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Los grupos armados, el narcotráfico y la Paz Total La economía ilegal de las drogas: relevos, recomposiciones y afianzamientos.

Esto supone una redefinición de los indicadores operacionales de las FF. MM. y de Policía, de modo que puedan plasmar el compromiso de protección de la vida de los líderes sociales y de los miembros de las comunidades afectados por el conflicto, tanto por los grupos armados y su apalancamiento de la fuerza para someter los territorios como por el tipo de acciones que impone la estrategia de reducción de la oferta a los organismos de seguridad del Estado.

Los grupos armados, el narcotráfico y la Paz Total

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Uno de los mayores desafíos a la política de seguridad es el reconocimiento de la estructura operativa y de las líneas que configuran el portafolio de economías criminales. Asimismo, su articulación con los procesos de readecuación del Estado en sus diferentes niveles y el fortalecimiento del dispositivo que hace funcional la corrupción para los fines del control territorial, que abarca arreglos con grupos “legales” de poder en los ámbitos locales y regionales. Dentro de ese portafolio, el narcotráfico es solo uno entre los diferentes actores con presencia en áreas de control criminal que, incluso, combinan negocios tanto en el área urbana como rural de diferentes territorios.

Hoy el narcotráfico se ve afectado en algunos núcleos de producción importantes en Colombia por una crisis en el flujo de circulante para los mercados de pasta básica de cocaína (PBC). Así se observa en el Catatumbo, Tumaco y la región de San Vicente, los Llanos del Yarí y en el Bajo Caguán, en Caquetá. Para solventar ese trauma, cuyas causas aún no están plenamente establecidas, se manejan otras fuentes de rentas, tal y como sucede para las dos primeras regiones, al echar mano de la minería del carbón, en el Catatumbo, y un incremento vertiginoso de la criminalidad del secuestro, la extorsión y el atraco en Tumaco, de modo que son las comunidades igualmente sometidas en los nuevos escenarios.

Sin un conocimiento riguroso de estos movimientos y sus dispositivos funcionales, es difícil que fructifique un diálogo enmarcado en la búsqueda de una Paz Total. Las rentas de bienes extractivos, que están en un auge comercial en el ámbito internacional, deben ser parte de las alternativas para los territorios, cuyo tratamiento no puede seguir dándose alrededor de un “cultivo sustituto” y demandan una mirada compleja que abarque el conjunto de riquezas y de actores en ellos, más allá de dejarle el tema de las alternativas a los cocaleros, como equivocadamente sugirió el presidente Petro en el Catatumbo.

La eventualidad de una agudización de los conflictos regionales y el nuevo accionar de los actores armados involucra prácticas mafiosas como la vendetta,

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