La vida urbana contemporánea no es bella. Más bien el pueblo – nosotros ciudadanos de este país vivimos en los espacios violentos del darwinismo social, del punk, del desamor, del desarraigo, del torbellino de la memoria y de la historia. El artista colabora en la tarea de ver y recordar, a el se destina el trabajo de pensar la experiencia y las marcas de nuestra cultura visual, los estigmas, las señales, los signos. Belleza para el pueblo recuerda una esperanza de felicidad, la fuerza que agitó las vanguardias modernas, del arte y la política. Belleza para el pueblo refiere esa genealogía que nos pone ante los ojos Edgar Murillo. (escrito por Oscar Zalasar)