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Técnicas

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Origen

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Uvita a Boavita, en razón de la separación de las jurisdicciones. En el documento, se registra que Juan Antonio Daza, como representante de los vecinos, acude a las autoridades para solicitar el traslado a la nueva iglesia de dichos artefactos, por cuanto “sea publico y notorio que todas las halajas de hornamentos, efigies y demás anexo de la Iglesia de aquel pueblo toca a la pertenencia de más partes y la mía, por haber puesto en ella todo lo dicho a peculio propio de nuestras expensas”. 14 Ello demuestra la frecuencia y abundancia con que los civiles realizaban donaciones de piezas de platería para uso eclesiástico y de joyas para engalanar imágenes religiosas, y la importancia que tenía la práctica en la colectividad colonial. De estas prácticas dan prueba las inscripciones halladas en otras piezas de platería de la colección del Museo Colonial, como la custodia en cuya base se lee “ a debosion de doña Rosalia Losano” o una cruz de mesa con la inscripción “Dn. Bentura capin dio a las animas esta crus”.

15 conserva en los archivos. Para este caso, se realizó la indagación en diferentes fondos de la sección “Colonia” del Archivo General de la Nación, sin poder encontrar en ningún inventario una descripción detallada que permita determinar la procedencia de la pareja de atriles estudiados. Sin embargo, por su iconografía, es posible afirmar que esta pareja debió pertenecer a una iglesia o convento de la comunidad franciscana. Según Antonio Echeverry, en los primeros años del siglo XVII, la comunidad fundó tres conventos en Santafé (San Diego), Cartagena (San Diego) y Guaduas (Nuestra Señora de los Ángeles). Posteriormente establecieron conventos en ciudades como Villa de Leyva, Tunja, Mompox, Pamplona, Santa Marta y Rioacha, entre otras.

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16 Con el ingreso de gran número de frailes criollos, esta comunidad buscó hacer presencia en todo el territorio del reino, por lo que existen gran cantidad de lugares a los que pudo pertenecer la pareja de atriles labrados en plata que son objeto de este estudio.

En cuanto al ingreso de los atriles a la colección del Museo Colonial, el Archivo Histórico guarda registro de que entraron como parte del lote de plata comprada al señor José Eidelman, con la siguiente información: “ 2 planchas con las Águilas Bicéfalas en plata repujada, época colonial. Siglo XVII” . 17 Se desconoce el valor del objeto

Origen

La determinación sobre el origen, autor y donante de las piezas de platería neogranadina es uno de los aspectos más problemáticos de la investigación en el área, tanto por la ausencia de las marcas reglamentarias explicada antes, como por la escasa documentación escrita que se conserva

objeto, pues la colección se valoró a partir de la relación gramaje-peso. La compra tuvo un valor total de 1718.32 pesos, moneda corriente de la época. En la misma carpeta, existe registro de pago por una “restauración” de este lote de piezas en plata, muy probablemente relacionada con su soporte de madera, cuyas técnicas y acabados, no corresponden con el periodo colonial. 18 metales nobles (plata, oro, cobre y latón) van volviendo a adquirir temple. Si el metal es golpeado sin hacer de forma frecuente el proceso de recocido, este puede fracturarse.

19 Por su ocupación en la conformación de las láminas, a estos artífices solía llamárseles plateros de mazonería.

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Luego del proceso de manufactura de la lámina, se procedía a aplicar las técnicas ornamentales y de construcción. El repujado, técnica aplicada en la mayor parte de los dos atriles, puede apreciarse en las hojas de acanto de la parte superior, en el corazón y las cabezas del águila bicéfala, así como en sus alas, plumas y patas. Esta técnica ornamental consiste en realizar figuras por el reverso de la pieza, dando suaves golpes a la plata con embutidores y cinceles de diferentes formas y tamaños, sobre una pasta especial de cincelar que amortigua los golpes del martillo y evita que la plata se rompa. La aplicación del repujado da como resultado un relieve positivo en la cara frontal de la pieza (figura 4).

En ambas piezas también se evidencia claramente el cincelado. Al igual que el repujado, en esta técnica se emplean cinceles, pero por el anverso de la lámina, obteniendo como resultado un relieve negativo. El cincelado se

Técnicas

En el análisis técnico de los atriles de águila bicéfala, se identificaron cuatro técnicas propias de la platería desde el siglo XVII en adelante, siendo dos de ellas ornamentales y las otras dos, constructivas.

Antes de la aplicación de dichas técnicas, la plata debía pasar por un proceso de preparación, para que posteriormente pudiera ser trabajada; lo primero que se hacía era fundir el metal aplicando las aleaciones de ley, que por lo general era ligado con cobre; si el material provenía del reciclaje de otra pieza en desuso, ya estaba lista su aleación. Tras obtener un bloque fundido o lingote, se golpeaba sobre un yunque o bigornia con un mazo de metal para ir formando la lámina. Durante el proceso, era indispensable que el metal se recociera o calentara varias veces, ya que con el golpe, los metales

FIGURA 4. Técnica de repujado. Fotografía de César Cárdenas Gaitán.

FIGURA 5. Técnica de cincelado. Fotografía de César Cárdenas Gaitán.

se usó para definir los pequeños detalles y texturas sobre la forma repujada. Así pues, se evidencia el cincelado en las hojas de acanto, en cada una de las plumas, los ojos, el pico y las patas del águila bicéfala; con esta técnica también se desarrollaron los motivos ornamentales del segmento frontal inferior, que es el que, como se mencionó arriba, muestra una marcada diferencia iconográfica en las dos piezas (escudo franciscano y estigmas). Finalmente, la textura de puntillismo en la superficie de los dos atriles es también resultado de esta técnica ornamental (figura 5).

Tras la aplicación de las técnicas ornamentales en ambas piezas, se ejecutan las técnicas constructivas. Para calar la pieza se usan cinceles de punta muy fina con los que se realizaba el corte de los bordes para darle el contorneado final a la lámina. Los pedazos restantes se volvían a fundir para utilizarlos bien fuera en otra pieza o en la misma, y así no tener desperdicio de material. longitud de aproximadamente 11 cm, medida que variaba según el tamaño de la mano del platero. La punta de golpe del cincel se labraba con diferentes tamaños y tipos. Según su forma y uso existen tres diferentes tipologías (figura 6):

de repujado: Son cinceles con diferentes formas y tamaños, también llamados embutidores, sirven para darle forma a la lámina de plata por el reverso, para generar un relieve.

de detalle o cincelado: Al igual que los de repujado, estos cinceles tienen diferentes formas y tamaños, pero son mucho más delgados y finos, ya que con ellos se tallan los detalles de la pieza por el anverso de la lámina, delineando los volúmenes generados con el repujado.

de corte o calado: Estos cinceles tienen una punta extremadamente delgada pero firme, que al ser golpeada contra la lámina con ayuda del martillo, genera un corte en la misma. Este proceso se realiza en piezas con alto contenido de detalle, o para contornear una figura anteriormente repujada y cincelada. Actualmente, estos cinceles se usan con cada vez menor frecuencia debido a que las herramientas de calado han evolucionado. En su reemplazo, se usan hoy las seguetas finas, comúnmente conocidas como seguetas de pelo. 21

[Herramientas de trabajo]

La herramienta más frecuente para el labrado de la plata era el cincel. Consistente en una barra de hierro, acero o plata de sección circular, esta herramienta solía tener una longitud que 24 · Los atriles franciscanos

FIGURA 6. Caja de cinceles de cincelado y repujado (taller contemporáneo). Fotografía de César Cárdenas Gaitán.

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