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Usos y funciones de los atriles
El brazo desnudo, representa por sinécdoque a Jesucristo; el otro, a san Francisco de Asís, fundador de la orden franciscana, en 1029. En ambas manos vemos unas pequeñas marcas en forma de cruz que representan, en el caso de la mano de Cristo, la herida causada por los clavos con los que fue crucificado y, en el caso de la mano del santo, los estigmas que recibió en 1224, en el monte Alvernia.
Hojas de laurel: Alrededor del escudo y formando una circunferencia, se aprecian unas hojas de laurel, que simbolizan la inmortalidad y victoria de Jesús.
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Hojas de acanto: El nombre del acanto, planta espinosa en forma de cardo, viene del griego ake, que traduce ‘punta aguda’. En el cristianismo las hojas del acanto simbolizan dolor y castigo. 27 En la composición ornamental de los atriles, estas hojas rodean el escudo franciscano circunscrito entre las hojas de laurel.
[Atri II]
Cordón y nudos de san Francisco: El cordón franciscano es símbolo de pobreza, los monjes de esta orden lo usan a modo de cinturón, en uno de cuyos extremos se dispone cierto número de nudos, que dan peso al cinturón cinturón. El anudado puede tener dos variaciones: en la primera se cuentan tres nudos que representan los votos de pobreza, obediencia y castidad. En la segunda, el número de nudos aumenta a cinco, que representan los estigmas de Cristo: dos en las manos, dos en los pies y uno en el costado. En la representación iconográfica del segundo atril vemos justamente la segunda variación, en la que cada nudo alude a un estigma.
Estigmas: Como reafirmación de los nudos, al interior del cordón dispuesto en forma de círculo en el centro del segmento inferior del segundo atril, se observan las cinco llagas sangrantes: los estigmas que san Francisco recibió en sus manos, pies y costado, uno de los milagros reconocidos por la Iglesia Católica.
FIGURA 10. Esquema formal del medallón de estigmas. Ilustración digital a partir de los Atriles del Museo Colonial.
La colección de platería del Museo Nacional del Virreinato del Museo de Tepotzotlán (México) posee dos piezas de platería novohispana del siglo XVIII que confirman la vinculación de los atriles estudiados con las comunidades franciscanas. La primera corresponde a una pareja de escudos-medalla elaborados en plata. De cinco centímetros de largo, ambas piezas llevan los mismos motivos iconográficos a los que acabamos de referirnos: el escudo franciscano y los cinco estigmas rodeados por el cordón anudado, que en este caso presenta siete nudos. La segunda pieza es una custodia de plata dorada en cuyo astil se observa como figura central a san Francisco de Asís; en el pie de la custodia, vemos una variedad de símbolos, entre las cuales aparecen nuevamente el escudo franciscano y los cinco estigmas, junto a otros motivos evangélicos, todos elaborados con la técnica de cincelado.
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Una de las expresiones más importantes del Barroco en Hispanoamérica se dio en las celebraciones de la Semana Santa y en las ceremonias litúrgicas, momentos de gran envergadura envergadura en la evangelización y fundamentales para la conversión del pueblo.
El Concilio de Trento (1545-1563) reafirmó, por un lado, los libros que debía contener la Biblia (canon establecido en concilios anteriores) y estipuló que esta debía imprimirse y leerse en latín. Debido a esta diferencia idiomática entre los fieles y el sacerdote, la Iglesia debía buscar la manera de llamar la atención del público evitando conversaciones profanas que causaran interrupción. Aquí es donde las piezas de orfebrería litúrgica empezaron a jugar un papel de considerable importancia, pues además de ser objetos que complementaban las celebraciones, se convirtieron en un medio de comunicación para los feligreses, ya que al no tener conocimiento del latín y resultar difícil el seguimiento de la prédica del sacerdote oficiante, lograban captar su atención.
Así, la importancia de los libros sacros se veía enfatizada gracias al elemento que servía de soporte para su lectura: el atril. Ahora bien, antes de que se impusieran los atriles, se usaban cojines a modo de soporte para los misales;29 poco a poco se fue considerando lícito el uso de los atriles debido a su mayor versatilidad, por su mayor funcionalidad para la lectura, convirtiéndose posteriormente en una ley aceptada