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Transparencia, probidad y lucha contra la corrupción en la implementación del Acuerdo Final y la construcción de la Paz Total Empoderamiento ciudadano en la implementación del Acuerdo de Paz

Transparencia, probidad y lucha contra la corrupción en la implementación del Acuerdo Final y la construcción de la Paz Total

La implementación de un acuerdo de paz comprensivo, es decir, que busca atender las causas estructurales que han originado y prolongado el conflicto armado, como el del Estado con las FARC-EP, así como el que se espera del diálogo con el ELN, no requiere solo voluntad de un gobierno, sino que implica que este pueda mantener una correlación de fuerzas favorables con las clases dominantes y, sobre todo, una cantidad suficiente de recursos físicos, humanos, económicos y políticos para alcanzar el acuerdo y dejar la implementación en puntos de no retorno.

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Esto implica desarrollar la más eficiente lucha contra la corrupción en la historia reciente de la República, pues este fenómeno se convirtió en el fetiche de los actores políticos, en la espada de Damocles que desangra la credibilidad de cada uno de los gobiernos nacionales o locales.

Escándalos como el de la compra o influencia de funcionarios de la Contraloría General de la República en los comités de OCAD Paz, espacios de evaluación de proyectos destinados al desarrollo territorial de las zonas PDET, han propiciado un ambiente de desconfianza hacia las entidades estatales, tanto por parte de la ciudadanía como de los cooperantes internacionales, al punto de poner en riesgo los recursos que son enviados al país para la implementación del Acuerdo Final.

Se trata, entonces, de un problema real, con profundas raíces e implicaciones en la institucionalidad colombiana, pero también un problema de percepción y de fetichización. La idea de un Estado impotente ante un fenómeno cultural es al mismo tiempo una excusa para la impunidad y una estrategia para deslegitimar las instituciones, lo que facilita la deslegitimación de lo público y su retroceso ante el mercado y los extremistas de derecha que buscan la perpetuación de sus privilegios feudales y esclavistas.

Lejos de esas aspiraciones y de las rimbombantes oficinas y estrategias que se han creado para la construcción de la Paz Total, lo que se requiere es una transformación profunda de lo que implica el servicio público y de lo que es un buen gobierno, y anteponer los principios de transparencia, probidad y sensibilidad a la majestad con la que hasta hoy se han construido los liderazgos burocráticos. Ser transparente es ser leal a los compromisos hechos con las comunidades; no se trata de firmar compromisos incumplibles para apaciguar las demandas, sino hacer seguimiento al cumplimiento de esos compromisos y rendir cuentas a partir de un diálogo sincero con los múltiples actores. Ser

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