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Manuel Sánchez-Moreno
La religión entre los regímenes no democráticos y la justicia transicional: el catolicismo de España y Argentina frente a su pasado
Manuel Sánchez-Moreno Universidad de Córdoba, España manukareol@gmail.com
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Las religiones se han situado en el origen de conflictos armados y violencias y a su vez como agentes en la construcción de paz durante procesos de transición a la democracia. Este papel mediador ha estado íntimamente relacionado con la visión sobre los derechos humanos o el género. Es significativo el caso de la Iglesia católica en el ámbito iberoamericano, con una polarización que o bien la posicionaba a favor de las dictaduras militares y del olvido, o a favor de las víctimas, los derechos humanos y la memoria.
Palabras clave: Religión, justicia transicional, género, violencia, derechos humanos
Las religiones son agrupaciones humanas que obedecen a una cosmovisión sagrada dependiente de una divinidad, ante la que los fieles adquieren una serie de deberes, expresados a través de una moral y unos cultos. 1 Las religiones han jugado un papel fundamental como actores de amplia cobertura social y con fuertes relaciones estatales. Se podría decir que las tres religiones hegemónicas tradicionales son el judaísmo, el cristianismo y el islamismo, que comparten la misma tradición monoteísta y abrahámica. El cristianismo, con la Iglesia católica a la cabeza, es una de las que mayor impacto ha tenido en las relaciones con los Estados y los procesos de transición política.
LA IGLESIA CATÓLICA Y LOS DERECHOS HUMANOS
El momento histórico de mayor inflexión para el catolicismo llegaría con las reformas del Concilio Vaticano II (1962-1965) promovidas por el Papa Juan XXIII y el Papa Pablo VI, que ponían el énfasis en la dignidad humana, el diálogo interreligioso, la libertad religiosa y la separación entre Estado y Religión. Estas modificaciones encontraron por un lado una fuerte oposición de los sectores más conservadores de la Iglesia, y por otro una buena recepción e implementación del Concilio. Aquí destacamos el desarrollo de las Comunidades Eclesiales de Base (CEB) y de la teología de la liberación, compuestas por varias Iglesias cristianas en contextos latinoamericanos de empobrecimiento.
Será en 1978 con el pontificado de Juan Pablo II y el cardenal Joseph Ratzinger como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, luego Papa Benedicto XVI, cuando las reformas del Concilio Vaticano II se paren, para iniciar un proceso de restauración o contrarreforma neoconservadora.
Estas tendencias reformistas confirmadas durante la década de los 60 se venían fraguando desde mucho antes, centradas en el lugar que debía ocupar la Iglesia respecto al Estado (confesional o aconfesional y laico) y en torno al concepto de dignidad humana. “Dignidad” se refiere a la adecuación y el trato que se merece todo ser humano, a lo apropiado por su humanidad más allá de su diversidad y diferencia. 2 Algo que se puede reclamar como derecho desde un espacio profano y laico, propuesto por la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Para la Iglesia católica la dignidad es “intrínseca” pero en base a la imagen de Dios en que fue creado el ‘hombre’. 3 Es decir tiene una dignidad innata de persona, la natural, que lo diferencia de los animales. 4 Y otra dignidad, la trascendente que depende de su comunión con Dios y la fe. Esta aparece construida en un lugar sagrado y marca la moral a seguir. Es la dignidad significante, la importante y es la ausente en el concepto de dignidad de los derechos humanos, que cambia el espacio sagrado por el profano.
Ambas dignidades serían defendidas diferencialmente por la Iglesia católica, estableciendo una discriminación entre creyentes y no creyentes, entre aquellas personas que tienen una vida adecuada a los dogmas y las que no, dando como resultado una discriminación. 5 Un ejemplo está en las cuestiones de género y diversidad afectivo-sexual. Somos conscientes que la Iglesia católica conserva un solo modelo, el de varón y mujer heterosexuales y cisgénero, abocados a la finalidad última de la procreación y anclados en los roles estereotipados asignados a cada género. 6
Esto es aplicado a través de la teología política, es decir de la manera en que la teología puede relacionarse con la política, la sociedad o la economía. La cuestión es el cómo, ¿a través de un duro dogmatismo y de una moral excluyente (dignidad trascendente) o enlazando sus valores con los de los derechos humanos (dignidad natural)? El otro factor es la relación de las Iglesias con los Estados, especialmente los regímenes no democráticos.
Teniendo en cuenta las relaciones con el Estado y este concepto de dignidad, podemos ver dos casos, el español y el argentino.
EL FRANQUISMO EN ESPAÑA (1939-1975)
Se basó en un fuerte nacionalcatolicismo, que asociaba la identidad nacional a la confesión religiosa, dominando ésta todos los aspectos de la vida pública y la legislación. La jerarquía católica, ante la laización que proponía la II República favoreció el golpe de Estado que le devolvía todo el estatus perdido. Por otro lado, hubo obispos que adoptaron una postura colaboracionista con la República.
Desencadenada la guerra, estas dos posturas se polarizaron aún más, quedando la jerarquía católica entre los que defendían el bando franquista como una cruzada por la religión, la patria y la civilización, y los que, manteniéndose en el catolicismo, se conformaban con el espacio laico y la república. Así, partidos como el PNV (Partido Nacionalista Vasco) se mantuvieron fieles a su catolicismo confeso y a la república, que respondía mejor a sus aspiraciones autonomistas. Esta línea fue secundada por clérigos de distinto rango que, por oposición al régimen que se iba a instaurar y sin que su propia Iglesia hiciese nada, fueron al exilio o al paredón. Todos considerados “curas rojos” que apostaban por la dignidad natural. 7 Esto elimina el mito de la separación ideológica de los bandos y que la violencia contra la Iglesia y sus miembros fue sólo por parte del bando republicano.
El Vaticano, antes de finalizar la guerra, empezó ya a reconocer al gobierno dictatorial como único legítimo, y se institucionaliza desde ese momento y hasta la Transición española la alianza
del franquismo con la Iglesia Católica bajo el pontificado de Pío XII. 8 Durante el régimen, el Estado confesional católico del franquismo tendrá un carácter absoluto y la dignidad trascendente unida a la idea de patria, primará sobre la dignidad natural, proponiendo, por ejemplo, un modelo de varón y mujer estereotipados y heteronormativos.
LA DICTADURA DE LAS JUNTAS MILITARES EN ARGENTINA (1976-1983)
Hubo una relación similar entre Iglesia católica y dictadura, inspirada abiertamente en el franquismo. Los militares se apoyaban en la Iglesia católica, 9 que suponía el sustento espiritual y psicológico para las acciones militares, considerándola como uno de los tres pilares fundamentales, junto con las fuerzas armadas y el gobierno. 10
Se pueden discernir tres líneas dentro del episcopado católico. 11 Los tradicionalistas que encontraron cobijo en el ámbito castrense de las fuerzas armadas. 12 El Vicariato legitimará públicamente la violencia como medio para alcanzar la dictadura militar y avalará en privado los métodos represivos. 13
Los conservadores constituían el sector mayoritario. 14 Compartían con los tradicionalistas las preocupaciones por los avances de las ideologías de izquierda, pero eran partidarios del diálogo y establecer alianzas que, los tradicionalistas negaban de manera tajante. Finalmente aceptaron a la dictadura de manera más o menos explícita.
Por último, el tercer sector es el de los renovadores, adheridos al aperturismo del Concilio Vaticano II y a la teología de la liberación. Los sectores renovadores de la Iglesia fueron brutalmente represaliados, siendo especialmente sospechosos los “curas villeros” y las religiosas que desarrollaban labores pastorales en las marginales villas de emergencia. Ante la falta de un organismo en la Iglesia católica que se encargase de las violaciones de derechos humanos, estos sectores se agruparon en torno a organismos 15 como la Asamblea Permanente de Derechos Humanos (APDHA) o el Movimiento Ecuménico por los Derechos del Hombre (MEDH). 16
LA IGLESIA CATÓLICA Y LA JUSTICIA TRANSICIONAL
Esta “doble” Iglesia católica jugará un papel legitimador o de resistencia de las violencias desplegadas durante regímenes no democráticos y en los procesos de justicia transicional posteriores. En estos procesos, el discurso oficial católico es el de la reconciliación y perdón, en muchos casos ligado
al olvido e impunidad. Esta manera de lidiar con las violencias pasadas y la construcción de paz dependerá mucho de la relación entre Iglesia y Estado durante regímenes no democráticos. De este modo nos encontraremos tres casos:
• Cuando la religión ha intervenido apoyando abiertamente al régimen e incluso perpetrando crímenes, en los procesos de justicia transicional suele apostar por la amnistía y el perdón generalizado. • Cuando su papel ha sido el de la omisión, que se puede interpretar como encubrimiento, las opciones van entre la amnistía y el perdón y promover algunas medidas de reconciliación, cuyo límite sería la Comisión de Verdad. • Cuando el papel de la religión es claramente de oposición, se promueven desde exhaustivas Comisiones de la Verdad hasta directamente la justicia penal.
En los dos primeros casos, las religiones suelen estar más distanciadas de las víctimas y desdeñan la dignidad natural frente a la trascendental que se identifica con el régimen. Suelen tener un discurso del sacrificio y la abnegación ante el régimen, especialmente cuando éste favorece el discurso religioso.
En el tercer caso, la religión es un apoyo a las víctimas cuya dignidad natural está por encima de cualquier distinción, aunque subyace cierta invisibilización de la religión hacia el género y la diversidad afectivo-sexual. Este caso, cercano a la teología de la liberación, es el ideal para Metz, que propone una teología política basada en la razón anamnética, como una base moral ante los que sufren. 17 Es el cristianismo idealista-trascendental y amnésico frente al cristianismo narrativo-práctico y anamnético, que desarrolla instrumentos a favor de las víctimas. 18
Se puede decir que los dos casos mencionados, España y Argentina, se mueven entre las dos primeras opciones.
RELIGIÓN Y JUSTICIA TRANSICIONAL EN ESPAÑA
La jerarquía católica española, en cuanto vio signos de debilidad en el franquismo se empezó a distanciar de él, cambio protagonizado por Monseñor Tarancón.
Uno de los grandes conflictos entre Iglesia católica y el franquismo se produjo en 1974 durante la homilía del Obispo de Bilbao, Monseñor Añoveros donde defendía la identidad específica del pueblo vasco, algo que le costó el arresto domiciliario y una orden de expulsión, ante la que Tarancón, con el
auspicio de Pablo VI, amenazó con la excomunión para Franco y sus ministros. 19 La Iglesia vasca fue duramente señalada en procesos como el de Burgos, acusada de colaborar en reuniones y encierros en pro de la amnistía para detenidos.
Junto con Tarancón hubo un movimiento de obispos y sacerdotes por la democracia partidarios del Concilio Vaticano II y molestos por el anquilosamiento al franquismo de la Iglesia. 20 La parte más popular de este movimiento manifiestamente opuesto al régimen, son los llamados “curas obreros”, cercanos a los círculos sindicalistas y a los sectores más empobrecidos de la población, y muy próximos a la izquierda reaccionaria y a sindicatos. 21
Enfrentados a este movimiento de renovación se encontraban otros obispos y grupos ultraderechistas. 22 La cuestión religiosa despertó tanta preocupación en el régimen franquista que se llegó a crear una cárcel concordataria en un pabellón de la Prisión de Zamora, por donde pasarían unos 100 clérigos entre 1968 y 1975 condenados por su actividad política y sindical. 23
La Iglesia católica pronto se posicionó junto a la restauración monárquica, estando protegida y privilegiada por una nueva Constitución Política (1978) y los Acuerdos con la Santa Sede (1979).
En un momento de reorganización de la memoria con la malograda Ley de Memoria Histórica (2007), hay un rescate histórico y moral de la II República como periodo democrático en el que se debía mirar la España del momento y una condena de la guerra civil y el franquismo. Esto fue muy criticado por la jerarquía católica en España que hacen una revisión de la época como de gran violencia política republicana contra la Iglesia, señalando a la II República como ausente de democracia y cuyo fracaso desembocó en la Guerra Civil. 24 Este criterio, que es el actual, es legitimador de un régimen al que apoyó y respecto al que no hay todavía un perdón.
Lejos de esta postura, están los “curas rojos”, que no han sido reclamados como mártires por la Iglesia y que fueron asesinados por el franquismo. Algunos de los sacerdotes que pasaron por la prisión concordataria de Zamora forman parte de la querella argentina contra crímenes franquistas. Así la jueza encargada, María Servini, viajó a España en mayo de 2014 con el objetivo de tomar declaración a víctimas y querellantes en tribunales territoriales. Su agenda en Euskadi incluyó el testimonio de Julen Kalzada, uno de los 16 curas vascos que, considerados subversivos en el Proceso de Burgos estuvieron recluidos en Zamora.
RELIGIÓN Y JUSTICIA TRANSICIONAL EN ARGENTINA
También en este caso la Iglesia católica se va desvinculando del régimen cuando éste evidencia signos de desgaste, especialmente tras la derrota de las Malvinas. La Conferencia Episcopal Argentina hace público en mayo de 1983 el documento “En la hora actual del país”, 25 donde pide reconciliación como parte del sacramento del perdón.
La postura oficial de la Iglesia católica era por un lado partidaria de negar a personas desaparecidas en línea con las Juntas Militares 26 y de evitar un juicio militar ya que “la justicia no es el valor supremo”. 27 Por otro lado era partidaria de la justicia para lograr una reconciliación. 28 En este último minoritario grupo, había obispos que abogaban por conocer la verdad y depurar responsabilidades. El proyecto de amnistía, perdón y olvido se enfrentaba al de memoria, verdad y justicia en el seno de la Iglesia católica argentina.
Este último formó parte de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) y su Informe de verdad “Nunca más”. El informe no repara en señalar los excesos que se cometieron contra las mujeres, contra las personas judías, así como el papel de miembros de la Iglesia católica, siendo los próximos al vicariato conocedores, cómplices e incluso perpetradores de torturas en los Centros Clandestinos de Detención, como víctimas de detención y torturas en el caso de estar vinculados con movimientos populares o sindicales. Sobre la Iglesia católica argentina, el Informe se detiene para afirmar su ambigüedad durante la dictadura. 29 Sin embargo, no se incluyó la dura y específica represión que sufrió la diversidad afectivo-sexual debido a las presiones del ala católica de la APDHA. 30
La Ley de Amnistía (1983) y la de Punto Final (1986) también tuvieron una recepción diferenciada en línea con las dos posturas de la Iglesia católica. La versión oficial de la Conferencia Episcopal era de amnistía y reconciliación en palabras del cardenal Primatesta: “amnistía significa no recuerdo, no recordar, olvidar.” 31
Avanzando el tiempo, la Iglesia católica fue adoptando una postura más receptiva, pidiendo en el 2000 Monseñor Estanislao Karlic, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina perdón por los “pecados contra los derechos humanos”. 32 Posteriormente, en 2006 la Iglesia volverá a pedir perdón, en un comunicado del entonces arzobispo de Buenos Aires y presidente de la Conferencia Episcopal, Monseñor Bergoglio, actual Papa Francisco I. 33
Un año antes, en 2005, la Corte Suprema de Argentina anulaba las leyes de amnistía, comenzando un proceso de justicia postransicional y los juicios contra crímenes de lesa humanidad. Se producen
varias investigaciones, testimonios, imputaciones y condenas contra miembros de la Iglesia católica, pero no a la Iglesia católica como entidad. También encontramos otros juicios que se centran en los crímenes contra sacerdotes y religiosas católicas opuestas al régimen, o en colaboración con organismos de derechos humanos o sectores empobrecidos durante la dictadura.
CONCLUSIONES
1. El Estado laico es la mejor fórmula para no implicar a la religión en las violencias de Estado, ya que la aplicación de la teología política en el Estado o en regímenes no democráticos y confesionales, implica y justifica discriminaciones, particularmente en temas de género y especialmente diversidad afectivo-sexual.
2. Importancia de los movimientos de teología de la liberación para la defensa de los derechos humanos.
3. A pesar de lo anterior, resistencia a tratar temas de género y especialmente diversidad afectivosexual.
4. Desmitificar que, en los casos analizados, la iglesia católica en bloque apoyase a los regímenes no democráticos, aunque sí lo hiciese el sector oficial con el amparo de la Santa Sede.
5. La Iglesia católica española manipula la memoria histórica y democrática, al negar a sus propias víctimas si estas fueron asesinadas o represaliadas a manos del franquismo: los “anti-mártires”.
6. Argentina es el único país que está enfrentando en un periodo de justicia postransicional crímenes cometidos por miembros de la Iglesia católica.
7. Las religiones pueden tener un papel importante en los procesos de Justicia Transicional, siempre y cuando sea en igualdad con otros actores, en un espacio laico, plural e incluyente, y dando primacía a la dignidad natural que proponen los Derechos Humanos.
1 Palomino Lozano, R., Manual breve de Derecho Eclesiástico del Estado, Universidad Complutense, Madrid, 2015, Pp. 3-4.
2 Peces-Barba Martínez, G., La dignidad de la persona desde la Filosofía del Derecho, Dykinson, Madrid, 2003. A. García Cuadrado, “Problemas constitucionales de la dignidad de la persona”, Persona y Derecho, Volumen 67, 2012/2, pp. 449-514.
3 Catecismo de la iglesia católica, pr. 357. Disponible en: http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p1s2c1p6_ sp.html Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, pr. 107. Disponible en: http://www.vatican.va/archive/ compendium_ccc/documents/archive_2005_compendium-ccc_sp.html
4 Papa Juan XXIII: Encíclica Pacem in Terris (1963), pr. 158. Disponible en: http://www.vatican.va/holy_father/john_ xxiii/encyclicals/documents/hf_j-xxiii_enc_11041963_pacem_sp.html
5 Tamayo, J.J., “Religiones y derechos humanos: una relación conflictiva”, en J. J. Tamayo, 10 palabras clave sobre derechos humanos, Editorial Verbo Divino, Pamplona, 2012, pp. 354-355.
6 Sanchís Vidal, A., “Género, religión y conflictos armados”, en V Gutiérrez Castillo y A. Langa Herrero, Alfredo (coords.), Los conflictos armados en la era de la globalización, Ediciones Parthenon, Sevilla, 2007, pp. 351-354.
7 “La Historia prohibida de España. Segunda entrega: los religiosos represaliados por el franquismo”. Disponible: http://agenciatigris.blogspot.com.es/2015/03/la-historia-prohibida-de-espana-segunda.html
8 Raguer, H., La pólvora y el incienso. La Iglesia y la Guerra Civil española (1936-1939), Península, Barcelona, 2001, pp. 393-394.
9 “A la traición según el Evangelio se refirió Tortolo”, Clarín, 04 de octubre de 1975. Disponible en: http://tapas. clarin.com/tapa.html#19751004
10 Finchelstein, F., La Argentina Fascista. Los orígenes ideológicos de la dictadura, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2008, p. 73.
11 Obregón, M., Entre la cruz y la espada. La Iglesia católica durante los primeros años del “Proceso”, Universidad Nacional de Quilmes Editorial, Quilmes, 2005, pp. 40 y ss. M. Obregón, “La Iglesia argentina durante la última dictadura militar. El terror desplegado sobre el campo católico (1976-1983)”, en A. Pérotin-Dumon (dir.). Historizar el pasado vivo en América Latina. Disponible en: http://etica.uahurtado.cl/historizarelpasadovivo/es_contenido.php
12 Bilbao, L., y Lede, A., Profeta del genocidio. El vicariato castrense y los diarios del obispo Bonamín en la última dictadura, Sudamericana, Buenos Aires, 2016, p 65.
13 Mallimaci, F., “Sostén católico al terrorismo de Estado de la última dictadura cívico militar religiosa en Argentina”, en A. R. Ameigeiras (Coord.), Cruces, intersecciones, conflictos: relaciones político religiosas en Latinoamérica,
CLACSO, Buenos Aires, 2012, pp. 157-187.
14 Di Stéfano, R. y Zanatta, L., Historia de la Iglesia argentina, Editorial Grijalbo-Mondadori, Buenos Aires, 2000, p. 476.
15 Brysk, A., The politics of human rights in Argentina: protest, change, and democratization, Stanford University Press, Stanford, 1994, pp. 49 y ss.
16 Forni, F., “Derechos Humanos y trabajo de base: la reproducción de una línea en el catolicismo argentino”, en AAVV. 500 años de cristianismo en Argentina, Cheila-Nueva Tierra, Buenos Aires, 1992, p. 516.
17 Metz, J. B., “Dios y el tiempo. Teología y metafísica en las fronteras de la modernidad”, Selecciones de Teología v. 41, nº. 162, 2002, p. 159. J. B. Metz, Memoria passionis. Una evocación provocadora en una sociedad pluralista, Sal Terrae, Santander, 2007, p. 194.
18 Metz, J. B., La fe, en la historia y la sociedad. Esbozo de una teología política fundamental para nuestro tiempo, Cristiandad, Madrid, 1979, p. 213.
19 Avilés Gómez, M., Criminalidad organizada: los movimientos terroristas, Editorial Club Universitario, Alicante, 2004, p. 556.
20 Tamayo, J. J., Adiós a la cristiandad: la Iglesia Católica española en la democracia, Ediciones B, Madrid, 2003, pp. 29 y ss.
21 Pérez Pinillos, J., Los curas obreros en España, Nueva Utopía, Madrid, 2004.
22 Juliá, S., Un siglo de España. Política y sociedad, Marcial Pons, Madrid, 1999, p. 246.
23 Moradiellos, E., La España de Franco (1939-1975): política y sociedad, Síntesis, Madrid, 2000, pp. 164-165. Ver F. Fernández Hoyos, “La cárcel concordataria de Zamora: una prisión para Curas en la España Franquista”. Disponible en: http://centresderecerca.uab.cat/cefid/sites/centresderecerca.uab.cat.cefid/files/comunicIII-5.pdf
24 Tamayo, J. J., “La jerarquía católica actual ante la experiencia política y religiosa de la II República”, en Pasado y Memoria. Revista de Historia Contemporánea, 6, 2007, p. 96-100.
25 Conferencia, Documentos, 1988, t. XI, P. 94.
26 Lewis, P. H., Guerrillas and Generals. The “Dirty War” in Argentina, Greenwood Publishing Group, Westport, 2002, p. 185.
27 Verbitsky, H., La mano izquierda de Dios. Tomo 4: La última dictadura (1976-1983), Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2010, p. 502.
28 Mignone, E. F., Iglesia y dictadura, Ediciones del Pensamiento Nacional, Buenos Aires, 1996, p. 133.
29 Nunca Más: Informe CONADEP (1984). Disponible en: nuncamas/259.html http://www.desaparecidos.org/arg/conadep/
30 Jáuregui, C. L., La homosexualidad en la Argentina, Tarso Ediciones, Buenos Aires, 1987, pp. 170-171. “Dictadura argentina y homosexualidad: ¡Nunca más!” (2011). Disponible en: http://www.sentidog.com/lat/2011/03/ dictadura-argentina-y-homosexualidad-%C2%A1nunca-mas.html
31 Clarín, 18 de diciembre de 1988, p. 20.
32 Encuentro Eucarístico Nacional en Córdoba (2000). Disponible en: http://www.aica.org/aica/documentos_ files/Otros_Documentos/Encuentro_Eucaristico/doc_Otros_Bautizados.htm
33 Comunicado de la 143ª de la Comisión Permanente del Episcopado (2006). Disponible en: http://www. aicaold.com.ar//index2.php?pag=ceacomisionpermanente060315