Beatriz Garcia Huertas. ¿Qué nos une?

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Beatriz García Huertas

¿Qué nos une? Sala 3


Beatriz García de Huertas ¿Qué nos une? Del 30 de noviembre de 2013 al 30 de marzo de 2014 Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson San Juan - Argentina

Serie ¿Qué nos une? Nudo. Figuras del silencio. Red.

Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson

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Av. Libertador Gral. San Martín 862 oeste | San Juan | Argentina +54 (264) 420 0598 | 420 0470 museobasj@gmail.com | www.museofranklinrawson.org

Créditos Catálogo Producción Natalia Segurado Fotografía Ina Estevez Diseño Ana Giménez


El ensamble de la historia ...Recortar después otra figura De un metal más delgado que la palabra del hombre Y asociarla humildemente a las otras, No para nombrarlas Sino proteger su misterio. Roberto Juarroz

Las magníficas obras de Beatriz García se articulan sobre una red de interrogaciones sobre el sentido y las operaciones derivadas del concepto de unión. Esas interrogaciones son de índole poética, y también formal: el ensamble original que une a todas los seres vivos es buscado, trabajado y elaborado en las obras desde su dimensión técnica. El tejido y entrecruzamiento de fibras metálicas, vistas en un plano semántico, se cargan de sugerencias sobre la evolución de nuestra historia biológica. Las soldaduras que unen materiales, tanto lingüísticos como físicos, refuerzan uno de los ejes fundamentales de los proyectos de obra de la artista: la profunda investigación teórica y formal en torno a la conexión que une a todos los seres de este mundo. Las formas orgánicas se encuentran en estas esculturas no sólo como motivo, sino que sus leyes de crecimiento determinan los modos de construcción de las piezas, de modo que se visualiza la voluntad de comprender a cada una de las partes en su interacción y dependencia de las demás. De este modo, Beatriz construye un discurso visual que busca permanentemente abrirse a una historia que compartimos con una compleja trama de antepasados y quizá, a un futuro en el que sea posible comprender las sutiles redes y ramificaciones que construyen nuestra relación con el mundo. Virginia Agote · Directora MPBAFR

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Escultura vertical “…al trabajar el material elaboro mi yo interior, mi centro, mi deseo… Las formas me sirven para decir aquello para lo que no tengo palabras, y para crear un diálogo con el que las ve". Beatriz García Huertas

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La autora presenta obras que integran cinco series, denominadas: ¿Qué nos une?, Cascarones, Origen, Piel y Semilla; a las que se considera conjuntos cuyo criterio de inclusión se establecen por las referencia a modos de existencia, temas, exploración de posibilidades de materiales y formas. A pesar de los hiatos, las obras de Beatriz García, en tanto experiencias reflexivas y procesos constructivos, las imagino como vasos comunicantes. Por una parte, ha utilizado diferentes materiales/ técnicas: talla en mármol, resignificación de desechos y en esta oportunidad, láminas. Pero, por otra, ha mantenido incólume la semifiguración -la referencia a lo real tanto escindido de los significados histórico-narrativos, como del manierismo de la no figuración-; la factura impecable, la flexión de partes y materiales, la coherencia compositiva, la experimentación con formas, espacios y colores. La producción reciente se puede caracterizar por la invención de estructuras que hacen hablar a la laminaridad -ya sea en la versión tradicional del batido, ya por medio del corte y el plegado-. Corresponde agregar que el aluminio cumple un rol protagónico -en todas sus posibilidades-, acompañado por el hierro y, en menor medida, por el acero inoxidable. Además de la materia, el período se caracteriza por establecer una contraposición por tamaños. Si bien en todos los casos resulta notorio el juego

ficcional de las referencias, en la obras de menor formato predomina la morfología orgánica y los ritmos de las fuerzas vitales, la deformación, la invaginación de significantes y el gesto crispado. En las obras de gran tamaño, la invención con perfiles limpios, contundencia de volúmenes, variaciones de punto de vista de observación y posibilidades de uso produce un mundo tan sólido como el que fabrica la arquitectura. De este modo, plantea la modulación de la escala en el paisaje y la cotidianeidad -como un delgado pero sólido puente entre el diseño, la arquitectura y la escultura-. Un ejemplo se encuentra en el nudo: un desarrollo volumétrico formado por distintas piezas, que como cintas ondulantes ascienden, se extienden, juegan con el hueco y la potencia del vacío hasta convertirse en un espacio para habitar. También dentro de la gran dimensión se destaca un mural en el que la masa parece plena, pero el revés es vacío y entonces la lámina retiene el espacio para sugerir el volumen. El espacio interior construye y enriquece la composición que se convierte en un contraste permanente de formas metálicas y de formas espaciales, limitadas por el aluminio doblado y recortado. El espacio interior que surge de la lámina se convierte en un elemento fundamental logrado ahora por las separaciones entre los planos y por sus inclinaciones. Los planos constructivos ponen en tensión la superficie y la aproxima a la pintura -corresponde atender por ello a los juegos de la luz-.


Serie Piel. Figuras I y II. aluminio batido y soldado, incrustación de tuercas y tornillos.

Beatriz García incursiona sobre las esculturas blandas, semi-blandas en su caso. En Piel se unen distintas vertientes de la vida creativa de la autora: la composición con tuercas y tornillos es una rémora de sus construcciones con objetos encontrados, el predominio de lo táctil y la forma interior. La movilidad estructural de las láminas, abre la posibilidad de trabajar anverso y reverso, la variación de pliegues, la liberación de la forma del encierro en un material rígido y la armonización cromática. Estilísticamente, las series calzan con la transformación de la escultura a mediados del siglo XX, en particular con algunos aspectos trabajados por el Pop-Art. Estas obras se ubican en una poética de las post-estatuas, con toda la ambigüedad que siempre implica la calificación de “post”. En ellas, la emoción estética no depende de la ilustración del paradigma estético y moral de la sociedad, sino del desarrollo del espacio a partir de la masa, el volumen, la materia y la línea. Si bien la escultura de García se ha convertido en un objeto tridimensional no compacto, ha abandonado el plinto y ha fragmentado las figuras; aún mantiene como problema la articulación del concepto con la materialidad. Los ritmos, oposiciones y síntesis presentan. Las presencias evocan y connotan formas naturales o formas esenciales. Los apuntes que reflejan la intención semántica de Beatriz García despejan que su intención es transmitir contenidos y visiones humanistas -sin

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descuidar derivas lúdicas o habitables-. Desde el primer punto de vista, resulta claro la insistencia sobre la unidad de lo existente y la necesidad de recuperar un destino común -lo orgánico y lo no orgánico, lo humano y lo no humano-. Más allá de esta traducción literal de los motivos de la creación, los objetos en cuanto habitables portan el mensaje acerca de cómo convivir con ellos. El gran tamaño conforma un caballo de Troya en el corazón de la cotidianeidad, que no sólo reivindica la imaginación creadora, sino también la experiencia poética del entorno. Para alcanzar el núcleo del proceso productor corresponde recordar que Beatriz García frecuenta la obra de Roberto Juarroz, por ello he tomado la metáfora geométrica de verticalidad como marco de la actual exposición. Para el poeta, la verticalidad emerge de la experiencia del devenir: mientras que en la vida cotidiana todo es fugaz, sólo en el corte, en la detención nace el poema. Frente al tiempo horizontal, surge entonces el tiempo vertical. En el tiempo horizontal todo es caída, en el tiempo vertical también se presenta el ascenso, una ley de gravedad invertida que permite configurar la realidad y nombrar algunas cosas fundamentales. El concepto/imagen se hace eco de reflexiones bachelardianas: el tiempo de la vida es menos que la vida, sólo es más que la vida si se lo inmoviliza: en la simultaneidad de la poesía. El lenguaje lineal es la prosa, el lenguaje vertical es el origen de la poesía. Para asimilar esta noción con una forma artística eminentemente espacial, como es la escultura es necesario comparar las esculturas con los objetos. Los últimos pertenecen a la horizontalidad, aún aquellos que amamos con mayor intensidad, frente a ellos, la escultura de García es vertical, porque une tiempos diversos, le otorga a la materia la profundidad y a la forma la altura de apertura a la trascendencia.

Serie Origen. Figuras I y II. 6

aluminio batido y soldado.

Eduardo Peñafort


Serie Cascarones. Figuras I y II. aluminio batido y soldado. 7


Multiplicaciones El arte contemporáneo con sus tendencias inmateriales, llamado más bien a modificar la percepción de nuestros espacios sin ocuparlos, efímero, existencial; centraliza al hombre en su propia inteligencia y los conceptos por ella desarrollados o incentivados. Sin embargo hay artistas postmodernos, que buscan puentes con la tradición histórica, con sus materiales nobles, con la figuración misma, superada en sus formas clásicas, con una representación que tiene como aspiración final una simbiosis emotiva de carácter cósmico, una impronta. Artistas que no pueden despegarse de una milenaria comunicación entre su mente, sus manos y los materiales. El tacto ocupa un rol fundamental que les determina la elección artística, al punto extremo de llevarnos a la sola contemplación del material mismo como elemento vivo. En este contexto quiero introducir a Beatriz, sin considerar su obra como en evolución, bien si como un tránsito en experimentaciones fuertemente táctiles, mármol, madera, vidrio, metal. Y con la angustia de innovar, de ser reconocible, de externalizar su ímpetu creativo, buceando nuevos recursos. Me detengo en sus últimos trabajos en metal, en los cuales confluyen las experiencias artísticas precedentes. La materia plástica no se presenta como una masa solida escultórica. Está grafiada y modelada, diseñada y pintada, destruida en fragmentos y después recompuesta, en un conjunto orgánico de fuerte equilibrio plástico. El color como linfa, 8

sangre. Los puntos, como estructuras, constituyen una epidermis vibrante sobre los volúmenes agitados en los cuales se advierte la vitalidad y el respiro. Sonriendo al arte pop de Lichtenstein y con la libertad de los posmodernos, juega el elemento pictórico, con una técnica particular caracterizada por el uso de puntos o líneas de colores primarios brillantes (azul, amarillo y rojo) que, no siendo una propiedad fundamental de la luz, sino un concepto biológico, basado en la respuesta fisiológica del ojo humano, nos introduce ya en la idea de la génesis, el origen de todo y su proyección vital. Temas fundamentales para descubrir el hilo lógico que une su obra. Estos puntos, o quizás pixel, se suceden en orden arbitrario formando una estructura en código que insinúa una clave generativa. El conjunto desarrolla finalmente, en su resultado más explícito, un tapiz que a través de sus formas ondulantes nos hace intuir un plasma con elementos celulares que se desprenden y asumen vida propia. La artista elige unidades elementales de la mecánica, particularmente agresivo-defensivas en su pequeño volumen, simulando agujas o cuerdas; éstas atan, contienen y protegen la vida que se anida en el metal noble y que, de tal manera, nos refuerzan la idea de algo que está por nacer, por explotar. Algo mágico. Al focalizar el conjunto de la muestra y tomarme la libertad de considerar las obras de Beatriz


Serie Semilla. Figuras I y II. aluminio batido y soldado, incrustación de tuercas y tornillos.

Huertas como una narración, una “consecutio” de formas que representan una génesis (una semilla a punto de estallar, una textura con continuas erupciones y una figura femenina que se protege con una armadura los genitales); percibo en sus obras un fuerte componente femenino relacionado con la fertilidad, transfiriendo al metal sensaciones que provienen de los recuerdos anidados en sus entrañas. Más allá de la innovadora belleza de los audaces recursos técnicos, de la estética lograda y de la semántica que se desprende, considero que Beatriz Huertas ha avanzado en la dirección por la cual el artista se acerca al creador, buscando trasmitir a la materia inerme, una vital naturaleza multiplicadora. No sería extraño fantasear que, durante la noche, en la soledad tranquila de esta sala de museo, las obras se reproduzcan solas, inundado los espacios silentes, rastreando pisos y paredes.

Prof. Lucas J. Carrieri

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Serie Semilla. Figuras IV, V y VI. hierro, acero inoxidable y aluminio soldado y batido 10


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Beatriz García Huertas nace en la provincia de San Juan, República Argentina. Profesora de Artes Plásticas, egresada de la Universidad Nacional de San Juan (1974). Se especializó en Esmalte Cerámico (1981), Esmalte sobre Metal (1985) en la Universidad de Cuyo y en Esmalte sobre Vidrio en el Taller Curuchet Buenos Aires (1987). Técnicas Escultóricas con materiales no tradicionales en el Taller Aranovich Buenos Aires (2003). Ejerció la docencia en el Departamento de Artes de la Universidad Nacional de San Juan como profesora de Fotografía y Filmación (1978 - 1988). Se desempeñó como Consejera Académica para el Departamento de Artes de la Universidad Nacional de San Juan (1984). Ejerció como Profesora en las Cátedras Cerámica I y II, Escultura I y II y en Lenguaje III en la Universidad Nacional de San Juan, Colegio Central Universitario Mariano Moreno (desde 1988 hasta 2011). Designada Jefa del Departamento de Artes del Colegio Central Universitario Mariano Moreno (1990). Seleccionada por la Fundación Plural en la especialidad Dibujo (1988). Participó en salones nacionales de Escultura. Intervino como Jurado en Salones Nacionales y Regionales de Escultura, Pintura y Fotografía en los años 1992, 1993, 1994, 2013 entre otros. Participó en la Feria de Galerías de Arte BA con Esculturas realizadas en Mármol de Carrara con talla directa, 1997, 1998, 1999, 2000. Galería Laura Haber 1998. Buenos Aires., Galería De Santi. 1999. Buenos Aires. , Galería Arte Latinoamericano H.S. 1997, 1998, 1999, 2000. Obtuvo el Primer Premio de la Universidad Nacional de San Juan a las Artes Visuales, 2003. Distinguida como mujer ilustre en mérito a su obra plástica por la Municipalidad de la Ciudad de San Juan. Marzo de 2006. Mención - Premio "Treinta Años de Democracia" (2013). Realizó numerosos cursos, talleres, seminarios y viajes de perfeccionamiento en Arte. Desde 1980 a la fecha realizó más de sesenta exposiciones individuales y colectivas abordando diferentes materiales y técnicas plásticas. En el campo bidimensional trabaja en dibujo, esmalte sobre metal y vidrio. En lo tridimensional en relieves y esculturas en cerámica, madera, metal, vidrio y mármoles. Las técnicas escultóricas que más utiliza son: modelado, talla directa, chapa batida y soldada, fundición (en bronce, aluminio y hierro), ensambles con diferentes materiales, vitrofusión, etc. Sus obras se encuentran en colecciones privadas y públicas de Argentina, Brasil, Chile, España y Estados Unidos, entre otras.


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