Nº4 - Julio de 2016 | revista on-line gratuita
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Djeser - Djeseru, el templo de Hatshepsut La reina Nefertiti, belleza y poder La tumba saíta del Museo Nacional de Colombia Napoleón en Egipto: el inicio de la Egiptología
SER NIÑO EN EL ANTIGUO EGIPTO Egiptología 2.0 | 1
Editorial
Dirección Moisés González Sucías moibcn@hotmail.com Edición Moisés González Sucías (Barcelona). Diseño gráfico y maquetación David Claros Lozano Jordi Romera Sevillano Documentación Sara López Caiz Colaboradores Sandra Pajares Sotillo Bartomeu Egea Resino María Isabel Cubas Contreras Laura Huertas López Marian Romero Gil Heródoto de Halicarnaso Lucia Inés Merino Gerardo P. Taber Aroa Velasco ISSN: 2444-6254 www.egiptologia20.es https://www.facebook.com/egiptologia20 https://twitter.com/egiptologia20 Egiptología 2.0 es una marca registrada. Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida ni total ni parcialmente ni registrada o tramitada en ninguna forma ni por ningún medio sin permiso previo por escrito de la editorial. Egiptología 2.0 no se hace responsable de los juicios, críticas y opiniones expresadas en los artículos publicados. Egiptología 2.0 ha hecho lo posible por localizar los derechos de autor de todas las imágenes. Cualquier posible omisión no es intencionada y se agradecerá culaquier información sobre los mismos. Contacto: egiptologia2.0@hotmail.com
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Bienvenidos a la cuarta entrega de la Revista Egiptología 2.0. Una publicación dedicada a la divulgación de la historia y el arte de la antigua civilización egipcia. Abrimos este cuarto número con la primera parte del artículo: ‘‘Ser niño en el antiguo Egipto’’. Dónde comprobaremos que su función no sólo era biológica, sino también ideológica, pues eran los encargados de perpetuar la memoria de sus padres, de cuidar sus tumbas y sus ofrendas una vez viajaran al ‘‘Más Allá’’, de ahí el deseo tan urgente de una descendencia pronta y segura. En nuestra sección de entrevistas contamos con Alejandro Jiménez Serrano, director del Proyecto Qubbet el-Hawa, frente a la moderna ciudad de Asuán, que en la actualidad se centra en la excavación y conservación de las tumbas nº 33 y 34, así como en la consolidación de la nº 34h. De la mano de Sandra Pajares conoceremos el Templo de Hatshepsut, enclavado en las montañas occidentales de Tebas, la antigua Uaset. Hablaremos también de las construcciones del faraón Ramsés II, desvelaremos los secretos de la piedra de Rosseta, sabremos como llamaban los egipcios a los nubios en la primera mitad de la dinastía XVIII, nos dejaremos cautivar por la belleza y el poder de la reina Nefertiti y viajaremos hasta el Museo Nacional de Colombia para conocer la tumba Saíta conservada en dicha institución. Todo ello junto con nuestros contenidos habituales y un artículo especial de Manuel Abeledo Tascón, sobre el viaje de Napoleón a Egipto y el inicio de la Egiptología. Fotografía de portada: Ramsés II niño, representado con trenza lateral (Imagen: Wikimedia Commons).
Sumario 6. Entrevistas - Alejandro Jiménez Serrano: ‘‘Tenemos la suerte de tener la excavación con los resultados más espectaculares de toda la zona’’. 13. Testimonios del pasado - Escriba sentado del Louvre.
Entrevistas - Alejandro Jiménez.
16. Vida cotidiana - Ser niño en el antiguo Egipto (I). 21. Creencias - Magia y maldiciones del Egipto faraónico. Concepciones desde la antigüedad hasta el imaginario contemporáneo. 37. Arquitectura - Djeser-Djeseru, el templo de Hatshepsut.
Vida cotidiana - Ser niño en el antiguo Egipto.
45. Faraones - Las construcciones de Ramsés II. 53. Escritura - Rosetta: la clave que descorrió el velo 57. Personajes - ¿Cómo llamaban los egipcios a los nubios en la primera mitad de la dinastía XVIII? La estela Fronteriza de Tutmosis I en Tombos. 62. Mujer en el antiguo Egipto - La reina Nefertiti, belleza y poder.
Creencias - Magia y maldiciones.
70. Colecciones - La tumba saíta del Museo Nacional de Colombia. 74. Museos - Los Museos Bíblicos. 77. Exposiciones - Las flores del faraón. Un viaje por el Nilo a través de sus papiros / Antiguo Egipto. Vida en el Nilo.
Arquitectura - El Templo de Hatshepsut.
86. Hoy viajamos a... - El Kab. 89. Especiales - Napoleón en Egipto: el inicio de la Egiptología. 96. Novedades editoriales - Viaje por el antiguo Egipto / El Libro Prohibido. 97. Noticias - Noticias destacadas del trimestre.
Mujer en el AE - Nefertiti.
Personajes - Ramsés II.
Museos - Los Museos Bíblicos.
2.0 | 3 Especiales - Napoleón enEgiptología Egipto.
En portada
Los niños estaban muy presentes en la vida de los antiguos egipcios, y son una constante en las imágenes que nos han legado. Su presencia no es de extrañar, puesto que la elevada tasa de natalidad de la época, necesaria para poder vencer el tremendo porcentaje de muertes infantiles existentes por aquel entonces, hacía de ellos un elemento constante en el valle del Nilo. Además, su función no sólo era biológica, sino también ideológica, pues eran los encargados de perpetuar la memoria de sus padres, de cuidar sus tumbas y sus ofrendas una vez hayan viajado al Más Allá, de ahí el deseo tan urgente de una descendencia pronta y segura. Por desgracia los testimonios que nos han llegado a la actualidad sobre la infancia en el Antiguo Egipto son muy escasos. Por ejemplo, de documentación escrita tenemos muy poco, ya que parece ser que los egipcios no estaban muy orgullosos de su infancia. Aunque por suerte sí contamos con un buen número de representaciones en donde tenemos a nuestros pequeños protagonistas, y gracias a ellas podemos establecer unos rasgos propios, haciendo de la infancia una identidad propia. El nacimiento es uno de los momentos más peligrosos de la vida de todo ser, y más si estamos hablando de sociedades antiguas como la egipcia, tanto para la madre como para el niño, de ahí la multitud de elementos mágicos y amuletos empleados en estas circunstancias.
Ramsés II niño. Fragmento de la Lista Real de Abydos (Imagen: kairoinfo4u). 4 | Egiptología 2.0
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Entrevistas Marian Romero Gil
Alejandro Jiménez Serrano: ‘‘Tenemos la suerte de tener la excavación con los resultados más espectaculares de toda la zona’’
Alejandro Jiménez Serrano (Imagen: EFE).
Profesor del Área de Historia Antigua, en donde imparte la asignatura diversas asignaturas específicas de la
disciplina, así como otras más centradas en la Egiptología. Se formó en la Universidad de Jaén y en el University College London. Su investigación se centra en los periodos más tempranos de las civilizaciones del Valle del Nilo, en el desarrollo de la escritura, en las relaciones de Egipto y Nubia durante la Antigüedad y en el análisis de la administración periférica durante el tercer y segundo milenio a .C. Hasta la fecha ha publicado cinco libros, entre los que destacan ‘’Historia de Egipto de Manetón’’ (en colaboración con Juan Jiménez. Akal, 2008), ‘‘Los primeros reyes y la unificación de Egipto’’ (Universidad de Jaén, 2008) y ‘‘Royal Festivals in the Late Predynastic Period and the First Dynasty’’ (Oxford, 2002), así como una cincuentena de artículos y capítulos de libros en revistas científicas nacionales e internacionales. Desde el año 2008, es el director del Proyecto Qubbet el-Hawa, que en la actualidad se centra en la excavación y conservación de las tumbas nº 33 y 34, en la consolidación de la nº 34h y en proyectos de ayuda al desarrollo local. 6 | Egiptología 2.0
Hoy os presentamos el encuentro que hemos tenido en Egiptología 2.0, una visita de lujo, se trata del director del Proyecto Qubbet el-Hawa de la Universidad de Jaén, Alejandro Jiménez Serrano, ¡gracias por estar con nosotros!
generalmente eran las mujeres eh, pese a que había una gran mortalidad femenina, probablemente a causa de los partos, sí que hemos encontrado que las personas que llegan a bastante edad suelen ser mujeres y claro, sufren la osteoporosis.
Muchas gracias, un placer.
¿El niño se ha sabido de que murió?
Vamos a recordar primero a nuestros lectores lo referente a la campaña anterior para ponerles en antecedentes. Fue todo un éxito y descubristeis dos sarcófagos con ambas personas, que resultaron ser dos mujeres ¿verdad?
No, es muy muy difícil poder determinar las causas de la muerte ya que suelen ser enfermedades infecciosas y eso no deja rastro en el esqueleto. Sí que recuerdo una vez que teníamos a un nubio que le habían pegado un par de golpes en la cabeza y ese sí fue fácil saber de qué murió (Se ríe).
Si, si, hicimos una gran cantidad de descubrimientos de cuerpos, pero el más llamativo fue el que contenía los datos del primer cáncer de mama de la historia, una mujer que vivió muy a finales del Reino Antiguo o incluso Primer Periodo Intermedio. También descubristeis un sarcófago que pertenecía a un niño, ¿no es así? Si aunque yo me quedaría con el descubrimiento de la mujer esta del cáncer de mama o bien con el de la matriarca de la dinastía XII como descubrimiento con más carga histórica. Una de las dos mujeres que te comentábamos al principio creemos que tenía mucha osteoporosis ¿verdad? Si bueno, es relativamente común que las mujeres que alcanzan cierta edad, pues que podamos ver los efectos de la osteoporosis en su esqueleto. Generalmente tenemos la imagen de que los cuerpos aparecen perfectamente momificados, pero aquellos que datan del Reino Antiguo o del Reino Medio, la momificación no es la clásica a la que podríamos estar acostumbrados, sino que lo que más se encuentran son restos óseos vendados y entonces, es más fácil ver como la osteoporosis llegó a hacer sufrir a las mujeres de cierta edad, como se cebó con ellas. Lo curioso es eso, que ya eran mayores cuando la esperanza de vida no era muy larga ¿no? Efectivamente, Resing que fue un antropólogo alemán que trabajó sobre los restos humanos hallados por Elmar Edel en Qubbet el-Hawa, también estudió las poblaciones que se encontraron en la vecina Elefantina, determinó que la edad media estaba en los 24´6 años y por ahora nuestro cómputo está 24´7, es decir, prácticamente lo mismo, ello significa que mucha moría joven sí, principalmente los niños, que son los que nos rebajan la edad de esta estadística, pero en la pirámide de edad también podemos encontrar a personas que llegaban a cumplir bastantes años y
Si claro, ¡¡evidentemente!! Pero para los demás no tenemos tanta claridad. ¿De qué podía morir? Pues de enfermedades infecciosas, pues desde un resfriado que generase en una pulmonía, desde una malaria, de una infección estomacal o intestinal etc. o sea, multitud de causas. En la tumba de Saremput recordamos que nos contaste que había un pozo de seis metros y que ibais a limpiar el terreno, ¿es así? Si, de hecho la campaña pasada se finalizó la excavación de la galería subterránea del complejo subterráneo de Saremput II y no tuvimos la suerte de encontrar ninguna cámara intacta, sí encontramos bastantes restos de los ajuares de los miembros de la familia gobernante de Elefantina de hace casi 4.000 años. ¿Y cuantas momias encontrasteis en total? Pues este año se ha hecho el cómputo mínimo de individuos, es decir, el número mínimo de individuos que fue enterrado en la tumba y se ha cifrado en torno a 30 personas. Ahora, sabemos que de esas 30 personas, la tumba de Saremput II se utilizó para él y su familia así como hubo reocupaciones durante el Reino Nuevo, por ejemplo, conocemos el nombre de un tal Amenemope, y luego hay restos de intrusión durante la Baja Época. O sea que ha sido reutilizada varias veces Si, es lo normal, generalmente las grandes tumbas suelen ser reutilizadas por personas que no tienen los recursos necesarios como para construirse su propia tumba. En Reino Nuevo lo que estamos viendo es que son oficiales de baja categoría como podrían ser escribas, que tienen su ajuar pero que no tienen recursos para construirse su propia tumba excavada en la roca y luego en Baja Época ya sí que son gente que podríamos denominar de profesiones Egiptología 2.0 | 7
Alejandro Jiménez Serrano con parte del equipo de la UJA en la campaña de 2013 (Imagen: Proyecto Qubbet el-Hawa, Universidad de Jaén).
liberales, porque no hemos podido atestiguar ningún cargo administrativo, entonces o bien serían tenderos, o barqueros, en fin, que serían gente que podrían costearse su ajuar funerario con ataúdes pero de no mucha categoría. Vamos ahora con la campaña de este año ¿Cuándo empezó? Comenzamos en febrero y nos extendimos hasta el mes de marzo, fueron en total seis semanas y la verdad es que ha sido la mejor de todas las que llevo vividas allí, ha sido en todos los aspectos la mejor. Vamos que habéis disfrutado un montón ¡Como enanos! (se ríe) ¿Fuisteis el mismo equipo de la campaña anterior? Pues prácticamente sí, de hecho tenemos un equipo bastante estable y es una suerte, podemos decir que es la mejor campaña porque al ser la mayoría investigadores que tienen mucha trayectoria en el yacimiento ya saben que se van a encontrar, entonces ya van preparados, saben lo que tienen que hacer y no tienes que estar tan encima de ellos diciéndoles o explicándoles que tienen que hacer o encuentran ese problema de decir ¡ay! Me tenía que haber traído esto o lo otro, es gente que ya sabe dónde va y sabe lo que necesita, entonces te puedes centrar más en los nuevos, y estos ya van un poco enseñados desde España de tal forma que saben lo que se van a encontrar. 8 | Egiptología 2.0
Por lo que sabemos, a principio, mitad o casi final, cuando les parece, creemos que para sorprenderos, recibís la visita del Director General del Ministerio de Antigüedades en Asuán y Nubia el Dr. Nasr Salama, ¿recibís esa visita como si tuvierais que pasar un examen? (Se ríe) No en realidad es su función, nosotros tenemos la suerte de tener la excavación con los resultados más espectaculares o los que más carga de información histórica proveen en toda la zona y entonces es lógico que la máxima autoridad en el Ministerio de Antigüedades quiera ver sobre el terreno que es lo que estamos haciendo y es una oportunidad magnífica de explicarle el valor de nuestros resultados. Este año descubristeis dos cuerpos uno de los cuales era una mujer, pero el otro cuerpo era un extraño enterramiento, estaba envuelto en un material vegetal… Si, hemos encontrado muchos cuerpos pero este es en la tumba 35P que está excavando Luisa González, por cierto valenciana, y es un enterramiento que si lo sacásemos del contexto de donde lo encontramos diríamos que es un enterramiento pobre, pero esta en un complejo funerario en donde están enterrados los ancestros de Saremput I y entonces ya cambia porque este individuo está enterrado dentro de esta estera y tiene unas características patológicas que indican que era un individuo robusto, joven y que había sufrido heridas como consecuencia de enfrentamientos armados, aunque eso es más difícil de concretar, pero no sería extraño estando don-
de estamos y en la época en la que estamos, sería contemporáneo al final de la decimoprimera dinastía y comienzos de la decimosegunda entre las cuales hubo un pequeño momento de crisis de guerra civil o también que estamos en una zona fronteriza, por lo cual los enfrentamientos con las poblaciones de alrededor pues no serían extraños. Este año también habéis sacado la momia de Psamético que ya descubristeis la campaña anterior ¿verdad? ¡Por fin sí! ¿Que ha supuesto sacar a la momia de esa cámara donde se encontraba? La cámara en nuestro argot arqueológico la denominamos el C24, y tuvimos la suerte, o la maldita suerte de encontrarla intacta, con unos enterramientos de Baja Época entre los cuales estaba este Psamético. El problema es que estos enterramientos de Baja Época estaban en muy mal estado de conservación debido a las termitas, entonces ha habido que proceder con mucho cuidado, las restauradoras han estado encima, se ha salvado lo que se ha podido, eso sí, después de una labor de documentación bastante exhaustiva. Psamético ha sido el último que ha salido de esa cámara y lo que ha supuesto es que por fin nos podíamos enfrentar a los niveles anteriores a la Baja Época, es decir, que la tumba QH33 supone excavar el Reino Nuevo y hemos visto que también hay restos dispersos del Reino Medio, es decir, ya vamos viendo el final, o lo que creemos que es el final de la tumba Qh33 que después de ocho años de excavación algún momento tendrá que llegar el final. ¡Y hace muy poquito habéis dado a conocer el
descubrimiento de Sattjeni! Si, la verdad es que son las bromas que te gasta la arqueología, era una zona que habíamos comenzado a excavar en 2013 y que íbamos muy lentamente, lo que parecía que era una cámara o un nicho que había sido reutilizado en época copta, pues en vez de un nicho resulta ser un pozo, entonces empezamos a excavarlo y empieza a salir material revuelto fruto del saqueo pero el pozo sigue bajando, pero Vicente Barba, el que lo estaba excavando me preguntaba si yo creía que podía haber algo y yo le dije que cuanto más profundo, más posibilidades de encontrar algo tendríamos y al final si tuvimos la suerte de encontrar una cámara con tres personas enterradas y entre ellas la dama Sattjeni V. ¿En qué condiciones estaba? A-Pues como buen enterramiento de Reino Medio, estaba enterrada de cúbito lateral sobre su brazo izquierdo mirando hacia el sur y dentro de dos ataúdes cual muñeca rusa. El ataúd exterior estaba en muy mal estado de conservación. La experiencia que tenemos con las termitas es muy larga pero jamás había visto esa manera de atacar un ataúd, no quedaba nada, simplemente quedaba una fina película de yeso pintado en el cual estaba el nombre de la dama y pudimos fotografiarla durante tres minutos antes de que se viniera abajo. Nosotros tenemos la conciencia tranquila porque sabemos que las restauradoras no hubieran podido hacer nada ya que era la fina película de yeso y arena y tendríamos que haber metido eso entero en consolidante y vamos, eso era imposible. Lo que si estaba en perfecto estado de conservación era el ataúd interno que estaba construido en madera de cedro, se ven perfectamente los anillos, por lo tanto, podremos datar el año justo en
Uno de los dos sarcófagos de madera que contenían la momia de Sattjeni (Imagen: Ministry of Antiquities). Egiptología 2.0 | 9
el que se taló para construirlo y lo vamos a comparar con otros dos ataúdes muy similares que hemos encontrado en la tumba vecina de la Qh33 y vamos a poder comprobar cómo funcionaban los talleres donde se construían estos ataúdes, vamos a poder intuir la periodicidad por la cual llegaba madera desde Biblos, una serie de respuestas que nos van a hacer preguntarnos otras cuestiones como las relaciones entre Egipto y el Levante. O sea que no es un ataúd, es mucho más Si, es una fuente de información, son ataúdes que seguramente están hechos en talleres de la corte, en el norte, y son comprados por la élite en Elefantina porque lo podemos ver en numerosos museos y colecciones egipcias, pero lo que si vamos a poder determinar es el año en que fueron cortados los árboles para estos ataúdes, entonces esto te permite jugar mucho, por ejemplo si un ataúd estaba hecho con madera de un mismo árbol o se utilizaban de diferentes árboles. Bueno estamos hablando de los ataúdes pero cuéntanos ¿Quién era Sattjeni? Sattjeni es un personaje de la cual se conocía su nombre ya que nos aparecía constantemente en la excavación de la Qh33 donde estaba enterrado el gobernador Hekaib III y un hermanastro suyo llamado Saremput que nosotros le llamamos Saremput el joven, y ella fue la madre de ambos e hija del gran gobernador Saremput II que tuvo importantes cargos en la administración central y que tiene la tumba más espectacular de Qubbet el-Hawa. Su importancia reside en que hemos podido determinar que esta familia se comporta igual que la familia real, es decir, se consideran miembros de un linaje puro y probablemente se casan entre ellos de tal forma que la mujer es la portadora de los derechos dinásticos, y en un momento de crisis en el que mueren los personajes masculinos y se quedan ellas solas como únicos miembros de la familia, adquieren un papel fundamental en la continuidad de la dinastía ya que ellas son las que salvaguardan que siga gobernando la misma sangre, entonces la persona que se casa con ella adquiere el título de gobernador y son los hijos de ella los que pueden ser gobernadores. Uff¡ cuando la encontrarais os quedaríais sin respiración. La verdad es que habíamos estado bromeando unos días antes sobre el descubrimiento ya que no esperábamos que estuviera en tan buen estado de conservación y descubrimos el sarcófago de su segundo esposo y decíamos, mira ahí va a estar su esposa Sattjeni V y cuando realmente la encontramos pues 10 | Egiptología 2.0
Alejandro Jiménez en el momento de descrubir una de las cámaras intactas (Imagen: J. Peñas).
la verdad es que te alegras porque puedes mirar cara a cara a un personaje que se ha ido acercando por diferentes vías a la excavación y hemos tenido mucha suerte de poder leer y fotografiar su nombre antes de que se viniera abajo. ¿Han sido tan duras las condiciones de trabajo como en anteriores campañas, que estabas en huecos pequeñísimos, con poco aire para respirar, un calor asfixiante etc...? Sí porque aunque trabajamos en febrero y marzo que es una época que es una maravilla, en el momento en que te metes en un pozo, en el caso de Sattjeni, de nueve metros de profundidad, en una cámara en la que tienes dificultades para moverte porque en cuanto te muevas puedes pisar algo, hay que tener mucho cuidado y moverse despacio y llevar cuidado que no te caiga esa gota de sudor por la nariz y vaya a caer por ejemplo encima de una momia, porque se puede re-hidratar y puede comenzar la putrefacción del cuerpo, y cuando te tienes que ir pues te tienes que ir, hay que tener claro que en esta profesión no podemos tener prisa, pueden llevar ahí miles de años y podemos retrasar nuestro trabajo el tiempo que sea necesario con tal de hacerlo bien, no tenemos prisa, no es una excavación de urgencia, es una excavación en la cual queremos dejar el pabellón lo más alto posible porque nosotros hemos criticado a los que nos han precedido y pretendemos que nos critiquen lo menos posible los que nos sucedan (se ríe). Hemos hablado de momias, pero en relación a los objetos descubiertos ¿Cuáles podéis destacar en esta campaña? Pues alguna inscripción que aún tenemos en estudio, quizá lo más chulo es un conjunto de vasos del Reino Nuevo que encontramos en el C24 en la QH33 que tenían semillitas todavía dentro y las inscripciones en hierático y va a ser bastante interesante ver
si existe una traducción correcta de alguna de estas semillas y que coincida con la realidad. La suerte que tenemos es que al contar con un equipo multidisciplinar es que contamos con una carpóloga, que es una experta en semillas y es la que se está encargando de analizarlas. ¿Cómo ha terminado el proyecto al terminar el trabajo de este año? Pues como suelen acabar las excavaciones arqueológicas, pues que aparece algo en el último momento y te vas mordiéndote la mano porque por ejemplo hace dos años en el c24 ya pudimos constatar la existencia del c25 que es otra cámara que no hemos podido acceder a ella, estamos retirando el material en c24 pero aquí inesperadamente nos ha surgido lo que parece que es el arranque de un foso, y lo mejor de todo es que ese foso está cubierto de escombro como solían dejarlo en la antigüedad y podría ser una buena noticia. Bueno, o sea que tenéis unas buenas previsiones para la próxima campaña ¿no? A-El hecho de trabajar en Egipto ya es una previsión muy buena, si sale o no sale yo digo que salga, poco, bueno y en buen estado de conservación. La verdad es que lo más importante es que salga material que tenga valor histórico, que podamos reconstruir las condiciones políticas, sociales o simplemente vitales de las personas que vivieron hace 4.000 años. ¿Para cuándo será la próxima, para febrero? No, antes, el año que viene será la más larga que hagamos, van a ser 8 semanas, desde mediados de enero hasta mediados de marzo y en este caso yo no voy a estar toda la excavación, va a estar el nuevo co-director José Manuel Alba que junto con Luisa
Restos de la mascara funeraria de Sattjeni, hallada dentro de dos sarcófagos de madera (Imagen: Egyptos).
García González se van a encargar de la dirección del trabajo de campo y yo voy a ir por primera vez a excavar, no de jefe sino de arqueólogo a excavar los pozos o estructuras funerarias de Saremput I. ¿Y eso?
Alejandro Jiménez observa los restos de un ataúd (Imagen: Proyecto Qubbet el-Hawa, Universidad de Jaén).
Porque esto cansado y quiero disfrutar. En realidad la labor de un proyecto tan grande es coordinar a todos los investigadores, coordinar también los trabajos de campo, es como una batalla, impedir que se te caigan los frentes, y aunque sí estas en todos lados y ves todo pero no estás realizando una excavación propiamente dicha y entonces pues me apetecía y luego que hay que darles la oportunidad a las nuevas generaciones de que vayan tomando las responEgiptología 2.0 | 11
sabilidades del trabajo porque yo no pienso estar eternamente como director de la excavación, básicamente porque un proyecto de este tipo necesita interpretaciones nuevas, no a alguien que se eternice y su opinión sea la única y la válida y en fin, que entre sangre nueva. Pues Alejandro Jiménez, director del Proyecto Qubbet el-Hawa, muchísimas gracias por haber estado con nosotros y habernos contado cosas tan interesantes de lo que vivís día a día mientras nos desveláis pedacitos de la historia del antiguo Egipto que estaban dormidos, os deseamos muchos más éxitos y como no, que vengas a contárnoslo.
Alejandro Jiménez y el embajador de España en Egipto, durante una visita al proyecto de la UJA en Asuán (Imagen: Proyecto Qubbet el-Hawa, Universidad de Jaén).
Sobre el Proyecto Qubbet el-Hawa
Sobre el autor
La necrópolis de Qubbet el-Hawa se halla justo en frente de la moderna ciudad de Asuán, unos mil kilómetros al sur de El Cairo. En ella se han encontrado a lo largo de diferentes campañas de excavación unas 60 tumbas talladas en la roca de la colina, algunas de las cuales no han sido investigadas nunca.
Marian Romero Gil, Directora, productora y presentadora del programa de radio: ‘’Las enseñanzas de Maat’’, donde podrás encontrar todo tipo de temas relacionados con el antiguo Egipto. Todo ello de la mano de Marian Romero Gil y su equipo de colaboradores.
Desde el año 2008, el proyecto de la Universidad de Jaén se ha centrado en el estudio y excavación de la tumba QH33, en donde fueron enterrados los gobernadores de Elefantina Heqaib III y su hermano y sucesor, Ameny-Seneb (1810-1790 a. C.), que fueron contemporáneos al penúltimo faraón de la XII Dinastía, Amenemhat III (1818-1773 a. C.). La información aportada por estos trabajos permitirá conocer con un mayor detalle a la familia gobernante de Elefantina durante este periodo, de tal forma que se aportarán nuevos datos sobre el funcionamiento interno de las dinastías de los gobernadores provinciales. http://www.ujaen.es/investiga/qubbetelhawa
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El programa se emite todos los domingos a las 20:00 horas, en: http://portalzona.com/maat.html Media http://xn--lasenseanzasdemaat-t0b.es https://www.facebook.com/LasEnsenanzasDeMaat/ timeline https://twitter.com/marian_egipto?lang=es http://www.ivoox.com/podcast-ensenanzas-maat_sq_ f146256_1.html
Testimonios del pasado Moisés González Sucías
Escriba sentado del Louvre
Piedra caliza policromada, ojos de magnesita blanca, ébano, cobre y cristal de roca; Dimensiones: 53,7 x 44
x 35 cm; Descubierta por Auguste Mariette en Saqqara el 19 de noviembre de 1850, al norte de la avenida de esfinges del Serapeum.; Imperio Antiguo, dinastías IV o V. Nº E 3023. Museo de el Louvre (París, Francia).
Escriba sentado del Louvre (Imagen: Wikimedia Commons).
Esculpida entre los años 2480 y 2350 a. C., es una de las esculturas más representativas y mejor conservadas del Imperio Antiguo. Fue realizada en una época en que Egipto se encontraba en la cima de su gloria y se había abandonado la construcción de grandes pirámides. Los artesanos cubrían más campos, las tumbas y los templos tenían una arquitectura más compleja y el ‘‘arte’’ se ocupaba de objetos más pequeños, reproduciendo la vida cotidiana. Los escribas, indispensables en el estado fuertemente centralizado, eran representados frecuentemente. La escultura fue hallada el 19 de noviembre de 1850 por Auguste Mariette, al norte de la avenida de esfinges del Serapeum de Saqqara, frente a la antigua ciudad de Menfis. Se estima que representa a un alto funcionario Egiptología 2.0 | 13
de la administración, ejerciendo su oficio (escriba). Colocada en la capilla de culto de una tumba, la escultura participaba en las ceremonias y recibía las ofrendas para el difunto, su función tenía pues un carácter funerario.
La figura se representa de forma hierática, estática y con una idealización de la realidad, realizada a través de formas geométricas sencillas, evitando detalles a favor de una visión global (idealización algo menor que las típicas representaciones del faraón).
Se trata de una escultura individual de bulto redondo pensada para ser colocada junto a la cámara funeraria, en el serdab. El material utilizado es la piedra caliza, utilizando el procedimiento de la talla. Los ojos aparecen incrustados en la piedra y están realizados con magnesita blanca, ébano, cobre y cristal de roca.
Su canon es ancho y proporcionado, sin demasiado interés por la representación de las distintas texturas, representando también los tejidos muy geometrizados.
La composición de la pieza es de bloque cerrado, simétrica y con una clara ley de la frontalidad. Como ocurre con el resto del cuerpo, la composición acusa una fuerte influencia geométrica, generando un esquema piramidal. La influencia de la luz es poco importante, pues las superficies (bastantes planas), apenas si generan claroscuro. Se trata de una figura policromada, donde el artesano presta especial atención a los detalles del rostro (pelo, ojos, cejas...).
La actividad de este alto funcionario (escriba), junto a algunos detalles técnicos como el hieratismo, la tendencia a la simplificación geométrica, frontalidad o simetría, nos hacen pensar en el arte Egipcio, uno de los primeros en la historia del Arte que desarrolla una estatuaria monumental y que, a excepción del periodo de Akenatón, siempre mantuvo las mismas características estéticas. Como ocurre en gran parte de las producciones artísticas del antiguo Egipto, la escultura tiene un clara función funeraria, la de ejercer de doble del difunto para su alma o Ka en la Vida de Ultratumba. Esta
Detalle de las manos (Imagen: Wikimedia Commons).
creencia tan profundamente arraigada, también es el origen de gran parte de su arquitectura (mastabas, pirámides e hipogeos) y pinturas que decoraban las distintas estancias con escenas del Libro de los Muertos, donde se narraban los distintos pasos que debía recorrer el alma del difunto, hasta llegar a su descanso eterno. Por otra parte, la escultura también nos recuerda la estricta división social que existía en el antiguo Egipto. En la cima del poder se encontraba el faraón, elemento de unión entre el mundo de los mortales con el de los dioses. Bajo él, se encontraban los distintos poderes necesarios para el control del imperio: el militar, el sacerdotal y el burocrático que se encargaba del control de impuestos y propiedades al que precisamente corresponde esta escultura. Todos ellos formaban parte de la clase privilegiada con el suficiente poder económico para poder 14 | Egiptología 2.0
permitirse la construcción de una tumba, junto con su correspondiente ajuar y decoración. El artista le representó mientras escribía en posición sedente con las piernas cruzadas y encima de ellas un papiro desplegado, mientras está a punto de realizar su labor como escriba, por lo que sostiene un cálamo en su mano (perdido), llevando como prenda de vestir un shenti, donde apoya el papiro. Su cara es representada de forma atenta y su mirada es viva, siendo esta parte del cuerpo muy realista, resaltan los pómulos y las mejillas, y los ojos aparentan gran realismo. Las manos están talladas con minucioso detalle. Presenta pliegues en el vientre que hacen resaltar su obesidad. Su buena conservación nos permite ver la policromía original, con la aplicación de los diferentes colores.
Detalle de la cara (Imagen: Raúl Luna).
Las esculturas de dioses y faraones del Imperio Antiguo se caracterizaban por mostrar una actitud hierática. Sin embargo, por tratarse de un cortesano, no es extraño el realismo
de esta escultura, realizando su actividad, o la representación de la obesidad del escriba y el realismo de los ojos, muy detallados. El Escriba sentado del Louvre es una obra escultórica excepcional, sin grandes pretensiones, que aparentemente resulta sencilla e incluso sobria. Sentado sobre el suelo, no porta joyas, peluca, ni se representó acompañado de ningún otro personaje, el artesano tampoco lo talló idealizadamente atlético y joven. La pieza resulta intensamente atrayente, su mirada y su halo de misterio, interactúa con quien le observa, incluso nos ‘‘hipnotiza’’. Los vivos ojos del escriba parecen proyectase más allá de la piedra en la que fue esculpido hace miles de años, como si aún escribiera o meditara.
Detalle de los ojos (Imagen: Wikimedia Commons). Egiptología 2.0 | 15
Vida cotidiana Aroa Velasco
Ser niño en el antiguo Egipto (I)
Varita apotropaica, Reino Medio (Imagen: British Museum).
Los niños estaban muy presentes en la vida de los antiguos egipcios, y son una constante en las imágenes que nos han legado. Su presencia no es de extrañar, puesto que la elevada tasa de natalidad de la época, necesaria para poder vencer el tremendo porcentaje de muertes infantiles existentes por aquel entonces, hacía de ellos un elemento constante en el valle del Nilo. Además, su función no sólo era biológica, sino también ideológica, pues eran los encargados de perpetuar la memoria de sus padres, de cuidar sus tumbas y sus ofrendas una vez hayan viajado al Más Allá, de ahí el deseo tan urgente de una descendencia pronta y segura. Por desgracia los testimonios que nos han llegado a la actualidad sobre la infancia en el antiguo Egipto son muy escasos. Por ejemplo, de documentación escrita tenemos muy poco, ya que parece ser que los egipcios no estaban muy orgullosos de su infancia. Aunque por suerte sí contamos con un buen número de representaciones en donde tenemos a nuestros pequeños protagonistas, y gracias a ellas podemos establecer unos rasgos propios, haciendo de la infancia una identidad propia. El nacimiento El nacimiento es uno de los momentos más peligrosos de la vida de todo ser, y más si estamos hablando de sociedades antiguas como la egipcia, tanto para la madre como para el niño, de ahí la multitud de elementos mágicos y amuletos empleados en estas circunstancias y que luego veremos. El proceso como tal del nacimiento no nos ha quedado constatado de ninguna manera, y solo unas escasas evidencias arqueológicas, etnográficas y escritas nos ayudan para conocer un poco más sobre este acontecimiento tan importante. Una de estas primeras referencias la encontramos en el papiro Westcar, (papiro de Berlín 3033), en el relato del nacimiento de los tres hijos de Ruddyedet, los herederos al trono real. Ante este nacimiento Re envía a los dioses Isis, Neftis, Mesejenet, Heqet y Jnum a asistir al parto, y esto es lo que pasa:
Tras esto los dioses se fueron y tomaron la forma de músicos. Jnum estaba con ellas con un fardo. Y llegaron a la casa de Userra, a quien encontraron de pie, con la ropa revuelta. Entonces ellos le ofrecieron sus menats y sistros. Entonces él les dijo ‘‘Señoras mías, mirad, hay una mujer que tiene dolores, su parto es difícil’’. Entonces 16 | Egiptología 2.0
ellos le dijeron ‘‘Permite que la veamos, mira, nosotras sabemos cómo asistir a un parto’’. Entonces él las dijo ‘‘Id’’. Tras esto ellas entraron en presencia de Ruddyedet y se cerraron en la habitación con ella. Entonces Isis se puso delante de ella, Neftis tras ella, mientras Heqet aceleraba el parto. Entonces dijo Isis ‘‘No seas poderoso en su vientre, en tanto que tu nombre de Userkaf’’. Y entonces el niño se precipitó sobre sus manos como un niño de un codo, sus huesos eran firmes, la constitución de sus miembros de oro, su tocado de lapislázuli auténtico. Entonces ellas lo lavaron una vez cortado su cordón umbilical y fue puesto sobre un lecho de adobes. Gracias a este texto conocemos la utilización de los llamados ladrillos ‘‘mágicos’’, que es ese lecho de adobes que se comenta al final del texto. Tenemos dos posibles usos para estos adobes: el primero serviría de apoyo a la madre para dar a luz, pues según se deduce de las escasas representaciones, la parturienta recibía el hijo en postura genuflexa, apoyándose sobre estos ladrillos del parto, de esta manera se convertían en un punto de apoyo sobre el que afianzar el esfuerzo de la prensa abdominal en el momento álgido de la expulsión (un antecedente de la silla obstétrica); el segundo uso sería como el lugar donde el recién nacido sería depositado a modo de cuna, como dice el texto del Papiro Westcar. Dichos ladrillos representaban a la misma diosa Mesejenet, protectora del parto, y precisamente su nombre en egipcio es “el lugar donde uno se postra”. Por otro lado, respecto al lugar físico donde tuviera lugar el nacimiento es más desconocido, ya que carecemos de evidencias salvo para el caso del poblado de Deir el-Medina del Reino Nuevo, en donde unas estancias se denominan ‘‘pabellón del nacimiento’’, una especie de refugio cubierto y rodeado de plantas. Jeroglífico de nacimiento en el Templo de Dendera (Imagen: Aroa Velasco).
En lo que respecta a la protección de los niños hay que destacar
la complejidad de las creencias. Existen textos de protección mediante los que se procuraba la defensa de los más pequeños ante los peligros a los que se veían expuestos. Uno de estos elementos mágicos son las varitas apotropaicas, datadas en el Reino Medio y Segundo Periodo Intermedio. En dichos objetos podemos ver dos de los dioses protectores de la infancia: Bes y Taweret. Estas varitas realizadas normalmente de marfil de hipopótamo, son decoradas con varias divinidades o animales supernaturales, e incluye animales como leones, panteras, gatos, babuinos, tortugas, serpientes…Se cree que dichas varitas apotropaicas eran utilizadas en rituales, marcando un círculo en el suelo rodeando a la mujer del parto, además de situarlos sobre la propia embarazada a la vez que se recitaban encantamientos para proteger el acontecimiento. Alimentación y vestido del niño Tras el nacimiento, el recién nacido era atendido por su madre quien le daba el pecho durante un periodo bastante prolongado, o por lo menos eso nos cuentan las fuentes escritas, como en las Instrucciones de Ani, en donde se dice:
Luego que te dio a luz tras tus meses, ha ofrecido su pecho a tu boca durante tres años. La lactancia materna era el método de manutención infantil más frecuente, el único posible en realidad, y por supuesto el más idóneo. Aunque la estimación exacta del tiempo de duración de la lactancia fue siempre incierta y cambiante, parece haberse mantenido hasta el periodo ptolemaico de manera similar. Hay constancia de que la madre y el lactante permanecían unidos durante la mayor parte de la jornada, siendo lógico por tanto que el niño solicitara el pecho cuando las demandas del apetito le pedían satisfacerlo. Nos han llegado numerosas estatuillas en donde podemos ver el acto natural del amamantamiento, que es algo de lo cual las egipcias no se avergonzaban, aunque en ocasiones utilizaban nodrizas, sobre todo para mujeres de más alto estatus social. Egiptología 2.0 | 17
En cuanto a la vestimenta del niño es importante destacar que para los niños, uno de los rasgos identitarios en la iconografía es su desnudez, algo de lo cual no se avergonzaban los egipcios. Aunque, por otro lado, si tenemos constancia de ropa para niños, gracias a los hallazgos arqueológicos y a las listas de la lavandería, con algunas prendas que se pueden asimilar a los pañales actuales. Es interesante apuntar que una de las prendas de ropa más antigua conservada procede de Egipto, y
Ladrillo mágico de Abydos (Imagen: Wegner, J.).
perteneció a un niño. Se trata de una pequeña túnica o vestido de lino hallado en la mastaba 2050 de Tarkhan en el Fayum, y que actualmente se conserva en el Petrie Museum. Pertenece al reinado del rey Djet, en la I Dinastía, aproximadamente en el 2800 a. C., y desde que fue hallada por Petrie, en 1912 tuvieron que pasar casi 80 años para que se reconociera su importante valor. La medida de dicha pieza, sobre todo de las mangas, nos informan de que sería para un niño de unos 10 años y que fue llevada en vida. No es el único ejemplo de vestimenta infantil conservado, pues también tenemos un fragmento de un vestido de la tumba de una niña llamada Niuty, en Saqqara, de la XI dinastía; o un par de mangas conservadas en el Petrie Museum pertenecientes a la tumba 25 de Gurob, y que aunque no presentan marcas de haber sido utilizadas en vida, se descarta como equipamiento funerario. Y en cuanto se refiere al peinado infantil, el más común tanto para chicos como para chicas es la trenza lateral a la derecha de la cabeza rapada. Es un peinado típico de todo el periodo histórico del Antiguo Egipto, aunque es muy común durante el Reino Antiguo, volviéndose más complejo con el paso de las dinastías. ¿Cómo se representaban a los niños? Muchas de las representaciones que nos han llegado de niños egipcios es siendo portados por sus madres en pequeñas cestas sobre el pecho o la espalda, o apoyados en el brazo y la cadera, prácticamente igual que en la actualidad. También nos los solemos encontrar siendo amamantados por su madre. Cuando nos encontramos con una figura que parece ser un niño, debemos tener en cuenta que las características físicas que presentan no son realistas, los criterios que tenemos para su identificación no son fijos, variando con el tiempo, y tampoco se utilizaron todos con la misma frecuencia en la pintura que en la escultura. Aun así, a grandes rasgos tenemos las siguientes características: 1 - La trenza de la juventud: se trata de una trenza al lado derecho de su cabeza afeitada como ya he comentado un poco más arriba, al igual que la lleva el joven dios Horus. En el caso de tratarse de niñas podía ser una coleta en vez de una trenza. A veces incluso se trataba de un simple mechón de pelo, que frecuentemente terminaba en una punta enrollada hacia arriba. En dicho peinado vemos una evolución y un cambio, pero por regla general se sigue manteniendo la misma línea.
Estatuilla de niño, Reino Antiguo (Imagen: Musée du Louvre). 18 | Egiptología 2.0
2 - Menor tamaño: aparecen representados siempre de menor tamaño que los adultos, aunque con sus mismos cánones; no siguen una representación real de los niños. Este es un criterio poco riguroso y con
el que hay que tener mucho cuidado ya que el arte egipcio desarrolló la posibilidad de expresar la diferencia de categoría social de las personas recurriendo al tamaño. A veces resulta tremendamente difícil reconocer a un niño con solo este criterio. 3 - Su desnudez: los niños, como tales, serían bastante descuidados respecto a su ropa; si añadimos el clima propio de Egipto entenderemos que fueran desnudos, aunque, como hemos visto, tenemos constancia de ropa para niños. Según Szpakowska la ropa y los pañales pueden ser opcionales durante el día en climas calurosos como es el caso de Egipto e incluso la práctica de dejar a los niños desnudos durante el día se mantiene actualmente en algunas áreas de África, Asia y en Meso y Sudamérica. La desnudez en el Antiguo Egipto era visto como algo normal y natural, para las niñas sería algo corriente hasta llegar a la pubertad y para los niños mucho más común. Pero no hay que olvidar que en Egipto la vestimenta no era solo la ropa, sino el estatus que ésta implicaba, representando asimismo un status social determinado (por ejemplo, durante el Reino Antiguo a los enemigos se les representaba desnudos) sobre todo si tratamos con sirvientes, esclavos y bailarinas. Tenemos que tener cuidado también con las convenciones artísticas. Otro criterio a seguir son sus posturas que combinando con los criterios físicos anteriores suelen dar un resultado positivo a la hora de identificar a un niño. La más común es el niño agachado y abrazado a las piernas de su padre, llevándose el dedo índice a la boca. También suelen encontrarse en los brazos de un adulto, que no solo es habitual en terminología parental, sino que también tiene su simbología, identificando al adulto como protector y al niño como el protegido. En ocasiones vemos al niño envuelto en un paño, lo cual nos indica que nos encontramos ante un niño muy pequeño, demasiado como para que se sostenga en pie. Otras veces aparecen agachados (más en la escultura que en la pintura), en cuclillas o incluso sentados en el suelo.
Ramsés II niño, representado con trenza lateral (Imagen: Wikimedia Commons).
Además, nunca van a aparecer aislados, estando siempre subordinados a algún adulto, siendo protegidos por ellos; no encabezan grupos ni se salen de una composición. Tampoco serán los protagonistas de una escena, ni los personajes principales. En el caso de las tumbas el protagonista es el difunto, y si aparecen representaciones de niños éstas son en escenas de la vida cotidiana y de carácter secundario. Aparte, hemos de tener en cuenta que son de menor tamaño y en una representación siempre tendrá más importancia la figura de mayor tamaño.
¿Cuando el niño dejaba de ser niño? Uno de los problemas a los que nos enfrentamos con la identificación de los niños es ¿hasta qué edad se considera la infancia? Es una respuesta que todavía solo podemos conjeturar gracias a los procesos biológicos. Para la niña sería la primera menstruación, momento en el cual sería consideraba mujer gracias a su capacidad de engendrar. Para los niños tenemos la circuncisión, la cual existía, pero tenemos muy pocas referencias a la misma. La más aclaratoria se encuentra en la mastaba de Ankhmahor, en Saqqara, de la VI dinastía, en donde tenemos a un chico fuertemente sujetado por una tercera persona, y un sacerdote que actúa como cirujano que, según el Egiptología 2.0 | 19
relieve, le está realizando una incisión en el prepucio. Además de estos ritos tenemos una ceremonia llamada Ts-mDH cuya traducción al español es ‘‘atar alrededor la cinta’’, probablemente en imitación a cuando Isis ata una cinta alrededor de la cabeza de su hijo Horus cuando sale en busca de Seth, encuadrado como rito de paso. En este rito la trenza lateral de la juventud es cortada, marcando el final de la infancia y el comienzo de la edad adulta, dando entrada al niño, ya adulto, en la sociedad, además de cortar su vinculación con el dominio femenino (en referencia a la figura maternal). No podemos dejar de mencionar, al hablar sobre este rito, de otro que tiene lugar durante el nacimiento, en donde el cordón umbilical es cortado nada más nacer, separando al recién nacido de la madre -manteniendo aún una vinculación con ella- e introduciéndole en el mundo de las personas junto a la aportación de un nombre propio.
Niños del grupo familiar de Seneb (Imagen: Studyblue.com). Bibliografía
Sobre el autor
JANSSEN, R. M., JANSSEN, J. J. (2007). Growing up and getting old in Ancient Egypt. London.
Nació en Madrid en 1986. Es licenciada en Historia, con un máster interuniversitario en Historia y Ciencias de la Antigüedad, especialidad Egipto y Oriente antiguos, y actualmente doctorándose en la Universidad Autónoma de Madrid. Enamorada del país de Kemet desde pequeña, es titulada en lengua y escritura jeroglífica por el Seminario George Posener, y ha escrito numerosos artículos para revistas nacionales e internacionales.
MARSHALL, A. (2014). Être un enfant en Égypte ancienne. Monaco. PARRA, J. M. (2015). La vida cotidiana en el Antiguo Egipto. Madrid. SECO, M. (1997). El niño en las pinturas tebanas de la XVIII Dinastía. Sevilla. SZPAKOWSKA, K. (2008). Daily life in Ancient Egypt: recreating Lahun. Oxford. WATSON, P. J. (1987). Costume of Ancient Egypt. New York. WEGNER, J. (2009). “A Decorated birth brick from South Abydos. New Evidence on Childbirth and Birth Magic in the Middle Kingdom”, en SILVERMAN D. P., SIMPSON, W. K., Y WEGNER, J., Archaism and Innovation: Studies in the culture of Middle Kingdom Egypt, New Haven and Philadelphia, pp. 447-496.
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Desde Enero de 2014 dirige el proyecto Papiros Perdidos, con el propósito de acercar el Antiguo Egipto de una manera amena, divulgativa y científica, llevando a cabo un enorme trabajo de investigación y documentación, clave para la elaboración de una Historia para todos. http://papirosperdidos.com https://www.facebook.com/papirosperdidos https://twitter.com/papirosperdidos
Creencias Gerardo P. Taber
Magia y maldiciones del Egipto faraónico. Concepciones desde la antigüedad hasta el imaginario contemporáneo
La creencia en maldiciones que recaen sobre quienes osan perturbar los monumentos funerarios e interrumpir el sueño eterno de los antepasados es una parte del imaginario colectivo del mundo antiguo y contemporáneo. Algunos de los ejemplos más emblemáticos de esta concepción se relacionan con los trabajos de investigación sobre el Egipto faraónico; ya que según las creencias populares, las inscripciones que se encuentran en las tumbas y objetos del ajuar funerario rezan maldiciones para quienes profanen el sepulcro. En este artículo presento el desarrollo de esta concepción a través del tiempo: desde la antigüedad faraónica, con ejemplos de inscripciones que, efectivamente, advierten sobre infortunios a las personas que obstaculicen el culto funerario; pasando por el hallazgo, en 1860, de la tumba DB320 en Deir el-Bahri que contenía más de cincuenta momias que fueron llevadas al Museo de Bulaq en El Cairo.
También menciono el descubrimiento, en 1922, de la tumba KV62, perteneciente al faraón Tutankhamón, en el Valle de los Reyes y el frenesí mediático que revivió la leyenda de “la maldición del faraón” que durante todo el siglo XX, y lo que va del XXI, se ha plasmado en distintos medios como novelas, teatro, cine y programas de televisión. Inclusive, esta concepción ha alimentado al folklore contemporáneo, creando nuevas “maldiciones” en torno a algunos sitios arqueológicos y museos que resguardan objetos del Egipto faraónico. Antes de entrar en materia, es necesario establecer el significado de la palabra maldición, la Real Academia Española (RAE) la define como:
Maldición. Del lat. maledictio, -ōnis ‘’injuria’’. 1. f. Imprecación que se dirige contra alguien o contra algo, manifestando enojo y aversión hacia él o hacia ello, y muy particularmente deseo de que le venga algún daño. 2. f. desus. murmuración. 3. interj. U. para expresar enojo, reprobación, contrariedad, etc. caer la maldición a alguien 1. loc. verb. coloq. Cumplirse la que le han echado. Parece que le ha caído la maldición. En este sentido, retomando la primera acepción de la RAE, se puede agregar que una maldición es la formulación de un deseo para que algún tipo de adversidad o malaventura se manifieste sobre una o varias personas, un lugar específico o un objeto. Esta execración se puede expresar en forma verbal, generalmente en oraciones desiderativas, que invocan a fuerzas supernaturales para infringir acciones dañinas o punitivas. Para que la maldición tenga el efecto deseado debe de acompañarse de un ritual, lo que muestra su inalienable relación con la magia. Desde un punto de vista antropológico; Sir James George Frazer, en su célebre obra La rama dorada. Un estudio sobre magia y religión (1890-1915), estipula que la magia consiste en un conjunto de creencias y prácticas a la que los que individuos de una sociedad recurren para intentar imponer el propio deseo humano a la realidad; ya sea en beneficio propio o de toda la comunidad, utilizando o controlando supuestos poderes sobrenaturales. Frazer distingue dos tipos básicos de magia: la magia empática (también llamada simpática o imitativa) que se basa en la premisa de que lo semejante produce lo semejante y la magia contaminante, que supone que si en determinado momento algo estuvo en contacto con algo; uno de los dos elementos puede actuar recíprocamenEgiptología 2.0 | 21
te a pesar de que ya no exista contacto físico alguno. En este mismo orden de ideas, Sigmund S. Freud (1913) consideró que la magia otorga seguridad al ser humano, tanto en el plano consciente e inconsciente, ya que es un autoengaño que busca explicar al universo y que al mismo tiempo intenta dominarlo en una búsqueda narcisista que pretende convertir al practicante en un ser omnipotente al imponer su propia voluntad a la realidad. Por otra parte, Mircea Eliade (1957) considera que la magia ayuda a que el ser humano viva en relación más estrecha con lo sagrado, que en la mente del hombre equivale a la realidad por excelencia, ya que está cargada de potencia, perennidad y eficacia; en contraposición con lo profano en donde solamente se expresan las funciones vitales del hombre y de la naturaleza. De la misma manera, en una obra más reciente, Jack David Eller (2007) considera que la magia es intrínseca a la propia ontología de las creencias religiosas. Como lo explican los mencionados, y otros autores, provenientes de diferentes disciplinas académicas que se dedican al estudio de las religiones, la creencia en la magia es una constante en el ser humano y se encuentra presente en todas las sociedades, tanto de la antigüedad como contemporáneas. En este sentido, considero pertinente exponer algunos conceptos básicos sobre la magia del Egipto faraónico. La magia en el país del Nilo El vocablo que utilizaban los antiguos egipcios para referirse a la magia era: hk3 (heka). Se creía que las divinidades eran las principales ejecutoras de conjuros mágicos, tanto para su propio beneficio como para el de los simples mortales. Tal es el caso de la diosa
3st (aset) ‘‘Isis’’, quien ostentaba el epíteto:
hk3 wrt (heka uret) ‘‘grande en magia’’. Por otra parte se consideraba que el dios dhwty (djehuty), patrono de la escritura y de la sabiduría -conocido como Thoth por los helenos- preservaba al cosmos a través de la magia. Sin embargo, la magia no era un don exclusivo de los dioses, las personas también tenían acceso a ella; si ponían en práctica los rituales necesarios. Los ejecutantes de la heka por excelencia eran los sacerdotes, quienes eran los encargados de supervisar la redacción y conservación de los textos que invocaban a la magia (cfr.: Pinch, 1994: 47-60). Un ejemplo del papel que jugaban estos personajes se encuentra en los cuentos del papiro Westcar en donde se narran los prodigios que realizaron varios sacerdotes que ostentaban el título:
hry hb hry tp (hery heb hery tep) ‘‘sacerdote lector principal’’.
Otro ejemplo de la importancia de estos personajes se encuentra en el papiro Harris donde se hallan inscritas recetas médicas que se acompañan de fórmulas mágicas que debían pronunciarse ante el enfermo para asegurar su recuperación. De tal manera, a través de la magia de las inscripciones, los sacerdotes intercedían por las personas ante los dioses en busca de ayuda para los más variados asuntos, desde los más mundanos como: amor, celos, intrigas y venganza, hasta para procurarse protección contra las fuerzas malignas que estaban al acecho constantemente. En este sentido, la heka podía utilizarse indistintamente tanto para proteger como para dañar; pero para que la magia tuviese el efecto deseado era necesario contar con el elemento más importante: el nombre. El nombre egipcio y otras esencias espirituales El nombre era uno de los componentes más importantes del ser humano; más que una simple denominación, se consideraba como una de las esencias espirituales que podían existir -si se llevaban a cabo los rituales mágicos necesarios- hasta el fin de los tiempos. El vocablo que los antiguos egipcios utilizaban para referirse al nombre era: rn (ren); una persona podía ostentar más de un nombre a lo largo de su vida, ya que éste podía cambiar a medida que se recibieran reconocimientos u honores por las labores al servicio de la comunidad o por motivos religiosos. Los habitantes del antiguo país del Nilo consideraron que mientras el ren fuese pronunciado, junto a las fórmulas de ofrenda adecuadas, la persona recibiría el sustento necesario para vivir en el Más Allá. Para lograr este último fin era necesario que los otros componentes del ser humano también perdurasen, siendo los más relevantes: el h3t (khat) vocablo que hace referencia al cuerpo embalsamado; el cual funcionaba como receptáculo y soporte para los otras esencias. Parte importante del khat era el ib (ib) denominación que recibía el corazón, el cual era considerado como la sede de los pensamientos y las emociones; por tal motivo se representaba en el plato de una balanza en contraposición a 22 | Egiptología 2.0
m3ht
(Ma’at) -diosa que personificaba al orden, la verdad y la justicia- en las viñetas del capítulo XXXb del ‘‘Libro de los Muertos’’ donde se ilustra la psicostasis. Otro componente era la swyt (shuyt) vocablo que alude a la sombra; se consideraba que una persona no podía existir sin ella y viceversa, razón por la que ésta contenía parte de la personalidad del individuo. Los siguientes componentes son de una naturaleza más abstracta y aunque en muchas ocasiones han sido equiparados con algunos de los conceptos judeo-cristianos sobre el alma, difieren de ellos en gran medida. De tal manera se encuentra el
k3 (ka), la ‘‘fuerza vital’’ que hace posible
la existencia; se creía que el dios hnmw (Khnum) creaba al ka en su torno de alfarero y que éste era depositado en el cuerpo en el momento de la concepción; por tal motivo también se consideraba como una especie de doble. Por otra parte el b3 (ba) era considerado como ‘‘la esencia de la personalidad’’; se creía que éste tomaba forma de ave y viajaba a los distintos planos del Más Allá. El ka y el ba eran elementos indisociables, aunque podían manifestarse y actuar por separado. Por último se encuentra el 3h (akh) que era considerado como un ‘‘espíritu efectivo’’ resultante de la unión optima entre el ka y el ba después de pasar las pruebas en el Más Allá. En este sentido, una persona no nacía con un akh; sino que debía de transformarse en uno a través de sus acciones en vida y de los rituales (cfr.: Janák, 2013: 2-3). La mejor manera de invocar o potenciar a los mencionados componentes del ser humano, así como a las propias deidades, era declamar su nombre en el momento y contexto adecuado. En este sentido, uno de los mejores ejemplos de esta concepción se encuentra en el capítulo CXLVII del célebre ‘‘Libro de los Muertos’’, guía que ayudaba a las esencias espirituales a encaminarse hacia la vida eterna. En la glosa de sus numerosos párrafos se nombran a los guardianes de las dw3t (Duat). Algunos de ellos ostentaban nombres como:
asha iru) ‘‘el que invierte el rostro y tiene muchas formas’’,
´ryt (aryt), las puertas de las doce horas de la shd hr ´s´ irw (sekhed her hsf hr ´s´ hrw (khesef
her asha kheru) ‘‘el que rechaza el rostro, el de muchas voces’’ y ´nh.f m hf3wt (ankhef em hefaut) ‘‘el que vive entre serpientes’’; estos nombres resultan por demás extraños al lector contemporáneo, pero seguramente tenían una connotación metafórica de la función y el castigo que podía infligir dicho guardián. Una de las pruebas que debían de sortear las esencias espirituales del difunto era atravesar los mencionados portales; y la mejor manera de ganarse el favor de sus fieros guardianes era utilizar la magia, la cual se hacía efectiva al momento de declamar sus nombres (cfr.: Lucarelli, 2010: 85-102). Por tal motivo, se inscribieron las fórmulas mágicas necesarias junto a las viñetas que ilustran este episodio; como puede apreciarse en la lámina 11 del ‘‘Libro de los Muertos’’ de Ani, un escriba que vivió durante la dinastía XIX (1292-1191 a. C.) del Reino Nuevo.
Lámina 11 del papiro de Ani, 1292 - 1191 a. C., dinastía XIX, Reino Nuevo. Tinta negra y pigmentos minerales sobre papiro (Imagen: Trustees of the British Museum). Egiptología 2.0 | 23
Inclusive, para acceder a la
wsht m3’ty (usekhet ma’aty) la ‘‘Sala de la Doble
Verdad’’ donde residía el dios wsir (usir) ‘‘Osiris’’, era necesario conocer el nombre del portal que la franqueaba. De nueva cuenta, el papiro de Ani -en este caso las láminas 30 y 29- sirve para ilustrar esta concepción: en el colofón del capítulo CXXV que se titula: ‘‘Dicho para entrar a la sala de la doble verdad’’, se encuentra el siguiente dialogo entre el dios 3npw (anpu) ‘‘Anubis’’ y el mencionado escriba, donde el primero le pide al segundo que declame el nombre de la puerta y sus componentes:
- Dicho por la majestad de Anubis: ¿estás en conocimiento del nombre de esta puerta para ser recitado ante mí? - Dicho por el Osiris, el escriba Ani justo de voz y en paz: ésta es “Shu, tú que despejas la oscuridad”, es el nombre de esta puerta. - Dicho por la majestad de Anubis: ¿conoces el nombre de la hoja de arriba y de la hoja de abajo? - “Señor de la justicia sobre sus dos pies” es el nombre de la hoja de arriba, “señor de la fuerza que reúne al ganado” [es la de abajo]. Pasa entonces, pues estás en conocimiento de los nombres, Osiris, el escriba y contable de las ofrendas divinas de todos los dioses de Tebas, Ani justo de voz, señor venerable. (Faulkner, 1998: 88). Como puede apreciarse en el anterior pasaje, el elemento más importante con el que se podía contar era el conocimiento del ren, el cual otorgaba a su poseedor control sobre aquello que era nombrado. También resulta por demás interesante analizar las denominaciones de la puerta de la usekhet ma’aty y sus componentes; como ya se mencionó ésta se llamaba: pn hsr.k sw (pen kheserek shu) que significa ‘‘Shu, tú que despejas la oscuridad’’; la cual es probablemente una figura retórica, en donde la acción que realiza el dios que personifica al aire se utiliza como una metáfora para indicar que se dejaron atrás los peligros de la Duat. Por otra parte el nombre de la hoja superior: nb m3´t hry tp rdwy.fy (neb ma’at hery tep reduifi) que significa: ‘‘señor de la justicia sobre sus dos pies’’ y el nombre de la hoja inferior: nb phty tsw mnmnt (neb pehty chesu menment) que significa: ‘‘señor de la fuerza que reúne al ganado’’ pueden interpretarse como metáforas del cuerpo y mente del propio Ani. En este sentido, puede encontrase un vago parecido al aforismo heleno: γνῶθι σεαυτόν (gnóthi seautón) ‘‘conócete a ti mismo’’ que se encontraba inscrito en el pronaos del templo de Apolo en Delfos. Los mencionados ejemplos muestran la importancia del ren, principalmente como catalizador de la magia; por tal motivo, éste no era pronunciado en vano, e inclusive algunos nombres se mantenían en secreto. Esta concepción se encuentra plasmada en la leyenda conocida como: el nombre secreto de Ra, que narra como la diosa
3st (aset) “Isis”, ansiaba conocer este ren para equipararse en poder y gloria al propio
r´ (Ra), el dios Sol, quien contaba con un nombre que, desde el principio de los tiempos, jamás había sido pronunciado. Con el fin de que Ra revelase su secreto, Isis modeló una cobra utilizando la propia saliva del dios Sol y la colocó en el camino que éste recorría de oriente a occidente. La serpiente mordió a Ra inoculándole su veneno y causándole grandes dolores para los que no tenía cura, ya que la cobra no había sido creada por él. A través de la magia Isis curó al dios Sol, pero sólo bajo la condición de que Ra le revelase su nombre secreto, para que su hijo, el dios gobernar el cosmos.
hr (her) ‘‘Horus’’ pudiera conocerlo y así heredar el poder de Ra para
Maldiciones del Egipto faraónico Tras exponer algunos de los conceptos más significativos sobre la magia, es tiempo de mencionar los tipos más representativos de maldiciones que se practicaron en el antiguo país del Nilo: la primera y más usada fueron los llamados ‘‘textos de execración’’ los cuales por lo general se inscribían en figuras antropomorfas y en recipientes elaborados en barro o cera que se rompían al momento de recitar el texto, para después enterrar los fragmentos. Usualmente las figuras representaban a un enemigo, ya que se buscaba que la magia causara injurias tanto al nombre como al cuerpo del mismo personaje o al grupo étnico representado (cfr.: Ritner, 2008: 136-142); algunos ejemplos de ‘‘textos de execración’’ son: 24 | Egiptología 2.0
…Todos los asiáticos: de Biblos, de Ullaza, de Iy-anaq, de Shutu, de Iymuaru, de Qehermu, de Rehob, de Yarimuta, de Inhia, de Aqhi, de Arqata, de Yarimuta, de Isinu, de Asqanu, de Demitiu, de Mut-ilu, de Jerusalén, de Ahmut, de Iahenu y de Iysipi; sus hombres fuertes, sus veloces corredores, sus aliados, sus asociados y los mentu de Asia; que puedan rebelarse, que puedan luchar, que puedan hablar de luchar o que puedan hablar de rebelarse en toda esta tierra… ...Todos los hombres, todo el pueblo, todas las gentes, todos los varones, todos los eunucos, todas las mujeres y todos los funcionarios, que puedan rebelarse, que puedan conspirar, que puedan luchar, que puedan hablar de combatir o que puedan hablar de rebelarse, y cada rebelde que habla de rebelarse en esta tierra entera. Ameni morirá, el tutor de Sit-Bastet, el canciller de Sit-Hathor, hija de Nefru… …Cada mala palabra, cada mala frase, cada mala difamación, cada mal pensamiento, cada mal proyecto, cada mala pelea, cada mala riña, cada mal propósito, cada cosa mala, todos los malos sueños y todo mal sopor… (Pritchard, 1966: 267-268).
Anverso de una figura masculina de execración, 2118 - 1980 a. C. Primer Periodo intermedio. Madera tallada y tinta negra (Imagen: Musée du Louvre). Fragmento de baldosa que figura a un libio cautivo del palacio de Ramsés III en Tell el-Yahudia, 1200 a. C., dinastía XX, Reino Nuevo. Cerámica vidriada moldeada (Imagen: Trustees of the British Museum).
Por otra parte, los antiguos egipcios también practicaron la damnatio memoriae, locución latina que literalmente significa ‘‘condena de la memoria’’. Ésta puede considerarse como una maldición per se, ya que tenía como objetivo la eliminación del nombre y la imagen para la posteridad. Para la mentalidad egipcia este era uno de los peores castigos que podían infringirse, ya que negaba la posibilidad de que las esencias espirituales recibieran el sustento necesario para la vida eterna en el Más Allá. En este sentido, la damnatio memoriae se utilizó profusamente para ciertos personajes que atentaron contra el statu quo de la sociedad. Tal es el caso del décimo Egiptología 2.0 | 25
Talatat que figura al faraón Akhenatón y a una de sus hijas adorando al dios Atón. 1353 - 1336 a. C. Reinado de Akhenatón, dinastía XVIII, Reino Nuevo. Arenisca tallada con restos de policromía. NI: 60.197.6 (Imagen: Brooklyn Museum).
faraón de la dinastía XVIII, Akhenatón (1353-1336 a. C.) quien promulgó una serie de reformas políticas y religiosas que impusieron el culto al dios Atón sobre el resto de las deidades del panteón egipcio; lo que causó un verdadero cisma. De tal suerte, el último faraón de la mencionada dinastía, Horemheb (13191292 a. C.) y sus sucesores de la dinastía XIX (1292-1191 a. C.) se dieron a la tarea de borrar toda evidencia del reinado de este ‘‘faraón hereje’’, razón por la que mandaron a cincelar sus nombres y rasgos distintivos, como puede apreciarse en los numerosos talatat que se han
recuperado en las excavaciones arqueológicas de los siglos XIX, XX y lo que va del XXI. Por último, también se encuentran un tipo de inscripciones en los elementos arquitectónicos de algunas tumbas que pueden ser consideradas como verdaderas ‘‘maldiciones’’; aunque en realidad estas son advertencias para alejar a los impíos de los monumentos funerarios. Un ilustrativo ejemplo de este tipo de textos se puede apreciar en uno de los dinteles de la tumba de un funcionario de la dinastía VI (2305-2118 a. C.) llamado Meni. La inscripción en cuestión reza:
Dintel con una maldición dirigida a los ladrones de tumbas. Tumba de Meni, Necrópolis de Guiza. 2305 - 2118 a. C., dinastía VI, Reino Antiguo. Caliza tallada. NI: GI.24a. Staatliches Museum Ägyptischer Kunst (Imagen: Wimmer, 1997: 347).
smsw mni idd.f hms ir.f m mw hf3(w) ir.f hr t3 ir.t(y).f(y) ht ir nw n sp ir.(i) ht ir.f in ntr wd’.f (semsu Meni idjedef hemes iref em mu khefau iref her ta irityfy khet ir nu ne sep iri khet iref in necher udjaf) ‘‘El mayor de la casa Meni dice: el cocodrilo en el agua y la serpiente en la tierra contra aquel que hiciere algo contra esto. Porque yo no he hecho nada en su contra, dios lo juzgará’’ (Wimmer, 1997: 347). 26 | Egiptología 2.0
Magia y maldiciones del Egipto grecorromano En el año 331 a. C. Alejandro Magno fundó la ciudad de Alejandría en el delta del Nilo, lo que afianzó la presencia helena en Egipto. Sin embargo, los marinos y viajeros griegos ya se habían sorprendido desde hacía más de un siglo con las prácticas mágicas que los egipcios realizaban desde hacía miles de años. Inclusive el historiador Heródoto de Halicarnaso plasmó en el segundo libro -dedicado a la musa Eὐτέρπη (Euterpe)- de su obra στορίαι (historíai) ‘‘los nueve libros de historia’’ un pasaje donde menciona la piedad de los habitantes del país del Nilo:
‘‘Los egipcios, en cambio, observan estrictamente todos sus preceptos religiosos… Egipto no abunda mucho en animales, sin embargo todos los que hay los consideran sagrados, tanto los domésticos como los que no lo son’’ (Schrader, 1992: 354). Durante el Período Helenístico de Egipto (323-30 a. C.) muchos textos de índole mágica se tradujeron al griego y tuvieron difusión por la οἰκουμένη (oikouménē) ‘‘ecúmene’’. Sin embargo, en estas versiones se mezclaron elementos de la tradición helena con la egipcia. Un ejemplo representativo de este sincretismo es el Corpus Hermeticum, colección de textos filosóficos y místicos que mezclaron conceptos platónicos, estoicos, pitagóricos y faraónicos que se atribuyeron al mismo: Ἑρμῆς ὁ Τρισμέγιστος (Hermes Trismegistus) ‘‘Hermes, el tres veces grande’’ quien es una transfiguración sincrética del dios Thoth. En lo que respecta a las maldiciones, como ya se mencionó al principio de este escrito, los helenos relacionaron las prácticas mágicas con sus propias concepciones de la misma. De tal suerte, muchos textos que originalmente sólo tenían una función de protección o salvaguarda se convirtieron en nuevas fórmulas de execración. Un ejemplo de este sincretismo se encuentra en el Papiro Mágico de Leiden/London, obra escrita en demótico alrededor del siglo III d. C. que también incluye glosas y recitaciones en griego. Las inscripciones de este papiro son conjuros para tratar diversos aspectos como: el amor, la salud y la protección contra el mal de ojo. En este sentido, también se plasmaron fórmulas que servían para maldecir, como la que se encuentra en la columna XXIII titulada: ‘‘un conjuro para infligir catalepsia [¿?]’’:
Esta es la invocación que debes pronunciar ante el Sol: yo te invoco a ti que estás en el vacío, terrible, invisible, poderoso, dios de dioses que te encargas de la destrucción y te encargas de la desolación, Oh tú que odias un linaje bien establecido. Cuando tú fuiste expulsado de Egipto y fuera del país, fuiste nombrado “Aquel que destruyó todo y es inconquistable”. Yo te invoco, Tifón-Seth, Yo realizo tus ceremonias de adivinación, para invocarte por el poderoso nombre en palabras [?] que no puedes reusar escuchar: Yoerbēth, Yōpakerbeth, Yobolkhōsēth, Yōpatathnax, Yōsōrō, Yoneboutosoualēth, Aktiophi, Ereskhigal, Neboposoalēth, Aberamenthōou, Lerthexanax, Ethreluōth, Nemareba, Aemina, enteramente ven a mí y aproxímate y destrúyelo a él o a ella con hielo y fuego; él me ha hecho mal y ha vertido la sangre de Tifón al lado de él o ella: por ello hago estas cosas. (Grifith & Thompson, 2007: 30). Después de la derrota de las fuerzas de Cleopatra VII Filopator Nea Thea en la batalla de Actium, en el año 31 a. C., el país del Nilo se convirtió en una provincia del Imperio Romano y pasó a ser su principal proveedor agrícola. Aunado a esta riqueza, los césares hicieron trasladar a la ciudad de Roma cientos de esculturas y algunos de los obeliscos más imponentes que aún se yerguen en sus plazas. La élite romana mandó decorar sus villas con motivos egipcios y el culto de algunos de sus dioses, sobre todo el de Isis, se instaló en el Lacio y en muchas regiones del Mediterráneo. Sin embargo, la magia faraónica era vista como algo añejo y exótico que sólo era accesible para algunos nobles excéntricos. Durante todo el Período Romano de Egipto (30 a. C-395 d. C.) el país del Nilo ejerció una fuerte atracción para varios pensadores griegos y romanos, quienes lo visitaron asiduamente; entre los más célebres se encuentran: Diodoro de Sicilia, que estuvo en suelo egipcio entre el 60 y 56 a. C., Estrabón de Amasya entre el 25 y 19 a. C. y, a finales del siglo I d. C., Plutarco de Queronea, quien redactó la obra: Περὶ Ἴσιδος και Ὀσίριδος (de Iside et Osiride) ‘‘sobre Isis y Osiris’’ recopilación del mito, rituales y culto a los mencionados dioses. Los escritos de estos viajeros dieron cuenta de los últimos destellos de la milenaria cultura faraónica; y si bien, registraron muchos aspectos importantes, también malinterpretaron muchos más. Esta concepción se ve reflejada en el texto titulado: Θεῶν Ἐκκλησία (theon ekklesia -deorum concilium en latín-) ‘‘la asamblea de los dioses’’ de Luciano de Samósata, el cual contiene el siguiente dialogo:
Momo― …Aunque todo esto son cosas sin importancia, dioses. Pero tú, cara de perro, egipcio vestido de lino, ¿quién eres, buen hombre, o cómo pretendes ser un dios con tus ladridos? ¿O con qué pretensión es adorado este toro moteado de Menfis, da oráculos y tiene profetas? Porque me da vergüenza hablar de los ibis, los moEgiptología 2.0 | 27
nos y otras criaturas mucho más ridículas que se nos han metido no sé cómo en el cielo procedentes de Egipto. ¿Cómo podéis aguantar, dioses, el ver que se les rinde culto tanto o más que a vosotros? O tú, Zeus, ¿cómo lo llevas cuando te ponen cuernos de carnero? Zeus― Todo lo que estás diciendo de los egipcios es verdaderamente vergonzoso. Sin embargo, Momo, la mayor parte de esas cosas son simbólicas y no debe burlarse demasiado de ellas uno que no está iniciado en los misterios. Momo― ¡Pues sí que necesitamos nosotros muchos misterios, Zeus, para saber que los dioses son dioses y las cabezas de perro, cabezas de perro! (Zaragoza, 1990: 205). Durante los primeros siglos de nuestra era, el destino del país del Nilo se encontró estrechamente ligado al devenir histórico del Imperio Romano. En ese sentido, existieron dos eventos significativos para la cultura autóctona: el primero ocurrió en el año 380 d. C., cuando el emperador Teodosio I declaró al cristianismo como la única religión legítima. El segundo ocurrió 259 años después, cuando Egipto era parte del Imperio Bizantino: en el año 639 d. C. un ejército de 4,000 hombres liderados por el comandante صاعلا نب ورمع `Amr ibn al-`As marchó hacia el Delta del Nilo desde la región de Palestina iniciando la conquista árabe de Egipto en nombre del Islam. En tan sólo un par de años todo el territorio fue controlado por el ‘‘Califato Ortodoxo’’ (632-661 d. C.) y por sus sucesores, lo que ocasionó grandes cambios. A este respecto Regine Schulz señala:
En la lucha por la «fe verdadera», el Cristianismo temprano y posteriormente el Islam atacaron con vehemencia todas las tendencias paganas. Uno de los objetivos preferidos en ellos eran los testimonios y tradiciones que aún quedaban de la cultura faraónica. Los templos fueron derribados, las estelas y estatuas destruidas. Entre los más acendrados perseguidores de los monumentos paganos se encontraba Escenuto de Atripa (348-466 d.C.), el abad del Monasterio Blanco de Sohag, que dicen alcanzó la avanzada edad de 118 años. En sus predicaciones incitó una y otra vez a destruir las imágenes y a la lucha contra el demonio. Los conocimientos de la antigüedad fueron considerados como artes de magia y fueron perseguidos, perdiéndose así el conocimiento de la escritura y sus símbolos. Incluso la misma lengua de los egipcios sufrió una modificación. Si bien en la primera fase del Cristianismo aún se hablaba egipcio (pero ya mezclado con términos y escrito en caracteres griegos), el árabe impuesto por el Islam desplazó casi completamente la antigua lengua. Pasados sólo unos pocos siglos todo aquello que había perdurado durante milenios carecía de cualquier valor y cayó en el olvido. Pertenecía al período de la ignorancia y, por tanto, no era digno de estudiarse. Sólo sobrevivió una imagen del antiguo Egipto, tal y como se refleja en las historias de Moisés y de José en la Biblia o en el Corán. Además de éstas, esa imagen estaba impregnada de historias maravillosas sobre prácticas secretas de magia, en las que aún pervivía la vieja idea de la gran sabiduría y la increíble riqueza de los faraones. (Schulz, 1997: 491). El antagonismo entre la Europa cristiana y los califatos islámicos, durante la Edad Media, ocasionó una ruptura en la comunicación de las observaciones sobre la antigua cultura faraónica. De tal manera, los europeos que visitaron Egipto en esa época fueron principalmente peregrinos que buscaban ir a los lugares santos de la cristiandad y que llegaron a considerar a las grandes pirámides de Giza como los “graneros de José” (cfr.: Siliotti, 2001: 24-26). Por otra parte, existieron algunos estudiosos musulmanes que se interesaron en conocer más sobre los vestigios faraónicos, entre los que se pueden mencionar: Dionisio de Tell-Mahré (siglo IX), Muhammad Al-Idrisi y Muhammad Al-Makrizi. Inclusive, el califa abasí Al-Ma’mun ordenó, en el año 820, abrir por la fuerza la pirámide del faraón Khufu (2509-2483 a. C.) en busca de los tesoros y el conocimiento de la antigüedad; sin embargo, se encontró con sus cámaras, galerías y corredores vacíos (cfr.: Schulz, op.cit.: 493). El surgimiento y desarrollo de la egiptología y la egiptomanía Entre los siglos XV y XVI, durante el período del Renacimiento en Europa, el interés por las culturas de la antigüedad clásica revivió y con ello también el interés por la cultura del antiguo Egipto; sobre todo a la luz del descubrimiento de dos manuscritos: el primero fue hallado en 1419 en la isla griega de Ándros del archipiélago de las Cícladas y fue adquirido -en nombre de Cosimo de’ Medici- por el monje Cristoforo Buondelmonti quien lo llevó a Florencia en 1422. Este manuscrito se compone de dos volúmenes que se titulan: Hieroglyphica y que se atribuyen a Ὡραπόλλων Νείλου πόλις ‘‘Horapolo de Nilópolis’’ un erudito que supuestamente vivió en Alejandría y Constantinopla durante el reinado del emperador romano Teodosio II. La obra de Horapolo se encuentra escrita en griego y se avoca a explicar el significado de 189 jeroglíficos. Sin embargo, los textos apenas guardan relación con el funcionamiento real del antiguo sistema de escritura faraónico. En cambio, Horapolo discurre en interpretaciones de orden alegórico, teológico y moral de los jeroglíficos. La obra gozó de una gran aceptación entre los pensadores del Renacimiento y se efectuaron más de treinta ediciones, traducciones y adaptaciones 28 | Egiptología 2.0
que influenciaron a numerosos humanistas que intentaron, a su vez, descifrar la escritura del antiguo Egipto. El segundo manuscrito, descubierto en Macedonia, fue el mencionado Corpus Hermeticum, el cual también fue adquirido por Cosimo de’ Medici en 1463. La obra fue traducida del griego al latín por el célebre humanista florentino Marsilio Ficino y se publicó en 1471 (cfr.: Siliotti, op. cit.: 32-34). Más allá de la cuestionable veracidad de su contenido, fue un texto que influenció y contribuyó al pensamiento filosófico humanista que se desarrolló en la Academia Platónica Florentina. Por desgracia, también ayudó a sostener el paradigma que consideraba al Egipto faraónico como el venero del misticismo y la sabiduría, como lo habían retratado los autores de la antigüedad clásica. Al tiempo que el Corpus Hermeticum y el Hieroglyphica se dieron a conocer en Europa, también existió un fervor por el estudio de la alquimia y las llamadas ‘‘ciencias ocultas’’ en los círculos intelectuales. En este sentido, un elemento del antiguo Egipto ya estaba presente desde la Edad Media en los gabinetes de alquimistas, boticarios y médicos por igual: el ‘‘polvo de mummia’’ el cual estaba elaborado con cuerpos embalsamados molidos. Este polvo -que se diluía en agua, vino o miel- se ingería como ‘‘remedio milagroso’’ que se suponía curaba todo tipo de dolencias y afecciones. Su fama se debe a los viajeros de los siglos XII y XIII y a la confusión del significado del término mumiya entre el árabe y el persa. Los cuerpos embalsamados se podían encontrar a la venta junto a otros artefactos, productos del indiscriminado saqueo, en los bazares, e inclusive, a pie de excavación hasta finales del siglo XIX y principios del XX. Tal vez, nunca se conozca el número exacto de cuantos antiguos nobles egipcios fueron sacados de su tumba, reducidos a polvo, guardados en albarelos farmacéuticos y que terminaron pasando por el tracto digestivo de personas achacosas. Sin embargo, resulta por demás interesante reflexionar sobre este fenómeno, ya que para esas épocas, cuando la Inquisición perseguía cualquier atisbo de paganismo y hechicería, no se llegó a relacionar al ‘‘polvo de mummia’’ y al acto de antropofagia que significaba su consumo con algún tipo de conjuro o maldición.
Vendeur de momies et de sarcophages, Egypte de Félix Bonfils, 1870. Impresión de colodión húmedo (Imagen: National Gallery of Art). Albarelo. Siglo XVIII. Cerámica mayólica esmaltada. Deutsche Apotheken-Museum (Imagen: Bullenwächter)
Sin embargo, fue realmente hasta finales del siglo XVII y durante todo el XVIII -la época de la ilustración- que los intelectuales de las potencias europeas desarrollaron un gusto e interés en el estudio de las culturas de la antigüedad. De esta época ilustrada pueden mencionarse a muchos viajeros e intelectuales que se dedicaron a registrar in situ y que también estudiaron las numerosas obras que se enviaron a Europa desde la tierra del Nilo; entre lo más destacados se encuentran: Pietro della Valle, John Greaves, los jesuitas Athanasius Kircher y Claude Sicard, Frederik Ludwig Norden y Bernard de Montfaucon (cfr.: Baines y Malek, 1988: 22-29). Los trabajos de estos intelectuales sirvieron de base para que la naciente egiptología se convirtiera en una disciplina académica independiente; si bien aún estaba estrechamente unida al anticuarismo, cada vez se hacía más evidente la necesidad de contar con estudios y profesionales específicos. Egiptología 2.0 | 29
La egiptología, tal como se concibe actualmente, inició con la campaña en Egipto y Siria que se desarrolló entre 1798 y 1801 al mando de Napoleón Bonaparte. En términos militares la campaña fue un rotundo fracaso, pero aportó al mundo el redescubrimiento del antiguo Egipto. Antes de embarcarse rumbo a la tierra del Nilo el propio general Bonaparte creó, el 16 de marzo de 1798, la Commision des Arts et des Sciences, compuesta por un grupo de 167 intelectuales (cfr.: Néret, 2007: 7-9). Una vez en suelo egipcio Bonaparte fundó, el 22 de agosto de 1798, el Institut d’Égypte que fue precedido por 48 miembros de la misma Commision des Arts et des Sciences; su finalidad era registrar, estudiar y difundir el conocimiento de todos los aspectos naturales e históricos de la tierra del Nilo. Las primeras publicaciones que realizó el instituto fueron: La Décade égyptienne y el Courier de l’Égypte que servían para informar sobre las actividades del instituto y el ejército. Tras la capitulación de los franceses, el 30 de agosto de 1801, ante los ejércitos británicos y otomanos en la ciudad de Alejandría; las antigüedades que habían sido recolectadas por los miembros de la expedición napoleónica pasaron a manos de los generales ingleses que inmediatamente las embarcaron hacia el Reino Unido. Lo único que pudieron rescatar los miembros del Institut d’Égypte fueron sus notas y dibujos en donde registraron y catalogaron los monumentos y artefactos que fueron encontrando al acompañar al ejército en sus campañas a lo largo del Nilo. De estos valiosos documentos nació la obra: Description de L’Égypte, ou recueil des observations et des recherches qui ont été faites en Égypte pendant l’expédition de l’armée française, publié par les ordres de sa majesté l’empereur Napoléon le grand; que es mejor conocida por su nombre abreviado: Description de L’Égypte…; Esta obra tuvo repercusiones en la arquitectura, las artes plásticas y la literatura, que se llenaron de imágenes del antiguo país del Nilo. En este sentido, La Description de L’Égypte… también se utilizó como un ‘‘manual de estilo’’ en el que se inspiraron múltiples artistas para producir infinidad de obras de estilo egiptianizante (cfr.: Curl, 2005: 234-247).
Frontispicio de la primera edición de Description de L’Egypte, Vol. I. François-Charles Cécile 1809. Rotograbado (Imagen: Centre Historique des Archives Nationales). 30 | Egiptología 2.0
El descubrimiento de las momias reales de Deir el-Bahari y la tumba de Tutankhamón A lo largo del siglo XIX ocurrieron muchos descubrimientos arqueológicos que estuvieron envueltos en acontecimientos dignos de una novela de misterio, los cuales atrajeron la atención del gran público que integró estas historias al imaginario sobre el antiguo Egipto. Uno de los episodios más interesantes, fue el descubrimiento del cache de las momias reales de Deir el-Bahari. Un día, durante los años setenta del siglo XIX, una cabra se perdió y en su huida a un foso cayó, su pastor Ahmed Abd el-Rassul la encontró cerca del complejo funerario de la reina-faraón Hatshepsut (1479-1458 a. C.) en la localidad conocida actualmente como يرحبلا ريدلاaddayr al-baḥrī. Maldiciendo su suerte, Ahmed descendió por el foso para recuperar su cabra y al tocar su fondo, se encontró en una cámara rodeado de maravillosas obras de la antigüedad y, sin saberlo aún, cara a cara con algunos de los más célebres y poderosos faraones del país del Nilo. Durante un tiempo Ahmed y sus hermanos Mohammed y Hussein mantuvieron en secreto el hallazgo, al ver que la venta de los artefactos era una buena fuente de ingresos; pero su negocio termino pronto, pues los objetos que llegaron a los mercados de antigüedades llamaron la atención de los egiptólogos, especialmente de Gaston Maspero, quien alertó a las autoridades egipcias para que tomaran cartas en el asunto. De tal manera Daoud Pasha, el medir de Qena de ese entonces, procedió a visitar la casa de la familia Abd el-Rassul y luego de algunas sesiones de “negociaciones” consiguió que el hermano mayor, Mohammed, le revelara la ubicación del cache (ahora conocida como la tumba DB320 y TT320). En esos álgidos momentos el propio Maspero se encontraba en Francia, razón por lo que el deber recayó sobre Émile Brugsh, entonces asistente del museo de Boulaq. Al entrar en la tumba rápidamente se percató de la importancia de su contenido y procedió a poner a resguardo los artefactos arqueológicos, entre los que había 50 momias pertenecientes a reyes, reinas, príncipes y cortesanos además de casi 6,000 objetos. El hallazgo causó sensación a nivel internacional ya que, por vez primera, se pudo conocer el rostro de varios faraones, algunos de ellos tan famosos como Sety I (1290-1279 a. C.) y Ramsés II (1279-1213 a. C.), que hasta entonces sólo eran nombres inscritos en estatuas y relieves. Tras su regreso a Egipto, Maspero dio cuenta de los hechos ocurridos y anotó un acontecimiento interesante que observó Brugsh:
Finalmente, en la tarde del día 11, [julio de 1881] las momias y los ataúdes ya se encontraban en Luxor, cuidadosamente envueltos en esteras y telas. Tres días después el barco de vapor del museo arribó; llegando la hora de cargar el navío y regresar a Boulaq con los reyes. ¡Cosa curiosa! desde Luxor a Qouft, en ambas orillas del río Nilo, las mujeres fellah alborotaban sus cabellos y gritaban mientras seguían el recorrido del barco, mientras que los hombres disparaban con sus fusiles al aire, en una procesión funeraria. (Maspero, 1883: 136-137). Tras estos acontecimientos, cuarenta veranos después, durante los años veinte del siglo XX, tuvo lugar una de las más espectaculares sagas de la arqueología: el descubrimiento de la tumba del faraón Tutankhamón por parte de Howard Carter (cfr.: Reeves, 2000: 160-166). Tras varias temporadas de excavación infructuosas, pero con indicios de que el sepulcro debiera encontrase en el llamado ‘‘Valle de los Reyes’’, conocido también como كولملا يداو Wādī al Mulūk, el mencionado arqueólogo británico emprendió su último intento -patrocinado por George Edward Stanhope Molyneux Herbert, quinto Conde de Carnarvon- en 1922. El 4 de Noviembre de ese mismo año, se encontró con el desplante de unos escalones tras remover el material de una rampa que conducía a la tumba de Ramsés VI (1145-1139 a. C.). Dicha escalinata condujo a una puerta clausurada que aún ostentaba los sellos de la necrópolis tebana. Sin embargo, también se encontró evidencia de que la tumba había sido violada en la antigüedad en por lo menos dos ocasiones. Lo cierto es que el caótico período que le tocó vivir al joven faraón y el hecho de que el acceso a su sepulcro quedó cubierto por el escombro resultante de la construcción de los hipogeos de los monarcas posteriores; provocaron que éste cayera en el olvido hasta el siglo XX. La noticia del descubrimiento y apertura de la tumba del Tutankhamón (ahora conocida como KV62) fue un acontecimiento que resonó en todo el mundo. El propio Howard Carter describió el momento en que abrió la última puerta, el 26 de Noviembre de 1922, y pudo contemplar la antecámara que contenía parte del ajuar funerario:
Despacio, desesperadamente despacio para los que lo contemplábamos, se sacaron los restos de cascotes que cubrían la parte inferior de la puerta en el pasadizo y finalmente quedó completamente despejada frente a nosotros. El momento decisivo había llegado. Con manos temblorosas abrí una brecha minúscula en la esquina superior izquierda. Oscuridad y vacío en todo lo que podía alcanzar una sonda demostraba que lo que había detrás estaba despejado y no lleno como el pasadizo que acabábamos de despejar. Utilizamos la prueba de la vela para asegurarnos de que no había aire viciado y luego, ensanchando un poco el agujero coloqué la vela dentro y miré, teniendo detrás de mí a Lord Carnarvon, Lady Evelyn y Callender que aguardaban el veredicto ansiosamente. Al principio no pude ver nada ya que el aire caliente que salía de la cámara hacía titilar la llama de la vela, pero luego, cuando mis ojos se acostumbraron a la luz, los detalles del interior de la habitación emerEgiptología 2.0 | 31
gieron lentamente de las tinieblas: animales extraños, estatuas y oro, por todas partes el brillo del oro. Por un momento, que debió parecer eterno a los otros que estaban esperando, quedé aturdido por la sorpresa y cuando Lord Carnarvon, incapaz de soportar la incertidumbre por más tiempo, preguntó ansiosamente: ‘‘¿Puede ver algo?’’ todo lo que pude hacer fue decir: ‘‘Sí, cosas maravillosas’’. (Carter, 1923: 38). A la par del minucioso trabajo que Howard Carter realizaba para asegurar la conservación, catalogación y estudio de los miles de objetos de la tumba de Tutankhamón se desencadenó un verdadero brote de egiptomanía que recorrió el mundo entero y que inclusive influyó en el desarrollo del art déco, el cual incluyó en sus diseños motivos del antiguo Egipto. El gran público se encontraba ávido de conocer el destino inmediato de las «cosas maravillosas» que poco a poco salían a la luz después de miles de años de permanecer ocultas. En este sentido, la prensa internacional se encontraba a la espera de reportar cualquier evento; pero el 9 de enero de 1923 Lord Carnarvon firmó un contrato de exclusividad con el periódico británico The Times. El trato le procuró a Carnarvon £5,000 más el 75% de las ganancias por la venta de los artículos del The Times al resto del mundo. Como era de esperarse, la comunidad de periodistas enfureció y en especial Arthur Weigall, un corresponsal del The Daily Mail. En una nota Weigall comentó sobre la mala suerte que alcanzaba a las personas que profanaban tumbas; este comentario fue la semilla de la fleur du mal que eclosionó el 5 de abril de 1923, cuando Lord Carnarvon falleció en la ciudad de El Cairo debido a un cuadro de septicemia causado por la cortadura de una navaja de afeitar sobre un piquete de mosquito en la mejilla del noble británico. La muerte de Lord Carnarvon causó un frenesí mediático y la prensa internacional encontró en ella una fuente para alimentar el sensacionalismo, que creó la ‘‘maldición del faraón’’. En los años venideros, ésta causó un revuelo sin precedentes a nivel mundial; se realizaron numerosas entrevistas y notas que buscaron relacionar cualquier tragedia con los personajes involucrados en el descubrimiento de la tumba. De tal manera, cuando Audrey Herbert, hermano de Lord Carnarvon, y Arthur Mace, miembro del equipo que abrió el muro de la cámara sepulcral, fallecieron bajo ‘‘circunstancias sospechosas’’ la maldición del faraón se convirtió en una realidad para los millones de lectores que seguían las noticias. Para aderezar el frenesí mediático el escritor Sir Arthur I. Conan Doyle declaró estar convencido de la existencia de la “maldición” y la novelista Marie Corelli comentó que tenía en su poder ‘‘un raro y antiguo libro árabe’’ que advertía sobre la misma. Inclusive se afirmó que en un muro, o bien, en un dintel de la tumba -y también en otros artefactos como escarabeos y ostraca- se encontraba inscrita la sentencia: «La muerte vendrá con alas veloces a aquel que moleste la paz del rey». También el propio Howard Carter se vio acosado por una multitud de misivas que le alertaban sobre los “peligros” de continuar con su trabajo. Por ejemplo, las cartas enviadas por una tal Margit Labouchere que rezan: ‘‘A nadie está permitido abrir el sarcófago. Escuche su voz interior’’ y ‘‘¡No es la venganza de Tot-anch-amon! Yo sólo. Yo conozco el secreto. Estoy esperando…’’.
Cartas de Margit Labouchere. 1925. Tinta negra sobre papel (Imágenes: Bournemouth News & Picture Services). 32 | Egiptología 2.0
Evidentemente Carter hizo caso omiso de esta sarta de necedades y el 28 de Octubre de 1925 realizó la apertura del último ataúd para revelar la momia de Tutankhamón al mundo. El trabajo de conservación, catalogación y estudio de la tumba prosiguió hasta 1932 y a falta de más muertes bajo ‘‘circunstancias sospechosas’’ poco a poco se disipó el interés de los periodistas por el tema. En este sentido, el propio Howard Carter, quien falleció el 2 de marzo de 1939 a los 64 años de edad de causas naturales, se convirtió en la mejor prueba de la inexistencia de la “maldición del faraón”. La maldición del faraón en el imaginario popular Es innegable que el interés por las historias del Egipto faraónico llegó a un clímax cuando
Howard Carter examina el tercer ataúd de Tutankhamón. 1925. Reprografía (Imagen: The New York Times Photo Archive).
se descubrió la tumba de Tutankhamón; para ese entonces ya habían transcurrido más de 100 años desde que occidente se fascinaba por las excavaciones arqueológicas en la tierra del Nilo. Cada vez se tenían más noticias del descubrimiento de milenarios templos y tumbas que poco a poco se liberaban de la opresora arena y que revelaban una historia rica en dioses exóticos, épicas batallas, héroes y trúhanes; de esta manera el antiguo Egipto se convirtió en un tema recurrente para el imaginario colectivo, casi tanto como los relatos bíblicos o los cuentos de los hermanos Grimm. En este sentido, no es de extrañar que los temas egipcios encontraran un nicho de expresión en las industrias del entretenimiento. Tal fue el caso del cinematógrafo -invento de Auguste y Louis Lumière de finales de 1890- el cual permitió presentar historias protagonizadas por personajes del antiguo Egipto al gran público. Desde los inicios del cine comercial se tuvieron filmes documentales como: Les Pyramides vue générale (Alexandre Promio, 1897) patrocinado por los propios hermanos Lumière y del otro lado del Atlántico: Market Scene in Cairo, Egypt (Alfred C. Abadie, 1903) encargado por Thomas Alva Edison. Por supuesto, uno de los temas más recurrentes fue “la maldición del faraón” que hizo su primera aparición en el cine en cortos como: Le Monstre (Georges Méliès, 1903), The Egyptian Mummy (Lee Beggs, 1914) y Mercy, the Mummy Mumbled (R.W. Phillips, 1918) cfr.: Lant, 2013: 53-54. Pero el verdadero auge se dio al tiempo que Howard Carter terminaba de embalar las últimas obras de la tumba de Tutankhamón hacia el Museo de Antigüedades Egipcias de El Cairo. Ese mismo año se estrenó el filme The Mummy (Karl Freund, 1932) con la actuación estelar de Boris Karloff como Imhotep, la momia que vuelve a la vida (Fig.12). Evidentemente, esta película reavivó el interés por la “maldición del faraón” en el imaginario popular y se convirtió en un icono en cuanto a los filmes de momias; ya que estableció un tropo narrativo que se repetiría a lo largo del tiempo y el espacio: una momia revive gracias al poder de la magia de una antigua maldición y desencadena una orgia de muerte y destrucción que afecta la cordura y vida de los personajes que profanaron su tumba (cfr.: Cardin, 2015: XV). Asimismo, la momia busca cumplir sus idilios con la reencarnación de su amante, aunque al final la astucia de los héroes involucrados en salvar a la damisela en peligro logra que se suscite un ‘‘milagro’’ que envía al ser sobrenatural de vuelta al Más Allá. Este filme tuvo un éxito considerable, pero a diferencia de sus hermanas de estudio Dracula (Tod Browning, 1931) y Frankenstein (James Whale, 1931) no se realizó ninguna secuela. Sin embargo, en la década de los años cuarenta del siglo XX la franquicia de la momia, -perteneciente a la Universal Pictures- sacó a la luz una serie de películas ‘‘serie b’’, protagonizadas por la momia Kharis (papel interpretado por Tom Tyler y Lon Chaney Jr.). Los filmes de esta serie fueron: The mummy’s hand (Christy Cabanne, 1940), The mummy’s tomb (Harold Young, 1942), The mummy’s ghost (Reginald le Borg, 1943) y The mummy’s curse (Leslie Goodwins, 1944). Tiempo después, durante la década de los años sesenta del siglo XX, después de una mediocre Pharao’s curse (Lee Sholem, 1957) se hicieron remakes que se basaron en las películas de los años cuarenta por parte de la productora británica Hammer Film Productions. Con el eslogan: ‘‘¡Mira sin ojos!, ¡Mira sin respirar! ¡Habla sin lengua!’’; se estrenaron: The mummy (Terence Fisher, 1959), The curse of the mummy’s tomb (Michael Carreras, 1964), The mummy’s shroud (John Gilling, 1966) y Blood from the mummy’s Egiptología 2.0 | 33
Cartel promocional del filme The Mummy. 1932. Impresión de tintas a color sobre cartón (Imagen: Universal Pictures).
tomb (Seth Holt, 1971), (cfr.: Gasca, et. al., 2005: 1-60). Mención aparte merece la producción egipcia ءايموملاAl-Mummia (Shadi Abdel Salam, 1969) la cual más que tratar sobre las peripecias de un ser sobrenatural, narra el episodio histórico del descubrimiento de las momias reales de la tumba DB320 en Deir el-Bahari, cuya historia ya se mencionó en las páginas anteriores.
Pyramid (Grégory Levasseur, 2014) vuelve a presentar, ahora en formato de ‘‘found footage’’, elementos que siguen haciendo resonar la sentencia «La muerte vendrá con alas veloces a aquel que moleste la paz del rey» en pleno siglo XXI; aunque en el caso del último filme mencionado resulta que el mismo dios Anubis fue quien resultó perturbado por los arqueólogos.
No fue sino hasta la década de los años noventa del siglo XX que se retomó la película original de 1932 y a Imhotep como protagonista en The Mummy (Stephen Sommers, 1999), cuyo éxito arrojó dos secuelas: The Mummy Returns (Stephen Sommers, 2001) y The Mummy: Tomb of the Dragon Emperor (Rob Cohen, 2008) además de la serie de filmes que protagoniza el mítico Rey Escorpión, quien es interpretado por Dwayne ‘‘The Rock’’ Johonson, luchador y actor de filmes de acción.
Por otra parte, la temática de momias y maldiciones también se ha visto envuelta en varias sátiras como: Abbot and Costello meet the mummy (Charles Lamot, 1955) o en combates con el mismo ‘‘hombre de acero’’ en el corto animado: Superman. The mummy strikes (Izzy Sparber, 1943).
Pero si el avezado lector cree que el tropo narrativo de la ‘‘la maldición del faraón’’ se transformó del horror al género de la aventura y acción; la reciente The 34 | Egiptología 2.0
En este sentido, es común que algún episodio de una serie de dibujos animados trate el tema de una momia que vuelve a la vida, gracias a la magia, e inclusive existe una serie de animación cuyo protagonista es el carismático Tutenstein (Bob Richardson et. al., 2003-2008) creado por Jay Stephens.
Cartel promocional del filme The Mummy. 1999. Impresión de tintas a color sobre papel (Imagen: Universal Pictures).
Cartel promocional del filme The Pyramid. 2014. Impresión de tintas a color sobre papel (Imagen: 20th Century Fox).
Cartel promocional de la serie animada Tutenstein. 2003-2008. Impresión de tintas a color sobre papel (Imagen: Discovery Kids). Egiptología 2.0 | 35
Conclusiones En las páginas precedentes analicé algunos de los más relevantes conceptos sobre la magia y los diversos tipos de maldiciones, desde la antigüedad faraónica hasta nuestros días, y como éstas fueron reinterpretadas por las distintas culturas que entraron en contacto con el país del Nilo. En este sentido, se puede constatar que las ideas preconcebidas sobre la magia transmutaron las concepciones originales y que paulatinamente se creó un nuevo corpus de creencias que tenían vagos o nulos referentes con las prácticas faraónicas. Desde que el antiguo Egipto fue redescubierto para occidente se iniciaron una nueva serie de mitos que se vieron plasmados en los medios masivos de comunicación -forjadores del imaginario popular contemporáneo- ya sea en el ámbito del drama, la sátira, o simplemente en el puro horror; donde el personaje principal, la momia, más allá de la venganza o el amor se encuentra siempre impulsado por una maldición. De esta manera la magia, en una de sus concepciones más oscuras, se retoma para crear un mito en el folklore contemporáneo: ‘‘la maldición del faraón’’, sortilegio conjurado desde los días antiguos el cual, como las mismas pirámides, desafía al tiempo.
Bibliografía
Sobre el autor
BAINES, JOHN & MALEK, JAROMIR (1988). Dioses templos y faraones. Vol. I & II. Graham Speake (ed.). Col. Cultural Atlas Series. Andromeda Oxford Ltd. & Checkmark Books. Folio. Barcelona.
Gerardo P. Taber realizó sus estudios de arqueología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México y se ha especializado en el estudio de las culturas del medio oriente y el Mediterráneo antiguo, con especial interés en el Egipto faraónico. Ha impartido numerosas conferencias y cursos sobre el arte, la religión y la escritura del Egipto faraónico.
CARTER, HOWARD (1985). The tomb of Tutankhamen. (Phyllis J. Walker ed. 1954; el volumen I se publicó en 1923 en coautoría con A.C. Mace). Traducción de Rosa Portell. Orbis. Barcelona. CURL, JAMES STEVENS (2005). The Egyptian Revival. Ancient Egypt as the inspiration for design motifs in the West. Routledge. London & New York. ELLER, JACK DAVID (2007). Introducing Anthropology of Religion. Culture to the Ultimate. Routledge. London & New York. FRAZER, JAMES GEORGE (1890 - 1915). The Golden Bough. A Study in Comparative Religion. Vols. I-XII. Macmillan And Co. London. HERÓDOTO DE HALICARNASO (1992). Historia. Libro II Euterpe. Col. Biblioteca Clásica Gredos N. 3. Traducción y notas de Carlos Schrader. Gredos. Madrid. LUCIANO DE SAMÓSATA (1990). Luciano. Obras V III. Col. Biblioteca Clásica Gredos N. 138. Traducción y notas de Juan Zaragoza Botella. Gredos. Madrid. NÉRET, GILLES (2007). Description de L’Egypte publiée par les ordres de Napoleón Bonaparte. Col. Taschen 25th Anniversary Series. Taschen. Cologne.
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También fue investigador de diversas exposiciones internacionales. Es autor del libro Medu Netscher, las palabras divinas que fue aceptado en los acervos de la Bibliotheca Alexandrina en Egipto en el año de 2008. Actualmente desempeña su labor como investigador del Museo Nacional de las Culturas de México, en el área de investigación y curaduría del Egipto faraónico y el Mediterráneo antiguo y se encuentra trabajando en el proyecto Kemet en Anáhuac, que busca analizar y contextualizar las obras faraónicas que se encuentran en México. https://kemetenanahuac.wordpress.com
Arquitectura Sandra Pajares Sotillo
Djeser-Djeseru, el templo de Hatshepsut
Enclavado en las montañas occidentales de Tebas, la antigua Uaset, se encuentra el templo de la faraón
Hatshepsut. Estas cimas, identificadas en la antigüedad con la diosa Hathor, cobijan esta construcción conocida por los antiguos egipcios como Djeser-Djeseru, ‘‘el Sublime de los Sublimes’’. Una inscripción de la tumba de Djehuty, funcionario de la reina, describe el templo así: ‘‘un palacio del dios, forjado laboriosamente con oro y plata, iluminaba los rostros (de las gentes) con su magnífico esplendor’’. En este emplazamiento existía otro importante templo, el de Nebhepetre Mentuhotep, monarca de la dinastía XI (hacia 2055 - 2004 a. C.), con quien da comienzo el Reino Medio. El templo de Mentuhotep II fue construido para rememorar el jubileo del monarca, y sus restos aún son visibles junto al Djeser-Djeseru. Durante el Reino Nuevo se construye otro templo, el del faraón Amenhotep I y su madre, Ahmose Nefertari, destinado a que ambos recibiesen culto en él. Esta construcción, realizada en adobe, estaba situada en lo que más tarde sería la segunda terraza del templo de Hatshepsut, por lo que al comenzar la construcción del templo de la reina, el de Amenhotep fue desmontado (los restos de este templo fueron guardados y han ido apareciendo en las diversas fases de excavación del Djeser-Djeseru).
Vista general del Templo funerario de Hatshepsut (Imagen: Wikimedia Commons). Egiptología 2.0 | 37
Maatkara Hatshepsut, quinta gobernante de la dinastía XVIII (entre 1473 y 1458 a. C. aproximadamente), fue la hija primogénita del faraón Tutmosis I y de la reina Ahmose. Antes de convertirse en faraón de Egipto, Hatshepsut fue la ‘‘Gran Esposa Real’’ de su hermanastro Tutmosis II, hijo de Tutmosis I y de Mutneferet, una reina secundaria. A la muerte de Tutmosis II sube al trono el hijo que este tuvo con una esposa secundaria llamada Isis, el faraón Tutmosis III. El nuevo rey es a penas un niño de unos cinco años cuando adquiere el poder, por lo que, incapaz de gobernar por sí mismo, Hatshepsut se convierte en corregente en el trono de las Dos Tierras. En el año 7 de reinado, y respaldada por importantes figuras de la época, Hatshepsut se autoproclama ‘‘Rey del Alto y Bajo Egipto’’ bajo el nombre de Maatkara. El Djeser-Djeseru
Mapa con la situación de Deir el-Bahari (Imagen: Sandra Pajares Sotillo).
En un principio el templo de Hatshepsut estuvo considerado un templo funerario, pero actualmente se cree que esta construcción es, en realidad, un templo de culto real que asociaba a la reina, en vida, con el dios Amón, quien fue su “divino progenitor”. A través de esta construcción la reina exaltaba su origen divino y su unión mística con el dios Amón, como hija de éste, legitimando así su derecho a ocupar el trono.
Esta unión con el dios tebano se realizó incluso en la configuración espacial del Djeser-Djeseru, y es que éste se creó en el extremo oeste de un eje que lo relacionaba con el templo del dios Amón en Karnak, el cual estaría situado en el extremo este de dicho eje. Además de esta relación con templo de Amón, Hatshepsut también quiso unir, de cierta forma, su templo y su tumba (la KV20), por lo que ordenó excavar la misma justo al otro lado de la colina donde se halla ubicado el santuario del Djeser-Djeseru. La construcción del templo Según los estudios de la misión polaca que lo reconstruye, el templo de Hatshepsut habría tenido dos fases constructivas. La primera de ellas se habría llevado a cabo bajo el gobierno de Tutmosis II, y la segunda, a la muerte de éste, bajo el gobierno de Hatshepsut. Es más que probable que el proyecto original de Tutmosis II fuese modificado cuando la reina toma el control del mismo, dando lugar al templo que hoy conocemos. Para finalizar su construcción se necesitaron quince años de trabajo, y puede que el templo de Mentuhotep II sirviera de inspiración para el nuevo proyecto. En cuanto al Arquitecto, o supervisor, de estos trabajos se considera a Senenmut como el
Busto de Hatshepsut (Imagen: Wikimedia Commons).
principal responsable de los mismos. Antes de llevar a cabo estas importantes obras arquitectónicas, los antiguos egipcios se cuidaban mucho de proteger, mágicamente, la ejecución de las mismas a través de los depósitos de fundación. El templo de Hatshepsut, no iba a ser menos, cuenta con pozos en varios puntos, en los que se han encontrado jarras de ungüentos, vasos de alabastro con el nombre de la reina, escarabeos, modelos de herramientas, etc. Estos depósitos, unidos a los rituales mágicos de fundación (como establecer la orientación del templo, clavar estacas en lo que serían las esquinas del mismo y unirlas con un cordel, etc.) prepararon mágicamente el templo de la reina para 38 | Egiptología 2.0
Colosos de Hatshepsut (Imagen: Antonio Sentín Escribá).
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que los trabajos comenzasen sin demora.
Planta del Djeser-Djeseru (Imagen: Sandra Pajares Sotillo).
El ‘‘Templo del Valle’’ En primer lugar, en la zona fértil junto al Nilo, se encontraba el denominado ‘‘Templo del Valle’’. Esta construcción, antesala del templo principal, fue descubierta por Howard Carter en 1910 durante unos trabajos de excavación en la zona. Sus restos se encontraron en muy malas condiciones, ya que fue desmontado y utilizado como cantera para otras construcciones. Este templo habría contado con dos terrazas y una columnata, y estaba conectado al río mediante un embarcadero. El ‘‘Templo del Valle’’ conectaba con el Djeser-Djseru mediante una vía procesional, bordeada con esfinges de la reina a ambos lados, que tenía 1 km de largo y 37 m de ancho. 40 | Egiptología 2.0
El patio inferior y el primer pórtico Tras recorrer esta avenida se accedía, a través de un pilono hoy desaparecido, al patio inferior (también llamado ‘‘primera terraza’’). Aquí, esfinges de la reina, estanques rituales con plantas de papiro y árboles de la tierra de Punt adornaban el patio, y tenían como telón de fondo el impresionante edificio aterrazado, conectado mediante rampas y enclavado en la montaña tebana de la faraón Maatkara. Al fondo de este patio, y flanqueando la primera de las rampas, se encuentra el primero de los pórticos, compuesto por veintidós pilares y veintidós columnas. En los muros de la zona sur del mismo, se representó el trasporte y la colocación de los obeliscos que la reina mandó erigir en Karnak y, en los muros de la zona norte, la reina aparece atacando a sus enemigos bajo la forma de un león, así como cazando en los pantanos. Aquí también vemos ofrendas al dios Amón-Min y una procesión de los antepasados de Hatshepsut. La segunda terraza y el segundo pórtico Tras ascender por la primera rampa nos encontramos, de frente, con el segundo pórtico flanqueando la segunda de las rampas del edificio. Éste está compuesto por dos filas de veintidós pilares cada una, y en él los relieves nos muestran dos historias, la expedición a Punt en la pared sur, y la teogamia en la norte. A su derecha existe otro pórtico compuesto por quince columnas fasciculadas, bajo el cual encontramos cuatro nichos inacabados. La expedición a Punt En estos relieves vemos representado al dios Amón ordenando que se lleve a cabo el viaje a Punt (territorio probablemente situado en la zona suroriental del actual Sudán). Nehesy, el capitán egipcio, y su tropa llegan a su destino cargados con la mercancía con la que realizarán el trueque, y allí son recibidos por los gobernantes de esas tierras (Parehu e Ity). También se nos muestra la vuelta a Egipto de la expedición, con todos los productos recogidos en Punt (como árboles de incienso, ganado, animales salvajes, etc), y a Hatshepsut ofreciéndole los mismos a Amón. La teogamia En estas representaciones vemos al dios Khnum, con su torno de alfarero, modelando a Hatshepsut y a su ka, mientras Amón, bajo la forma de Tutmosis I, le da instrucciones. Tras unirse al dios Amón, Ahmose, madre de Hatshepsut, aparece embarazada y siendo conducida a la sala del parto. Una vez nace Hatshepsut la diosa Hathor presenta a la niña al dios Amón, mientras la reina Ahmose es llevada ante los dioses Thot, Khnum y Heket. Finalmente, Amón aparece representado extendiendo su mano para proteger a su hija. Capilla de Anubis
Detalle del relieve de la expedición a Punt (Imagen: Wikimedia Commons).
Situada al norte del segundo pórtico tenemos la capilla para “Anubis, el que está en el lugar del embalsamamiento”. Esta capilla posee un vestíbulo, con doce columnas acanaladas y un techo pintado de azul y con estrellas, en el que desembocan tres santuarios. En las paredes, Hatshepsut aparece represen-
tada junto a Tutmosis III realizando ofrendas a los dioses Amón, Anubis y Sokar. Capilla de Hathor Al otro lado del segundo pórtico, en la parte sur, nos encontramos con la capilla de Hathor, a la que se accedía a través de una rampa independiente que arrancaba en la primera terraza del templo. Esta capilla consta de dos salas hipóstilas, con pilares y columnas fasciculadas y hathóricas, y un santuario. En sus muros vemos a Hatshepsut representada frente a diferentes divinidades, así como a Tutmosis III, junto a la reina, realizando ofrendas a Hathor. Otra escena nos muestra a la diosa, en forma de vaca celeste, amamantando a la reina. Egiptología 2.0 | 41
Columna hathórica de la capilla de la capilla de Hathor (Imagen: Jarekgrafik).
La tercera terraza y el tercer pórtico Ascendiendo la segunda rampa nos encontramos con el tercer pórtico, compuesto por 26 columnas tras 26 pilares, y en el que se sitúan los conocidos colosos de la reina. Estas estatuas, en las que aún se percibe parte de la policromía que las decoraba, nos muestran a Hatshepsut ataviada con el atuendo jubilar y portando los cetros ankh, uas, heka y nehaha.
Colosos de Hatshepsut en el tercer pórtico (Imagen: Jarekgrafik). 42 | Egiptología 2.0
El patio Atravesando este pórtico llegamos al patio de la tercera terraza. En el centro del mismo se erigieron estatuas de la reina en actitud oferente y portando vasos nw en sus manos. Este patio se encontraba delimitado por una triple columnata, en su lado este, y una doble columnata en sus otros tres lados, y en sus muros las representaciones nos muestran las ceremonias de la ‘‘Hermosa Fiesta del Valle’’ y de la ‘‘Fiesta de Opet’’. En la pared oeste del mismo existen unos nichos en los que se habrían colocado estatuas de la reina, probablemente representada con el atuendo jubilar. Al norte del patio existen dos elementos más. Por un lado, la capilla norte de Amón, donde la reina y su padre aparecen adorando al dios. Así como el santuario de Ra-Horakhty, compuesto por un vestíbulo con columnas, donde hay un nicho dedicado a la reina, y desde el que se accede a otra sala donde, subiendo unos escalones, accedemos al altar solar. En la parte sur del patio encontramos otra capilla consagrada a Amón, así como capillas para Tutmosis I y Hatshepsut. En la capilla de la reina, cuyo techo está decorado con un mapa celeste, las representaciones nos muestran procesiones con ofrendas de alimentos, vestidos, flores, etc., así como a la soberana en la barca solar. Santuario de la barca de Amón En el muro oeste del patio, y excavado en la roca, se encuentra el santuario para la barca de Amón. Aquí, una serie de estancias de techos abovedados y comunicadas entre sí, estaban preparadas para recibir la barca del dios (la cual pasaba dos días en el templo de la reina durante la ‘‘Hermosa Fiesta del Valle’’). En la primera de estas salas vemos, tanto a la reina como a Tutmosis III, arrodillados y realizando ofrendas ante la barca de Ra, tras ellos aparece Neferura (hija de Hatshepsut). También Hatshepsut y Tutmosis III son representados realizando ofrendas a las estatuas de Tutmosis I y Tutmosis II, seguidos de la reina Ahmose y Neferubity, hermana de la reina (estos cuatro ya difuntos cuando fueron representados en estas paredes). En la segunda estancia la decoración hace referencia a rituales de purificación. Aquí, Hatshepsut en la pared sur y Tutmosis III en la norte, llevan a cabo estos rituales, en dos ocasiones purificando la estatua de Amón-Ra. El tercer y último espacio era la ‘‘sala de ofrendas’’. Durante un tiempo se creyó que esta sala fue un añadido de época ptolemaica, por las representaciones de sus muros, aunque hoy día se afirma que fue realizada durante el reinado de Hatshepsut, y que su decoración fue añadida posteriormente por los Ptolomeos. Aquí vemos representados a Imhotep (Arquitecto de la pirámide escalonada de Djoser) y a Amenhotep hijo de Hapu (principal hombre de confianza de Amenhotep III) ambos divinizados en época ptolemaica. Vista aérea del Templo de Hatshepsut (Imagen: Wikimedia Commons).
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¿Qué ocurrió con el templo a lo largo de los años? Tras fallecer Hatshepsut el templo fue destruido por gobernantes de las dinastías XVIII (a la que ella misma pertenece) y XIX. Además, algunos elementos del templo fueron utilizados como cantera para otras construcciones, por lo que éste fue desapareciendo, poco a poco, tiempo después de ser construido. Ya en nuestra era, más concretamente el siglo VII d. C., en la segunda terraza del Djeser-Djeseru, se edificó un monasterio copto, el ‘‘Monasterio del Norte’’, del que deriva el nombre árabe con el que conocemos este lugar, Deir el-Bahari. El templo de Hatshepsut. Acuarela de Howard Carter, 1899 (Imagen: Wikimedia Commons).
Deir el-Bahari fue visitado por los viajeros del si-
glo XVIII, así como por los investigadores que viajaron a Egipto junto a Bonaparte, entre 1798 y 1801. Todos ellos realizaron los primeros dibujos que conocemos del lugar. También Jean-François Champollion e Ippolito Rosellini llegaron aquí en 1829, siendo este el momento en el que Champollion descubre, con gran asombro, el nombre de la soberana. En 1844, Karl Richard Lepsius es el primero en percatarse de la relación ritual entre el templo de la reina y el de Amón en Karnak, y en realizar un plano, bastante aproximado, de la configuración espacial del templo. Además, Lepsius trasladará varios bloques del edificio y partes de estatuas de la reina a Berlín. Será Auguste Mariette quien, entre 1858 y 1866, establezca el primer plan de excavación del lugar, y realice una planta arquitectónica del complejo más detallada. Édouard Naville trabaja en Deir el-Bahari, entre 1892-1897 y entre 1903-1906, junto a Howard Carter, quien es el encargado, gracias a sus dotes artísticas, de dibujar los relieves del templo. Al finalizar las campañas de trabajo de Naville, será Émile Baraize, Arquitecto francés, quien tome el relevo y lleve a cabo trabajos de conservación y restauración en el templo. Entre 1911 y 1931 H. Winlock, de la misión americana del Metropolitan Museum of Art de Nueva York, es el encargado de trabajar en el templo. Por último, será el Centro polaco de la Universidad de Varsovia en el Cairo quien, desde 1961, trabaje en las labores de reconstrucción del Djeser-Djeseru, junto al Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto. Bibliografía
Sobre el autor
BEDMAN, T. (2002). El templo de Hatshepsut en Deir el-Bahari, la escalera hacia el cielo para el dios de Tebas. En: Tebas. Los dominios del dios Amón. Museo de San Isidro. Madrid.
Sandra Pajares se licenció en Arquitectura Superior mostrando especial interés por la Historia de la Arquitectura. El antiguo Egipto es su mayor pasión, lo que le ha llevado a realizar diversos cursos sobre el mundo faraónico (especialmente sobre su arte).
BEDMAN, T. y MARTÍN VALENTÍN, F. (2009). Hatshepsut. De reina a faraón de Egipto. La esfera de los libros. Madrid SECO, M. y JÓDAR A. (2015). Los templos de millones de años en Tebas. Universidad de Granada. Granada. WILKINSON, R. H. (2002). Los templos del antiguo Egipto. Destino. Barcelona.
Creadora del blog “Bajo las arenas de Kemet” donde analiza y estudia la Arquitectura del antiguo Egipto. Especializarse en esta materia y un futuro Máster en Egiptología son dos de sus grandes metas. https://bajolasarenasdekemet.wordpress.com https://www.facebook.com/Bajo-las-arenas-de-Kemet-962643477111733/timeline/ https://twitter.com/BajoArenasKemet?lang=es
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Faraones Heródoto de Halicarnaso
Las construcciones de Ramsés II
Ramsés II (1279 - 1213 a. C.) es uno de los faraones más conocidos de la Historia del Antiguo Egipto, contextualizado en la XIX dinastía, la primera del llamado periodo ramésida (un sub-periodo del Reino Nuevo que abarca entre el 1295 y el 1069 a. C.). Durante su extenso periodo de reinado, no solo llevó a Egipto a uno de sus momentos de mayor esplendor militar, sino que realizó un vasto y monumental programa constructivo desde el Delta a la segunda catarata que incluye algunas de las construcciones más reconocidas de la Historia egipcia: las ampliaciones de los templos de Amón en Karnak y Luxor, el Ramesseum, el templo de Osiris en Abydos, los templos de Abu Simbel, la ciudad de Pi-Ramsés, una ingente cantidad de estatuas de diversos tamaños y formas... Ramsés II en los templos de Karnak y Luxor Los templos de Karnak y Luxor definieron la esencia y la estructura de la ciudad de Tebas, ya que su construcción implicó primero derruir numerosas casas ya existentes para luego convertirse en el foco sobre el que se fue construyendo la nueva capital. Una de las primeras acciones del programa constructivo de Ramsés II fue la construcción de un gran patio con peristilo y un pilono en el templo de Amón en Luxor, construido por Amenhotep III y completado por los últimos reyes de la XVIII dinastía.
Relieve de Ramsés II con el dios Horus en el templo de Abydos (Imagen: Wikimedia Commons).
La fachada de este templo, orientada hacia el norte, hacia Karnak, está dominada por el pilono.
Cuatro estatuas colosales del faraón de pie y dos sentado, además de dos obeliscos y cuatro mástiles de estandarte, formaban una fachada de templo clásica en la que se representa en forma de gigantesco relieve la supuesta gran victoria de Ramsés II en la batalla de Qadesh. Entrando dentro del templo encontramos el patio, con diversas gigantescas estatuas de Ramsés II dispuestas entre los pilares de una columnata perimetral de doble fila, y dos monumentales figuras sedentes que flanquean la entrada a un pasadizo con sendas columnas papiriformes de veintiún metros de altura a ambos lados. El otro gran emplazamiento religioso por excelencia de la Tebas faraónica es el templo de Karnak, para el que Ramsés II proyectó la unificación de sus dos puertas mediante una doble fila de columnas de veintiún metros de altura con capiteles papiriformes abiertos. Esto generó tres pasillos centrales, flanqueados por siete pasillos Egiptología 2.0 | 45
Pilonos, obelisco y estatuas sedentes de Ramsés II en el templo de Luxor (Imagen: Wikimedia Commons).
laterales con techos bajos soportados por columnas papiriformes de capitel cerrado. A pesar del estado y magnitud de las ruinas, el templo de Karnak cuenta con la misma distribución y elementos que cualquier otro templo egipcio: calzada de acceso, pilono de entrada, patio de columnas, sala hipóstila, sanctasanctórum y embarcadero junto al río, obra de Ramsés II.
Vista panorámica del templo de Karnak (Imagen: National Geographic).
El Ramesseum Situado en la necrópolis de Tebas, en la ribera occidental del río Nilo, el templo funerario de Ramsés II, el Ramesseum, (la ‘‘Casa del millón de años de Usermaatra Setepenra, que une la ciudad de Tebas con el reino de Amón’’) fue construido al norte del templo de Amenhotep III, en torno al pequeño templo dedicado a su madre, Tuya, y extendiéndose a lo largo de diez hectáreas. Consta de una estructura típica con dos pilonos, dos patios, la sala hipóstila, las antecámaras y el santuario junto a la sala de la barca sagrada, además de las dependencias y estancias secundarias situadas en el recinto, entre ellas el templo de Tuya y el palacio. 46 | Egiptología 2.0
Aunque está en un gran estado de deterioro, se puede apreciar que la gran sala hipóstila repite el mismo esquema de Karnak: a ambos lados de las tres naves centrales elevadas, con sus respectivas columnas de capiteles papiriformes abiertos, se encuentran las naves laterales más bajas y con capiteles papiriformes cerrados, todas soportando un techo con representaciones estelares sobre un fondo azul. Mientras los relieves de los muros del interior del templo solo recogen temas religiosos, los de los muros exteriores muestran escenas de acontecimientos históricos: por un lado, los del muro oriental recogen el asalto
Vista aérea del estado actual del Ramesseum (Imagen: Wikimedia Commons).
al fuerte de Dapur, acontecido en el octavo año de reinado del faraón; por otro lado, en los del muro a la izquierda del extremo sur de la sala hipóstila, se puede ver a Ramsés II acercándose a la divina pareja de Amón y Mut para recoger la espada curva y la hoja de palma que le ceden como símbolos de la realeza. En otros relieves interiores se puede ver cómo Horus da la vida al rey, o cómo éste hace una ofrenda a Amón, Khonsu, Hathor y Ptah. En los muros este y oeste del Ramesseum se alzan pilares osiríacos con la estatua del faraón adosada a una de sus caras. Rodeando el templo se encontraban los talleres, establos, almacenes y apartamentos de los funcionarios, construidos con ladrillos de adobe crudo que se conservan bien en la actualidad.
Cuatro pilares osiríacos en el Ramesseum (Imagen: Wikimedia Commons). Egiptología 2.0 | 47
Estado actual del Osireion de Abydos (Imagen: Blog Rey de Kish).
El templo de Osiris en Abydos Faraones de la XIX dinastía como Seti I y Ramsés II mostraron un gran interés por Osiris, el dios de los muertos y la resurrección, construyendo un templo en Abydos. Afortunadamente, los relieves de este templo, el Osireion, se conservan bastante bien, por lo que se puede obtener una visión de conjunto de la iconografía, que contiene gran cantidad de detalles sobre la deificación póstuma del faraón. Siguiendo el modelo del Ramesseum, mientras que en el interior del templo predominan los temas
religiosos, con procesiones sacerdotales y sacrificios de animales, los muros exteriores están decoradas con escenas históricas, como las de la batalla de Qadesh. Por otro lado, en la parte inferior de los muros de la sala hipóstila los relieves representan personificaciones de los nomos del Alto y Bajo Egipto, contando cada uno con su nombre en la parte superior y llevando en sus brazos ofrendas de tierra. Además, cabe destacar que, tanto en el templo de Seti I como en el de Ramsés II, hay listas de todos los reyes egipcios, remontándose hasta los inicios de la Historia egipcia. Durante gran parte de la Historia egipcia, las tumbas reales se decoraban con textos y escenas sacados del Libro de Amduat, el principal texto funerario egipcio en el que se detallaba el viaje nocturno de la barca solar a lo largo de la docena de horas de la noche. Sin embargo, a partir del Reino Nuevo (concretamente, aparece por primera vez en la tumba de Horemheb, último rey de la XVIII dinastía) se empezaron a adoptar otros textos funerarios, como el Libro de las cavernas, que solo se representó en el Osireion y en unas pocas tumbas de la dinastía XIX y XX del Valle de los Reyes. Su temática es similar a la del Amduat, puesto que la barca solar recorre el mundo subterráneo durante la noche atravesando una docena de cavernas o cuevas. Sin embargo, se diferencian en que el Libro de las cavernas sustituye las notas acerca del uso del mismo libro por observaciones acerca de cómo debían ser las ofrendas. Otra notable diferencia estriba en las propias cavernas representadas como separación de cada división/hora, ya que cada una de éstas está vigilada por tres seres, todos ellos con un nombre que el difunto debe conocer si quiere atravesarlas. Y una tercera diferencia fundamental se encuentra en la barca solar, donde solamente se hallan dos dioses, Sia y Heka, junto con el dios del sol, mientras que en el Amduat hay más miembros en la barca.
Tumba de Ramsés IV, decorada con escenas del “Libro de las Cavernas” (Imagen: Blog Viajar sin viajar). 48 | Egiptología 2.0
Fachada del gran templo de Abu Simbel (Imagen: Wikimedia Commons).
Los templos de Abu Simbel Ramsés II fundó siete templos en Nubia, una región que se focalizó como zona de entrenamiento de las tropas después de la batalla de Qadesh: Beit el-Wali, los dos de Abu Simbel, Gerf Hussein, Wadi es Sebua, Derr y Aksha. El primero es exento, los dos siguientes son excavados en la roca, y los cuatro restantes son mixtos, con una parte exenta y otra excavada. Para este caso, los que nos interesan son los templos tallados en la roca (los llamados speos), que cumplen a la perfección las dos funciones básicas de cualquier otro tipo de templo egipcio. De cara al exterior, sirven como reflejo del poder faraónico, ya sea por unos pilonos de entrada decorados con escenas de victorias militares o por otro tipo de arquitectura monumental con un gran simbolismo político. De cara al interior, el rey y el dios aparecen unidos de forma indisoluble, de tal forma que el rey es el único que puede perpetuar el orden creado por el dios. Probablemente, los templos tallados en roca más famosos, y que cumplen con estas dos funciones, son los erigidos por Ramsés II en Abu Simbel, a 300 kilómetros al sur de la frontera entre el Imperio y la primera catarata, en una zona del valle del Nilo escasamente poblada por los nubios. El gran templo de Abu Simbel no solo fue excavado más de sesenta metros hacia el interior, sino que cuenta con una orientación este-oeste tan minuciosamente preparada que, dos veces al año (del 10 de febrero al 1 de marzo y del 10 al 30 de octubre), los primeros rayos de cada amanecer penetran hasta el fondo e iluminan tres de las cuatro estatuas allí esculpidas. La fachada está presidida por cuatro estatuas sedentes colosales de Ramsés II de 22 metros de altura, labradas directamente en la cara rocosa del gran templo de Abu Simbel, y combinando el tocado con la corona doble del Alto y Bajo Egipto. Además, cuentan con pequeñas figuras de sus familiares entre las piernas. El interior del templo está formado por una sala hipóstila sostenida por ocho columnas con figuras adosadas del faraón representado como Osiris y un techo decorado con buitres de alas extendidas, una pequeña sala con cuatro columnas desde la que parten las diversas estancias secundarias adyacentes, una sala cercana a la zona sagrada para depositar las ofrendas, y el importante sanctasanctórum, en el que descansan las imágenes de los dioses a los que se dedica el templo, Ra Haractes, Amón Ra y Ptah Sokar Osiris, junto a la figura del faraón. Los almacenes que, en el caso de un speos, están alrededor del edificio principal, en el caso de Abu Simbel son cámaras subterráneas con una función más ritual que funcional. Egiptología 2.0 | 49
Sala hipóstila del gran templo de Abu Simbel (Imagen: Wikimedia Commons).
El otro templo de Abu Simbel es considerablemente más pequeño y está consagrado a la diosa Hathor, aunque era también un espacio de culto dedicado a la esposa preferida de Ramsés II, Nefertari. La fachada está compuesta por seis colosos de pie, excavados en la roca y dentro de hornacinas rectangulares de unos 10 metros de altura, representándose igualitariamente Ramsés II y Nefertari, caracterizada con los atributos de Hathor. Todos tienen adelantada la pierna izquierda, como si estuvieran caminando, y con esculturas de menor tamaño de príncipes en las estatuas del rey y princesas en las de la reina. La puerta de acceso al templo está decorada con cartuchos con el nombre del faraón y escenas de ofrendas a las diosas Hathor e Isis. Después de ésta se presenta la sala hipóstila, de seis columnas con forma de la diosa Hathor colocadas en dos filas, y decoración de ofrendas
de Ramsés II a Amón, Anubis y Hathor. Tras un pequeño vestíbulo, se llega al santuario en el que se encuentra una representación de la diosa Hathor saliendo de la roca, entre dos pilares osiríacos. Además, a cada lado del vestíbulo aparecen dos salas sin decoración, empleadas posiblemente como almacén de los objetos dedicados a las ceremonias religiosas.
Fachada del templo de Nefertari en Abu Simbel (Imagen: Wikimedia Commons).
Pi-Ramsés, la capital del faraón Avaris era la ciudad que los hicsos habían tomado como capital durante su ocupación parcial de Egipto en el Segundo Periodo Intermedio (1650-1550 a. C., aproximadamente). Tras varios siglos olvidada y en decadencia, va a ser Seti I quien se fije en la ciudad para construir allí un palacio que más tarde su hijo y heredero, Ramsés II, ampliaría y convertiría en su gran residencia en el Delta, tomando el nombre de Pi-Ramsés Anajtu (‘‘La heredad de Ramsés, grande de victorias’’). Esta decisión la tomó en sus primeros tiempos de reinado, tras concluir todos los rituales y ceremonias necesarias para enterrar a su padre. Durante mucho tiempo se discutió acerca de cuál era su ubicación exacta, aunque en la actualidad se puede decir a ciencia cierta que se identifica con los extensos restos de los yacimientos arqueológicos de Tell el Daba y Qantir, en el Delta oriental. Este emplazamiento era puramente estratégico, puesto que se encontraba en el camino a la fortaleza fronteriza de Sile, 50 | Egiptología 2.0
a las provincias de Palestina y Siria, y a la rama pelusiaca del río Nilo, por lo que no tardó en convertirse en el centro comercial y militar más importante del Egipto de finales del Reino Nuevo. También, dada su ubicación, Pi-Ramsés se convirtió en una ciudad con un gran sincretismo cultural y religioso, en la que vivían muchos extranjeros y se adoraba a muchas divinidades exógenas, como Baal, Reshep, Hauron, Anat y Astarté, entre otras. La paz establecida entre hititas y egipcios favoreció mucho el desarrollo tecnológico, debido a que expertos artesanos hititas visitaban la ciudad para trabajar en sus talleres de armas y enseñar a los egipcios las novedades de su tecnología armamentística. Además, es muy probable que Ramsés II pasara sus últimos momentos de vida en Pi-Ramsés, disfrutando de la ciudad que había convertido en capital. Finalmente, esta nueva capital política en el Delta oriental fue abandonada a finales del reinado de Esmendes I (1069-1043 a. C., XXI dinastía, tercer periodo intermedio), tomando elementos arquitectónicos de sus edificios para construir una nueva ciudad a unos veinte kilómetros al norte, en la actual San el-Hagar. Esta ciudad,
Mapa que muestra la ubicación de la ciudad de Avaris (Imagen: Egiptomaníacos).
que recibió el nombre de Tanis, fue la capital del reino durante la restante XXI y toda la XXII dinastía. Este traslado pudo deberse a dos causas, fundamentalmente: por un lado, a los cambios producidos en el curso del río Nilo en el Delta, que habrían desecado zonas antes cultivables o habrían convertido en barrizales áreas habitadas. Por otro lado, al intento de intensificar el control del Estado sobre el Delta a través de un acercamiento a las rutas comerciales fenicias.
Vista parcial de los restos de Pi-Ramsés en Qantir (Imagen: Sobreegipto.com).
El recuerdo de un faraón La política constructiva de Ramsés II no solo se basó en crear monumentos para la eternidad por los que ser recordado, sino también en construir cientos de estatuas de sí mismo, de sus familiares y de divinidades por todo el territorio egipcio. Sin embargo, no todas eran originales y con materias primas a estrenar, ya que sabemos Egiptología 2.0 | 51
Colosos de Memnón, representando a Amenhotep III (Imagen: Wikimedia Commons).
que usurpó una gran cantidad de estatuas de reyes anteriores para remodelarlas a su imagen y semejanzas. De entre todas, las más replanteadas fueron las del rey anterior al periodo de Amarna, Amenhotep III (1390-1352 a. C.), o las de los reyes de la XII dinastía (1985-1773 a. C.), ya que representarían para Ramsés II momentos cumbres de la Historia egipcia, la primera por tratarse de los inicios del Reino Nuevo con la XVIII dinastía o la segunda por ser la dinastía restauradora del orden tras el primer periodo intermedio. Puesto que tanto Ramsés I como Seti I se convirtieron en faraones cuando eran muy viejos, el futuro Ramsés II nació antes de que su abuelo ocupara el trono de las Dos Tierras. Este hecho de que fuera evidente su origen plebeyo fue lo que seguramente hizo que, en su última etapa de reinado, Seti I nombrara corregente a Ramsés, para que así su acceso al poder fuera innegable. Esta es una cuestión que el propio Ramsés II habría tratado de confirmar y consolidar a través de una de las mayores políticas de visualización de poder de toda la Antigüedad, dejándonos hasta la actualidad algunos de los monumentos más famosos de la Historia del Antiguo Egipto, con el objetivo de ser merecedor o para superar las grandes gestas y periodos gloriosos de los faraones del pasado. Bibliografía
Sobre el autor
SHAW, IAN (2014). Historia del Antiguo Egipto. La esfera de Libros. Madrid.
Herodoto de Halicarnaso nació en Tenerife en 1990, mostrando desde pequeño su afición por el conocimiento de lo sucedido en el pasado. Se licenció en Historia por la Universidad de La Laguna en 2013, mostrando interés sobre todo por la historia antigua de Egipto y Próximo Oriente, la Historia del Siglo XX, la creación de la imagen real en la edad moderna, y la Historia militar antigua y contemporánea. Desde febrero de 2014 lleva el blog “Historiae”, en el que trata de enseñar la Historia de la Humanidad, independientemente del nivel de conocimientos del lector, y de una forma en la que se trata de combinar el rigor, la profesionalidad y la veracidad, con la sencillez, la amenidad y la visualidad. Además, es redactor habitual en la sección de Historia de la web “Que Aprendemos Hoy”.
STEVENSON SMITH, W. (2000). Arte y arquitectura del antiguo Egipto. Cátedra, 1ª edición en 1958. Madrid. WILDUNG, D. (2004). Egipto. De la prehistoria a los romanos. Taschen. Madrid. WILKINSON, TOBY (2011). Auge y caída del Antiguo Egipto. Debate. Barcelona. AUTORES, VARIOS (2013). Egipto. National Geographic. RBA. Barcelona.
https://historiae2014.wordpress.com https://www.youtube.com/channel/UCR-OTmE9GhQ-4lNeFVhb0Kg https://www.facebook.com/groups/394312347417735 https://twitter.com/HistoriaeBlog
52 | Egiptología 2.0
Escritura Lucía Inés Merino
S
Rosetta: la clave que descorrió el velo
’’ oy todo lo que ha sido, es y será, y ningún mortal ha quitado jamás todavía el velo que oculta mi divinidad a los ojos humanos’’. Palabras escritas en el frontispicio del templo de Isis en Sais.
Óleo de Louis-Joseph Francois que recrea la batalla entre las tropas de Napoleón y las fuerzas mamelucas en 1789 (Imagen: Musée des Beaux-Arts de Valenciennes).
La campaña de Egipto y Siria emprendida por Napoleón Bonaparte tenía como objetivo la conquista de Egipto para cerrar a los británicos el camino a la India, en el marco de la lucha contra Gran Bretaña, la única potencia hostil a la Francia revolucionaria. Corría el año 1798 cuando el emperador francés atracó su flota cerca de Alejandría y movilizó sus tropas hacia el sur para luchar contra los ingleses cerca de El Cairo. Los franceses ganaron la batalla terrestre pero la Marina inglesa, conducida por Lord Nelson, hundió a la flota francesa. Esta circunstancia extendió la estadía del ejército francés en Egipto, dando lugar a uno de los descubrimientos más importantes de la Historia. En el año 1799, cerca del puerto de Rosetta el oficial francés Pierre Bouchard se encontraba realizando tareas de rutina cuando descubrió una piedra negra de 1,18 metros de largo por 73,1 centímetros de ancho; se trataba de un bloque que formaba parte de una estela dividida en tres franjas horizontales, en cada una de las cuales estaba grabado un texto en tres escrituras diferentes: jeroglífico, egipcio demótico y griego. Egiptología 2.0 | 53
Un grupo de estudiosos que participaba de la expedición se dio cuenta del valor de la piedra, la que fue transportada al Institute d’Egypte en El Cairo. Pero en el año 1801 los ingleses derrotaron definitivamente a los franceses y la Piedra de Rosetta se convirtió en una posesión inglesa, como parte del tratado de Alejandría. Fue transportada a Londres en 1802 donde actualmente se la conserva exhibida en el Museo Británico. Uno de los primeros en estudiarla fue el científico inglés Thomas Young (1773 1829), quien fue relacionando los símbolos y signos de los tres textos y logró crear una
Bonaparte ante la esfinge, Jean-Léon Gérome (Imagen: Leer el Universo).
correspondencia entre ellos.
Escritura Jeroglífica
Escritura Demótica
Piedra de Rosetta (Imagen: Wikimedia Commons).
Escritura Griega uncial
En el año 1808, cuando era todavía un adolescente, el francés Jean François Champollion (1790 - 1832) consiguió una copia de la piedra y se dedicó a su estudio. Con el tiempo, logró descifrar los textos, ya que había estudiado tanto el griego como el copto, una lengua egipcia del siglo II d. C. que podía transcribirse en griego con caracteres demóticos. Comparando los 1419 jeroglíficos de la piedra con el texto griego, Champollion se percató de que había solamente 66 jeroglíficos diferentes y que algunos de ellos se repetían, concluyendo que éstos eran elementos fonéticos que representaban signos alfabéticos y sílabas que constituían opciones de pronunciación del mismo sonido. 54 | Egiptología 2.0
Al visitar la ciudad de Dorset pudo estudiar el obelisco perteneciente al templo de Philae que contiene una inscripción escrita también en griego y jeroglífico y comprobó que los glifos en los cartuchos de ese monumento eran idénticos a los que contenía la Piedra Rosetta, se trataba de los nombres de Ptolomeo y Cleopatra.
Cartucho superior con el nombre de Ptolmys y cartucho inferior con el nombre de Kleopatra (Imagen: Aciprensa).
Gracias a unos dibujos de jeroglíficos encontrados en Abu Simbel pudo traducir el nombre de Ramsés, a partir del cual fue deduciendo los significados de otros símbolos.
Retrato de Jean François Champollion. Léon Cogniet, 1831 (Imagen: Wikimedia Commons).
De esta manera logró descifrar el texto que figura en la piedra, que estaba escrito de tres maneras diferentes porque eran las que se utilizaban en la época en esa región: jeroglífico (usado por los sacerdotes), demótico (escritura autóctona) y griego (la escritura utilizada por
Obelisco que presidía la entrada a uno de los pilonos del templo de Isis en la antigua isla de Philae. Datado en 150 a. C (Imagen: Egiptoforo).
el poder). Se trata del decreto de Menfis del 27 de Marzo de 196 a. C., dictado durante el reinado de Ptolomeo V y constituye una fórmula de agradecimiento al soberano en el primer aniversario de su reinado:
‘‘Bajo el reinado del joven que recibió la soberanía de su padre, Señor de las Insignias reales, cubierto de gloria, el instaurador del orden en Egipto, piadoso hacia los dioses, superior a sus enemigos, que ha restablecido la Egiptología 2.0 | 55
Ilustración de la piedra de Rosetta y las partes perdidas de la estela que era originalmente (Imágenes: Wikimedia Commons).
vida de los hombres, Señor de la Fiesta de los Treinta Años, igual a Hefaistos el Grande, un rey como el Sol, Gran rey sobre el Alto y el Bajo país, descendiente de los dioses Filopáteres, a quien Hefaistos ha dado aprobación, a quien el Sol le ha dado la victoria, la imagen viva de Zeus, hijo del Sol, Ptolomeo. Viviendo por siempre, amado de Ptah. En el año noveno, cuando Aetos, hijo de Aetos, era sacerdote de Alejandro y de los dioses Soteres, de los dioses Adelfas, y de los dioses Euergetes, y de los dioses Filopáteres, y del dios Epífanes Eucharistos, siendo Pyrrha, hija de Filinos, athlófora de Berenice Euergetes; siendo Aria, hija de Diógenes, canéfora de Arsínoe Filadelfo; siendo Irene, hija de Ptolomeo, sacerdotisa de Arsínoe Filopátor, en el (día) cuarto del mes Xandikos -o el 18 de Mekhir de los egipcios-’’. En 1822 Champollion publicó Précis du Système Hiéroglyphique dando a conocer al mundo su fascinante descubrimiento. Esta tarea fue de trascendental importancia ya que resolvió el misterio de los jeroglíficos egipcios permitiendo la lectura de inscripciones y relieves en tablillas y tumbas, descifrando una cultura de la que aún queda mucho por conocer.
No te desanimes con el texto egipcio; éste es el momento para aplicar el precepto de Horacio: una letra te llevará a una palabra, una palabra a una frase y una frase a todo el resto, ya que todo está más o menos contenido en una simple letra. Continúa trabajando hasta que pueda ver tu trabajo por ti mismo. Jean François Champollion Bibliografía
Sobre el autor
CASTEL, ELISA (2001). Gran diccionario de mitología egipcia. Alderabán. Madrid
Lucía Inés Merino nació en Buenos Aires, Argentina, en el año 1968.
KEMP B. J. (2088). El Antiguo Egipto. Anatomía de una civilización. Crítica. Barcelona.
Es profesora de Historia y abogada, graduada en la Universidad de Buenos Aires.
MARTIN-ALBO, MIGUEL (2013). Historia de Egipto. Día a día en el Antiguo Egipto. El Ateneo. Buenos Aires.
Con más de 20 años de experiencia docente, casada y madre de tres hijos, es una apasionada por el antiguo Egipto lo que la ha llevado a realizar numerosos estudios de posgrado sobre el mundo faraónico en la Universidad Autónoma de Barcelona y en la Universidad de Manchester, entre otras reconocidas instituciones educativas.
PARRA, JOSÉ MIGUEL (2011). El antiguo Egipto. Marcial Pons Historia. Madrid.
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Personajes Laura Huerta López
¿Cómo llamaban los egipcios a los nubios en la primera mitad de la dinastía XVIII? La estela Fronteriza de Tutmosis I en Tombos
Son bien conocidas las razones que llevaron a los faraones del principio de la dinastía XVIII a aventurarse a
la expansión de su imperio. Era básicamente un fenómeno que arraigaba sus raíces en las luchas contra los hiksos, que durante el Segundo Período Intermedio estuvieron asentados en el Norte de Egipto con sus propios gobernantes. Fue el último faraón de la Dinastía XVII y el primero de la XVIII, Kamose y Ahmose, los que además de luchar en el Norte para de hecho expandir las fronteras del país tras la expulsión de los hiksos, se tornaron hacia el Sur. La razón se debía al hecho de que en el Sur de Kush, los nubios suponían un peligro para la dinastía egipcia, asentada en la gran ciudad de Tebas (Bryan 2000, p. 218-221). En las estelas de Karnak, de los tiempos de las luchas entre los hiksos y el faraón Kamose, encontramos una narrativa muy interesante que describe como los hiksos pidieron ayuda a los nubios con el propósito de acabar con el poder egipcio en Tebas. Este documento se divide en dos estelas: la primera conservada en unos pocos fragmentos, y la segunda, encontrada en 1954 en la base de una estatua de Ramsés II (Simpson 2003, p. 345). Es bien claro que en este momento Kush suponía un peligro, ya que desde el Reino Medio, Nubia no había estado bajo el control de los egipcios, y por lo tanto había desarrollado su propia organización Estatal, con sus propias ambiciones y necesidades. No obstante, en este momento, la situación cambiaría. Desde Ahmose hasta Tutmosis I, los límites del Sur de Egipto se expandieron profundamente hasta Nubia; un lugar que no solamente era interesante para la erradicación del peligro que los kushitas suponían, sino también por su oro y sus productos exóticos. Ahmose, por supuesto, continuó la política de su antecesor, reconstruyendo y ampliando la frontera de Buhen. Desde este punto parece que avanzó Nilo arriba hasta la isla de Sai (Trigger 1965, p. 107). Su hijo, Amenhotep I, alcanzó la Segunda Catarata y estableció un gobernador militar para controlar la región conocida como Wawat además de introducir el título “Hijo del Rey de Kush” (Lobban 2004, p. 27). Thutmose I, cuya estela en Tombos será clave para nosotros, trajo la independencia de Kush a su final y llegó hasta Kurgos, en la Cuarta Catarata, donde dejó una estela fronteriza (Trigger 1965, p. 107). En palabras de Spalinger, esta estela suponía ideológicamente una “frontera física y espiritual del poder del rey en el Sur” (Spalinger 1982, p. 46). Sin embargo, su hijo Thutmose II tuvo que lidiar con algunas resistencias. Este evento se conoce como “la Rebelión Nubia”, que se recoge en la inscripción real de Aswan (Breasted ARE II, p. 109; Trigger 1976, p. 109). Durante las campañas a lo largo de Nubia y lentamente hacia las profundidades del Nilo, los faraones egipcios fueron dejando inscripciones en diferentes distritos para dejar bien claro la magnitud de su poder y exaltar sus victorias militares. Estas inscripciones pueden ser usadas como documentos históricos (de cualquier modo son fuentes primarias), pero deberíamos preguntarnos… como historiadores ¿cómo deberíamos acercarnos a ellas Egiptología 2.0 | 57
Mapa de Nubia (Imagen: J.A. Larson. 2006, Lost Nubia, A centennial exhibit of photograms from the 1905-1907 Egyptian expedition of the University of Chicago. Chicago. p. 13).
y qué tipo de información nos aporta sobre el tiempo en el que fueron inscritas? Objetivo Nuestro foco no es exactamente discutir las perspectivas de análisis de estos textos conforme a los tipos de información que nos pueden aportar, sino sencillamente analizar algunos detalles de estos documentos que nos aportan información sobre la visión egipcia que en ellos se plasma. Esto significa que nos centraremos en el cómo los egipcios percibían de forma teorética quienes eran los nubios. Así, en lugar de ir directos a analizar los detalles, utilizaremos la lógica para entender la naturaleza básica de estos documentos. Por supuesto, estas inscripciones describen hechos históricos como puede ser la rebelión Nubia en los tiempos de Tutmosis II. Pero los egipcios no pretendían dejar documentos históricos contando los hechos con precisión e imparcialidad como lo hacemos nosotros hoy en día. De hecho e incluso cuando puede sonar obvio, esto no es algo de lo que podamos hablar en historia antigua. En su lugar, los egipcios dejaron documentos para determinar sus fronteras y clarificar en sentido cosmológico quién era el faraón, exaltar su lugar en la existencia, sus victorias 58 | Egiptología 2.0
militares, su poder, su conexión con lo divino y su papel como aquel que se opone al caos. De hecho, como veremos, el faraón representaba el orden, la Maat. No necesariamente tenemos que ir muy lejos para entender esto, es de hecho suficiente el leer estos documentos. El siguiente ejemplo es un fragmento de la inscripción sobre la rebelión en tiempos de Tutmosis II que se encuentra en Aswan. En él, Tutmosis II expresa el poder que posee sobre todos los territorios enemigos de Egipto, incluyendo Nubia:
“Acabaron con sus enemigos para él, mientras su Majestad (estaba) en palacio, su espíritu y temeridad (se extendían) a lo largo de la tierra, el miedo en las tierras de las islas, las dos divisiones de Horus y Set bajo él, los nueve arcos juntos bajo sus sandalias” (Urk IV, 137). Por lo tanto, ¿qué elementos contiene este tipo de documentos (aparte de la descripción del poder y temeridad del rey) para hacernos entender qué era Nubia y quiénes eran los nubios bajo la ideología egipcia? Para ello, vamos a analizar algunos de los epítetos utilizados para designar a los nubios. Vamos así a adentrarnos en los documentos de Tutmosis I en Tombos. Los documentos
La estela de Tombos data del segundo año del reinado de Tutmosis I y como algunos expertos han explicado, probablemente fue tallada tras el regreso de las campañas en la Alta Nubia (Budka 2005, p. 108). La estela fue inscrita para conmemorar las victorias del rey en Nubia en la Tercera Catarata al mismo tiempo que nos habla sobre otros eventos políticos que ocurrieron en los comienzos de su reinado (Goedicke 1996, p. 161).
Breasted tomando una foto de la estela de Tutmosis I en Tombos (Imagen: J.A. Larson. 2006, Lost Nubia, A centennial exhibit of photograms from the 1905-1907 Egyptian expedition of the University of Chicago. Chicago. p. 56).
Las palabras Estela de Tutmosis I en Tombos Las palabras Hrw-Say (Urk IV 83, 5) y xAs.ti (Urk IV 83, 6) aparece a principios del documento, localizadas en el fragmento que Breasted clasificó como “Himno de la Victoria” (Breasted ARE II, p. 29). La palabra hrw-Say fue traducida por él como “habitantes del desierto” (ARE II, p. 29) y por Goedicke como “habitantes de la colina” (1996, p. 161), traducción que junto con el vocablo “beduino” también se encuentra en el diccionario Wörternuch der Ägyptischen Sprache (Wb 3, 135.12). La palabra xAs.ti fue traducida por Breasted como “bárbaro”, una traducción que refleja más bien los tiempos en los que el propio Breasted vivió (principios del siglo XX). Otras posibles traducciones son de nuevo “habitantes del desierto” o sencillamente “extranjero” (Wb 3, 236 1-2). El contexto donde estas palabras aparecen hace referencia a los nubios como aquellos que han sido reprimidos por el rey y que ahora sirven a la diosa tebana xftt nbs en un contexto de grandes conquistas que implican también el norte de Egipto.
“Tomó su herencia, se ocupó del trono de Horus para extender los límites de Tebas y los territorios de Khefetet Nebes, de modo que los beduinos/habitantes de las arenas y los habitantes del desierto/extranjeros trabajaran para ella” (Urk IV 83, 1-5) . Este fragmento viene directamente tras la presentación del rey y su titulatura real. Puede ser considerado como una introducción de la descripción del poder del rey más allá de las fronteras de Egipto, tanto en el Sur como en el Norte. El texto se enfoca de hecho en las expediciones en Nubia pero su introducción va más allá y especifica que no solamente este territorio sino también otros han sido reprimidos bajo la dominación tebana. De este Egiptología 2.0 | 59
modo, los nubios son considerados aquí parte del concepto general de “extranjeros”. En el mismo fragmento, el llamado “himno de la victoria”, la palabra xA styw se usa de nuevo pero en un contexto más específico. Desafortunadamente la lacuna del texto en el comienzo de esta sección complica el juicio de la frase en sí. Sin embargo, la palabra aparece cercana a xnwtyw, traducida por Breasted como “gente del interior” (ARE II, p. 30), por Goedicke como “vestidos con piel” (1996, p. 166) y por el diccionario Wörterbuch der Ägyptischen Sprache como “gente vestida con piel de animal” (Wb 3, 373.22). La sección es traducida por Goedicke como:
“los superiores y sus lugareños pertenecen a él en veneración, y la gente vestida de piel está o bailando para su Majestad o en respeto por su ureo” (Goedicke 1996, p. 166). El contexto en este caso está explicando que los nubios están bajo el control de Egipto y que muestran respeto por el rey, de modo que ya han sido conquistados, sin suponer ningún peligro de rebelión o resistencia bajo el gobierno de Tutmosis I. Si esto es verdad es algo que no podemos saber basándonos en el documento, ya que solo expone una situación teórica e ideal. De todas formas lo interesante para nosotros es que los nubios son nombrados por uno de sus atributos más comunes en sus representaciones artísticas: la vestimenta de piel de animal. Otro elemento interesante es el vocablo traducido por Goedicke como “lugareños” y por Breasted como y el Wörterbuch der Ägyptischen Spraches como “tribus” (ARE II, p. 30; Wb 1, 346.9-11) wHwt (Urk IV 83, 14). El vocablo “tribu” podría estar relacionado con la forma de agrupación social desde nuestro punto de vista en el que “tribu” es un grupo social formado por un número limitado de personas con relaciones entre sí muy concretas que incluyen organización política y sistema económico (Boedley 2011, p. 144-148). Con la traducción “tribu” estamos dando al texto una connotación antropológica que describe una agrupación social diferente de la egipcia. ¿Es esto lo que implica el texto? Primero y ante todo, la palabra escrita originalmente en el documento (no exactamente con los mismos signos que se aporta en este artículo) contiene el determinativo de ciudad o lugar. Esto nos habla de que no refiere a un grupo social sino a lugares geográficos (la palabra aparece escrita en plural), y esta es la razón por la que puede ser traducida como “poblaciones”. Por otro lado, la misma palabra puede ser traducida como “familia” (Wb 1 346.9-11). Si esta palabra es utilizada en el texto para designar connotaciones específicas de los nubios (diferentes de los egipcios) podemos preguntarnos si existe algún ejemplo de esta palabra utilizada en un contexto relativo exclusivamente a los egipcios. Y así es, de hecho es utilizada en textos como Las Enseñanzas de Merirkare, donde de nuevo es traducida como “familia” en un contexto egipcio (Simpson 2003 p. 154). Parece entonces que esta palabra no expresa ninguna connotación específica de los nubios bajo la visión egipcia. La palabra styw (Urk IV 83, 17) y nHsy (Urk IV 84, 1) son utilizadas a continuación de la sección anterior. La palabra styw puede ser traducida como “nubio” (Wb 3, 488 11-12) como tradujo Breasted (ARE II, p. 30) y Goedicke (1996, p. 166). Mientras tanto, la palabra nHsy es también utilizada para nubio o persona del Sur (Wb 2, 303 3-7). La palabra styw viene de tA-styw, cuyo significado literal es “La tierra del arco” (Bianchi 2004, p. 122), elemento muy conectado con la noción de “nubios” y “Nubia”. “Después de derrocar al jefe de los nubios, los nubios despojados pertenecieron a su control” (Goedicke 1996, p. 166). Aparentemente y de acuerdo a Goedicke, esta palabra podría tener connotaciones étnicas que distinguen el estado de subyugación bajo el faraón, pero no es algo que quede claro. En sus palabras (1996, p. 168): “No comprendo el significado de la diferencia en la terminología étnica, primero styw y segundo nHsy. Uno podría suponer que el primero refiere aquí al independiente y el segundo al subyugado habitante del Alto valle del Nilo”. La palabra Snw (Urk 84, 3) ha sido traducida de muchas maneras. Breasted lo consideró como un atributo físico de los nubios, utilizando la traducción “los del pelo rizado” (ARE II, p. 30) pero de hecho parece que las connotaciones de esta palabra son bastante negativas, como Goedicke sugirió en su traducción (1996, p. 166). Básicamente significa “el de carácter maligno” o “el maligno” (Wb 2, 247.5):
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“Tras reunir a su lado todos los demarcadores de límites, no existe escapatoria para los de carácter maligno” (Goedicke 1996, p. 166). Aquí podríamos decir que no es casualidad el hecho de que utilicen una palabra con connotaciones negativas claras para designar a los nubios ya que en contexto refiere a la victoria del rey sobre sus enemigos nubios. De nuevo, el rey está estableciendo el orden contra el mal. Conclusiones Después de este pequeño análisis semántico vemos que el texto tiene una doble dimensión. En primer lugar el texto nos habla de las campañas militares de Thutmosis I en Nubia y de sus victorias. El modo en el que el texto insiste en estos aspectos clarifica y de alguna manera aclama el poder del rey y su fortaleza contra sus enemigos. Este poder sobrenatural y la importancia del rey en el universo son parte de la cosmovisión egipcia, o en otras palabras, una visión ideal de cómo es el cosmos y como funciona. De nuevo encontramos esta hermosa y constante visión egipcia de dos fuerzas opuestas que forman el universo. Por un lado, la Maat: Egipto y el faraón, representada también por la figura de Osiris; y en su oposición lo desconocido, el caos (Isfet) representado por el dios Seth (Brunnet-Traut 2000, p. 132-133).
Bibliografía
Sobre el autor
BLYTH, E. (2006). Karnak: evolution of a temple. Routledge. London.
Laura Huertas López, nacida en Algeciras en 1991, estudió la carrera de historia en la Universidad de Sevilla, donde realizó varios cursos en lengua egipcia con el egiptólogo José Miguel Serrano y en magia en el antiguo Egipto con Antonio Morales.
BODLEY, J. H. (2011). Cultural Anthropology, tribes, states and Global system. London. BREASTED, J. H. (1906). Ancient Records of Egypt, v.2. Chicago. BRUNNET-TRAUT, E. (2000). Cuentos del Antiguo Egipto. Translated from German by P. Villadangos. Chile. BUDKA, J. (2005). ‘‘The third cataract: Its Historical and Political importance according to Royal and private inscriptions at Tombos’’, in A. Amenta, M.M Luiselli and M.N. Ed. Sordi, L’Acqua nell’antico Egitto. Roma: 107-115. GOEDICKE, H. (1996). ’’The Thutmosis I Inscription near Tomâs’’. Journal of Near Eastern Studies 55 (3): 161-76.
Especializada en historia del antiguo Egipto con el trabajo de fin de grado sobre Hatshepsut, se marchó a Liverpool a estudiar el máster en investigación en Egiptología, donde actualmente se encuentra especializándose en administración política durante el reinado de Hatshepsut. https://www.youtube.com/channel/UCkgDVOO3QTa8A0vRJtQPgPg https://www.facebook.com/Lauraegiptologia?fref=ts https://twitter.com/NiloLaura?lang=es
LOBBAN, R. A. (2004). Historical dictionary of ancient and medieval Nubia. Oxford. SETHE, K. (1905). Urkunden der 18 Dynastie, I, Leipzig.
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Mujer en el antiguo Egipto María Isabel Cubas Contreras
La reina Nefertiti, belleza y poder Clara de rostro,
Busto de Nefertiti (Imagen: Tiempo Digital).
Felizmente ataviada con la doble pluma. Soberana de felicidad Dotada de todas las virtudes, con cuya voz todos se regocijan señora de gracia, grande de amor, sus sentimientos regocijan al Señor de los Dos Países… la princesa hereditaria, grande de favor, dueña de la felicidad, resplandeciendo con sus dos plumas, regocijando con su voz a quienes la oyen, hechizando el corazón del rey en su casa, satisfecha de todo cuanto se dice. La gran y muy amada esposa del rey, Señora de los dos países, ‘‘Bellas son las bellezas de Atón’’ (Nefer Neferu Atón) ‘‘La bella ha venido’’ (Nefertiti) Viva por siempre.
Orígenes de la reina Como demuestran estas palabras de su propio esposo, el polémico Akenatón, grabadas en una de las estelas fronterizas de la ciudad de Amarna, la más famosa reina egipcia (con permiso de Cleopatra) destacó ya en su tiempo por su mítica belleza, que ha quedado inmortalizada hasta nuestros días en el busto del Museo de Berlín, y se ha intentado recrear en decenas de películas, novelas y documentales. Como previendo el don de la belleza con el que los dioses bendecirían a su hija, posiblemente fuera la madre de la niña Nefertiti quien elegiría dicho nombre para su pequeña. Literalmente ‘‘la bella ha llegado’’ (en egipcio, neferet-ity), sin embargo es probable que su progenitora no pudiera llegar a ver la mujer en que se convertiría Nefertiti, debido a su temprana muerte. Aunque no existan pruebas arqueológicas concluyentes que nos permitan saber con total seguridad los nombres de los padres de la reina, la mayoría de estudiosos del antiguo Egipto ven al más probable candidato para ser su padre en el personaje de Ay, descartando ya las teorías que hace unas décadas relacionaban su nombre con un posible origen extranjero, identificándola incluso con la princesa mitania Taduhepa, que viajó a Egipto para desposarse con el faraón Amenhotep III. Tampoco se trataría de una princesa, ya que no poseyó el título de “hija del rey” que estas sí tenían. Por tanto, parece probable que Nefertiti fuera hija del ya mencionado Ay, un alto dignatario de la corte, con los cargos de teniente general del cuerpo de carros y escriba del rey. Otra prueba a su favor es que poseyó el título it-netjer o “Padre divino”, que puede interpretarse también como suegro del rey. Este mismo título ya lo había tenido su padre, Yuya, quien sí sabemos que fue suegro de Amenhotep III. Ay, que años después se convertiría él mismo en faraón, estuvo casado dos veces. Su segundo matrimonio fue 62 | Egiptología 2.0
con una mujer llamada Tiy, que además fue nodriza de la propia Nefertiti; de ahí que se piense que su madre no habría sido esta mujer, quien sin embargo sí lo fue de la otra hija de Ay: Mut Neyemet, que tras la época de Amarna sería reina también al casarse con Horemheb. La joven Nefertiti crecería en palacio o bien en Akhmin, en el Egipto Medio, la ciudad de procedencia de su familia, junto a su medio hermana Mut Neyemet, bajo los atentos cuidados de su madrastra Tiy y de su padre Ay. Por su parte, el joven Amenhotep (más tarde Akenatón) llevaría la vida acomodada y tranquila de un hijo del faraón que, sin embargo, no estaba destinado a gobernar, pues esa responsabilidad sería de su hermano mayor Tutmosis. Pero la muerte repentina de este príncipe cambiaría tanto el futuro de Amenhotep (Akenatón) y Nefertiti, como el del propio Egipto. Los reyes debieron desposarse antes de la coronación de Amenhotep IV, siendo muy jóvenes, algo habitual en el antiguo Egipto. ¿Vio Tiyi en su sobrina, hija de su hermano Ay, a una perfecta candidata para desposarse con el príncipe heredero Tutmosis, antes de su temprana muerte? ¿Prefirió reservarla para su hijo menor Amenhotep, que no estaba destinado en principio a gobernar, por no ser ella una princesa? Igualmente podríamos plantearnos si la desaparición del príncipe Tutmosis fue accidental o no, o si en el matrimonio entre Akhenatón y Nefertiti jugó algún papel el amor, como intentaron dejar patente posteriormente en sus representaciones. Lo más seguro es que nunca podamos responder a estos interrogantes. Fuera como fuese, el hecho es que hacia el año 1352 a.C. el joven Amenhotep, cuarto de su nombre en subir al trono, fue coronado faraón y, de esta manera, su esposa y prima, la bella Nefertiti, asumió el papel de Gran Esposa Real.
Familia real de finales de la XVIII dinastía (Imagen: Wikimedia Commons).
A pesar de ser conocida por su belleza, Nefertiti no se limitó a ser una simple reina destinada únicamente a dar a luz a los hijos del rey, sino que jugó un importante papel en la vida política y religiosa de Egipto, tanto antes como después de la llamada revolución de Amarna. No en vano, su antecesora en el cargo, la reina madre Tiyi, fue un gran ejemplo para la joven reina. Esta dama, posiblemente su tía, cuyos retratos muestran un gesto serio y decidido, debió ejercer una gran influencia tanto en su hijo como en su nuera durante los ocho años que sobrevivió a su esposo. En vida de este, Tiyi había sido una fiel y eficaz colaboradora en las tareas de gobierno, llegando a
ser reconocida por los soberanos de otras naciones vecinas, como Mitanni. A la muerte de Amenhotep III, el rey mitanio Tushratta aconsejaba al nuevo faraón que preguntara a su madre por los asuntos de estado, pues nadie los conocía tan bien como ella. Solarización religiosa El comienzo del reinado de Amenhotep IV (nombre que significa ‘‘Amón está satisfecho’’) no hacía sospechar aún lo que vendría después, aunque ya desde tiempos de su abuelo Tutmosis IV y de su propio padre, Amenhotep III, se venía viendo un acerEgiptología 2.0 | 63
camiento al dios sol y al clero de Ra de Heliópolis, es decir, una solarización religiosa, quizás como una manera de ponerle freno al poderoso clero de Amón. Antes de trasladar la capital a Aketatón (Actual Tell el-Amarna), Amenhotep IV planificó llevar a cabo un ambicioso proyecto constructivo en Tebas, algo nada novedoso en apariencia. Pero en lugar de dedicar estas construcciones al gran dios Amón, Amenhotep IV/Akenatón proyectó unos monumentos destinados al disco solar, Atón.
Busto de la reina Tiyi (Imagen: Juan Rodríguez Lázaro).
Estos se levantarían fuera del muro este de Karnak, es decir, fuera de los dominios de Amón Ra. El primero de estos templos es el Gem-pa-Atón, ‘‘Atón ha sido encontrado’’. En su interior el faraón mandó erigir estatuas colosales suyas y de la Gran Esposa Real; pero no eran estatuas tradicionales, sino que ya mostraban las características propias del llamado arte amarniense: miembros delgados y largos, vientres abultados, amplias caderas y muslos grandes
y una cara alargada, que les daban una apariencia extraña y surrealista que a menudo se ha interpretado como un indicio de enfermedad. No obstante, hoy en día se cree más probable que esta apariencia tan distinta al arte tradicional fuese intencionada, de manera que se marcase la diferencia con todo lo anterior. El faraón y la reina se distinguen así del resto, acercándose a la divinidad; su apariencia andrógina recuerda que el rey es el hijo de Atón, quien es a la vez el padre y madre de la humanidad. La propia apariencia del dios también cambió: antes de Akenatón se le había representado como un hombre con cabeza de halcón. Ahora era un disco solar del que brotaban numerosas manos que portaban el ankh, símbolo de la vida. Nefertiti, gran sacerdotisa de Atón La participación de Nefertiti en la llamada revolución amarniense no se puede poner en duda, pues la arqueología nos demuestra que estuvo tan implicada en la instauración del atonismo como su propio esposo. Participó junto a Akenatón en todas las ceremonias oficiales en honor a Atón, e incluso realizó los rituales de culto en solitario, como gran sacerdotisa del dios. Esto es así desde el comienzo del reinado, pues nos encontramos con que uno de los templos que el faraón mandó construir en Tebas, el llamado hut benben o ‘‘Mansión de la piedra benben’’, fue un templo donde la reina llevó a cabo el culto diario a Atón en solitario; Nefertiti aparece en la decoración como figura principal, en ocasiones acompañada por su hija mayor Meritatón, pero nunca
La pareja real junto a sus tres hijas mayores (Imagen: Wikimedia Commons).
de su esposo. Esto supone toda una novedad y nos indica la importancia que alcanzó Nefertiti al no necesitar la compañía del rey, hasta entonces el único intermediario entre el mundo divino y humano. Nefertiti había adquirido la categoría casi de faraón. Además, otro dato interesante es que en los talatats, los pequeños bloques de piedra con los que se construyeron los templos de Atón, el nombre de Nefertiti aparece casi el doble de veces que el del rey. En Aketatón, la nueva capital fundada en honor al dios Atón, Nefertiti continuó con sus tareas rituales, teniendo a su cargo 64 | Egiptología 2.0
un clero femenino. La importancia de la celebración de los rituales era fundamental puesto que, rechazada la existencia de un Paraíso en la doctrina de Akenatón, el proceso de culto era imprescindible para ayudar en la “resurrección” diaria de las almas que habían quedado “dormidas” durante la noche. Estas resucitaban al alba, a la salida del sol, y se alimentaban de las ofrendas de los altares del dios durante el día, hasta volver a quedar en letargo cuando Atón se ocultaba.
Nefertiti ofrendando a Atón, acompañada de su hija (Imagen: Ashmolean Museum).
Antes de prohibir el culto al resto de dioses en torno al noveno año de reinado, Akenatón y Nefertiti, acompañados de sus hijas, ya habían sustituido a las tradicionales tríadas divinas al aparecer representados en estelas. Estas se han encontrado en las ruinas de las casas de Amarna, y habrían servido para que el pueblo realizara sus plegarias, que serían así transmitidas a Atón por medio de sus únicos intermediarios, la familia real. Igualmente, las antiguas procesiones de dioses celebradas durante las fiestas religiosas fueron sustituidas por las de la familia real, que cada día se desplazaba en un lujoso carro por el Camino Real de Amarna desde el palacio hasta el templo, acompañados de soldados y guardias personales del faraón.
En cuanto al mundo funerario, aunque la momificación del cuerpo siguió practicándose, Osiris perdió su papel de rey de los muertos. Se abandonó la idea de un viaje nocturno del sol por el inframundo; de hecho no se sabía bien dónde iba el Atón por las noches. Las almas de los difuntos simplemente dormían, “resucitando” cada mañana con la nueva salida del sol. Por tanto, no era necesario un juicio ni el pesado del corazón para considerar maatyu (justificado) a un fallecido, sino que alcanzaba dicha categoría mediante la lealtad al faraón que había mostrado en vida. De esta forma, la pareja real se convertía en los garantes de una vida después de la vida, aunque muy distinta de la existencia paradisíaca de la religión anterior. Ahora son los reyes y sus hijas los representados en las paredes de las tumbas, sustituyendo a los antiguos dioses funerarios. La bella Nefertiti (u otro miembro de
Estela con una representación de la familia real (Imagen: “El antiguo Egipto, anatomía de una civilización’’, B. J. Kemp).
su familia) aparece en las cuatro esquinas del sarcófago con la misión de proteger el cuerpo del difunto, sustituyendo a diosas tan importantes del antiguo panteón como la propia Isis. Sin duda, en todo este proceso Akenatón se vio plenamente apoyado por su esposa Nefertiti. En una nueva muestra de su devoción por el dios Atón ambos reyes cambiaron sus nombres en el año cinco de reinado: Amenhotep IV pasó a ser Akenatón, mientras que Nefertiti se añadió el nombre de Nefer Neferu Atón (Bellas son las bellezas de Atón). Por otra parte, la reina también tenía por primera vez la facultad de condecorar a sus fieles súbditos, incluidas las mujeres. Para ello entregaba regalos como grandes collares de oro desde la llamada “Ventana de las Egiptología 2.0 | 65
Los reyes en procesión montados en un carro. Tumba del jefe de policía Mahu, Amarna (Imagen: “El antiguo Egipto, anatomía de una civilización’’, B. J. Kemp).
apariciones”. Una de las damas distinguidas con tal honor fue Meretre, que se hizo representar en su tumba recibiendo estos honores de parte de la reina, acompañada de sirvientes y música. Descendencia Akhenatón y Nefertiti fueron padres de seis niñas, nacidas a lo largo de los primeros nueve años de reinado. A pesar de que se ha especulado con la posibilidad de que Nefertiti fuera la madre del rey Tutankhamón, no hay pruebas que confirmen este hecho. A día de hoy sólo se le reconoce la maternidad de las princesas Meritatón, Maketatón, Ankhesenpaatón, Neferneferuatón, Neferure y Setepenre, pero de ningún hijo varón. No obstante, la falta de un heredero de sexo masculino no pareció preocupar especialmente a los reyes, pues las escenas de la pareja real acompañada por sus hijas son habituales en el arte de Amarna. Así, podemos verlos dándose muestras de cariño, comiendo en un banquete, rindiendo culto a Atón o en las ya mencionadas Ventanas de apariciones recompensando a algún súbdito por sus buenos servicios al estado. Pero lejos del hieratismo del arte anterior, estas escenas íntimas nos muestran el amor que se profesaba la familia, tanto en los actos públicos como en la intimidad del palacio. No obstante, no hay que dejarse engañar; estas escenas no son gratuitas, sino que buscan transmitir una idea: la felicidad de la familia real se debe a la bendición de Atón, que preside las escenas desde lo alto, tocando con sus rayos/manos a la familia real. Este predominio de figuras femeninas acompañando al rey ha llevado a egiptólogos como Barry J. Kemp ha hablar de una especie de “matriarcado de Atón”, puesto que no existe ninguna representación de la familia real en las que aparezca un príncipe heredero varón. Pero teniendo en cuenta que el faraón tuvo varias esposas secundarias aparte de Nefertiti parece poco probable que no naciera ningún niño. Si realmente el rey Tutankhamón era hijo de Akenatón (y de otra de sus esposas, como Kiya), su ausencia podría tomarse como una prueba más de la importancia del sexo femenino en la ideología atoniana. 66 | Egiptología 2.0
Akenatón y Nefertiti, Musée du Louvre (Imagen: Wikimedia Commons).
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El final de la reina Los constantes embarazos de Nefertiti debieron interpretarse como una muestra de la bendición de Atón a los reyes por la devoción que le mostraban. Por esa misma razón, la muerte de la segunda de sus hijas, Maketatón, en el año doce de reinado siendo aún una niña debió ser un golpe terrible para la familia real, cuyo dolor podemos ver aún reflejado en los muros de la tumba real de Aketatón. Las tres hijas menores también desaparecen de los anales, por lo que se ha especulado con la posibilidad de una epidemia que asoló la ciudad de Amarna, arrebatándoles la vida a las cuatro princesas en poco tiempo. Este año doce es clave en la vida de Nefertiti, no solo por la muerte de una o, quizás, varias de sus hijas, sino también porque a partir de entonces desaparece de los documentos oficiales y de los monumentos de Amarna. El puesto de Gran Esposa Real lo asume entonces su primogénita, Meritatón. Se ha especulado mucho con el motivo de esta desaparición, barajándose o bien una caída en desgracia de la reina, que se recluyó en el palacio norte de Akhetatón, o bien incluso su muerte, quizás por la mencionada epidemia. Busto de Meritatón, Musée du Louvre (Imagen: Wikimedia Commos).
No obstante, una tercera posibilidad se nos presenta. Casi al mismo tiempo de la desaparición de Nefertiti,
aparece un corregente junto a Akenatón, que lleva por nombre precisamente Neferneferuatón, uno de los nombres de la reina. Estamos pues ante la conversión de la reina en “rey”. No hay duda de que Nefertiti había asumido la corregencia junto a su esposo, llegando a adoptar una seudo titulatura real al estilo de los faraones con el nombre de Neferneferuatón Ankh(et)kheperura. Otro indicio de esto lo encontramos en la tumba del superintendente Merire II, en la necrópolis norte de Amarna, donde se representa el Durbar, el festival en el que las embajadas procedentes de países extranjeros ofrecen sus tributos a Akenatón. Aunque aparentemente solo hay una figura en el trono, el número de pies y piernas confirma que, en realidad, hay dos personas; al solaparse ambas figuras se nos está indicando la relevancia que había adquirido Nefertiti antes de su “desaparición”. Ella y Akenatón son igual de importantes. Los motivos que impulsaron a Akenatón a convertir a su esposa en corregente oficial nos son desconocidos, aunque se ha especulado con la posibilidad de que existiera una fuerte oposición a su régimen, probablemente en Tebas, para lo cual el rey habría contado con una corregente de su entera confianza que le ayudara a controlar la situación y continuar con el atonismo. Sin embargo, la vuelta a la antigua religión era inevitable tras la muerte de Akenatón en su año diecisiete de reinado. La desaparición del rey hereje habría creado una gran confusión e incertidumbre en el país, y también esperanzas entre ciertos personajes por volver a la ortodoxia religiosa anterior al periodo de Amarna. En un grafito de la tumba TT 139 de Tebas fechado en el año tres del faraón Ankhkheperura Neferneferuatón un escriba hace un llamamiento al dios Amón para que regrese y despeje la oscuridad que había caído sobre sus seguidores. Si tenemos en cuenta que para algunos egiptólogos este faraón no sería otro que la propia Nefertiti estaríamos ante la 68 | Egiptología 2.0
Escena del Durbar (Imagen: Amigos del antiguo Egipto).
Nefertiti golpeando enemigos como un faraón (Imagen: Coptmondo).
prueba de que esta mujer llegó a la cima del poder y, una vez muerto su esposo, y quizás contraviniendo sus últimos deseos, intentó un acercamiento con los fieles de Amón. Sea como fuere, los acontecimientos que tuvieron lugar después del año doce de Akenatón aún siguen siendo confusos ante la falta de pruebas que nos demuestren qué ocurrió realmente, ¿Fue Nefertiti la sucesora en el trono de Akenatón? ¿Era Smenkhare un hombre real, o fue otro de los nombres que adoptó la reina? Tampoco sabemos cuándo ni cómo murió Nefertiti, pues su tumba y momia aún no han sido halladas, aunque últimamente mucho se esté especulando sobre la posibilidad de que esté enterrada en las supuestas cámaras ocultas de la tumba de Tutankhamón.
Bibliografía
Sobre el autor
JACQ, C. (1992). Akhenatón y Nefertiti, la pareja solar. Martínez Roca, S.A. Barcelona.
Mª Isabel Cubas Contreras nació en la localidad toledana de Talavera de la Reina en 1989.
BEDMAN, T. (2007). Reinas de Egipto, el secreto del poder. Alianza. Madrid.
Su afición por el antiguo Egipto comenzó desde pequeña y fue lo que la llevó a estudiar la licenciatura en Historia en la Universidad de Alcalá de Henares entre 2007 y 2012.
SHAW, I. (2007). Historia del antiguo Egipto. La esfera de los libros. Madrid. WILKINSON, T. (2007). Vidas de los antiguos egipcios. Blume. Barcelona KEMP, B.J. (1996). El antiguo Egipto, anatomía de una civilización. Crítica. Barcelona.
Actualmente es bloguera de ‘’El templo de Seshat’’, dedicado al mundo del antiguo Egipto, y del blog de reciente creación ‘’La gaceta de Menfis’’, donde se pueden encontrar las últimas noticias egiptológicas. Además es colaboradora esporádica en el blog sobre Historia Universal ‘’Historiae’’. http://eltemplodeseshat.blogspot.com.es https://www.facebook.com/eltemplodeSeshat?fref=nf Egiptología 2.0 | 69
Colecciones Bartomeu Egea Resino
La tumba saíta del Museo Nacional de Colombia
El Museo nacional de Colombia en Bogotá, es el museo más antiguo del país. Sus colecciones, fruto de
investigaciones antropológicas, donaciones y adquisiciones, acumulan más de 20 mil piezas (símbolos de la historia y el patrimonio nacional, vestigios de los primeros pobladores y de la cultura material de las sociedades prehispánicas, objetos de la actual etnografía indígena y afrocolombiana). En realidad lo que nos trae hasta esta institución, es un tesoro desconocido para el gran público, los restos de una tumba saíta egipcia de la XXVI dinastía. Se trata de bloques completos de varias de las paredes laterales de la cámara de la tumba con relieves de notable calidad y conservación. Estos relieves fueron donados por el Museo de Brooklyn en el año 1948, en una operación de intercambio entre ambos museos, citada en la guía del Brooklyn Museum:
Guide to the Records of the Department of the Arts of Africa, the Pacific Islands, and the Americas (AAPA) 1926 - 2001. En la que consta el siguiente registro:
‘‘Exchanges: Egyptian tomb, Bogota, Colombia. File #104. (02/1948-12/1947). Correspondence with Ethnological & Archaeological Institute, Bogotá, Columbia re exchange of Egyptian Tomb (Egyptian Dept., TBM) for South American ceramic and stone pieces.’’
Museo Nacional de Colombia (Imagen: Bartomeu Egea Resino). 70 | Egiptología 2.0
La tumba fue excavada por Sir Flinders Petrie en la necrópolis de Giza en diciembre de 1906, que la hizo sepultar de nuevo por la dificultad de trasladarla, pero fue saqueada en 1911, lo que provocó un escándalo y dio origen a una severa ley de antigüedades. El propietario de la tumba es Thery, Tchery o Tjari.
El único texto que conocemos (abajo citado), que documente este legado es la publicación de la que fue directora del Museo de Antigüedades Egipcias de El Cairo; Doctora por la universidad de Viena: Wafaa el-Saddik (el-Saddeek). Así empieza en traducción de María Acosta:
Fragmento de la tumba. Composición realizada con varias fotografías (Imágenes: Bartomeu Egea Resino).
Fragmento de la tumba. Composición realizada con varias fotografías (Imágenes: Bartomeu Egea Resino). Egiptología 2.0 | 71
La tumba de Tchery fue descubierta por Petrie en diciembre de 1906, durante su exploración en la cadena montañosa, al sur de la meseta principal de Gizeh, en el área de la necrópolis. Petrie falló en el reporte de los descubrimientos de la tumba, en sus notas sobre los relieves del exterior y también al explorar el subterráneo y el pozo, aunque este último aparece en sus planos y en sus fotografías. Pero publicó una breve descripción de la capilla funeraria y sus relieves, con los muros ya desaparecidos apenas esbozados en el plano. Petrie publicó dibujos explicativos de los relieves tal como estaban en ese momento, particularmente los de la cámara oriental que Maspero pretendía trasladar al Museo Egipcio. Los temores de Petrie acerca de que “se debiera permitir que las paredes rotas y menos perfectas salieran de Egipto” resultaron proféticos y desafortunadamente “dejó el resto de los registros para hacerlos después del traslado”. Su confianza en las fotografías que él y Quibell tomaron, y en los dibujos que otras personas hicieron de estas cámaras, ha dejado como resultado algunos errores en los dibujos que publicó. “Las únicas partes que no han sido copiadas,” escribió Petrie, “son las del final del costado norte de las paredes del sur y el lado norte del vestíbulo central que contienen columnas con inscripciones de nombres y títulos.” En ese momento se abandonó el plan de trasladar la cámara oriental por falta de tiempo y dinero, y Petrie ante las instigaciones de Maspero decidió que lo mejor era enterrar de nuevo la capilla funeraria. Petrie se marchó al final de la estación de 1906-7, pensando que dejaba la tumba segura cubierta de arena, pero no pasó mucho tiempo antes de que los salteadores se pusieran manos a la obra, y el emplazamiento nunca más estuvo a salvo de robos o intentos de saqueo desde entonces hasta nuestros días.
Fragmento y detalle de la tumba (Imágenes: Bartomeu Egea Resino). 72 | Egiptología 2.0
Fragmento de la tumba (Imagen: Bartomeu Egea Resino).
‘‘Una ofrenda de invocación que el rey hace a Ptah-Sócares-Osiris, Gran Dios, Señor de Rostau, que Él dé esplendor en el Cielo y fuerza en la Tierra, justificación en la necrópolis, al ka del Venerado con Osiris, el que preside Rostau, el que ofrece libaciones en el templo de Sobek de Shedet y del Horus que vive en Shedet, Jefe de (la administración de) aves y los peces, Jefe de Policía, Tchery, justificado, hijo de Gemefesikap, justificado, nacido de la ama de la casa Tadehor, poseedora de Veneración.’’
Bibliografía
Sobre el autor
EL-SADEEK, WAFAA (1984). Twenty-sixth dynasty necropolis at Gizeh. An analysis of the tomb of Thery and its place in the development of Saite funerary art and architecture. Afro Pub. Vienna.
Bartomeu Egea (Barcelona 1953), después de una larga trayectoria empresarial, dedica toda su atención al estudio del antiguo Egipto, estudia prehistoria e historia antigua y etnoarqueología, colabora habitualmente en blogs y foros que promuevan el conocimiento de la egiptológica, así como en docencia, acercando el AE a los escolares.
Webgrafía http://www.cronica.com.mx/notas/2005/175605.html
Desde 2005 administra el sitio web: egipte.cat, donde a manera de repositorio gráfico, recopila el legado, que del antiguo Egipto, exista en la Mediterránea occidental. http://egipte.org https://www.facebook.com/egipte-org-Projecte-Uemot-62080254459 https://twitter.com/projecteuemot https://instagram.com/projecte_uemot
Egiptología 2.0 | 73
Museos Bartomeu Egea Resino
Los Museos Bíblicos
Una tradición pedagógica de primeros de siglo XX. Fue el pensamiento que guió la recolección y la compra en
Tierra Santa, de diverso material arqueológico, mapas, reproducciones, diversos materiales botánicos, etnográficos y objetos de culto relacionados con el mundo de la Biblia. Su exposición, donde la taxidermia de animales, las maquetas de templos y ciudades, y las muestras geológicas y de invertebrados, no eran ajenos en la pretensión de contribuir a la formación, combinando cultura y fe (enseñar viendo, enseñar tocando), a modo de una mezcla de los antiguos museos de curiosidades y museos de ciencias naturales, con una finalidad museística básicamente de interés escripturístico. Todo ello, nos permite hoy en día poder contemplar y estudiar un legado importantísimo, siendo notable el procedente del Antiguo Egipto. Acerquémonos pues a lo expuesto en tres de las mas representativas colecciones, herederas de aquellos, “Museos Bíblicos”.
El padre Bonaventura Ubach (1879 - 1960) fue un biblista y orientalista que creó el Museo de Montserrat tras sus viajes a Jerusalén, Alepo, Babilonia, Alejandría, el Cairo y el Sinaí durante el primer cuarto del siglo XX. Monje benedictino del Santuario de Montserrat, espejo de aquellos sabios y viajeros a Tierra Santa (Imagen: Scriptorium Biblicum et Orientale de Montserrat). 74 | Egiptología 2.0
Museo Bíblico Tarraconense (Tarragona)
satisfacía la curiosidad del público general.
Gracias a sus viajes a la Tierra Santa y otros países del Oriente Medio, el Dr. Josep Vallés, canónigo lectoral de la catedral de Tarragona, profesor de Sagradas Escrituras en el seminario de Tarragona y vinculado al Pontificio Instituto Bíblico de Roma, consiguió diversas piezas arqueológicas, mapas, reproducciones, y objetos de culto relacionados con el mundo de la Biblia que fueron depositados en el Museo Bíblico Tarraconense fundado en 1930.
A finales de los años 60 el Museo Bíblico Tarraconense fue desmontado y Salvador Ramón, canónigo archivero del Archivo Histórico Arquidiocesano, logró reunir y salvaguardar la mayor parte de los objetos y así evitar su desaparición. En 1995 el museo fue reinstalado e inaugurado el 12 de mayo.
Este museo tenía como principal función contribuir a la formación de aquellos que cursaban estudios eclesiásticos, pero también ofrecía una atracción y
Su colección egipcia la forman unas 50 referencias, compuesta por diferentes amuletos, figuras, mascaras funerarias y animales disecados objeto de ofrendas votivas, que componen una bonita y bien cuidada muestra del antiguo Egipto.
Ushebti (tipo contornos perdus) fayenza policromada, XXI dinastía (Imagen: Museum Bíblicum Tarraconense).
Museo Bíblico de Mallorca (Mallorca) El Museo Bíblico de Mallorca, también denominado Museo del Seminario Conciliar de Sant Pere de Palma de Mallorca, fue creado en 1913 con la ayuda de los seminaristas Juan Mira, Pere J. Gelabert y Tomás Payeras, bajo la dirección del obispo Pere Campins y del sacerdote, rector del seminario y arqueólogo, Bartomeu Pascual Marroig. El Museo nació con el objeto de ilustrar sobre el estudio de la Biblia, así como dar a conocer el entorno cultural e histórico de la Sagradas Escrituras. El museo, por su naturaleza e implicaciones, recibió el beneplácito del Papa Pío X. La mayor fuente de la colección se le debe al erudito Pascual Marroig, apasionado por el Antiguo Testamento, que participó en excavaciones arqueológicas en el Próximo Oriente y que, en agradecimiento a su labor, recibió numerosas piezas arqueológicas que hoy forman parte de los fondos del museo. En su colección procedente del Antiguo Egipto, de unas 20 referencias, destacan un ataúd y una momia adquiridos al museo del Cairo, así como un papiro conteniendo un fragmento del libro de los muertos, en escritura jeroglífica y en parte demótica.
Sarcófago antropomorfo de Iret-en-Hor-Ru, XXIII - XXVI dinastías (Imágenes: Museo Bíblico del Seminario Diocesano de Palma de Mallorca). Egiptología 2.0 | 75
Museo de Montserrat (Barcelona) La colección de arqueología del Antiguo Oriente está basada en objetos representativos de las culturas mesopotámica, chipriota, egipcia y de Tierra Santa que fue inaugurada el 27 de abril de 1911 bajo el nombre de ‘‘Museo Bíblico de Montserrat’’. La colección la forman piezas traídas desde Roma, Palestina, Irán, Egipto, etc.., en un intento por parte del Padre Bonaventura Ubach (1879 - 1960) de ilustrar el mundo de la Biblia. El museo fue ampliado en 1923, 1927, 1982 y en 1992, con el legado de Xavier Busquets, así como con otras donaciones, las más recientes de las cuales han sido la colección de tejidos coptos de Ramón N. Soler Vilabella, y la de otros fondos de arte y arqueología. También es depositario el museo del legado de papiros egipcios de la Fundació Roca-Puig. En la colección de arqueología del Oriente Bíblico se encuentra la pieza más antigua de todo el museo: un sarcófago egipcio del año 2000 a.C. Su excelente colección egipcia, una de las mas importantes de la península Ibérica, esta formada por mas de 500 obras, siendo sin duda una referencia para los amantes de la Antigüedad del país del Nilo.
Maqueta de barca funeraria, madera policromada, Reino Medio (Imagen: Museo de Montserrat).
Sobre los Museos
Sobre el autor
Adjuntamos los enlaces de cada uno de los Museos mencionados en este artículo:
Bartomeu Egea (Barcelona 1953), después de una larga trayectoria empresarial, dedica toda su atención al estudio del antiguo Egipto, estudia prehistoria e historia antigua y etnoarqueología, colabora habitualmente en blogs y foros que promuevan el conocimiento de la egiptológica, así como en docencia, acercando el AE a los escolares.
Museo Bíblico Tarraconense (Tarragona). http://museu.biblic.arqtgn.cat/es Museo Bíblico de Mallorca (Palma de Mallorca).
Museo de Montserrat (Barcelona).
Desde 2005 administra el sitio web: egipte.cat, donde a manera de repositorio gráfico, recopila el legado, que del antiguo Egipto, exista en la Mediterránea occidental.
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76 | Egiptología 2.0
Exposiciones Moisés González Sucías
Las flores del faraón. Un viaje por el Nilo a través de sus papiros
Remontar las aguas del Nilo para conocer, a través de los papiros conservados, los diferentes aspectos de la vida cotidiana en el antiguo Egipto, es lo que propone esta exposición del IEMed, que reúne una selección de 70 piezas de dos de las más importantes colecciones de papiros del país: la del Museo de la Abadía de Montserrat y la del Archivo Histórico de los Jesuitas de Barcelona.
A través de materiales religiosos, científicos, literarios, administrativos, educativos, místicos y artísticos, la muestra invita a un viaje que empieza en la Biblioteca de Alejandría, en el norte mediterráneo de Egipto, y visita varias ciudades y enclaves comerciales para acabar en el sur, en Tebas, dónde destacaron la sabiduría de los sacerdotes y la práctica de la astrología y la magia.
Vista general de la sala de exposiciones (Imagen: Moisés González Sucías). Egiptología 2.0 | 77
La colección de la Abadía de Montserrat, donada a su muerte por el Padre Ramón Roca-Puig, presenta un gran valor documental, literario e histórico. Consta de más de 1500 piezas en papiro y pergamino procedentes de Egipto que componen un abanico cronológico que abarca desde época ptolemaica hasta el siglo X d. C. La colección fue reunida por el mencionado Padre Roca-Puig (1906-2001) en sus viajes al Cairo y mediante otras adquisiciones en anticuarios europeos. En 1998 el Padre Ramón Roca-Puig decidió cambiar el nombre de Papyri Barcinonenses por Papyri Montserratenses II, debido a que pasó sus últimos cuatro años de vida en el monasterio, al que dejó todas sus posesiones, aunque posteriormente se ha decidido llamarla por razones prácticas P.Monts. Roca. Algunas de las piezas son auténticos tesoros, tanto literarios como documentales. Están escritos fundamentalmente en griego y en copto, aunque hay un número considerable de piezas en latín, árabe y demótico. Por otro lado, ésta no es la primera colección que entra en Montserrat. La primera colección, de un volumen aproximado de 200 piezas, está compuesta principalmente por material griego, con unas pocas piezas en copto, árabe y demótico. Esta colección fue llevada al monasterio en 1928 por el Padre Bonaventura Ubach (18791960), también responsable de la adquisición de las magníficas colecciones orientales del Museum Biblicum y la Biblioteca de Montserrat.
Los más de 2000 manuscritos que constituyen los fondos de la colección Palau-Ribes fueron adquiridos por el Padre Josep O’Callaghan (1922-2001) bajo el mecenazgo de su cuñado Josep Palau-Ribes i Casamitjana, quien da nombre a la colección, durante la década de los 60. La colección fue depositada en el Centro Borja de Sant Cugat del Vallés, donde sirvió de sustento al Seminario de Papirología de la Facultad de Teología de Barcelona hasta que su transformación en la Facultad de Teología de Cataluña en 1983 marcó el final del seminario. A la muerte de O’Callaghan en 2001 los papiros fueron trasladados al Archivo Histórico de los Jesuitas en Cataluña, donde se encuentran actualmente. Aproximadamente un centenar de papiros de la colección han sido publicados, principalmente en los volúmenes de Studia Papyrologica, revista que fundó Josep O’Callaghan en 1962. Esta muestra relativamente pequeña de la colección es bien significativa de la riqueza de la misma: nada menos que siete lenguas antiguas están presentes en ella: griego, latín, copto, demótico, hebreo, árabe y siríaco; el período cronológico cubierto va desde el s. VIII a.C. hasta el s. X d.C; mientras que la naturaleza de los textos ofrece un amplísimo espectro, desde textos literarios profanos y bíblicos (destaca especialmente el evangeliario copto del s. V, el más antiguo que se conserva), hasta documentos oficiales de carácter administrativo, pasando por textos mágicos y escolares.
Vistas generales de la sala de exposiciones (Imágenes: Moisés González Sucías). 78 | Egiptología 2.0
La momia de un imponente cocodrilo ‘saluda’ al visitante de la exposición, comisariada por Sofía Torrallas, profesora de la Universidad de Chicago y conservadora del Museu de Montserrat.
Etiqueta de momia en madera con escritura demótica, que se ponía en los cadáveres mientras se preparaba la momificación, con instrucciones para la donación a los familiares y oraciones a Osiris. Siglos II - III d. C. (Imagen: Abadía de Montserrat).
A través de papiros, pero también de algunas máscaras funerarias y pequeñas piezas de terracota, el recorrido muestra distintos ámbitos de la vida egipcia, donde “también había amnistías fiscales”, como da fe el texto del 186 a. C., donde “Ptolomeo V perdona los impuestos a los campesinos porque no habían podido trabajar sus tierras por una revuelta popular”.
Momia de cocodrilo, Baja Época (Imagen: Moisés González Sucías).
La exposición se organiza como un viaje de norte a sur por distintas ciudades egipcias que representan diferentes temas bajo los que se agrupan los papiros y otros objetos de la muestra. El primer eje de esta exposición es la Biblioteca de Alejandría, cuna de la filología. Gracias a la tarea de los maestros de la Ley, principales responsables de la conservación de la literatura clásica a través de la copia sistemática de libros para su conservación en la biblioteca, fragmentos como la Ilíada o la Odisea de Homero, uno de los autores más notables de la época, forman hoy parte de esta exposición. La ciudad de Náucratis, fundada por los griegos incluso antes de la llegada de Alejandro Magno en Egipto, fue un importantísimo enclave comercial que durante varios siglos actuó como nexo de intercambio comercial y cultural constando entre los mundos griego y egipcio. Albaranes, recibidos, pago de impuestos del mercado y monedas de época, son algunas de las piezas expuestas en este recorrido para ilustrar la actividad comercial de la época. Durante los primeros años de la ocupación islámica, el campamento militar establecido a en el-Fustat fue creciendo rápidamente hasta convertirse en el centro administrativo del Egipto islámico. Poco a poco, la nueva administración musulmana se impuso y el papiro se convirtió en el principal apoyo de escritura en la administración, hasta su sustitución por el papel. El pergamino por su parte, fue el material utilizado por excelencia para las copias de los libros sagrados. A través de estos tres materiales, esta exhibición representa el Islam en Egipto a lo largo de su historia hasta la edad mediana. El oasis de El Fayum fue una de las zonas en época grecoromana, que más destacó por la composición mixta de su población. A través de los testimonios papirológicos de la época que encontramos en esta exposición, es posible observar como administraban justicia los perfectos romanos destinados en Egipto; conocer qué tipo de peticiones planteaban los súbditos; descubrir cuánto grano se cobraba en concepto de impuestos, o incluso conocer como el gobernador planteaba sus dudas al emperador sobre delicados asuntos locales. Egiptología 2.0 | 79
La enorme riqueza documental obtenida en las excavaciones de Oxirrinco ilustra, entre otras cosas, la práctica escolar. Miles de papiros de todos los niveles de aprendizaje y alfabetización sirven para su reconstrucción. En esta sección de la exposición se ven diferentes estadios de aprendizaje de la escritura, en una sociedad donde la alfabetización de los individuos era fundamental dado los altos niveles de burocratización. La cultura material funeraria de la época grecoromana es riquísima y excepcional, resultado de la aculturación religiosa de la población, y de las influencias en uno y otro sentido. Las tumbas reales de Amarna son prueba imperecedera del cuidado con el que los egipcios trataban ritualmente a sus difuntos y los espacios en los qué estos reposarían eternamente. En esta parte de la exposición se exhiben, entre otras piezas, linos funerarios, etiquetas de momia, un Libro de los Muertos en papiro, una máscara funeraria, y una notificación de defunción. El surgimiento del cristianismo y del movimiento monástico en Egipto se caracteriza por ser un periodo de gran dinamismo y equilibrio de poderes. Las comunidades cristianas, al principio, integradas dentro del crisol de culturas y religiones que fue Egipto, se adaptaron a las características del mundo que los rodeaba. Por su parte, los centros monásticos como el de Hermópolis, se convirtieron en un modelo a seguir en todo el Mediterráneo, y bajo el poder musulmán, estos monasterios florecieron para convertirse en grandes centros económicos y culturales. En esta sección de la muestra toma relevancia la convivencia entre cul-
Máscara funeraria, 730 - 330 a. C. (Imagen: Moisés González Sucías).
turas, lenguas y creencias, así como piezas que claramente delatan la presencia creciente de la cultura cristiana. Egipto fue considerado por sus contemporáneos como un país misterioso. Los sacerdotes tenían un increíble poder y una sabiduría excepcional, pero también la capacidad de realizar los más sorprendentes actos de magia. La arqueología y la papirología son testigo de como Egipto aspiraba a controlar, por medio de ritos mágicos, la multitud de problemas de la vida cotidiana, así como a satisfacer los más anhelados deseos. Pergaminos mágicos, maldiciones, magia amorosa agresiva, amuletos, y otros materiales ilustrarán esta parte de la exposición.
Fragmento del tomo ‘Synkollesimos’ (forma romana de agrupación de documentos oficiales), declaración de un comerciante marítimo en un juicio, en latín y griego, 378 - 379 a. C. (Imagen: Abadía de Montserrat). 80 | Egiptología 2.0
La exposición cuenta además con objetos personales y fotos, las figuras de los tres ilustres coleccionistas que en su día adquieron las piezas que la forman: el teólogo y doctor en Filosofía y Letras José O’Callaghan Martínez, el doctor en teología y papirólogo Ramón Roca-Puig (ambos fallecidos en el 2001) y el monje montserratino Bonaventura Ubach (1879-1960), que aportó al monasterio las obras logradas tras sus viajes a Oriente en los años 20.
Sección de documentos e imágenes (Imagen: Moisés González Sucías).
La muestra, permanecerá abierta en el Archivo de la Corona de Aragón (Barcelona), hasta el próximo 25 de septiembre de 2016. Una exposición que quiere hacer patente y visible el alto nivel de la papirología del país, preámbulo del 28 Congreso de la Asociación Internacional de Papirología que se celebrará, por primera vez en Barcelona, del 1 al 6 de agosto, en la Universidad Pompeu Fabra. El encuentro, el evento más importante del sector, reunirá a 350 especialistas que presentarán 300 ponencias.
Vistas generales de la exposición (Imágenes: Moisés González Sucías). Egiptología 2.0 | 81
Exposiciones Sara López Caiz / Moisés González Sucías
Antiguo Egipto. Vida en el Nilo
Antiguo Egipto: Vida en el Nilo, es una invitación a conocer las formas de vida que tuvieron los antiguos habitantes del valle del Nilo, quienes no solo encontraron en este río un canal de comunicación, sino que también una fuente de riqueza que les permitió desarrollar hábilmente la agricultura, la ingeniería y la navegación, además de obtener las condiciones para realizar destacados avances en el terreno de la arquitectura, desarrollando grandes ciudades con enormes pirámides y templos, avances en la astronomía y la ciencia, diseñando, por ejemplo, el calendario de 365 días, el más preciso y vigente hasta hoy, además de los frutos en el terreno de la economía y el ‘‘arte’’. El Centro Cultural La Moneda expone piezas de la colección del Ägyptisches Museum und Papyrussammlung (Museo Egipcio y Colección de Papiros), perteneciente a los Staatliche Museen zu Berlin (Museos Estatales de Berlín), ubicado en el Neues Museum (Nuevo Museo). Una de las colecciones más ricas e importantes de la cultura egipcia llega gracias al aporte del Banco Santander, a través de la Ley de Donaciones Culturales, y viene a dar cuenta del modo de vida de los antiguos egipcios a través de un viaje por su historia, creencias, costumbres y tradiciones más arraigadas, las que se destacan por permanecer más de 3.000 años, desde la formación del Estado y la invención de la escritura (3.000 a. C.), hasta el final de la era romana en Egipto (395 d. C.), período en el que se mantuvo una estabilidad económica, política y religiosa basada en la confianza absoluta en la tradición y la fe, expresadas a través de sistemas jerárquicos, puntos de vista teológicos y formas artísticas, algo que ninguna otra cultura en el mundo logró conservar durante tanto tiempo.
Vistas generales de la sala de exposiciones (Imágenes: Francisco Ulloa). 82 | Egiptología 2.0
Vista general de la sala de exposiciones (Imagen: Consejo Nacional de la Cultura y las Artes Gobierno de Chile). EgiptologĂa 2.0 | 83
El río Nilo también representó un umbral que separaba la vida de los vivos y los muertos, una asociación con el mundo visible, pero también con la esfera divina y el Más Allá, donde navegaban los dioses egipcios en sus barcazas. El río Nilo constituyó el verdadero corazón que marcó el ritmo del antiguo Egipto, siendo esta exposición una invitación a hacer un viaje por su cauce. Los egipcios vivían en una constante dicotomía. Primero estaba la geografía, con el río Nilo como eje central que dividía el territorio en un valle fértil, pero angosto; y por otro, en un árido desierto con encumbradas montañas. También estaban sus arraigadas creencias religiosas, gracias a las cuales vivían dos veces: una primera existencia en la Tierra y otra en el inframundo, para la que se preparaban durante toda su vida. Esta característica esencial de la cultura egipcia es la clave de la exposición: Egipto Antiguo. Vida en el Nilo, que muestra cerca de 400 piezas originales procedentes del Museo Egipcio y Colección de Papiros de Berlín, ubicado dentro del Neues Museum.
Torso de una divinidad, 1800 a. C. (Imagen: Ägyptisches Museum).
Para la conservadora alemana Olivia Zorn, la muestra es excepcional. Fue pensada especialmente para Chile con piezas de los depósitos, pero también de la colección permanente del museo. Es muy interesante porque por primera vez se crea una exposición completa en torno al tema principal de la cultura egipcia: el mundo de los vivos y de los muertos. También ha sido muy simbólico porque el cen-
tro cuenta con dos salas, una que da a la cordillera, donde se han expuesto piezas relacionadas con la vida, y una segunda sala que da al Pacífico, en la que se reúnen las piezas sobre la muerte. La exposición llega por primera vez a Sudamérica, con el apoyo del Banco Santander, a través de la Ley de Donaciones Culturales. Se trata de objetos originales, de hasta 3000 años de antigüedad, momento en que se inventa la escritura, hasta el periodo conocido como Imperio Nuevo, que va del 1550 a. C. hasta el 1070 a. C.
Grupo de ushebtis. Varias épocas y materiales (Imagen: Consejo Nacional de la Cultura y las Artes Gobierno de Chile). 84 | Egiptología 2.0
Entre los tesoros de la muestra, podemos ver dos esculturas de la diosa Sekhmet, que dan la bienvenida al visitante. Procedentes de la antigua Tebas, están datadas entre el 1388 a. C y el 1351 a. C. Más allá se divisa una estatua de Hapi, el dios del Nilo descubierto en el Templo de Sobek, situado al norte de Asuán. En la sala se exhiben además, restos de la arquitectura egipcia, modelos a escala de las viviendas hechas de adobe y barro, que se contraponen a las enormes tumbas construidas como verdaderas moradas para la eternidad. En la exposición podemos encontrar frisos finamente decorados con inscripciones y dinteles de puertas, además de esculturas como una estatua de un bovino representando a Thot, dios de la Sabiduría y al rey Amenhotep III. Mientras, de sus costumbres más mundanas, se exhibe un tablero de Mehen, juego de mesa conocido por su forma de serpiente, perteneciente al periodo dinástico temprano, de 3050 al 2850 a. C.; un espejo realizado en bronce pulido con el rostro de la diosa Hathor adosada al mango, datado en el 1550 a. C, al 1292 a. C, y acompañado de accesorios para maquillaje como, recipientes de Khol o una pequeña caja para guardar joyas, fechada en el 1550 a. C. Cruzando el hall central, nos encontramos con la sala Pacífico y la entrada al inframundo. En ella se exhiben varias estelas, ushebtis, relieves proceden-
tes de tumbas, representando el cortejo fúnebre, amuletos, joyas y por supuesto sarcófagos. En la muestra se exhiben sarcófagos de forma rectangular, característicos de los Imperios Antiguo y Medio, donde destaca uno, realizado en piedra caliza y con coloridos jeroglíficos interiores, que contiene una oración de ofrendas para asegurar el sustento en el Más Allá. Descubierto en la antigua Tebas, el sarcófago mide entre 110 x 99.5 x 240 centímetros. A su lado se no encontramos con una cubierta de sarcófago elaborado en granito rosa, de 50 x 80 x 240 centímetros, que perteneció a Sa-Iset, escriba real y supervisor de los graneros reales del Alto y Bajo Egipto. En una vitrina cerrada y climatizada se expone el papiro de cuatro metros de longitud de TaRemetsch-en-Bastet, una mujer del periodo Ptolomeico. El Museo Egipcio de Berlín, de donde provienen las piezas, se originó en el siglo XVII a partir del acervo de arte real de los monarcas de Prusia. Con el tiempo lideró sus propias investigaciones, como la del arqueólogo alemán Ludwig Borchardt, quien en 1912 excavó la región de Amarna y descubrió el busto de Nefertiti, esposa real de Akenatón, realizada en el 1345 a. C, y que hasta hoy es considerada la pieza central del museo y la más visitada.
Objetos cerámicos, diversas épocas (Imagen: Francisco Ulloa). Egiptología 2.0 | 85
Hoy viajamos a... Bartomeu Egea Resino
El Kab
Semi speos de diosa leona Hathor-Tefnut y Nekhbet en wadi Hellal - El Kab (Imagen: Bartomeu Egea Resino).
Que ver La que fue capital del III nomo del Alto Egipto a partir de la XVIII dinastía, durante el Imperio Nuevo; Nekheb, actualmente El Kab, nos acoge en esta excursión. Concretamente su necrópolis en Kom el-Ahmar HK6 (numero 6 de Hieracómpolis (excepcionalmente situada al este del Nilo). Allí podemos visitar varias tumbas (D en mapa), entre ellas las de Renni (EK7); Ahmose (EK5); Paheri (EK3) o la de Setau (EK4) y adentrándonos un par de kilómetros hasta el wali Hellall, el templete (semiespeos) a la diosa leona Hathor/Tefnut y a Nekhbet (B en mapa), en el mismo lugar la capilla a Thot de Setau (C en mapa) y unos cuatro kilómetros mas al sur-este, el santuario de Ramsés II a Hathor y a Nekhbet (A en mapa).
Tumba EK7 Renni, Tumba EK3 Paheri y Tumba EK4 Setau - El Kab (Imágenes: Bartomeu Egea Resino). 86 | Egiptología 2.0
Templete o capilla de Setau dedicada a Thot (Imagen: Bartomeu Egea Resino).
Vista desde la necrópolis de la recepción donde se adquieren las entradas (Imagen: Bartomeu Egea Resino).
Acceso a las tumbas de Renni, Paheri y Setau (Imagen: Bartomeu Egea Resino). Egiptología 2.0 | 87
Santuario de Ramsés II a Hathor y a Nekhbet - El Kab (Imagen: Bartomeu Egea Resino).
Como ir El lugar se encuentra a unos 80 kilómetros al sur de Luxor (unos 20 antes de llegar a Edfu) una vez realizadas las visitas a las tumbas, el desplazamiento hasta los templetes, capillas y santuario, se hace acompañado por los vigilantes que son los que nos abrirán las puertas. Si el viajero se desplaza en automóvil desde Luxor en un trayecto hacia el sur, el sitio se encuentra junto a la línea del ferrocarril y en la misma carretera que va hasta Aswan, justo después de pasar la población de Al Mahamid. Si el viaje se realiza en algún medio de navegación, tipo Dahabiya, para llegar al sitio, una vez amarrados, se ha de pasar junto a las murallas de la antigua Nekheb (E).
Localización de las tumbas (Imagen: Google Earth).
Recomendaciones En la entrada donde se adquieren las entradas (30 LE) disponen de unos aseos. Recomendamos ir bien equipados para el calor, es una visita que para hacerla bien se precisa toda una mañana. 88 | Egiptología 2.0
Napoleón en Egipto: el inicio de la Egiptología Manuel Abeledo Tascón
Egiptología 2.0 | 89
Grabado Goupil a un dibujo de Jean-Léon Gérôme, finales del Siglo XIX. El original, en color, se encuentra en el Hearst Castle, San Simeon, California (Imagen: Manuel Abeledo Tascón).
El 19 de mayo de 1798, la Armada de Oriente parte desde diversos puntos del Mediterráneo, hacia un destino conocido sólo por unos pocos privilegiados. A la cabeza de ésta expedición está el joven general, Napoleón Bonaparte.
Bonaparte ha obtenido un gran éxito en las campañas en Italia y ha convencido al Directorio (órgano que ostentaba el poder de la República Francesa) para encabezar ésta aventura de gran envergadura militar y que también será de gran calado científico. Bonaparte no pierde el tiempo y se enfrasca en una febril actividad para tenerlo todo a punto en un tiempo record y da múltiples órdenes en apenas unos días. Se ocupa hasta de los pequeños asuntos como puede ser el de los equipajes de las tropas. Todo el mundo quiere correr la misma suerte que el joven general y están entusiasmados de poder seguirle tanto generales como el cuerpo de científicos que se crea que los militares llamaran “savants”. Para reunir a los mejores savants de cada especialidad, se pone al frente el general y filósofo Maximilien de Caffarelli du Falga creando la Comisión de Ciencias y Artes. Cafarelli junto a Gaspard Monge y a Claude Louis Berthollet que van a reunir a la flor y nata del saber de Francia. Tanto Monge en matemáticas (creador de la geometría descriptiva) como Berthollet en química (creador del agua de Javel, “la lejía”) son verdaderas celebridades y no les cuesta reclutar tanto a colegas profesores como a los más sobresalientes alumnos de la Escuela Politécnica de París. Éste entusiasmo es debido a dos aspectos; por un lado las promesas materiales y por otro lado el de seguir conservando el puesto a la vuelta de la expedición. En aquella época, Egipto es un país misterioso y mágico. Pocos son los que han viajado a éste exótico lugar y los grabados que se reproducen en las publicaciones del siglo XVIII, sólo reflejan una pequeña parte de su inmenso patrimonio. Nombraremos a unos cuantos de éstos savants; al frente del cuerpo de aerosteros está Nicolas-Jacques Conté dotado de un gran ingenio (inventor del lápiz moderno), los físicos y matemáticos Fourier y Malus, los ingenieros Jomard, Lancret, Lepère, Chabrol, Girard…, los pintores Dutertre y Redouté, los cirujanos Larrey, Dubois y el médico jefe Desgenettes, el minerólogo Dolomieu, el músico Villoteau, los zoólogos Savigny y Saint-Hilaire, el 90 | Egiptología 2.0
Detalle de un grabado de Gaspard Monge, 1830. Grabado por Delpech EgiptologĂa 2.0 | 91 (Imagen: Manuel Abeledo TascĂłn).
poeta Parseval, los botánicos Delile y Nectoux o los jóvenes alumnos de la Escuela Politécnica de París DeVilliers y Jollois. A todos éstos se les unirá el artista Vivant Denon que ha podido ser incluido a última hora por la influencia de Josefina. Éstos 167 savants son llamados a conquistar científicamente el destino de la expedición. Ésta aventura que durará hasta el verano de 1801 supondrá un tremendo fracaso militar para Francia aunque será una de las causas más importantes para el nacimiento de una nueva ciencia; la egiptología. Uno de los acontecimientos más sobresalientes fue el descubrimiento en julio de 1799 en Rosetta, en el pueblo de Rashid, por parte del teniente de ingeniería de las tropas francesas, Pierre-François Bouchard, de una piedra de granito negro de alrededor de un metro con tres formas de escritura; jeroglífica, demótica y griego. A mitad de agosto, la piedra embarca rumbo al Institut d’Égypte (creado por Bonaparte el 24 de agosto de 1798) en El Cairo y será motivo de atracción para todos los savants que intentarán descifrar las escrituras aunque no será hasta 1822 cuando un compatriota francés que en ese momento cuenta con sólo 9 años, Jean-François Champollion, sea el artífice de tan fascinante hazaña. En el verano de 1801, Francia tiene que rendirse ante Inglaterra apropiándose de buena parte de los descubrimientos de los savants aunque sus portafolios permanecerán a buen recaudo debido a la intervención de Geoffroy Saint-Hilaire que está dispuesto a quemar junto a sus colegas todas sus pertenencias. Justo en ese momento, en Francia, Vivant Denon está ultimando su propia obra, su propia Description. En 1802 publica su obra “Voyage dans la Basse et Haute-Égypte pendant les campagnes du général Bonaparte”. Será un auténtico best-seller de la época traduciéndose rápidamente al inglés, italiano, alemán… y causará un auténtico furor en Francia y en Europa. Una vez regresan los savants a Francia, éstos son llamados a prolongar ésta aventura con otra no menos grandiosa, propia del Siglo de las Luces y diseñada en 1799 por Jean-Baptiste Kléber. En 1802 se decide la creación de la Description de l’Égypte que documentará todo lo visto e investigado por los sabios durante la expedición. De los más de 3000 dibujos, se elegirán hasta 924 láminas que compondrán la primera edición llamada Imllamada Impériale. Posteriormente habrá una segunda y última edición realizada por la editorial Panckoucke con papel y formato menos costoso aunque con el mismo contenido y utilizando las mismas planchas de cobre. En ésta obra se encuentra una documentación de una riqueza incomparable ya que, aparte de los monumentos de Egipto también habrá abundante documentación sobre los habitantes y sus costumbres, la fauna, la flora, la agricultura, los minerales así como material topográfico de una gran importancia. Para la edición Impériale no se descuidó ningún aspecto; el papel utilizado fue seleccionado por las papelerías de Arches en Vorges. Se tuvieron que crear tamaños de planchas y cubas no vistas en aquella época. Se escogieron a los mejores grabadores de la época y éstos, llegaron a ser tan importantes como los propios dibujantes. De ésta primera edición se publicaron 1000 ejemplares y trabajaron 62 dibujantes y 294 grabadores.
Detalle de un grabado de Claude Louis Berthollet, dibujado por Maurin, grabador Delpech, 1825 (Imagen: Manuel Abelesdo Tascón). 92 | Egiptología 2.0
Por su alto coste estuvo destinada a personas con alto poder adquisitivo y también sirvió como regalo a altas personalidades europeas. La obra se dividió en tres grandes secciones; Edad
Detalle de una lámina de la Description de l’Égypte, EM-II, plancha XXVII “Arts et Metiers”. Edición Impériale, 1809-1821. Dibujante Conté, grabador Delaunay (Imagen: Manuel Abeledo Tascón).
Detalle de un grabado de Napoleón Bonaparte, 1827. Publicado por M. de Norvins (Imagen: Manuel Abeledo Tascón). Egiptología 2.0 | 93
Antigua (A), Edad Moderna (EM) e Historia Natural (HN) comprendiendo 20 volúmenes, 9 tomos de texto y 11 de láminas. También habrá un detallado Atlas geográfico de Egipto de tanta importancia que hasta el mismo Emperador ordenó retirar los 47 folios de 108x70 que habían realizado los savants. Fue Louis XVIII quien ordenó su publicación. Los primeros volúmenes empezarán a salir de las imprentas imperiales en 1809 y se sucederán hasta 1829. Una obra editorial casi faraónica. La edición Impériale es reconocida por tener grabada una marca de agua con el nombre Égypte Antique et Moderne mientras que la edición Panckoucke lleva incorporado un sello en la esquina superior derecha que simboliza a una esfinge y un obelisco. Los tomos de las láminas tendrán 836 planchas, unas 60 en color, grabadas al agua fuerte y al buril en formatos hasta entonces poco frecuentes (la mayor es de un metro cuadrado) y que requirió la construcción de nuevas formas y equipos para fabricar el papel. Nicolas-Jacques Conté inventó una máquina que reducía considerablemente el trabajo de los grabadores que hasta ese momento podían tardar más de 6 meses por lámina reduciéndolo a unos pocos días de trabajo, ahorrando al Gobierno de Napoleón unos 300.000 francos de la época. Monge dijo de él, “Conté tenía todas las ciencias en su cabeza y todas las artes en su mano”. Berthollet, “Conté es la columna de la expedición a Egipto”. Y Bonaparte “Conté, hombre universal, capaz de crear todas las artes de Francia en medio de los desiertos de Arabia”. Y es que Conté fue un savant con mayúsculas. Murió en 1805 sin poder ver la Description de l’Égypte acabada en la que participó activamente.
Detalle de un grabado de Etienne-Louis Malus, 1835. Grabado por Tardieu (Imagen: Manuel Abeledo Tascón). 94 | Egiptología 2.0
Detalle un grabado de Vivant Denon, 1794. Dibujante Jean Baptiste Isabey, grabador Vivant Denon (Imagen: Manuel Abeledo Tascón).
A la par de la publicación de la edición Impériale, también son llamados mediante un decreto, los pintores a palacio para poner de relieve la gloria del Emperador. El general Berthier y Vivant Denon son los encargados de proporcionar datos suficientes a los artistas. Por poner un ejemplo, en 1804, Jean-Antoine Gros pintará el famoso cuadro de “Los Apestados de Jaffa” lugar donde estuvo Napoleón pero en marzo de 1799. Tanto la expedición a Egipto como las publicaciones posteriores, son las causantes del llamado “Estilo Imperio” y que se denominó Retour d’Égypte. Egipto servirá de inspiración para crear un nuevo concepto; muebles, mesas, relojes, camas, sillas… van a estar rematados con esfinges, cabezas de león, flores de loto, Isis y demás dioses egipcios. Incluso el mobiliario urbano, edificios, fuentes y palacios no van a poder inhibirse de éste nuevo arte que recorrerá primero Francia y luego se trasladará a otras ciudades europeas. La fascinación por Egipto no había hecho más que comenzar…
Detalle de una lámina de la Description de l’Égypte, A-I, plancha 53. “Edfou (Apollinopolis Magna)”. Edición Panckoucke, 1821-1830. Dibujante Leperé, grabador Louvet (Imagen: Manuel Abeledo Tascón). Egiptología 2.0 | 95
Novedades Editoriales Viaje por Egipto
el
antiguo
Autor: Jean Claude Golvin Idioma: Castellano Año: 2016 Editorial: Desperta Ferro ISBN: 9788494392269 Luxor, Tebas, Edfú… estos y otros muchos lugares del Antiguo Egipto todavía nos hacen soñar por su grandeza arquitectónica y por su halo de misterio, así como imaginarse navegando por el Nilo en la época de los faraones hacia Abu Simbel o hacia la Alejandría helenística. Un sueño ahora convertido en realidad gracias a la perfecta combinación que ofrece esta obra de los hallazgos que ha brindado la Arqueología con el talento del arqueólogo, arquitecto y dibujante Jean-Claude Golvin. Viaje por el Antiguo Egipto es toda una invitación a viajar por Guiza o Menkaura, en plena construcción de su pirámide; por Karnak, en el reino de Ramsés III; o acompañando a las expediciones de los emperadores romanos, en el desierto de Arabia, para explotar las canteras y las minas de metales preciosos. El rigor científico, junto con la evocación artística, muestran en estas páginas un contenido jamás reunido sobre el Egipto de 2800 a. C. a 500 d. C. Pura suntuosidad gráfica que dota de vida a ciudades milenarias y enclaves majestuosos. Acompañan a cada ilustración comentarios sobre la arquitectura y la investigación arqueológica, además de abundante texto que describe el contexto mitológico, literario, histórico y político para comprender cada lugar en su totalidad. Jean-Claude Golvin es arqueólogo, arquitecto, dibujante y director de investigación en Centre national de la recherche scientifique; exdirector de la Misión arqueológica de Karnak, responsable de operaciones en Túnez y topógrafo en los sitios arqueológicos del Mediterráneo. Su obra gráfica se expuso en 2006 en el Museo de Arte e Historia de Orange y en la Villa Grecque Kérylos en Beaulieu-sur-Mer. Aude Gros de Beler es arqueóloga y egiptóloga especializada en las peculiaridades en torno a la vida cotidiana en el Antiguo Egipto. 96 | Egiptología 2.0
El libro prohibido Autor: Christian Jacq Idioma: Castellano Año: 2016 Editorial: Planeta ISBN: 9788408156178
La nueva serie de misterio del egiptólogo más célebre del mundo. Sejet, la atractiva compañera de Setna, el escriba y mago, hijo de Ramsés II, en su aventura tras la misteriosa desaparición del jarrón sellado de Osiris, ha desaparecido. El joven escriba seguirá su pista por todo Egipto, a la vez que intentará descubrir el misterioso Libro de Thot, el libro prohibido y la única esperanza para detener los maléficos planes del gran mago Negro de acabar con el imperio del faraón Ramsés II. Setna, el nuevo héroe de Christian Jacq, nos sumerge en un thriller frenético en el que la traición, la conspiración y el suspense son sus protagonistas absolutos. Christian Jacq nació en París el 28 de abril de 1947. Egiptólogo y escritor de ficción, se doctoró en Egiptología en La Sorbona e iniciado en la Masonería, es un gran experto en la época del faraón Ramsés II. Fundó el instituto que lleva el nombre de dicho gobernante egipcio. Además de dedicarse a obras de divulgación histórica, ha escrito numerosos novelas de ficción que se sitúan en el Antiguo Egipto y con los pseudonimos J. B. Livingstone, Christopher Carter y Célestin Valois novelas policiacas contemporáneas. Entre sus obras académicas se encuentra ‘‘El Egipto de los faraones’’, que recibió un premio de la academia francesa, mientras que entre sus libros de ficción podemos encontrar títulos como ‘‘El Juez de Egipto’’ y una pentalogía llamada ‘‘Ramsés’’, todos éxitos de ventas. Por otros trabajos ha recibido premios como el Jean d’Heurs y el Prix des Maisons de la Presse. Lo interesante de sus novelas es la mezcla entre ficción e historia real, que atraen tanto a lectores que buscan conocimientos académicos como aquellos que desean disfrutar de una aventura literaria.
Noticias Un estudio revela las ‘‘lamentables’’ condiciones de vida de la civilización egipcia La intervención llevada a cabo por un equipo multidisciplinar de científicos de las Universidades de Granada y Jaén en la necrópolis egipcia de Qubbet el-Hawa ha revelado nuevos datos sobre las “lamentables” condiciones de vida de sus habitantes, a pesar de la riqueza que tuvo esa civilización. El proyecto científico ha estudiado, desde mediados del pasado febrero y a partir de restos esqueléticos y momias, las condiciones de vida de los gobernadores del Antiguo Egipto, dentro de su séptima campaña en esta necrópolis de la región egipcia de Asuán, de unos 4.000 años de antigüedad. El director del laboratorio de Antropología de la Universidad de Granada, Miguel Botella, ha explicado que el entorno en el que se ubica la necrópolis de Qubbet el-Hawa, donde se enterraban a gobernantes y sus familiares, era fronterizo y “muy rico”, ya que hasta éste llegaban el marfil o el oro que nutría a Egipto. A pesar de que siempre se habla de la espectacularidad de la civilización egipcia en todos los sentidos, con impresionantes construcciones que reflejan gran esplendor, lo cierto es que las investigaciones ponen de manifiesto que el pueblo vivía “en condiciones muy lamentables”, ha indicado Botella. Según este experto, las poblaciones se encontraban “al límite de la supervivencia” y se registraba una elevadísima mortalidad infantil y numerosas enfermedades infecciosas, en muchos casos motivadas por la contaminación de las aguas del Nilo. Esta situación no era ajena a los gobernantes de la época, ha dicho Botella, que ha recordado que el
mismísimo faraón Tutankhamón llegó a morir con tan solo 19 años y que en la zona hay una escultura de un gobernador que falleció con apenas 25. “Los huesos nos hablan de artrosis, enfermedades degenerativas, problemas de cadera en la clase trabajadora”, ha señalado Botella, que ha insistido en que sorprende la riqueza de esa civilización teocrática en contraste con las condiciones infrahumanas, la malnutrición o la sobrecarga de esfuerzo de una población, dedicada a sus dioses y que “vivía muy mal”. Arqueólogos alemanes descubren en el sur de Egipto vestigios de la que podría ser la barca sagrada de Hatshepsut Arqueólogos alemanes han descubierto en el sur de Egipto los vestigios de la que podría ser la barca sagrada de la reina Hatshepsut, que gobernó el país del Nilo hace más de 3.500 años, ha informado el Ministerio egipcio de Antigüedades. El jefe de Egiptología de ese departamento, Mahmud Afifi, ha explicado en un comunicado que los arqueólogos hallaron varios bloques de roca en la isla Elefantina, situada en el río Nilo frente a las costas de la ciudad meridional de Asuán. Según la nota, es probable que esos bloques hayan formado parte de la sala de la barca sagrada de Hatshepsut, que estaba dedicada al dios Janum, representado como un hombre con cabeza de carnero. Según las creencias de la época faraónica, Janum fabricó al ser humano del limo del río Nilo y se le rindió culto en Asuán como la divinidad que creó este curso de agua para que la vida floreciera en sus riberas. Las piezas tienen esculpidas imágenes de la reina con forma de mujer, lo que subraya la importancia del descubrimiento, ya que en los primeros años de su reinado Hatshepsut aparecía con estos atributos, pero posteriormente se caracterizaba como un hombre. En ese sentido, Afifi ha recordado que hasta ahora son escasos los descubrimientos que muestran a la reina con apariencia de mujer. Asimismo, ha señalado que este hallazgo ayudará a aclarar los lazos entre la faraona, perteneciente a la XVIII dinastía, la región de Asuán y las creencias religiosas que imperaban en la isla de Elefantina durante su reinado.
El equipo de investigadores (Imagen: G. Molero).
Por su parte, el director del departamento de AntiEgiptología 2.0 | 97
Uno de los bloques de roca hallados en la isla Elefantina (Imagen: Ministry of Antiquities).
güedades de Asuán, Nasr Salama, ha avanzado que los expertos alemanes van a estudiar cómo reconstruir la sala a la que supuestamente pertenecieron los bloques hallados. Salama ha explicado que la sala tenía en sus cuatro lados un conjunto de columnas en las que aparecen imágenes del dios Janum y otras divinidades.
Jaén que, desde hace ocho años, horada la necrópolis donde descansaron los nobles de los reinos Antiguo y Medio (2.600-1.750 a. C.). La misión (una de la media docena de expediciones españolas que auscultan la tierra de los faraones) se ha convertido en un trampolín para una nueva generación de egiptólogos.
La batalla faraónica de la joven egiptología española
“Tuve claro desde el principio que esta excavación debía ser una oportunidad para los jóvenes que quieren trabajar con material inédito, como se hace en otros países. Y, de hecho, a través de los hallazgos hemos ido perfilando los temas de sus investigaciones”
Una sucesión de enterramientos delimita el corredor hacia la puerta de la tumba QH35P, una de las decenas de oquedades excavadas en la colina de Qubbet el-Hawa, en la ciudad egipcia de Asuán. La egiptóloga valenciana Luisa García es la encargada de la excavación del hipogeo y sus alrededores.
“La comenzamos a excavar el año pasado, porque nunca había sido estudiada en detalle. Jamás se había reparado en que el pasillo está repleto de enterramientos, algunos saqueados en la antigüedad” Relata la joven mientras da instrucciones a la cuadrilla de obreros que se reparte entre las entrañas de la sepultura y su acceso.
“Cuando empezamos, calculamos que en dos semanas habríamos terminado, pero había más tarea de la prevista. En el interior hemos descubierto tres cámaras más, una de ellas con unas dimensiones mayores que la principal” García forma parte del equipo de la Universidad de 98 | Egiptología 2.0
Señala a pie de yacimiento Alejandro Jiménez, doctor en Historia Antigua y director del proyecto. El propósito ha comenzado a dar sus frutos. José Manuel Alba, otro de los integrantes de la misión, acaba de doctorarse con una tesis sobre el universo del olivo en el antiguo Egipto.
“Desde pequeño me gustaba la egiptología. Siempre había soñado con participar en una excavación, pero nunca creí que se hiciera realidad” Admite este jiennense fascinado por los objetos que han permanecido bajo tierra durante cuatro milenios.
‘‘Resulta increíble trabajar con vasos o jarras que se usaron hace tanto tiempo. Llevo siete años viniendo y me sigue impresionando’’ Alba ha estudiado durante esta campaña la cerámi-
ca hallada en el pozo funerario de Sarenput II, que ejerció como gobernador durante los reinados de Sesostris II y III. El objetivo último es que la tumba del mandatario centre el primer volumen del exhaustivo estudio que el equipo publicará sobre el cementerio.
“La tumba fue excavada anteriormente por unos arqueólogos alemanes, pero la dejaron a medias” Precisa Alba, convertido en un veterano del proyecto.
Alejandro Jiménez, Juan Gómez y Luisa García presentando la VIII Campaña de la UJA en Asuán (Imagen: La Bitácora de Jenri).
Río Nilo abajo, a unos 180 kilómetros al norte de Asuán, Kristian Brink ha debutado este año en el proyecto Djehuty, que desde hace 15 campañas excava la ladera de Dra Abu el-Naga.
“Ha sido fantástico”, murmura Brink, licenciado en
Historia Antigua por la Universidad Complutense de Madrid.
“Nada más llegar se me asignó un trabajo de excavación en la zona sur”, detalla este joven. Brink tuvo que dirigir a un grupo de obreros locales para superar los restos de un establo moderno. Tras dos metros de basura y pajas de corrales y otros tantos de lascas y bloques de caliza, el joven conoció la recompensa. “Como si fuera una regla en la egiptología, el última día de excavación me apareció todo de repente. Hallamos un ataúd blanco con un poco de inscripción y una momia de carnero cuyo significado religioso e histórico puede ser bastante interesante” Subraya este apasionado de la egiptología de 24 años que obtuvo recientemente el máster en Arqueología Egipcia en el University College de Londres. Luisa, José Manuel y Kristian son tres de los rostros de la nueva generación de la egiptología española, una disciplina con escasa tradición en nuestro país que se ha desarrollado en las últimas décadas gracias al empuje de un puñado de misiones arqueológicas y a menudo sin respaldo gubernamental. Aún hoy, abrirse paso en esta especialidad es enrolarse en una carrera de obstáculos. La falta de financiación (clave para dotar de estabilidad a la investigación científica) sigue siendo una de las flaquezas.
“Lo normal es que, cuando concluyen las semanas de excavación, la mayoría de los miembros vuelvan a sus trabajos. No se le puede dedicar la jornada completa” Lamenta García, investigadora contratada por un proyecto I+D+i financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad. Un pequeño equipo al que acaba de sumarse Alba.
“Antes trabajaba en una turoperadora. Pedía un mes de excedencia para venirme a la misión. Después, cuando regresaba, dedicaba el tiempo libre a seguir investigando. No poder dedicarte a esto a tiempo completo también implica que las publicaciones se demoren”, precisa. “El mayor desafío para un equipo como el nuestro es mantener el vínculo con la gente entre campaña y campaña”, denuncia José Manuel Galán, director del proyecto Djehuty. “El sistema de investigación español no sabe estar a la altura”, opina. “La investigación se hace en equipo y tiene que apoyar a los equipos. Se respaldan a veces investigaciones individualistas que están trasnochadas. Nosotros, al menos, tenemos la inmensa suerte de que el patrocinador financia dos contratos en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas durante el resto del año”, añade. La batalla por la egiptología también se libra en las aulas universitarias españolas. “Tenemos una actividad arqueológica muy boyante, presente en Egipto con proyectos magníficos, pero el desarrollo de los estudios no está al mismo nivel”, reconoce José Ramón Pérez-Accino, profesor de Historia Antigua y Arqueología de la Egiptología 2.0 | 99
Complutense y miembro de la misión española en Heracleópolis Magna, en el Medio Egipto.
“Nos encontramos con unas estructuras académicas muy antiguas en las que se tiene mucho miedo al desarrollo de la egiptología, porque tiene mucho tirón”. A diferencia de lo que sucede en otros países europeos, la egiptología no cuenta con un grado propio en los centros españoles y, hasta ahora, solo la Universidad Autónoma de Barcelona ofrecía un máster propio enfocado en la lengua, la traducción de textos y los aspectos históricos y culturales de la antigua civilización egipcia.
”En España hay mucha formación autodidacta. Estuve un trimestre en la Universidad de Liverpool y me impresionó la rapidez con la que traducían hiératico. Desde el primer año reciben formación en jeroglífico, copto, demótico o neoegipcio”, recalca García.
José Ramón Pérez-Accino (Imagen: El Informal de Fran).
presume Jiménez. Como en otras tantas parcelas, la egiptología termina empujando a sus discípulos al extranjero.
“Es un tema delicado, pero la solución es salir fuera”, indica Brink, afincado desde algunos meses en Alemania. “Aunque la egiptología española es la que me ha proporcionado las mejores oportunidades”. Tierra fértil para los clichés de Indiana Jones y la seducción mediática de formidables hallazgos y terribles maldiciones, la disciplina es mucho más.
José Manuel Galán (Imagen: CSIC).
A juicio de Pérez-Accino, artífice de un curso de experto en Orientalística y Egiptología que arrancará el próximo año en la Complutense, la egiptología es “la reunión de Historia del Arte, Filología, Historia y Arqueología”.
“No me da miedo que no exista una carrera de Egiptología como tal. Lo que realmente me da miedo es que no haya buenas bibliotecas. Construir una especialidad sin una base de obras antiguas resulta difícil”, apunta este académico curtido en la Universidad de Londres. A pesar de las reticencias y la falta de incentivos públicos, la fascinación investigadora por el antiguo Egipto está en alza. “En los próximos años, en la Universidad de Jaén tendremos nuevos doctores en egiptología. Es una gran satisfacción ver como dirigen su propio corte de excavación y estudian el material arqueológico de Egipto. Es una señal de que estamos logrando el nivel de otras potencias, 100 | Egiptología 2.0
“Tiene una potencia increíble. Queda mucho por descubrir”, dice el veinteañero, resuelto a repetir la experiencia. “Al final, el 90% de nuestro trabajo se hace en una biblioteca o un laboratorio. La excavación es la parte físicamente más dura, pero también la más reconfortante, porque te permite trabajar con el pasado y cobra sentido la teoría. Llegar y tener una conexión directa con lo estudiado es lo más parecido a viajar a bordo de una máquina del tiempo”, concluye. Análisis muestran la estructura interna de la pirámide acodada de Dahshur Nuevos análisis realizados con la técnica de detección de muones han mostrado con claridad una de las cámaras de la pirámide acodada de Dahshur, lo que confirma que el empleo de estas partículas de energía que penetran los objetos funciona, explicó el coordinador del proyecto ‘‘Scan Pyramids’’. Mehdi Tayoubi, del Instituto para la Preservación e Innovación en Patrimonio francés (que participa en ScanPyramids junto al Ministerio egipcio de Antigüedades y la Universidad de El Cairo), explicó que los análisis permitieron ‘‘observar una cámara cuya existencia ya se conocía, lo que prueba que esta tecnología (de muones) funciona’’. Asimismo, Tayoubi agregó que su equipo está ‘‘prácticamente seguro de que no existe una tercera cá-
mara de igual o mayor tamaño’’ de las dos que ya se conocen en el interior de la pirámide. Los datos, presentados por los expertos a las autoridades egipcias, son parte de los resultados de los análisis que un equipo japonés de ‘‘Scan Pyramids’’ realizó en diciembre de 2015 y enero de 2016, según un comunicado de la misión científica. La nota destacó asimismo que la aplicación de los muones en el marco de ‘‘Scan Pyramids’’, que comenzó en 2015, permitió mostrar la estructura interna de la pirámide acodada de Dahshur, situada al suroeste de El Cairo. Los muones son partículas cósmicas que están presentes permanentemente y de manera natural en la Tierra y que son capaces de penetrar profundamente cualquier material. El pasado 17 de enero, el Instituto para la Preservación e Innovación en Patrimonio anunció que un grupo de expertos egipcios descubrió muones en el interior de la pirámide de Keops, en Guiza, a las afueras de El Cairo. Estas partículas podrían ayudar a explicar el sistema de construcción y desvelar más secretos de esos mausoleos de 4.500 años de antigüedad, uno de los objetivos de ‘‘Scan Pyramids’’. En ese proyecto se utilizan cuatro innovadoras técnicas no invasivas que no dañan las antigüedades y se hace uso de nuevas tecnologías, como los drones y la termografía infrarroja. Además, se usa la fotogrametría y el láser en todo el área de Dahshur y Guiza para hacer una reconstrucción en 3D de sus monumentos, pirámides, templos y la esfinge. Durante la presentación del proyecto de ‘‘Scan Pyramids’’, se insistió en que son técnicas ya utilizadas anteriormente, como en volcanes activos y en la central nuclear de Fukushima, en Japón.
Los muones revelan por primera vez la estructura interna de la pirámide (Imágenes: Ministry of Antiquities). Egiptología 2.0 | 101
‘‘La mejor campaña’’ arqueológica de la UJA en Asuán deja importantes hallazgos La octava campaña de excavaciones arqueológicas de la Universidad de Jaén (UJA) en la necrópolis de Qubbet el Hawa en Asuán ha sido ‘‘la mejor’’, tanto por los resultados como por ‘‘el grado de madurez científica’’ del equipo que viene trabajando en este enclave, a unos 1.000 kilómetros al sur de El Cairo, para profundizar en el conocimiento sobre las dinastías de gobernadores provinciales de Elafantina de hace unos 4.000 años. El director de este proyecto y doctor en Historia Antigua de la UJA, Alejan-
Trabajos en el yacimiento (Imagen: UJA).
dro Jiménez, explicó que tras la finalización de los trabajos de campo a mediados de marzo ya se han ‘‘analizado todos los datos’’ y se encuentran a la espera del visto bueno de las autoridades egipcias para poder difundir sus descubrimientos. ‘‘Desde mi punto de vista ha sido la mejor campaña, y ya son ocho. Por los resultados, pero también por el grado de madurez científica que ya tiene el equipo’’, comentó sobre un grupo formado en esta ocasión por 24 personas, de las que unos dos tercios ya habían participado con anterioridad, de manera que es ‘‘un grupo de investigación estable’’. En este sentido, aludió a las limitaciones que, ‘‘muchas veces y por mucha voluntad que se ponga’’, puede suponer ‘‘trabajar en un país extranjero con unos medios bastante limitados, en unas condiciones que no son las mejores’’. Sin embargo, ‘‘con el paso de los años, la gente ya conoce o prevé en qué condiciones va a estar y se prepara, de tal forma que este año sí que se han visto avances bastante importantes’’. Los especialistas se han centrado en áreas que ya habían estudiado en campañas anteriores. Así, se ha continuado la excavación en las tumbas de los ancestros de los gobernadores de Elefantina de la XII dinastía (1900 a. C.), de la que se halló a la matriarca en 2015; en los pozos funerarios de la tumba de Sarenput I (1.900 a. C.) o las dos tumbas encontradas también en año pasado con abundante material cerámico en su entorno.
‘‘Los resultados han salido, como casi siempre en arqueología, donde menos te los esperas. En una zona que en principio parecía poco prometedora hemos tenido suerte’’, destacó Jiménez, quien, sin poder ofrecer apenas detalles hasta contar con la autorización egipcia, se limitó a apuntar que ‘‘es muy bonito porque se trata de una persona que nos estaba saliendo (por otras referencias y restos) y por fin la hemos encontrado’’. La campaña, no obstante, ha tenido una sensación agridulce, dado que los expertos españoles no han podido trabajar finalmente sobre la zona nueva y ‘‘muy prometedora’’ nunca antes excavada y que constituía la principal novedad de 2016. Se debió a un ‘‘problema burocrático’’ ante la creación en El Cairo de un nuevo plano para la distribución de las áreas de excavación, de modo que se ha abierto un litigio entre el grupo liderado por la UJA y uno británico.
Trabajos en el yacimiento (Imagen: UJA). 102 | Egiptología 2.0
A pesar de ello, Jiménez reiteró su satisfacción por los frutos de esta octava campaña, al tiempo que subrayó
la importancia de ‘‘la transferencia del conocimiento’’ que se genera con esta labor científica y de campo. ‘‘Una de las formas de transferir es ofrecer la noticia, que resume la investigación en varias pinceladas, pero también creemos muy importante la exhibición del material hallado’’, comentó. Aludió, al respecto, a la muestra de réplicas de las piezas que son escaneadas e impresas en 3D que se ha hecho los dos últimos años Jaén, pero también a la exposición que la Universidad de Jaén está organizando de cara a finales de 2017 en el Museo de Asuán, el segundo en importancia de Egipto. Para ello, se siguen dando pasos: ‘‘Se necesitan dos permisos y ya tenemos el primero y más importante’’, concluyó. Digitalizarán la mayor tumba del Valle de los Reyes La tumba del faraón Seti I, la más grande descubierta en el Valle de los Reyes, ha comenzado a ser digitalizada por la empresa española Factum Arte, la misma que escaneó la cripta de Tutankhamón. El encargado del proyecto de Factum Arte, Carlos Bayod, explicó que ya han comenzado los trabajos para realizar un escaneado de alta resolución de la tumba, en tres dimensiones y en color, que se desarrollará a lo largo de los próximos meses. El objetivo es elaborar con los datos recogidos un facsímil del sepulcro de quien fuera hijo de Ramses I y padre de Ramses II, descubierto en 1817 por el italiano Giovanni Battista Belzoni, singular personaje de la incipiente egiptología del siglo XIX.
De más de 3.000 años de antigüedad, la tumba aún conserva su rica decoración, oculta a los ojos del público para evitar que sufra daños. Ya tras su descubrimiento, algunos paneles fueron sacados de la tumba y hoy se pueden ver en los museos del Louvre, Berlín y Florencia. Está previsto que la réplica de la tumba de Seti I se coloque junto a la que elaboró Factum Arte de la de Tutankhamón. Inaugurada hace dos años, se encuentra a la entrada del Valle de los Reyes, en Luxor, en el mismo recinto de la casa donde vivió el egiptólogo británico Howard Carter. Esta es la segunda fase del proyecto que comenzó con la tumba de Tutankhamón, señaló Bayod, quien explicó que será desarrollada por el equipo de Factum en colaboración con la Universidad de Basilea (Suiza) y el Ministerio de Antigüedades de Egipto. En estos momentos, trabajan en el proyecto Bayod y una arquitecta egipcia, que recibió formación en Factum en Madrid, y en las próximas semanas se sumarán otros técnicos y expertos, extranjeros y locales. ‘‘Vamos a escanear la tumba y al mismo tiempo ofrecer formación, sobre todo a los jóvenes, para que en el futuro sean ellos los que trabajen en la documentación y preservación de los monumentos (egipcios)’’, destacó Bayod. La fundación Factum establecerá un centro de digitalización y formación en la conocida como Casa Stopplaere del arquitecto Hassan Fathy, que se en-
Escena del ‘‘Libro de las puertas’’ en el Interior de la Tumba de Seti I (Imagen: Wikimedia Commons). Egiptología 2.0 | 103
cuentra en el mismo recinto que alberga la residencia de Carter y la tumba de Tutankhamón y que hospedará la réplica del mausoleo de Seti. Esta casa será restaurada en los próximos seis meses en el marco del proyecto y posteriormente se abrirá a aquellos que deseen aprender el empleo de las nuevas tecnologías en la preservación del patrimonio histórico y cultural. Descubierto en Israel un sello - escarabeo de la XIII dinastía En Tel Dor, sobre la costa del Carmelo de Israel, al sur de Haifa, ha sido descubierto un singular sello escarabeo datado en los siglos XVII - XVIII a. C. y perteneciente a la dinastía XIII del antiguo Egipto. El ornitólogo Alexander Ternopolsky ha sido quien ha descubierto esta valiosa pieza. Tan pronto como realizó el hallazgo, lo llevó al equipo arqueológico que se encuentra trabajando en el yacimiento de Tel Dor. El profesor Ayelet Gilboa del Departamento de Arqueología de la Universidad de Haifa, quien dirige las excavaciones de Tel Dor junto con el profesor Ilan Sharon de la Universidad Hebrea de Jerusalén, cree que el escarabeo debió pertenecer a algún personaje de alto rango del reino de Egipto, quizás un visir responsable de la tesorería real. Las excavaciones dieron comienzo en este yacimiento a mediados del siglo XX. Desde el año 2002, los trabajos han estado bajo la dirección de los profesores Gilboa y Sharon. Los arqueólogos han encontrado en el lugar un asentamiento datado en el período cananeo (Bronce tardío, II milenio a. C.), un asentamiento fenicio y dos centros de la Edad del Hierro, uno asirio y el otro israelita. También han descubierto interesantes mosaicos del período helenístico y restos de la época romana, entre ellos las ruinas de un templo de Poseidón (Neptuno). No obstante, el escarabeo es el primer hallazgo del antiguo Egipto realizado en este yacimiento.
Sello - escarabeo descubierto en Tel Dor, Israel (Imágenes: Tel Dor Excavations).
Los escarabeos eran objetos muy populares en el antiguo Egipto. Pero lo que hace realmente especial al descubierto recientemente en Israel es su tamaño y calidad. Se ha encontrado esta antigua pieza en un
excelente estado de conservación. Tras los estudios iniciales, los investigadores han confirmado que este escarabajo de piedra lleva grabado sobre su superficie el nombre de su propietario, que aún no ha sido descifrado. Los títulos referidos a la posición social del dueño del amuleto incluyen frases como ‘‘supervisor del tesoro’’, ‘‘portador del sello’’, etc. Aparte de estas descripciones, los arqueólogos han logrado reconocer en el escarabeo el símbolo del ‘‘ankh’’, que simboliza la vida eterna y aludía a la resurrección y a la estabilidad. La ciudad de Tel Dor, situada junto a la costa de Israel y al pie del monte Carmelo, fue un puerto muy importante durante miles de años. Se cree que en este lugar pueden encontrarse las pruebas necesarias para explicar las difíciles relaciones entre egipcios e israelitas a lo largo de la historia. De hecho, el nombre de Tel Dor aparece en inscripciones egipcias datadas en el Imperio Nuevo, aunque el escarabeo recientemente descubierto es del Imperio Medio, por lo que constituye un hallazgo realmente singular. Los investigadores están intentando hallar la explicación de cómo llegó a Tel Dor el escarabeo de un visir. Uno 104 | Egiptología 2.0
de los posibles escenarios que se barajan es que lo llevara hasta allí un representante del visir, que se habría dirigido a la ciudad para comerciar. Otra explicación podría ser que lo trajeran durante la época romana, cuando estos antiguos amuletos constituían objetos muy preciados. El escarabeo se encuentra expuesto en la actualidad en el Museo Mizgaga de Kibbutz Nahsholim. Las excavaciones del yacimiento de Tel Dor se reanudarán en julio del presente año 2016. Los escarabeos se hicieron muy populares durante el Primer Período Intermedio (2.181 a. C. - 2.055 a. C.), y continuaron siendo parte importante del simbolismo religioso hasta la caída de la civilización del antiguo Egipto. Están vinculados al culto del dios Khepri. Los objetos egipcios descubiertos recientemente en Israel constituyen un rompecabezas para los investigadores, que aún están intentando colocar las piezas en el orden correcto a fin de obtener una imagen de la historia de estas dos antiguas naciones. Una momia con tatuajes de flores y animales desconcierta a los arqueólogos Flores de loto en las caderas, vacas en el brazo, babuinos en el cuello... Estos son algunos de los tatuajes hallados en el cuerpo de una momia egipcia. Sus descubridores creen que probablemente eran símbolos sagrados, que pudieron servir para enfatizar poderes religiosos de la mujer que decoró su cuerpo con estas imágenes hace más de 3.000 años. Estos tatuajes, cuyo hallazgo se acaba de anunciarse en una conferencia de arqueología celebrada en California, son los primeros en una momia de Egipto dinástico que muestran objetos reales. Sólo unas pocas antiguas momias egipcias exhiben tatuajes, y no son más que patrones de puntos o guiones. Especialmente destacado entre los nuevos tatuajes son los llamados ojos wadjet: posibles símbolos de protección contra el mal que adornan el cuello, los hombros y la espalda. ‘‘Desde cualquier ángulo que se mire a esta mujer, un par de ojos divinos te devuelven la mirada’’, dice Anne Austin, arqueóloga de la Universidad de Stanford en California, que presentó los resultados en una reunión de la Asociación Americana de Antropólogos Físicos. Austin se dio cuenta de los tatuajes mientras examinaba las momias para el Instituto Francés de Arqueología Oriental, que lleva a cabo investigaciones en Deir el-Medina, un pueblo que fue una vez hogar de los antiguos artesanos que trabajaron en las tumbas en el cercano Valle de los Reyes. Analizando un torso sin cabeza ni brazos que data del 1.300 - 1.070 a. C., Austin
Momia tatuada de Deir el-Medina (Imágenes: The South Tyrol Museum of Archeology). Egiptología 2.0 | 105
notó marcas en el cuello. Al principio, pensó que habían sido pintadas, pero pronto se dio cuenta de que eran tatuajes. Austin conocía la existencia de tatuajes descubiertos en otras momias utilizando imagen infrarroja, que analiza más profundamente en la piel que las imágenes de luz visible. Con la ayuda de la iluminación de infrarrojos y un sensor de infrarrojos, Austin determinó que la momia de Deir el-Medina cuenta con más de 30 tatuajes, incluyendo algunos oscurecidos por las resinas usadas en la momificación que eran invisibles para el ojo. Los tatuajes identificados hasta el momento llevan un poderoso significado religioso. Muchos, como las vacas, se asocian con la diosa Hathor, una de las deidades más prominentes en el antiguo Egipto. Los símbolos en la garganta y los brazos pueden haber sido la intención de dar a la mujer un impulso de poder mágico mientras cantaba o tocaba música durante los rituales de Hathor. Los tatuajes también puede ser una expresión pública de la virtud religiosa de la mujer, dice Emily Teeter, un egiptólogo de la Universidad de Chicago en Illinois. ‘‘Hasta ahora no conocíamos este tipo de expresiones’’, dice Teeter, agregando que ella y otros egiptólogos quedaron ‘‘estupefactos’’ cuando se enteraron del hallazgo. España abandona a sus egiptólogos La basura se amontona junto a una verja carcomida por el óxido. La yedra y los árboles crecen a su albedrío en un jardín sepultado por la arena y la desidia. Unos puntales socorren un porche que amenaza ruina. Esta sórdida imagen, fruto de un concienzudo abandono, es la que luce la sede del Instituto Arqueológico Español de El Cairo, una institución fantasma fundada con grandes alharacas en 1993 y que acaba de ser desmantelada con total mutismo por las autoridades españolas tras permanecer en el limbo durante 23 largos años.
‘‘Produce una tristeza enorme. Pusimos mucha ilusión e interés en el proyecto. El inmueble estaba completamente amueblado y teníamos una pequeña biblioteca. Se podía dormir y vivir. Estaba todo hecho. Faltaba la voluntad política de ponerlo en marcha’’, cuenta la egiptóloga María del Carmen Pérez Die, directora de la misión española en Heracleópolis Magna, en el Medio Egipto, y responsable oficiosa del Instituto en sus primeros años de existencia. Ubicado en una zona noble del céntrico barrio cairota de Dokki (en una calle jalonada de embajadas y residencias de diplomáticos), el inmueble se halla en un estado deplorable. ‘‘Ha permanecido sin uso, presupuesto, actividad y personal y únicamente ha sido utilizado de manera ocasional por algún equipo español de arqueólogos y temporalmente por el Instituto Cervantes de El Cairo, cuando se hicieron obras en su sede’’, confirma a este diario Alfonso Muñoz Cosme, subdirector general del Instituto del Patrimonio Cultural de España al que estaba inscrita la institución. La descuidada vivienda fue adquirida por el Estado español en 1991 tras desembolsar la nada despreciable suma de 3,6 millones de libras egipcias (unos 366.000 euros en la actualidad). El 9 de febrero de 1993 el entonces ministro de Cultura, el socialista Jordi Solé Tura, inauguró el centro destinado a impulsar el estudio de la egiptología y servir de apoyo a las misiones arqueológicas patrias en la tierra de los faraones siguiendo la estela de otros países europeos como Francia o Alemania, con institutos potentes y bien establecidos. En su gesta-
Instituto Español de Arqueología en el edificio abandonado que compró el Gobierno en El Cairo (Imágenes: Francisco Carrión). 106 | Egiptología 2.0
ción, no se escatimaron detalles. Sus 450 metros cuadrados se amueblaron sin grandes dificultades. ‘‘Tenía cuatro dormitorios; un despacho para el director y el secretario; una cocina totalmente equipada; el recibidor y una biblioteca que la hicimos a imagen de la del Museo Arqueológico Nacional’’, detalla Pérez Die, quien empleó la casa en los primeros años como alojamiento de su expedición y para estancias de estudio.
‘‘Se amuebló a la manera española, con muebles comprados en la calle Serrano de Madrid. Cuando llegó el Gobierno del PP, la casa se cerró a cal y canto y ahí acabaron las aspiraciones españolas del Instituto Arqueológico. Se argumentó como razón el mal uso de la vivienda pero, incluso si hubiera sido cierto, se podría haber solucionado cambiando al responsable’’ replica José Manuel Galán, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y director del proyecto Djehuty. En realidad, el Instituto jamás tuvo entidad jurídica ni conoció presupuesto alguno. Ni siquiera tuvo una dirección oficial que pudiera desarrollar un programa científico del que siempre careció. Las desavenencias entre los ministerios de Cultura y Asuntos Exteriores, aún hoy latentes, abortaron cualquier oportunidad y convirtieron al Instituto en una entelequia. ‘‘Nunca tuvo existencia jurídica ni apareció recogido en los Presupuestos Generales del Estado. Era una idea muy interesante y bella que por las razones que fuera, la coordinación entre ministerios o los cambios en el Gobierno, no se llegó a consumar’’, arguye Muñoz Cosme, quien tilda el proyecto de ‘‘modelo de implantación ya superado’’.
‘‘La idea inicial (explica) es que el ministerio de Cultura comprara los inmuebles, Exteriores se encargara del personal y para el contenido científico se pensó en que sería el CSIC el que enviaría a los especialistas’’.Según Pérez Die, ella terminó desentendiéndose del inmueble en 2003. ‘‘Comenzó a languidecer y llegó un día en el que me dijeron que no podía responsabilizarme del edificio. Dejé mi copia de las llaves en la embajada española en El Cairo y no supe nada más. Ellos te pueden contar más de lo que pasó’’, agrega la académica. Excavan los restos de la antigua Heliópolis al noreste de El Cairo La antigua Heliópolis, en la que vivieron los sacerdotes ‘‘más eruditos y letrados de Egipto’’ según Heródoto, va saliendo de su letargo y va desvelando sus secretos más ocultos. El equipo arqueológico germano - egipcio que excava en el barrio de Matariya, situado al noreste de El Cairo, ha descubierto nuevos vestigios de la antigua Heliópolis, según informó el pasado mes de mayo el Ministerio de Antigüedades de Egipto. Las piezas recientemente excavadas, además de otras descubiertas el año pasado, ofrecen nuevas evidencias de un templo construido por Nectanebo I, el primer faraón de la XXX dinastía, uno de los últimos faraones de Egipto, quien reinó en el siglo IV a. C. Relieve en piedra caliza que representa a un faraón representado como una esfinge (Imagen: Ministry of Antiquities).
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El equipo arqueológico ha descubierto fragmentos de dicho santuario: relieves de piedra caliza, pilares de arenisca y bloques de basalto negro como el hallado el año pasado, en el que aparece representado el dios Hapi arrodillado y sosteniendo ofrendas. ‘‘Un grupo de bloques de basalto muestra la procesión geográfica del sexto nomo del Alto Egipto’’, explica el comunicado del Ministerio de Antigüedades. También se han encontrado otras piezas como los bloques con los que hacía prácticas un escultor, una figurilla de bronce que representa a Bastet, la diosa - gata y, en una zona al sureste del templo, un taller del siglo IV a. C. y un estrato superior de la dinastía ptolemaica. Por otro lado, se ha hallado un nuevo sitio, con los restos de un templo de Ramsés II, entre la zona del templo de Nectanebo I y otro templo ya conocido de Ramsés II en Suq al Khamis. Fragmento de un pilar que lleva inscrito el nombre deNectanebo I (Imagen: Ministry of Antiquities).
Ahí han aparecido fragmentos de estatuas colosales y grandes bloques con relieves. Bloque de basalto de un templo construido por Nectanebo I, el primer faraón de la dinastía XXX, del período tardío de Egipto (Imágenes: Ministry of Antiquities).
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Hallan una momia de un feto de 18 semanas, la más joven encontrada hasta ahora El descubrimiento de los restos momificados de un feto de apenas 18 semanas de gestación, la ha convertido ya en la momia más joven jamás encontrada. El hallazgo se produjo en el Museo Fitzwilliam de Cambridge, en el interior de un pequeño sarcófago de madera que había sido donado al museo en 1907. Ya en la tumba de Tutankhamón aparecieron dos fetos momificados, pero ambos tienen entre 25 y 37 semanas de gestación. Según los expertos, la meticulosidad en la preparación de sus tumbas demuestra la importancia que los antiguos egipcios daban a los niños aun antes de nacer. En este caso el sarcófago donde se halló el feto momificado tiene unos 44 centímetros de longitud, está realizado en madera de cedro, y fue encontrado en las excavaciones de Guiza en 1907 por la Escuela Británica de Arqueología. Su cronología estaría entre el 664 y el 525 a. C. Aunque se encuentra muy deteriorado, todavía puede apreciarse parte de la decoración en relieve. El hecho de que desde 1907, fecha en la que el sarcófago llego al museo, nadie se hubiera preocupado por saber lo que contenía, es que los investigadores dieron por supuesto que se trataba, como suele ser habitual, de los restos de órganos internos que son removidos durante el embalsamado de los cuerpos.
TAC donde se aprecian los brazos cruzados sobre el pecho y sarcófago (Imágenes: Fitzwilliam Museum).
Los exámenes con rayos X tampoco arrojaron resultados concluyentes, de modo que se decidió realizar una microtomografía que se llevó a cabo en el departamento de zoología de la Universidad de Cambridge. Así se obtuvieron las primeras imágenes que muestran los restos de un pequeño cuerpo humano en el interior del sarcófago. Lo que no pudieron precisar los expertos es el sexo del individuo, que tiene los brazos cruzados sobre el pecho. Todo ello, junto con la rica decoración del sarcófago, parece sugerir la importancia de este enterramiento, que por ahora permanece anónimo. Egiptología 2.0 | 109
Choque de egiptólogos en torno a la tumba de Tutankhamón El auditorio del Museo Nacional de la Civilización Egipcia en El Cairo fue testigo el pasado mes de mayo del choque de dos egiptólogos en torno a una misma hipótesis: la existencia de dos cámaras tras las paredes de la tumba de Tutankhamón, que podrían acoger, según la teoría del británico Nicholas Reeves, el sepulcro de la reina Nefertiti.
Zahi Hawass, en el auditorio del Museo Nacional de la Civilización Egipcia (Imagen: AFP).
La atrevida hipótesis de Reeves, que anunció públicamente hace ya dos años, le ha granjeado tanto miradas escépticas como el
manifiesto rechazo del antiguo ministro de Antigüedades egipcio, el mediático Zahi Hawass, apartado del cargo tras la revolución de 2011 y envuelto en escándalos de corrupción (por los que no ha sido condenado). El egiptólogo del sombrero y el arqueólogo británico se encontraron en el mismo escenario y su rivalidad ha quedado patente desde el momento en el que Hawass evitó estrecharle la mano durante la clausura de una conferencia de tres días que buscaba, precisamente, presentar posturas y debatir hipótesis sobre la tumba de Tutankhamón. Tras una primera presentación del actual ministro, Jaled Al Anani, Reeves defendió nuevamente su teoría, que se fundamenta tanto en la forma de la tumba (un modelo destinado típicamente a mujeres) como en unas grietas bajo las pinturas, sacadas a la luz por el estudio español Factum Arte. ‘‘Estaba buscando evidencias que me dijeran que mi hipótesis inicial era errónea’’, afirmó para añadir que ‘‘pero no he encontrado ninguna evidencia que me sugiera eso. Sólo he encontrado más y más indicadores de que hay algo más en la tumba de Tutankhamón’’. Unas declaraciones calcadas a las que repitió frente a la tumba en Luxor, cuando se efectuaba el segundo examen de radar. Conciliador, Reeves aceptó que son necesarias más pruebas, para aclarar los datos (en conflicto) de los dos últimos. Hasta el momento, la tumba de Tutankhamón ha sido escaneada en tres ocasiones, primero por infrarrojos, posteriormente por un equipo del experto japonés Hirokatsu Watanabe, y más tarde por un equipo del National Geographic. Aunque en los últimos meses el Ministerio (entonces presidido por Mamdouh El Damaty) llegó a afirmar que estaban seguros al 90% de la existencia de dos huecos tras las paredes norte y oeste, tras la llegada de Al Anany se han retractado y señalaron, de nuevo, la necesidad de nuevas pruebas antes de una exploración física. En penúltimo lugar subió al escenario Hawass, quien no dudó en arremeter contra el egiptólogo británico, con quien ya había tenido sus discrepancias en el pasado. ‘‘No hubo ninguna KV64 en el Valle de los Reyes’’, señaló el ex-ministro de Antigüedades, Zahi Hawass, en referencia a una supuesta nueva tumba en el Valle de los Reyes que el británico Reeves había anunciado. ‘‘Los antiguos trabajos de Reeves con el radar probaron ser erróneos’’, insistió Hawass.
‘‘En toda mi carrera, nunca he visto ningún descubrimiento en Egipto basado sólo en escáneres de radar’’, afirmó Hawass frente al auditorio, quien ya defendió en el pasado lo prematuro de fiarse de los radares. En comparecencias anteriores, el ex-ministro de Antigüedades despreció los resultados obtenidos por el radar del científico japonés Watanabe, pues éste ‘‘trabaja con Reeves, por lo que dirá lo que Reeves quiera decir’’, acusó. Durante su ponencia, Hawass solicitó públicamente el bruto de los datos de radar de Watanabe, al tiempo que pedía una nueva prueba, esta vez llevada a cabo por un equipo de expertos internacional y algunos observadores, entre los que debería estar (dejó caer) él mismo.
‘‘La teoría de Reeves no tiene fundamento científico’’, insistió delante de un Reeves que mantenía el semblan110 | Egiptología 2.0
te. La disputa viene de lejos: El egiptólogo británico se vio envuelto en una acusación (que finalmente quedó en nada) de tráfico y venta de objetos arqueológicos, por lo que le fue prohibida su entrada en el país. Desde el exilio publicó su teoría sobre Nefertiti, por lo que se convirtió en blanco de nuevas críticas de Hawass, que opinó que Reeves se había saltado los cauces científicos, una acusación negada por el egiptólogo británico. Tras la encendida réplica de Hawass, quien insistió en que Nefertiti no puede haber sido enterrada en el Valle de los Reyes (una opinión que comparte El Damaty, quien sospecha en cambio de Tiya, madre de Tutankhamón), Al Anany volvió al estrado para concluir que el mundo tendrá que esperar antes de conocer el desenlace de la historia. ‘‘Hasta que no estemos 100% seguros de que hay una cámara, no agujerearemos para verlo directamente’’. Arqueólogos españoles hallan la momia de una gran dama del Antiguo Egipto Un equipo de egiptólogos españoles ha rescatado la momia de una gran dama de finales de la dinastía XII enterrada al final de un pozo de la colina de Qubbet el Hawa, en la ciudad de Asuán. Su hallazgo arroja nueva luz sobre la estirpe de los gobernadores de Elefantina. La difunta, Sattjeni, alumbró a dos de los gobernantes de la región durante el reinado de Amenemhat III, alrededor de 1800 - 1775 a. C.: Heqaib III y su hermano y sucesor, Ameny-Seneb
Nicholas Reeves durante una de sus intervenciones (Imagen: Ministry of Antiquities).
(1810 - 1790 a. C.). El descubrimiento, anunciado el pasado mes de mayo a través de un comunicado por el Ministerio de Antigüedades egipcio, lleva la firma de la misión de la Universidad de Jaén que trabaja en la necrópolis desde 2008. La cámara funeraria de Sattjeni fue localizada durante la última campaña, que concluyó a mediados del pasado marzo. Estaba ubicada junto a un interesante basurero de cerámicas coptas al final del pozo QH34aa. El material funerario (en un excelente estado de conservación), según los investigadores, aumentará los conocimientos acerca de la familia gobernante de Elefantina a finales de la Dinastía XII. La madre de los dos gobernadores se hallaba envuelta en lino y sobre su rostro aún permanecían algunos restos de su máscara funeraria. Según las autoridades egipcias, el ataúd interior (originalmente fue enterrada en dos sarcófagos de madera de cedro libanesa) se encuentra en muy buen estado de conservación.
Fragmento de la mascara funeraria de Satjjeni (Imagen: Ministry of Antiquities).
Sattjeni fue una figura clave en el universo de Elefantina. Hija de Sarenput II, que ejerció como gobernador durante los reinados de Sesostris II y III, se convirtió en la única poseedora de los derechos dinásticos en Elefantina tras la muerte de todos los miembros varones de su familia. El de Sattjeni no ha sido el único hallazgo de la QH34aa. A lo largo de la pasada temporada, los miembros de la expeEgiptología 2.0 | 111
dición (liderada por Alejandro Jiménez) han desenterrado también otro ataúd de madera de cedro que correspondería a Deduamón, posible esposo de Sattjeni V, la viuda del gobernador de Elefantina, Heqaib II. Ésta era la portadora de los derechos dinásticos de los gobernadores de Elefantina por ser hija de Sarenput II. Deduamón y Sattjeni fueron los padres de Sarenput el Joven, enterrado apenas a una decena de metros de su padre, relata la misión en su diario de campaña. “Desde el comienzo del proyecto, nos hemos centrado en una dinastía de gobernadores locales que tuvieron el control de la zona fronteriza entre Egipto y Nubia entre el 1900 y el 1750 a. C.”, señala Jiménez, profesor de Historia Antigua de la Universidad de Jaén.
“Tenemos la suerte (añade) de que podemos excavar en muchas de las tumbas y estamos sacando una gran información sobre el modo de vida de las élites. También, de poblaciones que vivieron en periodos posteriores y reutilizaron sus tumbas y tenían un nivel social más bajo”. Su trabajo está desvelando la geografía exacta de Qubbet el Hawa, una árida colina a orillas del Nilo con sus entrañadas agujerada por las sepulturas.
Uno de la ataúdes de madera donde se ha hallado la momia (Imagen: Ministry of Antiquities).
“Los gobernadores de Elefantina vivieron en una época de esplendor egipcio. Durante ese período, Egipto conquista la baja Nubia y Asuán se convierte en el punto clave de la retaguardia. Era muy importante que los gobernadores de Elefantina fueran lo más cercanos a la monarquía porque si el rey iba de
campaña militar, ellos tenían la llave para permitir que el ejército volviese. Jugaron un papel central no solo en la administración de un país sino dentro de las relaciones con la baja Nubia”. Analizan con radiología cuatro momias del Museo Arqueológico Nacional Cuatro momias del Museo Arqueológico Nacional (tres egipcias y una guanche) fueron trasladadas al hospital Quirón el pasado 5 de Junio. El enorme despliegue técnico y el máximo cuidado de los especialistas que las acompañaron en todo momento presagiaba una aventura científica. Gracias a la última tecnología médica disponible, aprenderemos nuevas cosas de las vidas de aquellas personas y también de los ritos funerarios a los que fueron sometidas. Es lo mismo que han hecho en el British Museum con gran éxito y enorme impacto en el conocimiento
Carmen Pérez Die retira los cartonajes a la momia de Nespamedu (Imagen: Raúl Tejedor).
de sus momias. A las doce en punto de la noche, las cuatro momias iban a someterse al TAC en el Hospital Universitario Quirón Salud Madrid (HUQSM), el único que cuenta con la última tecnología de escáneres en España. El escáner empleado, de baja radiación y altísima resolución, permite que los rayos X penetren en un solo haz y extraigan una ingente cantidad de información y de contrastes que luego los especialistas procesan en imágenes tridimensionales. El equipo permite escanear y generar su representación volumétrica y tridimensional a partir de la adquisición de más de 2.000 imágenes transversales. 112 | Egiptología 2.0
En el HUQSM esperaban los doctores, Vicente Martínez de Vega, jefe del servicio de Diagnóstico por la Imagen del centro; Javier Carrascoso, jefe de la sección músculo-esquelética de dicho servicio y la doctora Silvia Badillo Rodríguez-Portugal, de quien partió la idea de ofrecerle el nuevo escáner al MAN para estudiar sus momias. Mientras los operarios empujaban las vitrinas cubiertas con un velo negro donde las momias venían embaladas con ambiente y presión controlados, la egiptóloga Carmen Pérez Die y el resto del equipo del museo (encabezado por su director, Andrés Carretero, y la jefa de restauración Teresa Gómez Espinosa y la restauradora Esther Pons) contenían la emoción.
‘‘Llevo toda la vida con estas momias, son piezas muy importantes (comentaba Pérez Die) y estoy deseando abrir este nuevo campo de estudio gracias al TAC, en la que aprenderemos muchas cosas nuevas a las que hasta ahora no podíamos acceder’’. Las imágenes que ha manejado hasta ahora el equipo del MAN proceden de unas radiografías hechas en 1976 y un pequeño estudio repetido en 2011. La primera momia que entra en el escáner es la de Nespamedu, el sacertdote de Imhotep que apareció en Saqqara (Menfis) y que vivió en la época ptolemaica (332 a. C. – 30 a. C.). ‘‘Es una momia muy importante, porque vino con sus cartones, llenos de inscripciones, lo cual nos ha permitido conocerle. Además, hay que tener en cuenta que era un sanador, trabajaba en el Asclepion y era sacerdote de la deidad curadora para los egipcios’’, reporta la egiptóloga con emoción, mientras las cuatro momias quedan en espera de su turno y se abre la primera vitrina. Infografía de una tomografía computerizada (Imagen: El Mundo).
Dentro de la sala del escaner, Nespamedu permanece envuelto en un
papel tisú especial que le protege. Sobre una sábana estéril de quirófano, queda tumbado en la mesa. El escáner, en pocos minutos, lanza sus haces a toda velocidad, sin casi ruido, mientras el cuerpo de Nespamedu se desliza por el interior del escáner. De inmediato, en los ordenadores de la clínica, los datos se transforman en imágenes del interior de la momia. Cambiar los contrastes para ver más o menos tejidos blandos, navegar a lo largo del cuerpo del sacerdote para buscar detalles. Los médicos acostumbrados a los arcanos del cuerpo humano muestran un vivo interés clínico y comentan el buen estado de la dentadura y otros detalles, aunque han podido ver un par de pequeños abscesos en la boca. Aun así, reconocen en ciertos momentos, con amplias sonrisas, la excitación ante este paciente al que no podrán curar por más que quieran. El equipo del museo muestra un grado más alto de emociones. Se están asomando a detalles de los objetos que custodian que antes no habían podido imaginar, porque estaban fuera de su alcance. Para empezar los dientes, cuyos detalles no salían en las radiografías anteriores. Muestra, según nos cuenta Pérez Die, que la dieta de este hombre favoreció su buena dentadura: ‘‘Aunque las caries no abundaban mucho en Egipto, se ve que Nespamedu se alimentaba muy bien y no presenta abrasiones en sus dientes’’. El acceso que les permite la tecnología les invita a encontrar la frialdad científica necesaria para contrarrestar el entusiasmo ante algunos detalles que no esperaban hallar y que, desde luego, quieren desentrañar con un estudio meticuloso. Ambos equipos, clínico y arqueológico, van a trabajar de la mano para desentrañar cada detalle. Desharán virtualmente el envoltorio de los secretos, para dar luz y ciencia a los motivos de aquellas muertes y las condiciones de aquellas vidas. Egiptología 2.0 | 113
Reconstrucción tridimensional de la momia de Nespamedu, sacerdote de Imhotep el Grande, procedente de la necrópolis de Saqqara (Imagen: MAN).
Viejas vidas, muy viejas, sometidas a nuevas miradas, que no lo son tanto. Ante las cuencas abismadas de Nespamedu solo queda el conocimiento. En los viejos tiempos los egiptólogos investigaban las momias descubriendo los vendajes y realizando disecciones que las destruían. Toda excavación no deja de ser la destrucción controlada de un yacimiento en pos del saber. Pero ya no hay disecciones, este proyecto de investigación permitirá, sin embargo, interesantes disertaciones. Bien entrada ya la madrugada, reunidos frente a la pantalla del ordenador, un grupo interdisciplinar se asombra ante esta manera de mirar dos mil años de historia resumidos en la humildad de un cuerpo humano intacto, que seguirá intacto, pero que guarda sentidos que escapan a las vendas a través de la tomografía computarizada. Laimportancia que damos a nuestros muertos nos hizo humanos, tal y como somos, cultural, espiritualmente. Ahora, añadimos la medicina sobre esa mirada de ultratumba. Gracias a sus técnicas seguimos interrogando, cuando todo es (clínicamente) inútil. Hay cansancio y la madrugada avanza. Los doctores comentan cómo centrar el estudio en diversas partes: la dentadura superior, la inferior, la cabeza... 114 | Egiptología 2.0
y extraen detalles asombrosos. Pero también disponen, en una sola pasada, de los cortes que quieran analizar. Una primera observación ha mostrado detalles inéditos de su fisonomía, que necesitarán a partir de ahora un análisis minucioso para determinar posibles causas de la muerte, enfermedades, hábitos de vida, etc. La máquina pensada para ahorrar tiempo y radiación a los pacientes vivos, se puso anoche durante unos minutos, a trabajar en los abismos del tiempo. Un cuerpo de 2.300 años, como el de Nespamedu, desvelará sus secretos. Además de Nespamedu, otra de las momias egipcias analizadas ayer pertenece al periodo ptolemaico y se corresponde con una mujer adulta. La tercera momia egipcia es más antigua: se ha identificado hasta ahora como una mujer joven, que vivió durante el Tercer Periodo Intermedio (845 a. C. - 664 a. C.). Tres de estas cuatro momias podrán verse de nuevo en su espacio expositivo habitual, en las salas 18 y 35 del Museo Arqueológico Nacional. La otra, volverá a los almacenes. No era la eternidad que soñaron sus embalsamadores. Pero seguimos buscando algunos de sus secretos.
Viaje a las entrañas de una tumba del Antiguo Egipto Fue el alto funcionario encargado del cuerno, la pezuña, la balanza y la pluma. Guardián de toda ave que nadara, volara o anduviera. Supervisor de lo que era y no era. El visir Ipi, ‘‘amigo único’’ del rey al que sirvió, acumuló tantos títulos antes de fallecer hace cuatro milenios como negligente fue la Historia con su memoria. Su recuerdo quedó extraviado en la árida ladera del valle que guarda el elegante templo de Hatshepsut, la monarca que fue faraón. La tumba de Ipi, encaramada en la colina rojiza de Deir el-Bahari que se extiende más allá de los campos verdes en la orilla occidental de la actual Luxor, es el último legado de su nobleza.
‘‘En Tebas se sabe muy poco de Ipi a pesar de sus títulos llenos de epítetos que pueden resultar rocambolescos y grandilocuentes’’, relata el egiptólogo sevillano Antonio Morales, profesor de la Universidad Libre de Berlín y director del Middle Kingdom Theban Project que desempolva la memoria del visir. Son las nueve de la mañana y una cuadrilla de obreros, a las órdenes del rais Ali Faruk, excava el amplio patio que comienza frente al acceso a la sepultura y se desliza montaña abajo. Una hilera de puertas salpica el paisaje cercano. ‘‘Todas estas tumbas datan del Reino Medio (alrededor del 2055-1650 a. C.). Suelen tener un patio inmenso de 100 metros que en la parte inferior cerraba con una capilla de adobe’’, explica Morales mientras deambula por el talud. ‘‘Los sacerdotes eran muy listos y evitaron subir todos los días a la cámara funeraria para realizar los rituales de culto al difunto construyendo una capilla a los pies de la colina’’, bromea. Los enterramientos, horadados en la roca, fueron excavados por el estadounidense Her-
Aspecto de la cámara funeraria de Ipi (Imagen: Francisco Carrión).
bert Winlock en los años 20 del siglo pasado al abrigo de una expedición sufragada por el Metropolitan Museum of Art de Nueva York. El objetivo de su tarea fue, más bien, desvalijar las entrañas de las oquedades con la voracidad de un vulgar cazatesoros. ‘‘Los museos querían objetos para sus colecciones y Winlock dedicaba tan solo un mes a cada una de las tumbas. Hasta que en 1923 se descubre el inicio de la rampa del templo de Hatshepsut y el Metropolitan le ordena que baje y comience a limpiar la explanada. Lo que halla allí es un queso gruyere, un caos de sarcófagos, ataúdes y rampas al que se entrega durante años. Las tumbas quedan sin publicar o se divulga información muy pobre e inexacta’’, replica el egiptólogo, doctorado en la universidad estadounidense de Pennsylvania. Nueve décadas después, el propósito del equipo que lidera es precisamente elaborar el inventario que dejó pendiente Winlock. Un documento que arroje luz sobre la arquitectura del Reino Medio. ‘‘Todo el mundo habla de estas tumbas para explicar la arquitectura posterior pero nadie hizo jamás un estudio científico sobre ellas’’, puntualiza el mudir. La segunda campaña, que concluyó el pasado abril, ha comenzado a rescribir la historia de la tumba TT315. ‘‘Hemos descubierto que el complejo de Ipi no consistía en un patio rectangular sin estructuras que se alzaba pendiente arriba hasta el acceso de la tumba, con su muro de recinto. Hemos podido rechazar esta hipótesis al encontrar restos de una plataforma que los egipcios excavaron para hundir ambos lados y dejar una especie de rampa central desde los pies de la colina hasta la puerta de la tumba’’, comenta el egiptólogo. ‘‘Hemos hallado -agrega- indicios de una estructura de adobe y piedra que se construyó a la entrada del complejo, a los pies de la montaña. Probablemente se trate de una capilla de culto al difunto’’. La aventura de exhumar el nombre de Ipi se desarrolla bajo un sol de justicia, en un patio abarrotado de peones. El egiptólogo local Mohamed Osman es el encargado de auscultar su perímetro. ‘‘Estamos limpiando todo el patio para comprobar lo que no se publicó y lo que Winlock desechó, tanto elementos arquitectónicos como objetos de la tumba’’, narra el egipcio, fascinado aún por la técnica que emplearon sus antepasados para abrirse paso a través de la montaña. ‘‘Cuesta imaginar que cortaran tanta superficie de la roca y luego comenzaran a perforarla para lograr el pasillo y el interior’’, explica. De la arena que el tiempo había ido amontonando en el patio ha emergido un primer tesoro: los materiales usados en el embalsamamiento del cadáver de Ipi. ‘‘Durante la momificación hay una serie de objetos que entran en contacto con el difunto y que tienen restos de sangre o bitumen. No se pueden tirar porEgiptología 2.0 | 115
que han sido usados con alguien que va a ser trasladado al más allá, pero tampoco se pueden colocar en la tumba porque es un material impuro que ha servido para extraerle los intestinos o el hígado. Se suelen guardar en otra sala que Winlock localiza y de la que se lleva parte del material. En cambio, lo que no le interesa lo arroja en la puerta de la tumba’’, indica Morales, entusiasmado con un hallazgo que está siendo examinado con celo.
Antonio Morales, en segundo plano, director del Middle Kingdom Theban Project (Imagen: Francisco Carrión).
Se trata de una colección sin igual, con tapones de jarras con sus vendas para sellar líquidos como ungüentos, perfumes y grasas animales; bolsas de tela con natrón (sal empleada para desecar el cadáver o rellenarlo al vaciarle y quitarle los órganos principales durante el embalsamamiento); cientos de metros de todo tipo de vendas; e incluso el sudario principal del difunto, al estilo de la sábana santa de Jesús, con manchas de sangre, un-
güentos, grasas y perfumes usados durante la momificación’’. El contenido almacenado durante milenios en 67 vasijas y descartado por Winlock -que será sometido a análisis químico de las manchas, del ADN o la composición del textil- es tan solo una fracción de los vestigios rescatados del olvido. ‘‘Hemos recuperado unos 1.500 objetos, entre shabtis, trozos de ataúdes de época baja o Reino Medio y fragmentos de momia’’, detalla Morales. De recibir las piezas del puzzle y documentarlas se ocupa Raúl Sánchez, de 27 años, que prepara su tesis en la universidad de Sevilla. ‘‘Trabajar aquí es cumplir un sueño y hacerlo en un ambiente internacional resulta aún más interesante’’, confiesa mientras estudia y cataloga los últimos hallazgos en la carpa plantada en el patio junto a la cadena de obreros que transporta los escombros. A su lado, el egipcio Hazem Sharid dibuja algunas de las piezas recobradas. A la mesa de Sánchez y Sharid llega hasta el más pequeño de los objetos recuperados del naufragio. Como las cerdas de un cepillo faraónico. ‘‘Proceden de la escoba que empleaba el sacerdote para borrar los pasos de la tumba y conseguir que, cuando se cerrara la sala, fuera una cavidad pura donde no quedara rastro humano’’ arguye el director de la expedición. En su laberinto poco permanece de su geografía primitiva. Las paredes y el suelo del pasillo han sido completamente arrasadas. ‘‘Todo estaba forrado en piedra y los muros tenían textos jeroglíficos. Lo destrozaron todo porque posteriormente fue utilizada como cantera’’, reconoce. Quienes la profanaron tampoco respetaron la sala de culto que se halla al final del corredor ni las losas que recubrían la estancia y ocultaban la rampa hacia la cámara funeraria.
‘‘En la sala de culto se colocaría una estatua del difunto recibiendo a los visitantes. El acceso a la cámara quedaría clausurado el último día del funeral’’, expone. Hoy, en cambio, toda la estudiada estructura queda a la vista, como si hubieran despojado al visir de todos sus secretos. Al final del pasillo descendente, descuella el sarcófago, una mole de tres metros tallada a partir de un solo bloque de caliza y depositada en la estancia. ‘‘Sobre el sarcófago -apostilla- se construyó el suelo de la cámara. De hecho, su tapa sería la última lasca de piedra que se colocaría, completando una superficie que evitaría que los saqueadores pudieran acceder a los restos del visir’’. El ataúd de piedra fue la única joya que sobrevivió al expolio, con las preciadas huellas de su decoración interior. ‘‘Estamos recogiendo los fragmentos para reconstruirlo. Algunos se encuentran en muy mal estado. De momento, hemos descubierto que es el único sarcófago conocido que tiene textos también en la base’’, avanza Morales. ‘‘Este ataúd tiene Textos de las Pirámides y de los Sarcófagos’’. En los coloridos jeroglíficos que van surgiendo de su restauración se guarda una de las claves para desentrañar la biografía olvidada de Ipi. ‘‘Se ha hablado de que el visir sirvió a finales del reinado de Mentuhotep II (2055-2004 a. C.), el monarca que reunificó el país y desde Tebas fue creando un Estado sólido. Pero también hay quien dice que actuó al principio de Amenemhat I (1985-1956 a. C.), el primer rey de la dinastía XII. La paleografía nos ayudará a desvelar su época’’. 116 | Egiptología 2.0
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