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PAZ TOTAL CON SEGURIDAD TOTAL ��������������������������������������������������������

Una nueva fase de los procesos de transformación de la Fuerza Pública y del contexto de amenazas

Rocío Pachón Pinzón

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Experta en construcción de paz, estabilización territorial, seguridad, defensa y cooperación internacional. Ha sido directora de demanda en la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional, asesora de la Consejería Presidencial para la Seguridad Nacional, directora del Centro de Análisis Estratégico del Ejército Nacional, subdirectora de Seguridad y Defensa en el Departamento Nacional de Planeación, asesora del Comando del Ejército y asesora de la Escuela Superior de Guerra, entre otros

La apuesta de una Paz Total es, por lo menos, ambiciosa. La desmovilización de la guerrilla de las FARC en el 2016 no ha sido el fin del conflicto y la violencia: lo cierto es que las disidencias y los grupos armados organizados (GAO) han proliferado y los cultivos de coca han aumentado, así como la producción de cocaína. Igualmente, la minería ilegal y otras fuentes de financiación criminal persisten y las masacres y asesinatos de líderes sociales no cesan.

Ahora bien, la principal apuesta del gobierno del presidente Petro es la paz, y no cualquier paz. No solo se busca una negociación con el ELN, sino con todos los grupos de crimen organizado que quieran sumarse y dejar de delinquir, aplicando todo el peso de ley a los que no tomen este camino o decidan reincidir. Por ello, parte del éxito de esta ambiciosa apuesta dependerá de la relación y el papel que tengan las Fuerzas Armadas, incluyendo a la Policía Nacional.

El contexto no es fácil. En la estrategia de seguridad humana que se ha planteado no parece claro cuál será la actuación de la Fuerza Pública: el llevar la oferta de servicios públicos a lugares marginales rebasa las competencias de estas

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