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La toma del poder

comportamiento actual (fondo). Pareciera asumirse que, si un grupo armado fue político, entonces lo será siempre, y que si un grupo armado nació sin ideas políticas, entonces será criminal siempre. Vamos a cuestionar estas visiones y problematizar esa premisa de la Paz Total.

La toma del poder

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Es un lugar común en el análisis señalar que lo político radica en la pretensión de la toma del poder y el establecimiento de un nuevo sistema político-económico. Esta “pretensión revolucionaria”, como identificador de la politización de un grupo armado, tenía mucho sentido durante la Guerra Fría. Desde la década de los sesenta, varios grupos armados emergieron en Colombia con el propósito explícito de hacer una revolución. El éxito de la Revolución cubana no solo alimentó estos relatos, sino que dio pie a la construcción de un discurso anticomunista que marcó gran parte de la segunda mitad del siglo xx en el país. En síntesis, nadie puede negar que, al menos hasta principios de la década de los noventa, en Colombia hubo varios grupos armados que de forma abierta buscaban tomarse el poder.

Lo que hace complejo el escenario es que, a pesar de que la Guerra Fría acabó en 1991, en Colombia permanecieron activos varios de los grupos armados que adoptaron este relato. En particular son relevantes dos guerrillas: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) y el ELN. No solo porque eran los grupos armados más fuertes en lo militar (hasta la aparición de las Autodefensas Unidas de Colombia [AUC]), sino porque sus capacidades operativas llevaron a que elaboraran planes estratégicos para la toma del poder. Es decir, la “amenaza revolucionaria” de la Guerra Fría perduró, con un discurso transformado y a medias actualizado, hasta casi entrado el siglo xxi. En Colombia, entonces, hubo una larga Guerra Fría que permitía que siguieran vigentes varias de las premisas para leer la guerra durante este periodo.

No obstante, dos décadas después el panorama luce muy diferente: las FARC-EP y las AUC se desmovilizaron, los discursos que podían percibirse con ideologías cercanas a las guerras revolucionarias son cada vez más marginales en los sectores políticos (la izquierda democrática en Colombia se apartó de la vía armada y hoy la gran mayoría de estos sectores están lejos de justificarla), y, quizá lo más importante, el ELN no parece estar dispuesto (ni tener capacidades suficientes) a tomarse el poder.

El ELN tuvo un momento de fortalecimiento económico y militar entre 19841995, que vino acompañado de su expansión territorial y la consolidación de

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