Brigantium15

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BRIGANTIUM VOLUME15 2003

GANADERÍA, CAZA Y ANIMALES DE COMPAÑÍA EN LA GALICIA ROMANA: ESTUDIO ARQUEOZOOLÓGICO

Carlos Fernández Rodríguez

MUSEO ARQUEOLÓXICO E HISTÓRICO CASTELO DE SAN ANTÓN A CORUÑA


Ayuntamiento de La Coruña

Museo Arqueolóxico e Histórico Castelo de San Antón

Concello de A Coruña

BRIGANTIUM Volume: 15 Ano: 2003 Consello de Redacción: Begoña Bas López, José Mª Bello Diéguez, Beatriz Comendador Rey, Miguel San Claudio Santa Cruz Comité Científico: Fernando Acuña Castroviejo, Felipe Arias Vilas, Juan Luis Arsuaga Ferreras, Rodrigo de Balbín Behrmann, José María Bermúdez de Castro, Miguel Ángel de Bias Cortina, Primitiva Bueno Ramírez, Luis Xulio Carballo Arceo, Raquel Casal García, Germán Delibes de Castro, Carlos Fernández Rodríguez, César Llana Rodríguez, Ignacio Montero Ruiz, Antonio de la Peña Santos, José Manuel Vázquez Varela. Correspondencia, orixinais e intercambios: Brigantium Museo Arqueolóxico e Histórico Castelo de San Antón E-15001 A Coruña (España) Tel.-Fax: 981 18 98 50 E-Mail: brigantium@brigantium.org URL: http:/www.brigantium.org Deseño das cubertas: Barro, Salgado, Santana [Grupo Revisión Deseño] Edición: Vía Láctea, S.L. Tel. 981 63 91 91 E-Mail: viaeditorial@terra.es

ISSN: 0211-318X Dep. Legal: C- 308 - 1980

Este volume edítase coa colaboración de

• FUNDACION • • (9 CAlXAGAllCIA


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PRÓLOGO

Es para mí un motivo de satisfacción el tener la oportunidad que me brinda Carlos Fernández Rodríguez de realizar el prólogo de su libro "Ganadería, cazay animales de compañía en la Galicia &mana: estudio arqueozoológico". Conocemos al autor de esta obra desde hace bastantes años, cuando era un alumno destacado de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Compostelana y, después de su licenciatura, hemos colaborado juntos en distintos proyectos de investigación y publicación de trabajos mostrando siempre una gran capacidad de trabajo y madurez investigadora, y tengo la satisfacción de haber codirigido su tesis doctoral juntamente con el Dr. Echegaray, que fue leída en la Universidad de Santiago de Compostela en el año 2000, obteniendo la máxima calificación. Este libro es el resultado de la culminación de un exhaustivo esfuerzo de investigación realizado durante muchos años sobre materiales procedentes de yacimientos romanos de la actual Galicia, al que se une por su capital importancia el registro faunístico de Astorga. Esta labor de recogida de material se complementa con la estancia en distintos centros de investigación de España y del extranjero, por lo que al leer la obra queda claro el esfuerzo investigador del autor que ahora se ve recompensando con la publicación de este magnífico libro. La redacción defmitiva de este volumen ha significado un nuevo trabajo, ya que, desde la versión que constituyó su tesis doctoral a la obra que ahora podemos leer, tuvo que realizarse una extensa reelaboración, eliminando capítulos importantes de la versión original de la tesis referentes al estudio de la fauna de yacimientos prehistóricos, destacando entre ellos los abundantes hallazgos en los asentamientos castrexos, de los que aquí encontramos un resumen genérico. De esta forma el trabajo se centra en el estudio del material arqueozoológico de yacimientos romanos, aunque teniendo en cuenta, en todo momento, sus analogías o diferencias con la fauna de periodos anteriores. Los restos faunísticos son unos de los elementos que directa o indirectamente están en íntima relación con el ser humano. Éste, junto a los animales, es parte integrante del ecosistema. A través de esta obra podremos observar la selectividad de especies que entran a formar parte de la cadena alimenticia y de la actividad económica y lúdica humana. Si comparamos la fauna romana estudiada en este libro con la de otros períodos anteriores o coetáneos, como puede ser el mundo indígena castrexo, se puede apreciar muy bien como hay unos hábitos alimenticios bien diferenciados, reflejándose por ejemplo en el aumento del consumo de carne de porcino frente a la de ovicaprino, el incremento de consumo de aves de corral, el desarrollo de prácticas cinegéticas, el sacrificio de animales más jóvenes, la introducción de nuevas especies, así como en una selección de la calidad del ganado, especialmente el vacuno. En época romana el concepto de "caza", que en el ámbito de las sociedades prehistóricas se defmía básicamente como una de las principales fuentes económicas subsistenciales, va a ser reflejo de una actividad que, sin perder el factor económico, pasa a tener un componente lúdico y heroico que veremos reflejado no solo a través de los restos faunísticos sino también, y entre otros, en representaciones plásticas, como pueden ser la musivaria o los relieves funerarios. No es fácil la tarea de investigar y de escribir sobre zooarqueología, máxime considerando la problemática que presenta el estudio de los restos óseos debido, entre otros factores, tanto a la habitual falta de aplicación de una adecuada metodología de recuperación de los mismos como a su mala conservación y fragmentación en el noroeste. Así, en la mayoría de las excavaciones los restos óseos representan un volumen reducido, debido sobre todo a la acidez de la tierra, lo que provoca un estado de conservación deficiente.


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En consecuencia, el autor tuvo que abordar el estudio de muestras que responden a criterios de recuperación totalmente dispares, muchas veces, y por desgracia, con ausencia de una metodología minuciosa encaminada a paliar las posibles pérdidas o sesgos que pueden acontecer en el proceso de excavación o en el posterior tratamiento del material. Cualquier investigador que acometa el proyecto de dar cuenta del estudio faunístico, sabe que no tendrá suficiente con el hilo de un argumento simple y unos cuantos retazos de información recogidos en un lugar o en otro. El trabajo ha de emprenderse sobre todo con humildad, con la clara conciencia de que solo podrá ser analizada una pequeña parte del conjunto faunístico original, dado que la mayoría no habrá llegado hasta nosotros. Hay que decir que los restos faunísticos no han sido un material tradicionalmente valorado, despertando un escaso interés debido a la ausencia de una investigación centrada en este tema hasta fechas relativamente recientes. De ahí que la presencia de estos investigadores, como es el caso del autor de esta obra, hace que los investigadores que realizamos arqueología de campo cada vez estemos más interesados en la información aportada por el registro faunístico, debido a su contribución a la hora de obtener un mejor conocimiento tanto de nuestros yacimientos como de los habitantes de los mismos. Esta obra es sobre todo un libro de historia y arqueología, una publicación cuyo contenido, a pesar de ser muy técnico y especializado, pero a la vez muy inteligible, aporta importantes datos sobre la economía, la dieta alimenticia, la caza de nuestros antepasados que hasta ahora solo conocíamos de reftlón por los testimonios de autores clásicos, no siempre de demasiada fiabilidad. A quienes puedan apresurarse a etiquetarla como una obra de "historia local", habrá que contestar que, si bien el libro estudia la fauna de una determinada área geográfica del Noroeste, no obstante pensamos que los resultados se pueden extrapolar a otros lugares puesto que, en lo que se refiere al aprovechamiento de los macromamíferos, el N oroeste no presenta peculiaridades diferenciales con otras regiones vecinas. Concluyendo, tenemos que decir que un mérito añadido de este libro es que, a pesar de ser un trabajo meticuloso y de gran nivel y rigor científico, cuenta con una estructura y redacción clara, acompañada de múltiples gráficos y dibujos que hacen que su lectura sea fácil incluso para gente no especializada en el tema. Son tantas las aportaciones y sugerencias que ofrece la lectura de su obra que no podemos glosarlas en un prólogo que debe de ser breve, pero pensamos que su contribución a la Arqueología e Historia Antigua del Noroeste e incluso al mundo romano de la Península es fundamental. Estamos seguros de que este libro será un instrumento indispensable de consulta para todos los estudiosos e investigadores del mundo romano. Por todo ello felicitamos cordialmente a Carlos Fernández y le animamos a que prosiga, con el tesón que le caracteriza, en la línea de investigación iniciada, de lo cual sin duda nos beneficiaremos todos los arqueólogos. Quisiera agradecer en nombre del autor y del mío al Museo Arqueológico e Histórico de A Coruña y a su director J.Ma Bello la oportunidad de publicar esta obra. Una vez más, queda probada la labor de mecenazgo y de compromiso que tiene esta institución con la investigación científica y la difusión cultural de temas de Arqueología del Noroeste.

José Manuel Caamaño Gesto Universidad de Santiago de Compostela


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ÍNDICE

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PRÓLOGO

l.

INTRODUCCIÓN

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n

PRECEDENTES EN LA INVESTIGACIÓN ARQUEOZOOLÓGICA EN EL NOROESTE.

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n.A. Las faunas arqueológicas hasta la década de los setenta

21

n.B. La arqueozoología desde los años setenta

23

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METODOLOGÍA

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IV

CONSIDERACIONES ACERCA DE LA GANADERÍA Y LA CAZA EN LOS POBLADOS CASTREÑOS

39

IVA. Los antecedentes: los poblados prerromanos

43

IVB. Los asentamientos indígenas durante la romanización

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LA ROMANIZACIÓN: EL REGISTRO FAUNÍSTICO EN LOS NUEVOS ASENTAMIENTOS

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VA. Aspectos generales y análisis de yacimientos

61

V

VA. 1. Factoría de A Igrexiña

63

VA.2. Villa de Toralla

69

VA.3. Vigo: calle Hospital, 5

75

VA.4. A Coruña (Brigantium)

79

VA.4.1. Calle Real

80

VA.4.2.

Casa Martelo

86

VA.4.3.

Calle de la Franja, 9-11

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VA.5. Campamento de Cidadela VA.6. Villa de Eirexa Vella (Bares)

97 104

VA.7. Feal da Paula........................................................................................................................... 108 VA.8. Lugo (Lucus Augustz)

111

VA.8.1. Porta de santiago

114

VA.8.2.

117

Campo Castillo, 21

VA.8.3. Lucus: otras referencias faunísticas

127

VA.9. A Pobra de Valdeorras

133

VA.l0.0tros yacimientos con referencias faunísticas

139

VA.l0.l. Villa de Noville

139

VA.l0.2. Asentamiento de El Fresno

140

VA.ll.Astorga (Asturica Augusta) VB. La alimentación cárnica en los asentamientos romanos de nueva creación

140 174

VB.l. Las especies domésticas

175

VB.2. Las actividades cinegéticas

184

Ve. La manufactura de objetos en materias duras animales

185


8 VI

CONCLUSIONES. CASTREÑOS FRENTE A ROMANOS: CONSECUENCIAS DE LA IMPLANTACIÓN ROMANA EN EL NOROESTE

VII DATOS BIOMÉTRICOS VII.A.Abreviaturas utilizadas

197 203 205

VII.A.1. Macromamíferos (esqueleto postcraneal)

205

VII.A.2. Aves (esqueleto postcraneal)

206

VII.B. Datos biométricos por especie VIII BIBLIOGRAFÍA

207 225


A mifamilia, que es lo mejor que tengo



l. INTRODUCCIÓN



Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

Los resultados que se presentan en este volumen forman mayoritariamente parte de nuestra tesis doctoral (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 2000), dirigida por los Dres. José Manuel Caamaño Gesto y Joaquín González Echegaray, y defendida en la Universidade de Santiago ante un tribunal formado por los Dres. F. Acuña Castroviejo, lM. Rey Salgado, F. Bernaldo de Quirós, l Altuna Echave y lM. Vázquez Varela. Nuestro trabajo original se centró en el estudio arqueozoológico (básicamente macromamiferos) de las colecciones faunísticas del noroeste peninsular, con un marco cronológico que abarcaba desde el Paleolítico hasta el fmal del mundo romano. Evidentemente, la magnitud fmal de la obra hacía imposible su publicación en un único volumen, a no ser que se optara por extractar exclusivamente un resumen (más o menos amplio) de la misma, lo que a nuestro modo de ver presentaba una doble problemática: por una parte el tener que decidir qué parte de la información se podía eliminar de la redacción defmitiva y, en segundo lugar, el hacer que el lector tuviera que enfrentarse con una amplia, al tiempo que segmentada, secuencia temporal para la que de momento no contamos con un registro totalmente continuado, lo que podría originar dificultades a la hora de establecer una conexión entre los distintos capítulos que evitara el encontrarnos con un compendio de apartados estancos recogidos bajo un título generalista. El haber elegido el análisis de las colecciones de yacimientos de cronología romana para formar este volumen frente a otras opciones no responde a ninguna causa en especiaL Quizás el que la revista Brigantium esté vinculada a la ciudad de A Coruña, y el que para ésta no contemos con datos faunísticos previos a la presencia romana, haya sido lo que, consciente o inconscientemente, nos llevó a seleccionar este tema, propuesta que fue muy bien recibida por el Consejo Editor de Brigantium. En cualquier caso, la delimitación de la temática presentada tampoco resultaba sencilla, y la decisión de centrarnos en lo que denominamos "asentamientos de nueva creación" y de excluir los poblados indígenas Oos castros) merece cuando menos una explicación. En primer término, significar que la analítica de los yacimientos tipo castro supone un volumen de información tan amplia como la aquí presentada,

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lo que de nuevo generaba problemas en cuanto al excesivo tamaño que alcanzaría esta publicación. Además, y desde nuestro punto de vista, su inclusión no podría limitarse exclusivamente a los de cronología galaico-romana, debiendo en consecuencia introducir los poblados de fases anteriores, con el fin de presentar una visión íntegra, podríamos decir evolutiva, de la alimentación cárnica en este tipo de comunidades. Pero, por otra parte, también éramos conscientes de la necesidad de comparar los nuevos sistemas alimenticios, reflejados en los asentamientos generados tras la implantación romana en el noroeste, frente a los que segUÍan predominando en los hábitats tradicionales. De ahí que hayamos optado por introducir un capítulo general sobre la alimentación en los asentamientos tipo castro, tanto de cronologías prerromanas como ya romanizadas, lo que nos permitirá apreciar las diferencias, desde la óptica de los recursos alimenticios de tipo cárnico, tanto diacrónicas en lo que a este tipo de asentamientos se refiere, como sincrónicas entre los distintos modelos habitacionales generados tras el cambio de Era. Creemos que de este modo abordamos todos los aspectos que pueden resultar de interés sin excedernos en demasía en la exposición de datos analíticos, que para el caso de los procedentes de los yacimientos tipo castro esperamos poder presentar en una futura publicación. Otro aspecto a comentar es el marco geográfico abarcado, principalmente porque hay dos yacimientos que se sitúan fuera de la actual Comunidad Autónoma de Galicia. El primero de los mismos El Fresno-, situado en El Bierzo, cuenta con un minoritario número de restos estudiados y se ubica en las proximidades del límite político que hemos establecido, por lo que su inclusión no creemos que resulte en principio problemática, tanto por su cercanía como porque su análisis no distorsiona en absoluto las conclusiones alcanzadas. Más alejada se encuentra la ciudad de Astorga. La presentación en este volumen de las conclusiones del estudio de las muestras recuperadas en esta ciudad responde a diversos motivos. Por una parte es indudable la importancia que este núcleo urbano tuvo en época romana (Asturica augusta) desde el Alto Imperio hasta la tardía Romanidad en la organización administrativa del noroeste. Por otra, en 1997 se nos ofreció la posibilidad de


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CARLOS FERNANDEZ RODRÍGUEZ

formar parte del equipo de investigación, dirigido por la prof. Amaré Tafalla de la Universidad de León (a quien sinceramente agradecemos dicha invitación), que se ocupó del análisis de los materiales arqueológicos recuperados en las excavaciones desarrolladas en dicha ciudad hasta 1994. El volumen de restos faunísticos recuperados, refiriéndonos exclusivamente a los adscritos a niveles ocupacionales de época romana, resultó extraordinario en comparación con los habituales registros de los yacimientos del noroeste, por lo que hemos considerado que su inclusión en este trabajo podía aportar una información básica no sólo para conocer los patrones alimenticios de los grupos urbanos durante época romana, permitiéndonos incluso la posibilidad de reconocer diferencias de carácter diacrónico en un mismo asentamiento, sino que serviría también como punto de comparación para tratar de analizar las posibles divergencias entre los patrones subsistenciales reconocidos en los núcleos urbanizados del noroeste, strictu sensu, frente a éste localizado en una situación geográfica más interior. Poder disponer por tanto de esta información y presentarla aquí, nos parece que resultará muy positivo para la calidad de este volumen. En cualquier caso, tampoco de Asturica hemos incluido los resultados de la analítica desarrollada para cada uno de las muestras estudiadas, ya que nuevamente se excederían los límites de esta publicación (además, dichas analíticas se publicarán en el volumen monográfico correspondiente de la serie Arqueología Leonesa 1 - Astorga, editados por la Universidad de León). En su defecto, hemos considerado más conveniente tratar los datos como si de un conjunto unitario se tratase (que obviamente sí lo es, al proceder todas la muestras de un mismo yacimiento) y evaluar la información de forma global. Con el fm de no seguir ampliando sin fm el área geográfica considerada, hemos preferido no reflejar la información obtenida de análisis realizados en muestras de yacimientos cuya localización resultaba todavía más oriental en la misma provincia de León, como por ejemplo las de vertederos romanos de la capital leonesa (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ & FUERTES PRIETO, 2003). En sí misma, la temática que abordamos, la investigación zooarqueológica, resulta también

poco habitual en el marco del N oroeste peninsular. Los estudios de esta índole, como veremos resumidamente en el capítulo siguiente, no han sido un aspecto tradicionalmente muy desarrollado, exceptuando episodios bien localizados en el tiempo en las que se ha tratado de impulsar, con mayor o menor fortuna y continuidad, este ámbito de la investigación, principalmente gracias a la labor del prof. Vázquez Varela. No obstante, cuando desde la Universidade de Santiago iniciamos nuestra labor de análisis de las muestras faunísticas almacenadas en los Museos de Galicia nos encontramos con un importante número de colecciones de las que no se había realizado ningún tipo de estudio previo. Asimismo, también contactamos, en la medida de lo posible, con los directores de las diferentes excavaciones arqueológicas que se encontraban en proceso de realización solicitándoles una recuperación metódica de este tipo de material y la posterior posibilidad de abordar su estudio (debemos decir que la inicitiva fue, mayoritariamente, muy bien acogida, si bien más en este segundo aspecto que en el primero). El proceso, descrito de forma sucinta, se extendió aproximadamente desde 1990 hasta 1998, cuando nos trasladamos a la Universidad de León. Desde entonces el interés por este tipo de estudios vuelve a parecer estancado, y tan solo en fechas recientes, reftriéndonos estrictamente al ámbito cronológico-cultural de los yacimientos que aquí nos ocupa, se nos ha indicado la posibilidad de estudiar una interesante colección de la ciudad de Lugo (gracias a las gestiones de D. Gonzalo Meijide) así como hemos iniciado el procesado de los materiales orgánicos de un depósito de desechos de la ciudad de A Coruña, si bien básicamente formado por malacofauna (en este caso, intervención dirigida por D. Eduardo Ramil). Nada sabemos de la posible existencia de otras series faunísticas ni, lo que es más preocupante, de la metodología de recuparación de las mismas... si es que ésta se lleva a cabo. Pero cambiemos de tema. El enfoque que hemos pretendido dar a este estudio es estrictamente histórico, y muy directamente vinculado con la subsistencia alimenticia y los gustos de los grupos sociales considerados. Sin embargo, debemos indicar que nuestro objetivo se va a centrar de forma preferente en el papel que representan los mamíferos, sea


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

tanto en su aspecto alimenticio como social, por lo que tan solo se harán referencias de carácter genérico a otros grupos faunísticos que indudablemente han formado parte de los sistemas subsistenciales de los diferentes grupos humanos a lo largo de todos los periodos históricos. N os referimos por supuesto a las aves, peces y moluscos. En primer lugar debemos reconocer la dificultad que implica la especialización en cualquiera de estos campos, así como la consiguiente disponibilidad de las colecciones comparativas necesarias para afrontar su estudio. En segundo término también hay que señalar que en estos momentos se encuentran en fase de elaboración sendas Tesis Doctorales en la Universidade de Santiago que se ocupan respectivamente del estudio de los restos malacológicos (por C. Rodríguez López, del Departamento de Historia 1) y de la ictiofauna (por C. Ferré, del Departamento de Bioloxía Animal) recuperada en yacimientos arqueológicos, por lo que ambas vendrán a complementarse con la información que nosotros aportamos sobre los macromamíferos. En defmitiva, lo que el lector va a encontrar en las siguientes páginas es el estado actual de nuestros conocimientos acerca del uso y aprovechamiento de la fauna, principalmente la mamífera, por los pobladores de los nuevos tipos de asentamientos generados en relación con el proceso de romanización del noroeste, incluyendo desde esos grandes núcleos urbanos que fueron las ciudades romanas hasta las villas. Asimismo, se aporta, aunque de forma mucho más sucinta, información referente a los grupos indígenas que ocupan los poblados tipo castro, tanto los de fases precedentes como los contemporáneos a la presencia romana. Esto, en último término, nos va a permitir inferir una serie de diferencias significativas tanto en los modelos alimenticios como en la importancia dada desde una perspectiva social a determinadas especies, conforme aparecen reflejadas en los registros faunísticos de los diferentes núcleos habitacionales.

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AGRADECIMIENTOS Por último, debo decir que este trabajo no es fruto de la labor independiente de una única persona, el fumante, aunque los errores sí deban serme atribuidos en exclusiva. Durante estos últimos años, he estado acompañado y apoyado por mucha gente, a la que desde aquí quiero agradecer la confianza que siempre ha depositado en mí. En especial a mis codirectores de Tesis, los Dres. Caamaño Gesto y González Echegaray, quienes por encima de todo me han brindado su amistad. También a mis antiguos profesores de las Áreas de Prehistoria e Arqueoloxía de la Universidade de Santiago y a mis compañeros del Área de Prehistoria de la Universidad de León (permítanme citar a estos últimos, que no son muchos: Dr. Federico Bernaldo de Quirós, Dra. Ana Neira, Nati Fuertes y Lucía Pérez). A los Directores y demás personal de los diferentes museos donde he desarrollado buena parte del trabajo analítico, y en especial a D. José Ramil Sonería y D. Eduardo Ramil Rego, del Museo de Prehistoria e Arqueoloxía de Vilalba, por la más que favorable acogida que me han brindado durante cada visita y la sempiterna ayuda de este último en la parte gráfica de cada trabajo. Tampoco puedo olvidarme de los Dres. Pablo Ramil y José M. Rey, por las largas conversaciones mantenidas sobre temas de la más diversa índole; ni de Carlos Rodríguez, Carmén Ferré, César Llana, Heather Stettler y otras muchas personas que han sabido y querido compartir los buenos y los malos momentos propios de todo proceso de investigación. Finalmente, agradecer también al Museo Arqueolóxico de A Coruña, y en especial a José María Bello y a Begoña Bas, la oportunidad y las facilidades que me han dado a la hora de publicar este volumen. A todos ellos, y a los que no aparecen reflejados pero que, de una forma u otra, han contribuido a la elaboración del trabajo aquí reflejado, muchas gracias.



11. PRECEDENTES EN LA INVESTIGACIÓN ARQUEOZOOLÓGICA EN EL NOROESTE



Ganadería, caza y animales de companza en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

Es indudable que el Noroeste de la Península Ibérica no es una región que hasta la fecha destaque precisamente por el volumen de hallazgos de restos óseos ni, en consecuencia, por el de análisis realizados a partir de los mismos, ya sea desde una perspectiva paleozoológica, tanto de colecciones asociadas a yacimientos arqueológicos como de aquéllas sin ningún tipo de evidencia antrópica asociada, o con un enfoque exclusivamente arqueozoológico, incluyendo no sólo los yacimientos de periodos cronológicos antiguos sino también los de épocas más recientes ya encuadrados en el Holoceno. Esta significativa ausencia de referencias acerca de la fauna antigua del Noroeste debe ponerse en relación con las propias características litológicas de gran parte de la superficie galaica, principalmente en su mitad occidental, en la que se constata un pH ácido (VIDAL ROMANÍ, 1979; GRANDAL D'ANGLADE et alii, 1997) y un elevado drenaje de los suelos (MARTÍNEZ CORTIZAS et alii, 1993), lo que origina la consiguiente destrucción de la materia orgánica ósea en un periodo temporal relativamente breve que estos últimos autores han establecido, sensu lato, en unos 3000 años, proceso que en determinadas áreas parece acelerarse a tenor de la total ausencia de restos de esta naturaleza en yacimientos de cronología situada en este marco temporal. Esta limitación, restrictiva para la conservación de los restos óseos, implica que tan solo en zonas bien localizadas sea factible la recuperación de muestras faunísticas de cronologías antiguas, entre las que podemos apuntar los medios arenosos costeros, las turberas y de manera principal los afloramientos calcáreos de las Sierras Orientales de la actual Comunidad Autónoma de Galicia, en el Este de las provincias de Lugo y Ourense. Pero estos mismos sistemas kársticos presentan otra serie de condicionantes que van a repercutir de manera directa en los potenciales espectros faunísticos que puedan albergar (GRANDAL D'ANGLADE et alii, 1997), condicionantes que se encuentran en relación con la dinámica glaciar, que afectará a estos yacimientos en función de su posicionamiento geográfico (altitud, relación con los sistemas glaciares pleistocenos, etc.). Limitando nuestro análisis hacia los estudios de faunas procedentes de yacimientos arqueológicos,

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podemos señalar la existencia de dos fases bien diferenciadas: una primera que se desarrolla en la segunda mitad del s. XIX y a lo largo del s. XX hasta la década de los setenta, y otra que comenzará en este momento y perdurará, con evidentes altibajos, hasta la actualidad. En esta revisión, y conforme a la temática de este libro, nuestro interés se centrará en los estudios relacionados con yacimientos arqueológicos de época romana, tanto los de tipo castro como aquellos que responden a las nuevas formulaciones de ocupación y explotación del espacio. En primer lugar, conviene señalar que la investigación arqueozoológica aparece fuertemente mediatizada por varios factores, que indudablemente han contribuido en gran medida a que el volumen de análisis realizados hasta el momento no haya alcanzado los niveles de otras regiones de la Península. Entre los condicionantes que hay que situar en primer término debemos volver a hacer mención de las características litológicas de la mayor parte del Nororeste peninsular, y del Macizo Hespérico en general, que suponen un límite temporal para la conservación de los materiales orgánicos óseos. Este hecho se ha dejado sentir de forma notable en determinados tipos de yacimientos a los que tradicionalmente la investigación arqueológica ha prestado más atención, como por ejemplo todas las estructuras de tipo tumular representativas del Megalitismo galaico. Estas construcciones de carácter funerario presentan una fase de erección y utilización que puede establecerse entre el Neolítico y la Edad del Bronce, es decir, sensu lato en torno a los milenios VI-IV a.e., por lo que los posibles restos óseos, tanto humanos como animales, que se hubiesen depositado en su interior habrán sido destruidos por el propio material sedimentario que los albergaba. De ahí que hasta el momento no se tenga ningún dato de fauna procedente de estas estructuras, a pesar del considerable número que han sido intervenidas tanto con metodología científica como en forma de violaciones sin ningún tipo de control. Este mismo factor parece estar explicando también, al menos para las áreas del interior, la ausencia de grandes muestras óseas en fases más recientes, principalmente en asentamientos indígenas de la Edad del Hierro o ya romanizados, que


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CARLOS FERNANDEZ RODRÍGUEZ

en el Noroeste se encuentran representados por los poblados tipo castro, fácilmente visibles en el paisaje, objetivo de intensos trabajos arqueológicos desarrollados desde el siglo XIX, y que normalmente sólo han puesto de manifiesto la existencia de reducidas series óseas si las comparamos con las grandes acumulaciones que en fases cronológicas más o menos coetáneas se producen, por ejemplo, en los poblados de la Cuenca del Duero (MORALES MUÑIZ & LIESAU, 1995). Es probable que también la elección del área de intervención, normalmente limitada al espacio intra murallas, tenga que ver con este hecho, al plantearse la exhumación de las estructuras arquitectónicas y evitar las posibles áreas de deposición de desperdicios, los basureros donde se acumularían este tipo de evidencias, y que en buena lógica se localizarían en el exterior de los recintos amurallados. De todos modos, los materiales óseos recuperados en estos poblados del interior, además de presentar volúmenes muy limitados, exhiben un grado de alteración muy avanzado, reflejado principalmente en la pérdida de buena parte de la superficie cortical y un estado de la estructura totalmente degradado que imposibilita el empleo de cualquier producto líquido en su limpieza, ya que conlleva la inmediata disgregación de los mismos. Problema que podemos hacer extensible a los yacimientos romanos (villas, urbes, factorías, etc.) que se ubican en puntos del interior de la zona de estudio y que plantean el mismo problema de conservación a causa de los citados factores postdeposicionales. Los asentamientos costeros de estas mismas fases presentan una realidad distinta. El estado de conservación de los restos óseos suele ser bueno por encontrarse en un ambiente sedimentario con pH básico (dunas calcáreas) o bien estar incluidos en depósitos tipo conchero en los que los restos de moluscos marinos, por su componente calcáreo, actúan como conservantes del resto de la materia orgánica. Pero, como veremos en los análisis que hemos realizado a partir de muestras procedentes de yacimientos costeros, el volumen de restos óseos tampoco alcanza los niveles de los asentamientos meseteños de la Edad del Hierro. El predominio de los productos marinos en la alimentación de sus pobladores resulta indiscutible, y las

evidencias de macromamíferos no llegan a suponer habitualmente ni el 1% de los componentes de estos depósitos (constatado, por ejemplo, en cálculos realizados sobre muestras de concheros de las diferentes fases ocupacionales del poblado de Cabo de Cruz en la ría de Arousa, A Coruña). Es lógico considerar que, con estos condicionantes previos, las investigaciones arqueozoológicas se hayan desarrollado muy escasamente en el N oroeste peninsular, resultando un tema de investigación poco sugestivo por la inexistencia de grandes volúmenes de material que llevaran a considerar que su estudio podría aportar aspectos significativos referentes a los sistemas económicos desarrollados en un periodo concreto. Como consecuencia negativa, la escasez de restos y la ausencia de especialistas que se ocupasen del estudio de los mismos se tradujo en un trato que podríamos calificar como de discriminatorio, aspecto que en su peor vertiente se reflejaba en la exclusión de los materiales óseos del conjunto de recuperables y su deposición en la propia escombrera de la excavación, o bien, en caso contrario, se procedía a su almacenaje junto a los restantes objetos considerados de escaso valor para la investigación (fragmentos informes de metal, trozos de tegula, elementos líticos de dudosa manufactura antrópica, etc.). Otros factores propios de la utilización de metodologías inadecuadas en las intervenciones arqueológicas no son tampoco ajenos al desarrollo de esta actividad en el Noroeste. La ausencia de sistemas de cribado de los sedimentos con la consiguiente pérdida de los elementos orgánicos de menores dimensiones, la decisión del director sobre los restos recuperables en función de factores tan subjetivos como la supuesta identificabilidad de los mismos o el tipo de materiales orgánicos encontrados (recuperación de, por ejemplo, la macrofauna y eliminación de la malacofauna), la habitual ausencia de muestreos y su posterior procesado en el laboratorio en el caso de niveles con fuertes concentraciones de material orgánico (preferentemente en yacimientos costeros), son factores negativos que todavía en la actualidad pueden ser constatados en algunas intervenciones y que lógicamente están favoreciendo la pérdida de una información arqueológica única, así como también están introduciendo un sesgo difícilmente


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

evaluable en los resultados que se obtendrán del estudio de los materiales que lleguen al especialista.

I1.A.- LAS FAUNAS ARQUEOLÓGICAS HASTA LA DÉCADA DE LOS SETENTA Contamos con algunas referencias acerca de hallazgos de restos óseos en yacimientos arqueológicos galaicos, si bien las mismas no van a estar acompañadas de los correspondientes análisis que habrían satisfecho la curiosidad de estos autores por conocer las diferentes especies que convivieron con las sociedades antiguas y que éstas pudieron aprovechar en su beneficio mediante las actividades cinegéticas o el desarrollo de la ganadería. Este hecho va a suponer que nos encontremos con interpretaciones realizadas sin ninguna base fiable y que responden más a planteamientos preconcebidos, en ocasiones incluso idealizados para una determinada etapa, o al conocimiento que se tiene de los resultados obtenidos por la investigación desarrollada en otras áreas, ya sea en la península o en el extranjero, y que se tratan de reconocer en los hallazgos del Noroeste sin un análisis adecuado de los mismos. Sin ánimo de ser totalmente exhaustivos, vamos a recoger algunas de las referencias que hemos localizado sobre la presencia de restos óseos en depósitos que se suponían yacimientos arqueológicos y que en ocasiones nos servirán para contrastar lo indicado en el párrafo anterior. Las referencias a faunas arqueológicas en el Noroeste durante el s. XIX poco nos van a ofrecer, y las interpretaciones que se realicen no tendrán ninguna validez al no contar con un análisis identificativo previo sobre el que basarlas. Resultan suficientemente significativos los datos publicados sobre el hallazgo a mediados de siglo del mosaico romano de la calle Batitales en Lugo, donde el gran volumen de restos faunísticos aparecido se trató de explicar desde una perspectiva ideológica, en función de determinados rituales de tipo religioso, no exenta de un cierto romanticismo: (~ .. el halla:rgo entre los escombros de gran cantidad de huesos animalesya petrificados, ya en su estado natural apareciendo entre ellos algunos colmillos intactos de javalíes; lo que hace verosímil sean restos de las víctimas sacnjicadas a la Deidad que allí se veneraba. Acaso las medias lunas, y con especialidad el

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Ciervo, compañero inseparable de Dianay la misma naturaleza de los animales inmolados, indiquen ser esta la Diosa tutelar de la antigua colonia" (ARMESTO y ARNAO, 1888: 228). Reconociendo, con posterioridad, la nula capacidad para identificar estos materiales óseos: (En el examen de los terrenos sacados de la excavación, formado evidentemente por las ruinas del edificio, se ha descubierto gran cantidad de huesos en diferentes estados de petnjicación, hasta la más peifecta, que parecen proceder (corifesamos nuestra absoluta ignorancia de la anatomía comparada) de individuos jóvenes de la raza bovina, otros de la del Cerdo ó Javalí, colmillo de una ú otra familia y algunas astas de Corza ó Cierva" (ARMESTO y ARNAO, 1888b: 251). De esta colección tan solo nos han llegado una serie poco significativa que se encuentra depositada en el Museo Provincial de Lugo, a la que haremos referencia en el capítulo dedicado a las analíticas de yacimientos al tratar de la ciudad de Lucus. Igualmente las opiniones de Martínez Murguía, acerca de los restos óseos recuperados en un conchero de Vilagarcía (pontevedra) posiblemente asociado a un poblado castreño, indican claramente la escasa preparación para enfrentarse al estudio de este tipo de materiales: ('lJuesos que por sus dimensiones pudieron... creerles pertenecientes a los grandes paquidermos extintos" (MARTÍNEZ MURGUÍA, 1888), aun cuando se indica su aparición junto a restos cerámicos. Las referencias a fauna arqueológica a lo largo del s. XX y hasta la década de los setenta van a limitarse a la constatación de la presencia de la misma, sin que normalmente se realice ninguna interpretación basada en un análisis apoyado en una metodología científica. Habitualmente vamos a encontrarlas relacionadas con excavaciones en yacimientos castreños, como consecuencia del auge que la intervención en este tipo de poblados presenta a lo largo de estos años. Estas apreciaciones de carácter general, unidas a la información aportada por los autores clásicos y a otros datos indirectos de naturaleza arqueológica, servirán para plantear algunas hipótesis acerca de los sistemas ganaderos del denominado mundo castreño del N oroeste, formando parte de un análisis integral de los sistemas subsistenciales de esta sociedad. Los principales exponentes de esta línea investigadora son López Cuevillas (1953, 1966, 1973) Ymás


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tardíamente, fuera ya del ámbito cronológico estricto que hemos señalado, Taboada Chivite (1977), quien propondrá un sistema pecuario semejante al de López Cuevillas. El empleo de esta información paleontológica introduce una variación con respecto a trabajos anteriores enfocados hacia este mismo tema, y en los que exclusivamente se consideraban las fuentes literarias clásicas (por ejemplo, CARO BARaJA, 1943). Mayor interés van a demostrar determinados investigadores por una serie de depósitos orgánicos situados en el tramo fluvial de la desembocadura del Miño. N os referimos a los concheros relacionados, al menos desde una enfoque espacial, con las industrias macrolíticas del Sudoeste de Galicia que en la década de los veinte van a ser objeto de una especial atención por la similitud que presentan con los materiales recuperados en la costa cantábrica por el Conde de la Vega del Sella y que le llevan a definir el Asturiense (VEGA DEL SELLA, 1923). Será el padre E. Jalhay quien, buscando todos los posibles puntos de contacto entre ambos conjuntos industriales, prestará especial atención a estos depósitos orgánicos, aun cuando reconozca la habitual ausencia de evidencias de esta industria (en la que destaca la presencia de picos) en los mismos, lo que le hará en último término sentirse desengañado acerca de las posibilidades que había depositado en su análisis con vistas a establecer una cronología para lo que denomina (~sturiense gallego" aALHAy, 1929: 428, 431). El primer conchero en ser tratado por Jalhay es el denominado de Camposancos (Sáa), situado en la carretera de A Guarda a Camposancos. Varios ejemplares de conchas recogidas fueron determinados por el Conde de la Vega del Sella y por H. Obermaier, lo que lleva a Jalhay a hablar de una representación en porcentajes similares de Patella vulgaris (sic), Littorina littoreay Trochus lineatus, siendo el menos representado Mytilus edulis, aun cuando aparecía en todas las capas. La presencia de Littorina le hace considerar que este conchero debe situarse cronológicamente en un periodo más cálido y posterior al Asturiense, aspecto subrayado por la presencia en las capas superiores de fragmentos cerámicos contemporáneos a los documentados en el castro de Santa Tegra aALHAy, 1925). Todavía en estos primeros análisis Jalhay tiene esperanzas de que los niveles inferiores del

conchero, que no había podido prospectar, fueran coetáneos a las industrias líticas que trataba de encuadrar desde una perspectiva crono-cultural. El segundo de los depósitos, descubierto por este mismo investigador en el lugar de Punta de los Picos, en la desembocadura del Miño, parece asociado a una industria lítica en la que dominan los picos aALHAy, 1929). En ningún momento hace referencia a que se trate de un conchero, tan solo señala de modo genérico la aparición de fauna: ((pero esta tierra negra... contiene, además, elementos faunísticos)} aALHAy, 1929: 428). Según sus referencias, en el verano de 1928 tan solo recogió un conjunto de piezas, sin poder determinar la fauna. Con posterioridad no volveremos a tener más noticias de este depósito. El último de los concheros lo localiza en uno de los patios del colegio Jesuita de Pasaje de Camposancos (A Guarda), donde se realiza una cata de 3x2xO,5 m, recuperándose una gran cantidad de conchas pertenecientes a Pate!la vulgata, Mytilus edulis y Trochus linneatus. Estratigráficamente reconoce la existencia de ((dos capas de Mytilus separadas por otra de Patella de unos 5 cm de espesor)} aALHAy, 1929: 431). La ausencia de Litton'na le hace considerar la posible relación de este depósito, desde un punto de vista cronológico, con los del periodo Asturiense, si bien la inexistencia de evidencias líticas no le permite afianzar esta hipótesis. El mismo Jalhay reconoce con posterioridad la desconexión que existe entre los depósitos de conchas y las industrias líticas, tanto por la ausencia de las segundas en el interior de dichos concheros como por la propia conformación de éstos en función de las especies representadas, lo que parece señalar un clima más semejante al actual que al constatado en los niveles asturienses del ámbito cantábrico aALHAy, 1933). Esta apreciación parece haber condicionado toda la investigación posterior acerca de este conjunto industrial del Sudoeste gallego, y no encontraremos mas que alguna referencia aislada a la posible coetaneidad de estos depósitos de conchas con el referido utillaje lítico, referenciado también en la bibliografía con el nombre de Camposanquiense, aludiendo a la principal área clásica de hallazgos en torno al lugar de Camposancos. El estudio de este tecnocomplejo industrial ha sido acometido en numerosos trabajos con posterio-


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galida Rnmana: estudio arqueozoológico

ridad a Jalhay (por ejemplo, MERGELINA LUNA, 1939/40; VÁZQUEZ VARELA, 1980; CANO PAN, 1991), incidiendo en el carácter poligenético del mismo. Más recientemente, a mediados de la década de los noventa, una excavación de urgencia en la zona de Camposancos, ante la aparición de estructuras de factura romana, puso al descubierto parte de un conchero que podría relacionarse con el primero de los citados por Jalhay. Del mismo, el director de la intervención nos facilitó unas pequeñas muestras que, una vez procesadas, incluían varios fragmentos cerámicos de adscripción galaico-romana entre la predominante malacofauna (no se incluía ningún resto óseo de mamíferos, aves o peces). Este hecho apoya la adscripción cronológica de fases romanizadas para estas acumulaciones orgánicas frente a las primeras hipótesis manejadas que las vinculaban a episodios epipaleolíticos.

H.B. LA ARQUEOZOOLOGÍA DESDE LOS AÑos SETENTA N o cabe duda que nos vamos a encontrar a partir de este momento con un cambio radical en la atención que se le va a dispensar a los materiales faunísticos recuperados en yacimientos arqueológicos. Cambio que va a estar en relación directa con las líneas de investigación que en esta década empieza a desarrollar el prof. Vázquez Varela desde la Universidade de Santiago y que, con mayor o menor énfasis, se han mantenido hasta la actualidad. N o cabe la menor duda de que el momento es propicio para el desarrollo de la investigación arqueozoológica, con el gran impulso que va a experimentar en toda la Península gracias a los trabajos que en esta línea van a realizar J. Boessneck y A. van den Driesch, principalmente llevados a cabo en yacimientos de la Prehistoria reciente del Sur peninsular y publicados sucesivamente en la serie Studien übe frühe Tierknochenfunde von der Iberischen Halbinsel, aun cuando contemos con un análisis geográficamente mucho más próximo, el del castro de Sacaojos en León (DRIESCH & BOESSNECK, 1980). También hay que tener en cuenta el impulso que en la década de los sesenta y principios de los setenta va a producirse en el laboratorio de arque-

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ozoología de la Sociedad de Ciencias Aranzadi de San Sebastián, bajo la dirección del prof. J. Altuna, iniciando una línea de trabajo que tiene su primer gran hito en la publicación de la tesis doctoral del citado investigador (ALTUNA, 1972), y que se ha mantenido hasta la actualidad como uno de los principales centros de investigación en el campo de los estudios faunísticos en relación con yacimientos arqueológicos (ALTUNA, 1995) Como hemos señalado, en el Noroeste el reflejo de estas nuevas corrientes centradas en los estudios de las faunas arqueológicas va a poder apreciarse en los trabajos del prof. Vázquez Varela, centrándose de manera específica en los aspectos relacionados con la cultura castreña de este ámbito geográfico. En esta línea, a mediados de los años setenta va a llevar a cabo la realización de una serie de sondeos y consiguiente toma de muestras en los concheros de determinados poblados costeros (VÁZQUEZ VARELA, 1975, 1975b, 1975d), recuperando los materiales necesarios para abrir las diferentes vías de análisis (macrofauna, malacofauna e ictiofauna) que se traducirán en una serie de publicaciones que verán la luz a lo largo de los años siguientes y hasta prácticamente la actualidad. El estudio de los restos faunísticos iniciado por este autor se inscribe en un proyecto de carácter más genérico que trata de reconocer todos los aspectos de la economía de subsistencia de las sociedades indígenas castreñas, tanto prerromanas como ya romanizadas, apoyándose también, aunque de forma crítica, en la información aportada tanto por las fuentes escritas clásicas como por las iconográficas, contrastándola con la obtenida a partir del estudio de las evidencias orgánicas. Además, este investigador va a promover y consecuentemente a aplicar los resultados que aporten otros tipos de analíticas tradicionalmente relacionadas con el ámbito de la Biología Vegetal, entre las que va a destacar la palinología y la carpología (pueden verse, entre otros, JATO RODRÍGUEZ & VÁZQUEZ VARELA, 1972; VÁZQUEZ VARELA, 1975c; DÍAZ-FIERROS VIQUEIRA et alii, 1979; AIRA RODRÍGUEZ & VÁZQUEZ VARELA, 1985; VÁZQUEZ VARELA & AIRA RODRÍGUEZ, 1988). En lo que se refiere al análisis de los macromamíferos, se cuenta con un primer trabajo de identificación de los restos recuperados tanto en estos sondeos como en excavaciones previas


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(VÁZQUEZ VARELA, 1973) y con posterioridad una visión más general de la ganadería castreña utilizando los datos aportados por las diferentes fuentes de información, tanto documentales como arqueológicas (VÁZQUEZ VARELA, 1977). Posiblemente la línea más desarrollada por este autor haya sido la referente al aprovechamiento del medio marino, y más concretamente al aspecto relacionado con el marisqueo. Además de los trabajos que publica en un primer momento acerca de los sondeos en determinados poblados, contamos con otros de carácter más genérico en los que se realiza una recopilación de toda la información disponible en el Noroeste peninsular y se evalúa desde una perspectiva económica (VÁZQUEZ VARELA, 1988), línea que ha venido manteniendo en colaboración con otros autores (VÁZQUEZ VARELA et allí", 1993b; TRONCOSO et alii, 1995/96). Al mismo tiempo ha seguido aportando nueva información mediante la publicación de los resultados de análisis desarrolladas en otros yacimientos, ya sean poblados castreños (CANO PAN & VÁZQUEZ VARELA, 1991; VÁZQUEZ VARELA & RODRÍGUEZ LÓPEZ, 1995/96, 1997, 1997/98) o asentamientos claramente romanos (pÉREZ LOSADA et allí", 1992; VÁZQUEZ VARELA, 1996). Por último, también se van a iniciar ahora los análisis ictiológicos, relacionados lógicamente con el enfoque subsistencial planteado por este autor y su relación con la explotación del medio marino por parte de estos grupos sociales. Al igual que en los aspectos precedentes, contamos con un estudio previo en el que se identifican las especies recuperadas en los sondeos (VÁZQUEZ VARELA, 1976) para posteriormente, y relacionando éstas con los datos aportados por las demás fuentes de información disponibles, realizar algunas interpretaciones de carácter económico, en ocasiones poniéndolas en conexión con el propio marisqueo (VÁZQUEZ VARELA, 1978, 1984). Como resultado de todos estos enfoques, Vázquez Varela va a publicar una serie de trabajos de carácter general sobre la economía castreña, en los que aplica un enfoque múltiple en el que se van a combinar los resultados de las distintas fuentes de información sobre el tema, desde las fuentes clásicas escritas a los datos arqueológicos, incluyendo también en ocasiones un enriquecedor

componente etnográfico (VÁZQUEZ VARELA, 198Üb, 1983, 1983b, 1986; VÁZQUEZ VARELA & GARCÍA QUINTELA, 1998). Creemos que una revisión detallada de algunos de estos trabajos, principalmente los más antiguos, podría plantearnos numerosas dudas acerca de la validez de los resultados en función del grado de representatividad de los mismos o de la metodología de análisis desarrollada, o incluso algunas de las conclusiones, mantenidas de forma constante, hoy no nos parecen tan evidentes y tendemos a matizarlas o enfocarlas desde una perspectiva diferente. No obstante, no nos parece lógico realizar una valoración de los mismos con un enfoque estrictamente actual, a tenor del espectacular avance que se ha realizado en los estudios arqueozoológicos a lo largo de los últimos treinta años, y sí debe resaltarse el carácter pionero que para el Noroeste supuso la línea de investigación planteada por el prof. Vázquez Varela, y que ha sido continuada hasta la actualidad tanto por él mismo como por otros investigadores que, en mayor o menor medida, han tenido relación con el citado autor. De todos modos, el exclusivo enfoque que este autor realiza hacia la cultura castreña y el mundo galaico-romano, se traduce en la existencia de referencias que recogen la recuperación de restos óseos en otro tipo de yacimientos pero que no van a recibir prácticamente ningún tipo de atención hasta fechas recientes y que, en cierto modo, está poniendo de manifiesto una continuidad con lo indicado para los restos faunísticos en la parte final de la fase precedente, en la que se reconocía el interés que podía deparar su estudio pero no se contaba con la formación adecuada para llevarlo a cabo. En la actualidad, y como continuación a la línea iniciada en los años setenta, podemos resaltar los trabajos centrados en los análisis ictiológicos que se están realizando en el Departamento de Bioloxía Animal de la Universidade de Santiago, bajo la dirección del prof. Rey Salgado, en principio con la participación de M. Camino (VÁZQUEZ VARELA et allí", 1993) y con posterioridad y hasta la actualidad de MaC. Ferré (por ejemplo, FERRÉ, 1996; FERRÉ et alii, 1995, 1996), no centrándose de manera exclusiva en el ámbito castreño (FERRÉ & REY, 1997). También los análisis de malacofaunas arqueológicas se han incrementado sustancialmente, no sólo


Ganadería, caza y anima/es de companza en /a Ga/icia Romana: estudio arqueozoológico

por la ya señalada continuidad del prof. Vázquez Varela, sino también por la incorporación de un nuevo investigador que ha introducido la metodología más actualizada tanto en sistemas analíticos como interpretativos en este campo. N os referimos a C. Rodríguez López, quien ha desarrollado un interesante proyecto centrado en el análisis del aprovechamiento marino desde los poblados castreños y cuyas conclusiones ya se encuentran reflejadas en una serie de trabajos (entre otros, RODRÍGUEZ LÓPEZ, 1991, 1993, 1993b, 1995; RODRÍGUEZ LÓPEZ & FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 1996; FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ & RODRÍGUEZ LÓPEZ, 1996; FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ el alii, 1998; VÁZQUEZ VARELA & RODRÍGUEZ LÓPEZ, 1995/96, 1997, 1997/9~. En los estudios de macromamíferos en el ámbito de los poblados castreños también asistimos a un primer intento de continuar la labor iniciada por Vázquez Varela, impulsada por este mismo autor, y posiblemente debido a la necesidad de contar con un especialista en la determinación osteológica, aspecto en el que encontraba más dificultades, contando con la ayuda de investigadores de otras disciplinas para realizarlos (como el prof. Carro Otero). Se publican en la segunda mitad de la década de los ochenta una serie de trabajos por parte de R. Penedo Romero (1986, 1988, 1989) enfocados hacia este tema, aunque en último término también se empezaban a incluir colecciones de otros periodos posteriores, principalmente de la Baja Edad Media. Tan solo recientemente hemos asistido a la publicación de otro estudio de este autor, realizado a partir de la fauna recuperada en el yacimiento castreño de Punta dos Prados, en la costa cantábrica de A Coruña (pENEDO ROMERO, 1995/96). Desafortunadamente, la revisión de algunas de estas colecciones a las que hemos tenido acceso ha puesto de manifiesto la existencia de errores básicos en la identificación de los restos que, como veremos, altera en algunos casos significativamente la composición de las muestras, tanto en las proporciones entre las diferentes especies identificadas como con respecto al cálculo de las edades de los ejemplares representados. Asimismo, y como comentaremos con más detalle en el capítulo de estudio de colecciones, una de las muestras en las que va a basar de

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modo preferente sus hipótesis acerca de la ganadería castreña, la procedente del "castro de Meirás", una vez revisada ha resultado proceder no sólo de un yacimiento diferente sino que culturalmente no presenta ninguna relación con este ámbito indígena. Por todo esto, los datos publicados por este autor, normalmente limitados a un listado de identificaciones y un breve estudio estadístico, deben ser tomados con extrema cautela y evaluados tras una revisión de las colecciones originales. Desde finales de la década de los ochenta hemos retomado el curso de los análisis arqueozoológicos, de los que este volumen es una parte del total de los mismos. En colaboración con otros autores, y considerando los datos que hemos obtenido en nuestros estudios, se han publicado algunos trabajos que recogen los patrones de subsistencia en general, y de explotación y aprovechamiento de los mamíferos en particular, para las distintas fases culturales del Noroeste (véase, por ejemplo, RODRÍGUEZ LÓPEZ el alii, 1993; FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 1993, 1993b, 1996; FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ el alii, 1998; DOPAZO el alii, 1996; RAMIL REGO & FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 1996, 1996b, 1999; FÁBREGAS VALCARCE el alii, 1997). En este tiempo, tan solo determinados especialistas de centros de investigación de fuera de la Comunidad han contribuido activamente al conocimiento de las faunas arqueológicas del Noroeste, mediante la realización de un pequeño número de análisis faunísticos que van a aportar unos datos realmente valiosos. En esta línea, por ejemplo, contamos con el estudio que J. Altuna y K.. Mariezkurrena (1996) efectúan sobre los restos de macromamíferos recuperados en las excavaciones de la década de los ochenta en la ciudad de Lugo. Contribución que no deja de suponer un enriquecimiento para las diferentes líneas de investigación que en el campo de la arqueozoología se están desarrollando en la actualidad en el Noroeste peninsular. Señalar por último la apertura de nuevas líneas de trabajo en el ámbito de las faunas arqueológicas, desarrollándose especialmente en lo concerniente al estudio de los micromamíferos del Pleistoceno Superior y Holoceno inicial y dirigido por el prof. Rey Salgado del Departamento de Bioloxía Animal de la Universidade de Santiago (pEÑA & REY, 1995; FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ el alzi~ 1993, 1996).



111. METODOLOGÍA



Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

El significativo avance que se ha producido en estas últimas décadas en el campo de los estudios arqueozoológicos ha deparado que el volumen de publicaciones referentes a este tema en general y a los aspectos metodológicos en particular haya alcanzado unos índices que difícilmente resultan controlables, incluso para los especialistas en este campo. La diversidad de aspectos potencialmente analizables en una muestra faunística y la multiplicidad de enfoques desde los que se puede abordar cada uno de los mismos se traduce en la continua aparición de propuestas analíticas acompañadas, como resulta preceptivo, de las consiguientes réplicas y contrarréplicas en las que se ponen de manifiesto, respectivamente, la problemática y las virtudes de los sistemas a utilizar. En muchas ocasiones, esta multiplicidad de publicaciones no sólo se ha traducido en una considerable mejora de la metodología analítica, sino que también ha generado la utilización de una heterogénea nomenclatura que a veces ocasiona un gran confusionismo (CASTEEL & GRAYSON, 1977; LYMAN, 1994), e incluso una cierta reacción de recelo ante nuevas propuestas que se refleja en la continuidad del empleo habitual de los métodos que ya podemos considerar como más tradicionales en la bibliografía reciente y la limitación de las últimas propuestas a la resolución de problemáticas concretas de determinados yacimientos. En esta dinámica es de agradecer la aparición más o menos cíclica de una serie de obras en las que se recogen las líneas metodológicas más habituales en el análisis de las faunas arqueológicas, y que sirven como unos buenos manuales teóricos sobre los que iniciarse en este tipo de estudios. A modo de ejemplo pueden citarse, siguiendo un orden cronológico de aparición, los de Chaplin (1971), Klein y Cruz-Uribe (1984) con la aportación de un programa informático de cálculo de determinados índices, Hesse y Wapnish (1985), o los más recientes de Chaix y Méniel (1996), Reitz y Wing (1999) o Terry O'Connor (2000), entre otros. El primer problema encontrado en nuestro trabajo analítico, es el de haber tenido que abordar el estudio de muestras que respondían a criterios de recuperación totalmente dispares. En ningún caso podemos decir que se ha seguido una metodología minuciosa, encaminada a la minimización de las posibles pérdidas o sesgos que pueden

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suceder durante el proceso de excavación o en tratamientos posteriores del material. La mayor parte de los sistemas empleados en las intervenciones, y no solo limitadas a las de urgencia, aunque en éstas el problema parezca incrementarse, se reducen a una simple recuperación visual de los materiales óseos, el mismo método seguido para los restantes objetos de la cultura material. En el caso de los restos faunísticos, sin embargo, la selección se limita todavía más, al no ser un material tradicionalmente valorado debido quizás a la ausencia de una tradición investigadora a partir de esta categoría de restos. Por otra parte, en la mayoría de las intervenciones los restos óseos representaban un volumen reducido de evidencias que en ocasiones, y como ya señalamos en el capítulo precedente, presentaban un estado de conservación bastante deficiente, problema que en ocasiones se solventaba procediendo a la deposición de los mismos en la escombrera de la excavación, junto al sedimento y otros materiales (~in interés". En síntesis, y situándonos en casos extremos -aunque no irreales-, se refleja de este modo el desconocimiento de la información potencial de los restos faunísticos, la utilización de metodologías de excavación inaceptables y la consiguiente utilización de criterios claramente criticables en la recuperación de las evidencias arqueológicas, lo que se traduce en la presencia de muestras que en absoluto pueden reflejar la composición original del depósito y, por consiguiente, en ningún caso utilizables para reconstruir los sistemas alimenticios del grupo humano correspondiente. En otras intervenciones, la recuperación del material faunístico se ha realizado siguiendo los mismos principios que para los restantes objetos, ya sea estrictamente visual o empleando algún tipo de tamiz en el mejor de los supuestos. La diferencia, por el contrario, se presentaba en el momento de su almacenaje, no resultando extraño el habernos encontrado con que estas piezas se habían mezclado en el mismo contenedor (fuera bolsa, caja o cualquier otro tipo de recipiente) con aquéllas de menor interés para la investigación, habitualmente fragmentos informes de metal o pedazos de tégula, por ejemplo, para los que no se presuponía un rápido estudio. N o vamos a trazar ahora la correcta metodología de recuperación de restos faunísticos, aspecto éste que en último caso siempre va a estar en relación


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con el tipo de depósito excavado. De todos modos, sí conviene recordar que hay numerosos trabajos que, más allá de dar una serie de recomendaciones básicas para la recuperación y registro de estos materiales (por ejemplo, HESSE & WAPNISH, 1985: 54 y ss.), se ocupan de los efectos de distorsión que puede originar una recuperación de tipo parcial (entre otros, CASTEEL, 1972; CLASON & PRUMMEL, 1977; PAYNE, 1972, 1975). El primer factor de sesgo introducido va a ser la recuperación exclusivamente de visu realizada en muchas de las intervenciones arqueológicas, preferentemente en las de urgencia, donde la limitación temporal va a imponerse a otras premisas de la investigación arqueológica, y ni tan siquiera los efectos originados se van a tratar de paliar mediante el desarrollo de metodologías alternativas, como podría ser la toma regular de muestras susceptibles de ser procesadas en el laboratorio. En todo caso, este sistema de recuperación incide de modo negativo sobre los huesos de menores dimensiones, como ha sido subrayado en otros trabajos (MORALES MUÑIZ & MORENO NUÑO, 1992), Y explicaría distintos aspectos, cuando menos llamativos, constatados en las muestras resultantes: - Ausencia de las especies de menor talla, hecho que afecta principalmente a la microfauna (tanto sean mamíferos como aves, anfibios, etc.). - Suprarrepresentación, en consecuencia, de los macromamíferos de mayores dimensiones (grandes bóvidos y équidos, por ejemplo). - En todas las especies, representatividad diferencial de los elementos anatómicos que beneficia a los de mayor tamaño, los más completos y/ o los más llamativos, lo que indudablemente podemos relacionar con el predominio de las piezas dentales, por otra parte las más resistentes frente a los procesos postdeposicionales. El segundo tipo de sesgo introducido, reflejando todavía una mayor subjetividad, es la selección en función del supuesto grado de identificabilidad de los restos, desechando las piezas fragmentadas o aquéllas a las que se les atribuye una potencialidad informativa nula. Este sistema de selección ha sido utilizado recientemente en numerosas intervenciones de urgencia, como se nos ha puesto de manifiesto por algunos directores, sin ser conscientes de las consecuencias que conlleva:

- Eliminación de huesos grandes que se presentan muy fragmentados por las actividades de carnicería desarrolladas para beneficiarse de la carne que llevan asociada (principalmente vértebras y cinturas). - Recuperación de las piezas menores que presentan una morfología fácilmente reconocible y que suelen conservarse completas (mayoritariamente dientes). Con estos planteamientos de partida, en cada muestra analizada trataremos de reconstruir los sistemas que se han seguido para la recuperación de los restos faunísticos, y los posibles sesgos que los mismos han originado en los conjuntos óseos resultantes. La identificación es el primer paso en todo estudio arqueozoológico, entendiendo que ésta es la correcta asignación de un resto a una serie de categorías: taxonómica, anatómica, cronológica, sexual, etc. (MORALES MUÑIZ, 1988). El reconocimiento de la necesidad de esta tarea a la hora de abordar estudios de índole económica basados en la información que aportan las muestras faunísticas ha llevado a denominar esta parte del proceso como Análisis esencial (BERNALDO DE QUIRÓS, 1980), concediéndole un grado de importancia máximo ya que es la base sobre la que se sustenta la estructura de todo el estudio posterior. Es obvio que el volumen de bibliografía que, por tanto, está directamente relacionado con estos aspectos es enorme, por lo que nos vamos a limitar de modo casi exclusivo, y como ya señalamos desde un principio, a señalar las principales "herramientas" que más hemos tenido presentes a la hora de enfrentarnos con los diferentes aspectos mencionados, siendo conscientes que se van a quedar en el tintero (aunque más correcto sería decir "en la base de datos") un amplio conjunto de referencias que, en mayor o menor medida, hemos consultado y hemos utilizado durante la realización de nuestros análisis. En todo caso, los trabajos que citaremos en las siguientes páginas recogen la bibliografía básica sobre los temas considerados, y como principal fuente de información general sobre estos aspectos cabe destacar la obra de L. Chaix y P. Méniel (1996). La asignación específica es uno de los principales aspectos a considerar, debido a las interpretaciones erróneas a que puede inducir una determinación incorrecta (MORALES MUÑIZ, 1988). En prin-


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

ClplO se considera básico, opinión que compartirnos plenamente, el empleo de una colección comparativa, ya que es la única forma de subsanar en gran medida la enorme variabilidad que presentan por una parte los restos que se recuperan en una excavación arqueológica, normalmente fracturados, y por otra la propia variabilidad morfológica que pueden presentar los ejemplares de una misma especie. En nuestros análisis nos hemos servido básicamente de nuestra propia colección comparativa de referencia, constituida por ejemplares mayoritariamente del Noroeste peninsular, tanto domésticos como silvestres. A la hora de realizar algunas determinaciones también hemos tenido en cuenta, aunque en menor medida, una serie de atlas y publicaciones que se han centrado en la determinación específica entre distintas especies de macromamíferos. Entre estas publicaciones, y además de manuales básicos como los de Schmid (1972) o el más reciente de Hillson (1992), podemos citar la de Barone (1976), centrada en el estudio de los mamíferos domésticos europeos, o los grandes tomos de láminas de Pales y Lambert (1971) y Pales y García (1981). Ocupándose de cohortes más específicas, se cuenta con el atlas dedicado a la osteología de neonatales y juveniles domésticos de Amorosi (1989), o los de Prummel (1987, 1987b, 1988) acerca de los esqueletos de fetos de vacunos, equinos, ovejas y cerdos. Otras publicaciones, también tenidas muy en cuenta por las claves de diagnóstico específico que aportan, son las referidas al estudio de determinadas especies y los criterios para diferenciarlas de morfotipos semejantes. Destacan especialmente los estudios que tratan de establecer diferencias osteológicas entre ovejas y cabras, resultando básicos los trabajos de Boessneck (1980; BOESSNECK et alü, 1964), a los que más recientemente se han venido a sumar las aportaciones de Payne (1985) y Prümmel y Frisch (1986). En este mismo sentido podemos citar las referencias que se ocupan de señalar los criterios para diferenciar los restos óseos de suidos domésticos y silvestres (KRATOCHVIL, 1973; PAYNE & BULL, 1988), o incluso entre los bovinos domésticos y los ciervos (pRUMMEL, 1988b). En relación con los restos avianos, hemos podido identificar aquellos de domésticas o deter-

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minadas silvestres para los que contamos con material comparativo, si bien algunas piezas no han podido ser asignadas a nivel específico. En general, veremos que suponen un pequeño conjunto en el total de la fauna estudiada y las habituales metodologías de recuperación creemos que han influido negativamente de modo especial en los restos de estas especies. Entre los atlas que se han centrado en la distinción entre los elementos óseos de aves, el más conocido es el de Cohen y Serjeantson (1986), si bien tan solo resulta utilizable como manual genérico. Como ha sido señalado por distintos autores, la determinación de la edad de cada individuo resulta esencial para abordar el estudio de la gestión de los recursos faunísticos por parte de las sociedades pasadas (por ejemplo, CHAIX & MÉNIEL, 1996). En consecuencia, el interés por reconocer las edades de los animales en el momento de su muerte ha supuesto una importante línea de trabajo que, con mayor o menor precisión, ha permitido reconocer una serie de categorías o grupos de edad sobre los que en principio resulta factible desarrollar los postulados teóricos consiguientes. Los aspectos en que nos hemos basado para el cálculo de edad de los ejemplares representados son las secuencias de erupción O-áctea o decidua y defmitiva) y desgaste de las piezas dentales y el estado de las fusiones epifisarias de los distintos elementos óseos del esqueleto. Entre las obras en las que se recogen un amplio número de referencias de edad en relación con los criterios señalados destacan las de K.H. Habermehl, dedicadas tanto a especies domésticas (HABERMEHL, 1975) como a silvestres (HABERMEHL, 1985). Otros trabajos en los que pueden encontrarse referencias, si bien centradas básicamente en animales domésticos, son las de Silver (1980) o Altuna (1980), sin olvidar el conocido método de Grant (1982) para los animales domésticos, basado en la cuantificación del desgaste del esmalte de la superficie oclusiva de las piezas dentales. Enfocados hacia el estudio de especies determinadas, tanto domésticas como silvestres, se cuenta con otros trabajos que también nos han servido para establecer las edades de muerte de algunos ejemplares documentados en nuestros análisis. En los cápridos hemos tenido presentes los datos aportados por N oddle (1974). Para el caso de los


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suidos hay que hacer mención de las propuestas de Bull y Payne (1982) así como para el ciervo resulta de especial interés el estudio de Mariezkurrena (1983). Para la determinación de las edades de gatos domésticos en relación con el estadio de fusión de los diferentes elementos del esqueleto postcraneal hemos utilizado básicamente la información aportada por Smith (1969), y los datos de Berman (1974) para las erupciones dentales de esta misma especie. El cálculo de edad de los pequeños lagomorfos (principalmente el conejo) se presenta de difícil resolución, limitándonos a reconocer habitualmente la presencia de ejemplares que no habían alcanzado la edad adulta (MYERS & GILBERT,1968). Para la valoración global de las referencias de edad hemos establecido una serie de cohortes o grupos de edad, tomando como referencia básica una de las propuestas planteadas por el LaboraEspecie

torio de Arqueozoología de la Universidad Autónoma de Madrid (MORALES MUÑIZ et alü, 1994), si bien para el caso de los cánidos domésticos y ciervos se han utilizado los rangos que este mismo grupo de investigación ha publicado con posterioridad (MORALES MUÑIZ & LIESAU, 1995). Como se indica en los citados trabajos, la asignación a estas categorías puede neutralizar parcialmente los errores que son inherentes al propio cálculo de edad. Las diferentes cohortes utilizadas son las recogidas en la Tabla 1, indicándose los intervalos de edad en meses. Como puede apreciarse, en su mayoría se trata de especies domésticas, para las que en principio resulta más lógico elaborar modelos de explotación de las diferentes cabañas ganaderas, recogiéndose también el ciervo por tratarse de la especie silvestre mejor representada en la mayoría de las series estudiadas.

Adulto

Subadulto

Juvenil

Infantil

Caballo / Asno

> 42

7 - 42

2-7

0-2

Vacuno

> 24

6 - 24

2-6

0-2

Oveja / Cabra

> 18

6 - 18

2-6

0-2

Cerdo

> 21

12 - 21

3 -12

0-3

Perro

> 9/12

6/7 - 9/ 12

4/5-6/7

0-4/5

Ciervo

> 23 / 27

12 / 24 - 23 / 27

5/ 12 - 12 / 24

0-5 / 12

Tabla 1. Cohortes de edad (expresadas en meses).

El reconocimiento de sexos es otro aspecto que se presenta como básico a la hora de poder hablar de la gestión de recursos faunísticos, especialmente en lo que a la ganadería doméstica se refiere. La determinación sexual, sin embargo, se presenta como un aspecto difícil de realizar, excepción hecha de una serie de criterios bien conocidos, tanto morfológicos como biométricos. Además de las obras generales en las que se recogen de forma colectiva y resumida estos criterios (por ejemplo, SCHMID, 1972; CHAIX & MÉNIEL, 1996), hay una serie de publicaciones en las que se tratan especies concretas o criterios específicos. Entre los criterios morfológicos más conocidos podemos señalar las diferencias presentes en los caninos de los suidos, o la existencia de estas mismas

piezas en los équidos machos. Para la morfología de las pelvis de rumiantes también se han señalado variaciones, si bien se trata de un hueso frágil que normalmente lo hemos encontrado muy fragmentado en las muestras analizadas, apenas ocasionalmente conservándose completas las zonas que presentan los centros de diagnóstico sexual. Las clavijas óseas de los vacunos y ovicaprinos han sido también objeto de estudio pormenorizado, señalándose variaciones morfológicas acusadas entre los caprinos, e incluso reflejándose los efectos de la castración en el caso de los ovinos (HATTING, 1975; ALBARELLA, 1995). Para el vacuno, también es posible realizar determinaciones de tipo sexual, además de la ya señalada en la pelvis, localizada en el pubis, con otras partes


Ganadería, caza y animales de companta en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

del esqueleto. Los núcleos óseos de cuerna permiten, en cierta medida, reconocer diferencias entre machos, hembras y castrados, utilizando como criterios de diagnóstico no sólo la morfología general de estas piezas sino también índices biométricos obtenidos a partir de los diámetros y de la longitud de la circunferencia de la base de las clavijas (ARMITAGE & CLUTTON-BROCK, 1976; ARMITAGE, 1982). Otros criterios osteométricos relacionados con los bovinos domésticos se basan en las variaciones de talla y gracilidad asociadas al dimorfismo sexual. Este aspecto se ha analizado de manera preferencial en los metapodios, debido a las mejores posibilidades de conservación completa de estos elementos esqueletales frente a la que suelen presentar otros huesos largos, y parecen ponerse especialmente de manifiesto en los metacarpos. Las conclusiones obtenidas subrayan que la longitud máxima y la anchura mínima de la diáfisis permiten tanto la discriminación entre sexos como el reconocimiento de castraciones (entre otros, HOWARD, 1963; THOMAS, 1988). Entre las especies silvestres debemos destacar el trabajo de Mariezkurrena y Altuna (1983) acerca de las diferencias biométricas presenten en los elementos esqueletales de los ciervos cantábricos actuales en relación con su sexo, y la aplicación de los resultados a las piezas recuperadas en los yacimientos arqueológicos de la misma zona geográfica. Las determinaciones de tipo sexual en otras especies resultan mucho más limitadas y han sido menos analizadas, exceptuando la presencia en los tarsometatarsos de gallo de un espolón que permite una fácil y rápida discriminación, e incluso apreciar en el desarrollo anómalo del apéndice la existencia de procesos de castrado (por ejemplo, WEST, 1982, 1985). La talla de los animales puede servir, desde una perspectiva económica, para reconocer la presencia de variaciones en un mismo tipo de ganado entre diferentes periodos y/o áreas geográficas concretas, lo que en suma va a reflejar en buena medida la importancia que se le atribuye a cada tipo de ganado y el interés por producir mejoras en el mismo favoreciendo el mantenimiento de los ejemplares más relevantes y ejerciendo incluso un control sobre los cruces con el ánimo de conseguir unos resultados óptimos.

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La estatura o altura de los animales se obtiene a partir de la longitud de los huesos largos de los miembros, aunque también resulta factible para determinadas especies utilizar otras piezas, como el astrágalo, el calcáneo, la escápula, etc. Al valor obtenido del hueso se aplica un coeficiente que permitirá reconocer, de forma aproximada, la talla del ejemplar de procedencia. Especie

Autor

Equus cabal/us

Kiesewalter (1888) Fock (1966)

Bos taurtls

Matolcsi (1970) Driesch y Boessneck (1974)

Qvis arics

Teichert (1975)

Capra hircus

Schrarnrn (1967)

Sus domcsticus

Teichert (1969)

Cat/is familiaris

Harcourt (1974)

Koudelka (1885)

Clark (1995) Tabla 2. Referencias bibliográficas para el cálculo de la altura de ejemplares de diferentes especies domésticas.

A lo largo de nuestro trabajo dejaremos constancia de los factores de conversión utilizados, así como de los autores de los que hemos tomado dichos coeficientes. En la tabla 2 presentamos tan solo el listado de las especies para las que se ha realizado el cálculo de la talla, exclusivamente domésticas, y los trabajos donde se reseñan estos valores. N o presentamos un listado exhaustivo de todas las piezas de cada especie para las que existe posibilidad de cálculo de la talla ya que algunas de las mismas no van a ser utilizadas en nuestro estudio al no contarse con ningún caso de conservación de los huesos completos. Para la toma de valores biométricos en los restos estudiados hemos seguido de forma básica la propuesta metodológica de A. van den Driesch (1976), introduciendo las variantes sugeridas por J. Altuna (1980) para determinados elementos esqueletales, básicamente en la toma de valores de los terceros molares superiores (M3) de bóvidos y en referencia al espesor distal de los metapodios de ungulados en general. Las abreviaturas utilizadas toman como referencia básica la propuesta de EJ. de Miguel Agueda y A. Morales Muñiz (1984) para el esqueleto postcraneal. En todo caso, al inicio del correspondiente


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CARLOS FERNANDEZ RODRÍGUEZ

apéndice donde se han incluido todos los datos osteométricos se señalan las equivalencias entre abreviaturas utilizadas y medidas correspondientes para cada parte del esqueleto. Se han sugerido en la bibliografía numerosos índices y criterios de cuantificación para las muestras óseas, pero en las publicaciones destacan por su frecuencia tres en concreto: Número de Restos (NR), Número Mínimo de Individuos (NMI) y Peso de los restos (P). El uso de cualquiera de los mismos no supone más que un método de aportar información sobre la muestra analizada, y en ningún caso se persigue la reconstrucción de la composición original de la muestra depositada. Algunos autores, como por ejemplo Gautier (1984), subrayan que el conjunto arqueozoológico no es generalmente más que una muestra cuantitativamente muy limitada de la tanatocenosis de la que procede, por lo que parece imposible e incluso hasta un ejercicio ilógico plantearse su reconstrucción. De todos modos, resulta obvio que es necesario contar con algún tipo de indicación acerca de la abundancia relativa de cada especie en las colecciones objeto de análisis, lo que resultará un marco especialmente útil a la hora de establecer comparaciones entre diferentes muestras (KLEIN & CRUZ-URIBE, 1984). El Número de Restos es el índice más fácilmente obtenible al reflejar exclusivamente el número de huesos o fragmentos óseos que pueden ser asignados a una especie en una muestra dada (KLEIN & CRUZ-URIBE, 1984). Los problemas que plantea la utilización de este índice han sido ampliamente tratados en la bibliografía (por ejemplo, POPLIN, 1976; KLEIN & CRUZURIBE, 1984; CASTAÑOS UGARTE, 1984) y pueden resumirse en los siguientes aspectos que tendremos que tener en cuenta para valorar correctamente los resultados obtenidos: - Los esqueletos de determinadas especies tienen más elementos que los de otras, lo que se traduce en una exageración de la abundancia de las primeras frente a las segundas. - Existencia de diferencias en el grado de conservación de las diferentes partes del esqueleto tanto de un mismo ejemplar como entre distintos ejemplares en relación con la edad de los mismos, resultando favorecidos los adultos frente a los inmaduros.

- Se enfatiza la importancia de las especies en las que se produce un aprovechamiento integral frente a aquéllas que se procesan previamente descartándose diferentes partes, especialmente relevante para sociedades cazadoras que realizan un transporte selectivo de las piezas obtenidas, fundamentalmente en las de mayores tallas. - Se trata de un índice muy sensible al grado de fragmentación ósea, proceso que normalmente en absoluto afecta a los restos de todas las especies por iguaL En nuestro cálculo del número de restos no hemos tenido en cuenta las roturas, ya sean recientes o antiguas, considerando los diferentes fragmentos como una única pieza a contabilizar. Del mismo modo hemos tratado a los huesos que presentaban epífisis sin fusionar, conservándose tanto éstas como las diáfisis, considerándolas de modo conjunto como un único resto (CHAIX & MÉNIEL, 1996), si bien teniendo en cuenta este hecho para los cálculos de edad. El cálculo del Número Mínimo de Individuos y su representatividad ha sido objeto de numerosas publicaciones, si bien todavía no se ha planteado ningún otro tipo de método de cuantificación que mejore las posibilidades ofrecidas por el NMI. Siguiendo a Klein y Cruz-Uribe (1984), podemos definir el NMI como el número de ejemplares de una especie necesario para responder de todos los restos identificados. Como en el caso anterior, hay que tener presentes los problemas que plantea su utilización, ya analizados por diversos autores y tratados de paliar en la medida de lo posible mejorando los sistemas de cálculo del referido índice (por ejemplo, POPLIN, 1976; KLEIN & CRUZURIBE, 1984; CASTAÑOS UGARTE, 1984): - Alta probabilidad de error en su cálculo. - Diferentes posibilidades de calcularlo y de considerar los huesos fragmentados, lo que en ocasiones impide la comparación entre muestras estudiadas por distintos analistas. - Los valores numéricos que proporciona son a menudo tan pequeños que no resultan utilizables estadísticamente. - Posible sobrevaloración de la importancia de aquellas especies con una representación muy limitada en las muestras. En la realización de nuestros cálculos hemos utilizado básicamente dos métodos. En el caso de


Ganadería, caza y animales de companta en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

muestras con un volumen de restos muy limitado se ha optado por tener en cuenta el mayor número posible de factores deducidos a partir de la información aportada por las propias piezas óseas: edad, sexo, talla, etc., y calculando el NMI para cada parte del esqueleto, obteniendo en estos casos unos valores que pueden considerarse más próximos al número real de ejemplares de los que habrían procedido los restos objeto de análisis. Para las muestras numéricamente más voluminosas hemos optado por utilizar el sistema informático elaborado por Klein y Cruz-Uribe (1984), que engloba los programas denominados BONECODE, DENTCODE y MNI. Somos conscientes que los valores obtenidos no tienen en cuenta aspectos importantes, como los biométricos o los sexuales (excepto para las clavijas óseas de cuerno), y que las referencias de edad se limitan a la presencia de dientes deciduos o defmitivos y a la constatación del estado de fusión de las epífisis. En todo caso, creemos que el cálculo de estos valores de forma estrictamente manual se presentaría muy complejo por el propio volumen de restos que habría que manejar, lo que derivaría en una mayor probabilidad de generar errores. La estimación de la biomasa ha sido otro de los aspectos de los que se han ocupado diversos investigadores, aunque posiblemente el más utilizado actualmente sea el conocido como weigemethode o método del peso de los restos (K.UBASIEWICZ, 1956). En principio se planteó aplicar a los resultados obtenidos para cada especie un factor que se consideraba que reflejaba la ratio existente entre el peso del hueso y el de la carne en vida del animal, asumiendo por tanto que esta ratio era igual para todos los ejemplares de una misma especie. Esta premisa fue puesta en duda por distintos autores, demostrando Casteel (1978) su inadecuación en el caso de los suidos, lo que posiblemente se pueda hacer extensible a otras muchas especies. Klein y Cruz-Uribe (1984), por otra parte, también rechazan este índice como forma de medida de la abundancia de especies. En nuestro análisis hemos considerado exclusivamente los valores primarios (peso expresado siempre en gramos), sin aplicar ningún factor al peso obtenido de los restos de cada taxón. La información obtenida se analiza desde una perspectiva interpretativa, considerando que las frecuencias resultantes pueden reflejar al menos de

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modo aproximado la importancia relativa que cada especie ha podido tener en la constitución de todo el conjunto de la dieta cárnica, aceptando, por consiguiente, que existe una relación entre el peso del hueso y la biomasa que se encontraría asociada, aun cuando ésta no sea estable. En ningún caso, por tanto, se persigue calcular los valores reales de carne que cada especie habría suministrado. Otro aspecto deducible a partir de este índice se relaciona con el grado de fragmentación de la muestra (CHAIX & MÉNIEL, 1996), tomando como referencia los valores de peso medio de los restos. Incluso también resulta de interés la comparación de estos valores entre el conjunto de identificables yel de no identificables, debido a la información que puede aportar respecto nuevamente de la fragmentación de las piezas óseas, de modo principal en relación con el último grupo. También se presentarán análisis tafonómicos, acogiendo todos los aspectos que han intervenido en los sistemas de formación y alteración relacionados con una muestra ósea concreta, tratando de interpretar en último término el registro que ha llegado hasta nosotros. En cierto sentido ya hemos tratado de este tema en el primer apartado de este capítulo, al examinar los diferentes métodos de excavación y recuperación de los restos faunísticos, aspectos que indudablemente han influido, en algunos casos muy significativamente, en la representatividad de una muestra en relación con la originalmente depositada. En el sentido original del término, conforme fue defmido por Efremov (1940), la Tafonomía se ocupa del análisis e interpretación de los procesos naturales (biológicos o geológicos) que actúan sobre un organismo tras su muerte, sin considerar en ningún momento la intervención humana intencional. Desde la óptica arqueológica, por el contrario, van a ser los patrones culturales los que se intentan individualizar y estudiar mediante los análisis tafonómicos (BLASCO SANCHO, 1992). Los análisis tafonómicos van a presentar, en consecuencia, una amplia variabilidad de enfoques, en relación tanto con los responsables de las acciones que van a influir en el grado de conservación de una muestra como con los patrones de actuación de éstos, pudiendo identificarse en ambos casos bien con agentes o procesos tanto


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CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

antrópicos como naturales, sean estos últimos biológicos o no (BLASCO SANCHO, 1992). A lo largo de nuestro trabajo iremos haciendo referencia a los diferentes procesos que hayamos constatado en los restos óseos que conforman cada una de las muestras, lo que indudablemente nos ayudará a interpretar mejor las causas de deposición y los procesos que han intervenido en la formación de los registros que hemos analizado. Para cada uno de los mismos trataremos, en primer término, de reconocer los diferentes Grupos Tafonómicos que conforman una muestra, entendiendo como tales los conjuntos de restos de animales que presentan una misma historia tafonómica desde el momento de su muerte hasta su recuperación, en el sentido planteado por Gautier (1987). El establecimiento de los grupos tafonómicos se ha realizado atendiendo a diferentes premisas, entre las que podemos citar el estado de conservación, la distribución anatómica de las diferentes partes del esqueleto de cada especie, los contextos estratigráficos, etc. Siguiendo a Gautier (1987), los principales grupos que pueden reconocerse, si bien cabe la posibilidad de generar otros distintos que se consideren necesarios, serían: 1. Restos de consumo, abarcando desde los primeros procesos de despiece y descarne hasta los desechos propios de las actividades alimenticias. 2. Evidencias de manufacturas, incluyendo tanto las piezas relacionadas con las actividades de fabricación como los útiles resultantes. 3.Restos de esqueletos, más o menos completos, en los que no se aprecia ningún tipo de aprovechamiento o de los que como mucho pudo haberse recuperado la piel. 4.Intrusivos contemporáneos, sin que exista una intervención humana intencional en su aporte al yacimiento. Pueden o bien haber sido transportados por otros agentes naturales o bien se trata de animales que murieron en el propio yacimiento. 5. Restos heredados: materiales procedentes de niveles infrayacentes del propio yacimiento debido a actividades humanas, o traídos desde otros depósitos por transportes fluviales u otros procesos geológicos.

6. Intrusiones posteriores, incluyendo los restos que se introducen en el depósito mucho tiempo después de la formación del mismo, debido principalmente a los mamíferos fosores ya las actividades humanas. Otros aspectos que analizaremos serán los directamente relacionados con la actividad humana, reflejados de forma directa en las marcas de carnicería (tanto de despelleje como de despiece o de descarne), conforme han sido defmidas y estudiadas por numerosos autores, entre los que cabe citar a Binford (1981) o más recientemente Pérez Ripoll (1992). También MaF. Blasco Sancho (1992) ha llevado a cabo una minuciosa revisión bibliográfica de este tema. Los patrones de actuación humana pueden también ser reconocidos a partir del estudio de la frecuencia de las diferentes partes esqueléticas reconocidas en un yacimiento, en relación con el transporte o acarreo diferencial también denominado ((efecto schlepp" (pERKINS & DALY, 1968), que no responde más que a un simple principio económico de conseguir la mayor cantidad de beneficio con el mínimo costo en aspectos tan diversos como el trabajo, riesgo, tiempo invertido, etc. (BLASCO SANCHO, 1992). En cualquier caso, siempre que sea preciso, haremos referencia a la actividad de cualquier agente, distinto del humano, que haya participado en la formación de un depósito concreto o haya modificado su configuración original. De manera preferente nos centraremos en la actividad de los carnívoros, básicamente cánidos, analizando las huellas de su actividad alimenticia (por ejemplo, BINFORD, 1981; PÉREZ RIPOLL, 1992), pero sin descuidar otros procesos también postdeposicionales pero no relacionados con agentes biológicos, como los debidos a los atmosféricos (entre otros, BEHRENSMEYER, 1978; HILL, 1980; JOHNSON, 1983), a la acción de las raíces de las plantas (BINFORD, 1981) o los desplazamientos y/ o transportes de restos por causa de procesos geológicos (puede verse una revisión detallada de todos estos temas en BLASCO SANCHO, 1992). Entre los materiales faunísticos que componen las colecciones estudiadas se ha documentado la presencia tanto de objetos realizados en materias primas de origen animal (hueso y asta) como de desechos producidos durante los procesos de


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

manufactura de los mismos (restos de desbastado, piezas intermedias, etc.). Debido al interés que los mismos presentan desde una perspectiva económica, y considerando que el número de piezas no resulta excesivamente elevado, exceptuando el registro de Astorga, hemos decidido incluirlas en nuestro estudio, enfocando principalmente nuestro análisis desde la perspectiva del aprovechamiento de esta materia prima. Como hemos señalado, el conjunto de restos recuperados en los niveles de ocupación romana de Astorga incluían un significativo conjunto de objetos realizados con estas materias, así como otro gran volumen que se identifican con desechos de fabricación de los mismos. El estudio de los primeros no ha sido realizado por nosotros, sino por la prof. Mar. Amaré Tafalla (s.f.), directora del Proyecto de Investigación que centralizó el análisis de los materiales recuperados en las excavaciones arqueológicas de esta ciudad, esperando el momento de su publicación junto a los restantes

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informes elaborados. Por nuestra parte, y además del estudio arqueozoológico, nos encargamos de analizar los productos de desechos procedentes de estos talleres, por lo que de forma casi exclusiva nos centraremos en este tipo de piezas. El limitado número de objetos de época romana que hemos estudiado ha sido catalogado siguiendo las propuestas de diferentes autores, como la de E. Avila Fran<;a (1968) para los alf.tleres o la de S. da Ponte (1978) para agujas y otros objetos relacionados con el tejido y la costura, grupos en los que se van a englobar de forma mayoritaria los materiales analizados. También nos hemos servido de otros trabajos que se ocupan de análisis más globales de objetos de época romana realizados en materias duras animales (como por ejemplo, BEAL, 1984) o de la transformación de estas mismas materias con una perspectiva geográfica y temporal mucho más extensa (como MACGREGOR, 1985), tratando también aspectos tecnológicos.



IV.

CONSIDERACIONES ACERCA DE LA GANADERÍA Y LA CAZA EN LOS POBLADOS CASTREÑOS



Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

No cabe duda que el estudio de los asentamientos tipo castro ha centrado buena parte de la investigación arqueológica en el Noroeste Peninsular, disponiendo de referencias continuadas a los mismos desde las obras de los eruditos del s. XVIII en las que se hacía mención expresa de los pueblos primitivos (ACUÑA CASTROVIEJO, 1996). Interés para el que únicamente encontraremos paralelismos en la atención que recibirán las mámoas o túmulos megalíticos. En igual medida, los análisis de fauna de estos yacimientos son también numerosos, por lo que a continuación tan solo daremos un breve vistazo a los resultados generales con que contamos hasta el momento. Como en otros numerosos campos de la investigación de la cultura castreña del Noroeste fue López Cuevillas (1966), en un trabajo inédito publicado tardíamente, uno de los primeros en abordar in extenso este tema. Su original método a la hora de enfocar el estudio de la economía castreña, vinculando los datos aportados por distintas fuentes, será desde entonces y prácticamente hasta la actualidad un modelo a seguir por los diferentes autores que han retomado esta línea de investigación, aunque en muchos casos sólo haya sido de modo puntual. Como consecuencia, un importante número de estos trabajos no apor taran nada novedoso a los resultados alcanzados por López Cuevillas. El estudio más o menos crítico de las fuentes literarias clásicas, de los movimientos iconográficos y de los datos arqueológicos (tanto directos, fauna, como indirectos, restos de la cultura material -estructuras y objetos- relacionados con determinadas actividades económicas) se ha reiterado de manera continuada, y el escaso avance en el volumen de hallazgos de los dos últimos grupos, por lo menos hasta fechas muy recientes, se refleja en una mera enumeración de los datos ya conocidos y en la elaboración de diferentes hipótesis, más o menos complejas, acerca de los sistemas de producción de las comunidades castreñas, con base en un fuerte componente teórico junto a una escasa información arqueográfica e incluso etnohistórica, dando como resultado unos sistemas productivos más propios de sociedades campesinas actuales. Con anterioridad tan solo contamos con los estudios desarrollados por algunos autores que,

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normalmente de forma genérica para todos los pueblos prerromanos del N arte peninsular, se basan exclusivamente en la información reflejada por las fuentes clásicas, lo que resultará en la definición de modelos que poco tienen que ver no ya con lo que conocemos hoy en día, sino incluso con lo avanzado por López Cuevillas. Dentro de este grupo de investigadores podemos citar a Caro Baraja (1943), quien plantea un sistema económico en el que todavía tendría gran importancia la recolección realizada por jóvenes y ancianos, los sistemas agrarios serían muy elementales, y la ganadería se encontraría dominada por los caprinos, aunque también los suidos tendrían una importancia destacable. Del vacuno se señala su posible existencia, resultando por el contrario indudable la cría de caballos a tenor de las menciones registradas en las fuentes escritas. En la misma línea de Caro Baraja se situará el modelo propuesto años más tarde por Blanco Freijeiro (1960), subrayando nuevamente el alcance de las tareas de recolección, la pobreza de la agricultura y el predominio de ovicaprinos entre el ganado, acompañados en mucha menor medida por los suidos. Los trabajos de lM. Blázquez (1957, 1968, entre otros) supondrán un cierto avance en este tipo de enfoque, señalando la insuficiencia de las fuentes clásicas en aspectos de tipo económico, por lo que acudirá a otro tipo de información para tratar de complementar los datos que aquéllas recogen. Sus conclusiones apuntan hacia un predominio de la ganadería sobre la agricultura, destacando la cría de caballos y el consumo de carne de caprinos y suidos. Semejante a los anteriormente citados será el planteamiento desarrollado por Balil Illana (1973), indicando que la ganadería de estos pueblos estará centrada en suidos y cápridos frente a una escasa importancia del vacuno. Por el contrario, sigue destacando la cría de caballos en estado salvaje. Para este investigador la agricultura sería también una actividad muy limitada y pobre, se recolectarían sobre todo bellotas y se desarrollaría la pesca y el marisqueo en la zona costera. En el Noroeste será Taboada Chivite (1977) el primero en recoger el testigo dejado por López Cuevillas, si bien su aportación a lo ya dicho por este autor no será relevante. Con fecha de publicación ligeramente anterior, nos encontramos las


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CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

primeras aportaciones importantes realizadas por el prof. Vázquez Varela (1973), quien toma muestras de una serie de concheros de castros de la costa gallega y ofrece los primeros datos fiables de los componentes de la cabaña ganadera de estas sociedades (además de otros referentes al marisqueo y pesca) (VÁZQUEZ VARELA, 1976, 1980, 1983, etc.). Este autor seguirá también el esquema analítico planteado por López Cuevillas, y realizará estudios críticos que permitirán valorar con mayor objetividad alguna de las fuentes tradicionalmente utilizadas (VÁZQUEZ VARELA, 1986). Es evidente que, desde la actualidad, sus resultados pueden ser puestos en duda aduciendo, por ejemplo, los problemas relativos a la representatividad de las series consideradas; pero también es innegable su importante aportación al tema, básica a la hora de establecer los caminos por donde debía segUÍr la investigación en el futuro si se quería profundizar en el conocimiento del mismo. Su línea de actuación en este campo se verá continuada en el marco de la Cultura Castreña por los trabajos de Penedo Romero (1986, 1988, 1989), centrándose en los yacimientos de cronología prerromana e intentando precisar con mayor rotundidad algunas apreciaciones de carácter general planteadas en los anteriores trabajos de Vázquez Varela. Ahora bien, y como hemos señalado en páginas precedentes, las revisiones llevadas a cabo sobre algunas de las muestras analizadas por este autor han dado como resultado divergencias en la determinación de restos, lo que altera de manera sustancial algunas de las conclusiones sugeridas. Además de éstos, existen otros trabajos que amplían el ámbito geográfico de estudio, incluyendo la vecina región de Asturias (como por ejemplo, SANTOS YANGUAS, 1986), si bien sin aportar más datos que los ya conocidos por publicaciones precedentes. Se plantea como novedoso la necesidad de reconocer las distintas fases de desarrollo de esta cultura para poder evaluar en detalle la evolución de los sistemas ganaderos, los cuales, en principio, debieron sufrir algún tipo de variación al menos con motivo del proceso de romanización. En relación con los datos de que disponía, este autor sugiere un hipotético modelo teórico de los sistemas de producción y de aprovechamiento de los recursos naturales que consti-

tuirían la base de la alimentación de estas poblaciones rurales, variando en función de la ubicación espacial de cada caso concreto y su entorno. Mayores problemas plantea un trabajo más recientemente publicado (CARROCERA FERNÁNDEZ, 1995), si bien realizado en 1988, como explicita su autor. En principio se sigue el mismo esquema propuesto por López Cuevillas en lo referente a las distintas fuentes que deben ser examinadas en el estudio de este tema, para finalizar con una serie de comentarios sobre diferentes aspectos relacionados con el mismo (fertilizantes, determinadas estructuras arquitectónicas en el interior de los poblados, piedras con cazoletas, etc.). Las dudas se nos presentan en los resultados de los análisis de los restos faunísticos de los castros asturianos de Momas y Coaña principalmente. En ambos se determinan a nivel de especie restos de ovicápridos que no presentan centros de diagnóstico que posibiliten tal hecho, por ejemplo las denticiones definitivas, vértebras y otros, por lo que creemos que deberían haber sido asignadas al grupo genérico, lo cual evidentemente alteraría los porcentajes de estas dos especies y las conclusiones que de los mismos se han obtenido, que permiten plantear el predominio de Capra sobre o vis. Problemática también nos parece la determinación de jabalí (Sus seroja) a partir de un fragmento de germen de tercer molar del castro de San Chuis. Asimismo, consideramos no totalmente acertada la utilización de las edades de sacrificio de los ejemplares representados en las series. En principio, y para los individuos adultos, parece que las mismas indican una edad mínima, y no absoluta, fijada principalmente en función de la erupción de la dentición defmitiva, por lo que quizás nos encontremos con grupos de edad diferentes a los indicados por este autor, y la supuesta matanza del ganado bovino hacia los tres años es probable que no sea totalmente cierta y que, al igual que sucede en el Noroeste, el vacuno hubiera alcanzado edades superiores. Señalar también por último la existencia de otros trabajos que no podemos calificar más que de ((poco afortunados JJ, como el de Martínez Fernández (1988), quien acudiendo a un determinismo extremo y a una utilización sesgada de las fuentes documentales clásicas y de los datos arqueológicos concluye presentándonos a los pobladores de los


Ganadería) caza y animales de companta en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

castros como una especie de animales oportunistas (un estómago bípedo) que sufrirían de manera continua los efectos de la desnutrición, excepción hecha, cómo no, de las supuestas élites sociales. Cualquier comentario sobre este trabajo debe expresar un rechazo total. Rechazo que en principio debe extenderse, aunque a otro nivel, a la aceptación total para el N oroeste de una alimentación en los centros urbanos romanos idéntica a la recogida en los grandes banquetes literarios de la Roma imperial (ALCORTA lRASTORZA, 1991), ya que la realidad arqueológica no permite sostener esto, aun cuando, como veremos de manera más detallada, sí parece constatarse una mejora sustancial con respecto a la dieta de los centros rurales.

I~A.

LOS ANTECEDENTES:

LOS POBLADOS PRERROMANOS Las muestras óseas de yacimientos o niveles castreños adscritos a fases de ocupación prerromanas son muy limitadas, y en algunos casos pueden presentar la problemática de tratarse de excavaciones antiguas, sin que sea posible precisar el índice de selección existente (como por ejemplo en las intervenciones de López Cuevillas y Bauza Brey en el Castro de O Neixón Pequeño). También deben tenerse en cuenta las recientes precisiones cronológicas llevadas a cabo en alguno de estos mismos yacimientos, como en el Castro de Borneiro, donde las áreas de acumulación de basura se habían adscrito a fases prerromanas, pero recientes revisiones, tanto radiocarbónicas como de los materiales cerámicos, sugieren un periodo ocupacional que se produciría en un momento ya romanizado. También en A Lanzada la secuencia presenta una complejidad de difícil resolución tanto para las colecciones antiguas como para las más recientes que todavía adolecen de estudios adecuados del material asociado. En la mayoría de los casos se trata de muestras tan pequeñas que sólo nos permiten señalar la presencia de determinadas especies, e incluso las restantes más amplias todavía tienen un tamaño tan limitado que no podemos asegurar que el grado de representatividad de las mismas alcance el mínimo exigible.

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Otro problema a destacar es la ausencia de datos para la costa cantábrica y, de manera casi generalizada, para todo el interior, donde sólo contamos con limitadas referencias, como las de los Castros de Fozara, Troña o Cameixa, todos situados en la mitad meridional de Galicia, con un volumen exiguo de material y en un estado de conservación deficiente, lo que tan solo nos ha servido para constatar la presencia de alguna especie (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 2000). Teniendo presentes estas premisas previas, únicamente podemos realizar una valoración genérica de los poblados litorales atlánticos (Figura 1), en los que la cabaña ganadera se encuentra dominada por el ganado ovicaprino. Si bien el alto grado de fragmentación que suelen presentar los restos impide una mayor precisión entre ambas especies, parece que la presencia de oveja ha tenido una mayor importancia en la configuración de los rebaños de estos poblados castreños, como se ha constatado en los resultados obtenidos en las muestras de O Achadizo (Fases II y III), Cantodorxo o A Lanzada, con proporciones en cuanto a número de restos que en este último caso se establecen próximas a un predominio de 4:1 favorable a Ovis. Una proporción mucho más elevada (10:1) se ha indicado para los poblados de la Segunda Edad del Hierro de los asentamientos de la Cuenca media del Duero (MORALES MUÑIZ & LIESAU, 1995), interpretando este hecho como un posible interés por el aprovechamiento de la leche, y como la preferencia por un ganado menos agresivo con el medio. En principio, podemos apuntar como muy probable que más de la mitad de los componentes de la ganadería de los poblados prerromanos del litoral Atlántico correspondería al ganado ovicaprino, lo cual podría relacionarse con un alto componente pastoril en las actividades económicas de los habitantes de estos poblados, hecho que puede estar en conexión con la inexistencia en su entorno de terrenos de cultivo de buena calidad (muy arenosos, som.etidos a la influencia marina, etc.) y con una alimentación cotidiana muy apoyada en los recursos aportados por las actividades de marisqueo y pesca en el litoral costero más inmediato. Este hecho ya lo hemos analizado con mayor detalle en trabajos previos (RODRÍGUEZ LÓPEZ & FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 1996;


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CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Fig.: 1. Castros prerromanos del litoral adántico. Espectros faunísticos (según NR)

II~~~:~:::J""""" _Suidos

1_ Ovicaprinos I¡¡¡Bovinos

FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 2000), si bien tan solo un mayor número de muestras óseas y el estudio de otros elementos de la cultura material puede arrojar nuevas bases de discusión que permitan evaluar correctamente esta hipótesis. En este sentido puede resultar de interés la práctica ausencia de referencias a hallazgos de semillas vegetales en estos poblados litorales (D0PAZO MARTÍNEZ, 1996). El predominio de los ovicaprinos en referencia al número de restos identificados ha sido también reconocido en un significativo número de las muestras de los poblados de la Edad del Hierro de la Cuenca del Duero (MORALES MUÑIZ & LIESAU, 1995), si bien en el Soto n del Soto de Medinilla se verán superados por el vacuno (LIESAU, 1998). El predominio de los ovicaprinos en algunas muestras de la Edad del Hierro ha sido también señalado para el País Vasco (ALTUNA, 1980; MARIEZKURRENA, 1990). Las edades de sacrificio de los ovicaprinos se encuentran mayoritariamente centradas en ejemplares incluidos entre las primeras fases de nuestro grupo de adultos (mayores de 18 meses) y últimos estadios de los subadultos (entre los 6 y los 18

meses), aunque también se han constatado casos de juveniles e incluso algún infantil (menores de 2 meses) en las muestras de A Lanzada, Cantodorxo y O Achadizo n. Resultan por el contrario muy escasos los ovicaprinos seniles. Se sugiere en consecuencia una explotación centrada en el aprovechamiento cárnico, resultando de menor importancia los productos secundarios que podrían obtenerse, principalmente lana y leche. También cabe analizar las tallas que hemos podido calcular para el ganado ovino (no contamos con ningún dato para el caprino), con valores que rara vez superan los 50 cm de altura, y que tan solo en un ejemplar del Castro de O Achadizo (Fase nI) se sitúa próximo a los 60 cm (Tabla 3), estando la media por debajo de los 50 cm.. A título de comparación podemos indicar que las alturas calculadas para ovicaprinos de la Edad del Hierro de la Cuenca del Duero se establecen en torno a los 60 cm (MORALES MUÑIZ & LIESAU, 1995), con una media de 58.4 cm para los ejemplares de ovino del Soto de Medinilla (LIESAU, 1998). También las ovejas de la Primera Edad del Hierro de Sacaojos (León) presentan alturas que superan claramente a las constatadas en


Canaderla, caza y animales de compañía en la Calida Romana: estudio arqueozoológico 70

45 Fig.: 2. Castros prerromanos: alturas de Ovis anes comparadas con otras referencias.

r--------------------------------,

554------+---------j--------------+-----I

50

4----1----------~-----------------1------

45 - 1 - - - - - - - - ' - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 1

40

f--------+--------f--------f----------j Castreño

Soto

Pals Vasco

Sacaojos

los poblados del Noroeste para esta fase (DRIESCH & BOESSNECK, 1980), situándose el

valor mínimo de aquéllas como el máximo de las obtenidas en O Achadizo.

Rango

media

mediana

Moda

desv. típ.

49.9

3.200

Castros NW

14

45.3 - 59.6

49.83

49.65

Sacaojos

4

59.5 - 66.0

63.13

63.5

2.955

Soto de Medinilla

6

54.0 - 64.1

58.42

56.6

4.141

País Vasco

28

47.9 - 62.4

55.84

55.9

60.1

3.471

Tabla 3: Resumen estadístico de alturas de Ovis aries.

También la media de los valores indicados por Altuna (1980) para ovejas de la Edad del Hierro del País Vasco es mayor que la calculada por nosotros para las muestras prerromanas del Noroeste, no documentándose más que un ejemplar que no alcance como mínimo los 50 cm de altura, hecho aparentemente habitual en la cabaña de ovinos de nuestros castros. Se sugiere en consecuencia la presencia de una cabaña ovina de pequeña talla que quizás tengamos que poner en relación con terrenos pobres, inadecuados para el ganado, que provocarían una mala alimentación y, en consecuencia, la imposibilidad de mejorar el desarrollo de los ejemplares de esta cabaña. El segundo grupo en importancia numérica parece corresponder en los poblados litorales al

ganado vacuno, si bien al mismo correspondería el mayor volumen de carne aportada a la dieta, según se desprende de la relación obtenida en el peso entre todas las especies representadas en las colecciones. El que el ganado bovino sea ligeramente superado por los suidos en el nivel II de O Achadizo no aparece repetido en ninguna otra muestra de esta fase, por lo que no debe ser considerado más que como un hecho aislado que puede estar reflejando alguna anomalía atribuible al muestreo. El sacrificio aparece centrado en ejemplares adultos, siendo muy limitados los casos en que se constatan vacunos de edades menores, entre los que cabe destacar un juvenil (entre 2 y 6 meses) en la muestra del Sector Exterior de A Lanzada. Los pocos subadultos documentados (en A Lanzada y O Achadizo II) ya se encontraban próximos a la


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CARLOS FERNANDEZ RODRÍGUEZ

Fig.: 3. Castros prerromanos: alturas de Bos taurus comparadas con otras referencias.

140

135 . ------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- ---------

130 - ----------------------------------------------------------- -------------------------------------------------------------------------------- --------------------

125 - --------------------------------------------- ----------------------------------------------------------------- ----------------

120 ---------------------------------------------------------------- ---------------------------------------- --------------------------------------- --------------------

115· ------------------ ------------------------------------------------------------------------- ----------------------------------- -----------------

110 --------------- ----------------------------------------------------------------- ---------------------------------- -----------------

105 -------------------- ----------------------------------------------------------------------------------- ---------------------------------------------------------

100

------------------------------------------------------------------------------- -------------------------------------------------

95

1--------------------------------------------1

90 - I - - - - - - - - - + - - - - - - - - - + - - - - - - - - - I - - - - - - - - j Castreño Pals Vasco Sacaojos Soto

Sexo

Castros NW

Soto de Medinilla

112.0

2

108.2 - 115.8

H

2

101.3 - 101.4

mediana

moda

desv. Típ.

115.9

M

6

117.8 - 127.3

123.15

112.9

H

10

109.8 - 123.5

116.68

116.9

C+Ind

7

124.7 - 138.3

130.03

129.2

4.349

M

3

121.0 - 132.7

128.43

131.6

6.461

H

115.0

C

123.8

M+C País Vasco

media

M

C

Sacaojos

rango

6

117.8 - 127.3

123.15

124.7

H

10

106.2 - 114.6

110.79

111.3

Ind.

9

98.9 - 124.3

112.37

113.5

5.806 114.0

4.493

3.790 111.3

2.521 8.952

Tabla 4: Resumen estadístico de las alturas de Bos taurus. Toro (M), vaca (H), buey (C).

transición a la fase adulta. Al igual que señalamos para los ovicaprinos, los seniles no parecen estar representados en ninguna de las series estudiadas. La cabaña de ganado vacuno plantea una serie de cuestiones de interés que tan solo podrán ser evaluadas correctamente cuando contemos con un mayor volumen de datos. En primer lugar, parece sugerirse un sacrificio a edades no excesivamente adultas, lo que viene a sugerir un prioritario aprovechamiento cárnico, aun cuando sea lógico consi-

derar un beneficio previo de otros productos secundarios. Las tallas del vacuno resultan también bastante reducidas (fabla 4 y Figura 3) si tenemos en cuenta las constatadas en otras áreas geográficas más o menos próximas. En la Edad del Hierro de la Cuenca del Duero, por ejemplo, se indica una media en torno a los 120 cm (I\10RALES MUÑIZ & LIESAU, 1995), que llega hasta los 125 cm en el caso del Soto de Medinilla (LIESAU, 1998). También considerable-


Ganaderia, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

mente superiores resultan las reconocidas en Sacaojos (DRIESCH & BOESSNECK, 1980). En muestras de la Edad del Hierro y celtíberas del País Vasco (ALTUNA, 1980) los valores, por el contrario, se aproximan mucho más a los constatados en los castros prerromanos del Noroeste (Tabla 4 y Figura 3). La explicación a este hecho puede estar en relación, al igual que señalamos para los ovicaprinos, con la presencia en el entorno de estos yacimientos de unos terrenos de mala calidad en los que los pastos no habrían sido los adecuados para una correcta alimentación del ganado. La presencia de un vacuno tan pequeño no parece acorde con su empleo en tareas de tracción, como se ha sugerido para el yacimiento del Duero de Las QuintanasValona (MORALES MUÑIZ & LIESAU, 1995), algo que en nuestras muestras también parece sugerir la inexistencia de procesos patológicos en huesos apendiculares que pudieran ponerse en relación con excesos de carga o sobreesfuerzos. A pesar de lo indicado, hay que volver a recordar la limitación global de la muestra y la necesidad de contrastar debidamente estas hipótesis que aquí planteamos. Este mismo hecho nos impide apuntar ningún dato relativo a la composición sexual de la cabaña y los patrones de sacrificio, aunque podamos indicar que se han identificado tanto machos como hembras (siendo éstas ligeramente más numerosas), así como un posible castrado (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 2000). A tenor de lo que conocemos básicamente para fases posteriores, es probable que en los asentamientos tanto del interior como de las zonas sublitorales, principalmente en este último caso los situados dominando valles transversales a la costa, se haya producido una ordenación diferente de la cabaña ganadera, alcanzando el ganado vacuno una mayor importancia que podría llevarle a dominar las muestras. Por el momento este hecho no puede ser evaluado a partir de las muy exiguas series procedentes de los poblados de Troña, Fozara o Cameixa (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 2000), cuya ubicación se aleja del dominio litoral. Resulta evidente que este cambio debería ponerse en relación con una transformación en el tipo de actividades económicas, favorecido por el hecho tanto de contar con tierras más favorables al laboreo como de no disponer tan directamente de los recursos

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aportados por el litoral marino. El mantenimiento de los ejemplares de ganado vacuno hasta edades avanzadas, cuando se produce el sacrificio y consumo de su carne, incide en la consideración tanto del aprovechamiento de sus productos secundarios como en su empleo en el laboreo agrícola. En referencia al vacuno, un reciente trabajo (GARCÍA QUINTELA, 1999: 274 y ss.) sugiere la posesión de este tipo de ganado por la élite guerrera castreña, teniendo cada varón que mantener e incrementar el rebaño heredado para conservar su prestigio. Se plantea por tanto un sistema individualizado de tenencia del vacuno. En todo caso resulta muy difícil aportar nada desde la actual información arqueozoológica, sea a favor o en contra, que contribuya a definir esta hipótesis. El ganado porcino se presenta de forma en principio estable en todos los yacimientos (Figura 1), y su ausencia en algunas de las series analizadas, como la de Fozara (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 2000), debe evaluarse nuevamente en relación con la representatividad de las mismas. De las especies domésticas con aportación alimenticia es la menos abundante porcentualmente, y sus índices se sitúan de manera continua por debajo de los correspondientes al ganado vacuno y, evidentemente, de los ovicaprinos. La edad de sacrificio en los suidos aparece establecida habitualmente en torno a los dos años de edad (entre los 18 y los 30 meses), contando también con algún caso de juveniles e incluso infantiles. Es escaso el número de adultos mayores de 30 meses (posiblemente empleados para cría). Resulta obvio considerar que existe un aprovechamiento centrado en la carne de esta especie, posiblemente en un momento de relación óptima entre magro y grasa. Poco más puede señalarse para el porcino. La distribución sexual señala un sacrificio prioritario de machos, quizás indicando la conservación de las hembras para los procesos de cría, si bien se trata de un hecho que todavía debe ser convenientemente constatado. La importancia secundaria del porcino en la ganadería de la Edad del Hierro, ocupando siempre el tercer lugar tras ovicaprinos y vacuno, se ha señalado tanto para Sacaojos (DRIESCH & BOESSNECK, 1980) como para el abundante número de poblados analizados de la Cuenca del


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CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Fig.: 4. Castros prerromanos. Alturas de Sus domesticus comparadas con otras referencias.

85 - , - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - ,

--------------1---------

80 - ------ - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

75

/------------------~t__----------1I__----__i

70 - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

65 1 - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 1

l·····················································

60

.

55 1 - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

50

+----------+----------t----------~

Castrel'lo

Castros NW

Pals Vasco

Sacaojos

Rango

media

mediana

3

59.2 - 63.4

61.27

61.2

Sacaojos

9

66.2 - 80.6

72.39

71.6

País Vasco

16

59.4 - 79.9

71.67

73.2

moda

desv. típ. 2.101

71.6

4.202 5.568

Tabla 5: Resumen estadístico de alturas de Sus domestictls.

Duero (MORALES MUÑIZ & LIESAU, 1995; LIESAU, 1998). Por el contrario, el incremento del ganado de cerda se ha constatado de manera clara ya durante la Primera Edad del Hierro del País Vasco (ALTUNA, 1980; MARIEZKURRENA, 1990), llegando a ser predominante en el Castro de Peñas de Oro. Este aumento de los suidos domésticos se hará todavía más marcado en niveles celtibéricos, dominando en cuanto a número de restos en el nivel A3 de La Hoya o de nuevo en Peñas de Oro (Nivel 1). Los únicos datos de tallas de esta especie proceden del asentamiento de A Lanzada (Tabla 5 y Figura 4), resultando de nuevo menor que la media indicada por Altuna (1980) para los suidos de época celtíbera del País Vasco, establecida en 70.8 cm, y de forma más notable con respecto a las calculadas para los ejemplares de Sacaojos (DRIESCH & BOESSNECK, 1980). Tan solo se nos ocurre sugerir que las malas condiciones del terreno circundante a este yacimiento puede responder de este hecho, reflejando una deficiente

alimentación general de toda la cabaña ganadera, como hemos visto. Otros aspectos relacionados con el aprovechamiento de los macromamíferos y que de momento no parecen tener respuesta son los referentes tanto a la importancia de otras especies domésticas (équidos, cánidos y gallináceas) como a la actividad cinegética de estas sociedades prerromanas. Con respecto al primero de los temas señalados, tan solo se ha reconocido un fragmento de molariforme de Equus en las muestras del poblado de A Lanzada, en tanto que todavía no contamos con ninguna referencia de perros ni de gallinas, lo que en absoluto podemos interpretar como la inexistencia de las mismas durante la Edad del Hierro del Noroeste, a tenor de los registros documentados en otras áreas de la Península, al menos en lo que se refiere a équidos y cánidos, con abundantes referencias en los registros de Sacaojos (DRIESCH & BOESSNECK, 1980) y de la Cuenca del Duero (MORALES MUÑIZ & LIESAU, 1995), cons-


Ganadería, caza y animales de companta en la Galida Romana: estudio arqueozoológico

tatándose numerosas evidencias del consumo de caballos en Soto de Medinilla (LIESAU, 1998). En los registros de la Edad del Hierro y celtibéricos del País Vasco (ALTUNA, 1980; MARIEZKURRENA, 1990) el caballo presenta valores muy limitados, sin que tampoco se reconozca una fmalidad alimenticia, lo que puede estar explicando su restringida presencia en las muestras analizadas, normalmente procedentes de basureros en los que se acumularon los desechos producto de esta actividad. Parece por tanto evidente que nos encontramos ante una parcialidad defmida por las zonas de muestreo. La aparente exclusión tanto de perros como de caballos de las fuentes alimenticias dificulta el hallazgo de sus restos entre los desechos acumulados en los basureros de los poblados. Lo mismo podemos aplicar al caso del asno, bien documentado desde época celtibérica en los poblados de la Cuenca del Duero, especialmente en Soto de Medinilla (LIESAU, 1998), aunque para esta especie no se han reconocido evidencias que permitan suponer su consumo. La ausencia de restos de Gallus tampoco es un hecho fácilmente explicable, ya que sí estamos ante una especie habitualmente objeto de consumo y su presencia en distintas áreas de la Península se refleja en fases más antiguas, tanto en el norte, por ejemplo en el País Vasco (ALTUNA, 1980), como principalmente en el Sur, donde se establece el momento de su aparición en torno al siglo VIII a.C. (WEST & ZHOU, 1988; HERNÁNDEZ CARRASQUILLA, 1992), asociándose su introducción con el comercio fenicio. Al igual que lo que sucede en el Noroeste, su ausencia hasta fases ya romanizadas se ha significado en otras regiones peninsulares más meridionales, como en Extremadura (CASTAÑOS UGARTE, 1991), si bien también debe atribuirse a fallos en el muestreo, seguramente subsanable con la recuperación y estudio de nuevas colecciones. Su presencia, aunque escasa, también se ha documentado en niveles celtibéricos del Soto de Medinilla (MORALES MUÑIZ & LIESAU, 1995). La práctica inexistencia de una actividad cinegética estable entre estas poblaciones también es una característica destacable y que hemos reiterado en numerosos trabajos previos (RODRÍGUEZ LÓPEZ et alü, 1993; DOPAZO et alü, 1996;

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FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ et alü, 1998; FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 2000; todos con referencias). La captura de especies silvestres con una fmalidad claramente alimenticia tan solo está documentada por un único resto de jabalí (Sus seroja) identificado en las muestras de la denominada Zona Exterior de A Lanzada. La supuesta presencia de tejón en este mismo yacimiento (pENEDO ROMERO, 1986) presenta en principio el problema de la actividad fosara de esta especie, por lo que no puede descartarse una contaminación posterior o un intrusismo sin intervención antrópica alguna; por otra parte, y como ya expusimos en su momento, en la revisión que hemos realizado de estos materiales recuperados en una intervención arqueológica del año 1983 no hemos localizado el fragmento de mandíbula de Meles señalada por este autor, lo que en principio deja pendiente de confirmación esta cita. Los restos de zorro (Vulpes vulpes) del Castro de Cantodorxo se corresponden a partes muy determinadas del esqueleto (metapodios y falanges de una misma pata y vértebras de la parte terminal de la columna), lo cual nos ha llevado a plantear un aprovechamiento de la piel de este ejemplar, de ahí que aparezcan elementos del esqueleto que pueden quedar asociados a la misma tras desollar el animal y previo al proceso de curtido. Resulta factible por tanto considerar el desarrollo de prácticas de trampeo encaminadas a la captura de los pequeños carnívoros portadores de pieles. Los restos de cérvidos determinados en el Castro de O Achadizo se corresponden con fragmentos de asta que han sido serrados, por tanto desechos de materia prima bruta empleada en la fabricación de útiles (véase FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ & CAAMAÑO GESTO, 1996; FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 2000), que en ocasiones proceden de una actividad de recolección de materia prima (astas de desmogue), sin que ningún dato permita aludir a una auténtica caza de ejemplares de esta especie. Hecho que se contrapone claramente a lo constatado en áreas próximas, como en las tantas veces citada Cuenca media del Duero (MORALES MUÑIZ & LIESAU, 1995), donde en el caso del Soto de Medinilla los silvestres, dominados claramente por el ciervo, suponen el 25.0% del total de la muestra ósea, decreciendo hasta un 10.0% durante la etapa ocupacional celtibérica (LIESAU, 1998).


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CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Este descenso en el volumen de la caza de ungulados con [malidad alimenticia entre el Hierro 1 y las fases siguientes también se ha reconocido en el País Vasco (MARIEZKURRENA, 1990), proceso que debe ponerse en relación con una mejora en los sistemas pecuarios. Para el caso castreño también pueden aducirse condicionantes de tipo geográfico. Recordemos que las muestras proceden de asentamientos litorales, donde un elevado índice de poblados pudo haber dado lugar a una cierta presión sobre las especies silvestres ya su consiguiente refugio en áreas más interiores. De todos modos, esta hipótesis tan solo podrá ser convenientemente evaluada cuando se cuente con una mayor base de datos. Como ya señalamos en el epígrafe anterior, diversas asociaciones hombre-jabalí en las representaciones presentes en alguna estela han llevado a sugerir la posibilidad de que la caza de esta especie formase parte de los ritos de tipo iniciático de los guerreros castreños del N oroeste, rito al que también se vincularían las denominadas Pedras Formosas constatadas en algunos poblados (GARCíA QUINTELA, 1999). Hemos dejado reflejada la práctica ausencia de restos de esta especie en las series analizadas (un único metapodio de A Lanzada), lo cual tampoco puede utilizarse para rechazar esta hipótesis, ya que los restos de sacrificios no tuvieron por qué ser depositados junto a los procedentes de los sistemas alimenticios. En todo caso no deja de ser un aspecto de difícil constatación en el campo de la arqueozoología a no ser que contemos con un depósito directamente relacionado con este tipo de actividades. Por otra parte, y siguiendo con el registro de especies silvestres, en el yacimiento de A Lanzada se ha reconocido un disco vertebral de un cetáceo (Foto 1). La hipótesis más probable parece vincularla al aprovechamiento, quizás con una [malidad alimenticia, de un animal varado en la costa (hecho que todavía en la actualidad resulta habitual en el litoral galaico), sin que parezca muy adecuado plantear siquiera la posibilidad de una captura del mismo en aguas abiertas. Hemos dejado para el final el caso del gato, por la dificultad que sus restos plantean a la hora de diferenciar la especie doméstica (Feli.r catus) de la silvestre (Felis silvestris) y la correspondiente, y drástica, variación que se produciría en la interpreta-

ción de los resultados. La expanslOn del gato doméstico por Europa comienza, aunque lentamente, con los romanos, y no sufrirá un auténtico auge hasta la Edad Media (LENTACKER & DE CUPERE, 1994) como remedio contra la proliferación de ratas y ratones y las consiguientes pestes. En cualquier caso, su presencia en Europa se remonta en el Sur de la Península Italiana a niveles de ocupación de la Edad del Hierro (mediados del s. VIII a.c.), vinculándose las primeras apariciones con la colonización griega de esta zona (DE GROSSI MAZZORIN, 1997). Plantean por tanto numerosos e interesantes interrogantes el hallazgo de las dos hemimandíbulas de Felis del Castro de O Achadizo (A Coruña), en un nivel adscrito culturalmente a una fase de ocupación prerromana (Foto 2). Su pertenencia a la especie doméstica supondría la primera cita peninsular, de ahí que deba ser tomada con muchas precauciones. Sin embargo, el hallazgo en el mismo nivel de ánforas de importación que indican la existencia de una vía comercial marítima en este momento, podría estar aportando una posible explicación para la presencia del mismo y su modo de llegada hasta el Finisterre Atlántico.

IV.B.- LOS ASENTAMIENTOS INDÍGENAS DURANTE LA ROMANIZACIÓN Lo primero que debe señalarse es el hecho de que la Romanización del N oroeste Ibérico no se traduce en una transformación de los sistemas ganaderos de los pobladores prerromanos, manteniéndose una cabaña con [malidad alimenticia formada casi exclusivamente por ganado vacuno, ovicaprino y porcino, sin que estas especies no presenten evidencias de una mejora sustancial, lo cual se refleja en el tamaño de las reses en edad adulta (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 2000). Aspecto éste también señalado para el País Vasco (ALTUNA, 1980; MARIEZKURRENA, 1990), careciéndose casi totalmente de datos para otras áreas más próximas. Las directrices principales de la ganadería de los poblados indígenas presentarán unas características muy similares a las vistas para las fases prerromanas, si bien podemos establecer unas diferencias


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

51 Foto 1: Disco vertebral de cetáceo del yacimiento de ALanzada (pontevedra).

Foto 2. Hemímandíbulas de Felis del castro de O Achadizo (Cabo de Cruz, A Coruña).

bastante significativas en relación con el lugar de ubicación de los yacimientos, pudiendo hablarse en un primer plano de tres grupos bien caracterizados: los poblados del litoral Atlántico, los del litoral Cantábrico y los del interior. Desgraciadamente, y al

igual que indicábamos para fases anteriores, el volumen de información disponible en este momento todavía carece de una entidad lo suficientemente contrastada que nos permita establecer algo más que una serie de hipótesis de trabajo.


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CARLOS FERNANDEZ RODRÍGUEZ

Fig.: 5. Castros romanizados del litoral atlántico. Espectro faunístico (según NR).

60% i O Silvestres

-1

¡8Cánidos ¡8Equidos ¡8 Gallináceas

I I

i

!I2lSuidos I f 8 Ovicaprinos i ¡8Bovinos

20%

O%--.y----------------------------T-------------------------------,-------------------------------,--------------------------------,-----------------------------------,-

Fig.: 6. Castros romanizados del interior. Espectro faunístico (según NR).

ri>ijF~j¡dos :D Silvestres ¡IICánldos :.Equidos : 111 Gallináceas :.Suldos ! !.Ovicaprinos ¡ lllllBovinos '

i

Los asentamientos de la costa atlántica (Figura 5) presentan una cabaña ganadera que continúa dominada por el ganado ovicaprino, con valores que se establecen como mínimo en torno al 50% de los restos, en los casos para los que contamos con refe-

rencias absolutas. En esta ordenación, nuevamente los suidos siguen emplazados en el último lugar en importancia, con índices muy inferiores a los alcanzados tanto por ovicaprinos como por bovinos. El caso de N eixón Grande, donde no se cumple


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

53 Fig.: 7. Castros romanizados del litoral cantábrico. Espectro faunístico (según NR).

r6Slí~~¿tr~¿ ""11 ¡.Equidos :mGallináceas .Suidos ¡.Ovicaprinos

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ninguna de estas premisas, debe ser tomado con mucha prudencia, al partirse de una mínima muestra que no puede considerarse significativa. Para Santa Tegra también debe realizarse alguna aclaración, ya que el vacuno prácticamente presenta valores parejos a los ovicaprinos. En principio debemos recordar el carácter selectivo de parte de las muestras analizadas. Tampoco la ubicación del poblado responde a un emplazamiento estrictamente litoral, al situarse en la parte superior del monte, lo que supone una larga distancia hasta la línea costera. Por otra parte, Santa Tegra va a jugar un papel destacado en el comercio marítimo del Noroeste, al encontrarse estratégicamente situado en la desembocadura del Miño, vía de conexión con el interior. Su importancia ha llevado a defmirlo como un lugar central dentro de la distribución del poblamiento galaico-romano (pEÑA SANTOS, 1999). Razones todas ellas que pueden haber influido en la variación de los espectros faunísticos, si bien se trata de un aspecto que debe ser correctamente contrastado con nuevas muestras. Una ordenación de la cabaña ganadera claramente diferenciada se presenta tanto en el interior (Figura 6) como en los poblados de la costa cantábrica (Figura 7). En estos ámbitos, el grupo predominante corresponderá al ganado vacuno, intercambiando con los ovicaprinos el orden visto en los poblados atlánticos. La explicación a este hecho

"

puede estar en relación con las mayores posibilidades agrarias que presentan los terrenos del entorno. La existencia de una mayor actividad agrícola en los poblados interiores, tanto en este momento como en niveles prerromanos, es fácilmente constatable a partir del registro carpológico (DOPAZO MARTÍNEZ, 1996; DOPAZO MARTÍNEZ et alii, 1996). La existencia de algún registro, como el de Valencia do Sil (Ourense), con valores prácticamente parejos de ganado ovicaprino y vacuno puede estar reflejando, sin tomar en consideración el posible sesgo creado por el tamaño de la misma muestra, el que el castro se encuentre situado en una zona de ladera con fuertes pendientes y con escaso terreno cultivable, siendo más adecuado el lugar para el pastoreo del primero de los tipos indicados. Como ya indicamos, en el caso de los poblados del litoral Cantábrico la explicación puede ser semejante. La existencia de una amplia llanura litoral, la Rasa, permite el acceso inmediato a buenas zonas de cultivo, lo que puede haber favorecido claramente el hecho de que se potenciase la presencia del ganado vacuno frente a las restantes especies. Las tallas obtenidas para ovejas (en este momento contamos con un único dato para Capra del Castro de A Devesa, que da un resultado de 64.4 cm) no presentan diferencias significativas


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CARLOS FERNÁNDEZ RODRíGUEZ

rango

media

mediana

moda

desv. típ.

55.0

3.778

Castros NW

10

47.9-62.3

53.43

53.3

País Vasco

3

56.7-65.8

62.10

63.8

3.905

Tabla 6: Resumen estadístico de alturas de Ovis anú. Sexo

rango

2

97.4 - 111.1

104.3

114.9

M Castros NW

País Vasco

H

Media

C

2

118.3 - 122.0

120.2

M+C

2

121.9 - 134.6

128.3

H

110.2

Tabla 7: Resumen estadístico de las alturas de Bos taurus. Toro (M), vaca (H), buey (C).

entre las distintas zonas (Tabla 6), así como tampoco con respecto al periodo precedente, con el que resultan coincidentes los patrones de sacrificio constatados. Valores más altos han sido señalados por Altuna (1980) para poblados indígenas de época romana en el País Vasco (Tabla 6). Los datos indican un sacrificio de los ejemplares de este grupo establecido habitualmente a una edad de entre dos y cuatro años. Aún cuando no contamos con referencias respecto a sexos, lo que nos permitiría realizar una reconstrucción de los sistemas de explotación del ganado lanar, parece lógico presuponer la existencia de rebaños de importantes proporciones, quizás formados por pequeños grupos de propiedad individual o familiar que se reunirían de modo comunal para el pastoreo diario (un modelo utilizado hasta la actualidad en diversas zonas del Noroeste peninsular), en los que no se realizan más que esporádicos sacrificios de animales jóvenes (corderos y/o cabritos), permitiendo que la mayoría alcancen la edad de procreación, a partir de la cual serían sacrificados escalonadamente, aprovechándose por consiguiente no sólo la carne sino otros productos secundarios Oana y leche) y posibilitando al mismo tiempo la regeneración y mantenimiento del rebaño. El aprovechamiento de la lana es un hecho que aparece constatado por medio de otras evidencias, como podrían ser las múltiples fusayolas, pesas de telar y agujas recuperadas en los asentamientos castreños, aunque también podrían relacionarse con el procesado de otros productos como el lino, documentado durante este periodo en el Noroeste por medio de sus semillas (D0PAZO MARTÍNEZ, 1996). En este mismo sentido, unas

tijeras de hierro de una sola pieza procedentes del Castro de Montescraros (Laracha, A Coruña), asociadas a materiales de indudable factura romana (tegula, sigillatas, ánforas, etc.) , se han identificado como características del proceso de esquileo de ovinos (ALFARO GINER, 1978). En referencia al vacuno poco se puede decir, al contar con un volumen muy reducido de datos que sugieren unas alturas semejantes a las señaladas para fases prerromanas (Tabla 7). El sacrificio del ganado vacuno se establece en ejemplares adultos, siendo muy escasos en el registro los juveniles (terneros/as). Sin lugar a dudas existe un aprovechamiento previo de esta especie tanto en funciones de tiro o de laboreo agrícola como de otros productos secundarios, básicamente la leche, así como de la piel y carne en último término. El volumen de restos y la edad de sacrificio no parecen sostener la idea de grandes rebaños de vacuno destinados básicamente a un aporte cárnico, sino más bien se plantea la idea de animales que sólo se emplean como alimento una vez que, llegados a una determinada edad, su mantenimiento no resulta rentable al no realizar una aportación suficiente al capítulo de "productos secundarios" mencionados. Su contribución a la dieta es difícil de evaluar: en principio, y debido a la biomasa de sus restos, es el que mayor volumen de carne suministra; pero este aporte no parece probable que sea continuo a lo largo del año, al menos los sacrificios de ejemplares no pueden ser continuados si no se cuenta con rebaños de gran tamaño, lo cual permitiría el sacrificio de bovinos representativos de grupos de edad diferentes, lo que no se observa en el registro estu-


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Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico Foto 3: Restos de suidos del Castro de Vigo.

diado. Por tanto, es posible que su aporte a la dieta cotidiana tenga que ser vista como un complemento más, sin que en absoluto constituya la base de la misma. El ganado porcino se sigue conformando como el grupo minoritario en cuanto a número de restos se refiere en las muestras de los poblados galaicoromanos. Sus porcentajes se mantienen constantes, muy inferiores a los de bovinos y ovicaprinos. Únicamente en el caso de Punta dos Prados (A Coruña) superan muy ligeramente a los ovicaprinos (pENEDO ROMERO, 1995/96), si bien no se ha podido revisar esta muestra, por lo que debemos tomar estos datos con las debidas reservas, a tenor de los numerosos errores constatados en otras colecciones publicadas previamente por este mismo autor. Hasta el momento tampoco hemos apreciado variaciones significativas en los patrones de aprovechamiento de la cabaña porcina de las comunidades rurales entre la Edad del Hierro y los periodos en que la influencia romanizadora se hace manifiesta, así como tampoco en función de las distintas áreas de ubicación de los mismos. Tan solo en determinados casos asistimos a signos

puntuales que parecen sugerir la adopción de alguna costumbre que rompe la tónica general, como por ejemplo los restos de cochinillo documentados en el castro de Vigo (Foto 3), si bien nos estamos refiriendo a un asentamiento que presenta un grado de urbanismo en su entorno bastante desarrollado en este momento, con la dispersión de la superficie habitacional por toda la zona más baja, junto a la costa (pÉREZ LOSADA, 2002). Las edades de sacrificio del ganado porcino siguen los patrones ya indicados en los yacimientos prerromanos, salvo alguna excepción como la ya comentada del Castro de Vigo. Es habitual que los restos óseos de cerdo presenten el mayor porcentaje de marcas de carnicería, no sólo de despiece sino también de descarne, frente a las otras especies domésticas; aspecto que podría ponerse en relación con el consumo de esta carne en crudo, una vez curada mediante humo y/o sal. La identificación de restos de équidos sigue la tónica constatada en las muestras prerromanas, limitándose a fragmentos de piezas dentales excepto el metatarso del Castro de Viladonga que se conforma como la única pieza que nos ha permitido calcular la altura en la cruz del ejemplar repre-


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CAUOS FERNANDEZ RODRÍGUEZ

Foto 4: Manchbulas de perro del Castro de Vigo.

sentado. El resultado (153.5 cm) indica la presencia de un équido que supera en alzada a los prerromanos del País Vasco (ALTUNA, 1980) o del Soto de Medinilla (LIESAU, 1998), siendo más parejo, como veremos, a los constatados en los asentamientos romanos. Recordemos que este yacimiento refleja una fase ocupacional bastante tardía. La presencia de équidos y perros sigue sin ser habitual y nunca con valores que superen lo anecdótico, así como tampoco en ninguna ocasión han presentando evidencias (marcas de carnicería, patrones de fragmentación, etc.) que hagan considerar la posibilidad de haber sido consumidos. El único resto de perro del Facho de Donón corresponde a un fragmento de metapodio, lo que impide cualquier precisión sobre el ejemplar original; los siete identificados en el nivel N del castro de O Achadizo y los treinta restos del Castro de Vigo pueden adscribirse a un mismo ejemplar en cada yacimiento. En este último caso proceden de un ejemplar mesoformo, con una altura en torno a los 50 cm. El grupo de domésticos se completa con la presencia de restos de gallos/gallinas en los castros de O Achadizo IV, Vigo, Santa Tegra, Santomé y A Devesa. Su distribución sigue siendo, como vemos, muy reducida, y limitada en muchos casos a asentamientos indígenas que presentan fuertes indicios de

romanización, hecho claramente constatable en el Castro de Vigo. En O Achadizo podemos recordar que esta especie se encuentra ausente en los niveles más antiguos no romanizados. La fragilidad de los restos de aves en general y su fácil consumo por los cánidos puede haber introducido un sesgo desfavorable a los mismos en las muestras de estos poblados, proceso que difícilmente puede ser evaluado. Restos de félidos se han recuperado exclusivamente en Valencia do Sil. Su distribución por el N oroeste en este momento queda también atestiguada por las evidencias indirectas documentadas en otros yacimientos, como las huellas de esta especie en dos tejas y un fondo cerámico del castro de Viladonga (CASTRO ÁLVAREZ & GIMENO GARCíA-LOMAS, 1996). El que las fases de ocupación de los castros de Valencia do Sil y de Viladonga se correspondan con cronologías tardías permite suponer una paulatina expansión de los gatos por el territorio. Para terminar con el grupo de los domésticos, hay otro aspecto que sigue constituyendo una gran incógnita, nos referimos al modo y lugar de estabulación de toda la cabaña ganadera. Recientes interpretaciones de los espacios documentados en el interior de poblados prerromanos (FERNÁNDEZ-POSSE & SÁNCHEZ-


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

PALENCIA, 1998) señalan una organización estructurada en relación con el núcleo familiar Oa unidad ocupaciona~, en donde identifican diferentes espacios relacionados con actividades de distinta naturaleza (vivienda, almacenes, zonas de taller, áreas de tránsito, etc.), pero en ningún caso se hace mención a lugares concretos donde encerrar, al menos en algún momento, el ganado. Ante esto, y por exclusión, pensamos que se debe considerar la existencia de áreas comunes donde se tendría toda la cabaña ganadera de la comunidad, hecho que en cierto modo podría chocar con el carácter autosuficiente e individualizado que se le supone a estas unidades de tipo familiar (FERNÁNDEZ-POSSE & SÁNCHEZ-PALENCIA, 1998). Nos encontramos pues ante un aspecto que todavía debe ser convenientemente analizado antes de poder llegar a establecer alguna hipótesis convenientemente justificada. La actividad cinegética en estos poblados sigue presentándose, al igual que en la fase precedente, como un hecho prácticamente inexistente o, como mucho, esporádico. Durante mucho tiempo las referencias recogidas por López Cuevillas (1953) acerca de la aparición de restos de ciervo y jabalí en determinados yacimientos sirvieron para mantener la teoría de la existencia de una actividad cazadora más o menos intensa por parte de los pobladores de los castros galaicos. A ello se unía la existencia de determinadas inscripciones, como el ara a Diana Venatrix del Barbanza (TRANOY, 1981), que supuestamente apoyaban esta hipótesis. En la actualidad el panorama que tenemos es bastante diferente. La existencia de evidencias que denoten claramente una actividad cinegética habitual sigue siendo muy escasa, y tan solo las series de A Peneda do Viso, Punta do Castro, A Devesa y Santomé han aportado un siempre muy reducido número de restos (normalmente porcentajes anecdóticos) que permiten hablar de la caza de

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jabalíes y/o de ciervos, además de la recolección de astas de desmogue como materia prima para la fabricación de útiles. Las referencias a cérvidos en los restantes yacimientos se restringen a fragmentos de asta que en principio podemos incluir en la segunda de las posibilidades antes citadas, como se verifica en Punta do Castro (RAMIL REGO et alii, 1995), al no contar con otras partes del esqueleto que impliquen la captura del ejemplar. Por ello consideramos que la antigua referencia a restos de ciervo en el registro del Castro de Santa Tegra (LÓPEZ GARCÍA, 1927) no debe en principio ser considerada como válida, al tratarse de un comentario genérico sin que conste un análisis adecuado, y debido a que la revisión del material óseo de este yacimiento no ha permitido documentar más que un fragmento trabajado de asta (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ & CAAMAÑO GESTO, 1996; FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 2000). Sin considerar cérvidos y jabalíes, tan sólo una especie silvestre ha sido determinada hasta ahora en los niveles romanizados de los poblados indígenas que nos permita hablar de un aprovechamiento cárnico; nos referimos a la liebre (Lepus capensis) del Castro de Vigo, un yacimiento que presenta un comportamiento en cuanto a su material óseo que parece más propio de un núcleo urbano que de un poblado indígena (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 2000). Frente a lo indicado en determinadas muestras de época prerromana, no se han documentado tampoco carnívoros silvestres, lo que parece incidir en la enunciada escasa importancia de las actividades cinegéticas, a no ser que haya que relacionarlas con algún tipo de práctica de carácter ritual que llevase aparejado el posible tratamiento de los productos obtenidos en áreas bien diferenciadas de aquéllas en las que se procesarían las especies domésticas con finalidad alimenticia.



v.

LA ROMANIZACIÓN: EL REGISTRO FAUNÍSTICO EN LOS NUEVOS ASENTAMIENTOS



Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

V.A. ASPECTOS GENERALES Y ANÁLISIS DE YACIMIENTOS Los primeros episodios de la conquista romana del Noroeste peninsular se vinculan a las campañas de Quinto Servillo Cepión, en la segunda mitad del s. II a.C, reconocidas como la "fase lusitana" de la conquista de la Gallaecia, aun cuando los contactos comerciales ya parecen haberse sucedido a lo largo de todo este siglo, continuando la corriente de vínculos que existía con otros pueblos del Mediterráneo desde épocas anteriores. En esta primera fase se desarrolla la expedición de Décimo Junio Bruto (137 a.C) que llegaría hasta las orillas del Miño (ARIAS VILAS, 1992; GONZÁLEZ GARCÍA & BRAÑAS ABAD, 1995; RODRÍGUEZ COLMENERO, 1996b; SANTOS YANGUAS, 1988). La siguiente expedición, de Julio César en los años 61-60 a.C, con un carácter tanto propagandístico como económico, alcanzó por mar el Golfo Ártabro (actuales Rías de Ferrol, Betanzos y A Coruña) y habría servido para sentar las bases de una explotación comercial de todo el área costera, si bien el interior permanecería todavía bastante marginado de todos estos contactos (ARIAS VILAS, 1992). Pero será Augusto el que se decida a emprender la auténtica conquista del Noroeste, empresa con una fmalidad fundamentalmente económica, al tiempo que serviría para engrandecer su prestigio personal. Se inician las denominadas Guerras Cántabras en el año 29 a.C y perdurarán hasta el 16 a.C, cuando se erigen las Aras Sestianas como símbolo de conquista y pacificación de toda la zona noroccidental de la Península. En todo caso, el territorio que ocupa la actual comunidad gallega parece haber servido más como ((base de operacións" (ARIAS VILAS, 1992: 22) que como auténtica zona de desarrollo de batallas, aunque lógicamente hay que suponer que debieron producirse pequeñas revueltas a lo largo de todo este proceso de conquista (ARIAS VILAS, 1992; GONZÁLEZ GARCÍA & BRAÑAS ABAD, 1995; RODRÍGUEZ COLMENERO, 1979, 1996b; SANTOS YANGUAS, 1988). El proceso romanizador del Noroeste no debe ser entendido en absoluto como una desaparición radical de todos los sistemas de la Cultura Castreña preexistente, que por el contrario, presenta una

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fase de auge en los primeros momentos de nuestra Era, al tiempo que va a ir asimilando los nuevos sistemas que vienen del exterior. En ningún momento se va a alcanzar la profunda latinización de otras áreas pero tampoco se va a limitar a un mero proceso de carácter superficial, al igual que sucede en otras zonas periféricas del Imperio (ACUÑA CASTROVIEJO, 1977; ARIAS VILAS, 1992). Desde un punto de vista administrativo, el actual área galaica se incluyó durante la época de la conquista en la provincia de Lusitania, para con posterioridad (entre el16 y el 13 a.C) pasar a formar parte, tanto Astuna como Gallaecta, de la provincia Tarraconense, aunque formando ambas una unidad diferenciada, conforme parecen indicar las fuentes escritas. Posteriormente, el emperador Caracalla en el 212 d.C creará la denominada Provincta Nova Cifen"or Antoniniana, que se identifica con el área galaica, siendo Diocleciano casi un siglo después quien llevará a cabo una nueva reorganización administrativa, creando la provincia de Gallaecia que se extenderá desde el Cantábrico al Duero y desde el Atlántico hasta el Sistema Ibérico (ARIAS VILAS, 1992; GONZÁLEZ GARCÍA & BRAÑAS ABAD, 1995; SANTOS YANGUAS, 1985). La principal forma de organización interna de la provincia será el Conventus, relacionado con un espacio geográfico determinado y con una capital desde donde se controlarían todos los aspectos de la administración romana relacionados con temas fiscales, políticos, religiosos, militares, etc. En el N oroeste se ha reconocido la existencia del Conventus Lucensis, el Conventus Bracarensis o Bracaraugustanus y el Conventus Astun·cense o Asturum. El primero de los mismos, el Conventus Lucensis, ocuparía casi todo el territorio de la actual Galicia, con la capital en la ciudad de Lugo. Limitaría por el Sur con la ría de Vigo y el río Millo y por el Este con los sistemas montañosos de Caurel y Ancares. El Conventus Bracarensis, situado al Sur del Lucensis, tendría su capital en Braga, alcanzando por el Sur hasta el Duero y por el Este hasta las sierras de San Mamed y Queixa. Finalmente el Asturicense, con capital en la actual Astorga, se localizaría al Este del Lucensis, llegando hasta el Cantábrico por el Norte, y hasta el Esla o el Cea por el Este, incluyendo también las actuales tierras gallegas de Valdeorras y Bolo (SANTOS YANGUAS, 1985).

°


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CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Los aspectos del proceso romanizador que más nos interesan para el tema que nos ocupa serían los relacionados con los nuevos sistemas económicos que podrían haberse producido a resultas de esta aparente "colonización", y en concreto los referentes a las prácticas alimenticias. Por una parte las variaciones pueden deberse a la importación de los gustos de la propia Roma o de áreas geográficas donde la romanización había alcanzado unos niveles considerablemente más intensos que en el Noroeste peninsular. Esto tan solo podremos analizarlo a partir de los resultados obtenidos en los análisis faunísticos, por ejemplo mediante la constatación de nuevas especies entre los desechos alimenticios o la variación de frecuencias entre los diferentes componentes de las muestras con respecto a las documentadas en los poblados indígenas. Pero también podemos suponer la existencia de nuevas necesidades a partir de los diferentes tipos de asentamientos que se documentarán en esta Gallaecia romana, en la que, como ya señalamos, los poblados tipo castro van a seguir desarrollándose y pervivirán, sea en zonas más o menos determinadas geográficamente, como mínimo hasta el [mal del periodo. Estos tipos de asentamientos se van a englobar bajo dos modalidades diferentes: por un lado el hábitat agrupado o co'!Junto y por otro el hábitatfamiliar (pÉREZ LOSADA, 1996, 2002). Dentro de los primeros se documenta la existencia tanto de ciudades como de poblados o aglomerados poblacionales secundarios. Las ciudades (urbes) propiamente dichas se limitarían en el Noroeste a las capitales augusteas: Bracara, Lucus y Asturica. En los dos últimos casos parece haberse aprovechado un asentamiento militar previo (RODRÍGUEZ COLMENERO, 1996), hecho bien constatado en el caso de Asturica (GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, 1997), en tanto que Bracara parecer responder a una selección en función de su posición estratégica. Se caracterizarían tanto por su urbanismo como por su papel de centro administrativo de amplios territorios. Entre los denominados por Pérez Losada (1996, 2002) como aglomerados secundarios, que indudablemente presentan una mayor abundancia que el grupo antes referido de las ciudades, se encontrarían otra serie de núcleos habitacionales que parecen presentar un carácter urbano o protour-

bano de menor envergadura, en especial las denominadas ciudades flavias (FERNÁNDEZ OCHOA, 1993), como posiblemente Brigantium, Iria Flavia, Bergidum Flavium, Interamnium Flavium o de manera especial Aquae Flaviae, si bien el asentamiento dominante va a seguir siendo el castro, por lo menos de manera evidente hasta el s. II d.C. Pero al mismo tiempo, y como una forma de hábitat entre los núcleos de carácter urbano y los centros indígenas, emergen los poblados abiertos que evidencian una tradición claramente romana y que se han agrupado bajo la denominación de vici en su sentido más general, englobando otros términos como jora, canabae, etc. (PÉREZ LOSADA, 1996, 1996b, 2002) Y entre los que se incluirían, para este mismo autor, los núcleos urbanos menores antes indicados. Esta generalización no cabe duda de que entra en parcial contradicción con lo indicado por las fuentes clásicas con respecto a los vici en sentido estricto (MORENO MARTÍN, 1997), ya que se trataría de asentamientos de pequeñas dimensiones, sin rasgos urbanos y que dependerían administrativamente de una ciudad mayor. El desconocimiento que todavía existe sobre estos asentamientos en el Noroeste peninsular permite por otra parte realizar esta generalización, pudiendo señalarse una serie de características que se presentan como propias de los mismos: carácter abierto, de fácil acceso y bien comunicados, aunque sus dimensiones, por el contrario, sean de lo más variado. También parece constatarse una importante presencia de población indígena en la conformación de cada caso concreto, entre los que se puede citar Vigo, Ourense, A Proba de Valdeorras, Pontevedra, A Coruña, Iria, Tui y muchos más (pÉREZ LOSADA, 1996, 2002). La funcionalidad de estos vici no se limitaría exclusivamente a tareas agropecuarias, sino que se sugiere que realizarían una función más vinculada a la prestación de servicios a la población rural dispersa, ocupándose en suma de su integración en el nuevo sistema económico y político surgido con la romanización, a la vez que ordenando y estructurando el hábitat galaico-romano (PÉREZ LOSADA, 1996,2002). Frente a estos asentamientos agrupados se encontrarían los denominados por este mismo autor como de hábitatfamiliar, caracterizados por su


Ganaderia, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

dispersión en el campo y constituyéndose junto a los castros en el tipo de hábitat más abundante en el Noroeste, aumentando significativamente su número como resultado de los trabajos arqueológicos desarrollados en las últimas décadas, lo que ha venido a modificar la escasez sugerida con anterioridad por algunos autores (por ejemplo TRANOY, 1981). Básicamente se relacionan con casas de campo vinculadas con la explotación de los recursos alimenticios básicos, pudiendo englobarse bajo el término de viffae, si bien también pueden reconocerse otros tipos, como por ejemplo determinadas mansiones o factorías salazoneras (pÉREZ LOSADA, 1996). La variabilidad entre los casos conocidos de viffae permite diferenciar desde las casas de campo de carácter lujoso, abarcando amplias superficies (como Toralla o N oville), hasta la presencia de establecimientos de pequeñas dimensiones, con escaso desarrollo arquitectónico, quedando un importante grupo intermedio entre ambos extremos entre los que se han incluido el yacimiento romanizado de Santomé. La importancia de cada uno de estos tipos oscilaría entre la amplia base productiva de las primeras, generando recursos para la comercialización, hasta el carácter estrictamente subsistencial que se le supone a las de menor desarrollo (pÉREZ LOSADA, 1996, 1996b). Consideramos en todo caso que esta relación entre aspectos arquitectónicos y sistemas productivos no deja de ser una apreciación teórica que no podrá ser confirmada hasta que no se disponga de un mayor volumen de información relacionada de modo especial con los productos agropecuarios o marinos que se explotarían en cada caso concreto. El mundo galaico-romano, con todas las transformaciones que debemos suponer lógicas a lo largo de más de 400 años de perduración, va a reconocer el inicio de su desaparición con la llegada de los pueblos germánicos a la Península Ibérica a principios del s. V d.C., siendo los Suevos quienes alcanzarán las tierras del Noroeste. Villas, castros y ciudades seguirán siendo los principales centros habitacionales, aunque la relación establecida entre la antigua sociedad galaico-romana asentada en el territorio y el nuevo grupo suevo todavía se presenta como un tema de difícil explicación, perviviendo asentamientos precedentes al tiempo que se docu-

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menta la ocupación de lugares marginales a modo de refugios, como alguna cueva de la comarca de Valdearras en la provincia de Ourense (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 2001; FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, VILLAR QUINTEIRO et afii, 1995). En todo caso parece existir una continuidad en la cultura material, si bien con la incorporación de determinados productos que denotan una filiación claramente germánica (ARIAS VILAS, 1992). En nuestro análisis relacionaremos cada uno de los yacimientos tratados con las categorías en las que se han agrupado los diferentes tipos de hábitats romanizados en el Noroeste, así como el marco cronológico de desarrollo de los mismos, con el fm de poder reconocer algún tipo de diferencia significativa en los registros faunísticos estudiados, tanto desde una perspectiva temporal como espacial. En todo caso, parece cuando menos imprescindible poner de relieve cualquier tipo de variación que pueda establecerse entre los sistemas alimenticios de los poblados indígenas y los nuevos tipos de asentamientos surgidos como resultado de la romanización del Noroeste.

V.A.l.-

FACTORÍA DE

A

IGREXIÑA

Localización y Emplazamiento El yacimiento de A Igrexiña está conformado por una serie de construcciones que parecen corresponder por lo menos a dos núcleos diferenciados, aunque seguramente interrelacionados (ayuntamiento de Hío, Pontevedra). Uno de ellos se situaría en la punta del mismo nombre, y se ha identificado con una villa, en tanto que al pie de la misma, en el extremo oriental de la playa de Barra, se localizan una serie de piletas que constituirían las instalaciones de producción de la factoría (pATIÑO GÓMEZ & NORES SOLIÑO, 1987). Sus coordenadas geográficas: 42°15'38" N / 8°50'55" W Descriptiva del Yacimiento En general, las instalaciones salazoneras no se encuentran todavía bien defmidas en el conjunto del Noroeste peninsular (NAVEIRO LÓPEZ, 1991: 100-105), a pesar de las referencias que en las publicaciones existen sobre la posible existencia de factorías a lo largo de toda la costa, si bien algunas


64

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Acuña Piñeiro. Los resultados depararon la localización de un recinto cuadrangular y el inicio de otro, que por su morfología, características constructivas y hallazgos relacionados parece poder asociarse sin mayores problemas con uno de los tanques de este tipo de industrias romanas de procesado de pescado.

¡-------- ----- __m__ mOl OKm

1

Equidistancia curvas de nival25 m.

2

Fig.: 8. Situación de la Factoría de A Igrexiña.

podrían no corresponderse con construcciones de época romana. En el caso de A Igrexiña se descubrieron una serie de estructuras correspondientes a la villa al realizar una vivienda en la zona de punta donde ésta se sitúa, así como también se contaba con referencias de por lo menos cuatro tanques (habitáculos cuadrangulares adosados entre sí donde se procesaría el pescado) en la zona de la playa (PATIÑO GÓMEZ & NORES SOLIÑO, 1987). En 1996 afloraron una serie de muros en esta misma zona de la playa, lo que conllevó a la realización de una rápida intervención en un área muy reducida para valorar convenientemente los restos exhumados, siendo dirigida por el arqueólogo A.

Intervenciones Arqueológicas Los trabajos arqueológicos desarrollados en este yacimiento se limitan de forma exclusiva a la breve intervención de urgencia, de un par de días de duración, dirigidos por A. Acuña Piñeiro, y reducidos a un breve reconocimiento de parte de las estructuras existentes en la playa. Como ya señalamos, con anterioridad se contaba con noticias de la presencia de estructuras, relacionadas tanto con la villa como con las instalaciones situadas en la actual zona de playa (PATIÑO GÓMEZ & NORES SOLIÑO, 1987), recuperándose también diversos materiales de clara filiación romana. En 1982 tuvo lugar una prospección del tramo marino más próximo a este lugar, si bien los resultados fueron muy limitados, no descubriéndose ninguna evidencia de un posible embarcadero que estuviera asociado a estas instalaciones (pEÑA SANTOS, 1984). Encuadre erono-cultural Las únicas referencias publicadas que aportan algún dato acerca de la cronología de este establecimiento se restringen al hallazgo de sigillatas y ánforas hispánicas (NAVEIRO LÓPEZ, 1991), sin que conozcamos el lugar exacto de procedencia de las mismas, sea la zona habitacional o las estructuras de la playa. En principio, estas piezas sugieren un periodo ocupacional en época alto imperial, cronología que de forma tentativa se ha propuesto como la más probable para las factorías de las Rías Bajas gallegas (NAVEIRO LÓPEZ & PÉREZ LOSADA, 1992). Los materiales de importación recuperados en la intervención de 1996 se identifican, por el contrario, con producciones bajo imperiales (comunicación personal de A. Acuña Piñeiro). En todo caso, la presencia de estos materiales en el interior de los tanques salazoneros puede significar un largo periodo ocupacional de esta villa y un proceso de amortización de estas estructuras


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galida Romana: estudio arqueozoológico

mediante vertidos, una vez que perdieron la funcionalidad para la que fueron construidas, lo que parece haber sucedido en una fase tardía. La secuencia ocupacional de este yacimiento, como en tantas otras ocasiones, no podrá ser convenientemente evaluada hasta que no se produzca una intervención arqueológica a gran escala en el mismo. La Muestra Ósea En ningún caso contábamos con referencias previas a la existencia de materiales faunísticos procedentes de este lugar. Los que hemos analizado fueron recuperados en la intervención realizada en 1996, formando parte del relleno que se encontraba cubriendo el tanque exhumado, asociado a productos cerámicos de época bajo imperial. Hemos hecho referencia a los resultados en trabajos previos de este análisis (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 1996). El tipo de medio en el que se encontraban incluidos, una duna costera, favoreció una muy buena conservación de todos los materiales óseos. Por desgracia no se procedió al cribado del sedimento excavado, ni se tomó ninguna muestra para su posterior procesado en el laboratorio. Entre la arena retenida en el interior de las diáfisis pudimos recuperar cuatro restos de ictiofauna de los que, una vez analizados por C. Perré, del Departamento de Bioloxía Animal de la Universidade de Santiago, resultaron identificables tres, correspondiéndose a un opercular y dos vértebras de sardina (Sardina pilchardus) . A pesar de este escaso volumen de evidencias, la especie marina procesada en estos tanques parece coincidir plenamente con lo documentado en otras estructuras similares, como las de Adro Vello, en O Grove (pontevedra). Los restos de ictiofauna recuperados en una de las piletas de esta factoría se identificaron mayoritariamente con elementos de sardina, y tan solo un número exiguo se asociaba con jureles (Trachurus trachurus) , todos de ejemplares de pequeño tamaño (FERRÉ, 1996), posiblemente indicativo de la utilización de redes como método de captura. El predominio casi exclusivo de sardinas parece estar señalando la utilización de esta especie en la confección de algún salsamenta, quizás garum, muria o la de menor calidad allex (MARTÍNEZ

65

MAGANTO, 1992), confeccionadas con los intestinos y partes de otros peces de tallas mayores a los que se mezclarían enteros estos pequeños pescados. Análisis Los taxones identificados en la serie estudiada se indican en la Tabla 8. Se trata de un total de siete especies de macromamíferos (suponiendo que tanto Ovis como Capra pueden estar representados en el conjunto de ovicaprinos) y un ave doméstica. Los suidos domésticos van a ser el grupo mejor representado en una muestra bastante reducida, mientras a ovicaprinos y vacuno corresponderán unos índices similares, escasamente favorables a los primeros. Las restantes especies, tanto domésticas como silvestres, tan solo aportarán frecuencias muy bajas. El vacuno, por el contrario, va a conformarse como la principal fuente de aporte cárnico, con más del 70.0% del peso total de los restos. Suidos, con casi el 16.0%, Yovicaprinos, con algo más del 8.0%, contribuyen significativamente al conjunto de la dieta cárnica, al que gallo y corzo aportan unos índices muy reducidos. La muestra analizada se compone de un total de tan solo 42 restos, de los que se han identificado casi el 93.0%, porcentaje que se incrementa sustancialmente hasta el 99.4% si tomamos como referencia el peso de las piezas. N o conocemos la metodología de recuperación de los materiales óseos, aunque sí se nos confirmó que fue exclusivamente visual, sin proceder al cribado del sedimento extraído, lo que sin duda ha perjudicado a los restos y esquirlas de menor tamaño. Por otra parte, tampoco sería extraña una posible selección de los restos en función de la posible identificabilidad de los mismos, lo que repercutiría directamente en las frecuencias constatadas. Desde el punto de vista del origen deposicional de la muestra, casi todos los restos pueden incluirse en el denominado grupo 1 de Gautier (1987), en el que se engloban los desechos procedentes de los procesos alimenticios, aspecto también reflejado en las marcas de carnicería documentadas en algunas piezas. De este grupo deben excluirse ambos carnívoros, tanto el cánido como la nutria. Los restos de esqueletos animales que no han sido objeto de consumo alimenticio se incluyen en


66

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

el grupo tafonómico 3 de Gautier (1987), que en este yacimiento están representados por el perro (Canis familiaris) y por la nutria (Lutra lutra), ya que en ambos casos no parece existir a priori un consumo de su carne. NR

%

NMI

P

%

Bos taurus

8

20.5

2

731

73.4

Ovis / Capra

10

25.6

2

81

8.1

Sus domesticus

15

38.4

3

156

15.7

Canis jami/iaris

1

2.6

1

4

0.4

Cal/us gal/us

1

2.6

1

1

0.1

Capreo/us capreo/us

1

2.6

1

14

1.4

Lutra /utra

1

3

7.7

Total determinados 39

92.9

Indeterminados

3

7.1

TOTAL

42

9

0.9

996

99.4

6

0.6

El vertido de desechos producidos durante los procesos alimenticios se pone de manifiesto en la presencia de diversas marcas de carnicería, relacionadas mayoritariamente en este caso con actividades de despiece, en algunos de los restos analizados. Son pocos los datos con que contamos para establecer la edad de los dos ejemplares representados, si bien ambos habrían alcanzado la edad adulta en el momento de su sacrificio. Una articulación proximal de húmero ya fusionada está indicando la presencia de al menos un ejemplar de unos cuatro años de edad en el momento de su muerte. En ningún caso hemos obtenido resultados que nos permitan reconocer ni el sexo ni la talla de alguno de los vacunos representados.

1002

- Ovis aries L. / Capra hircus L. Tabla 8: Distribución de los restos por especie. Se indica el número de restos (NR), el número mínimo de individuos (NMI) representados y el peso (P) en gr. Así como la frecuencia relativa del NR Ydel P.

- Ros taurus L. El ganado vacuno es la tercera especie en importancia de las representadas, si bien debemos tener en cuenta que los valores de los tres grupos predominantes (vacuno, ovicaprino y porcino) se sitúan muy próximos en una muestra numéricamente reducida, lo que podría deberse a un sesgo introducido exclusivamente por la pequeña área muestreada, y que por lo tanto una serie más amplia podría alterar el orden establecido. En función de la biomasa de los restos, los bovinos domésticos aportarían el mayor volumen de carne a la dieta. Las partes del esqueleto representadas, indicativas de un número mínimo de por lo menos dos ejemplares, se señalan en la Tabla 9. Vértebra torácica

1/ 1

Costilla

1/ 1

Escápula

1/ 1

Húmero

3/2

Radio

1/ 1

Dlna

1/ 1

Total

8/2

Tabla 9: Distribución de los restos de Bos taurus por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

El ganado ovicaprino aparece representado por diez restos que se recogen en la Tabla 10, correspondiendo más de la mitad a denticiones. En ninguna pieza se conservaban los centros de diagnóstico que posibilitan la diferenciación entre ambas especies (Ovis y Capra) a partir del material osteológico. Maxilar + dientes aislados Mandíbula

+ dientes aislados

1/ 1

5/2

Costilla

1/ 1

Tibia

2/ 1

Metapodio indeterminado Total

1/ 1 10/2

Tabla 10: Distribución de los restos de Ovis / Capra por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

La presencia de alguna marca de carnicería, aunque en menor proporclOn que en el caso del vacuno, vuelve a poner de manifiesto la [malidad alimenticia de este ganado. Si bien no contamos con datos acerca del sexo o la talla de ninguno de ambos ejemplares, las piezas documentadas reflejan el sacrificio de adultos que, a partir de lo indicado por las evidencias dentales, habrían ya superado los tres años de edad.

- Sus domesticus L. El ganado porcino constituye el grupo dominante de la muestra de A Igrexiña en cuanto a


Canaderia, caza y animales de compañía en la Calicia Romana: estudio arqueozoológico

número de restos, si bien en función de la biomasa se sitúa en segundo lugar con un índice muy inferior al que corresponde al ganado vacuno. Por otra parte, y como ya señalamos en el caso de los bovinos, los valores de estas especies podrían sufrir variaciones si se dispusiera de una muestra más amplia. Las partes del esqueleto identificadas son las recogidas en la Tabla 11, indicándose el número de individuos representados en cada caso. N eurocráneo

2/ 1

Maxilar

+ dientes aislados MancHbula + dientes aislados

2/ 1

Húmero

2/1

Radio

1/ 1

Dlna

1/ 1

6/3

Falange tercera

1/ 1

Total

15/3

67

reflejándose por una parte la nula fmalidad alimenticia de esta especie y por otra el proceso de relleno realizado en los tanques de salazón con vertidos de origen diverso. Metatarso IV

1/ 1

Total

1/1

Tabla 13: Distribución de los restos de CaniJ fami/iaris por partes del esqueleto (- / - indica el NR Y el NMI).

Este fragmento óseo no permite reconocer ni el sexo ni la talla del ejemplar de procedencia, si bien parece corresponder a un cánido adulto.

- Gallus gallus L. Tan sólo un fragmento de diáfisis de tibia se ha podido identificar en la muestra como correspondiente a esta ave doméstica (Tabla 14).

Tabla 11: Distribución de los restos de Sus domestiCIIs por partes del

Tibia

1/ 1

esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

Total

1/1

De los tres ejemplares contabilizados, dos se incluirían en el grupo de juveniles (entre 3 y 12 meses de edad), como se constata en la presencia de dentición de leche con desgaste no muy fuerte y de un radio que aún no presenta la articulación proximal fusionada. Una manchbula con premolares defmitivos, si bien con poco desgaste todavía, nos indica que el tercer ejemplar correspondería al grupo de los subadultos (Tabla 12).

Atribución

Adulto

Subadulto

Juvenil

Infantil

> 21 m

12 - 21 m

3 - 12 m

O- 3 m

BAJO IMPERIAL

2

Tabla 12: Edad de los ejemplares de Sus dome,rticus.

La presencia de dos caninos inferiores (un fragmento aislado y otro incluido en una mandíbula) permite constatar la existencia de dos ejemplares machos en la serie estudiada. En ningún caso se cuenta con datos referentes a la talla de estos suidos.

Tabla 14: Distribución de los restos de Gallus gallus por partes del esqueleto (- / - indica el NR Yel NMI).

Como también hemos señalado para los yacimientos indígenas galaico-romanos, la presencia de gallináceas domésticas se reduce normalmente a un pequeño número de restos, muchas veces pudiendo hablarse de una presencia anecdótica. Su contribución a la dieta alimenticia es incuestionable, pero con unos porcentajes mínimos en el conjunto general.

- Capreolus capreolus L. De nuevo tan solo un único resto refleja la existencia de cérvidos en la muestra (Tabla 15), poniendo de relieve la existencia de una actividad cinegética desarrollada por los habitantes de esta villa. Radio

1/ 1

Total

1/1

Tabla 15: Distribución de los restos de Capreoltts capreolus por partes del esqueleto (-/ - indica el NR Yel NMI).

- Canis familiaris L. La presencia de perro en la muestra de A Igresiña se restringe exclusivamente a un fragmento mesioproximal de un metatarsiano (Tabla 13),

El resto identificado presenta múltiples incisiones paralelas, transversales al eje longitudinal del hueso, en la cara anterior, bajo la superficie articular. Marcas


68

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Foto 5: Restos faunísticos (perro, nutria y corzo) del yacimiento de A Igresiña.

que se han asociado con procesos de despiece. Se constata por tanto una captura de animales silvestres que han contribuido a complementar la dieta cárnica, aun cuando en este proceso pueda también estar reflejándose una actividad lúdica.

- Lutra lutra L. Los tres fragmentos craneales (Tabla 16) procedentes de un mismo ejemplar de nutria suponen la segunda cita de esta especie en el Noroeste, tras la realizada en el yacimiento paleolítico de A Valiña (Lugo) (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 2000). Neurocráneo

2/1

Maxilar

1/ 1

Total

3/1

Tabla 16: Distribución de los restos de Ltttra lutra por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

Resulta lógico suponer que la presencia de nutrias ha debido ser más abundante de lo documentado hasta el momento en los registros faunísticos, y así en la actualidad este mustélido presenta una distribución muy amplia en el Noroeste (SGHN, 1995). Los restos determinados en A Igrexiña, por otra parte, no presentan ninguna característica que difiera de su homólogo actual.

La referencia más próxima, en cuanto a espacio y tiempo se refiere, tenemos que buscarla en el resto identificado en el nivel 1 del yacimiento de Soto de Medinilla (Valladolid), adscrito culturalmente al Hierro 1 (MORALES MUÑIZ & LIESAU, 1995). Posiblemente la dificultad de su captura (mediante trampeo) u otros motivos que por el momento se nos escapan (desinterés por esta especie, reducido número de ejemplares, etc.) han conducido a la escasez de referencias arqueológicas con las que contamos.

Comentario El conjunto óseo del yacimiento de la factoría litoral de A Igrexiña debemos ponerlo en relación con las actividades alimenticias de la villa localizada en las inmediaciones de las piletas de salazón de donde procede la muestra ósea analizada, las cuales sirvieron como lugar de vertidos una vez que, ya en época tardía, perdieron la función para la que se habían erigido. El tipo de material sedimentario que englobaba los restos ha favorecido una muy buena conservación de estos materiales. En referencia a las especies identificadas, destaca el predominio de los suidos frente a ovicaprinos y vacuno, si bien el volumen de la muestra vuelve a plantear dudas acerca del grado de representati-


Ganadería, caifl y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

vidad de la misma. El mayor volumen cárnico sería satisfecho, como resulta evidente, por el vacuno. Las gallináceas domésticas, con tan solo un resto constatado, ponen de manifiesto la cría y consumo de esta especie, quizás escasamente representada no sólo como reflejo de un posible menor volumen de ejemplares que se criarían con respecto a las otras especies antes citadas, sino también por la mayor fragilidad de los elementos óseos de estas aves, lo que ha debido provocar unas menores posibilidades de conservación de los mismos. También un único resto de cánido doméstico refleja la presencia de esta especie, cuya presencia real siempre queda enmascarada por el nulo aprovechamiento de cualquiera de sus componentes (carne, piel, huesos, etc.) y la consiguiente deposición superficial o entierro de sus cuerpos en puntos aparentemente diferentes al de los vertidos alimenticios, o por lo menos más alejados de los núcleos habitacionales. Las actividades cinegéticas quedan constatadas mediante la presencia de corzo y nutria, indicando posiblemente tanto el empleo de técnicas de trampeo como de una caza de tipo presencial, quizás de carácter más lúdico. En todo caso, el aprovechamiento de algunos de los productos de esta actividad también parece evidente, como la carne en el caso del corzo, en tanto que en otros casos, como puede ser la nutria, este aspecto puede resultar más dudoso, siendo más probable un aprovechamiento de su piel.

~¡-~-~-~~~~__iiiií-iiiií---__ -_--iiiií-iiiiiilml OKm

69

Equidistancia curvas de nivel 50 m.

4

Fig.: 9. Situación de la Villa de Toralla.

V.A.2.- VILLA DE TORALLA

Localización y Emplazamiento El yacimiento de la villa de Toralla se encuentra situado en la fmca del mismo nombre, conocida también como "fmca de los Mirambell", en referencia a sus antiguos propietarios. Se localiza en el extremo suroeste de la playa de O Vao (ayuntamiento de Vigo, Pontevedra), frente a la isla de Toralla (HIDALGO CUÑARRO & VIÑAS CUÉ, 1999). Sus coordenadas geográficas: 42°12'04" N / 8°47'54" W. Descriptiva del Yacimiento Por su ubicación debemos considerarla como una villa a mare, es decir sobre la propia línea litoral,

situada desde un punto de vista macroespacial en la principal concentración de este tipo de asentamientos en el Noroeste peninsular, localizada en la zona de las Rías Bajas (pÉREZ LOSADA, 1995). La elección de este lugar respondería principalmente a factores de tipo económico, en relación con un embarcadero o fondeadero bien protegido, y con un amplio control visual sobre el mar y el litoral costero próximo (NAVEIRO LÓPEZ & PÉREZ LOSADA, 1992). De la villa se conocen hasta la fecha dos edificios diferenciados, correspondiéndose el primero de los mismos con la pars rustica y el otro con la parte residencial, en el que se ha localizado un hipocausto


70

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

cubierto por restos de un mosaico. En conjunto se aprecia un edificio con planta en L, articulado en torno a un pasillo que diferencia la zona residencial del área de trabajo (HIDALGO CUÑARRO & VIÑAS CUÉ, 1999). Intervenciones Arqueológicas Las primeras excavaciones realizadas en el yacimiento fueron efectuadas por los antiguos propietarios de la finca, quienes exhumaron parte de las estructuras de la villa y recuperaron un interesante conjunto de restos arqueológicos (HIDALGO CUÑARRO & COSTAS GOBERNA, 1982). En 1992, y ante la remodelación urbanística de la zona, se emprenden los trabajos arqueológicos que permitan delimitar la extensión del yacimiento, y que se continuarán, en diferentes campañas, al menos durante los dos años siguientes, iniciándose asimismo un proyecto de conservación y musealización de la villa (HIDALGO CUÑARRO, 1993; HIDALGO CUÑARRO & VIÑAS CUÉ, 1999). La dirección técnica del proyecto recayó en lM. Hidalgo Cuñarro, arqueólogo y director del Museo Municipal del Museo "Quiñones de León" de Vigo, si bien los trabajos de campo parecen haber sido dirigidos, al menos de Jacto, por la arqueóloga P. Soto Arias. Encuadre erono-cultural El estudio de los primeros materiales recuperados en las excavaciones llevadas a cabo por la familia Mirambell ya habían puesto de manifiesto la existencia de piezas romanas de importación de filiación tardía (HIDALGO CUÑARRO & COSTAS GOBERNA, 1982; NAVEIRO LÓPEZ, 1991). Aspecto que ha venido a constatarse con mayor claridad en los resultados, todavía parciales, deparados por el análisis de los restos arqueológicos procedentes de las últimas intervenciones efectuadas en la villa. De la campaña de 1992 proceden, entre otras, piezas cerámicas de terra sigillata Clara D, sigillata Clara C, sigillata hispánica tardía, sigillata hispánica paleocristiana o pintadas bajo imperiales. Asimismo se constatan vidrios y ánforas tardías (lusitanas y africanas) y un pequeño conjunto de numismas bajo imperiales (HIDALGO CUÑARRO, 1993).

Se ha propuesto, en consecuencia, una fase ocupacional que comenzaría en algún momento del Bajo Imperio, posiblemente ya en el s. III d.C., y perduraría casi con toda seguridad hasta el s. VI d.C. (HIDALGO CUÑARRO, 1993; HIDALGO CUÑARRO & VIÑAS CUÉ, 1999). La Muestra Ósea N o contábamos con referencias previas a la existencia de materiales faunísticos procedentes de este lugar. Los que hemos analizado proceden de las intervenciones realizadas en 1993 y 1994, siéndonas facilitados por la arqueóloga P. Soto Arias, y una primera referencia a los resultados obtenidos puede verse en un trabajo genérico sobre la ganadería y la caza durante la cultura castreña y la romanización del Noroeste peninsular (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 1996). A pesar de que el yacimiento se sitúa parcialmente sobre una duna costera fósil y estaba cubierto en el momento de su excavación por otra, los materiales faunísticos presentaban un alto grado de alteración. Lógicamente el mismo no se puede relacionar con procesos edáficos postdeposicionales, sino que la mayor parte del conjunto analizado exhibe evidencias de haber sido sometido a elevadas temperaturas, con estadios de calcinación casi completa. Si consideramos que la localización espacial de los restos viene a reflejar un área muy próxima al hipocausto, parece lógico considerar el empleo de los restos óseos como combustible, lo que al mismo tiempo tendría el efecto positivo de reducir sensiblemente el volumen de basura. Por otra parte, y como. ya señalamos, todos los restos se adscriben de forma genérica a una fase bajo imperial, periodo en el que parece haberse desarrollado la ocupación de esta villa. Además de las piezas óseas de macromamíferos y aves, la muestra incluía algunos fragmentos de valvas de ostras (Ostrea edulis), una pinza de crustáceo calcinada y una vértebra de ictiofauna que resultó imposible de identificar a nivel específico por la fuerte alteración de los centros de diagnóstico producida por los intensos procesos de quemado. Análisis Los taxones identificados en la serie estudiada se indican en la Tabla 17. Se trata de un total de como


Canaderia, caifl y animales de compañía en la Calicia Romana: estudio arqueozoológico

máximo siete especies de macromarníferos (suponiendo que tanto Ovis como Capra pueden estar representados en el conjunto de ovicaprinos) y un ave doméstica (Gallus gallus). De los 258 restos que constituyen la muestra estudiada tan solo 63 pudieron ser asignados a la categoría de especie, de los cuales el mayor porcentaje se identifica con piezas dentales con un importante grado de alteración. En relación con el peso, sin embargo, el conjunto de identificables supera el 40.0% del total, resaltando el pequeño tamaño de las piezas que conforman el grupo de indeterminados. Este hecho parece poner de manifiesto el interés planteado durante el proceso de excavación por la recuperación de estos materiales, apreciable en las dimensiones de algunas esquirlas o incluso en el tratamiento de consolidación in situ que se practicó en fragmentos con un grado de alteración muy avanzado, proceso de conservación que de forma exclusiva hemos constatado en esta muestra de entre todas las analizadas. Podemos deducir, por tanto, que el volumen de material recuperado se corresponde bastante fielmente con el original del depósito, aun cuando el exclusivo control visual haya permitido indudablemente la pérdida de algún fragmento. El ganado vacuno va a ser el mejor representado, si bien este hecho puede en este caso estar reflejando con mayor énfasis la conservación diferencial que ha favorecido a los restos más resistentes, que lógicamente se corresponden con aquéllos de las especies de mayores tallas (el bovino) y en concreto con las partes más duras del esqueleto (los dientes). En todo caso, ovicaprinos y suidos domésticos completarán, con valores idénticos, el conjunto básico de recursos animales, en el que tan solo las gallináceas domésticas y corzos y conejos entre los silvestres parecen haber contribuido mínimamente. El predominio del vacuno se hace mucho más notable en cuanto a biomasa se refiere, situándose en torno al 80.0% del total, estando nuevamente acompañado por suidos y ovicaprinos y, minoritariamente, por las restantes especies citadas. A pesar del claro predominio de la ganadería, las actividades cinegéticas se encuentran bien constatadas en una gama relativamente variada de especies, en tanto que parecen sugerirse diferentes métodos de captura.

71

Atendiendo al origen deposicional de los restos, casi todas las evidencias recuperadas pueden incluirse en el denominado grupo 1 de Gautier (1987), en el que se engloban los desechos procedentes de los procesos alimenticios. Tan solo se excluiría de este grupo el pequeño cánido silvestre. En el grupo tafonómico 2 de Gautier (1987) se incluyen las piezas de manufacturas realizadas con materias duras animales, y en el mismo deben incluirse dos objetos que analizaremos en el apartado correspondiente y que, como en otras ocasiones, no hemos tenido en consideración al elaborar la Tabla 1. Los restos de esqueletos animales que no han sido objeto de consumo alimenticio se incluyen en el grupo 3 del citado autor. En la villa de Toralla tan solo parecen estar representados por el zorro (Vulpes vulpes) , aunque el aprovechamiento de su carne siempre sea una posibilidad que haya que tener en consideración. NR

%

NMI

P

%

Bos taurus

25

39.6

2

274

78.5

Ovis / Capra

16

25.4

2

30

8.6

Sus domesticus

16

25.4

2

42

12.1

Callus gallus

1

1.6

1

0.5

0.1

Capreolus capreolus

2

3.2

1

1

0.3

Vulpes vulpes

2

3.2

1

1

0.3

Oryctolagus cuniculus

1

1

1.6

Total determinados 63

24.4

Indeterminados

195

75.6

TOTAL

258

0.5

0.1

349

42.8

466

57.2

815

Tabla 17: Distribución de los restos por especie. Se indica el número de restos (NR), el número mínimo de individuos (N:Ml) representados y el peso (P) en gr. Así como la frecuencia relativa del NR Ydel P.

- Bos taurus L. Como ya señalamos, el ganado vacuno se conforma como la especie mejor representada, tanto en número de restos como especialmente en la biomasa que los mismos representan, contribuyendo con el principal aporte cárnico a la dieta. Las partes del esqueleto representadas, representativas de un mínimo de por lo menos dos ejemplares, se señalan en la Tabla 18.


72

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Clavija / Cuerna

1/ 1

Maxilar + dientes aislados

8/2

Mandíbula + dientes aislados

8/2

Metatarso

1/ 1

Falange primera

5/1

Falange segunda

1/ 1

Falange tercera

1/ 1

Total

25/2

Tabla 18: Distribución de los restos de Bos taurus por partes del esqueleto (- / - indica el NR Yel NMI).

El deficiente estado de conservación de los restos ha impedido reconocer la posible presencia de cualquier tipo de marcas, si bien parece lógico considerar un aprovechamiento alimenticio previo a la utilización de los mismos como combustible. El estado de fusión de las epífisis y el estadio de desgaste de las piezas dentales reflejan que ambas reses habrían alcanzado la edad adulta en el momento de su sacrificio. En ningún caso ha sido posible obtener información referente al sexo o talla de alguno de los vacunos representados.

- Ovis aries L. / Capra hircus L. El ganado ovicaprino aparece representado por un total de dieciséis restos, como se indica en la Tabla 19, correspondiendo mayoritariamente a denticiones. Al igual que para el vacuno, los diferentes procesos que han afectado a la muestra se reflejan en una conservación diferencial muy acentuada que ha favorecido la representatividad de los elementos esqueletales más fuertes: los dientes. A partir de los restos conservados no ha sido posible reconocer la presencia específica de una de las dos especies que conforman este grupo (Ovis anes y

Capra hircus). Maxilar

+ dientes aislados + dientes aislados

12/2

MandJ.bula

2/ 1

Costilla

1/ 1

Falange segunda Total

de los dos ovicaprinos que como mínimo reflejan las piezas identificadas, si bien se puede indicar que exclusivamente se corresponden con individuos que habían alcanzado la edad adulta.

- Sus domesticus L. El ganado porcino presenta valores muy similares a los del ovicaprino, y ambos parecen constituirse como los principales complementos a una dieta cárnica dominada por el aporte del ganado vacuno, siempre que consideremos como representativa la muestra recuperada, de la que ya hemos señalado la problemática inherente a la misma: bajo volumen de restos y procesos de destrucción favoreciendo la conservación de determinadas especies y elementos. Las partes del esqueleto identificadas son las señaladas en la Tabla 20, indicándose el número de individuos representados en cada caso. Maxilar

+ dientes aislados

6/2

Escápula

1/ 1

Radio

1/ 1

Metacarpo nI

1/ 1

Metacarpo IV

1/ 1

Tibia

1/ 1

Astrágalo

1/ 1

Metapodio indeterminado

2/1

Total

16/2

Tabla 20: Distribución de los restos de Sus domesticus por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

Los dos ejemplares constatados en esta muestra parecen incluirse en un grupo de edad bastante concreto, entre el año y medio y los dos años, si bien uno de los suidos estaría más cercano a la primera de las edades y el segundo parece haber alcanzado los dos años (Tabla 21).

1/ 1 16/2

2/1

Mandíbula + dientes aislados

Atribución

Adulto

Subadulto

Juvenil

Infantil

> 21 m

12 - 21 m

3 - 12 m

O- 3 m

BAJO IMPERIAL

1

Tabla 19: Distribución de los restos de Ovis / Capra por partes del esqueleto (-/- indica el NR y el NMI).

Tabla 21: Edad de los ejemplares de Sus domesticus.

En ningún caso ha resultado factible obtener conclusiones acerca del sexo o la talla de ninguno

Un canino inferior presente en un fragmento de mandíbula y otro superior aislado permite cons-


Ganadería, caza y animales de companta en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

tatar la existencia de un macho y una hembra en la serie estudiada. Un astrágalo conservado casi completo ha permitido calcular la talla del ejemplar de procedencia (Tabla 22). Atrib.

Hueso

B-1

Astrágalo

LM (mm) Factor H Cruz (cm)

36.2

17.9

64.8

73

- Vulpes vulpes L. Dos piezas registran la presencia de zorros en esta muestra (Tabla 25), constatándose nuevamente el desarrollo de prácticas cinegéticas. Dientes aislados inferiores

1/ 1

Falange primera

1/ 1

Total

2/1

Tabla 22: Altura en la cruz de ejemplares de Sus domestims. Tabla 25: Distribución de los restos de Vulpes vulpes por partes del esqueleto (-/- indica el NR Y el NMI).

- Gallus gallus L. Tan sólo un fragmento distal de ulna refleja la presencia de aves domésticas en la villa (Tabla 23). Los procesos de combustión constatados indudablemente habrán favorecido la eliminación de los restos de esta especie, mucho más frágiles que los de las analizadas con anterioridad. Dlna

1/ 1

Total

1/1

Tabla 23: Distribución de los restos de Cal/us gal/us por partes del esqueleto (-/- indica el NR y el NMI).

La presencia de gallináceas domésticas sigue estando limitada a frecuencias mínimas, aunque su contribución a la dieta alimenticia queda fuera de dudas. En el caso de Toralla, el ejemplar representado había alcanzado la edad adulta en el momento de su muerte.

- Capreolus capreolus L. Tan solo dos restos reflejan la presencia de cérvidos en esta serie (Tabla 24), lo que parece indicar la existencia de una práctica cinegética desarrollada por los habitantes de la villa. Dientes aislados superiores

2/ 1

Total

2/1

Tabla 24: Distribución de los restos de Capreolus capreolus por partes del esqueleto (-/- indica el NR y el NMI).

Ambas piezas dentales proceden de un mismo corzo que en el momento de ser abatido se correspondería con la cohorte de subadultos o quizás adultos de primera edad. En todo caso, se pone de manifiesto una vez más el desarrollo de una actividad muy posiblemente relacionada con aspectos lúdicos de los grupos sociales económicamente más poderosos.

La captura de zorros, posiblemente mediante trampeo, parece encaminarse más a la obtención de pieles que al aprovechamiento de sus productos cárnicos, a tenor de lo constatado en otros yacimientos.

- Oryctolagus cuniculus L. Un único fragmento de pelvis es el registro que nos ha llegado de este pequeño lagomorfo (Tabla 26), aprovechado como un componente más de la dieta cárnica. Pelvis

1/ 1

Total

1/1

Tabla 26: Distribución de los restos de Oryctolagus cUl1iculus por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

Es probable que en este caso la presencia de conejos refleje un proceso de caza, que recordemos podría realizarse muy probablemente mediante trampeo o utilización de hurones, técnica ya muy desarrollada en época romana. La presencia de un leporaria es algo difícil de valorar a partir de este único resto, aunque suponemos que, al igual que para las otras especies de tallas pequeñas, sus elementos óseos han debido padecer en mayor medida los sistemas destructivos comentados.

Industria Ósea Entre los restos óseos que se nos confió para su estudio, se incluían dos piezas claramente identificadas con productos elaborados en esta materia prima. El estado fragmentario impide la correcta identificación de los mismos con un tipo concreto, e incluso presentan claras evidencias de haber estado sometidas al fuego, lo que puede indicar que


74

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Fig.: 10. Toralla: Industria ósea.

2

1

o se trata de piezas que se desecharon, qUlzas por haberse roto durante su USO, y sirvieron también como combustible en el hipocausto. La primera de las piezas es un fragmento de fuste, de 14.3 mm de longitud, que presenta una punta aguda en un extremo, estando roto en el opuesto (Figura 10.2). Podría tratarse de un fragmento de acus mnalis, o aguja para el pelo en su función más reconocida. El fuste presenta evidencias del pelado superficial de la cara exterior, sin que se haya producido un pulido minucioso de la misma, lo que quizás refleje el hecho de que se trataba de una pieza rota durante el proceso de fabricación. La segunda es otro fragmento de fuste, de 33.6 mm de longitud, que no presenta ninguno de ambos extremos (Figura 10.1). Se encuentra decorado con una línea incisa en espiral, de la que actualmente tan solo se constata una vuelta y media al fuste Presenta una sección muy ovalada, pero el diámetro mayor conservado es sólo de 5.0 mm, por lo que consideramos que, al igual que en el caso anterior, podría formar parte de un acus m'nalis, aunque no resulta sencillo excluir otras posibilidades, como por ejemplo los punzones (subulae). Comentario La muestra ósea procedente de la villa de Toralla presenta claras evidencias de haber estado sujeta a

4 cm un fuerte proceso de alteración, la combustión, que indudablemente ha podido afectar a la composición original del depósito, especialmente en lo que se refiere a los restos de las especies de menores dimensiones, con esqueletos mucho más débiles. El predominio, a tenor por lo deparado en el análisis de la muestra, corresponde al ganado vacuno, aportando el principal volumen cárnico a la dieta. Ovicaprinos y suidos domésticos realizarían el principal complemento a los bovinos, quedando para otras especies un papel minoritario. Tanto las gallináceas domésticas como determinados grupos producto de la caza denotan una importante variedad de componentes en la dieta alimenticia de tipo cárnico, aun cuando sea con índices aparentemente muy limitados. El grupo de silvestres, por otra parte, parece poner de manifiesto la práctica de actividades cinegéticas mediante distintas modalidades, desde una caza posiblemente de tipo presencial, en la que se obtendrían las especies de mayores tallas, como los cérvidos, hasta la utilización de técnicas de trampeo para la captura de especies pequeñas y de carácter huidizo, como zorros o lagomorfos, pudiendo incluso en este caso utilizarse otros métodos, como el empleo de hurones.


Ganaderia, caza y animales de compañía en la Galicia RiJmana: estudio arqueozoológico

75

V.A.3.- VIGO: CALLE HOSPITAL, 5

Localización y Emplazamiento Dentro del importante conjunto ocupacional de época romana detectado en la actual ciudad de Vigo, y de la que se empieza a contar con referencias más o menos aisladas que permiten realizar las primeras valoraciones sobre el mismo (HIDALGO CUÑARRO & VIÑAS CUÉ, 1999; PÉREZ LOSADA, 2002), una de las recientes intervenciones que ha aportado una secuencia arqueológica muy interesante ha sido la desarrollada en el solar n° 5 de la calle HospitaL Dirigida por el arqueólogo A. Acuña Piñeiro en 1995, adolece todavía de la falta de una publicación en la que se recojan de manera exhaustiva los resultados obtenidos, a excepción de la interpretación que de las estructuras y tumbas exhumadas ha realizado recientemente Pérez Losada (2002). Sus coordenadas geográficas: 43°13' N / 8°41' W Descriptiva del Yacimiento Como toda intervención de urgencia en áreas urbanas, la excavación se vio limitada por el espacio que ocupaba el solar intervenido, lo que, a pesar de sus grandes proporciones, no cabe duda que impide una visión global de la configuración general del asentamiento. En todo caso, la fase ocupacional que nos interesa parece estar relacionada con un cambio en la concepción de los sistemas de habitación de época romana en el área geográfica ocupada por la actual ciudad de Vigo, y que se ha identificado recientemente tanto con el denominado Vicus Helfenorum (HIDALGO CUÑARRO & VIÑAS CUÉ, 1999) como con el Vicus Efanei (pÉREZ LOSADA, 2002). En una primera fase de la romanización, que podríamos extender entre el s. I d.C. y el s. III, este núcleo se habría establecido en el Castro de Vigo, para descender en este momento a situarse en las proximidades de la costa y del puerto comercial que existiría en esta zona, atraídos indudablemente por las posibilidades económicas que este lugar les ofrecía (HIDALGO CUÑARRO & VIÑAS CUÉ, 1999). Intervenciones Arqueológicas Como ya indicamos, la intervención arqueológica realizada en este lugar se corresponde con la exca-

~f--~'-~~~-,~,-~{-"iiiiIioiií OKm

2

"_'-"_"'~""1

Equidistancia curvas de nivel 50 m.

4

Fig.: 11. Situación de la Ciudad de Vigo.

vación de urgencia dirigida por A. Acuña Piñeiro en 1995. De esta misma calle procedían una serie de 29 estelas funerarias y un ara encontradas en 1953 al hacer el destierro para la cimentación de un edificio. Se encontraban todas ellas reutilizadas en forma de puente para salvar un arroyo. De estas piezas se conservan en la actualidad 26 en el Museo Municipal "Quiñones de León", y su estudio ha servido para indicar la posible existencia de un taller lapidario en el Vicus (HIDALGO CUÑARRO & VIÑAS CUÉ, 1999). Un fragmento de estela, que se corresponde formal y técnicamente con el grupo descubierto en los años cincuenta, fue recuperado en las recientes intervenciones de la calle Hospital, estando reutili-


76

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

zada en una tumba de inhumación (HIDALGO CUÑARRO & VIÑAS CUÉ, 1999).

Encuadre Crono-cultural Los resultados de la excavación depararon la presencia de una serie de fases ocupacionales desde época contemporánea hasta una primera fase romana datada en torno al s. I-II a.c., caracterizada entre otros aspectos por el hallazgo de ánforas republicanas y alto imperiales que sugieren el desembarco de mercancías de importación. Con posterioridad a esta fase, se documentaron evidencias de una factoría, reflejada por la presencia de una serie de estanques que se han interpretado como una zona de salinas. Asimismo, se localizó una estructura pétrea que podría corresponder a un horno. Parece por tanto que estamos ante un área de tipo industrial que tentativamente se ha datado en torno a los s. II-III d. C. (HIDALGO CUÑARRO & VIÑAS CUÉ, 1999), o incluso con una perduración todavía más larga hasta el s. IV o inicios del s. V (pÉREZ LOSADA, 2002). El hallazgo más destacado, sin embargo, es el de una necrópolis romana, de donde también proceden los restos óseos estudiados. En la misma se han constatado enterramientos tanto de inhumación como de incineración, así como diferentes tipos de tumbas: en ánforas, estructuras de tégulas, de ladrillos o de lajas de piedra, e incluso enterramientos en roca. En algunos casos las sepulturas incluyen un ajuar que permite un encuadre cronológico bastante preciso (CASAL GARCÍA & PAZ LOBEIRAS, 1997). A falta de estudios detallados de la mayoría de materiales recuperados, parece plantearse una larga perduración para esta necrópolis, que en todo caso parece utilizarse a lo largo de todo el Bajo Imperio, actuando al mismo tiempo como límite oriental del Vicus (HIDALGO CUÑARRO & VIÑAS CUÉ, 1999). La Muestra Ósea En ningún caso contábamos con referencias previas a la existencia de materiales faunísticos procedentes de este lugar, y los recuperados en otros yacimientos geográficamente próximos, e incluso más o menos directamente relacionados con este núcleo poblacional, se incluyen en este mismo volumen (caso de Toralla) o han sido objeto de estudio reciente, como los localizados en el Castro de Vigo (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 2000).

La muestra ósea se recuperó en la intervención de 1995, y se encontraba asociada al nivel correspondiente a la necrópolis, incluyéndose entre los materiales algún fragmento de esqueleto humano. En todo caso, no nos consta que en ninguno de los casos se pueda hablar de una deposición de tipo ritual, y más bien los escasos restos que se encontraron en el interior de estructuras (un amplio porcentaje parece haberse recuperado al exterior de las mismas) debieron llegar acompañando al sedimento que las colmató. Desde un punto de vista cronológico, y como ya señalamos, la serie analizada debemos situarla en un amplio periodo que se correspondería con el Bajo Imperio (aproximadamente ente los s. III-V d.C.). El estado de conservación de los restos es bastante deficiente. La humedad existente en este nivel, formado por materiales de origen continental (MARTÍNEZ CORTIZAS & COSTA CASÁIS, 1997), ha favorecido la actuación de distintos procesos que han provocado una paulatina debilitación y consiguiente disgregación, ya apreciable en el momento de la intervención arqueológica, de la materia orgánica.

Análisis De los 65 restos recuperados en esta intervención, un importante porcentaje, casi el 77.0%, se han identificado taxonómicamente, valor que se incrementa hasta más del 93.0% en relación con la biomasa total de los restos. El principal grupo de piezas identificadas se corresponde con denticiones, la parte del esqueleto más dura y que por tanto ha presentado una mayor resistencia frente a los procesos postdeposicionales que hemos comentado con anterioridad. Por otra parte, no podemos estar seguros de si la serie analizada refleja de modo fidedigno la composición original del depósito. El método de recuperación realizado ha sido exclusivamente visual, lo que sin duda ha podido incidir negativamente en la presencia de las pequeñas esquirlas no identificables, si bien la presencia de algunas en la muestra indica el interés por la recuperación de la totalidad de los materiales óseos y la noselección apriorística en función de la supuesta identificabilidad de los restos. En total se han identificado un máximo de seis especies de macromamíferos (suponiendo que


77

Ganaderfa, caza y anima/es de compañía en /a Ga/icia Romana: estudio arqueozoo/ógico

Capra hircus también esté representada en el grupo genérico de ovicaprinos), todos ellos domésticos (Tabla 27). Los bovinos van a ser el grupo mejor representado en esta reducida muestra, con valores del 76.0% en cuanto al número de restos identificados y de más del 63.0% en referencia a la biomasa total de los mismos. En relación con el aporte cárnico, los suidos serán, tras el vacuno, la especie más demandada, superando a ovicaprinos, si bien con valores muy próximos. El conjunto de especies domésticas se completa con la presencia de équidos, representados tanto por caballos como por asnos, que en principio no parecen responder de un proceso alimenticio. Desde el punto de vista del origen deposicional de la muestra, casi todos los restos pueden incluirse en el denominado grupo 1 de Gautier (1987), en el que se engloban los desechos procedentes de los procesos alimenticios, aspecto también reflejado en las marcas de carnicería documentadas en algunas piezas. De este grupo debemos excluir los équidos. NR

%

NMI

7 4 28 1 3 7

14.0 8.0 56.0

1 1 3 1 1 1

Total determinados 50

76.9

Indeterminados

15

23.1

TOTAL

65

Equus cabal/us Equus asinus Bos taurus Ovis aries Ovis / Capra Sus domesticus

8.0 14.0

P

%

223 29.6 18 2.4 476 63.3 4 7 11.5 24 3.2 752

93.6

51

6.4

803

Tabla 27: Distribución de los restos por especie. Se indica el número de restos (NR), el número mínimo de individuos (NMI) representados y el peso (P) en gr. Así como la frecuencia relativa del NR y del P.

Los restos de esqueletos animales que no han sido objeto de consumo alimenticio se incluyen en el grupo tafonómico 3 de Gautier (1987), que en este yacimiento están representados tanto por el caballo (Equus caba//us) como por el asno (Equus asinus), ya que, como señalamos, no parece habérseles concedido ninguna importancia como componente de la dieta.

- Equus caballus L. Los siete restos de caballo se identifican con molariformes aislados que posiblemente pertenezcan a un mismo ejemplar (Tabla 28).

Dientes aislados superiores

7/1

Total

7/1

Tabla 28: Distribución de los restos de Equus cabal/us por partes del esqueleto (- / - indica el NR y el NMI).

El grado de desgaste de la superficie oclusiva de estas piezas indica claramente su pertenencia a un ejemplar adulto. Resulta complejo tratar de reconocer la causa de la aparición de estos materiales en este lugar, ya que en absoluto podemos hablar de la existencia de un vertedero en esta zona. Posiblemente su ubicación responda a algún tipo de proceso posdeposicional: actividad de los carnívoros, transporte antrópico de material edáfico para la realización de algún relleno, etc.

- Equus asinus L. Los asnos se encuentran representados por cuatro molariformes correspondientes a una misma mandíbula (Tabla 29), de los que poco puede apuntarse excepto su pertenencia, por el desgaste de la superficie oclusiva, a un ejemplar adulto. Dientes aislados inferiores

4/1

Total

4/1

Tabla 29: Distribución de los restos de Equus asinus por partes del esqueleto (- / - indica el NR Yel NMI).

La aparición de restos de esta especie debe estar respondiendo a las mismas causas que hemos indicado para los caballos. La escasez de evidencias de esta especie desde una perspectiva genérica debe relacionarse con la nula importancia alimenticia que ha tenido, si bien los asnos tampoco parecen haber sido una especie muy abundante en el N oroeste peninsular.

- Bos taurus L. El ganado vacuno es el grupo mejor representado, con un total de veintiocho restos (Tabla 30), conformándose también como el que realiza un mayor aporte cárnico a la dieta alimenticia de tipo cárnico.


78

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Cóndilo occipital Dientes aislados superiores Dientes aislados inferiores Axis Escápula Húmero Radio Fémur Metatarso

1/ 1 5/2 14/3

Total

28/3

1/ 1 1/ 1

1/ 1 2/1 1/ 1 2/1

Tabla 30: Distribución de los restos de Bos taurus por partes del esqueleto (-/- indica el NR Y el NMI).

El predominio de las evidencias dentales posiblemente esté reflejando el sesgo producido por los procesos postdeposicionales, aunque el tipo de depósito documentado, difícilmente identificable con los modelos habituales, también puede haber favorecido esta ordenación diferencial de las diferentes partes esqueletales. Todas las piezas reflejan su procedencia de ejemplares sacrificados a una edad adulta (Tabla 31). Una articulación proximal de fémur sin fusionar refleja que uno de estos bovinos no habría alcanzado los 42 meses en el momento de su muerte.

Atribución

Adulto

Subadulto

Juvenil

Infantil

>24m

6-24m

2-6m

O-2m

BAJO IMPERIAL

Si bien no contamos con datos acerca del sexo o la talla de ninguno de ambos ejemplares, las piezas documentadas reflejan el sacrificio de adultos.

3

Tabla 31: Edad de los ejemplares de Bos taurus.

En ningún caso hemos obtenido datos que nos permitan reconocer ni el sexo ni la talla de alguno de los vacunos representados.

- Ovis aries L. / Capra hircus L. El ganado ovicaprino es el peor representado en esta muestra, con un total de tan solo cuatro restos (Tabla 32). Sólo en un único caso se ha podido llevar a cabo la determinación específica entre las dos especies que conforman este grupo, correspondiendo a un fragmento distal de tibia de Ovis. Ovis Dientes aislados superiores

O/C 2/1

Dientes aislados inferiores

1/ 1

Tibia

1/ 1

Total

1/1

3/1

Tabla 32: Distribución de los restos de Ovis / Capra por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

- Sus domesticus L. El ganado porcino presenta una mayor representatividad que los ovicaprinos entre las especies que denotan importancia alimenticia. Se trata de un total de siete restos (Tabla 33) entre los que vuelven a predominar de manera manifiesta las piezas dentales. Dientes aislados inferiores

6/ 1

Húmero

1/ 1

Total

7/1

Tabla 33: Distribución de los restos de Sus domesticus por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

El único ejemplar constatado se incluía entre los adultos de primera edad (en torno a los dos años) en el momento de su sacrificio, del que no ha sido posible ni reconocer su sexo ni calcular la talla. Comentario El conjunto óseo recuperado en el solar n° 5 de la calle Hospital de Vigo plantea la duda del origen deposicional del mismo. En principio no podemos presuponer la existencia de un vertedero en una zona que se está utilizando como necrópolis, por lo que tan solo la llegada incontrolada de los mismos puede tener sentido, ya que tampoco parecen haber cumplido una función en los diferentes rituales de enterramiento que se han documentado. Esta llegada pudo haberse producido de distintas formas: aportación natural por remoción de materiales desde puntos circundantes, actividad de carnívoros o incluso removilizaciones exclusivamente antrópicas. En toda hipótesis, el conjunto generado no habría sido, mas que de forma extraordinaria, fiel reflejo de los vertidos originales. Por otra parte, los procesos postdeposicionales constatados también habrían perjudicado el grado de representatividad de esta muestra. En relación con las especies identificadas, destaca el predominio absoluto del ganado vacuno, presentando índices mucho más elevados que los otros dos grupos pecuarios con importancia alimenticia, porcino y ovicaprino.


Ganaderia, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

79

La muestra ósea, que no incluye ninguna especie silvestre, se completa con la presencia de équidos, tanto caballos como asnos. Especies que seguramente tuvieron importancia desde una perspectiva social (fundamentalmente los primeros como animales de monta) y económica (especies empleadas en tareas de carga y tiro), pero a las que el desinterés por el aprovechamiento de su carne ha perjudicado sensiblemente desde una perspectiva estadística, ya que sus cadáveres parecen haberse depositado en áreas exteriores a los núcleos urbanos, escasamente afectadas arqueológicamente.

V.AA.- A

CORUÑA (BRIGANTIUM)

La identificación de la actual ciudad de A Coruña con la Brigantium que se encuentra citada en las fuentes clásicas parece en la actualidad un hecho aceptado, aunque todavía haya autores que mantengan su ubicación en Betanzos. Otro aspecto de reciente revisión es la asignación del calificativo de Plavium para la misma, proponiéndose que se trata de una evolución errónea del original Pharum Brigantium (BELLO DIÉGUEZ, 1994), situado en el extremo occidental de la Península, en el denominado Golfo Ártabro, y máximo exponente de la ciudad (43°22' N / 8°24' W'). En todo caso, no es éste un aspecto que resulte básico para el tema del que nos estamos ocupando. Con anterioridad al asentamiento romano en este lugar no se cuenta con datos que avalen la existencia de un yacimiento prerromano (BELLO DIÉGUEZ, 1994), aunque sí se han producido hallazgos, de carácter aislado, que permiten presuponer contactos comerciales desde casi los primeros momentos de estas corrientes de intercambio con el Sur peninsular al tiempo que se conoce la existencia de poblados castreños en las inmediaciones (principalmente Nostián y Elviña). De los citados contactos se han recuperado fragmentos de ánforas grecoitálicas y púnicas, así como un fragmento de plato púnico localizado junto a la Torre de Hércules, que indudablemente ya están significando la importancia que tendría este enclave del Golfo Artabro, en la esquina noroccidental de la Península, para las líneas de navegación que tratan de alcanzar cada vez con mayor intensidad el mar Cantábrico y áreas más septentrionales donde

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OKm

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Equidistancia curvas de nivel 25 m.

4

Fig.: 12. Situación de la Ciudad de A Coruña.

poder llevar a cabo sus transacciones comerciales. La presencia de este tipo de contactos se verá intensificada en los ss. II-I a.c., ya con el mundo romano, reflejado por la presencia de, por ejemplo, cerámicas campanienses o ánforas Dressel 1 (BELLO DIÉGUEZ, 1994; NAVEIRO LÓPEZ, 1991). En este contexto también debemos situar la llegada de César en el año 61 a.c., en esa búsqueda tanto de botín como de prestigio militar a la que ya hicimos referencia en la introducción acerca de los asentamientos de época romana. La importancia de Brigantium como puerto en las rutas comerciales marítimas va a seguir incrementándose durante el proceso de romanización del Noroeste. Así en época Julio-Claudia la costa va


80

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

a tener un papel de apoyo básico para la penetración en el interior, lo que repercutirá en el volumen de materiales que se introducirán por esta vía: ánforas, sigillata itálica, etc. Sin embargo el tráfico marítimo va a decrecer, probablemente desde época Flavia, por el desarrollo que alcanza la red viaria interior, que actuará como medio principal de comunicación y de distribución de los productos comerciales (NAVEIRO LÓPEZ & PÉREZ LOSADA, 1992). Sin embargo este hecho tampoco puede tomarse en modo alguno como algo radical. La navegación de altura y el tráfico marítimo adántico debieron continuar teniendo una importancia notable, como se deduce de las instalaciones que se construyen en el puerto de A Coruña, como el faro que se erige a finales del s. I d.C. (NAVEIRO LÓPEZ & PÉREZ LOSADA, 1992). De la instalación portuaria parece probable que en la Edad Media todavía se' conservase parte del muelle, como parece deducirse de la crónica del cruzado Osborne (BALIL, 1980), si bien en la actualidad no se aprecia ninguna evidencia del mismo. Además de las fuentes literarias y de las epigráficas (BELLO DIÉGUEZ, 1994), los únicos datos con que se cuenta para reconocer la extensión y distribución del asentamiento romano de Bngantium se ponen en relación con los hallazgos arqueológicos. En principio hay que destacar el hecho de que las excavaciones sistemáticas en la ciudad son un hecho bastante reciente. Desde fmales del siglo pasado se tiene noticia de la aparición y recuperación parcial de algunos materiales romanos, pero la primera excavación se debe a J,Ma Luengo Martínez en 1949 en la confluencia de las calles Real y Riego del Agua, sobre la que volveremos con más detalle al analizar la muestra faunística recuperada durante la misma. Esta intervención se queda como un hecho aislado hasta la llegada como director de L. Monteagudo al Museo Arqueológico de la ciudad, quien vuelve a impulsar estos trabajos, si bien se van a realizar de forma casi voluntarista hasta mediados de la década de los ochenta, cuando la intervención en la plaza de María Pita supone el defmitivo nacimiento de la arqueología urbana en A Coruña (BELLO DIÉGUEZ, 1994). En el estado actual de conocimientos sobre el Brigantium o Flavium Brigantium romano conviene

destacar las alteraciones que la topografía de esta península ha sufrido hasta la actualidad, por medio tanto de rellenos que han ganado terreno al mar como de sedimentaciones artificiales en el interior de la propia ciudad, condicionando sustancialmente el desarrollo urbanístico el relieve natural de aquel momento. En cualquier caso no se conocen con seguridad restos constructivos asociados temporalmente a los primeros materiales de importación adscritos a momentos anteriores al cambio de Era. El mayor auge de la ciudad romana parece haberse producido durante los ss. I-II d.C., aunque todavía faltan por esclarecerse numerosos interrogantes sobre la disposición y organización de la misma, si bien sería en este momento cuando se construye el famoso faro conocido actualmente como Torre de Hércules (BELLO DIÉGUEZ, 1991). Con posterioridad, ya durante el Bajo Imperio, parece iniciarse un abandono de ciertas zonas, documentado en la presencia de vertederos que cubren restos de construcciones precedentes. De todos modos la ciudad parece experimentar un proceso de paulatino retroceso, principalmente asociado a fases tardías (ss. V-VI d.C.), ocupando cada vez de forma más exclusiva las zonas altas de la denominada Ciudad Vieja (BELLO DIÉGUEZ, 1994), reflejando una reducción de la población en consonancia con el declive del comercio marítimo, llegando a transformarse en una simple aldea durante la Edad Media. De época romana hemos podido analizar tres muestras faunísticas recuperadas en esta ciudad: Calle Real, Casa Martelo y Calle de la Fra'!Ja, 9-11 (Mesón da Franxa) , la primera adscrita a un momento de ocupación Bajo Imperial y las otras dos de asignación cronológica más confusa, al incluirse en áreas de vertido que incluían materiales asignables tanto a fases alto como bajo imperiales.

V.AA.1. Calle Real Intervenciones Arqueológicas La intervención en la calle Real, en la zona de cruces con las calles de Bailén y Riego del Agua, llevada a cabo en 1949 por J,Ma Luengo Martínez, Comisario de Excavaciones Arqueológicas de la provincia de A Coruña en aquellos momentos, supone la transición entre la recolección de objetos


Ganadería, caza y animales de companza en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

81 Fig.: 13. A Coruña: situación de los solares estudiados: 1. Calle Real; 2. Casa Martelo; 3: Mesón da Franxa.

realizada enfechas anteriores y la puesta en práctica de la excavación propiamente dicha en la ciudad (BELLO DIÉGUEZ, 1994). De la aparición de tumbas romanas en este mismo lugar ya se tenían referencias previas a estos trabajos, pero serán las obras de pavimentación de esta calle en 1949 las que pongan al descubierto nuevas sepulturas que supondrán el inicio de los trabajos llevados a cabo en ese mismo año por Luengo Martínez (1955). Encuadre Crono-cultural Los trabajos arqueológicos supusieron el hallazgo de una serie de tumbas de morfologías y facturas variadas (tégulas, lajas de piedra), así como varios muros de edificaciones romanas (LUENGO MARTÍNEZ, 1955). Revisiones recientes de la documentación y los materiales indican que los niveles más antiguos de época romana se corresponden con restos de edificios, que se encontrarían alineados en torno a una calle, en tanto que la necrópolis comenzaría a utilizarse en época tardorromana, en los siglos N-V d.C., y continuaría durante época alto medieval, sin que pueda precisarse el momento en que dejan de producirse enterramientos en este lugar (NAVEIRO LÓPEZ, 1988; BELLO DIÉGUEZ, 1994; PÉREZ LOSADA, 2002).

La Muestra Ósea Los restos óseos parecen proceder, según el relato del propio Luengo Martínez, de un depósito homogéneo, localizado al exterior de una estructura sepulcral de planta rectangular. La descriptiva que nos ofrece este autor y el dibujo de la citada construcción (LUENGO MARTÍNEZ, 1955: 418 y fig. 7) parece sugerir una interpretación diferente, pudiendo tratarse de la esquina de uno de los edificios documentados, previos a la presencia de la necrópolis, sobre el que se situó una de las tumbas con las que en época tardía se ocupó la zona. Los restos óseos, incluidos en lo que parece ser un pequeño cenizal que Luengo Martínez identifica con una hoguera, podrían corresponderse con el resultado de un vertido de desechos con posterioridad al abandono de los edificios, ya que parece estar situado sobre la esquina del localizado en este lugar. Somos conscientes de la dificultad que supone plantear una interpretación para una serie de restos para los que no contamos mas que con vagas referencias genéricas, de todos modos el espectro faunístico documentado y el estado de los restos, con claras evidencias de proceder mayoritariamente de desechos alimenticios sin que exista una ordenación preferencial por alguna especie o parte del esqueleto concreta, no nos permite sugerir otro


82

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

tipo de explicación, como por ejemplo, y aceptando su posible asociación con la necrópolis, de carácter ritual. Una primera referencia a los resultados que hemos alcanzado en nuestro análisis puede verse en un trabajo previo (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 1996). Otro problema que se relaciona con esta muestra es el estudio previo realizado por R. Penedo Romero (1986, 1988), quien establece su lugar de recuperación en el castro de Meirás. Este yacimiento fue excavado en 1950 por J,Ma Luengo Martínez, quien en su informe señala la presencia de restos óseos que atribuye a équidos y vacuno asociados a ocupaciones prerromanas, si bien, y así lo explicita, no encontró a nadie que le realizase el estudio paleontológico (LUENGO MARTÍNEZ, 1950). No sabemos en qué se basó Penedo Romero para la atribución de esta muestra al citado poblado de Meirás, exceptuando que se encontraba depositada en el Museo Arqueolóxico e Histórico de A Coruña y que en la misma constaba su depósito por parte del citado investigador. En un primer momento de la revisión de estos materiales aceptamos Meirás como su lugar de procedencia, pero la presencia de arena de playa y pequeños micromoluscos conservados en el interior de las diáfisis de los huesos largos nos planteaba serias dudas acerca del origen geográfico de la colección. Estas dudas se las planteamos al prof. Vázquez Varela, de la Universidade de Santiago, quien también había dirigido una campaña de excavaciones en el castro de Meirás, quien nos confirmó la exactitud de nuestras observaciones y la imposibilidad de su procedencia del citado poblado, situado en una zona interior y con un sustrato geológico que en absoluto concordaba con los materiales recuperados en el interior de los restos. Analizando las excavaciones desarrolladas por J,Ma Luengo Martínez en la provincia de A Coruña, empezó a tomar forma la posibilidad de su procedencia de la intervención realizada en la calle Real de esta misma ciudad, tanto por el estado de conservación de los restos, como por la existencia de una duna enterrada en este lugar, que ya el propio Luengo Martínez había reseñado en su informe (LUENGO MARTÍNEZ, 1955), e incluso por la presencia de algunos restos humanos en la colección que se adecuaban perfectamente con la necrópolis localizada en este lugar.

Siguiendo los consejos que nos dio el prof. Vázquez Varela, y para aseverar con mayor rigurosidad esta posible nueva asignación, hicimos analizar los citados micromoluscos que se habían recuperado en el interior de los restos óseos. Al mismo tiempo fuimos al Museo Arqueolóxico e Histórico "San Antón" de A Coruña, donde procedimos a analizar los materiales óseos procedentes de esta misma intervención de la calle Real, mayoritariamente correspondientes a los restos humanos recuperados en el interior de las sepulturas, comprobando que su estado de conservación era idéntico al de la muestra que nosotros habíamos revisado. Por último, y como un hecho que debemos agradecer a la fortuna, entre los fondos del museo se conservaba un tubo procedente de las citadas excavaciones que contenía un pequeño conjunto de micromoluscos, que también llevamos a analizar al Departamento de Bioloxía Animal de la Universidade de Santiago, donde se nos confirmó que las especies eran las mismas que las recuperadas en el interior de la muestra que se suponía del poblado de Meirás: diversos gasterópodos terrestres de la familia Helicidae y ejemplares de Cochlicella barbara, así como otros marinos, principalmente Bittium reticulatum, todos ellos típicas especies dunares de los tramos litorales. Ante todos estos datos y sin que de momento contemos con otras informaciones que contradigan todo lo reseñado, creemos que la muestra indudablemente no procede del citado Castro de Meirás y es muy probable que haya que vincularla a la calle Real de A Coruña. En todo caso, y una vez realizado el análisis, nuestras suposiciones se confirmaron, al constatarse un espectro faunístico que se adecuaba a los registros habituales en los asentamientos habitacionales claramente romanizados y discordaba de lo que mayoritariamente habíamos documentado en núcleos de población indígenas. Pero no sólo este aspecto nos llamó la atención del análisis realizado por Penedo Romero, y así los resultados que presentaba este autor, recogidos en la Tabla 34, no concordaban con los que obtuvimos en nuestro estudio, que expondremos más adelante.


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico NR

%

Bos tauros

38

42.6

Ovis / Capra

32

35.9

Sus domesticus

18

20.2

1

1.1

Canis lupus

TOTAL

89

Tabla 34: Distribución de los restos por especie según Penedo Romero (1986).

La revisión detallada de sus datos nos hizo reconocer que se habían producido errores en la identificación, centrados principalmente en los restos del esqueleto postcraneal de los suidos, que se adscribieron mayoritariamente al grupo de ovicaprinos. Como veremos, nuestros resultados divergen notablemente de los suyos, tanto en este aspecto como en el cálculo de edad de los ejemplares representados. Entre el pequeño volumen de fauna que se exhibe en el Museo Arqueolóxico e Histórico de A Coruña junto a los esqueletos humanos procedentes de la calle Real, se encuentran algunos . restos malacológicos, cuatro valvas de ostra (Ostrea edulis) y una caracola (Charonia lampas). Estos materiales, al igual que los abundantes restos humanos procedentes de este yacimiento, no serán objeto del presente estudio.

Análisis Los taxones identificados en la muestra procedente de la calle Real, uniendo los resultados de la parte que se encontraba depositada temporalmente en el Departamento de Historia 1 de la Universidade de Santiago (actualmente ya en el Museo de San Antón) y los restos expuestos en el Museo Arqueolóxico e Histórico "San Antón" de A Coruña, se indican en la Tabla 35. Se trata de un total de cinco especies de macromamíferos (suponiendo que tanto Ovis como Capra pueden estar representados en el conjunto de ovicaprinos) y un ave, todas ellas domésticas. El predominio va a corresponder al ganado vacuno, tanto en lo que se refiere al número de restos (el 50.0% del total) como especialmente a la biomasa aportada por los mismos (casi el 70.0%). Tras esta especie, y contrariamente a lo señalado por Penedo Romero, los suidos domésticos dominan a los ovicaprinos tanto en lo referente al

83

volumen de restos, con una proporción de 4:3, como en el aporte cárnico reflejado en la biomasa de estos mismos restos, correspondiendo a los suidos prácticamente el doble. Las especies con importancia alimenticia se completan con la presencia anecdótica de un único resto de Callus. Los restos de perro se corresponden con un número reducido de piezas que parecen proceder de una misma cabeza. La presencia de un ejemplar de esta especie parece apoyar la idea de que nos encontramos ante restos procedentes de un vertedero urbano, en el que no sólo se suelen documentar desechos de actividades alimenticias sino también artesanales e incluso, como en este caso, de especies domésticas no aprovechadas una vez muertas. En su primer análisis, Penedo Romero (1986, 1988) indica la presencia de un primer molar superior (Ml) de lobo (Canis lupus), si bien con posterioridad (pENEDO ROMERO, 1989) lo atribuye a un perro (Canis familiaris), identificación esta última que compartimos. Creemos que el error en la primera cita se debe a una confusión entre la carnicera superior, a la que hace mención y que se corresponde con un cuarto premolar (P4), Y la identificación posterior del citado primer molar. Evidentemente las medidas del p 4 superan claramente todas las de los M 1, Yde ahí que se considerase la posibilidad de que se tratase de la especie salvaje y no de la doméstica. El error parece subsanarse con posterioridad, si bien sólo contamos con la mención genérica a la presencia de perro en la muestra, sin indicarse que la pieza dental era el citado cuarto premolar superior (P4). La serie analizada se compone de un total de 247 restos, de los que tan solo se han identificado 92, algo más del 37.0 % • Este porcentaje se incrementa significativamente hasta más del 69.0% si consideramos el peso de los mismos restos, lo cual viene a indicar la presencia de un número elevado de pequeñas esquirlas en el grupo de no identificables. Sorprende apreciar que en una intervención de los años cincuenta, y aunque aparentemente no se utilizó criba (de ahí la inexistencia de los elementos esqueletales más pequeños), se optó por recoger todas las piezas óseas, sin considerar la aparente identificabilidad de las mismas. El origen de los restos depositados se identifica mayoritariamente con el grupo 1 definido por Gautier (1987), en el que se engloban los desechos


84

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

procedentes de los procesos alimenticios, aspecto reflejado en las marcas de carnicería documentadas en un significativo número de huesos. De este grupo deben excluirse únicamente los restos de perro.

Bos taurus

NR

%

NMI

46

50.0

3

1585 69.0

P

%

Ovis / Capra

18

19.5

2

217

9.4

Sus dotnesticus

24

26.1

3

465

20.2

Canis fatniliaris

3

3.3

1

30

1.3

Gallus ,gallus

1

1.1

1

2

0.1

Total determinados 92

37.2

Indeterminados

155

62.8

TOTAL

247

2299 69.1

Se percibe una distribución bastante homogénea de las diferentes partes del esqueleto representadas, si bien el volumen de restos tampoco permite realizar una interpretación fiable de este hecho. La relación con los procesos alimenticios aparece claramente reflejada en la presencia de diversas marcas de carnicería en alguno de los restos de esta especie. Las secuencias de erupción y desgastes dentales, y los estadios de fusión indican la pertenencia de estas piezas a vacunos adultos (Tabla 37), aunque en ningún caso se puede hablar de seniles.

1026 30.9

3325

Tabla 35: Distribución de los restos por especie. Se indica el número de restos (NR), el número mínimo de individuos (N.I\1l) representados y el peso (P) en gr. Así como la frecuencia relativa del NR Ydel P.

Los restos de esqueletos animales que no han sido objeto de consumo alimenticio se incluyen en el grupo tafonómico 3 de Gautier (1987), que en este yacimiento están representados por el perro

(Canis famih·aris).

Atribución

Adulto

Subadulto

Juvenil

Infantil

>24m

6-24m

2-6m

O-2m

BAJO IMPERIAL

3

Tabla 37: Edad de los ejemplares de Bos taurus.

El grado de vacuno y la elementos ha acerca del sexo plares.

fragmentación de los restos de inexistencia de determinados impedido obtener información y la talla de alguno de estos ejem-

- Bos taurus L. Como se indicó, los bovinos suponen el ganado mejor representado en esta muestra, especialmente en lo que concierne al aporte cárnico a la dieta. Las partes del esqueleto representadas se recogen en la Tabla 36, reflejando la presencia de al menos tres ejemplares diferentes. Clavija / Cuerna Dientes aislados superiores Mandíbula + dientes aislados Cóndilo mandibular

1/ 1

- Ovis aries L. / Capra hircus L. El ganado ovicaprino ocupa el último lugar en importancia entre las especies domésticas más significativas desde una perspectiva alimenticia. Son un total de dieciocho restos (Tabla 38) representativos de un mínimo de dos ejemplares. En ningún caso ha sido factible realizar una identificación específica de piezas de Ovis ni de Capra.

2/1 4/2 2/1

Mandíbula + dientes aislados

Vértebra cervical Vértebra torácica Vértebra lumbar

2/2 8/2

Cóndilo mandibular

1/ 1

Vértebra cervical

4/1

1/ 1

Vértebra torácica

1/ 1

Escápula Radio

4/3 2/1

Escápula

2/1

Dlna Metacarpo Pelvis

1/ 1 1/ 1

Patela Tibia Metatarso Metapodio indeterminado Falange primera

Total

6/3

2/2 2/1 2/1

1/ 1 5/ 1

46/3

Tabla 36: Distribución de los restos de Bos taurus por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

5/2

Pelvis

3/2

Tibia

2/2

Total

18/2

Tabla 38: Distribución de los restos de Ovis / Capra por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

Ninguno de los restos nos ha permitido obtener datos acerca del sexo o la talla de estos ovicaprinos, aunque es posible señalar la presencia de un ejemplar adulto y otro subadulto (Tabla 39), si


Canaderia, caza y animales de compañía en la Calida Rnmana: estudio arqueozoológico

85 Foto 6: Restos de perro (Canisfamiliaris) y gallinácea (Gallus gallus) de la Calle Real.

bien éste en un estadio próximo al tránsito a la cohorte de adultos. Adulto Subadulto Juvenil Infantil Atribución

Especie > 18 m

BAJO IMPERIAL O /

e

6 - 18

2 - 6 m O- 2 m

1

Tabla 39: Edad de los ejemplares de Ovis / Capra.

domesticus L. Tras el vacuno, el ganado porcino se conforma como la especie que más contribuye a la dieta cárnica en esta muestra, duplicando la biomasa de los ovicaprinos. Las partes del esqueleto identificadas son las indicadas en la Tabla 40, representativas de un total de tres ejemplares.

El limitado volumen de la muestra no permite realizar ninguna apreciación de carácter general, aunque la presencia de marcas de carnicería señala el aprovechamiento alimenticio de esta especie. Los tres ejemplares contabilizados representan a diferentes cohortes de edad, exceptuándose exclusivamente la de infantiles (Tabla 41).

- SUS

Maxilar + dientes aislados Mandíbula + dientes aislados Cóndilo mandibular Escápula Húmero Dlna Metacarpo III Pelvis Tibia Metatarso III Total

2/2 7/3 1/ 1

3/2 3/3 1/ 1 1/ 1

4/3 1/ 1 1/ 1

24/3

Tabla 40: Distribución de los restos de Sus domcsticus por partes del esqueleto (-/ - indica el NR Yel NMI).

Atribución

Adulto

Subadulto

Juvenil

Infantil

> 21 m

12 - 21 m

3 - 12 m

O- 3 m

BAJO IMPERIAL

1

Tabla 41: Edad de los ejemplares de Sus domcsticus.

El ejemplar adulto y el juvenil se corresponden con machos, en tanto que el sexo del subadulto no ha podido ser precisado (Tabla 42). En ningún caso se cuenta con datos referentes a la talla de estos suidos, debido principalmente a la fragmentación de los restos y a la presencia de un importante porcentaje correspondiente a ejemplares no adultos. Atribución

M

BAJO IMPERIAL

2

H

Indet.

Tabla 42: Distribución por sexos de los ejemplares de Sus domcsticus: macho (M), hembra (H).


86

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

- Canis familiaris L. Los cánidos han dejado indicada su presencia por tan solo tres restos, de los que uno corresponde al cuarto premolar superior (P4) antes comentado y los otros dos a fragmentos de neurocráneo que reflejan una rotura antigua (Tabla 43). N eurocráneo

2/1

Dientes aislados superiores

1/ 1

Total

3/1

Tabla 43: Distribución de los restos de Canis familiaris por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

Indudablemente, la nula fmalidad alimenticia de esta especie se refleja en este bajo volumen de restos, correspondientes, por otra parte, a un ejemplar claramente adulto.

- Gallus gallus L. Las gallinas siguen siendo las aves mejor representadas en las muestras de estos asentamientos romanizados, aun cuando sus valores sean mínimos (Tabla 44). Esta especie no había sido reseñada en el análisis de Penedo Romero. Tibia

1/ 1

Total

1/ 1

Tabla 44: Distribución de los restos de Gallus gallus por partes del esqueleto (-/- indica el NR y el NMI).

Este único resto tan solo nos permite constatar la contribución de esta especie a la dieta de los habitantes de Brigantium, pero sin que parezca haber tenido una importancia manifiesta. Por otra parte, el fragmento distal de tibia identificado en esta muestra procede de un ejemplar adulto.

Comentario La muestra faunística recuperada en la calle Real de A Coruña parece reflejar mayoritariamente la deposición de desechos procedentes de los sistemas alimenticios de los habitantes de este núcleo urbano. Gracias a la presencia de una duna, la conservación del material orgánico puede considerarse de muy buena. Los patrones subsistenciales se centran en el consumo de carne de vacuno, a tenor de lo indicado por este registro, al que se sumarían suidos y,

en menor medida, ovicaprinos. Otras especies jugarían un papel todavía mucho menos importante, como podemos suponer a partir del limitado volumen de evidencias que, por ejemplo, presentan las aves domésticas o incluso la total ausencia de otras en este registro, como sucede principalmente con todas las silvestres. También los cánidos domésticos se constatan a partir de un pequeño volumen de restos, si bien vuelve a plantearse que su presencia real siempre queda enmascarada por el nulo aprovechamiento de cualquiera de sus componentes una vez muerto (carne, piel, huesos, etc.) y la consiguiente deposición de estos cadáveres en puntos aparentemente diferentes al de los vertidos alimenticios, o por lo menos más alejados de los núcleos habitacionales. Es probable incluso que su aparición en esta muestra esté reflejando una movilización de los mismos desde otro lugar de vertido original, de ahí que no se hayan documentado más elementos de un esqueleto que, en buena lógica, debería encontrarse completo.

V.A.4.2. Casa Martelo Intervenciones Arqueológicas La excavación en este yacimiento, que toma su nombre de un edificio situado en el número 14 de la calle de La Franja de A Coruña, tuvo lugar en dos fases del año 1988, correspondiendo la primera de las mismas a un seguimiento de obras, dirigido por J,Ma Bello Diéguez. La segunda fase se ocupó de la apertura en área de una superficie de unos 17 m 2 , siendo responsables del proyecto J,Ma Bello Diéguez, F. de la Fuente Andrés, J, N aveiro López y X.L. Vázquez Gómez, si bien la dirección de Jacto de los trabajos recayó en el arqueólogo M. Lestón Gómez (BELLO DIÉGUEZ, 1994; LESTÓN GÓMEZ, 1991). Encuadre Crono-cultural El primero de los seguimientos, ubicado en la zona más próxima a la calle de la Florida, deparó el hallazgo de un pavimento romano cortado por una tumba de tegulae de época tardía. La zona central del solar estaba muy alterada por construcciones antiguas (pozos, zanjas, etc.) , por lo que no se actuó en la misma. Por el contrario, el área adya-


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

cente a la calle de la Franja estaba prácticamente intacta, y en la misma se localizó, como nivel ocupacional más antiguo, un muro de mampostería asentado sobre la arena de una duna, que se ha datado de manera tentativa en época alto imperial (BELLO DIÉGUEZ, 1994). En los niveles suprayacentes se documentó un vertedero conformado por abundantes restos cerámicos, constructivos, metálicos y orgánicos. La disposición horizontal de los restos se ha interpretado como el resultado de una deposición lenta de los mismos. Por encima de este nivel de vertidos se sitúa otra capa, también de relleno, que incluía abundante material cerámico romano pero en el que también se localizan piezas de otros periodos culturales más recientes, así como un canal de desagüe que procedía de un pozo negro sito en el interior del edificio (LESTÓN GÓMEZ, 1991). La problemática de este último nivel en lo que se refiere al análisis de los restos óseos la expondremos en el siguiente epígrafe. El reciente estudio de los materiales inorgánicos procedentes de la intervención en la Casa Martelo (CASTRO PAREDES et aJú, e.p.; VÁZQUEZ MARTÍNEZ, e.p.) ha permitido reconocer una amplia variedad formal que incluye piezas situadas cronológicamente entre la segunda mitad del s. 1 d.C. y el s. IV aproximadamente. Se plantea por tanto una amplia pervivencia para este vertedero, así como la imposibilidad de establecer un marco cronológico-cultural defmido más allá de una mera atribución genérica a época romana. La Muestra Ósea De la muestra estudiada no existía ningún estudio previo, excepto alguna breve referencia a la presencia de algún objeto trabajado en esta materia prima. En conjunto, los restos deben ser adscritos a una amplia fase cronológica de época romana, desarrollada entre fmales del s. 1 d.C. y el s. V d.C., sin que al parecer sea factible realizar una mayor precisión. La referencia a la fauna de la Casa Martelo que nosotros mismos habíamos realizado en un trabajo previo (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 1996) se relacionaba con una primera pequeña muestra que se nos había facilitado con anterioridad a poder acceder a todo el material recuperado. Con respecto a los índices recogidos en dicho trabajo podemos

87

apreciar una mayor defmición de los mismos, incrementándose el predominio de los suidos y disminuyendo los valores de ovicaprinos, al tiempo que se ha constatado la presencia de nuevas especies, aunque con frecuencias muy reducidas. Los restos recuperados en los niveles superiores de la intervención, asociados a la existencia de un canal de desagüe, no se han incluido en este estudio, debido a la imposibilidad de adscribirlos exclusivamente a época romana, a pesar de la abundante mayoría de materiales principalmente cerámicos de este periodo que se documentaron en este mismo nivel. Ciñéndonos exclusivamente a lo que a evidencias faunísticas se refiere, hay que indicar la presencia en estas capas superiores de restos de Rattus rattus, así como numerosas piezas de otras especies que presentan claras marcas de la actividad alimenticia de ejemplares de esta especie. N o cabe duda que la presencia de rata plantea una atribución cronológica más reciente, al menos para una parte de los restos óseos recuperados. La muestra también incluía un importante volumen de materiales malacológicos, cuyo estudio está siendo realizado por C. Rodríguez López, de la Universidade de Santiago. El análisis de un primer grupo de piezas permitió constatar la presencia mayoritaria de ostra (Ostrea eduJis), así como algún berberecho marola (Acanthocardia tubercuJata), si bien en un rápido examen del conjunto malacológico hemos podido apreciar la existencia de otras especies (como Pecten maximus o Cerastoderma eduJe), aunque en porcentajes aparentemente muy reducidos. El aprovechamiento de los recursos marinos se pone también de manifiesto en la presencia de un importante número de restos ictiológicos, que están siendo objeto de estudio por C. Ferré, del Departamento de Bioloxía Animal de la Universidade de Santiago. Análisis Como podemos observar en la Tabla 45, la serie analizada correspondiente a época romana se compone de un total de más de 1800 restos, de los que únicamente resultan identificables taxonómicamente 518, esto es algo menos del 29.0%. Sin embargo, esta frecuencia se incrementa hasta prácticamente el doble en referencia al peso de los mismos. Estos índices parecen poner de manifiesto


88

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

una recolección en absoluto sesgada, al menos no se ha realizado una selección previa en el yacimiento, aun cuando la probable ausencia de cribado haya perjudicado nuevamente los restos de menor tamaño, aspecto que debe reflejarse de manera predominante en los elementos de los peces osteictios de menores tallas. Se han identificado un total de nueve especies de macromamíferos (ocho domésticas y dos silvestres) y un ave también doméstica. A los suidos va a corresponder el mayor volumen de restos, con más del 50.0% del total de identificados, siendo el vacuno el que ocupará el segundo lugar en importancia, con más del 30.0%, y relegando a los ovicaprinos a unos índices muy alejados de los dos grupos mayoritarios. Las restantes especies, con o sin importancia alimenticia, van a presentar valores muy limitados, destacando quizás entre todas ellas la significativa presencia de Callus. El principal aporte cárnico, como resulta habitual, va a corresponder a los bovinos, con casi el 60.0% de la biomasa total, si bien hay que valorar también la frecuencia asignada a los suidos, con más del 33.0% del total, relegando nuevamente a los ovicaprinos a un índice mínimo, situado en un escaso 7.0% que viene a significar la aparente baja importancia de estas dos especies en el sistema alimenticio. Equinos, cánidos y félidos constituyen el grupo de domésticos sin fmalidad alimenticia, como tampoco la tienen las dos especies de silvestres constatadas: zorro y gato montés. La presencia de las mismas, aunque sea en porcentajes muy limitados, refleja el diferente origen de los desechos depositados en este vertedero. En relación con este mismo tema, podemos señalar que la mayoría de los restos identificados se adscriben al grupo 1 defmido por Gautier (1987), en el que se incluyen los desechos procedentes de los procesos alimenticios, aspecto reflejado en las marcas de carnicería documentadas en un número relativamente amplio de piezas. De este grupo debemos excluir los restos de équidos, cánidos y félidos (tanto domésticos como silvestres). Al grupo 2, en el que se agrupan los materiales relacionados con la manufactura de objetos en materias duras de origen animal (GAUTIER, 1987), corresponde un único fragmento de asta de ciervo que, siguiendo la propuesta de Clason (1972), no se ha tenido en consideración al

elaborar la Tabla 1, al no conservarse su unión al cráneo. Los restos de esqueletos animales que no han sido objeto de consumo alimenticio se incluyen en el grupo tafonómico 3, que en este yacimiento están representados por los restos de caballo (Equus caballus), perro (Canis familiaris) , gato (Felis catus), zorro (Vulpes vulpes) y gato montés (Felis

silvestris) .

Equus caba//us Bos taurus

NR

%

NMI

P

%

1

0.2

1

9

0.2

160

30.9

5

3182 59.3

Ovis aries

4

Ovis / Capra

59

Capra hircus

2

Sus domesticus

272

52.5

15

Canis jami/ians

2

0.4

2

Fe/is catus

4

0.8

1

9

0.2

Ca//us ga//us

12

2.3

2

13

0.2

Vulpes vulpes

1

0.2

1

4

Fe/is si/vestns

1

0.2

1

3

12.5

3

10

3

332

2

24

6.8

1781 33.2 2

Total deternúnados 518

28.6

5369 57.9

Indeterminados

1292

71.4

3909 42.1

TOTAL

1810

9278

Tabla 45: Distribución de los restos por especie. Se indica el número de restos (NR), el número mínimo de individuos (NMI) representados y el peso (P) en gr. Así como la frecuencia relativa del NR Ydel P.

- Equus caballus L. La presencia de caballo ha quedado reflejada por tan solo un resto correspondiente a un hueso del tarso (Tabla 46).

Tarsales

1/ 1

Total

1/1

Tabla 46: Distribución de los restos de Equus caba//us por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

La estructura ósea del mismo parece reflejar su procedencia de un ejemplar adulto. Su deposición en este lugar debe responder a un proceso que podemos calificar como extraordinario, de ahí la escasez de restos de équidos. Es probable por tanto que este vertedero no haya servido de modo


89

Ganadería} caza y animales de companta en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

habitual para la deposición de los cuerpos de estos animales sin interés alimenticio.

- Bos taurus L. Clavija / Cuerna N eurocráneo Cóndilo occipital Maxilar + dientes superiores Mandíbula + dientes aislados Cóndilo mandibular Atlas Axis Vértebra cervical V értebra torácica V értebra lumbar Sacro Costilla Escápula Húmero Radio Ulna Carpales Metacarpo Pelvis Fémur Tibia Maleolo Calcáneo Astrágalo Centrotarsal Cuneiformes Metatarso Metapodio indeterminado Sesamoideos proximales Falange primera Falange segunda Falange tercera Total

1/ 1

2/ 1 1/ 1 21 /4 19/5 2/ 1 1/ 1 1/ 1 4/ 1 10/2 10/2 1/ 1

3/ 1 2/2 5/3 5/ 1 7/2 6/2 1/ 1

En todo caso, en esta muestra hay que indicar también la alta fragmentación que presentan los restos (puesta de relieve en el volumen de no identificables), aspecto que en primer término hay que poner en relación con los procesos alimenticios, documentados en un alto número de marcas de carnicería, y que sin duda también ha influido en la dificultad de identificación de piezas del esqueleto postcraneal beneficiando las partes del esqueleto más duras, como los dientes, que por otra parte no habrían tenido que sufrir ningún tipo de elaboración relacionada con los sistemas alimenticios. Las secuencias de erupción y desgastes dentales, y los estadios de fusión indican la presencia mayoritaria de vacunos adultos, de los cuales uno habría alcanzado una edad senil, en tanto que otros dos no superarían los 42 meses. Tan solo un pequeño conjunto de piezas denota la existencia de un subadulto (Tabla 48). Adulto

Subadulto

Juvenil

Infantil

11 / 3

Atribución

>24m

6-24m

2-6m

O-2m

4/2

ROMANO

4

5/ 1 1/ 1 5/2

4/3 4/2 1/ 1 5/3 2/ 1 2/ 1 7/2 4/ 1 3/ 1 160/5

Tabla 47: Distribución de los restos de Bos taurus por partes del esqueleto (-/- indica el NR y el NM1).

Como ya dijimos, el ganado vacuno va a situarse en segundo lugar en importancia numérica tras los suidos, aunque va a resultar el más importante en cuanto a la biomasa se refiere. Las partes del esqueleto representadas, indicando la presencia de un mínimo de cinco ejemplares, se señalan en la Tabla 47. La distribución de los distintos elementos esqueletales resulta bastante equilibrada, aunque las piezas dentales van a marcar nuevamente los valores máximos, quizás en parte beneficiados por un método de recuperación exclusivamente visual.

Tabla 48: Edad de los ejemplares de Bos taurus.

El grado de fragmentación de los restos de vacuno y la inexistencia de determinados elementos ha impedido obtener información acerca del sexo y la talla de ningún ejemplar de esta especie.

- Ovis aries L. / Capra hircus L. Entre las especies domésticas que realizan el aporte cárnico mayoritario, el ganado ovicaprino va a ocupar el último lugar en importancia, tanto en número de restos como en la biomasa reflejada por los mismos. Sus índices, por otra parte, se sitúan a una distancia notable del grupo precedente sea cual sea el valor considerado. Las posibilidades de determinación específica de Ovis o Capra se han visto muy limitadas por el alto grado de fragmentación que presentan los restos. Las diferentes partes del esqueleto representadas en la muestra se señalan en la Tabla 49.


90

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Ovis

o/e

Clavija / Cuerna

1/ 1

Maxilar + dientes aislados

5/ 1

Mand1bula + dientes aislados

2/2

6/2

Cóndilo mandibular

3/2

Axis

1/ 1

Vértebra cervical

1/ 1

Vértebra torácica

1/ 1

Vértebra lumbar

4/1

Costilla

Capra

1/ 1

1/ 1

Escápula

1/ 1

Húmero

1/ 1 2/1

Radio

11 /3

Dlna

1/ 1

1/ 1

Metacarpo

2/2

Pelvis

2/1

Fémur

1/ 1

Tibia

6/3

Calcáneo

1/ 1

Metatarso

5/2

Metapodio indeterminado

1/ 1

Falange primera

4/1

4/3

Total

59/3

2/2

Tabla 49: Distribución de los restos de Ovú / Capra por partes del esqueleto (- / - indica el NR y el NMI).

Ninguno de los restos, debido al grado de fragmentación presente, nos ha permitido obtener datos acerca del sexo o la talla de estos ovicaprinos. En referencia a los grupos de edad representados, puede apreciarse una amplia variabilidad en la que predominan los adultos, aun cuando subadultos y juveniles también señalan que al menos parte de esta cabaña se destinaría a una fmalidad exclusivamente cárnica (Tabla 50). Adulto Subadulto Juvenil Infantil Atribución

Especie > 18 ID 6 - 18 ID 2 - 6 ID O- 2 ID

Ovis

ROMANO

O/

1

e

Capra

4 1

Tabla 50: Edad de los ejemplares de Ovis / Capra.

domesticus L. Los suidos se constituyen como el principal grupo representado en la muestra, si bien su aporte cárnico va a ser superado por el que realiza - SUS

el vacuno. En todo caso, su predominio sobre los ovicaprinos es manifiesto. Las partes del esqueleto identificadas son las indicadas en la Tabla 51, representativas de un mínimo de quince ejemplares. N eurocráneo Maxilar + dientes aislados Mandíbula + dientes aislados Atlas Axis Vértebra torácica Vértebra lumbar Costilla Escápula Húmero Radio Dlna Carpales Metacarpo n Metacarpo In Metacarpo IV Pelvis Fémur Tibia Fíbula Calcáneo Astrágalo Tarsales Metatarso n Metatarso nI Metatarso IV Metatarso V Metapodio indeterminado Falange primera Falange segunda Falange tercera Total

7/2 47/7 83/15 4/2 1/ 1 1/ 1

3/ 1 12/ 1 9/3 7/3 5/2 12/4 2/1 1/ 1 4/3 3/2 4/2 3/ 1 11 /4 1/ 1

8/3 3/2 1/ 1

1/ 1 4/3 3/2 3/3 2/1 21 /2 1/ 1 5/ 1 272 / 15

Tabla 51: Distribución de los restos de Sus domesticus por partes del esqueleto (-/- indica el NR Y el NMI).

Exceptuando nuevamente los altos índices correspondientes a piezas dentales, el resto del esqueleto refleja unos valores bastante homogéneos, y la alta frecuencia de marcas de carnicería nos indica que se trata de desechos procedentes de actividades alimenticias. La actividad de los carnívoros también se constata de modo patente en estos restos, con surcos, punciones y otros tipos de marcas que señalan los procesos de carroñeo realizados en este depósito. Los quince ejemplares representan a diferentes cohortes de edad, incluyéndose un cochinillo


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

(Tabla 52). El predominio sin embargo recae en el conjunto de subadultos (con edades mayoritarias en torno a los 18 meses), a lo que habría que añadir dos adultos que no parecen haber superado todavía los 24 meses. Adulto

Subadulto

Juvenil

Infantil

Atribución

> 21 m

12 - 21 m

3 - 12 m

O- 3 m

ROMANO

3

10

Tabla 52: Edad de los ejemplares de Sus domes#cus.

M

H

Indet. 7

7

ROMANO

Tabla 53: Distribución por sexos de los ejemplares de Sus domes#cus: macho (M), hembra (H).

A pesar del alto volumen de restos de suidos, no se ha podido calcular la talla de estos ejemplares mas que a partir de tres astrágalos (Tabla 54), debido a que las restantes piezas o bien se encontraban fragmentadas o, al tratarse mayoritariamente de ejemplares que no han alcanzado una edad adulta, no presentaban todavía las epífisis fusionadas. Para este cálculo se han utilizado los factores indicados por Teichert (1969) para esta especie. Los valores obtenidos indican unas alturas bastante homogéneas, entre los 70 y los 78 cm aproximadamente. LM (mm) Factor H Cruz (cm)

Atrib.

Hueso

ROM

Astrágalo

39.1

17.9

70.0

ROM

Astrágalo

40.5

17.9

72.5

Astrágalo

43.4

17.9

77.7

ROM

Ambos restos proceden de ejemplares adultos. La escasa representación de esta especie debemos relacionarla con su nulo aporte alimenticio, por lo que la presencia de estos molares responde a otras causas de deposición, como la de arrojar o enterrar sus cuerpos en este vertedero, sobre los que actuarán los consiguientes procesos de remoción posteriores (actividades antrópicas, de carnívoros o sedimentarias) .

- Felis catus L.

La distribución por sexos pone de relieve el claro predominio de machos frente a hembras, con una proporción de 7:1 (Tabla 53). Atribución

91

Tabla 54: Altura en la cruz de ejemplares de Sus domes#C1Is.

El gato doméstico se encuentra representado por un total de cuatro restos (Tabla 56) representativos de un único ejemplar adulto. Mandtbula

1/ 1

Ulna

1/ 1

Metacarpo V

1/ 1

Calcáneo

1/ 1

Total

4/1

Tabla 56: Distribución de los restos de Felis catus por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

La presencia de esta especie responde en principio a los mismos criterios señalados para los cánidos domésticos. Su rechazo como alimento lleva a suponer que nos encontramos ante el resultado de la deposición de un gato completo muerto y la consiguiente dispersión de sus restos por el vertedero.

- Gallus gallus L. Las únicas aves documentadas en la muestra vuelven a ser las gallinas domésticas, con unas frecuencias que resultan, a pesar de su reducido volumen en el conjunto general de la muestra, bastante significativas (Tabla 57). Lumbosacral

1/ 1

Húmero

2/1

- Canis familiaris L.

Radio

1/ 1

Las dos piezas de perro que verifican la presencia de esta especie se corresponden con dos primeros molares superiores (lv11), ambos derechos (Tabla 55).

Coracoides

2/2

Carpometacarpo

1/ 1

Pelvis

1/ 1

Dientes aislados superiores

2/ 1

Total

2/1

Tabla 55: Distribución de los restos de Canis familiaris por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

Fémur

1/ 1

Tibiotarso

3/2

Total

12 / 2

Tabla 57: Distribución de los restos de Cal/us gal/us por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).


92

CARLOS FERNANDEZ RODRÍGUEZ

Foto 7: Fragmento de candil de ciervo serrado en la base. Casa Martelo (A Coruña).

Todos los restos proceden de ejemplares adultos, y las marcas de carnicería presentes en un fragmento proximal de coracoides y otro distal de tibia señalan el aprovechamiento cárnico de esta especie.

- Vulpes vulpes L. Un único resto de zorro se ha identificado en la muestra, correspondiéndose con un fragmento proximal de húmero (Tabla 58). Húmero

1/ 1

Total

1/1

Tabla 58: Distribución de los restos de Vttlpes vttlpes por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

La captura de esta especie, posiblemente utilizando técnicas de trampeo, habría que relacionarla con el posible aprovechamiento de su piel, ya que no contamos con evidencias que permitan suponer el consumo de su carne.

- Felis silvestris S. Otro fragmento de húmero, en este caso de la parte distal, ha permitido reconocer la presencia de gato montés entre los restos recuperados en las intervenciones arqueológicas de la Casa Martelo (Tabla 59).

Húmero

1/ 1

Total

1/1

Tabla 59: Distribución de los restos de Felis silvestris por partes del esqueleto (- / - indica el NR Yel NMI).

Los métodos y fmalidad de captura de esta especie deben responder a los mismos presupuestos que los comentados con anterioridad para la presencia del zorro, es decir, el uso de técnicas de trampeo y un aprovechamiento que en principio debemos restringir a su piel.

Industria Ósea Las evidencias de manufacturas óseas se pueden agrupar en dos conjuntos genéricos. En primer término contamos con una serie de piezas que debemos considerar como desechos de materia prima, lo que parece indicar la existencia de algún taller de fabricación de objetos utilizando materias duras de origen animal que también arrojarían los desperdicios de su actividad en este mismo basurero. En este grupo de piezas contamos con: - Fragmento de candil de Cervus elaphus, de 108.7 mm de longitud, que se encuentra serrado proximalmente (Foto 7). Fragmento de diáfisis de hueso largo, de 135.9 mm de longitud, que presenta un proceso de


Ganaderfa, caza y animales de companza en la Galida Romana: estudio arqueozoológico

extracción de láminas superficiales mediante raspado tanto en la superficie cortical externa como en los laterales. Por su morfología, con un extremo ensanchado y el contrario ligeramente apuntado mediante desbastado podría considerarse que estamos ante el esbozo de un útil más defmido, quizás un alisador o incluso un stifus, pero se habría desechado durante el proceso de fabricación (presenta una rotura antigua en el centro de la pieza). En todo caso, resulta difícil precisar esta posibilidad. Otro conjunto de piezas, por el contrario, se identifican con objetos elaborados, aunque en algún caso tan solo se conservan pequeños fragmentos que impiden asignarlos a un tipo específico. En este grupo debemos incluir un colgante en forma de pez realizado en hueso (BELLO DIÉGUEZ, 1994), que no hemos tenido oportunidad de revisar con detalle pero que no parece presentar ninguna duda a tenor de las fotos publicadas. - Posible fragmento de fuste pulido de aguja o alftler (acus) , de 18.2 mm de longitud, que conserva el extremo distal apuntado. - Posible fragmento de fuste pulido de aguja o alftler (acus) , de 24.2 mm de longitud, que conserva el extremo apuntado. - Posible fragmento de fuste, de 39.3 mm de longitud, que por su espesor parece más relacionable con un punzón (subufae) que con una aguja o alftler (acus). - Posible fragmento de fuste de alftler o aguja (acus), de 35.6 mm de longitud, roto también en la punta. - Aguja de costura o hilado (acus) de la que se conservan 42.7 mm de la parte proximal. Cabeza espesa y cónica, perforación rectangular (pONTE, 1978). Espesor máximo: 4.5 mm. - Posible Mango realizado en un fragmento proximal de metatarso izquierdo de ovicaprino doméstico. Superficie articular serrada transversalmente. Longitud conservada: 61.6 mm, con una rotura distal irregular, donde se aprecia la presencia de algunas líneas incisas, oblicuas, que parecen sugerir la existencia de motivos decorativos (posiblemente un reticulado). A 20.0 mm del extremo proximal presenta una pequeña perforación, en la que se situaría un remache, de la que parte una línea de fractura

93

hasta el extremo distal, posiblemente acaecida durante el proceso de fabricación y que supuso el desecho y la rotura de la pieza.

Comentario El mayor volumen de restos de la muestra analizada parece asociarse con la deposición de desechos procedentes de las actividades alimenticias, aunque también hemos constatado en este vertedero restos procedentes de los talleres de manufacturas óseas, así como de otras especies de las que ha podido aprovecharse su piel o incluso de aquéllas que no permiten suponer una utilización de ninguno de sus componentes tras su muerte, como sucede con los carnívoros domésticos o incluso con el équido (aunque restos de esta especie hayan sido empleados en ocasiones en los talleres de manufacturas óseas o de los que también quepa la posibilidad del aprovechamiento de su piel). Este vertedero, que en parte recordemos se encuentra parcialmente alterado por la construcción de determinadas estructuras en periodos posteriores, presenta una serie de características habituales en este tipo de depósitos, como es la evidencia de la actividad carroñera de los carnívoros (principalmente cánidos) sobre restos depositados en el mismo. Los sistemas subsistenciales que parecen deducirse del análisis de la muestra faunística se basan mayoritariamente en la carne de vacuno y de suido, sin evaluar ahora la indudable importancia que han debido presentar los productos marinos. Otras especies, entre las que debemos incluir en esta ocasión el ganado ovicaprino, habrían suministrado un menor volumen cárnico, como también reflejan las gallináceas domésticas constatadas. Las especies silvestres no indican en esta ocasión una fmalidad alimenticia, y ambos carnívoros parecen apuntar al empleo de técnicas de trampeo encaminadas a la captura de animales cuyo interés radica tradicionalmente en la piel. Resulta indudable que el empleo de trampas supone un tipo de caza poco defmida, anárquica, en la que una amplia variedad de especies resulta potencialmente capturabIe, por lo que es difícil reconocer el auténtico interés que suponía la obtención de zorros y gatos


94

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

monteses, aun cuando en último término, y una vez capturados, cabe presuponer el aprovechamiento de los mismos. Las restantes especies documentadas, todas ellas domésticas, sirven para constatar la existencia de otros grupos faunísticos, con importancia desde una perspectiva económica, como los caballos (como animal de tiro) o los perros (posibles ejemplares guardianes), o bien desde una óptica social, considerando a los primeros como especies de monta en posesión de determinadas clases, o a perros y gatos como animales de compañía (mascotas).

V.AA.3. Calle de la Franja, 9-11 Intervenciones Arqueológicas La excavación de urgencia desarrollada en este solar tuvo lugar a fInales del año 1991, en un área de la ciudad en la que ya se habían realizado más intervenciones con anterioridad, como en la Plaza María Pita, en el solar n° 18 de esta misma calle o en la Casa Martelo, cuya fauna hemos analizado en el apartado precedente (BELLO DIÉGUEZ, 1994). La dirección de la intervención corrió a cargo del arqueólogo X.L. Vázquez GÓmez. Encuadre Crono-cultural Los resultados obtenidos son paralelizables a los documentados en otras excavaciones de áreas próximas. En primer término se constató la presencia de una estructura cuyos muros aparecían levantados directamente sobre la arena de la playa y que responden a una construcción de época alto imperial. Sobre la misma se depositó un vertedero con lnateriales que abarcan desde esta misma fase alto imperial, como algunas sigillatas hispánicas, hasta momentos tardíos que pueden datarse en los s. VVI d.C., cronología deducida a partir de un fragmento de Phocean Red Slip Ware (VÁZQUEZ GÓMEZ, 1996). Una muestra de carbón de este solar fue utilizada para la obtención de una datación radiocarbónica, ofreciendo un resultado de 1850±40 bp, GrN19203 (RAMIL REGO & FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 1995), lo que viene a confIrmar que parte del registro se adscribe a época alto imperial.

La Muestra Ósea La serie ósea estudiada se recuperó en el nivel de vertidos que colmataba la estructura de época alto imperial, asociada por tanto a otros restos de la cultura material, principalmente cerámicos pero también vítreos, que indican un amplio marco cronológico para este conjunto, abarcando desde un momento alto imperial hasta fases tardías. Un informe preliminar del análisis de esta pequeña serie ósea fue integrado en un artículo junto a los diferentes estudios realizados por los especialistas que habían analizado los materiales recuperados en esta intervención (VÁZQUEZ GÓMEZ, 1996), sin que tuviésemos constancia de tal hecho hasta que el citado artículo vio la luz, por lo que no pudimos incluir las correcciones que la revisión del material había originado y que ahora incluiremos en este análisis. La muestra faunística también incluía un pequeño conjunto de restos malacológicos, cuyo análisis fue realizado por J-M. Vázquez Varela, y que deparó el predominio de ostras (Ostrea eduhs) así como valores presenciales de mejillón (Mytilus edulis) , púrpura (Thais haemastoma) y berberecho (Cerastoderma edule). El aprovechamiento del medio marino se refleja también en una serie de materiales ictiológicos que fueron analizados por J-M. Rey y M. Camino. Entre los mismos dominaba la maragata (Labrus bergylta), y con valores más limitados se constató la presencia de merluza (Merluccius merluccius) y sargo (Diplodus sargus) , según se recoge en el citado trabajo de Vázquez Gómez (1996). Análisis Como puede apreciarse en la Tabla 60, la serie analizada se compone tan solo de 26 restos, de los que se han podido asignar taxonómicamente 23, es decir más del 89.0% , frecuencia que se va a incrementar hasta casi el 92.0% en relación con el peso de los mismos. Resulta sorprendente un índice tan alto de identifIcabilidad, lo que ya parece señalar una posible selección de las piezas recuperadas. Por otra parte, también es llamativo un volumen tan pequeño de restos faunísticos en un área de vertedero y máxime si consideramos que la superfIcie intervenida ocupaba casi la totalidad del solar, que contaba con unos 81 m Z• Todo ello parece coincidir en un proceso selectivo en el que resul-


Ganadería) caza y animales de compañía en la Galicia RtJmana: estudio arqueozoológico

tarían beneficiadas las piezas identificables y, entre las mismas, las de mayor talla y más llamativas. Se han identificado un total de cuatro especies de macromamíferos (considerando que en el grupo de ovicaprinos se encuentren representados tanto Ovis aries como Capra hircus) y un ave, todas ellas domésticas. El mayor volumen de restos va a corresponder a los suidos, en tanto que vacuno y ovicaprinos tienen una representación bastante equilibrada. El principal aporte cárnico va a recaer aparentemente en vacunos y suidos, siendo considerablemente menor el que reflejan los restos de ganado ovicaprino. El complemento que realiza Gallus va a resultar, como suele ser habitual, muy limitado, si bien debemos tener en cuenta tanto el pequeño volumen de la muestra como la fragilidad de los restos de esta ave y sus menores dimensiones en relación con las restantes especies documentadas, lo que en una recuperación selectiva va a derivar en una clara infrarrepresentación de estos taxones. En relación con el origen deposicional de la muestra, la totalidad de los restos se adscriben al grupo 1 defmido por Gautier (1987), constatándose de manera exclusiva su relación con desechos procedentes de los procesos alimenticios, aspecto que también se refleja en la presencia de marcas de carnicería documentadas en un significativo .número de los huesos analizados. NR

%

NMI

P

%

Bos taurus

6

Ovis / Capra

5

26.1

1

162

46.6

21.7

2

38

Sus domesticus

10.9

11

47.8

2

146

42.0

Ca//us ga//us

1

4.4

1

2

0.6

Total determinados 23

88.5

348

91.6

Indeterminados

3

11.5

32

8.4

TOTAL

26

380

Tabla 60: Distribución de los restos por especie. Se indica el número de restos (NR), el número mínimo de individuos (NMI) representados y el peso (P) en gr. Así como la frecuencia relativa del NR y del P.

- Ros taurus L. Como ya señalamos, el ganado vacuno va a ser el grupo que parece aportar el mayor volumen cárnico a la dieta, si bien su presencia se restringe a tan solo seis restos, siendo claramente superados por los suidos (Tabla 61).

95

El predominio de las piezas dentales sugiere nuevamente una recuperación sesgada de los restos faunísticos, resultando favorecidos este tipo de elementos llamativos y fácilmente reconocibles durante el proceso de excavación. Dientes aislados superiores

3/1

Mandíbula

1/ 1

Carpales

1/ 1

Calcáneo

1/ 1

Total

6/1

Tabla 61: Distribución de los restos de Bos taurus por partes del esqueleto (-/- indica el NR Y el NMI).

Las secuencias de erupción y desgastes de las denticiones indica la presencia de al menos un ejemplar adulto, superando los tres años de edad en el momento de su sacrificio, contrariamente a lo que habíamos señalado en el informe preliminar, debido a que en una primera visión de la muestra un molariforme superior algo degradado nos había llevado a una identificación errónea que en un examen más detallado hemos podido corregir. En ningún caso resulta posible obtener conclusiones referentes al sexo o la talla de este bovino.

- Ovis aries L. / Capra hircus L. El ganado ovicaprino está representado por un total de cinco restos que representan un mínimo de dos ejemplares (Tabla 62). En ninguna de las piezas documentadas se conservaban los centros de diagnóstico que posibilitan la diferenciación entre Ovis y Capra. Costilla

2/1

Pelvis

1/ 1

Tibia

2/2

Total

5/2

Tabla 62: Distribución de los restos de Ovis / Capra por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

Ninguno de los restos ha permitido obtener datos acerca del sexo, talla o edad de estos dos ejemplares, aun cuando por el estado de la estructura ósea parecen proceder de ovicaprinos adultos. La presencia de alguna marca de carnicería pone de manifiesto la fmalidad alimenticia de este ganado.


96 - SUS

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

domesticus L.

- Gallus gallus L.

Los suidos van a constituirse como el principal grupo representado en esta muestra, superando claramente a vacuno y ovicaprinos. En todo caso debemos tener siempre en cuenta el pequeño volumen de la misma y, en consecuencia, las altas posibilidades de que no resulte totalmente representativa del conjunto original. Las partes del esqueleto de esta especie identificadas son las indicadas en la Tabla 63, reflejando la presencia de un mínimo de dos ejemplares. + dientes aislados

3/2

Dientes aislados inferiores

1/ 1

Costilla

1/ 1

Escápula

3/2

Dlna

1/ 1

Fémur

1/ 1

Tibia

1/ 1

Total

11 / 2

Maxilar

Tabla 63: Distribución de los restos de Sus domestictls por partes del esqueleto (-/- indica el NR Y el NMI).

La documentación de marcas de carnicería en diversas piezas del esqueleto postcraneal refleja que se trata de desechos procedentes de actividades alimenticias. La mayor proporción de elementos dentales puede relacionarse, como ya apuntamos en el caso del vacuno, con los procesos selectivos propios de' una recuperación visual y poco metódica. Los dos ejemplares se adscribían a dos cohortes diferentes, uno era claramente un ejemplar adulto (de unos tres años de edad por el desgaste presente en un M3) Y otro se encontraba próximo a los 12 meses, incluyéndose por tanto todavía en el grupo de juveniles (Tabla 64).

Atribución

Adulto

Subadulto

Juvenil

Infantil

> 21 ro

12 - 21 ro

3 - 12 ro

O- 3 ro

ROMANO

Tabla 64: Edad de los ejemplares de Sus domesticus.

La presencia de un canino inferior hace posible reconocer la existencia de un macho adulto en esta muestra. Ninguno de los restos, sin embargo, ha permitido calcular la altura en la cruz ni de este ni del otro suido.

Una única ulna confirma la presencia de esta ave doméstica en la muestra analizada (Tabla 65). Su importancia real, como en otras ocasiones, puede haberse visto perjudicada por la fragilidad de sus restos y el pequeño tamaño de los mismos. Dlna

1/ 1

Total

1/1

Tabla 65: Distribución de los restos de Ca/bIS gal/us por partes del esqueleto (-/- indica el NR Y el NMI).

Esta pieza, procedente de un ejemplar adulto, tan solo nos confirma la cría de estas aves de corral, que en último término también habrían servido como un complemento a la dieta, al igual que ya hemos constatado en otros solares de esta misma ciudad.

Comentario El informe de la excavación señala que el nivel del que proceden los restos faunísticos se corresponde con un vertedero que empezaría a formarse tras el abandono de las estructuras de época alto imperial, agrupando piezas tanto de esta cronología como más tardías. Incluso se ha llegado a relacionar este depósito con el documentado en otras áreas próximas, como el de la Casa Martelo. Sin embargo los materiales recuperados no resultan equiparables en ambos casos, en concreto en relación con el volumen de restos óseos, siendo muy reducido en la muestra procedente del solar n° 9-11 de la calle de la Franja en comparación con lo documentado en la intervención de la Casa Martelo, máxime si consideramos que ésta afectó a un área más reducida. Este hecho puede responder a distintas posibilidades. En primer término la ya comentada selección de materiales que en el caso de esta intervención habría sido extrema. También resultaría factible que el área excavada se sitúe en una zona marginal del vertedero, donde la acumulación de restos ya sería mínima y en este caso, además, se presentaría ocupada mayoritariamente por restos cerámicos. En último caso, también cabe la posibilidad de que no exista ninguna relación entre ambas zonas, y los restos recuperados no respondan a la presencia de un vertedero (no se han documentado, por ejemplo, marcas de carnívoros, al contrario de lo que sucedía en la muestra


Ganaderia} caza y animales de companta en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

/---'-,-

,..............---: OKm

1

---------'9

Equidistancia curvas de nivel 25 m,

2

97

aunque con valores muy limitados, siguen presentándose de manera constante en estos depósitos de yacimientos romanizados. A pesar del limitado volumen de evidencias procedentes de esta intervención, los resultados se presentan acordes con lo constatado en otros conjuntos faunísticos de esta misma ciudad, con el predominio de los suidos sobre bovinos y, especialmente, ovicaprinos, en tanto que otras especies, ya supongan una fmalidad alimenticia o no tengan relación con este aspecto, se restringen a frecuencias mínimas, siendo notable la ausencia de especies silvestres que podrían haber realizado un aporte a la dieta cárnica. Frente a este último aspecto, se constata una explotación del medio marino con una clara finalidad alimenticia, aunque cabe también la posibilidad de haber utilizado parte de estos productos como producto comercial dirigido hacia núcleos del interior.

~A.5.- CAMPAMENTO DE CIDADELA

Fig.: 14. Situación del Campamento romano de Cidadela.

de la Casa Martelo) y en consecuencia habría que relacionarlo con otro tipo de deposición, quizás un relleno que amortizaría estructuras precedentes. La interpretación del depósito se presenta como un problema de difícil resolución, y tan solo durante el seguimiento de la intervención se ha podido contar con las suficientes evidencias que permitieran solventarlo. En todo caso, la excavación de espacios adyacentes también podrá aportar nuevos datos acerca de este aspecto. En relación con el resultado del análisis realizado, se ha podido constatar la presencia exclusiva de desechos alimenticios, dominados por los suidos. El ganado vacuno parece seguir constituyendo la principal fuente alimenticia. Las gallinas,

Localización y Emplazamiento Este yacimiento es conocido por los habitantes de la zona con distintas denominaciones: Cidadella, Ciadella o Ciudadela, si bien el más comúnmente utilizado es el de Cidadela. En todo caso, todos ellos son topónimos de uso común en Galicia para hacer referencia a la existencia de un asentamiento o ciudad antigua (CAAMAÑO GESTO, 1984). El recinto campamental se localiza en el municipio de Sobrado dos Monxes (A Coruña), bordeando el lado Norte de la iglesia de Santa María de Cidadela, situándose sobre una altiplanicie de 480 m que por su lado Este se encuentra rodeada por una cadena montañosa, a Serra da Corda, de una altitud variable entre los 522 y los 601 m, por el Oeste limitada por el río Cabalar y por el Sudeste por el río Pequeno, que a 1 km de Cidadela enlaza con el primero. Sus coordenadas geográficas: 43°05'05" N / 8°02'31" W Descriptiva del Yacimiento El recinto campamental es rectangular, con las esquinas redondeadas, de 172 m de largo por 140 m de ancho, lo que equivale a una extensión de 2,40 Ha, medidas idóneas para albergar a una


98

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

unidad militar quinquenaria, es decir, una cohorte. Está orientado siguiendo un eje Noroeste-Sudeste, apreciándose con claridad los lados Norte, Este y Oeste, mientras que el lado Sur está peor delimitado por haber sido alterado debido a las labores agrícolas ya la construcción de la iglesia parroquial y del cementerio. El campamento estaba defendido por una muralla que cerraba todo el recinto, y que es conocida popularmente con el nombre de A Cerca, y un foso que discurría paralelo a la misma por su parte externa y del cual sólo se conserva el del lado Este, ya que el resto desapareció debido a alteraciones modernas (cAAMAÑo GESTO, 1997). El sistema defensivo se completa con una serie de puestos de vigilancia, a modo de torres, emplazados en función del control de las rutas de acceso y de los valles adyacentes no visibles desde el campamento, de los que hasta el momento se han localizado cuatro posibles, alguno de los mismos reutilizando túmulos megalíticos (cAAMAÑo GESTO & FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 2000, 2002), habiéndose excavado una de dichas estructuras (CAAMAÑO GESTO & CRIADO BOADO, 1991/92). La organización interior del campamento responde a los patrones de este tipo de establecimientos militares romanos (CAAMAÑO GESTO, 1994, 1995, 1999), Y hasta el momento se han exhumado en su totalidad los restos arquitectónicos correspondientes al Princzpia y al Praetorio y de modo parcial otras estructuras que por el momento plantean más interrogantes, si bien algunas de las mismas parecen relacionadas con parte de uno de los barracones de soldados (contubernia) y de un horrea (CAAMAÑO GESTO, 1984, 1999; CAAMAÑO GESTO & FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 2000, 2002). Las prospecciones del entorno han permitido, por otra parte, localizar la ubicación del típico vicus militar asociado a los campamentos de tropas auxiliares (VEGA AVELAIRA, 1999), un vertedero relacionado con el campamento y una necrópolis en la que se ha excavado una tumba de incineración (CAAMAÑO GESTO & FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 2000, 2002).

Intervenciones Arqueológicas Las primeras noticias acerca del yacimiento nos remiten a principios del presente siglo, cuando

García Romero llega a Cidadela y localiza los restos del yacimiento que llega a identificar con Caranico, mansión viaria de la vía Per Loca Marítima que, según el Itinerario de Antonino, se ubica en el tramo Brigantium-Lucus (GARCÍA ROMERO, 1909). Las campañas de excavación van a ser llevadas a cabo en distintos momentos y no van a presentar una continuidad sistemática hasta épocas recientes. De modo oficial fueron iniciadas por Angel del Castillo en 1934, contando en esta labor con la colaboración de S. González García-Paz, siendo aquél el primero en identificar el yacimiento como un campamento romano (CASTILLO, 1943). De estos trabajos no se tienen más datos que los proporcionados por un escueto artículo publicado en el diario La Voz de Galicia (4/1/1935), en el que no se hace referencia alguna a los resultados obtenidos. Sin embargo, y gracias a las informaciones dadas por personas que en su día formaron parte del equipo de trabajo, se sabe que realizó labores de limpieza en la parte Norte y Nordeste de la muralla así como en una extensa zona en la parte central del campamento, correspondiente al área norte del edificio del Principia. A partir de estos momentos los trabajos de excavación quedan interrumpidos hasta 1981, año en que dan comienzo las intervenciones llevadas a cabo bajo la dirección y coordinación del prof. Caamaño Gesto. Estas campañas se continúan en 1983, interviniéndose en nuevas zonas del campamento, pero van a quedar nuevamente paradas hasta 1989, momento en que son retomadas y continuadas de modo regular en años sucesivos hasta 1993. En 1996 y 1997, la dirección de la intervención recae en nosotros, actuando el prof. Caamaño Gesto como coordinador general de todos los trabajos arqueológicos relacionados con este yacimiento. Además de los trabajos de excavación arqueológica cabe destacar en 1996 la prospección del entorno campamental (CAAMAÑO GESTO, 1984; CAAMAÑO GESTO & FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 2000, 2002).

Encuadre Crono-cultural La identificación de la unidad militar acantonada en este campamento ha sido posible por la recuperación de más de quinientas tégulas en las que


Ganadería, caza y animales de companta en la Galida RDmana: estudio arqueozoológico

figuran marcas legionarias. Las modalidades de estos sellos y sus grafías varían, aunque predominan los sellos rectangulares con las esquinas redondeadas que presentan principalmente las siguientes lecturas: CPC, COHIC y CIC (CAAMAÑO GESTO, 1989). También hay que señalar la existencia de diversos testimonios epigráficos, recuperados tanto en el propio yacimiento como en su entorno, en los que se hace referencia a este mismo cuerpo, la Cohors Prima Celtz"berorum (cAAMAÑo GESTO, 1984). Estamos por tanto ante el campamento de esta unidad auxiliar, una cohorte equitata creada posiblemente en época Julio-Claudia y dependiente de la Legio VII Gemina, emplazada en León (CAAMAÑO GESTO, 1984b). Los restos materiales documentados en el campamento (CAAMAÑO GESTO et alii, 2000) y la información proporcionada por las fuentes epigráficas indican el establecimiento de esta cohorte en Cidadela en la primera mitad del s. II d.C., permaneciendo aquí hasta algún momento del s. IV Previamente se localiza esta cohors en Mauritania, donde en el 109 d.C. se le otorga la ciudadanía romana como recompensa a sus méritos militares (SANTOS YANGUAS, 1979). Posteriormente se sabe que pasa a Hispania, ya que del 132 d.C. data la Tessera Hospitalis de Castromao, en la que se recoge el pacto de hospitalidad realizado entre los Coelerni y el prefecto de dicha cohorte G. Antonius Aquilus Novaugustanos (FERRO COUSELO & LORENZO FERNÁNDEZ, 1971). En conformidad con lo indicado en la Notitz"a Dignitatum (42,30), a fInales del s. IV esta cohorte se encuentra en Iuliobriga ("Tribunus cohortis Celtz"berae Brigantiae, nunc Iuliobriga") , desplazamiento quizá motivado por la inestabilidad existente con anterioridad a la invasión de la Península por los pueblos bárbaros. La Muestra Ósea Los restos analizados proceden de las campañas de excavación de los años 1983, 1989, 1990, 1991, 1992 Y 1996, constituyendo una muestra bastante limitada por las propias condiciones edáfIcas del lugar donde se localiza el yacimiento. Parte de los mismos se habían publicado en un trabajo anterior (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 1993), en tanto que en otro artículo posterior se habían analizado con mayor profundidad casi la totalidad de los

99

materiales faunísticos recuperados en este yacimiento (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ & CAAMAÑO GESTO, 1996b), excluyendo únicamente los de la campaña de 1996, por entonces todavía sin analizar. La mayoría del material recuperado se adscribe a la fase ocupacional romana, si bien hay un pequeño número de evidencias relacionadas con la ocupación germánica documentada con posterioridad así como con vertidos mucho más recientes (lo que queda reflejado en el casi excelente estado de conservación de los mismos). Como en otras ocasiones, estos materiales no serán analizados en nuestro actual estudio. En referencia al lugar de procedencia de la muestra de época romana, un importante porcentaje de restos se recuperó en el Intervallum, incluyéndose en un relleno realizado con materiales romanos con posterioridad a la ocupación militar. Otras evidencias óseas procedían del Praetorio y Princzpia, asociándose habitualmente con cimentaciones de estructuras. Cabe destacar la presencia en el Princzpia de un depósito más defmido. Se trata de un conjunto óseo encontrado en un pozo o fosa realizada cerca de la esquina SW de la fachada de este edifIcio, sellado por el pavimento, y que contenía un total de 62 restos, posiblemente pertenecientes en su totalidad a un mismo bovino (Bos taurus). Tanto la forma, lugar de deposición y los restos asociados nos hace considerar que muy probablemente nos encontremos ante un depósito de tipo votivo. En nuestro estudio vamos a analizar de manera separada este conjunto del formado por los otros hallazgos óseos. El estado de conservación de los restos es bastante defIciente, principalmente por el carácter ácido del suelo que los englobaba. En el caso de la muestra de Cidadela este hecho se refleja en una serie de características claramente indicativas de estas condiciones sedimentarias: La "exfoliación" (e:>ifoliatz"on) que, siguiendo a Hill (1980) o a Johnson (1983), podemos definir como el astillado de la superfIcie cortical ósea, la cual en un primer momento adquiere un estado rugoso para posteriormente dar lugar a la pérdida de secciones irregulares de la corteza exterior del hueso. Esto se traduce, por ejemplo, en la imposibilidad de obtener valores métricos absolutos, o en


100

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

la desaparición de marcas externas (acción de carnívoros, señales de despiece o descarne, etc.). La consiguiente debilitación del material óseo a causa de las condiciones del depósito, facilita la actividad de las pequeñas raíces (rootlet) aOHNSON, 1983). Su actividad en los huesos genera una alteración de tipo biológico que produce un "grabado" sobre la superficie ósea, de morfología irregular y patrón aleatorio, fácilmente distinguible de las marcas de carnicería, si bien dificultando el estudio de las mismas. A su vez, facilitan la pérdida de la superficie cortical externa al favorecer la rotura de la misma. Estos procesos de tipo postdeposicional parecen haberse traducido en la muestra ósea de Cidadela en una lógica conservación diferencial de los restos, en favor de aquellas partes más duras, compactas, del esqueleto. Si bien la muestra es escasa, no deja de llamar la atención el predominio proporcional de las evidencias dentales, de las que normalmente se conserva el esmalte externo, frente a otros restos postcraneales (entre los que principalmente dominan metapodios y falanges, es decir, también los elementos más resistentes). En la muestra analizada se incluían también tres fragmentos de ostra (Ostrea edu/is), que reflejan la existencia de un comercio con productos marinos destinados a una clase socialmente importante, como la militar.

Análisis Los taxones identificados en la serie estudiada se indican en la Tabla 66. Se trata de un total de como máximo seis especies de macromamíferos (suponiendo que tanto Ovis como Capra pueden estar representadas en el conjunto de ovicaprinos), de las que una es salvaje. Se completa la muestra con una ave doméstica (Ca//us ga//us). De los 88 restos que constituyen la muestra estudiada, sin incluir el depósito del Princzpia, 54 pudieron ser asignados a la categoría de especie, de los cuales el mayor porcentaje se identifica con piezas dentales con un importante grado de alteración. En relación con el peso el conjunto de identificables supone el 93.0% del total, poniendo de manifiesto el pequeño tamaño de las piezas que conforman el grupo de indeterminados, relacionadas mayoritariamente con esquirlas de diáfisis de huesos largos.

El ganado vacuno va a ser el mejor representado, si bien este hecho puede en este caso estar reflejando con mayor énfasis la conservación diferencial que ha favorecido a los restos más resistentes, que lógicamente se corresponden con aquéllos de las especies de mayores tallas (el bovino) y en concreto con las partes más duras del esqueleto Oos dientes). En todo caso, ovicaprinos y suidos domésticos completarán, con valores prácticamente idénticos, el principal aporte cárnico entre los domésticos, en el que tan solo las gallináceas parecen haber contribuido mínimamente. El predominio del vacuno sigue patente en referencia a la biomasa, con casi el 66.0% del total. Ovicaprinos, suidos y en mayor grado gallináceas representan unas frecuencias mínimas, si bien pueden haber sido perjudicadas por las alteraciones postdeposicionales antes comentadas. A pesar del claro predominio de la ganadería, las actividades cinegéticas se encuentran bien constatadas por los índices correspondientes al ciervo, que sin duda han supuesto un interesante complemento a la dieta. Atendiendo al origen tafonómico de los restos, casi todas las evidencias recuperadas pueden incluirse en el denominado grupo 1 de Gautier (1987), en el que se engloban los desechos procedentes de los procesos alimenticios, excluyéndose únicamente los équidos. Los restos de esqueletos animales que no han sido objeto de consumo alimenticio se incluyen en el grupo 3 del citado autor. En esta muestra se encuentran representados exclusivamente por el caballo (Equus caba//us). ROMANO

NR Equus caballus Bosmuros

NMI

P

%

3

5.6

1

128

14.9

34

63.0

2

567

65.9 3.0

%

Ovis / Capra

7

12.9

1

26

Sus domestictls

6

11.1

1

19

2.2

Cal/us gal/us

1

1.8

1

1

0.1

2

120

13.9

3

5.6

54

61.4

Indeterminados

34

38.6

TOTAL

88

Cervus elaphus

Total determinados

861 93.0 65

7.0

926

Tabla 66: Distribución de los restos por especie. Se indica el número de restos (NR), el número mínimo de individuos (NMI) representados y el peso (P) en gr. Así como la frecuencia relativa del NR Ydel P.


Canaderia, caza y animales de compañía en la Calicia Romana: estudio arqueozoológico

101 Foto 8: Depósito de fauna del Princtpia. Campamento romano de Cidadela.

Foto 9: Mandíbulas de Bos taurus del depósito del Principia (Cidadela).

- Equus caballus L. Los tres restos de caballo reflejan un mínimo de un único ejemplar, del que se han recuperado dos molariformes inferiores y un fragmento distal de radio (Tabla 67). Dientes aislados inferiores Radio Total

2/1 1/ 1

3/1

Tabla 67: Distribución de los restos de Equus cabal/us por partes del esqueleto (- / - indica el NR Yel NMI).

Todas las piezas son representativas de un équido adulto. La presencia de esta especie en Cidadela no resulta en absoluto extraordinaria, puesto que ya hemos indicado que la unidad militar asentada en este campamento era una cohorte equitata, lo que significa la presencia de un contingente de caballería. No tenemos argumentos que nos indiquen el consumo de la carne de esta especie, por lo que su


102

CARLOS FERNÁNDEZ RODlÚGUEZ

presencia debemos ponerla en relación con la realización de rellenos en las cimentaciones de los edificios del interior campamental, entre los que se incluirían, junto a otro tipo de evidencias materiales, diversos restos óseos.

- Bos taurus L. Como ya señalamos, el ganado vacuno se conforma como la especie mejor representada, tanto en número de restos como en la biomasa reflejada por los mismos. Las partes del esqueleto constatadas, representativas de un mínimo de por lo menos dos ejemplares, se señalan en la Tabla 68, así como las identificadas en el hoyo del Principia (Foto 8), en el que se ha documentado de forma exclusiva esta especie. El deficiente estado de conservación de los restos ha impedido reconocer la posible presencia de cualquier tipo de marcas, si bien parece lógico considerar un aprovechamiento alimenticio previo a su deposición formando parte de rellenos. Como ya hemos indicado, una explicación distinta parece reflejar el conjunto procedente del hoyo documentado bajo el pavimento del Principia, en un punto muy cercano al centro del recinto campamental. Se trata de 62 piezas de las que, a pesar de su deficiente grado de preservación (Foto 8), una pequeña parte pudieron ser clasificados, como se recoge en la Tabla 68. Todos los restos parecen proceder de un mismo individuo, un Bos taurus adulto, quizás hembra. Neurocráneo Maxilar + dientes aislados Manchbula + dientes aislados Sínfisis mandibular Cóndilo mandibular Atlas Vértebra cervical Costilla Radio Pelvis Fémur Tibia Calcáneo Astrágalo Metatarso Metapodio indeterminado Falange primera Total

ROM 1/ 1

HOYO

7/2 9/2

2/1 3/1

1/ 1 2/1 1/ 1

3/1 2/1 1/ 1 1/ 1

1/ 1

2/1 1/ 1

2/2

1/ 1 1/ 1 1/ 1

1/ 1

4/ 1 34/2

2/1 15/1

Tabla 68: Distribución de los restos de Bos taurtls por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

Entre los restos no identificados se incluían dos fragmentos vertebrales, varios craneales, un pequeño trozo de núcleo óseo de cuerna y otras esquirlas óseas, que muy probablemente proceden del mismo ejemplar. En ninguno de los restos se observan marcas de carnicería ni fracturas intencionadas, aunque las alteraciones postdeposicionales imposibilitan en gran medida este tipo de análisis. En conjunto, el depósito parecía contener al menos la cabeza, el inicio de la columna vertebral y la pata trasera izquierda, desde la pelvis a las primeras falanges, de un vacuno adulto, cuya serie dental carecía de los dos segundos premolares (P2) inferiores. El estado de fusión de las epífisis y el estadio de desgaste de las piezas dentales reflejan que todos los vacunos habrían alcanzado la edad adulta en el momento de su sacrificio. En ningún caso ha sido posible obtener información referente al sexo o talla de alguno de los bovinos representados en la muestra general del campamento, en tanto que ya señalamos la posibilidad de que las partes depositadas en el hoyo se correspondan con una hembra, si bien se trata de una apreciación obtenida de modo exclusivo a partir de datos biométricos, por lo que no resulta absolutamente defmitiva.

- Ovis aries L. / Capra hircus L. El ganado ovicaprino aparece representado por tan solo siete restos, como se indica en la Tabla 69. A partir de estas piezas no ha sido posible reconocer la presencia específica de una de las dos especies que conforman este grupo (Ovis aries y Capra hircus). En ningún caso ha resultado factible obtener conclusiones acerca del sexo o la talla de este ovicaprino, si bien se puede indicar que se corresponde con un ejemplar que había alcanzado la edad adulta, aunque no habría superado los tres años en el momento de su sacrificio, como pone de manifiesto el que la epífisis distal del radio no se encuentra fusionada. Dientes aislados superiores Dientes aislados inferiores Vértebra lumbar Costilla Radio Metatarso Total

2/1 1/ 1 1/ 1 1/ 1 1/ 1 1/ 1

7/1

Tabla 69: Distribución de los restos de Ovis / Capra por partes del esqueleto (-/ - indica el NR Yel NMI).


Ganadería, caza y animales de companta en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

103

- Sus domesticus L.

- Cervus elaphus L.

El ganado porcino presenta valores muy similares a los del ovicaprino, si bien el pequeño volumen de la muestra incide en el grado de representatividad de la misma. Las partes del esqueleto identificadas son las señaladas en la Tabla 70, constatándose la presencia de un mínimo de un ejemplar.

Las actividades cinegéticas se encuentran reflejadas en esta pequeña muestra por tan solo tres fragmentos de metacarpo de ciervo, representativos de al menos dos ejemplares (fabla 72).

Dientes aislados superiores

1/ 1

Dientes aislados inferiores

1/ 1

Cóndilo mandibular

1/ 1

Húmero

1 /1

Fémur

1/ 1

Tibia

1/ 1

Total

6/1

Tabla 70: Distribución de los restos de Sus domesticus por partes del esqueleto (-/- indica el NR Y el NMI).

El único ejemplar representado en esta serie pertenecía a la cohorte de adultos, si bien no habría alcanzado todavía los 31/ 2 años de edad (diáfisis distal del fémur sin fusionar). Al igual que en los casos anteriores, el estado de conservación de los restos nos impide conocer cualquier dato acerca de la talla o sexo de este suido. Por otra parte, en el fragmento distal de fémur hemos documentado una serie de incisiones que denotan el aprovechamiento cárnico que se efectuaría sobre esta especie.

- Gallus gallus L. Tan solo un fragmento de diáfisis de ulna refleja la presencia de este ave doméstica (fabla 71). Las alteraciones de tipo postdeposicional han debido influir negativamente en la conservación de los restos más frágiles, como los de esta especie. Dlna

1/ 1

Total

1/1

Tabla 71: Distribución de los restos de Callus gallus por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

Esta pieza tan solo nos permite seguir constatando la habitual presencia y consumo de esta ave de corral en los asentamientos vinculados a los procesos de romanización del Noroeste peninsular, aun cuando siempre se asocie a frecuencias mínimas.

Metacarpo

3/1

Total

3/1

Tabla 72: Distribución de los restos de Cervus elaphus por partes del esqueleto (-/- indica el NR Y el NMI).

Habitualmente hemos vinculado la caza de esta especie con una actividad de prestigio, más que con la búsqueda de carne con la que satisfacer las necesidades alimenticias. En este caso parece que la presencia de una serie de mandos militares puede ser la responsable del desarrollo de esta actividad.

Comentario Si bien los restos analizados en esta muestra no proceden de un vertedero propiamente dicho, aun cuando es probable que los utilizados en el relleno junto a la muralla sí procedan de uno de estos depósitos, es evidente que las especies documentadas, tanto domésticas como salvajes, se relacionarían con la ocupación campamental. El predominio de una especie concreta entre la fauna doméstica (Bos taurus) parece ser un hecho habitual en los yacimientos campamentales de época romana en toda Europa (por ejemplo, LUFF, 1982), lo cual puede reflejar no una normativa militar establecida sino el aprovechamiento intenso de una especie que podría satisfacer diversas necesidades (alimentación y transporte básicamente) de la intendencia militar romana. Además de este grupo prioritario, suidos, ovicaprinos y gallináceas completarían los recursos cárnicos de la dieta, aunque con una importancia mucho más limitada. La presencia de restos de caballo ya ha sido explicada con anterioridad, reflejando la realización de rellenos en cimentaciones y no relacionado con una actividad alimenticia. Por el contrario, los cérvidos seguramente han sido objeto de consumo aun cuando estén respondiendo a una actividad de tipo lúdico. La excavación ha permitido reconocer un depósito de tipo votivo (en forma de fosa) bajo el Prin-


104

CARLOS FERNÁNDEZ RODRíGUEZ

Equidistancia curvas de nivel 25 m.

OKm

un pavimento sí parece atestiguar su realización durante las fases constructivas del campamento. En el caso de Cidadela, el registro faunístico se ve complementado con la información obtenida de las huellas de animales documentadas sobre tégulas. Si bien no se ha llevado a cabo un estudio detallado de las mismas, podemos señalar que se constata la presencia de ovicápridos y la testimonial de vacuno (un caso), siendo las de perro (Canis familiaris) las que dominan de forma manifiesta. En este último caso, contamos con evidencias para la presencia de una especie que hasta el momento no ha sido documentada en el registro óseo. La valoración de las marcas de animales sobre tégulas ya ha sido realizada por Cram y Fulford (1979) en su análisis de las documentadas en Silchester. Uno de los principales problemas que se plantea es el de la ubicación del lugar de fabricación de estos productos (sería durante el proceso de secado cuando se producirían las marcas por pisada) respecto al del hallazgo. En nuestro caso, consideramos como muy probable su establecimiento en el entorno campamental, debido a la alta producción destinada al mismo, lo que se refleja en el gran número de marcas legionarias documentadas también en estas piezas (CAAMAÑO GESTO, 1989). Por ello, creemos que las especies así constatadas pueden incluirse sin ningún género de dudas entre la fauna doméstica relacionada, más o menos directamente, con el campamento.

Fig.: 15. Situación de la Villa de Eirexa Vella.

V.A.6.- VILLA DE EIREXA VELLA (BARES)

apia, del mismo estilo que los documentados en

Localización y Emplazamiento El yacimiento de Eirexa Vella está situado en un peñón localizado sobre la playa de Bares (ayuntamiento de Mañón, A Coruña), configurándose como una típica villa a mare en el extremo más septentrional de Galicia, a la entrada de la ría de Ortigueira, ya en aguas del Cantábrico: 43°47'30" N / 7°40'09" W Existen referencias a la posible existencia de una factoría salazonera romana en la misma localidad de Bares, de la que se habrían documentado dos piletas cuadrangulares de esquinas redondeadas (MACIÑElRA, 1947), aunque más recientemente se ha subrayado la posibilidad de que exista una confusión con restos de industrias similares "allí

numerosas edificaciones de época romana. Tanto el tipo y lugar de deposición como los restos que albergaba se identifican con los constatados en otros yacimientos romanos. Estos depósitos, conteniendo restos animales de una o varias especies (entre los que por norma general se incluyen cabezas), son comunes en numerosos establecimientos, como templos, villas, etc. (LUFF, 1982). De acuerdo con Green (1976), los depósitos y enterramientos de tipo fundacional fueron bastante comunes y su función era la de aplacar los dioses o evitar los malos espíritus. En el caso de Cidadela no podemos asegurar que se trate de un depósito fundacional, si bien el hecho de que se sitúe por debajo de


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

establecidas durante las épocas medieval y moderna" (NAVEIRO LÓPEZ, 1991: 101), si bien su adscripción a época romana es aceptada sin mayores problemas por otros investigadores (FERNÁNDEZ OCHOA & MARTÍNEZ MAGANTO, 1994; FERNÁNDEZ OCHOA & MORILLO CERDÁN, 1994). La presencia de ocupación romana en el área parece no ofrecer ningún género de dudas, ya que las indicaciones del propio Maciñeira (1947) señalan la recuperación de tegulas, fragmentos de cerámica común, de sigillata, de recipientes vítreos y de monedas de este periodo.

Descriptiva del Yacimiento La configuración general del asentamiento resulta prácticamente desconocida, debido a la escasa superficie intervenida durante la excavación de urgencia llevada a cabo con motivo de la aparición de un nivel de opus caementicium con teselas de mosaico en un corte del citado peñón situado sobre la playa de Bares. Por otra parte, una importante área de la villa parece haber sido fuertemente afectada por la construcción de la iglesia parroquial en este mismo lugar en los ss. XV-XVI, asociada a la cual se encuentra una zona de enterramientos con distintos niveles de inhumaciones. Por su ubicación topográfica y por la cronología apuntada por los materiales recuperados parece lógico considerar que se trata de una de las características villa a mare, asentamiento típico de las Rías Bajas gallegas y que ya habíamos reconocido en el caso de Toralla. Intervenciones Arqueológicas La única excavación arqueológica desarrollada en este lugar es la efectuada bajo la dirección del arqueólogo E. Ramil González en 1997 a causa de la aparición de las teselas de un mosaico en un corte natural del terreno. La intervención, en una pequeña zona vinculada directamente al mosaico, se desarrolló durante el mes de julio del citado año, sin poder apreciarse prácticamente ninguna estructura delimitadora del asentamiento, constatándose exclusivamente la presencia de algún muro relacionado con estancias interiores (RAMIL GONZÁLEZ, 1999).

105

Encuadre Crono-cultural Los materiales cerámicos recuperados en la intervención, y asociados a los restos óseos analizados, incluyen algunos fragmentos de sigillatas hispánicas tardías, paleocristianas grises y de ánforas palestinianas, lo que apunta una cronología tardía para la fase ocupacional de esta villa que podemos situar entre los ss. V Y VI d.C. (RAMIL GONZÁLEZ, 1999). Con posterioridad a la misma se ha constatado la presencia de diferentes niveles de enterramientos, uno de época alto medieval, coetáneo a una iglesia construida en el peñón de la que se localizó su cimentación y solado en los trabajos de excavación. Finalmente, un nuevo nivel de tumbas se identifica con una necrópolis, de la que proceden un importante volumen de maravedíes, y que debemos relacionar con la iglesia parroquial construida en los s. XV-XVI y abandonada en 1617 (RAMIL GONZÁLEZ, 1999). La Muestra Ósea En ningún caso contábamos con referencias previas a la existencia de materiales faunísticos procedentes de este lugar. El pequeño volumen que hemos analizado fue recuperado en la intervención realizada en 1997, localizado de forma concentrada en un área situada fuera de la superficie ocupada por el mosaico. N o conocemos su posible relación con ninguna de las estructuras arquitectónicas que debieron conformar la villa, pero estos desechos podrían situarse en un área de vertidos, posiblemente de dimensiones reducidas, en un espacio marginal de la construcción. Tampoco puede excluirse que se trate de rellenos producidos tras el abandono de la villa, sean debidos a procesos naturales o antrópicos. En todo caso, la ausencia de más datos impide valorar convenientemente el origen deposicional de esta muestra, asociada a otros restos arqueológicos tanto orgánicos como inorgánicos. El tipo de medio en el que se encontraban incluidos, con un importante porcentaje de arena de playa, favoreció una muy buena conservación de todos los materiales óseos. Por desgracia no se procedió al cribado del sedimento excavado, ni se tomó ninguna muestra para su posterior procesado en el laboratorio, aunque sí se recuperaron durante el proceso de excavación una serie de vértebras de


106

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

peces que fueron analizados por C. Perré, del Departamento de Bioloxía Animal de la Universidade de Santiago, identificando tres vértebras (una precaudal y dos caudales) de un ejemplar de la familia Mugilidae. El aprovechamiento del medio marino se pone también de manifiesto en la presencia de una serie de restos de malacofauna de cuyo análisis, realizado por C. Rodríguez López, del Departamento de Historia 1 de la Universidade de Santiago, no conocemos los resultados.

correspondiéndose con desechos producto de los procesos alimenticios. Aspecto que se ve respaldado por la identificación de marcas de carnicería en una de las piezas identificadas. NR Bos tauros

NMI

P

%

2

779

98.0

11

78.6

Ovis / Capra

2

14.3

1

8

1.0

Sus domesticus

1

7.1

1

8

1.0

14

73.7

795

93.4

5

26.3

56

6.6

Total determinados

Indeterminados TOTAL

Análisis El conjunto analizado se compone de un total de tan solo diecinueve restos de macromamíferos, de los que se han podido determinar a categoría de especie catorce evidencias (el 73.7%). Como ya señalamos, no nos consta que el sedimento haya sido cribado durante el proceso de excavación o con posterioridad a la misma, lo que puede haber favorecido la inexistencia de pequeños fragmentos de diáfisis; sin embargo, la recuperación de vértebras de pez parece indicar una preocupación por la recuperación de los restos faunísticos de pequeño tamaño, hecho que se debió ver favorecido por el tipo de sedimento en el que se encontraban incluidos y que se tradujo en un excelente estado de conservación. El volumen identificado resulta aún mayor si nos atenemos al peso de los restos, siendo del 93.4%, lo que viene a señalar el pequeño volumen de los restos no identificables, correspondiéndose con fragmentos de diáfisis y vertebrales. El análisis de la muestra ha deparado la identificación de un máximo de cuatro especies (Tabla 73), considerando la posibilidad de que los dos restos de ovicaprinos reflejen la presencia tanto de Ovis como de Capra, representativas todas ellas de animales domésticos, no constatándose ni aves ni actividad cinegética, hecho que en principio debemos poner en relación con el pequeño volumen de la muestra estudiada. El ganado vacuno va a presentar un predominio casi absoluto tanto en referencia al número de restos como especialmente al peso de los mismos, limitándose ovicaprinos y suidos a una presencia mínima. Desde un punto de vista tafonómico, los restos deben incluirse en el grupo 1 de Gautier (1987),

%

19

851

Tabla 73: Distribución de los restos por especie. Se indica el número de restos (NR), el número mínimo de individuos (NMI) representados y el peso (P) en gr. Así como la frecuencia relativa del NR Ydel P.

- Bos taurus L. El ganado vacuno es indudablemente la principal especie en importancia de las representadas, dominio que no parece poder explicarse exclusivamente en función del reducido volumen de la muestra recuperada. Es probable que un número mayor de restos implicara una reducción del porcentaje de esta especie frente a las restantes identificadas, pero no resulta ilógico pensar que continuaría su predominio. En función de la biomasa de los restos, los bovinos domésticos aportarían el mayor volumen de carne a la dieta, si bien su alta frecuencia está nuevamente en relación con el reducido número de restos identificados. Las diferentes partes del esqueleto recuperadas son las recogidas en la Tabla 74, reflejándose la presencia de un mínimo de dos ejemplares. Dientes aislados superiores

1/ 1

Mandíbula

1/ 1

Vértebra cervical

2/2

Vértebra torácica

1/ 1

Vértebra lumbar

1/ 1

Costilla

1/ 1

Radio

1/ 1

Fémur

1/ 1

Tibia

1/ 1

Centrotarsal

1/ 1

Total

11 / 2

Tabla 74: Distribución de los restos de Bos tauros por partes del esqueleto (-/ - indica el NR Y el NMI).


Ganadería, caifl y animales de compañía en la Galida Romana: estudio arqueozoológico

Ambos bovinos se incluirían en la cohorte de edad de adultos, si bien es probable que, en relación con el estado de fusión de la epífisis distal del fémur, uno de los mismos se situaría en torno a los cuatro años, edad que el segundo superaría claramente. En ningún caso hemos obtenido resultados que nos permitan reconocer ni el sexo ni la talla de estos bovinos domésticos. Se han registrado marcas de carnicería en la diáfisis distal del fémur, sobre la epífisis, que parecen asociarse a procesos de descarnado o fileteado. En esta misma pieza se aprecian pequeñas punciones, producto de impactos de dientes de un carnívoro de pequeño tamaño (un cánido), así como eliminación de parte de los cóndilos distales mediante un proceso de roído.

- Ovis aries L. / Capra hircus L. El ganado ovicaprino aparece representado por tan solo dos evidencias dentales (Tabla 75). A partir de las mismas no resulta posible realizar una identificación específica del taxón presente. Dientes aislados superiores

1/ 1

Dientes aislados inferiores

1/ 1

Total

1/1

Tabla 75: Distribución de los restos de Ovis / Capra por partes del esqueleto (- / - indica el NR Yel NMI).

Ambos dientes, que podrían pertenecer a un mismo ejemplar, nos indican que nos encontramos ante por lo menos un individuo sacrificado a una edad adulta, superando los tres años de edad. En ningún caso podemos obtener información acerca de la talla o sexo de este ovicaprino.

- Sus domesticus L. El ganado porcino se encuentra representado por un único resto en la muestra procedente de la villa de Eirexa Vella, en Bares, si bien su representatividad es indudable que está muy mediatizada por el volumen de la muestra, y de momento resulta imposible evaluar la aportación real tanto de esta especie como la correspondiente a los ovicaprinos a los sistemas subsistenciales de los pobladores de este asentamiento. Los valores de estas especies sin ninguna duda sufrirían variaciones apreciables si se contara con una muestra más amplia.

107

La única parte del esqueleto identificada es la recogida en la Tabla 76, constatándose lógicamente la presencia de un único individuo. Dientes aislados superiores

1/ 1

Total

1/1

Tabla 76: Distribución de los restos de Sus domesticus por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

El único suido contabilizado se incluiría en el grupo de adultos, reconocido por tratarse de un tercer molar superior ya erupcionado, si bien con un desgaste somero de la superficie oclusiva que señalaría su correspondencia con los primeros estadios de esta cohorte (en torno a los 24 meses de edad). No resulta factible a partir de esta única evidencia aportar ningún dato referente ni al sexo ni a la talla de este suido. Comentario La muestra procedente de la villa tardorromana de Eirexa Vella se caracteriza por el escaso número de restos que limita en extremo el valor de las conclusiones que pueden obtenerse de su análisis. En todo caso, parece evidente la relación de la misma con un proceso de vertido asociado con los sistemas alimenticios de sus habitantes. Cabe destacar el predominio casi absoluto del ganado vacuno, correspondiendo a ovicaprinos y suidos unos valores estrictamente presenciales, aunque evidentemente ficticios si tenemos en cuenta el volumen de la muestra. Gracias a las evidencias dejadas como resultado de su actividad alimenticia, se ha podido constatar la presencia de perros. La ausencia de sus restos en el registro óseo es un hecho que no debe sorprendernos, ya que no se trata de una especie que haya formado parte de los componentes alimenticios, por lo que sus restos no suelen aparecer acompañando a los procedentes de este proceso. La presencia de marcas de descarne en una pieza ósea también mordisqueada y roída por cánidos, indica claramente que se ha producido un carroñeo secundario por carnívoros tras un primer aprovechamiento cárnico por parte humana. La presencia de restos de peces señala un aprovechamiento del medio marino, hecho que viene refrendado así mismo por la recuperación de un importante conjunto de restos malacológicos.


108

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

ROCHELA •

i

-=q

OKm

Equidistancia curvas da nivel 25 m.

2

Fig.: 16. Situación de Feal da Paula.

V.A.7.- FEAL DA PAULA

Localización y Emplazamiento Este prácticamente desconocido yacmuento se sitúa en plena línea de costa, afectado por la actividad de las fuertes mareas que van desmontando el acantilado dejando al descubierto un importante volumen de material, en la denominada Rasa Cantábrica, al este del poblado castreño de Punta do Castro, en el ayuntamiento de San Cosme de Barreiros (Lugo). Su posición geográfica es: 43°33'43" N / 7°10'29" W Descriptiva del Yacimiento N o contamos con ninguna referencia a la presencia de estructuras reconocibles de este yaci-

miento, y superficialmente tampoco se advierte sobre el terreno ningún aspecto que permita suponer la existencia de estructuras enterradas, de ahí que el mismo haya pasado desapercibido hasta fechas recientes, cuando desde el mar se apreció la presencia de materiales en el perfil desmantelado por el mar. Por su situación y, como veremos, por el tipo de materiales recuperados hemos considerado la posibilidad de que se trate de un posible fondeadero o embarcadero, quizás relacionado con el cercano yacimiento de Punta de Castro, y que habría que asociar a los sistemas de navegación de ámbito reducido (NAVEIRO LÓPEZ, 1991; FERNÁNDEZ OCHOA & MORILLO CERDÁN, 1994), principalmente por que las travesías a larga distancia o navegación de altura precisarían de la presencia de puertos con una envergadura tal que, por lo menos, habrían dejado un registro de entidad claramente superior a la que parece documentarse en Feal da Paula. En este mismo sentido, y siguiendo con las propuestas de determinados autores sobre este mismo tema (NAVEIRO LÓPEZ, 1991: 136), tampoco resulta en absoluto descartable la existencia de una villa a mare en este mismo lugar, que indudablemente tendría asociado un varadero o fondeadero que serviría como medio de comunicación con los restantes enclaves costeros y con la ruta comercial marítima del Cantábrico, totalmente integrada en el dominio naval romano (NAVEIRO LÓPEZ & PÉREZ LOSADA, 1992).

Intervenciones Arqueológicas Los materiales recuperados en este lugar se limitan a la recuperación de piezas llevada a cabo por un particular, M. Miranda Ruiz, quien localizó los restos de este asentamiento, y que con posterioridad procedió a su depósito en el Museo de Prehistoria e Arqueoloxía de Vilalba (Lugo), donde se encuentra esta colección en la actualidad. No se ha desarrollado por tanto ninguna intervención programada en este yacimiento, y tan solo podemos evaluar los resultados de una recuperación de piezas en el corte existente en el acantilado, con todos los problemas que este tipo de colecciones presenta. En todo caso, parece haberse producido una recolección bastante minuciosa del material, principalmente en relación con los restos cerámicos.


Ganadería, caza y animales de companta en la Galicia RDmana: estudio arqueozoológico

Encuadre Crono-cultural La única referencia de carácter crono-cultural con que contamos, como ya hemos indicado, es el material que conforma la colección de Feal da Paula depositada en el citado Museo. Además de los restos óseos, el conjunto arqueológico se completa con un importante volumen de fragmentos cerámicos. Este material cerámico resulta muy homogéneo, correspondiéndose con formas lisas de gran tamaño cuya morfología semeja la de los grandes recipientes tipo dolia. No hemos reconocido mas que este tipo de vasijas, cuya filiación con la cerámica común romana nos parece evidente. Por otra parte, la presencia de estos grandes recipientes en este punto tan próximo al mar es lo que nos ha llevado a considerar que nos encontramos ante un enclave de tipo portuario. La Muestra Ósea Como resulta obvio, no existen otras referencias a la presencia de materiales faunísticos en este yacimiento diferentes a los que vamos a estudiar a continuación. Un primer resultado genérico de su estudio lo hemos presentado en trabajos previos (D0PAZO MARTÍNEZ et alii, 1996; FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 1996), si bien en ningún caso se ha publicado el análisis detallado. A tenor de los materiales asociados y de la escasa información disponible de este asentamiento tan solo podemos señalar una adscripción cronológica amplia de época romana, aparentemente relacionada con un asentamiento de nueva creación durante este periodo. Análisis La muestra analizada se compone de un total de 83 restos, de los que tan solo se han identificado 31, lo que supone aproximadamente un 37.0% del total, dominando claramente por tanto los fragmentos no identificables. Sin embargo, considerando el peso de los mismos, las frecuencias prácticamente se invierten, superando los identificables el 60.0% del total, lo que parece poner de manifiesto el pequeño tamaño de los restos no identificados, y denotando un proceso de recuperación aparentemente poco selectivo, aunque la inexistencia de métodos de cribado siempre introduzca un sesgo desfavorable a las piezas de menores dimensiones.

109

Los taxones identificados en la serie analizada se indican en la Tabla 77. Se trata de un total de cuatro especies de macromamíferos (suponiendo que tanto Ovis como Capra en encuentren representados en el conjunto de ovicaprinos), todas domésticas. El vacuno se va a constituir en el grupo más numeroso, tanto en número de restos, con el 71.0% del total, como en el peso que corresponde a los mismos, con una frecuencia relativa de casi el 85.0%. Las restantes especies, tanto domésticas como silvestres, tan solo aportarán frecuencias muy bajas. Ovicaprinos y suidos parecen reflejar en principio valores similares, puesto que las diferencias favorables a los ovicaprinos en cuanto a número de restos o a suidos en el peso pueden deberse exclusivamente a la pequeña representación que tienen en la muestra analizada, pudiendo alterarse su representación si se dispusiera de un volumen mayor de restos. Desde el punto de vista del origen deposicional de la muestra, todos los restos parecen incluirse en el denominado grupo 1 de Gautier (1987), al que se adscriben los desechos procedentes de los procesos alimenticios.

Bos taurus Ovis / Capra Sus d0111esticus

NR

%

NMI

P

%

22

71.0

2

378

84.7

7

22.6

2

27

6.1

1

41

9.2

2

6.4

31

37.3

Indeterminados

52

62.7

TOTAL

83

Total determinados

446 60.4 293

39.6

739

Tabla 77: Distribución de los restos por especie. Se indica el número de restos (NR), el número mínimo de individuos (NMI) representados y el peso (P) en gr. Así como la frecuencia relativa del NR y del P.

- Bos taurus L. El ganado vacuno es el que presenta las frecuencias más significativas en la muestra analizada, superando significativamente a los otros dos grupos identificados. Son un total de veintidós restos representativos de un mínimo de dos ejemplares (Tabla 78 y Foto 10).


110

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Foto 10: Denticiones de vacuno (Bos tauros), arriba, y de ovicaprinos (Ovis / Capra), abajo, de Feal da Paula.

Neurocráneo Maxilar

+ dientes aislados

Dientes aislados inferiores

1/ 1 3/1 1/ 1

Cóndilo mandibular

2/1

Vértebra cervical Vértebra torácica

2/1 1/ 1

Húmero

1/ 1

Tibia

1/ 1

Calcáneo

3/2

Centrotarsal

1/ 1 1/ 1

Metapodio distal Falange primera Total

5/1 22/2

Tabla 78: Distribución de los restos de Bos taurus por partes del esqueleto (-/ - indica el NR Yel NMI).

Son escasos los datos que podemos deducir a partir de estos elementos, reducidos exclusivamente a la edad de ambas reses que ya habrían alcanzado un estadio de adultos (mayores de 24 meses) en el momento de ser sacrificadas. Una de las mismas, sin embargo, no habría superado los cuatro años, como se pone de manifiesto en la presencia de un fragmento proximal de tibia en la que todavía no se ha fusionado la epífisis. En ningún caso hemos obtenido resultados que nos permitan reconocer ni el sexo ni la talla de los vacunos representados.

- Ovis aries L. / Capra hircus L. El ganado ovicaprino se encuentra representado por un total de siete piezas, conforme se indica en la Tabla 79 (ver también Foto 10). En ninguno de los restos identificados se conservaban los centros de diagnóstico que posibilitan la diferenciación entre ambas especies (Ovis y Capra) a partir del material osteológico. Dientes aislados superiores

2/1

Manchbula + dientes aislados

3/2

Escápula

1/ 1

Fémur

1/ 1

Total

7/2

Tabla 79: Distribución de los restos de Ovis / Capra por partes del esqueleto (- / - indica el NR Yel NMI).

Si bien no contamos con datos acerca del sexo o la talla de ninguno de ambos ejemplares, las piezas documentadas reflejan el sacrificio de adultos, superando los dos ovicaprinos como mínimo los tres años de edad.

- Sus domesticus L. Los suidos tan solo se encuentran representados por dos restos (fabla 80), si bien ya hemos señalado que resulta una muestra extremadamente reducida como para obtener conclusiones absolutas.


Ganaderia, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico Dlna

111

1/ 1

Fémur

1/ 1

Total

2/1

Tabla 80: Distribución de los restos de Sus domesticus por partes del esqueleto (-/- indica el NR Y el NMI).

El único ejemplar representado se incluiría claramente en la cohorte de adultos, superando los tres años de edad, sin que sea factible reconcer su sexo.

Comentario El conjunto óseo del yacimiento litoral de Feal da Paula presenta una serie de problemas inherentes que limitan en exceso la valoración del mismo. En principio no podemos reconocer el tipo de asentamiento a que se encuentra asociado, a pesar de que no quepa duda de su adscripción a época romana y que indudablemente no puede identificarse con un poblado castreño. Por otra parte se trata de una recuperación no asociada a ninguna excavación realizada con una metodología adecuada, por lo que, a pesar de reflejarse una recuperación poco selectiva, siempre se plantea la duda de la representatividad de la muestra y la variación que se habría producido de proceder a una intervención en extensión con la utilización de técnicas de recuperación adecuadas. En referencia a las especies identificadas, todas ellas relacionadas con la actividad alimenticia, destaca claramente el predominio de los bovinos frente a ovicaprinos y suidos, estos últimos con volúmenes muy reducidos.

~A.8.- LUGO

(Lucus AUGUSTI)

Topográficamente la ciudad de Lugo se encuentra ubicada en una plataforma ligeramente inclinada hacia el punto de confluencia de los ríos Miño y Rato (43°18'N / 7°31' W), buscándose por tanto la proximidad de un gran río que facilitase tanto los sistemas de comunicación como el aprovisionamiento de materiales constructivos y productos alimenticios. A ello se une su situación como epicentro de comunicaciones naturales, lo que le confiere un considerable valor estratégico, y la existencia en las proximidades no sólo de abun-

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2

Equidistancia curvas de nivel 25 m.

4

Fig.: 17. Situación de la Ciudad de Lugo.

dante materia prima sino también de terrenos (la denominada Terra Chaj favorables desde una perspectiva agrológica (GONZÁLEZ FERNÁNDEZ & CARREÑO GASCÓN, 1999). La posible existencia en este mismo lugar de un asentamiento prerromano tipo castro previo a la construcción de la ciudad romana, planteado por diferentes autores (por ejemplo LÓPEZ CUEVILLAS, 1953), está totalmente descartada en la actualidad, no sólo por la propia topografía sino especialmente por los resultados de las diferentes intervenciones realizadas en los últimos años en el núcleo urbano. La presencia de numerosos castros en el entorno de la misma es, por el contrario, un


112

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Fig.: 18. Lugo: situación de los solares citados en el texto. 1. Porta de Santiago; 2. Campo Castillo, 21; 3. Batitales; 4. Alameda; 5. Santo Domingo; 6. La Batalla; 7. Armañá.

hecho claramente constatado (GONZÁLEZ FERNÁNDEZ & FERRER SIERRA, 1996). Las últimas investigaciones, basadas fundamentalmente en los testimonios epigráficos, señalan que la fundación de la ciudad debió producirse a fmales del s. 1 a.e. (entre los años 15-13 a.e.) por Paulo Fabio Máximo, quien había acompañado a Augusto hasta Astur/ca. Lo que no se encuentra defmitivamente solucionado es la posible existencia de un antiguo campamento militar en este mismo lugar, aspecto ya subrayado por antiguos investigadores y que más recientemente parece avalado por el descubrimiento de un importante número de monedas de la caetra y de dos cospeles sin acuñar, que se han vinculado a la existencia de una ceca militar itinerante relacionada con las Guerras Cántabras (FERRER SIERRA, 1996).

Esta hipótesis no se ve apoyada por el momento por otros hallazgos arqueológicos, ya sean de tipo arquitectónico o de cultura material. Tan solo una escueta inscripción realizada en un tosco bloque granítico de gran tamaño parece sugerir la presencia de la Legio VI en esta ciudad, una de las legiones que intervinieron en el desarrollo de las Guerras Cántabras, si bien cabe la posibilidad de que se relacione con cualquier trabajo posterior en la ciudad y no necesariamente con momentos previos (RODRÍGUEZ COLMENERO, 1996c). Junto a Bracara y Astunca, Lucus constituirá el tercer vértice del triángulo que Augusto estructura para organizar administrativa y militarmente el extremo noroccidental de la Península, constituyéndose en capitales de los conventos jurídicos y tratando de favorecer la integración de la pobla-


Canaderfa, caza y animales de compañía en la Calicia Romana: estudio arqueozoológico

clan de los núcleos indígenas del entorno. Las estructuras y materiales exhumados correspondientes a estas primeras fases de la ciudad augustea son muy reducidos, reflejo quizás de la escasez de construcciones pétreas datables en este periodo, generalizándose por el contrario a partir de los primeros compases del s. I d.C., momento en que Lucus se convierte en capital del convento jurídico, con las consiguientes necesidades provocadas tanto por los sistemas administrativos como por el lógico flujo migratorio (GONZÁLEZ FERNÁNDEZ & CARREÑO GASCÓN, 1999). A partir de este momento se asiste a un desarrollo progresivo de la trama urbanística, si bien con anterioridad al periodo flavio pocos son los datos con que se cuenta, aunque resulte destacable la implantación de una trama viaria y posiblemente de algunos edificios públicos, entre los que cabe destacar las termas situadas junto al río Miño, edificio que presenta importantes reformas de época bajo imperial (ARIAS VILAS, 1999; GONZÁLEZ FERNÁNDEZ & CARREÑO GASCÓN, 1999). La consolidación de la ciudad alcanza su clímax en época Flavia y momentos posteriores, reestructurándose las infraestructuras precedentes (calles y canalizaciones) y expandiéndose el núcleo urbano a zonas que incluso van a quedar excluidas del futuro recinto amurallado. Se construirán también ahora la mayoría de las casas privadas, si bien las amplias reformas efectuadas en las mismas entre los ss. nI-IV d.C. van a eliminar prácticamente las estructuras previas. En época bajo imperial la ciudad de Lucus parece asistir a un nuevo periodo de actividad urbanística, puesta de manifiesto en las ya señaladas modificaciones constatadas en las edificaciones existentes. Este proceso puede estar en relación con las reformas administrativas de Diocleciano a fmales del s. In, que para el Noroeste peninsular se articulan en torno a la creación de la nueva provincia de la Gallaecia, lo que pudo determinar que Lucus mantuviese su importancia tanto social como económica en un momento en que otras ciudades entran en clara decadencia, como Astun·ca. Esta continuidad puede observarse, por ejemplo, en la construcción de la muralla, realizada en la segunda mitad del s. nI (ARIAS VILAS, 1975; GONZÁLEZ FERNÁNDEZ & CARREÑO GASCÓN, 1999), lo que por otra parte también va

113

a influir de forma tajante en la propia configuración urbanística de la ciudad. Como ya señalamos, y debido a las necesidades de adaptar la muralla a la topografía del lugar, algunas zonas del antiguo núcleo alto imperial quedarán ahora extramuros, en tanto que se integrarán ahora nuevos espacios a la trama urbanística, tratándose en algunos casos de despoblados previos pero también afectando a zonas que con anterioridad presentaban otros usos de carácter sagrado, como algunas necrópolis. El espacio urbano, sin embargo, no parece restringirse con respecto al ocupado durante el Alto Imperio, abarcando una extensión de unas 34 Ha (GONZÁLEZ FERNÁNDEZ & CARREÑO GASCÓN, 1999). Las mejoras en la infraestructura de la ciudad y las remodelaciones y nuevas construcciones se suceden a lo largo de este periodo, si bien claramente mediatizadas por el rígido marco que impone la muralla. En el ámbito privado esta fase de auge se constata gracias a la presencia de productos de lujo con los que se embellecen las domus, como mosaicos (ACUÑA CASTROVIEJO, 1973), pinturas murales y baños (CARREÑO GASCÓN, 1992), que en buena medida están reflejando la presencia de una élite social en la ciudad. El declive de la ciudad se produce durante los s. V y VI d.C., comenzando con la llegada de los pueblos germánicos a la Gallaecia en el 411 d.C. y alcanzando su punto culminante con la entrada de los suevos en Lucus en el año 460, como relata H ydacio. El registro arqueológico sugiere a partir de este momento un abandono continuado de la ciudad con la consiguiente reducción del núcleo habitado (GONZÁLEZ FERNÁNDEZ & CARREÑO GASCÓN, 1999). Las intervenciones arqueológicas en el trazado urbanístico de la ciudad de Lugo presentan su punto de inflexión a partir de 1986, cuando se levantan distintas plazas en el núcleo histórico para la construcción de aparcamientos subterráneos y se descubren estructuras de la ocupación romana a la que se encontraban asociadas grandes volúmenes de restos materiales. N o significa esto que con anterioridad no se produjeran excavaciones, si bien éstas resultaban muy limitadas tanto temporal como espacialmente, lo que restringía el conocimiento de la trama urbana de época romana a la muralla bajo imperial ya retazos de alguna edifica-


114

CARLOS FERNANDEZ RODlÚGUEZ

ción interna. El mayor número de materiales, por otra parte, se centraba de forma especial en los de carácter epigráfico, descubiertos en diferentes puntos de la ciudad sin relación con actuaciones de carácter científico. Desde 1986 los trabajos arqueológicos se han ido incrementando de manera sustancial, realizados básicamente por el denominado Grupo Arqueológico Larouco bajo la dirección del prof. A. Rodríguez Colmenero (1995). En referencia a los materiales faunísticos, una problemática inherente al subsuelo de la ciudad de Lugo se relaciona con la ya comentada naturaleza del material sedimentario y con el fuerte drenaje existente que facilitan la deficiente conservación de estos restos orgánicos. Tan solo determinadas muestras, incluidas en otro tipo de acumulaciones de materiales de carácter básico, presentan un estado de conservación muy bueno, entre los que podemos citar la serie recuperada en las excavaciones de Campo Castillo, integrada en un depósito junto a restos malacológicos y estucos que favorecieron su óptima preservación. El número de muestras óseas relacionadas con la ocupación romana de Lucus que hemos podido analizar ha resultado muy reducido. U na parte de las mismas, algunas recuperadas en obras realizadas con anterioridad a 1986, se encontraba depositada en el Museo Provincial de Lugo, si bien el volumen de restos resulta muy limitado. La de mayor importancia, procedente de la intervención en el solar n° 21 de Campo Castillo, nos fue facilitada por el propio director de la intervención. De otras muestras mucho más significativas por el volumen de materiales que incluían, y que proceden de las grandes intervenciones desarrolladas en la segunda mitad de la década de los ochenta, contamos con un análisis realizado por J. Altuna y K.. Mariezkurrena, al que nos referiremos de manera detallada. N o cabe duda que el número de intervenciones desarrolladas ha sido mucho más numeroso, pero en las mismas el ya comentado material sedimentario había impedido la conservación de los elementos faunísticos. Sirva como ejemplo el citar que entre el amplio volumen de restos óseos que hemos estudiado de la excavación arqueológica efectuada con motivo de las obras de ampliación del Museo Provincial de Lugo (ÁLVAREZ & LÓPEZ, 1993/94) en el antiguo convento de S.

Francisco, ninguno se adscribía con las estructuras de época romana exhumadas, formando todos parte de depósitos de época bajo medieval y moderna, por lo que tampoco serán incluidos en nuestro siguiente estudio. Recientemente se nos ha comunicado de forma personal por parte de alguno de los directores de las intervenciones que en la actualidad se están llevando a cabo en la ciudad, la recuperación de alguna nueva muestra de materiales faunísticos adscrita a las ocupaciones de la ciudad romana. El análisis de las mismas tendrá que ser objeto de proyectos futuros e indudablemente servirá para contrastar las conclusiones que ahora presentamos.

~A.8.1.

Porta de Santiago

Intervenciones Arqueológicas N o conocemos ninguna referencia acerca de la excavación en esta zona de la muralla romana de Lugo, exceptuando únicamente los datos que constan en el Libro de Registro del Museo Provincial de Lugo del momento de ingreso de los materiales. Se trata de una intervención desarrollada en el citado lugar entre Mayo de 1979 y Diciembre de 1983, depositándose el material recuperado en Septiembre de 1984. Encuadre erono-cultural Los materiales asociados a los restos faunísticos incluían un conjunto de piezas cerámicas de factura romana. Al carecer de cualquier otro tipo de referencia que nos permita realizar un encuadre concreto de esta muestra, y teniendo en cuenta la posibilidad de que la documentación de la excavación pueda indicar una atribución diferente a la que vamos a sugerir, no podemos más que plantear una adscripción genérica a época romana. La Muestra Ósea El registro de ingreso indica que se consideró que la totalidad de las piezas se correspondía con restos humanos: "105 fragmentos de osos humanos) de diferentes partes e en diverso estado de conservación". Una primera aproximación a los mismos confirmó que una parte significativa de la muestra se correspondía con lo que parecen evidencias de enterra-


Ganadería, caza y animales de companza en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

mientas en esta zona, otros sin embargo debían asignarse a diferentes especies de macromamíferos. Un informe detallado de los resultados de la analítica fue publicado en un artículo acerca de los fondos faunísticos del Museo Provincial de Lugo (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ & RAMIL REGO, 1995), así como se ha hecho también alguna referencia de los mismos en trabajos genéricos previos sobre los recursos alimenticios de la Galicia romana (por ejemplo, FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 1996).

ósea de cánido doméstico. Este umco resto de perro se incluiría en el grupo tafonómico 3, que agrupa los restos de especies que no han tenido [malidad alimenticia. NR Bos fallrlls

8

%

NMI

P

%

53.2

2

652

81.0

Ovis / Capra

1

6.7

1

12

1.5

S liS domesticlIs

3

20.0

1

37

4.6

Canis familiaris

1

6.7

1

8

1.0

Cervlls elaphlls

1

6.7

1

83

10.3

1

13

1.6

Capreollls capreollls

Análisis Como puede apreciarse en la Tabla 81, la serie analizada se compone de tan solo veintiún restos, una muestra demasiado exigua como para poder plantear cualquier hipótesis mínimamente fiable. De estos se han identificado quince, que en relación con el peso de los mismos suponen más del 94.0% del total de la serie. Las piezas no identificadas se corresponden con pequeños fragmentos de diáfisis. N o cabe duda que se ha producido una selección del material, es más, podemos casi asegurar que los restos óseos de macromamíferos se recuperaron considerando que se trataba de partes del esqueleto humano. Este hecho, unido al ya comentado escaso volumen de material, no hace más que restar representatividad a esta muestra. El análisis ha deparado la identificación de un total de seis especies (en el grupo de los ovicaprinos tan solo puede estar representado uno de ambos taxones), correspondiéndose con cuatro domésticas y dos salvajes. El predominio, tanto en número de restos como en peso, pertenece al ganado vacuno, estando las demás especies representadas por valores mínimos, entre los que destaca mínimamente el correspondiente a los suidos. Tan solo los cánidos domésticos señalan la existencia en el depósito de animales sin importancia alimenticia, aunque su aparición en este lugar no puede ser correctamente evaluada, al no contar con información que nos permita reconocer el motivo de la acumulación de desechos en esta zona. La mayoría de los restos identificados se adscriben al grupo 1 de la propuesta tafonómica de Gautier (1987), en el que se incluyen los desechos procedentes de los procesos alimenticios. De este grupo debemos excluir exclusivamente la pieza

115

Total determinados Indeterminados TOTAL

1

6.7

15

71.4

6

28.6

21

805 94.3 49

5.7

854

Tabla 81: Distribución de los restos por especie. Se indica el número de restos (NR), el número núnimo de individuos (NMI) representados y el peso (P) en gr. Así como la frecuencia relativa del NR y del P.

- Bos taurus L. Como ya señalamos, el ganado vacuno se constituye como el más abundante en la muestra, con un total de ocho restos representativos de dos ejemplares. Las partes del esqueleto identificadas se señalan en la Tabla 82. Clavija / Cuerna

1/ 1

Vértebra torácica

1/ 1

Húmero

1/ 1

Fémur

2/2

Falange primera

1/ 1

Falange segunda

1/ 1

Falange tercera

1/ 1

Total

8/2

Tabla 82: Distribución de los restos de Bos fallrtls por partes del esqueleto (-/- indica el NR Y el NMI).

Los estadios de fusión de las epífisis de los huesos largos indican el sacrificio de vacunos adultos, de los cuales uno no habría alcanzado los tres años de edad, en tanto que el otro superaría claramente este límite. En ningún caso ha sido factible reconocer el sexo o calcular la talla de ninguno de ambos ejemplares.

- Ovis aries L. / Capra hircus L. Tan solo un resto indica la presencia de este grupo, si bien no ha sido factible identificar la especie concreta a la que pertenece (Tabla 83).


116

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Metatarso

1/ 1

Metacarpo

1/ 1

Total

1/1

Total

1/1

Tabla 83: Distribución de los restos de Ovis / Capra por partes del esqueleto (-/ - indica el NR Y el NMI).

Esta pieza no permite tampoco reconocer ni el sexo ni la talla de este ovicaprino, e incluso su edad no resulta fácilmente precisable, aunque parece proceder de un ejemplar adulto.

- Sus domesticus L. Los suidos se encuentran representados por tres restos, uno de los cuales se identifica con un molariforme inferior (Tabla 84). Dientes aislados inferiores

1/ 1

Dlna

1/ 1

Tibia

1/ 1

Total

3/1

Tabla 84: Distribución de los restos de Sus domesticus por partes del esqueleto (-/ - indica el NR y el NMI).

El único ejemplar constatado por estos restos parece haber alcanzado la edad adulta en el momento de su sacrificio, si bien nada más podemos apuntar acerca del mismo, al encontrarse los restos fuertemente fragmentados.

- Canis familiaris L. Un fragmento distal de radio permite reconocer la presencia de un cánido, el principal animal de compañía en época romana (Tabla 85). Radio

1/ 1

Total

1/1

Tabla 85: Distribución de los restos de Cal1is familiaris por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

Este cánido se incluiría claramente en la cohorte de adultos en el momento de su muerte. Ningún dato más podemos indicar acerca del mismo.

- Cervus elaphus L. El ciervo se encuentra representado en la muestra analizada por un metacarpo completo (Tabla 86) lo que al menos sirve para reconocer el desarrollo de prácticas cinegéticas en el entorno de la ciudad.

Tabla 86: Distribución de los restos de Cervus elaphus por partes del esqueleto (-/- indica el NR Y el NMI).

El ejemplar constatado es representativo de un ciervo abatido en edad adulta (mayor de dos años), sin que resulte factible indicar ningún otro dato acerca del mismo.

- Capreolus capreolus L. Al igual que para los ciervos, la presencia de corzo se ha documentado gracias a un fragmento de diáfisis de metatarso (Tabla 87). Metatarso

1/ 1

Total

1/1

Tabla 87: Distribución de los restos de Capreolus capreolus por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

Ambos cérvidos, tanto el corzo como el ciervo tan solo nos permiten sugerir el desarrollo de un~ importante actividad cinegética, posiblemente reflejando más una práctica de tipo lúdico que la búsqueda de productos cárnicos necesarios para satisfacer la demanda alimenticia. Comentario Como ya señalamos al principio de este análisis, la muestra plantea una serie de problemas (tamaño y métodos de recuperación principalmente) que nos lleva a considerar que la serie analizada no resulta en absoluto representativa del depósito faunístico originario, lo que impide obtener conclusiones de ningún tipo mínimamente fiables. El mayor volumen de restos parece asociarse con la deposición de desechos procedentes de las actividades alimenticias, que parece dominada por la carne de vacuno, aunque ovicaprinos y suidos también se encuentran representados. El aporte cárnico se complementa, como mínimo, mediante los resultados de una actividad cinegética que muy posiblemente está reflejando algo más que una simple búsqueda de alimentos, y que habría que asociar con el desarrollo de una serie de prácticas de tipo lúdico relacionadas con las clases sociales más influyentes.


Ganaderia, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

117 Foto 11: Fragmento de manchbula y dientes de Equus caba//us (Campo Castillo, 21 - Lugo).

Por último señalar la presencia de especies sin interés alimenticio, como sucede en esta ocasión con el perro, cuya importancia como animal de compañía es de sobras conocida en el ámbito romano, y en mayor medida en relación con los núcleos urbanos como es el caso de la ciudad de Lucus.

V.A.S.2. Campo Castillo, 21 Intervenciones Arqueológicas La excavación en este solar se desarrolló durante parte de los meses de junio y julio de 1994. La superficie afectada por los trabajos de construcción de un nuevo edificio era aproximadamente de unos 250 m 2 , si bien el área intervenida se redujo considerablemente por la irregularidad del mismo y por los necesarios márgenes de seguridad perimetral (GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, 1996). Encuadre Crono-cultural Los resultados de la intervención pusieron de manifiesto la existencia de una serie de niveles medievales y modernos, bajo lo cuales se situaban los registros correspondientes a época romana,

reconociéndose estructuras asociadas a dos momentos ocupacionales bien diferenciados (GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, 1996). La primera fase de ocupación se adscribe a época alto imperial, y está representada por una serie de muros, bastante afectados en algunas zonas por las construcciones posteriores, y un escaso volumen de materiales cerámicos asociados. Con posterioridad estas estructuras van a ser colmatadas por un potente depósito de escombros (de unos 60 cm de espesor) entre los que se incluían los restos faunísticos que serán objeto de análisis. Sobre el mismo se construyó la muralla, durante el último cuarto del s. III d.C., lo que viene a reflejar una reducción del perímetro urbano previo en esta zona. Intra muros, y dejando un espacio vacío de unos tres metros de anchura a modo de intervallum, se localizarían las edificaciones contemporáneas a la muralla, asociadas a un suelo de opus signinum, fuertemente alteradas por las construcciones de época moderna. El material arqueológico recuperado en el relleno, que presenta el mayor grado de interés para nosotros al incluir los restos faunísticos estudiados, se caracteriza por la presencia de formas de cerámica sigillata identificadas con producciones tanto


118

CARLOS FERNÁNDEZ RODIÚGUEZ

de época alto como bajo imperial. Esta indefmición no permite establecer una fecha concreta para la realización del relleno, aunque en todo caso se produciría entre el abandono de las construcciones alto imperiales y la construcción de la muralla a fmales del s. III d.C., aunque los materiales utilizados en el mismo pueden corresponderse con desechos de momentos anteriores. En consecuencia, y ante la poca defmición del registro, asociaremos la serie ósea a un periodo genérico de época Romana, teniendo presente que en todo caso para el depósito disponemos de una fecha ante quem de fmales del s. III d. C. indicada por la construcción de la muralla. La Muestra Ósea De la muestra analizada no consta más que alguna referencia a las piezas trabajadas existentes en la misma (GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, 1996), aunque en ningún momento han sido publicadas. En lo que respecta a los macromamíferos, hemos hecho una mención genérica a los resultados obtenidos en trabajos anteriores (D0PAZO MARTÍNEZ et alii, 1996; FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 1996), si bien no se había publicado el análisis detallado de los mismos. Además de los restos de macromamíferos la muestra incluía un importante conjunto de malacafauna, estudiada por C. Rodríguez López del Departamento de Historia I de la Universidade de Santiago. A pesar de no conocer los resultados concretos de este análisis, la muestra se encontraba dominada por las ostras (Ostrea edulis). Por otra parte también se reconoció la presencia de algunos restos de peces, los primeros documentados en el registro de época romana de la ciudad de Lugo. Desafortunadamente estas piezas no pudieron ser determinadas a nivel específico (estudio realizado por C. Ferré del Departamento de Bioloxía Animal de la Universidade de Santiago), al corresponderse exclusivamente con espinas. Análisis La muestra analizada (Tabla 88) consta de algo más de 200 restos, de los que se han podido identificar más de 140, lo que supone casi el 66.0% del total. En relación con el peso de estas mismas piezas, los identificados incrementan hasta casi el

90.0%, lo que parece sugerir una selección del material durante la fase de excavación. Por el contrario, el examen de la muestra desmiente en principio esta apreciación. La presencia de restos de pequeñas dimensiones, entre los que se incluyen varios de feto, las referidas espinas de pescado e incluso una tibia de micromamífero (no identificable a nivel específico), indica un proceso de recuperación minucioso, aunque no se haya utilizado ningún sistema de cribado que indudablemente habría asegurado la completa representatividad de la muestra. De todos modos, tampoco conocemos si pudo haberse realizado una selección que favoreciese a los restos que se consideraron identificables, aunque el director de la intervención arqueológica nos informó que ésta no se había producido. En total se han identificado un total de nueve especies de macromamíferos, de las que cinco son domésticas (aceptando la posibilidad de que tanto avis como Capra se encuentren representadas en el grupo de los ovicaprinos) y cuatro silvestres. Asimismo se ha reconocido la existencia de un ave doméstica y la posibilidad de otras dos silvestres (ambas perdices). El mayor volumen de restos, con un porcentaje de más del 46.0%, se asocia al vacuno, cuyo predominio se hace aún más relevante en relación con el peso de los restos, representativo de casi el 84.0% de la biomasa total, limitando por tanto de forma significativa la aportación de las restantes especies con fmalidad alimenticia. Entre éstas destacan los suidos y las gallinas domésticas, si bien a los primeros corresponderá, lógicamente, el mayor aporte cárnico. Los ovicaprinos se encuentran mínimamente representados, sugiriendo una importancia mínima entre los componentes de la dieta cárnica. Otras especies silvestres también van a estar representadas, si bien de forma mínima. De ciervos, jabalíes y conejos tan solo podemos señalar su presencia, siendo las liebres y las perdices las que denotan una mayor importancia, aunque su aporte cárnico real sea muy limitado. Tan solo una mandíbula de caballo representa las especies sin importancia alimenticia, aun cuando su presencia debió ser sin duda muy importante entre los animales domésticos del Lucus romano.


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

Desde la perspectiva del origen tafonómico de los restos que conforman la muestra, la mayoría de los identificados se adscriben al grupo 1 definido por Gautier (1987), en el que se incluyen los desechos procedentes de los procesos alimenticios, aspecto bien constatado por las marcas de carnicería documentadas en un número relativamente amplio de piezas. De este grupo debemos excluir tanto los restos de équidos como una serie de piezas trabajadas. Al grupo 2, en el que se integran los materiales relacionados con la manufactura de objetos en materias duras de origen animal (GAUTIER, 1987), corresponden un pequeño conjunto de objetos ya acabados y de piezas de desbastado que examinaremos con detalle en el apartado correspondiente. Por otra parte, un importante número de piezas de vacuno y la única constatada de ciervo presentan procesos de serrado que indican el aprovechamiento de las zonas de diáfisis en la manufactura de objetos en esta materia prima. De todos modos, hemos tenido en cuenta estos restos en la elaboración de la Tabla 87, al considerar que seguramente se ha producido un aprovechamiento previo de la carne de estos ejemplares, como también parecen señalar algunas marcas de despiece y descarne constatadas en alguna de estas piezas. Los restos de esqueletos animales que no han sido objeto de consumo alimenticio se incluyen en el grupo tafonómico 3, que en este yacimiento están representados exclusivamente por las piezas de caballo (Equus caba//us). NR Equus cabal/us Bos taurtls

NMI

P

%

5

3.6

1

326

10.0

65

46.1

7

2731

83.6 0.5

%

Ovis / Capra

6

4.3

2

16

Sus domesticus

27

19.1

5

121

3.7

Cal/us gallus

25

17.7

5

31

0.9 0.7

Cervus elaphus

1

0.7

1

23

Sus scrrfa

1

0.7

1

4

0.1

Lepus capensis

6

4.3

2

10

0.3

Oryctolagus cuniculus

1

0.7

1

1

Perdix / Alectoris

4

2.8

1

2

Total deterDÚnados 141

65.6

Indeterminados

34.4

TOTAL

74

215

3265 89.0 405

11.0

3670

Tabla 88: Distribución de los restos por especie. Se indica el número de restos (NR), el número mínimo de individuos (Nl\1I) representados y el peso (P) en gr. Así como la frecuencia relativa del NR Ydel P.

119

- Equus caballus L. La presencia de caballo ha quedado reflejada exclusivamente por un fragmento de mandíbula que conserva los incisivos y varios molariformes aislados procedentes del mismo ejemplar (Tabla 89 y Foto 11). Mandíbula

+ dientes

Total

aislados

5/ 1

5/1

Tabla 89: Distribución de los restos de Equus cabal/us por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

El desgaste de la superficie oclusiva de estas piezas dentales nos indican que el ejemplar de procedencia ya había alcanzado la edad adulta en el momento de su muerte (superando los 42 meses de forma clara). La presencia de esta mandlbula en esta zona debe responder al ya señalado proceso de relleno que seguramente produciría la remoción de materiales de otras áreas de vertido primario, donde se pudo haber producido la deposición completa de los ejemplares de especies sin importancia alimenticia.

- Bos taurus L. El ganado vacuno se presenta como claramente dominante en la muestra analizada, acentuándose su predominio en relación con el peso que sus restos representan. Las partes del esqueleto identificadas, indicando la presencia de un mínimo de siete ejemplares, se señalan en la Tabla 90. La distribución de los distintos elementos esqueletales aparece claramente dominada por los metapodios, si bien este hecho está poniendo de manifiesto la presencia de una serie de piezas relacionadas con los procesos de manufacturado de objetos en esta materia prima. Se refleja por tanto que entre los materiales utilizados como relleno se incluía un importante grupo vinculado a los procesos de vertido de desechos de estos talleres artesanales. Otros restos se asocian directamente con los sistemas alimenticios de los habitantes de la ciudad (Foto 12), constatándose un importante volumen de piezas con marcas de carnicería. Por otra parte también contamos con algunas marcas relacionadas con los procesos de carroñeo de los cánidos, por lo que no resulta improbable que la deposición previa de estos desechos se produjera en un área de


120

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Foto 12: Restos de vacuno (Bos taurus) de Campo Castillo, 21 (Lugo)

vertidos diferente, donde habría tenido lugar el carroñeo de los huesos. Clavija / Cuerna Neurocráneo Dientes aislados superiores Mandtbula + dientes aislados Atlas Vértebra torácica Vértebra lumbar Vértebra caudal Costilla Escápula Húmero Radio Dlna Carpales Metacarpo Pelvis Fémur Patela Tibia Metatarso Falange primera Falange segunda Falange tercera Total

1/ 1 1/ 1 1/ 1 3/ 1 3/2 3/2 5/1 1/ 1 2/1 1/ 1 5/3 2/2 2/2 1/ 1 11 /6 3/2 1/ 1 1/ 1 2/1 8/3

4/2 3/1 1/ 1 65/7

Tabla 90: Distribución de los restos de Bos taurus por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

En total se refleja la presencia de siete ejemplares diferentes, de los que seis resultan claramente adultos y tan solo uno, representado exclusiva-

mente por una falange primera, no estaría todavía incluido en esta cohorte, tratándose de un bovino subadulto (Tabla 91). Adulto

Subadulto

Juvenil

Infantil

Atribución

>24m

6-24m

2-6m

O-2m

ROMANO

6

Tabla 91: Edad de los ejemplares de Bos taurus.

El grado de fragmentación de los restos de vacuno y la inexistencia de determinados elementos ha impedido obtener información acerca del sexo y/o la talla de los ejemplares de esta especie.

- Ovis aries L. / Capra hircus L. El ganado ovicaprino va a ocupar el último lugar en importancia entre las especies domésticas con importancia alimenticia. Tan solo se han identificado seis restos (Tabla 92), representativos de dos ejemplares. En ningún caso ha resultado factible llevar a cabo la determinación específica de una de ambas especies (Ovis y/o Capra) a partir de las piezas presentes. O/C Vértebra lumbar

4/1

Costilla

1/ 1

Metatarso

1/ 1

Total

6/2

Tabla 92: Distribución de los restos de Ovis / Capra por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

121 Foto 13: Restos de suido (Sus domesticus) de Campo Castillo, 21 (Lugo).

Ninguno de los restos, debido al grado de fragmentación presente, nos ha permitido obtener datos acerca del sexo o la talla de estos ovicaprinos. En referencia a los grupos de edad representados, se constata la presencia de un ejemplar adulto y de otro que se encuentra en ellírnite entre infantiles y juveniles (Tabla 93), lo que en principio debemos entender como un claro indicio de que parte de esta cabaña tenía una finalidad estrictamente alimenticia, destinándose incluso ejemplares que económicamente no resultaría rentable sacrificar por su pequeño volumen cárnico, hecho que parece explicable en este contexto con la existencia de determinadas clases sociales que sin duda favorecieron estos aspectos que sugieren un proceso alimenticio de ¡~jo. Adulto Subadulto Juvenil Infantil

tn1nl0 sobre los ovicaprinos es manifiesto. Las partes del esqueleto identificadas son las indicadas en la Tabla 94, representativas de un mínimo de cinco ejemplares (Foto 13).

Maxilar + dientes aislados

3/2

Mandíbula + dientes aislados

2/1

Cóndilo mandibular

1/ 1

Vértebra cervical

2/1

Vértebra caudal

1/ 1

Costilla

5/ 1

Escápula

1/ 1

Húmero

1/ 1

Radio

3/3

Ulna

1/ 1

Tibia

1/ 1

Astrágalo

1/ 1

Metatarso IV

2/2

Atribución

Especie > 18 m 6 - 18 m 2 - 6 m O- 2 m

Metatarso V

1/ 1

ROMANO

o/e

Falange primera

2/2

Tabla 93: Edad de los ejemplares de Ovis / Capra. - SUS

domesticus L.

Tras el vacuno, los suidos domésticos se presentan como la especie más abundante, así como también la que más carne va a aportar a la dieta entre las de interés alimenticio. Su predo-

Total

27/5

Tabla 94: Distribución de los restos de Sus domesticus por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

La representatividad de las diferentes partes del esqueleto no indica nada destacable, presentándose una distribución bastante homogénea.


122

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Foto 14: Restos de aves de Campo Castillo, 21 (Lugo).

Los cinco ejemplares identificados se corresponden con suidos adscritos a cohortes de edad totalmente divergentes. Por una parte contamos con dos individuos adultos, en tanto que otros tres reflejan el sacrificio de infantiles (Tabla 95), cuya fmalidad alimenticia se pone de manifiesto por la presencia de marcas de carnicería en el húmero de uno de estos lechones. De nuevo el sacrificio de infantiles parece reflejar una demanda de carne que supone la utilización de ejemplares que no habrían alcanzado el mínimo de biomasa que los convertiría en económicamente rentables, exceptuando el destino hacia unas determinadas clases sociales dispuestas a satisfacer un elevado precio por disfrutar de su consumo. Adulto

Subadulto

Juvenil

Infantil

Atribución

> 21 m

12 - 21 m

3 - 12 m

O- 3 m

ROMANO

2

3

Tabla 95: Edad de los ejemplares de Sus domesticus.

La distribución por sexos no refleja ninguna característica en especial. Los dos ejemplares adultos se identifican con un macho y una hembra, en tanto que uno de los infantiles también era un macho, como se deduce de la presencia de un canino deciduo (Tabla 96).

Atribución

M

BAJO IMPERIAL

2

H

Indet. 2

Tabla 96: Distribución por sexos de los ejemplares de Sus domesticus: macho (M), hembra (H).

Tan solo dos restos nos han permitido calcular la altura en la cruz de dos de estos ejemplares (fabla 97), ambos adultos, para lo que hemos utilizado los factores establecidos por Teichert (1969) para esta especie. Los valores obtenidos indican unas alturas que varían entre los 63 y los 74 cm aproximadamente. Atrib.

Hueso

LM (mm)

ROM

Astrágalo

34.9

17.9

62.5

ROM

Metatarso IV

83.3

8.84

73.6

Factor HCruz(cm)

Tabla 97: Altura en la cruz de ejemplares de Sus domesticus.

- Gallus gallus L. Las gallináceas domésticas, como viene siendo habitual en las muestras de asentamientos romanizados, se han constatado en la muestra de este solar, alcanzando en este caso una frecuencia en número de restos muy significativa, superando claramente a los ovicaprinos y situándose casi parejos a los suidos. Los veinticinco restos identificados indican la presencia de un mínimo de cinco ejemplares (fabla 98 y Foto 14).


Ganadería, caza y anima/es de compañía en /a Ga/icia Romana: estudio arqueozoo/ógico Clavícula

muestra por tan solo un fragmento proximal de ulna (Tabla 101).

4/2

Escápula

1/ 1

Húmero

1/ 1

123

Radio

3/2

Vlna

1/ 1

Vlna

2/2

Total

1/1

Coracoides

2/1

Carpometacarpo

1/ 1

Tibiotarso

5/4

Fíbula

1/ 1

Tarsometatarso

5/4

Total

Tabla 101: Distribución de los restos de Sus scrrifa por partes del esqueleto (-/- indica el NR Y el NMI).

25/5

Tabla 98: Distribución de los restos de Ca/hlS gal/us por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

La determinación de cinco ejemplares se establece en base a la presencia de al menos cuatro adultos y un infantil, este último constatado exclusivamente por un tarsometatarso. En relación con el sexo de estas gallináceas ha sido posible reconocer dos hembras y un macho, a partir del dimorfismo observable en los tarsometatarsos de esta especie (Tabla 99). Atribución

BAJO IMPERIAL

M

H

Indet.

2

2

Tabla 99: Distribución por sexos de los ejemplares de Cal/us gal/us: macho (M), hembra (H).

- Cervus elaphus L. El único resto de ciervo identificado es un fragmento distal de metacarpo (Tabla 100 y Foto 16) que en principio debemos relacionar con el resultado de las prácticas cinegéticas desarrolladas en el entorno de la ciudad. Metacarpo

1/ 1

Total

1/1

Tabla 100: Distribución de los restos de Cervus e/aphus por partes del esqueleto (-/ - indica el NR Yel NMI).

Tras el lógico aprovechamiento alimenticio que se efectuaría sobre estos cérvidos, también se constata en esta pieza un proceso de serrado que evidencia el empleo de la diáfisis como materia prima para la elaboración de útiles.

- Sus seroJa L. Otra especie procedente de las actividades cinegéticas es el jabalí, representado en esta

Su presencia viene a indicar nuevamente la importancia de unas actividades cinegéticas enfocadas hacia un amplio espectro de especies, incluyendo las que su captura supone un riesgo extremo, como ésta. Con seguridad podemos considerar que su carne también sería incluida entre los componentes de la dieta cárnica.

- Lepus eapensis L. La liebre parece haber tenido una importancia significativa en los sistemas alimenticios de Lucus, como se pone de manifiesto en la presencia de un volumen de restos que la convierten en la mejor representada de las silvestres (Tabla 102 y Foto 15). Costilla

1/ 1

Fémur

1/ 1

Tibia

1/ 1

Metatarso IJI

2/1

Metatarso V

1/ 1

Total

6/2

Tabla 102: Distribución de los restos de Lepus capensis por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

La identificación de dos ejemplares de liebre se basa en la existencia de un individuo que no había alcanzado la edad adulta, identificado exclusivamente por el fragmento proximal de tibia presente en la muestra, en la que todavía no se había fusionado la epífisis. El suministro de esta especie para satisfacer la demanda que de la misma podía realizar la sociedad romana lucense pudo haberse satisfecho mediante diferentes prácticas cinegéticas, ya fuera de tipo presencial o bien con la utilización de trampas. Por otra parte no sería en absoluto extraña la existencia de auténticas granjas (leporaria) donde se criarían en cautividad los lagomorfas con destino a las mesas de este gran centro urbano.


124

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Foto 15: Restos de lagomorfos (Lepus y Oryctolagus) de Campo Castillo, 21 (Lugo).

Foto 16: Fragmentos proximales y distales de metacarpos serrados (Bos taurus, excepto el superior derecho, de Cervus). Desechos de materia prima ósea. Campo Castillo, 21 (Lugo).

- Oryctolagus cuniculus L. El conejo en principio parece presentar unos valores más limitados, estando reflejado exclusivamente por un único fragmento proximal de fémur (Tabla 103 y Foto 15). Fémur

1/ 1

Total

1/1

Tabla 103: Distribución de los restos de Oryctolagus cuniculus por partes del esqueleto (-/ - indica el NR Yel NMI).

Los métodos para abastecerse de este pequeño lagomorfo responderían en principio a los mismos sistemas indicados para las liebres, si bien parece menos probable la realización de una práctica cinegética de carácter presencial enfocada hacia esta pequeña especie de carácter huidizo. Por el contrario, hay que tener también presente el posible empleo de hurones (Mustela furo), que se utilizarían como sistema para lograr que estos pequeños lagomorfas abandonasen sus madrigueras subterráneas.


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galida Romana: estudio arqueozoológico

125 Foto 17: Industria ósea (Acus cn'nalis y piezas de fabricación intermedias) de Campo Castillo, 21 (Lugo) ,

- Perdix perdix L. / Alectoris rufa L. La presencia de perdices ha sido constatada en esta muestra ósea de la ciudad de Lugo, aunque no hemos podido constatar si tan solo se trata de una especie o por el contrario se encuentran representadas ambas (la perdiz común y la perdiz roja). Se trata de un total de cuatro restos (Tabla 104 Y Foto 14) representativos como mínimo de un ejemplar. Escápula

1/ 1

Radio

2/1

Tibiotarso

1/ 1

Total

4/1

Tabla 104: Distribución de los restos de Pcrdix / Alcctoris por partes del esqueleto (-/- indica el NR Y el NMI).

La presencia de perdices parece poner de relieve la importancia de la explotación de amplio espectro de los recursos faunísticos existentes en el entorno de la ciudad, con el fm de satisfacer una demanda alimenticia que parece muy variada, exigente y hasta exquisita. Industria Ósea Los materiales que reflejan los procesos de fabricación de manufacturas óseas se van a encuadrar en dos grupos bien diferenciados. Por una parte se encuentran los típicos desechos de las diferentes fases de fabricación de estos objetos, de los que hemos constatado las siguientes piezas:

- Dos fragmentos proximales de metacarpo de Bos taurus serrados transversalmente en la diáfisis (Foto 16). - Nueve fragmentos distales de metacarpo de Bos taurus serrados transversalmente en la diáfisis (Foto 16). - Tres fragmentos distales de metatarso de Bos taurus serrados transversalmente en la diáfisis. - Fragmento distal de radio y ulna de Bos taurus serrado transversalmente en la diáfisis. - Fragmento mesial de diáfisis de ulna de Bos taurus, de 98.0 mm de longitud máxima, serrado transversalmente en ambos extremos. - Fragmento distal de metacarpo de Cervus elaphus serrado transversalmente en la diáfisis (Foto 16). - Esquirla de hueso de 67.5 mm de longitud que presenta una sección trapezoidal. Su grosor disminuye longitudinalmente, y en un extremo adopta una forma apuntada-redondeada. Parece tratarse de un esbozo de un alfiler (acus) o bien de un desecho descartado a causa de sus pequeñas dimensiones (Foto 17). Otro conjunto de piezas, por otra parte, se identifica con objetos totalmente elaborados. Todos ellos se adscriben al grupo de alfileres para el pelo (acus crinalis), y según la tipología de Avila Franca (1968) se incluirían en su grupo A, que engloba los denominados "A!finetes simples", variendo en la morfología de sus cabezas, si bien todas son lisas (Foto 17):


126

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

- N° 207: Alfller para el pelo (Acus crinalis) de cabeza en forma de ''paralelipípedo chatifrado" (AVILA FRANCA, 1968: 69) o triángulos contrapuestos. Longitud conservada: 54.9 mm (roto en el fuste). Cabeza:Altura máxima: 6.1 mm. Diámetro máximo: 6.0 mm. - N° inv. 208: Alfller para el pelo (Acus crinalis) de cabeza de cono con base en tronco de cono. Longitud conservada: 83.8 mm (punta rota). Cabeza:Altura máxima: 2.8 mm. Diámetro máximo: 5.6 mm. - N° inv. 209: Fragmento de fuste circular, posiblemente procedente de un alfller para el pelo (Acus crinalis). Longitud conservada: 40.5 mm. - N° inv. 436: Alfiler para el pelo (Acus crinalis) de cabeza de cono que se asienta directamente sobre el fuste. Longitud total: 61.9 mm. Cabeza:Altura máxima: 3.2 mm. Diámetro máximo: 6.5 mm. - N° 437: Alfiler para el pelo (Acus crinalis) de cabeza bicónica. Longitud conservada: 67.1 mm (roto en el fuste). Cabeza:Altura máxima: 4.7 mm. Diámetro máximo: 5.7 mm. - N° inv. 438: Alfller para el pelo (Acus crinalis) de cabeza de cono con base en tronco de cono. Longitud conservada: 81.0 mm (punta rota). Cabeza:Altura máxima: 5.7 mm. Diámetro máximo: 7.3 mm. - N° 439: Alfller para el pelo (Acus crinalis) de cabeza bicónica. Longitud conservada: 29.7 mm (roto en la parte superior del fuste). Cabeza:Altura máxima: 5.2 mm. Diámetro máximo: 5.8 mm.

Comentario La muestra ósea recuperada en este solar de la plaza Campo Castillo de Lugo procede en su totalidad de una capa de relleno con la que se cubrieron los restos de diversas edificaciones de época alto imperial para levantar la muralla y otras nuevas construcciones de carácter doméstico. Los restos

faunísticos sugieren un origen diverso, dominando los procedentes de los sistemas alimenticios. Cabe destacar también el importante número de piezas que reflejan los procesos de manufacturas de objetos en materias duras animales, en este caso relacionados más concretamente con la elaboración de agujas para el pelo (acus crinalis). Esto ha permitido también confirmar un aspecto económico de la ciudad de Lucus que hasta el momento se podía haber dado por supuesto pero no se tenían datos que lo avalaran, y es la existencia de talleres locales de fabricación de objetos en estos materiales y que cubrirían, al menos parcialmente, la demanda de estos productos por los habitantes de esta ciudad. Los sistemas subsistenciales que podemos deducir del análisis de esta serie parecen indicar que existe un claro predominio en el aprovechamiento de la carne de vacuno, siendo los suidos domésticos los que primordialmente complementarían la dieta cárnica, identificándose también un alto número de cochinillos. Los ovicaprinos, que podríamos considerar que participarían también con un volumen significativo, no se encuentran más que mínimamente representados, sugiriendo que su carne no fue muy apreciada en este tipo de contextos sociales. Frente a esto, las gallináceas domésticas alcanzan volúmenes que podemos considerar importantes, subrayando la importancia que las mismas debieron tener en este momento. A pesar de las bajas frecuencias constatadas, el aprovechamiento de las especies silvestres del entorno ha quedado reflejado en esta muestra. La caza de tipo presencial, posiblemente como una actividad lúdica o de prestigio, respondería de la presencia de ciervos y jabalíes, en tanto que la captura de perdices podría haberse efectuado mediante técnicas de trampeo. Los lagomorfos pueden haberse obtenido de diversas formas, si bien la significativa frecuencia que alcanzan, principalmente en lo que respecta a las liebres, puede llevarnos a presuponer la lógica presencia de espacios cerrados (leporaria) donde se criarían en cautividad estas especies con el fm de satisfacer la demanda de los mercados urbanos. Por otra parte no podemos descartar las prácticas cinegéticas, sean presenciales, mediante trampeo o bien con el empleo de hurones.


Ganaderia, caza y animales de compatua en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

Sin importancia alimenticia tan solo se ha determinado un équido, especie que indudablemente tendría una importancia mayor de la reflejada en esta serie, si bien su nulo interés alimenticio descarta en principio su deposición en vertederos intra muros, optándose más seguramente por su deposición en áreas exteriores, con la consiguiente dificultad de su hallazgo en las intervenciones arqueológicas que suelen desarrollarse en relación con la presencia de estructuras arquitectónicas.

~A.8.3.

Lucus: otras referencias faunísticas

De otros registros arqueológicos de esta ciudad contamos con referencias a la recuperación de materiales faunísticos, algunos de restos de malacofauna (por ejemplo, VÁZQUEZ VARELA, 1996), pero también de macromamíferos. Entre estos últimos se incluyen algunos materiales depositados en el Museo Provincial de Lugo, que tanto por la práctica inexistencia de referencias asociadas como por la pequeña entidad de las muestras no hemos creído adecuado presentarlos de modo tan detallado como en los casos precedentes. Por otra parte, y con una importancia mucho más significativa, se cuenta con las series analizadas por J. Altuna y K.. Mariezkurrena, procedentes de intervenciones desarrolladas durante los años ochenta. De sus resultados recogeremos ahora de forma resumida aquellos datos que sin duda resultan de interés para nuestro trabajo, pudiendo consultarse todos la información original en la publicación de estos autores (ALTUNA & MARIEZK.URRENA, 1996). 1. Batitales Como ya indicamos en el Capítulo II, a mediados del s. XIX se produjo en la calle Batitales el hallazgo de un importante nivel ocupacional de época romana en el que destacó la presencia de un importante mosaico. Pero en los informes publicados se recoge también la existencia de numerosos restos faunísticos que, como ya vimos, sirvieron para plantear hipótesis cuando menos pintorescas: "se ha descubierto gran cantidad de huesos en diferentes estados de petrzjicación, hasta la máspeifecta, que parecen proceder (confesamos nuestra absoluta ignorancia de la anatomía comparada) de individuos jóvenes de la raza

127

bovina otros de la del Cerdo óJavalí, colmillos de una ú otra familia,y algunas astas de Corza ó Cierva" (ARMESTO & ARNAO, 1888b: 251). De estos materiales no nos han llegado más que los depositados en el Museo Provincial de Lugo en noviembre de 1950 por los herederos de Enrique Rodríguez Garrido, uno de los antiguos vecinos de la calle Batitales. Se registraron con los números de orden 1753 a 1755, que se corresponden respectivamente a: "Fragmento de agtija romana en hueso,'fragmento de mandíbula con dos dientes, posiblemente de animal mamifero; concha fosilizada". Junto a éstos, la colección también incluye algunas piezas del mosaico. La colección conservada en el Museo se adecua perfectamente con lo indicado en el registro (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ & RAMIL REGO, 1995), pudiendo identificarse como único resto de macromamífero un fragmento de maxilar derecho de Bos taurus perteneciente a un ejemplar adulto. También se conserva una valva de ostra (Ostrea edulis). Finalmente la muestra incluye una aguja de costura o hilado (acus) de 78.0 mm de longitud máxima conservada (presenta la punta rota). La cabeza es espesa y cónica, con una perforación rectangular (pONTE, 1978). Espesor máximo: 4.8 mm (Figura 19 y Foto 18). La cronología de estos materiales resulta difícil de precisar, aunque si tenemos en cuenta que el mosaico se adscribe a momentos tardíos (ACUÑA CASTROVIEJO, 1973) y los restos faunísticos formaban parte de los rellenos que amortizaban estas estructuras, debemos presuponer que los mismos deben corresponderse con los últimos momentos bajo imperiales, a no ser que para el proceso de relleno se reutilizasen vertidos de épocas anteriores, lo cual resulta imposible de precisar a partir de la muestra presente en el Museo y de las referencias documentales conocidas. 2. Alameda La pequeña colección ósea procedente de la Alameda de Lugo se recuperó durante las excavaciones desarrolladas en Enero de 1965. Se encuentra asociada a materiales cerámicos de clara factura romana (cerámicas comunes y sigillatas), si bien no podemos más que atribuirlos de forma genérica a este periodo. El resultado del análisis de estas dos piezas se incluyó en un trabajo previo


128

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Foto 18: Aguja de hueso de la calle Batitales (Lugo).

(FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ & RAMIL REGO, 1995). Uno de los restos se corresponde con un fragmento de diáfisis de fémur de un ovicaprino domésticos (Ovis aries / Capra hircus). El segundo es un metatarso III de jabalí (Sus seroja). Parece poco probable que durante la realización de los trabajos arqueológicos no se exhumaran más restos óseos, por lo que consideramos que no existió ningún interés por la recuperación de este tipo de piezas.

3. Santo Domingo Las intervenciones en la plaza de Santo Domingo pusieron al descubierto una gran domus que debió ocupar posiblemente la totalidad de una insula (entre los 3000 y 5000 m~, con dos fases constructivas reconocidas: una perteneciente a los primeros siglos de la Era y la segunda a época bajo imperial, momento en que las remodelaciones generan una amplia modificación del edificio (GONZÁLEZ FERNÁNDEZ & CARREÑO GASCÓN, 1999), llegando a contar incluso con un pequeño establecimiento termal. De la importancia de la misma da también idea la recuperación de fragmentos de mosaicos y pintura parietal ryv:AA., 1995). La muestra ósea recuperada en estas intervenciones, y estudiada por Altuna y Mariezkurrena (1996), de quien tomaremos la información que a continuación expondremos, se atribuye a época

alto imperial, y los resultados obtenidos son los indicados en la Tabla 105. NR

%

Equus caballus

139

13.7

Bos taurus

591

58.2

Ovis artes

13

Ovis / Capra

26

NMI

P

%

2

4472

13.1

23 26481

77.6

2

156

3.9

3

183

1.0

Capra hircus

1

1

6

Sus domestiCtls

54

5.3

6

682

2.0

Canis jamilians

68

6.7

2

230

0.7

Gallus gallus

18

1.8

4

20

0.1

Sus sp.

32

3.6

2

248

0.7

Cervus elaphus

15

1.5

2

664

1.9

4

0.4

1

36

0.1

40

3.9

3

893

2.6

Capreolus capreolus Sus smifa

1

0.1

1

1

13

1.3

1

37

Total determinados 984

96.8

Vulpes vulpes

Lepus capensis Indeterminados TOTAL

32 1015

3.2

0.1

33861 99.3 248

0.7

34109

Tabla 105: Distribución de los restos por especie (ALTUNA & MARIEZKURRENA,1996).

Los resultados ponen de manifiesto el predominio del vacuno, en tanto que el caballo, segunda especIe representada, no presenta nmguna evidencia de haber tenido importancia alimenticia, planteándose el enterramiento de los mismos en el lugar de recuperación.


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

129

Los silvestres se encuentran dominados por el jabalí, si bien la importancia de los productos cinegéticos resulta muy limitada en el conjunto general de la muestra. Los cérvidos (tanto ciervo como corzo) completan básicamente este conjunto, en tanto que el zorro suponemos que no habría sido aprovechado para fmes alimenticios. La presencia de un grupo bastante significativo de restos de liebre podría estar reflejando la existencia de leporaria donde se criarían en cautividad. En lo referente al ganado vacuno se indica el predominio de los ejemplares adultos, incluyéndose algunos seniles, en tanto que tan solo se documentan dos ejemplares que no habrían alcanzado el año de edad (Tabla 106). Se plantea por tanto un claro aprovechamiento previo de esta especie (por ejemplo trabajos de fuerza y obtención de leche) antes de proceder a su sacrificio con una fmalidad eminentemente alimenticia que aparece reflejada en las marcas de carnicería documentadas.

-o

-~

Atribución

ALTO IMPERIAL

Seniles

Adultos

24-36 m 6-12 m

0-6 m

18

Tabla 106: Edad de los ejemplares de Bos taurt/s (ALTUNA & MARIEZKURRENA, 1996).

¡,,,d,,,,'

o

4 cm

Fig.: 19. Batitales: Aguja.

Tras el vacuno, la mayor aportación a la alimentación cárnica la realizan los suidos domésticos. Los ovicaprinos, dominados claramente por los ovinos, reflejan una frecuencia mucho más limitada. El suministro de carne mediante especies domésticas se completa con la gallina. Además del caballo, una serie de piezas de perro refleja la presencia de al menos dos cánidos, completando el grupo de especies sin importancia alimenticia. Resulta factible que, al igual que para los équidos, se trate de ejemplares enterrados en esta misma zona. La talla de los mismos indica la presencia de un ejemplar de talla media (entre 46-48 cm) y de otro pequeño (31 cm), posiblemente un "perro de compañía" (ALTUNA & MARIEZKURRENA, 1992).

El sacrificio de bovinos desde una perspectiva sexual refleja un predominio de hembras frente a machos y castrados, si bien se constata que todos los grupos fueron aprovechados para satisfacer la demanda cárnica. Los datos de altura en la cruz (Tabla 107), obtenidos utilizando los factores propuestos por Fock (1966) y Matolcsi (1970) (1) Y van den Driesch y Boessneck (1974) (2), indican una altura semejante para machos y hembras, entre los 105 Ylos 113 cm aproximadamente, superada claramente por los castrados, con más de 120 cm de talla en los casos documentados. Algunos metapodios de vacuno presentan evidencias de serrado, lo que sugiere la utilización de las zonas mesiales de las diáfisis para la fabricación de determinadas manufacturas óseas. Parece seguir constatándose, como ya habíamos indicado para el caso de la muestra de Puerta Castillo, la existencia de un taller artesanal de trabajo de las materias duras animales en la ciudad de Lucus. Los suidos domésticos, segunda especie en importancia alimenticia, reflejan una presencia de


130

CARLOS FERNANDEZ RODRÍGUEZ

Sexo

Hueso

LM (mm)

(1)

(2)

H Cruz (cm)

M

Metacarpo

168.5

6.25

6.3

105.3 - 106.2

M

Metacarpo

173.5

6.25

6.3

108.4 - 109.3

C?

Metatarso

217.5

5.55

5.6

120.7 - 121.8

C

Metatarso

223.5

5.55

5.6

124.0 - 125.2

H

Metacarpo

185.5

6.0

6.0

111.3

H

Metacarpo

186.0

6.0

6.0

111.6

H

Metatarso

200.0

5.35

5.3

107.0 - 106.0

H

Metatarso

200.5

5.35

5.3

107.3 - 106.3

H

Metatarso

201.0

5.35

5.3

107.5 - 106.5

H

Metatarso

201.5

5.35

5.3

107.8 - 106.8

H

Metatarso

205.5

5.35

5.3

109.9 - 108.9

H

Metatarso

210.0

5.35

5.3

112.4 - 111.3

H

Metatarso

211.5

5.35

5.3

113.2 - 112.1

Tabla 107: Altura en la cruz de ejemplares de Bos faurus: toro (M), vaca (H) y buey (C) (ALTUNA & MARIEZKURRENA, 1996).

todas las cohortes de edad, si bien predomina el sacrificio de ejemplares que no habían alcanzado la edad adulta (Tabla 108), planteándose un proceso de cría con una fmalidad de aporte cárnico. Atribución

>36m

ALTO IMPERIAL 2

12-36m 3-12m

O-3m

En el caso de los ovicaprinos se ha constatado la presencia de ejemplares tanto adultos como juveniles e infantiles. Tan solo en el caso de un metacarpo de oveja se ha podido calcular la altura en la cruz (Tabla 111), utilizando el factor de Teichert (1975).

2

Tabla 108: Edad de los ejemplares de Sus domesticus (ALTUNA & MARIEZKURRENA,1996).

Hueso Metacarpo

LM (mm)

115.5

Factor H Cruz (cm) 4.89

56.5

Tabla 111: Altura en la cruz de ejemplares de Ovis aries.

La distribución sexual, realizada en función de los caninos, denota una mayoritaria presencia de machos (Tabla 109). Atribución

M

ALTO IMPERIAL

5

H

Indet.

Tabla 109: Distribución por sexos de los ejemplares de Sus domesticus: macho (M), hembra (H) (ALTUNA & MARIEZKURRENA, 1996).

Cuatro restos también han permitido calcular la talla de esta especie, utilizando el factor propuesto por Teichert (1969), ofreciendo unos resultados entre los 65 y los 75 cm de altura aproximadamente (Tabla 110). Hueso

LM (mm)

Factor H Cruz (cm)

68.5

10.72

73.4

Metacarpo IV

63.0

10.53

66.3

Metacarpo IV

72.0

10.53

75.8

Astrágalo

36.5

17.9

65.3

Metacarpo III

Tabla 110: Altura en la cruz de ejemplares de Sus domesticus.

De las restantes especies domésticas los datos resultan más exiguos, debido fundamentalmente tanto a la escasez de restos como a la fragmentación de los mismos. En referencia a las gallináceas se indica la presencia de un macho. Para el caso de los silvestres, de los dos ciervos constatados uno de los mismos no habría alcanzado los tres años en el momento de ser cazado, identificándose por otra parte la presencia de un macho y una hembra. De jabalí también se ha identificado un ejemplar menor de dos años, en tanto que hay representados dos machos y una hembra. Así mislno una de las dos liebres verificadas en esta muestra sería juvenil. 4. Armañá De las intervenciones en la calle Armañá o Armanyá, realizadas en los años ochenta, conocemos por la bibliografía el descubrimiento de varias estancias de una domus que presentaba dos fases constructivas, siendo la segunda la de máximo esplendor. En uno de dichos espacios,


131

Ganadería) caza y animales de companza en la Galida Romana: estudio arqueozoológico

posiblemente un tríclinium de unos 32 m 2 de superficie, se localizó un pavimento musivo (opus tessellatum) cuyo motivo ha dado nombre a este edificio: Casa del mosaico de Dédalo y Pasifae (GONZÁLEZ FERNÁNDEZ & CARREÑO GASCÓN, 1999). El tema representado, como se puede deducir por el nombre dado a la construcción exhumada, es el momento en que Dédalo entrega a Pasifae el bovino de madera que va a satisfacer sus deseos. También se han recuperado fragmentos de pinturas parietales procedentes de esta misma construcción rvvAA., 1995). Colindante con esta estancia se localizó otra que también estaba pavimentada con un mosaico de tema geométrico, asociándose este espacio con un área de tránsito (pasillo o andron). La propuesta cronológica más reciente identifica esta fase constructiva de la domus, a la que se asociarían ambos mosaicos, con un momento tardío, hacia los ss. IIIIV d.C. (GONZÁLEZ FERNÁNDEZ & CARREÑO GASCÓN, 1999). La muestra ósea recuperada en estas intervenciones fue también analizada por Altuna y Mariezkurrena (1996). Los datos que a continuación señalaremos están tomados de su estudio, siendo adscrito el registro faunístico a un momento alto imperial. La distribución por especies es la indicada en la Tabla 112. Al igual que lo visto para el depósito de Santo Domingo, el vacuno sigue siendo con diferencia la especie mejor representada, y la que mayor aporte cárnico va a efectuar en el conjunto de la dieta. Los suidos domésticos se conforman como el segundo grupo en importancia, superando en cuanto a aporte cárnico a las gallinas, que presentarán una frecuencia de restos idéntica a la de aquéllos. El ganado ovicaprino sigue siendo el que menores porcentajes refleja, con un bajo número de identificaciones específicas entre las que predominan ligeramente los ovinos. El conjunto de domésticos con finalidad alimenticia se completa con la presencia de gansos (Anser anser). Nuevamente caballo y perro se constituyen como las únicas especies sin importancia alimenticia. Tan solo para el caso del perro se indica la posibilidad de que proceda de un ejemplar de talla media, superando los 50 cm de altura en la cruz.

NR

%

NMI

P

%

8

2.6

1

1144

2.5

Bos taurus

147

47.6

5

4544 79.9

O/lis arzú

4

Equus caba//us

Ovis / Capra

24

9.7

2

60

3

84

1

19

2.9

Capra hircus

2

Sus domesticus

39

12.6

5

454

CanisJami/iaris

5

1.6

1

19

0.3

Cal/us gal/us

39

12.6

5

50

0.9

Anser anser

7

2.3

1

9

0.2

Sus sp.

9

2.9

1

32

0.6

Cervus e/aphus

8.0

9

2.9

1

25

0.4

12

3.9

3

241

4.2

Lepus capensis

2

0.7

1

3

0.1

Orycto/agus cunicu/us

2

0.7

1

2

0.1

Total determinados 300

97.1

Sus scrifa

Indeterminados

9

TOTAL

2.9

309

5654 99.4 32

0.6

5686

Tabla 112: Distribución de los restos por especie (ALTUNA & MARIEZKURRENA, 1996).

Los ejemplares silvestres completarían los recursos alimenticios cárnicos, estando dominados nuevamente por los jabalíes, aunque la diferencia con los cérvidos es muy reducida. Los lagomorfos plantean dudas, como en otras ocasiones, en referencia tanto a la existencia de posibles sesgos por la metodología de recuperación como a la forma de su obtención, pudiendo responder esta última a la existencia de leporaría o bien al empleo de diversos métodos de captura. Con referencia al ganado vacuno se indica el predominio de los ejemplares adultos, con tan solo un ejemplar que no habría alcanzado el año de edad (Tabla 113). Al igual que en el caso de Santo Domingo, se refleja el aprovechamiento de esta especie, previo a su sacrificio, tanto en actividades de laboreo como en relación a sus productos secundarios. Atribución

ALTO IMPERIAL

Seniles

Adultos

24-36 m 6-12 m

0-6 m

2

Tabla 113: Edad de los ejemplares de Bos taurtts (ALTUNA & MARIEZKURRENA,1996).

Tan solo un metatarso permite reconocer la presencia de una hembra, cuya altura en la cruz (Tabla 114) se ha calculado utilizando los factores propuestos por Fock (1966) y Matolcsi (1970) (1) Y van den Driesch y Boessneck (1974) (2).


132

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Sexo

Hueso

H

Metatarso

LM (mm)

(1)

(2)

H Cruz (cm)

209.0

5.35

5.3

111.8 - 110.8

Tabla 114: Altura en la cruz de ejemplares de Bos taun/s: toro (M), vaca (H) y buey (C) (ALTUNA & MARIEZKURRENA, 1996).

Al igual que ya se había citado para la muestra de Santo Domingo, se ha constatado la presencia de tres metatarsos serrados en la zona distal de la diáfisis, reflejando la utilización de las zonas mesiales para la fabricación de determinadas manufacturas óseas. Los suidos domésticos, segunda especie en importancia alimenticia, refleja una presencia de todas las cohortes de edad, si bien predomina claramente el sacrificio de ejemplares que no habían alcanzado la edad adulta (Tabla 115), planteándose una cría con una [malidad básicamente alimenticia. Atribución

>36m

ALTO IMPERIAL

U-36m

3-Um

1

2

1

O-3m

Tabla 115: Edad de los ejemplares de Sus domesticus (ALTUNA & MARIEZKURRENA, 1996).

La distribución sexual, realizada en función de los caninos, no refleja en esta ocasión el predominio de ninguno de ambos grupos, si bien el índice de identificación es muy limitado (Tabla 116). Atribución

M

ALTO IMPERIAL

2

H

Indet. 2

Tabla 116: Distribución por sexos de los ejemplares de Sus domesticus: macho (M), hembra (H) (ALTUNA & MARIEZKURRENA, 1996).

Un único metatarso ha permitido calcular la talla de uno de los suidos representados, utilizando para ello el factor propuesto por Teichert (1969), resultando un valor de 68.5 cm, similar al obtenido en el caso de Santo Domingo (Tabla 117). Hueso Metatarso IV

LM (mm) 77.5

Factor H Cruz (cm) 8.84

68.5

Hueso

LM (mm)

Metacarpo

119.0

Factor H Cruz (cm) 4.89

58.2

Tabla 118: Altura en la cruz de ejemplares de avis atieso

De las restantes especies domésticas los datos resultan más escasos. En referencia a las gallináceas se indica la presencia de un macho. Para el caso de los silvestres, el único ciervo sería un ejemplar adulto. En tanto que se ha identificado también de esta especie un candil serrado en la base, reflejando por tanto que se trata de un desecho de materia prima bruta. Los tres jabalíes se asignan a dos ejemplares adultos y uno juvenil, identificándose dos de los mismos con machos.

5. La Batalla De las intervenciones en este solar no conocemos prácticamente ninguna referencia, si bien los exiguos datos publicados parecen indicar el hallazgo de parte de otra insula en la que se documentó la existencia de distintas viviendas, separadas por canales de drenaje exterior (GONZÁLEZ FERNÁNDEZ & CARREÑO GASCÓN, 1999). Al igual que en los dos casos precedentes, la muestra ósea recuperada en este solar fue estudiada por Altuna y Mariezkurrena (1996), adscribiéndose a época alto imperial. Los resultados de dicho análisis se recogen en la Tabla 119. NR Equus cabal/us Bos taurtls

%

NMI

P

%

3

1.8

1

93

1.9

117

68.8

5

4191

87.4

1

14

4.7

1

40

1

4

avis aries

2

avis / Capra

4

Capra hircus

2

1.2

Sus domesticus

12

7.1

4

194

4.1

Tabla 117: Altura en la cruz de ejemplares de Sus domesticus.

Sus sp

27

15.9

3

188

3.9

Cervus elaphus

1

0.6

1

28

0.6

En el caso de los ovicaprinos, con ejemplares de diferentes cohortes de edad, sólo se han identificado cuatro restos de Ovis y dos de Capra. Tan solo en el caso de un metacarpo de oveja se ha podido calcular la altura en la cruz (Tabla 118), utilizando el factor de Teichert (1975).

Sus scrofa

2

1.2

1

40

0.8

Total determinados 143

84.1

4604

96.1

Indeterminados

15.9

188

3.9

TOTAL

27

170

4792

Tabla 119: Distribución de los restos por especie (ALTUNA & MARIEZKURRENA, 1996).


Ganaderia, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

Al igual que en los solares antes comentados el predominio del vacuno es evidente tanto en referencia al número de restos identificados como especialmente en relación con la biomasa reflejada por los mismos. Los suidos domésticos se constituyen nuevamente como segunda especie en importancia, por delante de los ovicaprinos. La dieta alimenticia se complementa con el aporte realizado por ciervos y jabalíes, si bien en esta muestra se conforman como un grupo muy limitado. Tres restos de caballo reflejan la presencia de la única especie sin importancia alimenticia. Con referencia al ganado vacuno se indica el predominio de los adultos (cuatro ejemplares), con

133

tan solo un bovino que se habría sacrificado entre los dos y tres años. Al igual que en los casos de Santo Domingo y Armañá, se refleja el aprovechamiento de otros productos de esta especie, previo a su sacrificio. Las clavijas óseas de cuerna y los metapodios han permitido reconocer el sacrificio de machos y hembras, de los que se ha calculado la altura en la cruz de alguno de los mismos (Tabla 120), utilizando los factores propuestos por Fock (1966) y Matolcsi (1970) (1) Yvan den Driesch y Boessneck (1974) (2). Los resultados indican una talla en torno a los 114 cm para los machos, en tanto que las hembras se situarían entre los 103 y los 109 cm.

Sexo

Hueso

LM (mm)

(1)

(2)

H Cruz (cm)

M

Metatarso

204.7

5.55

5.6

113.5 - 114.5

H

Metacarpo

176.5

6.0

6.0

105.9

H

Metacarpo

179.0

6.0

6.0

107.4

H

Metacarpo

182.0

6.0

6.0

109.2

H

Metatarso

194.0

5.35

5.3

103.8 - 102.8

Tabla 120: Altura en la cruz de ejemplares de Bos tauros: toro (11), vaca (H) y buey (C) (ALTUNA & MARlEZKURRENA, 1996).

Los suidos domésticos se encuentran representados preferentemente por ejemplares que habían alcanzado la edad adulta, si bien uno de los mismos no habría alcanzado los tres años de edad (Tabla 121). En ningún caso ha sido posible reconocer el sexo ni la talla de ninguno de estos suidos. Atribución

>36m

12-36 m

3-12 m

0-3 m

ALTO IMPERIAL 3 Tabla 121: Edad de los ejemplares de Sus domesticus (ALTUNA & MARlEZKURRENA, 1996).

La información de las restantes especies resulta mucho más limitada. Tan solo puede destacarse en el caso del ciervo que el único resto se corresponde con un fragmento distal de metacarpo serrado, lo que vuelve a reflejar la existencia de talleres especializados en la confección de objetos mediante el empleo de materias duras de origen animaL

~A.9.-

A

POBRA DE VALDEORRAS

Localización y Emplazamiento El yacimiento de A Pobra, conocido también como Villa de San Salvador, se sitúa en la comarca de Valdeorras, a unos 200 m al Oeste del pueblo del que toma su topónimo (ayuntamiento de O Barco), en el ángulo Sureste de la provincia de Ourense (SOTO ARIAS et alii, 1999), perteneciente por tanto administrativamente al Conventus Asturicense, en el área ocupada por el pueblo de los Gigurri según las fuentes clásicas. Su posición geográfica es: 42°25'05" N / 6°59'15" W Descriptiva del Yacimiento La dispersión de hallazgos permite considerar que el mismo ocuparía una extensión de unas 9 Ha, sitúandose de manera tentativa sus límites teniendo en cuenta tanto la presencia de barreras geográficas (el río Sil por el Sur) como la localización de una necrópolis hacia el Oeste (CAAMAÑO GESTO, 1988). Los otros límites se muestran más difusos, si bien se han trazado en relación con la zona de hallazgos en superficie.


134

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Equidistancia curvas de nivel 25 m.

OKm

Fig.: 20. Situación de A Pobra de Valdeorras.

La importancia de las estructuras exhumadas y la amplia extensión del asentamiento han llevado a considerar que presenta una entidad mayor que la correspondiente a las villae rurales, identificándose con uno de los núcleos secundarios defmidos por Pérez Losada (2002) bien como vici o bien como Jora, en ambos casos pequeñas aglomeraciones de carácter protourbano. Su situación, por otra parte, está relacionada con el trazado de la via XVIII o Nova del Itinerario de Antonino, antes de la mansión de Gemestario (CAAMAÑO GESTO, 1988), aspecto que se repite habitualmente para este tipo de asentamientos.

Las estructuras exhumadas se identifican con una calle de 8 m de anchura, flanqueada por dos canales de desagüe de cubierta adintelada. Las aceras parece que estarían porticadas. El resto de evidencias arquitectónicas plantea mayores problemas interpretativos, al asociarse casi de forma exclusiva con cimentaciones. Por debajo de la calle se constató otra canalización de mayores dimensiones que parece corresponderse con una cloaca que, cruzando transversalmente las restantes, vertería sus aguas en el río (SOTO ARIAS, 1993/94). A falta de una confirmación que debería producirse a la luz de hipotéticas futuras excavaciones, se ha planteado la posibilidad de que este asentamiento se identifique con Calubriga, ciudad conocida por las fuentes epigráficas (SOTO ARIAS et alii, 1999), si bien otras opiniones más recientes señalan su correspondencia con el Forum Gigurrorum de la via XVIII (PÉREZ LOSADA, 2002).

Intervenciones Arqueológicas Las primeras referencias que se conocen de este yacimiento se relacionan con hallazgos acaecidos a fmales del siglo pasado, durante el proceso de construcción del ferrocarril. Con posterioridad, durante la construcción de una nave industrial se destruyeron más de una veintena de tumbas de inhumación (CAAMAÑO GESTO, 1988), si bien son numeroas las referencias a hallazgos fortuitos durante los procesos de laboreo agrícola desarrollados en esta zona (SOTO ARIAS, 1993/94). En 1991, durante la apertura de una zanja de más de 100 m de longitud que superaba los 3 m de profundidad se pusieron al descubierto una serie de canalizaciones y otras estructuras que motivaron una intervención arqueológica dirigida por la arqueóloga Soto Arias (1993/94). Encuadre erono-cultural El desarrollo urbanístico del asentamiento se produce en época flavia, aspecto reflejado en los materiales de importación documentados, principalmente la sigillata, pero teniendo como base un núcleo previo, quizás relacionado con la construcción de la vía XVIII. Este momento de auge se iniciaría en torno a los años 70-75 d.C. y se mantendría hasta mediados del s. II d.C., coinci-


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

diendo por otra parte con el apogeo de la minería aurífera, de la que se cuenta con evidencias próximas en los lugares de Entama, Carballeda, Pumares y, de manera especial, Las Médulas. El segundo momento significativo se establece ya durante el Bajo Imperio, entre la segunda mitad del s. IV d.C. y fmales del s. V d.C., constatándose un nuevo incremento en la presencia de vajillas de lujo con respecto a momentos precedentes. Este hecho puede reflejar o bien un repunte en la actividad minera o, por el contrario, la importancia del valle desde otras perspectivas económicas, como podrían ser las agropecuarias (SOTO ARIAS et alü, 1999). La Muestra Ósea Los únicos materiales faunísticos de los que tenemos constancia son los recuperados durante la citada intervención de 1991. Los resultados deparados por su análisis han sido publicados de manera parcial en trabajos precedentes (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 1996; SOTO ARIAS et alii, 1999). Desde una perspectiva cronológica, y ante la ausencia de un encuadre cronológico preciso para los niveles de procedencia de los restos analizados, no nos resulta posible más que plantear una adscripción genérica de la muestra estudiada a época Romana, al presentar este asentamiento una larga fase ocupacional que se extiende desde el s. 1 d.C. hasta el s. V d. C. A tenor de la información de procedencia que acompañaba a los restos asociados podemos deducir que la mayoría procedía del interior de los canales de desagüe y de la cloaca de mayores dimensiones, excepto alguna pieza que se recuperó fuera de estas estructuras y que podríamos relacionar con procesos de relleno. En ningún caso, por tanto, se trata de material depositado en un vertedero. Análisis Los taxones identificados en la serie estudiada se indican en la Tabla 122. Se trata de un total de seis especies de macromamíferos (cuatro domésticas y dos silvestres) y un ave doméstica (Callus gallus). La muestra incluye un volumen muy reducido de restos, tan solo 47, de los que se han podido identificar algo más del 53.0% de los mismos. Este índice se incrementa de manera sustancial aten-

135

diendo a su peso, suponiendo casi el 81.0% del total, lo que viene a poner de manifiesto el pequeño tamaño de los no identificables, correspondiéndose mayoritariamente con esquirlas de diáfisis y fragmentos de costillas. En todo caso, los resultados parecen indicar que, a pesar de no haberse utilizado ningÚn método que asegurase la recogida de todas las evidencias óseas, no se ha optado tampoco por una recuperación conscientemente selectiva, efectuándose sobre todas las piezas que se vieron durante el proceso de excavación. N o cabe duda que este tipo de muestreo produce también sesgos en las composiciones de las series faunísticas, como ya expusimos en el capítulo metodológico, pero indudablemente menores que aquellos en los que se suma el "criterio de identificabilidad" de los propios excavadores. El ganado vacuno va a constituirse nuevamente en el mejor representado, con el 64.0% de los restos y algo más del 90.0% de la biomasa. Entre los domésticos serán los suidos los que parecen contribuir en mayor grado a completar los recursos cárnicos, correspondiendo a ovicaprinos y aves de corral unos valores mínimos. En todo caso, el pequeño volumen de la muestra analizada no concede un grado de fiabilidad absoluto a los índices obtenidos. Entre los silvestres se constata la presencia de los dos cérvidos habituales, ciervo y corzo, que, aunque con valores prácticamente anecdóticos, sugieren el desarrollo de las prácticas cinegéticas. Atendiendo al origen tafonómico de los restos, casi todas las evidencias recuperadas pueden incluirse en el denominado grupo 1 de Gautier (1987), en el que se engloban los desechos procedentes de los procesos alimenticios. Tan solo se excluiría de este grupo el único resto de caballo identificado. El grupo tafonómico 2 de Gautier (1987) incluye las piezas de manufacturas realizadas con materias duras animales, y al mismo debe adscribirse un fragmento de mango que analizaremos en el apartado correspondiente y que, como en otras ocasiones, no hemos tenido en consideración al elaborar la Tabla 122. Los restos de esqueletos animales que no han sido objeto de consumo alimenticio se incluyen en el grupo 3 del citado autor. En A Pobra este grupo sólo parece estar representado por el caballo


136

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

(Equus caba//us), especie que, a tenor de lo observado en otras muestras, no consideramos que haya tenido ninguna importancia en relación con la alimentación.

tanto en número de restos como especialmente en la biomasa que los mismos representan. Las partes del esqueleto identificadas, representativas de un mínimo de por lo menos dos ejemplares, se indican en la Tabla 124.

NR

o/o

NMI

P

%

1

4.0

1

5

0.7

16

64.0

2

689

90.4

Ovis / Capra

1

4.0

1

10

1.3

Costilla

1/ 1

Sus domesticus

4

16.0

1

17

2.2

Húmero

2/1

Cal/us g,a//us

1

4.0

1

2

0.3

Radio

1/ 1

Cervus elaphus

1

4.0

1

20

2.6

Ulna

2/1

1

19

2.5

Eqlllls cabal/lis Bos taurus

Capreo/us capreo/us

Clavija / Cuerna

1/ 1

Dientes superiores aislados

2/1

1

4.0

Pelvis

2/1

Total determinados

25

53.2

762 80.7

Astrágalo

1/ 1

Indeterminados

22

46.8

182 19.3

Metatarso

2/1

TOTAL

47

944

Falange primera

Tabla 122: Distribución de los restos por especie. Se indica el número de restos (NR), el número mínimo de individuos (NMI) representados y el peso (P) en gr. Así como la frecuencia relativa del NR Ydel P.

- Equus caballus L. Tan solo un fragmento de molariforme superior constata la existencia de caballos en esta muestra (fabla 123). Dientes aislados superiores

1/ 1

Total

1/1

Tabla 123: Distribución de los restos de Equus cabal/us por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

Como ya señalamos, la zona de recuperación de los restos óseos no se identifica con un vertedero, sino con hallazgos en cierto modo de carácter aislado, mayoritariamente relacionados con el interior de las canalizaciones. Indudablemente este hecho ha dificultado todavía más el que se pudieran localizar piezas de animales sin importancia alimenticia, que sin duda una vez muertos se habrían depositado en zonas alejadas de las áreas pobladas. El estado de desgaste de la superficie oclusiva nos indica su procedencia de un ejemplar que claramente había alcanzado la edad adulta en el momento de su muerte.

Total

2/1 16/2

Tabla 124: Distribución de los restos de Bos taurus por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

La presencia de algunas marcas de descarnizado pone de manifiesto la finalidad alimenticia de estos ejemplares. El estado de fusión de las epífisis permite reconocer la presencia de un mínimo de dos reses, ambas ya pertenecientes a la cohorte de adultos, si bien una de las mismas no habría alcanzado los cuatro años, estando representada, por lo menos, por los fragmentos de radio y ulna. El núcleo óseo de cuerna procedería de una hembra. Por otra parte no hemos podido calcular en ningún caso la altura de ninguno de los vacunos representados.

- Ovis aries L. / Capra hircus L. Tan solo un único fragmento de pelvis constata la presencia de los ovicaprinos en la muestra analizada (fabla 125), si bien no ha resultado factible reconocer si este hueso procede de una oveja o de una cabra, como tampoco hemos podido deducir ningún dato acerca del sexo, talla o edad del ejemplar representado. Pelvis

1/ 1

Total

1/1

Tabla 125: Distribución de los restos de Ovis / Capra por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

- Bos taurus L. Como ya indicamos, el ganado vacuno se conforma como la especie mejor representada,

Como ya señalamos, el exiguo tamaño de la muestra no permite extraer conclusiones defmi-


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

tivas a partir de la misma, pero parece indudable que estas especies habrían tenido más importancia de la constatada en este caso.

137

Pelvis

1/ 1

Total

1/1

Tabla 128: Distribución de los restos de Cervus elaphm por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

- Sus domesticus L. El ganado porcino también se encuentra escasamente representado, aunque supera ligeramente a los índices de las restantes especies excepto al vacuno. Se han identificado un total de cuatro restos que indican la presencia de al menos un ejemplar (fabla 126). Dientes aislados superiores

1/ 1

Dientes aislados inferiores

2/1

Húmero

1/ 1

Total

4/1

Tabla 126: Distribución de los restos de Sus domesticus por partes del esqueleto (-/ - indica el NR Yel NMI).

Este suido se correspondería con un ejemplar adulto, sin poder precisar con mayor exactitud la edad del mismo. Asimismo, la presencia de un canino inferior ha permitido reconocer su procedencia de un macho.

- Gallus gallus L. Al igual que para otras especies, las gallinas sólo están constatadas por la identificación de un fragmento distal de ulna (fabla 127). Dlna

1/ 1

Total

1/1

Tabla 127: Distribución de los restos de Gal/usgal/us por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

La presencia de gallináceas domésticas sigue estando limitada a frecuencias mínimas, que denotan su contribución a la dieta alimenticia. Resulta indudable que cualquier tipo de sesgo existente en la muestra habrá perjudicado de forma más directa a estas especies con elementos esqueletales fácilmente fragmentables. Nada más podemos señalar a partir de este único resto.

- Cervus elaphus L. Otro resto se adscribe a esta especie silvestre (fabla 128). Un fragmento de pelvis que no permite reconocer el sexo del ejemplar, si bien parece proceder de un ejemplar adulto.

Se constata nuevamente el desarrollo de las prácticas cinegéticas en el entorno del núcleo habitacional, aspecto que hemos podido apreciar que se produce de forma habitual en los asentamientos romanizados, y que parece reflejar una serie de actividades de ocio y/o prestigio desarrolladas por los grupos sociales más poderosos.

- Capreolus capreolus L. Un fragmento de escápula nos permite conocer la captura de corzos (fabla 129), identificándose en esta ocasión con un ejemplar adulto. Escápula

1/ 1

Total

1/1

Tabla 129: Distribución de los restos de Capreolus capreolus por partes del esqueleto (- / - indica el NR Yel NMI).

La caza de ejemplares de esta especie debemos equipararla con lo señalado para los ciervos, y en todo caso tanto unos como otros debieron cubrir una parte de la demanda de productos cárnicos realizada por los habitantes de este núcleo protourbano. Industria Ósea La única pieza recuperada que resulta asignable a esta categoría se corresponde con un fragmento de un posible mango, de pequeñas dimensiones, realizado en asta de cérvido (Figura 21). Del mismo tan solo se conserva la parte proximal de una cacha. Presenta una forma rectangular, de 7.8 mm de anchura, 3.3 mm de espesor y 30.4 mm de longitud conservada. Su sección es plano-convexa con dos pequeñas caras o planos laterales (de unos 2.0 mm de altura). Cerca de la base, a unos 5.0 mm de la misma, se sitúa un vástago o remache de bronce, de 2.8 mm de diámetro, que serviría para sujetar la hoja al mango. La alteración presente en la cara superior impide apreciar todos los motivos decorativos que parece que presentaba la pieza, y tan solo resulta factible comprobar la presencia de tres líneas incisas paralelas, transversales al eje longitudinal de la pieza,


138

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Fig.: 21. A Pobra. Posible fragmento de mango.

fJI ii] II i , ,_ _. -_ _Ji O realizadas por encima del vástago. En un lateral se documenta el inicio de una incisión oblicua, si bien la citada alteración no permite comprobar si formaba parte de la decoración de este objeto.

Comentario La deposición de la mayor parte de los restos óseos recuperados en el núcleo de A Pobra en el interior de canalizaciones ha provocado una alteración parcial de los restos, afectando principalmente a la superficie cortical externa de los mismos. Esta localización, por otra parte, no responde a depósitos intencionales de desechos, debiendo considerar que se trata de restos que han llegado hasta el interior de los canales a causa de los procesos de arrastre del agua. El predominio, a tenor por lo deparado en el análisis de la muestra, y teniendo siempre en cuenta el limitado valor que corresponde a un

;

J

4 cm volumen de restos tan reducido como el recuperado, corresponde al ganado vacuno, aportando sin duda el principal volumen cárnico a la dieta. Suidos, ovicaprinos y gallinas serían las restantes especies domésticas que parecen haber complementado al vacuno. La presencia de cérvidos, tanto ciervo como corzo, subraya la importancia que debió prestarse a la actividad cinegética, sumándose estos recursos a los antes citados para conformar una dieta cárnica muy variada, como parece ser característica de los núcleos urbanos. De nuevo las especies sin importancia alimenticia están constatadas por un número mínimo de restos. En este caso tan sólo contamos con un único resto de caballo, si bien debemos considerar que otras especies también habrían sido comunes entre los habitantes de A Pobra, como los cánidos domésticos.


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

\Jtp..R CANTÁBRiCO

-+ \

\,

..

,\--

Fig.: 22. Situación de otros yacimientos romanos con referencias de macro fauna. 1. Villa de Noville; 2. Asentamiento de El Fresno.

V.A.lO.-

OTROS YACIMIENTOS CON

REFERENCIAS FAUNÍSTICAS

Al igual que comentamos para determinados solares de la ciudad de Lugo, se cuenta con un limitado conjunto de análisis de muestras muy reducidas que en sí mismas resultan poco significativas, por lo que hemos optado nuevamente por presentarlos de forma resumida, sin realizar un estudio tan detallado como el que hemos llevado a efecto en las restantes muestras analizadas.

V.A.lO.l. Villa de Noville Este asentamiento se localiza en plena línea costera en la orilla Norte de la península de Ares, frente a la ciudad de O Ferrol (ayuntamiento de Mugardos, A Coruña). Si bien se cuenta con referencias publicadas desde los años veinte en las que se deja constancia de la recuperación de diferentes materiales arqueológicos, no se realizó la primera intervención hasta

139

1988, bajo la dirección del arqueólogo Pérez Losada, si bien tan solo tendría continuidad durante una única campaña más desarrollada al año siguiente (pÉREZ LOSADA et alii, 1992). Los resultados obtenidos permitieron confirmar la existencia de una típica villa amare (NAVEIRO LÓPEZ & PÉREZ LOSADA, 1992), reconociéndose un edificio principal conformado por tres naves con disposición en U en torno a un patio central, del que toda su zona N arte se encuentra en la actualidad bajo el dominio intermareal (pÉREZ LOSADA et alii, 1992). Cronológicamente se constata, a partir de los materiales de importación recuperados, que la principal fase ocupacional de la villa se desarrolla desde la segunda mitad del s. III d.C. hasta inicios o mediados del s. VI d.C., cuando se abandona de forma pacífica (pÉREZ LOSADA et alii, 1992). Entre los materiales faunísticos se incluían un importante conjunto de restos malacológicos que, analizados por V ázquez Varela, depararon el predominio de lapas (Patella l)ulgata), almejas finas (Venerupis decussata) y ostras (Ostrea edulis), en tanto que otro importante grupo de especies presentaba valores mínimos (pÉREZ LOSADA et alii, 1992). En lo que se refiere a los restos óseos de macromamíferos, su lugar de procedencia se asocia con dos zonas diferenciadas: un área de cocina (horno) y la sala del praefurnium del hipocausto localizado en la excavación, en ambos casos asociados a restos malacológicos y a otras evidencias arqueológicas. El estado de conservación de los restos es deficiente, presentando claras huellas de haber estado sometidos a altas temperaturas, lo que nos lleva a considerar que los mismos se incluyeron entre los combustibles que se utilizaron tanto en el horno doméstico como en el asociado al sistema de calefacción, lo que por otra parte también favorecería la eliminación de parte de los desperdicios alimenticios. La limpieza de estas estructuras puede haber sido la causa de la acumulación de restos prácticamente carbonizados en las mismas estancias donde éstas se sitúan. En total la muestra se compone de un total de cuarenta y cinco restos, de los que tan solo se han podido identificar cinco, todos ellos correspondientes a ovicaprinos, no siendo en ningún caso posible determinar su adscripción concreta a ovejas (Ovis aries) y/o a cabras (Capra hircus).


140 ~A.l0.2.

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Asentamiento de El Fresno

El yacimiento de El Fresno se localiza en el ayuntamiento de San Román de Bembibre (El Bierzo, León), en la mitad Noreste del vial Norte dentro del Parque Industrial del Bierzo Alto. Se trataría de un asentamiento sobre la primera terraza del río Boeza, principal curso fluvial de la zona, que delimita el enclave por su lado Sur. Varios autores ubican las Vías Nova y Augusta del Itinerario de Antonino (que unían los núcleos de Astun'ca Augusta y Bracara Augusta) bien bajo el actual trazado de la N-VI Madrid-A Coruña, que limita el yacimiento por el sur, o bien en el antiguo Camino Real de Carlos III, que se encuentra a media ladera al Norte del yacimiento (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ et alü, 1999). Los trabajos arqueológicos en este yacimiento se inician a raíz de la ejecución de una serie de obras relacionadas con el emplazamiento del Parque Industrial de Bembibre en las que se detectaron restos arqueológicos adscribibles cronológicamente a época romana. Esta primera intervención de urgencia fue llevada a cabo por el Gabinete de Estudios sobre el Patrimonio Histórico y Arqueológico STRATO. La segunda fase de trabajos arqueológicos, de la que hemos podido analizar los restos faunísticos, vino determinada por la necesidad de un estudio más localizado debido a que los resultados de la primera intervención no permitieron defmir de manera clara la naturaleza de la ocupación romana en este lugar. Los resultados de esta fase tampoco han permitido reconocer la naturaleza del asentamiento, al haberse localizado exclusivamente la cimentación de un único muro (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ et alü, 1999). Desde una perspectiva cronológica, el estudio de los materiales de importación, principalmente cerámica sigillata, refleja un amplio periodo ocupacional que se extiende desde la segunda mitad del siglo I d.C. hasta el siglo IV d.C. Con referencia a la muestra faunística, se aprecia un cierto grado de alteración que afecta básicamente a la superficie cortical ósea (exfoliación), resultado de la actuación del material sedimentario en el que se encontraban incluidos. Del total de 21 restos óseos recuperados, tan solo 11 se han podido asignar taxonómicamente, todos ellos identificables como desechos óseos proce-

dentes de los procesos alimenticios. Ocho de estos restos se adscriben al ganado vacuno, en tanto que a suidos tan solo corresponden dos y a ovicaprinos uno. En el caso de los suidos, ambos restos presentan unos valores biométricos que se sitúan en la zona de solapamiento entre los domésticos y los silvestres, si bien creemos que pueden identificarse con adultos domésticos, teniendo en cuenta que el resto de esta pequeña muestra está conformada exclusivamente por evidencias de ganadería.

~A.ll.-

ASTORGA (ASTUR/CA AUGUSTA)

La ciudad de Astorga se asienta en un cerro situado entre los ríos Jerga y Tuerto, a 868 m.s.n.m., en el extremo Noroeste de la Meseta (42°27' lato N / 6°03' long. W). Localizada en la comarca de la Maragatería se configura como un lugar de emplazamiento privilegiado, en el que confluyen las vías que conectan por una parte la zona del páramo meseteño con la comarca del Bierzo, Galicia y Portugal, y por otra el Sur de la Península con el N arte por medio de la denominada Vía de la Plata (BURÓN ALVAREZ, 1999). Al igual que para Lucus, distintos autores sugirieron que la Astun'ca romana se había fundado sobre un asentamiento prerromano previo (por ejemplo, LUENGO MARTÍNEZ, 1962), idea que puede rechazarse en la actualidad a la luz de los resultados deparados por las numerosas intervenciones arqueológicas llevadas a cabo en la ciudad, en las que no sólo no se ha localizado ninguna estructura que delatara este primitivo poblado sino que tampoco se han recuperado materiales de filiación castreña (GARCÍA MARCOS & VIDAL ENCINAS, 1999). Las primeras referencias de carácter literario se recogen en la Naturalis Historia de Plinio el Viejo, en el s. I d.C., quien la menciona como capital de los Astures. Desde entonces la ciudad aparecerá citada por distintos autores en textos de distinta naturaleza, pero que indudablemente están reflejando la importancia que esta urbe presentaba en el conjunto del Noroeste peninsular (GARCÍA MARCOS & VIDAL ENCINAS, 1995, 1999). El registro arqueológico ha deparado una serie de materiales que parece indicar una cronología en torno a los años 15-10 a.C. para el primer estable-


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galida Romana: estudio arqueozoológico

fm- _m OKm

----1

Equidistancia curvas de nivel 25 m.

2

Fig.: 23. Situación de Astorga.

cimiento romano en este lugar, el cual se relacionaría con un enclave militar. La presencia de un campamento ya había sido sugerida por diferentes investigadores partiendo de numerosas evidencias de carácter más o menos indirecto: la planta de la ciudad o la recuperación de inscripciones funerarias de militares (por ejemplo, MAÑANES PÉREZ, 1982; PASTOR MUÑOZ, 1982). El hallazgo en los últimos años de numerosos materiales de importación, como ánforas, lucernas o terra sigillata itálica, así como los testimonios numismáticos (ALEGRE MANCHA & GARCÍA MARCOS, 1990), equiparables a los documentados en otros enclaves militares del N arte peninsular, seguían avalando esta hipótesis. Más recien-

141

temente se ha confirmado de forma defmitiva este hecho, al documentarse en una excavación dos fosos paralelos ifossae fastigatae) que se han identificado como parte del sistema defensivo de un campamento permanente (castra stativa) que se habría encargado del control de un amplio territorio de reciente anexión (GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, 1997, 1999). Mayores problemas plantea por el momento la identificación de la unidad militar aquí acantonada, aunque es casi segura la presencia de la Legio X Gemina o de alguna de sus vexillatio, cuyo campamento permanente se situó en el Valle de Vidriales, unos 45. km al Sur de Astorga (GARCíA MARCOS & VIDAL ENCINAS, 1999). Este carácter militar parece que será abandonado rápidamente, transformándose junto a Bracara y Lucus en uno de los tres enclaves urbanos que se presentarán como preeminentes a resultas de los sistemas de carácter político-administrativo emprendidos por Augusto. La implantación urbana durante el Alto Imperio va a ser fulgurante, heredando parcialmente el esquema ortogonal del campamento previo, adaptándose a la propia topografía del cerro. Al igual que sucedía en la ciudad de Lucus, el área habitada superaría el rígido marco que van a constituir las murallas erigidas en época tardía (GARCÍA MARCOS & VIDAL ENCINAS, 1995, 1999). De este periodo se conocen importantes obras de infraestructura (calles porticadas donde se instalarían las tabernae y, principalmente, sistemas sanitarios) y edificaciones de tipo público entre las que destaca el Foro y la denominada Ergástula, que debe ser identificada con un criptopórtico de una construcción de fmalidad todavía imprecisa. Las transformaciones promovidas por los Emperadores flavios van a suponer que Asturica se constituya en capital del Conventus Iuridicus Asturum, lo que va a suponer a nivel urbano el desarrollo de su etapa más floreciente. Su estatus se mantendrá hasta que a principios del s. III d.C. se convierta en capital de la Provincia Hispania Nova Citerior Antoniana, apareciendo divinizada (MANGAS MANJARRÉS & VIDAL ENCINAS, 1987). La importancia creciente que presenta la ciudad se ha puesto en relación directa con el rendimiento de las explotaciones mineras, principalmente auríferas, del Noroeste ibérico, actuando Astorga


142

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

como centro administrativo de la zona y asentándose en consecuencia en la misma todos los altos cargos no sólo de la administración sino posiblemente también en relación con el ejército, así como el consiguiente aparato burocrático que llevarían asociado, configurándose como un foco de atracción para gente tanto del Conventus Asturum como de otras partes del Imperio y convirtiéndose en un importante centro redistribuidor de productos de importación (GARCÍA MARCOS & VIDAL ENCINAS, 1999). Todo esto se va a traducir, lógicamente, en un sustancial incremento de la actividad urbanística, remodelándose nuevamente las infraestructuras viarias y sanitarias y construyéndose nuevos edificios al tiempo que se reforman muchos de los precedentes. Además de las construcciones de carácter doméstico, otras insulae acogían edificios de carácter público, entre los que se han constatado diversos establecimientos tennales (por ejemplo, GARCÍA MARCOS, 1994). La presencia de materiales de gran calidad (cerámicas de importación, vidrios, objetos metálicos, etc.) y los sistemas de acabado documentados en numerosas estancias (como mosaicos y pinturas murales) están poniendo de manifiesto el momento de bonanza económica que están viviendo los habitantes de Asturica. De igual manera que las explotaciones auríferas habían conducido a la ciudad a su momento más álgido, el fin de las mismas, a mediados del s. III (DOMERGUE, 1986), provocará el paulatino declive de Astorga durante los dos siglos siguientes. Es probable que sea Bracara la que toma el testigo de mayor enclave urbano en el Noroeste, aunque Asturica continuará manteniendo ciertas funciones administrativas y un núcleo poblacional i1nportante, si bien en absoluto comparable a los niveles alcanzados con anterioridad (GARCÍA MARCOS & VIDAL ENCINAS, 1999). A este periodo se adscribe la construcción de la muralla, si bien parece que abarcando un área menor que la ocupada por la ciudad en los siglos anteriores, considerándose por algunos autores como" el último acto de su añf!jo dinamismo constructivo" (GARCÍA MARCOS & VIDAL ENCINAS, 1999: 941). Al mismo tiempo se asiste al progresivo abandono de numerosas edificaciones, tanto públicas como privadas, y a la ubicación en zonas

antes habitadas de vertederos que ponen de relieve ese proceso degenerativo de la ciudad. Las noticias acerca de hallazgos arqueológicos en Astorga se remontan a la primera mitad del siglo pasado, cuando se reconocen varios tramos de las cloacas. Desde entonces, y de fonna más o menos aislada, se siguen recogiendo datos que reflejan la importancia del registro de época romana (BURÓN ALVAREZ, 1999). Las primeras intervenciones se deben a J-Ma Luengo Martínez (1962), que tendrán continuidad años más tarde en las dirigidas por T. Mañanes Pérez, si bien estas últimas se encuentran prácticamente inéditas en su totalidad, exceptuando las realizadas en el lienzo noroccidental de la muralla, donde se localizó la denominada Puerta Romana (MAÑANES PÉREZ, 1985). En 1984 se produce el traspaso de competencias en materia de Patrimonio Histórico a la Comunidad Autónoma de Castilla y León, con la consecuencia del incremento de la actividad arqueológica en el casco antiguo de Astorga, posibilitando la exhumación y documentación de un importante volumen de estructuras y la recuperación de una ingente cantidad de materiales. El análisis de toda la información obtenida en las intervenciones arqueológicas hasta el año 1994 ha sido el objetivo del proyecto dirigido desde la Universidad de León por la prof. Amaré Tafalla: "Inventario) estudio e investigación de materiales arqueológicos hallados en las excavaciones de Astorga (León) hasta el mes de Junio de 1994" (AMARÉ TAFALLA, 1997, 1998/99), en el que hemos tomado parte como responsables del estudio de los restos faunísticos. En conjunto hemos analizado muestras procedentes de unos cuarenta solares, de los que veintiocho aportaron alguna serie adscrita a fases ocupacionales romanas. Los resultados que presentamos a continuación son el resultado global de dicha analítica, partiendo de la base que Asturica Augusta se constituye COlno un solo yacimiento. En este análisis integrado hemos tomado como referencia los dos grandes periodos crono-culturales que se han podido definir en los solares: una primera fase alto imperial y la segunda correspondiente al Bajo Imperio. Asimismo contamos, como ya pudimos observar en el caso de algunas muestras, con otro conjunto de restos que no han podido asignarse más que a una Fase Romana, sin que resulte factible realizar una atribución más


Ganadería) caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

Fig.: 24. Astorga: situación de los solares estudiados. 1. Alonso Garrote, 4; 2. Bastión; 3. Condes de Altarnira, 8; 4. El Mesón; S. General Mola, 3; 6. General Mola, 8; 7. General Sanjurgo, 26; 10. La Cruz; 11. La Cruz, 10; 12. La Cruz, 20.24; 13. López Peláez, S; 14. Manuel Gullón, 3-5; 15. Marcelo Macías, 7 / Pío Gullón, 26; 16. Obispo Grau, 2 / Obispo Marcelos, 8; 17. Padre Blanco, 7-11; 18. Padre Blanco, 1S; 19. Calvo Sotelo, 10; 20. Modesto Lafuente, 3; 21. Plaza Romana; 22. Plaza Santocildes, S; 24. Prieto de Castro, 14; 25. Puerta Obispo, 13; 26. Rodríguez de Cela, 1-5; 27. San Javier, 13-15; 28. San José de Mayo, 6.

precisa. De este último grupo genérico tan solo realizaremos referencias puntuales, al no resultar tan significativo, a la hora de extraer conclusiones, como los dos restantes (fabla 130). Somos conscientes que este análisis agrupado presenta diferentes problemáticas difícilmente subsanables, como por ejemplo la dispar naturaleza de los depósitos asociados (basureros, hoyos, rellenos, etc.) o la combinación de restos de cronologías claramente diferenciadas (en el grupo bajo imperial se integran muestras depositadas desde el s. III d.C. hasta inicios de la Edad Media). De todos modos, consideramos también que es el único método por el que podemos tratar de establecer posibles diferencias, al menos entre las dos fases consideradas, si bien siempre teniendo presentes los señalados problemas inherentes al mismo.

143

N o vamos a realizar ninguna valoración, por el contrario, de los índices referentes a los restos no identificables, ya que consideramos que poco pueden aportar. El evidente sesgo que se ha producido en la mayoría de las intervenciones desarrolladas en esta ciudad ha influido de manera preferente sobre estas piezas, por lo que sus valores no nos parecen en absoluto fiables, considerando por lo tanto que los mismos presentan proporciones mucho más reducidas de las que debieron existir originalmente en los depósitos excavados. N o parece probable que en depósitos que mayoritariamente respondan de desechos producidos durante los procesos alimenticios los restos identificables alcancen valores en torno al 74.0 0/0 del total, y que dicho predominio se incremente hasta el 88.0 0/0 si tomamos como referencia el peso de los mismos. El primer aspecto que cabe destacar entre los conjuntos alto y bajo imperiales es el sustancial incremento que se aprecia, entre los domésticos, para las especies que no tienen interés alimenticio, principalmente en el caso de Equus caballus y Canis familiaris, aunque también resulta significativo que sea en esta fase cuando se documenta de manera exclusiva Camelus dromedarius, aunque sus porcentajes sean limitados. Esta tendencia, desde nuestro punto de vista, debemos ponerla en relación con el momento de declive de la ciudad de Asturica, hecho que como ya señalamos se produce desde mediados del s. III d.C., y que trajo como consecuencia el abandono de determinadas construcciones y la utilización de alguno de estos espacios del interior de la ciudad como vertederos. En estos vertederos, como hemos visto en las analíticas de determinados solares, no sólo se va a producir la deposición de desechos alimenticios, sino que también serán lugares donde se produzca el enterramiento o abandono de animales muertos sobre los que no se ha producido un procesado intenso (quizás tan solo la obtención de la piel de alguno de los caballos). Las frecuencias relativas de asnos y gatos se mantienen, por el contrario, constantes en ambos periodos, lo que quizás esté significando, por una parte, la escasa importancia que los primeros tuvieron en la cabaña ganadera de la Asturica romana, prefiriéndose los caballos para efectuar los trabajos de acarreo y tiro que son propios de esta especie. En el caso de los gatos se puede estar


144

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

ALTO IMPERIAL Equus caballus Equus asinus

BAJO IMPERIAL

NR

%

NMI

P

%

NR

%

NMI

P

%

40

2.8

2

2725

860

10.3

14

63150

2

0.2

1

74

5.7 0.1

23 76

0.3 0.9

1 2

1340 9722

18.3 0.4

401

27.7

14 3

26757 728

55.9

2453

29.4

63

183634 8998

31

2390

7.2

334 1668

45

17.2

25.3

119

23050

3

18

2336

16.1

1345

0.2

397

16.1 4.8

88 20

23178 5195

40

0.5

4

103

0.2

170

2.0

24

383

0.1

2

43

Camelus dromedanus Bos taurus

33

Ovis aries Ovis / Capra

201

102

438

30.3

35

318 7710

Canis familians

8

0.6

2

118

Felis catus

4

0.3

2

12

45

3.1

4

90

1

0.1

1

5

113 11

7.8

19

10.7

0.8

2

5116 274

8 392

0.6

28

48

3.3

3

1342

2.8

Capra hircus Sus domesticus

Cal/us gal/us Anser anser Cervus elaphus Capreolus capreolus Sus scrrfa

15

Canis lupus

20595

60

3 4

594 2351

8

0.1

2

308

8

0.1

2

58

0.3

Felis silvestns

3

0.2

1

14

L.epus capensis

16

1.1

2

40

0.1

51

0.6

7

117

Oryctolagus cuniculus

50

3.5

5

269

3.2

25

376

2

0.1 0.1

2

63 1

0.1

1

1

0.1

3 11

2

3

5 11

1 1 4

11

1 1

2

3

0.4

1

16

Columba,

sp.

Atlas plaryrl!Jnchos

1

Perdix perdix

5

Alectons / Perdix

2

Alectons rufa

1

0.5

1

0.1

37

5

Vulpes vulpes

37

4.7 0.3 0.7

3

Indeterminados TOTAL

2

4

10 46

1

2

Crusgrus

Total determinados

2

2.8 53.1 9.9 6.7 1.5 0.1 5.9 0.2 0.7 0.1

0.1

1445

75.1

47821

89.6

8332

73.7

345614

88.4

480

24.9

5540

10.4

2974

26.3

45221

11.6

1925

53361

11306

390835

Tabla 130: Distribución de los restos por especie y fase ocupacional. Se indica el número de restos (NR), el número mínimo de individuos (NMI) representados y el peso (P) en gr. Así como la frecuencia relativa del NR Ydel P.

reflejando su carácter arisco y su costumbre de aislamiento en el momento de sentir próxima su muerte, lo que quizás produciría su deposición en puntos más alejados del núcleo habitado. Si consideramos de forma exclusiva las especies domésticas con importancia alimenticia, entre las que tenemos que incluir las tres cabañas ganaderas principales (vacuno, ovicaprino y porcino) y las dos aves identificadas en esta categoría (Figuras 29 a 32), se aprecia un equilibrio en los valores que presenta el ganado vacuno, siendo la especie mejor representada en ambas fases con índices que oscilan en torno al 35-40.0% de los restos y como mínimo el 70.0% de la biomasa total de este grupo de especies. En el extremo contrario se situarán las aves de corral, dominadas ampliamente por las gallinas, en

tanto que los gansos tan solo supondrán valores mínimos en el conjunto de restos. Los índices de las aves de corral suponen, en el conjunto de domésticos, frecuencias que no alcanzan el 5.0% de los restos en ninguna de las fases, y la biomasa de los mismos cae hasta el 0.3%. Como ya hemos señalado reiteradamente, es indudable que los valores de estas especies se encuentran claramente perjudicados por la metodología de recuperación empleada en las intervenciones arqueológicas, pero en todo caso no parece probable que su presencia real, aunque mayor que la constatada, pudiera suponer unos valores que alteraran drásticamente el espectro documentado. El aspecto que quizás presente mayor relevancia en lo que a mamíferos domésticos se refiere es la casi inversión de valores que se produce entre


Ganaderia, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

ovicaprinos y suidos en ambas fases. Resulta difícil explicar las causas que pueden haber producido este cambio en las fuentes o en las preferencias alimenticias. Si bien en el capítulo siguiente volveremos sobre este aspecto, analizándolo desde la óptica más general de todo el marco geográfico del N oroeste, señalemos ahora que el predominio de los ovicaprinos sobre el resto de las especies domésticas es un hecho claramente contrastado en los asentamientos indígenas de esta misma zona, documentado ya desde la Primera Edad del Hierro, como en el cercano castro de Sacaojos en La Bañeza (DRIESCH & BOESSNECK., 1980), y continuado en asentamientos de las mismas características ya romanizados, como en el castro de Lancia en Villasabariego, en las inmediaciones de León (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ & FUERTES PRIETO, 1999), en niveles datados en el s. II d.C.

145

!iDoméstic~s:

l~~~_~~.':.e~

_

Fig.: 25. Astorga: Relación domésticos / silvestres. Registro alto imperial.

1----------------------

ImDomésticos: !!I_~ily::~t_'!s_~~,

Fig.: 26. As torga: Relación domésticos / silvestres. Registro bajo imperial.

ROMANO NR

%

NMI

P

%

44

7.9

2

4057

15.3

1

0.2

1

29

0.1

Bos taurus

228

40.8

Ovis aries

20

Ovú / Capra

91

Equus caballus Equus asinus

21.6

3

679

9

1375

8.6

Capra hircus

10

3

213

81

14.5

9

1334

5.0

Canis familiaris

18

3.2

2

298

1.1

18

Callus gallus

8

1.4

3

Anser anser

1

0.2

1

3

31

5.5

8

1377

5.2

Capreolus capreolus

6

1.1

2

120

0.4

Sus scrq/a

5

0.9

1

314

1.2

Ursus aretos

1

0.2

1

20

0.1

Vulpes vulpes

3

0.5

1

14

11

2.0

2

15

Total determinados 559

73.6

Indeterminados

200

26.4

TOTAL

759

Oryctolagus cuniculus

LIII_~I!v.estres

11 16550 62.7

Sus domesticus

Cervus elaphus

¡¡Domésticos:

Fig.: 27. Astorga: Relación entre el peso de los restos de domésticos / silvestres. Alto imperial.

;-----------------------1

:mDomésticos I :. Silvestres I ~ -~~~---~._.~_.~._.---_.¡

Fig.: 28. As torga: Relación entre el peso de los restos de domésticos / silvestres. Bajo imperial.

26416 87.0 3945

13.0

30361

imEquidos !.Sovinos : ;11 Ov/caprlnos : IOSuidos (. Carnfvoros !

Tabla 130: Continuación

Si bien en Asturica los ovicaprinos no van a superar al vacuno en ningún momento, su importancia en la dieta bajo imperial se va a incrementar de modo sustancial frente a los suidos. Esto parece sugerir que los gustos de las clases sociales alto imperiales, fuertemente romanizadas o incluso

!.Aves

--'-4%

Fig.: 29. Astorga alto imperial: Frecuencia relativa de los restos de fauna doméstica.


146

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

27,3%

:.Equldos ; . Camélidos '.Bos 111 Ovicaprlnos 'DSuidos • Carnívoros ' :C1Aves

Fig,: 30. Astorga bajo imperial: Frecuencia relativa de los restos de fauna doméstica.

8,4%

D Equidos 18,8%

65,4%

--0,3%

• Bovinos

I_ Ovicaprinos IOSUidOS _Carnívoros

°

"--02%

\ \

Aves

'

'-6,8%

'

Eg.: 31. Astorga alto imperial: Frecuencia del peso de los restos de fauna doméstica.

10,7% >

G1Equidos EilCamélidos .Sos Ovicaprinos ' •

D8uldos • Carnívoros DAves 0,1%

Fig.: 32. Astorga bajo imperial: Frecuencia del peso de los restos de fauna doméstica.

DCervus ,• Capreolus DSus • Carnrvoros : • Lepus ,.Oryctolagus 19,5%

Aves

6,2%

Fig.: 33. Astorga alto imperial: Frecuencia relativa de los restos de fauna silvestre.

5,8%

31,1%

45,3%

DCervus .Capreolus D8us • Carnívoros • Lepus .Oryctolagus Aves

Fig.: 34. Astorga bajo imperial: Frecuencia relativa de los restos de fauna silvestre.

procedentes de otras áreas del imperio, se van a inclinar hacia la carne del porcino, en tanto que la crisis que va a afectar a esta ciudad en el Bajo Imperio se va a traducir también en una vuelta, al menos parcial, hacia los sistemas económicos y gustos tradicionales, reflejando quizás que el mayor índice de población de la ciudad en este momento va a tener un mayoritario origen regional, que va a potenciar nuevamente el consumo de ovicaprinos. Como ya señalamos, volveremos nuevamente sobre este aspecto más adelante. En referencia a las especies silvestres (Figuras 27, 28 Y 33 a 36) también es posible apreciar algunos aspectos de interés. En primer lugar se observa una disminución de la importancia de este conjunto entre las fases alto y bajo imperial. Si como hemos indicado en diversas ocasiones, las prácticas cinegéticas podrían estar reflejando una actividad de prestigio, de tipo lúdico, más que una auténtica búsqueda de alimento, el aparente descenso de esta práctica podría ser otro indicio de la fase de declive que experimenta la ciudad a partir de mediados del s. III d.C. El ciervo va a ser indudablemente la especie silvestre que va a tener una mayor importancia en todo el registro de época romana, con frecuencias de casi la mitad de la totalidad de los restos y del 75-80.0% de la biomasa representada por los salvajes. Su porcentaje en referencia al último de los aspectos reseñados se sitúa muy próximo al de los suidos en época bajo imperial, y supera claramente a los ovicaprinos en el registro alto imperial, lo que pone de manifiesto la importancia que esta especie tuvo en los sistemas alimenticios de la Astorga romana, sin olvidar tampoco el empleo de determinadas partes, preferentemente de las astas pero también de otros elementos del esqueleto postcraneal, para la manufactura de algunos objetos. Entre los grandes mamíferos silvestres serán los jabalíes la segunda especie mejor representada, aunque a considerable distancia de los ciervos. Sus índices, por otra parte, van a presentar una disminución significativa entre las fases alto y bajo imperial. La captura de esta especie en el marco de las actividades de prestigio parece estar nuevamente presente, como incluso se deduce de la presencia de un colgante realizado en un canino de jabalí macho. Un grupo importante, por el volumen de restos identificados, es el de los lagomorfos, máxime si


147

Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

'IllCervus

:lDCervus

,11 Capreolus OSus

lliJ Carnfvoros :11 Lepus 11 Oryctolagus : :DAves

74,2%

--2,4% 84,1%

9,6%

:11 Capreolus ;OSus

;11 Carnfvoros :IILepus

:11 Oryctolagus : :.Aves \\--1,5%

\- 0,3%

Fig.: 35. Astorga alto imperial: Frecuencia del peso de los restos de fauna silvestre.

Fig.: 36. Astorga bajo imperial: Frecuencia del peso de los restos de fauna silvestre.

o _

1· 25 28·50 >50

Número de Restos.

o _

1·4 5-lO >10

Número Mínimo de Individuos.

Fig.: 37. Astorga: Representación gráfica de los restos de Eqttus cabal/us del registro bajo imperial.


148

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

consideramos que indudablemente se han visto perjudicados no sólo por la metodología de recuperación de restos sino en primer término por la propia actividad alimenticia de los carnívoros domésticos, que produciría la desaparición total de aquellos sobre los que hubieran actuado. Los conejos presentan valores mucho más altos que las liebres, suponiendo en época bajo imperial más del 30.0% de los restos de silvestres identificados, aun cuando la biomasa de los mismos suponga menos del 2.0% del total. N o puede excluirse la posible captura de estas dos especies en el entorno de la ciudad, mediante sistemas de caza que podrían variar entre la captura en campo abierto (principalmente en el caso de las liebres), la utilización de hurones (para los conejos) o el empleo de técnicas de trampeo. Pero también parece probable la existencia de amplios recintos cerrados, conocidos como leporaria, donde liebres y conejos se criarían en cautividad pero con unas condiciones semejantes a las que se encontrarían en campo abierto. La captura de aves con fines alimenticios no supone un conjunto muy importante en los registros documentados, si bien no podemos evaluar en toda su magnitud el sesgo que los distintos procesos postdeposicionales han provocado en el registro de estas pequeñas especies cuyos huesos, además, se caracterizan por su gran fragilidad. Las restantes especies silvestres, carnívoros que en principio no parecen tener ninguna importancia alimenticia, se encuentran muy limitados a lo largo de toda la secuencia romana.

- Equus caballus L. Como ya señalamos, la utilización de espacios del interior del núcleo urbano como vertederos en fases tardías va a repercutir de manera significativa en el incremento del registro de esta especie, debido a que sus ejemplares, una vez muertos, parece que se depositaron en estos basureros. Frente a este hecho, los depósitos de época alto imperial se encontraban mayoritariamente relacionados con rellenos previos a procesos constructivos, con restos que se asociaban casi en su totalidad con desechos alimenticios. N o hemos constatado en ningún caso un aprovechamiento alimenticio, y tan solo un reducido número de restos indica la utilización de determinados huesos largos como materia prima por los

talleres de manufacturas óseas. El reducido número de marcas de carnicería registrado en huesos de esta especie puede estar en relación bien con este hecho o bien con la posible recuperación de la piel de alguno de estos équidos. A- 1

B-1

9/2

6/6 115/8

5/1

108/7

2/1

Cóndilo occipital Maxilar + dientes aislados

Mandíbula + dientes aislados 11 /2 Cóndilo mandibular 1/ 1 Atlas Axis Vértebra cervical

ROM

3/2 13 / 10 11 /9 41/7

2/2

71/4

3/1

Vértebra lumbar

38/4

1 /1

Vértebra caudal

2/1

Vértebra torácica

2/ 1

Sacro

5/4

Costilla Escápula Húmero

2/2

Radio

4/2

Dlna

1 /1

24/11

2/1

20/7

3/1

9/5

Metacarpo Fémur

11 /8 26/10 45/11

Patela Tibia

6/5 27/14

Calcáneo

20/10

Astrágalo Tarsales

19/13

1/ 1

1/ 1

3/2 3/2 1 /1 1 /1

5/4 18/12

3/2

18/5

Metapodio indeterminado

13 / 4 1/ 1

Sesamoide proximal Sesamoide distal Falange primera

6/2

1/ 1 31 /8

Falange segunda

1/ 1 2/1 40/2

9/3 21/6 860/14

Falange tercera Total

3/2

9/3

Cuneiformes Metatarso Metatarso lateral

2/2

73/2 21 / 10

9/5 11 /4

Carpales Metacarpo lateral Pelvis

2/1

2/1

3/1 1/ 1 1/ 1 44 / 2

Tabla 131: Distribución de los restos de Equus caba//us por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

La distribución por partes del esqueleto representadas tan solo resulta significativa en época bajo imperial (Tabla 131 y Figura 37), permitiéndonos reconocer una amplia variedad de elementos conforme corresponde a una deposición de ejemplares completos (Foto 19).


Ganadería, caza y animales de companta en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

149 Foto 19: Denticiones de caballo (Equus cabal/us) y asno (Equus asinus) de Astorga.

Las edades de sacrificio se centran en ejemplares adultos, y tan solo en el registro bajo imperial se ha documentado algún potro que todavía no se encontraba incluido en esta cohorte, aunque éstos resultan mínimos, en torno al 15.0% del total, lo que en términos absolutos se corresponde con un par de ejemplares, y no se ha documentado ninguno representativo de los grupos de edad juvenil o infantil. Se pone por tanto de manifiesto el aprovechamiento de esta especie como animal de tiro y/o monta, por lo que su muerte no se relacionaría mayoritariamente con sacrificios intencionales sino con procesos naturales en estadios avanzados, o bien con enfermedades en el caso de los ejemplares más jóvenes. La distribución por sexos refleja el predominio de los machos sobre las hembras, si bien tan solo contamos con datos de época bajo imperial. Para este periodo se presenta una relación de 7:1 favorable a los machos. La alzada de los équidos (fabla 132) presenta una variación entre los 126 cm de mínima y los 148 cm de altura máxima. Se trata de valores bastante

homogéneos que como veremos se equiparan con los calculados en otros yacimientos de época romana.

- Equus asinus L. La presencia de asno (Foto 19), si bien mucho más restringida que la del caballo, responde a los mismos planteamientos que indicamos en el caso anterior. Sus valores reflejan de forma clara que se trata de una especie con una importancia muy reducida en el conjunto de la cabaña ganadera de la Astorga romana. El aprovechamiento de los asnos se centraría en su utilización como bestias de carga y/o tiro, de ahí que la inmensa mayoría de ejemplares haya alcanzado la edad adulta en el momento de su muerte, relacionándose ésta seguramente con procesos estrictamente naturales. Lo mismo podemos suponer para el único asno en edad juvenil constatado en la fase bajo imperial, ya que no parece lógico considerar un sacrificio intencional de esta especie, lo que también se refleja en el hecho de que se trate de un caso aislado.

Ads.

rango

media

mediana

Radio

B-1

5

138.4 - 145.1

140.5

139.3

2.726

Metacarpo

B-1

9

135.3 - 141.5

138.4

139.0

2.414

Tibia

B -1

3

131.6 - 148.0

140.8

142.7

8.369

Metatarso

B-1

12

126.3 - 152.5

140.6

141.3

Tabla 132: Resumen estadístico de las alturas de Equus cabal/us.

moda

146.7

desv. típ.

7.516


150

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

A- 1

Maxilar + dientes aislados Mandíbula + dientes aislados Atlas Axis Vértebra cervical Vértebra torácica Vértebra lumbar Sacro Escápula Húmero Radio Pelvis Fémur Tibia Metatarso Falange primera Total

1/ 1 1/ 1 2/1

B-1 1/ 1 2/1 1/ 1 1/ 1 2/1 1/ 1 2/1 1/ 1 2/1 3/ 1 1/ 1 1/ 1 1/ 1 1/ 1 2/1 1/ 1

ROM

23/2

1/1

1/ 1

Tabla 133: Distribución de los restos de Equus asinus por partes del esqueleto (-/- indica el NR y el NMI).

Tan solo contamos con dos referencias a tallas de asnos, apuntando ambas una altura en torno a los 112 cm (Tabla 134). Ads.

rango

Tibia

B-1

113.6

Metatarso

B-1

111.6

Tabla 134: Resumen estadístico de las alturas de Equus osintts.

Foto 20: Fragmento distal de metapodio de Come/us serrado (plaza Romana, Astorga).

- Camelus dromedarius L. Únicamente hemos documentado restos de dromedario en un único solar, el n° 7-11 de la calle Padre Blanco, depositados en el vertedero tardío originado tras el abandono del establecimiento termal allí localizado. Por otra parte, se cuenta con otro resto de esta especie incluido entre los restos de procedencia indeterminada de la intervención de la Plaza Romana, que muy probablemente habría que vincular con la ocupación romana de la ciudad, pero que debido a la indefInición de su procedencia hemos tenido que excluirlo de nuestro análisis (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 2000). La presencia de esta especie responde indudablemente a los mismos presupuestos que señalamos para los équidos. Su empleo como animal de tiro y carga es un hecho bien conocido, y sin duda éste ha sido el papel que trajo a estos dromedarios hasta Astorga. En este aspecto incide también que los dos ejemplares representados se incluyan en el grupo de adultos, pudiendo considerarse que reflejan muertes por causas naturales.

B -1

Maxilar + dientes aislados

3/ 1

Atlas

1/ 1

Axis

1/ 1

Vértebra cervical

9/2

Vértebra torácica

21/2

Vértebra lumbar

12/2

Sacro

4/2

Costillas

7/1

Escápula

1/ 1

Húmero

4/2

Radio

1/ 1

Ulna

1/ 1

Carpales

2/1

Fémur

2/1

Calcáneo

1/ 1

Sesamoideos

3/ 1

Falange primera Total

3/ 1 76/2

Tabla 135: Distribución de los restos de Come/us dromedarius por partes del esqueleto (-/ - indica el NR Yel NMI).


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

151

Fig.: 38. Astorga: Representación gráfica de los restos de Bos taurus del registro alto imperial.

o _

1-1 8·15 >15

Número de Reslos.

o 1- 3

_

4-1 >8

Número Mínimo de Individuos.

En otro sentido hay que señalar también que en ocasiones ha podido producirse un aprovechamiento de alguna parte de su esqueleto como materia prima para la elaboración de objetos en hueso, como parece documentar el resto recuperado en la Plaza Romana, un fragmento distal de metapodio serrado en la diáfisis (Foto 20), de cronología imprecisa como ya señalamos más arriba.

- Ros taurus L. El ganado vacuno será la principal fuente alimenticia en la Asturica romana, ya que como vimos a esta especie corresponde el principal volumen de restos y, en consecuencia, su biomasa también se ha convertido en la de mayor significación en toda la secuencia (Tabla 136 y Figuras 38 y 39).


152

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Consideramos que no resulta necesario incidir en la baja presencia de los restos de menor tamaño, como sesamoideos o pequeños carpales y tarsales, algo que ya hemos relacionado de forma reiterada con la metodología de recuperación utilizada. A núcleos óseos de cuerna, metapodios y falanges (principalmente las primeras) se asocian los valores más altos, tanto de restos identificados (excluyendo las piezas dentales inferiores) como principalmente de número mínimo de ejemplares que los mismos representan. La explicación a este hecho resulta compleja, aunque parece apreciarse en primer lugar una menor fragmentación de estas partes del esqueleto que las restantes. Por otra parte, también cabe la posibilidad de la existencia de un primer despiece de la canal en la que estas partes serían mayoritariamente descartadas desde una perspectiva alimenticia (algo obvio para el caso de los núcleos de cuerna), destinándose metapodios y cuernas propiamente dichas a los talleres de manufacturas de objetos en materias duras de origen animal. La menor presencia de huesos relacionados con las partes que aportan más carne, como vértebras, costillas o determinados huesos largos de las articulaciones, es probable que haya que vincularlo a la mayor fragmentación que éstas han sufrido, y por consiguiente a la dificultad que supone su asignación a una especie concreta. La utilización de esta especie en tareas de tiro y laboreo agrícola se pone de manifiesto en las edades de sacrificio documentadas (Tabla 137). De forma mayoritaria se constata la presencia de ejemplares adultos, de los que algunos, aunque no supongan una frecuencia muy representativa, ya habían alcanzado estadios seniles. Frente a esto los subadultos presentan valores mínimos, resultando significativo que no haya ningÚn juvenil o infantil. Se incide por tanto en esa idea de aprovechamiento previo de esta especie, considerando no sólo su fuerza sino también otros productos secundarios que puede aportar (leche o estiércol por ejemplo), retrasándose su sacrificio hasta momentos avanzados de su desarrollo.

Clavija / Cuerna N eurocráneo

A-1

B-1

ROM

19/11

116 / 63

13/8

5/4

17/12

Viscerocráneo

10/6

Cóndilo occipital Maxilar + dientes aislados

3/3 31/8

11 /8 78/18

Manchbula + dientes aislados 34/8 Cóndilo mandibular 9/7 Sínfisis mandibular

140/27

6/2 14/4

44/22

4/2

Hioides

1/ 1

Atlas

2/1 10/6

7/3 39/22

Axis Vértebra cervical

6/5 15/3

29/21

Vértebra torácica

6/2

Vértebra lumbar Vértebra caudal

3/2

Sacro

1/ 1

Costilla

18/2

2/2 137/2

Escápula Húmero

15/8

88/43

23/9

Radio

19/8

80/22 111 /29

Ulna

9/5

63/27

8/3

11 /6

1 /1 28/11

67/11 46/3 50/5

5/3 2/2 9/2 1/ 1

2/1

Carpales

6/6 9/5 10 / 4 7/3

Metacarpo Pelvis

26/7

14/4 157/56 101 /24

Fémur

13 /4

64/17

8/2

Patela

2/1 12/4

2/2 75/20

4/3 10/6

1/ 1 41/17

11 / 5

3/3

64/31 23/10

3/2

35/14

2/2 178/59

26/11

Tibia Maleolo Calcáneo

6/3 11 / 5

Astrágalo Centrotarsal Cuneiforme Metatarso Metapodio indeterminado Sesamoideos

8/4

8/4

9/2

Falange primera

1/ 1 24/4

352/46

Falange segunda

20/3

141 / 18

19/3

3/1 91/13 9/2 5/1 401/14 2453 / 63 228 / 11

Falange tercera Total

Tabla 136: Distribución de los restos de Bos taurus por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

Atribución

Adulto

Subadulto

Juvenil

>24m

6 - 24m 11.1

2-6m 0- 2 m

ALTO IMPERIAL

88.9

BAJO IMPERIAL ROMANO

93.6

6.4

82.6

17.4

Infantil

Tabla 137: Frecuencia relativa de las edades de sacrificio de los ejemplares de Bos taurus.


153

Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

- Ovis aries L. / Capra hircus L.

La distribución por sexos (Tabla 138) no presenta un predominio claro de ninguno de los grupos, indicándose una utilización de toda la cabaña con la misma [malidad de satisfacer la importante demanda que debía efectuar la ciudad. Atribución ALTO IMPERIAL BAJO IMPERIAL ROMANO

M

H

e

33.3 27.5

46.7

20.0

30.0 40.0

42.5 20.0

40.0

El ganado ovicaprino se va a convertir en época bajo imperial en el segundo en importancia tras el vacuno, siendo también su biomasa sólo superada por esta misma especie entre las que presentan importancia alimenticia. En momentos anteriores sin embargo, y como ya hemos apuntado, los suidos reflejan una mayor presencia que los ovicaprinos, tanto en volumen de restos como en la biomasa que los mismos suponen. La proporción entre ovejas y cabras siempre se presenta favorable a las primeras, si bien la fragmentación que presentan muchas piezas ha imposibilitado la realización de una asignación específica. La proporción varía, en cuanto a número de restos se refiere, entre aproximadamente el 2:1 que se ha constatado en época alto imperial hasta algo más de un 3:1 en el Bajo Imperio. Si bien no podemos tomar como absolutos estos índices por lo menos sí pueden estar señalando una clara preferencia por el ganado ovino, aspecto que en

Tabla 138: Frecuencia relativa de la distribución por sexos de los ejemplares de Bos tauros: toro (M), vaca (H) y buey (C).

Las alturas del vacuno presentan unos valores homogéneos en ambas fases, si bien puede apreciarse alguna diferencia en relación con el sexo de los ejemplares. Aun cuando los resultados presentan zonas de solapamiento, principalmente entre machos y hembras, se puede comprobar que las medias de éstas resultan inferiores a las correspondientes a los machos, en tanto que los castrados van a presentar las tallas máximas.

Sexo

rango

media

mediana

moda

desv. tip.

Alto Imperial Radio

M

2

114.8 - 123.8

119.3

Metacarpo

M

4

112.6 - 126.0

117.1

114.9 114.0

6.364 112.6

6.316

Metacarpo

H

3

112.2 - 117.6

114.6

Metatarso

H

2

108.6 - 114.2

111.4

3.960

Metatarso

e

2

125.4 - 127.6

126.5

1.556

2.750

Bajo Imperial Radio

M?

1

118.7

Metacarpo

M

17

112.4 - 129.3

121.7

122.4

119.9

5.038

Metatarso

M

12

107.1 - 137.7

121.4

121.2

119.3

9.092

Radio

H

1

115.2 117.6

118.8

114.0

6.760

115.7

114.3

112.9

6.534

Metacarpo

H

23

102.6 - 129.0

Tibia

H

1

109.0

Metatarso

H

18

105.7 - 133.1

Radio

e e e

1

133.3

25

121.1 - 136.0

127.1

126.8

123.0

4.167

42

118.2 - 144.6

127.5

127.9

128.2

5.085

117.7

6.774

Metacarpo Metatarso Romano Metacarpo

M

6

106.7 - 124.3

116.1

Metatarso

M

2

108.2 - 121.0

114.6

Metacarpo

H

4

106.2 - 115.8

112.1

113.1

4.168

Metatarso

H

3

111.8 - 116.0

113.8

113.5

2.113

Metacarpo

e

1

123.6

Tabla 139: Resumen estadístico de las alturas de Bos tauros: toro (M), vaca (H) y buey (C).

9.051


154

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Fig.: 39. Astorga: Representación gráfica de los restos de Bos tattr"s del registro bajo imperial.

O-lO 11·25 28·50 > 50

Número de Restos.

(r<m o-a 4-10

11-20 > 20

\:.

.

'.d..' / -)

XÜII ..

..

'~:$'

Número Mínimo de Individuos.

esta área ya se constata en fases anteriores con proporciones mucho más significativas como la registrada en el castro de Sacaojos (DRIESCH & BOESSNECK, 1980) con una relación que supera el 5:1 en favor de los restos de Ovis anes. Además de la habitual ausencia o infrarrepresentación de las partes del esqueleto de menores dimensiones' se aprecia el predominio de las piezas dentales sobre el resto de los elementos, algo que puede

deberse al más fácil reconocumento de estos elementos durante el proceso de excavación y la consiguiente recuperación mayoritaria de los mismos. Pero más difícil resulta explicar nuevamente el elevado número de núcleos óseos documentados, a no ser que nos encontremos ante depósitos donde se han vertido de forma preferente los desechos de las primeras fases de despiece o bien que se haya aprovechado la cuerna propiamente dicha en la


Ganadería, caza y anima/es de companza en /a Ga/icia Romana: estudio arqueozoológico A -1

Clavija / Cuerna N eurocráneo Cóndilo occipital Viscerocráneo Maxilar + dientes aislados Mandíbula + dientes aislados Cóndilo mandibular Hioides Atlas Axis Vértebra cervical Vértebra torácica Vértebra lumbar Sacro Costilla Escápula Húmero Radio Ulna Metacarpo Pelvis Fémur Tibia Calcáneo Astrágalo Centrotarsal Metatarso Metapodio indeterminado Falange primera Falange segunda Total

Ovis 2/2 2/2

7/4

B -1

O/C

Capra

2/1 4/2

4/3

24/8 33/10 4/4

2/2

Ovis 60/38 15/12 3/3

32/17

1/ 1 2/2

1/ 1 4/2 5/2

3/2 5/3

40/2 3/2 5/2 12/4 2/ 1 15/9 9/4 6/4 12/4

5/3

1/ 1

3/2

16/4 1/ 1 2/ 1

1/ 1

17 / 9

33/3

201/10

15/3

334/45

1/ 1 4/3 1/ 1

155

2/1 2/1 2/1 2/1

17 / 10 26/14 15/7 8/2 28/16 3/2 82/40 8/6 17 / 8

O/C

Capra

21 / 10 8/2 14/9 2/1 228/55 387/119 41 /25 3/2 5/3 18/17 17 / 3 14/2 42/5 3/2 188/2 34/9 38/ 11 67 / 11 19/5 161 /64 71/23 30/8 93/20 5/3 4/3 1/ 1 125/38 3/ 1 20/4 6/ 1 1668/119

33/18 1/ 1

14/11

4/3 6/3 9/4 5/3 3/3

12/7 3/2 7/4 5/4

102/18

Tabla 140: Distribución de los restos de Ovis / Capra por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

fabricación de objetos y estemos, por tanto, ante el resultado de los vertidos realizados por los talleres de fabricación de objetos en materias duras animales existentes en Asturica, algo que también apoyaría la presencia de otras piezas relacionadas con estos procesos y que ya hemos comentado con más detalle para cada solar. El sacrificio de ovicaprinos, con una finalidad claramente alimenticia, se efectúa de forma prioritaria sobre ejemplares que por los menos han superado los dos años, incluyéndose por tanto en la cohorte de adultos (Tabla 141). En ningún caso hemos constatado la presencia de ejemplares que pudiéramos considerar claramente como seniles.

Ovis 3/3 2/2

Clavija / Cuerna N eurocráneo Cóndilo occipital Maxilar + dientes aislados Mandíbula + dientes aislados 1 / 1 Cóndilo mandibular Axis Vértebra cervical Vértebra lumbar Costilla Escápula 5/3 Húmero Radio 2/1 Ulna 1/ 1 Metacarpo Pelvis Fémur Tibia 3/3 Calcáneo 3/2 Metatarso Falange primera Total 20/3 Tabla 140: Continuación.

ROMANO O/C Capra 1/ 1

2/2

1/ 1 5/2 13 / 9

1/ 1 1/ 1

1/ 1 3/2 12/2 7/3 3/2 5/2 1/ 1 14/7 3/1 4/2 7/2

9/4 1/ 1 91/9

1/ 1

4/3 1/ 1 1/ 1

10/3


156

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Fig.: 40. Astorga: Representación gráfica de los restos de ovicaprinos del registro alto imperial.

r

I

! !

1·18

I

l..~. ~·; . . . j

I l·a 4·1

-

>1

NímIro MíIIIIIa de 1ndIvIduoI.

Los grupos de subadultos y juveniles presentan unos valores continuos en la secuencia, por lo que debemos considerar que parte de esta cabaña se sacrificaba antes de alcanzar una edad adulta, planteándose por tanto un patrón de explotación claramente enfocado hacia el aprovechamiento cárnico. De los ejemplares que se mantuvieron hasta una edad adulta podría, por el contrario, considerarse que no sólo sirvieron para asegurar la regeneración de la cabaña, sino que de los

mismos también se aprovecharía tanto la leche de cabras y ovejas como la lana de estas últimas. La frecuencia de machos y hembras (fabla 142) presenta patrones que parecen sugerir el predominio de los primeros entre los ovinos y de las hembras entre los cápridos. A este respecto hay que señalar que la identificación sexual se ha basado mayoritariamente en las clavijas óseas de cuerna, por lo que el escaso volumen de piezas de


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galida Romana: estudio arqueozoológico

157

Fig.: 41. Astorga: Representación gráfica de los restos de ovicaprinos del registro bajo imperial.

1I 1·58 58-158

l__~ ~_ ~_~

I

j N....... de 1leItoa.

o 1·18 _

U·t5

>t5

N_ro MInImo de IndMduos.

la fase alto imperial hace que los valores obtenidos no resulten significativos, lo mismo que para el grupo genérico de época romana. En la fase bajo imperial los porcentajes se han obtenido a partir de un mayor número de evidencias, pero también debemos tener presente que muchas hembras de ovino pueden no haber desarrollado cuernos, por lo que su presencia puede estar claramente sesgada en este grupo. En todo caso,

podemos hablar de que tanto machos como hembras se destinaron al mercado (macellum) de la ciudad. Las alturas constatadas indican unas tallas que tanto para ovinos como para caprinos oscila mayoritariamente entre los 58 y los 69 cm, con tan solo algún ejemplar aislado que se establece fuera de estos límites (fabla 143). No se sugiere ninguna diferencia significativa entre ambas fases constatadas ni entre Ovis y Capra.


158

Atribución

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ Adulto

Subadulto

Juvenil Infantil

Atribución

Especie

M

H

Especie > 18 m

6 -18 m

2-6m O-2m

ALTO IMPERIAL

Ovis

50.0

BAJO IMPERIAL

Capra Ovis

50.0 100

78.9

21.1

29.2

70.8

ROMANO

Capra Ovis Capra

50.0

Ovis ALTO IMPERIAL

BAJO IMPERIAL

ROMANO

O/C

70.0 76.7

20.0 13.3

10.0 10.0

Capra

80.0

Ovis

78.7

15.7

20.0 4.5

O/C

77.1

15.4

7.4

Capra

75.0

8.3

16.7

Ovis

90.9

9.1

O/C

76.5

17.6

Capra

100

1.1

5.9

Tabla 141: Frecuencia relativa de las edades de sacrificio de los ejemplares de Ovis / Capra.

100 50.0

Tabla 142: Frecuencia relativa de la distribución por sexos de los ejemplares de O'Jis / Capra: macho (M), hembra (H).


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

159

Fig.: 42. Astorga: Representación gráfica de los restos de Sus dotnesticus del registro alto imperial

o 1·10

_

11· 20 >20

Número de Restos.

o 1·4

_

5·9 >9

Número Mínimo de Individuos.

- SUS

domesticus L.

Los suidos domésticos van a presentar una evolución opuesta a la del ganado ovicaprino, presentándose tras el vacuno como el grupo más significativo en época alto imperial, en tanto que se verá superado de forma también clara por los ovicaprinos en el periodo bajo imperial, hecho éste que ya hemos comentado algo más detalladamente con anterioridad.

A diferencia de lo señalado para vacuno y ovicaprinos, la distribución de los restos de suidos (Tabla 144 y Figuras 42 y 43) no va a presentar el predominio de ninguna parte del esqueleto excepto las evidencias dentales, que posiblemente responda a la habitual e inadecuada metodologia de recuperación de los restos faunísticos y al hecho de que estos elementos resulten los más llamativos y más fácilmente reconocibles del esqueleto.


160

N eurocráneo

CARLOS FERNÁNOEZ ROOlÚGUEZ

A- 1

B-1

6/4

13 / 4

Cóndilo occipital Maxilar + dientes aislados

ROM

3/2 47/10

112/25

13 / 6

Mandtbula + dientes aislados 113 / 35

350/88

22/9

Cóndilo mandibular

7/4

10/7

Adas

4/4

21/13

Axis

1/ 1

Vértebra cervical

1/ 1

3/3 8/2

Vértebra torácica

2/1

10/2

Vértebra lumbar

5/2

1/ 1

Sacro

1/ 1

Clavícula

1/ 1

1/ 1

10 / 2

Costilla

33/2

Escápula

21/10

83/38

8/4

Húmero

20/9

74/20

4/2

129/3

Radio

17 / 7

42/25

1/ 1

Dlna

16/8

38/20

3/2

Metacarpo III

13 / 5

42/27

Metacarpo IV

12/5

42/25

Metacarpo II

Metacarpo V

6/4 1/ 1

Adulto Atribución

5/3

4/2

18/11

36/18

4/2

Fémur

15/5

33/13

2/1

Tibia

22/9

70/28

3/3

Pelvis

Fíbula

4/2

13 / 5

2/2

Calcáneo

7/4

24/13

1/ 1

Astrágalo

7/4

31 / 17

Tarsales

1/ 1

Metatarso II

4/3

11 /7

Metatarso III

4/2

40/23

2/1

Metatarso IV

10/6

45/28

1/ 1

Metatarso V

2/1

13 / 8

1/ 1

Metapodio indeterminado

2/1

2/1

Falange primera

15/2

29/3

Falange segunda

4/1

1/ 1

Falange tercera

2/1

3/1

438/35

1345/88

Total

hecho, debemos señalar que estas piezas resultan poco llamativas durante el proceso de excavación, máxime si se encuentran fragmentadas, por lo que puede haberse producido un sesgo en su recuperación, al igual que resulta evidente para otras partes del esqueleto de esta especie (carpales y pequeños tarsales, falanges, sesamoideos, etc.). La principal fase de sacrificio de los ejemplares de porcino (Tabla 145) se establece en el grupo que engloba los últimos estadios de la cohorte de subadultos y los adultos de primera edad, aproximadamente entre los 18 y los 30 meses aproximadamente. Este hecho unido a la presencia de cerdos de edades menores, incluyendo también algún cochinillo, plantea una estrategia de producción centrada en el abastecimiento cárnico, en el que sólo parte de la cabaña alcanzaría fases de edad superiores con la fmalidad de asegurar su regeneración.

1/ 1

81/9

Tabla 144: Distribución de los restos de Sus domesticus por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

Frente a esto, cabe resaltar el reducido número de piezas vertebrales documentadas, hecho que creemos debe asociarse a la fragmentación producida durante los procesos de despiece y consumo alimenticio, lo que conlleva a la dificultad de identificación de estas piezas ya su consiguiente inclusión en el grupo de no identificados. Por otra parte, y aunque resulte imposible evaluar este

ALTO IMPERIAL BAJO IMPERIAL ROMANO

Subadulto

Juvenil

Infantil

> 21m 12 - 21 m 3 -12 m O-3m 74.1 68.0 70.6

13.8 20.2 17.6

10.4 10.1 11.8

1.7 1.7

Tabla 145: Frecuencia relativa de las edades de sacrificio de los ejemplares de Sus domesticus.

La distribución por sexos (Tabla 146) plantea el predominio de la matanza de machos frente a hembras, con frecuencias que se sitúan entre el 75-80.0% del total. Estos valores pueden responder de dos hechos, en primer lugar debemos señalar que la discriminación sexual se ha realizado en función de los caninos, y que en este sentido las piezas del macho resultan significativamente muy llamativas, por lo que pueden haberse visto beneficiadas durante el proceso de excavación. M

H

ALTO IMPERIAL

79.4

20.6

BAJO IMPERIAL

78.0

22.0

ROMANO

76.9

23.1

Atribución

Tabla 146: Frecuencia relativa de la distribución por sexos de los ejemplares de Sus domestiCtls: macho (M), hembra (H).


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

Radio Metacarpo In Metacarpo IV Calcáneo Astrágalo Metatarso nI Metatarso IV Metacarpo In Metacarpo IV Calcáneo Astrágalo Metatarso In Metatarso IV

Ads. A -1 A -1 A -1 A -1 A -1 A -1 A -1 B -1 B-1 B-1 B-1 B-1 B-1

nO 1 3 6 1

6 1 2 23 22 5 27 14 20

Rango 74.2 74.5 - 86.0 72.0 - 82.1 61.9 64.8 - 75.9 80.2 67.4 - 74.7 71.7 - 84.8 66.3 - 86.4 69.5 - 79.5 53.3 - 82.7 68.6 - 80.5 66.0 - 83.9

moda

161

media

mediana

80.9 75.8

82.1 74.0

5.848 4.622

68.1

67.3

4.029

71.1 78.2 77.5 73.7 69.9 74.8 74.6

78.3 77.1 72.2 70.5 73.7 73.7

5.162 3.522 4.646 4.417 5.734 3.476 4.501

75.1 67.0

desv. típ.

Tabla 147: Resumen estadístico de las alturas de Sus domesticus.

_

0-5 8·30 31-50 >50

Número de Restos.

o _

1·5 8·20 >20

Número Mínimo de Individuos.

Fig.: 43. Astorga: Representación gráfica de los restos de Sus domesticus del registro bajo imperial.


162

CARLOS FERNANDEZ RODRÍGUEZ

Si no tomamos en consideración esta posibilidad, podríamos estar ante el reflejo del sacrificio mayoritario de machos con edades comprendidas en un grupo de edad bastante restringido, en tanto que las hembras pudieron haberse mantenido con vida durante mucho más tiempo con una indudable finalidad de cría. Las tallas del porcino (Tabla 147) no presentan diferencias significativas entre los periodos alto y bajo imperial, presentándose unas variaciones que mayoritariamente se sitúan entre los 65 y los 82 cm, si bien hay ejemplares cuyas alturas se sitúan fuera de ambos límites, documentándose por ejemplo un suido de época bajo imperial que no alcanza los 54 cm de altura en tanto que otro supera los 86 cm.

- Canis familiaris L. La presencia de restos de perro responde a los mismos criterios comentados para los équidos, hecho lógico si consideramos que se trata de otra especie sin ningún interés desde el punto de vista alimenticio. Así en el registro alto imperial se ha documentado un muy reducido volumen de restos, en el que también resulta significativo que no se conserve ninguno completo (por lo que no hemos podido calcular ninguna talla), lo que parece indicar una remoción de los mismos desde su lugar de depósito original (quizás verte-

deros extramuros) para su inclusión entre los rellenos previos a la realización de diferentes obras arquitectónicas (calles, viviendas, edificios públicos, etc.). El registro bajo imperial cambia totalmente de aspecto. Se han documentado numerosos restos que permiten suponer su hallazgo prácticamente in situ y hasta parece factible que en algún caso los restos se mantuvieran en conexión anatómica, algo que no hemos podido reconocer por no contar con ningún tipo de registro que así lo indicara. En todo caso, parece que los vertederos que en momentos tardíos se establecen en el interior de la ciudad van a servir también como lugar de depósito de los animales de compañía muertos. La distribución por partes del esqueleto (Tabla 148) en época bajo imperial resulta bastante homogénea, exceptuando los resultados habituales de las recuperaciones exclusivamente visuales: predominio de las piezas dentales y ausencia de los elementos de menor tamaño, en este caso de forma más significativa que en anteriores especies, constatándose tan solo una falange y un astrágalo, y ningún calcáneo, carpal o pequeño tarsaL Como corresponde a una especie sin importancia alimenticia, la mayoría de los cánidos reflejan que su muerte se ha producido en estadios de edad avanzada (Tabla 149), y tan solo en época bajo imperial se ha documentado algún caso en que no habían superado la fase subadulta, si bien estos resultan

Foto 21: Cráneo de perro (Canis familiarís) de Astorga.


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

minoritarios y posiblemente estén indicando las lógicas muertes que podríamos asignar a causas naturales, relacionadas por ejemplo con enfermedades o accidentes no intencionales. A- 1

N eurocráneo

1/ 1

Cóndilo occipital

B-1

ROM

5/3 2/2

Maxilar + dientes aislados

1/ 1

13 / 6

Manillbula + dientes aislados

1/ 1

40/20

Cóndilo mandibular

1/ 1

Atlas

2/1

1/ 1 4/4

Axis

4/4

Vértebra cervical

14/4

Vértebra torácica

20/2

Vértebra lumbar

33/5

Sacro

4/3

Costilla

80/2

4/1 2/1

Escápula

10/6

Húmero

25/12

1/ 1

Radio

19/10

2/1

Ulna

12/6

1/ 1

n nI

5/3

Metacarpo IV

4/3

Metacarpo Metacarpo

6/4

Metacarpo V

3/2

Pelvis

16/9

Fémur

27/10

1/ 1

22/13

2/2

Tibia

4/2

Fíbula

1/ 1

5/3

Astrágalo

1/ 1

n Metatarso In

4/2

Metatarso IV

4/2

Metatarso

1/ 1

6/4

Metatarso V

5/3

Metapodio indeterminado

2/ 1

Falange primera

1/ 1

8/2

Total

397/20

1/ 1

18/2

Tabla 148: Distribución de los restos de Canis familiaris por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

Adulto Atribución

Subadulto

Juvenil

Infantil

>9/12 m 6/7-9/12 m 4/5-6/7 m 0-4/5 m

ALTO IMPERIAL

100

BAJO IMPERIAL

83.3

ROMANO

100

5.6

8.3

2.8

Tabla 149: Frecuencia relativa de edades de los ejemplares de Canis familiaris.

163

La altura documentada en los cánidos presenta una amplia variabilidad entre los 30 y los 70 cm aproximadamente (Tabla 150). De todos modos insistiremos nuevamente en la presencia de perros micromorfos o enanos, posiblemente del tipo braquimélico, semejantes a los pequeños terriers actuales, que no suponen ningún hecho extraordinario a tenor de lo conocido tanto para otros yacimientos romanos no sólo peninsulares (ALTUNA & MARIEZKURRENA, 1992) sino de toda Europa (TEICHERT, 1987). Estos perros parecen haber tenido bastante éxito como mascotas de compañía o perros lujo. Los restantes cánidos se asignan mayoritariamente a tallas mesoformas que no tienen nada de especial, resultando comparables con los morfotipos domésticos más comunes no sólo en los depósitos de época romana sino también en los asignados a otros periodos culturales.

- Felis catus L. Nuevamente otra especie doméstica sin importancia alimenticia, en este caso el gato, registra un patrón de deposición similar a los señalados para équidos y cánidos. Tan solo en época bajo imperial nos encontraremos con un registro más significativo de la misma, reflejando su deposición en los basureros de la ciudad, si bien tan solo nos han llegado un determinado número de partes del esqueleto identificadas mayoritariamente con los elementos del esqueleto de mayor tamaño (Tabla 151). Este proceso selectivo, si bien no intencional, se puso claramente de manifiesto en el hoyo n° 6 de la plaza de Calvo Sotelo (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 2000), donde es muy probable que se hubiera depositado un ejemplar completo de gato, aun cuando no sepamos si el hoyo se hizo intencionalmente con esta fmalidad o fue una forma de amortizarlo en el momento que perdió su funcionalidad original. En todo caso, de este ejemplar tan solo nos llegaron diecinueve restos, lo que por otra parte supone casi la mitad del registro total para este periodo. Además de la propia naturaleza de los depósitos, que indudablemente explican el ligero incremento porcentual que se produce en época bajo imperial, debemos insistir en el propio carácter arisco de


164

CARLOS FERNANDEZ RODRÍGUEZ

Ads.

rango

media

mediana

Húmero

B-1

10

32.0 - 68.0

51.6

54.6

13.839

Radio

B-1

6

47.4 - 59.2

55.5

56.4

4.240

moda

desv. típ.

Ulna

B -1

1

49.6

Metacarpo n

B-1

6

36.2 - 69.5

52.5

56.2

Metacarpo In

B-1

3

35.3 - 54.5

44.8

44.5

9.603

Metacarpo IV

B-1

3

34.4 - 63.0

50.5

54.1

14.636 4.917

Metacarpo V

B-1

3

36.6 - 45.4

39.7

37.2

Fémur

B-1

8

30.8 - 62.7

55.4

Tibia

B-1

6

53.4 - 64.2

52.4 58.2·

57.5

Metatarso n

B-1

3

40.5 - 56.4

51.1

56.3 55.3

Metatarso In

B-1

4

53.8 - 55.9

55.1

Metatarso IV

B -1

2

49.5 - 54.6

52.1

Metatarso V

B-1

4

44.2 - 59.8

51.3

Húmero

Rom

1

66.6

Radio

Rom

1

31.5

Tibia

Rom

1

32.3

Metatarso n

Rom

1

62.3

Metatarso V

Rom

1

57.2

56.2

13.432

9.941 57.5

3.549 9.151 0.900 3.606

50.5

7.794

Tabla 150: Resumen estadístico de las alturas de Cal1isfatlJiliaris.

esta especie que, a diferencia del perro, le lleva a buscar espacios apartados en el momento de su muerte, lo que podría explicar el bajo volumen de restos que incluso en esta segunda fase se ha constatado. Tampoco podemos olvidar que el gato doméstico es un animal de compañía que se extiende por Europa lentamente de mano de los romanos, por lo que el número de ejemplares quizás todavía no fuese significativamente elevado. A -1

B -1

3/2

4/3

Cráneo Mandíbula

1/ 1

+ dientes aislados

Adas

1/ 1

Vértebra cervical

1/ 1

Vértebra torácica

1/ 1

Vértebra lumbar

2/ 1

Escápula

3/2

Húmero

3/2

Radio

5/3

Ulna

1/ 1

Pelvis

4/2 3/2

Fémur

5/4

Tibia

6/3

Metatarso n

Total

1/ 1

4/2

Tabla 151: Distribución de los restos de Felis esqueleto (-/ - indica el NR Yel NMI).

ca/lIS

40/4 por partes del

- Gallus gallus L. Los gallos / gallinas se conforman como el ave de corral más abundante en ambos periodos, con frecuencias que superan el 3.0% en época alto imperial y se sitúan en torno al 2.0% en los registros del Bajo Imperio. Su aporte cárnico ha sido, lógicamente, mucho menor, como resulta evidente en una especie de pequeño tamaño. El pequeño tamaño de muchos de los restos de esta especie y la fragilidad de los mismos puede haber repercutido negativamente en su recuperación, por lo que en principio no sería inadecuado considerar que su presencia real puede haber alcanzado frecuencias mayores que las documentadas, aunque tampoco podamos pensar en un incremento que modifique drásticamente las aportaciones realizadas por las diferentes especies constatadas. La distribución por sexos indica el sacrificio tanto de machos como de hembras (Tabla 153). Si bien se produce una inversión de valores entre época alto imperial y bajo imperial no nos parece que este hecho esté reflejando un cambio en la estrategia de explotación de estas aves, considerando además que en el primero de los periodos el volumen de referencias sexuales resulta muy limitado, por lo que un pequeño incremento de la muestra puede modificar sustancialmente el resultado.


Ganaderia, caza y animales de compañía en la Galicia &mana: estudio arqueozoológico A- 1

B-1

N eurocráneo Lumbosacral

2/2

Costilla

1/ 1

Clavícula 1/ 1

B -1

1/ 1

1/ 1

Dlna

1/ 1

2/2

Coracoides

1/ 1

Carpometacarpo

1 /1

4/2

Fémur

1 /1

6/4

Tibiotarso

1/ 1

3/2

Total

1/1

8/2

Escápula

1/ 1

5/3

Húmero

4/2

20/10

Radio

7/4

12/6

Dlna

4/2

8/3

1/ 1

Coracoides

5/4

12/8

2/1

Carpometacarpo

2/2

2/1

Fémur

6/2

17/10

Tibiotarso

9/4

48/24

Tarsometatarso

3/3

33/15

Total

45/4

170/24

1/ 1

ROM

1/ 1

1/1

Tabla 154: Distribución de los restos de Anser anser por partes del esqueleto e-/ - indica el NR y el NMI).

- Cervus elaphus L. 3/3

8/3

Tabla 152: Distribución de los restos de CaJlus gaJlus por partes del esqueleto e-/ - indica el NR Yel NMI). Atribución

A -1

Húmero

1/ 1

Cóndilo occipital

Esternón

ROM

165

M

H

ALTO IMPERIAL

33.3

66.6

BAJO IMPERIAL

70.0

30.0

Tabla 153: Frecuencia relativa de la distribución por sexos de los ejemplares de Ca//us gaJlus: macho (M), hembra eH).

- Anser anser L. La asignación de los restos de Anser a la especie doméstica, a pesar de su parecido en cuanto a morfología y tamaño a los de la forma silvestre, se basa en los mismos planteamientos que los indicados por otros autores que se han ocupado de muestras recuperadas en yacimientos de época romana (ALTUNA & MARIEZKURRENA, 1996). Según las fuentes clásicas romanas esta especie solía acompañar en las granjas a las gallinas, al tiempo que su caza resultaba compleja por la altura que alcanza en su vuelo, limitándose a épocas invernales. En todo caso, el volumen de gansos resulta muy reducido a lo largo de la secuencia, indicando posiblemente que nos encontramos ante una especie que no tuvo mucha importancia en los sistemas alimenticios de la Astorga romana, aun cuando su consumo se ha puesto de manifiesto en la presencia de marcas de carnicería en alguna de estas piezas.

El ciervo se presenta en todo momento como la especie silvestre más numerosa, destacando de forma considerable sobre todas las demás de este grupo. Su biomasa va a superar incluso a la reflejada por los restos de ovicaprinos en la serie alto imperial, y va a alcanzar valores próximos a los de suidos en el conjunto bajo imperial. El empleo de las astas de esta especie en la manufactura de determinados objetos es un hecho muy bien documentado en el registro, pero las mismas no se han incluido en los cálculos (exceptuando los fragmentos que mantuvieran su unión al cráneo mediante el correspondiente pedículo) al haberse también aprovechado las cuernas de desmogue mediante la recolección y porque en ningún caso reflejan un aporte alimenticio. Destaca en la distribución de las partes esqueletales (Tabla 155 y Figuras 44 y 45) el predominio del esqueleto postcraneal (exceptuando lógicamente los elementos de menor tamaño), resultando incluso muy reducidos los valores de las piezas dentales. Es probable por tanto que el depósito en los vertederos se haya centrado en aquellas partes que han tenido una fmalidad alimenticia más destacada, hecho que se refleja por otra parte en las marcas de carnicería documentadas. Como hemos señalado con anterioridad de forma reiterada, la práctica cinegética parece reflejar un proceso relacionado con las clases sociales más poderosas, las cuales desarrollarían de este modo una actividad lúdica, de prestigio, aun cuando el resultado de la misma se utilizase también como parte integrante de la dieta alimenticia. N o negamos con esto la posible existencia de una caza realizada por otros grupos con la fmalidad de abastecer de este tipo de carne los


166

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

mercados de la ciudad y satisfacer de este modo la demanda que de la misma pudiera realizarse. A-1

Frontal/Roseta

B-1

ROM

6/4

Cóndilo occipital

3/3

Maxilar + dientes aislados

4/2

4/2

Mandíbula + dientes aislados

3/2

10/6

Cóndilo mandibular

1/ 1

3/3

Hioides

1/ 1

Atlas

2/1

Axis

1/ 1

Vértebra cervical

3/2

Vértebra torácica Vértebra lumbar

5/2

8/3 15/2

2/2

26/4

2/ 1

1/ 1

- Capreolus capreolus L. El corzo no alcanza en ningún momento porcentajes significativos en el conjunto de los macromamíferos de Astorga, ni en referencia al número de restos ni en cuanto a la biomasa que los mismos representan. En este sentido, en las dos principales fases consideradas supondrán valores inferiores al 1.0% del total. A -1

Frontal/Roseta

B -1

Maxilar + dientes aislados

1/ 1

1/ 1

3/ 1

Mandíbula + dientes aislados

4/2

1/ 1

1/ 1

Cóndilo mandibular Axis

1/ 1

1/ 1

5/2

17 / 2

2/1

Escápula

6/5

1/ 1

Costilla

Húmero

8/3

17/10 26/14

2/2

Húmero

1/ 1

5/3

Radio

16/6

38/14

2/1

Radio

1/ 1

3/2

Dlna

8/3

15/7

1/ 1

Dlna

1/ 1

Carpales

1/ 1

5/ 1

Metacarpo

4/2

Metacarpo

1/ 1

16/7

Pelvis

Pelvis

1/ 1

4/3

Fémur

8/4

8/3 21 /7

9/5

37/10

Patela

1/ 1

1/ 1

Tibia Maleolo

1/ 1

Calcáneo

7/4

18/11

5/4

75

28/18

1/ 1

Metatarso

5/2

13 / 7

2/ 1

Falange primera

3/1

33/6

2/1

Falange segunda

3/1

15/4

2/1

2/1

113/6

392/18

31/4

Tabla 155: Distribución de los restos de Cervus elaphus por partes del esqueleto (-/- indica el NR Y el NMI).

Sea cual sea el tipo de caza practicado, ésta se ha centrado de forma mayoritaria en los ejemplares adultos (Tabla 156), con frecuencias entre el 8590.0% del total, correspondiendo mayoritariamente el resto a ejemplares subadultos. La presencia de juveniles e infantiles se restringe a valores anecdóticos. Adulto Atribución

Subadulto

Juvenil

Infantil

>23/27 m 12/24-23/27 m 5/12-12/24 m O-5/12 m

ALTO IMPERIAL

89.4

5.3

BAJO IMPERIAL

86.1

11.1

ROMANO

85.7

14.3

1/ 1

1/ 1

6/2

Metatarso

1/ 1

2/1

11 / 2

28/3

2/2

Astrágalo

Falange tercera

1/ 1

Total

2/ 1

Total

Fémur

1/ 1

Centrotarsal

5.3 2.8

Tabla 156: Frecuencia relativa de edades de los ejemplares de Cervus elaphus.

1/ 1

Tibia Falange tercera

2/1

1/ 1

Costilla

3/2

ROM

1/ 1

2/2

1 /2

1/ 1 6/2

Tabla 157: Distribución de los restos de Capreolus capreolus por partes del esqueleto (-/- indica el NR Y el NMI).

Si consideramos, al igual que señalamos para el ciervo, que su captura tenemos que relacionarla con las actividades lúdicas de las clases sociales más poderosas, parece lógico suponer que tendría mucho mayor interés la obtención de los primeros por la mayor talla y, en consecuencia, mayor importancia del trofeo obtenido, con la relevancia que este hecho podría tener en el marco de la ostentación social. Desde un punto de vista exclusivamente cinegético, también el ciervo se presenta como un animal más favorable debido a su carácter gregario, especialmente hembras y machos juveniles, así como también adultos en la época de celo, frente a los hábitos más solitarios o de formación de grupos muy reducidos numéricamente más propios de los corzos. Otro aspecto documentado es el empleo de las astas de esta especie, si bien de forma mucho más limitada que la reflejada para las de ciervo, indudablemente por el menor tamaño que alcanza el desa-


Ganadería, caifl y animales de compañía en la Galida Romana: estudio arqueozoológico

167

Fig.: 44. Astorga: Representación gráfica de los restos de CcrvIIs elaphlls del registro alto imperial.

•1·4 _

5·8 >9

Número de Reatos.

•1·2 _

3-4 5·8

Número Mlnlmo de IndIVIdUos.

rrollo de las cuernas de corzo y las limitaciones que este hecho impone para su transfomación en objetos.

- Sus serofa L. Entre la caza mayor, los jabalíes van a presentar una importancia bastante destacable, siendo superados exclusivamente por los ciervos como

objetivo más buscado. A esto debemos añadir la posibilidad de que a esta especie pertenezcan algunos restos incluidos en el grupo de los suidos domésticos, principalmente entre los correspondientes a las cohortes de edad más jóvenes, debido a la dificultad que supone la determinación específica a partir de restos de ejemplares que todavía no han alcanzado la categoría de adultos.


168

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Foto 22: Restos de ciervo (Cervus elaphus) de Astorga.

Foto 23: Caninos de cerdo (Sus domesticus) y de jabalí (Sus seroja) de Astorga.

La adscripción de la mayoría de los restos de estos grupos de edad, principalmente en las últimas fases de subadultos, al grupo de los domésticos se ha basado en el ya comentado evidente patrón de sacrificio centrado preferentemente en los cerdos

de estas edades. Por otra parte, la caza de jabalíes debemos enmarcarla en el mismo marco señalado para la del ciervo, relacionándose por tanto con una actividad de prestigio social en la que en consecuencia primaría la captura de machos adultos.


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

169

Fig.: 45. As torga: Representación gráfica de los restos de Cervus elaphus del registro bajo imperial.

o _

1·9 10-20 >20

Número de Restos.

o 1-5

_

B·10 >10

Número Mínimo de IndMduos.

Como reflejo de la importancia social que se concedería a la caza de esta especie podemos citar la presencia de un colgante realizado en un canino inferior de macho que, aunque procede de un registro indeterminado de las excavaciones de la Plaza Romana, podría adscribirse a época romana, al encontrarse asociado a un registro mayoritariamente compuesto por materiales de este periodo.

La totalidad de los caninos de jabalí que hemos podido estudiar se identifican con machos, hecho que en parte también debemos relacionar con lo llamativas que resultan estas piezas y la consiguiente mayor posibilidad de recuperación durante los procesos de excavación.


170

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

A-1

B-1

ROM

Maxilar + dientes aislados

3/1

11 /4

1/ 1

MandHmla + dientes aislados

5/3

14/4

1/ 1

Costilla

1/ 1

Escápula

1/ 1

1/ 1

Húmero

2/1

6/2

Radio

3/1

5/2

Dlna

3/1

2/ 1

Metacarpo III

2/2

6/4

Metacarpo N

5/3

3/2

Metacarpo V

1/ 1

2/1

Pelvis

2/2

1/ 1

Fémur

1/ 1

Tibia

3/3

Fíbula

1/ 1

Calcáneo

2/1

Astrágalo

3/2

Metatarso III

3/2

2/1

Metatarso N

3/2

1/ 1

Metatarso V

1/ 1

Falange primera

1/ 1

1/ 1

El limitado número de restos documentados impide una valoración detallada de la existencia de esta especie en la Astorga romana. Su presencia puede responder tanto del resultado de una actividad cinegética como de una ejemplar utilizado en espectáculos. De época romana, por otra parte, también se conoce la existencia de osos domados (TOYNBEE, 1973).

- Canis lupus L. El lobo también está muy poco representado en el registro de Astorga, y restringido de forma exclusiva a época bajo imperial, de donde proceden los ocho restos documentados (Tabla 160).

2/1

B-1

2/1

1/ 1

Falange segunda

3/2

2/2

Total

48/3

60/4

5/1

Tabla 158: Distribución de los restos de Sus scrtfa por partes del esqueleto (-/- indica el NR y el NMI).

- Ursus aretos L. Los carnívoros silvestres tienen una representación muy reducida en las muestras analizadas, como resulta lógico en depósitos preferentemente compuestos por especies con interés alimenticio. Entre los carnívoros, la presencia de osos se limita a un único resto (Tabla 159) recuperado en el solar n° 3-5 de la calle General Mola (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 2000), en una unidad estratigráfica sin adscripción cronocultural concreta, teniendo que asignarlo a la fase romana genérica. ROM Metacarpo V

1/ 1

Total

1/1

Tabla 159: Distribución de los restos de Ursus are/os por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

Maxilar

2/1

Mandíbula

4/2

Tibia

1/ 1

Metatarso IV

1/ 1

Total

8/2

Tabla 160: Distribución de los restos de Canis lupus por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

N O podemos saber si la captura de esta especie se realizó de forma consciente o se trata del resultado de la utilización de técnicas de trampeo que depararon la caza de determinados animales sin interés. Ya hemos señalado que en dos mandíbulas hemos documentado marcas que indican un procesado de la cabeza de uno de estos ejemplares, lo que podría sugerir un determinado interés por aprovechar determinadas partes (como dientes) quizás con alguna significación o simbolismo social. Como hemos señalado con anterioridad con respecto a esta especie, su captura de forma consciente podría responder a un interés por eliminar una especie competidora en la caza y especialmente peligrosa para el ganado ovicaprino.

- Vulpes vulpes L. El otro cánido silvestre, el zorro, también encuentra representado por un bajo número restos (Tabla 161), si bien se ha documentado ambas fases consideradas gracias a una serie restos del esqueleto postcraneal.

se de en de


171

Ganaderla) caza y animales de companza en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico A- 1

B -1

Vértebra cervical

ROM 1/ 1

Vértebra lumbar

1/ 1

1/ 1

Húmero

1/ 1

1/ 1

Dlna

1/ 1

Pelvis

zorros, suele evitar las zonas habitadas. El pequeño volumen de restos registrado sugiere que el interés por su captura, o el éxito de la misma, resultaba mínimo.

2/1

Fémur

1/ 1

3/2

Tibia

1/ 1

3/2

Total

5/1

8/2

- Lepus capensis L. 3/1

Tabla 161: Distribución de los restos de Vttlpes vttlpes por partes del esqueleto (- / - indica el NR y el NMI).

Su presencia puede responder a los mismos criterios señalados para el lobo, si bien en este caso no parece probable que el zorro se haya visto como un cazador potencialmente peligroso para el ganado mayor, aunque son de todos conocidas sus incursiones en búsqueda de comida en áreas habitadas, principalmente en corrales, por lo que tampoco sería extraordinaria la utilización de trampas para tratar de evitarlas. Aún cuando el aprovechamiento cárnico de esta especie es una posibilidad a tenerse en cuenta si prestamos atención a algunos testimonios recientes, no se han documentado en estos restos marcas de carnicería que permitan suponer este hecho. Por otra parte, debemos también considerar el posible empleo de las pieles de zorro en los talleres de curtido.

El conjunto de lagomorfos alcanza una representación muy significativa en las muestras de Astorga, si bien las liebres van a ser las que menor importancia reflejen en este grupo. Las diferentes partes del esqueleto constatadas (Tabla 163) se identifican con los elementos de mayor tamaño, reflejándose por tanto nuevamente el sesgo producido por la metodología de recuperación de restos empleada. El abastecimiento de liebres puede responder a la existencia de amplios espacios cerrados, denominados leporaria, donde se criarían en cautividad. El bajo número de restos parece sugerir, por el contrario, que se trata de ejemplares capturados para su consumo, ya sea mediante la documentada en las fuentes clásicas caza en campo abierto o bien empleando técnicas de trampeo. A- 1

B-1

Mandíbula

2/2

Vértebra lumbar

1/ 1

Costilla Escápula

1/ 1 1/ 1

Húmero

- Felis silvestris S.

Radio

Únicamente tres restos recuperados en la zona de las termas de Padre Blanco (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 2000), asociados a registros de época alto imperial, reflejan la presencia de este felino salvaje (Tabla 162).

Dlna Pelvis

1/ 1 8/5

2/1

5/3 2/1

1/ 1

12/7

Fémur

2/ 1

7/4

Tibia

3/2

7/5

Calcáneo

1/ 1

Metatarso II

2/2

1/ 1

A- 1

Metatarso III

2/ 1

1/ 1

Húmero

2/ 1

Metatarso IV

2/2

3/2

Radio

1/ 1

Total

16/2

51/7

Total

3/1

Tabla 162: Distribución de los restos de Felis silvestris por partes del esqueleto (-/ - indica el NR Yel NMI).

Su captura debe responder posiblemente al empleo de tácticas de trampeo, ya que se trata de una especie muy huidiza que, al contrario que los

Tabla 163: Distribución de los restos de LepttS capensis por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

La existencia de liebres en el entorno de Asturica y su captura para consumo es un hecho ya constatado con anterioridad a la ocupación romana, como se pone de manifiesto en el registro faunís-


172

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

tico de la primera Edad del Hierro de Sacaojos (DRIESCH & BOESSNECK, 1980), donde esta especie tan solo es superada por el ciervo entre las silvestres, presentando un volumen de restos que supera mínimamente al asignado a los conejos.

- Oryctolagus cuniculus L. El conejo se constituye en la segunda especie silvestre mejor representada tras los ciervos, y su importancia debió ser todavía mayor si tenemos en cuenta el indudable sesgo que se ha producido durante la recuperación de los restos faunísticos, sirva como ejemplo señalar que tan solo se ha recuperado una falange y que las partes del esqueleto más abundantes son pelvis y tibias (Tabla 164 y Figura 46), es decir las más voluminosas.

A -1

B -1

Maxilar + dientes aislados

1/ 1

3/2

Mandibula + dientes aislados

3/ 3

21/12

Vértebra lumbar

caza, posiblemente mediante trampeo e incluso con la utilización de hurones (Mustela furo) que permitirían extraer estos pequeños lagomorfos de sus madrigueras subterráneas. En cualquier caso el elevado volumen de restos identificados nos lleva a suponer que existió un importante consumo de esta carne, aun cuando el pequeño tamaño de esta especie implica que su aporte resultó muy limitado en el conjunto total de la biomasa constatada.

- Columba, sp. La presencia de palomas resulta muy escasa en el registro estudiado, hecho que en parte puede estar provocado por la metodología de recuperación de los restos, que afectaría de modo especial a los huesos de las especies de tamaño más pequeño, como estas aves.

ROM

A -1

Húmero

4/2

Carpometacarpo

Sacro

1/ 1

1/ 1

Tibiotarso

Costilla

3/ 1

14/ 1

Total

Escápula

5/ 4

15/7

1/ 1

Húmero

1/1

31/23

1/ 1

Radio

4/2

11 /6

Dma

6/4

14/ 10

Pelvis

7/4

44/25

Fémur

5/3

42/20

4/2

Tibia

7/5

53/23

2/1

Fíbula

1/ 1

Metatarso Il

4/2

Metatarso III

4/ 3

3/2

Metatarso IV

2/ 1

7/4

Metatarso V Falange primera Total

1/ 1

1/ 1

1/ 1

B-1

1/ 1 2/2

1/ 1

2/2

3/1

1/ 1

Tabla 165: Distribución de los restos de Columba sp. por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

Si bien no hemos podido reconocer la especie concreta a que corresponden estos restos, puede apuntarse la posibilidad de la existencia de palomares donde se criarían estas aves, objeto de consumo en época romana. También de este periodo se cuenta con referencias que señalan su presencia en las ciudades, viviendo en los tejados de las casas (TOYNBEE, 1973).

1/ 1

1/ 1 50 / 5

269 / 25

10 / 2

Tabla 164: Distribución de los restos de Oryctolagus cuniculus por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

La demanda que debió existir de esta especie para consumo alimenticio es probable que se haya resuelto mediante la existencia de granjas (leporaria) donde se criarían en amplios espacios cerrados en los que podrían desarrollar los sistemas de vida propios de campo abierto. Tampoco podemos olvidar la posibilidad de su

- Anas platyrhynchos L. La presencia de pato ha quedado constatada en ambos periodos, si bien nuevamente con valores muy reducidos (Tabla 166), hecho que tanto puede indicar la ineficacia de los procesos de recolección como el escaso interés que esta especie ha tenido entre los componentes de la dieta alimenticia de los habitantes de la Astorga romana.


Ganadería, caza y animales de companza en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

173

Fig.: 46. Astorga: Representación gráfica de los restos de Oryctolagus Cllt1iculus del registro bajo imperial.

o 1-10

11-20 >20

_

Número de Restos.

o .. ' _

1·10 10-20 >20

Número Mínimo de Individuos.

A -1 Húmero

B-1

2/ 1

Dlna

1/ 1

Carpometacarpo

1/ 1

Tibia

1/ 1

1/ 1

Total

1/1

5/1

Tabla 166: Distribución de los restos de Anas platyrhinchos por partes del esqueleto (-/ - indica el NR Yel NMI).

Además del aprovechamiento cárnico, también se ha señalado que en Roma esta especie jugó el papel de mascota para los niños (TOYNBEE, 1973), si bien éste resulta un aspecto difícilmente evaluable a partir del registro arqueológico, máxime si no se relaciona con depósitos significativos, como podrían resultar las ofrendas procedentes de necrópolis.


174

CARLOS FERNANDEZ RODRÍGUEZ

- Perdix perdix L. / Alectoris rufa L. La captura y consumo de perdices ha quedado puesta de manifiesto en toda la secuencia ocupacional romana de Astorga (Tabla 167). Sus valores,

a pesar del pequeño tamaño de los huesos de su esqueleto, indican que su empleo como parte de la dieta debió ser más importante que lo que ha sido posible documentar en nuestro análisis.

ALTO IMPERIAL

Perdix

P / A

BAJO IMPERIAL

Alectoris

Perdix

P / A

Esternón Escápula

1/ 1

2/1

Húmero

1/ 1

1/ 1

Radio

1/ 1

1/ 1

Ulna

1/ 1

2/2

3/2

Coracoides Carpometacarpo

1/ 1

1/ 1

1 /1

1/ 1

Fémur

3/2

1/ 1

Tibiotarso

7/4

Tarsometatarso

1/ 1

Total

Alectoris

2/1

5/1

1/1

11 / 4

1/ 1

6/4

2/2 3/1

16/4

Tabla 167: Distribución de los restos de Perdix / Aleetoris por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

Las perdices se conforman en el grupo de aves silvestres más importante de entre todas las documentadas, lo que aparentemente lo convierte en el más demandado, aspecto que también se refleja en las fuentes clásicas, donde se habla de ellas considerándolas de gran importancia desde una perspectiva culinaria (TOYNBEE, 1973).

- Grus grus L. La última especie documentada son las grullas, de las que tan solo contamos con dos restos identificados (Tabla 168). B-I Pelvis

1/ 1

Tibiotarso

1/ 1

Total

2/1

Tabla 168: Distribución de los restos de Gms grus por partes del esqueleto (-/- indica el NR Yel NMI).

La grulla también se encuentra citada en las fuentes clásicas, indicándose que era un plato típico de las fiestas (TOYNBEE, 1973). Al igual que para las restantes aves, en el caso de los registros de Astorga su presencia se ha podido ver muy mediatizada por las técnicas de recuperación utili-

zadas; en cualquier caso, el registro faunístico de época medieval ha reflejado un mayor conjunto de restos de esta especie.

V.B.- LA ALIMENTACIÓN CÁRNICA EN LOS ASENTAMIENTOS ROMANOS DE NUEVA CREACIÓN Como hemos podido ver a lo largo del capítulo y expusimos al principio del mismo, incluimos bajo este epígrafe los yacimientos de época romana para los que no parecen existir precedentes en fases anteriores en el Noroeste, y no será hasta este momento cuando, con la llegada de sistemas organizativos típicamente romanos, se produzca la aparición de nuevos tipos de asentamientos o de centros productivos: ciudades, villas, campamentos, factorías, etc., en los que encontraremos asentados grupos sociales de estatus y/o nivel económico altos. En principio la muestra, como en tantos otros casos, sigue siendo muy limitada para alguno de los tipos de asentamientos considerados, y tan solo en el caso de los núcleos urbanos de mayor importancia contamos con un volumen de información del que pueden extraerse conclusiones mínimamente fundadas. Por tanto, y como señalamos


Canadetia, caza y animales de companta en la Calicia Romana: estudio arqueozoológico

desde un principio, trataremos de reseñar los patrones generales que se pueden apreciar desde una perspectiva genérica, de modo que sirvan como base para futuras líneas de investigación que se ocupen de verificar y definir nuestras hipótesis. Resumiendo lo expuesto de forma detallada en la analítica de yacimientos, contamos con muestras de tan solo dos asentamientos litorales, la Factoría de A Igrexiña y Feal da Paula y de tres villas: Toralla, Eirexa Vella y Santomé, esta última con dos muestras, una adscrita a la fase ocupacional alto imperial y la segunda a momentos bajo imperiales (el análisis detallado en FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 2000 Y FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ & RODRÍGUEZ GONZLÁLEZ, 1999) (Figura 47). Tan solo se ha podido analizar una muestra de origen campamental, Cidadela (Figura 48), en tanto que A Pobra de Valdeorras, la serie de la calle Hospital de Vigo y tres colecciones de Brigantium (Calle Real, Casa Martelo y Calle de la Franja) son representativas de los denominados núcleos habitadona/es secundarios (Figura 48). Los principales centros urbanos se encuentran representados por las series analizadas de Lugo y por la más abundante muestra de Astorga, agrupada, como expusimos en su momento, en los dos

175

periodos principales que hemos podido defmir en relación con los momentos de ocupación romana de la ciudad: alto y bajo imperial (Figura 49), dejando al margen en este apartado (excepto para aspectos concretos) el conjunto de material óseo adscrito a la fase genérica Romana.

V.B.l.- LAs

ESPECIES DOMÉSTICAS

Entre los tres grupos de especies que conforman la principal fuente alimenticia (bovinos, ovicaprinos y suidos) , se constata en general en estos asentamientos un predominio de los restos del ganado vacuno, y aun en aquellos en los que se ven superados por otras especies su biomasa va a indicarnos siempre que va a tratarse del tipo de carne más consumida. Los porcentajes resultan muy variables, en algunos casos pudiendo deberse a las propias limitaciones impuestas por el tamaño de las muestras analizadas, en tanto que en otros asentamientos resulta más compleja la interpretación. Los porcentajes de vacuno suelen superar el 50.0% del volumen total de restos si consideramos exclusivamente los tres grupos mayoritarios (Figuras 50 a 52), si bien en tres de las series se ven

100%

~t/ 1/ 40%--'/

11 Cam(voros silv : 11 Lepórldos o Ungulados silv ! IIAvesdom ¡ 11 Cam(voros dom ¡;¡)Suldos i

l

i

;_~;~~;;rl~_o

1

j

.-;//

20% -'

Fig.: 47. Espectros faunísticos de las factorías litorales y villas.


176

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Fig.: 48. Espectros faunísticos de los núcleos habitacionales secundarios.

ri;iCamr~';ros-sl¡ii-

¡O Ungulados sllv [mAves dom ¡. Camlvoros dom ¡.Suldos

I !_;;;~::;s_I_~a_,!,ellJS_

!.Ovicaprino

Fig.: 49. Espectros faunísticos de los núcleos urbanos.

¡CAves sllv :mCamivoros sllv

!. Lepórldos :O Ungulados silv ¡.Avesdom

iCI Camívoros dom ;.SUidos

!El Ovicaprino [SBovlno

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superados por otra especIe, identificada sIempre con los suidos. En la factoría de A Igrexiña el volumen de restos resulta muy limitado (33 para estas tres especies), por lo que una muestra mayor puede invertir fácilmente los índices obtenidos.

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Más significativos son los casos de Brigantium y la serie alto imperial de Astur.ica (Figuras 51 y 52). En el primero de los mismos el predominio de los suidos domésticos es manifiesto, con más del 50.0% del total frente a un 35.0% de vacuno. En


Ganadería, caza y animales de companta en la Galicia &mana: estudio arqueozoológico

177 Fig.: 50. Factorías y villas: frecuencias relativas de los tres grupos domésticos principales.

90

80

70

60

50

40

30

20

10

o ~0-f-~'1>

\<:'¡)

Fig.: 51. Aglomerados secundarios: frecuencias relativas de los tres grupos domésticos principales

90

80

70

60

50

40

30

20

10

00\'1> C}"O'8

Astun'ca los valores se presentan más parejos, con

un 40.0 de suidos frente al 37.0 de restos de vacuno. En ambos casos, sin embargo, parece que el influjo romanizador en los sistemas alimenticios ha sido muy marcado, ya que el predominio de los suidos se

ha señalado como una de las principales características de la alimentación en la Italia central (KING, 1999) Yde su influencia en otras áreas del Imperio. En este sentido, la importancia que los suidos suponen en los espectros faunísticos de la Astorga


178

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

90·,----------------------------------¡

alto imperial podría estar indicando la adopción de nuevas formulaciones alimenticias, no habituales con anterioridad en el Noroeste, debido a la llegada de una población foránea que, en este caso, se establecería en la ciudad primero bajo la forma de un campamento militar y con posterioridad como personal de carácter político y administrativo que se ocuparía del funcionamiento de los sistemas planificados por Augusto, y que habría importado sus propios gustos típicamente romanos. La llegada de población extranjera, posiblemente desde Italia, también se ha planteado recientemente para responder de las variaciones observadas en las frecuencias de las especies de la ciudad romana de Atuatuca Tungrorum, la actual Tongeren en Bélgica (ERVYNCK & VANDERHOEVEN, 1997). Las restantes muestras, por el contrario y como hemos señalado, indican el predominio mayoritario del vacuno, lo que plantea una continuidad en la principal fuente de alimentación de la fase precedente, exceptuando el caso de la costa atlántica, donde ya vimos que existía una preferencia por los ovicaprinos que en los asentamientos romanizados (Toralla o Vigo) no se va a ver reflejada. Esta continuidad en la alimentación cárnica durante época romana, al menos en lo que concierne a la principal

Fig.: 52. Núcleos urbanos: frecuencias relativas de los tres grupos domésticos principales.

fuente de recursos, se ha constatado en otras zonas tanto de la Península como del resto del Imperio tras la implantación romana (KING, 1999). Por lo que respecta a los otros dos grupos principales (ovicaprinos y suidos), su ordenación va a plantear aparentemente algunas diferencias en relación con el tipo de asentamientos a que nos refiramos. En los lugares de habitación tipo villa (incluyendo el complejo caso de Feal da Paula) los ovicaprinos como mínimo van a igualar los porcentajes de suidos (Figura 50), si bien en la mayoría de los casos superan a éstos. Se plantea por tanto un esquema de preferencia alimenticia cárnica semejante al referido para los núcleos indígenas, sin que en estos lugares parezca existir una clara influencia del proceso romanizador en el tipo de alimentación adoptado. Parece lógico considerar que si no la propiedad de estas villas, muy posiblemente dedicadas a la producción intensiva de alimentos con vistas a satisfacer la demanda de los núcleos urbanos, al menos la mayoría de su personal va a estar compuesto por pobladores indígenas que siguieron manteniendo sus propios gustos culinarios. Una conclusión semejante puede plantearse para otras villas de la Península Ibérica, como es el caso del Alto de la Cárcel, en Navarra, donde el dominio


Ganaderia, caza y animales de companza en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

de los restos del ganado ovicaprino frente a vacuno y suidos (MARIEZKURRENA & ALTUNA, 1993/94) podría estar también reflejando una continuidad con respecto a las frecuencias habituales en los asentamientos prerromanos de la zona. La muestra del campamento romano de Cidadela va a presentar también una ordenación en la que los restos de ovicaprinos ocupan el segundo lugar en importancia tras el vacuno (Figura 51). Este hecho puede ponerse en relación, al igual que se ha indicado para otras zonas del Imperio (KING, 1999), con el tipo de tropas acantonadas. Frente a Astorga, donde podemos encontrarnos con una primera fase ocupacional por parte de una Legión (o de una de sus vexillatio) , en Cidadela la unidad presente es una cohorte auxiliar, la Cohors 1 Celtiberorum, en cuya alimentación pudo haber influido notablemente la tradición del lugar de origen de los propios soldados. En cualquier caso, el predominio sigue correspondiendo al vacuno, como se ha constatado en la mayoría de los campamentos militares (por ejemplo, KING, 1999; LUFF, 1982), lo que podría estar en relación con la lógica necesidad de contar con esta especie para las tareas de tiro y carga durante los desplazamientos. En las series faunísticas de los aglomerados secundarios y de las grandes urbes los restos de suidos domésticos van a superar de forma clara al ganado ovicaprino, llegando incluso en algún caso, como ya señalamos, a dominar también al vacuno (Figuras 51 y 52). El incremento del papel de los suidos en la alimentación de época romana se ha interpretado como síntoma de los procesos romanizadores de las diferentes áreas del Imperio (KING, 1999), incrementándose claramente sus índices con respecto a los constatados en los poblados prerromanos, aunque nunca alcanzando los valores que va a presentar en los asentamientos de la Italia central, donde constituirían el principal recurso cárnico (con una media del 65.0% de los restos de los tres grupos ahora considerados), principalmente en relación con las áreas habitacionales vinculadas a los grupos sociales de mayor estatus. En nuestra área de estudio, y como ya subrayamos al analizar las muestras de Asturica, durante la fase bajo imperial se ha constatado un incremento significativo de los ovicaprinos frente a los suidos (Figura 52). La explicación que planteamos para este hecho está en relación directa con el

179

declive de la ciudad tras la práctica [malización de las actividades mineras, y la posible presencia en la misma de un mayor volumen de población de raigambre indígena, que nuevamente impondría sus gustos alimenticios, en los que el predominio del ganado ovicaprino ha sido ya comentado al ocuparnos de los poblados castreños. A diferencia de Astorga, los suidos siguen predominando en las muestras bajo imperiales del resto del Noroeste frente a ovicaprinos, quizás reflejando que el momento de crisis reconocido en aquella ciudad no va ser un aspecto generalizado, tanto en los asentamientos analizados por nosotros, entre los que destaca Lucus o Brigantium, para el primero de los cuales ya se ha señalado la aparente inexistencia de este momento de decaimiento (GONZÁLEZ FERNÁNDEZ & CARREÑO GASCÓN, 1999), como en otros del entorno más inmediato, como el Gijón romano, donde los análisis de fauna del yacimiento de la Plaza del Marqués (MORALES MUÑIZ et aliz~ 1994) indican un predominio de bovino, tras el que se situarían suidos y ovicaprinos en este orden. El ganado vacuno presenta un patrón de aprovechamiento centrado en los ejemplares adultos, sin que se constaten terneros pertenecientes a los primeros grupos de edad. Lógicamente parece existir un aprovechamiento de los bovinos previo a su sacrificio, utilizándose en tareas de tiro o laboreo agrícola y obteniéndose otros productos como la leche o incluso el estiércol. El empleo de esta especie como animal de sacrificio también aparece atestiguado en las fuentes clásicas (fOYNBEE, 1973: 149 y ss.), y como tal hemos interpretado los restos localizados en un hoyo existente en el Princzpia del campamento de Cidadela (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ & CAAMAÑO GESTO, 1996b), posiblemente indicativo de un ritual de carácter fundacional de este establecimiento militar. Como veremos de forma más detallada en el siguiente apartado, la matanza de un vacuno no suponía un aprovechamiento exclusivo de su carne. Además del curtido de su piel diversas partes de su esqueleto se emplearon por artesanos para la fabricación de una variada gama de objetos. Las alturas en la cruz calculadas para este grupo señalan una talla media global de 120.6 cm (fabla 169), algo superior a la calculada para los bovinos


180

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

europeos de época romana, situada en torno a los 117 cm (AUDOIN-ROUZEAU, 1995), similar a las reconocidas en algunos países de la Europa central

(Austria, Hungría) y tan sólo superada por la referida a Italia, donde se localiza el valor medio máximo con una talla de unos 127 cm aproximadamente.

rango

media

mediana

moda

desv. típ.

Toro

47

105.8 - 137.7

119.27

119.9

119.9

7.196

Vaca

69

102.6 -113.1

114.36

113.5

114.0

6.331

Buey

73

118.2 - 144.6

127.25

127.4

128.2

4.682

189

102.6 - 144.6

120.56

122.0

123.6

8.216

Global

Tabla 169: Resumen estadístico de las alturas de Bos taurus.

Un aspecto que no hemos analizado por el momento en el Noroeste es el referente a la bimodalidad en las tallas del vacuno constatada en otros lugares de Europa tras la conquista romana (AUDOIN-ROUZEAU, 1995), con un grupo que variaría entre los 105 y los 120 cm y otro entre los 130 y los 140 cm, y que se ha interpretado como el reflejo de la introducción de bovinos de gran tamaño por parte de los grupos romanos, que incluso no llegarían a ser cruzados con las razas autóctonas. La existencia de dos razas de vacuno de tallas bien diferenciadas se ha documentado de forma muy precisa, por ejemplo, en la Galia (LEPETZ, 1995). En el Noroeste peninsular, en cualquier caso, los bovinos que superaban los 130 cm de talla resultaron muy limitados si consideramos los resultados obtenidos en la muestra analizada, aun cuando hay que tener muy en cuenta esta posibilidad, sobre todo considerando nuevas analíticas. El alto consumo de ganado porcino va a incluir un importante porcentaje de ejemplares que no han alcanzado la edad adulta. El principal grupo de edad es el ubicado entre los 18 y los 30 meses aproximadamente, aspecto por otra parte constatado en la mayoría de las comunidades,

también prerromanas, que presentan una cría de porcino enfocada a cubrir una parcela del sustento alimenticio. El aspecto más novedoso va a consistir en la presencia de individuos sacrificados durante las primeras fases de edad, es decir cochinillos. Dato también observado en otros núcleos romanos del Imperio y que se ha interpretado como un componente muy apreciado de la dieta y relacionado con las clases sociales más altas (K1NG, 1999), Y claramente inapropiado para sistemas económicos en los que se persigue un rendimiento máximo de las especies domésticas desde un punto de vista cárnico. Indudablemente el sacrificio de cochinillos en estos ámbitos romanizados responde a la existencia de un sistema comercial muy desarrollado. Las alturas calculadas para el porcino vienen a señalar una media que superaría ligeramente los 74 cm, con valores extremos entre los 53 y los 86 cm, si bien ambos representados por un único ejemplar en cada caso (Tabla 170). Estos índices se corresponden perfectamente con los señalados, por ejemplo, para esta misma especie en Europa durante época romana (TEICHERT, 1993), señalándose una variabilidad que oscilaría de los 60 a los 85 cm.

rango Suidos

142

media

53.3 - 86.4

74.2

mediana

74.3

moda

72.1

desv. típ.

5.725

Tabla 170: Resumen estadístico de las alturas de Sus domestíctls.

En referencia al ganado ovicaprino ya expusimos el bajo interés que parece presentar su carne en los asentamientos urbanos más desarrollados, y tan solo en las villas, reflejando quizás una vinculación más estrecha con la población indígena [claramente documentada en el caso de Santomé, por

ejemplo (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ & RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, 1999)], parece asistirse a una continuidad de su predominio frente al ganado de cerda. El descenso del ganado ovicaprino entre los componentes de la dieta se reconoce también como una influencia del proceso


Ganadería, caza y animales de companta en la Galicia RiJmana: estudio arqueozoológico

181

Previo a este aprovechamiento cárnico podemos suponer que se procedería al consumo de la leche de ambas especies, estando documentado también por otras fuentes, principalmente las literarias, la utilización de la leche, el pelo y el cuero de los ovicaprinos. El sacrificio de estas especies con fines rituales aparece también constatado (TOYNBEE, 1973: 163 y ss.), si bien este hecho resulta muy difícil de reconocer sin contar con un contexto bien defIDido, y en las muestras que hemos estudiado no se ha hecho ninguna mención a esta posibilidad. Las tallas calculadas para los ovinos indican una altura media de unos 62 cm en la cruz, resultando algo superior para los cápridos (63 cm) si bien la muestra resulta claramente mucho más reducida en lo que a esta especie se refiere (Tabla 171). La altura media calculada para los ovinos de la Europa romana se establece en torno a los 64 cm (AUDOIN-ROUZEAU, 1995), reflejándose nuevamente una bimodalidad que sugiere una introducción de ejemplares de mayor talla tras el proceso de conquista. Los valores que hemos calculado para el Noroeste oscilan en el caso de esta especie entre los 54 y los 70 cm aproximadamente, ajustándose a la variabilidad reconocida para el resto del Imperio, entre los 55 y los 75 cm según Audoin-Rouzeau (1995).

romanizador en numerosas áreas del Imperio (K1NG, 1999), tratándose de una tendencia a la baja lógica ante el incremento del porcino. Por el contrario, en el centro de Italia el ganado ovicaprino presenta mayores porcentajes que el vacuno, siendo a su vez superado por el ganado de cerda, lo cual se ha puesto en relación con el tipo de cultivos mayoritariamente desarrollados en la zona nuclear del Imperio romano. En el Noroeste peninsular, por otra parte, seguimos asistiendo a un claro predominio de los ovinos sobre los caprinos, con índices que parecen ser favorables a los primeros al menos en una proporción de 3: 1, pudiendo ser incluso mayor. Esta preferencia, además de reflejar una tendencia que ya vimos que es tradicional en el área de estudio, se puede explicar por diferentes motivos, como por ejemplo que se trata de una especie menos agresiva sobre el medio durante su actividad alimenticia o a causa de un interés por el aprovechamiento de sus productos secundarios propios Oa lana). En cualquier caso el sacrificio de ejemplares aparece centrado en individuos que han superado por lo menos los 24 meses de edad, documentándose un máximo en torno a los 36 meses. La presencia de corderos y/o cabritos y de seniles resulta por el contrario muy limitada. rango

Ovis

83

53.6 - 73.9

Capra

11

55.7 - 68.9

media

mediana

62.17

62.2

63.36

63.8

moda 58.8

desv. típ. 3.918 3.621

Tabla 171: Resumen estadístico de las alturas de Ovis / Capra.

Desde una óptica alimenticia, la fauna doméstica se completa con dos aves de corral, entre las que va a destacar claramente Ca//us gallus. La importancia real que alcanzaría esta especie, como sucederá con todas las aves y lagomorfos, en los espectros faunísticos analizados ha quedado oscurecida por los sistemas de recuperación empleados, que indudablemente han afectado a este tipo de restos frágiles y de reducido tamaño. Como ya comentamos en el caso de los poblados castreños, va a ser a raíz de la Romanización cuando empecemos a reconocer la presencia de restos de gallináceas en los registros óseos indígenas, aunque resulta muy probable su llegada con anterioridad al Noroeste. Su presencia no resulta

muy abundante en los asentamientos tipo villa, pero se hace más notoria en los núcleos secundarios y especialmente en las grandes urbes. Los métodos de cría de las gallinas se encuentran bien descritos en las obras de Varrón y Columella, señalando la existencia de gallineros (gallinaria). También se conoce el sacrificio de gallos a los dioses Lares (TOYNBEE, 1973: 256 y ss.). Junto a Callus, los registros de Lugo (ALTUNA & MARIEZI<:.URRENA, 1996) y de Astorga han permitido reconocer la presencia de gansos (Anser anser), especie que sería introducida en la Península por los romanos y que junto a gallinas constituiría el conjunto de aves de corral, aun cuando nunca parece alcanzar los valores de esta última especie


182

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

citada. La presencia de gansos en la Península en época romana ha sido citada en el yacimiento de la Torrecilla de 1ván Crispín, en Madrid (HERNÁNDEZ CARRASQUILLA, 1993). Si dentro del conjunto de domésticos nos fijamos ahora en aquellas especies que no tuvieron importancia alimenticia destaca en primer término el caso de los equinos. Entre éstos será el caballo el que va a tener una representación más abundante, aun cuando su presencia no ha sido todavía reconocida en las muestras óseas de las villas del N oroeste. En el núcleo habitacional secundario de Brigantium tiene tan solo una representación anecdótica, estando sus máximos índices vinculados a vertederos de las principales urbes (Lucus y Asturica), normalmente reflejando deposiciones de ejemplares completos. . Creemos que el posible consumo de esta especie es un hecho que podemos rechazar totalmente para el Noroeste, aspecto que ya señalábamos para las sociedades indígenas prerromanas y romanizadas (principalmente por la ausencia de evidencias de esta especie) y que en los nuevos asentamientos hemos podido constatar de forma efectiva. Las limitadas marcas de carnicería documentadas en algunos restos de Asturica creemos que deben relacionarse con los procesos de despelleje del animal para aprovechar su piel o bien para obtener, como veremos más adelante, determinados elementos del esqueleto que serán utilizados como materia prima para la elaboración de objetos.

Equus

29

El posible consumo de caballos ha sido objeto de estudios detallados en otras áreas del Imperio. Para el ámbito de la actual Holanda (LAUWERlER, 1999) se señala la existencia también de un "tabú" en el consumo de esta carne, al igual que sucede en el Noroeste penisular, planteando una serie de hipótesis para explicar este hecho, entre los que cita la aversión a consumir animales de compartía, o la posible asociación de esta especie con temas religiosos o mágicos, aun cuando para este último supuesto contemos con otros casos de animales que cumplieron sin ningún problema ambas fmalidades: sacrificio ritual y consumo alimenticio. Al igual que señala este autor, consideramos que la primera de las hipótesis podría ser la que, a falta de otra más adecuada, mejor explicaría este hecho. Los caballos, por tanto, cumplirían otra serie de funciones, entre las que además de su utilización por el ejército (caballería) en el ámbito civil serviría como animal de monta, tiro, atracción en espectáculos, etc. (TOYNBEE: 1973: 149 y ss.). La altura media que hemos calculado para los caballos de época romana se sitúa en torno a los 140 cm (Tabla 172), con una variación entre los 126 y los 152 cm aproximadamente. Este valor se adecua perfectamente con el señalado por Audoin-Rouzeau (1995) para los caballos del mismo periodo en Europa, aun cuando sea ligeramente superado por las medias de los équidos de la Europa Central y, de forma más clara, por los procedentes de la Península Italiana (con una alzada media de 145 cm).

rango

media

mediana

moda

desv. típ.

126.3 - 152.5

139.91

139.9

138.9

5.566

Tabla 172: Resumen estadístico de las alturas de Equus caballus.

Al igual que se ha reconocido para otras zonas, y como hemos indicado en el caso de otras especies, parece probable que los romanos hayan introducido caballos que presentarían una alzada mayor que la correspondiente a las especies autóctonas (AUDOIN-ROUZEAU, 1995), si bien la inexistencia de datos previos para nuestra área de estudio nos impide valorar convenientemente esta posibilidad. Los asnos han tenido una importancia muy limitada entre la cabaña equina del Noroeste, y hasta el momento tan solo en los registros de Vigo (calle Hospital) y de Astorga se ha podido identificar un

limitado conjunto de evidencias. La altura calculada para un ejemplar del segundo de los yacimientos citados se sitúa en torno a los 112 cm. Tampoco los camélidos han tenido una importancia destacada. La presencia de dromedarios, exclusivamente restringida al registro de Astorga, responde a los mismos motivos señalados para los restantes casos donde ha sido identificada esta especie tanto en la Península Ibérica (CARDOSO, 1992; MORALES MUÑIZ, RlQUELME & LIESAU, 1995; RlQUELME et alií, 1997) como en zonas más septentrionales (por ejemplo, LUFF, 1982).


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

Su llegada a la Península, posiblemente desde el Norte de Africa, puede relacionarse con movimientos de tropas, máxime si tenemos en cuenta las referencia a la existencia de camelleros en distintas unidades militares, como por ejemplo, y entre muchas otras, es el caso de la cohorte 1 Augusta Praetoria Lusitanorum (con tropas procedentes de Hispania), en la que se contaba con 19 dromedarii (GONZÁLEZ ECHEGARAY, 1977). Pero si consideramos que estamos en una fase tardía y en un núcleo urbano de carácter claramente civil parece más lógico considerar que se trata de bestias de carga que han podido ser utilizadas por comerciantes procedentes del Norte de África, hecho que también se aprecia en la existencia de procesos de malformación en alguna de las falanges analizadas, producidos por haber sido sometido a una carga excesiva de forma continuada. En cualquier caso, la presencia de dromedarios ha debido ser un hecho circunstancial en la historia de la ciudad, sin que en absoluto se pueda plantear una población estable de esta especie que, evidentemente, se encontraría muy desplazada de sus condiciones naturales de hábitat, sobre todo desde una perspectiva climática.

Para terminar con el grupo de los domésticos nos queda por referirnos a los animales de compañía, limitados en nuestras muestras a los perros y gatos. En el caso de los primeros no cabe duda que los registros señalan una presencia muy alta de cánidos, especialmente documentados en el caso de las ciudades, al haberse producido deposiciones de ejemplares en los basureros. En ningún caso se constata el consumo de la carne de esta especie. Además de la habitual presencia de perros mesoformas, acerca de los cuales no cabe apuntar ningún aspecto destacable, las tallas calculadas para esta especie (Tabla 173) nos indican la existencia de ejemplares micromorfos tanto en Lugo (ALTUNA & MARIEZKURRENA, 1996) como en Astorga, representativos del auge que en época romana alcanzan los denominados ''perros de compañíd', que en la mayoría de los ejemplares de Astorga parecen corresponderse con formas braquimélicas (TEICHERT, 1987). La presencia de perros enanos en época romana ha sido reconocida en la Península en la villa del Alto de la Cárcel, en Navarra (ALTUNA & MARIEZKURRENA, 1992; MARIEZKURRENA & ALTUNA, 1993/94).

rango

Canis

67

183

30.8 - 69.5

media

mediana

51.42

55.2

moda 57.2

desv. tipo 10.358

Tabla 173: Resumen estadístico de las alturas de Canis familiaris.

Desde un punto de vista económico, la presencia de estos ''perros de compañía o de l,,!jo" parecen estar indicando la existencia de una población con un estatus social elevado que, al igual que es posible apreciarlo en otros aspectos de la cultura material, trataría de seguir todos los dictados de la moda, entre los que podríamos incluir la posesión de estas pequeñas mascotas. El resto de cánidos pudo haber tenido finalidades muy diferentes, reconociéndose ya en las fuentes literarias el empleo de los mismos como acompañantes para la caza, pastores de rebaños, guardianes de casas o incluso como animal de tiro para pequeños carros, sin olvidar su vinculación con los dioses de la salud (TOYNBEE, 1973: 102 Y ss.). Los gatos tuvieron mucha menor estima que los perros en época romana, y más que mascotas fueron considerados como remedio contra ratas y

ratones, de ahí que las fuentes escritas sean mucho menos explícitas en referencia a esta especie (TOYNBEE, 1973: 87 y ss.). En cualquier caso, su expansión por Europa en general y por el N oroeste de la Península Ibérica en concreto se pone en relación con el proceso de romanización. Los hallazgos de gatos en las muestras analizadas no son muy numerosos, y tan solo en el caso de Astorga hemos documentado algunos ejemplares ya debidamente analizados. Su pequeño volumen puede ser reflejo de una población no muy extensa o bien responder del propio carácter arisco de este felino, que parece buscar lugares aislados cuando siente próximo su fin (LENTACKER & DE CUPERE, 1994). Incidimos nuevamente sobre el inadecuado método de recuperación de restos utilizado en la mayoría de las intervenciones realizadas en los núcleos urbanos, que indudablemente ha afectado a la representatividad de, entre otras, esta especie.


184

V.B.2.- LAs ACTIVIDADES

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

CINEGÉTICAS

Otra característica notable de los asentamientos romanizados es la habitual presencia de especies que denotan una importante actividad cinegética. Las fuentes clásicas son muy prolijas en sus referencias a los procesos de caza (venationes), reflejadas también en numerosas representaciones figuradas (véase, por ejemplo, TOYNBEE, 1973). La [malidad de esta actividad pudo estar relacionada en algún momento con la necesidad de aportar carne a la dieta diaria, pero lo más frecuente es que se trate de una especie de deporte, de una actividad de tipo lúdico, de prestigio, vinculada a las élites sociales que de este modo también demuestran su poder económico. N o es habitual la caza individual, a pie, sino que normalmente se trata de una caza a caballo, empleando también jaurías de perros o incluso cazadores profesionales (venatores). No obstante, también parece lógico que existiera una caza con una [malidad más comercial, para la que resultaría más adecuado el empleo de trampas. En el Noroeste peninsular los grupos de especies silvestres más recurridos son los ungulados, representados por ciervos, jabalíes y corzos, en este orden de importancia. La especie más abatida ha sido indudablemente el ciervo, constatándose no sólo el consumo de su carne sino también el aprovechamiento de sus astas y de algún elemento de su esqueleto (metapodios) para la fabricación de objetos en los talleres locales. De los tres metacarpos completos que hemos estudiado en nuestras muestras, los dos de Astunca son representativos de machos de gran talla, según los factores indicados por Mariezkurrena y Altuna (1983), en tanto que el procedente de Lucus (porta Santiago) también podría proceder de un macho, si bien éste de menor talla. Más difícil resulta reconocer la posible captura de ejemplares vivos para su utilización como mascotas o bien para su utilización en espectáculos, tal como se realizaba en la Italia romana a la luz de las fuentes documentales (I'OYNBEE, 1973). La peligrosa caza de jabalíes se ha vinculado siempre a una actitud de virilidad que no ha sido ajena a los romanos (pOPLIN, 1995), y la presencia de un colgante realizado sobre un canino de macho de esta especie entre los materiales de Astorga puede estar poniendo de relieve este aspecto. Recor-

demos también que recientes trabajos (GARCÍA QUINTELA, 1999) sugieren un ritual en la sociedad castreña en el que el paso a la virilidad incluiría, entre otras pruebas, la caza de jabalíes. En cualquier caso, en los asentamientos romanos sí se documenta un interés por la captura de estos suidos silvestres, constatándose la presencia de machos adultos que habrían alcanzado unas tallas y pesos extraordinariamente elevados. A tenor de lo indicado en las fuentes documentales podemos suponer el empleo de jaurías de perros (como en las actuales monterías) y de caballos para perseguir y lancear las piezas. Para las capturas con un carácter menos lúdico o de demostración de valor (prestigio), quizás con una visión más económica o con la [malidad de obtener ejemplares para los sacrificios religiosos, parece lógico considerar que se utilizarían técnicas de trampeo, que en principio no supondría ningún riesgo para el "cazador", o al menos se paliaría notablemente. Las otras especies silvestres presentan mayores problemas interpretativos. En referencia a los carnívoros podemos suponer que los ejemplares de menor talla, como zorro, gato montés o nutria pudieron ser capturados para aprovechar sus pieles, utilizando primordialmente tácticas de trampeo. Tampoco podemos negar otro tipo de explicaciones, incluyendo la de su consumo, y en el caso de los zorros se tiene constancia documental de su empleo en rituales de carácter religioso (I'OYNBEE, 1973), si bien se trata de posibilidades difícilmente contrastables en los registros que hemos analizado. Entre los carnívoros de mayor talla contamos con algunos restos de lobo y una pieza de oso. El primero de los mismos puede haberse capturado por tratarse de un competidor nato en temas de caza pero también, principalmente, por el riesgo que supone para los rebaños. En el caso de unas mandíbulas de Astorga ya señalamos la presencia de marcas que denotaban el despiece de uno de estos ejemplares, sin que podamos deducir si se realizó con el fin de aprovechar su piel o exclusivamente para obtener un trofeo. En referencia alosa parece haberse tratado de una especie muy cazada en todo el ámbito romanizado (I'OYNBEE, 1973: 93 y ss.), aunque también se conoce la captura de ejemplares vivos para su utilización en espectáculos (tanto públicos como


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

privados), llegando en ocasiones a domarse. Cualquiera de estas posibilidades es imposible de reconocer contando de forma exclusiva con un único resto identificado entre las muestras de Astorga. La captura de aves parece reflejar una clara finalidad alimenticia, añadiendo un mayor número de platos a la rica dieta de las grandes ciudades, donde se han documentado en volúmenes más amplios y con una importante variedad de especies. Destaca principalmente la captura de perdices, tanto en Lucus como en Astunca, si bien en este último caso se cuenta con otras aves, como grullas, que también hemos identificado en las muestras romanas de la cercana ciudad de León (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ & FUERTES PRIETO, 2003). La presencia de patos y especialmente de palomas plantea otra problemática, la posible cría de especies no domesticadas. En el primero de los casos, consideramos que la identificación de patos puede reflejar su captura en alguna laguna en el entorno de la ciudad. El limitado número de restos presentes no parecen sugerir una cría en cautividad de los mismos (si bien debemos tener siempre en cuenta el sesgo producido por los métodos de recuperación utilizados). Las palomas podrían haber situado sus nidos en la propia ciudad, y el escaso número de restos identificados puede reflejar el poco aprecio que los romanos tenían por la carne de esta ave (TOYNBEE, 1973: 258 y ss.). Hemos dejado para el final el caso de los lepóridos (liebre y conejo), si bien la problemática que suponen ya ha sido ampliamente comentada a lo largo de la analítica de muestras. En principio la domesticación del conejo no se realiza hasta la Edad Media, vinculándose a la actividad de los Monasterios (CLUTTON-BROCK, 1981; GAUTIER, 1990). En cualquier caso, tenemos constancia en época romana de la existencia de amplios lugares cerrados mediante muros, denominados leporana, donde se criarían ambas especies en un régimen de semilibertad, desarrollando sus actividades propias de espacios abiertos. El volumen de restos de conejo que, a pesar de los problemas metodológicos que hemos reiterado, se han documentado en Astun"ca podría sugerir la existencia de estas granjas, donde se criaría esta especie con una fmalidad eminentemente comercial, dirigida al mercado (maceilum) de la ciudad.

185

Lógicamente no puede negarse la posible captura de ambas especies en campo abierto, con destino a éste o a otros centros donde se han constatado lepóridos. El empleo de trampas sería la fórmula más exitosa para los conejos, aunque también se conoce por las fuentes clásicas la utilización de hurones (Mustela furo) que se introducirían en las madrigueras con el fm de hacer salir a estos pequeños lagomorfos. De momento no hemos documentado restos de este pequeño mustélido en ninguna de las muestras analizadas, por lo que tampoco podemos verificar la utilización de esta técnica. La captura de liebres en campo abierto está reconocida como otro tipo de caza deportiva en época romana (TOYNBEE, 1973: 200 y ss.), aunque por otra parte también se podían mantener con vida como mascotas. A partir de nuestros análisis tan solo podemos indicar una finalidad eminentemente alimenticia, sea cual sea el tipo de método utilizado para conseguir cualquiera de estos lepóridos.

~C.-

LA MANUFACTURA DE OBJETOS EN MATERIAS DURAS ANIMALES

Como hemos podido apreciar en el análisis de las colecciones recuperadas en los yacimientos que hemos denominado como de nueva creación durante el proceso de romanización del Noroeste, se han identificado una serie de objetos manufacturados en materias animales (preferentemente hueso y asta). No vamos a reiterar de nuevo el listado de estas piezas, ya que mayoritariamente se identifican con formas bien defmidas en las diferentes tipologías publicadas, y poco más podríamos añadir que una mera ampliación del área de dispersión de unos objetos que, por otra parte, se caracterizan básicamente por su ubicuidad en todo el Imperio. Indiquemos también, a modo de paréntesis, que bajo el término industria ósea, y como un convencionalismo aceptado, englobamos todas las manufacturas realizadas en materias primas de origen animal (hueso, asta, diente, cuerna y marfil), sin referirnos exclusivamente al hueso. Por otra parte, y como ya se ha indicado en anteriores apartados, el análisis del conjunto de industria ósea recuperado en las excavaciones de Astorga, no sólo el más numeroso de nuestra área


186

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

de estudio, sino también el que una mayor variedad tipológica y formal presentaba, no ha sido realizado por nosotros. De su estudio se ha encargado la prof. Amaré Tafalla (s.f.), directora del proyecto planteado para el estudio integral de los materiales de estas excavaciones. De los restantes yacimientos, y tan sólo para recordar de forma genérica lo ya visto, cabe destacar el predominio de las agujas (acus crinales), ya fueran para el pelo o el vestido, con hallazgos en la necrópolis de A Lanzada, en la ciudad de Lugo (excavaciones de Campo Castillo) o los posibles fragmentos de Toralla (Vigo). También los almeres (acus) se encuentran representados en los núcleos urbanos de A Coruña (Brigantium, excavaciones de la Casa Martelo) y Lugo (Batitales). Ambos tipos de objetos pueden catalogarse como los más habituales entre los fabricados por los talleres de época romana, presentando una amplia variedad formal tanto en cabezas como en perforaciones. Además hemos reconocido la presencia de otras piezas, entre las que destacan los fragmentos de posibles mangos (Casa Martelo en Brigantium, A Pobra) o colgantes (el pez de la Casa Martelo), así como algunos de difícil definición. Tan solo en Lugo se ha recuperado un objeto en hueso que debemos relacionar de forma clara con las manufacturas indígenas; se trata de un posible botón o fusqyola realizado en una cabeza de fémur de Bos taurus (ALTUNA & MARIEZKURRENA, 1996) y que, por otra parte se trata de una pieza bastante habitual entre la industria ósea realizada en los asentamientos castreños (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ & CAAMAÑO GESTO, 1996). Pero en lo que vamos a centrarnos en este apartado es en los aspectos relacionados con el empleo de las diferentes partes del esqueleto de las especies disponibles, tema que hemos podido analizar a partir de los desechos de fabricación documentados entre las series faunísticas recuperadas. Es muy probable que la llegada de objetos óseos a muchos de estos asentamientos responda a una práctica comercial todavía de difícil evaluación, de ahí que en algunos de los mismos (villa de Toralla, por ejemplo) no se hayan recuperado evidencias que permitan hablar de la presencia de artesanos. Cabe la posibilidad de que nuevas intervenciones aporten materiales que indiquen lo contrario, pero resulta factible considerar que el volumen de

objetos óseos que se pudieran necesitar en estos pequeños núcleos no alcanzara el mínimo imprescindible como para mantener un artesano propio, al menos en lo que concierne a las piezas más elaboradas o de mayor calidad. En otros núcleos, como Brigantium, con un mayor volumen de restos estudiados y con presencia de piezas trabajadas, tan solo se han documentado desechos de asta (concretamente un fragmento de candil serrado). Parece nuevamente probable que determinados objetos, como las agujas, no se hayan realizado en este lugar y procedan, como un objeto comercial más, de otros lugares donde los talleres artesanales habrían alcanzado un desarrollo tal que cabría la posibilidad de hablar de una auténtica industria, sin que tampoco pueda olvidarse, tanto para éste como para el anterior caso de Toralla, la posible existencia de artesanos itinerantes (MACGREGOR, 1985: 44 y ss.). Otras piezas, quizás las menos estandarizadas o las menos afectadas por los gustos de la moda, es probable que se fabricaran en estos mismos centros, como los mangos. Se seguiría en este caso una tradición del trabajo con astas que ya hemos visto bien desarrollado en los asentamientos indígenas del Noroeste (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ & CAAMAÑO GESTO, 1996), pero que también se encuentra bien documentado durante la Edad del Hierro en otras áreas próximas, como en los castros zamoranos (BALADO & ESCUDERO, 1990) o en el yacimiento del Soto de Medinilla en Valladolid (LIESAU, 1988; 1998), en este último con una gran variedad de tipos constatados. La existencia de redes comerciales que permitieron la llegada de determinadas piezas está bien documentada en otros lugares. Sirva como ejemplo la constatación de que en la ciudad de Augusta Raurica, en la actual Suiza, las bisagras no parecen haber sido fabricadas en los talleres documentados en dicho núcleo urbano (DESCHLERERB, 1997), planteándose por tanto la importación bien de las mismas o bien de objetos que ya las traían incluidas como parte integrante de los mismos. La presencia de talleres artesanales de trabajo de las materias óseas en época romana ha debido tener gran importancia en la Península Ibérica, al menos en los centros urbanos más desarrollados, si bien las piezas de desecho, que son las que nos ofrecen una


Canaderfa) caza y animales de compañía en la Calicia Romana: estudio arqueozooiógico

Foto 24: Mango en asta de ciervo (Astorga).

evidencia directa de la existencia de los mismos, no son objetivo habitual de publicaciones adecuadas que nos permitan reconocer su existencia. Problema similar al señalado por MacGregor (1985) para las Islas Británicas. Por el contrario, otros trabajos indican la actividad de este tipo de artesanos en ambientes bien diferenciados, como por ejemplo el complejo de manufacturas óseas vinculado a la Legio fIfI Macedónica en su campamento de Herrera de Pisuerga (PÉREZ GONZÁLEZ & ILLARREGUI GÓMEZ, 1994; PÉREZ GONZÁLEZ, 1995). Posiblemente también a un establecimiento campamental (en este caso de la Legio VII Gemina) haya que asociar las piezas recientemente analizadas procedentes de un vertedero romano de la ciudad de León, entre las que hemos documentado algunos desechos propios de este tipo de establecimientos artesanales (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ & FUERTES PRIETO, 2003), si bien todavía es necesario contar con un mayor volumen de información para poder consignar con seguridad la existencia de estos talleres y su relación

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bien con el campamento o bien con la población civil del entorno (el vicus militar). Entre los yacimientos encuadrados en nuestro estudio, y como se ha reflejado en la analítica concreta de los mismos, hemos localizado desechos de manufacturas óseas en los casos de Lugo (Lucus Augustz) y de Astorga (AsturicaAugusta). Se ha seña-: lado la importancia que administrativamente ambos centros alcanzan en la organización del Noroeste peninsular durante época romana, e indudablemente este hecho se vinculará a la presencia de una población con alto poder adquisitivo que tratará de seguir, en la medida de lo posible, los gustos y modas de otras áreas del Imperio, incluyendo como es lógico los diferentes objetos realizados en materias óseas. Estos grandes centros consumidores habrían favorecido el establecimiento de talleres de carácter permanente que satisfarían de este modo la demanda de estas piezas. Al igual que se ha señalado para otras zonas del Imperio, como por ejemplo el ámbito galo-romano (BÉAL, 1994), estamos asistiendo a un proceso en el que se pasa de una producción en hueso encaminada a la obtención de objetos necesarios, propia de los grupos prerromanos, a una actividad en la que se aprecia una clara [malidad decorativa, lo que al menos parcialmente se puede catalogar como "artesanado de lo supetfluo", y que lógicamente va a estar muy influido por un aspecto tan aleatorio como las tendencias de la moda. Comenzando a examinar nuestra área de estudio, para el caso de Lugo contamos con un pequeño volumen de evidencias, limitadas por una parte a las referencias a metapodios de Bos y fragmentos de asta serrados recuperados en las excavaciones de los años ochenta de Santo Domingo, Armañá y La Batalla (ALTUNA & MARIEZKURRENA, 1996). Un conjunto más amplio procedía, como en su momento analizamos, de la intervención en Campo Castillo, en el que hemos constatado la presencia de extremos serrados de luetapodios de Bos taurus y Cervus elaphus) así como de ulnas y radios de la primera de las especies citadas. También una varilla o esquirla con serrados longitudinales en sus cuatro caras, identificada tentativamente con un esbozo de acus o un desecho por sus pequeñas dimensiones (no alcanza los 67 mm de longitud máxima) y un pequeño conjunto de almeres (acus).


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CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Foto 25: Piezas de desecho intermedias en la fabricación de almeres (As torga).

Foto 26: Desechos de materia prima ósea y piezas intermedias (Astorga).

Todo el conjunto sugiere que nos encontramos ante un vertido característico de un artesano. De Astorga se cuenta con un volumen mucho más amplio de materiales que denotan la existencia de este tipo de establecimientos, lo que está en relación directa con el mayor número de intervenciones y el considerable mayor conjunto de restos faunísticos recuperados. En casi la totalidad de las muestras analizadas hemos documentado la

presencia de restos que se asocian a las diferentes fases de la cadena técnica de fabricación de manufacturas óseas, si bien la mayoría relacionados con las primeras de la misma: extremos articulares de huesos largos o zonas de intersección de ramificaciones y candiles en el caso de las astas (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 2000). Cabe destacar la existencia de tres series en las que no sólo ha destacado el alto volumen de este


Ganadería, caza y animales de compan7a en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

tipo de piezas, sino que también se incluían desechos procedentes de las fases intermedias en los procesos de fabricación, como las placas pulidas o las esquirlas o varillas rectangulares con (armas paralelepípedas o secciones triangulares, reconocidas en otras áreas como claros ejemplos de la existencia de talleres (BIANCHI, 1995), e incluso piezas inacabadas y/o fracturadas durante el proceso de fabricación que fueron desechadas. Estas tres muestras se corresponden con los solares de La Cruz 20-24, Padre Blanco 7-11 Y Calvo Sotelo 10 (FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 2000), e indudablemente debemos relacionarlos con vertidos procedentes de uno o muy posiblemente diferentes talleres, con un claro carácter industrial, dedicados al trabajo de las materias duras de origen animal. La ubicación de dichos centros sigue siendo por el momento un problema difícilmente resoluble, a tenor de lo señalado en los informes de las excavaciones, si bien se ha planteado la posibilidad de la presencia de uno en la insula ubicada en la actual plaza de Calvo Sotelo (AMARÉ TAFALLA, s.f.), aunque no deja de resultar una hipótesis que desde nuestro punto de vista todavía debe ser debidamente contrastada. Las acumulaciones de material en los otros dos solares responden, por el contrario, a procesos mejor conocidos. En el solar de la calle La Cruz nos encontramos ante un depósito relacionado con el relleno de la cota para la construcción de la muralla, en tanto que los recuperados en Padre Blanco se vinculan a la comentada en su momento fase de colmatación de las termas allí localizadas mediante su utilización como un vertedero. Antes de analizar cada una de las especies integradas en esta actividad, queremos hacer una breve referencia a los aspectos cronológicos. En principio los registros del Alto Imperio resultan muy limitados y vinculados normalmente a procesos de rellenos. En los mismos, sin embargo, hemos documentado algunas piezas serradas que permiten reconocer la existencia de artesanos quizás vinculados al establecimiento campamental o ya durante las primeras etapas del núcleo habitacional civil. El registro bajo imperial es considerablemente más abundante, relacionado sin duda con la localización de grandes vertederos asociados a este

189

periodo. Es indudable la existencia de importantes talleres en los que, a tenor de las piezas de desecho documentadas, se realizarían sino todos al menos una gran mayoría de los diferentes tipos de objetos en hueso identificados en el estudio de la industria ósea de esta ciudad, y que quizás esté indicando la continuidad de unos lugares de producción ya establecidos con anterioridad, en relación con el momento de auge experimentado por Astorga durante la fase alto imperial.

- Ros taurus El que los huesos de esta especie (debido principalmente al espesor de su superficie cortical) hayan sido los más comúnmente utilizados por los artesanos durante época romana ha sido ya reconocido en otras áreas geográficas, como en la Galia (BÉAL, 1994), estableciéndose en consecuencia una clara relación de dependencia con la actividad de las carnicerías ante la necesidad de disponer de materia prima suficiente (frente a lo que sucedería con los caballos). Si tenemos en cuenta que tanto en Astorga como en Lugo el vacuno presentaba los mayores porcentajes entre todas las especies reconocidas, básicamente en relación con los procesos alimenticios, en principio no habría que considerar que existiese ningún problema de abastecimiento. Como puede observarse en la Tabla 174 (véase también Figura 53), los elementos esqueletales utilizados parecen haber sido muy variados, si bien la supremacía recae en los metapodios, con más del 66.0% del total de las piezas de desecho de Asturica y del 90.0% en Lucus, si bien esta última muestra resulta mucho menos representativa. La preferencia por el empleo de los metapodios es una característica ya reconocida por distintos autores en otras áreas del Imperio (BÉAL, 1994; DESCHLER-ERB, 1997; etc.). ASTURICA Núcleo óseo

21.0

Húmero

1.6

Radio + Dlna

4.8

Tibia

6.5

Metacarpo

19.4

Metatarso

43.5

Meta odio

3.2

LUCUS

9.1 54.5 66.1

36.4

90.9

Tabla 174: Frecuencia relativa de los diferentes elementos de Bos utilizados en la manufactura de objetos.


190

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Fig.: 53. Elementos del esqueleto de Bos taurus empleados en la fabricación de objetos (en negro los más utilizados).

Un metatarso recuperado en las excavaciones de Astorga nos ha permitido reconocer al menos parte de la cadena técnica seguida en el procesado de estos elementos. En el mismo se ha eliminado mediante serrado la epífisis proximal y se ha iniciado el desbastado de la superficie cortical externa por medio de un fmo raspado longitudinal. En este momento la pieza fue desechada sin que se aprecie ninguna causa aparente para tal hecho. En cualquier caso, la articulación distal serviría como zona de sujeción durante esta fase del trabajo, y seguramente sería eliminada con posterioridad también con un serrado transversal por encima del foramen presente en la parte distal de la diáfisis. El resultado sería una pieza de forma más o menos cilíndrica, con la superficie exterior desbastada pero todavía sin pulir, cuya longitud máxima podría alcanzar unos 130.0 mm aproximadamente. A partir de la misma se podrían realizar objetos estilizados, como alfileres (acus crinalis) o agujas (acus), para lo cual se serraría longitudinalmente el cilindro obteniendo varillas (que también hemos denominado esquirlas en nuestra analítica) rectangulares, de forma paralelepípeda o de sección triangular, en las que mediante labores de raspado, torneado y pulido se irían conformando los diferentes útiles. Algunos alfileres desechados durante

la fase de torneado presentaban longitudes medias en torno a los 90.0 mm, si bien se han documentado piezas de tan solo unos 60.0 mm. Otra pieza elaborada a partir de los metapodios son las bisagras, trabajándose el cilindro completo mediante torneado hasta la eliminación total del profundo sulcus vertical presente en la superficie exterior, realizándose las perforaciones correspondientes y, en último término, serrándose transversalmente las piezas, lo que habitualmente permitiría obtener de cada metapodio al menos dos bisagras, como hemos constatado en un ejelnplar que se fracturó durante el proceso de elaboración. Este hecho viene a confirmar la realización de bisagras en los talleres asturicenses, aspecto que por ejemplo, y como ya dijimos, no se ha constatado en otros importantes centros urbanos del imperio, como Augusta Raurica, donde se plantea su llegada a través de los sistemas comerciales o formando parte integrante de objetos importados (DESCHLER-ERB, 1997). El empleo de otros elementos del esqueleto resulta mucho más limitado, si bien seguramente el proceso sería semejante al que hemos expuesto. En el caso de húmeros, radios o tibias el resultado obtenido sería talnbién una especie de cilindro (muy irregular) que podría servir para realizar


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

también alfileres, ya que la obtención de formas totalmente circulares (para las bisagras) resultaría prácticamente imposible debido a la propia morfología original del hueso. La vinculación de la ulna al radio en nuestra tabla se debe a que consideramos que el primero de los elementos no habría sido aprovechado para realizar ningún tipo de útil en estos talleres. Los fragmentos, tanto proximales como distales o incluso mesiales, que hemos documentado con serrados transversales de las diáfisis deben explicarse por la habitual unión de estos elementos a los radios en los ejemplares adultos, por lo que el trabajo preliminar con estas piezas (eliminación de las epífisis) conllevaría el mismo resultado en las ulnas, hasta la total separación de ambos cuando sólo se conservase la zona mesial de la diáfisis. De estas partes del esqueleto (radios pero principalmente tibias) parecen proceder una serie de tabletas planas, de forma rectangular, de longitudes medias en torno a los 95.0 mm, con valores entre 90.0 y 115.0 mm, a partir de los cuales se podrían obtener varillas para la realización tanto de agujas como de alfileres, sin que con ello neguemos otras posibilidades de transformación. Queda fmalmente por indicar la presencia de núcleos óseos de cuerna que presentan serrados transversales, principalmente situados en las proximidades de la base pero también en algún caso en la punta. En principio estas piezas parecen ser reflejo del trabajo de la cuerna propiamente dicha (tejido queratinoso del que no se conservan vestigios en el registro arqueológico). La elaboración de objetos con este material se ha reconocido por medio de estas evidencias indirectas en numerosos yacimientos de época romana (JVfACGREGOR, 1985: 51 y ss.). Las concentraciones de estos elementos pueden estar en relación con las actividades de curtido de pieles, tratándose en estos casos de partes del esqueleto que se dejarían con la piel, junto a falanges por ejemplo, en el desollado, no eliminándose de la misma hasta el proceso de curtido. En cualquier caso, la presencia de serrados parece evidencia suficiente para sugerir el trabajo de la vaina córnea, cuyo mayor énfasis se va a producir durante la Edad Media (JVfACGREGOR, 1985), hecho que también hemos constatado en las series de Astorga correspondientes a las fases posteriores a la época romana.

191

La realización de objetos en esta materia prima es un hecho que se ha mantenido hasta fechas recientes, siendo las colodras las piezas más comunes (pÉREZ HERRERO, 1980), estuches en los que se guardaban distintos objetos, como los útiles para afilar la guadaña o encender el fuego, o incluso líquidos o comida.

- Equus caballus Como ha señalado Deschler-Erb (1997), parece existir una preferencia entre los artesanos a favor del empleo de los huesos de esta especie, aspecto reconocible en el nulo aporte cárnico que se ha documentado para los équidos frente al hallazgo de piezas que presentan claras evidencias de haberse utilizado como materia prima para la fabricación de útiles, lo que supondría el desollado y descarnado de ejemplares de los que podría aprovecharse la piel pero no la carne, por lo que se habría realizado una búsqueda intencional de estos elementos. En relación con los metapodios, la preferencia se ha vinculado al crecimiento más regular de estos huesos en los equinos y la ausencia del sulcus longitudinal que dificulta el trabajo y facilitan la rotura de las piezas (DESCHLER-ERB, 1997). De nuevo los metapodios son la parte del esqueleto mejor documentada (Tabla 175; Figura 54), aplicándose un sistema de trabajo que seguramente sería similar al indicado para los mismos elementos del vacuno, obteniéndose piezas en forma de cilindro a partir de las cuales podrían elaborarse tanto objetos de morfología alargada (agujas o alfileres), para las que se emplearían varillas longitudinales, como bisagras para las que se utilizaría todo el cilindro, serrándolo transversalmente dependiendo de la longitud necesaria. ASTUR/CA Radio

6.7

Tibia

33.3

Metatarso

13.3

Metapodio

46.7

60.0

Tabla 175: Frecuencia relativa de los diferentes elementos de Eqttus utilizados en la manufactura de objetos.

Las tibias o radios probablemente también se habrían aprovechado en idéntica forma a la señalada para los mismos huesos del vacuno, obte-


192

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Fig.: 54. Elementos del esqueleto de Equus empleados en la fabricación de objetos (en negro los más utilizados).

niendo principalmente tabletas planas de forma rectangular sobre las que se diseñarían objetos concretos. La presencia de un metapodio lateral serrado (no recogido en la Tabla 175) debe relacionarse con la misma problemática indicada para las ulnas del bovino. En este caso se encontrarían adheridos a los metapodios terceros y serían serrados al mismo tiempo que se produciría la eliminación de la epífisis proximal tanto de metacarpos como de metacarpos centrales.

- Cervus elaphus Es indudable que las astas de ciervo siguen siendo una de las materias más empleadas para la fabricación de objetos, relacionándose de forma específica con la elaboración de mangos, aunque en Astorga también se hayan constatado otros objetos (AMARÉ TAFALLA, s.f.). La utilización de asta no deja de seguir una tradición que ya hemos constatado como habitual en los asentamientos indígenas, tanto prerromanos como romanizados, aunque es indudable el enriquecimiento formal que se produce como consecuencia del influjo de los modelos llegados de otras áreas del Imperio. En todo caso, la tradición indígena puede quizás rastrearse en la presencia de artesanos del asta en otros núcleos del Noroeste,

como Brigantium, donde por el contrario, y hasta la fecha, no hemos constatado evidencias de que se haya producido la manufactura de objetos en hueso en sentido estricto, al mismo tiempo que continúa la fabricación de piezas en asta en los poblados tipo castro. La obtención de esta materia prima sigue los dos métodos posibles, como hemos podido constatar en las muestras de Astorga. Por una parte hemos reconocido la existencia de cuernas de desmogue que son indicativas de un proceso de recolección y que continúa la formulación que hemos defmido como habitual en el ámbito indígena. Pero también se ha reconocido la presencia de fragmentos craneales de Cervus con los pedículos serrados bajo la rueda del asta. Indudablemente la actividad cinegética, además de otras fmalidades ya sean de carácter social o alimenticio, también sirvieron para satisfacer, al menos parcialmente, la demanda de asta por parte de los talleres urbanos. Resulta difícil evaluar la importancia porcentual de las astas frente a otras partes del esqueleto, debido al alto volumen de desechos que produciría una sola de estas cuernas. En principio, y como se ha señalado en otros trabajos (MACGREGOR, 1985), se aprovechan casi de forma exclusiva las zonas mesiales, descartándose tanto la parte basal (rueda) como las áreas de ramificación entre astas


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

193 Foto 27: Candiles de ciervo serrados, desechos de materia prima ósea (Astorga).

Fig.: 55. Elementos del esqueleto de CervlIs elaphlls empleados en la fabricación de objetos.

y/ O luchaderas, e incluso los candiles y puntas

terminales. La cadena operativa de los trozos conservados incluiría un pelado y posterior pulido de la superficie exterior y un vaciado del tejido

esponjoso interno, para [malizar en los mangos mediante la realización de perforaciones transversales, normalmente localizadas cerca de los extremos, en las que se ubicarían los remaches que


194

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

impedirían el movimiento de los objetos así enmangados. La utilización de otras partes del esqueleto de los ciervos (Figura 55) se restringe por lo que conocemos tanto de Lucus como de Asturica al empleo de metapodios, tanto metacarpos como metatarsos, que serían procesados de la misma forma que hemos señalado para los de vacuno y equino, si bien el menor diámetro de la diáfisis de estas piezas no parece que permitiera la realización de bisagras.

- Ovis aries / Capra hircus La utilización de elementos del esqueleto de los ovicaprinos resultaría mucho más restringida, debido fundamentalmente a que el hueso compacto de estas especies, como también veremos en las siguientes, resulta demasiado delgado para elaborar muchos de los tipos característicos de la industria de época romana (D ESCHLER-ERB, 1997). En cualquier caso hemos documentado una serie de núcleos óseos tanto de carneros como de caprinos que se encontraban serrados en las proximidades de la base. Este hecho, unido a lo constatado para los núcleos óseos de vacuno, viene a incidir en la idea de la existencia de talleres dedicados a la fabricación de objetos empleando el tejido queratinoso que constituye la cuerna propiamente dicha. Como ya señalamos al hablar del vacuno, el volumen de núcleos óseos con evidencias de serrado se incrementa de forma considerable en los registros medievales de la ciudad de Astorga, coincidiendo con lo que parece ser el momento álgido de transformación de esta materia prima (MACGREGOR, 1985).

- Sus domesticus Los elementos del esqueleto de los suidos (tanto cerdo como jabahj presentan la misma problemática de densidad del hueso compacto señalada con anterioridad. Las piezas realizadas en huesos de esta especie van a ser muy limitadas, e incluso la presencia de un fragmento de tibia serrado en la parte proximal de la diáfisis creemos que no responde a la realización de ningún tipo de objeto. La única pieza constatada en Astorga realizada sobre hueso de suido se identifica con un posible

Foto 28: Punzón en asta de corzo (Astorga).

alfl1er elaborado en una fíbula, aprovechando la epífisis proximal como cabeza y obteniendo una punta mediante pulido en la zona media de la diáfisis. Se encuadraría por tanto esta pieza dentro de la denominada industria ósea poco elaborada. Ejemplares semejantes han sido descritos por MacGregor (1985: 120-121), quien subraya la morfología original del hueso como sugestiva para la fabricación de agujas. En cualquier caso este tipo de piezas se han catalogado como de escasa significación social, considerándose como objetos cotidianos de muy limitado valor.

- Capreolus capreolus La identificación de piezas realizadas en restos de corzo resulta también muy reducida, sin que el esqueleto postcraneal presente tampoco ningún tipo de aprovechamiento debido al escaso espesor de la capa ósea compacta. Tan solo una única pieza procedente de Astorga ha podido ser asignada a esta especie (Foto 28).


Ganadería, caza y animales de compan7a en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

N os referimos a una cuerna prácticamente completa a la que se ha eliminado ambas puntas laterales y la extremidad basal, a la vez que se han desbastado mediante raspado las zonas donde la pieza presentaba mayor espesor. La punta se encuentra aguzada también mediante finos raspados superficiales. El resultado es una especie de largo punzón que podría incluirse entre la industria ósea poco elaborada.

- Camelus dromedarius Hemos dejado para el fmal esta especie ya que la única pieza que presenta señales de haberse incluido entre las aprovechadas por los talleres de manufacturas óseas no ha sido posible asignarla con seguridad a un periodo ocupacional concreto. Se trata del ya comentado fragmento distal de metapodio recuperado en las intervenciones arqueológicas de la Plaza Romana (domus del mosaico del oso y los pcjjaros), procedente de los niveles revueltos de esta zona en los que se han documentado no sólo materiales romanos sino también manufacturas típicamente medievales. Si consideramos que es posible que la pieza se asigne a época romana (recordemos que no es el único resto de esta especie documentado en un nivel claramente romanizado en la propia ciudad), el tipo de procesado seguido sería semejante al indicado para estos mismos huesos tanto de vacuno como de equino. N o será necesario exponer que la disponibilidad de elementos de esta especie facilitaría piezas con una superficie cortical externa gruesa, que permitiría realizar muchos de los útiles identificados en el registro de Astorga, tanto de los comentados por

195

nosotros como de aquellos que se incluyen en la relación más completa correspondiente al análisis efectuado por Amaré Tafalla (s.f.). Señalemos para terminar que todas las evidencias recogidas permiten hablar de la existencia de talleres de transformación de las materias duras de origen animal en los principales núcleos urbanos del Noroeste, como Lucus Augusti o Asturica Augusta. A la vez que los mismos también podrían cubrir las necesidades de los asentamientos de menor entidad (villae, núcleos habitacionales secundarios, etc.) por medio de las rutas comerciales existentes. Tampoco puede descartarse la idea de la presencia en estos tipos de hábitat de menor entidad de algún artesano, con una producción menor y posiblemente de variedad formal más reducida en comparación con la realizada en los grandes talleres de las principales urbes, o que incluso existiese la figura del artesano itinerante que iría de unos asentamientos a otros ofreciendo una gama de productos quizás también limitada pero que permitiría satisfacer la demanda en estos lugares mediante la rápida elaboración de las piezas más solicitadas. Por el momento parece probable que en los aparentemente importantes talleres urbanos se haya producido la totalidad de la gama de objetos documentados en Astorga, aunque tampoco podemos excluir el que algunos de los mismos, debiendo corresponder teóricamente a los menos representados de los más elaborados, pudieron llegar al N oroeste como productos de importación de lujo desde otros puntos del Imperio donde existirían talleres todavía mucho más especializados que los aquí localizados.



VI.

CONCLUSIONES. CASTREÑOS FRENTE A ROMANOS:

CONSECUENCIAS DE LA IMPLANTACIÓN ROMANA EN EL NOROESTE



199

Canadeda, caza y animales de companza en la Calicia Romana: estudio arqueozoológico

El proceso romanizador del Noroeste peninsular ha sido considerado como una fase de transformación de los sistemas de las comunidades prerromanas establecidas en esta región. La existencia de una red comercial bien documentada o la aparición de nuevos núcleos habitacionales son factores, entre muchos otros, que avalan esta hipótesis. Desde la perspectiva de lo deparado por el análisis de las muestras faunísticas de ambos tipos de yacimientos, es indudable que se aprecian una serie de aspectos bien diferenciados entre los dos ambientes, fruto indudablemente de las diferentes raíces culturales de las que proceden las dos sociedades que estamos tratando. Las modas parecen tener mucha importancia en los centros romanizados donde se ubican las élites sociales del momento, en tanto que la continuidad en los sistemas alimenticios tradicionales prevalece en los poblados indígenas que en otros aspectos van a

demostrar una mayor capacidad de absorción de las influencias externas. De forma bastante resumida, y para [matizar, vamos a presentar las principales diferencias que se observan entre ambos mundos: el castreño y el romano, ciñéndonos lógicamente a aspectos exclusivamente relacionados con los sistemas subsistenciales, y más concretamente con los de tipo cárnico.

a.- Mejora de la cabaña ganadera Un simple vistazo a la Tabla 176 nos puede dar una idea de la transformación que experimentan las principales especies domésticas tras la llegada de los romanos al Noroeste. Principalmente es un aspecto apreciable en los valores máximos y en la media calculada a partir de todos los datos obtenidos.

Castreño Prerromano Especie

Castreño Romano

Romano

Rango

Media

Rango

Media

Rango

Media

Ros taurus

101.3 - 115.8

108.5

97.4 - 122.0

112.7

102.6 - 144.6

120.6

Ovis aries

45.3 - 59.6

49.8

47.9 - 62.3

53.4

53.6 - 73.9

62.2

55.7 - 68.9

63.4

53.3 - 86.4

74.2

Capra hircus Sus domesticus

64.4 59.2 - 63.4

61.3

Tabla 176: Castreño/Romano: Altura de las principales especies domésticas.

En principio el ligero incremento apreciado en los poblados indígenas tras la llegada de los romanos puede deberse exclusivamente a los problemas de representatividad de la muestra, aunque tampoco resulta ilógico considerar que puede haberse producido este hecho, máxime si tenemos en cuenta las grandes tallas que alcanza parte del ganado vinculado a los centros más romanizados. La presencia de lo que parece ser un doble agrupamiento de las cabañas, parte manteniendo unas tallas bajas, acordes con los valores reconocidos con anterioridad a la presencia romana, y un segundo grupo caracterizado por indicar un ganado mucho más desarrollado, con unas tallas que superan significativamente las precedentes, ha sido una característica que, como indicamos en su momento, ha sido señalada por diferentes autores para otras áreas del Imperio (véase por ejemplo,

AUDOIN-ROUZEAU, 1995; LEPETZ, 1995). Se ha interpretado esta bimodalidad como la introducción de nuevo ganado desde el exterior (posiblemente desde la propia zona central de la Península Italiana), relacionado directamente con los centros urbanos y que incluso parece no haberse llegado a cruzar con el tradicional del área de implantación. Probablemente este ganado haya que relacionarlo con el desarrollo de villae de carácter primordialmente pecuario y enfocadas al abastecimiento cárnico de los núcleos más poblados.

b.- Cambio en la alimentación Como analizamos de forma detallada, los grandes asentamientos romanizados van a presentar un tipo de alimentación cárnica que se


200

CARLOS FERNÁNDEZ RODIÚGUEZ

diferencia de forma clara del documentado en los poblados indígenas. Mientras en éstos se constata un predominio del vacuno o de los ovicaprinos, en relación con la situación del poblado, en los nuevos asentamientos el ganado porcino va a tener una importancia hasta ahora desconocida, siendo en algún momento la especie dominante en cuanto a número de restos constatados, pero en todo caso superando siempre los valores a los ovicaprinos. El sacrificio de cochinillos sugiere una sociedad con alto poder adquisitivo. Tan solo en momentos tardíos, y posiblemente asociados a episodios de crisis de determinados núcleos, asistiremos a un resurgimiento parcial de la importancia de los ovicaprinos. También en aquellos lugares de habitación donde se puede suponer una fuerte presencia indígena (como en las villae, posiblemente como mano de obra), sigue apreciándose una ordenación de la demanda cárnica que recuerda a la observada en los poblados indígenas. En cualquier caso, el vacuno seguirá siendo a lo largo de todo el periodo la especie que más carne aporte a la dieta, estando complementada por un amplio abanico de productos que configuran una cocina extremadamente variada en los núcleos poblacionales más desarrollados, donde el factor romanizador indudablemente alcanzó sus cotas más altas. La demanda de productos variados es probable que haya conducido al establecimiento de granjas de conejos y/o liebres (leporaria) destinadas a abastecer los mercados urbanos.

c.- Introducción de nuevas especies Además de lo ya indicado para los principales componentes de la cabaña ganadera, a los que también podemos asociar los caballos, la presencia romana va a suponer la llegada de nuevos taxones faunísticos al Noroeste, de los cuales algunos pervivirán tras el [mal de este periodo en tanto que de otros por el momento no contamos con referencias en fases posteriores. Entre los animales con [malidad alimenticia nos encontramos ahora con la primera presencia de gansos, que acompañarán a las gallinas como principal ave de corral para consumo alimenticio.

Como posible animal de compañía, pero más apreciado como exterminador de pequeños roedores, tenemos al gato, cuya difusión por todo el N oroeste peninsular en época romana es un hecho incuestionable, no sólo en los grandes núcleos urbanos sino llegando también hasta los poblados castreños, si bien el punto culminante de esta expansión no tendrá lugar hasta la Edad Media, como respuesta ante las pestes. Entre las especies de presencia efímera el ejemplo más llamativo es el dromedario, cuya llegada a Astorga debemos poner en relación con la intensa actividad comercial que caracteriza esta época, actuando como animal de carga. En este caso, no tenemos constancia de su aparición en la ciudad, ni en todo el Noroeste, en fases posteriores. En este mismo grupo, aunque no se trate de una nueva especie, podemos incluir la llegada de perros micromorfos, característicos de las clases sociales más poderosas que, entre los elementos de prestigio, incluyeron la posesión de estos animales de ltijo o de compañía. Al mismo tiempo asistiremos a la expansión de otras especies que hasta este momento no se encontraban representadas en el registro arqueológico, como los gallos o los asnos, si bien parece lógico considerar su presencia con anterioridad al proceso de conquista por los romanos.

d.- Desarrollo de una intensa actividad cinegética Si en los poblados castreños no contamos mas que con evidencias mínimas de un proceso de explotación cinegética del entorno, con todos los problemas interpretativos que este hecho plantea, la presencia romana va a reflejar un hecho totalmente opuesto. Los registros faunísticos nos indican una caza de amplio espectro en la que tienen cabida todas las especies silvestres existentes en el entorno de los asentamientos. En principio podemos apreciar una centralización de la misma en aquellas especies quizás más llamativas como trofeos (ciervo y jabah,) y que al mismo tiempo supusieron un enriquecimiento de la dieta alimenticia. Se puede hablar, en consecuencia, de una caza de tipo deportivo o lúdico, desarrollada por las élites sociales romanas, al igual


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galida Romana: estudio arqueozoológico

que se ha constatado en otras áreas del Imperio. Pero por otra parte también se actúa contra todos los restantes componentes de la fauna silvestre, ya sean carnívoros, lagomorfos o aves. Se puede presuponer, por lo tanto, que las técnicas de trampeo también tuvieron su importancia, y que no sólo se produjo un aprovechamiento cárnico sino que en algunos casos parece más probable la obtención de pieles (en el caso de los pequeños carnívoros). La caza de osos o lobos puede volver a estar reflejando una actividad más relacionada con el aspecto lúdico y de prestigio social de las clases mejor situadas en la escala social.

e.- Los talleres de manufacturas óseas

Otro aspecto bien constatado es la variación que se produce en relación con la manufactura de objetos empleando materias duras de origen animal. En tanto que en los poblados castreños los tipos de piezas óseas eran muy limitados y el volumen constatado muy reducido, siendo dominado básicamente por la elaboración de objetos a partir de astas de ciervo, en los asentamientos romanos el panorama cambia. Asistimos a la aparición, en los principales núcleos urbanos, de auténticos talleres artesanales que tratarán de elaborar toda la gama de objetos solicitados, utilizando para ello una amplia gama de materias primas. La constatación de una cadena técnica bien definida permite hablar de una fabricación de piezas

201

con un carácter prácticamente industrializado, e incluso es probable que las redes comerciales permitiesen vender sus excedentes en otros asentamientos que careciesen de talleres propios. En todo caso no. podemos tampoco olvidar la existencia de artesanos itinerantes que se trasladasen entre los diferentes núcleos habitacionales de menor entidad en función de la demanda de objetos que se fuera produciendo.

f.- El comercio con productos alimenticios

Para fmatizar, tan solo señalar que la existencia de unas rutas comerciales bien defmidas permitió incrementar los productos que se incluyeron en la dieta alimenticia de los grupos que conformaban los núcleos urbanos del interior. A este respecto es significativo el hallazgo tanto en Lugo como en Astorga de grandes acumulaciones de ostras, así como en menor cantidad de otros moluscos que vienen a confirmar las posibilidades adquisitivas de estas poblaciones urbanas. También en el caso de Astorga se ha constatado la presencia de algunos peces marinos, aspecto que se encontraría también vinculado a la existencia de una importante red comercial que uniría la costa con el interior, satisfaciendo de este modo los gustos y exigencias de las élites urbanas. En todo caso, los aspectos relacionados con los productos marinos no es un tema que hayamos abordado en nuestro trabajo, por lo que no incidiremos más sobre el mismo.



VII.

DATOS BIOMÉTRICOS



Ganadería, caza y animales de compañía en la Galida Rnmana: estudio arqueozoológico

VII.A.- ABREVIATURAS UTILIZADAS:

VII.A.l.-

PELVIS LA

Longitud acetabular máxima

AA

Anchura acetabular máxima

MACROMAMíFEROS

(ESQUELETO POSTCRANEAL) FEMUR AP

Anchura proximal

CLAVIJA DE CUERNO

AIT

Anchura intertrocantérica (sólo en lagomorfos)

DMB

Diámetro máximo de la base

EC

Espesor de la cabeza

DmB

Diámetro mínimo de la base

AD

Anchura distal

Anchura de la superficie articular craneal

LM

Longitud máxima

AM

Anchura máxima

ATLAS

Acr

PATELA

AXIS

ACr

Anchura de la superficie articular craneal

ESCÁPULA LmC

Longitud mínima del cuello

LMP

Longitud máxima del proceso articular (proceso glenoideo)

LA

Longitud de la superficie articular (cavidad glenoidea)

AA

Anchura de la superficie articular (cavidad glenoidea)

TIBIA

ArnD

Anchura mínima de la diáfisis

AD

Anchura distal

AAD

Anchura articular distal

MALEOLAR EM

Espesor máximo

ASTRÁGALO (ARTIODÁCTILOS) HÚMERO

ArnD

Anchura mínima de la diáfisis

AD

Anchura distal

AT

Anchura de la tróclea

RADIO

LML

Longitud máxima lateral

LMM Longitud máxima medial EL

Espesor lateral máximo

AD

Anchura del extremo distal

CALCÁNEO

AP

Anchura proximal

AAP

Anchura articular proximal (sólo en équidos y rumiantes)

ArnD

Anchura mínima de la diáfisis

AD

Anchura distal

AAD

Anchura articular distal (sólo en équidos y rumiantes)

LM

Longitud máxima

AM

Anchura máxima

OTROS HUESOS TARSALES AM

ULNA

Anchura máxima

METAPODIOS (ÉQUIDOS Y RUMIANTES)

LO

Longitud del olécranon (en rumiantes)

EPA

Espesor del proceso ancóneo

EMO

Espesor mínimo del olécranon

AA

Anchura articular

LM

Longitud máxima

AP

Anchura proximal

ArnD

Anchura mínima de la diáfisis

AD

Anchura distal

ED

Espesor distal

205


206

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

METAPODIOS (SUIDOS) LM

VII.A.2.- AVES (ESQUELETO POSTCRANEAL)

Longitud máxima (única medida para los metapodios 2° y 5°)

AcD

Anchura en el centro de la diáfisis

_C_O_RA __C_O_I_D_E_S

AD

Anchura distal

LM

Longitud máxima

Lm

Longitud medial

METAPODIOS (CARNÍVOROS Y LAGOMORFOS) LM

Longitud máxima

AD

Anchura distal

AH

Anchura máxima basal

AAB

Anchura de la facies articular basal

ESCÁPULA AC

Diagonal máxima craneal

FALANGE PRIMERA (CARNÍVOROS Y LAGOMORFOS) LM

Longitud máxima

AP

Anchura proximal

HÚMERO

ArnD

Anchura mínima de la diáfisis

AP

Anchura proximal (sin la cresta lateral)

AD

Anchura distal

ArnD

Anchura mínima de la diáfisis

AD

Anchura distal

FALANGE PRIMERA (BÓVIDOS Y SUIDOS) RADIO

LMP

Longitud máxima periférica

AP

Anchura proximal

LM

Longitud máxima

ArnD

Anchura mínima de la diáfisis

ArnD

Anchura mínima de la diáfisis

AD

Anchura distal

AD

Anchura distal

FALANGE SEGUNDA

ULNA

Longitud máxima (= longitud máxima periférica en rumiantes)

LM

Longitud máxima

ArnD

Anchura mínima de la diáfisis

AP

Anchura proximal

ED

Espesor (diagonal) máximo del extremo distal

ArnD

Anchura mínima de la diáfisis

AD

Anchura distal

LM

CARPOMETACARPO FALANGE TERCERA (RUMIANTES Y SUIDOS)

LM

Longitud máxima

L

Longitud del metacarpo II

LDS

Longitud diagonal de la suela

AP

Anchura proximal

ArnS

Anchura mínima de la suela

AD

LDo

Longitud dorsal

Anchura (diagonal) máxima de la superficie articular distal

PELVIS DA

Diámetro máximo del acetabulum

TIBIOTARSO EP

Espesor (diagonal) máximo proximal

ArnD

Anchura mínima de la diáfisis

AD

Anchura distal

ED

Espesor distal

_


Canaderia, caza y animales de compañía en la Calida Romana: estudio arqueozoológico

VII.B.- DATOS BIOMÉTRICOS POR ESPECIE

TARSOMETATARSO LM

Longitud máxima

AP

Anchura proximal

AmD

Anchura mínima de la diáfisis

AD

Anchura distal

SIGLA

YACIMIENTO

Igre

Factoría de A Igrexiña

Tor

Villa de Toralla

SEXO

Hosp.

Calle Hospital, 5 (Vigo)

Macho

Real

Calle Real (A Coruña)

H

Hembra

Mart

Casa Martelo (A Coruña)

C

Castrado

Fran

Calle de la Franja, 9-11 (A Coruña)

ABREV. M

Cid

Campamento de Cidadela

Bares

Eirexa Vella (Bares)

Feal

Enclave de Feal da Paula

Porta

Porta de Santiago (Lugo)

Cast

Campo Castillo, 21 (Lugo)

Alam

Alameda (Lugo)

Proba

A Proba de Valdeorras

Fres

Asentamiento de El Fresno

SIGLA

ADSCRIPCIÓN

A-I

Alto imperial

B-I

Bajo imperial

Rom

Romano

207


208

CARLOS FERNÁNDEZ RODlÚGUEZ

- Equus caballus

MOLARIFORMES SUPERIORES P2

LM (sup)

26.6

AM (sup)

P3

P4

M1/2

P3

P4

(29.1)

29.7

25.4

(29.8)

30.6

P4 29.3

(16.3)

(21.8)

26.8

(16.0)

20.9

27.7

Ads.

B-I

B-I

B-I

B-I

B-I

B-I

Rom

Proc.

Hosp

Hosp

Hosp

Hosp

Hosp

Hosp

Cid

26.5

27.8

25.9

25.4

26.8

27.0

CLAVIJA DE CUERNO H

DMB

51.2

DmB

38.3

Ads.

Rom

Yac.

Proba

MAXILAR LM1- 3

65.6

65.8

LM3

26.8

26.2

Ads.

Rom

Rom

Proc.

Cid

Cid

M3 SUPERIOR LM

28.8

25.1

Ads.

B-I

B-I

B-I

Rom

Rom

Rom

B-I

Rom

Yac.

Hosp

Hosp

Real

Mart

Mart

Cid

Bares

Cast

25.1

25.0

MANDÍBULA HmD L P2 - M3

111.2

L P2 - 4

43.3

LMl-3

48.6

77.7

79.1

79.3

LM3

31.1

35.2

33.3

37.0

37.3

AM3

12.0

15.0

15.2

15.0

15.1

HaP2

39.1

HaMl HpM3

61.6

60.3

AMC

50.4

43.0

43.8

57.2

68.8

69.0

26.0

Ads.

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Yac.

Mart

Mart

Mart

Fran

Cid

Cid


Ganaderia, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico M3 INFERIOR LM

36.0

34.8

35.2

(38.3)

(37.0)

AM

14.3

15.5

14.0

(15.7)

(15.0)

Ads.

B-I

B-I

B-I

Rom

Rom

Rom

Yac.

Tor

Hosp

Hosp

Mart

Cid

Cid

ATLAS ACr

81.4

Ads.

Rom

Proc.

Cast

ESCÁPULA LMP

68.5

(63.7)

77.7

LA

57.6

50.5

53.7

66.3

52.1

AA

(44.4)

38.2

47.2

Ads.

B-I

B-I

B-I

B-I

Rom

Yac.

Hosp

Real

Real

Real

Mart

44.3

HÚMERO

ArnD

38.0

39.3

AD

81.7

89.9

AT

78.0

65.1

76.8

Ads.

B-I

Rom

Rom

Yac.

Igre

Mart

Cast

RADIO AP

84.6

77.5

AAP

75.8

69.9

ArnD

45.4

40.5

AD

60.6

AAD

56.0

80.3

Ads.

B-I

Rom

B-I

Rom

Yac.

Igre

Mart

Bares

Cast

ULNA EPA

69.7

66.5

48.1

AA

52.6

42.8

37.9

43.6

Ads.

B-I

Rom

Rom

Rom

Yac.

Igre

Mart

Mart

Proba

35.0

35.5

34.1

16.4

14.8

16.8

Rom

Rom

Rom

Rom

Cid

Cid

Feal

Cast

35.3

36.3

209


210

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

METACARPO AP

55.5

63.4

AD

54.4

52.9

50.5

63.5

73.6

55.8

51.8

60.4

55.5

ED

30.1

(25.4)

27.4

32.5

34.9

29.8

28.1

31.7

29.1

Ads.

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Cast

Cast

Cast

Cast

Cast

Yac.

Cast

Cast

Cast

Cast

68.2

PELVIS LA

58.0

63.0

57.3

AA

52.6

55.4

53.9

66.3

Ads.

B-I

B-I

Rom

Rom

Yac.

Real

Real

Cid

Cast

40.3

48.3

Ads.

Rom

Rom

Yac.

Porta

Cast

LM

(60.0)

54.7

AM

54.5

FÉMUR EC

PATELA

Ads.

B-I

Rom

Yac.

Real

Cast

TIBIA AmD

AD

57.4

AAD

48.5

33.6

40.6

52.5

67.6

Ads.

B-I

Rom

B-I

Yac.

Real

Cid

Bares

MALEOLAR EM

29.0

Ads.

Rom

Yac.

Mart

CALCÁNEO AM

33.7

Ads.

Rom

Yac.

Mart

Cast

Cast


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico

211

ASTRÁGALO LML

62.4

LMM

59.4

EL

33.2

(62.0) 52.5

54.8

(57.0)

37.1

(37.0)

33.7

41.2

AD

37.5

Ads.

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Yac.

Mart

Mart

Mart

Mart

Cid

CENTROTARSAL AM

48.5

45.4

54.6

54.9

Ads.

Rom

Rom

B-I

Rom

Yac.

Mart

Mart

Bares

Fres

40.0

36.2

METATARSO AP

AmD

41.1

22.0

42.2

(41.2) (23.0)

AD

48.2

43.5

51.9

66.3

51.3

59.6

ED

(26.2)

25.0

29.6

34.6

30.3

33.0

(60.0)

Ads.

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Yac.

Mart

Mart

Mart

Mart

Cid

Cid

Cast

Cast

Cast

Cast

Cast

Cast

METAPODIO INDETERMINADO AD

58.2

ED

31.2

Ads.

Rom

Yac.

Cid

FALANGE PRIMERA LMP

62.4

57.2

54.0

53.8

49.8

51.4

50.1

53.2

51.1

51.8

54.5

AP

31.9

28.6

29.0

24.1

25.8

25.5

23.6

25.4

32.0

24.4

30.3

(22.0)

AmD

23.2

22.9

19.3

21.4

20.1

20.2

21.1

25.4

20.0

23.4

(20.0)

AD

29.6

28.3

25.4

21.6

24.2

22.5

21.3

23.0

29.9

26.2

(21.0)

Ads.

B-I

B-I

B-I

B-I

B-I

B-I

B-I

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Yac.

Tor

Tor

Real

Real

Real

Real

Real

Mart

Mart

Mart

Mart

Cid

53.1

FALANGE PRIMERA LMP AP

58.4

(48.2)

(23.0)

(22.5)

57.5 29.9

55.4

50.3

59.1

49.5

25.7

31.4

29.4

30.8

57.3

56.6

55.7

28.6

30.2

27.9

AmD

21.2

(21.8)

24.9

20.3

26.2

25.0

25.1

23.1

25.2

24.7

AD

(22.2)

(22.7)

25.6

24.3

30.2

28.0

30.2

26.4

27.7

26.2

Ads.

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Yac.

Cid

Cid

Cid

Cid

Feal

Feal

Feal

Feal

Feal

Cast

Cast

Cast


212

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

FALANGE PRIMERA LMP

52.7

54.5

AP

25.2

ArnD

22.2

AD

25.9

Ads.

Rom

Rom

Yac.

Proba

Proba

FALANGE SEGUNDA LM

37.5

36.3

33.5

36.8

36.3

39.3

36.8

42.2

AP

28.0

25.0

23.8

28.2

25.1

32.4

27.0

29.4

ArnD

21.8

19.6

18.3

22.0

19.9

25.8

21.8

24.4

36.6

AD

22.1

20.0

18.8

23.8

21.1

29.5

21.7

25.6

Ads.

B-I

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Yac.

Tor

Mart

Mart

Mart

Mart

Cast

Cast

Cast

Fres

FALANGE TERCERA LDS

51.1

44.9

45.7

51.0

ArnS

15.7

18.1

24.6

16.6

LDo

42.0

Ads.

Rom

Rom

Rom

Rom

Yac.

Mart

Porta

Porta

Cast

38.4

- Ovis / Capra M3 SUPERIOR LM

16.0

17.4

16.3

(19.8)

19.7

15.1

Ads.

B-I

B-I

B-I

Rom

B-I

Rom

Yac.

Igre

Tor

Tor

Mart

Bares

Feal

12.0

12.1

11.9

11.9

MANDÍBULA HmD L P2 - M3

66.2

LP2 - 4

23.3

LM1- 3

42.8

LM3

19.5

AM3

6.9

HaP2

(14.9)

20.1

HaMl

20.0

Ads.

B-I

B-I

B-I

B-I

Yac.

Igre

Igre

Real

Real


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico M3 INFERIOR LM

22.8

19.9

AM

8.7

7.4

8.2

Ads.

B-I

B-I

Rom

Yac.

Igre

Real

Mart

AXIS Acr

36.2

Ads.

Rom

Proc.

Mart

ESCÁPULA LmC

16.1

AA

15.6

Ads.

B-I

Yac.

Real

RADIO

AmD

15.0

15.4

Ads.

Rom

Rom

Yac.

Mart

Mart

METACARPO AP

20.7

19.9

AmD

13.1

Ads.

Rom

Rom

Yac.

Mart

Mart

PELVIS LA

24.1

Ads.

B-I

Yac.

Real

FÉMUR AD

30.3

Ads.

Rom

Yac.

Feal

21.2

213


214

CARLOS FERNANDEZ RODRÍGUEZ

TIBIA AmD

11.8

AD

24.4

Ads.

Rom

Rom

Yac.

Mart

Fran

19.3

20.0

METATARSO AP AmD

10.9

Ads.

Rom

Rom

Yac.

Mart

Porta

FALANGE PRIMERA LMP

57.4

AP AmD

27.9 8.8

10.2

22.5

AD

9.3

12.6

25.5

Ads.

Rom

Rom

Rom

Yac.

Mart

Mart

Porta

FALANGE SEGUNDA LM

16.5

AP

8.1

AmD

5.9

AD

6.9

Ads.

B-I

Yac.

Tor

- Ovis aries ESCÁPULA LMP

33.2

LA

27.0

AA

20.7

Ads.

Rom

Yac.

Mart

TIBIA AD

22.7

Ads.

Rom

Yac.

Hosp


Ganadería, caza y animales de compañía en la Gaficia Romana: estudio arqueozoológico

- Capra hircus ESCÁPULA LrnC

21.8

LA

26.4

AA

26.7

Ads.

Rom

Yac.

Mart

-Sus domesticus MAXILAR

L P2-4

38.5

Ads.

Rom

Yac.

Mart

M3 SUPERIOR LM

28.5

26.0

36.3

26.2

29.5

33.1

33.7

30.5

AM

16.2

17.8

(20.4)

17.0

18.0

18.9

14.6

17.1

Ads.

B-I

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

B-I

Yac.

Real

Mart

Mart

Mart

Mart

Mart

Fran

Bares

21.5

31.2

25.0

22.5

23.8

MANDÍBULA L Pl- 4

48.3

L P2 - 4

34.2

51.0 35.1

LMl-3

59.0

LM3

25.4

AM3

15.1

Ads.

B-I

B-I

Rom

Yac.

Igre

Real

Mart

32.2

36.9

M3 INFERIOR LM

30.0

AM

15.1

14.2

15.2

Ads.

Rom

Rom

Rom

Yac.

Mart

Mart

Fres

LrnC

18.9

20.5

25.7

LMP

27.4

32.5

LA

23.2

25.9

AA

20.3

22.3

30.1

20.2

24.6

24.2

Ads.

B-I

B-I

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Yac.

Real

Real

Mart

Mart

Mart

Mart

Mart

ESCÁPULA 21.2

22.6

Rom

Rom

Rom

Fran

Fran

Fran

37.4 29.6

(27.2)

215


216

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

HÚMERO AD

35.4

AT

28.1

37.3

37.0

Ads.

Rom

Rom

Rom

Yac.

Mart

Mart

Mart

RADIO AP

20.2

25.2

27.5

Ads.

B-I

Rom

Rom

Yac.

Tor

Mart

Mart

ULNA EPA

30.8

35.0

37.4

AA

17.1

19.1

21.1

Ads.

B-I

Rom

Rom

Yac.

Real

Mart

Mart

32.9

31.2 18.4

21.0

18.6

20.6

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Mart

Mart

Mart

Mart

Mart

Porta

METACARPO AP

14.0

Ads.

Rom

Yac.

Mart

PELVIS LA

31.5

AA

31.8

39.2

29.8

37.2

Ads.

Rom

Rom

Rom

Yac.

Mart

Mart

Fres

FÉMUR AD

39.8

Ads.

Rom

Yac.

Feal

TIBIA AD

28.4

29.5

33.5

28.8

31.4

31.8

Ads.

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Yac.

Mart

Mart

Mart

Mart

Cid

Cid

CALCÁNEO AM

20.1

Ads.

Rom

Yac.

Mart

34.3

19.1


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Rnmana: estudio arqueozoológico ASTRÁGALO LML

36.2

39.1 36.4

40.2

38.2

33.8

Ads.

B-I

Rom

Rom

Rom

Rom

Yac.

Tor

Mart

Mart

Mart

Cast

IV

IV

LMM

43.4

40.5

34.9

METATARSO V

LM

83.3

AcD

12.1

AD

15.6

Ads.

Rom

Rom

Rom

Yac.

Cast

Cast

Cast

57.3 11.6

FALANGE PRIMERA LMP

30.4

40.4

41.2

37.0

26.0

AP

14.7

18.3

17.9

17.2

13.4

ArnD

12.2

14.5

14.5

12.6

9.2

AD

13.4

17.1

16.8

15.7

10.2

Ads.

Rom

Rom

Rom

Rom

Rom

Yac.

Mart

Mart

Mart

Mart

Cast

FALANGE SEGUNDA LM

23.1

AP

17.1

ArnD

13.7

AD

15.3

Ads.

Rom

Yac.

Mart

FALANGE TERCERA LDS

25.1

30.8

28.8

ArnS

12.1

LDo

28.0

23.7

24.2

Ads.

B-I

Rom

Rom

Rom

Rom

Yac.

Igre

Mart

Mart

Mart

Mart

- Canis familiaris P4 SUPERIOR LM

20.1

AM

11.1

Ads.

B-I

Yac.

Real

10.7

13.1 26.3

24.0

217


218

CARLOS FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

M1 SUPERIOR LM

14.7

AM

13.0

Ads.

Rom

Yac.

Mart

RADIO

AmD

12.3

AD

21.2

Ads.

Rom

Yac.

Porta

- F elis catus M1 SUPERIOR LM

8.3

AM

1.1

Ads.

Rom

Yac.

Mart

MANDÍBULA L P3 - M1

19.9

LM1

6.2

AM1

3.0

HRV

24.1

HaP4

9.3

HpM1

10.0

Ads.

Rom

Yac.

Mart

ULNA LO

11.6

EPA

10.8

EMO

8.1

AA

8.2

Ads.

Rom

Yac.

Mart

CALCÁNEO LM

27.6

AM

11.4

Ads.

Rom

Yac.

Mart


Ganadería, caza y animales de compañía en la Galicia Romana: estudio arqueozoológico METATARSO V

LM

29.1

AD

4.4

Ads.

Rom

Yac.

Mart

- Cervus elaphus METACARPO LM

(240.0)

AP

37.6

ArnD

22.2

243.1 34.6

37.5 22.2

AD

35.0

ED

38.1

25.7

25.7

Ads.

Rom

Rom

Rom

Rom

Yac.

Cid

Cid

Porta

Cast

- Capreolus eapreolus ESCÁPULA LA

24.4

AA

23.4

Ads.

Rom

Yac.

Proba

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237 INDICE DE FIGURAS

Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.: Fig.:

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Castros prerromanos del litoral atlántico. Espectros faunísticos (según NR) Castros prerromanos: alturas de Ovis aries comparadas con otras referencias Castros prerromanos: alturas de Bos taurus comparadas con otras referencias Castros prerromanos. Alturas de Sus domesticus comparadas con otras referencias Castros romanizados del litoral atlántico. Espectro faunístico (según NR) Castros romanizados del interior. Espectro faunístico (según NR) Castros romanizados del litoral cantábrico. Espectro faunístico (según NR) Situación de la Factoría de A Igrexiña Situación de la Villa de Toralla Toralla: Industria ósea Situación de la Ciudad de Vigo Situación de la Ciudad de A Coruña A Coruña: situación de los solares estudiados: 1. Calle Real; 2. Casa Martelo; 3: Mesón da Franxa Situación del Campamento romano de Cidadela Situación de la Villa de Eirexa Vella Situación de Feal da Paula Situación de la Ciudad de Lugo Lugo: situación de los solares citados en el texto Batitales: Aguja Situación de A Pobra de Valdeorras A Pobra. Posible fragmento de mango Situación de otros yacimientos romanos con referencias de macrofauna Situación de Astorga Astorga: situación de los solares estudiados Astorga: Relación domésticos / silvestres. Registro alto imperial Astorga: Relación domésticos / silvestres. Registro bajo imperiaL Astorga: Relación entre el peso de los restos de domésticos / silvestres. Alto imperial... Astorga: Relación entre el peso de los restos de domésticos / silvestres. Bajo imperial... Astorga alto imperial: Frecuencia relativa de los restos de fauna doméstica Astorga bajo imperial: Frecuencia relativa de los restos de fauna doméstica Astorga alto imperial: Frecuencia del peso de los restos de fauna doméstica Astorga bajo imperial: Frecuencia del peso de los restos de fauna doméstica Astorga alto imperial: Frecuencia relativa de los restos de fauna silvestre Astorga bajo imperial: Frecuencia relativa de los restos de fauna silvestre Astorga alto imperial: Frecuencia del peso de los restos de fauna silvestre Astorga bajo imperial: Frecuencia del peso de los restos de fauna silvestre Astorga: Representación gráfica de los restos de Equus cabal/us del registro bajo imperial Astorga: Representación gráfica de los restos de Bos taurus del registro alto imperial... Astorga: Representación gráfica de los restos de Bos taurus del registro bajo imperial Astorga: Representación gráfica de los restos de ovicaprinos del registro alto imperial... Astorga: Representación gráfica de los restos de ovicaprinos del registro bajo imperial As torga: Representación gráfica de los restos de Sus domesticus del registro alto imperial... Astorga: Representación gráfica de los restos de Sus domesticus del registro bajo imperial... Astorga: Representación gráfica de los restos de Cervus elaphus del registro alto imperiaL As torga: Representación gráfica de los restos de Cervus elaphus del registro bajo imperial Astorga: Representación gráfica de los restos de Oryctolagus clmiculus del registro bajo imperial... Espectros faunísticos de las factorías litorales y villas Espectros faunísticos de los núcleos habitacionales secundarios Espectros faunísticos de los núcleos urbanos Factorías y villas: frecuencias relativas de los tres grupos domésticos principales Aglomeraciones secundarias: frecuencias relativas de los tres grupos domésticos principales Núcleos urbanos: frecuencias relativas de los tres grupos domésticos principales Elementos del esqueleto de Bos taurus empleados en la fabricación de objetos (en negro los más utilizados) Elementos del esqueleto de Equus empleados en la fabricación de objetos (en negro los más utilizados) Elementos del esqueleto de Cervus elaphus empleados en la fabricación de objetos

.44 45 .46 48 52 52 53 64 69 74 75 79 81 97 104 108 111 112 129 134 138 .139 141 143 145 145 145 .145 145 146 l46 146 .146 146 .147 147 .147 151 154 .156 157 159 161 .167 169 173 175 176 176 .177 177 178 190 192 193


238 INDICE DE FOTOS. Foto Foto Foto Foto Foto Foto Foto Foto Foto Foto Foto Foto Foto Foto Foto Foto

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17: 18: 19: 20: 21: 22: 23: 24: 25: 26: 27: 28:

Disco vertebral de cetáceo del yacimiento de A Lanzada (Pontevedra) 51 Hemimandíbulas de Felis del castro de O Achadizo (Cabo de Cruz, A Coruña) 51 Restos de suidos del Castro de Vigo 55 56 Mandíbulas de perro del Castro de Vigo Restos faunísticos (perro, nutria y corzo) del yacimiento de A Igresiña 68 85 Restos de perro (Canú familians) y gallinácea (Gallus gallus) de la Calle Real.. Fragmento de candil de ciervo serrado en la base. Casa Martelo (A Coruña) 92 .101 Depósito de fauna del pnllczpia. Campamento romano de Cidadela Mandíbulas de Bos taurus del depósito del Principia (Cidadela) 101 Denticiones de vacuno (Bos taurus), arriba, y de ovicaprinos (Ovis / Capra), abajo, de Feal da Paula 11 O Fragmento de mandíbula y dientes de Equus caballus (Campo Castillo, 21 - Lugo) 117 .120 Restos de vacuno (Bos taurus) de Campo Castillo, 21 (Lugo) 121 Restos de suido (Sus domesticus) de Campo Castillo, 21 (Lugo) Restos de aves de Campo Castillo, 21 (Lugo) 122 124 Restos de lagomorfos (Lepusy Oryctolagus) de Campo Castillo, 21 (Lugo) Fragmentos proximales y distales de metacarpos serrados (Bos taurus, excepto el superior derecho, de Cervus). Desechos 124 de materia prima ósea. Campo Castillo, 21 (Lugo) 125 Industria ósea (Acus crinalis y piezas de fabricación intermedias) de Campo Castillo, 21 (Lugo) Aguja de hueso de la calle Batitales (Lugo) 128 .149 Denticiones de caballo (Equus caballus) y asno (Equus asinus) de Astorga 150 Fragmento distal de metapodio de Came/us serrado (plaza Romana, Astorga) 162 Cráneo de perro (Canis familiaris) de Astorga 168 Restos de ciervo (Cervus elaphus) de Astorga 168 Caninos de cerdo (Sus domesticus) y de jabalí (Sus scrrifa) de Astorga 187 Mango en asta de ciervo (Astorga) 188 Piezas de desecho intermedias en la fabricación de almeres (Astorga) .188 Desechos de materia prima ósea y piezas intermedias (As torga) Candiles de ciervo serrados, desechos de materia prima ósea (Astorga) 193 Punzón en asta de corzo (Astorga) 194




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