ISSN Ü211-318X Imprime: «La Voz de Galicia. S. A.l) División de Artes Gráficas. La Coruña I.S.B.N. 84 - 600 - 2037 - 1 Depósito Legal: C - 308 - 1980
MUSEO ARQUEOLÓXICO E HISTÓRICO
VOL. 4
A CORUÑA
1983
DIRECTOR HONORARIO: Manuel Chamoso Lamas DIRECCiÓN: Felipe-Senén López SECRETARíA: Begoña Bas López MONTAXE: X. Raul López Naya EDICIÓNS DO PADROADO DO MUSEO
BRIGANTI U M trócase con publicacións especializadas en Arqueoloxía, Prehistoria, Historia, Etnografía, Arte, Epigrafía e Numismática
Diríxase a correspondencia a: Secretaría Boletín Brigantium Museo Arqueolóxico e Histórico Castelo de San Antón Apartado 2045 15080 A Coruña (Galicia)
Os traballos: o comércio romano na Rla de Vigo - Reflexión antropolóxica sobre os dados de Ensenada acerca de Monfero (A Coruña) - Caixiña celtibérica de barro da Colección da Universidade de Santiago - Restos dunha ara romana dos Lares Viales en Virls (Begonte), loron traducidos do castelán ao galego por M. Anxo Fernan-Vello.
Brigantium. Bol. Museo Arqu. Hist. Coruña. 1983. vol. 4 pp. 7-11
LOS PRISMAS DE CUARZO EN LA CULTURA MEGALITICA DEL NO. DE LA PENINSULA IB~RICA RAMÓN FÁSREGAS VALCARCE
R/ San Pedro de Mezonzo, 39 Santiago de Compostela
Resumen. Los prismas de cuarzo aparecen con frecuencia en túmulos megaliticos de Galicia y Norte de Portugal. En el presente trabajo se estudian los hallazgos más significativos de estos objetos y sus posibles funciones. Abstract. The quartz-crystal prisms in /he Northwestern megalithic culture 01 [herian Peninsula. The presence of quartz prisms Is very common in the megalithlc mounds of Galicia and North of Portugal. This paper deals with the most significant findings of these objects and studies their possible functions.
INTRODUCCION Desde hace tiempo se ha venido documentando la presencia de prismas de cuarzo en sepulturas megaliticas del Noroeste peninsular (H. BOTELHO, 1898, 184, 188 Y 190; LOPEZ CUEVILLAS y otros, 1930,86). LOPEZ CUEVILLAS (1973,102) cita quince túmulos donde se recogieron materiales de este tipo y V. OLlVEIRA señala lo habitual de su aparición en las tumbas megalíticas del Norte de Portugal (1982, 780). Con todo, los datos procedentes de trabajos antiguos deben ser tomados con cautela a causa de la poca precisión de las descripciones que en muchos casos utilizan términos ambiguos como «cristal de cuarzo», «fragmento de cuarzo» o «cristal de roca», los cuales pueden designar realidades diferentes de la que aquí pretendemos estudiar. El prisma de cuarzo constituye la forma trigonal bien cristalizada de dicho mineral, presentando una sección hexagonal y caras piramidales en sus extremos. Típicamente es incoloro y transparente (W. SCHUMANN, 1980, 24). Entre los yacimientos megalíticos de Galicia que han suministrado con certeza prismas de cuarzo están A Cova da Moura (Noia, La Coruña), túmulo de Monte das Arcas (Culleredo, La Coruña), túmulo 111 de Abelleira (Xermade, Lugo) (BOUZA BREY y otros, 1973, 47) Y Mámoa do Rei (Vilaboa, Pontevedra) (PEÑA SANTOS y RODRIGUEZ CASAL, 1976, lám. 1). Sabemos por referencia personal de J. RAMIL SONEIRA que en el curso de prospecciones practicadas en sepulturas megaliticas de Santiago de Samarugo (VilIalba, Lugo) se hallaron 4 prismas en la Medoña do Salgueiriño y 12 más en la cercana Medoña da Vacariza, estos últimos de cuarzo ahumado en su mayoría y todos ellos de gran tamaño. Dentro del territorio gallego el hallazgo mejor documentado de estos objetos se registró en una fosa secundaria abierta en el túmulo I de Monte 7
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Campelos (Begonte, Lugo), donde se recogieron 10 prismas de cuarzo cuyo tamaño oscilaba entre 113x32 mm. y 48X15,5 mm. Estaban agrupados en un área reducida de la sepultura, no presentando ninguno de ellos huellas de manipulación si exceptuamos las derivadas de su extracción de la roca madre. En el mismo yacimiento se encontraron dos grandes cinceles, una azuela, una doble hacha y tres láminas de sílex, materiales que en conjunto hay que situar en un momento tardío de la cultura megalítica del Noroeste peninsular (RODRIGUEZ CASAL, 1983). Asimismo, en Asturias se señala la presencia de un prisma de cuarzo en el túmulo I de El Cantón (Sariego) (BLAS CORTINA, 1980, 29) (1). Fuera del cuadrante noroccidental de la Península los prismas de cuarzo hacen su aparición, esporádica o abundantemente, en el Alentejo (Portugal) (G. y V. LEISNER, 1951,66), País Vasco (PERICOT, 1950,192) Y Meset~ Norte (DELlBES, 1975, 85), siempre en yacimientos megalíticos pero también en contextos más recientes como Mayorga de Campos (Valladolid) (PALOL, 1965,115-122); ya en la Meseta Sur se localizaron dentro de una sepultura del Bronce Final, en las terrazas del Manzanares (Madrid) (ALMAGRO GORBEA, 1975, 169, 174). A pesar de la relativa frecuencia con que aparecen estas piezas, su funcionalidad permanece oscura. Los autores que han abordado esta cuestión consideran a los prismas de cuarzo bien como útiles en la vida práctica, como elementos votivos o como objetos de adorno. Se pronunciaron por el carácter votivo de estos objetos CESAR MORAN (1931, 201) y LOPEZ CUEVILLAS (1930, 86), este último cita en apoyo de su tesis una tradición recogida en Fraga (Lobeira, Orense) según la cual los cristales de cuarzo tendrían el mismo origen celeste que las pedras de raiD, nombre con el que se designa en muchos lugares de Galicia a las hachas de piedra pulida. Ciertamente la presencia de prismas de cuarzo en contextos sepulcrales debe atribuirse a su condición de ofrendas pero, actualmente, no disponemos de elementos de juicio suficientes para poder considerarlos como algo cualitativamente diferente de otros elementos de mobiliar funerario: hachas, láminas de sílex, puntas de flecha, etc... Por otro lado es muy arriesgado inferir a partir de una creencia actual el papel que habrían jugado estos objetos en una época alejada temporal y culturalmente del momento presente. El cuarzo cristalizado posee una fractura bastante regular y, debido a ello, ha sido utilizado como materia prima para la confección de útiles desde el Paleolítico. En varios yacimientos han aparecido prismas retocados intencionalmente bien en sus dos extremos como en el anta I del Passo, Olival (1) Habiendo concluido la redacción de este trabajo, hemos tenido noticia del hallazgo en Peneda Geres (N. de Portugal) de un túmulo que albergaba una cista rectangular, en la que apareció un esqueleto en posición encogida y, próximos a su cabeza, varios prismas de cuarzo; asimismo se recogieron dos hachas de piedra pulida (A. MARTlNHO BAPTISTA, Arte Rupestre do Norte de Portugal: uma perspectiva. Comunicación leida en el Coloquio Inter-Universitario do Noroeste, Noviembre de 1983, Porto).
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Los prismas de cuarzo en la cultura megalitica del NO. de la península ibérica
Prismas de cuarzo del túmulo I de Monte Campelos
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da Pega y anta Ide Santa Margarida, todos ellos monumentos megalíticos alentejanos (G. y V. LEISNER, 1951, 66), o bien en un extremo tan sólo, con el fin de aguzarlo, como en el hábitat de Mayorga de Campos (PALOL, 1965, 115-119). En A Cova da Moura se encontró una lámina de cristal de roca que conservaba en su dorso las facetas del prisma del cual había sido extraída. . L. PERICOT (1950, 192) incluyó a los primas de cuarzo entre los objetos de adorno. G. DELlBES es del mismo criterio aunque con más reservas (1965,85). LOPEZ CUEVILLAS (1973, 102) criticó esta interpretación, invocando la ausencia de manipulaciones en estas piezas que permitieran su engarce. Cabe la posibilidad, sin embargo, de que fuesen fijados a un soporte mediante el empleo de resinas vegetales. A título indicativo podemos citar el hallazgo en el poblado neolítico de Charavines (Alpes franceses) de un gran prisma de cuarzo utilizado como colgante de un collar al cual se adhería por medio de una capa de brea aplicada en uno de sus extremos (BOCaUET y HOUOT, 1982, 87). El uso como colgante se evidencia también en un prisma recogido en el Anta Grande de Comenda da Igreja (Montemor-o-Novo, Alentejo), el cual presentaba en su punta una ranura labrada con finalidad claramente sus-, pensoria (G. y V. LEISNER, 1959, 124; lám. 27, 1). Desde luego, en el caso concreto de Galicia, cualquier soporte orgánico en el que pudieran haber ido montados los prismas habría desaparecido completamente, debido a la elevada acidez del suelo, reduciendo al mero nivel de conjetura su hipotética utilización como objetos de adorno personal. Atendiendo a los datos expuestos podemos concluir que los prismas de cuarzo tuvieron en ocasiones una finalidad puramente práctica, siendo empleados bien como núcleos a partir de los cuales se confeccionaban instrumentos, o como útiles en sí mismos, modificándolos en mayor o menor grado mediante retoques. Menos frecuentemente se puede constatar su utilización como colgantes. Una función de tipo ritual no se puede comprobar fehacientemente con la información de que se dispone en la actualidad (2). Si nos ceñimos al ángulo NO. de la Península dos hechos deben ser destacados en lo que se refiere a estos objetos: -El predominio casi absoluto de los prismas que no presentan huella alguna de manipulación posterior a su recogida. -Su existencia sólo se ha señalado en yacimientos megalíticos, aunque es muy factible que su presencia se prolongue hasta épocas muy posteriores si consideramos algunos hallazgos efectuados en la Meseta. Compostela, Noviembre de 1983 (2) Esta hipótesis viene apoyada por el hallazgo de dos prismas de cuarzo sin trabajar en O Curral (San Ci-
brán de Aldán, Cangas de Morrazo), asentamiento al aire libre con materiales cerámicos que lo sitúan en un periodo avanzado de la Edad de Bronce (referencia suministrada por D. Xosé Suárez Mariño).
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Los prismas de cuarzo en la cultura megalítica del NO. de la península ibérica
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Brigantium. Bol. Museo Arqu. Hist. Coruña. 1983. vol. 4 pp. 13-45
ESTACIONS DE ARTE RUPESTRE DE CARNOTA E MUROS (A CORUÑA) TERESA GARCIA MARTIN Santiago de Compostela
Resume. Neste traballo dase a coñecer o achado de sete estaciós rupestres Ó ar libre, situadas nos Conce1I0s de Carnota e Muros (Provincia da Coruña), ansi coma se describen e analizan as mesmas. A importancia desta área, hastra agora prácticamente sin estudiar, édoble: por unha banda, revela unha grande concentración de petroglifos nunha zona relativamente pequena e, pola outra, có achado de zoomorfos e antropomorfos nunha das súas estacións, se sitúa coma a zona mais Noroccidental de Galicia na que aparecen estes motivos, Ó menos das coñecidas hastra agora. Abstraet. Hupestrian areas in Camota and Muros (A Coruña). This piece of work anounces the finding os seven rupestrian areas, in the open air, situated in the City Councils of Carnota and Muros (Province of Coruña). A description and an analysis of these areas is also made. The importance of this zone, which has hardly been studied until now, is double: on one hand, it reveals a great concntration of rock carvings in a relatively small zone, and on the other, the finding of zoomorphics and anthropomorphics in one of the areas, places it as the furthest Northwest area of Galicia in which these motifs have been found to date.
1. INTRODUCCiÓN O presente estudio tivo a súa orixe nun traballo de curso, feito no ano 1982, presentado no Departamento de Prehistoria e Arqueoloxía da Facultade de Xeografía e Historia de Santiago, prá a asignatura de Prehistoria e Arqueoloxía de Galicia. Iniciouse este despois de ter coñecimento da posible importancia da zona, eiquí estudiada, ó traverso dun artigo publicado no n.O 1 desta Revista (FORMOSO ROMERO e COSTA CALDERON, 1980). O ámeto territorial escollido corresponde á marxe dereita da Ría de Muros, concretamente ÓS Concellos de Carnota e Muros dos que hastra hoxe apenas se coñecían algúns restos antiguos coma, por exemplo, a Cista de Pedra Marrada en Carnota (VAZQUEZ VARELA, 1980, 28-29) e algúns castr'os de ambos termos municipais, pro sin estudiar. Con este estudio podemos ter unha visión bastante completa da Arte Rupestre ó ar libre na zona mais Noroccidental do noso País. Agás a estación rupestre de «Laxe das Rodas»,xa estudiada por Monteagudo e Alonso Romero e a «Cova do Gato», parcialmente publicada por Formoso e Costa, tódalas restantes danse a coñecer agora «in extenso» por vez primeira (Fig. 1). ·13
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Figura 1. Distribución das estacións rupestres
11. INVENTARIO CONCELLO DE CARNOTA 1) A LAXE ESCRITA
Localización: Pala parte de atrás do Grupo Escolar de Carnota, súbese monte arriba hastra chegar a unha pista. A uns 700 m. deste punto, a esquerda, at6pase unha laxe de dimensi6ns considerables, cunha parte dela enterrada no chan, na que se atopan os grabados. As súas coordenadas xeográficas son: 5°23'30" lonx. W e 42°49'30" lat. N., da folla n.O 119 (Noia) do M. T. N. 1:50.000. 14
Estaci6ns de a rte rupestre de Carnota e Muros (A Coruña)
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No vran de 1981, os rapaces do Grupo Escolar xunto có seu mestre, foron limpar a pedra, desenterrando parte dela o que deu lugar á aparición de novos grabados (na parte esquerda e na inferior) ocultos hastra entón. Tendo en conta que, coma xa quedou dito, parte da laxe sigue ainda enterrada, é moi posible que existan ocultas á nosa vista mais insculturas. Descripción: E unha laxe de granito fino, cunha lonxitude aproximada ós 9 m. e unha anchura que varía duns lados á outros, sendo na parte central de 3,10 m. A parte superior mide 2,17 m., mentras que a inferior 1,45 m. Preséntase claramente dividida en catro seccións, asegún a dispersión dos motivos nela grabados. Na súa parte central obsérvase un gran valeiro no que a grabados se refire que se pode deber a moitos motivos, pro que si ternos en conta que xustamente a parte central das laxes é a preferida pra facer as insculturas, resulta algo inexplicable este gran espacio valeiro. Agora ben, existe un hundimento nesta zona que produce un acumulamento nela de auga da choiva. Disto podese concluir que a auga contribuiu a un maior desgaste desta parte que ben pudo destruir os hipotéticos petroglifoso Pasando xa á descripción dos grabados, vemos que destacan os motivos circulares. Na parte superior hai catro grabados con círculos concéntricos, sin coviña central e con radio. En tres deles, o radio parte do centro, . mentras que no cuarto describe unha curiosa forma: o segundo círculo, en vez de rematar, prolóngase nun radio. Tamén nesta parte, hai un círculo con coviña central e outro cun pequeno radio. Asimesmo destaca outro motivo: unha especie de semicírculos concéntricos que na parte superior, onde se xuntarían as liñas, ten dous pequenos círculos concéntricos. (Fig. 3).
Figura 3. Laxe escrita
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Estaci6ns de arte rupestre de Carnota e Muros (A Coruña)
Na parte inferior da laxe, hai de novo círculos concéntricos, algúns incompletos, xa que a laxe está rota neste punto. (Fig. 4).
Figura 4. Laxe escrita
Por último, engadir que por toda a laxe se espallan motivos cruciformes, sinxelos uns e mais complexos outros. Análisis: Os motivos representados nesta laxe amosan diferentes épocas na súa realización: os círculos son un dos motivos mais representados na arte rupestre do NW. sendo indudablemente prehistóricos. En troques, os cruciformes representan un segundo momento, podendose considerar medievais ou posteriores. CONCELLO DE MUROS
1) SERRES Existen nesta localidade dúas estacións rupestres, moi semellantes entre sí na súa temática, xa que ambas coinciden no mesmo motivo: os círculos concéntricos. a) Petroglifo n.O I (Fig. 5). Localización: O petroglifo está situado na beira esquerda do depósito de auga de Serres, xusto a carón seu. As súas coordenadas son: 5°23'35" lonx. W. e 42°47'20" lat. N. da folla n.O 119 (Noia) do M. T. N. 1:50.000. 17
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Figura 5 . Serres (1)
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Descripción: Compre suliñar que a laxe na que se atopan os grabados está hoxendía cuberta polas augas procedentes do devandito depósito, polo que o seu estudio fíxose particularmente difícil, existindo unha grande probabilidade de que en zonas de maior profundidade poidan aparecer mais grabados, hoxe non visibles. Asimesmo, debido á acción das augas, os grabados aparecen moi erosionados, hastra o extremo de que algúns casi non se diferencian da superficie da laxe, polo que existe o risco de que nun tempo, non moi lonxano, si as augas siguen a pasar por riba, poidan desaparecer. O conxunto total da laxe ten unha lonxitude de perto de 5 m. e unha anchura que varía dende os 80 cm. ÓS 2 m. Dividíndoa en dúas seccións, tomando coma referencia a diaclasa que a corta, temos: a) parte superior.- gran abondancia de pías, algunhas de gran tamaño (20 cm.) e coviñas. Un círculo con coviñas no seu interior e dous círculos mais, un con coviña central. Hai asimesmo un motivo de 3 círculos concéntricos con coviña central (25 cm.) e outro maior (37 cm.) con 4 círculos concéntricos e coviña central; tanxente ó terceiro círculo deste, parte un círculo rodeado dun semicírculo que é, pois, cortante có cuarto círculo do motivo maior. b) parte inferior.- un total de 8 motivos de círculos concéntricos, algúns tanxentes con outros círculos mais pequenos. Tamén algúns teñen radio. Unida por medio de dous radios a ún destes círculos concéntricos, aparez unha espiral dextróxira de 3 xi ros. Polo resto da laxe espállánse coviñas. Análisis: Os motivos de círculos concéntricos que aparecen neste petroglifo son os mais típicos e representados na nosa arte rupestre. Asimesmo abondan tamén as estacións nas que as combinacións circulares aparecen asociadas con espirais coma neste caso. Estamos, xa que logo, ante un exemplo «típico» de petroglifo galego que pouco mais comentario require. b) Petroglifo n.O 11 (Fig. 6).
Localización: Está emplazado ó pé dun hórreo que dista 200 m. (NW) da Eirexa Parroquial de Serres. As coordenadas son: 5°23'10" lonx. W. e 42'47'15" lat. N da folla n.O 119 (Noia) do M. T. N. 1:50.000. Descripción: Laxe de granito fino cunha superficie Iixeiramente combada nalgúns puntos, que se vai reducindo progresivamente cara ó Sur. A súa lonxitude é de 3,90 m. e a súa anchura de 2,30 m. Os grabados sitúanse na parte central da laxe consistindo en 7 motivos de círculos concéntricos con coviña central, agás o máis pequeño deles que nona ten. Tres deles presentan un radio de pequenas dimensións. O seu tamaño é prácticamente o mesmo, oscilando entre 20 é 25 cm. 19
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Polo resto da laxe distribuinse un total de 12 coviñas ansi coma indicios doutros grabados que dado o estado erosionado da pt3dra resulta imposible concretar. Bihliografía: MONTEAGUDO, L. 1981, p. 52.
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Estacións de arte rupestre de Carnota e Muros (A Coruña)
Análisis: Cunha excepción, o primeiro que resalta é a gran semellanza existente en tódolos motivos: o tamaño case igoal, os seus profundos surcos, a súa coviña central. .. Agora ben, hai un motivo que non encaixa con estas «similitudes»: non ten coviña central, o seu diámetro é moito mais pequeno e a súa factura non é a mesma, xa que os seus surcos son menos profundos e a súa anchura tamén é menor. A vista disto, e, ainda que non seña mais que unha hipótesis, podese pensar que neste conxunto de círculos se traballou en dúas épocas distintas o que explicaría as diferencias entre este motivo e os outros. Por outra banda, Monteagudo (MONTEAGUDO, 1981,52), fala dunhas liñas paralelas existentes na superficie da laxe, denominándoas «motivo atípico de líneas rectas». Estas liñas, ó meu parecer, non se tratan de auténticas insculturas, senón que respostan a un proceso de erosión sufrido poi a laxe có paso do tempo. 2) TAXES
Localización: Collendo a carreteira que dende Louro vai a Taxes, chégase a un punto no que se bifurca, índo unha pista hastra Taxes e outra hacia Serres. Collendo esta última, a uns 800 m. da desviación hai unha zona de grandes penedos, na beira esquerda da pista. Subindo por eiquí, ó W. atópanse dúas estacións rupestres, distantes entre sí uns 15 m. As coordenadas xeográficas son: 5°23'50" lonx. W. e 42°46'40" lat. N. da folla n.O 119 (Noia) do M. T. N. 1:50.000. a) Petroglifo n.O I (Fig. 7). Descripción: Pequeno motivo moi erosionado, consistente en 2 círculos concéntricos rodeados polo que Monteagudo (MONTEAGUDO, 1981, 51), chama «morcilla» incompleta. Do terceiro círculo desta, parte un semicírculo cun círculo no seu interior. Un radio une este semicírculo có mais pe'queno dos círculos concéntricos. O motivo ten uns 39 cm. de diámetro. Bibliografía: MONTEAGUDO, L. 1981, p. 51. Análisis: Monteagudo no citado traballo da unha visión distinta da miña; pra él, este motivo consiste en «circulito rodeado de una espiral que antes de completar el giro describe un saliente de 17 cm. para luego continuar su rumbo normal medio giro más». Agora ben, ainda que a enorme erosión da laxe dificulta en moito unha perfecta visibilidade das liñas que compoñen a inscultura, parez bastante clara a «morcilla» que rodea ós círculos. E dada a proximidade có outro motivo do que falaremos mais adiante, resulta mais verosímil a interpretación que eiquí se fai e non o atípico motivo descrito por Monteagudo. b) Petroglifo n.O 11 (Fig. 8). Localización: 15 m. NE. do anterior. Descripción: A laxe na que se atopan estes petroglifos é moi irregular 21
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Figura 7. Taxes (1)
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Figura 8. Taxes (11)
polo que pra tomar millar as medidas, dividínna pala liña que marca a diaclasa. Ansi temas que a laxe grande mide 1,73 m. de largo por 2,10 m. de ancho, mentras que a pequena ten unha lonxitude de 80 cm. e unha anchura de 1,85 m. 22
Estaci6ns de arte rupestre de Carnota e Muros (A Coruña)
Son dous os grabados que aparecen (Fig. 9). e de maiores dimensi6ns (82 cm. por 76 cm., E-We N-S respectivamente) está composto por 4 círculos concéntricos cunha pequena coviña central, e rodeado dunha «morcilla» que se presenta incompleta na súa parte esquerda. Aparez unha coviña no cuarto círculo, xusto a car6n do radio, radio que parte do primeiro círculo e que ten unha lonxitude de 38 cm. e outro motivo, mais pequeno c6 anterior (35 cm. por 30 cm.) do que dista 40 cm. é unha espiral dextr6xira de 4 xiros.
Figura 9. Taxes (11)
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Bihliografía: MONTEAGUDO, L. 1981, p. 51. Análisis: Pouco hai que decir con respecto á espiral, xa que dentro das espirais representadas nos nosos petroglifos, este caso é o mais frecuente: espiral que xira no sen so das agullas do reló. O que xa non é tan frecuente é a asociación tal e coma eiquí aparez, dos círculos e das «morcillas». Son relativamente corrientes as «morcillas» inscritas dentro dun círculo (1) ou ben ailladas (2), pro nono son tanto os dous exemplos que eiquí temoso Nembargantes, a pesares disto, inscríbense con toda facilidade dentro das combinacións circulares tan características nos petroglifos galegos. Quede constancia, eso sí, da súa relativa rareza. 3) LOURO a) Petroglifo n.O 1: Laxe das Rodas (Fig. 10). Localización: Este petroglifo está situado no lugar coñecido coma Chan de Eiroa. Corresponde ás coordenadas xeográficas de: 5°23'45" lonx. W. e 42°46'10" lat. N da folla n° 119 (Noia) do M. T. N. 1:50.000. Pra chegar hastra él, súbese hastra as últimas casas do barrio da PalIagueira (Louro). Dende eiquí, bordeando poi a dereita o depósito de auga e pasando polo Monte das Cruces, chégase a un camiño. Seguindo por él, a uns 10 m. está o Outeiro da Guerra e ó seu NE. atópase o petroglifo. Descripción: Os grabados aparecen sobor dunha laxe granítica, de grano medio, cunha superficie Iixeiramente combada, basculando cara ó NW, que mide 6,40 m. N-S e 4,46 m. E-W. Un muro de 30 cm. de ancho, feito recentemente con pequenas pedras, corta esta laxe pola mitade, tapando completamente hoxendía un dos seus motivos (Fig. 11). Aproveitando a división que fai o muro, pra un millor estudio dos grabados, subdividín a laxe en dúas seccións: a) Esta sección mide 2 m. de largo e 3,20 m. de ancho. Os motivos representados consisten en: -Dúas espirais de gran tamaño. A maior (80. cm. de diámetro) é dextróxira, de 7 xi ros, mentras que a menor (40 cm. de diámetro) é levóxira, de 5 xiros. Ambalas dúas teñen coviña central. O radio da maior sae da súa coviña central rematando no xiro externo da menor. Da espiral menor xurde un pequeno semicírculo que remata na maior e que está cheo de coviñas (13 en total). O redor das dúas espirais, 65 coviñas dispostas asegún a estructura destas (Fig. 12). A dereita, 3 grandes coviñas ou pías, e unha mais pequena. A esquerda, tamén hai pías de gran tamaño. (1) Como mostra véxanse os petroglifos de Pedra dos Mouros, Marln (Pontevedra) e Laxe dos Cebros en Fentáns, Cotobade (GARCIA ALEN e PEfilA SANTOS, 1980. fots. 65-66 e fig. 60 da p. 54). (2) Por exemplo na Laxe da Rotea de Mendo, Campo Lamelro. Véxase a foto 5 da obra citada na nota anterior.
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Estaci6ns de arte rupestre de Carnota e Muros (A Coruña)
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Figura 11. Laxe das Rodas
Figura 12. Laxe das Rodas
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Estacións de arte rupestre de Carnota e Muros (A Coruña)
-Tres motivos de círculos concéntricos con coviña central e radio, e un círculo mais pequeno cunha gran coviña. central. b) A lonxitude desta parte da laxe é de 1,55 m. mentrasque a súa anchura é de 2,90 m. Os motivos que nela aparecen son tamén circulares. O primeiro grabado consiste en 3 círculos concéntricos con gran pía central. O redor, outro círculo composto por pequenas coviñas duns 3 cm. de diámetro. Ten un radio que parte da pía central, e que remata nun cuarto de círculo. Perto deste motivo, hai 6 coviñas de 2 cm. de diámetro. O último motivo está formado por unha gran pía central rodeada de 3 círculos concéntricos que están partidos polo radio que xurde do exterior da pía central. Bibliografía: ALONSO ROMERO, F. 1981, pp. 32-45; MONTEAGUDO, L. 1981, pp. 46-100; PEÑA SANTOS, A. de la e VAZQUEZ VARELA, J. M., p. 30. Análisis: Contra da prácticamente inexistente bibliografía con respecto ós outros petroglifos existentes nesta zona, temos que a estación rupestre da Laxe das Rodas, escapa a esta tónica xeral. Cicais isto débase a súa especial tipoloxía que se presta ás mais variadas explicacións e interpretacións. ALONSO ROMERO (1981, passim) e MONTEAGUDO (1981, p. 49 e dibuxo nas pp. 91-92) ven outra figura á esquerda da espiral menor consistente nun cabalo cunha coviña no seu lombo, e un pequeno círculo perto da súa testa. Si ben é certo que na zona onde eles colocan ó devandito cabalo, varios trazos, moi borrosos, indica un posible novo grabado, ningún deles me permitiu nin siquer intuir a súa existencia. Polo que respecta á súa interpretación, Monteagudo pensa que a doble espiral é un calendario, mentras que o outro motivo, denominado por él «Mesa de Ofrendas», consistente en círculos concéntricos con gran pía central, sería o lugar pra facer as ofrendas nunhas determinadas datas. Pola súa banda, Alonso Romero, no citado artigo, amplía mais a interpretación desta doble espiral. Esta simbolizaría un calendario ritual no que as liñas das espirais representarían o movimento do sol ó longo do ano, e as coviñas que as rodean serían as representacións da lúa chea i equivalerían, por tanto, a un mes cada unha nun período de 5 anos. Dada a complexidade que presenta este petroglifo, compre pensar que a súa tipoloxía corresponde a algo mais que a un sinxelo motivo ornamental, sobor de todo si temos en conta que, seña cal seña o seu siñificado, tódolos petroglifos respostan a algo mais aló que unha decoración nunhas laxes. Isto parez evidente, mais todo intento que se faga hoxendía, ainda que resulte moi tentador, encol de posibles interpretacións destes grabados rupestres, non ten unha sólida base na que asentarse. Son moi poucos os da27
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tos que temos da sociedade que os grabou: iñoramos o seu funcionamento, a súa composición, a súa procedencia, e a relación que podían ter con outras áreas xeográficas. lñoramos prácticamente todo, agás as insculturas que nos deixaron, que nos permiten coñecer algunhas das súas armas, a súa adicación á caza, e pouco mais. Compre, pois, agardar a ter mais datos, pra entón, ca luz que eles nos aporten, poder interpretar con mais fiabilidade estes motivos. b) Petroglifo n.O 11 (Fig ..13).
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Figura 13. Louro
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Estacións de arte rupestre de Camota e Muros (A Coruña)
Localización: Esta estación rupestre atópase a uns 10m. W. dun cruceiro, situado nun penedo, que dista 300 m. E. do Convento dos Franciscanos. As súas coordenadas xeográficas son: 5°22'50" lonx. W. e 42°45'40" lat. N da folla n.O 119 (Noia) do M. T. N. 1:50.000. Descripción: E un pequeno motivo consistente en 3 círculos concéntricos con coviña central, e radio (12 cm.) que parte dela. O seu diámetro é de 20 cm. Bibliografía: MONTEAGUDO, L. 1981, p. 51.
5) MONTE NARAIO
Localización: Neste monte existen dous conxuntos de insculturas rupestres. Un situado no Monte Naraio propiamente dito, a 900 m. NW. dun pequeno camiño que parte da Eirexa Parroquial de Louro. O outro atópase no último tercio deste camiño, na súa beira esquerda. a) Grupo Primeiro.
Descripción: Os grabados non se atopan nunha soia laxe senón que se sitúan en varios penedos nunha área non moi extensa. Os petroglifos aparecen unhas veces grabados na superficie horizontal deles e noutros casos na parede vertical. 1) Laxe de pequenas dimensións (1,10 m. por 1,80 m.) sobor da que aparecen dúas profundas hendiduras, ansí coma pías de gran tamaño (Fig. 14). 2) Laxe moi combada na súa superficie. Mide 1,30 m. de largo e 90 cm. de ancho. Hai 5 pías moi profundas e de gran diámetro, superando os 10 cm. (Fig. 15). 3) Na pared e vertical dun penedo de dimensións reducidas (1,20 m. por 80 cm.), aparez un motivo de 3 círculos concéntricos, con profunda coviña central. O terceiro círculo está moi erosionado, polo que non é doado saber exactamente o seu trazado. Polo resto da laxe distribuinse pías, algunhas das cales miden 10 cm. (Fig. 16). 4) Cuatro grandes pías no extremo inferior eequerdo dun pequeno penedo. 5) Na parte esquerda dunha gran laxe 3 círculos concéntricos con coviña central. Perto deles, vense os trazos doutro posible motivo de círculos concéntricos, pro moi borrosos (Fig. 17). 6) Dos círculos concéntricos, con coviña central, de surcos moi profundos e nítidos (Fig. 18). 7) Nunha gran laxe, ocupando a superficie horizontal, hai un grabado cunha curiosa representación: 4 círculos concéntricos (dous moi borrosos), con coviña central, inscritos nunha forma ovoide. Os círculos ocupan a par29
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Estacións de arte rupestre de Carnota e Muros (A Coruña)
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Figura 17. Monte Naraio (1)
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Figura 18. Monte Naraio (1, 6)
te esquerda deste óvalo, mentras que á dereita está punteada por pequenas coviñas. Na parte inferior esquerda deste motivo, aparez un círculo tamén con coviña central. No resto da laxe, hai coviñas e trazos doutros motivos que non se aprecian con claridade (Fig. 19). Análisis: Aparte dos motivos circulares dos que pouco hai que decir dado que respostan a unha tipoloxía xa coñecida e moi frecuente, sí é convinte facer fincapé en dúas cuestións: por unha banda, a forma oval na que se inscribe unha destas combinacións, forma nada corriente nos petroglifos que hastra hoxe coñecemos. Poi a outra, hai que sinalar que tanto as enormes pías coma as dúas hendiduras se poden deber a fenómenos naturais, xa que ambos casos teñen as súas proporcións exaxeradamente grandes, asegún a tipoloxía habitual. Nembargantes, o feito de que non aparezan ailiadas, senón nun contexto arqueolóxico, e xunto a outras insculturas que non presentan dúbidas acerca da súa autenticidade, fai pensar que poida . ser tamén producto da man do home e que o gran tamaño que presentan hoxe se poida deber á acción da erosión, producida ésta principalmente polas augas que se acumulan nelas procedentes da choiva. b) Grupo Segundo (Fig. 20). Descripción: Os grabados están situados nunha laxe de considerables dimensións, Iixeiramente combada na súa parte central. Unha fractura, na 32
Estacións de arte rupestre de Carnota e Muros (A Coruña)
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Figura 19. Monte Naraio (1)
Figura 20. Monte Naraio (11)
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súa mitade, deixa un espacio valeiro no que xurde a vexetación. As insculturas espállanse regularmente por toda a superficie, sendo en total 11 laberintoides, e outros motivos moi desgastados. Asimesmo hai motivos de círculos concéntricos con coviña central e gran cantidade de motivos cruciformes. Destaca tamén a presencia de moitos trazos doutros posibles grabados, aínda que non se pode precisar a súa forma. O motivo mais complexo está formado por dúas figuras laberintoides concéntricas, con coviña central e 3 semicírculos concéntricos na «saída». E todo este conxunto dentro dunha elipse irregular (Fig. 21).
Figura 21. Monte Naraio (11)
Bibliografía: MONTEAGUDO, L. 1981, p. 52. Análisis: A meirande importancia deste petroglifo reside en que fai posible extender á área na que tiñan aparecidos hastra hoxe, limitada á Ría de Pontevedra, Axuntamentos de Marín e Meis principalmente. (PEÑA SANTOS e VAZQUEZ VARELA, 1979, 32). O tema do laberinto ten innumerables vestixios arqueolóxicos (pinturas, cerámicas, monedas...) que ocupan unha extensa área xeográfica: Creta, Siria, Inglaterra, Irlanda, Grecia... incluso en culturas total e radicalmente diferentes. Este motivo do laberinto aparez tamén na Edade Media. Incluso é un motivo moi representado nas culturas indias de Arizona. Todo isto indí34
Estacións de arte rupestre de Carnota e Muros (A Coruña)
canos o seu gran espallamento e a súa variada cronoloxía en función do lugar do achado. Dentro xa do campo que nos ocupa, os petroglifos galegos, vemos coma o tema do laberinto foi obxecto de numerosos estudios contando cunha abondante bibliografía (3). Nas insculturas ó ár libre, os laberintos e figuras laberintoides aparecen asociados con combinacións circulares ou con zoomorfos. Nun intento de dar unha cronoloxía para este tema, chegouse á conclusión de que os laberintoides serían sincrónicos ós motivos que os acompañan, mentras que o laberinto propiamente dito sería.posterior, situándose nunha etapa tardía da Edade do Bronce. Poucos son os exemplos que temos destes motivos na nosa arte rupestre, destacando o Laberinto de Mogor, asociado con combinacións circulares (GARCIA ALEN e PEÑA SANTOS, 1980, p. 71-75) e o Outeiro do Cribo, en Armenteira, combinado con zoomorfos (GRANDIO DE FRAGA e RODRIGUEZ CASAL, 1978, 267-273). 6) CaVA DO GATO (Fig. 22 e 23).
Localización: Sitúase esta estación rupestre no lugar coñecido como Cova do Gato, cuias coordenadas xeográficas son: 5°23'30" lonx. W. e 42°48' lat. N. da folla n.O 119 (Noia) do M. T. N. 1:50.000. Pra chegar hastra el a, hai que coller a carreteira Serres - Santa Comba. No Km. 9,8 empeza unha pista sin asfaltar. Xusto neste punto, súbese polo monte, atopándose o petroglifo a 350 m. en liña recta.
Descripción: A laxe na que están os grabados é unha enorme rocha granítica cunha Iixeira pendiente cara á súa parte inferior. A súa superficie aparez surcada por unhas profundas diaclasas no interior das cales se sitúan os dibuxos. As dimensións son: 10,50 m. de lonxitude e 6,60 m. de anchura. Na parte inferior desta laxe hai outras dúas. Unha delas, á esquerda, é tamén plana (3,60 m. por 1,20 m.) mentras que a situada á dereita é un penedo que presenta grabados tanto na superficie horizontal coma na vertical'. Este penedo mide 5 m. na base, tendo unha altura de 2,50 m. e uns 3 m. na súa superficie horizontal. O conxunto da estación aproxímase, pois, ós 100 m. 2 • Indo xa ós grabados propiamente ditos, compre dividir a laxe en seis partes prá unha millor comprensión deles: (3) Nas pp. 33 e ss. da obra de PEÑA SANTOS e VAZQUEZ VARELA (1979), existe unha abundante bibliografía anterior que excusamos repetir.
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Estacións de arte rupestre de Carnota e Muros (A Coruña)
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Figura 23. Cava do Gato
1) Corresponde á parte superior da laxe hastra á zona na que se produce un estreitamento dela. Asegún a división que fan as propias diaclasas temos: -Parte esquerda.- Motivos de círculos concéntricos, con radio e sin coviña central. Amais hai tres grandes coviñas unidas entre sí por un radio. Asimesmo aparecen motivos cruciformes. Abaixo destas combinacións circulares, destaca a figura dun home cun arma nas súas mans, en actitude de caza ou marcha (Fig. 24). A súa dereita, marchando, catro zoomorfos (cérvidos). -Parte central.- Gran amontonamento de figuras, entre as que destacan uns cérvidos, algúns incompletos, con grandes cornas. Hai tamén unha espirallevóxira, de 2 xiros, ansí coma círculos concéntricos, círculos con coviñas no medio e un gran radio. Abondantes trazos doutros motivos, irreconocibles hoxe pola erosión, completan esta sección: -Parte dereita.- A esquerda un cérvido con distinta cornamenta á dos exemplos anteriores e 2 motivos de círculos concéntricos, un destes con radio, o cal remata nunha forma de arco. A dereita, a figura dun cervo, a abaixo del, un rectángulo no que se inscribe un entramado deliñas (Fig. 25). Un círculo con 13 coviñas no seu interior, 2 círculos concéntricos con coviña central e unha chea de trazos indefinidos, espállanse poi a superficie. 37
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Figura 24. Cava do Gato
Figura 25. Cava do Gato
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Estacións de arte rupestre de Carnota e Muros (A Coruña)
2) Corresponde esta sección á parte central da laxe. Os grabados que a compoñen son 3 motivos de círculos concéntricos, unha espiral dextróxira de 4 xi ros, motivos cruciformes, coviñas, círculos e 2 zoomorfos: un cérvido con cornamenta ramificada e outro animal, in identificable con certeza, ainda que semella ser tamén un cervo. 3) Dividímola tamén en dúas partes, correspondéndose esta sección cá zona inferior da laxe: -Parte esquerda.- Círculos sinxelos con coviña central e radio; forma rectangular sin pechar con coviñas no seu interior; e un «curioso» motivo consistente en 4 círculos concéntricos con coviña central do que na esquerda do cuarto círculo xurde un radio de gran lonxitude que describe unha forma parecida a un S; da súa parte inferior sae un apéndice composto por dúas figuras: unha semellante a unha pirámide truncada e a outra próxima a un cuadrado. Hai tamén outro motivo «atípico»: 3 círculos concéntricos (o interior moi desgastado) dos que parte un entramado de liñas con forma rectangular no que se inscriben 4 cuadrados. -Parte dereita.- De novo círculos concéntricos con coviña central asociándose uns cós outros. Asimesmo hai zoomorfos que non parecen estar formando escena e restos de cornamentas, habendo desaparecido os cérvidos pola fractura da laxe. 4) Constituie esta sección a pequena laxe situada na marxe inferior esquerda. Está toda recuberta de grabados, moitos dos cales son irreconocibles tanto pola terra acumulada na súa superficie coma polo desgaste sufrido pola laxe. Son claras, nembargantes, as combinacións circulares, un pequeno motivo cruciforme e restos dunha posible cornamenta de cérvido. 5) Sección formada pola superficie horizontal do penedo, á dereita da sección 4. E unha posible asociación de cérvido e combinacións circulares, xa que se aprecian con bastante claridade os restos de cornamentas. O motivo mais nítido, son 3 círculos concéntricos, o maior dos cales é moi irregular, adoptando unha serie de curvas no seu trazado. 6) Na pared e lateral do penedo está situado este grabado. E a úneca inscultura en vertical de todo o conxunto. Presenta a figura dun gran cervo, itifálico, ca testa alta en actitude de bramar. A súa cornamenta, de grandes proporcións, está ramificada ainda que nada mais que se aprecian os trazos dunha corna, mentras que da outra somentes se conservan algúns indicios das ramificacións, (Fig. 26).
Bibliografía: FORMOSO ROMERO, J. e COSTA CALDERON, J. 1980, pp. 71-81. Análisis: Deixando aparte os motivos circulares aillados, por entrar de cheo nunha tipoloxía xa coñecida e ampliamente estudiada, e facendo unha 39
T. GARCIA MARTIN
Figura 26. Cova do Gato
breve referencia ás dúas espirais, unha dextróxira e outra levóxira (representada ésta con menos frecuencia) polo feito de que aparecen xuntas nunha mesma laxe, feito éste pouco corriente, ainda que existen exemplos, coma a propia Laxe das Rodas -estudiada eiquí- ou a Pedra do Outeiro da Mó, en Fentáns (Pontevedra) (BORGNA, 1973, p. 91 e lám. VI), son varios os grabados que por diversas razóns merecen ser obxecto dun comentario. En primeiro lugar, seguindo no tema das combinacións circulares, temos un ha clara asociación de círculos concéntricos (Sección 3) unidos por medio dun surco que, saíndo do círculo externo dun, penetra hastra o inteior do outro. A laxe está moi erosionada nesta zona polo que non se perciben con claridade as unións de tódolos círculos. Nembargantes, penso que ésta existe xa que hai un feito común ós cinco círculos: todos presentan o devandito surco, ainda que este se perda, como xa quedou dito, no desgaste da rocha. En segundo lugar, compre falar dun motivo que, con variantes, se espalla por toda a laxe: os zoomorfos. Cá excepción do Petroglifo de Ames (4) non se ten hoxe coñecimento dunha estación rupestre con representacións de animais situada mais o Norde. Este feito permítenos ampliar á área de dispersión destes motivos e aventurar a hipótesis de que, cunha amplia laboura de catalogación, existan grandes posibilidades de atopar mais, o que, en boa lóxica, axudaría en moito a ampliar o noso coñecimento desta época. 40
Estacións de arte rupestre de Carnota e Muros (A Coruña)
Volvendo ós zoomorfos, temos que son 15 os representados, algúns aillados e outros formando parte de composicións ou escenas. Os zoomorfos que aparecen non presentan problemas prá súa identificación, nalgúns casos, xa que as súas cornamentas non ofrecen dúbidas encol do tipo de animais de que se trata: cérvidos. Agora ben, hai outros zoomorfos ós que lIes falta a cornamenta e outros que a teñen moito mais pequena e sinxela, polo que se poden prantexar dúas alternativas: a) son cervos machos adultos na época da caída da corna, cervos novos ou femías; e b) trátanse doutros animais (cápridos ou bóvidos, por exemplo). Outra característica que destaca é a súa diferente forma, tanto no que se refire ó corpo coma na cornamenta, o que podería indicar distintas etapas na súa realización. Hai cornas sinxelas e pequenas, do mesmo tipo das que aparecen na Laxe das Lebres (Poio) (GARCIA ALEN e PEÑA SANTOS, 1980, p. 91 e fig. 99 da p. 94), ou na Laxe do Cuco (Cotobade) (GARCIA ALEN e PEÑA SANTOS, 1980, p. 42, fig. 37 e fots. 28 e 29), xunto a cornas mais complicadas, ramificadas unhas (tipo ás da Laxe da Rotea de Mendo, en Campo Lameiro) (GARCIA MARTINEZ, 1977, 15-17), e reticuladas outras. Ansí mesmo, incontables trazos doutras cornamentas espállanse polo resto da laxe, sin que seña posible, hoxendía, distinguir ós animais que as portaban, debido ó desgaste sufrido poi a pedra. Do mesmo xeito, abondan tamén liñas que deberon ser, no seu tempo, os corpos doutros zoomorfos, e que agora son indescifrables. Polo que respecta á colocación destes zoomorfos, vemos que algúns aparecen aillados, ainda que non deixa de ser curiosa a «casualidade» de que nestes casos non aparezan tampouco outras figuras ó seu redor (Fig. 27). Unha vez mais, cabe pensar nun proceso de erosión, que deixou valeiro estes espacios, ainda que isto non seña mais que unha suposición, sin base firme. Polo demais, hai dous exemplos nos que os zoomorfos parecen estar asociados entre sí, formando parte dunha composición (Fig. 28). Existe un terceiro exemplo no que esta composición non está tan clara. Temos primeiramente, na parte central da Sección 1, 4 zoomorfos (3 cervos cunha gran cornamenta e un cuarto sin ela) xuntos i en actitude de marcha. O primeiro deles leva un pequeno círculo con coviña central na súa testa, dando a impresión de que os outros camiñan detrás del. Esta escena garda moita similitude, no que se refire á colocacióne disposición dos animais, cá da Laxe do Cuco (Cotobade), a pesares das diferencias na cornamenta e na feitura. (4) Oeste grabado non existe, que sepamos, ningunha publicación ainda que foi repetidamente citado en diversos traballos. Dil fixera un dibuxo E. CAMPO prá Sociedade Arqueolóxica de Pontevedra.
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Figura 27. Zoomorfos
o segundo exemplo, ó que nos referíamos antes, sitúase na parte esquerda da Sección 1. Esta escena adequire por sí mesma unha especial importancia no que respecta á Arte Rupestre do NW., xa que nela destaca con toda claridade un antropomorfo, que amplía á Provincia da Coruña o que hastra hoxe era patrimonio da de Pontevedra. A escena está formada por 3 zoomorfos, cérvidos. O primeiro con corna e os outros dous sin el a, seguidos polo devandito antropomorfo. Este porta un arma nas súas máns, e ainda que a súa esquematización non per42
Estacións de arte rupestre de Carnota e Muros (A Coruña)
Figura 28. Composicións
mita saber de qué tipo se trata, pola actitude dos brazos cabe pensar que se trata dun arma arroxadiza. Estamos, pois, ante unha escena de caza ou acoso, na que os cérvidos fuxen do cazador cun gran macho á cabeceira, tal e coma corresponde a outras escenas do mesmo tipo aparecidas en Galicia: Pedra das Ferraduras (Fentáns), (ANATI, 1968, p. 39 e fig. 17) ou a Pedra da Beillosa en Campo Lameiro (GARCIA ALEN e PEÑA SANTOS, 1980, pp. 22-23, fig. 9 e fot. 6). A similitude que garda este antropomorfo c6s das citadas estaci6ns faise evidente: os brazos abertos, as pernas tamén abertas en actitude de marcha ou movimento e o mesmo tipo de arma na mano A úneca variante deste con respecto 6s outros, constituienna os pés, xa que este é o primeiro exemplo no que aparecen representados. Nembargantes hai que ter en conta que E, Anati, cando fixo o seu estudio da Pedra das Ferraduras, dibu43
T. GARCIA MARTIN
xou o antropomorfo que alí aparez, tamén con pés. Pro no resto dos dibuxos ou fotografías publicados hastra esta data, aparez sempre un úneco trazo que equival ás pernas. Resta, por último, falar da outra posible escena, que se sitúa na parte dereita da Sección 1. Os grabados que a compoñen son, por unha banda, un cérvido cunha gran cornamenta ramificada, e a testa alta, coma si estivese bramando. Xusto debaixo, un entramado de liñas, formando un rectángulo. A posibilidade de que señan algo mais que dúas figuras ailladas, preséntase si temos en conta que ven sendo corriente identificar este tipo de entramado cunha trampa de caza. O feito, entón, de que xunto a unha trampa apareza un cérvido, fai pensar que estamos, de novo, ante unha escena de caza, na que a figura do home é sustituída por unha sinxela trampa. Agora ben, non hai datos dabondo prá asegurar esta identificación de entramado - trampa, polo que esta posible escenificación de caza haína que mirar dende unha postura un tanto escéptica, ó meu xuicio. E, xa pra rematar, insistir unha vez mais na importancia desta estación rupestre da Cova do Gato, que ven dada, principalmente, por engadir un antropomorfo mais ÓS escasos grabados con figura humán dos que tíñamos coñecimento, e por ser a estación mais Noroccidental, estudiada hastra hoxe, con esta temática de zoomorfos i escenas de caza.
111. CONSIDERACIÓNS FINAIS Cá publicación destas estacións de arte rupestre de Carnota e Muros, amplíase a área de dispersión dunha serie de motivos que hastra agora se limitaban a unhas zonas moi concretas. Tal é o caso das representacións de cérvidos limitados case exclusivamente á Provincia de Pontevedra, sobor de todo no Val do Lérez. O mesmo sucede cós motivos laberintoides, agrupados na Ría de Pontevedra (Axuntamentos de Marín e Meis, especialmente) e cós antropomorfos, tema moi escaso na iconografía dos petroglifos, e cuia dispersión coincide cá zona de maior densidade de grabados, é decir, tamén no Val do Lérez e na Ría de Pontevedra. Todo isto demostra a necesidade de facer unha laboura de prospección naquelas áreas das que, na bibliografía, non figuraba ningunha representación. Por outra banda, é posible que na zona por mín prospectada poidan existir outras estacións, extremo este que soio no futuro se poderá confirmar ou non.
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Estacións de arte rupestre de Carnota e Muros (A Coruña)
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Brigantium. Bol. Museo Arqu. Hist.. Coruña. 1983. vol. 4 pp. 47-60
LA PROVINCIA HISPANIA NOVA CITERIOR ANTONINIANA N. SANTOS YANGUAS Universidad de Oviedo
Resumen. Le epigrafía nos permite conocer la existencia de la provincia Hispania nova Citerior Antoniniana; el problema se plantea a la hora de saber si se trata de una verdadera división en dos provincias de la antigua Hispania Citerior o de una simple reorganización interna de la misma. La nueva unidad administrativa (división por tanto), que comprenderla los tres con ven tus jurldicos del N. O. (Asturum, Lucensis y Bracarum), tiene su origen en el año 214 y su desaparición en torno al 235. El emperador Caracalla, al establecer a su legado propretor C. Julio Cereal en León, perseguía un doble objetivo: controlar militarmente la zona a tavés de la legio VII Gemina e intensificar le explotación de las minas de oro. El fracaso de este intento traerá consigo el colapso de las explotaciones auríferas y la pronta desaparición de la provincia. Abstract. The Province o/ Hispania Nova Citerior Antoniniana. We have been able to learn of the existence of the province, Hispania Nova Citerior Antoniniana from epigraphy. The question is raised as to whether there was a true division in two provinces of the ancient Hispania Citerior or simply an internal reorganization. The new administrative unit (therefore a division), which would include the three juridicial Conventus of the Northwest (Asturum, Lucensis and Bracarum) dates from the year 214 and disappeared in 235. When the Emperor Caracalla established C. Julio Cereal as deputy magistrate in Leon, his aim was twofold: the military control of the area through the Legio VII Gemina and to intensify the exploitation of the golf mines. The failure of this attempt would result in the collapse of the auriferous mines and the quick disappearance of the province.
En los últimos decenios se ha venido tratando repetidamente el tema de la división o reorganización provincial llevada a cabo por el emperador Caracalla en el Norte peninsular, y más concretamente en el ámbito de la provincia Citerior Tarraconense, sin haberse llegado hasta ahora, a nuestro modo de ver, a una explicación totalmente satisfactoria de este hecho histórico (Diego Santos, 1974). El problema se ha planteado sobretodo en torno a si este hecho debe de ser considerado como una verdadera división en dos provincias de la primitiva Hispania Citerior O simplemente como una reorganización interna de la misma, obedeciendo ante todo a las nuevas circunstancias militares que parecen presentar los tres conventus jurídicos del N. O. hispánico en dicha época. Aún cuando la documentación no sea excesivamente amplia (se reduce casi exclusivamente a las dos lápidas halladas en León y a algunos otros documentos igualmente epigráficos, que analizaremos después y que de forma indirecta se pueden relacionar igualmente con este hecho histórico), noticias procedentes de otros acontecimientos paralelos en el tiempo, como pueden ser la concesión del derecho de ciudadanía a todos los habi47
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tantes libres del imperio por parte de dicho emperador, o la desaparición, .pocos años después, de los procuradores asentados en Asturica Augusta (NONY, 1970; CONDURACHI, 1958; SEGRE, 1966; DIEGO SANTOS, 1974), nos permitirán en su verdadero contexto la importancia y significado de esta ordenación provincial en que se vio envuelto el N. O. hispánico. Por otro lado, los argumentos utilizados a la hora de aclarar hasta el momento presente el sentido de esta nueva provincia se han apoyado casi de una manera exclusiva en elementos de tipo militar (DIEGO SANTOS, 1977,58-59), dejando de lado otros aspectos, como el económico (explotaciones mineras de oro de la región), que en nuestra opinión tendrían una importancia no menos destacada que aquéllos. Como resultado de todo ello nos proponemos analizar en las páginas siguientes el momento, alcance, significado, época de creación y desaparición, así como las consecuencias que la creación de esta provincia tendría para las regiones septentrionales hispanas, centrándonos básicamente en el N.O., es decir, en lo que se conocerá durante los siglos finales del Imperio romano (desde los tiempos de Diocleciano) como provincia de Gallaecia (TORRES, 1949). Unicamente a partir de un par de inscripciones encontradas en León, que se hallaban empotradas en los muros de la ciudad, así como de una tercera que analizaremos igualmente ahora, tenemos noticias fidedignas de la creación y existencia de esta provincia, al igual que del momento concreto en que se llevaría a cabo este hecho. La primera de dichas lápidas, que se conserva en la actualidad en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, contiene el texto que, tras su reconstrucción, podemos leer de la forma siguiente: (/(ovi) O(ptimo) M(aximo) / /unoni Regina(e)/ pro salute ac /m(perii)/ diuturnitate (imp(eratoris) / M(arci) Aurelii Antonin(i)/ Pii Fel(icis) Aug(usti) et /ulia(e)/ Piae Fel(icis) Aug(ustae) matri(s)/ Antonini Aug(usti ca(s)/ trorum senatus/ ac patriae/ C(aius) /ul(ius) Cerealis co(n)s(ul) leg(atus)/ Aug(usti) pr(o) pr(aetore) pr(ovinciae) H(ispaniae) N(ovas) C(iterioris) Anton(i)/ nianae post divis(am) / provinc(iam) primusab eo m(is(sus) (CIL 11, 2661 = ILS 1157). «A Júpiter Optimo Máximo y a Juno Regina, en favor de la salvación del Imperio y de la prolongada vida del emperador Marco Aurelio Antonino Pío Feliz Augusto y de Julia Pía Feliz Augusta, madre de Antonino Augusto, del campamento, del Senado y de la patria, Cayo Julio Cereal, cónsul, legado de Augusto, propretor de la provincia Hispania nova Citerior Antoniniana, enviado el primero por él tras la división de la provincia» (SANTOS, 1980, 227 Y 293). Junto a ello, el segundo documento, constituido por una lápida votiva de mármol, dedicada posiblemente también a Juno por parte de este mismo personaje, se halla en estado fragmentario (le falta la parte superior y la 48
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zona de la derecha), habiendo sido posible la reconstrucción de su texto gracias a la que acabamos de describir: (....) senat(us ac patriae) / C(aius) /ul(ius) C)erealis co(n)s(ul) / leg(atus) Aug(usti) (pr(o) pr(aetore) pr(ovinciae) H(ispaniae) n(ovae) C(iterioris) / Anton(inianae post) / divis(am provinciam) / primu(s ah eo missus) (CIL 11, 5680). Si tenemos en cuenta el estado fragmentado en que se encuentra en la actualidad dicho monumento, emplazado en el Museo de San Marcos de León, así como el paralelismo completo que existe entre su par~e conservada y las últimas líneas de la dedicación a Júpiter Optimo Máximo y a Juno Regina, podemos pensar que se trataría de dos inscripciones prácticamente idénticas y que contarían con un campo y texto epigráficos similares (FERNANDEZ ALLER, 1978,30), cuya fórmula más importante se concreta en los siguientes términos; C(aius) /ul(ius) Cerealis co(n)s(ul) leg(atus) Aug(usti) pr(o) pr(aetore) pr(ovinciae) H(ispaniae) N(ovae) C(iterioris) Antoninianae post divis (am) provinc(iam) prim us ah eo missus. Un tercer documento lo constituye una inscripción fechada algunos años después, en la que el personaje honrado es Rutilio Pudente, quien desempeñaría, posiblemente entre los años 238 y 241 el cargo de legatus Augusti pro praetore provinciae (Hispaniae cite)rioris et Callaeciae (AE 1929, 158. Cf. ALFONDY, 1969, p. 59). En este caso se nos habla claramente de la guerra mantenida entre el Senado y el usurpador Maximino, muerto ante las murallas de Aquileia en el año 238 (L1PPOLD, 1970, 73 Y ss.) El hecho de que este personaje sea legado propretor de Hisp'ania Citerior y Gallaecia, detrás de cuyo término se hallaría incluido indudablemente el territorio correspondiente a Asturia y Gallaecia, puede significar dos cosas distintas: -Que con anterioridad había existido con carácter independiente ta provincia de Gallaecia, identificada con el nombre de Hispania nova Citerior Antoniniana; y -Que en estos momentos (año 238) se había producido ya la reunificación del mando (económico - administrativo y posiblemente también militar) de ambos territorios en una sola persona (1egatus Augusti pro praetore Hispaniae Citerioris et Callaeciae), con lo que parecen haber desaparecido los motivos (control militar y económico de la zona) que habían originado su nacimiento (1). A partir de estos tres testimonios se deduce con toda claridad la existencia de una provincia nueva (y no como se ha querido ver en ocasiones un simple cambio de denominación de la Tarraconense), que recibiría el nom, bre de Hispania nova Citerior Antoniniana y que se desgajaría de I,a Citerior Tarraconense, identificándose con el término Gallaecia, entendiendo como tal el territorio correspondiente a los tres conventus jurídicos del N. O. (asturicense, lucense y bracaraugustano) (ALBERTINI, 1923, 77-79). (1)
Sobre este personaje cf. Lisfy FiJoJogické LVI, 1929, pp. 6 Y ss.
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Sin embargo, algunos investigadores habían propuesto ver en la reforma a que aluden las inscripconies de Cayo Julio Cereal, no la creación de una nueva provincia, sino una modificación del límite que, en el interior de la Hispania Citerior separaría a las dos diócesis o distritos: el antiguo territorio militar de León, astur con anterioridad, habría sido incorporado por Caracalla al distrito de Tarragona (MISPOULET, 1910, 321 Y ss.). De acuerdo con dicha tesis, este hecho constituiría la razón por la que, desde la época de Diocleciano.. la provincia conformada por el N. O. peninsular sería denominada simplemente con el término Gallaecia¡ sin tener en cuenta para nada a Asturia¡ ya que esta última región habríaperdido gran parte de su importancia desde el momento en que Caracalla había desgajado de ella el territorio correspondiente a León (2). No obstante, no se comprende cómo una reforma de esta naturaleza pudo traer consigo un cambio en la denominación de la antigua provincia Citerior Tarraconense, ni por qué causa Cayo Julio Cereal tendría el honor de convertirse en el primer propretor enviado a la misma tras su reorganización. Además, sabemos que, tras las reformas provinciales de Diocleciano, León no se encuentra encuadrada en la provincia Tarraconense, sino en la de Gallaecia (Notitia Dignitatum, occ. XLII, 26), por lo que la reestructuración que se supone que llevaría a cabo Caracalla se vería anulada por la siguiente (3). En este sentido algunos historiadores se han mostrado partidarios de que la nueva provincia abarcaría, además de los tres conventus jurídicos def. N. O., el conventus cluniensis (MARCHETTI, 1922, 808) (4). La denominación de la nueva unidad administrativa parece implicar a todas luces que se trataría de una provincia de nueva creación (provincia nova) en el marco territorial de la primitiva y más amplia Citerior Tarraconense (Hispania Citerior) y cuya existencia arrancaría al menos (ya analizaremos más adelante la posible fecha de su desaparición) de tiempos del emperador Marco Aurelio Antonino Caracalla (Antoniniana). Así pues, de acuerdo con una rápida lectura de esas dos inscripciones, dedicadas a los dioses Júpiter y Juno (5), un legado propretor, Cayo Julio Cereal, sería enviado a León en tiempos de Caracalla, siendo por tanto el primero que se haría cargo de la provincúa Hispania nova Citerior Antoniniana por mandato expreso del emperador (6).
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Esta división no parece admisible, puesto que no sería posible más que en el caso de que las diócesis o distritos hubiesen existido como subdivisiones de carácter permanente en la historia administrativa de la Hispania romana. Para otros autores, como Dessau por ejemplo, el emperador Caracalla habrla creado realmente una nueva provincia en el N.O., aunque ésta no perdudaría demasiado. También D'ORS piensa que la Hispania nova Citerior Antoniniana abarcaría la zona de Cantabria y el conventus cluniense, al menos en su mitad occidental. y no a Diana, como piensa DIEGO SANTOS, 1977,59. El testimonio de las dos dedicaciones (post divisam provinciam) implicaría necesariamente la fragmentación de una provincia más antigua, que no podía ser otra que la Citerior Tarraconense.
La provincia hispania nova citerior antoniniana
De esta manera, el emperador Caracalla, dividiendo en dos la primitiva provincia Citerior Tarraconense, crearía una nueva, la Hispania nova Citerior Antoniniana, en la que se hallaban integrados León y el territorio correspondiente a los astures, al igual que la zona galaica y la región septentrional portuguesa situada al Norte del río Duero. Sabemos, por ejemplo, que ya desde mediados del siglo I d.n.e., coincidiendo precisamente con la etapa de aprovechamiento intensivo de los recursos de las minas de oro de la región en tiempos de los Flavios, el territorio integrado por AsturiaGallaecia había constituido una circunscripción financiera distinta en el marco de la provincia Hispania Citerior (SANTOS, 1979, 66). En este mismo sentido la documentación epigráfica denota, efectivamente, la presencia de abundantes procuratores (encargados de controlar directamente las explotaciones mineras de oro monopolizadas por el Estado romano) de la zona, a quienes se asigna indistintamente los títulos de procurator provinciae Hispaniae Citerioris Asturiae et Callaeciae (época de Nerva o de Trajano), o de procurator Hispaniae Citerioris Asturiae et Callaeciae (época de Nerva o de Trajano), o de procurator Hispaniae Citerioris per Asturiam el Callaeciam), o de procurator Asturiae et Callaeciae, o, finalmente, de procurator provinciae Asturiae el Callaeciae (en tiempos de Trajano) (7). Igualmente hay que contar con la presencia en el N.O. hispano de los procuratores metallorum, encargados de administrar cada uno de los distritos mineros como delegados directos del emperador (8), entre quienes se encontraría indudablemente un número abundante de libertos (9). Dependiendo de este procurator metallorum, en la mayoría de los casos un liberto, según ya hemos apuntado, se ha pensado que existiría un destacamento militar, integrado en ocasoines incluso por tropas legionarias (DOMERGUE, 1970, 1, 170), pero no es posible que se diera una dependencia de tropas de esta naturaleza de un liberto, dado que normalmente era un personaje del orden ecuestre el que se hallaba al frente de estos destacamentos, lo que no impedía que existiera una coordinación entre el procurador y el jefe de dichos grupos militares (SANTOS, 1979, 67). La presencia en Asturia-Gallaecia de un procurador a quien estaba encomendado el territorio correspondiente a estos tres conventus jurídicos (Bracarum, Lucensis y Asturum) hallaría su explicación probablemente en conexión con el estacionamiento de la legión VII Gemina en León (GARCIA y BELLIDO, 1970,569 Y ss. VITTINGHOFF, 1970,337 Y ss.): de este modo, por ejemplo, el geógrafo griego Estrabón hace notar que, ya en su época, (7) (8) (9)
Aún cuando no podamos concretar con toda seguridad el momento de creación de dicha procuratela, el primero de estos personajes que nos muestra la epigrafia es L. Arruntio Máximo (CIL 11, 2477), con fecha del 79 d.n.e. En estas zonas existirian 3: Las Médulas, Luyego-Teleno y Tres-minas. (LE ROUX, 1977,372 mapa). CIL 11, 2598 Y BRAH L1V, 1909, p. 27 n.O 7 = ILS 9131, asl como CIL 11, 2552-2554, aparecidos en inscripciones de Villalis.
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los procuradores de rango ecuestre tenían como una de sus misiones la de distribuir el dinero a los soldados (10). El hecho de que existiera un procur:ador encargado de recaudar puntualmente los impuestos correspondientes a los tres conventus o circunscripciones jurídicas del Noroeste y que, además, a través de los fondos así recogidos, pudiera suministrar a los integrantes de los ejércitos romanos estacionados en la zona los pagos necesarios para su subsistencia en el mismo lugar de estacionamiento, constituiría sin duda una simplificación de tesorería que encontraría en el espíritu de la propia administración romana una acogida favorable (11). Para ciertos investigadores de nuestro siglo este procurador habría sido en todos los casos un subordinado del procurador de la provincia Citerior (ALBERTINI, 52 Y ss), pero, de una forma o de otra, se trataría del más importante de los numerosos procuradores de diferente grado que dependían directamente del procurador provincial, ya que por medio de él se ejercía la autoridad del procurador de la provincia en Asturia-Gallaecia, tanto en materia financiera como en otros aspectos. Las condiciones excepcionales que habían conducido al establecimiento de un procurador para la región de Asturia y Gallaecia influiría positivamente después en la creación, a comienzos del siglo 111, de una nueva provinca romana, que abarcaría dichas regiones, a pesar de que no tendría más que una existencia efímera. De esta manera la provincia Hispania nova Citerior Antóniniana deberá de ser identificada, de acuerdo con lo que acabamos de exponer, con Asturia-Gallaecia, siendo su primer gobernador el cónsul Cayo Julio Cereal (12). Se ha pensado por algunos historiadores que, si tenemos en cuenta la categoría de vir consularis que acompaña a dicho propretor, al igual que el sentido más normal que, según ellos, encierra el término Citerior, de acuerdo con el cual no sería aplicable en ningún caso a Gallaecia, la Hispania nova Citerior Antoniniana no sería más 'que la Hispania Citerior Tarraconensis «conforme al carácter consular de los propretores» (DIEGO SANTOS, 1977, 59). A pesar de todo vemos que esta afirmación se halla claramente en contradicción con el texto correspondiente a las dos lápidas de León, en el que se alude a la división de una provincia, que no puede ser otra distinta a la Citerior o Tarraconense, y por consiguiente al nacimiento de una nueva unidad administrativa, la que estamos analizando en estos momentos (13).
(10) 111,4,20: "Hay también procuradores del emperador del orden ecuestre, que distribuyen a los soldados
el dinero suficier'te para su sustento... (i 1) En este caso el procurador de Asturia y Gallaecia contarla bajo sus órdenes con procuradores de rango inferior, bien fueran libertos imperiales o beneficiarii. (12) Hay que tener en cuenta que la primera de las inscripciones de León reseñadas aparece fechada por HUBNER en 216/217, mientras que ALBERTINI lo hace en el 214. (13) CIL 11, 2661 y 5680: .... post divis (am) provinc(iam) primus ab eo m(issus).
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Por otra parte se ha pretendido buscar una explicación histórica a esta división consumada de la provincia Tarraconense vinculándola con los acontecimientos y sucesos que precedieron a la subida al poder de Septimio Severo. Parece evidente que las tropas romanas acampadas en ese momento en territorio de los astures y, por consiguiente, en todo el Noroeste, se inclinarían a favor de este personaje en el transcurso de su enfrentamiento con Albino durante los años 196-197 (MANNI, 1947,211 Y ss.); igualmente se halla en conexión con este comportamiento de los ejércitos romanos asentados en la zona septentrional hispana el título de Pia que se aplica a la legión VII Gemina justamente desde tiempos de dicho emperador (GARCIA y BELLIDO, 1950,449 Y ss.; LE ROUX, 1982,282-283), así como, por último, la erección de una estatua a Septimio Severo por parte del cuerpo de tropas integradas por el ala II Flavia Hispanorum civium Romanorum en San Pedro de la Viña, provincia de Zamora (AE 1967, n.o 237; ROLDAN, 1974,214). De esta manera, frente al gobernador de Hispania Citerior, queseguiría el partido de Albino, algunos legados jurídicos imperiales parecen haber sido a un mismo tiempo legados de la legión VII Gemina en armas (ALFOLDY, 1970,391 Y 394). Junto a ello sabemos igualmente que, durante algunos años, únicamente un legado llegaría a asumir el mando, tanto de carácter civil como militar, en la región hispana del Noroeste, por lo que esta división interna de la provincia Citerior pudo haber dado paso a la creación de esta función especial desarrollada por Cayo Julio Cereal, teniendo a León como centro, en tiempos de Caracalla (DIEGO SANTOS, 1977,59) (14). Ahora bien, ¿cuáles fueron las causas reales de esta división o reorga'nización administrativa? Creemos que éstas deben de centrarse no sólo en aspectos de tipo militar o político - administrativo, derivados de las circunstancias por las que estaba atravesando la zona, sino también en otros de carácter económico (como las explotaciones mineras de oro del N.O. peninsular y la intensificación de su rendimiento) o socio - político (la incidencia que la concesión del derecho de ciudadanía por parte de Caracalla pudo haber tenido al producirse poco tiempo antes de esta fecha). Con relación al primer punto podemos decir que, de acuerdo con lo que piensa el historiador francés DOMERGUE (1970,174), las minas de oro dejarían de explotarse en el N. O. hispánico en el transcurso de la dinastía de los Severos (primer tercio del siglo 111 d.n.e.), aún cuando no nos sea posible en la actualidad precisar con exactitud cuáles serían las causas de dicha paralización: agotamiento del mineral, falta de mano de obra barata y
(14) De cualquier manera ambos hechos históricos (lucha entre Septimio Severo y Albino, y presencia de Cayo Julio Cereal en León) se hallan separados por casi una veintena de años, al fecharse las inscripciones de este último personaje en torno al 215-216.
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suficiente, escasa rentabilidad de las explotaciones en funcionamiento, crisis generalizada en que se vería envuelto el Imperio desde los años finales de la centuria precedente... En el transcurso de los años correspondientes al siglo anterior el rendimiento y explotación de los recursos mineros de oro del territorio perteneciente a los astures podían ser tenidos aún como aceptables (BIRD, 1972, 36 Y ss.), de tal manera que no podemos pensar que la escasez de mano de obra se erigiese en la causa determinante del cese de dichas extracciones, ya que a lo largo del siglo 11 dichas tareas serían realizadas en un gran porcentaje por medio de mano de obra libre, según podemos comprobar, entre otros hechos, a través de las lápidas correspondientes a mineros originarios de la región septentrional hispana, quienes prestaban su fuerza de trabajo en los centros ·mineros de Riotinto o Sierra Morena (D'ORS y CONTRERAS, 1959, 167-168; LUZON y RUIZ, 1970, 125 Y ss.) Aún cuando no nos sea posible afirmar con toda seguridad, al menos en un principio, si las explotaciones auríferas del Norte de Portugal, Galicia y Asturias serían trabajadas o no con cierta intensidad durante los años que abarcan la crisis del siglo 111 y una parte del Bajo Imperio, se afianza más y más cada día la tesis que considera como uno de los motivos más destacados de la decadencia del Imperio romano el debilitamiento o colapso de esta clase de extracciones mineras, que en buena medida habían contribuido a su auge económico (SANTOS y MONTERO, 1982, 113). De este modo, aunque se ha venido creyendo tradicionalmente, en especial a partir de las afirmaciones de Domergue, que en las regiones del Norte de Portugal (conventus bracarense) (FERREIRA DE ALMEIDA, 1970, 287 Y ss; 1973,553 Yss.), Y de la actual Galicia (conventus lucense) las minas auríferas continuarían explotándose aún con relativa intensidad a lo largo del siglo 111 (CHAMOSO, 1954-55, 118 Y ss., SANCHEZ -PALENCIA, 1983,69 Y ss.), intensificándose todavía más su aprovechamiento en el discurrir de la época bajoimperial, según se ha querido deducir de la continua reparación de las calzadas y vías de comunicación existentes en dichas regiones (BARRADAS, 1956, 159 Y ss.), así como de la presencia más o menos abundante de miliarios en las mismas (CAAMAÑO, 1973,212 Yss.), creemos que esto no debió de suceder así, puesto que un gran número de miliarios hallados hasta la actualidad no pertenecerían a las vías principales del Itinerario de Antonino correspondientes al N.O., sino a ramales secundarios de dicha red viaria. Por lo que respecta a la abundancia de tesorillos encontrados en estas regiones (15), que para algunos historiadores de nuestro tiempo suponen un argumento a favor de la continuidad de las explotaciones mineras de (15) Para el caso de Asturias remitimos, entre otros, a BaUZA BREY, BIDEA 1958,45 Yss.; ESCORTEL, BIDEA 1970, 459; MALLO VIESCA, Archivum 1969, 93).
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oro, pensamos que en modo alguno deben considerarse como un elemento irrefutable para confirmar este hecho, sino que, muy al contrario, las explotaciones mientras de este metal deberían hallarse en franca decadencia por aquellas fechas. Por consiguiente, la aseveración del poeta Claudiano en el sentido de adjudicar a los centros mineros de oro de Asturias una pervivencia en tiempos bajoimperiales (16) no puede certificarnos su laboreo, puesto que está aplicada a una época en que su explotación había desaparecido totalmente y se sirve de los mismos términos y tópicos literarios utilizados ya por los poetas Lucano y Silio Itálico para referirse al minero astur y a sus condiciones de vida y trabajo (17). De un modo similar las alusiones de los panegiristas bajoimperiales a las riquezas mineras de oro del Noroeste hispánico tampoco nos sirven como prueba efectiva del laboreo durante su época (18), ya que están inspiradas en los autores de los siglos precedentes del Imperio, como sucede por ejemplo con Plinio el Viejo (19). Será en este contexto, por tanto, en el que debe de comprenderse la creación y pronta desaparición de la provincia Hispania nova Citerior Antoniniana por parte del emperador Caracalla, quien buscaría como objetivo prioritario el de revitalizar las explotaciones auríferas del Noroeste a través de la presencia de una organización administrativa más compleja y de un control más directo sobre los diferentes distritos mineros en explotación. No obstante, dado que los resultados no serían satisfactorios, y, además, los beneficios logrados tampoco serían rentables, esta última tentativa de intensificación de la producción en los centros mineros resultaría vana, dándose paso de inmediato al debilitamiento de las explotaciones y a la desaparición subsiguiente de esta nueva unidad administrativa (SANTOS, 1983, 126). Por otra parte hemos de tener en cuenta un hecho, igualmente de carácter administrativo, en conexión con lo que acabamos de exponer: los procuratores de rango ecuestre de Asturias y Galicia desaparecen como fecha más probable en torno al año 222 (20), coincidiendo por consiguiente con el momento de reducción de las explotaciones mineras de oro y con la desaparición de la nueva provincia. Puesto que sabemos que la producción minera aurífera estaba controlada directamente por el emperador a través de este personaje delegado, quien tenía jurisdicción sobre los territorios que abarcaban todo el N.O. peninsular y se servía, por otra parte, de los procuratores metal10rum para la supervisión y control de cada uno de los distritos mineros, y tanto unos como otros desaparecen de la documentación a (16) Laus Serenae 75-77: .... el/osi nec pallidus Astur oberrat/montibus: oblatum sacús natalibus aurum/vulgo vena vomit... (17) Sil. Ital., Puno 1,231-233. (18) Entre otras destacan las referencias de Pacato Drepanlo en su Panegyricus Theodosio dicfus XXVIII,2. (19) NH. XXXIII, 4, 76-80... (Cf. DOMERGUE, 1972-74, 499 Y 55.) (20) El último procurator Asturiae et Callaeciae seria, de acuerdo con la documentación epigráfica, Julio Silvanlo Melanio: CIL 111, 1729 Y 2739 = BRAH CLXIII, 1968, pp. 191 Y 55., n.os 1,2 Y 3.
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comienzos del siglo 111, hemos de pensar en que las funciones que debían desempeñar se habían debilitado;' dándose por finalizados por tanto sus cargos respectivos (21). Junto a ello, el hecho de conceder la ciudadanía romana a todos los habitantes libres del Imperio, unido al carácter de la aplicación de un edicto de esta naturaleza, pudieron constituir igualmente un aliciente y motivación más a la hora de intensificar el aprovechamiento de estos recursos mineros de oro en el Noroeste, puesto que la Constifution Antoniniana suponía, por un lado, un reforzamiento y unificación del Imperio (BRY, 1913, 1 Y ss.; D'ORS, 1956, 1 Y ss.; SHERWIN-WHITE, 1973,86 Y ss.), pero también, por otro, una ampliación de los canales de financiación del erario mediante un sistema impositivo mucho más rígido y amplio a lo que podía favorecer una explotación más adecuada de las minas de oro, si es que éstas aún continuaban siendo rentables (MONTEN EG RO, 1978, 343-344). Pero es que, además, se plantea un nuevo problema de índole económico - administrativo: ¿por qué aparecen esas dos lápidas en León y qué sentido tiene este hecho? Ya hemos hecho alusión a que los procuratores metal1orum, con sede en Asturica Augusta (Astorga), parecen haber desaparecido en el N.O. a finales del siglo II d.n.e. (22), por lo que no puede extrañarnos que el legado propretor de la nueva provincia creada tuviera su residencia, no en el lugar que había sido capital administrativa del conventus jurídico de los astures sino en la localidad de estacionamiento de las fuerzas militares romanas, convertida en municipio bastante tiempo antes y que con la concesión del derecho de ciudadanía romana por parte del emperador Caracalla ampliaría sus perspectivas de desarrollo. El hecho de que León pase a convertirse en el lugar de ubicación del nuevo funcionario imperial (Cayo Julio Cereal) pondría en vinculación la creación de la nueva provincia Hispania nova Citerior Antoniniana con el ejército. Si unimos a ello que una parte de estas tropas legionarias o de las unidades auxiliares de la legión VII Gemina eran utilizadas como mano de obra especializada en las explotaciones mineras de oro (DOMERGUE, 1970, 276), o, cuando menos, como elementos de control y vigilancia de los productos extraídos (23) podemos pensar fácilmente que el legado propretor podía cumplir desde este nuevo centro administrativo - militar las tareas que se hallaban implícitas en la creación de esta nueva unidad provincial. (21) En este sentido es muy posible que Cayo Julio Cereal fuera elegido para suplir las funciones de los antiguos procurafores mefallorum y del procurafor. (22) Concretamente en el año 191 Aurello Firmo, según las fuentes epigráficas. Los demás libertos que ocuparon este cargo pertenecen a los años anteriores: CIL 11, 2552 Y 2553 = ILS 9125 Y 9127. Cf. SANTOS (1979, 243-244 Y 248). (23) Como testimonios de la estancia en zonas mineras del N.O. de unidades del ejército romano destacan el águila legionaria de El Caurel, las alas de otra águila de Baños de Molgas, una Victoriola de la zona de Cangas del Narcea... , asi como numerosisimos restos epigráficos. Además de las vexilJafiones de la legión VII, con toda seguridad se hallarlan estacionadas en la zona el ala JJ Flavia Hispanorum civium Romanorum (VIGIL, 1961, 104 Y ss.), la cohors J Gallica (GARCIA y BELLIDO, 1959,29 Yss.) Y la cohors J Celfiberorum (SANTOS, 1979, 239 Y ss.)
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Del mismo modo en este contexto se enmarcaría la asunción por parte de la legión VII Gemina del calificativo de Antoniniana con que aparece caracterizada en algunas inscripciones de esta misma época (CIL 11, 3333; CIL 11, 2663...Cf. LE ROUX, 1982, 282), así como el hecho de 'que al emperador Caracalla, a sus sucesores y a los miembros de la familia imperial se consagren abundantes dedicatorias en todo el Noroeste peninsular, lo que puede constituir sin duda una prueba de la atención prestada por todos ellos a la región, incluido el mantenimiento en buen estado de las vías de comunicación (RODRIGUEZ NEILA, 1972, 189-190). De una forma o de otra hemos de afirmar que la división de Caracalla implicaría una partición, aunque fuese de carácter temporal, de la antigua Hispania Citerior Tarraconense en dos unidades administrativas distintas. Por lo que concierne a la época de vigencia de esta división administrativa, la fecha de la reorganización provincial de la Tarraconense por Caracalla no sería anterior al año 214 (24). En este sentido la misión censitaria llevada a cabo por Plotio Romano como legado imperial en Hispania entre los años 214 y 216 (25), así como la reorganización administrativa operada por Caracalla, explicarían el importante papel que este emperador tuvo en el desarrollo del N. O. hispánico, que se revela además en los abundantes miliarios encontrados en el territorio correspondiente a los tres conventus y se fechan en el 214, posiblemente el año en que se llevó a cabo la reforma de la Hispania Citerior (TRANOY, 1981, 392). En cuanto a la finalización de la existencia de esta división administrativa, las opiniones son muy dispares: se admitía, por lo general, que esta estructuración de Hispania en cuatro provincias habría durado hasta tiempos de Diocleciano, siendo la Hispania nova Citerior Antoniniana, que abarcaba los tres conventus jurídicos del N. O., un anticipo de la Gallaecia dioclecianea (MARCHETTI, 1922,807-808), aunque otros historiadores critican esta afirmación y llegan a propugnar la vigencia de dicha provincia hasta una fecha cercana al año 238 (ALBERTINI, 1923,238); incluso más recientemente se ha pensado que la nueva provincia habría desaparecido de hecho a la muerte del emperador Caracalla en el año 217, siendo por tanto Cayo Julio Cereal el primero y único gobernador de la Hispania nova Citerior Antoniniana (ALFOLDY, 1969, 208-209). En cualquier caso parece ser que la unidad territorial y administrativa de la Hispania Citerior se hallaría restablecida desde el año 238 y, quizás, ya desde el 222 o poco después, pues dicho año coincide con la fecha en la que el conventus cluniense toma como patrón a Cayo Mario Pudente Corneliano, legado legionario (CIL VI, 1454. Cf. ALFOLDY, 1969, 124-125).
(24) CIL XIV, 2516, fechada en 212 emplea los términos tres Hispaniae, que no implica división alguna. Por su parte, ALFONDY (1969, p. 208 n. 15) alude como argumento al eursus honorum de Plotio Romano y a la reorganización de las dos provincias de Pannonia y sus ejércitos respectivos en el año 214. (25) CIL VI, 322 = ILS 1135: lego Aug. eens. aee. Hisp. cit. (ALFOLDY, 1969, 98).
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Si exceptuamos las dos dedicaciones halladas en León ningún otro testimonio menciona a la nueva provincia y sabemos, además, que en el año 238, y posiblemente desde el 235, Q. Decio Valeriano aparece como legado de Augusto para la provincia Citerior, no sólo en algunos epígrafes (CIL 11, 3588. Cf. ALFOLDY, 1978,71,88-90. LE ROUX, 1972, 145 n.O 53), sino también en ciertos miliarios, tanto en Asturia-Gallaecia como de la Citerior (BALlL, 1964,31). Ahora bien, si tenemos en cuenta que en tiempos de Probo y Caro un mismo legado jurídico tiene bajo su mando y control a Astorga y Tortosa, parece probable que en tal fecha no pudo haber existido ya una cuarta provincia hispana (AE 1923, 102 - Astorga - y 103 - Tortosa). Disponemos, por otra parte, de un nuevo argumento para fijar la fecha post quem o momento final de la existencia de esta provincia: el cursus honorum de Rutilio Pudente, quien entre los años 238 y 241 desempeñó el cargo de legado imperial propretor de la provincia Hispania Citerior y Gallaecia (AE 1929, 158), lo que supone un restablecimiento de la unidad administrativa en la primitiva provincia Tarraconense. Es posible, por tanto, que a la muerte del último de los Severos, Alejandro, la provincia Hispania nova Citerior Antoniniana desapareciera como unidad administrativa independiente. En resumen, podemos afirmar que el emperador Caracalla no propondría una división de la Citerior similar a la que años después realizaría Diocleciano al dividir el territorio correspondiente a la Hispania Citerior Tarraconensis en tres unidades administrativas distintas, sino que su intención habría sido doble: -En primer lugar controlar militarmente la zona del N.O. debido a la situación de guerra civil y usurpaciones que atenazaba al Imperio (en este sentido el ejército ocupará un lugar de primer plano y no extraña que C. Julio Cereal fijase su residencia en León, asentamiento del único cuerpo legionario romano en territorio hispano); -Y, en segundo término, intensificar, si era posible, y controlar de una manera más efectiva, la explotación de las minas de oro de la región. Esta segunda intención, que parece haber sido fundamental, fracasaría, por lo que en breve tiempo (en torno al año 235) la nueva provincia volvería a englobarse bajo el mando único del legado propretor de la Hispania Citerior o Tarraconense. En cualquier caso parece ser que la Hispania nova Citerior Antoniniana no constituyó un antecedente absoluto de la reorganización provincial Ilevada a cabo por Diocleciano, sobre todo si tenemos en cuenta que no conservará dicho nombre sino el de Gallaecia en tiempos de este último emperador.
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APORTACIONES AL ESTUDIO DE LA COHORS I CELTIBERORUM: UNA INSCRIPCION MILITAR HALLADA EN EL CAMPAMENTO ROMANO DE CIDADELA (SOBRADO DOS MONXES-CORUÑA) J. M. CAAMAÑO GESTO Departamento de Prehistoria y Arqueología. Universidad de Santiago de Compostela Resumen. Ara votiva hallada en la 2." campaña de excavación de este campamento, que se encontraba en una habitación, adosada al lienzo Oeste de la muralla, que se puede fechar en el siglo 11. El ara está dedicada a la diosa Fortuna, cuyo culto se extiende por las provincias romanas como consecuencia de la conquista y de la colonización. En esta inscripción aparece el cargo militar de Optio, y viene a completar el cuadro de militares de la Cohors 1 Celfiberorum conocidos a través de la epigrafía de la Península Ibérica. Abstraet. Contribufions to the study oi the Cohors 1 Celtiberorum. A Military Inscription iound in the Roman ·camp oi Cidadela (Sobrado dos Monxes - Coruña). A votive altar found during the second campaingn of the excavation of this camp in a room against the western face of the wall, can be dated to the 11 Century. This altar is devoted to the Goddess Fortune, whose Cult following spread through the Roman provinces as a result of the Conquest and colonization. In this inscription, the military charge of Optio can be seen, completing the military staft of the Cohors 1 Celtiberorum, known through the epigraphy of the Iberian Peinsula.
Aportaciones al estudio de la Cohors 1 Celtiberorum: Una inscripción militar hallada en el campamento romano de Cidadela (Sobrado dos Monxes - A Coruña). Este epígrafe es un ara votiva hallada en la 2. 8 campaña de excavación del citado campamento, el día 2 de agosto de 1983 (1). Estaba «in situ», dentro de una habitación adosada al lienzo Oeste de la muralla del campamento (Fig. 1. Lam. 1, 1). La habitación es rectangular y mide 3,10 m. en dirección Este - Oeste y 2,80 m. de Norte a Sur. Los muros son de sillarejo descuidado, salvo el dintel de la puerta situado en el ángulo Noroeste que está formado por un sillar de granito perfectamente escuadrado. El muro Este tiene una altura de 0,78 m. y una anchura que oscila entre los 0,41 y los 0,54 m. El muro Sur alcanza 1,04 m. de altura y no sabemos su anchura porque queda debajo de la parte sin excavar. El muro Norte tiene una altura de 0,95 m, y una anchura de 0,54 m. La muralla (Fig. 2) que cierra esta habitación por el Oeste, es también de sillarejo con la cara interna más cuidada que la externa y tiene una altura de 1,56 m. y una anchura (1) Este trabajo es un avance de la memoria de excavación que enviaremos a la Subdirección Xeral de Arqueoloxía de la Xunta de Galicia, cumpliendo la normativa vigente, según consta en el permiso de fecha del 6 de junio de 1983. Los dibujos son de Xulio Carbal lo y las fotograflas de Emilio Ramil y de Felipe Criado. (2) Este tipo de habitaciones son frecuentes en los campamentos romanos y tendrían una función cultural (VEBSTER, 1969, p. 266).
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J. M. CAAMAÑO GESTO
E
F
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4m.
Figura 1: Plano de la habitación donde apareció el ara.
de 1,17 m. El pavimento de esta estancia está formado por una capa de arcilla apisonada de 0,20 m. de espesor medio. El ara estaba situada a 0,10 m. del muro Norte ya 0,60 m. de la muralla con la inscripción mirando hacia el Sur. Estaba hincada en el pavimento (Lam. 1,2,3 Y Lam. 11, 1) Ycalzada con dos cuñas laterales, a modo de grapa, y una central plana (Lam. 11,2). Por la presión de la tierra, el ara se inclinaba ligeramente hacia el Oeste, es decir hacia la muralla. Por los materiales hallados en ~a habitación, que nos dan una cronología relativa, podemos fechar esta estancia (2) en el siglo 11. Cronología que concuerda co las demás dependencias anejas campamentales de este sector correspondientes a la Cohors 1 Celtiberorum. Con posterioridad al abandono de estas instalaciones,campamentales que fechamos en el siglo IV, basándonos en los datos arqueológicos yen la No! Dig. Occ (42,30) se cubre esta habitación para hacer una rampa de acceso a la muralla. Para ello se utilizan materiales de desecho como estucos y capas de «xabrego» (3) que llevan entremezclados materiales que fechamos a partir de finales del siglo 11 y en especial en el siglo 111. Un hecho a destacar es que cuando se realiza esta cubrición, todavía el ara era visible (Fig. 3). El porqué se deja el ara «in situ» y no se tras~ada o reaprovecha, es algo para lo que, de momento, no tenemos respuesta. Lectura de la inscripción: Fortune (sic) Val (erius) Lupus opt (io) 5. v (otum)s(olvit)l(ibens)m(erito) (3) Por <cxabrego», se conoce en este lugar el granito descompuesto. Su utilización es fundamentalmente, como pavimento, dada su gran impermeabilidad. Pensamos que estos materiales, tanto estucos como <cxabrego», proceden del asentamiento romano extracampamental.
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Aportaciones al estudio de la Cohors i Celtiberorum
L谩mina 1, 1.: Vista de la habitaci贸n antes de tirar el testigo Oeste en el que estaba el ara. 2: El ara hincada en el pavimento. 3: Detalle del ara hincada en el pavimento. A derecha e izquierda se ve el nivel natural del terreno.
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Figura 2: Alzado de la muralla.
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2 m.
Figura 3: Corte estratigráfico de la habitación. El nivel 6 corresponde al pavimento sobre el que se hincaba el ara que aparece en punteado. El 5 es el nivel de abandono. Los demás números corresponden a las capas de relleno.
Se trata de un ara votiva en piedra, de granito de grano fino, tallada en un mismo bloque (Lam. 111, 1, 2, 3). Está rematada en su cabecera por dos cilindros transversales, decoración muy frecuente en las aras. Estos enmarcaban el lugar que debía ocupar el focus del que carece. 64
Aportaciones al estudio de la Cohors i Celtiberorum
Tiene tres molduras en la parte superior y otra en la parte inferior que la recorren en todo su perímetro, no solo por la cara de la inscripción. La moldura inferior delimita el campo epigráfico de la parte toscamente labrada que servía para hincar el ara en el suelo. Tiene de altura 0,88 m. en su parte derecha y central y 0,86 en su lado izquierdo, debido a que la base está peor conservada en esta parte. El campo epigráfico mide 0,57 m. del total de la altura. La anchura es de 0,39 m. en el campo epigráfico y 0,42 m. en la moldura inferior. La anchura de las tres molduras superiores son, siguiendo el orden de abajo arriba: 0,39,5; 0,41 Y 0,43 m. que es la misma de la parte superior del ara en donde están los cilindros. El diámetro de éstos es de 0,12 m. El grosor del campo epigráfico es de 0,16 m. si bien hay que advertir que no es uniforme, ya que se estrecha en la parte inferior izquierda. El grosor de la moldura inferior es de 0,18 m. y el de las tres superiores oscila entre los 0,17 m. para la inferior, 0,19 m. para la intermedia y 0,20 m. para la superior. La parte posterior de la inscripción, a pesar de que dada su colocación a solo 0,10 m. del muro Norte, no era fácilmente visible, sin embargo está cuidada, e incluso, presenta las mismas molduras que la cara del campo epigráfico y las caras laterales. No existe uniformidad en el tamaño de las letras y sus dimensiones oscilan entre 0,3,5 en las más pequeñas que son las QI.:lS y los 0,7 m. en las eses. No se puede hablar de una cuidada ordinatio¡ aunque sí de una cierta preocupación por la adaptación y coincidencia del principio y fin de las líneas en un mismo eje vertical. Esto lleva a que las letras de la 5. a línea sean más grandes y estén más separadas entre sí para ocupar mayor espacio. También en la 4. a línea las letras de OPT (io) se separan para ocupar más espacio, al mismo tiempo que se procura que queden lo más centradas posibles con respecto al eje vertical central. No existen nexos. No hay signos de interpunción, excepto en la 5. a línea (V. S. L. M.)¡ aunque la erosión del granito da la impresión de que sí existen. Los signos de interpunción son circulares y se destacan con toda nitidez. El ara está dedicada a la diosa Fortuna (4). Si bien es cierto que en esta inscripción, se aprecia una particularidad epigráfica muy característica de la descuidada epigrafía del Noroeste, como es la omisión de una letra. En este caso concreto la utilización de la fórmula Fortune por Fortunae. El culto a esta divinidad abstracta, personificación de la suerte, el destino, equivalente a la Tyche griega, se extiende por las provincias romanas como consecuencia de la conquista y de la colonización (TOUTAIN, 1967, p. 424). (4) Para lo referente a esta divinidad, DAREMBERG y SAGLlO (11/2, p. 1264).
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J M. CAAMAテ前 GESTO
Lテ。mina 11, 1: El ara de costado. Al fondo la muralla. 2: El ara con las cuテアas de sustentaciテウn.
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Aportaciones al estudio de la Cohors i Celtiberorum
Los vestigios más abundantes del culto a esta divinidad con sus distintos epítetos de Augusta, Balnerais, Redux, etc. se encuentran en Africa, en la Península Ibérica, en la que se constatan veinte inscripciones (VIVES, 1971, p. 53) (5) -de las que tres corresponden a Portugal (ALARCAO, 1973, p. 165)-, Bretaña y en las fronteras del Thin y el Danubio. También en la GalIia, esta divinidad tiene importancia, aunque, con frecuencia, encubre una dedicación a Tutela O al Genius Loci (ETIENNE et a1., 1976, p. 23). Para BLANCO FREIJEIRO (1959, p. 456), en un estudio que realiza de una pátera de la colección Calzadilla de Badajoz, algunas inscripciones de divinidades, cuyo nombre se basa sobre la radical Band, equivaldrían a Tyche y a Fortuna. De la misma opinión participa BLAZQUEZ MARTINEZ (1961, 55; 1977, p. 377; 1982, p. 201) (6) observando el mapa de distribución que da este autor (1975, p. 45) se puede comprobar que las inscripciones dedicadas a estas divinidades de raíz Band (7), son abundantes en la zona Occidental de la Península Ibérica. El tema de la diosa Fortuna, es uno de los motivos más difundidos en la glíptica de época imperial (CASAL GARCIA, 1981, p. 38) Y es la divinidad más representada en la sigillata hispánica después de la Vicioria (ELVIRA BARBA, 1982, p. 62). Su culto adquiere gran auge en los países ocupados militarmente y en íntima relación con los campamentos. Un ejemplo puede ser Brifania, en donde la mayoría de las inscripciones que mencionan a la diosa Fortuna, provienen de campamentos legionarios. Lo mismo podemos decir para Germania, en donde la mayor concentración de hallazgos se da en torno al Limes Germanicus. En Panonia, entre los veintiun documentos epigráficos manejados por TOUTAIN (1967, p. 425), diecisiete proceden de los campamentos de Vindobon a, Carnuntum, Brigetio y Aquincum. La repartición social de los testimonios al culto a Fortuna, no es menos significativo que la distribución geográfica, ya que la mayoría de los dedicantes son militares (soldados, veteranos, suboficiales y oficiales) (TOUTAIN, 1967, p. 432). En la Península Ibérica este porcentaje es más bajo, sólo cinco inscripciones, a las que hay que añadir la que nosotros estudiamos, están dedicadas por militares. De estas una fue hallada en Arjona (Jaén) (C/L, 11, 2103) Y está dedicada por un oficial que era Praef Coh / Chaldedonem. Trib Leg /II Gall (i}cae Felicis. Praef Alae / Lema (v}orum. Otra encontrada en Rosino de Vidriales (Zamora) está dedicada por un Praef Alae, perteneciente al Ala II Fiavia Hispanorum C. R. (MARTIN, 1975, p. 14). Las otras tres es(5) A las que hay que añadir una hallada en Uxama (JIMENO, 1980, n.O 21) y otra encontrada en Rosino de Vidriales (MARTlN, 1975, p. 13). (6) Véase también ETIENNE (1973, p. 153). (7) Para las divinidades de radical Band ENCARNACAO (1973, p. 200 ss.) En Rairiz de Veiga (Orense) se encontró una inscripción dedicada a Bandue Veigebreaego, por un militar llamado M. Silonius Silanus Sig (nifer) Coh(orlis) Gall (icae)C(ivium)R(omanorum), (LORENZO FERNANDEZ el al, 1968 n.O 85).
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J. M. CAAMANO GESTO
Lรกmina JI!, 1: Vista general del ara. 2, 3: Detalles de la misma.
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Aportaciones al estudio de la Cohors i Celtiberorum
tán dedicadas por soldados. Una hallada en Duratón (Segovia) (CIL, 11, 2763), dedicada por un Miles Leg 11 Adiutricis P (iae)F(elicis). La otra, hallada en Osma (ILER, n.O 440), dedicada por un M(il)L(eg) VII G(eminae)F(elicis). La quinta hallada en Uxama (Jimeno, n.O 21), dedicada también por un M(iles) Leg(ionis) VII G(eminae)F(elicis). A través del estudio de estas inscripciones se puede comprobar que lo más frecuente es que los dedicantes sean individuos poco ligados con el mundo indígena (ETIENNE et al., 1976, p. 23) (8). Este es el caso del personaje de nuestra inscripción que lleva un nombre plenamente latino como es el nomen Valerius y el cognomen Lupus (KAJANTO, 1965, p. 327). Lo mismo sucede con los otros militares dedicantes de inscripciones a la diosa Fortuna, cuyos nombres son: C. Venecius Voconianus (CIL, 11,2103); Valerius Tueco (CIL, 11, 2763); Q. Caecilius Titius (lLER, n.O 440) y Q. C (aeci) lius P (e) tius (Jimeno, n.O 21). Y L. VERSENUS APER (MARTIN, 1975, p. 13). Esta nueva inscripción, en la que aparece el cargo militar de Optio (DAREMBERG Y SAGLlO, 1896, IV/1, 212), viene a completar el cuadro de militares de la Cohors 1 Celtiberorum conocidos a través de la epigrafía de la Península Ibérica. MILITARES PERTENECIENTES A LA COHORS I CELTIBERORUM
G(aius) ANTONINUS AQVILVs. Praefecfo Cohortis. Tessera Hospitalis, encontrada en el castro de Castromao (Celanova - Orense y fechada en el año 132 d.C. (FERRO COUSELO, 1971, p. 10). IVLIVS CAPITO (ILER, n.O 5666). Milites. Hallada en Luyego (Astorga) y fechada en el siglo 11 d.C (LE ROUX, 1982, p. 337). IVLIVS SEDVL VS (ILS, 9127). Tesserario. Procedente de Villalís (León) y que está fechada en el año 167 d.C. C(aius)IVLIVS SPERATIANVS (CIL; 11,4141). Praefecfo Cohortis, hallada en Tarragona y fechada en el siglo 11 d.C. (ALFONDY, 1975, p. 94, n.O 170). LAELIVS DECVMINVS (lLER, n.O 5666). Milites. Hallada en Luyego (Astorga). Se trata del dedicante de la inscripción a IVLIVS CAPITO. Fechada en el siglo 11 d.C. L VCRETIVS PATERNVS (ILS, 9128). Decurion. Procedente de Villalís (León) y fechada en el año 163 d. C. Este mismo personaje aparece en otra inscripción de Villalís (León) (CIL, 11, 2555) Y estudiada magistralmente, igual que las otras inscripciones de este lugar, por GOMEZ MORENO (1909, p. 19-28). (8) Este mismo fenómeno ha sido comprobado en el territorio Astur (PASTOR MUÑOZ, 1982, p. 273). (9) El asentamiento de este campamento estaría situado dentro del territorio Brigantino, si bien es cierto que la capital de este territorio Briganfia equivaldría a la actual La Coruña. (10) Para lo referente a esta fuente escrita Cfr. DEMOUGEOT (1975,1.113) Y ARCE (1980,599).
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J. M. CAAMAÑO GESTO
VAL(erius)LVPVS. Optio. Hallada en el campamento romano de Cidadela (Sobrado dos Monxes - Coruña). Fechada en la segunda mitad del siglo 11 d.C. (Basándonos en la falta del praenomen yen los datos arqueológicos). A estas inscripciones hay que añadir una votiva, dedicada por un Signiler, cuyo bombre resulta ilegible y que fue encontrada al Norte del campamento de Cidadela (CAAMAÑO GESTO, 1984, p. 298). Al Suroeste de este campamento también se encontró un fragmento de una lápida funeraria, muy mal conservada, en la que aparecen los nombres de dos militares (CAAMAÑO GESTO, 1984, p. 298). En la inscripción que estudiamos del Optio, Valerius Lupus, no aparece citada esta unidad militar, ya que pensamos que no era necesaria esta aclaración por ser una inscripción hallada «in situ» en un campamento que fue ocupado por la Cohors 1 Celtiberorum. Prueba de la estancia de este destacamento en Cidadela, serían las inscripciones halladas en torno al campamento, así como más de un centenar de tegulas con el nombre de esta cohorte. Estas marcas presentan dos lecturas: COH 1 C y otra más simplificada C P C, que a veces es retrógrada. No existen interpunciones y las modalidades de grafía y de sellos varían, aunque predominan los rectangulares con esquinas redondeadas. Por los datos arqueológicos obtenidos en dos campañas de excavación, podemos afirmar que esta cohorte se establece en este campamento en el siglo 11 d.C y que permanece en él hasta el siglo IV, en que lo abandona y el yacimiento es reaprovechado por una ocupación civil, que en algunas zonas llega hasta bien entrada la Edad Media. Además de estos testimonios arqueológicos contamos con la ayuda de una fuente escrita como es la Not. Dig. Occ (42, 30) SEECK; 1876, p. 313) que nos aclara que esta unidad militar fue trasladada de Brigantia (9) a luliobriga en el siglo IV. Ya que cuando ésta se redacta, según las últimas investigaciones, entre el 395 y el 420 (10) ya estaba la Cohors 1 Celtiberorum en Iuliobriga, como se desprende del texto de la Not. Dig. Occ (42, 30) ((Tribunus cohortis Celtiberae, Brigantiae, nunc Iuliobriga». La Cohors 1 Celtiberorum (11), procedente del Norte de Africa, se asentaría en Cidadela en el siglo 11, en donde permanecería hasta bien entrado el siglo IV. Esto explicaría el pacto de un prefecto de esta cohorte con los Coelerni de Castromao (Celanova - Orense). Así como la presencia de una vexilatio de esta unidad militar en las estribaciones del Teleno, celebrando el aniversario de la Legio VII Gemina y también tomando parte en la conmemoración de la Cohors 1 Gallica. A estos testimonios habría que añadir las inscripciones de otros militares halladas en Tarragona y en Luyego (Astorga), fechadas como las anteriores en el siglo 11 d.C. Enero de 1984 (11) Para lo referente a la Cohors 1 Celtiherorum Cfr. GARCIA y BELLIDO (1959, p. 33; 1961, p. 143), ROLDAN HERVAS (1974, p. 222), SANTOS YANGUAS (1979, p. 240); TRANOY (1981, p. 175), LE ROUX' (1982, p. 241) Y CAAMAÑO GESTO (1984, p. 292 ss.)
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Aportaciones al estudio de la Cohors i Celtiberorum
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Brigantium. Bol. Museo Arqu. Hist. Coruña. 1983. vol. 4 pp. 73-98
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COM~RCIO ROMANO NA RIA DE VIGO X. MIGUEL GONZALEZ FERNANDEZ
Grupo Arque01óxico «GarCÍa A1én» r/ P. Fernando Olmedo, 2-6.° B Pontevedra
Na esperanza, a Paulina
Resumo. O comércio romano na área da Rla de Vigo inicia-se a finais da República, acada o apoxeu durante o Alto Império e en época seródia coñece unha continuada crise. As importacións aumentarán e diversificarán-se a partir do cámbio de era, reducindo-se durante o Baixo Império; os produtos serán tanto de luxo como de uso e consumo «cotidiano». A área contará con boas comunicacións, predominando quizais as marítimas sobre as terrestres; no seu seio xurdirá un vicus orientado cara a artesanla e o comércio. Os centros emisores orixinários deberon ser a Bética e a Tarraconense oriental, ainda que pudo manter contactos co N. de Portugal, que quizais funciona-se como intermediário. Durante o Alto Império o comércio será o único elemento romanizador da zona. Abstraet. Roman Trade in the Ría o/ Vigo. Roman trade in the Ria of Vigo begins at the end of the Republic, reaches its peak during the Late Empire, and suffers a continuing crisis in its final periodo Imports increase and beco me more diversified from the change of the era on, slowing down during the Low Empire. The products consist of luxury items as well as those of everyday use and consumption. The area has good communications, with maritime communication predominating over land. In the heart of the area a Vicus, appears, oriented towards craftsmanship and trade. The original contacts were pobably Betica and Eastern Tarraconense, although they could have been in touch with the North of Portugal, wich may have acted as ano intermediary. During the Late Empire, trade was the only Romanizing element in the area.
Este traballo quere ser unha aportación ao coñecimento do comércio romano en Galiza, intentando articular un esquema coerente e un sistema de análise válida para a realidade histórica galaica, que permita apresentar unha alternativa de comércio romano na Galiza litoral, todo ¡so dentro do marco das limitacións actuais da investigación neste campo. A área da Ria de Vigo aparece como unha entidade xeográfica menor que apresenta uns caracteres comuns perfeitamete delimitados. A zona conta cun importante caudal de información arqueolóxica de interés para o estudo de múltiples aspectos que aqui se abordan, se ben, ás veces, resulta inevitábel complementar algunha información con datos obtidos noutras áreas viciñas ou de características semellantes, que permitan un achegamento maior a alguns aspectos sobre os cais se acusa unha deficiente información directa. A validez das conclusións que aqui se expoñen está condicionada pola aparición de nova información sobre o tema, mais, en eséncia, poden-se considerar como plenamente válidas para o momento actual. Seria de desexar que se realizasen estudos sectoriais semellantes que permitisen com73
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Figura 1. Estructuras constructivas de O Castro de Vigo, xacimento castrexo da zona que mais materiais romanos ten aportado até agora (Foto: Paulina Fernández)
pletar un esquema global, a nivel de toda Galiza, e que necesariamente han de estar en relación coas aportacións que se están levando a cabo sobre diversos materiais, produto do comércio romano. OS MATERIAIS Un primeiro problema que se plantexa ao analizar este apartado é o chegar a determinar a contrapartida qe aportaba a área, para poder entender a riqueza comercial que nela se observa. As explicacións que se poderían dar son múltiples e variadas, mais nengunha parece ter a suficiente consisténcia como para poder considerá-Ia verosímil; asi, poderian exporse desde argumentos de tipo xeral até os máis estritamente particulares, sen que por iso deban de ser excluintes. Esta problemática non é exclusiva desta área concreta, senon que se pode facer extensiva a todos aqueles territórios da Gallaecia, nos que non se rexistre a presenza dun dinamizador tan claro como a explotación mineira ou o consumo urbano. Diante a perspectiva dos coñecimentos que actualmente se posuen sobre este aspecto, parece claro que a sua solución haberá que plantexar-lIa a mui longo prazo. No que se refire a este problema, compre facer duas puntualizacións. GARCIA MERINO (1973, p. 18), apontou a idea de que a área viguesa pude74
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comercio romano na ria de Vigo
Figura 2. Média cunca de terra sigillata aparecida en O Castro de Vigo (Foto: António de la Peña. Museu de Pontevedra)
Figura 3. Detalle da anterior: cartucho con marca de alfareiro (Foto: António de la Peña. Museu de Pontevedra)
se servir como ponto de saida da produci6n mineira; esta hip6tese carece de alicerces firmes, xa que non se rexistran restos arqueol6xicos quedocumenten este feito, por outra banda, haberia zonas máis pr6ximas aos xacimentos de estaño do N., cunhas condici6ns tan ou máis favorábeis para levar a cabo esta actividade, e ademais non teria sentido a preocupaci6n pola calzada romana que atravesando a bisbarra se dirixe a Brácara Augusta, ci75
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dade considerada tradicionalmente como ponto de saida de parte da produción mineira galaica. HIDALGO CUÑARRO e COSTAS GOBERNA (1980 b) consideran que o Val Miñor pudo topar-se dentro da órbita da riqueza mineira que xerarian as minas de estaño de Pampillón; esta idea resulta totalmente inverosímil, dado que a distáncia e a difícil comunicación entre os dous pontos faria-o case imposíbel, sendo máis lóxico considerar que, no caso de que foran explotadas, incidisen en áreas máis próximas e mellor comunicadas, tendo no Miño a sua via de saida natural, ao ser navegábel nese tramo. (STRABON, 111, 3 e 4). esquema que aqui se apresenta responde a aqueles obxetos fruto da importación que se puderon conservar, e que obrigatoriamente han de ser o alicerce de todo estudo deste tipo; porén non se pode rexeitar a idea de que entre as importacións se topasen obxetos que polas suas características teñan sofrido os efeitos da acidez do solo galaico, e que aparecen noutros pontos de Hispánia e o Império, como elementos típicos do comércio, como puderon ser as telas e os tecidos máis ou menos finos, o calzado, etc. Durante a época republicana, é dicer, até o cambio de era, só aparecen escasos restos de cerámica fina campaniense B, cuxa distribución en Galiza se centra no litoral occidental, e alguns numismas desta época, os cais deberon ter un carácter máis de obxeto exótico e/ou decorativo - ornamental que de meio de intercámbio. (BALlL, 1973, páx. 217; CAAMAÑO GESTO, 1983; FERNANDEZ RODRIGUEZ, 1953; HIDALGO CUÑARRO, 1982a; HIDALGO CUÑARRO, 1983). No Alto Império este esquema transforma-se e amplia-se de xeito considerábel. (ACUÑA CASTROVIEJO, 1980; ALVAREZ BLAZQUEZ, COSTAS GOBERNA e HIDALGO CUÑARRO, 1980, pp. 29-47; CAAMAÑO GESTO, 1980, pp. 63-99; CAAMAÑO GESTO, 1983; CASAL GARCIA, 1980, pp. 1034; CAVADA NIETO, 1972, pp. 211-248; FERNANDEZ RODRIGUEZ, 1953; DIAZ ALVAREZ, 1981; FILGUEIRA VALVERDE e GARCIA ALEN, 1954, pp. 171-178; HIDALGO CUÑARRO e COSTAS GOBERNA, 1980a, 1981a, 1981b; HIDALGO CUÑARRO, 1982a, 1982b, 1983; LOPEZ CUEVILLAS, 1961; LOSADA DIEGUEZ, LOPEZ CUEVILLAS e FILGUEIRA VALVERDE, 1955; RODRIGUEZ SEOANE e DIAZ ALVAREZ, 1973). Entre os obxetos que poden ser considerados como de uso e consumo «cotidiano», aparece unha grande cantidade de cerámica común romana, como son os vasos de paredes finas, xarras, pratos de borde bífico, fontes de verniz vermellopompeiano, etc. Son abundantes os restos anfóricos desta época, tendo-se podido determinar as formas Dressel 10, 11, 14, 28, etc., tradicionalmente considerados como portadores de produtos de salgadura, asi como unha Pelichet 48, de tipoloxia vinária, se ben non se posuen indícios sobre o seu verdadeiro contido; este panorama contrasta profundamente co da baía coruñesa, onde predominan as de tipo Dressel 1 e Beltrán 1, próprias do transporte de viño, o cal aparece documentado. (NAVEIRO, 1981, pp. 124-125).
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Figura 4. Restos de cerámica común decorada, terra sigillata e campaniense B , procedente do castro da illa de Toralla (Coruxo, Vigo) (Foto: António de la Peña. Museu de Pontevedra).
Figura 5. Fragmento de parte superior dunha ánfora procedente de O Castro de Beirán (Matamá, Vigo) (Foto: António de la Peña. Museu de Pontevedra).
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Durante a época alto - imperial no capítulo de obxetos de «luxo», destacan as cerámicas finas romanas, onde se apreza unha clara primacia da terra sigillata hispánica, a cal apresenta unha grande amplitude de deseños (Draggentorf 15/17, 27, 35, etc.) e algunhas marcas de alfareiro: OF LVPIAN, ACV, O... ESTO, 01. .. N, etc.; segue-lIe en importancia aterra sigillata gálica, a cal documenta tamén un bon repertório de deseños (Draggentorf 18,24/5,27, etc.) e a marca ARIATI; máis escasos son os exemplares de terra sigillata itálica onde aparece a forma 15-8 e as marcas C. MVR e ... EVS ... I; tamén apareceron alguns exemplares de cerámica pintada romana, asi como lucernas, unha das cais está decorada cunhaNiké e outra cunha estreita orla de ovas. No tocante aos obxetos de vidro son de salientar os restos de pequenos recipientes, correspondentes aos denominados cuneas de costelas, fichas de xogo semiesféricas chamadas tessalae, e algunhas doas de adorno de problemática filiación, e a isto haberia que lIe engadir unha doa polícroma de pasta vítrea, cuxas características denotan unha marcada orixe mediterránea, sendo a sua cronoloxia amplísima (1); especial atención merece un entalle de ágata de reducidas dimensións, que debeu formar parte dun anel, onde aparece reproducido un auriga conducindo unha cuadriga, e, ainda excedendo o marco xeográfico deste traballo, un anel de ouro achado fora de contexto nas lilas Cies, en cuxo entalle (un nícolo) se reproduce un xabalí acompañado da inscripción HE APRV. Dos restos metálicos mui pouco se pode dicer, dado que os efeitos corrosivos da terra desfigura-os ou destrui, ademais de resultar altamente dificultoso determinar a sua orixe, xa que debeu existir unha produción local que, en boa medida, seguiria patróns exóxenos. O material numismático é mui abundante, estando representados, en maior ou menor medida, todos os emperadores até Marco Aurélio, e ainda que alguns son de metais preciosos, a maioria corresponden a materiais máis modestos; compre relembrar que os numismas do S. I d. C., xunto cos do S. IV, son os que mellor representados están na Galiza (ARIAS VILAS e CAVADA NIETO, 1977-8, p. 103); debeu ser durante esta etapa histórica cando o numerário adquire o seu verdadeiro significado entre as comunidades indí xenas galaicas, se ben resulta imposíbel determinar a evolución do proceso e o momento en que se produce o cámbio. Este esquema apresenta unha grande similitude co que se pode deducir dos materiais importados aparecidos na Galiza meridional (RODRIGUEZ COLMENERO, 1977, pp. 221-39), se ben nesta última acusa-se unha menor presenza dos materiais anfóricos, posibelmente a causa das dificultades do seu transporte e distribución, a pesar ,de contar cunha via de penetración natural como o Miño e a sua continuación a través dos seus afluentes, ou ben por unha deficiente prospección. (1) Esta peza até agora inédita, aparecida no castro de Coto de Negros (Redondela), canta con vários paralelos en Galiza, senda o máis próximo unha doa vítrea aparecida no Monte de Sta. Tegra.
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Figura 6. Canta do colar de pasta vítrea, de clara orixe mediterránea procedente do castro de Coto de Negros (Negros, Redondela) (Foto: Félix de la Fuente)
Durante o Baixo Império, a maior parte dos materiais importados aparecen nas villae rurais, as cais son detectadas ao langa da costa, en Burgovedra (Borreiros, Gondomar), Panxón (Nigrán), Sobreira (Oia, Vigo), Canido (Coruxo, Vigo), A Portela (Cedeira, Redondela), Soutoxusto (O Viso, Redondela) e A Moureira (Meira, Moaña), así como a viciña de Pintens (Hio, Cangas); tamén aparecen restos asociados a emprazamentos castrexos, e mui minoritariamente ás necrópoles romanas. (ACUÑA CASTROVIEJO, 1980; ALVÁREZ BLAZQUEZ, COSTAS GOBERNA e HIDALGO CUÑARRO, 1980; CAAMAÑO GESTO, 1983; CAVADA NIETO, 1973; DrAZ ALVAREZ, 1981; FARIÑA BUSTO, 1972; HIDALGO CUÑARRO e COSTAS GOBERNA, 1980c, 1981 b; HIDALGO CUÑARRO, 1982). Neste período produce-se unha redución da gama e cantidade das importacións, causada poi a tendéncia autárquica das vilas rurais e pola crise que atravesa o comércio; as importacións van-se centrar nalguns produtos de luxo e en certos artículos que non se fabrican nesta área. Os restos anfóricos fan-se mui escasos, salientando unha Dressel 42, o cal contrasta coa relativa abundáncia que apresenta A Coruña (NAVEIRO 1981, p. 125). A presenza deste tipo de ánforas ao lado da mola olearia de A Oliveira, leva a pensar nunha importación de aceitonas, fenómeno que se xeraliza en toda a Hispánia en época seródia. DIAZ ALVAREZ (1981, p. 103; 1982, pp. 23-4), considera, baseando-se nos materiais, a toponímia, o clima, etc., que a área viguesa puido gozar dunha autarquia olearia; se ben isto resulta impensábel no Alto Império, poderia considerar79
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se a existéncia neste momento dunha pequena produción autóctona, nun contexto de auto - abastecimento parcial levado a cabo polas villae e diante da crecente decadéncia do comércio; ainda asi, os argumentos que sustentan esta hipótese son pouco sólidos. Como no periodo anterior, e ainda dentro da escaseza xeral, é a cerámica fina o produto mellor representado neste momento, a cal fica reducida á terra sigillata laranxa, típica de contextos seródios; tamén se rexistran escasos restos de cerámica pintada con decoración xeométrica e/ou de aves, cuxa orixe é imprecisa. Tocante acerámica «comun», os obxetos metálicos e os vidros, produce-se un agravamento da problemática que xa se daba no Alto Império; asi, a primeira, cada vez, imita con maior fidelidade os modelos romanos, mas denota un marcado carácter autóctono; dos obxetos metálicos cabe salientar un stylo de bronce, apontado nun extremo e espatulado no outro, decorado con motivos incisos no hastil, o cal formaba parte do enxoval dunha tumba romana; os vidros, tanto nas concas como nas doas, son bastante abundantes nas villae e mesmo nalguns castros, salientado e entalle de vidro ou acebiche ornado cun perfil humano da vila de Can ido. A relativa abundáncia de tesouriños seródios no marco da Gallaecia, ten unha plasmación nesta área no de A Peneda do Viso (Redondela), o cal apresenta uns caracteres mui semellantes a outros da sua mesma época; tamén se rexistran alguns numismas nas vilas rurais, e mui exporadicamente en tumbas e recintos castrexos.
Figura 7. «Mola oleária" de A. Oliveira (Teis, Vigo) (Foto: Paulina Fernández).
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AS VIAS E MEIOS DE TRANSPORTE A maior parte do comercio no mundo antigo realizaba-se através das rotas marítimas, se ben o transporte terrestre era mui importante (PERICOT GARCIA, 1979, p. 378); isto debia-se a que resultaba un meio económico e relativamente rápido para a época, ainda cando estaba submetido a duas graves restricións: a navegación reduce-se a unha temporada mui concreta do ano, a dos meses máis favorábeis para un tipo de tansporte que conta cun escaso nivel técnico, nun contexto de mar aberta, e as actividades piráticas, que comezan na costa occidental hispana tan axiña como o estado romano comeza a entrar en descomposición. A rota atlántica para o N.W. debeu ser coñecida polos navegantes do S. peninsular desde antigo, o cal explica a presenza de produtos de cerámica grega no cuadrante noroccidental da Hispánia; mas as primeiras referéncias existentes de época romana son a da expedición de C. Publio Craso, no 90 c. C. e a militar de C. Julio César do 60 a. C., na que participou unha escuadra gaditana, o cal indica un certo desenvolvimento desta rota, que acabará consolidando-se coa Pax Augusta; durante os séculos I e 11 d.C. as producións béticas aparecen documentadas en Británia e o Rhin, deixando patente o domínio da rota marítima do N. polos navegantes romanos, podendo estar en relación con este comércio algunhas ánforas aparecidas na baía coruñesa (NAVEIRO, 1981, p. 124), o cal poderia indicar que, en certos casos, as costas galegas serian pontos de escala comerciais dentro desta rota. Os traballos que se están realizando no pécio de Cortegada poderán aportar, interesantes dados sobre este aspecto (PATIÑO GÓMEZ, 1983; PATIÑO GÓMEZ e DE LA PEÑA SANTOS, 1983; GONZÁLEZ FERNÁNDEZ e DE LA PEÑA SANTOS, 1983); de por si, a sua existéncia veu constatar de forma tanxíbel a presenza de naves comerciais romanas na Gallaecia, e o feito de que, ao menos en parte, produtos como aterra sigillata (neste caso itálica) e as ánforas de tipoloxia vinária chegasen as costas galegas por via marítima, asi como que os navegantes romanos tiñan un bon coñecimento e circulaban cunha certa desenvoltura polas costas e rias de Galiza durante o S. I d.C. No caso concreto da Ría de Vigo, detectaron-se alguns restos arqueolóxicos, basicamente anfóricos, en Cabo de Mar (Samil, Vigo), porto de Vigo, os problemáticos de Panxón (Nigrán), etc. (DíAZ ALVAREZ, 1981; HIDALGO CUÑARRO e COSTAS GOBERNA, 1980; HIDALGO CUÑARRO, 1982b; RODRíGUEZ SEOANE e DíAZ ÁLVAREZ, 1973, pp. 58-9), que ben poden servir de indicativos para un comércio por via marítima nunha zona litoral como esta. Haberia que salientar as excelentes condicións dalguns pontos da ria, como a Baía de Vigo, o cal axuda a explicar a presenza de abundantes restos romanos tanto en xacimentos próprios como en castros costeiros, cuxo máis significativo exponente seria o Castro de Vigo. 81
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Os romanos implantaron en Galiza unha ampla rede viária, a cal chegaba a cobrir importantes sectores deste território; estas vias de comunicación, se ben nun princípio tiveron unha función basicamente militar, axiña foron derivando cara as actividades comerciais. A via que atravesaba esta área foi identificada coa via XX do Itinerário Antoninii, unindo Brácara Augusta con Astúrica Augusta, pasando por Brigantium. Denomina-se-Ile Per loca marítima, sendo el mansio situada na zona de estudo Vico Spacorum, a cal é situada entre Aquis Celenis e Ad duo Pontes, esta última identificada con toda seguranza coa actual Pontevedra. O seu percurso viria determinado polos miliários que se conservan: o de Claudio en Louro (Tui), o de Décio en Sta. Eufémia (Tui), o desaparecido de Cabaleiros (Mos), o ilexíbel de Guizán (Mos), os de Adriano en Saxamonde (Redondela), o de Decencio (2) en Quintela (Redondela), o de Adriano en Ponte do Couto (Redondela), o de Numeriano en Cesantes (Redondela), o de Caracalla en Arcade (Soutomaior) e o de Adriano en Vilaboa. (ESTEFANIA ALVAREZ, 1960; FILGUEIRA VALVERDE e D"ORS, 1955). O percurso deste tramo foi unha cuestión debatida por diversos autores; para unha maior comprensión é conveniente dividí-los en vários grupos, representando cada un unha alternativa diferente. O primeiro grupo de autores asina-lIe un percurso eminentemente costeiro. ESTEFANIA ALVAREZ (1960) fai entrar esta via por A Guarda e continua a por O Rosal, Oia, Pedornes e Mougás, chegando a Saiona, desde onde segue através de Mañufe, Nigrán, Priegue, Coruxo, Matamá, Alcabre, Vigo, Teis e Redondela, onde situa Vico Spacorum, e desde ali dirixe-a a Pontevedra por Cesantes, O Viso, Arcade e Vilaboa. TAMUXE (1975) fai partir a via de Tui, continuando-a por Currás, Amorín, O Rosal, Tabagón, Pedornes, Viladesuso, Mougás, Saredo, Sahiña e Saiona, onde remata o seu estudo. Un segundo grupo decanta-se por un percurso máis interior. SLAzQUEZ JIMÉNEZ e SLAZQUEZ DELGADO DE AGUILERA (1923) levan esta via en liña recta desde Tui até Porriño e Mos, e desde ali dirixiria-se a Redondela, onde ubican Vico Spacorum, para acabar en Pontevedra. FILGUEIRA VALVERDE e GARCIA ALÉN (1954) manteñen un percurso que coincide co anterior, mas entre Porriño e Redondela, nun ponto incerto, colocan unha desviación que levaria a Vigo, onde situan a mansión antedita. ESTEFANIA ALVAREZ (1960) considera a existéncia dunha via secundária, a que denomina Tude-Pría, a cal partiria de Tui, e por Sta. Eufémia, Rebordáns, Ribadelouro, Sudiño e Atios dirixiria-se a Mos, desde onde continuaria até Redondela por Saxamonde, e Quintela, coincidindo a partir de aí coa via XX. (2) Erroneamente asinou-se-lIe ao emperador Decéncio (451), correspondendo verdadeiramente a Decéncio (351-3), irmao de Magnéncio. (ROLDAN HERVAS, 1969, p. 69).
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Figura 8. Miliário ilexíbel de Guizán (Mos), conserva-se «in situ» (Foto: Museu de Pontevedra).
Figura 9. Estela viguesa correspondente ao grupo dos tres clunienses imigrados: Quinfa Arria, Affilio Ammio e Valrei Alla (Foto: Museu de Pontevedra).
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o terceiro grupo quere situar a via do Itinerario Antoninii nunha ubicación máis septentrional, estando defendida esta tese por ARIAS BONET (1964), BOUZA BREY (1964), LÓPEZ FERREIRO (1898), MORALEJO LASO (1973). Para eles a Aquis Celenis desta via seria a mesma que a da mansio homónima da via XIX, polo calo início do percurso haberia que situá-lo en Caldas de Reis. Alguns antigos eruditos locais consideraron a existéncia de percursos de vías romanas que actualmente non poden ser tidas como tais. GOROSTOLA (1938) fai partir unha vía de Tui, que se continuaría por S. Xián (Monte Aloia), Couso, Donas, Bahiña, Ramallosa, Panxón, Oia Alcabre, Bouzas e Coia, para rematar en Vigo. DOMrNGUEZ FONTENLA (1931) considera a existéncia dun percurso que partindo de A Guarda remata en Saiona, tras percorrer o Val do Rosal, Loureza, Borreiros, Belesar, Barcalla e O Burgo. A disparidade de percursos que se observa é fruto da aplicación duns métodos inadecuados, na maior parte dos casos. Actualmente só poden ser considerados como critérios plenamente válidos a ubicación primitiva dos miliários e a própria xeomorfoloxia da área sobre a cal se traballa; baseando-se niso, a via romana partiria de Tui, continuando poi a depresión do Louro até Porriño, para se internar no Val de Mos, e trás transpor o Alto de Guizán seguiria o curso do Maceiras até Redondela, desde onde chegaria a Pontevedra, mediante un percurso costeiro. O percorrido aqui exposto coincidiria 00 de Blázquez Jiménez. Alguns autores interpretaron a expresión «Per loca marítima» talvez dun xeito inadecuado, o cal levou-nos a forzar un percurso paralelo á costa, porén non existe nengun indício que permita avalizar a existéncia dunha vía romana ao longo do Baixo Miño e a costa atlántica; asi pois, esta expresión non debe entender-se nun «sensu strictu», senon que máis ben faria referéncia a unha via cuxo percurso percorrese as áreas máis viciñas da costa, diferenciando-a doutras máis ao interior, como poderia ser neste caso a via XIX; isto encaixaria perfeitamente co percurso que aqui ficou exposto. En canto él sua cronoloxia, Montenegro Duque considera que esta via, na sua totalidade, pode-se datar xa desde época de Augusto (BLAZQUEZ e outros, 1978, p. 278); por outra banda, o miliário máis antigo que se documenta no tramo que está a ser obxeto de estudo correspondería a Claudio, pero a sua validez é mui dubidosa; asi pois, dado que a via hai que entendéla como unha globalidade, haberia que remontar a sua orixe aos primeiros momentos do Império. Os miliários mellor representados parecen ser os correspondentes ao emperador Adriano, mas farán-se contínuos desde a época de Caracalla até a de Magnéncio e Decéncio, o cal se ben non indica que forzosamente neste periodo tivese lugar a máxima actividade deste tramo, permite apontar a idea de que foi un periodo no cal gozou dunha grande importáncia. 84
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A Garda MAPA 10 Vía XX Segundo Segundo ++t++f-H-+ Segundo _0_0_0_0_0- Vía XIX • Miliários
As comunicacións viárias Martínez "Tamuxe» Estefanía Alvarez Vlázquez Jiménez, Filgueira Valverde e "Secundaria» de Estefanía Alvarez
ARIAS VILAS e CAVADA NIETO (177-8, p. 103) pensan que durante o Alto Império predominan as rotas terrestres na Gallaecia mentras que durante a baixa romanidade serian as marítimas as que mantivesen a máxima actividade; mas a información coa que se conta é o suficientemente incompleta como para non permitir aventurar unha hipótese dese tipo. O que sí parece certo é que nas zonas costeiras predominarian as comunicacións de tipo marítimo e no interior, coa excepción da via fluvial miñota, as terrestres; no caso da Rja de Vigo os produtos importados deberon chegar fundamentalmente através das rotas marítimas. No que respeita as vias de penetración natural cara o interior, é dicer, cara as chairas e as montañas que as cerran, e a distribución da presenza de materiais fruto do comércio romano, pouco se pode dicer. Sobre o primeiro aspecto unicamente cabe salientar a posibilidade de que os pequenos rios que sulcan a zona, como o Miñor, Lagares, etc., puderan ter servido como vias naturais de comunicación, ao seren magníficos elementos re85
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ferenciais e permitir un doado acceso aos abundantes núcleos castrexos que se asentan ao seu paso; porén, a pesar de que durante esta época deberon contar cun caudal major que o actual, a sua capacidade para permitir a navegación debeu ser nula (MARGALEF, 1956). A distribución dos restos materiais na área de estudo apresenta dous sérios problemas, por unha banda o descoñecimento de toda referéncja cronolóxica tanto para estes como para o periodo de ocupación da maior parte dos asentamentos onde aparecen, e, por outra, a falta de escavacións rigorosas ou catas estratigráficas só permite constatar a presenza de escasos restos, basicamente anfóricos, nalguns destes pontos; cando se pode obter unha mostra mjnimamente ampla de materiais nalgun destes xacimentos, na maior parte dos casos, rexistra-se a presenza de restos anfóricos e mui minoritariamente de cerámica fina romana, todo o cal parece indicar que os contidos das ánforas e en menor medida a cerámica de luxo, foron producións que se xeralizaron en toda a área, ainda que resulta imposíbel determinar os mecanismos de distribución e intercámbio destas mercancias. Tomando como base uns antigos dados (SAN PEDRO e FOLGAR, 1912, pp. 58-9; TASOADA e LEAL, 1840, pp. 171-3), desde hai moito tempo alguns autores viñeron intuindo a existéncia dun vicus encravado no bairro
Figura 10. Muralla de A Peneda do Viso (Redondela), típico exemplo de fortificaci6n no contexto de inseguridade baixo-imperial (Foto: Ant6nio de la Peña. Museu de Pontevedra)
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vigués de O Areal, chegando mesmo a asinalar o seu carácter comercial (ALVÁREZ BLÁZQUEZ e BaUZA BREY, 1961, p. 10; GARCIA MERINO, 1973, p. 17; LÓPEZ CUEVILLAS, 1961). Se se ten en conta a magnífica ubicación deste ponto dentro da ria de Vigo, a aparición dun importante conxunto de estelas nun extremo deste bairro (ALVAREZ BLAZQUEZ e BaUZA BREY, 1961; GARcíA MERINO, 1973; JULlÁ, 1971; RODRíGUEZ LAGE, 1974), así como de ánforas na dársena do porto (DíAZ ÁLVAREZ, 1981, pp. 37-42), e a existéncia dun pequeno núcleo alto - medieval neste ponto (ÁLVAREZ BLAZQUEZ, 1980, pp. 65-6), que ben pudera indicar unha continuidade do hábitat, e se a todo isto se lIe engaden as notícias xa aludidas, seria mui lóxico considerar a existéncia dun pequeno vicus encravado neste bairro, con actividade talvez desde o S. 11 d.C., cun carácter mercantil e pesqueiro, e mesmo pequeno - artesanal, como parece corroborar a presenza de clunienses en Vigo (GONZALEZ FERNANDEZ, 1983), dentro dun contexto de marcado cariz rural. OS CENTROS EMISORES Para abordar o estudo deste aspecto analizou-se unha série de elementos, que conxugados, permiten determinar dun xeito máis ou menos preciso as distintas áreas que se comportan como centros emisores orixinários da produción comercial romana que se rexistra no contexto da Rja de Vigo. Un primeiro elemento a analizar é a orixe do numerário hispánico representado na colección numismática do xacimento de Sta. Tegra (FERNANDEZ RODRIGUEZ, 1965), o cal indica de xeito aproximativo as áreas que remiten mercancias ao menos até o reinado de Calígula, é dicer, durante a época dos Julio - Claudios. A maior parte dos numismas corresponden a localidades situadas ao longo do val do Ebro, como Calagurris/ Grachurris/ Cascantum/ Turiaso/ Caesaraugusta/ Bilbilis e Celsa/ as cais teñen a sua via de saida natural ao mar através desta depresión; ao lado aparecen escasos exemplares de Clunia, a cal, a pesar da sua posición xeográfica, parece máis lóxico deba englobar-se dentro do conxunto anterior. O resto das moedas corresponden a Gadir/ Ebora e Emerita/ estes últimos talvez cun carácter máis militar que comercial. En xeral pode-se observar que as cecas da Tarraconense oriental son as mellor representadas, o cal indica a grande vitalidade e importáncia, nestes momentos iniciais, das suas producións; agora ben, non se pode minusvalorar o papel da Bética como centro emisor, xa que esta contou con menos e máis efémeras cecas. Este fenómeno xa foi constatado por BALlL (1970, p. 25), mas el supón unha introdución do primeiro grupo de numismas através da via natural que conforma a conca do Douro, mentras que os exemplares béticos chegarian por via marítima; porén, esta hipótese parece incorrecta posto que a distri87
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bución dos achados é eminentemente costeira (CAVADA NIETO, 1972), mentras que os materiais aparecidos na Galiza meridional encaixan dentro dun esquema marítimo - fluvial, através do Miño e dos seus afluentes. Resulta interesante constatar a presenza dun numisma de Ebora, tendo en conta que a sua efémera ceca só coñeceu actividade durante o reinado de Augusto; (DrAZ ÁLVAREZ, 1981, p. 102) apontou a idea de que puderan existir contactos comerciais con esta área, o cal resulta mui suxeridor posto que é unha zona rica en produtos comerciais (salgaduras, viño, aceite, etc.) e ben comunicada coa costa através dunha via que pasando por Salada (Torrao) ia até Caefabriga (Setubal), frente a Troia. A pesar de todo non existen bases suficientes como para poder constatar este feito. Para rematar compre facer unha pontualización: se ben a presenza destes restos monetários non implica directamente a asimilación dunha economia de intercámbios de base monetária por parte das comunidades receptoras, isto non exclue a sua validez instrínseca para poder determinar os centros exportadores. Un segundo aspecto ha-de ser a análise da circulación monetária romana en Galiza, e sobretodo, no litoral sudoccidental, o cal revela a case total auséncia de monetário inmediatamente posterior as incursións xermánicas e mouras, estas últimas afectarian a un extenso sector da Bética, mentras que as primeiras incidirian de modo directo na Tarraconense oriental, ainda que o clima de inseguridade que crearon se extenderia a grande parte da península; asi, diante a coxuntural ruina económica destas áreas, a circulación monetária de Galiza fai-se imperceptíbel, o cal ven a indicar até que ponto dependia delas nas suas relacións comerciais. Un último elemento ha-de ser o determinar a posíbel orixe de certas producións, como poden ser as cerámicas finas. Durante todo o Império os alfares de ferra sigillafa hispánica, van-se concentrar na Rioja, salientando os de Tricio e Bezares (GARABITO GOMEZ, 1978), o resto situa - se en áreas próximas e, en menor medida, nalguns pontos da Bética. No litoral pontevedrés apareceron vários exemplares que se poden enmarcar dentro da producción dos talleres riojanos (CAAMAÑO GESTO, 1980, pp. 82-92; HIDALGO CUÑARRO, 1983, pp. 27-9); se ben, na desembocadura do Ulla se rexistran fragmentos vinculabéis ao N. de África, e xa que logo a Bética (CAAMAÑO GESTO, 1980, pp. 84-5). Aferra sigillafa ifálica que se rexistra na costa suroccidental galaica conta con abundantes paralelos na costa oriental hispana (CAAMAÑO GESTO, 1980, pp. 67-77), o cal faria verosímil unha re-exportación desde eses pontos cara Galiza. Aferra sigilJafa gálica tamén é mui abundante na costa tarraconense, e se ben non existe documentación directa que probe a sua vinculación coa Gallaeda, poderia manter-se un esquema semellante ao anterior, máxime cando se sabe que alguns hispanos estabeleceron os seus talleres no S. das Galias. Outro elemento poderia ser o contido dos envases anfóricos que se rexistran na área 88
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de estudo, a pesar do dificultoso que ¡sto resulta, o certo é que son a Bética e a Tarraconense oriental as duas zonas onde se obteñen excedentes dentro da produción de aceite, viño, salgaduras, grao etc., os cais son susceptíbeis de ser comercializábeis para enviar a outras zonas; tamén nestas duas áreas é onde se localiza a maioria de fornos para a fabricación de ánforas, moitos dos cais se documentan nas mesmas fincas agrícolas onde se producian os artigos anteriormente citados (BLAZQUEZ e outros, 1978, p. 461). Actualmente o único que se pode asegurar con certa certeza é que algunhas ánforas de tipoloxia vinária que apareceron en A Coruña proceden da Laietania, zona onde se producian afamados viños (NAVEIRO, 1983). Ainda que non existe unha documentación arqueolóxica sólida que o avalice, parece lóxico pensar que áreas como a Ria de Vigo, puderon ter contactos comerciais con zonas máis próximas, como pode ser o cuadrante suroccidental do Conventus Bracarensis, e máis concretamente con centros como Brácara Augusta, que seria a capital do Con ventus Iuridiciorum no cal estaria englobada a área de estudo (ESTEFANIA ALVAREZ, 1958; FLOREZ, 1765; p. 74; MONTEAGUDO, 1951, p. 202; RODRIGUEZ COLMENERO, 1972; SAAVEDRA, 1964), a cal se uniria por lazos de tipo administrativo; nesta cidade está documentada desde o S. 1. d.C. unha corporación de navicularii, e é tradicionalmente considerada como o ponto onde se concentraria parte da produción mineira do N.W. para unha posterior exportación; as suas relacións verian-se favorecidas poi a via que a comunicaba con Astúrica Augusta; através de Brigantium, a cal contaba cun tramo cuxo trazado descorria pola área de estudo. Actualmente o único indício arqueolóxico que pode ilustrar un posíbel contacto é un resto de lucerna aparecida no Castro de Vigo, o cal poderia coincidir coas que a base de sobremoldes africanos e itálicos se producen neste centro (HIDALGO CUÑARRO, 1983, pp. 32-3). Resulta mui suxeridora a idea de que núcleos como este puderan funcionar como re-exportadores de produtos cara áreas situadas ao N., as cais terian o seu centro orixinário ou exportador inicial nas zonas que xa foron determinadas; neste sentido poderia entender-se a aparición en Conímbriga de cerámicas de LAPILLlVS e ACVNICVS, a primeira das cais é documentada en Tabagón (O Rosal) e a segunda no Castro de Vigo (CAAMAÑO GESTO, 1980, pp. 83-4; HIDALGO CUÑARRO, 1983, p. 29; DELGADO e outros, 1975, pp. 7-8; MAYET, 1973, p. 168); ainda que talvez fose máis acertado pensar nunha distribución ampla e independente da produción destes dous alfareiros. RODRfGUEZ COLMENERO (1977, p. 226), fixo fincapé nunhas posíbeis relacións comerciais entre a Galiza meridional e Emerita Augusta, baseando-se na semellanza que apresentan os deseños da terra sigillata nas duas áreas; deixando a marxe a validez desta hipótese, non existe nengun indício que leve a pensar que pudera ter-se dado unha relación semellante 89
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no caso do litoral potevedrés. CAAMAÑO GESTO (1983) e RODRrGUEZ COLMENERO (1977, p. 283) asinalaron a posibilidade de que Astúrica Augustafuncionase como centro re-distribuidor de produtos cerámicos do Val do Ebro cara Galiza, através das vias romanas que a unian con Brácara Augusta; se ben isto pudera ser correcto para áreas próximas a este núcleo ou certas zonas do interior galáico, non parece verosímil para outras áreas, sobretodo as litorais, como pode ser a costa pontevedresa. A tenor dos dados aqui expostos pode-se concluir que os centros emisores de produtos comerciais, na sua orixe, que se detectan no litoral suroccidental galaico son a Bética e a Tarraconense oriental, sen rexeitar a incidéncia de posíbeis pontos menores como Troia, nen o N. W. de Portugal, onde Brácara poderia funcionar como centro re-exportador. A EVOLUCiÓN NO TEMPO Este é, sen dúbida, o apartado máis problemático, e no que as conclusións obtidas adoecen dunha maior provisionalidade, posto que resulta un tema complexo de por si, no que confluen múltiples variábeis, as cais van marcar esa evolución; porén, moitas non poden ser perceptíbeis Através dos restos arqueolóxicos. Ainda asi, intenta-se montar un esquema que reflexe do xeito máis fiel posíbel a realidade evolutiva que se quere analizar. Para a construción deste esquema partiu-se do estudo de tres factores, os únicos que actualmente poden ser detectados nunha maior ou menor medida, como son a coxuntura económico - comercial das áreas que foron determinadas como centros emisores orixinários, asi como a situación global que se pode perceber nos centros receptores; por outra banda a análise dos materais próprios de actividades comerciais susceptíbeis de ser datados, e, finalmente, o estudo, dentro do posíbel, da afluéncia de numerário romano, por ser este un elemento inerente a toda actividade comercial dentro do contexto do momento (ARIAS VILAS e CAVADA NIETO, 1977-8, p. 102). A conxunción destes tres elementos pode servir de orientación para construir a realidade evolución temporal da actividade comercial. Resulta difícil determinar o comezo da actividade comercial romana nesta área. Os materiais máis antigos rexistrados corresponden a restos de cerámica campaniense Be alguns numismas republicanos, asi pois a impresión que denota é a dun comércio seródio e pouco intenso, datábel a partir da segunda mitade do S. 1. a C., o cal marcaria un primeiro momento, que se poderia levar até o cámbio de era. ACUÑA CASTROVIEJO (1980, p. 39), cre que a expedición de C. Publio Craso puido entrar en contacto cos habitantes da Ria de Vigo, e que a de C. Julio César renovaria esas relacións, percebendo-se unha maior influéncia; ainda que estas afirmacións son imposíbeis de comprobar, non se pode descartar a idea de que a expedición de César permitise a re-apertura 90
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dunha antiquísima rota comercial, e que a partir dela se iniciase a un nivel ainda incipiente a actividade comercial; resultando curioso que os achados de campaniense B até agora coñecidos se situen en pontos costeiros, entre A Guardia e A Coruña, mentras que noutras zonas, como o interior ou a costa N., non se rexistra a sua presenza (CAAMAÑO GESTO, 1983). Unha segunda etapa desenvolveria-se a partir do reinado de Augusto, e abrangueria todo o Alto Império. Desde o ponto de vista político viria marcada pola sumisión definitiva da Gallaecia ao poder romano tras as Guerras Cántabras, o cal lIe permitiria entrar na órbita da Pax Augusta/ favorecendo unha maior actividade dos romanos na zona e un desenvolvimento máis intenso das actividades comerciais. Dentro do marco económico corresponderia a un momento de contínuo auxe comercial, sobretodo durante a dinastia Julio - Claudia, nun contexto de libertade económica absoluta e de excelente coxuntura para a iniciativa privada (BLAZQUEZ e outros, 1978, p. 411 ). As contínuas guerras que tiveron como marco a península durante o S. 1. a. C., provocaron unha situación de contínua crise comercial nos futuros centros emisores (BLAZQUEZ e outros, 1978, p. 254); a partir da toma de poder por Augusto a situación cambia totalmente, acadando Hispánica a maior prosperidade en época dos Antoninos (TOVAR e BLAZQUEZ, 1975, p. 244). O comércio vinícola, oleário e de salgaduras coñece o momento de máximo auxe, dentro dun contexto de expansión económica que se detecta nas áreas máis romanizadas da península. Durante o S. I d. C. chegarán a Hispánia as producións de terra sigillata gálica de Motans, La Grafeusanque, etc., e aterra sigillata itálica de Arezzo, etc.; durante este periodo terá lugar o momento de maior expansión da terra sigillata hispánica/ distribuindo-se por toda a península, funcionando como principais núcleos produtores os alfares riojanos, salientando os de Tricio e Bezares, os cais van coñecer o seu maior auxe en época flávia (GARABITO GOMEZ, 1978). En xeral, pode-se falar dunha imellorábel coxuntura comercial nos centros emisores hispánicos, e só a medida que vai avanzando a segunda centúria comenzarán a dar síntomas de esgotamento. A situación da Gallaecia durante este periodo parece ser de absoluta normalidade, non rexistrando-se elementos negativos para a sua economia, coincidindo cun momento de intensa explotación mineira, sector fundamental dentro da economia romana do N. W. A circulación monetária na Galiza romana durante todo o S. I d. C. vai ser mui densa e fluida, mentras que o S. 11 d. C. está pior representado (ARIAS VILAS e CAVADA NIETO, 1977-8, p. 103). No que respeita a costa meridional pontevedresa, os numismas mellor representados corresponden a época Julio - Claudia, e máis concretamente as cuñaxes augusteas de de Tibério; agora ben, até finais do S. 11 d. C. o numerário debeu seguir circulando con fluidez. 91
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Os materiais procedentes do Castro de Vigo, completados con outros aparecidos en diversos castros, mostran un panorama comercial mui rico e variado, que denota unha intensa actividade importadora durante todo este período, ainda que esta parece decrescer moderadamente durante a segunda mitade do S. 11 d. C., se ben que pudera responder con máis seguridade a un paulatino abandono da área escavada, posto que nese momento é cando cesa a sua actividade. ALARCAO (1974, p. 140 fala de que no último tércio do S. I se produce unha aparente crise económica xeral en toda Hispánia; no caso de que isto fose certo, desde logo resulta imposíbel determinar o seu efeito na área da Ria de Vigo, poi s a información actual non permite detectá-Ia. As incursións mouras na Bética dos anos 170 e 175-6 van provocar unha aguda crise económica nas zonas que resultaron máis afectadas; a esta grave situación hai que sumar o clima de inseguridade no que se viu envolto o N. E. peninsular baixo a presión das bandas de Materno, as cais chegaron a operar na zona pirenáica (BLAZQUEZ e outros, 1978, pp. 338-41; TOVAR e BLÁZQUEZ, 1975, pp. 318-9). Ainda que non se pode coñecer con certeza a incidéncia directa destes sucesos no comércio da área viguesa, o certo é que o colapso económico que sofreu o centro emisor bético vai incidir na chegada das suas producións, asi se pode constatar o feito de que os numismas de finais do S. 11 son mui escasos en toda a Gallaecia, e na área de estudo o tesouriño de Rande (HIDALGO CUÑARRO e COSTAS GOBERNA, 1981) mostra un enorme vacio a partir dese momento, o cal resulta sumamente curioso. En síntese, o Alto Império parece ser a época «dourada» do comércio romano na Ria de Vigo, dentro dun ámbito coxuntural favorábel tanto para os centros emisores como para a Gallaecia; a finais do S. 11 o comércio parece comenzar a se contrair, agravado polo colapso da Bética. Seguindo aferra sigillafa aparecida na Galiza meridional, esta parece coñecer un periodo de prosperidade comercial que chegaria até o S. 111 d. C. (RODRfGUEZ COLMENERO, 1977, p. 226), o cal coincide en boa medida co aquí exposto. O terceiro e derradeiro periodo corresponderia cronoloxicamente ao Baixo Império; esta é unha etapa mui difícil de analizar posto que os dados que se posuen da Galiza tardo-romana son escasos, as veces pouco fiábeis e, sobretodo, difíceis de interpretar correctamente. Neste momento ten lugar a denominada «crise do Baixo Império», caracterizada por múltiples expresións, entre as que salientarian o retroceso continuado do mundo urbano e as actividades económicas que lIe son próprias, e o avance inexorábel do proceso de ruralización, no cal se produce o consolidamento e expansión das villae; en resumo, están-se a pór as bases ou está-se a asistir ao início do mundo medieval. 92
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A Peninsula Ibérica non vai ser unha excepción, afectando sobretodo a crise as áreas mais urbanizadas, entre as que se encontran a Bética e a Tarraconense oriental, quen durante este periodo van coñecer a paulatina degradación da vida urbana, e con iso a crise continuada dunha actividade que lIe é própria: o comércio; a pesar diso, este vai manter-se activo durante longo tempo, pero o seu volume e importáncia dentro do conxunto da economia vai decrescer até a sua total extinción. A GaJ1aecia vai sofrer profundos cámbios, fruto da nova realidade histórica, mas compre insistir na idea de que as rexións da Hispánica que durante o Alto Império se mantiveran nunha situación predominantemente rural, é a partir de agora cando comezan a adquirir unha maior importáncia (BLÁZQUEZ e outros, 1978, p. 498; VIGIL, 1978, p. 427), asi para Galiza haberia que falar mellor dunha verdadeira e profunda transformación que dunha crise en sentido estrito. Durante este periodo aparecerán e expandirán-se ás vilas rurais, as cais se ben nalgun caso puderon comezar a sua actividade no S. 11 (FARIÑA BUSTO e GARCIA ALÉN, 1973), o mortal é que centren a sua vitalidade nos séculos 111 e IV; estes estabelecimentos parecen ser unidades de explotación rurais autónomas cun marcado carácter autárquico, dentro dun marco social de crescente bi-polarización, deste xeito o «nivel médio de vida» decai e as importacións reducen-se considerabelmente, tendo como principais receptores aos possesores das viJ1ae. Como xa se indicou con anterioridade, moitos elementos de xuizo para valorar a situación económica da Galiza baixo-romana son mal coñecidos e mesmo poden se apresentar confusos, o cal se agrava coas diferentes interpretacións que os diversos autores fan deles; en xeral pode-se dicer que a produción mineira parece manter-se longo tempo e mesmo alguns sectores coñecerán o seu momento máis florescente, e que a GaJ1aecia se acha integrada por primeira vez dun xeito máis ou menos pleno dentro do amplo marco do mundo romano. Os materiais seródios que se rexistran na área da Ria de Vigo son moito máis escasos que correspondentes a etapa anterior, mantendo unicamente a importación de certas producións de luxo, sobretodo a cerámica, e algunhas das que a área carece; en xeral pode-se falar dunha importante contracción no volume dos intercámbios. A circulación monetária ven definida polos achados das viJ1ae e os tesouriños seródios; no primeiro caso os numismas son escasos, mentras que no outro non se pode determinar con certeza a que contexto real deben ser asignados; o caudal monetário segue a ser importante, mas non se sabe se isto obedece a unha degradación monetária nen se se concreta en poucas maos, é dicer, non está clara a interpretación que se lIe pode dar a este fenómeno. As incursións de francos e alamanes na península no 262 e o 270 (BAL1L, 1957-8; BLAZQUEZ, 1973, pp. 234-9; BLAZQUEZ e outros, 1978, pp. 93
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493-6; TOVAR e BLAZQUEZ, 1975, p. 140) virán a escorar a crise económica naquelas áreas que van sofrer a sua presenza, ademais de provocar unha forte crise coxuntural en zonas como a Tarraconense oriental; por outra banda, talvez servisen de «detonante» de revoltas internas, quen causarian, segundo PALOL (1969), a destrución de cidades como Clunia Sulpicia. Ainda que BALlL (1957-8, p. 77) e BLAZQUEZ (1973, p. 356) consideran que estas incursións non afectaron ou fixeron-no en mui pouca medida él Gallaecia, o certo é que vai criar un clima de inseguridade, que se vai prolongar durante todo o que resta de dominio romano, como fica patente no tesouriño de Fragas do Pinago, e a nivel da Ria de Vigo nos de Rande e Xeve, asi como na série monetária da vila de Canido (CAVADA NIETO, 1972, pp. 231-2; CASTRO HIPOLlTO, 1960-1; HIDALGO CUÑARRO e COSTAS GOBERNA, 1981 b; RAMIRES, 1955), ademais a finais do S. 111 alguns castros ourensáns volven a se fortificar, o mesmo que ocorre en A Peneda do Viso (GONZALEZ FERNANDEZ e DE LA PEÑA SANTOS, 1983; PATIÑO GOMEZ, 1983; RODRIGUEZ COLMENERO, 1977, pp. 289-90). Asi pois, haberia que considerar a este periodo como un momento de decadéncia comercial, a cal tamén se vai reflexar na Gallaecia. Durante a «Anarquia Militar» a Hispánia coñecerá, ainda que en menor medida, un momento de acusada crise económica, fruto da inestabilidade polftica (TOVAR e BLAZQUEZ, 1975, p. 134). Outro elemento que tamén incidirá negativamente no desenvolvimento do comércio co N. W. vai ser a aparición e expansión das actividades piráticas, as cais serian responsábeis das tesaurizacións da área costeira (FARIÑA BUSTO, 1973, p. 22). En resumo, o Baixo Império significará para o comércio romano na Ria de Vigo un momento de crise continuada, posto que é unha área que non se vai beneficiar do fenómeno da explotación mineira ou a demanda urbana; polo contrário coñecerá un periodo de tendéncia él autarquia imposta polas vilas seródias; a isto haberia que sumar-lIe a profunda crise na que se achan imersos os centros emisores tradicionais; asi, o comércio manterá-se a un nivel mui precário até finais do S. IV, pouco antes das invasións xermánicas, que acabarán sentenciando-o definitivamente.
O COMÉRCIO COMO ELEMENTO ROMANIZADOR Tradicionalmente veu-se considerando o comércio como un dos principais elementos romanizadores (BLAZQUEZ e outros, 1978, p. 235), mas até agora esta realidade foi sempre analizada dentro daquelas áreas da peninsula onde a romanización foi máis intensa; é, pois, necesário valorá-Io dun xeito totalmente diferente él hora do seu estudo nunha zona cunhas caracteristicas tan distintas como foi a Gallaecia romana. BERMEJO BARRERA (1980, p. 43) e BLAZQUEZ (1977, p. 77), coinciden na idea de que o co94
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mércio romano en Galiza foi mui reducido, polo cal a sua incidéncia como elemento romanizador foi mui escasa. Este traballo, xunto con outros xa publicados ou en vias de publicación, veñen a demostrar que o comércio romano, ao menos en áreas ben comunicadas como a costa ou os vales dalguns grandes rios galegos, tivo unha maior releváncia da que se lIe viña atribuindo, asi poís na actualidade esta tese non pode ser aceitada; se ben, como aponta Bermejo Barrera, é perfeitamente válida a idea de que a nivel global de toda a área chegara a resultar o máis importante elemento romanizador. A incidéncia do comércio como elemento romanizador, non só na área da Ria de Vigo, senon en todo o ámbito galaico plasma-se a nivel económico - social e a nivel ideolóxico. Dentro do primeiro, suporia, por unha banda, a criación e consolidac:ón dun marco económico - comercial plenamente novedoso e totalmente diferenciado do vixente en época pre - romana, e isto, dalgun xeito acabaria incidindo no contexto global da economia da Galiza romana, producindo fenómenos como a intensificación da produción de certos elementos, a criación duns canles de distribución internos, a consolidación a longo prazo dunha economía de cámbios de base monetária, transformacións nos hábitos alimenticios, etc. Todo iso compre poñé-Io en relación coa sociedade que consume estes produtos e que sofre os cámbios, asi, haberia unha vertente social dentro das comunidades indíxenas, en estreita relación cos cámbios ideolóxicos, afectando a unha paulatina e inexorábel transformación da estrutura social autóctona. Os contactos comerciais acabarán incidindo no universo ideolóxico - cultural das comunidades receptoras, de xeito que os elementos pertencentes a unha cultura máis avanzada, como é a romana, dentro dun marco de desigualdade, rematarán provocando un fenómeno de aculturización (ACUÑA CA8TROVIEJO, VAZQUEZ VARELA, 1976, pp. 79-80). Poderia-se dicer que o comércio debeu ser a nivel de certas áreas da Gallaecia, como a Ria de Vigo, onde non se rexistra a presenza doutros importantes elementos romanizadores como o exército, a presenza de colonos ou indivíduos romanizados, etc., o máis importante canle de romanización, ao menos durante o Alto Império. A política levada a cabo por Roma nos territórios 'septentrionais da Hispánia, baseada na explotación indiscriminada dos recursos naturais sen pretender a asimilación cultural das comunidades indíxenas, provocou que os demais elementos só tivesen incidéncia en momentos e áreas concretas, daí que o comércio apareza como o único elemento romanizador en moitas zonas, asi, o que tradicionalmente se entende como «romanización» foi un fenómeno que non coñeceu a Gallaecia alto - imperial; porén, durante o Baixo Império esta rexión homologará-se económico, social e en parte culturalmente co resto do Império, entrando a formar parte dese universo. 95
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A MODO DE CONCLUSiÓN A área da Ria de Vigo iniciaria unhas relacións relativamente estábeis co mundo romano en época seródia, posibelmente a partir do S. I a. C., talvez grácias a. consolidación dunha rota atlántica tras a expedición de C. Julio César; caracterizaria-se por ser un comércio ainda precário, baseado na importación dalguns produtos de luxo. Coa consolidación do domínio romano tras as campañas de Augusto, e dentro dun contexto xeral de expansión económica, o Alto Império apresenta-se como o periodo «dourado» do comércio romano nesta área, acadando-se as máis altas cotas de materiais importados e a sua maior diversificación, asi, ao lado dunha grande variedade de obxetos de «luxo» aparecerán abundantes produtos de uso e consumo «cotidiano». Os centros emisores situan-se nas zonas máis romanizadas da península: a Bética e a Tarraconense oriental, sen descartar posíbeis contactos con áreas próximas como o S. do Conventus Bracarensis, que talvez funcionase como centro redistribuidor. As comunicacións por vía maritima son frecuentes grácias a. consolidación dunha rota atlántica, mentras que paralelamente se desenvolve unha importante rede viária. Posibelmente a finais deste periodo apareza un pequeno vicus encravado en O Real vigués, o cal teria un carácter comercial. A finais do S. 11 comeza a decadéncia, agravada pola crise coxuntural provocada polas incursións mouras na Bética. Diante a auséncia na área viguesa de elementos como o exército, emigrantes romanizados, o fenómeno urbano ou a explotación mineira, o comércio aparece como único axente romanizador, pero diante a caréncia dos restantes elementos o proceso ficará incompleto e o fenómeno non coallará. No Baixo Império, diante o crescente proceso de ruralización que se produce en todo o ámbito hispano e a paulatina decadéncia da vida urbana e as actividades que lIe son próprias, vai-se producir un declive comercial continuado. A área receptora coñecerá tamén unha situación pouco favorábel para este tipo de actividades, o que vai provocar unha disminución mui considerábel do volume comercial, reducindo-se a certos obxetos de luxo e a algunhas producións que aqui non se dan, as cais teñen posibelmente como destinatários maioritários aos possesores das vilas. Os centros emisores continuarian sendo os mesmos e o comércio marítimo verá-se afectado pola pirateria. O vicus consolidará-se nestes momentos, recebendo aos imigrantes clunienses. A situación de crise xeralizada haberia que lIe sumar as coxunturais causadas polas incursións xermánicas de finais do S. 111 e os desordes durante a Anarquia Militar, ademais vivirá-se nun clima de constante inseguridade. Para a lI. a mitade do S. IV o comércio romano camiñaria cara a sua total extinción.
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Brigantium. Bol. Museo Arqu. Hist. Coruña. 1983. vol. 4 pp. 99-103
LUCES DE POSICION EN LA NAVEGACION ANTIGUA y «ANFORIÑAS»
A. BALlL Departamento de Arqueología Universidad de Valladolid
Resumen. Notas sobre la utilización de luces de posición que se remonta probablemente al s. VIII a. C., y sobre la cuestión tan debatida de la utilización de «anforiñas» como tales. Se concluye que, en el estado actual de los conocimientos, no hay razones para atribuir las «anforiñas» al mundo romano y ni para interpretarlas como fanales o luces de posición, ni para considerarlas predecesoras de los fanales situados en la carroza, alcazar o castillo de popa generalizados desde los albores de la Edad Moderna. Abstract. Position lights in ancient navegation and small amphoras. Notes on the use of position lights probably dating back to VIII Century B. C. and on the much argued theme of the use of small amphoras as such. We concluded that in our present state of konowledge, there is no reason to attribute the small amphoras to the Roman world. Neither should we interpret them as beacons or position lights or consider them to be predecessors to the beacons located on the awning, quarterdeck and stern castle, generalized since the dawn of the Modern Era.
La utilización de luces de posición en la navegación antigua se remonta, probablemente, al s. VIII a. C. (FORBES, 1966, 167). Su uso debió ser tanto más frecuente a medida que se generalizó la navegación nocturna y aumentaron las posibilidades de abordaje. Por otra parte, la abundancia de material fácilmente inflamable, cordaje, jarcia, aparejo, etc., en las navegaciones antiguas, hizo tanto más necesaria su colocación en un fanal y un uso restringido a la navegación nocturna. Por ello estas luces eran situadas cuando su uso se hacía necesario y retiradas en la navegación diurna. Este hecho explica, posiblemente, que las representaciones o modelos antiguos, e incluso más recientes, de naves, no siempre ejecutados, singularmente en los monumentos antiguos que han llegado hasta nosotros, omitan en sus detalles las luces de situación. Es relativamente frecuente, sin embargo, confundir elementos del aplustre (1) con luces de situación. Uno de los casos más notables (2) es el (1) Ei término latino aplustre procede del griego aphlaston. Véase LUEBECK, en Pauly- Wissowa, 1, col. 2722, basado en POLL., 1,96 (para la equivalencia). HOM., Il., XV, 716. Particularmente gráfica la descripción de SAGLlO, en Daremberg - Saglio, 1, p. 308 s. «(recuerda) el moño de un pájaro ... la cola de un pez... los
tallos de una planta inclinados en el mismo sentido». Ciertos tipos de aplustre, ornamentales, eran susceptibles de ser retirados o exhibidos sólo en ciertas ocasiones (LUCR., IV, 438. SIL. ITAL., XIV, 422, FEST., 10). Esto explica, posiblemente, que, al igual que los rostra, fueran utilizados como trofeos (IUV., X, 135. LUC., 111, 671. V, 585). Para las representaciones de aplustres en trofeos (PICARD, 1957, 264. ACUÑA FERNANDEZ, 1974, 8-14). Sobre representaciones de aplustres en naves romanas trata, en parte, LANDSTROM (1973, 56 ss.). La documentación de SAGLlO se refiere principalmente a las monedas. La tradición helenística se manifiesta en la representación del aplustre en un relieve de «Palazzo Spada» (Roma) que, en cierto modo, constituye un modelo en las representaciones romanas de este origen (KOSTER, 1925, figs. 27-30; REINACH, Rep. Rel. 111,324; HELBIG, 1966, 701 s.). Con frecuencia el aplus-
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de la nave de Ulisses en uno de los mosaicos de Santa Victoria de Ameixoal, hoy en el Museu Etnologico Portugues (3), en el cual se ha confundido el remate del aplustre con una llama (4) y el scutum broncíneo con un recipiente (5).
La introducción de la lanterna (6) permitió disponer de un tipo de fanal adecuado, de cierta resistencia y, al mismo tiempo, sin menoscabo de la visibilidad de la luz. La conocida descripción del orden de navegación dispuesto por Escipión al cruzar hacia Africa durante la Segunda Guerra Púnica (7) es explicable mediante la utilización de lanternas pero, al mismo tiem-
(2)
(3)
(4) (5) (6) (7)
tre comprende un asta decorada con una grimpola, taenia, como en el citado relieve de «Palazzo Spada» y otro del Museo Nacional de Nápoles (REINACH, Rep. Rel., 111,90). Las representaciones son frecuentes en la decoración de la «Columna de Trajano» (REINACH, Rep. Rel. 1,339,27.28. p. 340, 29. p. 342, 37. p. 351,63. p. 350, 65. p. 353, 68 (con laterna). Aparte las representaciones en sarcófagos áticos (cfr. ahora, GIULlANO, PALMA, 1978 passim) y las estereotipadas, generalmente naves mercantes, de los sarcófagos del ciclo de Jonás, véase la nave de Caronte en un ara de los Museos Vaticanos (HELBIG, 1966, 1, 456, n.O 352). La tradición de la pintura griega, clásica y helenistica, es la inspiradora de las representaciones de naves en las escenas mitológicas que decoran algunas urnas cinerarias etruscas, singularmente en Volterra. Véase, a modo de ejemplo, la representación del aplustre en REINACH (Rep-Rel., 111, p. 462, 2 (rapto de Elena). Las representaciones de combates de naves son también un tema de creación helenistica que hallamos en la pintura mural romana. Este es el caso de las birremes del «templo de Isis» en Pompeya (REINACH, Rep-Peint., p. 273) o las vistas de puertos (ídem, p. 379) as! como las representaciones en mosaicos africanos (DUNBABIN, 1978, 125 ss.). A propósito del relieve Torlonia, procedente del puerto de Trajano en Ostia (Cfr. LUGLI, FILlBECK, 1935; ROSTOVZEFF, 1936, lam. XXVI, 1; KOSTER, 1925,172) LANDSTROM (1972, 49) llama la atención sobre la disposición del codaste, curvado en forma de cuello de cisne. Esta disposición parece muy propia de naves mercantes (p. e. LANDSTROM, 1972, 51,109) aunque también aparezca el codaste recto (idem, p. 51, fig. 197). Pintura de Ostia con la nave Isis Geminiana, en ROSTOVZEFF (1936, lám. XXVI, 2). Este codaste en forma de cabeza y cuello de cisne se documenta ya desde mediados del s.1. d. C. (cfr. BALlL, 1980, 171, fig. 2). El aplustre parece más propio de naves militares provistas de remos (cfr. CRAWFORD, 1974,739) Y con disposiciones análogas a las del mosaico de Ameixoal. El desarrollo del aplustre, en parte, está relacionado con los precedentes de la carroza, generalmente una tienda que protege, generalmente del sol, al patrono, o comandante, o bien un dosel. Esta disposición se advierte ya en el relieve de Lindos pero muy pronto debió ser sustituido por la tienda o la carroza. En los mercantes tienda y caseta tienden a diferenciarse (cfr. LANDSTROM, 1972, 50 s., figs. 108-110). Pero no el único. La nave (BORGES, 1966,382) (tomado de Daremberg - Saglio, VI, p. 1764) muestra en realidad un Aplaston (Cfr. LANDSTROM, 19,73,36, fig. 76, p. 39, fig. 84 (grafito de Délos) 86 (relieve de Lindos), 41 fig. 90). La nave tiene arriada la verga, y las escotas cazadas. Por ello las representaciones que pudieran ser interpretadas como luces de posición en la verga (i!) deben ser objeto de otra interpretación. Para el mosaico, TORRES (1979, 5 ss.). Para la interpretación indicaba BORGES (1966,382) (el aplustre es interpretado como proa. Esto no es posibles pues si bien la nave no lleva timones muestra la tienda propia de la popa tanto en las naves de guerra como en los cargueros). BORGES (1968). A pesar de ello esta opinión es reproducida, sin entrar en análisis, en BLAZQUEZ (1975, 105). La representación de la nave de Ulisses en el relieve de Sarria, única representación hasta el presente, romana de una nave hallada en Galicia, no se advierten detalles de la popa. Sopena que el remate en forma de cabeza de caballo no corresponda a la proa, sino que deba ser interpretado como un aplustre en forma de cisne (vide supra). Naves fenicias con mascarones de proa en forma de cabeza de caballo aparecen en un relieve asirio de Korsabad, museo del Louvre, fechado en el S. VII a. C. (LANDSTROM, 1972, 31, fig. 63.64; PARROT, CHEHAB, MOSCATI, 1975, 90) pero en tiempos más recientes era considerado como caracteristico de las naves de Gades (STRAB. 11, 3, 4.) tomando nombre, hippoi, de este mascarón. Sin embargo la nave de Sarria (ACUÑA CASTROVIEJO, 1976, 107 ss.) con la verga arriada y los estayes muy visibles, recuerda más los mercantes romanos, no necesariamente trigueros, como el de un grafito de Tarragona (BALlL, 1969, 168) Y otras representaciones (LANDSTROM, 1973,50 ss.; MORRISON 1980). En BORGES (1966, fig. 6) se observa que la nave deja a popa los escollos de las sirenas al igual que en el relieve deS~rria, caso de consi.derarse el remate de, aparentemente, cabeza de caballo, como un aplustreo Igual sucede en el vaso de figuras rojas, British Museum, LANDSTROM (1972, 34, fig. 70). Sobre este seutum véase el relieve de Lindos citado en nota 3, el relieve de «Palazzo Spada» y otras piezas citadas en nota 2. Para estos instrumentos TOUTAIN (en Daremberg-Saglio, 111, p. 925 s., S. V. «Iaterna»); FORBES (1966 p. 167 ss.); LOESCHCKE (1909, 370-430; 1919, 122 ss.). DIODOR., XX, 75. L1V., XXIX, 25. Alude al uso XENOPHON, Hell., V, 1, 6.
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Luces de posición en la navegación antigua y "anforiñasu
po, la disposición de las luces, tres la nave almirante (8), dos las de combate y un único fanal los transportes, no solo facilitaba la situación sino también la identificación. La única representación clara que conocemos de un fanal en una nave romana aparece en la Columna de Trajano (TOUTAIN, 926) y muestra el fanal, una lanterna, suspendida, mediante un cabo, a popa, en el lado de babor. La tan traída y llevada utilización de las «anforiñas» como luces de situación supondría su colocación en candeleros o perchas, o la pesca de bajura con luces (9). No es imposible suponer la colocación de luces en el aplustre, aparte las dificultades de trepar por el mismo con una lámpara, abierta, encendida, y la poca protección de la llama, frente al viento o el oleaje, y sin prender en brazas o escotas. La aducida presencia de marcas de fuego en «anforiñas» es perfectamente explicable, sin entrar en la hipótesis de su uso como fanales, si se tiene en cuenta su revestimiento con resina o pez. Hasta la fecha ninguna «anforiña» ha sido localizada en exploraciones subacueas que puedan ser definidas como «excavaciones» de naves antiguas pero sí en naves modernas (FARIÑA, 1973, passim; LOPEZ, 1980, 180 ss.). Ninguna ha sido hallada en una excavación estratigráfica en una ciudad romana, de ámbito mediterráneo o atlántico (10). Generalmente los materiales reunidos en museos y colecciones, a veces aparentemente asociados con ánforas romanas, proceden de hallazgos fortuitos en labores pesqueras (11) o de exploraciones en zonas donde no es imposible la existencia de distintos pecios de diferentes épocas. Independientemente de lo que pueda deducirse del dato, negativo, de su ausencia en las costas italianas del Tirreno y, en general, en el Mediterráneo Oriental, y de su relativa abundancia en las costas cantábricas, donde la navegación romana alcanzó -en lo que podemos juzgar de los hallazgos arqueológicos efectuados hasta la fecha (12)- poca intensidad, cuenta especialmente su presencia en las aguas atlánticas occidentales y, singularmente, en las costas caribeñas, en las cuales no cabe suponer una navegación romana (13). (8) DIODOR, 1. c. Este uso para indicar la nave almirante parece ser el origen de la costumbre moderna (cfr. LANDSTROM, 1972, 142 s., 149 ss., 157, 159 s., 166 s, 168 s., 189 ss.). (9) Para los precedentes antiguos de este tipo de pesca BORGES (1966,382). Para una representación en un mosaico romano de Toledo, BALlL (en Studi Adriani, 11, en prensa). (10) El ejemplar de Astorga (FARIÑA, 1973, 85) no procede de excavación estratigráfica. (11) Así el ejemplar que conservaba el Museo Arqueológico de Barcelona y que procedía de las colecciones del Centro Excursionista de Badalona. Para las listas de hallazgos véase por último NESTARES (1983, 367-378). En este trabajo, de título muy indicativo, se mantiene la interpretación de las «anforiñas» como luces de situación. Respecto a la Interpretación recogida sobre la presencia de luces de situación en una nave fenicia representada en las pinturas de Dra Abou'l Neggah, en naves abarloadas, hay que tener en cuenta que se trata de cargazones de cubierta (LANDSTROM, 1972, p. 30, fig. 60 s.) (12) El ánfora atribuida a la bahia de Santander (Museo de Prehistoria, Santander) procede en realidad de un pecio romano de Cambrils (Tarragona). (13) NESTARES (1983, 376 ss.) se inclina a suponer el mantenimiento de una tradición antigua que explicaria estos hallazgos recientes. Sin embargo, esta tradición antigua es supuesta, post hoc propfer hoc, pero no probada, aparentemente apoyada por representaciones que no resultan ser tales.
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Por su forma piriforme las «anforiñas» son susceptibles de ser identificadas en la documentación de las naves de Indias, puesto que no cabe la confusión con las llamadas «peruleras» cuyo nombre alude claramente a su forma (14). Convendría señalar que la «anforiña» fusiforme que FARIÑA denominó «tipo Ares», muy diferenciada de los perfiles habituales, muestra una marcada semejanza con tipos de vasijas utilizados en la construcción de bóvedas (15). Dado el carácter del envase, independientemente ahora de su contenido, de las «anforiñas», hay que suponer que su fabricación tenía lugar en alfares especialmente o preferentemente, dedicados a la producción de envases y que esta actividad, posiblemente saltuaria y mediante contrato de partidas, tenía lugar en las zonas productoras de aquellas mercancías que eran envasadas en las mismas, preferentemente las costas mediterráeas y andaluzas. Dada su, en lo que cabe juzgar del actual estado de investigación, relativa abundancia, cabría suponer se tratara de envases de mercancías más que de elementos, como «jarras de pólvoras», que formaran parte del equipamiento de las naves (16). Opino que en el estado actual de nuestros conocimientos no hay razones para atribuir las «anforiñas» al mundo romano, mucho menos, interpretarlas como fanales o luces de posición y, menos aún, considerarlas predecesoras de los fanales situados en la carroza, alcazar o castillo de popa generalizados desde los albores de la Edad Moderna.
(14) Primera acepción del término en Diccionario R. A. E., s. v. Para el ando «perulero», de «perol», cfr. CORaMINAS (1974, 748). Para «peonza» (ídem, 111, p. 777 s.). (15) BASSEGODA. (16) El tamaño de estas vasijas, singularmente su reducida capacidad, no implica un determinado destino, y menos aún, que éste fuera forzosamente la iluminación (NESTARES, 1983,378). El centro de gravedad bajo que supone esta forma, independientemente de que el pie, al igual que en las ánforas itálicas, se hincara o no en la bodega de la nave durante los trabajos de estiba, puede ser utilizable para diferentes mercancias. Como mera posibilidad y ejemplo, no como interpretación, podría pensarse en el mercurio tan usado para el beneficio de los minerales de plata, mediante el procedimiento de amalgamación. Es preferible sin embargo pensar, porque documentado, en el envasado de aceitunas, mediante un tapón de corcho o una membrana, y encurtidos. Ya en la Baja Edad Media la navegación mediterránea contaba con despensas un tanto variadas, pese a la relativa brevedad de las singladuras con respecto a la navegación atlántica. La conservación de los alimentos y el mantenimiento de la tripulación aparecen reglamentados ya en el Llibre del Consolat de Mar. Véase ahora UNNALI (1983, 71-88).
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Briganfium. Bol. Museo Arqu. Hisf. Coruña. 1983. vol. 4 pp. 107-119
A MEDICINA POPULAR NUN POBO DE OURENSE: A PARROQUIA DE SANDE ENRIQUE BANDE Archivero Diocesano de Ourense
Resumo. Análise da medicina popular a partir das prácticas levadas a cabo principalmente por duas curan; deiras da parroquia de Sande. Trátase das enfermedades, rituais de curación, lugares onde se practican, uteis empregados, duración, causas da curación. Tamén se expoñen algúns casos de bruxería, e inclúese unha lista de herbas curativas ou medicinais, asi como de animais tamén empregados para as curacións.
Abstraet: Popular medicine in a fown in Ourense in fhe parish oi Sande. This is an analysis of popular medicine based on practices mainly of two healers from the parish of San de. It deals with disease, healing rituals, places where they are carried out, utensils used, length of time, and causes of healing. Also examined are some cases of witchcraft, as well as a list of curative or medicinal herbs and animals used for healing.
1. INTRODUCCION No pobo de San de, axuntamento de Cartelle, da provincia de Ourense, atopeime con persoas que prautican a medicina popular, chamados «curandeiros». Despois de conquerir datos de duas distas persoas, unha que prautica a medicina e a outra filia dunha curandeira que me deu a testemuña da sua nai e dunha veciña, puiden faguer o seguinte artigo. A muller que prautica a medicina chámase Genoveva, casada, dunhos sesenta anos, de oficio labrega. A sua nai veu de fóra, pois era nada na parroquia de San Pedro de Poulo, e por iso lIe chaman a «Poulana». Iste feito pode ter importancia, pois matino que pon a nosa medicina en xuntanza coa da raia de Portugal e tamén coa prauticada en Padrenda. A outra persoa é unha muller dunhos trinta anos, chamada Maria Paz Bangueses, nada en Sande e filia dunha curandeira que veu de Madarnas, pobo da parroquia de Santa Mariña de Cartelle e iso pon a nosa medicina en xuntanza coa da Terra de Montes. Ista rapaza danos a testemuña da sua nai e tamén a de Rosa, chamada «A Sara», unha veciña que tamén prautica a medicina. Os relatos das tres persoas asemellanse en moitos detalles e difiren noutros moitos. 11. CONSIDERACIONS XERAIS A nos,a rexión xungue o seu paisaxe un abundoso montón de tradicións e de costumes populais manifestados nas prautecas supresticiosas 107
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empregadas no tratamento das enfermedais, ¡sto é o que se chama medicina popular, a cal ten como finalidade curar doencias e tamén prevenir contra elas. Ista práuteca dévese a moitas cousas tais como: a tradición familiar, a falla de médicos no mundo campesino e o influxo americán traido por moitos dos nosos em.igrantes. Istas doenzas chámanse de moitos xeitos: coxo, maleficio, belidas, caída da paletilla, eripsela, erpes, aire da araña, do alacrán, da lagartiña, da aramela, da toupa, da cobra, da galiña, de muller preñada, da morte, do difunto e da encrucillada. Os protagonistas distas doenzas son os curandeiros. Dende tempos antergos, dende «os tempos de Maria-Castaña», existiron homes e mulleres adicados a un xeito de sacerdocio. E esas práutecas tenden a proveer a saude do corpo e a pas das concenzas ou dos espritus. As curacións fanse en moitos lugares: na casa do enfermo, nas eiras, baixo das pontes, nos atrios das eirexas, ou camposantos, nas capeliñas, nos cimenterios, perto dos ríos, o pé das fontes, nos patios ou curros, nos curales, nos cruces dos camiños e tamén o pé dos cruceiros. Os escenarios preferentes son os atrios, as capelas, as eirexas, os santuarios, as ermidas, as pontes e os cruces dos camiños. Xunguidos os ritos curativos están os lugares a donde van os nosos paisáns a conquerir remedios necesarios pra sanar as suas doenzas, como son os santuarios. Os principais son: O do corpiño, alí van os epiléuticos, e os neuróticos, San Andrés de Teixido, A Virxe da Franqueira, San Pedro de Ribadavia, San Bieito de Coba de Lobo, San Bieito de Lérez e a Virxe do Faro. Os paisans cáseque sempre acuden o santiño o mesmo tempo que o curandeiro, a bruxa e o bruxo. Na curación das doenzas ten moita prestancia a suxestión, algo que hai que ter moi presente e por iso hai que dar o lugar onde se fan os remedios un aire de «misterio» e elo fai que acudan a oscuridade, os cementerios, os atrios das eirexas e-"as encrucilladas dos camiños. Ritos xunguidos coa noite. As curacións fanas con ,diversos utensilios ou ferramentas tais como estolas, cruces, rosarios, pedras ·de aras, aceite da lámpara do Santísimo, cordiñas, laurel, oracións e verbas.Oracións a santos e santas que rematan sempre con istas verbas: «Coa axuda de Deus e da Virxen María un Padrenuestro e un Ave María». Os santos que nomean os curandeiros son: San Pedro, San Bieito, San Roquiño, Sta. Ursula e Santa Terga. Finan sempre con ¡stas verbas: «Pola gracia de Deus e da Virxen María cun Padrenuestro e un Avemaría».
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Usan tamén os productos seguintes: aceite, borrala ou cinsa do bicho despois de queimalo, follas da pranta do allo queimadas cando no se alcontra o bicho. Cando se encontra o bicho mátase, quéimase e despois botan a súa cinsa mixturada con aceite sobor da parte doente. Pra queimar o bicho bótaselle gas, ponse sobor dunha lata, e cálcaseIle pra que arda ben.
111. REZOS E RITOS A) Pros coxos: Os coxos son doenzas que se manifestan na pel con graniños ou granuladas, con moito pruido, con hinchaduras. Ponse a carne coma un pan e parés que arde o corpo por dentro. E unha enfermedade da pel semellante as empinxas ou ecemas. E unha doenza arrodeada de moito misterio que se da sobor de todo nas aldeias e manifestase en afeuciós da pele. Proven de animáis vivos ou mortos, dun astro e de obxetos ou lugares, e tamén das persoas(1). O doente adquíreo o tocar as cousas por onde pasóu o bicho. Poden ser moitas crases de cobra, de pezoña, de zaramela, de toupeira, do sapo, da araña e da lagartiña. Toma moitos nomes atendendo os pobos onde se amostra, chámaselIe mal de aire, enganido, herpes, asoimbramento, mal da pezoña, torovelo, fogo salvaxe, afeucións da pel orzuelos e empinxas. A Genoveva dixo que ela facía curacións que non facían os médicos, que curaba os coxos e tamén os aires. Pregunteille cales coxos son os piores e respostóume que todos son malos pro os piores son os da zaramela e os da cobra. Quixen inquerir dende cando facía ela as curacións e respostoume que facía xa máis de trinta anos que escomenzara, dende que morreú súa nai. O que non me dixo foi quen a edeprendera ou de quen herdara tal poder. Deixou entrever que herdara o oficio de súa nai e dunha veciña chamada «Tía Germana», frase familiar no mundo rural galego pra nomear a unha veciña vella. Quixen saber tamén como se coñecían os coxos ou como se manifestan nos corpos dos pacentes e a curandeira respostóume que se coñecen mirando pra iles pro hai que ter moita prautica. Si é de cobra dibúxase a cobra na pel e saen rachaduras na pe!. Si é de toupa saille un bulto. Si é de sapo saen graniños e si da a volta o corpo din que se morre, mais ela non sabe de ninguén que morrese desto. Díxome que os coxos cúranse atallándoos ou faguendo o atallamento. (1) É unha enfermedade producida pola ponzona dun bicho que pode ser o sapo, a toupa, a zaramela e a araña.
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o traveso de nove días fanse nove cruces na parte doente unha ves cada día, rezando un padrenuestro cada ves que se fai unha crus darriba da ferida, pousando nela unha cordiña mollada en aceite e tamén embarruntada en borralla do bicho ou de follas da pranta do allo. Si non se atalla o coxo pode traer o cáncer. Tamén tiven curiosidade por saber cómo se fai pra atallar o coxo e respostóume: pra sanar ten moito influxo a fé ou a devoción e tamén as ganas que o pacen te teña de sanar. Escoménzase o rito faguendo cruces, círculos sobor da parte enferma con aceite e con pan cheo de valor ou de podre. Escoménzase o rito santiguándose todos os presentes e voltando a facer o mesmo o rematar. Non se pode falar nin rir, soio hai que ter fé. Hai que atallalo nove días e cada día facelo atallamento unha ves dicindo nove veces as seguentes verbas e os seguintes ritos: Mollando a corda no aceite facendo o nome do Pai, do Filio e do Espritu Santo, dicindo Deus nos axude (o chegar iste intre a curandeira díxome iso paresceme que non é ningun pecado, ela non está moi segura pois isto xa mo ten dito moitas máis veces) coa cordiña mollada no aceite crúzanse dun lado pro outro as feridas facendo unha crus darriba delas e dicindo o mesmo tempo: «Coxo, recoxo, vaite de eiquí, ca cinta do lago (non sei si dixo da lan) pasóu por eiquí». «Si es de araña, vaite pra palla ou pra tea. Si es de toupeira, vaite pra montueira, si es de sapo, vaite pro burato, si es de zaramela, vaite pra buratela, si es de lagartiña, vaite pra parede ou pra buratiña, si es de cobra, vaite pra corga. Pola gracia de Deus e da Virxen María, todo que lIe pedía todo mo concedía, cun Padrenuestro e unha Ave María». Soio reza o curandeiro. O doente basta conque teña fe e confíe no que se vai facer. En Pontevedra e tamén noutros lugares de Ourense empregan verbas diferentes pra cada coxo: «Sapo, sapón», «Toupa toupón», «Culebra, culebrón», «Pinta, pintón», «Araña, arañón». O pasaren dous ou tres días facendo os ritos xa aminora a doore e tamén xa se escomenza a saber de qué é o coxo. Así se é de toupeira os nove días saelle a carne podre e sana. Din que cando a persoa ten door é cando o bicho se move ou está en celo. Os ritos hai que facelos nove días, unha ves cada día. Nove ritos. Se non se fai os nove días vólvese atrás e hai que escomenzar outra ves. Tamén tiven curiosidade por saber se sempre se cura o coxo e a curandeira respostoume: «Sendo coxo sempre se cura sexa do que sexa se lIe da por il». Preguntéille de donde viña o coxo e a curandeira respostoume: «Hai días en que o bicho está en celo, entón é cando pega o coxo si se toca alí por donde il pasóu». 110
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Causas das curacións: A causa das curacións é a fe ou a confianza do enfermo nos ritos que se fan. E certo que o aceite é o que abranda a ferida pro a creencia é a que cura. Fai falta que o doente teña fe no que se lIe fai, que confíe na cura. A curandeira ou o curandeiro cando están curando non poden falar con nenguén. Se falan xa se perdéu aquel día. A curandeira dí as yerbas baixiño pra que non a enrede neguén e ademáis eu matino que é pra que nenguén as adeprenda, pois son moi curadeiras do seu «Ministerio». Xeografía dos pacentes: Tamén tiven curiosidade por saber de dónde viñan os pacentes ou doentes e de donde eran. Ela respostoume que son de moitas parroquias, da nosa, da de Cartelle, do pobo de Madarnás, da Teixugueira, de Reigoso, de Novelle e do Prado de Sande. Veñen dende unhos des kilómetros. A xentiña por sanar fai o que sexa. Pregunteille tamén se no pobo hai máis curandeiros que ela, a esto a Genoveva, respostoume: «Hai quen dí que sí pro outros din que non. Eu non sei, (dixo ela) soio sei que eu curo os que veñen, sexan de donde sexan. Alguns veñen de noite pra que naide os vexa, pois ir a curandeira non está ven visto no pobo, nen entre as nosas xentes». Notéille celos de outros curandeiros, como se quixera ter ese poder ela sola. Casos que mais record as: Entre as cousas ou entre os casos que mais lIe impresionaron contoume os seguentes feitos: 1. O coxo de Rosa de Se,rafín de Reigoso: Unha muller de unhos corenta e cinco anos, veciña do Pobo de Reigoso, da feigresía de Sta. María do Ponte de Castrelo, un pobo atrasado, asentado na cume do monte, na ladeira do Coto Novelle, viuda de Serafín, un home que se adicaba a mercar piñeiros e con moitos fillos mozos. A viuda de Serafín, a quen Deus perdoe, tiña o coxo da cobra en todo o corpo. Soio non se lIe via alí onde a tapaban as bragas. Si o coxo non se atalIa, corre por o corpo adiante. Rosa estaba toda cheiña e tiña xa rachaduras na pel dende o pescozo hastra os pes. Estaba a muller fartiña de ir a médicos en aurense e en vigo, pro nada. a día da comunión do seu netiño díxolle alegario da Germana e tamén o seu concuño Ernesto que viñese a Sande onda mín que eu curaba os coxos, ela fíxolle caso e veu e como era de lonxe díxenlle: «Mirao ben pois tes que vir nove días». Ela respostoume: «Eu veño os que sexa con tal de que me saques esto do corpo». Esí foi como sanóu. a coxo de Rosa a de Serafín tiña xa un ano no seu corpo, xa deixaba ver nil a cabeza da cobra. 2. O coxo da mociña de Cartel1e: Era unha nena que tiña o coxo na frente ou na faciana, e dáballe vergoña. 111
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Xa fora os médicos. Tiñao dende Setembro e isto era Xaneiro. Veu a miña casa e díxenlle: «Pra mín é o coxo da cobra». Escomencei a atallarllo, pro un día tiven que ir a Poulo, xa dixen que Poulo era o pobo da súa naiciña e que alí tiña familiares, entón dixenlle eu, o mellor non veño, se non veño ti vas atallalo onda a muller de Abel, un home de Sande casado en Cartelle, pra non perder o día. A rapaza quería ir a misa pois era o día de Reis e a curandeira díxolle: «Se vas a misa non che vale». Nembargantes a rapaciña foi a misa e perdéu o atallamento. Cando eu voltéi de Poulo tiven que escomenzar de novo. A Genoveva díxome pra curandeira da Cartelle atallar o coxo é pecado ou ela teno por pecado, e por iso non lIe valeu o ir a rapaza a misa, pro eu non o teño por pecado. 3. O caso da miña naiciña: Díxome tamén que a miña nai, a quen Deus perdoe, tivo o coxo da toupeira nunha man, doialle moito e tardóu moito en curar por non vir a tempo onda mino En Ourense o lugar máis concurrido polos coxentos é a Ermida de San Bieito de Coba de Lobo. Tamén son famosas Lobeira, Valdehorras, Castro Caldelas, Beariz, Laza e Ponte Barxas. B) Pros pelados: Amén dos coxos tamén hai os pelados. Istes tamén hai que atallalos. A Genoveva díxome que ela nunca curóu o pelado porque se un se guía por iso estará sempre facendo curacións. «Está sempre nela». Pro díxome que os pelados tamén hai que atallalos pra que curen senon vaise facendo unha fochanca na carne hastra chegar o oso. Atállase o traveso de nove días facendo nove ritos, un cada día. O rito que se fai e o seguinte: Fanse nove trapos ou cordiñas, móllanse en aceite, que se queiman despoixa, (tamén se queiman cando se adeministra a Unción da Morte e o Bateo) coas cordiñas ou cos trapos úntase no pelado, dicindo as seguentes yerbas: «Sta. Cataliña ou Santa Rufina tiña tres filias, unha mandouna a auga, (foi polo río abaixo) outra mandouna o aceite e a outra a leña». ¿A cál acudiremos? Tamén eiquí se acude as filias, isto é o por qué dunha creencia que hai nos nosos pobos de que os bruxos comunican o seu poder e a súa virtude as filias. A bruxería propágase por herencia ou por herdamento. Si o pelado é de lume acudimos a do lume, si é de grasa a do aceite, si é de auga a da auga. As oracións: Hai que rezar un Padrenuestro o facer o rito nove veces cada día o traveso de nove días e faise dicindo: «Coa axuda de Deus e da Virxen María canto se pidio todo se lIe concedía, cun Padrenuestro e un Ave María». Dinse as yerbas facendo unha crus sobor das feridas. C) Pro loxoiro: E unha doenza que a pegan as galiñas, as pombas, as perdices, e tamén os pitos. Manifestase cun pruidiño sobor da pe!. Cúrase untando con masa de centeo e dicindo unhas yerbas. 112
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o Rito: Untase coa masa facendo cruces sobor da ferida ou alí onde hai unha doenza. Untase a ferida ou a pel onde ten pruido. Isto faise soio unha ves ou duas e xa pasa. Despoixa tí rase a masa e tena que comer as pitas ou as pombas. Non se pode tirar en calisqueira lugar. D) Pro enganido: E unha enfermedade da nenez. O neno non sai do que é, non medra, pares que non come auga con sal. Críase enclenque e sen coor nas meixelas. Todos din dese neno: «Naceu entangarañado». O Rito: Van duas mulleres que levan o rapás agarrado. O rapás leva as perniñas atadas cun lazo ou cunha cordela. Páranse nun cruce de camiños, onde hai catro camiños ou o pé dun cruceiro. O estaren alí chega outra muller e sen falaren nen unha verba ten que Ile cortar o lazo das pernas o meniño. Tamén se fai pasando o meniño baixo o aro dunha cesta. Catro mulleres con nomes iguais, duas de cada lado pasan o neno por debaixo do aro da cesta nove veces, facendo unha crus e rezando cada ves un Padrenuestro. Tamén se fai no penedo de San Benitiño de Coba de Lobo. Pasan o neno baixo do penedo dicindo: «Tróxencho entangarañado, devulvemo curado». Noutros lugares os carpinteiros son os que ten que lIe cortar o lazo o meniño. E) Pro lixo ou pras cochinchas: As cochinchas son boldregas de auga que lIe saen debaixo da língua os meniños. Cúranse o lado da pía dos porcos nun curral, nun cortello ou nun patio. Utiles: Os útiles empregados son un coitelo e labadura dos porcos. O Rito: Faise unha crus darriba da pía sobor da comida dos porcos co coitelo, faise a crus, e despois co mesmo coitelo mollado na labadura faise outra crus na ferida dicindo as seguentes verbas: «Cochincha, cochincha, vaite de eiquí, que o porco e a porca comen eiquí, coa axuda de Deus e da Virxen María, canto lIe pedía todo me concedía, cun Padrenuestro e un Ave María», Faise isto tres días e tres veces cada día. O primeiro día o rapás caseque xa sana. Tamén se fai levando o neno onda un muiño e o muiñeiro sen falar fai unhas cruces coa escoba de barrer o muiño. No noso pobo, en Sande, hai unha muller chamada Elisa de Antonio «O Rasco» que levou o seu meniño Emilio os muiños do gato, pra curarlle as cuchinchas. Outro rito: De noite van co neno hastra unha capela, no noso caso dende, Sande hastra a Arnoia, a capela de S. Roquiño. Saen por unha banda do pobo e entran por outra,. Van rezando polo camiño e sen falar nadiña; Vai toda a familia de noite:e caladiños. Levan o rapás doente e tamén os seus vestidos 0(:1 os seus fatelos. O meniñoleva unhascadelas ou unhos cuartiños na mano O chegarEm dan nove voltas o redor da capela rezando. Despoixa espen o meniño e ponlle lume os fatelos os cuais ardendo tíranos o 113
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tellado da capela, poñenlle outros fatelos e botan as cadelas que leva o rapás na man o peto do Santo ou por debaixo da porta da dita capela. Outro rito: Pasan o rapás sobor dun cazo ou un cacharro no cal se queima incienso, facendo unha crus e rezando algún Padrenuestro. Isto faise nunha cociña e non se din verbas. Isto faise cando o rapás chora moito e non come. Iste rito tamén se aplica as vacas cando deixan de dar leite. Inquirindo datos de Antropoloxía, unha tia miña díxome que cando as vacas se iban co leite o seu home, meu tío, que era o sacristán traguía da eirexa incienso e puñanllo a vaca debaixo pra que o fume do incenso Ile chegase a ubre. F) Pros aires: Chámaselle tamén mal aire. Con iste nome coñecemos unha serie de doenzas que ten como síntomas door de cabeza, malestar xeral de corpo ou febre. Coñécense aires da araña, do alacrán, da lagarta, da zaramela, da toupeira, da cobra, da galiña, de muller preñada e de morto. Pra curalos fanse os mesmos ritos que pros coxos. Pros males de aires tamén se fan outras moitas cousas: Moese sal e mollase a frente con auga bendita e tamén as pestañas. Se non hai auga bendita da que se levou pra casa o día de Sábado Santo, entón móllase a frente con saliva dos pais. Faise o nome do Pai mollando os dedos no sal. E moi interesante que non esté aH máis que o aireado, e dise: «Xesús, María, Xosé, istesal que é sagrado e estralado alexe o aire escomulgado. Co poder de Deus e- da Virxen María un Padrenuestro e un Ave María». Espetando o sal na frente, repitese o rezo pra frente e pras duas pestañas. A outra maneira de facelo e a seguente: «Aire eiquí te corto, adiante non vas, eiquí secaras, eiquí morreras... Co poder de Deus e da Virxen María, un Padrenuestro e un Ave María». G) Pro mal de 0110: E O mal que encerra maior supersticións. Non se pode relacionar con unha enfermedade propiamente tal. E a práuteca máis supersticiosa de todas. Pra curar o mal de 0110 cóllese un allo pelado e facendo cruces no doente dise: «Coiste allo lIe frotei, coíste allo lIe ei frotar e o mal que ti tes no meu lume ei de queimar». O lume ha de estar feito con ramas de piñeiro verde e con laureis benditos da procesión do Domingo de Ramos. Sobor dos ramos bótanse tres areas de sal, tres gotas de augabendita e tres gotas de aceite mixturado co azufre. Despois do rezo ponlle lume a todo e darriba quéimase o allo e déixase arder o lume hastra que todo se acabe. Faise fumeire e despoixa ábrense as portas e as fiestras e dise: «Mal de 0110 vaite deiquí que a auga dO Sábado Santo vai detrás de tí», coa auga do Sábado Santo rocíase todo ao tempo que se din esas verbas. 114
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H) Pras lombrices: «San Antonio, San Onofre, as vichas de fulano (dise o nome), se vaian. No poder de Deus e da Virxen María cun Padrenuestro e un Avemaría». IV. BRUXERIAS Nestas terras o que fai cousas máis grandes xunguidas coa saúde é o «Bruxo de Ribadavia». 11 é o meirande curandeiro. Na vila había un bruxo «O Bruxo de Ribadavia». Había tamén outro que facía «Ritos curativos». Iste fora crego e decían que tiña amoríos cunha maestra. OBispo sacóuno de crego e entón il adicouse a iste oficio. A 'iles os dous acudían as xentes das parroquias da Arnoia, de Sande, de Cartelle, de Sta. María de Castrelo de Miño, de Beade, de Leiro, de Lamas, perto de Penacorneira e de todos os pobos que arrodean a vila. Os bruxos consultábaselles todo, todiño: si o noivo quería a noiva, si o raparigo estaba embruxado, quen roubara o millo, os repolos ou as cebolas no tarreo, quen embruxara o meniño, que non comía e choraba sempre. Iste bruxo tiña unha bufarda nun baixo dunha casa cheo de oscuridade. O chegaren os pacentes pra lIe consultaren puña unha estola darriba da sua roupa, un roquete e pregaba unhas oracións ou esconxuros. Unha meniña estaba un día comendo rosquillas, pasóu por aH unha muller, ollouna, e a meniña escomenzóu a sentirse mal, troxerona o bruxo. Iste cunha estola posta fíxolle unhos rezos, bendecíu a meniña e entón arraxou ou cuspiu as rosquillas queimadas como si foran carbóns. Levou tamén un rapás do meu pobo, irmán da moza da cal falei o principio do artigo, chamado Ramón Bangueses Bande o cal nacera entangarañado e sigue paralítico hoxe, nunha residencia de «Cáritas» afincada en Santa Crus de Arrabaldo. O bruxo despoixa de ver o rapás dixo: «O rapás ten mal, pro moito do que ten é alleo». Dixolle tamen que o cabo dun mes que o voltasen a levar xunto di!. O rapás que choraba sempre paróu de chorar, pro o engaraño ou o enganido non lIe saiu do corpiño mais nunca. Os rescritos dos frades: Os frades franciscanos, afincados no seu convento xunto a ponte do Avia, tamén facían ritos máxicos e vendían unhos papeliños pra espetar tras da porta da corte dos porcos ou pra espichalos detrás da porta da casa. Iban tamén as xentes pra que os bendezoasen, pra que lIe sacasen os demiños, pra que lIe fixesen os cristos, pra rezar os trece martes a S. Antón, pra confesaren os seus pecados e pra compraren os papeís chamados «rescritos». Os rescritos eran unhas oracións feitas polos frades, escritas en latín pra que os paisáns non entendesen, que se cravaban detrás das portas do curral ouda casa pra que as bruxas e os malos espritus non atacasen os marraus, os coellos, as vaquiñas, ou as persoas. Os paisáns cando mercaban os porquiños pra ceba untábanos cun allo 115
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no «cu» e metíanos na corte andando cara atrás e espetaban os rescritos na porta. Pros frades isto era como unha fontiña de ingresos. Ademáis os Rituais dos Cregos teñen oracións pra todo, abonda por exemplo aquela que di «Oración ad fugendos mures» pra alonxar os ratóns, os cregos entendena toda. V. HERBAS CURATIVAS OU MEDICINAIS Hai moitas pro as principais son:
O Ourogo ou Cirogo: Prepárase como unha infusión e tómase. E boa pros catarros. A Manzanilla: Hai duas crases: a brava ou do monte e a dos eidos labrados. Prepárase como unha infusión. Relaxa o sistema nervioso. A Tila: Tamén se prepara como unha infusión. Tómase pro door de barriga. A Ruda: E boa pros cortes, frita en aceite, tomándoa coma infusión é desinfectante da barriga. A Malva: Cocida bébese a súa auga e desconxestiona as tripas. A Fror do Sabugueiro: Pras enfermedades dos ollas. A Pimpinela: E boa pra levantar o estómago. Cando un está cansado ponse chamuscada como se fora unha plantilla entre o pé e o calcetín. O Manto Branco: Pras tripas cando están infeutadas. Aprícase sobar de todo os nenas pequenos, férvese e tómanse os vahos. A Madroña: Pódese utilizar ca manto branco. A Azafrán: Pra quitar os aires da cabeza. A Brolla: Aprícase frita en aceite sobar dun grano ou dunha ferida. A Ciruda: Cura as feridas apricándoa na pe!. Cura os bronquios e tamén os pulmóns. A Folla da Tomateira: Tómase en axunas fervida coma infusión nove días seguidos, altérnase e volvese escomenzar se é necesario. Vale tamén como estimulante da circulación do sangue. Trubisco: Pra envenenar as augas dos ríos e dos regatos e sacar os peixes. A Fror da Carqueixa: Pras reúmas e pras gripes, doores de bazo. A Raíz do Fento Brun: Usase pra moitas doores. A Fror Branca da Xesta Negral: Pros cólicos das tripas. O Inecientrillo: Tómase coma infusión pro door de ventre. O Apio: Contra o coxa, machacado con augardente e pónselle o coxa axuntándolle un rezo. As Estrevas: A Fror ten coor aviñado, representa as cinco chagas de Xesucristo. Cocidas con auga aprícanse a golpes e feridas. A Cidreira: Tómase coma infusión e favorece a dixestión. 116
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A folla da Nogueira: Serve pra lavar as feridas e cando un está hinchado favorece a dixestión. A Fror do Codexo: Pras lombrices. A Hortelán: Tamén pras lombrices, prepárase coma infusión. A Violeta: Pra rubiola, pras tripas, pra gripe e pro xaranpelo. A Malvela: Combate o door do periodo mestrual e do estómago. O Romeiro: Cocido con viño serve pra curar cortes e pra cando se capan os porcos. A Raíz do Malvarisco: Tómase fervido en auga é bon pros bronquios e pros catarros. O Mendrastro: Tómase como infusión pro door de estómago e do fígado. A Neveda: E bón pros catarros e pros bronquios. A Fror de toxo: Pro alimento do fígado. A Salve: Combate o malestar do período mestrual e o door de estómago. O Perico: Frito en aceite cura feridas, e fervido en auga serve pra cortar a descomposición. O Poleo: Pros cólicos de barriga. As Ortigas: Pra comer o sangue malo. Fervese a auga durante nove días. A Raíz da grama: Tómase coma infusión e pra febre e pras enfermedais da orina. A Xarxa: Pra cortar a febre. Prepárase coma a raíz da grama. A Cebola da Azucena: Frita en aceite vale pra curar feridas. Tamén calma a door de ventre. A Cebola Común: Férvese e bébese como xarabe contra a tos. A Herba das sete Sangrías: Pra estimular o rego sanguíneo. O Entrecasco do Carballo: Cocido en viño bébese pro catarro. A Espiga roiba do centeo e os fíos da Espiga do millo: Contra a irritación dos órganos sexuais. Prepárase fervida. A Folla da Berza Galega: Cura a door de cabeza das insolacións posta debaixo do sombreiro. A Folla de Leituga Silvestre: Faise un emplasto con viño e vale pra queimaduras do aceite. A Tantaxonselle: Pónselle os granos pra que reventen. A Herba Luisa: Tómase coma infusión pros doores de barriga. O Romeiro: Cocido en viño serve pra curar feridas. A Zargacina: Pra facilitar o funcionamento do aparato renal e urinario. Follas de noceira: Usadas pra as feridas. Xurxa: Pros doores de estomago. Romeu: Misturado con viño e bon pra dentadura. Fel de saramago: Pra as enfermedades dos animais. 117
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Fumeiros: Especie de seta redonda, usanse como polvos de talco pros meniños. Nabo da noz: Pra as mordeduras. Auga de piñeiro: Pros animais. Tomillo: Usase pra persoas e animais. Alcachofa: Pra os riñons. Colondrillos: Pra os catarros. Asentos: Pra as lombrices. Couselos: Pra os granos. Abelouro: Pra os granos. Grama: Pra enfermedais da orina. Liñaza: Pra os hinchazóns. Pelo do millo: Pra as gripes e pra orina. Vinagre con sal e farelos de pan frito: Pra as muelas. Coido que pra rematar podemos presentar a seguente sintesi ou os seguentes exemplos relacionados cas prantas e as herbas medicinais. A) Pras lombrices
Usase o lirio, pelada a raíz cortase en anacos pequeniños, faise pasar por iles un fio ou un cordel fino e ponse a o pescozo como si fora un collar. B) Pra curar o catarro
1.-0 orégano ou ourogo utilizado como infusión. 2.-Follas de eucalipto fervidas en auga. Tomase a auga como infusión ou chuchase o fume. Despexan a nariz. 3.-Herba luisa. C) Pra a boca
Usanse as frores. Lávase a boca ca auga na que se coce.
O) Pra os bultos Usase a malva e tamen o romeu cocidos en viño. E) Pros cólicos
Tomase a herva luisa como infusión. F) Pra a door de estomago
1.-0 laurel 2.-A folla de cerdeira G) Pra faguer empastes
Usase o apio misturado con outras cousas como o unto e vinagre. H) Pra a door de ollos e da columna
Usanse as ortigas, a almendra e tamen o perexil misturados con auga fervendo, lavanse e tomanse duas veces a o día a mañan e a noite. 1) Pra os granos Usase a herba ciruda. Ponse sobor dos granos misturada con mal. 118
A medicina popular nun pobo de Ourense: a parroquia de Sande
VI. ANIMAIS E OUTROS UTILES CURATIVOS
-A camisa da cobra frita en aceite apricase as mordeduras de alacrans e de viboras. -A carne seca da cobra serve pra a reuma. -Os ratos da auga cocense en auga e esta serve pra curar os ri単ons. -A salmoeira: Cando se derrama un oso .de unha perna ou de unha man aplicase quente nun pano, ou compresa pra calmar a door.
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Brigantium. Bol. Museo Arqu. Hist. Coruña. 1983. vol. 4 pp. 121-131
REFLEXION ANTROPOLOXICA SOBRE OS DADOS DE ENSENADA ACERCA DE MONFERO (A CORUÑA) JOS~ ANTONIO FERNÁNDEZ DE ROTA Y MONTER
Coléxio Universitário de A Coruña
Resumo. A partir dos dados antropolóxicos actuais sobre a área de Monfero (A Coruña), analizan-se os aportados en 1752 polo Catastro de Ensenada sobre a mesma. A comparación mostra importantes diferéncias económicas e sociais entre ambos periodos, mas tamén chamativas semellanzas. Entre estas, o tamaño médio das diminutas parcelas mantivo-se case constante nestes dous últimos séculos. Asimesmo a estrutura formal de relacións entre casas fortes e pobres montadas en complexo xogo de arrendamentos e servizos resulta mui semellante. Os sistemas de autocontrol que permitiron esta continuidade son rastexados neste traballo nas articulacións entre heranza, terrádego, hábitat disperso e xerarquización social.
Abstract. An anthropological ref1exion on the data lrom Ensenada on Monlero (A Coruña). This is an analysis of information from the Cadastre of Ensenada in 1752, based on current anthropological data on the Monfero area (A Coruña). This comparison shows important economic 'and social ~ifferences between the two periods, as well as striking similarities. Among the latter, we may point out that the average size of the smalllots has remained almost the same in the last two centuries. The formal structure of the relationship between rich and poor households set in a complex system of land leasing and services is very similar. The systems of self control which allowed this continuity are studied, touching on the relation between inheritance, land rent, scattered habitats and social hierarchization.
Pretendo no presente artigo realizar unha sinxela análise dos dados do Catastro de Ensenada, referentes as parróquias viciñas do Mosteiro de Monfero (A Coruña), desde a perspectiva comparativa da situación actual desta área, analizada a partir da miña experiéncia persoal no Traballo de Campo típico da Antropoloxía Social. Sen dúbida a comprensión en vivo desta zona rural de Galiza pode ser fonte de fecundas suxeréncias para a análise daquel periodo histórico. Por outra banda a comparación paralela de ambas épocas oferece fecundas posibilidades para a intelección do sobrevir histórico. Todo ¡so, por último, levará a un indubidábel enriquecimento da mesma investigación antropolóxica actual. No Arquivo Xeral de Galiza atopan-se só dados referidos a 4 das 9 parróquias da zona estudada: Sta. Xuliana, Taboada, Queixeiro e Vilachá; ainda que nestas parróquias ao menos conservan-se de forma case completa. Paso a continuación a asinalar os dados máis relevantes. Na parróquia de Sta. Xuliana, en primeiro lugar, o tamaño declarado das parcelas é mui reducido. A superfície da harta oscila entre 1/3 e 1/20 de ferrado, equivalente a 548 m. 2 (portanto cun tamaño comprendido entre os 150 e os 27 m. 2 ); senda a sua extensión máis frecuente de 1/8 a 1/10 (54 a 75 m. 2 ). Nas terras de labradio e prados abundan as dimensións por parcela 121
J. A. FERNANDEZ DE ROTA y MONTER
de 1/2 e 1/4 de ferrado (274 a 137 m. 2 ); son minoria os casos nos que se supera o tamaño dun ferrado. As parcelas de monte (é unha parróquia aberta aos montes de Moncouso) indican-nos que a maioria dos viciños teñen unha ou máis parcelas de 20,40,60 ferrados, chegando nalgun caso aos 160 e noutro aos 200 (máis de 10 Ha.). No tocante ao gado, a maioria das explotacións teñen unha parella de bois, de 2 a 4 vacas e becerros, algunhas ovelIas e cabras (de 4 a 8 polo regular), e alguns porcos e colmeias. Desde o ponto de vista da propriedade, todas as casas aparecen como foratárias do Mosteiro de Monfero. O sistema de arrendos e parcerias reviste grande complexidade. A respeito das terras, os Libros de Cobradores do Mosteiro de Monfero (1), a hora de se referir as propriedades e pagos de cada un dos foratários, soen escreber rutinariamente «el con sus parceros», facendo referéncia en complicada xerga as terras que outros lIe «toman» a él e aos que el «lleva» e «toma» a outros. No Catastro de Ensenada, non se fala de arrendamento de parcelas concretas, ainda que sí podemos colexir que 6 casas pertencentes a forasteiros da parróquia estaban habitadas por «caseiros» (arrendatários da vivenda e explotación). Sí temos en cámbio dados do arrendo de gado: 4 viciños son arrendadores, dos cais 2 non teñen gado própio e 1 que ten gado próprio, amplas terras, moiño e a única taberna, parece representar a casa máis forte da parróquia. Entre os forasteiros arrendadores figuran 3 co distintivo de «don», residentes en parróquias viciñas e que son proprietários de 4 das 6 casas de «caseiros», diversas terras e numeroso gado e mesmo colmeias, postos en arrendo. É a pequena nobreza campesina, cuxas terras, expresa-se que son, como todas as da parróquia, do foro do Mosteiro de Monfero. Con iso fica esbozado o problema do «subforo», no que a pequena nobreza actuaba de intermediaria entre O Mosteiro e os demais campesinos. Das 31 casas da parróquia 21 son arrendatárias dalgun gado. Todo isto nos fai intuir un emarañado mapa de contratos e arrendos, onde se arrenda e subarrenda desde a casa e explotación anexa até unha colmeia, nunha situación xurídica de extrema escuridade. Canto aos cultivos, Sta. Xuliana apresenta unha terceira parte de terras sen cultivar. A maioria das terras de cultivo están ocupadas por semeadura de cereais, entre os cais é amplamente maioritário o centeio con 5.200 ferrados (74,46% do total) seguido do trigo e «mijo menudo». Os montes e devesas ocupan 1.270 ferrados (18,30%), a horta 5 ferrados (0,07%) e a pradaria outros 5 ferrados (2 de regadio e 3 de sequeiro). Na parróquia de Taboada dá-se unha proporción semellante de montes, prados e horta; a semeadura é máis reducida (54,86%) e sobretodo hai duas importantes diferéncias: a existéncia aqui de soutos de castiñeiros (1) No Arquivo Xeral de Galiza, con datas compreendidas entre os séculas XVI e XIX, conservan-se 49 libros
manuscritos de: Cobradores, Apeos, Memoriais de Foros e Tambos.
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Reflexión antropolóxica sobre dados de ensenada acerca de Montero (A Coruña)
(abundantes as beiras do Eume e que non existian en Sta. Xuliana) e o cultivo do millo, que non aparecía tampouco nesta última (2). Por outra banda Taboada conseguiu suprimir o barbeito, producindo as suas mellores terras (primeira e segunda calidade «sin intermisión, una cosecha al año, alternando trigo y centeno», e as de terceira «maíz y centeno». En Sta. Xuliana, só as de primeira calidade «producen sin intermisión una cosecha al año», as de segunda e terceira «con un año de descanso», sendo os niveis de produción de terras labradias e montes tamén inferiores. A maior altura do terreo e a distáncia aos centros urbanos parecen marcar claramente nesta época importantes diferéncias económicas, influindo tamén en dita economia, o feito de que o foro do Mosteiro (pagado en Sta. Xuliana e non en Taboada), seguia estipulando a entrega de «mijo menudo», que debia ser en consecuéncia cultivado. En nengunha das duas parróquias hai árbores frutais, exceptuando os citados castiñeiros de Taboada. Canto a outras fontes de ingresos, hai en Sta. Xuliana 5 moiños de água farneiros e en Taboada 4. Uns dun só proprietário e outros repartidos entre vários. En Sta. Xuliana hai unha taberna temporal con dous fornecedores de viño e nas épocas en que non trabal la a tarefa e ganáncia repartese entre os viciños. Hai en dita parróquia un ferreiro, un zapateiro e 11 peleteiros que traballan todos tamén como labradores. En Taboada en cámbio non se declara nengun ofício artesao. Taboada pertence á xurisdición da Colexiata de Caaveiro, tendo só que pagar a «luctuosa» (<<cabeza de ganado u otra prenda» entregada a hora de morrer o xefe da casa), aparecendo, por tanto, moito máis libre de cargas que Sta. Xuliana, sobre a que pesa o pleno foro de Monfero. Por outra banda o alcaide pedáneo de Taboada, como «justicia de la feligresia», é elexido por votación dos viciños e nomeado mediante a aprobación do xuiz da xurisdición de Caaveiro. Teño-me centrado até aqui na apresentación dos dados das parróquias de Sta. Xuliana e Taboada, elexidas por se tratar das duas parróquias máis distantes espacial e cultural mente. Sta. Xuliana no comezo da bisbarra da «Hontaña» e Taboada no límite da das «Mariñas», distante poucos quilómetros da vila de Pontedeume, próxima por tanto a un litoral máis aberto ao proceso de modernización. En atención a brevedade deste artigo e tendo en conta as suas moitas semellanzas con diferentes aspectos. apresentados xa nestas 2 primeiras parróquias, referirei-me de forma especialmente concisa as parróquias de Vi(2) LUCAS LABRADA(1971), páx. 39. Na sua "Descripción económica del reino de Galicia.., publicada orixinariamente en 1804, confirma este contraste, ao indicar que nas Mariñas "internándose desde ellas 1 ó 2 leguas, son el trigo, el maiz, el vino, algún centeno y mucha fruta. Por la parte oriental es bastante montañosa la provincia y está poco cultivada. En ella se halla la jurisdicción de Puentes de Garcia Rodriguez... , limitándose sus productos a muy poco trigo y algún centeno; al igual que sucede a las más que se hallan en este parte...... Nesta zona parece que a barre/ra do avance do millo se podia situar neste momento nunha cota média duns 400 m. de altitude.
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lachá e Oueixeiro. Oueixeiro pertence a Colexiata de Caaveiro de forma similar a Taboada. A fregresia de Vilachá pertence aos viciños; tan só deben pagar un real a Condesa de Lemos e alguns outros pagos de escasa cantidade ao Seminário de Mondoñedo, e ao Arcediago de Trasancos, asi como ao crego párroco. En nengunha das duas hai tabernas nen tendas. No tocante aos ofícios hai entre as duas un xastre, un tratante de lenzos un zapateiro, un ferreiro e un carpinteiro. Parece haber en Vilachá unha certa abundáncia de frutais situados nas hortas e marxes das terras. Podemos a partir de aqui iniciar xa algunhas reflexións de interés. Se comparamos a distribución de cultivos coa organización do terrádego própria da época de xuventude evocada polos actuais homes maduros da nosa área, a principal diferéncia estribaria, sen dúbida, na evolución do aproveitamento das terras clasificadas como monte. O seu maior aproveitamento, sobretodo a partir do sistema de «cavadas», repercutirá evidentemente nunha maior fragmentación parcelária destas terras. Outro cámbio de considerábel importáncia constitue-o sen dúbida a desaparición do sistema de foros, mas observemos aqui a sua desigual incidéncia nas distintas parróquias; mentras Sta. Xuliana, como temos indicado, dependia plenamente do foro do Mosteiro (o mesmo que a grande parróquia de San Fiz da que aqui non temos dados), Oueixeiro e Taboada tiñan unha escasa dependéncia, de influxo marxinal na sua economia, da Colexiata de Caaveiro e Vilachá, como propriedade dos viciños, somente debia aportar pequenas contribuizons. Para Sta. Xuliana o foro supuña «pagar diezmos al Monasterio de: lana, corderos, cabritos, manteca, carne salada de cerdo»; «De diez partes la una que percibe el expresado Monasterio de trigo, mijo menudo y centeno»; «Se incluye otro diezmo en lo que percibe de cuartos y quintos y renta en conformidad con los foros», e amáis destes pagos anuais o Mosteiro percibe a la muerte de cada vecino cabeza de casa la mejor caballería, buey, vaca, novillo o novilla que quede del difunto por razón de luctuosa e igualmente la mejor pieza de ropa por derecho parroquial que llaman funeral y todo en virtud de foros». Importante heteroxeneidade portanto na repercusión económica das diferentes comunidades a que aquí se nos oferece. Outro aspecto de importante evolución é a presenza e influxo da pequena nobreza campesina. Das figuras reseñadas nas distintas parróquias co título de «don» hai sen dúbida algunhas casas que parecen ter desaparecido na zona. Entre outros motivos puido ter influido a sua incorporación progresiva a vida das crescentes cidades. Ainda temos hoxe en dia casos de descendentes desta pequena aristocrácia residentes na cidade e coas suas ter ras en arrendo, mentras que outras casas acabaron talvez vendendo-as. Algunhas casas en cámbio mantiveron-se até a actualidade, conservando mesmo o apelido e un certo poder e prestíxio hexemónicos na área. Xunto con eles aparecen xa no Catastro alguns nomes sen «don», mas de importante riqueza e ao parecer influxo comunitário (algun aparecen como 124
Reflexión antropolóxica sobre dados de ensenada acerca de Montero (A Coruña)
alcaide pedáneo), labradores ricos cuxo influxo nalguns casos vai en aumento e cuxo apelido destacado tamén se conserva nalgunha parróquia. Se o número de casas de orixe aristocrático e a sua importáncia parece ter disminuido claramente, o número de casas de labradores de riqueza e influxo parece claramente ter aumentado. Outro aspecto importante na comparación constitue-o o tamaño das explotacións, do que é índice elocuente o número de casas incluidas en cada parróquia. O número delas aumentou en todas. O seu crescimento comparado cos dados de 1940, data na que chega o número de explotacións da área ao seu clímax, supón no caso da parróquia de Vilachá o máis destacado avance, multiplicando o número das suas casas por máis de catro (pasa de 24 explotacións a 103). En Queixeiro pasará-se nunha proporción próxima de 36 a 118, mentras que nas duas restantes parróquias o seu número non chegará a se duplicar: en Taboada pasa de 34 a 51 e en Sta. Xuliana de 37 a 56. Indubidabelmente as diferéncias parecen estribar nas posibilidades de aproveitamr1nto do monte existente. Se na parróquia de Vilachá o monte ficou notabelmente reducido, as parróquias de Taboada e Sta. Xuliana tropezaron con graves dificultades ecolóxicas. Parte importante das terras da parróquia de Taboada constituen unha fraga en escarpado terreo sobre o Eume, zona aproveitada para soutos de castiñeiros dos que serán proprietárias con frecuéncia casas doutras parróquias. No caso de Sta. Xuliana a pendente e rochosa cordilleira de Moncouso constituiu sen dúbida tamén un importante freio a ampliación e mellor utilización do terrádego. En meio destas importantes transformacións non deixa de ser notabelmente chamativa a semellanza canto ao tamaño parcelário entre datas separadas por máis de 200 anos, refirindo-nos por suposto as parcelas empregadas como terras de cultivo ou pradarias (xa temos indicado a importante transformación que en cámbio sofriu o monte). Realicei un mostreo: a partir dos dados co Catastro de Ensenada, referentes a parróquia de Sta. Xuliana, comparando o tamaño de 250 parcelas daquela época coas dimensións parcelárias dos terreos correspondentes a dous «lugares» da parróquia de San Fiz, limítrofes con Sta. Xuliana e de características mui semelIantes (Carballeira e Moiño Vello, cun total de 247 parcelas), a partir dos dados de Extensión Agrária, obtidos nos anos 70 do noso século (3). A superfície média das parcelas de prado e cultivo de 1752 era de 563,34 metros quadrados frente a 681,68 metros quadrados, média parcelária da mostra da época actual. Como vemos, as dimensións médias neste terreo parecen experimentar un lixeiro aumento (4). (3) Dados elaborados a partir dos planos levantados nestes lugares polo Servizo de Extensión Agraria que tivo a amabilidade de mas facilitar para este estudo. (4) A diferéncia pouco considerábel (o aumento supón pouco máis do 20% sobre o tamaño do Catastro) pode deber-se ao feito de que os dados actuais elaborados a partir de planos de precisión técnica se acheguen máis ao tamaño real que os dados declarados a Facenda. Puiden comprobar en distintas ocasións que as medidas declaradas polos proprietários soen ser Iixeiramente inferiores as reais. Podemos pensar portanto que o tamaño médio se mantén na zona analizada. Alguns estudos históricos de maior profundidade realizados noutras áreas da xeografía galega chegaron a semellantes conclusións; por exemplo: SAAVEDRA (1979), pp. 40-44; de forma menos explícita Baudilio BARREIRO (1973), p. 519.
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11 16 /9
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Plano do lugar da Carbalieira (facilitado polo Servizo de Extensi贸n Agraria de A Coru帽a).
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Reflexión antropolóxica sobre dados de ensenada acerca de ManIera (A Coruña)
Frente a quen pensou que o sistema de foros non permitia en función dos seus intereses a fragmentación da explotación e que o minifúndio foi un fenómeno recente en Galiza, atopamos a mediados do século XVIII nunha parróquia como Sta. Xuliana, de plena dependéncia do foro do Mosteiro de Monfero, un nivel de fragmentación próximo ao actual. Por outra banda documentos das casas particulares indican-nos a existéncia nestas datas dun sistema de «millora» patrilineal de características semellantes ao actual. Diante estes dados suscita-se unha doble pergunta: ¿Como é que un sistema de «millora» pode chegar a pulverizar o terrádego nos niveis de fragmentación que xa eran patentes na época do Catastro de Ensenada? ¿Como é que mantendo-se o sistema hereditário que debeu ser causa de fragmentación parcelária, durante 200 anos se mantivo estábel o tamaño das parcelas? Entendo que a raiz de fondo do problema ha; que procurá-Ia na combinación de dous elementos: por unha banda, a complexidade de critérios valorativos das parcelas, que supón unha escada mui variada de terreos e por outra, a necesidade dun reparto matemático que dea coa maior exactitude a proporción xusta a cada irmao, concretada no noso caso polo 1/3 máis 1/5 de «millora» e o 1/3 máis 4/5 a repartir en partes iguais. Todo ¡so por suposto nun terrádego densamente poboado e cada vez máis difícil de ampliar. Vexamos máis explicitamente como funciona este cálculo hereditário. Para valorar unha parcela hai que ter en conta primeiro se é de prado, «Ieira» ou monte. Despois dentro de cada un dos tipos caben distintas categorias condicionadas pola calidade das terras da mesma, a maior ou menor pendente, o tipo de cultivo a que estivo submetida e os cultivos de parcelas confinantes. Hai que ter en conta se é soleada e protexida do vento. De grande importáncia son as suas posibilidades de rego, a sua comodidade de acceso mediante camiño, a maior ou menor amplitude de cada parcela dividida e o tipo de lindeiros da mesma. Todo ¡sto dentro dunha orografia chea de serranias, vales, promontórios e vaguadas de pequenas dimensións, que fan cambiar en poucos metros moitas destas circunstáncias. E engadamos ao xa dito os condicionantes derivados da dispersión da vivenda. As terras unidas a casa - vivenda, que permiten a construción de dependéncias ou que son cuidadosamente abonadas como «horta» teñen extraordinário valor poi a sua utilidade e comodidade. En todas as demais ter ras haberá que ter en conta a sua maior ou menor cercanía a vivenda; mas simultaneamente hai que considerar a sua posición respeito as demais «casas»: a sua viciñanza con outras vivendas; a sua posición intermediária entre parcelas doutra «casa», sobretodo se se trata de «casas fortes» en expansión; hai que valorar se se encontran nunha zona da abundáncia de «casas» e escaseza de terras; se é próxima ao camiño principal ou estrada ou aos centros neurálxicos da parróquia ou concello. 127
J. A. FEANANDEZ DE AOTA y MONTEA
En cada unha destas dimensións dá-se unha escala de difícil precisión e cada parcela de terreo é centro a calibrar dentro do complexo xogo de combinacións a que dan lugar e que cada campesino ten sopesado en multitude de horas de reflexión e comentário. Lembremos que o «millorado» debe pensar na sua parte da heranza, organizando a complexidade do seu poli - cultivo de subsisténcia e que ospolinómios de contornos quebrados que corresponden a seus irmaos deben comparar-se en xusta proporción coa medida que a ellle corresponde. Pensemos que ademais algun irmao casado con «millorado» procurará o complemento preciso da sua explotación e que os irmaos que marchan fora tantean as posibilidades de venda ou arrendamento de parcelas, a partir todo iso dos critérios expostos. É clarificadora sen dúbida a opinión dun «perito»: «Os peritos (con titulación oficial) teñen cinco tipos de terras; pero nunca me deu resultado, porque o paisano non coñece eses tipos. Eu fago: ¿Que preferes un ferrado nesta finca ou dous noutra? Entón o paisano sabe o que vale, que se non, non entende. É imposíbel calcular se ¡so dá para facer un chalé, isto está perto desta casa... que todo iso non entra na calidade das terras». O único sistema eficaz, como tamén me corroborou con afirmacións semellantes algun outro «perito», era a comparación de fincas concretas dada a imposibiIidade de recorrer a categorias abstractas, diante a pluralidade de intereses complexos que podian converxir nelas. Diante esta falta de critérios abstractos de homoxeneización de valores, se hai un número elevado de parcelas, cabe atopar valores concretos comparábeis para o reparto e ainda que con frecuéncia en certas parcelas extremadamente valoradas ou infra-valoradas se recorrese a partición, o retorno de parcelas que merca o «millorado», o esforzo unificador de certas «casas» e o lento intercámbio de parcelas entre viciños, pode compensar suficientemente esta reducida escisión. Mas se as parcelas son maiores e menos numerosas só poderia atopar-se moitas veces o recurso a fragmentación de terras en porcións iguais e os mecanismos de retorno e unificación non serian suficientes para compensá-Ia. Seguindo esta lóxica, o sistema hereditário debeu desencadear un periodo de clara fragmentación progresiva, mas unha vez chegada esta a certo límite, a fragmentación faria-se evidentemente máis difícil e non seria imprescindíbel para os fins hereditários. A primeira etapa, segundo os nosos dados, fora xa descoberta cando menos a meados do século XVIII. Daquel tempo a hoxe ten-se dado en conxunto unha relativa estabilidade no tamaño médio das parcelas. Subliño o valor médio desta afirmación, xa que indubidabelmente moitas «casas», de ordinário as máis probes e/ou con moitos fiIlos, oferecian un resultadofragmentador en determinados casos hereditários, ao atopar unha baixa proporción parcelas/herdeiros, mentras que outras fortes, en expansión ou situadas en terreos pouco cotizados seguian un 128
Reflexión antropolóxica sobre dados de ensenada acerca de Monfero (A Coruña)
proceso unificador; resultando compensatórios a longo prazo os traxectos evolutivos das diferentes «casas». Outro dos extremos no que o pequeno universo esbozado no Catastro de Ensenada nos mostra importantes semellanzas co vivido recentemente pola xeneración actual, é o complexo entramado arrendatário. Para o noso asombro arrendan-se até as colmeias. No mundo gandeiro a clave do arrendamento estriba na necesidade das «casas» fortes de conseguir a necesária base parcelária para a sustentación do gado, asi como a man de obra necesária para o seu cuidado. As «casas» pobres poden aportar esta última e a sua pequena explotación servir de base para o mantimento dunha pequena cabana, que non poderian adquirir cos seus cativos meios económicos. Desta maneira produce-se sobretodo o arrendo de vacas e en menor proporción doutros animais menores, até chegar ao caso relativamente extremo do arrendo de colmeias que perdurou, nas parróquias máis alonxadas da zona de Montaña que estudamos, até hai uns 40 anos. No caso do gado vacún, por exemplo, o arrendatário (mantedor) cuidará e alimentará a vaca, aproveitará-se do benefício cotidiano do seu leite e excremento útil como abono e repartirá co arrendador (postor) o benefício económico máis importante: a venda dos becerros (cuxos). A clave estará portanto neste benefício compartido. Por conseguinte se pode parecer-nos chamativo o caso do arrendamento de colmeias, para un bon coñecedor da situación como o que redactou o informe analizado do Catastro de Ensenada, será máis difícil de explicar o que aqui se arrende «até os bois». Neles non cabe o reparto de benefícios, ao non ter un fruto comercializábel; tan só a grande importáncia e necesidade do seu traballo podia xustificar nalgun caso o sistema de arrendo. Após iso o sistema de «casas» fortes e pobres (aparte da sustitución parcial da pequena nobreza por labradores ricos) parece conservar, apoiado neste sistema arrendatário, unha organización estrutural semellante, un número talvez similar de «casas» fortes, que nen entón nen agora eran capaces de crescer por riba de certos límites. O sistema de herenza con «millora», coa sua álxebra hereditária e a micro-parcelación subseguinte, xa indicadas, constituian un sistema ecolóxico - social que acabou configurando unidades de auto - control estabilizadoras. As «casas» fortes debían compensar xe"neración trás xeneración o desgasto da parte da herenza legada aos segundóns. O seu aumento de propriedades territoriais construe-se sobre un terrádego pulverizado onde as parcelas viciñas a casa ou que poden comunicar distintos fragmentos da sua propriedade adquiren un valor inusitado. A estrutura permite-lIes portanto crescer e marca-lIes simultaneamente un teito dificilmente superábel. A nosa someira reflexión, adaptada a necesária brevidade dun artigo, permite-nos suxerir cando menos as importantes posibilidades enriquecedoras dunha dialéctica investigadora entre História Moderna e Antropoloxia 129
J. A. FERNANDEZ DE ROTA Y MONTER
Social, confluindo nunha concreta área de estudo rural. O coñecimento de rasgos que dalgunha forma perduraron, ainda que teñan variado semanticamente en virtude daqueles outros que se transformaron, exixe-nos a formulación dunhas hipóteses que podan explicar o fenómeno. Ao chegar a este ponto, a perspectiva histórica fertilizou notabelmente o empeño da investigación antropolóxica. A partir daqui, a Antropoloxia Social pode espreitar importantes respostas, abertas sen dúbida a crítica e aprofundamento de ambas as duas perspectivas, histórica e antropolóxica. Por último, estes mesmos dados económico - sociais soen aportar-nos entre liñas interesantes suxeréncias para unha máis profunda comprensión cultural. Asi por exemplo, entre outros extremos, resulta extraordinariamente suxestiva para o antropólogo cultural a referéncia as características da casa - vivenda. Por unha banda o seu reducido tamaño; as casas descritas soen rondar as 12 varas de frente por 6 de fondo, chegando algunhas a medir tan só 4 por 5. Teñamos en conta a grosura dos seus muros próxima a uns 80 cm. e comprenderemos a pouquedade do espazo útil interior. O antropólogo coñeceu no seu traballo de campo casas parecidas, datada algunha a comezos do século XIX, outras posibelmente construidas con anterioridade. Seguindo a descripción de Ensenada, máis da mitade destas casas (nalgunha parróquia como Sta. Xuliana as duas terceiras partes) teñen un só andar e as restantes dous. O antropólogo sabe que nestas pequenas casas marioritárias dun só andar o espazo se reparte con pequenas barreiras (non paredes) entre cociña, dormitório e corte das vacas, buligando entre elas o gado menor como galiñas e coellos. Frente a esta estreita promiscuidade, as casas con andar construido sobre a corte (portanto cobrindo tan só média superfície da planta baixa), falan-nos dun pequeno reduto privado, celosamente gardado, pequeno luxo cultural reservado para o descanso nocturno, que segrega a família durante estas horas do quefacer económico da explotación; nel poderán ser atendidos os doentes e moribundos e nel conservarán-se os máis íntimos record os familiares.
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Reflexión antropolóxica sobre dados de ensenada acerca de Monlero (A Coruña)
BIBLlOGRAFIA BARREIRO, B., 1978. Lajurisdicción de Xallas en el siglo XVIII; población, sociedad y economía. Publicacións da Universidade de Santiago, 2." ed. LUCAS LABRADA, J., 1971. Descripción económica del Reino de Galicia. Galaxia, Vigo. SAAVEDRA, P., 1979. Economía rural antigua en la montaña lucense: el concejo de Burón. Monografías da Universidade de Santiago de Compostela.
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Brigantium. Bol. Museo Arqu. Hist. Coruña. 1983. vol. 4 pp. 135-141
ACERCA DA ORIXE E FUNDACION DO MOSTEIRO DE SAN XOAN DE CAAVEIRO XOSE MANUEL VIDAL Museo Arque01óxico e Histórico Caste10 de San Antón A Coruña
Resume. Exposición das teorías relativas á procedencia e consolidación da vida relixiosa no mosteiro de San Xoán de Caaveiro (A Coruña); as súas posibles ralces paganas, a influencia do priscilianismo, a súa presunta fundación por San Fructuoso, a relevante presencia de San Rosendo e a reedificación de carácter fundacioal auspiciada por Afonso VII «O Emperador». Abstract. The Origin and Foundation o/ the Monastery o/ San Xoan de Caaveiro. This article expounds on the theories relating to the origin and consolidation of religious Iife in the Monastery of San Xoan de Caaveiro (A Coruña), its possible pagan roots, the influence of Priscilianism, its supposed founding by Saint Fructuoso, the relevant presence of Saint Rosendo, and the foundational reconstruction under the auspices of Alfonso VII «The Emperor».
o tema da orixe do mosteiro de San Xoán de Caaveiro foi tocado por diversos autores que, xa dende o pasado século, aportaron datos para tentar o esclarecemento da sua funcación. VEREA y AGUIAR (1838), levado poi a similitude do nome Caaveiro coa palabra Cabiros (1), termo co que se denominaba a uns deuses adorados polos pelasgos e fenicios aos que se lIes rendía culto particularmente en Lemnos e Samotracia, así como polo lugar tan a propósito para a celebración dos misterios da antiguedade xentílica no que aquél ten o seu emprazamento, e considerando que a Igrexa acostumaba a establecer os seus templos nos sitios máis importantes da idolatría para deste xeito borrala con maior facilidade, chegou á convicción da presencia do cabirismo na comarca eumesa. O mesmo MURGUIA (1865) faise eco de estas suposicións, se ben recoñecendo que VEREA y AGUIAR se funda en debles conxeturas, e deixa entrever a posibilidede de que, xa en tempos tan lonxanos, se realizasen alí prácticas relixiosas en honor de estes xenios benfeitores aos que a mitoloxía grega atribuía a invención da metalurxia. (1) VEREA y AGUIAR empregaba a forma Caabeiro que confrontaba coa de Cabyros, apreciando no ditongo unha clara procedencia grega. Abondando no aspecto etlmolóxico cabe sinalar que a acepción actualmente imperante corresponde á versión emitida por COUCEIRO FREIJOMIL (1944, p. 53): «El nombre Caaveiro (que así debe escribirse, y no Cabeyro ni Caabeiro, como hacen algunos) procede de Calauario, según consta en documentos latinos medioevales, palabra que más tarde se transformó en Calaveyro o Calaveiro, como se lee en escritos gallegos, y, posteriormente, por pérdida de la I intervocálica, en el actual Caaveiro. La voz Calauario es, a su vez, metátesis de Cavalario, derivada del término latino cava, equivalente a zanja, que vale tanto como hueco, cóncavo, ahondado». Apoiábase a este respecto COUCEIRO FREIJOMIL nun artigo publicado en 1915 por ANGEL DEL CASTILLO no n.O 57 de Breamo co tiduo de «Origen de la palabra Caaveiro».
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MURGUIA estimaba que estas ceremonias, de ritos ocultos e nocturnos, tiñan que ser ben coñecidas en Galicia polo trato tan intenso que, segundo el, mantiveran con ela os fenicios, en ruta probablemente ás controvertidas illas Casitérides tras do estaño. Para o historiador galego representaría unha aportación de notable interés de cara a profundizar neste tema, a identificación segura e precisa do nome e significado das nosas antigas deidades ao obxeto de poder confrontalas así coas cabíricas dos irlandeses e observar de esta maneira as posibles semellanzas que parecen desprenderse, incluso, dos apelativos de determinadas localidades da nosa terra. Como ilustración ás súas opinións, menciona un párrafo dunha obra de PICTET editada no ano 1824, «Du culte des Cabires chez les anciens irlandais», no que se alude a unha medalla que xunto coa inscripción Kabeiroc presenta a figura dun home cun martelo na man esquerda e na dereita unha chave. Salvo o referido, ningún outro testemuño atopamos que aluda aos presuntos antecedentes paganos de Caaveiro. Os restantes textos consultados remontan as súas raíces xa ao cristianismo, chegando nalgún caso até aventurar, conforme ao recollido por MONTERO AROSTEGUI (1859, p. 657), que ésta fora a primeira igrexa que en Galicia tiveran os discípulos do apóstolo Santiago. A predicación da doctrina cristiana nas terras do Eume ben pode datar dos tempos apostólicos, a xuício de COUCEIRO FREIJOMIL (1944), se se ten en conta a hipotese formulada por LOPEZ FERREIRO (1899) na que se contempla a presumible inclusión de algunhas importantes cidades de aquela época, pertencentes á diócese de Iria (Brigantium, Lámbrica, Libunca, etc.), tan relacionadas co pasado de esta bisbarra, entre as sedes que, segundo Afonso VI, levantaron os apóstolos por esta zona. Descarta COUCEIRO FREIJOMIL a orixe pagana de Caaveiro, inclinándose a supoñer, como mera presunción, que os seus comenzos se debesen ás ansias de soledade que impulsaban aos primeiros cristianos á edificación de ermidas nos paraxes máis apartados e apenas accesibles, para poder entregarse mellor á vida contemplativa. Coas mesmas reservas pregúntase o autor pontuniense se a súa fundación será obra dos monxes da orde benedictina, en cuio caso, deduce, non sería anterior ao século VI. Hai quen sitúa o xerme da vida monacal galaica, e por ende en Caaveiro, refire FREIJOMIL (p. 21), no século IV con motivo do xurdimento do priscilianismo; certamente non resulta inverosímil á luz do que este fenómeno representou dentro do seu contexto histórico. Prisciliano, personaxe carismático que habería de acadar o solio episcopal abulense, pasa por ser para os nacionalistas galegos (Castelao, Otero Pedrayo, Risco, etc.), como BOBILLO (1982) se ocupa en reflexar, o adaptador da relixiosidade indíxena ao cristianismo, en cuia propagación, especialmente nos ambientes campesinos menos romanizados que os urbanos, de136
Acerca da orixe e fundación do mosteiro de San Xoán de Caaveiro
sempeñaría teóricamente un importante papel; corroborado polo dato de que unha grande parte das nosas igrexas rurais, atendendo a criterio de LOPEZ FERREIRO aos restos nelas descubertos, procedan dos séculos IV ou V. A heterodoxia priscilianista, que propugnaba o celibato e a castidade, sen constituir un monaquismo organizado como o dos medios monásticos primitivos, concebía, tal vez debido a influencias orientais, unha espiritualidade rigurosamente ascética (CUETO, 1982). E esta corriente que o bispo de Avila encabezaba non se extinguíu coa súa execución en Tréveris no ano 385 (2), senón que incrementou a súa forza e o número dos seus correlixionarios a pesares das torturas, lapidacións, incautacións e denuncias ás que se arriscaban e que seguramente os obligaban a refuxiarse nos lugares máis recónditos: baixo a acusación de gnóstico, maniqueo e panteísta; de ler libros apócrifos heréticos; e de ir descalzo, orar despido nas montañas, tomar parte en conciliábulos obscenos e practicar artes máxicas, decapitárono por sentencia de Magnum Máximo que á sazón usurpaba a dignidade imperial e que perseguíu encarnizadamente aos seus seguidores até a súa derrota e condena a morte por Teodosio tres anos despois. A caída do tirano trouxo consigo unha relativa permisividade e a unión priscilianista parece manterse baixo Simposio, bispo de Astorga, até que se quebra no concilio de Toledo do ano 400, convocado para rematar coa situación de cisma que a igrexa galega atravesaba. Uns edictos imperiais promulgados no ano 407 colocan de novo á secta ao marxe da lei e amenazan aos seus membros con penas severísimas que o arribo dos suevos deixará en suspenso: os invasores convertíanse de esta maneira para os partidarios dos ideais priscilianos en axentes da súa liberación. Será Hidacio, bispo de Chaves (3), quen emprenda a súa purga baixo o dominio bárbaro, bastante tolerante cos priscilianistas, como medida tendente a lograr a unidade necesaria para sacudirse o sometimento xermano (LOPEZ PEREIRA, 1982). O ano 550 prodúcese o advenimento a territorio galego de San Martiño, monxe de Panonia, que fundará hacia o ano 556 o mosteiro de Dumio, perto de Braga, desde o que evanxelizará aos suevos e proseguirá a laboura de Hidacio en pro da extinción de todo resquicio de priscilianismo extendendo un monacato organizado por Galicia: os resultados parecen elocuentes posto que se o primeiro concilio de Brag.a, celebrado o ano 561, e no que participa sendo bispo dumiense, recolle dezasete propostas contra a herexía prisciliana; no segundo, cuia presidencia ostentaría en calidade de metropolitano o ano 572, apenas se aprecia algunha que outra reminiscencia. (2) A decapitación de Prisciliano aconteceu, segundo o Cronicón de Hidacio, no ano 387, e segundo San Próspero de Aquitania, o 385 (MACIAS, 1921, p. 61). (3) Ofrece algunha dificultade o esclarecemento da súa sede episcopal (MACIAS, pp. 11-12).
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o monxe húngaro sentará, pois, as bases dun sistema monacal que regule as prácticas ascéticas priscilianistas, reformando os seus cenobios e erixindo novos mosteiros. O seu tratado «De correctione rusticorum» representa un claro exemplo do seu esforzo por extirpar os ancestrais ritos relixiosos que no seu tempo perduraban fundamentalmente nos eidos agrarios. Entre esas institucións fundadas ou reformadas en vida do santo, posiblemente se ache o mosteiro Máximo, correspondente cicais co de San Martiño de Mondoñedo (SA BRAVO, 1972), que pola súa relativa proximdade ao lugar de asento de Caaveiro adquire para nós unha importancia especial, como en adiante se irá poñendo de relevo. Pertencía este mosteiro á diócese britoniense, sede instaurada por Mailoc, bispo ao parecer dunha colonia bretona que, fuxindo do sul da actual Inglaterra poi a invasión dos anglosaxóns, buscou acomodo na costa septentrional galega a mediados do século V. O proceso monástico cobrará unha singular puxanza durante o período de paz conseguinte ao afianzamento da monarquía visigoda, á que Leovixildo incorporara o reino suevo no ano 585; puxanza que se incrementará _ coa conversión de Recaredo, a finais da década, ao catolicismo. Esta profesión condúcenos ao umbral da fundación de Caaveiro, de resultar certo o que subprior e coengos afirman nun informe remitido ao Consello da Real Cámara de Castela o doce de outono de 1761 (4), no que despois de deixar constancia da tradición existente con respecto ao establecemento do mesmo decindo que antes da entrada dos mouros en España estaba aquel sitio habitado de anacoretas, manifestan:
«Fundó aquel Monasterio San Fructuoso de la Sangre Real de los Godos, Pariente del Rey Chindasvinto, el que después de aher hecho Vida contemplativa a mediado del Siglo Septimo en el Monasterio del Compludo, fundó entre otros Monasterios en Galicia, el de Caveyro en el Sitio que llaman Santa Cristina». San 'Fructuoso, exponente fiel do acentuado carácter monacal que caracterizou á igrexa visigoda, foi un monxe que, seguindo os pasos de San Martiño, coadiuvou extraordinariamente ao ordenamento monástico. As súas obras extendéronse por todo o occidente peninsular até o ponto de ser promovido, en virtude das súas relevantes dotes, ao bispado de Dumio. Con posterioridade, no X Concilio de Toledo, convocado o ano 656, encomendáronlle ademais a sede metropolitana de Braga. (4) Faise referencia a este informe nunha copia dunha Real Cédula expedida o ano 1763 poi a Real Cámara de Castela ao arcebispo de Santiago, Bartolomé de Rajoy y Losada, cuio orixinal, por comisión de éste, depositou no arquivo de Caaveiro Antonio Crisóstomo Montenegro Páramo y Osorio, prior da igrexa colexial e xuez apostólico da cidade de A Coruña. A copia en cuestión insértase no Mazo de Papeis n.O 366 do Fondo Xeral, Serie Colexiatas, do Arquivo Histórico Diocesano de Santiago de Compostela.
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Mediante o seu acceso ao cárrego de rector da abadía dumiense puido entrar, supostamente, en contacto co mosteiro Máximo de San Martiño de Mondoñedo; o que posibilitaría, ben directa ou indirectamente, o seu patrocinio na erección do cenobio de Caaveiro, recollendo nel aos posibles ermitaños que nos seus predios morasen e constituíndoo acaso nunha especie de eremitorio dependiente do devandito mosteiro Máximo. De San Fructuoso consérvanse dúas regras: a «Regula Monachorum», creada para a primeira das súas fundacións, o mosteiro de Compludo perto de Astorga; e a «Regula Communis», destinada a unha congregación de mosteiros e composta a partires dunhas resolucións tomadas nunha xuntanza de abades que aquel presidiu. Esta última, producto das diversas experiencias, non é tan rigurosa como a precedente, con cuia severísima lexislación pretendíase poñer freno aos desmáns ocasionados por aqueles membros que se acollían á comunidade impulsados por causas totalmente alleas á estricta vocación relixiosa. San Fructuoso introduce o réxime xerárquico no monacato; se ben o poder do abade condicionábase ao carácter contractual baixo o que os monxes lIe dispensaban obediencia. Esto parece indicativo, ademais dun certo componente xermánico, do intento por aunar temperamentos solitarios, vontades esencialmente ascéticas (PEREZ DE URBEL, 1941). Tamén San Isidoro concedía aos máis vellos un certo papel vixiante do comportamento abacial, ainda que sen chegar en modo algún aos pactos con que San Fructuoso regulaba a vida das súas colectividades (PEREZ DE URBEL). O elemento eremítico, de retiro, que predominaba no seno de éstas, era, para o bispo sevillano, unha inclinación a conter e impedir (LINAJE, 1982). Finalmente, son dignas de reseñar algunhas alusións ao priscilianismo observables entre a correspondencia epistolar que San Braulio de Zaragoza mantuvo co prelado dumiense (VAZQUEZ DE PARGA, 1982, p. 86). Algúns historiadores, entre os que se achan YEPES (1615), ARGAIZ (1675), FLOREZ (1789) e MORALES (1791), consideran a San Rosendo o fundador de Caaveiro, apoiados na estreita relación que o uníu ao mesmo e na importante donación que Ile outorgou na primeira mitade do século X; paralela a outra efectuada por un ignorado D. Bermudo, rei de Galicia, cuia escritura se ten polo documento máis antigo que se coñece concerniente ao cenobio (5). Pero ambos personaxes merecen xa un detido etudo aparte cuia extensión sobrepasaría os límites de este traballo. Non obstante, estimamos oportuno destacar a mención que se fai a un incendio no antedito informe elaborado polo subprior e coengos no ano 1761: (5) VAAMONDE LORES (1924) adxudícalle a data de 10 de agosto de 934, e SANCHEZ BELDA (1955) considéraa, basándose no formulario, unha falsificación feita, probablemente, tendo á vista un documento real da segunda mitade do século XII.
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« Y que de los Ynstrumentos del Archivo de Caveyro, se inferia que padecio un notable Yncendio anterior al Reynado del Señor Don Bermudo». As dimensións de este suceso poideron ser, pretendidamente, as que propiciaron o favor do santo e o gobernante, promovendo cos seus dones e beneficios a venturosa recuperación do centro relixioso. Os pais de San Rosendo enviárono a Dumio antes de comprir os doce anos de edade para que alí se formase espiritualmente baixo a tutela do seu tío, obispo Sabarico 11, a quen á postre sucedería no cárrego episcopal. Pero, para entón, a sede dumiense, que, diante da amenaza das incursións sarracenas, abandonara o seu primitivo emprazamento co bispo Rudesindo ao frente e partira, ao parecer, hacia o Almerezo, en terras de Bergantiños, trasladárase ao mando de Sabarico I no ano 870 ao mosteiro Máximo, nas inmediacións de Foz, en procura de paraxes máis apacibles. E ainda habería de sofrir unha nova mudanza a principios do século XII, para evitar o perigo normando e musulmán, que a conduciría ao lugar que actualmente ocupa Mondoñedo (SA BRAVO). Non deixa de ser significativo, en certo modo, do aparente vencello que relacionaba a ambas institucións, o feito de que unha delas chegue a acollerse entre os muros da outra. MONTERO AROSTEGUI (1858) preguntábase, para concluir, se non debería este establecemento a súa orixe á orde hospitalaria de San Xoán de Xerusalen, argumentando entre outras razóns a súa advocación e as insignias esculpidas nas molduras da porta da igrexa maior, cuia fábrica correspondía á reedificación de carácter fundacional auspiciada por Afonso VII «O Emperador», e que, desgraciadamente, a restauración levada a cabo a finais do século pasado, non conservou.
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FONTES DOCUMENTAIS Mazo de papeis n.O 366 Fondo Xeral. Serie Colexiatas. Arquivo Histórico Diocesano de Santiago de Compostela.
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Brigantium. Bol. Museo Arqu. Hist. Coruña. 1983. vol. 4 pp. 143-155
LA PORTADA MERIDIONAL DE LA IGLESIA DE SAN JULIAN DE MORAIME: ESTUDIO ICONOGRAFICO JaSE SaUSA Hórreo, 160-4. o Santiago de Compostela
Resumen. Este artículo es un estudio iconográfico sobre la portada meridional de la iglesia de San Julián de Moraime (Muxia). En él, el autor reconstruye el proceso mental que ha presidido la elección y conjunión de sus imágenes escultóricas, llegando a la conclusión de que tienen su principio organizador en asociaciones verbales. Abstract. Iconographica1 study 01 the southern lac;ade 01 «San fu1ián de Moraime» church. The author thinks that the choice and conjunction of its images follow the Biblical exegesis principie, which consists of the organization of a sculptural programme according to verbal associations.
Las obras de restauración llevadas a cabo recientemente en la iglesia monasterial de San Julián de Moraime (Muxía), han puesto al descubierto su portada meridional, hasta entonces tapiada y todavía hoy prácticamente inédita (FERNANDEZ-GAGO, 1978) (1). Se abre ésta, entre dos gruesos y torpes contrafuertes, al tramo tercero de las naves. Su orientación hacia el Mediodía, que realza notablemente su efecto, así como lo prolijo de su decoración, la hacen acreedora de la calificación, tan medieval, de speciosa (fig. 1). La puerta presenta la particularidad, no excepcional en Galicia, de poseer un tímpano esculpido por ambas caras. En el anverso exterior se representa la Ultima Cena (fig. 2). Centra la composición la figura de Cristo, bendiciendo y con nimbo crucífero, flanqueado por los apóstoles -siete-, que señalan a Jesús con el dedo índice de sus manos. De entre ellos se reconoce a San Pedro, con la llave, y a San Juan, de menor tamaño y con su cabeza reclinada sobre el pecho del Maestro. El reverso del tímpano tiene por motivo central la imagen del Cordero, también con nimbo crucífero y sosteniendo con una de sus patas una cruz trebolada (fig. 3). Se encuentra encerrado en un clípeo llevado por dos ángeles, que aparecen arrodillados sobre figuraciones de nubes. Remata el conjunto, un pequeño árbol de ramitas sinuosas flanqueado por dos aves que picotean sus frutos. (1) El presente trabajo, junto con otros dos artículos a los que se hace referencia en la bibliografia final, forman parte de la tesis de Iicentiatura presentada por el autor en octubre de 1982 en la Universidad de Santiago, y dirigida por el profesor S. Moralejo Alvarez. Con respecto a la historia del monasterio benedictino debe consultarse un articulo del profesor LUCAS ALVAREZ (1975), donde se recoge toda la documentación conservada.
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Figura 1. Vista general de la portada meridional (foto de Marcelino de Santiago Viqueira; de las restantes es autor FĂŠlix de la Fuente AndrĂŠs).
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La portada meridional de la iglesia de San Julián de Moraime: estudio iconográfico
Figura 2. Anverso exterior del tímpano
Figura 3. Reverso interior del tímpano
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Se apoya el tímpano en dos mochetas, también con imágenes. Hacia el exterior, se adivinan en ellas sendas figuras de ángeles que enmarcan el vano de entrada (fig. 1). Ya en el umbral, ocupa la mocheta de la derecha un personaje con mitra, indumentaria litúrgica y un libro abierto. Es difícil precisar su identidad, pero me inclino a pensar que se trata de San Benito, fundador de la Orden a la que pertenecía el monasterio y, como tal, con la Regula monachorum en sus manos. El personaje de enfrente tiene como atributo un báculo o bastón en la mano izquierda y se lleva la diestra al pecho o a la garganta. Se disponen sobre el tímpano tres arquivoltas (fig. 1). La interior se decora con pequeñas flores o estrellas. Le segunda presenta decoración geométrica a base de sendos baquetones quebrados que guarnecen la rosca en su cara frontal y en el intradós. La arquivolta exterior presenta mayor desgaste y, por consiguiente, mayores inconvenientes para su interpretación. En la clave, y coronando el conjunto, se puede distinguir una figura -la cabeza, al menos, es evidente- que despliega una cartela eo forma de media luna. A ambos lados de esta figura -quizás un ángel- alternan, a modo de faja decorativa, grandes flores de pétalos abiertos con parejas de águilas enlazadas por tallos vegetales. Cada una de las dovelas abarca los dos motivos indicados que se van sucediendo rítmicamente a lo largo de la arquivolta. En la parte inferior, y subrayando el sentido del arco, existía un sogueado o trenzado, que apenas se conserva. El alto.grado de erosión que presentan los relieves de los capiteles dificulta también la identificación de sus motivos -a veces incluso de las meras formas-, dentro de lo que se intuye como un programa de relativa riqueza y densidad conceptual. En su análisis se seguirá un orden convencional, empezando por los más próximos a la entrada, para continuar hasta los extremos donde el desgaste nos lleva a los límites de lo irreconocible. En el primer capitel del flanco izquierdo se ven, sobre un fondo de hojas rematadas en bolas, los cuerpos de dos leones cuyas cabezas se han perdido; al igual que parte del cuerpo de uno de ellos (fig. 4). Su aspecto general evoca inmediatamente el de otro capitel emplazado en la puerta norte (fig. 5), cronológicamente ar'lterior y que fue, sin duda, utilizado como modelo por el escultor de la portada meridional (2). El capitel interior del lado opuesto representa claramente una escena de combate (fig. 6). Dos centauros, uno en cada cara, disparan sus flechas contra dos pequeños personajes situados en el ángulo y unidos por la espalda. Para defenderse de los ataques, se parapetan tras un escudo oval y (2) Es una puerta sin tímpano -hoy adintelada- que se encuentra dentro de la actual sacristía y que conserva sus dos capiteles con figuraciones de animales -león y ¿grifo?-. De significación vagamente apotropaica, constituyen por su calidad un auténtico «ejercicio de estilo» de un escultor culto, ligado quizás a talleres santiagueses o leoneses. Son obra algo posterior a 1119, año en que Alfonso VII proporciona al monasterio los medios necesarios para la restauración del cenobio, destruido por los sarracenos (LUCAS ALVAREZ, 1975, 608s., doc. n.O 4). El escultor de la portada meridional ha simplificado y vulgarizado el modelo.
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La portada meridional de la iglesia de San JuliĂĄn de Moraime: estudio iconogrĂĄfico
Figura 4. Primer capitel del flanco izquierdo
Figura 5. Capitel de la puerta norte
blanden una espada corta en una de sus manos. La simetrĂa es total, gracias al recurso rutinario de invertir la plantilla. En el segundo capitel del costado izquierdo, un personaje, con apariencia de estar desnudo, apoya sus manos sobre dos animales, probablemente leones (fig. 7). Dos aves de presa hincan sus patas en los lomos. El
Figura 6. Capitel interior del lado derecho
Figura 7. Segundo capitel del costado izquierdo
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sujeto en cuestión parece ser respetado por las bestias, por lo que es muy posible que nos encontremos ante una más de las innumerables alusiones al profeta Daniel que nos brinda la escultura románica. En el segundo capitel del flanco derecho se abandona ya el principio de simetría (fig. 8). En su cara interior, creo reconocer un personaje con alas sosteniendo una balanza, de la que resaltan los dos platillos. Se trata, sin duda, del arcángel San Miguel. Ahora bien, a partir de aquí sólo se puede argumentar hipótesis para el resto de las figuraciones. En la misma cara del capitel, bajo San Miguel, sobresale una cabeza y un brazo que parece dirigirse hacia uno de los platillos: probablemente se hace referencia a la anécdota típica del demonio que intenta falsear la pesa de las almas. En el ángulo, coincidiendo casi con lo que sería la voluta del capitel, se reconoce una cabeza que ha perdido todos sus rasgos fundamentales. ¿Un pecador, quizá, en espera del veredicto? Es imposible asegurarlo. La escena de la cara exterior no es más clara. A la derecha, una figura masculina se enfrenta con un animal. El personaje está de pie, vestido con una túnica corta, y desenvaina un arma de la que aún puede verse su funda ceñida al vestido. ¿San Miguel, de nuevo, luchando contra el dragón? El tipo de lucha y la posición diagonal del arma nos llevan a una iconograHa menos común, pero
Figura 8. Segundo capitel del flanco derecho
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La portada meridional de la iglesia de San Julián de Moraime: estudio iconográfico
Figura 9. Capitel exterior de la jamba izquierda
posible (3). Otra posibilidad es que se trate de David venciendo al león, animal que podría ser también el figurado en el capitel. El capitel exterior de la jamba izquierda se halla embutido en el muro, como si una porción de éste fuera tratada como pilastra (fig. 9). Es el más deteriorado. Sin embargo, puede ofrecerse una interpretación que no creo aventurada. En el ángulo del capitel se figura un árbol; una de sus ramas, en la cara interior, cobija una figura femenina, probablemente desnuda y con el pelo largo. La conclusión es que se trata de un árbol del Paraíso y, a su lado, la figura de Eva. Nótese que del tronco del árbol parece surgir un apéndice que bien pudiera ser la serpiente del pecado, allí enroscada. Al otro lado del árbol, en la cara exterior, se esculpió indudablemente a Adán. Más problemática resulta la figura de la izquierda. Parece vestir una túnica larga y sus pies dan idea de movimiento hacia los presuntos Adán y Eva. Me inclino, por tanto, a pensar en una representación de la Reprensión o de la Expulsión del Paraíso. Cabe conjeturar el gesto de Adán y Eva, ocultando vergonzosamente su desnudez o llevándose una mano a la garganta, o bien con ambos ademanes simultáneos como es frecuente en su iconografía (WERCKMEISTER, 1972). El otro personaje podría ser el propio Yavé o el ángel que aparece a veces en la escena de la Expulsión. (3) Véase como ejemplo un capitel de S. Sernin de Toulouse (LYMAN, 1971, lám. 11 b.). Para la figura de San Miguel en general, vid. YARZA, 1981.
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Por último, el capitel exterior del lado opuesto repite la misma disposición de unión con el muro (fig. 10). En su cara frontal nos volvemos a encontrar con el motivo de Daniel y los leones, pero ahora con la notación ambiental del anfiteatro o foso, expresado por una serie de pequeñas arcadas (4). En la cara interior se simulan probablemente nubes, de las que surge un personaje, hoy fragmentado, que sujeta por el pelo y un brazo a otro. Este último sostiene en sus manos un objeto redondeado y un bastón. No ofrece duda la interpretación de la escena: se trata evidentemente del ángel que, por mandato de Dios, introduce al profeta Habacuc en la fosa de los leones, donde sufría condena Daniel. El objeto redondo es el pan con que asiste a Daniel (5).
Figura 10. Capitel exterior de la jamba derecha
La simple enumeración de los motivos presentados no basta para una comprensión general del programa. Intentaré ahora una interpretación iconográfica apoyándome para ello en los principios de exégesis bíblica medieval, con el objeto de reconstruir el proceso mental que ha presidido la elección y conjunción de estas imágenes. Creo, en efecto, que es aplicable a la portada de Moraime la radical afirmación de COOK (1978) de que «un cierto número de programas escultóricos tiene su principio organizador en (4) Para las dos grandes familias iconográficas de Daniel, véase S. MORALEJO ALVAREZ, 1977 a. (5) Una escena similar se encuentra igualmente en la catedral de Jaca (S. MORALEJO, 1977a, fig. 7).
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asociaciones verbales». En efecto, los monjes por su formación primordialmente auditiva (escuchaban y meditaban los textos patrísticos, bíblicos o litúrgicos, más que leerlos), asociaban textos por temáticas semejantes, o bien por tener palabras en común, o simplemente palabras o frases que sonaban de forma parecida. Lo que en principio era quizá fruto del azar, venía a arroparse luego con un significado teológico. El motor argumental del programa es el tema de la Ultima Cena, muy frecuente en otras regiones, como Provenza y Borgoña, donde se le ha supuesto ligado a toda una literatura apologética propiciada fundamentalmente por Cluny. De acuerdo con MALE (1928, 419-425), era la respuesta a las controversas suscitadas contra la utilidad de los Sacramentos y, en especial, el de la Eucaristía. Se sitúa el tema, por tanto, en un terreno dogmático, pero también institucional, ya que en general dichas herejías contenían numerosos elementos antijerárquicos. No es tampoco casualidad, entonces, que se figure en un lugar de honor a San Pedro, quien encarna perfectamente la primacía de Roma, de la que Cluny era paladín. El escultor sigue esta orientación, con una especial preocupación por describir con detalle, y en la corta medida de sus posibilidades técnicas, las dos esencias del pan y del vino (fig. 2). Y aquí comienzan las conexiones y digresiones que enriquecen notablemente el núcleo argumental. El episodio, antes analizado, de Habacuc recompensando a Daniel con el pan tiene un claro sentido sacramental; es una de las múltiples prefiguraciones veterotestamentarias de la Eucaristía (SCHILLER, 1972, vol. 11,26). Se trata, no cabe duda, de una analogía basada en el principio mencionado de asociación verbal. El artista esculpirá, en el segundo capitel de la jamba izquierda (fig. 7), otra vez a Danie' con los leones, precisamente la escena que antes había emplazado en la cara frontal, cediendo el protagonismo ideológico del ángulo a Habacuc (fig. 10). Ahora, en cambio, será Daniel el eje de la composición. La duplicidad puede entenderse como una plasmación de las dos condenas a las que, según el texto bíblico, fue sometido el profeta. Este personaje era el tipo del justo por excelencia y su presencia era habitual en portadas por su significación soteriológica (MORALEJa ALVAREZ, 1977). La reiteración le otorga al motivo un énfasis particular en el conjunto del programa. Si la relación entre los dos capiteles analizados se debía fundamentalmente a su vecindad en el texto bíblico, el vínculo entre el capitel de Daniel y su contiguo -decorado con leones- es obvio que procede de una simple asociación verbal, y que el escultor ha desglosado de nuevo un elemento que era secundario para erigirlo en motivo principal en un nuevo emplazamiento. El mencionado capitel insiste en el simbolismo del león y establece una correspondencia con los leones que amenazan a Daniel (figs. 4 y 7). Salva me de ore leonis, dice el salmo 22; Libera, Domine, animan eius, sicuf liberasfi Danielem de lacu leonum, se invocaba en otra popular oración (DEONNA, 1950). 151
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Es posible también que textos procedentes de la liturgia, como la oración del Ofertorio de la misa de difuntos, hayan proporcionado otros elementos «auditivos» necesarios para establecer nuevas asociaciones de contenido: Libera animas de/unctorum de poenis in/erni et de pr%ndo lacu,libera eas de ore leonis, ne absorbeat eas Tartarus, ne cadant in obscurum, sed signiler sanctus Michael repraesentet eas in lucem sanctam (DEONNA, 1950). Es interesante este texto porque, además del Apocalipsis de San Juan, «la única referencia al arcángel en la Biblia tiene lugar en el libro de Daniel como 'gran príncipe' de los hijos de Israel y probablemente como el ángel enviado para liberar a Daniel», como afirma LYMAN (1971, 29) a propósito de S. Sernin de Toulouse. Parece, pues, firme la vinculación entre ambos personajes. Más confusa es la escena del combate (fig. 8). Como ya observamos, puede ser el propio San Miguel, o David, lo que nos permitiría enlazar también con el motivo de los leones y con el Salmo 22. En cualquier caso, subsiste la certeia de la balanza, idea epigramática del juicio posterior a la muerte (YARZA, 1981). Su marcado carácter escatológico se puede poner en relación con el motivo de la Cena. En la iglesia navarra de Artáiz el tema de San Miguel con la balanza, emplazado en una metopa, tiene a continuación en la siguiente «un asunto de tipo litúrgico de carácter probablemente eucarístico» (YARZA, 1981, 24s.). La cuestión, sin embargo, queda simplemente esbozada, sin olvidar que el contexto de la oración señalada -Ofertorio de la misa de difuntos- proporciona nuevas y posibles sugerencias. El capitel que recoge la lucha con los centauros parece deberse a una mayor digresión que las hasta ahora vistas (fig. 6). Quizá sea el tema común del combate lo que lo liga al capitel estudiado antes. Quizá también tenga un carácter psicomáquico, de lucha contra las pasiones, simbolizadas éstas en los centauros disparando sus flechas (6). El capitel que nos queda por analizar corresponde al de la composición con Adán y Eva. Aún siendo discutible reconocer la escena de la Reprensión o Expulsión, parece evidente la representación de la Caída (fig. 9). Los primeros padres no han resistido la prueba decisiva de su fe y han pecado comiendo del fruto prohibido. La escena se halla en intencional contraste con el capitel de Habacuc, quien por intervención de Dios salva a Daniel de la muerte gracias al alimento que le lleva. La distancia que media entre ambos capiteles, los dos exteriores y más alejados, parece reafirmar esta oposición. Y se abren nuevas conexiones con el motivo del tímpano. Como era bien sabido, etimológicamente Eucaristía significa «acción de gracias», en contraposición, como afirma TRENS (1952, 9), «a la ingratitud que (6) Una inscripción en la iglesia francesa de Vandeins, que acompaña al tema de la Cena, nos puede ayudar a perfilar quizá la posible correlación: «cuando el pecador se aproxima a la mesa del Señor, conviene que se alejen de su corazón sus faltas» (E. MALE, 1928, 420).
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cometieron los primeros padres y continuaron sus hijos que, perdidos por un manjar, estaban destinados a ser redimidos por otro manjar» (7). Las arquivoltas vienen a ser una imagen metafórica del cielo. Flores y estrellas confirman que se está figurando la bóveda celeste. En este contexto, la imagen de la Cena del tímpano anticipa el Agape Celeste, símbolo de la Buenaventuranza Eterna (TRENS, 1952, 45). Por otra parte, el autor de la portada no parece olvidar, como opina LYMAN (1971,29) de nuevo a propósito de S. Sernin de Toulouse, «la antigua asociación de los pájaros con el Paraíso y, por lo tanto, y al igual que las águilas, con lugares altos, o con el altar, o bien sobre altares». La portada constituye, pues, una exaltación del sacramento eucarístico. El reverso del tímpano insiste en este sentido: se trata del Cordero Pascual, es decir, Cristo ofrecido como sacrificio (fig. 3). Un objeto litúrgico como la patena de la iglesia de S. Pedro de Salzburgo nos puede servir de ejemplo para ilustrar la perfecta integración de ambas caras del tímpano. En ella se representa la Ultima Cena con Cristo y sus discípulos, acompañada de una inscripción referente al perdón de los pecados, y en el centro de la mesa la imagen del Cordero (SCHILLER, 1972, 121, lám. 408). Según V. H. Elbern, la composición del Cordero llevado por ángeles tiene su origen en una iconografía litúrgica basada en la fórmula primitiva del Canon de la Misa: hanc oblationem suscipias... per manus angelorum tuorum (8). El Cordero está, además, sosteniendo una cruz, símbolo de la victoria de Cristo. Según la interpretación universal, el sacrificio de la Misa es la conmemoración del sacrificio de la Cruz. El escultor identifica la cruz con el arbor vitae con cuyos frutos se logra la liberación de los pecados. El tema aparece en clara antítesis tipológica con el árbol de la Caída y de la muerte para Adán y Eva. En resumen, el tímpano, esculpido por ambas caras, refuerza intensamente la funcionalidad simbólica de la puerta (9). El programa no se dirige a un mero espectador, sino que configura un espacio para ser habitado y recorrido. Se evoca, por tanto, el carácter de marcha O camino de la vida del (7) El tema de la contraposición de manjares es muy utilizado en todo el arte borgoñón, como ocurre en la iglesia de Neuilly - en - Donjon (W. COOK, 1978, fig. 1). (8) Citado por MORALEJa ALVAREZ (1977b, nota 16). AIIi se estudia el ejemplo del tímpano de San Isidoro de León (Puerta del Cordero), orientado también hacia un contenido eucarístico. Asimismo en Santiago, en el baldaquino de Gelmírez, existía en su bóveda un Cordero llevado por ángeles (Cfr. del mismo autor, 1981). Otras imágenes de este tipo en Galicia son el tímpano de la portada occidental de Sta. María de Cambre y el del claustro de la catedral de Orense. (9) No es muy elevado el número de tímpanos as! labrados. En Galicia y Portugal hay, sin embargo, algunos ejemplos que habrla que estudiar caso por caso. Son motivos frecuentes la cruz y el Agnus Dei. destacan en la provincia de Pontevedra, los de las iglesias de S. Martín de Moaña, monasterio de San Salvador de Louredo e iglesia parroquial de Castrelos (BANGO TORVISO, 1979, láms. CVlle y f; CCI Y CII). Ejemplos portugueses son los de San Pedro de Rates, San Cristóbal de Rio Mau y San Salvador de Bravaes (comunicación personal, que agradezco, de María José Homem de Almeida). Un ejemplo análogo en la iglesia monacal de Santa María de Yermo (Santander), podría aportar un poco de luz a la cuestión. Las diferencias entre las dos imágenes del anverso y reverso del tímpano (combate entre un caballero y una fiera) son mínimas, de acuerdo con lo que podríamos llamar una «secuencia» -en el sentido cinematográfico- (GARCIA GUINEA, 1979, láms. 380 y 413).
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cristiano. Recordemos que la propia palabra Pascua significa paso o tránsito en relación tipológica con la pascua judía (10). No hay que olvidar tampoco, tal y como afirma DAVY (1955, 178s.), que «en los rituales monásticos, la procesión es frecuente antes de la misa y se repite en diferentes oficios». En este punto, conocer la situación de las dependencias del monasterio en uno u otro lado de la iglesia sería decisivo para la interpretación general del programa escultórico. Si se localizaran en el sur, nos encontraríamos con un programa de puertas adentro, de claustro, donde se desarrolla un modelo ideal de vida en común, visualizado en los apóstoles en comunión. Un modelo ideal de vida monástica (11). No sería extraña, por tanto, la presencia de San Benito con el libro de la Regla en sus manos (12). Es, sin embargo, mucho más probable que el complejo monasterial se instalara en el lado norte, lo cual no minimiza el sentido del programa (13). Al contrario, nos encontraríamos así con una proyección al exterior del modelo puro representado por los monjes, dentro de una dimensión evangélica y de recurso de los sacramentos. Al igual, pues, que en el portal occidental hay una exaltación de la comunidad allí establecida, a través de su paradigma ideal de vida en común (14).
(10) Ilustrativo a este respecto '3S el epígrafe del tímpano de la iglesia de Armentia (Alava) con la imagen del Cordero: "por esta puerta se abre la puerta del cielo a todos los fieles" (R. de PINEDa, 1930, 16). (11) Vid. 1, Cor., 10-17: "porque no hay más que un pan, todos formamos un solo cuerpo, pues todos participamos del mismo pan". (12) Igual ocurre en S. Sernin de Toulouse, en donde existe un fresco con la figura de San Agustín con el libro de la Regla a la que se sometlan los canónigos. A su Izquierda, un diácono sostiene un báculo, lo que nos trae a la memoria el pendan! de San Benito que también lo posee. Precisamente en estos dos atributos -libro y báculo-, utilizados ya con énfasis en la portada occidental, se resumen los dos aspectos fundamentales de la vida monacal (para el ejemplo de Toulouse, DURLlAT, 1978). (13) La forma cerrada y cuadrangular del cementerio actual, que se sitúa en el lado norte de la iglesia, es un, posible revelador de la existencia de un claustro. Por otra parte, a diferencia de la pendiente del lado sur, el terreno aparece nivelado. El argumento casi definitivo seria la ausencia de restos arqueológicos de esta etapa en las excavaciones realizadas en la zona meridional (Cfr. una breve reseña de las actuaciones realizadas en CHAMOSO, 1976, 337s.). (14) No es propósito de este trabajo estudiar el estilo y cronología de esta escultura, ya que desgraciadamente no contamos con suficientes datos como para abordarlo. Tan sólo quiero señalar la deuda que mantiene desde el punto de vista técnico con el taller de la portada occidental, así como su posible datación en los primeros años del siglo XIII. Igualmente, quiero indicar que el arte de la portada sur de la vecina iglesia parroquial de Santiago de Cereixo debe interpretarse como una derivación del que hemos analizado (para esta última iglesia vid. GAYA y GUDIOL, 1948, lám. 503).
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LA LLAMADA «HIDRIA DE CANA» DE SANTA MARIA DE CAMBRE: UN TESTIMONIO DEL ROMANICO DE TIERRA SANTA EN GALICIA M.a MARGARITA VILA DA VILA
Departamento de Historia del Arte Facultad de Geografía e Historia Santiago de Compostela
Resumen. La Hidria de Jerusalén que se conserva en la iglesia de Santa Maria de Cambre es un recipiente alabastrino de grandes dimensiones e indudable exotismo, que en otros tiempos fue considerado como una reliquia de las Bodas de Caná. Probablemente, se trata de una producción del taller de artistas provenzales e italianos que, desde 1165 a 1187, según Z. Jacoby, trabajaron en el área ocupada por los caballeros templarios en Jerusalén. Pese a lo desgastado de sus relieves, las relaciones estillsticas con dicha escuela son Indudables. Esto hace suponer que la hidria pudo ser tralda desde alli hasta Cambre por un miembro de la Casa de Traba o por un templario. La proximidad de la iglesia de Santa Maria del Temple a la de Cambre y la inscripción de un tal "PETRUS EAN DEI MILES" en un soporte del coro de esta última iglesia, hacen que tales suposiciones, al menos, sean veroslmiles. Abstract. The Hydria o/ Jerusalem -as it is recorded by an inscription- that remains in the Santa Maria de Cambre Church, is an alabastrine urn of great size and undoubted exoticism, that in other times was considered as a relic of the Miracle of Cana. Probably, it is a product of the Workshop of Proven<;:al and italian artist that, from 1165 to 1187, according Z. Jacoby, worked in the Temple Area of Jerusalem. In spite of their eroded reliefs, the stylistic relationships whith this workshop are evident. This allows us to suppose that the hidria could be carried from there of Cambre by a member of the House of Traba or by a Temple knight. The nearness of Santa María del Temple Church to Cambre and the inscirption of a someone «PETRUS EAN DEI MILES" in apile of the Cambre choir give an additional support to this hypothesis. A la memoria de Sisnando y Generoso, mis abuelos.
En la iglesia de Santa María de Cambre, a la izquierda de su entrada principal, hay un enorme recipiente pétreo designado habitualmente como «la Hidria de Caná». Mide casi un metro de alto, si prescindimos de la base moderna en que se asienta. De esta altura corresponden más de 70 cm. a la copa, y el resto al pie, con forma de basa cilíndrica y moldurado por un listel y una gola. El diámetro de la copa, similar a su talla, se ve mermado en su interior por el grosor de las paredes, que oscila entre los cuatro y los siete centímetros según la intensidad de las raspaduras que sufrió la pieza a lo largo de los siglos. El fin de tal proceder era obtener el polvillo de su piedra, •
Este articulo resume un capitulo de la tesis de Licenciatura «Arquitectura y escultura románica en la iglesia de Santa Maria de Cambre", realizada por la autora, con ayuda de una beca de Investigación del Ministerio de Educación y Ciencia, durante el curso 1982-83 bajo la dirección del Prof. D. Serafín Moralejo Álvarez, Catedrático de Historia del Arte Antiguo y Medieval de la Universidad de Santiago. Quede aquí constancia de mi gratitud hacia su magisterio.
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reliquia supuestamente milagrosa,para aliviar diversos males. El desgaste ha sido tal, que, de las dos asas que tuvo la hidria en otro tiempo, apenas sí quedan las huellas, y de los relieves que decoraron su copa se han borrado numerosos detalles (Fig. 1). Pese a esto, todavía conserva, providencialmente, la inscripción «IDRIE IhIM» en su borde. Ésta nos indica tanto su procedencia como el nombre -«Hidria de Jerusalén»- con que, en rigor, hemos de conocerla (Fig. 2). 1. NOTICIAS HISTORICAS La más antigua mención de la hidria se halla en la documentación del pleito sostenido, en 1519, entre la Colegiata de Santa María del Campo de La Coruña y el Monasterio de San Martín Pinario por la posesión del priorato de Santa María de Cambre. Al hacer el inventario de los bienes de la iglesia y describir los objetos conservados en una de las capillas absidales, se
Figura 1. Hidria de Jerusalén de Santa María de Cambre.
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La llamada "hidria de Caná» de Santa María de Cambre
Figura 2. Inscripción en el borde de la hidria.
menciona la existencia de la pieza con estas palabras: «en un Altar de la Ydria esta la dicha ydria...» (1). Volvemos a tener noticias de ella en 1550, a través del Licenciado Molina, quien, al hablar de los monasterios del «Reyno de Galicia», menciona el de «Pambre» (sic), indicando que «Ay allí una de las Idrias de las bodas del Architiclino» (2). Es pues ésta la primera referencia a la hidria de Cambre en calidad de supuesta reliquia de la actividad taumatúrgica de Cristo. Pocos años después, en 1572, Ambrosio de Morales nos proporciona más datos: «Es semejante a la de Oviedo en ser de muy lindo marmor blanco; mas muy diferente en el talle y en ser la otra lisa, y tener esta algunas labores. Todo ~s de esta manera, según que a mi me la enviaron debujada, que yo no fui allá. También es un poco menor que la de Oviedo». (MORALES, 1785, p. 117). Antes del 1607, el Cardenal Jerónimo del Hoyo visitó Cambre, y, al hablar de la iglesia, señala que «en la capilla mayor al lado del Evangelio está una de las hidrias en que Christo Nuestro Redentor convirtió el agua en vino en el milagro de las bodas...» (3). Ocho años después, es el P. Yepes quien nos da la más completa información de la hidria y de sus presuntas virtu(1) El manuscrito en cuestión se halla entre la documentación del Monasterio de San Martin Pinario, conservada en el Archivo de la Universidad de Santiago (Legajo 681, Sección de Bienes Nacionales). Deseo expresar desde aqui mi agradecimiento al Prof. Fernando López Alsina por haberme ayudado a localizar tal documento. (2) MaLINA (1550; fols. 44 y 45). Las «bodas del Archlticlino», son, obviamente, las de Cané de Galilea, donde Cristo obró su primer milagro (Jn. 2,1-11; Evangelios Apócrifos, Madrid, 1979, en «La Venganza del Salvador», VI, p. 515). (3) HOYO (1607, p. 23). En la página 232 aumenta las referencias sobre la pieza, al decir: «Aliado del Evangelio del altar mayor está una hidria de piedra puesta sobre una basa que dicen es una de las seis del milagro de las bodas y dicen que cave hasta ocho ac;:umbres, cada una. Debe ser algún retrato bien sacado de alguna dellas porque traerse de fuera paresce cosa dificultosa».
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des: «Otra cosa muy notable ay en este Monasterio: porque se muestra en él una de las siete hydras... y ay con ella entre los naturales del contorno tanta fé y devoción que para sus enfermedades procuran traer poluos de la misma hydria, las quales beuen, y se experimentan sucessos fauorables, y mejoría en la salud, por esso la hydria esta mellada en algunas partes, por la priessa que ha avido en llevar poluos. Es semejante esta Hydria a la que se muestra en la Iglesia mayor de Oviedo, que es de piedra como esta, y de su grandor y hechura y quando no lo fuera, no es necessario dar una misma forma y tamaño a todos los cántaros y tinajas que uno tiene en su casa...» (YEPES, 1615, T. V., fol. 64). Sin duda fue este reiterado reconocimiento de la hidria como reliquia el que atrajo el interés del abad de San Martín Pinario, quien, según un documento del 1675, pidió al prior de Cambre que le entregase «la anfora de pórfido que trajeron de Palestina en la segunda cruzada unos caballeros de Galicia y que se depositó y subsiste en dicha iglesia» (4). Pero el pueblo se negó a desprenderse de ella, y la hidria ha permanecido en Cambre, aunque cambiando de emplazamiento en diversas ocasiones. Podemos suponer, por el documento del 1519, que en un principio se situó en la segunda de las capillas absidales (SE.) del lado derecho, y que luego, tal vez a causa de los destrozos ocasionados en la iglesia por el ataque de los ingleses en el 1589, se la trasladó al lado del Evangelio de la capilla mayor, como nos dice el P. Hoyo. Después, según cuenta Castro Arias, se la colocó «cerca del presbiterio, en el sitio en que hoy se ve el púlpito llamado de la Epístola... El Excelentísimo Sr. Arzobispo Vélez había mandado cercarla con un enverjado; mas como, a pesar de esta defensa, no se evitaba la continuación de las raspaduras, guardósela en una especie de bastidor con vidrios, siendo para esto preciso trasladarla á la esquina derecha del altar de los Dolores, quedando así menos visible, pero libre de sucesivos detrimentos» (CASTRO ARIAS, 1884, p. 304). Este lugar podría ser la primera capilla de la derecha, ya que tanto ésta como la contigua muestran en las semicolumnas de sus respectivas entradas señales de haber estado cerradas por algún tipo de cancel. Aún se conservaba allí en la primera mitad del presente siglo. Fue tras la última restauración de la iglesia, en la década de los cincuenta, cuando se la dispuso en su actual emplazamiento (BUENO, 1935, pp. 10-11). A fines del siglo XIX y comienzos del XX fueron varios los estudiosos gallegos que, en mayor o menor grado, se interesaron por la pieza, aunque despojándola de su aureola de reliquia. LÓPEZ FERREIRO (1889, p. 546) se limita a citar los testimonios de Yepes, Morales y Molina. SEGADE CAMPOAMOR (1881, p. 219) se pronuncia ya con declarado escepticismo. Des(4) BARROS SIBELO (1875, p. 185). Aunque da un nombre distinto al recipiente, y al material en que está hecho, es indudable que se trata del mismo objeto.
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pués de reseñar que en la iglesia está «la famosa Hydria», concluye diciendo que ésta «no es más -en su opinión- que una pila bautismal de las que estaban en uso en los siglos, X, XI Y XII». Pese a ello, la tradición de su origen exótico ha perdurado y la población de Cambre se hace aún eco de la opinión primera: que la hidria fue traída por unos caballeros gallegos a su regreso de la Cruzada en Tierra Santa. La leyenda llega a precisar que tales caballeros fueron templarios. Según la tradición, la hidria habría sido trasladada desde su iglesia, Santa María del Temple, a la de Cambre -a 2 km. de distancia- cuando la Orden fue disuelta, a principios del siglo XIV. Veamos qué puede haber de verdad en la leyenda y cuál podría ser el origen de la pieza. El epígrafe antes reseñado parece confirmar su procedencia oriental, y hasta tres cauces diferentes nos ofrece la documentación para explicar su llegada a Cambre. En pimer lugar, CASTRO ARIAS (1884, p. 304), nos indica que en un opúsculo escrito por un carmelita en 1876 se dice que «las seis hydrias de piedra» del milagro de Can á «fueron conducidas al Occidente en la época en que los cruzados se vieron obligados a abandonar la Palestina por" las victorias que sobre ellos habían obtenido los musulmanes». El mismo carmelita afirma haber visto «una de estas hydrias en Cambre», y que «su construcción, la calidad de la piedra, que es como la de aquella parte de la Palestina, y su antigüedad, inclinan a creer que debió ser una de las seis de las bodas de Caná». «Si efectivamente es una de las seis hydrias» -concluye- «debe suponerse que fue conducida a España por .los monjes benedictinos, que se retiraron a Europa cuando Saladino se apoderó de la Tierra Santa en el siglo XIII». En efecto, el P. YEPES (1615, T. 11, fol. 421) nos recuerda que, con ocasión de la conquista de Jerusalén por los cruzados, «se fundaron muchos monasterios» en Tierra Santa. Entre éstos, hubo alguno en Galilea. No obstante, hemos de rechazar, en favor de las que siguen, esta primera hipótesis, por parecernos la menos viable y la más precaria en su base documental. La segunda posible explicación nos la brinda LÓPEZ FERREIRO (1889, p. 546): «la dificultad de explicar la traslación de la hidria desde Palestina a Cambre no es tan fuerte, que no tenga solución muy racional y verosímil. El célebre Conde de Galicia, D. Fernando Pérez, que poseía extensos territorios hacia la parte de Cambre, estuvo dos veces en Palestina, y no es creíble que personaje tan conspicuo (y si no él, alguno de los caballeros de su séquito) dejase de hacer lo que no descuidaban todos los Magnates de su tiempo, es decir, traer de Tierra Santa algún objeto que fuese a la vez testimonio de su expedición y aliciente para su piedad». El razonamiento nos parece irreprochable como hipótesis. Fernando de Traba firma como «Comes Hierosolymitano» en varios documentos de ha161
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cia 1150, y, en un documento del Cartulario del monasterio de Sobrado, él mismo especifica la fecha del 1153 señalando: «Anno quo ego Comes Fernandus, secundo Hierosoliman perrexi» (LÓPEZ FERREIRO, 1899, T, IV, pp. 132, 229; MURGUfA, 1979, T. XXII, p. 141). La costumbre de peregrinar a Tierra Santa parece que estuvo, por otra parte, bastante extendida entre los gallegos en la primera mitad del siglo XII, lo que motivó incluso que el Papa Pascual 11, a principios de siglo, dirigiera varias cartas al clero compostelano que prohibían, tanto a clérigos, como a caballeros, peregrinar a los Santos Lugares, a fin de que no se viesen despobladas estas tierras ante un posible ataque de los musulmanes (HISTORIA COMPOSTELANA, 1950, p. 96; RODRfGUEZ GONZALEZ, 1957, pp. 31-41). Sabemos, además, que muchos de los peregrinos que visitaban Jerusalén en ese tiempo eran cruzados en busca de indulgencias, alcanzadas más por la lucha contra el infiel que mediante penitencias y oraciones (LABANDE, 1958, p. 166). En una situación semejante pudo hallarse el Conde de Traba. Tal vez interviniese de un modo esporádico en Tierra Santa, al igual que sabemos que tomó parte en la expedición contra Almería. Así hicieron varios de los cruzados procedentes de diversas regiones europeas que se reunieron en Santiago, por las mismas fechas, con el fin de embarcarse hacia Oriente, y que, de camino, intervinieron en campañas contra los musulmanes en Portugal y Andalucía (LÓPEZ FERREIRO, 1899, T. IV). La opinión de López Ferreiro de que el Conde de Traba trajese la hidria en uno de sus viajes es verosímil. Según recuerda LABANDE (1958, p. 166), ya en el siglo XII se generalizó entre los cruzados la costumbre de traer reliquias de la Pasión o cualquier otro testimonio de las tierras y los tiempos evangélicos. Esto nos conduce a la tercera de las hipótesis: que la hidria hubiera sido traída por algún caballero .de la Orden del Temple, fundada en Jerusalén en 1118 y de la cual no sabemos exactamente cuándo se estableció en la Península. Parece que en Portugal ya estaba asentada en 1128 y que, en Galicia, pudo ser la Casa de Traba quien invitase a sus caballeros a establecerse en Burgo de Faro, otorgándoles tierras en las cercanías de La Coruña (SANTA ROSA DE VITERBO, 1962/66, 11, p. 231; MURGUfA, 1888, pp. 25961 ). Aunque no quedan restos de la posible fortaleza de los templarios, su importancia y número debió de ser muy grande, pues, a lo largo de la segunda mitad del siglo XII, hay una abundante documentación que hace referencia a ellos, a las donaciones que se les hicieron y a los problemas que tuvieron con la repoblada ciudad de La Coruña. Alfonso IX les compró las tierras que allí tenían y les ordenó que deshicieran la «nueva puebla del Burgo» (VEDIA, 1845, pp. 12-13, 146, 148). Pese a ello, no disminuyó la importancia de los Templarios en estas tierras. Según Murguía, todavía en el 1255 el Maestre del Temple, don Martín Núñez -a quien el escritor juzga antepa162
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sado de los Andrade-, confirma un documento de Alfonso X, yen las actas de emplazamiento, del proceso general contra los templarios, celebrado en Zamora en 1310, se citan como pertenecientes a la «bailiva de Faro» treinta y tres caballeros, bajo la autoridad del Maestre Mayor, O. Rodrigo Yáñez, «magno praeceptori ordini militae Templi in Hispania» (MURGUfA, 1888, pp. 260-1; FITA, 1882, pp. 80-3). Incluso tras haber sido disuelta la Orden en 1312, no dejaron los antiguos templarios de intervenir, de algún modo, en la vida de La Coruña (CASTILLO, 1915, pp. 186-192). No podemos descartar, por consiguiente, que hubiera sido alguno de tales caballeros quien transportase la «Hidria de Jerusalén» hasta la iglesia de Santa María del Temple o hasta la de Santa María de Cambre. Incluso VILLA-AMIL (1904, p. 226) al admirarse de la belleza de la iglesia, se pregunta si no habría sido construida así para honrar más dignamente la supuesta reliquia traída de Tierra Santa. Un dato más a considerar es que en una de las pilas de la Capilla Mayor de Cambre hay una inscripción que interpreto como «PETRUS EAN DEI MILES» (Fig. 7). El término «miles» puede entenderse tanto como «caballero» que como «soldado» de una milicia que, en la Edad Media, podía ser más que «militar» (<<Labora sicut bonus miles Christi») (5). Con motivo de la primera cruzada, los caballeros participantes en ella fueron designados como «Milites Christi», y así son llamados también los caballeros templarios en varios documentos portugueses (DUBY, 1980, pp. 260-4; SANTA ROSA DE VITERBO, 1962/66, 11, p. 238). Basados en esto, podemos suponer que el caballero al que se hace referencia en la inscripción fue o un cruzado o un templario. A este respecto, hay qe señalar que uno de los hijos de O.a Urraca Fernández (hija del conde. O. Fernando Pérez de Traba) y de O. Juan Arias, se llamaba Pedreans (6). Tal nombre coincide con el Petrus Ean del epígrafe de Cambre. La posibilidad de que se trate del mismo personaje se incrementa si consideramos que detrás de esta inscripción, y en el mismo soporte, figura el apellido FERNANDI, que podría corresponder a la misma D.a Urraca Fernández, la cual, en 1199, hace una donación «ad opus» a Cambre y otra «Ad frayres templarios» (LÓPEZ FERREIRO, 1901, pp. 86-88; CASTILLO, 1915, p. 191). Tampoco podemos olvidar que uno de los hijos de Urraca Fernández, Gonc;al Eanes, era Maestre de la Orden de Calatrava hacia 1218, y que, tiempo más tarde, un nieto del Pedreans citado, Pero Rois', fue «freire» de la (5) Sobre la voz «miles» pueden consultarse, DU CANGE (1840/50, letra «M», p, 377); SANTA ROSA DE VITERBO (1962/66, 8, p. 175, voz «Cavalleiro»); DUBY (1980), en Los tres órdenes... del feudalismo y en Hombres y estructuras de la Edad Medía (pp. 209-28); HISTORIA COMPOSTELANA (p. LXXXV); LÓPEZ FERREIRO (1975, pp. 18-21 Y 555). (6) BARCELOS (edic. facs. 1974, fols. 97-98 y 78). Hemos de recordar que dos señoras de la Casa de Traba, la mujer y una nieta de D. Fernando Pérez, se retiraron a vivir al monasterio de Cambre.
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Orden del Hospital (BARCELOS, 1974, fols. 78, 97-98). Por otra parte, sabemos que en un documento de Thomar, del 1223, un tal Pedro Annes firma como Maestre del Temple. La hipótesis de que pudiera identificarse con el Pedreans de Cambre, por muy aventurada que resulte, no merece ser totalmente descartada, vistas ya otras vinculaciones de la Casa de Traba a diversas órdenes militares (SANTA ROSA DE VITERBO, 1962/66, 11, p. 237). La posible relación de Pedreans con la Orden del Temple explicaría el que, tras la desaparición como tal de la Orden, recayesen los bienes y heredades de los templarios del Burgo en poder de la Casa de Andrade, descendiente, por cierto, de la de Traba (CASTILLO, 1915, p. 191; VAAMONDE, 1901, p. 83). La hipótesis anterior facilitaría, al mismo tiempo, la explicación de la presencia de la hidria en Cambre: si Pedreans fue templario, bien pudo pasar algún tiempo en Jerusalén y traer la hidria a su regreso, depositándola en la iglesia de Cambre, vinculada a su familia y próxima a la iglesia de los templarios. Este hipotético donativo justificaría la tan ostentosa presencia de su nombre en el santuario de nuestra iglesia (7). El análisis estilístico de la pieza nos dirá la última palabra. 2. LAS HIDRIAS DE CANA EN EL CULTO A LAS RELIQUIAS Y EN LA ICONOGRAFfA La hidria de Cambre no es el único caso conocido de una pieza considerada como «hidria de Caná» en algún momento de su historia y conservada desde entonces como reliquia en un santuario.'Sin embargo, a pesar de la temprana representación del milagro de Caná en el arte cristiano y de la gran cantidad de pie'zas que llegaron ser veneradas como «hidrias de Caná», hasta el siglo VI no se demuestra conocimiento ni interés por ellas en los peregrinos que visitan los Santos Lugares. El Itinerarium anonymi Placentini, escrito en el 551, nos da la primera noticia de las hidrias. San Willibald, en el 725, dice que «en la ciudad de Caná... hay una gran iglesia, y en esta iglesia se ve una de las seis hidrias que el Señor había ordendo llenar de agua, la cual fue transformada en vino»... (MÉLY, 1903, pp. 145-6). Tal hidria, por tanto, es considerada como una reliquia de Cristo y venerada en el peregrinaje a Galilea. No obstante, han de pasar muchos siglos para que esta pieza vuelva a ser reconocida por notables viajeros (Lamartine, Vogüé, Víctor Guerin), en la segunda mitad del siglo XIX (MÉLY, 1903, pp. 147-8). Tras está primera mención, hay que esperar dos siglos' para que el cuIta a las reliquias de las hidrias se inicie en Occidente. De las hidrias apareci(7) Un ejemplo similar, personificado en otro caballero templario. puede verse en el Elucidario ... de SANTA ROSA DE VITERBO (1962/66, 11, p. 237).
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das en Europa, las más antiguas sólo se documentan a partir de los siglos X y XI. Entre éstas, la primera conocida como «hidria de Caná» sería la de Reichenau, tallada en mármol y donada a su abadía por un general bizantino, en el 910 (MÉLY, 1903, pp. 149, 167). Le siguen las hidrias de Quedlinburg, en travertino blanco, y de Hildesheim, en pórfido rojo, traídas desde Constantinopla por la 'emperatriz Teophano. De la de Hildesheim, consta que fue donada en el 1020 a la abadía de San Miguel por el obispo Bernward (M ÉLY, 1903, pp. 161-2, 166). Según la monografía que MÉLY (1903, p. 149) dedicó a estas piezas, la siguiente en antigüedad sería la de Saint - Philibert de Tournus, localizada allí desde antes de 1087. Este puesto, no obstante, le es disputado por una de las tres hidrias conservadas en España, la de San Salvador de Oviedo (MÉLY, 1903, pp. 164-5). La existencia de esta última hidria consta ya en dos inventarios de fines del siglo XI, anteriores al Pelagiano del 1109 en el que se basó Mély para datar la pieza (8). Con posterioridad, aparece en los inventarios redactados por el cabildo ovetense en el siglo XVI (9) Y Ambrosio de MORALES (1765, p. 86) señala sus dimensiones y aspecto. Gracias a una descripción de la ciudad de Jerusalén realizada hacia el 1130, sabemos que en el siglo XII, al menos, había allí dos hidrias (MÉLY, 1903, pp. 145, 155-70). En el siglo XIII se documentan las de Aix-Ia-Chapelle y Port-Royal, traída ésta, según la tradición, por San Luis desde Tierra Santa (10). Al siglo XIV, pero con orígenes ya más confusos, parecen remontar las hidrias de Reinkenhagen, de Constantinopla y de Bolonia. Otras piezas, de procedencia menos conocida y datación más tardía, se hallan en Moscú, Soissons, Tongres, Venecia, Pisa, Le Puy, Magdeburgo, Colonia, Bamberg, Angers, Cluny y en el Escorial (MÉLY, 1903, pp. 155-70; VOGÜÉ, 1853, pp. 91-5). Los vasos que hemos señalado -existentes hoy en su mayoría- son a cada cual más dispares en forma, dimensiones y material en que fueron realizados. La procedencia lejana de casi todos y el exotismo de sus formas y materiales fue su único común denominador: éste les abrió las puertas de esos «gabinetes de curiosidades» que eran frecuentemente los tesoros y relicarios de las catedrales o abadías medievales. Para su estudio, podríamos clasificarlos atendiendo a su antigüedad, material y origen. El grupo más coherente es el formado por una serie de vasos antiguos, labrados en piedras duras, que, por su belleza y rareza, hubieron de susci(8) Sobre ésto, pueden consultarse los siguientes autores: DE BRUYNE (1927, pp. 93-96); FERNANDEZ CONDE (1971, pp. 115-117); VAZQUEZ DE PARGA Y otros (1949,11, pp. 479-92 Y 283-86); RISCO (1789, XXXVII, Ap. XV, p. 557 Y T. XXXVII, pp. 82 Y 318). (9) Tal noticia es recogida por RISCO (1789, XXXVII, pp. 288-93); VAZQUEZ DE PARGA (1949),11, pp. 482 Y 492) Y QUADRADO (1885, p. 87). (10) Sobre las hidrias de Port-Royal y Salnt - Denls, pueden consultarse, Igualmente, PETIT de JULEVILLE (1852, p. 397); DE GUILHERMY (1853, p. 44); "GILBERT.. (1853, pp. 95-6).
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tar un interés coleccionista previo o al margen de su futuro destino como reliquias (11). De origen romano parecen ser el vaso de Santa Úrsula de Colonia, en mármol; el de Oviedo, una gran vasija de piedra, panzuda y con dos asas; el del Escorial, una ánfora de piedra de diseño elegante traída de Jerusalén antes de 1579 y donada a Felipe 11; y los dos de Bamberg, de mármol rojo y, según Gottlieb Murr, vasos funerarios romanos (MÉLY, 1903, pp. 160, 164-5, 158). De origen helenistico podria considerarse el vaso de Angers, en pórfido rojo y decorado con dos máscaras báquicas (MÉLY, 1903, p. 157). Provienen de Bizancio los vasos de Reichenau, Hildesheim y Quedlinburg (MÉLY, 1903, pp. 161-2, 166-7). El vaso de San Marcos de Venecia, antiguo y en granito gris, posee una doble inscripción en su panza -cuneiforme y jeroglifica- que inclina a datarlo en la época de la ocupación persa de Egipto (MÉLY, 1903, pp. 169-70). Un segundo grupo lo formarian los vasos realizados ya en tiempos medievales, pero también en piedras duras y semipreciosas, y traidos desde Oriente. A él pertenecen el vaso de Moscú, llegado desde Constantinopla, en el siglo XII; el de Port-Royal, en alabastro oriental y con caracteres hebraicos quizá del siglo XIII; y el de Reinkenhagen, de fines del siglo XI~ y tallado en una pieza de ágata (MÉLY, 1903, pp. 164-8). En este grupo podría incluirse la hidria de Cambre, si prescindimos de ciertas singularidades que estudiaremos más adelante y que la hacen digna de un apartado independiente. En un grupo compuesto por piezas labradas preferentemente en mármolo alabastro, pero del que no sabemos la antigüedad ni la procedencia, podríamos incluir los vasos de Cluny, de Saint-Denis y el de San Nicolás del Lido, en Venecia (MÉLY, 1903, pp. 167-8, 170). Otro conjunto, integrado por los vasos de los que no consta ni la forma ni el material en los inventarios, pero de probable origen oriental, reuniria el de Aix-Ia-Chapelle, el de Bolonia, el de Bourges -considerado en principio como una copa de la Última Cena, igual que el de Saumur-, el de Magdeburgo -en cerámica- y el de Orleans -quizás una simple pila de agua bendita, con inscripción griega, conservada en su museo- (MÉLY, 1903, pp. 156-7, 159, 168 Y 164). A éstos se podrian añadir los vasos del Puy, Soissons y Tournus, el de Pisa y el de Ravenna -de los que no queda rastro-, y el de Tongres, del que tampoco nada se sabe (MÉLY, 1903, pp. 169, 166). Debido a la antigüedad de muchas de las piezas reseñadas, podríamos pensar, a priori, en algún tipo de relación entre ellas y la iconografía que del Milagro de Caná se elaboró en la Edad Media, bien fuera porque ésta reflejase la morfología de alguna de las supuestas reliquias o bien porque éstas (11) Este fenómeno se halla reflejado, p. ej., en las obras de los siguientes autores: MÉLY (1903, pp. 148-50, 153 Y 156); DUBY (1979, pp. 43-57); YARZA et al. (1982, pp. 31-46, 56-59 Y 231).
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debieran su fortuna como tales a su coincidencia con alguno de los tipos divulgados en la imaginería. Un análisis detenido de la cuestión, nos hará ver, sin embargo, que las relaciones entre la iconografía y las reliquias no son nada claras ni concluyentes. La primera representación conocida del milagro de Caná procede del Cementerio de los Santos Pedro y Marcelino y es del siglo 111. Las seis hidrias están en el suelo y Cristo las toca con una varita. Desde entonces, la fórmula compositiva no varió demasiado. Pero no vamos a ocuparnos de eso aquí, sino de la forma de las vasijas, unas tinajas altas, de cuello corto y boca ligeramente más ancha en este primer ejemplo (12). Las representacoines de las hidrias han sido variadas, aunque sin seguir una evolución formal clara; más bien se fueron creando una serie de esquemas o prototipos independientes, empleados por los artistas según su gusto o la tradición determinante (13). Por lo general, la forma adoptada en los sarcófagos es siempre la misma. Las hidrias en vez de tales parecen simples tarros de pequeño cuerpo, cuello corto y boca ancha, sin pie ni decoración (14). Otra de las formas más antiguas es la de gran tinaja o dolium, panzuda, de cuello corto y boca del mismo diámetro. Aparecen así hacia el 430 en las puertas de Santa Sabina de Roma, inaugurando uno de los tipos más repetidos posteriormente (15). Es muy poco corriente, en cambio, la representación de las hidrias, como cálices, del Evangeliario de Rahhula (SCHILLER, 1972, f. 467). Cabe destacar que, salvada la diferencia de proporciones, es ésta la forma que más se asemeja a la de Cambre tal como se conserva hoy, sin asas. Y más extraño, todavía, es el tipo de vasija que aparece en una serie de vidrios dorados paleocristianos, de forma esférica y cubierta con tapadera (16). Tal vez la forma más elegante sea la de ánfora que adoptan en la Cátedra del Arzobispo Maximiano de Ravenna, hacia el 545: Por primera vez aparecen los recipientes decorados con acanaladuras verticales y una franja en espiga rodeando sus hombros, a la misma altura de las asas (SCHILLER, 1972, f. 468). En los marfiles carolingios se vuelve al tipo de tinaja sin asas, con cuerpo sin demasiada panza y de cuello más bien ancho, que alcanza una forma (12) Sobre la Iconografla de las hidrias de Cané, puede consultarse el Diciionnaire de CABROL-LECLERCa (1913/53,11, letra ceC.., cols. 1802-4). Acerca del sentido alegórico del Milagro de Caná y su representación, véase, MALE (1931, pp. 196-7 Y 183-4); REAU (1955/59,11/2, pp. 15,363-5); SCHILLER (1972, pp. 163-4). (13) Véanse algunos ejemplos en CABROL-LECLERCa (Ibidem) y en SCHILLER (Ibidem, láms. 464-475). (14) Pueden verse algunos ejemplos en A. GRABAR (El primer arte cristiano (200-395), Madrid, 1967, lém. 464), J. PIJOAN (Summa Artis VII, Madrid, 1964, flgs. 94-99 y 104) o, A. GARCIA BELLIDO (Arte Romano, Madrid, 1979, láms. 1222, 1224, 1225, 1226, 1227). (15) Puede verse su reproducción en las siguientes obras: SCHILLER (1972, flg. 466), W. VOLBACH (Arte Paleocristiano, Madrid, 1967, p. 101), AGE OF SPIRITUALITY (Metropolltan Museum of New York, 1979, léms. 406 y 450). (16) CABROL-LECLERCa (Ibidem, flgs. 1990-1992); AGE OF SPIRITUALITY (1979, pp. 431, 438 Y léms. 388 y 396).
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próxima al tonel en manuscritos ingleses de los siglos XI y XII Y en algunos marfiles alemanes (17). Otro ejemplo de recipiente sin asas lo proporcionan las hidrias de la columna de bronce de Hildesheim, con pie, cuello alargado, boca relativamente estrecha, panzudo en su base y decorado con franjas horizontales, similar al representado en San Baudelio de Berlanga (18). Por cierto, que en el caso de la representación de Hildesheim podemos descubrir una innegable relación entre la iconografía de las hidrias de Caná y sus reliquias. Hemos de recordar que la hidria de Hildesheim era de pórfido rojo y fue entregada por el obispo Bernward en 1020 a su abadía; pues bien, de la misma época data la columna de bronce antes aludida, realizada por mandato del mismo obispo y cuyas hidrias, curiosamente, repiten el modelo plasmado en una miniatura de las Bodas de Caná del Libro de oraciones de Hildegarda de Bringen (19). Las hidrias de tal miniatura tienen la peculiaridad de estar pintadas imitando al pórfido, material en el que solamente están labradas la hidria de Hildesheim y la de Angers, que, por otra parte, es de datación tardía y formato distinto. Parece, pues, bastante evidente que la hidria venerada en San Miguel de Hildesheim ha servido de inspiración para la representación artística de las hidrias de Caná en los territorios más o menos cercanos a la abadía yen obras contemporáneas a la instalación de la reliquia en la iglesia de Hildesheim. A modo de lagenae romanas las vemos en las pinturas de Bagüés, en el antependium de la catedral de Salerno o en la cubierta de un relicario de San Nazario de Milán. Este tipo llega a su máxima estilización en el Libro de Pericopios de St. Erentrud, del 1140 (20). Provistas de dos asas, las hay con forma de jarrón, de cuerpo estilizado, como aparecen en una ilustración de la Psychomachia del siglo X, o con un cuerpo más ancho y corto, como se ve en algún marfil conservado en Gmünden o en el British Museum, llegando a ser grandes ánforas con asas en voluta en el Codex Egberti (980) (21). Con una sola, semejando auténticas jarras, aparecen en el arca de San Felices de San Millán de la Cogolla (ca. 1090) Y en el Psalterio de Saint Swithum (S. XII) (22).
(17) Reproducciones de este tipo de hidria aparecen en GOLDSCHMIDT (Die Elfenbeinskulpfuren, Berlín, 1969, láms. 6 y XXII, figs. 46-47 del Vol. IV, yen el Vol.l,lám. XXXIV, fígs. 81-82) y en SCHILLER (1972, f. 470). (18) Véanse sus reproducciones en F. J. SANCHEZ CANTÓN (El arfe crisfiano en España, Madrid, 1950, 11, lám. 50) y en SCHILLER (1972, f. 472). (19) La representación aludida se encuentra en el Libro de oraciones de Hildegarda de Bingen, recogida por F. AVRIL en Le femps des Croisades (Parls, 1982, p. 200, flg. 184). (20) Sus representaciones pueden verse en A. GRABAR (Marfyrium. Recherches sur le culte des reliques ef l'arf chréfien anfique, 11, Londres, 1972, flg. 3), G. BORRAs (La pinfura románica en Aragón, Zaragoza, 1978, lám. 71), GOLDSCHMIDT (Ibid., IV, lám. LXXIX, fig. 312) Y en SCHILLER (1972, lám. 474). (21) E. TEMPLE (Anglo - Saxon Manuscripfs 900-1066, Londres, 1976, figs. 158 y 166), GOLDSCHMIDT (Ibidem, lám. XXII, flgs. 46-47) y SCHILLER (1972, f. 471), reproducen estos tipos de hidrias. (22) Pueden verse en E. URANGA GALDIANO (Arfe Medieval Navarro, 11, Pamplona, 1973, lám. 39c), T. S. R. BOASE (English Arf, 1100-1216, Oxford, 1953, láms. 64 y 95a).
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Finalmente, como un gran tazón con dos asas, aparecen en un capitel del claustro de la catedral de Tarragona. Esta forma es la más cercana a la hidria de Cambre, con la excepción de la poca altura de su pie y del menor diámetro que presenta su boca con respecto a la base. Se asemejaría en esto bastante más a la hidria de Oviedo, lo que induce a pensar que en este caso -como podría suceder en el de Hildesheim-, la supuesta reliquia de Oviedo inspiró la representación plástica de la hidria en el capitel ya aludido, puesto que los relieves del claustro de la catedral de Tarragona son posteriores a las fechas dadas por los inventarios de reliquia para la hidria de Oviedo (23). Se puede observar, pues, que la variedad formal es realmente numerosa como para dar pie a que cualquier tipo de vasija extraña o antigua llegara a verse como una de las seis hidrias evangélicas. No se puede hablar de una tradición iconográfica en las hidrias que nos permita suponer la existencia de un modelo reconocido como original, es decir, una reliquia célebre, imitada por los artistas a lo largo de toda la Edad Media. Las únicas excepciones a este hecho parecen haber sido las hidrias de Hildesheim y de Oviedo, las cuales, como ya dijimos, pudieron haber inspirado ciertas plasmaciones del milagro de Caná. También hemos visto como tampoco los numerosos recipientes estudiados, calificados como «hidrias de Caná», tuvieron una forma o dimensiones concordantes con las representaciones más antiguas del milagro. No obstante, entre ellas hay algunas que recuerdan los prototipos indicados. Así, la hidria de Colonia se parece a las representadas en la arqueta de San Nazario de Milán (382) en forma de lagenae; el ánfora del Escorial y la de Venecia recuerdan a las de la Cátedra de Maximiano por su elegante forma clásica; las de Magdeburgo y Saint - Denis podrían asimilarse al tipo de dolium representado en las puertas de Santa Sabina. Las hidrias de Port - Royal y Quedlinburg se parecen a las representaciones de la Biblia de Avila O a la cubierta de un Evangeliario de la Col. Duque de Cumberland. Las hidrias de Bamberg, simples jarritas de un asa, podrían compararse con las del arca de San Felices o del Psalterio de St. Swithum. La de Cambre no se parece a ninguna de éstas y formaría un tipo aparte (24). Tal cúmulo de hidrias podría hacernos sonreir, más que indignarnos, ante la magnitud del piadoso fraude de reliquias llevado a cabo. Sin embar(23) K. PORTER (RomanesqueSculpture 01 the PilgrimageRoads, Bastan, 1923, V, lám. 607) y MÉLY (1903, p. 165, f. 15), ofrecen una reproducción de tales hidrias. Apartándonos ya de la iconografla de los vasos de Caná, se puede destacar que en un psalterlo bizantino aparece un recipiente con una forma igual a la hidria de Cambre, con dos asas en voluta. Un modelo similar por el esquema compositivo de su decoración, aunque sin asas, lo brinda el Cáliz de Antloqula. Sus representaciones, pueden verse en J. PIJOAN (Summa Artis, VII, 1964, p. 407, flg. 581, láms. X y VII, respectivamente). (24) Pueden consultarse los citados articulas de MÉLY, PETIT de JULEVILLE, DE GUILHERMY, DE VOGÜÉ y «GILBERT», además del Diccionnaire de CABROL-LECLERCQ (cols. 1818-19), para confrontar las hidrias conservadas con las representaciones Indicadas.
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go, no hay motivos para suponer que aquellos que las tomaron por «hidrias de Caná» y las nombraron de ese modo, pretendieran engañar a nadie. Era muy fácil que cualquier peregrino o personaje notable que hubiera viajado a Tierra Santa, se trajese a su regreso un vaso que le hubiera parecido curioso o bello, para ofrecerlo como donativo a la iglesia más vinculada con su existencia. Con el paso del tiempo, pudo haberse perdido el conocimiento de ese primer origen, y el recipiente pasar a ser designado, por el lugar de procedencia, como vaso o hidria de Can á o de Jerusalén. Sabemos que esto le sucedió a las «hidrias de Magdeburgo y de Orleans; tal vez ocurriera igual con la de Cambre (MÉLY, 1903, pp. 148-54). Por otra parte, según apunta F. de Mély, la transformación de una vasija antigua, de orígenes desconocidos, en hidria de Caná, pudo verse favorecida por la confusión de «cana» -medida de capacidad- con la ciudad de Can á de Galilea, o por considerar, por un error de lectura, como «vasos de Caná» algunos cálices llamados «vasos de la Cena», como sucedió con la «hidria» de Beauvais (MÉLY, 1903, pp. 153-4). Todo lo dicho se ejemplifica en la hidria de Cambre. La inscripción de su borde, en caracteres del siglo XII, no dice «Hidria de Caná», sino «Hidria de Jerusalén» simplemente, y ha de datar del momento en que la pieza fue labrada o trasladada al Occidente. El que se hubiera tenido buen cuidado de indicar el lugar de origen nos habla de la importancia que, por la razón que fuese, se le dio desde un principio, bien por el personaje que la trajo -que querría dar con ella testimonio de su viaje a Tierra Santa- o bien por el santuario encargado de custodiar la ofrenda recibida. Otra posibilidad es que la hidria hubiera sido cincelada por artesanos del Occidente cristiano establecidos en Jerusalén, y que ellos mismos fuesen quienes grabasen el nombre con vistas a una posible venta -como reliquia o no- al peregrino que desease llevarla como recuerdo. Ahora bien, dado su volumen y peso, hemos de reconocer que su transporte debía de resultar difícil para un peregrino corriente. Tuvo que ser alguien con medios económicos importantes aquél que pudo adquirirla y transportarla; de ahí que la hipótesis de que hubiera sido un miembro de la Casa de Traba nos parezca la más viable de todas las apuntadas. Teniendo en cuenta lo dicho hasta el momento, la singularidad de la hidria de Cambre resulta manifiesta: Su forma no ofrece paralelos iconográficos con ninguna representación conocida de las hidrias de Caná. Sin embargo, en el dibujo que hizo Vogüé de las hidrias conservadas junto a la antigua casa de las bodas de Caná, encontramos cierta similitud -sólo en aspecto muy general yen tamaño- con la de Cambre. Por supuesto, ésta no es una de ellas; pero es interesante destacar que ninguna de las otras supuestas reliquias de Caná se parece tanto, en dimensiones, como la de Cambre a las hidrias de Galilea. Esto permite suponer que la hidria de Cam170
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bre pudo haberse labrado teniendo conocimiento de las dos hidrias conservadas en Caná (25). Por otra parte, si bien podría pensarse en una posible relación entre la hidria de Cambre y las del Escorial y Port-Royal por su común procedencia hierosolimitana, ésta se reduce precisamente a tal coincidencia en las tradiciones que hacen venir a las tres de Tierra Santa, traídas por un personaje importante. Por lo demás, cada una presenta unas características peculiares. La del Escorial es un vaso antiguo; la de Port-Royal quizá sea del siglo XIII y obra de un artista judío; y la de Cambre, como intentaré demostrar mediante su análisis estilístico, es del siglo XII y hecha en Jerusalén por artistas europeos. Permanecen como una incógnita en nuestro e$tudio las dos hidrias conservadas en Jerusalén en la primera mitad del siglo XII y de las que no se ha vuelto a saber nada. En la descripción que se hace de dicha ciudad, en 1187, ya no se habla de ellas. Quizá fueran ocultadas ante el temor de que perecieran a manos del ejército de Saladino, que ocupó Jerusalén en octubre de ese mismo año; quizás hubieran sido transportadas a otro lugar anteriormente. Aunque desconocemos su forma y no podemos compararlas con las hidrias restantes, sabemos que una era de piedra y la otra de mármol. Es de notar que de piedra también es la hidria del Escorial y de mármol la de Port-Royal. De una piedra compuesta por caliza, aragonito y yeso, similar al alabastro, e imposible de hallar en Galicia por ser propia de suelos áridos, es la hidria de Cambre (26). ¿Sería alguna de estas hidrias las que se mencionan en la descripción de Jerusalén del 1130? No podemos saberlo con respecto a las del Escorial y Port-Royal, pero sí podemos intentar descubrirlo, a través del análisis estilístico de sus relieves, en el caso de la de Cambre (27). 3.
LA HIDRIA DE CAMBRE: ANÁLISIS y FILIACiÓN TIPOLÓGICA Y ESTIUSTICA
En la copa de la hidria de Cambre se distinguen claramente dos zonas definidas por distintos motivos ornamentales y una línea que sirve de límite entre ambas. La superior se decora con seis grandes rosáceas de unos 20 (25) Véase MÉLY (1903, pp. 146-48 Y 156-70. Debemos aclarar, sin embargo, que ninguno de los recipientes señalados podrla llamarse ..hidria.. en sentido estricto, si nos atenemos a la definición que se da de ella, por ejemplo, en el Diccionario de términos de Arte y Arqueología, de G. FATAs y G. BORRAS (Zaragoza, 1980, p. 118). (26) MÉLY (1903, pp. 149-50, 160-61 (Escorial), 162-3 (Jerusalén) y 165-6 (Port-Royal). Agradezco al Prof. Dlaz-Fierros del Departamento de Edafologla de la Facultad de Farmacia de Santiago, el interés manifestado en el análisis qulmlco de la hidria. (27) Véase la descripción de Jerusalén en el articulo de MÉLY citado (p. 163) Yel plano de la ciudad ofrecido por Z. Jacoby en la p. 379 de su artIculo ..The Workshop of the Temple Area In Jerusalem In the Twelfth Century..... (1982, pp. 325-394).
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cm. de diámetro, y la inferior, con un tallo ondulado del que surgen siete zarcillos en espiral cerrada. En cada una de las curvas que forma el tallo se desarrolla un roleo, originando asi un motivo de perimetro circular integrado en una franja de anchura igual a su diámetro. Cada una de las espirales no se reduce, sin embargo, a un simple zarcillo: Dentro de ellas, y como brotando de cada zarcillo, aparecen unas pequeñas flores que, con su botón y su contorno, marcan el menor de los circulas, casi concéntricos, que forma la espiral de los distintos roleos. Los zarcillos van unidos en forma de S tumbada, inclinada a derecha e izquierda alternativamente. Las florecillas que cobijan cada uno de los roleos tienen un botón protuberante de 1,5 cm. de diámetro y unos pétalos de unos 2 cm. de largo. Debido a la mala conservación de la hidria por las raspaduras sufridas a lo largo de ocho siglos, apenas pueden observarse estos detalles, pero en alguna flor aún se notan bien cinco incisiones radiales que en otros tiempos hubieron de delimitar los pétalos (Fig. 3). Las rosáceas de la zona superior están separadas por intervalos regulares de 11 cm. Pese a lo desgastadas que están, su forma se adivina curiosa y totalmente inusual en nuestro románico. El puma que ocupa su corazón es de unos 5 cm. de diámetro. Cerca del borde de la flor se alternan agujeros grandes y pequeños, festoneando los lóbulos (Fig. 4).
Figura 3. Detalle de un roleo.
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Figura 4. Detalle de una roseta.
Esta minuciosa descripción no ha tenido otro fin que resaltar la rareza de la hidria dentro del románico gallego e incluso del hispano, en contra de la opinión de SEGADE CAMPOAMOR (1881, p. 219), al pretender que ésta fuera una pila bautismal de manufactura local. Sin llegar a la antigüedad que le asignan Ceán Bermúdez o Cano, al suponerla «urna sacerdotal cineraria del tiempo de los romanos» (28), o a calificar de «Iituus y páteras» sus relieves, como hace el anotador de Morales en el tomo X de la Crónica General de España, según recoge Segade Campoamor de López Ferreiro (29), creemos que estaba mucho más acertado CASTILLO (1926, p. 30) al decir que la hidria es «románica de estilo, inda que allea a o naso arte, como vida de outras terras».
(28) Esta opinión es recogida por A. del CASTILLO (1929/30, p. 197, n. 1), y por B. Barreiro en el articulo de CASTRO ARIAS "Santa Marla de Cambre y su Hidria.. (1884, p. 302). (29) Bernardo Barreiro en la obra citada anteriormente (1884, p. 302), dice: "López Ferreiro habla de un dibujo que trae el tomo X de la Crónica General de España continuada por Morales, y según es, dicho dibujo parece del siglo IX o XI, añadiendo que el anotador del citado Viage, al pie de la página 150, supone que sea de procedencia pagana, y califica de lituus y pateras unos dibujos que en ella se hallan esculpidos... Esto mismo se encuentra en la carta de R. SEGADE CAMPOAMOR a La Ilustración Gallega y Asturiana (1881, p. 219).
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Entre las pilas bautismales conservadas en España, no conocemos ninguna que tenga o haya tenido asas, como las tuvo la de Cambre. Si bien hay alglI1a en forma de copa alargada, no se puede asimilar a la hidria ni por su decoración ni por el material. Hay algunas pilas en Santander, Burgos o Palencia en las que, si bien una franja de flores, roleos, palmetas o racimos decora su parte superior, tales elementos distan mucho de los zarcillos que presenta la hidria de Cambre (30). Hemos de buscar, por consiguiente, ese tipo de ornato fuera de España para poder encontrar alguna relación o influjo sobre los relieves de la pieza aquí estudiada. Aceptando en principio el testimonio de la inscripción de la hidri~, podemos centrar nuestra encuesta entre las manifestaciones que el arte románico alcanzó en Tierra Santa. Éstas se vinculan, particularmente, a tradiciones itálicas y provenzales, llevadas por artistas emigrantes instalados en el Levante cristiano tras la primera cruzada. El flujo de occidentales llegados a Jerusalén después de 1099 fue considerable. Junto a los caballeros, se establecieron campesinos borgoñones y poitevinos, nobles provenzales, artesanos y comerciantes italianos. Esta concentración de población latina se vio reforzada por un flujo continuo de peregrinos y cruzados, de manera que el contacto con las formas de vida occidentales nunca llegó a perderse (31). No es de extrañar, por ello, que, como en cualquier país del Occidente, floreciera en Jerusalén un arte románico peculiar, en el que ciertos rasgos del arte bizantino y sirio se integraron sin violencia en tradiciones provenzales e italianas, precisamente aquellas que se caracterizaron por mantener más viva la herencia del arte clásico (32). De esta escultura nos interesa particularmente la producida POi el taller de escultores que trabajó en el área ocupada en Jerusalén por la Orden del Temple, y que Zehava JACOBY (1982, p. 325) ha definido como «a unique phenomenon in the framework of crusader sculpture in the Holy Land». Dicho taller, cuya fecha tope de producción se sitúa hacia el 1187, pudo comenzar a trabajar, según Jacoby, hacia el 1165, dejando «una decisiva impronta en Jerusalén por la abundancia y alta calidad de sus trabajos» (JAca BY, 1982, p. 325). (30) Pueden verse algunas de estas pilas en 1. BANGO TORVISO (Arquitectura románica en Pontevedra,La Coruña, 1979, lám. CXXVI, b). M. A. GARCIA GUINEA (El románico en Santander, 1, Santander, 1979, tigs. 103, 77-78, Y p. 280); J. PÉREZ CARMONA (Arquitectura y escultura románicas en la provincia de Burgos, Burgos, 1959, figs. 278, 172, 124 Y 125) Y L. M.a LOJENDIO (CastiJ1a/2, Madrid, 1979, láms. 124, 130 Y 122). (31) Noticias recogidas de H. LAMB (1, s. a., pp. 301-2), DESCHAMPS (1964, p. 17), Y de David JAGOBY en su conferencia "La pénétration de l'Occident en la Méditérranée orientale aux Xle et Xlle siécles: L'expansion commerciale et les croisades», dada en la XXIX Session d'tté del C.E. S. C. M. de Poitiers, en 1982. (32) Véase en DESCHAMPS (1964, pp. 241-4, 17,289 Y 292), Z. JACOBY (1982, pp. 325, 367 Y 386) Y K. J. CONANT (1979, pp. 336-341 Y 377).
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Los escultores del Templo (les llamaremos así para abreviar su nombre) se especializaron en la decoración de mobiliario litúrgico, sepulcros de reyes y de nobles, capiteles de claustros y portales de iglesias, alcanzando en esta tarea un verdadero monopolio, tanto en Jerusalén como en las poblaciones cercanas. Los numerosos encargos que realizaron en esos veinte años prueban el prestigio de que gozaban entre sus poderosos patronos: reyes, clérigos y, sobre todo, caballeros templarios. Durante el tiempo de su actividad, muestran una continua evolución hacia un arte cada vez más rico e imaginativo, culminando su labor en la tumba de Balduíno V, muerto en 1186, un año antes del probable cese del taller a consecuencia de la ocupación musulmana. La fecha que se da para el comienzo de su labor en Jerusalén se basa en las de sus posibles precedentes en Provenza y en el sur de Italia. Aunque se carece de fechas seguras para las iglesias francesas o para sus primeras producciones en Tierra Santa, la datación antes propuesta -1165-1170se corroboraría con el posible reclutamiento, por maestres templarios y hospitalarios, de artistas del taller de Saint-Giles du Gard en esos mismos años (33). Por otra parte, es bastante probable que el núcleo de artistas que formaron el taller del Templo, hubiese conectado directamente con otros artistas provenzales asentados en Jerusalén con anterioridad y autores de obras tan importantes como los dinteles del Santo Sepulcro que, aunque de fecha discutida, suelen datarse entre 1144-1149. Uno de dichos dinteles, el derecho, está decorado con roleos entre los que se esconden y bullen figuritas de hombres, rosetas y pájaros que recuerdan bastante el estilo elaborado y preciosista de los zarcillos tolosanos, en especial los del Claustro de la Daurade (34). Admitido como anterior al 1165, este dintel sería la obra que mostraría en embrión las características del taller que estamos tratando, y que son: a) Una especialización en trabajos ornamentales efectuados en relieve sobre piedra caliza o mármol (35). b) Predominio de motivos vegetales sobre los historiados. Entre los primeros, el taller muestra una especial predilección por los tallos ondulados en roleos y las rosáceas, tratados en una composición orgánica. c) Los tallos suelen verse invadidos por largos y picudos acantos. Como remate de los zarcillos aparece una flor, la cual define aún mejor la apariencia concéntrica del roleo. Sin embargo, cuando en el taller predomina la influencia siciliana, puede ocurrir que tallos y zarcillos se muestren desnudos de adorno y con un modelado más plano. (33) Sobre el prestigio alcanzado por el taller, véase el articulo de Z. JAGOBY citado anteriormente (1982, pp. 325 Y 383) Y "The Tomb of Baldwin V"',,, de la misma autora (1979, pp. 3-15). (34) T. S. R. BOASE (1938/39,11, pp. 1-20, láms. la y lb), A. BORG (1972, p. 36), YDESGHAMPS (1964, láms. 100-101), muestran reproducciones de las obras que se citan. Tanto Boase como Borg cuestionan la fecha de 1149 como la de conclusión de los dinteles, y piensan que, por las relaciones que mantienen con el arte de Italia y de Provenza, pudieron colocarse años después de la finalización del Santo Sepulcro. (35) DESGHAMPS (1964, p. 243); Z. JAGOBY (1982, p. 381). El material coincide, por tanto, con el tipo de piedra caliza de la hidria de Gambre.
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d) Las flores, de un tamaño considerable, aparecen combinadas con el follaje o aisladas, originando frisos de gran belleza. Es característico su modelado, con entrantes y salientes que resaltan sus diferentes partes y perforado por orificios de tamaño variable yen círculos concéntricos próximos al borde de sus pétalos. Por otra parte, aun siendo todas del mismo tamaño y aspecto, suelen variar ligeramente en sus detalles, dando prueba de la gran imaginación de quienes las crearon. Con estos elementos, la sensación de volumen que se logra es de una gran delicadeza y hermosura (36). e) En otras ocasiones, el taller combina la naturaleza animal y vegetal en una síntesis perfecta (37). En Occidente, fueron Provenza, Sicilia y Campania, las regiones que mejor supieron nutrir su románico con la savia del arte clásico. Sin embargo, aun produciendo obras de características similares, se diferencian en su arte. Del románico provenzal son tlpicas las rosetas de aspecto natural y pétalos turgentes. El gusto por lo exuberante le fascina y sus tallos se ondulan cubiertos de follaje. Por el contrario, el románico de Campania y Sicilia gusta de los esquemas ya elaborados y de las composiciones perfectamente ordenadas. Sus flores se muestran más estilizadas y sus brotes menudos se bastan a sí mismos al rizarse. No debemos olvidar que en estas regiones italianas tuvo un importante papel la impronta de Bizancio. Pese a estas diferencias, en los dos casos -el francés y el italiano- se mantiene el gusto por crear huecos de sombra mediante el punteado y el placer por el trabajo, minucioso y fino, cuidado en sus últimos detalles (38). Siendo éstas las características de relieves que decoran obras aún hoy conservadas en Tierra Santa, como son el panel reutilizado sobre el mihrab de Zacarías o la dikka de AI-Aqsa y la Cúpula de la Roca de Jerusalén, o de los ábacos procedentes de Betania y los fragmentos conservados de la tumba de Balduíno V, por ejemplo, es interesante observar que esos mismos caracteres, aunque no en tan alto grado de virtuosismo técnico y con excepción de los roleos cubiertos por acantos y habitados por personajes, los hallamos en la hidria de Cambre: El acanto que ciñe su copa riza sus zarcillos de un modo natural y rítmico, y en el interior de cada roleo brota una flor de pétalos cuidadosamente modelados; las rosáceas que ocupan la franja superior, se destacan una a una, aisladas, con su corola sembrada de orificios y su superficie labrada de relieves ondulados, desiguales (Figs. 5a y b). El que en la hidria tales caracteres no luzcan con la riqueza y variedad de (36) Véanse las reproducciones en Z. JACOBY (1982, pp. 326-53; figs. 1-4, 42-42a, 97 y la fig. 3, p. 363). (37) JACOBY (1982, pp. 325-53). Véase las flgs. 1,2,4 Y3 (AI-Aqsa y tumba de Baldulno V), 22, 22a, 23-24 (frisos) y 45, 45a (ábaco), que muestran piezas conservadas en Jerusalén. (38) JACOBY (1982, pp. 354-86). Caracterlstlcas del románico siciliano yde Campanla se encuentran en las flgs. 79, 81,83,85 Y86; la Impronta provenzal se refleja en la flg. 1 (compárese con los relieves de SaintGllles du Gard, flgs. 63 y 62) Yflg. 11. Un fragmento conservado en Yale (figs. 76, 76a, 77a-b), que presenta una slntesls de los estilos provenzal e Italiano ceperfectly dlsplayed», según Z. Jacoby, tiene una decoración floral muy semejante a la de la hidria de Cambre.
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Figura 5 a. Abaco con decoración de follaje y máscara procedente de Betania (ahora perdido). (Z. Jacoby. Z. f. K, 1982. lám. 42 a).
Figura 5 b. Roseta con decoración foliada (fragmento procedente de la tumba de Balduino V de Jerusalén) (Z. Jacoby. Gesta XVIII/2. 1979, fig. 8).
los relieves del taller del Temple en Tierra Santa, debe imputarse, en gran medida, a las continuas raspaduras que, a lo largo de los siglos, se han efectuado en el relieve de la pieza, dándole en la actualidad un aspecto tan lamentable (Fig. 6). Otro dato más a favor de la probable procedencia hierosolimitana de la hidria es que algunas pilas de agua bendita también formasen parte de la 177
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Figura 6. Reconstrucción hipotética de la Hidria, según la autora.
producción del taller. Un fragmento de una de ellas se encontró en Nazaret; el estilo y temática de su decoración es similar a la del recipiente de Cambre (39). Por otra parte, no deja de resultar interesante el reparar en que la mezquita de AI-Aqsa está situada en frente de las dependencias que ocuparon los templarios, y que la Cúpula de la Roca -que, como la anterior, guarda relieves del taller del Templo- era el Templum Domini donde oraban y del que tomaron el nombre los templarios. También hay que señalar que en él se conservaba una de las dos hidrias de Caná existentes en Jerusalén en el (39) JACOBY (1982, pp. 378-9, fig. 98). Este tipo de dedoración no se encuentra prácticamente en otras obras románicas orientales. (Algunos ejemplos de éstas pueden contemplarse en los artlculos de David WALSH y Bianca KÜHNEL aparecidos en la revista Gesta (VIII 1969, n.o 2, pp. 20-29 Y XVI, 1977, n.O 2, pp. 41-50, flgs. 13-16, respectivamente).
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siglo XII. ¿Sería muy atrevido suponer que la hidria de Cambre se inspirase, de algún modo, en la hidria guardada como reliquia en el Templum Domini? (40).
En cualquier caso, ha de tenerse en cuenta que los caracteres estilísticos observables en la hidria de Cambre la configuran como una obra primeriza dentro de la producción del taller del Templo. Carece de la exuberancia y fantasía derrochadas en el sepulcro de Balduíno V -quizá la última obra ejecutada en Jerusalén por el taller-, y los rasgos que definen el estilo del taller están en ella apenas esbozados o ya simplificados. Parece que en la hidria predomina el componente italiano: flores algo esquemáticas dentro de un naturalismo claro y zarcillos planos y desprovistos de follaje. Podría pensarse, en consecuencia, que se hizo cuando el taller no tenía todavía definidas sus pautas, o bien en una fecha posterior, por algún artista aprendiz o recién incorporado y sin tiempo para asimilar todos los recursos de! taller en el que trabajaba. De cualquier modo, parece seguro que fue hecha en Jerusalén y antes del éxodo de artistas tras la pérdida de la ciudad en 1187 (41 ).
Figura 7. Inscripción en una pila del coro.
(40) Véase el plano de la ciudad en el artículo de Z. JACO BY (1982, p. 379) yen «The Medieval Cloister as Portico of Salomon., (Gesta, XII, 1973, pp. 63-64, figs. 1-2), por Wayne DYNES. Consúltese también H. LAMB (s. a., 1, pp. 280 Y 227) Y MÉLY (1903, p. 163). (41) Z. JACOBY (198Z, pp. 362 Y388-9); véanse las figs. 81,82,83 Y78-80, Ycompárense con las figs. 4 y 7, procedentes de Jerusalén. Puede consultarse, Igualmente, el otro articulo de JACO BY (1979).
179
M. VILA DA VILA
4.
CONCLUSiÓN
En vista de los resultados del análisis estilístico, se podría concluir que, de las varias hipótesis apuntadas sobre la llegada de la hidria a Cambre, no parece viable en demasía la que la atribuye a la iniciativa de D. Fernando Pérez de Traba. Su último viaje a Jerusalén fue en 1153; si él la hubiera traído, habría que adelantar la fecha dada por Z. Jacoby para el comienzo de la actividad del taller. Sin embargo, puesto que los dinteles del Santo Sepulcro de Jerusalán pudieron estar concluidos por entonces, y que el derecho presenta un tipo de decoración similar al de la hidria, esta primera hipótesis no puede ser totalmente descartada. Menos inconvenientes, en todo caso, presenta la suposición de que la pieza fuera traída por cualquier caballero de la bailía de Santa María del Temple antes del 1187, como fruto de un viaje o de una permanencia algo más prolongada en la ciudad santa. No obstante, carecemos de documentación escrita o de cualquier otro dato comparable para apoyar esta otra hipótesis. Por último, cabe suponer que hubiera llegado a Cambre por obra del Petrus Ean que firma como «Dei Miles» en la iglesia (Fig. 7). Que hubiera donado al monasterio una pieza labrada en Tierra Santa sería un motivo bastante justificable para perpetuar la memoria de su nombre en Cambre (42). Resta otra cuestión que debemos plantearnos: ¿Fue tenida desde siempre como «hidria de Caná» la «hidria de Jerusalén» que se conserva en Cambre? Personalmente, no lo creo. En la inscripción de su copa no se alude a su carácter sagrado, sino que más bien se insiste en la santidad de la ciudad donde fue adquirida o realizada. Este hecho bastaría para que fuese honrada como reliquia en una iglesia del finisterre de Europa. Puede que en los primeros años de su estancia en Cambre fuera considerada como lo que es, una «hidria de Jerusalén», simplemente. Luego, con el paso del tiempo y el olvido del motivo que su llegada, las gentes de Cambre pudieron haber relacionado y confudido el nombre de la ciudad con uno de los recipientes en que, según el Evangelio, Cristo convirtió el agua en vino, transformando así la hidria de Jerusalén en una hidria de Caná imaginaria: Una más entre las treinta conservadas como reliquias aún en el siglo pasado. Diciembre, 1983.
(42) Según JACOBY (1982, p. 384), la actividad de taller, «was not only aimed at supplying the needs of the local population, but also at attracting pligrims, donations and rellcs...
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La llamada "hidria de Canáu de Santa Maria de Cambre
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N. da S.: Neste traballo, as citas bibliográficas con referencias só a láminas, indícanse completas nas notas a pé
de páxina corresponden tes e non se inc1úen na bibliografía final, como é norma de Brigantium, dado as súas características de excepción neste aspecto.
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Brigantium. Bol. Museo Arqu. Hist. Coruña. 1983. vol. 4 pp. 183-201
LA ARQUITECTURA EN LA CIUDAD DE LOS MUERTOS LOS CEMENTERIOS DE LA CORUÑA Y VIGO JOSE RAMON SORALUCE ANGEL MONTEOLlVA VALENTIN SOUTO CARLOS ARDID
Escuela Técnica Superior de Arquitecfura La Coruña
Resumen. Análisis de la arquitectura funeraria de finales del siglo XIX y principios del XX, a partir de los proyectos de panteones particulares existentes en los Archivos Municipales de La Coruña y Vigo. Esta arquitectura es anterior a la influencia del movimiento moderno, y es exponente de las corrientes arquitectónicas y de las preocupaciones estlllstlcas y formales de la época.
Abstract. Architecfure in the Cify 01 the Dead. Cementaries in La Coruña and Vigo. This is an analysis of funerary architecture at the end of the 19th Century and beglnning of the 20 th, taken from the plans of private mausoleums on file in the Municipal Archives in La Coruña and Vigo. This architecture is prior to the influence of the Modernist Movement and sreves as an example of architectural trends and stylistic and formal preocupations 01 the times.
Con este trabajo se pretende profundizar en el análisis que actualmente desde diversos sectores se está realizando sobre la arquitectura gallega del siglo XIX y primeros años del siglo XX, es decir, anterior a la influencia del movimiento moderno. Hemos pensado que la arquitectura funeraria, hasta ahora totalmente olvidada, refleja y es exponente de las corrientes arquitectónicas y de las preocupaciones estilísticas, formales propias de cada época y de cada cultura, a pesar de que en la época y en la cultura aquí estudiadas el culto a los muertos no era uno de los principales objetivos de la sociedad, como lo fue en las culturas del pasado. De todas formas, cabe considerar que en Galicia, -en palabras de C. Martlnez Barbeito- «siempre ha estado y sigue estando la ciudad de los muertos junto a la ciudad de los vivos. La familiaridad de los gallegos con la idea misma de la muerte y de cada muerto por separado, uno a uno, es un rasgo antropológico y étnico que han subrayado cuantos se han acercado a nuestro modo de ser para estudiarlo». Es en estas coordenadas como podremos comprender que, a pesar de ser las obras recopiladas en este estudio, de pequeño tamaño físico, tienen importancia como ejemplos de la corriente arquitectónica en que se hallan inmersas, y sus pretensiones estéticas no se manifiestan con menor intensidad que en las obras de la «arquitectura de los vivos», aunque se realicen en otra escala menor, en la cual precisamente se cuida más el detalle. 183
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Nuestro objetivo primordial es sacar a la luz un material hasta ahora inédito, a modo de primer avance para posibles estudios posteriores en que se realicen análisis más profundos del material ahora aportado. La investigación se ha centrado en el material existente en los Archivos Municipales (de La Coruña y Vigo) en donde hemos encontrado proyectos de gran número de panteones particulares y de las obras generales municipales realizadas en diversas épocas. Hemos dejado, por parecernos poco interesantes, proyectos de menor volumen y sobre todo de menor ambición formal, realizados en su mayor parte por marmolistas y escultores, aportando los proyectos localizados que fueron redactados por arquitectos, varios y de diversas épocas. CEMENTERIO DE LA CORUÑA El monumento más significativo del Cementerio de La Coruña es su capilla, proyectada por el ingeniero D. Alejo Andrade Yáñez dentro de la más rigurosa y volumétrica arquitectura fernandina en el último período del Neoclasicismo hispano, ya entrado el siglo XIX. Tanto el pequeño templo como el trazado del conjunto y los bloques de nichos iniciales se realizaron en
1.-La Coruña: Capilla del Cementerio, obra de mediados del siglo XIX del Ingeniero D. Alejo Andrade Yáñez.
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La arquitectura en la ciudad de los muertos
PLANTA
2.-La Coruña: Planos de la Capilla Neoclásica - Fernandina del Cementerio.
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granito con una esmerada molduración en sus detalles. La Capilla pasa sin duda por ser uno de los mejores ejemplos de la Arquitectura Neoclásica gallega, con una perfecta modulación en planta, cuyo único espacio se cubre con una gran cúpula sin linterna ni trasdosado alguno. Un pórtico «in antis» de orden toscano con frontón, componen la bella fachada, rematada lateralmente.por dos cuerpos (no son siquiera torres) para campanarios y todo ello subdividido de forma regular en pequeños paños, siguiendo el modelo académico más divulgado del momento. En este Cementerio hemos de señalar que no nos ha sido posible encontrar los proyetos originales de diversos panteones de notable interés que hemos localizado «in situ» y de los cuales aportamos algún material gráfico, quedando también esta parte del trabajo para un estudio de mayor profundidad que el presente. Hacemos una hipótesis sin embargo acerca de la fecha en que fueron construidos y sobre el autor de algunos, que si bien es una mera indicación, la creemos bastante ajustada a la realidad, puesto que están basadas en la comparación de sus características arquitectónicas con las de otros panteones e incluso con las de obras de la «arquitectura de los vivos». Así por ejemplo, aventuramos la hipótesis de que el panteón de la familia Del Río Santos sea de la autoría de Faustino Domínguez, basándonos en la comparación entre las arquivoltas del tímpano de la portada de la iglesia coruñesa de San Andrés, cuya similitud es evidente. El Cementerio de San Amaro de La Coruña comenzó a construirse en 1812, para sustituir a los enterramientos en los interiores de los templos que habían sido prohibidos con anterioridad. Los primeros planos de obras generales en dicho cementerio que hemos hallado en el Archivo Histórico Municipal datan de 1869 y se refieren a un «Proyecto de Cementerio» realizado por el entonces arquitecto municipal D. Juan de Ciórraga, quien realizaría asimismo en 1876 el proyecto de 96 nichos en el primer departamento y la distribución del cuarto departamento en 1882, siendo también del mismo autor el diseño de verja de hierro para la entrada principal del cementerio en 1886. Posteriormente, el cementerio sufrió diversas ampliaciones, proyectadas por otro arquitecto municipal, D. Pedro Mariño, en 1898 y en 1901. De este mismo arquitecto es un proyecto de 81 nichos en 1899 y otro del pabellón de Conserjería realizado en 1907. El primer proyecto del que hemos encontrado documentación, data de 1883 y pertenece al mismo autor de las obras municipale de la época, el arquitecto municipal D. Juan de Ciórraga. Se trata del Panteón para la familia de Cabria, enmarcado dentro de la corriente historicista de la época, y proyectado en estilo Neo Gótico. 186
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3.-La Coruña: Panteón Modernista de la familia Bollvar, proyectado en 1912 por Pedro Marlño.
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4.-La Coruña: Detalle de la portada del panteón Neorrománlco de la familia Del Rlo y Santos, de finales del siglo XIX y atribuido al arquitecto Faustino Domlnguez.
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La arquitectura en la ciudad de los muertos
5.-La Coruña: Panteón Ecléctico de la familia R. SlIvelra (1910-1920).
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6.-La Coruña: Detalle del Panteón Neogrlego de la familia González Valelro, construido en 1896 con proyecto de Faustino Domlnguez.
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7.-La Coruña: Panteón de la familia Tenrelro, por Eduardo Rodrlguez Losada (1921).
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J. R. SORALUCE el al.
B.-La Coru帽a: Pante贸n Neog贸tico atribuido a Juan de Cl贸rraga, de finales del siglo XIX, perteneciente a la familia Salorio - Rublne.
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La arquitectura en la ciudad de los muertos
Hemos podido constatar que los proyectos de panteones y sepulturas realizados entre 1883 y aproximadamente 1900, están realizados siguiendo los cánones formales de los estilos históricos del pasado: gótico, románico, clásico - griego, etc., siendo sus autores los arquitectos que podríamos denominar «de la primera generación»: Juan de Ciórraga, Faustino Domínguez, Antonio de Mesa, José Urioste y F. Calvo. Es a partir de principios de siglo cuando comienza a advertirse el abandono de los cánones puramente «neo-estilísticos», para comenzar a utilizarse un lenguaje aquitectónico con unos rasgos eclecticistas de mayor libertad formal y con uso de elementos arquitectónicos no codificados por los estilos históricos. Esta época abarcaría tal vez las dos primeras décadas de este siglo, siendo los arquitectos de este período Julio Galán y Eduardo Rodríguez Losada. Coexistiendo con esta tendencia ecléctica, aparecen a finales de la primera década del siglo los primeros síntomas de la introducción del Art Nouveau, siendo de destacar que el nuevo lenguaje arquitectónico es utilzado indistintamente por arquitectos eclecticistas, apreciándose un abandono paulatino de este último «modo de hacer», en favor del estilo modernista que triunfa plenamente a partir de 1920. Los arquitectos de este período cuyos proyectos hemos encontrado son, adejás de Rodríguez Losada, Pedro Mariño y Ricardo Boán y Callejas. CEM ENTERIO DE VIGO El nuevo Cementerio de Vigo, en Pereiró, fue construido en el año 1898 por Jenaro de la Fuente, por lo que la arquitectura que alberga es posterior a esa fecha. Dada la gran diversidad tipológica de monumentos funerarios existentes, se planteó la posibilidad de escoger algunos ejemplos de cada uno, pero este estudio empezó a desbordarse, por lo que nos limitaremos a estudiar exclusivamente los panteones «unifamiliar» que, por pertenecer a las familias burguesas de la ciudad, eran las que más posibilidades ofrecían para encontrar valores arquitectónicos de cambio y evolución; la burguesía viguesa, industrial y comerciante, mantenía constantes contactos con la Europa de fin de siglo, por lo que presumiblemente se podrían encontrar aspectos interesantes desde el punto de vista artístico, sin embargo esto no es demasiado cierto como se podrá observar a través de los apurados dibujos que ilustran el trabajo. El conservadurismo y el oscurantismo religioso conduce a una significación escatológica que se traduce en una iconografía y un simbolismo inmutable que predominan sobre valores compositivos o incluso de lenguaje formal; solamente en el que Jenaro de la Fuente construye para él mismo contiene un cambio, una libertad y frescura de imagen (aun a costa de perder en funcionalidad los nichos), que se 193
J. R. SORALUCE el al
9.-Vlgo: Pante贸n de las familias Qulroga y Gonz谩lez, obra de Alvarez Reyero (1909).
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10.-Vigo: Pante贸n Modernista construido para si mismo por el arquitecto Jenaro de la Fuente Dominguez en 1910.
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echa en falta en la mayoría de los panteones existentes en el cementerio vigués. Si, como aconseja J. N. L. Durand, hay que « .. estudiar lo antiguo con los ojos de la razón en lugar de, como se hace con demasiada frecuencia, ahogar ésta con la autoridad de lo antiguo», el resultado previsible no sería demasiado alentador y a los ejemplos me remito, por lo que ahogaremos la razón con la autoridad de lo antiguo una vez más. El panteón más antiguo de los aquí presentados es el que Jenaro de la Fuente construyó para la Familia Conde, en 1900, proyecto muy modificado en la obra. Es de una tipología compositiva que se repetirá con bastante frecuencia, basada en tres volúmenes diferenciados, uno central grande donde se instala la capilla -normalmente en el altar se alojan jerárquicamente las cenizas del jefe de familia- sobre él se coloca una vidriera que ilumina la capilla y dos cuerpos simétricos en los laterales, más pequeños, donde se alojan los nichos, es de un estilo claramente ecléctico en el que un repertorio de formas de catálogo en el proyecto da paso a otro en la realidad, convirtiendo en neogótico un edificio cualquiera casi como por arte de magia. De Jenaro de la Fuente también es el que en 1904 construyó para Joaquín Pérez, enfrente del anterior, más contenido en sus proporciones -esto supongo que reflejará más que nada la posición económica del propietariocon una cubierta en forma de pirámide escalonada que repetirá con frecuencia este Ingeniero Militar y Maestro de Obras civil (1851-1922) de extensa y significativa obra en Vigo. Como último ejemplo de Jenaro de la Fuente Domínguez tenemos el que construyó para él mismo desconociendo la fecha exacta pero que aproximadamente se puede datar en la primera mitad de los años 10, en el que adopta un lenguaje totalmente nuevo, el modernismo, como demostrando las posibilidades del cambio formal que exigía libertad de criterio por parte de los propietarios; la transformación va más lejos que al mero cambio formal, pues la jerarquía familiar se. pierde y los nichos de los laterales pasan a ocupar el frente del altar, por lo que al quedar sin iluminación trasera tiene que agrandar al máximo la puerta de entrada para conseguir un buen nivel de luz. De Jacobo Estens Romero es el que para José R. Curbera realizó en 1907, en el que el cuerpo central se independiza formalmente con riesgo de llegar a la descomposición, por su énfasis; la variación tipológica que aporta es la luz que se recibe enfrentada por encima del altar y de la puerta. El arquitecto santiagués Alvarez Reyero construye en Vigo entre otros el de Joaquina Quiroga y Eugenio González en 1909 con una composición muy ordenada y correcta, a no ser por la exagerada cúpula rematada por la inmensa cruz que descompensa un tanto el conjunto; en 1912 realiza la ampliación de este panteón con dos elegantes florones que suponen un cam196
La arquitectura en la ciudad de los muertos
11.-Vigo: Pante贸n Neorrom谩nico de la familia Barreras, obra de Alvarez Reyero (1911).
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bio tipológico al crear la figura del atrio, figura que no prosperó por decisión del Ayuntamiento. El segundo ejemplo de Alvarez Reyero es el panteón de José Barreras, de 1911, con un eclecticismo medievalista de un románico casi zamorano, y realizado con granitos de diferentes colores, que le da una ligereza que la composición no tiene; vuelve a eliminar los nichos laterales introduciendo una iluminación lateral, además de la superior por la fachada principal, opción que permite su situación aislada pero novedosa de cualquier forma. Posteriores son los que construyó Manuel Gómez Román.
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12.-Vigo: Panteón de la familia Santoro, de
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Gómez Román (1929).
La arquitectura en la ciudad de los muertos
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13.-Vlgo: Panteón de estilo Sezesslón de la familia Alfageme. proyectado en 1938 por el arquitecto Jenaro de la Fuente Alvarez.
El monumento a Concepción Arenal, no se trata de un panteón, pero realmente era dificil sustraerse a su rotundidad y esplendidez, en la que a su sencillez y expresividad se une una decoración floral magnifica que demuestra, entre otras cosas, la gran calidad del cantero local. El panteón para la familia de Thomas Santoro Rogers, fechado entre 1928-29, es quizás el más equilibrado de todos los que estudiamos. Corresponde a la fase agónica del eclectismo, que no se atreve a variar de lenguaje a pesar de que en estas fechas habla motivos para suponer el conocimiento de que algo nuevo estaba pasando dentro del mundo arquitectónico, y aunque este autor pronto derivarla hacia una búsqueda de un estilo de tipo autóctono -gallego, que no le darla los frutos esperados, es de suponer las presiones por parte de la propiedad· para efectuar todavla una arquitectura de prestigio, de noble porte. La variación tipológica que aporta es precisamente la vuelta a los modelos primitivos, con el abandono de veleidades de ningún tipo; quizás la variación se debe a un intento de equilibrio, cortando el plano de la fachada para encasarla con los cuerpos laterales, confiando al cuerpo cen199
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tral la conexión del todo; la dureza de lineas, la compacidad y el abandono de adornos le colocan en una etapa de transición que apunta ya hacia otras concepciones arquitectónicas sin renunciar del todo al pasado. Los dos últimos ejemplos, el de Eloy Estrada y el de Bernardo Alfageme, son más tardlos; el primero, de Francisco Castro, es del año 1938, en plena guerra civil, es un cubo al que únicamente se ha tratado la fachada como si bastara ésta como elemento ordenador del conjunto; de un diseño con rasgos conservadores trata de acercar éstos a una estética nueva. El segundo ejemplo, de Jenaro de la Fuente Alvarez (1938), hijo del autor de los primeros panteones, posee un tratamiento más volumétrico con líneas muy duras y planos rotundos, rematando las esquinas con elementos de bronce, parece confiar en que la utilización de buenos materiales y la pureza del diseño, muy en el estilo sezessión, resolverá con dignidad el cometido, cosa que en cierta medida consigue.
200
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1\)
NeoclásicoDórico Ecléctico
F. Calvo Julio Galán
Pant. Fam. José Mariano González Pant. Fam. L. Miranda Pant. Fam. José López Trigo Pant. Fam. Elena Miranda
1901
5
1912 1915 1921 1921 1921 1921
7 8 9
10
¿95-00? ¿10-20? ¿15-25? ¿20-30?
17 18
19 20
¿80-90?
16
SIN CATALOGAR
11 12 13 14 15
1901
1901 1901 1906
6
Pant. Fam. Linares Rivas
Pant. Fam. de B.
Pant. Fam. Salorio Rubine Pant. Fam. del Río y Santos Pant. Fam. R. Silveira
Pant. Fam. Tenreiro Sarcófago Fam. José R. Martínez Sarco Fam. Diego Doblado Badillo Pant. Fam. López Pego
Pant. Fam. Amor Garrido Pant. Fam. Bolívar Pant. Fam. Hernández Herce
Neorrománico Jónico
Antonio de Mesa José Urioste y Velad e
Pant. Fam. Félix Suevos Pant. Fam. Mesa
1897 1899
3 4
--
---
¿J. de Ciórraga? ¿Faustino Domínguez?
Pedro Mariño
---
Eduardo Rguez. Losada Eduardo Rguez. Losada
Julio Galán Ricardo Boán y Callejas Pedro Mariño
--
NeoclásicoEcléctico
Faustino Domínguez
Panteón Fam. Glez. Valerio
1896
2
Modernista
Neogótico Neorrománico Ecléctico Modernista
Ecléctico Modernista
Ecléctico Modernista
Modernista Modernista
Ecléctico (Escultura) Modernista
Neogótico
Juan de Ciórraga
Panteón Fam. de Cábria
1
1883
ESTILO CLASIFICACION
ARQUITECTO
FECHA
N.O ORDEN
PROYECTO
CEMENTERIO DE LA CORUÑA - PANTEONES
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Brigantium. Bol. Museo Arqu. Hist. Coruña. 1983. vol. 4 pp. 205-208
A XUSTAPOSICION DE ELEMENTOS DEFENSIVOS NOS CASTROS COMO UN FACTOR DE CRONOLOxlA RELATIVA LUIS XULlO CARBALLO ARCEO
Becário no Museo Arqueo1óxico de Sta. Trega A Guárdia (Pontevedra)
Resume. Ponse de manlfesto a importáncia da anállse da xustaposición de elementos defensivos dun castro como un factor de cronoloxla relativa, ao se observar como a disposición das defensas máis recentes está supeditada ás pre-existentes. Exemplifícase esta cuestión co caso do Castro de Cortegada. Abstract. The juxtaposifion 01 the delensive e1ements 01 the «Castros» as a lactor 01 re1afive chrono10gy. The more recent defense layouts are shown to be influenced by preexistent ones. This is exemplified by the Castro of Cortegada.
Preténdese resaltar neste artigo o interés que ofrece a análise da disposición adoptada polos diversos elementos defensivos dalguns castros na configuración do conxunto, para establecer unha cronoloxia relativa¡ anterior a calquer excavación e compañeira de toda prospección pormenorizada. Esta apreciación está basada en simples factores racionais, ao observar como uns elementos cortan a outros, e adoptan unha forma determinada supeditándose ás estructuras pre-existentes. A distinción de diversos momentos de construcción ou reconstrucción, e ampliación dos anteriores recintos amurallados, serviranos fundamentalmente para establecer, previamente á excavación arqueolóxica, a importáncia do xacimento para a resolución de determinados problemas, e, por outra parte, sera un importante factor-guia para indicar a qué zona se deven dirixir os sondeos estratigráficos. Evidentemente, o achado de determinados momentos constructivos no dispositivo defensivo dun castro non ten porque ir asociado a igual número de niveis de ocupación, pero revelará, non obstante, a existéncia de aumentos demográficos -máis que causas doutro tipo-, motivados, ben pola chegada de grupos inmigrantes ou conquistadores, ou ben polo simple crecimento natural ou vexetativo da povoación pre-existente; pero, esta cuestión só poderá ser desvelada pola excavación arqueolóxica. Para explicar máis detalladamente o dito, vexamos o exemplo dun castro no que é posivel observar a evolución do sistema defensivo do povoado. Trátase do Castro de Cortegada¡ localizado na parróquia de Sta. Maria de 205
L. X. CARBALLO ARCEO
Cortegada, término municipal de Silleda, provincia de Pontevedra. Coordenadas xeográficas: 42° 40' 10" latitude Norte e 4° 32' 45" lonxitude Oeste -con respeito ao meridiano de Madrid-. Altitude: 560 metros. Presenta un emprazamento a média ladeira, de suave pendente. A estructura deste castro componse dun recinto superior de forma circular (Fig. 1, n. ° 1), rodeado por unha alta muralla -aparentemente de terra- en todo o seu perimetro. Polo Este, a un nivel inferior, exténdese un
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Figura 1: Planta e seccións do Castro de Cortegada
206
A xustaposición de elementos defensivos nos castros, factor de cronoloxia relativa
primeiro recinto, dividido en dous sectores por un estrangulamento central (Fig. 1, n. o 2 e 2'), que se encontra defendido por un terraplén. Por baixo deste, desenrólase un novo recinto (Fig. 1, n. 03), moito máis amplo, defendido igualmente por terrapléns, do que se descoñece o enlace occidental, ao se encontrar esta zona parcialmente destruida por duas pistas. O castro está rodeado por todo o lado occidental -o correspondente á parte alta da ladeira- por un sistema defensivo de foxo-parapeito-foxo; pero, curiosamente, o parapeito queda cortado, e o segundo foxo interrumpido, para a continuación inflexionarse cara fora, e formar asi, cos antecastros, unha complexa entrada (Fig. 1, e) ao recinto n. o 2, a través de dous calexóns perpendiculares, doadamente defendiveis. A entrada ao recinto superior realizase pola parte meridional (Fig. 1, a), cun dispositivo que non se pode precisar exactamente, devido ao estado de alteración en que se encontra. A comunicación entre os recintos n. o 2 e 3, efectúase por unha entrada en calexón (Fig. 1, h), formada ao curvar cara o interior a liña de defensa n. o 2, e envolvendo a ésta coa prolongación do parapeito exterior. Descoñécese o acceso ao recinto n. o 3 desde o exterior -se en realidade existiu- ao estar moi destruida a zona suroccidental do mesmo. Exposto deste xeito o complexo sistema defensivo do Castro de Cortegada, e analizando detalladamente o mesmo, pódense apreciar tres ou catro momentos de ampliación das defensas do povoado. Hipotéticamente, o desenrolo da organización defensiva seria a indicada na Fig. 2. Nunha etapa inicial (Fig, 2, 1) levantariase o recinto amurallado n. o 1 cunhas liñas exteriores de defensa (foxo-parapeito-foxo) que o envolvian até extremos dificeis de precisar. Un segundo momento (Fig. 2, 2), no que se realizaria o recinto n. o 2 e se prolongaria o parapeito exterior até formar o calexón h de entrada. A terceira fase (Fig. 2, 3) viria representada polo recinto n. o 2' que albergaria no seu interior parte do parapeito externo, agora desguarnecido da sua función primeira. Unha derradeira etapa (Fig. 2,4) levaria á erección do recinto n. o 3, creando a complexa entrada e, a través de dous calexóns en ángulo recto, que puidera tratarse da única comunicación directa co exterior. Ainda que istos resultados só poderan ser definitivamente resoltos a través da excavación arqueolóxica, non deixa, por iso, de ser pór en evidéncia de maneira notória como a xustaposición de defensas nun castro pode actuar cun valor de cronoloxia relativa, permitindo plantexar certas cuestións de orde demográfica e/ou económica nunha fase posterior da investigación.
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L X CARBALLO ARCEO
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Brigantium. Bol. Museo Arqu. Hist. Coruña. 1983. vol. 4 pp. 209-214
RESTOS DUNHA ARA ROMANA DOS LARES VIALES EN VIRls (BEGONTE) JAIME DELGADO GÓMEZ
Prolesor de História e História da Arte Seminário de Lugo
Resume. Trata-se tan s6 dos cerestos" dunha ara romana, encontrada en Vlris (Begonte - Lugo). Por ter esta ara tres «Iocus» aliñados, concluimos que estaba dedicada aos LARES VIALES.
Abstraet. Remains al a Roman Altar in the Lares Viales in Virís (Begonte). This paper deals with the ceruins" of a Roman altar found in Virís (Begonte-Lugo). We concluded that this altar was dedicated to the LARES VIALES as it has threee cefocus" in alignment.
1. NOTAS INTRODUTÓRIAS No ano 1979 publicaba-se en Paris un «CORPUS» das inscricións romanas da provincia de Lugo (ARIAS VILAS el al., 1979). AIi recollen-se e estudan-se as oito aras romanas dedicadas aos LARES VIALES, coñecidas até entón nesta provincia. Corresponden estas aras aos números 22,60,61, 62, 63, 64, 65 e 66 do dito «Corpus». Desde esa publicación, que recolle en síntese a bibliografia anterior sobre cada ara, outras duas aras mais se veñen sumar a esas oito. Unha delas apareceu no importantísimo complexo arqueolóxico de Temes (ARES VAZQUEZ, el. al., 1979, pp. 311-315); a outra é a que agora apresentamos. Precisemos tamén aqui, segundo TABOADA CHIVITE (1976, pp. 193199) que das dezaseis (agora xa dezaoito) aras dedicadas aos Lares Viales, aparecidas até entón na província romana da «Gallaecia», 5Ó tres pertencian ao «Conventus Bracarensis», e duas ao «Asturicensis»; encuanto que no «Conventus Lucensis», moito maior que a actual provincia de Lugo, tiñan aparecido doce, que coas duas novas suman xa catorce. a) DOUS ELEMENTOS ESENCIAIS 'NAS ARAS DOS LARES VIALES Nas nove aras da província de Lugo, precedentes a que agora vamos coñecer, aparecen dous elementos esenciais. Un deles é a dedicación aos «Lares Viales» (LARIBUS VIALlBUS), que non falta en nengunha das nove. 209
J. DELGADO GOMEZ
o segundo elemento é o de tres «Iocus» aliñados; ou sexa, tres logos en lila. Tan só non poderiamos afirmá-Io rotundamente da encontrada en Belesar, n,o 60 do «Corpus»; pois dela non se tomaron os dados dun modo exaustivo e agora non pode ser revistada por achar-se en maos dalgun anticuário descoñecido. Igualmente debemos dicer da do n.O 62, hoxe no Museu Provincial de Lugo, porque está mutilada precisamente na parte superior. É pois un feito que cantas existen nesta província, e igualmente na GalIaecia romana, dedicadas aos Lares Viales co dado irrefutábel da inscrición dedicatória, teñen os tres «Iocus» aliñados, e só elas o teñen. Portanto podemos concluir, sen medo a dúbida, que estes tres (</ocus» aliñados constituen unha norma ritual, e por isto non pode haber excepción para nengunha de cantas aras estexan dedicadas a estas tres divindades coñecidas co nome xenérico de «Lares Viales». Esta conclusión é importantísima para cantas, ou ben non conservan a inscrición dedicatória, como sucede coa de Virís, ou os tres (</ocus» aliñados, en calquer caso, grácias a esta «Lei», non dubidaremos en absoluto, nen da sua dedicación aos Lares Viales nen da existéncia inicial dos tres (</ocus» aliñados. b) QUEN SON OS LARES VIALES No xa citado traballo de Taboada Chivite, di-se-nos: «... referente en concreto aos Lares Viales, non é posíbel identificar a denominación indíxena dos deuses galaicos dos Camiños, que con tal nome surxen na epigrafia romana, perdido xa o calificativo nativo». «Non obstante... as créncias ligadas a camiños e encrucilladas teñen en espazo e tempo, horizonte dilatadísimo, e pode afirmar-se que o culto a estas divindades existia na Galiza prerromana». O que tamén podemos afirmar é que estes tres (</ocus» aliñados res poden a tres divindades indíxenas, cuxos nomes ignoramos, porque se omitiron nas inscricións. Tres nomes que foron sustituidos pola denominación xenérica romana de «Lares Viales», ou deuses do fogar, protectores dos membros dese fogar nos camiños, encrucilladas ou viaxes (1). Portanto unha ara a estes Lares Viales é como unha acta notarial que certifica estas tres cousas: -Que o dedicante, cuxo nome rarísimas veces se omite na inscrición dedicatória, ao ter que emprender unha longa ou perigosa viaxe, tiña (1) Cf. F. GUIRANO (1971, p. 291). Fala-nos dos deuses Lares: "Son los Guardianes de la agricultura (Custodes agri), y del hogar sobre todo ... Su misión especifica era la de simbolizar la casa -ad larem suum reverti, significa volver a casa-, y eran invocados en todas las circunstancias importantes de la vida de la familia, ya sea cuando alguno de sus miembros se vela precisado a abandonar su seno, ya sea con ocasión de una boda o de unos funerales» ...
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Restos dunha ara romana dos lares viales en Viris (Begonte)
implorado a axuda a estes «Lares Viales», ou deuses domésticos, con cuxa protección a viaxe se realizou felizmente. -Segundo, que o feliz viaxeiro cumpriu a sua promesa ou voto no colocar na mesma via pública, como debia ordear o ritual, a ara en glória e honor destas divindades, cuxa eficaz protección a mesma ara testifi ca ba. -E terceiro, que ao ter que ser colocada na via pública, ela é agora para nós un testigo fidedigno que nos proba a existéncia ali dunha via romana, ainda que esta fose de pouca categoria. Daí a importáncia destes restos arqueolóxicos para ir coñecendo e trazando con seguridade a primitiva rede viária que usaron os nosos devanceiros xa, ao menos, desde a época romana; e tal vez tamén para ir coñecendo a orixe de certos costumes e folklore da nosa Galiza (2). 2. OS RESTOS DA ARA DE VIRfS (3) (Fig. 1 e 2) A peza foi achada en 1980 ao desfacer e renovar o muro que rodea o adro - cemitério, en medio do cal se encontra a igrexa parroquial de Virís, do concello de Begonte. Ademais da existéncia da igrexa aqui, debemos salientar o dado topográfico e toponímico de que a poucos metros da igrexa hai unha finca chamada «O Castriño». Entre ambas cousas pasa o camiño, que actualmente foi convertido nunha pista ou estrada un pouco mais ancha, cuxo novo trazado desdebuxou precisamente un pouco a dita finca de «O Castriño» (4). Ao ver este pequeno resto moldurado o señor cura desta parróquia, don Lino Pérez Leira, deu-se inmediatamente conta do posíbel valor arqueolóxico e gardou-no na igrexa, onde agora se encontra. Trata-se tan só da parte superior dunha ara romana, dedicada sen dúbida, como xa dixemos, aos Lares Viales. O rectángulo superior mide 0,26 por 0,17 m. Esta cabeza sobresai algo, como é norma, do corpo da ara. Do corpo somente nos queda unha mínima (2) Aquí ven ben recordar, a modo e suxeréncia para ulteriores estudos as palabras de San Martin Dumiense que recolle TASOADA CHIVITE (1976) no seu traballo xa citado: "Nam ad petras et ad arbores et ad fontes et per trivia cereolos incendere quid est aliud nisi cultura diaboli?.. (De correctione rusticorum, 16). Palabras estas das que tamén se fai eco ACUÑA CASTROVIEJO (1969): "San Martiño Dumiense da mostra da supervlvéncia deste culto ao recomendar que non se acendan luces nas encrucilladas e a este respeito temos asimesmo o caso dos cruceiros que ocupan toda a xeografia galaica, e acaso tamén o dos amilladoiros, de tan dificil interpretación, que pudera ser como o agradecimento ou a esperanza que o camiñante depositaba en honor das divindades tutelares dos camiños, poi a boa viaxe realizada ou pola próxima a percorrer... (3) Foi dada a coñecer por primelra vez en El Progreso (dlário de Lugo) odia 12 de Xaneiro de 1983, por JEIME DELGADO GOMEZ, co seguinte título: SEGONTE: Restos de un ara romana a los Lares Viales en Virís. (4) Sobre esta zona teñase en conta o que nos di da inmediata Parga ACUÑA CASTROVIEJO, ao comezo do traballo antes citado, Nueva ara romana... xa que Virls está tocando casi con Parga e relativamente perto de todo canto all se menciona.
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J DELGADO GOMEZ
Duas vistas dos restos da "Ara de Vlrls» (Foto do autor)
parte triangular. A cabeza no seu arredor leva unha dupla moldura plana duns 10 centimetros. Na superficie superior van os tres «/ocus» aliñados, formados cada un por unha circunferéncia refundida no centro e con bordadura dun listel (ou aro plano) circular. O aro do «focus» central está unido aos outros dous. E o campo rectangular, no que sobresain ditos relevos de cada «focus», está 212
Restos dunha ara romana dos lares viales en Viris (Begonte)
enmarcado no seu arredor por un listel ou bordadura plana de 3 centímetros de ancho e do mesmo espesor interiormente que o de cada «focus». Como fica dito anteriormente o feito dos tres (docus» aliñados, dá-nos con toda seguridade a sua dedicación aos Lares Viales. Nesta mínima parte do corpo non hai nen a mais lixeira pegada de inscrición, porque, lóxicamente, esta estaria un pouco mais abaixo. Mas esperemos que un día a boa sorte nos depare o resto do monumento. Entón o texto inciso confirmaria de modo irrefutábel xa a dedicación, e nos poderia dar, a sua vez, outros dados interesantes. 3. A MODO DE CONCLUSiÓN Este resto arqueolóxico abre un novo capítulo de investigación sobre a «vía» na que foi erguido o pequeno monumento relixioso. F. Arias Vilas comenzou o estudo do tramo Lugo - Coruña da via XX do famoso itinerario Antonino (Lucus - Brigantium) (ARIAS VILAS, 1980a; ABEL VILELA e ARIAS VILAS, 1975; ARIAS VILAS, 1980b). De todos modos estes estudos dan-nos aqui pouca luz, xa que o lugar onde se encontrou o noso monumento acha-se sen dúbida entre o primitivo trazado e o actual da Nacional VI, a altura de Begonte. Facendo sobre un mapa ben detallado un trazado hipotético, pero coincidente cos antigos camiños, convertidos case todos agora en estreitas estradas locais, parece factfbel recompor duas posíbeis vias. Asi, poderia partir unha via secundária do tramo Lucus - Iria Flavia, ben a altura de Melide, ben á de Palas; esta pasaria por Friol para se bifurcar uns cantos kilómetros despois, sendo atravesada pola de Lucus - Brigantium antes desta bifurcación. Un destes dous ramais dirixiria-se por Pedrafita, a ponte de San Alberte; a ponte é de factura medieval pero seguramente de bases ainda romanas; desde a ponte seguiria cara o Norte (Estaca de Bares), pasando por Santa Cruz de Parga e Buriz, lugares ambos nos que se achou tamén unha ara a estes Lares Viales. A outra bifurcación pasaria polo noso Virís cara Begonte e desde ali, camiñando para Mondoñedo, chegaria até a costa. É esta unha hipótese e como tal a deixo aqui, esperando que alguen se anime a investigá-Ia. Neste caso desexo - lIe a protección ... dos Lares Viales e que tal viaxe por ambas vias teña éxito feliz.
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J DELGADO GOMEZ
BIBLlOGRAFIA ABEL VILELA, A. e ARIAS VILAS, F., 1975. Guía Arqueológica de Lugo y su provincia. Lugo, pp. 85. ACUÑA CASTROVIEJO, F., 1969-70. Nueva ara romana de Parga (Lugo). Boletín de la Comisión de Monumentos de Lugo, pp. 223-227. ARES VAlQUEl, N., ARIAS VILAS, F. e DELGADO GOMEl, J., 1979. Unha ara aos Lares Viales no conxunto arqueolóxico de Temes (Carballedo - Lugo). BAur, IX, pp. 311-315. ARIAS VILAS, F., 1980a. Un documento de J. Cornlde a propósito do tramo viario Lucus - Brigantium. Gallaecia, 6, pp. 259-264. ARIAS VILAS, F., 1980b. Unhas inscrlpclóns Inéditas en Paclos (Begonte - Lugo). Brigantium, 1, pp. 125-129. ARIAS VILAS, F., LE ROUX. A. e TRANOY, 1979. Inscriptions Romaines de la Province de Lugo, Paris, pp. 15/. GUIRAND, F., 1971. Mitologia general, Barcelona. TABOADA CHIVITE, J., 1976. Nuevos testimonios del culto a los Lares Viales en la Gallaecia. Gallaecia, 2, pp. 193-199.
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Brigantium. Bol. Museo Arqu. Hist. Coruña. 1983. vol. 4 pp. 215-220
CAIXIÑA CEL TIB~RICA DE BARRO DA COLECCION DA UNIVERSIDADE DE SANTIAGO (*) RAQUEL CASAL GARCIA Departamento de Prehistória e Arqueoloxia Universidade de Santiago de Compostela
Resumo. Estudo dunha caixiña celtibérica con interesante decoración incisa de motivos xeométricos, un peixe e outro motivo que evoca as agullas helenlsticas e romanas para facer redes. Probabelmente se trate dun acetahulum, peza da baixela romana que virla sustituir este tipo de caixas celtibéricas. Abstract. Small clay hox o/ Celtiherian origin /rom the collecfion o/ the University o/ Santiago. A study of a small Celtiberian box with an Interestlng Inclsed decoratlon of geometrlc motifs, a fish, and another motif that evokes Hellenistic and Roman needles used in marking nets. It may be an acetahulum, a piece of Roman crockery that would come to replace thls type of Celtiberian boxes.
Aplica-se a denominación de «caixiña celtibérica» a un tipo de peza que aparece normalmente na Meseta Norte e frecuentemente fora do contexto arqueolóxico que permitiria maiores precisións tanto cronolóxicas como de uso. Esta, da colección arqueolóxica da Universidade de Santiago, é de barr,o alaranxado, feita a mao, e con algunhas concrecións calizas na superficie. Non ten nen patas nen asa, mas sr unha interesante decoración incisa. As dimensións son lixeiramente irregulares, debido a que foi feita a mao, pero podemos dar a titulo orientativo as seguintes: 7 cm. de longo por 5 de ancho por 4,8 de alto. En opinión de WATTEMBERG (1960/61, 268 e ss.) a técnica de fabricación consiste en cortar primeiramente a peza de barro e vacié-la a continuación mediante a técnica denominada Kerbschnitt, procedimento que se apreza claramente diante a simple observación do obxeto. Non existen suficientes exemplares de «caixiñas celtibéricas» como para estabelecer evolución tipolóxica nen estilistica do xeito que se ten pretendido nalguns traballos. A sua forma é mais ou menos rectangular e cabe distinguir entre as que teñen un pequeno apéndice a maneira de asa e as que non o teñen; e entre as que teñen uns incipientes resaltos nas esquinas da base a maneira de patas, as que teñen estas patas algo mais salientadas, (*) A colección arqueolóxlca da Universidade de Santiago formou-se a base de doacións de mui diversa
procedéncia, descoñecendo-se na actualldade a orlxe dalgunhas das suas pezas, como ocorre coa presente caixlña,l que seguramente fol doada por algun coleccionista de antlguldades galego.
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R. CASAL GARCIA
Figura 1.
e as que son totalmente planas na cara inferior. A caixiña de Santiago pertence a este último tipo, é dicer; de base totalmente plana, ainda que hai grabada nela unha aspa en forma de cruz diagonal na mesma forma en que está feita o resto da decoración da caixa. No tocante a ornamentación distinguen-se tres tipos esenciais nos escasos exemplares chegados: incisión, estampillado e excisión, mas non contamos con elementos suficientes como para atribuir unha evolución cro216
Caixiña celtibérica de barro da colección da Universidade de Santiago
nolóxica a estas técnicas. En todo caso caberia asinalar que a presenza da estampilla é relacionábel coa introdución desta maneira de decorar das cerámicas indíxenas da Península Ibérica, cando se copian as estampaxes helenísticas. Canto excisión con motivos xeométricos e triangulares que frecuentemente adornan este tipo de caixiñas ten-se tratado de emparentar ca mundo das estelas funerárias de pedra e mesmo con labores de madeira que se manteñen até os nasos dias. Un problema non resalto é o da cronoloxia, ainda que todos os autores parecen estar de acordo en que deben datar-se do s. 111 a. C. en adiante, sen que poda precisar-se mui claramente até que data se veñen utilizando, xa que isto depende da introdución de novas formas da cerámica romana. Un exemplar de Simancas (WATTEMBERG, 1965,5 e ss.) datado a meados do I a. C. e o do Soto de Medinilla (WATTERMBERG, 1959, 196, n.O 1), de fins do mesmo século, xunto ca de Villabermudo (BALlL, 1965, 132) achado nunha vila romana, son os exemplares mais modernos.
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Figura 2.
Se atendemos a hipótese de que o desenvolvimento das patas (WATTERMBERG, 1960/61, 291) poda supor unha evolución do tipo, asi como que os exemplares con decoración excisa son os mais modernos (MARTIN VALLS, s. d., 174) estaríamos diante unha das pezas mais antigas da série. 217
R. CASAL GARCIA
Figura 3.
o que fai singular, porén, este exemplar é a decoración que leva nas suas caras e mui particularmente nunha das caras maiores. Todas as caras están ornamentadas con incisións e pontos ou pequenos circulos e nengunha delas repite o esquema compositivo. Nas duas caras menores, tres de cuxos catro lados están decorados con pequenas mosegas excisas, a disposición da ormanetación está baseada no trazado dunhas bandas horizontais que se rechean de rombos, triángulos e liñas oblicuas. Nas caras maiores a decoración vai disposta de forma vertical e empregan-se basicamente os mesmos motivos de triángulos ponteados e rombos, coa particularidade de que nunha delas se reservan duas zonas para sendos motivos figurados, que puderan ter relación entre si e mesmo aclarar a finalidade que tiñan estas caixas. No lado da direita, e debuxado coa cabeza cara abaixo, hai un peixe co corpo decorado a base de pontos incisos (é o mesmo motivo igualmente esquematizado que leva un fragmento de cerámica de Las Cogotas (CABRÉ AGUILÓ, 1930, lám. XL). A esquerda hai un motivo que evoca as agullas helenisticas e romanas que se empregan para facer rede (1), é dicer, algo que (1) MANRIQUE MAYOR (1980, 140, fig. 27), lanzadelra
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= textoris
Caixiña celtibérica de barro da colección da Universidade de Santiago
simbolicamente nos pon en relación co mesmo tema anterior. Se admitimos que a decoración dos peixes na cerámica de Azaila e mesmo na Celtiberíca de Numáncia pode gardar relación co destino que se dá a determinados pratos nos que até se deixa unha cazouleta central para o prebe, poderiamos suspeitar que o uso destas caixas é para a sua utilización na mesa, polo que estariamos diante un acetahulum que seria a peza da baixela romana que viria sustituir este tipo de caixas celtibéricas determinando a sua desaparición. Xa CABRÉ (1930, 65) intuira a posibilidade de que estas pezas fosen saleiros, posibilidade que teñen admitido moitos autores que trataron o tema baseando-se en que sempre apareceron no interior das vivendas (LLANOS, 1979, 713); recente mente apareceron alguns exemplares en contexto funerário (Palenzuela e Tricio), o que leva a MARTIN VALLS (s. d., 175), a pensar nun uso crematório sobretodo para os exemplares de maior tamaño.
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R. CASAL GARCIA
BIBLlOGRAFIA BALlL, A., 1965. Varia hellenlstico - romana. AEArq. vol. XXXVIII, pp. 132-133. CABRÉ AGUILO, /., 1930. Excavaciones de Las Cogotas, Cardeñosa (Avi1a). ¡SEA, n.O 110, pp. 111. LLANOS, A., 1977. Cajas de cerámica celtibéricas del Poblado de La Hoya (Laguardla, Alava). CAN, XV, pp. 709-713. MANRIQUE MAYOR, M." A., 1980. Instrumentos de hierro de Numancia, conservados en el Museo numantino. Sorla, pp. 171. MARTIN VALLS, R., (s. d.) Sobre las cajitas celtibéricas en Satuola 1. Puhlicaciones del Patronato de las Cuevas Prehistóricas de la Provincia de Santander, XIV, pp. 169-165. WATTEMBERG, F., 1959. La región vaccea. Ce1tiherismo y romanización de la cuenca media del Duero. Biblioteca Praehlstorlca Hispana, vol. 11, pp. 219. WATTEMBERG, F., 1960/61. Cajitas excisas de la Meseta Central. Ampurias, 22/23, pp. 288-294. WATTEMBERG, F., 1965. Algunas notas sobre formas y caracterlsticas de la cerámica vaccea. BSAA, vol. XXXI, pp. 5-14.
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Brigantium. Bol. Museo Arqu. Hist. Coruña. 1983. vol. 4 pp. 221-226
A ccPENA CADEIRA» E DUAS PEDRAS MAl S
ANTONIO FRAGUAS FRAGUAS
Museo do Pobo Galego Santiago de Compostela
Resumo. Breve nota sobre tres penedos, que nos pon en relación co tema do culto ás pedras, a fecundidade, rituais de curación, etc. Os ritos e costumes que tlveron lugar neles até comezos deste século, hoxe xa desapareceron. Abstraet. The «Pena Cadeira» and two other stones. Thls Is a brlef study of three stones whlch are Included in the subject of the cult stones, fertlllty, heallng rltuals, etc. The rltes and customs that took place around these stones untll the beginning of this century have now disappeared.
No Concello de Cdtobade (Pontevedra), pola parte sur, hai un pequeno conxunto montañoso comprendido antre as parroquias de Loureiro, Rebordelo, Borela e Aguasantas. En tan pequena zona montañosa atópanse: o núcleo do Sistalto, Chans de Salceda, Covas, e os montes da Pena Cadeira, ista denominación comprende os montes de Chans que na maior parte foron terras cultivadas de centeo e deixaronde ser traballadas cando aumentou o cultivo do millo e das patacas, a fins do século XIX, as Colmiñas e as Patelas, os Campos das Vacas Enterradas e do Enguenido, a encosta do Gandarón, a pequena planicie que chega á Laxa Grande, as baixadas pros fondos de Covas e da Salceda e a rexión dos Cotos que ocupa a parte centra e mais outa. Unha vez que se deixaron as sementeiras o monte parcelábase en cupos de toxo e toxos pra estrar as cortes e pra quentar os fornos de cocer o pan, separados por marcos e por algunha cruz nos penedos cando habia dificultades pra poder enterrar os marcos. Pacian co pastor os rebaños de gando miudo e soltas o gando vacuno e cabalar, deica que se fixo a repoboación forestal, momento en que se prohibeo a corta de toxo e fento e a entrada do gando na zona forestal, que era practicamente toda. A zona dos cotos é intresante e comprende os cotos de: a Portela, o Corvo, a Bola Seca, as penas do Gandarón, o coto dos Perdigons, Pedras Quebradas, Coto dos Gallos, Coto Caldeiro e Coto do Outeiro de Moimenta. O coto que impón o topónimo é o do Outeiro de Moimenta e o moimento, inda que femenino formado por unha peneda, unha gran cadeira que sirve de asento e cama e foi usada como tal, por razón de pedra xeneratriz, por matrimonios que non tiñan familia e pasaron unha noite, ou parte dela 221
A.FRAGUASFRAGUAS
en amorosa xuntanza deitados na mencionada pedra, na Pedra Cadeira, agardando asi ter descendencia. Ademais da forma axeitada pra leito engádese o poder escoitar e oir o canto dos galos de tres parroquias cando estaban todas as casas habitadas, correspondentes a Loureiro, Aguasantas e Rebordelo, e ademais o toque de tres campanas nos toques polas almas á noite e da alba pola mañan, na rompida do dia. Engadese a ¡sto o recibir o aire do mar, valor importante en todo misterio. A forma da pedra chama moito a atención dende lonxe (Fig. 1) pero non é unha cadeira perfecta, tanto como outras que tamén teñen certa virtuosidade e nelas ·curan determiñadas doencias. Ten unha escotadura de un metro vinte de largo con un releve que forma o borde pola parte sur (fig. 2). O desnivel que ven do oeste vai rematar nunha abertura de trinta centímetros, abertura comprendida antre dous releves de oitenta e cinco centímetros de alto. Na parte sur hai unha pequena disposición de asento como pode verse na foto 3. O releve do norte desaparece, pero denantes de desaparecer ten unha regandixa pra fora pola que pasan catro dedos. No morro do sureste hai varias oquedades de regular fondura, onde se conserva por algún tempo a auga da chuvia. O releve desaparece na parte norte nunha liña de perto de un metro. Parece ser que con ánimo xeneracional foi usada ista pedra inda nos comenzos do século XX, tendo desaparecido na sua totalidade.
Figura 1. A Pena Cadeira
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A "pena cadeira» e duas pedras mais
Figura 2. A Pena Cadeira poi a banda do Sur.
Figura 3. O «asento»
223
A. FRAGUAS FRAGUAS
Na mesma pedra factase o magusto dos rapaces de Insuela, que é o lugar mais prousimo da parroquia de Loureiro, e cando chovra utilizábase no mesmo coto unha pedra que ten outra enriba que fai de visera e defende da chuvia. Quizais ísta festa, inda que infantil, feita no dia primeiro de Santos teña unha importancia mais grande na valoraci6n dos misterios relacionados coa pedra. Coa miña xeneraci6n rematou o magusto no Coto do Outeiro de Moimenta, como desapareceo nos lugares do Usario (Iglesario) e Arufe que os rapaces iban facelo 6 Coto da Rula, perto do río Almofrey. Pra parte do poñente e a mol curta distancia at6pase o Coto Caldeiro (Fig. 4), asi denominado por unha pedra que ten na parte mais outa que da 6 Campo do Enguenido. A pedra ten na sua cima unha poza onde se conserva auga da chuvia por bastante tempo e por baixo unhas cantas foquiñas de difrentes tamaños que, golpeadas con unha pedra de xeito de martelo, semellante ás pedras de afiar as gadañas, e facendo oficio de badal, resoa como un caldeíro, sordo que pode oirse dende varios cotos e dos antigos campos, agora toxales, do Enguenido e das Vacas enterradas. A pedra está
Figura 4. O Coto Caldeiro
22:4
A "pena cadeira" e duas pedras mais
Figura 5. Oquedá do Caldeiro na que batian os rapaces
sobor de outra peneda do volume semellante e formando liña vertical polo nacente. Diante hai outra pedra do mesmo nivel que a base e verdadeira plataforma á que se pode subir por unha regandixa que ten cara un estreito pasadizo que a separa das outras penedas polo que é doado pasar, millor un rapaz que unha persona maior. Colocado sobor da plataforma hai que meterse deitado por un rebaixe que ten a base da primeira pedra, rebaixe que pode ser feito polo home e permite tocar con unha perriña axeitada e que fai de badal portátil batendo en calquera das oquedás, inda que millor é e mais grande, pero as nove ten soido por percusión (fig. 5), soido que pode oirse nos cotos cercans e nos antigos campos e hoxe toxaes, do Enguenido e das Vacas Enterradas. Era pasatempo dos rapaces cando gardaban o gando naquela parte do monte e non sabemos se xeneracions pasadas souperon facer notas misteriosas que non chegaron os nosos dias. Hoxe paréceme que xa nin siquera os rapaces saben da pedra que ten a campana ou caldeiro que se pode tocar e inda repenicar quen soupera facelo. Os canteiros estiveron moi cerca dela cortando pedra pras casas de Insuela, foron eles os que me dixeron do pasatempo, foi o señor Miguel Rodríguez, o que me guiou pra chegar 6 sitio e poder tocar con pedras que él e os compañeiros deixaran no mesmo oco grande da peneda, como as deixamos nos pra outra xeneraci6n de rapaces do lugar 6s que lIe agrade ¡ste sinxelo divertimento, e arromeden os nosos feítos, sempre con un grande senso de responsabilidade, decatándose dos encantos e tamén dos perigos que ten os cotos da nosa terra. 225
A. FRAGUAS FRAGUAS
A terceira pedra non é mais que un marco (fig. 6), pero un marco grande chantado polos homes no estreito campo do Enguenido, con duas letras grandes en caras opostas que sinalan os Iindeiros dos montes de duas parroquias. Unha R facia a propiedade dos veciños de Rebordelo, e na cara oposta a L indica cales son os de Loureiro. Millor dito cales eran. AIí, ainda a comenzos de século foi levado na media noite un meniño que tiña a misteriosa doencia do enguenido, é a nosa informante, chamada Maria, natural do veciño lugar de Famelga que con outras duas veciñas do mesmo nome trouxeran por un camiño e levado por outro o meniño pra facer a misteriosa cura pasando o rapaz sobor do marco e dando ó redor da pedra deica nove voltas rezando o rosario. O esconxuro tiña a fórmula clásica: Toma, Maria. Ti que me dás, Maria. O Enguenido. O Enguenido nono queria. Non me dixo quen fora o meniño porque ó parecer, pra defensa da sua saude era mester gardar unha chea de segredos dende os camiños deica a casa de onde era. As tres pedras son agora mesmo pedras sin valor nin no seu misterioso pasado nin nas covizas do futuro, por iso ten mais intrés o meu record o, o que se xuntan os compañeiros inda vivos Xosé Rodríguez Costa e Miguel Vidal Proenza, os rapaces que repenicaban millor ca min no penedo do Coto Caldeiro.
Figura 6. O marco do Campo do Enguenido, no que se aprecia o «L.. de Loureiro (e poi a cara oposta está o «R.. de Rebordelo).
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Briganfium. Bol. Museo Arqu. Hisf. Coruña. 1983. vol. 4 pp. 227-231
o
SAN BENITO DE ANCEIS
IGNACIO PEREZ VAZQUEZ Instifufo de Formación Prolesional Befanzos (A Coruña)
Resume. Pasa-lo ofrecido para ser curado do seu bulto por un burato dunha parede da capela de San Benito de Anceis (Cambre, A Coruña); que pase o doente un pano polo frente da Imaxe do santo e despois por ese bulto; que dea, entre outras opcl6ns, un polo -e cos que haxa farase unha subasta-, forma parte da devoción que aqui hal ó patrón de Europa os dias 11 e 25 de xullo. Perto do lugar de Mercurln, onde está esa capela, dlcian que nacera San Benito de Nursla.
Abstract. San Benifo 01 Anceis. The pilgrimage to the Chapel of San Benito of Ancels (Cambre, A Coruña) takes place on July 11 and 25. The patron Salnt of Europe, Salnt Benedlct of Nursla Is said to have been born near the vlllage of Mercurin, where the chapel Is located. The person who whlshes to be cured of a swelllng must pass through a hale In the wall of the chapel of San Benito. Then he must rub a cloth over the image of the salnt and then over the swelllng. He must also offer, among other posslblllties, a chicken. The offerlngs are Jater auctloned off.
San Benito Abade, ou de Nursia (fig. 1), é festexado os días 11 (O San Benito Pequeno) e 25 (O Benito Grande) de xullo na súa capela do lugar de Mercurín, parroquia de San Xoán de Anceis, anexa da de Santiago de Sigrás, ambas do concello de Cambre (A Coruña). Na capela está todo o ano a presidir o único altar unha imaxe pequena do santo, á que, por certo, lIe falta o báculo; para eses dous días traise unha talla máis grande da igrexa de Anceis e ponse frente 6 altar, imaxe que ten escachada a empuñadura do báculo e -este 25 de xullo do 1983-na vez do libro, que estaba 6 pé da talla pequena, ten na outra man unha frol. En Anceis disp6n esta segunda imaxe de altar lateral propio. Esta é o obxeto da veneraci6n dos fieis. O que se lIe pide 6 santo é a curaci6n das verrugas e dos bultos -ambos aquí, en Anceis, chamados lohiños-, do bocio e de outros males (1), así .como que sane 6s animais. O devoto, amais de estar á misa, pasa un pano polo frente da imaxe, que así está de brillante nesa zona (2). Este pano, 10go, aplícase 6s bultos e 6 levalo para a casa hai xente que o ten alí sen usalo (1) «( ... ) verrugas (... ) bultos y tumores ('0') hernias, bocio y paperas", precisa FRUTOS GARCIA (1981, p. 174). Que é bon para o bocio dio tamén CARR¡; ALDAO (s. d., p. 720). (2) Pasan o pano «por la Imagen -que parece encerada-", escribe FRUTOS GARCIA (1981, po 174)0 Este autor, que na p. 175 di que non te estado nunca un 25 de xullo nesta romerla, cita ese como o único dla para ela, como tamén CARR¡; ALDAO (s. do, p. 720)0
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1. PEREZ VAQUEZ
ata que haxa unha necesidade (3); outros prefiren deixalo na capela, debaixo da anda do santo. Acostúmase dar, ademais de cartos, polos (4), algún coello, aceite, algunha lingua de porco, velas, figuras de cera xa representando persoas, xa partes delas, xa animais, e denantes tamén ofrecían millo e trigo. (O aceite -parte del lévao o cura- e cera consúmense para o alumeado nas igrexas de Anceis e de Sigrás; ardían antes, tamén, diante desas dúas tallas do santo polo ano; agora xa non se vai vender a cera a Betanzos porque dan pouco por ela). A cambio da esmola recíbese unha estampa do santo, e ata hai pouco tamén unha medalla. Algúns ofrecidos dan voltas de xionllos á capela e rematan así frente 6 altar; ás veces van tamén, engruñados se é necesario, debaixo da anda do santo cando sae en procesi6n, saida que se produz nos dous días anteditos. Iba -hoxe vai San Benito s6asimesmo a pequena imaxe da Inmaculada que hai na capela. (No altar igualmente estaban San Pedro e San Brais, tallas estas dúas que foron roubadas). Era costume leva-lo ramo na procesi6n. Seguindo coa devoci6n 6 San Benito de Mercurín - Anceis, pásase 6 ofrecido 6 traveso dun ventanuco, que chaman o burato ou o buratiño, que está na parede (5) da esquerda da capela que dá á fachada, mirando esta de frente. (A pequenez do oco fai que tañan dificultades os gordos, e xa non é o primeiro que queda atrancado 6 intentar pasar (6). Hai moitos nenos ofrecidos a esto. Recoméndase que sexa o paso de f6ra a dentro, e por tres veces. Tamén, segundo algúns, que os que axudan 6 ofrecido sexan da familia del. Neste caso, se un devoto ofreceu a un familiar seu para atravesalo oco, debe dicir que outro familiar dos dous debe collelo no interior da capela. Sobre a orixe dese burato dise en Anceis que estando a face-Ia capela caeu unha pedra enriba dun neno e mancouno; foi encomendado a San Benito, e sanou; daí que se deixase o ventanuco. Poñíase o santo á xente (7) pero xa hai algún tempo que esto non se faL
(3) Aludido por FRUTOS GARCIA (p. 174). (4) Dio tamén CARRÉ ALDAO (s. d., p. 720). (5) Citada esta abertura por CARRÉ ALDAO (p. 720) e FRUTOS GARCfA (1981, p. 175). RODRIGUEZ RODRIGUEZ (1980) di «que muchos enfermos de bocio que pasaban debajo de las andas o a través de un hueco en un «Valado»...» (6) A estas dificultades fan referencia CARRÉ ALDAO (p. 720) e FRUTOS GARCIA (p. 175). Engade este que pode bastar ca Intención. (7) CARRÉ ALDAO (pp. 720-721): «... En la iglesia se aplica el «santo», al ofrecido, dándole unos golpecitos suaves en la cabeza y diciendo: Dios che quite a enfermedá e che dé a sanldá poi-o poder de Dios e da Vlrxe Maria un padre nuestro e un Ave María.» Seguen a este autor, tamén para a cuestión do burato, TABOADA CHIVITE (1980, p. 172) e MORAL (1980, p. 150). Aqul coloca este autor a Ancels na provincia de Pontevedra; pouco despois (p. 158), na da Coruña. RODRfGUEZ RODRfGUEZ (1980) di que os enfermos «entraban en la iglesia a dar un «croque» a la imagen mientras declan:
228
o Xan
Benito de Ancéis
Despois da misa cantada e da conseguinte procesión, subástanse os polos ofrecidos (8) (denantes tamén o millo e o trigo), pero ás veces o crego, visto que pasan baratos, prefire quedarse el con eles. Para maior comodidade, pénsase en facer un~a subasta despois de cada misa rezada, ademais, que hai pola mañán. Quérese poñer unha misa vespertina. Antes ofrecían máis polos. A concurrencia a este San Benito é moita máis, desde logo, cando o Grande, por caer sempre en festivo. Mestúranse nos accesos á capela os coches coa xente de a pé. Tanto eses como o adro contan estes días con postos de cera, de rosquillas, d,e xoguetes, etc. A beira do camiño os laios dos tolleitos e dos subnormais intentan move-Ia caridade da xente, avalados algús impedidos polos certificados que exhiben; outros, pero estes sans e normais, no medio do camiño, berran a pedir esmolas para os disminuidos mentais, e ó que-dá póñenlle, cravado nun alfinete, un cachiño de tea bicolor, quedándolle ó dador a dúbida do destino final da súa aportación. Ese adro, ata hai uns anos, era máis grande, e tiña castiñeiros; hoxe son acacias as que lIe dan sombra. Sexa por este acortamento, pero sobre todo pola facilidade que dan os coches para que os devotos vaian comer á súa casa, resulta que xa ten vido máis xente de merenda. Cando esta algúns póñense contentos e entón oise o espallado cantar:
San Benitiño do 0110 redondo hei de ir alá, miña nai, se non morro, hei de levar unha bota de viño para emborracharme no San Benitiño. Houbo uns anos en que habla baile pola tarde, o 25. Era que os de Andei ro, aldea veciña, que, entre outros, están de festa o día de Santiago, viñan ca música para pouco despois volvela para a súa aldea e de paso levala xente que estaba no San Benito. O adro, por certo, contivo un cementerio de franceses: esto din os da vecindade da capela porque ó face-Ia atopáronse osos dos gabachos. Capela cuia fábrica é modesta e pequena (9), e á que houbo que lIe apuntalar
Dios me quite a enfermedá e me dea a sanldá, polo poder de Dios e da Vlrxen Maria. Padre Nuestro Avemarla,,_ (O croque dábano algúns 6 santo de poñer, amals de blcalo, que esto faclano seguro). (8) Escrlbeno, aslmesmo, CARRÉ ALDAO (p. 720) e FRUTOS GARCIA (p. 175), Inda que este fala de "animales". (9) CARRÉ ALDAO (p_ 720): "Siendo la capilla muy pequeña, la misa se dice al aire libre, apoyándose el altar portátil en uno de Jos muros".
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1. PEREZ VAQUEZ
dúas vigas maestras. Ademáis de dous caix6ns - boetas, lace tamén no seu interior dous ex-votos (houbo máis): un (10) é unha táboa cunhas liñas datadas no 1856 nas que se le con aificultade que un señor da Cruña agradece o favor concedido a un filio seu polo santo; esta lenda está 6s pés dunhas figuras tipo «naif» nas que se ve un San Benito, un nena de xionllos, unha capela e unha árbore. Está esta táboa salta no altar. O outro ex - voto consiste nun papel escrito a máquina, enmarcado e colgado dunha parede: no 1967 unha señora de Tabeaio -aldea veciña tamén- dá canta do favor que a familiares dela fixo o santo. Adro e capela teñen perta unha fonte de cantería á que lIe falta a cruz que seguramente a remataba e os dous pináculos que lIe darían escolta; o caño é a boca dunha cara. Chámana A Fonte do Santo e a súa auga non ten hoxe que ver ca devoci6n a San Benito, pero denantes a xente lavaba con ela a cara e os bultos. En canto á auga dun sitio cercano que chaman O Río do Bajeixo, en Gosende (Josende, din os veciños), no devandito Tabeaio, concello de Carral, auga que saía por unha poza e que daba servicio a un lavadoiro, dicían que empapando nela un pano bermello e pasándoo durante tres días polo Iixo (da Iingua) este mal desaparecía, e que ademais neste Río do Bajeixo nacera San Benito, inda que sorprendía que as estampas dixeran que o santoa viñera 6 mundo en Italia. Hoxe esta fonte ou poza está con cemento e a auga úsase para servicio dos donas da finca. / Este San Benito, cuia imaxe venerada, como queda dito, pasa case todo o ano na igrexa de San Xoán de Anceis (ubicada no lugar de Seoane), é chamada nesta aldea O San Benito de Baixo e noutros lugares O San Benito de Lonxe (11), por exemplo en asedo (Sada, A Cruña) aquí a denominaci6n influida pala cercanía do de Mosteir6n; este San Benito fixo e fai favores (12): por exemplo, en Sigrás un veciño tiña que se operar dun bulto que lIe salira sobre o labio superior, pero ofrecido 6 santo non houbo necesidade de intervilo; outras veces son avisos, como cando alguién en vez de lIe levar o polo doulle a súa equivalencia en cartas, e 6 volver á casa o devoto atopouse con que o pito empezou a dar voltas e morreu.
(10) Citado tamén por FRUTOS GARCIA (p. 174). (11) Aludido esto último, tamén, por FRUTOS GARCIA (p. 174). (12) FRUTOS GARCIA (p. 174) canta un e ven a diclr que un nena tiña noxentas verrugas nas manso A nai ofreceuno ó santo con encárrego de que lIe levara cinco pesos. O rapaz, retida a súa atención polos postas de chucherias e lambetadas da romeria, neles gastou eses cartas. O ano seguinte, nai e filio volveron e o nena contoulle como gastara eses cinco pesos a vez anterior; enfadouse a nai; o rapaz pediulIe con gana que lIe facilitara outras vintecinco pesetas para darllas ó santo. Cumplido o ofrecimento total, ó dia seguinte xa non tiña as verrugas.
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o Xan
Benito de Ancéis
BIBLlOGRAFIA
CARRÉ ALDAO, E. (s. d.) Provincia de La Coruña, 1. Geografía General del Reino de Galicia. Casa Editorial Alberto Martín, pp. 720-721, Barcelona. FRUTOS GARCIA, P., 1981. San Benitiño Pequeno. Leyendas Gallegas, 2, Editorial Tres - Catorce - Diecisiete, pp. 174-175, Madrid. MORAL, T., 1980. Algunos aspectos de la devoción a San Benito en España. Cistercium, 157, p. 150. RODRIGUEZ RODRfGUEZ, M., 1980. Hagiograffa: San Benito de Nursia y San Benito de Palermo en Galicia. Boletín del Seminario "Fontán - Sarmiento» de Hagiografía, Toponimia y Onomástica de Galicia, 13, Santiago de Compostela. TABOADA CHIVITE, X., 1980. Ritos y creencias gallegas, Ediciones Sálvora, p. 172.
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Brigantium. Bol. Museo Arqu. Hist. Coruña. 1983. vol. 4 pp. 233-241
PARTIDAS DE BAUTISMO E DEFUNCION DE DOUS ILUSTRADOS CORUÑESES DO SECULO XVIII: JOSEPH CORNIDE E BERNARDO DEL RIO XOS~ ANTÓN GARCIA G-LEOO
Museu das Mariñas Betanzos
Resume. As seguintes partidas foron escolmadas dos libros de bautismo e defunción da eirexa parroquial de Santiago da cidade de A coruña. Abstraet. Baptism and Death Certificates 01 two learned men Irom A Coruña 01 the XVIII Century: foseph Cornide and Bernardo del Río, taken from Baptlsm and Oeath record s in two books from the parochlal church of Santiago in the city of A Coruña.
¡OSEPH CORNIDE Eirexa de Santa Maria do Campo (1). Año de 1734. Libro de bautismos, fol., 324. V., Joseph Andress (Ao marxen). En veinte y seis de Abrill de mili setecientos y treinta y quatro. Yo On. Martin Garcia de Leis, Canonigo de la Ynssigne Colexial de Santa Maria del Campo desta Ciudad, con licencia del Rector de ella. Bautize un niño, nacio el dia veinte y cinco de dicho mes, llamase Joseph, Andres, Juaquin, Marcos, Manuel, Martin, Bicente, Ramon, Agustin, hixo lexitimo del licenciado Dn. Diego Antonio Cornide y Saavedra y de O.a Francisca Geronima Folgueira, su muxer, fueron sus padrinos el licenciado On. Manuel Folgueira, Canonigo de dicha yglesia y D.a Josepha Folgueira, advertiles la obligacion. y lo firmo con dicho Cura. Gregorio Rodriguez Marttin Garcia de Leys
Eirexa de Santa Maria do Campo Año de 1803. Libro de difuntos, fol., 166. Certifico yo Dn. Ramon Themes y Gil. Rector y Cura propio de la Parroquial Yglesia de Santa Maria del Campo de esta Ciudad de La Coruña, que en veinte y ocho de Abril de mil ochocientos y tres, se me entrego una Certificacion que su tenor es como sigue: Certifico yo el infraescrito Ayudante Ma(1)
o
arquivo da eirexa de Santa Maria do Campo, está hoxe na parroquial de Sántiago da mesma cidade.
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x.
A. GARCIA G-LEDO
Partida de bautismo de Joseph Comide
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Partidas de bautismo e defunci贸n de dous ilustrados c
Partida de defunci贸n de Joseph Cornide
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_ oruneses
x.
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A. GARCIA G-LEDO
Partidas de bautismo e defunción de dous ilustrados coruñeses
yor de cura de la Yglesia Parroquial de San Gines de esta Villa de Madrid, que en el Libro diez y ocho de difuntos de dicha Parroquia, al folio trescientos cinquenta y dos+3- hai una partida del tenor Siguiente. Don Joseph Cornide de Saavedra Sor. de Madrid en Galicia, Secretario de la Real Academia de la Ystoria, de edad de unos sesenta y nueve años, natural de La Coruña, viudo de D.a Maria de España y Giraldez, hijo de Dn. Diego Cornide y de D.a Francisca Folgueira, difuntos; Recivio los Santos Sacramentos, otorgo testamento, en veinte de febrero de mil ochocientos tres, ante Joseph Caveza Escalada, Escrivano Real, nombro por sus albaceas a Dn. Francisco Martinez Mariña, Dn. Casimiro Ortegal (Casa botica, calle de la Montera) Sr. Dn. Joaquin Juan de Florez, Auditor de Guerra, y Dn. Vicente Gonzalez Arnao; instituio por su Universal Eredera a su hija D.a Maria Josefa Dionisia Cornide, soltera mayor de veinte y cinco años, segun consto de testimonio dado por Dn. Felipe de Estepar, Escrivano principal de la Auditoria de Guerra de esta Plaza, en veinte y tres de dicho mes y año, Murio dicho Sr. Dn. Josef Cornide de pulmonia, Plaza Mayor Casa Real de la panaderia quarto principal, a las nueve de la noche del dia veinte y dos de dicho mes de Febrero de mil ochocientos y tres, y el dia veinte y quatro por la noche, con Licencia del Sr. Vicario fue enterrado en esta Yglesia, se dio a la fabrica por el cumplimiento, ocho ducados, y lo firme como Ayudante mayor de Cura de esta dicha Yglesia Parroquial de San Gines de Madrid = Dn. Juan Antonio Rodriguez Calderon = Concuerda con su original; San Gines de Madrid, veinte y seis de Marzo de mil ochocientos y tres. Dn. Juan Antonio Rodriguez Calderon = Cuia Certificacion se halla comprovada de tres Escrivanos con el Sello del Colegio de dicha villa; asi mismo certifico que en dicha mi Parroquia de Santa Maria, como vecino que fue de ella Dn. Josef Cornide, y actualmente lo es dicha su hija. Se le tuvieron las Onrras del septimo dia y cavo de año con la asistencia de veinte y quatro Señores Sacerdotes, y ademas de esto su novenario de vigilia y misa cantada con la asistencia de doze Sacerdotes, haviendosele dicho todas los días de funciones porcion de misas en virtud de Cedulas que se an fijado para la concurrencia de dichos Señores Sacerdotes, asimismo le tiene dicha su hija un acto mensual para el anima de dicho su padre, y como Rector de dicha Parroquia lo firmo Ut Supra. = Ramon Themes y Gil.
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X. A. GARCIA G-LEDO
BERNARDO DEL RIO Eirexa de Santiago. Año de 1742. Libro de bautismos, fol., 118. Bernardo Juan Anttonio (2). (Ao marxen). En nueve de Julio de este presente año de mil sietecientos y quarenta y dos. Yo Dn. Francisco Benito del Rio, Canonigo de la Ynsigne Colejiata de Santa Maria del Campo de esta ciudad de la Coruña. Con Licencia del Rector Dn. Joachin Varela Reymondez, Rector de los Beneficios de S. S. Santiago de dicha Ciudad y San Cristoval das Viñas su Anejo, Baptize Solennemente y puse los Santos oleos a un niño. Hijo lexitimo de On. Juan Anttonio del Rio, Secretario de su Magestad y de las cosas de la Guerra, Yntendenzia, y mas de la Capitania General de este Reyno; y de Doña Bernarda Alvarez y Vecerra su muger, pusele, Bernardo, Juan, Antonio, Fermin, Miguel, Benito, nacio el dia siete de dicho mes y año, fue su padrino ynsolidum Dn. Bernardo Alvarez Vecerra, Secretario de Juntas del Reyno, Abuelo del Baptizado; advertile el Spiritu al parentesco, y la obligacion de la Doctrina Cristiana y para que conste lo firmo junto con dicho Rector.= Joachin Varela Reymondez. Francisco Benitto del Rio.
Eirexa de Santiago. Año de 1811. Libro de difuntos, fol., 289 V., e 290. Señor Don Bernardo del Rio. Fabrica Sepultura Gratis, Funerales y Novenario echos, Ornatos y Ciriales, en el Novenario, 20 reales. (Ao marxen). En diez de Abril de mil ochocientos onze murio, y al dia siguiente se enterro en el Cementerio General de esta mi Parroquia de Señor Santiago, el señor Don Bernardo del Rio, marido de la Señora Doña Maria azores, mi feIigres, mayordomo Fabriquero de ella y vocal de la Junta Superior de Armamento y defensa de este Reyno; Recivio los Santos Sacramentos Penitencia Sagrada Eucharistia y Extremauncion. Hizo testamento en siete del mismo mes por ante el escrivano de Millones, Dn. Domingo Antonio Balado, vecino de esta Ciudad, por el que dejo mandado se le aplicasen quatro misas de anima en Altar privilegiado y que se le hiciese Novenario funebre con su Vigilia, misa Cantada y Responso cada dia de el, dejando las funciones de su Entierro, Honrras y Novenario expresado en quanto a numero de Sacerdotes a la disposición y arbitrio de sus Cumplidores, que lo son su referida muger, su hijo Dn. Bernardo, Dn. Manuel Saabedra, Canonigo de la Real (2) De Bernardo del Rio publicou mol Interesante traballo MARTINEZ-BARBEITO (1966).
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Partidas de bautismo e defunciĂłn de dous ilustrados coruĂąeses
Colegiata, y el actual Rector de esta Parroquia. Asistieron a su entierro y Honrras todos los SeĂąores Sacerdotes que quisieron, y las Comunidades de Santo Domingo y San Francisco; y a todo el Novenario doce y tambien las Cruces de las Parroquias, se le aplicaron por su anima las misas que dejo mandadas, y quantas se pudieron celebrar en dos dias festivos, y en los dos de sus funciones de entierro y honrras. Y para que asi conste como Rector lo firmo. = Juan Ygnacio Sarasola.
Partida de bautismo de Bernardo del Rio
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X A GARCIA G-LEOQ
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ernardo del Alo
Partidas de bautismo e defunción de dous ilustrados coruñeses
BIBLlOGRAFIA E DOCUMENTACION MARTINEZ-BARBEITO, C., 1966. Bernardo del Rio describe La Coruña de fines del siglo XVIII. Revista Instituto «Jesé Cornide» de Estudios Coruñeses. Año 11. La Coruña. N.O 2, pp. 39-58. Arquivo da Eirexa Parroquial de Santiago da cldade de A Coruña.
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NORMAS PARA A REDACCION DE ORIXINAIS NORMAS XERAIS
Os orixinais deberán ser inéditos. O(s) autor(es) indicará(n) o(s) enderezo(s) de cada un deles: centro de traballo ou, na sua falta, domicilio, no encabezamento do traballo. Os orixinais deberán levar un resumo no idioma en que vaian escritos e outro en inglés, neste caso precedido do título con suliñado sinxelo. O texto debe mecanografiarse a doble espacio e paxinando as follas. Entregarase un orixinal. As palabras que vaian en cursiva no texto deben levar suliñado sinxelo e a negrita levará suliñado ondulado. As figuras, mapas e tábo~xetal e tinta negra, e as fotografías serán en branco e negro, agás casos excepcionais. Todas as figuras levarán no dorso e a lápiz o seu número correlativo. Os pés das figuras irán mecanografiados en folla aparte. CITAS E NOTAS A p~ DE pAXINA
As referencias bibliográficas nas que só aparece o autor e a obra, faranse polo apelido do autor e ano de edición e, se se estima conveniente, páxina(s) e figura(s); figurarán no interior do texto, V.gr. « xa fora estudado (ARIAS VILAS, 1979a) e chegouse ... » « polo que DIAS et al. (1961,94) afirman que..." Se son notas longas con texto proprio, irán a pé de páxina, cun número correlativo entre paréntesis tanto no texto como na nota, eco devandito sistema de citas, v.gr. «... que non se observa (1) e podemos..... «(1) Deste tipo fanse algunhas referencias (DIAS et al., 1961; MARTINEZ -RODRIGUEZ, 1975) e establécese..... BIBLIOGRAFIA
Irá ao final do traballo e limitarase aos autores citados no texto. Disporase por orde alfabético de apelidos e, dentro de cada autor, por orde cronolóxico; se no mesmo ano coinciden varias obras dun mesmo autor, distinguiranse por a, b, c, etc., colocados xunto ao ano (e tamén se incluirán nas citas bibliográficas). A referencia debe dar o apelido e inicial do nome proprio, ano de publicación, título completo do trabal lo, nome da revista en abreviaturas usuais con suliñado sinxelo, tomo e páxinas primeira e última. No caso de libros, suliñarase o título dos mesmos e a continuación porase a editorial, lugar de edición e número de páxina, v.gr. ARIAS VILAS, F., 1979 a. Noticia dun tesouriño de moedas romanas no Cadramón (Valedouro, Lugo). GalJaecia, 5, pp. 325-327. DIAS, J., VEIGA DE OLlVEIRA, E. e GALHANO, F., 1961. Sistemas primitivos de secagem e armacenagem de produtos agrícolas. Os espigueiros portugueses. Centro de Estudos de Etnologia Peninsular, Porto, pp. 291. CORRECIONS
Os autores recibirán un xogo de probas de imprenta para a sua corrección. As modificacións que se fagan ao texto serán as de tipo gramatical ou de erros de impresión. As probas deberán ser devoltas no prazo de 15 días; transcurrido es-
te sen as recibir, os editores decidirán entre aprazar a publicación do traballo ou facer a corrección do mesmo, declinando a responsabilidade sobre dos erros que se poideran cometer. TIRADAS APARTE
Os autores recibirán gratuitamente 50 exemplares do seu trabal lo. Os autores que desexen un maior número de exemplares, terán que o indicar, e correrá ao seu cárrego o exceso de precio. Os orixinais que non se axusten ás normas devolveranse aos autores.