tólogo E. Dziobek (1992), perteneció al oficial Ineni, quien vivió durante la dinastía XVIII y trabajó bajo los gobiernos de Amenhotep I, Tutmosis I, Tutmosis II y Hatshepsut. La tumba fue descubierta en el siglo XIX (Armijo, Pino y Sánchez 2006, p. 113). Desafortunadamente la mayoría de las pinturas se han perdido pero aun conservamos las copias realizadas por Nina de Garis Davies. Su estela autobiográfica, situada en la pared Sur del pórtico, ya estaba deteriorada en 1905 pero afortunadamente fue copiada por Boussac y Bouriant en el siglo XIX (Armijo, Pino y Sánchez 2006, p. 113). En ella, Ineni nos cuenta las funciones que ejerció bajo los diferentes gobiernos que mencionamos anteriormente (Breasted 1906: 83-108). Este era un modo 52 | Egiptología 2.0
de expresar y aclarar que fue un gran hombre de moral que merecía todo lo bueno en el más allá. La estela tiene una sección dedicada a sus trabajos bajo el gobierno de Tutmosis I,en donde le da una gran importancia a las funciones que ejerció en las actividades constructivas. Precisamente vamos a tratar aquellas en relación a la erección de los obeliscos que Tutmosis I levantó en el templo de Amón en Karnak. Análisis del texto:
“Inspeccioné la erección de los dos grandes obeliscos en el pórtico doble del templo, (hechos) en piedra de granito. Supervisé la construcción del noble navío de 120 codos en su longitud y 40 codos de anchura para el transporte de estos obeliscos, que llegaron en paz, buenas condiciones y prosperidad (y) que llegaron a la tierra de Karnak”.
Para hacer el análisis de este pequeño fragmento de texto un poco más sencillo vamos a distinguir los diferentes tipos de información que nos ofrece: 1) El lugar donde los obeliscos fueron erigidos y cuántos eran: “Dos obeliscos en el doble pórtico del templo”. 2) El material en el que estos obeliscos fueron hechos: “piedra de granito”. 3) El hecho de la construcción de un navío nuevo especialmente para el transporte de estos obeliscos. 4) El hecho de que el templo del que nos habla es el de Karnak. Antes de proceder al análisis de todos estos elementos es necesario aclarar el papel que este tipo de monumentos representaba en la mentalidad faraónica. El obelisco era un objeto de culto solar que representaba al dios en sí mismo y que servía como una ofrenda de manos del faraón a la divinidad, como puede ser leído en las inscripciones de Karnak donde Tutmosis III enumera sus ofrendas al dios Amón (Selim 1991, p. 7-9). Al mismo tiempo era un objeto conectado al festival sed, un festival de orígenes muy tempranos, conocido desde la Primera Dinastía, en el que el faraón renovaba su poder de forma ritualística. De hecho, tenemos un gran número de obeliscos que hacen referencia a este festival, como el de Hatshepsut, Tutmosis III o Ramsés II (Selim 1991, p. 9). Hoy en día, solo uno de los obeliscos de Tutmosis I se mantiene en pie, mientras que el otro permanece sobre el suelo cerca de su pedestal. Aquel aun en pie, situado entre el tercer y cuarto pilonos (Habachi 1984, p. 57), tiene 19 metros de altura y pesa de hecho 143 toneladas (Selim 1991, p. 9). Obelisco de Tutmosis I (Imagen: Captain Martini).
De acuerdo al texto, los obeliscos fueron construidos de granito, así que merece la pena preguntarnos si este material era normalmente utilizado para este tipo de construcciones y de donde era extraído.
El granito era utilizado al menos desde la Primera Dinastía para detalles arquitectónicos como aquellos encontrados en la tumba T de Umm elQa’ab del rey Den, cuya cámara estaba parcialmente formada por granito rojo (Teeter 145). Sin embargo, fue durante el Reino Antiguo que este material comenzó a ser usado para la construcción de columnas, cámaras reales o elementos de las pirámides. El granito era también utilizado para la creación de sarcófagos, estatuas y por supuesto obeliscos (Hawass 2009, p.143). En cambio, no fue hasta en tiempos de Tutmosis I que un obelisco fue alzado por primera vez en Tebas, ya que la tradición era erigirlos en Heliópolis (Selim 1991, p. 67). El granito era un material de lujo en el antiguo Egipto ya que solamente había un emplazamiento donde extraerlo en todo el país: el área de Aswann. Las canteras más importantes eran concretamente aquellas situadas en las islas de Elefantina, Sehel y Shallal (Habachi 1984, p. 57; Hawass 2009, p. 144). De acuerdo a Selim (1991, p. 18), la razón por la que utilizaban granito para la construcción de obeliscos radica en el hecho de que este material era bastante bueno para construir monumentos formados de un solo bloque. La mejor evidencia arqueológica que tenemos para el estudio del proceso constructivo de los obeliscos es, aparte de los textos que hablan sobre ello, el obelisco inacabado de Aswann, que nos ayudará a completar la información que nuestro texto nos ofrece. Una vez el texto nos aclara que los obeliscos fueron extraídos en granito, procede a describir el navío en
Detalle del Obelisco de Tutmosis I (Imagen: Ramón Camblor Sevares. Egiptología 2.0 | 53
el que estos fueron transportados, pero… ¿Cómo fueron extraídos estos obeliscos? Como hemos dicho, la mejor información para responder a esta pregunta viene del obelisco inacabado de Aswann. De acuerdo a Hawass, este obelisco es probablemente de la época de Hatshepsut y Tutmosis III, siendo el resultado de un fracaso en el proceso de extracción (Hawass 2009, p. 143). Un modo de extracción era la técnica de combustión. Como su nombre indica, esta técnica consistía en la combustión de la piedra a una temperatura muy alta tras lo que se arrojaba grandes cantidades de agua. Hoy en día aun quedan restos de esa combustión en la superficie de este obelisco inacabado. Al mismo tiempo, podemos estudiar otra técnica a través de este monumento, ya que las marcas de sus bordes nos muestran que para aislar el monolito utilizaron martillos cubiertos de placas de metal. Tras ello, gracias al hallazgo de bolas de dolerita en la región, sabemos cómo pulían la superficie de la roca, lo que tiene su lógica, ya que esta roca es más dura que el granito (Selim 1991, p. 29-31). Tras la extracción del obelisco hay dos elementos que permitían su transporte: por un lado la fuerza de la palanca y por otro la ruptura de las rocas que actuaban como obstáculos a lo largo del camino hasta el río. De acuerdo a Selim (1991), ambos métodos fueron usados simultáneamente. Una vez el obelisco estaba situado en el trineo que lo arrastraría, este sería transportado hasta las orillas del Nilo, donde un navío lo recogería para llevarlo hasta su destino (Selim 1991, p. 29-31). Nuestro fragmento de texto habla concretamente de este punto en el que un barco fue especialmente creado para esta misión debido a la magnitud de estos obeliscos.
“Supervisé la construcción del noble navío de 120 codos en su longitud y 40 codos de anchura para el transporte de estos obeliscos”.
Barcaza del obelisco de Hatshepsut (Imagen: Historia y Arqueologia Marítima).
Si un codo real son 20,6 pulgadas (más exactamente 20,59) el barco mediría unos 52,3 metros (Clagett 1999, p. 7; Guilling 1982, p. 207; Gardiner, E.G §266). Así que de acuerdo al texto, el barco habría medido 62,76 metros de longitud (120 codos x 0,523 m) y 20,92 metros de anchura (40 codos x 0,523 m). Como el texto se refiere a los obeliscos en plural, el barco habría transportado probablemente a ambos al mismo tiempo, en cuyo caso estas dimensiones tendrían sentido. Al mismo tiempo necesitamos preguntar a qué tipo de codo el texto hace referencia, ya que tenemos noción dos tipos: el codo corto y el codo real (Clagett 1999, p. 8). Pero el texto en sí no lo especifica. De acuerdo a Naville, el texto probablemente se refiera al codo corto, que es una séptima parte más pequeño que el codo real (Naville 1895-96, p.10). El texto autobiográfico de Unas, del Reino Antiguo, refiere también a la construcción de un barco del mismo tipo sin especificar de nuevo el tipo de codo (“60 codos de largo y 30 de ancho”). Esto habrían sido unos 31,38 metros por 15,69 (Selim 1991, p.45), al menos la mitad del largo del navío de Tutmosis I. Otra fuente de estudio de las medidas de los barcos y cómo estos transportaban obeliscos vienen de las representaciones iconográficas del templo de Deir el-Bahari de Hatshepsut. De acuerdo a la opinión de Selim, 54 | Egiptología 2.0
contando con el peso del obelisco de Hatshepsut y en base a la proporción del de Tutmosis I, el barco de la primera reina habría medido unos 91 metros de largo y 31 de ancho (selim 1991, p. 37, n. 4; Naville 1895-96, p. 10). Nuestro fragmento de texto finaliza aclamando la llegada de los obeliscos a Karnak en perfectas condiciones. Aquí es cuando nos habla del lugar donde estos obeliscos fueron erigidos y donde estaba situado el pórtico del que habla en la primera línea. Al mismo tiempo, a sabiendas de que el templo de Karnak estaba dedicado a Amón, también los obeliscos lo estaban. ¿Pero qué nos dice el obelisco que aun se mantiene en pie? Hay tres partes que pueden ser bien diferenciadas: el piramidión (situado en la punta y que normalmente estaba recubierto de electro; el fuste, donde se situaba la mayor parte del texto a lo largo de diferentes líneas; y la base, un bloque de piedra cuadrangular que contenía todo el peso del monumento y representaba las inscripciones de ofrendas. Solamente la parte central de las inscripciones de este obelisco han sido conservadas mientras que el resto fueron sustituidas por inscripciones de tiempos posteriores (Ramses IV y Ramses VI) (Selim 1991, p. 19).
Por otro lado, los cartuchos de Tutmosis I en el obelisco fueron sustituidos por el nombre de Tutmosis III, pero de acuerdo al texto de Ineni, queda claro que este obelisco fue erigido por Tutmosis I, ademas de por las inscripciones de un fragmento de obelisco encontrado en Elefantina, en el que se dice que este faraón erigió dos obeliscos en conmemoración del festival Sed (Selim 1991, p. 71). Tras todo este proceso de erección de los obeliscos (la extracción del monolito, la construcción de un navío especial, el transporte de los monumentos hasta su destino) la idea de aquello que supervisó Ineni queda un poco más clara. A través de estas pocas líneas, Ineni está dejando bien claro que él tuvo la importante función de cuidar de que este proyecto tuviera éxito. ¿Por qué era esto tan relevante y por qué Ineni quiso que quedara reflejado en su autobiografía? Tenemos que recordar que este texto era establecido en su tumba y que su propósito era asegurar la vida de Ineni en el más allá. Los obeliscos eran símbolos de rejuvenecimiento del rey; una conexión entre este y el dios más importante de su tiempo: Amón. En las superficies del obelisco, el nombre de Tutmosis I y su Majestad debían convertirse en eternidad. El texto de Ineni está diciéndonos básicamente que Ineni se ocupó de que esto fuera posible. Tras haberse encargado de mantener el nombre del rey en la eternidad, ¿qué menos que exaltar este trabajo en su propia tumba para asegurárselo él mismo?.
Bibliografía
Sobre el autor
BLYTH, E. (2006). Karnak: evolution of a temple. Routledge. London.
Laura Huertas López, nacida en Algeciras en 1991, estudió la carrera de historia en la Universidad de Sevilla, donde realizó varios cursos en lengua egipcia con el egiptólogo José Miguel Serrano y en magia en el antiguo Egipto con Antonio Morales.
SELIM, A. (1991). Les obelisques egyptiens: histoire et acheologie. Organisme General des Imprimeries Gouvernementales. Le Caire. HABACHI, L. (1984). The obelisks of Egypt: skyscrapers of the past. The American University in Cairo Press. Cairo. ARMIJO NAVARRO-REVERTER, T., PINO FERNANDEZ, C., SANCHEZ RODRIGUEZ, A. (2006). La tumba tebana no. 81. Beca ASADE 2005-2006. Egiptomania.com; Ed. ASADE. Sevilla BREASTED, J.H. (1906). Ancient Records of Egypt : Historical Documents From the Earliest Times to the Persian Conquest. v. 2. University of Chicago Press. Chicago.
Especializada en historia del antiguo Egipto con el trabajo de fin de grado sobre Hatshepsut, se marchó a Liverpool a estudiar el máster en investigación en Egiptología, donde actualmente se encuentra especializándose en administración política durante el reinado de Hatshepsut. https://www.youtube.com/channel/UCkgDVOO3QTa8A0vRJtQPgPg https://www.facebook.com/Lauraegiptologia?fref=ts https://twitter.com/NiloLaura?lang=es
GILLINGS, R.J. (1981). Mathematics in the times of the Pharaohs. Dover Publications. New York. GARDINER, A. (1957). Egyptian Grammar. Griffith Institute. Oxford.
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Mujer en el antiguo Egipto María Isabel Cubas Contreras
Ser madre en el antiguo Egipto
Cásate mientas seas joven, Que ella haga un hijo para ti; Ella debería tenerlo para ti mientas seas joven. El matrimonio
Aunque en el antiguo Egipto las relaciones sexuales fuera del matrimonio no estuvieran moralmente mal vistas, ni la virginidad de la novia fuera un requisito indispensable, lo habitual al alcanzar la edad adulta, como vemos en las Instrucciones de Any, era casarse para formar una familia, que solía estar compuesta por el marido, su esposa y los hijos que tuvieran. El concepto de matrimonio, sin embargo, era distinto al actual, pues no hacía falta ningún tipo de ceremonia civil ni religiosa para considerar casada a una pareja. Bastaba con que ambos empezaran a cohabitar bajo un mismo techo; generalmente era la mujer la que se trasladaba a una casa propiedad del hombre. El término egipcio para “casarse” es, de hecho, “establecer una casa”, “entrar en una casa”, o “vivir juntos”. Es posible que los padres tuvieran cierto papel a la hora de establecer el matrimonio de sus hijos, como es el caso de un padre que, desconfiando de su futuro yerno, le hizo firmar un documento donde juraba que no abandonaría a su hija, so pena de ser golpeado cien veces y ser desprovisto de las propiedades que adquiriera junto a ella. Aunque tampoco se puede descartar que, al menos en ocasiones, las mujeres pudieran elegir libremente a sus maridos. Sea como fuere, el fin principal del matrimonio era uno: tener descendencia. Este hecho era vital, pues no solo serían los hijos quienes cuidarían de sus padres cuando fuesen ancianos, sino que también serían los encargados de llevar a cabo el funeral y los ritos y ofrendas posteriores en la tumba de sus progenitores. Hasta tal punto era importante tener hijos, que la incapacidad para ello era motivo de divorcio. La edad de los egipcios para casarse era muy temprana: unos veinte años para los hombres, y tras la primera menstruación para las mujeres, que pasarían gran parte de su vida fértil embarazadas.
El hallazgo de Moisés, Alma Tadema, 1904 (Imagen: Decorar con Arte). 56 | Egiptología 2.0
Seducción y sexualidad, a la búsqueda de un heredero A pesar de la censura a que se sometió durante el siglo XIX y XX todo descubrimiento arqueológico relacionado con la sexualidad de los antiguos egipcios por parte de los primeros egiptólogos, la representación de la vida amorosa de los egipcios es escasa y menos explícita que en otras civilizaciones antiguas, como Grecia o Roma. Pero podemos saber algo de cómo fue gracias a fuentes como los poemas amorosos del Reino Nuevo, los óstraca y grafitos con escenas más explícitas, el llamado Papiro erótico de Turín, o los exvotos y amuletos sexuales y las escasas referencias en mitos y literatura de la época. Para seducir a sus maridos, las mujeres egipcias contaban con una serie de recursos, no muy distintos a los actuales, con los que embellecerse. Estatua de un matrimonio, XX dinastía (Imagen: Museo de Hannover, Alemania).
Empezando por el cabello, que tenía una alta carga erótica; las egipcias podían utilizar posti-
zos en forma de trenzas o pelucas enteras, que les cubrían los hombros y que eran adornadas con bellas diademas. Un poema del Reino Medio nos muestra el papel tan destacado del peinado en este juego de la seducción:
Mi corazón piensa en tu amor, mientras que sólo un lado de mi frente está trenzado. He venido corriendo a buscarte, y he descuidado mi peinado; me he soltado el pelo y me he puesto mi peluca para estar lista en cualquier momento. La expresión “ponte la peluca” era entendida como una invitación al acto sexual. A una buena y bonita peluca se unía la depilación corporal para estar lista para la seducción. Para ello, las egipcias contaban con cuchillas y cremas depilatorias. Y al igual que hoy en día, no podía faltar el maquillaje, para resaltar los rasgos más favorecedores y ocultar las imperfecciones. Un buen perfume, joyas (collares, pulseras, brazaletes, tobilleras y, sólo tras la invasión de los hyksos, también pendientes) y un ajustado y sugerente vestido de lino completaban el atuendo usado por cualquier mujer egipcia para seducir a su amado. Pero si la seducción no bastaba para motivar al marido, los antiguos egipcios contaban con varios
Estatua del enano Seneb junto a su familia, Imperio Antiguo, Museo de El Cairo (Imagen: Quaderns Digitals). Egiptología 2.0 | 57
remedios para poder cumplir con sus esposas, sobre todo en los casos en que un hombre mayor volvía a casarse con una mujer mucho más joven. Poner remedio a la impotencia era de vital importancia, sobre todo en el caso de que aún no se hubiera tenido descendencia. Pues aunque como último recurso se podía optar por la adopción, el hombre egipcio sentía como una herida en su orgullo propio no poder dejar embarazada a su mujer. El uso de afrodisíacos está atestiguado en los textos, como este del s. III d.C.:
Cómo hacer que una mujer ame a su marido. Machaca semillas de acacia con miel, unta tu falo con esto y duerme con la mujer. Por si esto no fuera suficiente, los egipcios recurrían a los dioses. Cada hogar contaba con un pequeño altar donde se rendía culto a las divinidades propiciadoras de la fecundidad y protectoras de las embarazadas, como el enano Bes y la diosa hipopótamo Taueret, así como a Hathor, la diosa del amor.
Los dioses Bes (izquierda) y Taueret (derecha) (Imagen: Metropolitan Museum of Art, New York).
Además, los matrimonios deseosos de expandir la familia ofrecían en el templo exvotos fálicos y pequeñas estatuillas de mujeres desnudas, con los genitales muy marcados, con la esperanza de aumentar su fertilidad. Pero si todo esto resultaba finalmente inútil debido a que uno de los cónyuges (o ambos) fuesen estériles, y en caso de no querer disolver el matrimonio, las parejas egipcias podían recurrir a la adopción.
Quien no tiene hijos adopta a un huérfano en vez de criarlo. Es su responsabilidad verter agua sobre tus manos como las del propio hijo mayor de uno. Carta del escriba Nejemmut. Estos hijos adoptivos serían, al igual que los biológicos, los herederos de los bienes de sus padres y los encargados de organizar el enterramiento y culto funerario de sus padres adoptivos. 58 | Egiptología 2.0
Estatuillas de fertilidad (Imagen: Amigos del Antiguo Egipto).
“¿Estaré embarazada?” Los egipcios eran conscientes de que para conseguir que una mujer quedara encinta era necesario el coito; igualmente, conocían la relación existente entre la ausencia de la menstruación y el embarazo, y el papel que jugaba el semen, como vemos en el mito de Isis y Osiris:
Isis viene a ti (Osiris) regocijándose de amor por ti. Tú la has colocado sobre tu falo y tu semilla se deposita dentro de ella. Pero además de la interrupción de la menstruación, los egipcios disponían de otras pruebas para comprobar que una mujer fuera a tener un hijo, que nos han llegado en los llamados papiros médico-mágicos, como la que indicaba lo siguiente:
Pondrás cebada y trigo en dos sacos de tela que la mujer regará con su orina cada día, y también pondrás dátiles y arena en los dos sacos. Si la cebada
germina primero, será un niño. Si el trigo lo hace antes, será una niña. Si no germinan ninguno de los dos, la mujer no dará a luz. Es decir, no solo disponían de pruebas de embarazo, sino que podían conocer el sexo de su futuro hijo. Si bien esto último no solía acertar, se ha demostrado en laboratorio que, efectivamente, las semillas germinaban en más del 50% de los casos cuando fueron regadas con orina de mujeres embarazadas, mientras que con la de hombres o mujeres no embarazadas, no lo hacían. Una vez confirmado el embarazo, la egipcia sabía que su vida podía estar en peligro, por lo que se protegía con amuletos para ahuyentar los peligros. Preocupadas siempre por su aspecto, especialmente las aristócratas, también usaban durante los meses de gestación remedios para evitar las indeseadas estrías, consistentes en aceites, que se guardaban en vasijas con forma de mujer embarazada.
La reina Ahmes, madre de Hatshepsut, embarazada. Deir el-Bahari (Imagen: Aroa Velasco).
El parto Llegado el momento de dar a luz, la parturienta se retiraba a una habitación de la casa construida especialmente para ello, el pabellón del nacimiento, ubicada en el jardín o en la azotea, que estaba decorada con imágenes de los dioses Bes y Taueret, protectores de las embarazadas. Columnas de madera con forma de tallos de papiro recordaban la marisma donde Isis dio a luz a Horus. En esta habitación había una cama, cojines y objetos de aseo, entre otras cosas, que serían usados por la madre durante los primeros días tras el nacimiento de su hijo. Era costumbre que ambos, en caso de sobrevivir, pasaran catorce días recluidos y apartados de la comunidad para purificarse. La mujer era atendida en todo momento por dos matronas, sin que el médico tuviese participación alguna en el acontecimiento. Desnuda y con el pelo suelto, la egipcia paría de cuclillas para favorecer la salida del niño, apoyándose sobre dos o cuatro ladrillos anchos, mientras era sujetada por una comadrona, y otra esperaba la salida del bebé. En ocasiones también podía usarse un “taburete de nacimiento”, que tenía un agujero para Egiptología 2.0 | 59
pasase el feto. Este era recogido por una de las comadronas, que procedía después a cortarle el cordón umbilical y lavarlo, antes de presentarlo a la madre. Durante todo el proceso no dejaban de recitarse conjuros para que los dioses ayudasen a la “separación del niño del vientre de la madre”, o bien para acelerar el parto cuando este se prolongaba demasiado, poniendo en riesgo la vida de la madre y del hijo.
Duplica el pan que tu madre te ha dado. Ella se ha hecho cargo de ti y no te ha abandonado, cuando naciste, después de tus meses (de gestación). Ella te ha llevado en brazos, metiendo sus pezones en tu boca durante tres años. Aun siendo fuerte su asco por tus excrementos, no ha mostrado el menor disgusto. A pesar de lo que nos diga el texto, las mujeres de la aristocracia y la realeza tenían nodrizas y niñeras para alimentar y cuidar a sus pequeños, mientras que las madres de las capas sociales inferiores sí alimentarían ellas mismas a sus hijos, que muchas veces las acompañaban mientras realizaban las tareas del hogar, como vemos en la imagen. Pero perteneciesen a una clase u otra, todo niño era una posible víctima de las fuerzas del mal, por lo cual sus madres les colgaban del cuello amuletos en forma de divinidades protectoras o de cilindros que contenían hechizos para alejar la muerte de sus pequeños. A pesar de ello, la tasa de mortalidad infantil fue siempre muy alta, especialmente en el momento en que se destetaba al niño (en torno a los tres o cuatro años).
Dos hombres ayudan a una parturienta. Tumba del médico Ankhmahor (Imagen: Amigos del Antiguo Egipto).
Tras el parto, el recién nacido recibía su nombre y el padre solicitaba en el templo el horóscopo de su hijo, para saber si había nacido en un día fasto o nefasto y qué le deparaba, por tanto, el porvenir.
Colmillo de hipopótamo tallado con inscripciones mágicas protectoras y figuras de dioses. Se colocaba cerca de la madre durante y tras el parto (Imagen: Discursos y prácticas del buen vivir).
La infancia y crianza de los hijos Como ya se ha dicho, la principal finalidad del matrimonio era tener hijos e hijas; si bien los hijos varones eran en general más deseados que las niñas debido a que los primeros serían los encargados de sepultar a sus padres, en Egipto niños y niñas fueron criados y cuidados con el mismo amor por sus progenitores. De igual manera se esperaba que los vástagos cuidaran de sus padres, especialmente al alcanzar la vejez, como vemos en el siguiente texto de las Instrucciones del escriba Any: 60 | Egiptología 2.0
Una mujer trabajando, mientras sostiene a su hijo (Imagen: Wikimedia Commons).
Si conseguían sobrevivir, pasaban sus primeros años de vida junto a su madre, y cuando crecían empezaban a trabajar y a aprender el oficio de su padre, los varones, o a atender las labores del hogar, las mujeres. Los miembros de clases más privilegiadas podían asistir a la escuela, para aprender a leer y escribir. Aborto, anticonceptivos e hijos ilegítimos A pesar de que los hijos eran muy deseados en la sociedad egipcia, en algunas circunstancias se podía preferir retrasar o evitar el embarazo.
Para ello los egipcios contaban con varios métodos anticonceptivos. Además de practicar el sexo anal en lugar del vaginal, o prolongar la lactancia, los papiros médico-mágicos nos hablan de varios remedios para evitar quedarse encinta, que no siempre resultaban eficaces. Consistían en preparados de distintos ingredientes que se ponían dentro de la vagina. Según el Papiro Kahun estos se podían elaborar en base a miel mezclada con un poco de natrón (sal de carbonato). O bien a través del uso de excremento de cocodrilo y leche agria. También se usaba la resina de acacia, productora de ácido láctico, como espermicida. Pero si esto no daba resultado, el último recurso era el aborto, para el cual el Papiro Ebers indica:
Sal del Bajo Egipto: 1 medida; trigo almidonero blanco: 1 medida; caña hembra (?) 1; vendar el bajo vientre con esto.
Vasija en forma de mujer sosteniendo a su hijo, para guardar leche materna (Imagen: Wikimedia Commons).
No obstante, hay que decir que el sexo prematrimonial (entre personas solteras) no estaba condenado moralmente, ni tampoco el hecho de ser madre soltera, pues además esto dejaba claro a un posible pretendiente que la mujer en cuestión era capaz de tener hijos.
Por tanto, no hay pruebas de la existencia del concepto “hijo ilegítimo”, ni de que se estigmatizara a un individuo por sus orígenes bastardos.
Bibliografía
Sobre el autor
JACQ, CHRISTIAN (2000). Las egipcias. Planeta. Barcelona, España.
Mª Isabel Cubas Contreras nació en la localidad toledana de Talavera de la Reina en 1989.
ROBINS, GAY (1996). Las mujeres en el antiguo Egipto. Akal. Madrid, España.
Su afición por el antiguo Egipto comenzó desde pequeña y fue lo que la llevó a estudiar la licenciatura en Historia en la Universidad de Alcalá de Henares entre 2007 y 2012.
PARRA, JOSE MIGUEL (2015). La vida cotidiana en el antiguo Egipto. La esfera de los libros. Madrid, España. CIMMINO, FRANCO (2002). Vida cotidiana de los egipcios. Edaf. Madrid, España.
Actualmente es bloguera de ‘’El templo de Seshat’’, dedicado al mundo del antiguo Egipto, y del blog de reciente creación ‘’La gaceta de Menfis’’, donde se pueden encontrar las últimas noticias egiptológicas. Además es colaboradora esporádica en el blog sobre Historia Universal ‘’Historiae’’. http://eltemplodeseshat.blogspot.com.es https://www.facebook.com/eltemplodeSeshat?fref=nf Egiptología 2.0 | 61
Colecciones Bartomeu Egea Resino
La momia del Museo de Historia Natural de Perpiñan
El Grand Hôtel Portugal de Vernet des Bains (Imagen: Forum et galerie de cartes postales anciennes de France, Cparama).
Es en el subsuelo de los Pirineos orientales, donde nacen las aguas termales y sulfurosas que dos siglos antes de Cristo, en tiempos del dominio romano, ya eran utilizadas por sus cualidades en la cura de enfermedades de la piel y afecciones reumáticas, y que actualmente siguen abasteciendo al balneario de Vernet des Bains. Es esta localidad del sur de Francia, en el lugar que ahora ocupa el Gran Hotel Portugal, donde a finales del siglo XIX por su fama y glamour se alojaron héroes románticos como Marguerite Gautier, es en esos tiempos de la Belle Epoque, en los que se hospedaron personajes como el escritor Rudyard Kipling, al músico Niccolò Paganini, la princesa de Battemberg o al barón de Rothschild, pues, es también donde encontró sosiego y alivio a sus dolencias Ibrahim Pasha (1789-1848), convertido en Wali y virrey de Egipto en 1848, gobernando solo durante los últimos días de su vida. Fue entre el 8 de diciembre de 1845 y el 15 de fe62 | Egiptología 2.0
brero de 1846, el periodo de tiempo en que aconsejado por sus médicos, después de una intervención quirúrgica y asesorado por el Doctor Claude François Lallemand, profesor de la facultad de medicina de Montpellier y miembro de la academia de las ciencias francesas, que recibió tratamiento termal el hijo de Muhammad Ali Pasha (1769-1849). En el convulso escenario mundial que le toco vivir, el hijo mayor del constructor de la gran mezquita de El Cairo que lleva su nombre, llego a ser Wali (gobernador) de Egipto durante siete meses 02/03/1848 a 10/11/1848, jefe del ejercito en las campañas de Nubia y el Sudan, y durante varias campañas militares
destinadas a liberar a Egipto y Siria de los Otomanos y unificar a los árabes de Egipto, Siria, Mesopotamia y la península Arábiga. Los intereses de las potencias europeas de Londres, Moscú y París, obligan a Ibrahim Pasha a retirarse a su amado Egipto en 1848, su idea de creación de un estado egipcio quedo postergada. La mezquita de Alejandría, las grandes extensiones de plantaciones agrícolas modernas en Heliópolis, la primera modernización de Egipto hasta la revolución de los Oficiales Libres en 1952, que asumen su verdadera independencia, son algunos de sus legados. Antes de morir infectado de tisis (tuberculosis pulmonar) el 10 de noviembre de 1848, Ibrahim Pacha, en agradecimiento por las atenciones recibidas en Vernet Les-Bains, ordeno fuera regalada a la ciudad de Perpignan una momia, con su sarcófago y tapas, regalo que fue recibido en 1847 y que esta expuesto en el Muséum d’Historie Naturelle de Perpignan.
Retrato pintado en 1846 por Charles-Philippe Lariviere para el rey Louis-Philippe I (Imagen: Museo de Versalles).
No fue objeto de inventario en su ingreso al museo, como la mayoría de momias que salieron de Egipto en el siglo XIX, aunque podemos saber algo de las circunstancias de su llegada a Perpignan en 1847. La momia probablemente elegida por su aparente buena conservación y la belleza de las escenas que adornan el ataúd, fue enviada a Francia en un barco que partió del puerto de Alejandría.
El 27 de febrero de 1847, Louis Companyo, director y fundador del Museo de Perpignan, recibió una carta del Sr. Bonfort, mayordomo de Ibrahim Pasha, enviado desde El Cairo, diciendo:
‘‘Escribo para decirles que Su Alteza Ibrahim Pasha les envía hoy una momia para el Museo de Historia Natural de Perpiñan y que acabo de enviar efectivo y noticia para el Cónsul general de Francia en Alejandría para ser embarcada en la nave del estado dirección Marsella. Por favor reclamarlo y ofrecerlo al museo, en nombre del príncipe’’. La momia y su ataúd llegaron a Marsella y luego fueron enviados a los Pirineos Orientales. Los textos inscritos en las paredes del ataúd, podrían avanzarnos a identificar el origen tebano del difunto para el que fue pensado originalmente el ataúd, explícitamente que pertenecía al dominio de Amón (Pr Jmn). Mas de cien años estuvo reposando la momia, el sarcófago y dos tapas también motivo del obsequio, en el Museo de Perpignan, todo intacto hasta 1955 en que se iniciaron diferentes estudios, hasta la actualidad. Marie-Thérèse Saint Paul Ducup, doctor en medicina y miembro de la Société française de d’egyptologie, lleva a cabo el primer estudio de la momia en 1955, este estudio se llevó simultáneamente en un plano arqueológico, antropológico y paleo patológico.
El ataúd antropomorfo fue abierto en esta ocasión. La momia se identifica con una mujer. La tapa que fue completamente desmontada, así como la máscara que cubre la cara, permiten observar que la momia no había sido nunca separada de la caja del ataúd desde su entrada al Museo, todavía estaba adherida al fondo. Se realizo una evaluación radiográfica inicial. Llorenç Baqués-Estape, del Museo de Arqueología de Barcelona y Josep Padró Parcerisa de la Universidad de Barcelona y presidente de la Societat Catalana d’Egiptologia, son dos egiptólogos que han permitido una mejor comprensión del carácter al que el ataúd fue destinado, a través de su identificación por el desciframiento de los textos jeroglíficos y el estudio de escenas figurativas del ataúd. Fueron asistidos por Eduard Porta y Josep María Xarrié. El Egiptología 2.0 | 63
Sarc贸fago de Jw-n-Hnswe (Imagen: Wikimedia Commons).
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estudio de la momia fue incluido en el plan para el estudio de antigüedades egipcias en los museos de los países catalanes en 1975. Se identifico un primer ocupante del ataúd como Pen-neset-Tauy. El individuo que reutiliza el ataúd es Jw-f-n-Insw (Iuef-en-Khonsu) que fue escriba del templo de Amón-Re. En la evaluación radiográfica de la momia se determino se trataba de un adulto, hombre, de 30 años de edad. El tercer estudio de la momia se remonta a 1985. Siendo un estudio multidisciplinario.
Un proyecto de restauración de la momia a cargo de Robert Bourgat, curador del Museo de Perpignan, con la intervención de Béatrice Coursier, restauradora en el Musée de l’Homme, en París, para proporcionar tratamiento a la momia y al ataúd. Un nuevo estudio radiográfico, compuesto por imágenes de cráneo, mandíbula, tórax y abdomen, fue dirigida por el radiólogo Elise Sam. El estudio se complementa con un examen dental por el estomatólogo C. Pandian, la dentición es completa, los dientes están muy desgastados, pero no dan señales de debilidad.
Vista parcial de la momia y sala del Museo donde se expone (Imágenes: Bartomeu Egea Resino).
Desde el primer estudio, la datación de la momia se evalúa en la dinastía XXI (1085 a 950 a.C.), en base a los elementos tipológicos de las partes que constituyen el ataúd. Medidas del ataúd: 1.90 x 60 cm.
El estudio xilológico del ataúd, realizado por Victoria Asensi Amoros sobre los tres elementos de que se compone el legado:
La caja que contenía la momia de forma antropomorfa, la tapa interna y la cubierta de la momia, ambos verticalmente expuestos en las vitrinas del Museo, todos de madera estucada, policromada y barnizada con predominio del color amarillo, determinan entre otros: Que la muestra de la base del sarcófago se identifica
Detalle del sarcófago. (Imágenes: mediterranees.net, Bartomeu Egea Resino). Egiptología 2.0 | 65
con el cedro: Cedrus libani (Pinaceae). Esta madera, producida por una conífera nativa de el Líbano que se importó para la realización de los ataúdes más caros, como los de la familia real o sacerdotes. Las muestras de la tapa y de la cubierta de la momia ayudaron a identificar la madera como de Ficus sycomorus (Moraceae). Variedad de higuera localizada en Egipto y en África Oriental, que permitió la fabricación de ataúdes ordinarios y menos costosos. La iconografía sugiere una datación del comienzo del tercer período intermedio (dinastías XXI-XXII). Un resumen del estudio del ataúd (tipología, iconografía y onomástica), concluye en una datación similar.
Radiografías del cuerpo momificado (Imágenes: mediterranees.net).
Además, la ya conocida reutilización, se puede aseverar gracias al estudio añadido de mesuras en que la tapa del ataúd no se ajusta a la carcasa cuyas dimensiones son más grandes en anchura y longitud. La tapa interna, por el contrario, está bien posicionada en la momia, dentro de la caja. Con seguridad la ejecución de las dos piezas corresponde a distintos artesanos. El estudio de la tipológica y estilística del ataúd con la momia y elementos relacionados nos permite el conocimiento de la condición social del difunto es-
pecialmente observando la decoración del ataúd y el adorno de la momia. El lector puede acceder al sitio internet “mediterranees.net”, para conocer con mas detalle los resultados del informe radiológico estándar; de la tomografía computarizada; de la proyección de imagen y endoscopia; histología; cromatología; análisis de muestras y por ultimo a la interpretación de estos últimos estudios, realizados ya en 1997. Así mismo a imágenes y a otros estudios mas completos. El actual Museo y depositario de la momia, data del
Detalle del sarcófago de Jw-n-Hnswe (Imagen: Wikimedia Commons). 66 | Egiptología 2.0
Museo de Historia Natural de Perpiñan (Imagen: Bartomeu egea Resino).
gabinete de historia natural creado en 1770 por la Universidad de Perpignan, en una doble misión de educación y conservación de colecciones. Por lo tanto tiene el privilegio de ser la institución cultural más antigua de la ciudad francesa.
Bibliografía
Sobre el autor
BAQUÉS, Llorenç; CAMPILLO, D.; PADRÓ, J.; PORTA, E.; XARIÉ, J.M. (2000). Les mòmies egípcies dels museus catalans i balears. Nilus 9.
Bartomeu Egea (Barcelona 1953), después de una larga trayectoria empresarial, dedica toda su atención al estudio del antiguo Egipto, estudia prehistoria e historia antigua y etnoarqueología, colabora habitualmente en blogs y foros que promuevan el conocimiento de la egiptológica, así como en docencia, acercando el AE a los escolares.
PADRÓ I PARCERISA, JOSEP (2001). Les Collections Égyptiennes des musées de la Catalogne. Barcelona. PERRAUD, ANNIE (2003). La momie égyptienne du Muséum d’historie naturelle de Perpignan. Annales du Muséum 12. SAURA, MARTA (2001). Els sarcòfags egipcis dels museus de Catalunya i balears. Nilus 10. VARIOS AUTORES (1975). Estudi d’una mòmia egípcia del Museu d’història natural de Perpinyà per un equip de l’Institut de Prehistòria i Arqueologia. Información Arqueológica 18.
Desde 2005 administra el sitio web: egipte.cat, donde a manera de repositorio gráfico, recopila el legado, que del antiguo Egipto, exista en la Mediterránea occidental. http://egipte.org https://www.facebook.com/egipte-org-Projecte-Uemot-62080254459 https://twitter.com/projecteuemot https://instagram.com/projecte_uemot Egiptología 2.0 | 67
Museos Moisés González Sucías
Museo Arqueológico Subacuático de Alejandría
La belleza de las ruinas sumergidas frente a las costas de Alejandría en Egipto, podrán ser apreciadas por los turistas, gracias a un proyecto de la UNESCO que busca crear un museo subacuático, que permita apreciar la ciudad que dejaron bajo el agua hace más de 1.000 años diversos terremotos.
Vista exterior del Museo Arqueológico subacuático de Alejandría (Imagen: Jacques RougerieArchitect).
Fundada por Alejandro Magno en el año 331 a.C., sus restos fueron encontrados a comienzos del siglo XX. En el año 332 a. C., Egipto estaba bajo el dominio persa. Ese mismo año, Alejandro Magno entró triunfante en Egipto como vencedor del rey persa Darío III y los egipcios lo aceptaron y lo aclamaron como a un libertador. En abril de 331 a. C., fundó la ciudad que llevaría su nombre en un lugar del delta del Nilo, sobre un poblado llamado Rakotis habitado por un puñado de pescadores. La elección del emplazamiento fue muy afortunada pues estaba al abrigo de las variaciones que pudiera tener el río Nilo, y por otro lado, lo suficientemente cerca de su curso como para que pudiesen llegar a través de sus aguas las mercancías destinadas al puerto, a través de un canal que unía el río con el 68 | Egiptología 2.0
lago Mareotis y el puerto. Al este de Alejandría (donde ahora está la bahía de Abu Kir) hubo varias islas y pantanos donde desde el siglo VII a. C., existían importantes ciudades como Canopus y Heraklion, esta última redescubierto recientemente bajo el agua. El lugar estaba frente a una isla llamada Faro, que con el tiempo y las múltiples mejoras que se harían quedaría unida por un largo dique a la ciudad de Alejandro. El arquitecto que realizó esta obra se llamaba Dinócrates de Rodas. El dique tenía una longitud de siete estadios (185 m cada estadio), por lo que se le llamó Heptastadio. La construcción del dique conformó dos puertos, a ambos lados: el Gran puerto hacia el este, el más importante; y el Puerto del buen regreso, al oeste, que es el que continúa utilizándose en la actualidad.
El pasado mes de septiembre de 2015, el ministro de Antigüedades egipcio Mamdouh El Damaty, comunicó la intención de retomar el proyecto de construcción de un museo arqueológico subacuático en las costas de Alejandría, el primero de estas características en el mundo.
Vista aérea con la situación del Museo Arqueológico subacuático de Alejandría (Imagen: Jacques RougerieArchitect).
El proyecto y propuesta realizada por el arquitecto francés Jacques Rougerie parece ser el preferida. El futuro museo ocuparía unos 22 mil metros cuadrados y tendría capacidad para recibir a 3 millones de visitantes al año.
asociados, como es la limpieza de las aguas contaminadas de la bahía, consecuencia de los desechos residuales que vierte el país al Mediterráneo.
Constaría de dos partes: una en superficie donde se expondrían los objetos recuperados en las diferentes campañas subacuáticas y otra bajo el agua en la que a través de túneles de fibra de vidrio sería posible observar in situ las antigüedades y restos arqueológicos que todavía se encuentran sumergidos. El museo incluiría cuatro edificios futuristas con la forma de cuatro falucas, las típicas embarcaciones de vela que navegan por el Nilo. Las autoridades egipcias afrontarán el elevado coste del proyecto, 150 millones de dólares, con la colaboración de la UNESCO y la inversión extranjera. Expresan su convencimiento de que la singularidad de este museo permitirá reactivar el turismo e impulsar la economía del país. Desde la perspectiva de la preservación del patrimonio, un museo de estas características se convierte en un magnifico instrumento para facilitar a las autoridades la protección adecuada de los tesoros artísticos sumergidos y poner fin al constante saqueo de antigüedades. Sin embargo, también presenta retos
Vistas interiores del Museo Arqueológico subacuático de Alejandría (Imágenes: Jacques Rougerie Architect). Egiptología 2.0 | 69
Un informe elaborado por la Unesco destaca que la bahía que aloja el patrimonio subacuático de Alejandría está muy contaminada. Esto no solo enturbia el agua, por lo que es difícil contemplar los restos arqueológicos y las diferentes piezas sumergidas, sino también que acelera la erosión. La ciudad de Alejandría, cuyo casco antiguo se hundió en la bahía tras un devastador terremoto ocurrido en el año 365 d. C., llevándose por delante una cuarta parte de la ciudad, permitirá apreciar el faro hundido, una de las siete maravillas del mundo antiguo, al igual que la Corte Real o Palacio de Cleopatra y su famosa biblioteca. Otros seísmos posteriores continuaron demoliendo la urbe; el célebre faro, por ejemplo, se desmoronó a causa de los dos seísmos acaecidos en los años 1303 y 1323.
Dos milenios después, aquella parte del Mediterráneo en la que también se hundieron Heraklion y Canopo o en cuyas inmediaciones se situaba la bahía de Abukir, escenario de una de las victorias navales más espectaculares de Nelson, se iniciaron sucesivas misiones subacuáticas a partir de los años sesenta que fueron rescatando multitud de piezas: estatuas, capiteles, columnas, pecios… El grueso, sin embargo, permanece en aquel mundo silencioso y semioculto. A principios de los noventa, el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto tomó las medidas necesarias para proteger de la erosión la ciudadela de Quait Bey, situada en la bahía oriental, colocando casi dos centenares de bloques de hormigón a lo largo del perímetro, sin sospechar que lo estaba haciendo sobre los restos del Faro de Alejandría.
Vista exterior e interiores del Museo Arqueológico subacuático de Alejandría (Imágenes: Jacques RougerieArchitect).
En 1997 se descubrió lo que ocurría y se procedió a cartografiar la zona, con el resultado de encontrar un gran yacimiento, de 2,5 hectáreas y unos 2.500 elementos arquitectónicos que incluía el palacio de los ptolomeos. Surgieron entonces las primeras propuestas para conservar todos esos restos arqueológicos de forma integral y habilitarlos como museo arqueológico subacuático, caso de la recomendación de la UNESCO de 1998 de hacerlo en torno a la fortaleza de Quait Bey, protegida como Patrimonio Mundial o la propuesta del arquitecto francés Jacques Rougerie. 70 | Egiptología 2.0
Pero la agitación político-militar de la región obligó a posponerlos durante años, hasta que en 2006, el organismo internacional se reunió con el Ministerio de Cultura de Egipto para abordar de nuevo la idea. Un proyecto que por fin podrá ver la luz y hacerse realidad para que el ser humano contemple la grandeza de la ciudad fundada por Alejandro Magno. Otros seísmos posteriores continuaron demoliendo la urbe; el célebre faro, por ejemplo, se desmoronó a causa de los dos seísmos acaecidos en los años 1303 y 1323.
Exposiciones Moisés González Sucías
Osiris, Dios de Egipto. El ser que permanece perfecto
La exposición permite adentrarse en la figura de Osiris, profundizando en la vertiente mitológica y ritual de este
primigenio rey de Egipto, justo y sabio como ningún otro. Dentro de las creencias egipcias, Osiris protagoniza un mito primordial que lo convierte en la deidad que muere y resucita, al tiempo que le vincula con la fertilidad y la vegetación. Su cruel asesinato motiva la confección de la primera momia, a merced de la que se querrán reflejar los faraones de la historia de Egipto. En el imaginario egipcio, Osiris se convierte no sólo el dios del Más Allá, sino también “el Ser que permanece perfecto” por haber vencido el caos, el desorden y la muerte. Estatuas, amuletos, estelas, ushebtis y cetros forman parte de esta colección de piezas que conforma la muestra y de entre las que destaca una de las últimas adquisiciones del Museo: un sarcófago de madera de época ptolemaica.
Cartel promocional de la exposición (Imagen: Museu Egipci de Barcelona).
La exposición ‘‘Osiris. Dios de Egipto. El ser que permanece perfecto’’, podrá visitarse en el Museo Egipci de Barcelona del 9 de marzo al 30 de junio de 2016. La muestra está formada por piezas originales de la colección de la Fundació Arqueològica Clos, creada en 1993 por iniciativa de Jordi Clos, hotelero y coleccionista barcelonés apasionado por el antiguo Egipto. Incluye piezas inéditas como por ejemplo un sarcófago de madera pintada de época ptolemaica, del siglo III a.C., perteneciente a Unnefer, “el ser perfecto”, precisamente uno de los nombres que recibió Osiris. El dios Osiris, Sokar-Osiris y Anubis son invocados por el faraón en este sarcófago para que le proporcionen al difunto todo lo necesario en el Más Allá: pan, leche, vino, aves de corral, tejidos, incienso... Egiptología 2.0 | 71
Sarc贸fago de madera estucada y pintada de Unnefer, hijo de Padiset y de Shepsesamontakheret, Siglo III a.C (Imagen: Museu Egipci de Barcelona). 72 | Egiptolog铆a 2.0
Osiris, dios de la resurrección, símbolo de la fertilidad y regeneración del Nilo; es el dios de la vegetación y la agricultura; también preside el tribunal del juicio de los difuntos en la mitología egipcia. El mito de Osiris es imprescindible para comprender la antigua mitología egipcia. Osiris fue un rey que gobernó en Egipto y que enseñó a sus súbditos los fundamentos económicos y sociales de la vida civilizada, por lo que fue considerado un monarca justo y generoso. En el mito de Isis y Osiris se encierra la esencia de la religión y la espiritualidad de los antiguos egipcios. La historia se inscribe en una compleja cosmogonía con la que los egipcios trataban de explicar el origen del universo. Así, Isis y Osiris eran hijos del dios de la tierra y la diosa del cielo, Geb y Nut respectivamente, que a su vez descendían de otra pareja divina, Shu y Tefnut, creados por el dios primordial del universo, Atum. Isis y Osiris formaban una pareja, y tenían otros dos hermanos también casados, Set y Neftis.
La historia trágica del mito nace de la rivalidad entre los dos hermanos varones, Osiris y Set. El primero se presentaba como el dios de las regiones fértiles del valle del Nilo, sobre las que había reinado desde el principio de los tiempos. En esos tiempos primordiales Osiris transmitió a los hombres los conocimientos técnicos y económicos sobre los que se fundamentaba toda la civilización. Set, por el contrario, reinaba en las tierras yermas del desierto y las montañas. Corroído por la envidia, Set decidió tramar una encerrona contra su hermano, convenciéndolo de que se introdujera en un sarcófago que a continuación cerró y arrojó al Nilo. Alertada por Neftis, Isis logró rescatar el ataúd, pero Set se apoderó de nuevo del cadáver descuartizándolo en catorce pedazos, que repartió por todo el país. Isis logró recuperarlos, y sobre el cuerpo inerte de su esposo concibió un hijo, Horus, que finalmente vengaría a su padre derrotando a Set.
Cabeza de oro de Osiris, Baja Época (715-332 a.C.) (Imagen: Museu Egipci de Barcelona). Egiptología 2.0 | 73
Los protagonistas de este mito fueron objeto de cultos especiales a los que se entregaban todas las clases sociales. Así, las ceremonias fúnebres se inspiraban en la historia de Osiris, en quien se veía una promesa de inmortalidad. Isis, por su parte, aparecía como encarnación de los valores de la esposa y la madre, anticipando la figura de la Virgen María en el cristianismo. Tras estos dioses descubrimos el pálpito de un pueblo, sus inquietudes y sus expectativas más íntimas, lejos de la imagen hierática que a veces nos inspiran los monumentos de esa civilización desaparecida.
Estatuilla de bronce de Isis y Osiris, 715-332 a.C. (Imagen: Museu Egipci de Barcelona).
Estatuilla votiva del dios Osiris, 664-525 a.C. (Imagen: Museu Egipci de Barcelona).
Vista general de la sala de exposiciones (Imagen: Cristina Robles).
Esta exposición abre una nueva etapa en la fundación que preside Jordi Clos y dirige Maixaixa Taulé. El Museu Egipci de Barcelona, que el año próximo celebrará 25 años, ha reestructurado su planta inferior para dar cabida a dos muestras temporales simultáneas que se renovarán cada seis meses en un programa a tres años vista, en lo que es “una nueva filosofía museística”, según Clos, con el objetivo de aumentar la media de 250.000 visitas anuales y ofrecer diversidad didáctica a los colectivos infantiles. 74 | Egiptología 2.0
Exposiciones Sara López Caiz
Egipto. Esplendor milenario
Cartel promocional de la exposición (Imagen: Città d’arte).
El Museo Arqueológico de Bolonia reabre sus puertas después de una importante renovación y lo hace con una gran exposición dedicada a la antigua civilización egipcia.
La muestra reúne importantes piezas procedentes de los museos egipcios de Leiden, Turín y Florencia, como la estela de Aku o el tesoro atribuido al general Djehuty, que se exhiben por primera vez fuera del museo holandés, también podemos ver por primera vez reunidos los tres fragmentos de los relieves de Horembeb. La exposición permanecerá abierta al público hasta el 17 de julio de 2016. La ciudad de Bolonia se ha convertido desde el pasado mes octubre en la embajadora de la antigua civilización egipcia, al mostrar una colección de piezas extraordinarias procedentes del Museo Nacional de Antigüedades de Leiden, junto a otros importantes préstamos de los museos egipcios de Turín y de Florencia.
‘‘Egipto. Esplendor milenario’’ es el título de la exposición que acoge el renovado Museo Arqueológico de Bolonia, haciendo referencia a la historia del país de los faraones. Se exponen un total de 500 piezas repartidas en más de 1.700 metros cuadrados, en un espacio de tiempo que abarca cuatro mil años de historia, desde el período predinástico hasta la época romana. Egiptología 2.0 | 75
La exposición ha sido comisariada por Paola Giovetti, directora del museo arqueológico de Bolo nia, y la experta en historia egipcia Daniela Picchi. La civilización egipcia siempre ha fascinado y atraído a un gran número de público a lo largo de la historia. Tanto al público en general, que se ha sentido atraído por el enigmático Egipto de las pirámides, los faraones y las momias, como a los historiadores y arqueólogos, que han llevado a cabo campañas de excavación, investigaciones y estudios de esta civilización. Y son estos dos ejes sobre los que se centra esta exposición, por una parte el
Vista general de una de las salas de la exposición (Imagen: QN).
gran impacto visual y por otro, el trabajo científico que se ha llevado a cabo por todos estos profesionales. Por primera vez se exhiben juntas importantes piezas de las colecciones de Bolonia, Leiden, Turín y Florencia, como la estela de Aku (1976 - 1648 a.C.); el “mayordomo de la divina oferta”, que narra la oración para conducir a la otra vida al difunto; el tesoro atribuido al general Djehuty, que dirigió las tropas victoriosas del faraón Tutmosis III en Oriente Medio (1479 - 1425 a.C.); las estatuas de Maya, superintendente del tesoro real de Tutankhamón y Meryt, cantora de Amón (1333 - 1292 a.C.). Y son precisamente los relieves de la tumba de Horemheb, comandante del ejército en tiempos de Tutankhamón y posteriormente el último soberano de la XVIII dinastía (1319 - 1292 a.C.), una de las piezas estrella de esta exposición al exhibirse por primera vez juntos y tras doscientos años de su descubrimiento. En 1975, la Sociedad de Exploración de Egipto de Londres y el Museo Nacional de Antigüedades de Leiden iniciaron una campaña de excavaciones en Saqqara para localizar las tumbas de Maya y Meryt, cuyas estatuas habían llegado a los Países Bajos en 1829 con la colección de Juan de Anastasi. Aunque lo que hallaron fue la tumba de Horemheb. Hubo que esperar hasta 1986 para que una misión arqueológica holandesa / británica identificara por fin la tumba de Maya y Meryt en el sureste de la pirámide escalonada de Zoser en Saqqara. La exposición está dividida en siete espacios ordenados cronológicamente, que ocupan una superficie total de 1.700 metros cuadrados.
Vista general de una de las salas de la exposición (Imagen: QN). 76 | Egiptología 2.0
El primer ámbito está dedicado al predinástico y la Edad Arcaica, un recorrido que se prolonga desde la prehistoria a la historia, de la tradición oral a la escritura, es el momento de la fundación de la civilización egipcia. Procedente de la colección del museo de Leiden se exponen una serie de piezas que muestran el papel central de la naturaleza en esta larga
evolución cultural y artística. Unas piezas ricamente decoradas, donde podemos apreciar: avestruces, elefantes, cocodrilos, rinocerontes, montañas y agua que dan testimonio del exuberante paisaje y que el cambio climático ha transformado con el paso del tiempo. “El Imperio Antiguo. Un modelo político-religioso, éxito y fragilidad”. Este ámbito se circunscribe al Imperio Antiguo (2.700 - 2.192 a.C.), conocido sobre todo por la construcción de las pirámides, la consolidación de la burocracia y el poder absoluto de un gobernante que era considerado un dios en la tierra y el señor de todo Egipto. Esta idea del estado y de sus reglas terrenales está documentado por distintas piezas del contexto funerario, como una mesa de ofrendas de forma circular, realizada en alabrastro y que pertenecía a un funcionario del Estado cuyo nombre era Defdj, el tesoro
atribuido al general Djehuty, que dirigió las tropas victoriosas del faraón Tutmosis III en Oriente Medio, la estatua de Maya, superintendente del tesoro real de Tutankhamón y la de Meryt, cantora de Amón. “El Imperio Medio. El dios Osiris y una nueva oportunidad de la vida después de la muerte”. Este tercer espacio se inicia desde el final del Imperio Antiguo, un período marcado por la desintegración política y por importantes cambios en la sociedad egipcia como el reconocimiento de la responsabilidad del individuo en su propio destino incluso en el del más allá: cualquier egipcio que pudiese construirse una tumba y costearse el funeral adecuado podía aspirar a la vida eterna. El dios Osiris, señor del inframundo, se convierte en la deidad más popular del país, de su templo en Abydos, uno de los lugares más importantes de culto en Egipto, proceden muchas de las estelas que ac-
Vaso decorado con avestruces, montañas y agua, 3.450 - 3.325 a.C. (Imagen: Rijksmuseum van Oudheden, Leiden).
Loto azul procedente de un pectoral, 1.479 - 1.425 a.C. Anverso (Imagen: Rijksmuseum van Oudheden, Leiden).
tualmente se encuentran dispersas en los museos de Leiden y Bolonia.
importantes piezas procedentes de la necrópolis de Saqqara. Durante el Nuevo Imperio esta antigua capital de Egipto llegó a ser un centro estratégico para la política expansionista de los reyes de la XVIII dinastía, como lo demuestran las monumentales tumbas de altos funcionarios administrativos, religiosos y militares.
“Del Imperio Medio al Imperio Nuevo. El control del territorio en la patria y en el extranjero”. Este espacio se centra en la derrota de los hicsos y la llegada de los libios que invaden y gobiernan Egipto. Un periodo caracterizado por una política exterior muy agresiva y que enriquece al país. Egipto vive uno de los momentos de mayor esplendor. La clase militar llega a la cúspide del Estado y da lugar a dinastías gobernantes. Este prestigio y riqueza alcanzado por los militares se muestra en ricas piezas de factura muy elaborada como el tesoro atribuido a Djehuty, general del faraón Tutmosis III. “Necrópolis de Saqqara en el Nuevo Reino”. Tanto el museo de Leiden como el de Bolonia conservan
“El Imperio Nuevo. El bienestar tras la conquista”. En este ámbito se exhibe un lujoso mobiliario, instrumentos musicales, juegos o joyas que testimonian el grado de bienestar alcanzado en la sociedad egipcia fruto de la política expansionista de los gobernantes del Imperio Nuevo. Gracias a estos objetos refinados el visitante podrá revivir momentos de la vida cotidiana en el palacio real o en la residencia de un alto oficial. Finalizamos el recorrido en el ámbito: “El Egipto del Egiptología 2.0 | 77
primer milenio”, una etapa marcada por el debilitamiento del poder central en favor de los gobernadores locales y la pérdida de la unidad política, lo que trae consigo el debilitamiento de la defensa territorial en las fronteras y propicia las invasiones de nubios, asirios y persas. Los templos se convierten en fuertes centros de poder que gestionan una parte importante de la economía y de la transmisión de conocimientos, es decir, juegan un papel de intermediarios entre el poder político y la población. Muchas de las obras que se exhiben en este espacio pertenecen a sacerdotes que proceden de las principales áreas donde se ubicaban estos templos. Entre ellas, el sarcófago antropomorfo de Peftjauneith que tiene una refinada decoración y del que hay que destacar una escena que muestra cómo la diosa del cielo Nut se traga en cada atardecer al dios Sol y que es devuelto a la vida cada mañana. La conquista de Egipto por Alejandro Magno en 332 a.C. cierra la historia de Egipto. Con sus sucesores, los Ptolomeos, comienza la dominación griega del país que terminará con el fin de Cleopatra VII.
Estatua de Maya y Meryt, 1.333 - 1.323 a.C. (Imagen: Rijksmuseum van Oudheden, Leiden).
El diálogo entre lo viejo y lo nuevo, entre locales y extranjeros, será lo que distingue la época greco-romana, lo que traerá consigo un alto nivel artístico como queda patente en los famosos retratos del Fayum procedentes del museo de Leiden.
Un recorrido por la historia de la antigua civilización egipcia, de la mano de 500 piezas de gran valor histórico / artístico, repartidas en 1.700 metros cuadros, que no dejará indiferente a nadie. Estatuas, sarcófagos, cerámica, utensilios de la vida cotidiana, relieves o estelas, entre otros... componen esta excepcional exposición que podemos visitar en el renovado Museo Arqueológico de la ciudad de Bolonia, hasta el próximo 17 de julio de 2016.
Relieve con prisioneros nubios, 1.333 - 1.323 a.C. (Imagen: Museo Civico Archeologico, Bologna). 78 | Egiptología 2.0
Hoy viajamos a... Bartomeu Egea Resino
Templo de Tod Que ver Los restos de uno de los templos del llamado Palladium de Tebas, situado en el antiguo asentamiento de Djerty, posteriormente llamada por griegos Tuphion, Tuphium por romanos y El-Tod en la actualidad. Templo, con los de Armant, Medanut y el situado en Karnak norte, advocados a la deidad guerrera Montu, formando un cinturón o zona de influencia de Tebas, llamada la “Defensa Sagrada de la Ciudad de Amón”. El lugar presenta unas notables ruinas y relieves de lo que fue el recinto: El lago sagrado, el embarcadero, algunas habitaciones, restos de un quiosco, capilla y pavimento de la nave central.
Vista de los restos del templo de Montu en El-Tod (Imágenes: Bartomeu Egea Resino). Egiptología 2.0 | 79
Los nombres de Userkaf; Mentuhotep; Senusert; Amenemhat; Ptolomeo Neo Dionisio; Ptolomeo Evergetes o Antonino Pío, desde el relato dinástico y con la evidente influencia de diferentes épocas y periodos nos hablan de lo que fuera antaño un lugar respetado, hoy olvidado por el viajero.
Vista de los restos del templo de Montu en El-Tod (Imagen: Bartomeu Egea Resino).
Como ir El sitio arqueológico se encuentra en el centro del la actual aldea de Tod, a la que se accede desde la bifurcación de la carretera, después de cruzar el canal derecho del Nilo y la línea de ferrocarril. El mencionado desvió se encuentra a unos 18 kilómetros al sur de Luxor, pasada la población de Nagaa Al Husseinat, antes del puente a Esna, en la carretera Cairo-Aswan. Las entradas se han de adquirir en las taquillas del templo de Luxor.
Localización del Templo de Montu en El-Tod (Imagen: Google Earth).
Recomendación La mejor manera de acercarse al recinto es mediante taxi, tomado en Luxor. No perderse el pequeño museo al aire libre que hay en el recinto así como el esplendido estado de conservación del embarcadero de la barca de Montu. 80 | Egiptología 2.0
Abu Simbel: 50 años del rescate Sara López Caiz / Moisés González Sucías
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Traslado de fragmentos de los colosos (Imagen: Uneso).
La faraónica construcción de la gran presa de Asuán, amenazaba con dejar bajo las aguas del Nilo a los templos de Abu Simbel, obra del faraón Ramsés II. En 1959 se inició una campaña internacional de recaudación de fondos para salvar los monumentos. Cambiar su emplazamiento original era una costosa batalla contra el tiempo. El monumento y sus cerca de 20.000 toneladas fueron desmontados y trasladados a un terreno más elevado en un proyecto de cuyo inicio se cumple en el mes de abril de 2016 medio siglo de vida.
Si durante siglos fue la arena del desierto la que ocultó el imponente templo de Ramsés II en Abu Simbel, en el siglo XX fueron las aguas del Nilo las que estuvieron a punto de sepultarlo. Aquellas aguas que hacia el mes de julio desbordaban el cauce del río, y depositaban sobre sus márgenes el limo que fertilizaba las tierras, hicieron posible una floreciente civilización en la antigüedad, pero estuvieron siempre sometidas al capricho y voluntad de la climatología. Entre 1899 y 1902, siendo Egipto un protectorado británico, las autoridades intentaron asegurar la regularidad de las crecidas y evitar, tanto la destrucción de las cosechas por inundación, como la falta de las mismas por la sequía. Construyeron para ello, muy cerca del emplazamiento de los templos de Abu Simbel, la presa de Asuán. No fue suficiente, ya que en numerosas ocasiones estuvo a punto de desbordarse, a pesar del constante aumento de la altura de la obra. Se imponía una solución más eficaz. En 1952 un golpe de estado a cargo del Movimiento de los Oficiales Libres, llevó al poder a Gamal Abdel Nasser que se convirtió en 1953 en presidente y hombre fuerte de Egipto. Una de sus primeras decisiones fue construir una segunda presa en Asuán. Este proyecto iba a tener implicaciones tanto políticas como arqueológicas, ya que, por una parte requería de una importante inversión económica que Egipto no podía afrontar por sí solo y, por otra, la subida del nivel de las aguas del Nilo inundaría numerosos templos y monumentos de Nubia, entre ellos el propio templo de Ramsés II en Abu Simbel. La construcción de la segunda presa, hizo plantearse, cómo salvar los monumentos y tesoros que el Nilo iba a sepultar con la subida del nivel de las aguas, y entre ellos los templos de Abu Simbel, tanto el de Ramsés II como el de su esposa Nefertari. El gobierno egipcio confió la búsqueda de una solución a su ministro de Cultura, Sarwat Okasha que no necesitó mucho para convencer a Christine Desroches Noblecourt, eminente egiptóloga y conservadora de antigüedades del Louvre, para que liderara el llamamiento a la comunidad internacional para salvar los templos. El 8 de marzo de 1960, la UNESCO lanzó un llamamiento internacional a las naciones del mundo para rescatar 82 | Egiptología 2.0
los monumentos de las aguas del Nilo. El clima de guerra fría que se vivía por entonces no era el más adecuado para una propuesta de este tipo, pero finalmente, la simpatía que el proyecto empezó a ganar en todo el mundo hicieron posible lo que parecía imposible, incluso la participación norteamericana, en una operación que no cabe calificar más que de faraónica, tanto por el coste de la misma como por las dificultades técnicas que entrañaba. Una vez tomada la decisión del rescate, el problema era cómo hacerlo, cómo trasladar el colosal templo de Ramsés II a un lugar seguro. Tras presentarse diferentes proyectos, la UNESCO se decidió por el de un equipo de ingenieros franceses que pretendían levantar los templos por un sistema de flotadores hidráulicos y elevarlos hasta el lugar escogido. La solución técnicamente era posible, sin embargo, económicamente el coste era muy elevado, por lo que finalmente fue desestimada. En su lugar, se escogió otra solución ideada por una firma de ingenieros suecos, que contemplaba el corte del monumento en grandes bloques de piedra, su izado a través de grúas gigantescas, el almacenamiento y cuidado de cada uno de esos bloques mientras duraban las operaciones y, finalmente, la reconstrucción del templo.
Traslado de fragmentos (Imagen: Ragnar Fossgaard).
La operación de corte, ya de por sí muy complicada, había que hacerla además al mismo tiempo que río abajo se levantaba la presa. Es decir, no se disponía de mucho tiempo para hacerlo porque la subida del nivel de las aguas era mucho más rápido que el traslado del templo. La única solución posible para evitarlo era levantar a su vez un enorme dique delante del templo de Ramsés II, a modo de protección, que contuviera las aguas del río y evitar que se inundara el templo. Para ello hubo que trabajar a contrarreloj, durante día y noche. La operación de corte fue extremadamente complicada. Abu Simbel está construido con una piedra arenisca extremadamente frágil, por lo que hubo de inyectársele unas sustancias químicas que fortalecieran y permitieran el corte y, al mismo tiempo, preservaran los relieves que recubrían los muros del templo.
Vista aérea de la bóveda de hormigón (Imagen: Ragnar Fossgaard).
Una vez despiezado el monumento, se procedió al desmonte y construcción del nuevo emplazamiento, en un lugar a 64 metros por encima del lugar que ocupaba originalmente el templo, y con la misma orientación, para preservar el fenómeno solar que los antiguos egipcios habían conseguido en Abu Simbel. No deja de ser paradójico que, a pesar de nuestros medios y adelantos técnicos, los técnicos del siglo XX no fuesen capaces de conseguir una medición tan Egiptología 2.0 | 83
Andamios en la fachada del templo (Imagen: Uneso).
exacta cómo la que los constructores egipcios habían hecho tres mil trescientos años antes, y erraron el cálculo, así que aunque hoy el sol sigue iluminando los rostros de los dioses, lo hace con un día de adelanto. La operación de salvamento de Abu Simbel concluyó en 1968, con la apertura del templo en su nuevo emplazamiento. El coste de la misma y del resto de monumentos de Nubia se cifró por la UNESCO en junio de 1972 en 42.244.970 dólares, de los cuales más de 22 millones procedían de la solidaridad internacional de cincuenta estados miembros del organismo, y por entonces aún no se había acometido otro de los grandes retos, el salvamento de los monumentos de la isla de Philae, que costaría unos 13 millones de dólares más. La ayuda, sin embargo, no le salió gratis a Egipto. A cambio de ella, se comprometió a ceder cuatro templos para su traslado a algunos de los países que colaboraron en la empresa: el templo de Ellesiya a Italia; el de Debod a España; el de Dendur a Estados Unidos; y el de Taffa a Holanda; además de nu84 | Egiptología 2.0
Desmontaje de uno de los colosos (Imagen: Unesco).
merosas antigüedades para diferentes museos de todo el mundo. El rescate de Abu Simbel constituyó el punto de partida para la toma de conciencia por los estados de la importancia del la conservación del patrimonio mundial, y el primer paso para el Tratado Internacional de la Convención sobre la protección del patrimonio cultural y natural, aprobado por la UNESCO en 1972.
Traslado de fragmentos de uno de los colosos de la fachada del templo (Imagen: Uneso). Egiptología 2.0 | 85
Novedades Editoriales Viajes por Egipto y Nubia III
Mitos y leyendas del antguo Egipto
Autor: Giovanni Belzoni
Autor: Joyce Tyldesley
Traducido por: José Jesús Fornieles Alférez
Idioma: Castellano
Año: 2016 Editorial: Confluencias ISBN: 9788494476136 Viajes por Egipto y Nubia es una obra esencial para conocer los primeros pasos de la Egiptología. Algunos lo acusan de expoliar, otros de conservar. No obstante, los libros de Belzoni, inéditos en castellano, forman parte de los clásicos de la literatura de viajes, por su frescura, por su tensión, por reflejar el tremendo choque cultural que se produjo entre el italiano y las tribus que entonces poblaban Egipto. Muchas de las piezas que se exponen en el Museo Británico son el legado de Giovanni Belzoni. Giovanni Belzoni, italiano de Padua y de espíritu inquieto, Giovanni Battista Belzoni (1778 -1823) emigró con 25 años a Inglaterra. En Londres se ganó la vida en el mundo del circo donde aprovechó su gran envergadura y fuerza trabajando como forzudo. Llegó a tener algunos conocimientos de ingeniería lo que le llevó a los 37 años a viajar a Egipto para intentar comercializar una máquina hidráulica. Pese a su fracaso, conoce al cónsul inglés, Henry Salt, y al aventurero Johan Burkhardt, que le impresiona vivamente. Ambos le introducen en un mundo que le fascinará, el del Antiguo Egipto. Los años siguientes los dedicará a la búsqueda de antigüedades. El propio Belzoni relatará sus andanzas egipcias en el volumen Narrative of the operations and recent discoveries within the pyramids, temples, tombs, and excavations, in Egypt and Nubia; and of a journey to the coast of the red sea, in search of the Ancient Berenice; and another to the oasis of Jupiter Ammon (Londres, John Murray, 1820). Murió de disentería a los 45 años, cuando iniciaba otra aventura en Tombuctú. Confluencias presenta la primera edición íntegra en español a partir de la primera edición inglesa. La estructuración que el propio Belzoni hizo de su libro en tres viajes permite, para comodidad del lector, su edición en tres volúmenes de menor extensión. Viajes por Egipto y Nubia I. La cabeza del joven Memnon abre la trilogía del gigante del Nilo. 86 | Egiptología 2.0
Año: 2016 Editorial: Planeta ISBN: 9788408151234 La civilización del antiguo Egipto duró tres mil años, durante los cuales este pueblo creó todo un fascinante mundo de mitos y leyendas, llegando a venerar alrededor de 1.500 divinidades. Este libro no es, sin embargo, uno de los habituales repertorios de mitología que describen sin explicar y que han contribuido a perpetuar toda una serie de tópicos. Joyce Tyldesley, profesora de Egiptología en la Universidad de Manchester, utiliza las creencias de los egipcios para aproximarnos a la mentalidad de ricos y pobres, hombres y mujeres, campesinos y faraones. Para conseguirlo, se ha basado sobre todo en las palabras de los propios egipcios, tomadas de las inscripciones en templos y tumbas, de los textos religiosos y de lo que se ha conservado de los relatos que narraban los contadores de historias, como siguen haciéndolo hoy en el Egipto rural. El resultado es una visión viva y palpitante de sus creencias acerca de los hombres y los dioses, de la vida, la muerte y la supervivencia. Joyce Tyldesley, profesora de Egiptología en la Universidad de Manchester, utiliza las creencias de los egipcios para aproximarnos a la mentalidad de ricos y pobres, hombres y mujeres, campesinos y faraones. Para conseguirlo se ha basado sobre todo en las palabras de los propios egipcios, tomadas de las inscripciones en templos y tumbas, de los textos religiosos y de lo que se ha conservado de los relatos que narraban los contadores de historias, como siguen haciéndolo hoy en el Egipto rural. El resultado es una visión viva y palpitante de sus creencias acerca de los hombres y los dioses, de la vida, la muerte y la supervivencia. Doctorada en Arqueología de la Prehistoria por la Universidad de Oxford. Es profesora de egiptología en la Universidad de Manchester y en el KNH Centre de egiptología biomédica. Ha colaborado en programas de radio y televisión.
Noticias Iniciamos el recorrido por las noticias destacadas del trimestre, con la presentación el pasado domingo 17 de enero de la segunda fase del Scan Pyramids Project. En una rueda de prensa celebrada en el Museo Egipcio de el Cairo, anunciaron que unas partículas de energía en el interior de la pirámide de Keops, podrían explicar el sistema de construcción y desvelar otros secretos de estos mausoleos de 4.500 años de antigüedad. El director del Instituto para la Preservación e Innovación en Patrimonio, Madi Tayubi ha realizado este anuncio, como parte de los resultados preliminares del actual proyecto. Con la detección de muones (partículas de energía que penetran los objetos), se puede descubrir si hay cámaras ocultas. El objetivo principal de este trabajo es avanzar hacia la fórmula que permitió a los constructores de la época colocar las pesadas y enormes piedras, una sobre otra, y elevarlas hasta 150 metros de altura. Por el momento se ha determinado que en la parte superior de la pirámide Roja de Dahshur, al sur de El Cairo, la temperatura es siempre más alta a la del mismo emplazamiento del resto de mausoleos. Sin embargo, no hay diferencia de temperatura entre las cuatro caras de la misma pirámide. Por su parte, el ministro egipcio de Antigüedades, Mahmoud El Damaty, anunció en la misma rueda de prensa que el próximo paso es colocar una cámara
termográfica fija de infrarrojos dentro de las cuatro pirámides de Keops, Kefrén, Micerino y Dahshur. El proyecto pretende confirmar que las diferencias de temperatura descubiertas por ejemplo entre varias piedras de la pirámide de Keops no son consecuencia del clima exterior ni de los cambios estacionales. El Damaty ha precisado que esta etapa del proyecto durará más de dos meses, ya que las autoridades solo cuentan con una cámara de este tipo, que deberá instalarse dentro de los cuatro mausoleos. El pasado noviembre, el mismo grupo de expertos anunció que había encontrado diferencias de temperatura en varios bloques de la pirámide de Keops, lo que indica que hay “algo detrás”, aunque no ofreció más información al respecto. En principio, está previsto que durante 2016 este grupo de expertos egipcios, canadienses, franceses y japoneses viaje a las profundidades de estos mausoleos de 4.500 años de antigüedad para desvelar los secretos que esconden. Para ello se utilizan cuatro innovadoras técnicas no invasivas que no dañan las antigüedades y se hace uso de nuevas tecnologías, como los drones y la termografía infrarroja. Además, se usa la fotogrametría y el láser en todo el área de Dahshur y Guiza para hacer una reconstrucción en 3D de sus monumentos, pirámides, templos y la esfinge. Durante la presentación del proyecto de ‘’Scan Pyramids’’, se insistió en que son técnicas ya utilizadas anteriormente, como en volcanes activos y en la central nuclear de Fukushima, en Japón.
Utilización de muones en la gran pirámide (Imagen: ABC). Egiptología 2.0 | 87
Al sur de las conocidas pirámides de Guiza, se levantan las pirámides de Abusir. Una necrópolis usada como descanso real durante la dinastía V y por la nobleza hasta comienzos del Imperio Antiguo. En sus confines un equipo de arqueólogos checos acaba de realizar un insólito hallazgo: los restos de un gran barco de madera, con listones y cuerda de 4.500 años de antigüedad en su posición original.
Estructura del navío descubierto (Imagen: SCA).
Los restos del navío afloraron durante las tareas de limpieza efectuadas durante la última campaña en la zona sur de la mastaba AS54, una estructura
truncada de adobe en forma piramidal. Desde que empezaron los trabajos en 2009, su morador sigue siendo un misterio para la expedición del Instituto Checo de Egiptología que desde hace años trabaja en Abusir a las órdenes de Miroslav Bárta. Hace unos meses y de forma inesperada, el equipo halló el esqueleto de una embarcación de 18 metros de eslora enterrada junto a piezas de cerámica que data del final de la III dinastía y principios de la cuarta, alrededor del 2.550 a.C. El descubrimiento es importante porque se trata del único barco del Imperio Antiguo hallado junto a una tumba que no pertenece a un rey, lo que subraya el estatus y rango del propietario de la mastaba y su relación con el monarca. La capilla de ofrendas donde se supone que aparecía su nombre y títulos está en muy mal estado de conservación, con lo que se desconoce la identidad del noble que habitó la construcción. Sin embargo, la hipótesis planteada por Bárta señala a la mastaba como el enterramiento más probable del faraón Huni, el último monarca de la dinastía III que gobernó durante 24 años hacia el 2.600 a.C. Su teoría se basa en el hallazgo de un cuenco de piedra tallado con el cartucho del rey así como en la amplitud y la orientación de la edificación. A su juicio, los dos posibles escenarios apuntan a que la sepultura fue ocupada por el rey o un príncipe o funcionario de alto rango de la época de Huni. El tamaño de la tumba, así como la presencia del barco sitúa al fallecido dentro de la élite de su tiempo con fuertes conexiones con el faraón reinante. 88 | Egiptología 2.0
Trabajos de excavación en la necrópolis (Imagen: SCA).
Los restos del barco incluyen los listones de madera y las cuerdas que formaban su estructura. Aunque son extremadamente frágiles, los tablones con aproximadamente 4.500 años de antigüedad arrojarán luz sobre la construcción naval del antiguo Egipto. Las láminas estaban unidas con clavijas de madera aún visibles en su posición original. La arena del desierto ha conservado de manera extraordinaria los listones de fibra vegetal que cubrían las costuras. Algunas de las cuerdas que ensamblaban el barco también se hallan aún en su lugar original con todos sus detalles intactos, lo que supone un hallazgo único en el estudio de los antiguos barcos egipcios. Todos estos pequeños detalles son de suma importancia ya que la mayoría de los navíos antiguos han sobrevivido en mal estado o fueron desmontados en piezas. En la mayoría de las ocasiones, las expediciones que han excavado las necrópolis reales solo se han topado con pozos vacíos o donde apenas quedaba el polvo de las embarcaciones que una vez reposaron en la oquedad. Hasta la fecha, la excepción era la barca solar del faraón Keops (2.579 a.C. - 2.556 a.C.), descubierta en 1954 a los pies de su pirámide en Guiza.
Aquel fue un rompecabezas de 651 piezas que el arqueólogo egipcio Kamal el Mallaj tardó en ensamblar 13 años. En 2012 se descubrió una segunda embarcación del faraón con serios problemas de conservación. Por aquel entonces el equipo encargado del navío precisó que su costosa y ardua rehabilitación se prolongaría durante años. En busca del estudio de la nueva pieza, la expedición europea iniciará a lo largo de este año un proyecto conjunto con el Instituto de Arqueología Náutica de Texas. La cuidadosa excavación y el examen de la embarcación contribuirán de modo considerable a nuestra comprensión de los navíos egipcios y su lugar en el culto funerario. Donde hay un barco podría haber mucho más. Su singladura puede abrir otras puertas en la meseta de Abusir. Se trata de un descubrimiento inusual porque los barcos de este tamaño y estructura estaban reservados a los mejores miembros de la sociedad que por lo general pertenecían a la familia real. Esto sugiera la posibilidad de descubrimientos adicionales durante la próxima temporada de primavera.
Carmen Pérez Die en Egipto en los primeros años noventa (Imagen: PITO LATOVA / MAN).
Para un arqueólogo acostumbrado a escarbar en los milenios y retirar cuidadosamente la tierra que pisaron los antepasados para descubrir huellas aún más antiguas, cincuenta años no es nada. Apenas un golpe de escoba. Sin embargo, debemos celebrar bien este primer medio siglo de excavaciones españolas en Egipto. El 20 de febrero de 1966 comenzó la misión arqueológica española en Egipto, una concesión enorme para excavar la antigua capital Heracleópolis. Un lugar habitado desde tiempos remotos, según han documentado ya los arqueólogos: el 2000 a.C., caso de la necrópolis del I Periodo Intermedio. Testigo de las crecidas del Nilo y de la vida desde entonces. El terreno no está quieto nunca, ni en el pasado ni en el presente, y el estallido de la Guerra de los Seis Días solo un año después, en 1967, puso a prueba la continuidad de la misión. Hasta el año 1979 hubo solo 6 campañas, dirigidas por Martín Almagro. A punto estuvo España de perder la concesión por incomparecencia anual. Pero en 1979 se produjo un cambio que a la larga sería determinante. Con el equipo español llegó una joven Egiptología 2.0 | 89
arqueóloga, Carmen Pérez Die (Madrid, 1953), que tomó el relevo de Almagro en 1984 y desde entonces dirige la misión. España ya no ha fallado más en su cita anual con Heracleópolis, con excepción de 2011 por causa de la inestabilidad que siguió a la revolución de la plaza de Tahrir. El proyecto siempre ha estado asociado al Museo Arqueológico Nacional. Carmen Pérez Die comenta cómo se sintió en aquel primer viaje de 1979: ‘‘Era la única chica en la excavación. Aquellos tiempos eran los tiempos heroicos. Imagínate lo que pensé cuando llegué allí por primera vez: ¿qué hago yo aquí, Dios mío? Una chica con cuatro hombres, viviendo en una casa sin agua corriente, muy muy humilde. Recuerdo que mi armario era una cuerda y que tenía un camastro. Almagro me dijo: ‘‘Carmen, si aguanta usted será egiptóloga, todavía tiene que pasar muchas miserias”. Fue un golpe, pensaba que lo iba a dejar allí mismo. Sin embargo, luego fuimos al yacimiento y al encontrarme por primera vez en el sitio de la excavación en el que íbamos a trabajar todo cambió. Vi la parcela de la que me iba a encargar, llegaron los obreros y sentí una inmensa, inmensa emoción. Si me hubieran pinchado no me habría salido sangre’’. Empezó su pasión, que hoy persiste, aunque con más comodidades, puesto que residen en un sencillo hotel durante la campaña de excavación. Eso sí, desde entonces conoce ya tres generaciones de habitantes de Ehnsaya el Medina, el pueblo junto al yacimiento, donde se siente muy hospitalariamente acogida. Por supuesto, hay en el equipo preocupación por el futuro político de Egipto, pero hay muchas más ganas de trabajar.
Carmen Pérez Die trabajando en la excavación (Imagen: MAN).
La falsa puerta de la tumba de la dama Shedy (Imagen: MAN).
Porque hay trabajo para muchas vidas. Aparte de la necrópolis citada del 2000 a.C., hay otra del III Periodo Intermedio, siglos IX al VII a.C., y un templo dedicado a Heryshef, un dios local cuyo nombre significa ‘‘el que está sobre su lago’’. Este entorno ha estado habitado desde el Reino Medio a la época romana. Así que ya no hablamos de una excavación, sino de un ‘‘Proyecto: Heracleópolis Magna’’ que suma muchas novedades. Especialistas, como un arquitecto experto en templos ramésidas que estudia los elementos originales y añadidos, un arqueoastrónomo para definir la orientación de los muros hacia los astros, o incluso bomberos para estudiar las huellas que el fuego dejó en algunos elementos.
Equipo en 1968 (Imagen: MAN).
Dos mil años de terremotos, incendios, comercio, huellas de la vida y necrópolis interminables, guerras y templos, agricultura y ofrendas. Todo lo abarca el proyecto. ‘‘Hemos encontrado cerámica fenicia del siglo VIII a.C., idéntica a la hallada en España, lo cual indica un alto grado de comercio. Y también tumbas de los reyes de la tribu libia de los mashaués que controlaron el país desde esta ciudad en el siglo X a.C. A veces hay fuentes literarias o inscripciones que se confirman con hallazgos. Otras encontramos reyes cuyo nombre nadie había oído antes’’, señala Pérez Die. El origen de la dinastía libia está allí, esperando nuevas campañas y más trabajos. El mayor orgullo de la arqueóloga es lo bien preparada que está la cantera, los jóvenes arqueólogos que se incorporan y en los que imagina ya el relevo.
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La tecnología del siglo XXI ha sido aprovechada para recrear una maravilla del Imperio Antiguo: el trono de la reina Hetepheres I, quien vivió alrededor del año 2550 a.C. y que fue la madre de Keops, el constructor de la Gran Pirámide de Gizeh. Un equipo multidisciplinar, radicado en la Universidad de Harvard, ha creado una reproducción a escala real del trono de la reina con los materiales originales: madera de cedro, cordaje para el asiento, piezas de fayenza con su típico azul brillante, gesso, pan de oro y cobre. Este experimento de reconstrucción es un triunfo desde el punto de vista arqueológico porque la única orientación que se tenía eran miles de fragmentos pequeños y desordenados y los registros de una expedición de hace 90 años, afirmaba uno de los responsables del Museo Semítico de Harvard, donde está expuesta la reproducción con motivo de la muestra Recreando el trono de la reina egipcia Hetepheres, inaugurada el pasado 11 de febrero y que permanecerá abierta de forma indefinida.
Reconstrucción del trono de Hetepheres I (Imagen: The Giza Project, Harvard University).
En 1925, una expedición arqueológica de la Universidad de Harvard y del Museo de Bellas Artes de Boston descubrió una cámara pequeña e inacabada a más de veinte metros de profundidad, en el complejo funerario de Keops en Gizeh. Contenía el sarcófago vacío de la reina Hetepheres, además de
otros objetos desperdigados y deteriorados. La madera estaba arruinada por la acción de la humedad y de los insectos, el oro y los jeroglíficos se habían desprendido y la cerámica se había roto. El equipo arqueológico, dirigido por George Reisner, recogió y documentó todos los fragmentos, tomó cientos de fotografías y notas de todos los restos. El equipo del Proyecto Gizeh, con Rus Gant y David Hopkins, ha creado un modelo digital en 3D de la tumba y sus contenidos y ha fabricado la silla con una fresadora de cinco ejes y con mucho trabajo artesanal. El objetivo de la investigación ha consistido en reconstruir la iconografía de la silla y documentar los antiguos procesos de trabajo que siguieron los egipcios para crear una obra maestra de la era de las pirámides.
Proceso de creación del trono de Hetepheres I (Imagen: The Giza Project, Harvard University). Egiptología 2.0 | 91
Las arenas de la necrópolis de Dashur, al suroeste de El Cairo, siguen revelando sus secretos. Una misión egipcio/estadounidense ha hallado una tumba para un alto funcionario de la corte de Sesostris I y emplazada en los alrededores de la pirámide del faraón. El enterramiento, descubierto fortuitamente durante trabajos de limpieza de la zona, está tallado en la roca y se accede a través de una rampa de ladrillos de barro. Se ubica al sur de la pirámide de Sesostris I en El Lisht, un área de la necrópolis que alberga a miembros de la realeza y la élite del Imperio Medio 2055 - 1650 a.C. El inquilino de la tumba, aún desconocido, tenía el título de “Portador de los sellos reales” y debía estar vinculado al reinado de Sesostris I, el segundo faraón de la dinastía XII curtido en la guerra contra los nubios que gobernó Egipto durante 44 años. Durante su mandato, puso orden en la administración interna y marcó los límites provinciales. Allende su territorio, envió expediciones comerciales a Punt, Siria y Palestina y emprendió campañas militares contra los nubios y los beduinos del nordeste. Los muros de la sepultura recién descubierta cobijan escenas bien conservadas en las que el difunto aparece frente a las deidades y junto a su familia.
Detalle de la decoración de la tumba (Imagen: SCA).
El último de los tesoros que ha permanecido durante varios milenios bajo las dunas de Dashur, se ha localizado en un misión encargada de registrar y salvar la necrópolis de las excavaciones ilegales que florecieron tras las revueltas que desalojaron del poder a Hosni Mubarak en 2011 y durante tres años de pasividad policial.
A las órdenes de Sarah Parcak, la expedición ha comenzado además a formar a arqueólogos egipcios en el uso de nuevas técnicas de preservación y documentación de antigüedades así como en la utilización de satélites para proteger los yacimientos y evitar su expolio. Entretanto, también prosigue la excavación de la tumba del alto cargo de Sesostris I en busca de la identidad de su morador. La sepultura, con más de 4.000 años de antigüedad, es el segundo hallazgo de la época de Sesostris I que se anuncia en el último año. Otra misión egipcio-estadounidense encontró el pasado julio tres estelas talladas en granito y con desgastados jeroglíficos que arrojan luz sobre aquellas expediciones a la caza de piedras preciosas. Al menos dos de las placas están fechadas en el año 28 del faraón Sesostris I.
Falsa puerta y detalle de la decoración de la tumba (Imagen: SCA). 92 | Egiptología 2.0
Nuevas pruebas han confirmado que el vestido de lino descubierto en una tumba egipcia data de hace más de 5.000 años, lo que le convierte en la prenda tejida más antigua que se conoce. Cosido y plisado primorosamente, deja entrever la complejidad y riqueza de la sociedad antigua que la produjo. Conocido como Vestido de Tarkhan, el hallazgo es de una rareza incomparable, ya que muy contadas piezas de ropa antigua (confeccionadas con fibras vegetales o pieles animales) han escapado a la desintegración. Y los textiles recuperados de sitios arqueológicos no suelen tener más de 2.000 años, dice Alice Stevenson, curadora del Museo Petrie de Arqueología Egipcia, en Londres y coautora de un nuevo estudio sobre la edad del vestido, publicado en la revista Antiquity. Apenas un puñado de prendas de edad similar ha sobrevivido hasta nuestros días, pero solo estaban envolviendo o cubriendo el cuerpo. En cambio, el vestido de Tarkhan es un ejemplo de alta costura antigua. Con sus mangas ceñidas, cuello en V, y alforzado, encajaría perfectamente en cualquier tienda departamental moderna. Esos detalles finos solo podrían ser obra de un artífice especializado, y semejante persona solo
El Vestido de Tarkhan (Imagen: Petrie Museum).
pudo surgir de una sociedad próspera y jerárquica, como la del antiguo Egipto de hace 5.000 años, durante la era en que el reino se unificó por primera vez bajo un solo monarca. Por otra parte, los pliegues en codos y axilas sugieren también que alguien usó el vestido, de modo que no fue meramente ceremonial. Hoy parece una camisa andrajosa, pero una prenda similar de siglos posteriores se extiende hasta el suelo y por ello, Stevenson considera probable que, originalmente, el Vestido de Tarkhan fuera más largo. Solo la clase alta habría podido costear semejante vestido. Lápidas que datan más o menos del mismo periodo representan personajes usando ropa parecida, informa Jana Jones, de la Universidad Macquarie, Australia, agregando que el jeroglífico de “vestido” figura en la lista de bienes mortuorios destinados al más allá, junto con la comida y los cosméticos.
“Me complace saber que la edad del Vestido de Tarkhan ha sido confirmada con radiocarbono, y que la ciencia lo ha restituido a su merecido lugar como la prenda tejida más antigua del mundo”, dice Jones en un correo electrónico.
Detalle del Vestido de Tarkhan (Imagen: Petrie Museum). Egiptología 2.0 | 93
El Proyecto de Conservación de los Colosos de Memnón y del Templo de Amenhotep III, dirigido por Hourig Sourouzian, ha sacado a la luz un grupo de ocho estatutas de granito negro que representan a la poderosa diosa Sejmet, reconocible por su cuerpo de mujer y cabeza de leona. Seis de las estatuas, algunas incompletas, muestran a la diosa sentada en un trono y sosteniendo con su mano derecha un anj o cruz ansada, un símbolo de la vida y del renacimiento. Las otras dos estatuas, sin cabeza ni miembros inferiores, muestran a la diosa leona erguida, portando en la mano izquierda un cetro rematado con flor de papiro, que evocaba la resurrección, y un anj en la derecha, según explica el Ministerio de Antigüedades de Egipto en un comunicado. Sejmet, “la poderosa”, feroz como una leona, custodiaba el templo funerario de Amenhotep III en Tebas. El faraón de la dinastía XVIII, quien reinó en Egipto durante casi cuarenta años, alcanzó gran prosperidad y erigió numerosos monumentos, entre ellos los Colosos de Memnón, de unos 18 metros de altura. En las últimas campañas se han descubierto otras estatuas similares, todas ellas rodeando el gran patio rodeado de columnas y la sala hipóstila del templo.
Estatua sedente de Sejmet (Imagen: SCA).
“Cada estatua es una obra maestra de la escultura que combina la cabeza de un leona con el cuerpo de una mujer que lleva un peluca tripartita (una melena dividida en tres partes) y un vestido largo y ajustado”, explica el comunicado. Por otro lado, el equipo arqueológico también ha hallado la mitad de una estatua real de granito negro que representa a Amenhotep III en posición erguida y vistiendo un manto de jubileo. Las estatuas se exhibirán en el templo cuando el sitio se abra al público.
Tras meses de especulaciones, porcentajes y declaraciones esperanzadoras, Egipto tiene ya los resultados definitivos de las pruebas de radar efectuadas en la tumba de Tutankhamón. Los resultados del escaneado preliminar del radar muestran la existencia de ‘‘espacios vacíos’’ en las paredes norte y oeste de la tumba de Tutankhamón, pero la teoría de Nicholas Reeves necesitará nuevos análisis que se efectuarán a finales del mes de marzo. Así lo anunció el pasado 17 de marzo, el ministro de Antigüedades egipcio, Mamduh El Damaty, en una multitudinaria rueda de prensa celebrada en El Cairo. ‘‘Después de analizar en Japón los resultados preliminares del escaneado del radar, podemos decir que tenemos espacios vacíos, no totalmente vacíos puesto que incluyen materiales orgánicos y metálicos. Tenemos algo detrás de la cámara funeraria de Tutankhamón. ¿Qué es? Tenemos que esperar’’, declaró ElDamaty ante las insistentes preguntas de los medios de comunicación. 94 | Egiptología 2.0
El enterramiento del faraón niño será sometido a nuevas pruebas con un radar ‘‘digital y mejorado’’, según el ministro, aportará datos sobre la amplitud de esas oquedades detectadas en la tumba. ‘‘Espero poder decir entonces que estoy seguro al cien por cien de que hay cámaras detrás de las paredes de la cámara funeraria”, agregó El Damaty. La termografía por infrarrojos realizada el pasado noviembre por el japonés Hirokatsu Watanabe ha localizado las diferencias de temperatura y sugiere “fuertemente la existencia de dos habitaciones detrás de los muros norte y oeste” pero no proporciona información precisa sobre
Mamduh El Damaty durante la rueda de prensa (Imagen: SCA).
composición de lo que ocultan las paredes.
‘‘El radar no nos ha dado las dimensiones de los espacios vacíos. Lo que tendremos que hacer a finales del mes de marzo es usar otro radar digital y mejorado que buscará las dimensiones’’, explicó el ministro, que se negó repetidamente a llamar ‘‘cámaras’’ a esos “espacios vacíos”. “Puedo decir que hay algo detrás”, zanjó una y otra vez. Asimismo, durante la rueda de prensa no dio más detalles sobre el hallazgo de materiales orgánicos y metálicos”. “El escaneado no nos dice más”, lamentó.
Plano donde se detallan las zonas inspeccionadas con radar (Imagen: SCA). Egiptología 2.0 | 95
Esos retos podrían indicar “la existencia de elementos arqueológicos que son difíciles de cuantificar en estos momentos”. Las nuevas pruebas “nos permitirán saber cuales son los próximos pasos” aunque ha reiterado que no tomarán ninguna decisión sin tener certeza absoluta. Así, solo cuando se confirme el hallazgo, se abordará el modo y el momento en el que equipo accederá a las estancias.
‘‘Espacios vacios’’ localizados con el radar (Imagen: SCA).
“Puedo decir que hay más del 90% de probabilidades de que las cámaras estén allí pero jamás daremos el próximo paso sin estar cien por cien seguros”. ”Tenemos nueva información que nos ha proporcionado unos
buenos resultados pero necesitamos más apoyo para continuar el trabajo. Por esa razón el comité permanente ha aprobado un equipo mayor formado por miembros del ministerio de Antigüedades, la Universidad de Arizona y la facultad de ingeniería de la Universidad de El Cairo”. “Con el nuevo radar no tendremos que esperar. Los resultados serán inmediatos”, precisó El Damaty. El pasado noviembre, en una rueda de prensa celebrada en la ciudad de Luxor, el ministro ya reconoció estar seguro “al 90%” de la existencia de “algo detrás de las paredes”. La localización de “espacios vacíos” alimenta la teoría que el egiptólogo británico Nicholas Reeves formuló el pasado agosto y que desde entonces mantiene en vilo a la comunidad egiptológica. Según sus cábalas, la probables estancias ocultas de la tumba de Tutankhamón albergarían el sepulcro de la reina Nefertiti, consorte, corregente y tal vez sucesora de Akenatón. El ministro, sin embargo, volvió a mostrar sus reservas. “Es probable que se trate de una tumba de otro miembro real, tal vez de una mujer. Si fuera la de Nefertiti sería algo muy importante para la historia de Egipto y la humanidad. Yo creo que nos podríamos encontrar a Kiya (segunda esposa de Akenatón y madre de Tutankhamón) o Meritatón (primogénita de Akenatón y Nefertiti que se convertiría después en su esposa)”, insistió El Damaty. En cualquier caso, a su juicio, sería el “hallazgo del siglo”. “Significa redescubrir la tumba de Tutankhamón y entender cuán grande y notable fue”. “Hasta ahora creíamos que era el enterramiento más pequeño del Valle de los Reyes”, recalcó. A partir del estudio de las fotografías en alta resolución que sirvieron al taller madrileño Factum Arte para construir la réplica de la tumba del faraón, Reeves propuso la existencia de dos estancias hasta ahora desconocidas tras los muros norte y oeste de la cámara funeraria.”Habría una cámara lateral debajo de la decorada pared oeste de la cámara funeraria y una prolongación de la tumba más allá del muro norte”, apuntó el experto. En el primer caso (camuflado bajo el mural de los doce monos, símbolo de las doce horas nocturnas que debía transitar el monarca antes de renacer), la puerta conduciría a un almacén contemporáneo al resto de lo ya hallado que podría albergar un ajuar tan maravilloso como el hallado por Howard Carter, con más de 5.000 objetos amontonados en la antecámara, la cámara funeraria, la cámara del tesoro y un anexo. En la pared norte, en cambio, el pasaje llevaría hasta una cámara funeraria. “Mi hipótesis es que nos encontramos ante una tumba dentro de una tumba. El enterramiento de Tutankhamón se habría realizado en la parte exterior de una sepultura que ya existía y que se habría adaptado para tal fin”. Ahí es donde yacería Nefertiti. La búsqueda de la reina que fijó nuestro canon de belleza faraónico ha levantado polvareda entre la comunidad científica. El egiptólogo y ex ministro de Antigüedades Zahi Hawass tildó esta teoría como una sandez y acusó a su predecesor al frente del ministerio de ser “un ignorante”. “Nefertiti jamás fue enterrada en el Valle de los Reyes. Era creyente de Atón y en ningún caso el sacerdote de Amón le habría permitido situar allí su sepultura”, apuntó Hawass. El Damati se reafirmó en los hallazgos presentados el pasado 17 de marzo durante la rueda de prensa para refutar las iracundas críticas lanzadas por Hawass. “Deberías volver a preguntarle sobre el asunto”, recomendó antes de responder a la acusación de “ignorante” esbozada por el mediático egiptólogo.
“Soy profesor de Egiptología por la Universidad de Ain Shams. Eso es todo lo que tengo que decir”. 96 | Egiptología 2.0
La rueda de prensa celebrada en El cairo para presentar los resultados del escaneado realizada en la tumba, han originando una euforia desmedida que casa mal con, la que se presupone, es una investigación científica. En mitad de la vorágine, algunos medios han voceado la ya conocida opinión del ministro de Antigüedades de Egipto sobre el 90% de probabilidades de hallar estancias ocultas y, en cambio, pocos han reparado en la repetidas negativas del arqueólogo a afirmar que los “espacios vacíos” son habitaciones ocultas. En realidad, el anuncio del pasado mes de marzo, acompañado por primera vez por las imágenes captadas por la termografía por infrarrojos, remitidas por el experto nipón que firmó el escaneado, no supone una prueba definitiva de la existencia de cámaras ni se trata, para desgracia de los crédulos, de un método infalible.
“Hay que tomarse los resultados con cautela. Son hipótesis de trabajo evidentemente muy útiles porque podían haber dicho que no había nada y que no existía ningún espacio vacío”, señaló Joan Anton Barceló, fundador y director del Laboratorio de Arqueología Cuantitativa y Aplicaciones Informáticas de la Universidad Autónoma de Barcelona. ”Lo que no sabemos (advierte) es si podría haber habido en el pasado un espacio vacío que por diferentes cuestiones geológicas se ha llenado de arena muy fina que el radar no es capaz de detectar”. Y agrega: “Todo lo que es prospección geomagnética y lo que llamamos teledetección en arqueología es una hipótesis de trabajo. Te ayuda a decidir por donde actuar y por que zonas es mejor no ir”. Con tales aclaraciones, lanzar las campanas al vuelo (citando las elucubraciones de ministros egipcios que no son expertos en arqueología, realmente interesados en reanimar el ruinoso sector turístico local) o saltarse varias estaciones para dibujar un hallazgo a la altura del circo mediático que supuso el descubrimiento de la tumba por Howard Carter en 1922 se antojan medidas un tanto apresuradas.
“Sinceramente, teniendo en cuenta lo que se ha dicho en la rueda de prensa, tenemos que esperar y no podemos tomar los resultados de un radar como un hecho fehaciente”, apunta el egiptólogo y ex ministro de Antigüedades egipcio Zahi Hawass. Hawass recela del experto japonés Hirokatsu Watanabe, autor del escaneado, y se muestra partidario de someter a un nueva prueba a las paredes norte y oeste del enterramiento.
Gráfico que muestra los ‘espacios vacíos’ y los restos orgánicos y de metales (Imagen: El País).
“Este especialista nipón ya se equivocó en 2005 cuando con su radar aseguró haber localizado la tumba KV63 (emplazada en el
Valle de los Reyes) y al excavar nos encontramos con que simplemente era la rotura de una roca”, detalla el ex ministro.
“Por esa razón hay que contratar otro radar; darle la oportunidad de realizar la misma tarea y que otro experto en radar haga públicos sus resultados. ¿Cuál es realmente el descubrimiento de hoy? Tú puedes sugerir que existen dos cavidades pero no hay pruebas. Los radares no firman descubrimientos, sólo elaboran especulaciones”, añadió Hawass, quien censuró la afición de las autoridades por convocar esporádicas ruedas de prensa que no arrojan nueva luz y que, a su juicio, parecen destinadas a servir como mero instrumento de “publicidad”. El pasado mes de marzo, sin ir más lejos, El Damaty compareció en solitario en una abarrotada estancia de la sede del ministerio de Antigüedades egipcio en la acomodada isla cairota de Zamalek, sin la presencia del especialista japonés ni del egiptólogo británico Nicholas Reeves, el verdadero autor de la teoría que apuesta por la existencia de una cámara funeraria oculta en la que descansaría la reina Nefertiti. Un hecho que ha pasado Egiptología 2.0 | 97
Zahi Hawass (Imagen: National Geographic).
desapercibido a muchos pero que indicaría que aún estamos lejos del anuncio definitivo. La próxima y enésima fecha en el calendario será el 31 de marzo, cuando la tumba sea sometida a un segundo escaneado con un radar “mejorado y digital” para tratar de desentrañar las dimensiones de las cavidades. Barceló, representante español en la asociación internacional Computer Applications and Quantitative Methods in Archaeology, también subraya alguno condicionantes del radar. “Sustratos muy férricos pueden afectar al radar y enviar registros falsos”, alerta. “Funciona (detalla) en base a una serie de ecos. Se hace un mapeo y en función de ciertas hipótesis, porque has comprobado el radar en otros entornos, estableces, por ejemplo, que este tipo de rebote está asociado con una matriz calcaria. En cualquier caso, siempre es una interpretación de lo que es un mapa de rebotes. Es lo mismo que los radares militares que advierten de que viene alguien pero no sabes si es un ovni o un buque de guerra. Y la interpretación siempre tiene un cierto grado de subjetividad”. También resulta complicado tratar de analizar los restos de materiales orgánicos y metálicos hallados en las dos paredes de la tumba de Tutankhamón donde Reeves intuye nuevas habitaciones. “El radar depende de como se conserve el material. La madera, por ejemplo, puede reaccionar como una piedra blanda. Es muy complicado con datos únicamente de radar detectar según qué tipos de materia orgánica”, arguye Barceló. “El radar será fiable el día que puedas excavar y comprobar si la prospección geométrica tenía razón”, concluye. Antiguas fotos y documentos de visitantes al templo de Debod en su emplazamiento original han ayudado al egiptólogo Miguel Ángel Molinero y su equipo a reconstruir la capilla central de ese edificio para la exposición: ‘‘Cleopatra y la fascinación de Egipto’’ en Madrid, pues sus relieves se esculpieron durante la dinastía de los ptolomeos, de la que formaba parte la famosa reina. Miguel Ángel Molinero es profesor de Historia Antigua de Egipto y Oriente Próximo de la Universidad de La Laguna (ULL) y director del proyecto epigráfico Tahut, que financia el Gobierno canario para estudiar los relieves y grafiti del templo de Debod, concluido en la época de los últimos ptolomeos, la dinastía a la que perteneció 98 | Egiptología 2.0
Reconstrucción de la pared sur del Templo (Imagen: Universidad de La Laguna).
Cleopatra. Cuando surgió la idea de organizar una exposición en torno a la reina egipcia, Miguel Ángel Molinero pensó que se podría exponer algún modelo divulgativo en torno al templo de Debod, pues de los dos naos (receptáculos donde se guardaba la estatuilla principal de culto) que albergó, el único que se conserva es el que se esculpió en época de Ptolomeo XII, padre de Cleopatra. Esto encajaba bien con la exposición y podría servir de incentivo para que, después de ver la muestra de Cleopatra, los espectadores fueran a visitar el templo de Debod “dentro del mismo contexto cultural”, explicaba Miguel Ángel Molinero. Para ello hubo que buscar información acerca de las partes que faltan actualmente en la capilla y se indagó en fotos antiguas y documentación de diversas fuentes para completar la imagen de cómo podrían haber sido los relieves originalmente.
“Teníamos seguridad de que estaban pintados de diferentes colores y que había partes que no se esculpieron, sino que se añadieron sólo con pintura, como collares, pulseras... y que se conservaban aún a finales del siglo XIX”, detallaba el investigador. Sin embargo, cuando el templo, originalmente en la baja Nubia, fue inundado por la presa de Asuán, se perdieron los colores. De ellos quedan referencias a través de textos escritos por personas que visitaron el templo, por lo que el equipo que dirige Miguel Ángel Molinero ha añadido los colores “que están documentados y, a partir de esa gama, se han encontrado paralelismos con otros templos ptolemaicos hasta completar todo el colorido”.
Una vez hecho esto “y dentro del mismo espíritu divulgativo” se decidió que los visitantes a la exposición madrileña pudieran leer qué dicen los textos de la capilla y, por ello, se ha incluido la traducción de los textos jeroglíficos que aún se conservan de seis escenas. En ellas se representa el ritual de ofrenda que hace el rey a los dioses y los textos presentan el diálogo ceremonial entre ellos. Como el templo estaba cerca de la primera catarata del Nilo en Elefantina, hay deidades propiamente egipcias junto a otras nubias. También se produce la circunstancia poco frecuente de que la capilla estaba dedicada a dos divinidades, por lo que en la cara norte está esculpido el ciclo mítico de Amón de Debod y en la sur el de Isis, deidad a quien estaba consagrado el templo de Filae, al que pertenecía administrativamente el de Debod. Una vez realizada la digitalización, los resultados se imprimieron y se aplicaron sobre una capilla de madera que tiene exactamente las mismas proporciones que la original en Debod.
Entrada a la capilla (Imagen: Universidad de La Laguna). Egiptología 2.0 | 99
Finalizamos el repaso de las noticias egiptológicas, con la misión arqueológica sueca en Gebel el Silsila, dirigida por Maria Nilsson y John Ward. Dicha misión ha descubierto una necrópolis de unos 3.400 años de antigüedad en este yacimiento situado al norte de Asuán. Durante la campaña primaveral de 2016 se han localizado más de cuarenta tumbas, incluida una pequeña capilla, que “desgraciadamente fueron saqueadas en la Antigüedad y, de nuevo, en el siglo XIX”, explica Nilsson a este medio.
“La mayoría de tumbas sufrió, además, una fuerte erosión y un enorme deterioro debido a las inundaciones anuales, que
Entrada e interior de la tumba 14 (Imagen: The Gebel el Silsila Project).
provocan el corrimiento de arena y altas concentraciones de sal”, añade la egiptóloga de la Universidad de Lund, quien explora para National Geographic. Las tumbas han sido fechadas a comienzos de la dinastía XVIII, el floreciente período de faraones como Hatshepsut, Tutmosis III, Amenhotep III o Tutankamón, aunque parece que también fueron reutilizadas durante la dinastía XIX. A finales de 2015, la misión arqueológica sueca anunció el hallazgo de varios relieves intactos y seis estatuas talladas en la roca en Gebel el Silsila. Las tumbas están talladas en la roca, cada una compuesta de una o dos cámaras sin adornos, con una o más criptas. Algunos vanos conservan restos de su sellado original: piedras enormes que impedían el acceso, ajustadas en unas ranuras verticales talladas en las jambas. Destaca la presencia de escalones labrados en la roca que conducen a una cámara cuadrada, una característica que incrementa la importancia del hallazgo porque se trata de la primera vez que se descubren tumbas con escalones en esta zona, según el Ministerio de Antigüedades de Egipto. Las tumbas contenían huesos desperdigados, de hombres, mujeres y niños de todas las edades, pero la ausencia de decoración, tanto interior como exterior, impide identificar a sus ocupantes. Se han encontrado fragmentos detallados de lodo enlucido y pintado que indican la existencia de ataúdes decorados, además de varias cuentas y amuletos que sugieren un estatus considerable por parte de los individuos, explican los investigadores. En cambio, la pequeña capilla, consistente en dos cámaras situadas frente al río, sí que presenta decoración en las paredes: sobre la puerta de entrada hay un disco solar alado. A pesar del reiterado saqueo, en las tumbas se han podido recuperar objetos muy valiosos: un anillo reversible con el cartucho de Tutmosis III; y un escarabeo también con el nombre del faraón.
Interior de la tumba 14 y exterior de la tumba 15 (Imágenes: The Gebel el Silsila Project). 100 | Egiptología 2.0
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