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Un paracetamol, y ya quedó
Dieta balanceada
Dormir a tus horas
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Hacer ejercicio
Higiene personal
Renunciar a los vicios
Cumplir con el tratamiento
Cumplir con la regulación
La salud es un concepto que aparentemente todos tienen muy claro pero, cuando se cuestiona cuáles son las características de una persona sana o saludable, se va enrareciendo el discurso. Usualmente la salud es comprendida como la negación de la enfermedad. Existe una dicotomía: la salud está en función de la enfermedad y se puede saber si una persona está sana si no cuenta con ningún padecimiento.
Aristóteles tenía una concepción de la salud ligada a su ideal de equilibrio, y consideraba que el bienestar del cuerpo era fundamental para una mente equilibrada; del mismo modo, la estabilidad mental se vería reflejada en un cuerpo sano, y todo esto llevaría a un alma virtuosa. Por otro lado, Hipócrates buscaba integrar lo psíquico con lo corpóreo por medio de la concepción de la patología humoral relacionada con los temperamentos (sangre-sanguíneo, bilis negra-melancólico, bilis amarilla-colérico y flema-flemático) (Rivera, 2003). La idea que existía de salud en la antigua cultura griega era una conjunción del cuerpo con la psique como unidad entera indivisible, en contraste con la dualidad cartesiana que concibe a la mente y el cuerpo separados.
Por otro lado, la OMS define la salud como un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. Esta definición tiene la bondad de ser multifactorial, pero la desventaja de ser ambigua y no llegar a precisar el término para emplearlo con certeza.
Un acercamiento para poder caracterizar la definición de la OMS lo ofrece el estudio de Sara Herrero y Lydia Madariaga en 2018, quienes efectuaron el desarrollo de un modelo para conocer el nivel de salud en Madrid. Sus variables consistían en: funcionamiento físico (determinado por el diagnóstico de los aparatos y sistemas del cuerpo), funcionamiento mental (valorado por pruebas psicométricas), funcionamiento social (determinado por la comunicación con el personal sanitario), el estado de comodidad (develado por el patrón del sueño), los recursos materiales (evaluados por la economía personal y el acceso a la salud), el recurso tiempo (consistente en el tiempo que una persona cuenta para su cuidado), la presencia de signos vitales y la presencia de síntomas o dolencias (Madariaga, Herrero ,2018)
Con la determinación de estas categorías, las autoras afirman que la salud no es el objetivo de la vida sino un recurso para la vida. Por medio de este estudio se podría conocer una perspectiva objetiva de la salud en la población. No obstante, lamentablemente no pudo ser realizado porque no se hallaron las herramientas adecuadas y los recursos para emprender un cuestionario tan complejo.
Por otra parte, la salud puede ser entendida como un espectro en el cual una persona se encuentra más cerca o más alejada de estar sana. No es fijo, se encuentra en constante construcción. También existe una distinción entre estar sano y ser saludable: si una persona lleva una vida sin padecimientos pero enferma repentinamente, se puede decir que de momento no está sana pero es saludable. Así, pues, una persona puede llevar un estilo de vida que lo aleje de estar sano pero de momento no está enfermo, por lo que está sano mas no es saludable.
Estas distinciones son posibles porque se han instituido prácticas para conservar la salud, que fijan un estilo de vida bajo el cual se procura la no enfermedad; prácticas como una dieta balanceada, “come frutas y verduras”, hacer ejercicio para tener un cuerpo esbelto y sano, dormir tus ocho horas para tener un descanso reparador, contar con higiene personal para mostrarse presentable, y alejarse de los vicios: “choose life”.
¿Cómo establecer una dieta balanceada en México? Recordemos que es el segundo país con más pobreza alimentaria en Latinoamérica, y de acuerdo con la FAO, cuenta con 4.7 millones de personas en condición de subalimentación para 2019. No ha mejorado el panorama desde 2012, cuando, según la Encuesta Nacional de Salud, el 70% de los hogares en México se clasificaron en alguna de las tres categorías de inseguridad alimentaria. El 80.8% de los hogares que viven en el estrato rural fueron clasificados en algún nivel de inseguridad alimentaria. (The Hunger
Project, 2015). Realmente no tiene sentido indagar en las características de una dieta cuando la mayoría ni siquiera tiene asegurada su alimentación.
¿Cómo mantener la higiene personal en un país donde el 10% de la población ni siquiera tiene acceso al agua? De acuerdo con la UNAM en 2019, 12.5 millones de personas no tenían acceso al agua y, de las que sí tienen acceso, el 30% no cuenta con el volumen ni la calidad suficiente, imposibilitando el aseo personal y la limpieza (Lopez, 2019).
Ni hablar sobre tener un sueño reparador o hacer ejercicio, siendo México el país en el que más horas se trabajan de la OCDE. Realmente la mayoría de la población no suele tener mucho tiempo libre para formarse este tipo de hábitos.
Que la población no pueda cumplir con las recomendaciones que se emiten para tener una vida sana no necesariamente significa que no tenga salud. Estas imposiciones son regulaciones al cuerpo para alcanzar ciertos estereotipos de estilo de vida y, aunque sean incumplibles, la aspiración permanece y la normatividad de cuerpos continúa.
En tanto que si se cuenta o no con salud, una cuestión relevante es saber si la población tiene acceso a servicios de salud. Conforme al CONEVAL en 2010, el 33.2% de la población en México contaba con carencia por acceso a los servicios de salud (Fajardo, 2013); y para el 2018, según la CNDH, el 15.5% de la población no contaba con cobertura de salud (Rodea, F.,2018). La deficiencia en el sistema de salud es notoria, y la información disponible respecto a su funcionamiento no es clara y es difícil encontrar bases de datos. Sin embargo, seguido se escuchan rumores de gente que muere por negligencia a manos de las instituciones de salud, es por esto que en 2014, el artista Pablo Cobian, a raíz de la muerte de un familiar suyo por negligencia médica, se dio a la tarea de investigar muertes similares y encontró 450 casos en la clínica 46 del seguro social en Guadalajara.
En México no se tiene acceso, ni a las supuestas prácticas para mantener la salud, ni a los servicios de salud. No es una cuestión que esté priorizada, por lo que en realidad no es relevante la salud mientras la población continúe siendo productiva para el sistema y sus cuerpos puedan laborar.
La salud es un concepto ambivalente que tiene que ver con el entendimiento del cuerpo. Por un lado se encuentra la gente que no tiene acceso a los servicios de salud o que simplemente no tiene el tiempo para notar el deterioro de su propio cuerpo, y se ven forzados a ignorar sus dolencias para continuar con el ritmo de vida impuesto. Por otro lado se encuentra la población que sí tienen acceso a servicios de salud y se ven envueltos en la dinámica de la industria sanitaria con todas sus vicisitudes. Es la paradoja de un cuerpo lo suficientemente sano para seguir trabajando pero no lo suficientemente sano para dejar de consumir productos de la industria sanitaria.
Ante esto cabe resaltar la crítica que hace Iván Illich respecto a la medicina institucionalizada, la cual tiene una acción política enmascarada que se instituye como empresa monopólica sobre la metodología y la tecnología de la higiene, donde la dependencia a los profesionales de la salud influye las relaciones sociales (Illich, 1975).
Illich plantea que este monopolio médico representa una amenaza, puesto que los efectos de la medicina inducen dolor, disfunciones e incluso angustia por la práctica de procesos riesgosos a los que llama yatrogenesis o enfermedades yatrogénas, que son aquellos padecimientos derivados de los rituales clínicos que el autor afirma que no son diferentes de los exorcismos (Illich, I.,1975). La negligencia médica llega a tal grado de despersonalización terapéutica que, al practicar procedimientos de alto riesgo, lo que haya podido salir mal es considerado un simple error aleatorio humano, en vez de analizar las implicaciones en la vida de las personas.
A pesar de existir procedimientos eficaces, los daños clínicos son más altos que los beneficios, pues la práctica de procesos enfermantes y medicamentos tóxicos producen no-enfermedades, que son incapacidades resultantes del intento ineficiente de curar. De esta forma, la medicalización de la salud en una civilización superindustrializada elimina la autonomía de prestar atención a la salud e inhibe la posibilidad de curarse a uno mismo.
Illich ofrece una visión de la pandemia. Principalmente, define el estado de salud general como una variable determinada por el ambiente, conformado por la alimentación, la vivienda, las condiciones de trabajo, la cohesión del vecindario y los mecanismos culturales (Illich, 1975). Por esto las pandemias únicamente hacen visible el disfuncionamiento sistémico. Aun cuando se ha dado un avance sanitario y se hayan desvanecido los viejos factores patógenos, surgen otros y se incorporan nuevas prácticas, nuevos fármacos, medidas higiénicas modernas, ya que el desarrollo de las enfermedades trae consigo el cambio de costumbres.
Esto es un hecho observable, pues con la entrada del Covid-19 se han modificado las dinámicas de interacción social, y esto puede incurrir en la adopción de nuevos hábitos que se asimilen a la cotidianidad. No se sabe si la gente continuará haciendo uso del gel antibacterial con la frecuencia que se está usando ahora, o si habrá dejado atrás la costumbre de saludar “de beso”. Puede suceder que los sistemas de salud se adapten a nuevas estructuras para poder hacer frente a este tipo de enfermedades respiratorias, y que el diseño de una nueva vacuna se incorpore de forma obligatoria a la cartilla de vacunación.
Para finalizar, el concepto de salud es ambivalente. Un ejemplo de este hecho lo expone el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa, quien afirma: “Solo los ricos se contagian de Covid-19, los pobres somos inmunes” (Animal Político, 2020). Pese a que fue altamente criticado, sus palabras llevan algo de razón, pues son los ricos los que se preocupan por su bienestar, mientras que los pobres son vistos como cuerpos explotables y desechables. No es que no se contagien, es que probablemente ni siquiera se dará a conocer debido a su falta de acceso a la industria sanitaria.
No obstante, aquellos que no cuentan con acceso a servicios de salud tienen su propia concepción de salud y han generado otros medios de sanación, que muchas veces tienen una fundamentación ritualística basada en su fe y las relaciones comunitarias en las que están inmersos.
La condena del aislamiento puede ser un buen espacio para replantearse los conceptos de salud y enfermedad, que son más bien psicosomáticos y se originan en la colectividad, no de forma individual y espontánea. Esto nos obliga a pensar en cómo nos cuidamos y cuidamos de los demás. ¿Cómo podemos procurar nuestro bienestar mediante nuevas interacciones?
Referencias
Animal Político (2020). “Solo los ricos tienen riesgo de contagiarse de COVID-19, los pobres somos inmunes”: Barbosa. Recuperado de https://www.animalpolitico.com/2020/03/ barbosa-puebla-covid-19-ricos-contagio-pobres/ Fajardo, G. (2013). Acceso efectivo a los servicios de salud: operacionalizando la cobertura universal en salud. Recuperado el 17 de abril de 2020, de saludpublica.mx: http://www. saludpublica.mx/index.php/spm/article/view/7415/10858
Illich, I. (1975). Némesis médica, la expropiación de la salud. Barral Editores . López, P. (21 de marzo de 2019). Sin acceso al agua potable, 10 por ciento de mexicanos. Recuperado el 17 de abril de 2020, de Gaceta UNAM: https://www.gaceta.unam.mx/ sin-acceso-al-agua-potable-10-por-ciento-de-mexicanos/ Madariaga, L., Herrero, S.. (diciembre de 2018). Las variables de salud y su aplicación en el cálculo del estado de salud de las personas. Recuperado el 17 de abril de 2020, de scielo.org: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1988348X2018000300005
The Hunger Project (2015). Datos de Hambre y Pobreza. Recuperado el 17 de abrril de 2020, de thp.org.mx: https://thp.org.mx/mas-informacion/datos-de-hambre-y-pobreza/ Rivera, D. E. (2003). EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO DE MEDICINA PSICOSOMÁTICA . Recuperado el 17 de abril de 2020, de psquiatria.facmed: http://psiquiatria.facmed. unam.mx/docs/mpc/Tema8.pdf
Rodea, F. (24 de septiembre de 2018). Casi 20 millones de mexicanos no tienen acceso a la salud: CNDH. Recuperado el 17 de abril de 2020, de elfinanciero.com.mx: https://www. elfinanciero.com.mx/nacional/19-1-millones-en-mexico-sin-acceso-a-la-salud-cnd