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Paz Total en un país en transición

na establecida por el actual presidente puede lograr una mayor coordinación entre las Fuerzas Armadas y una política de seguridad enfocada en lo social.

Paz Total en un país en transición

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La coyuntura del país permite establecer lo complejo que es llegar a una Paz Total a corto o mediano plazo, debido a la alarmante situación en términos de seguridad que dejó el gobierno del expresidente Duque y la expansión de un gran número de grupos armados organizados y su financiación gracias a actividades ilegales tales como el narcotráfico, la minería ilegal, la trata de personas, las extorsiones, etc. Lo anterior no se creía posible debido al optimismo derivado del Acuerdo de Paz en el 2016 y el inició de diálogos de paz con el ELN en el gobierno de Santos.

Muchos de estos grupos armados organizados han manifestado su intención de dialogar con el Gobierno para ponerle fin al conflicto. Hasta finales del mes de septiembre, diez grupos armados ilegales han iniciado un cese al fuego unilateral. Entre estos, los más destacados son la Segunda Marquetalia y el Clan del Golfo (Piñeros, 2022). Sin embargo, en muchas ocasiones su interés ha quedado solo en el discurso.

La figura 3 presenta las acciones de conflicto durante el 2022, en las cuales se percibe una disminución de combates entre la Fuerza Pública y grupos armados organizados. Esto mismo ocurre con las emboscadas, los enfrentamientos y el hostigamiento; sin embargo, los enfrentamientos han tomado un mayor protagonismo en los últimos meses. Lo anterior se puede entender debido a las disputas territoriales que se están dando en algunas zonas del país. La preocupante situación que se vive en el norte de Arauca debido a la guerra entre el ELN y algunos frentes de las Disidencias de las FARC, la disputa entre algunas facciones disidentes y la Segunda Marquetalia en Nariño, la lucha en el Bajo Cauca entre el Frente 18 y el Clan del Golfo (Cajiao) son algunos ejemplos de las luchas armadas que pueden impedir un cese al fuego multilateral entre grupos armados organizados.

Pese a lo anterior, el Gobierno ha logrado la reanudación de los diálogos con el ELN que fueron suspendidos en el 2018, con lo que brinda un panorama esperanzador dentro del marco de la Paz Total. Esta reanudación debería venir acompañada de la materialización del compromiso anunciado por el ELN al mando de alias Antonio García desde la llegada al poder de Gustavo Petro, y consolidar la idea del diálogo mediante la prevención de enfrentamientos con otros actores armados, a fin de que se evite la violación de derechos

humanos en poblaciones en los que no se ha cumplido el derecho internacional humanitario. El Gobierno, por su parte, debe tomar una postura determinante en el momento del inicio de los diálogos, imponiendo un cese al fuego multilateral que culmine con las disputas territoriales mencionadas, de modo que consiga que el Estado pueda llegar a las comunidades más afectadas por medio del desarrollo de estrategias basadas en el concepto de la seguridad humana.

Figura 3. Acciones de conflicto durante el 2022

Fuente: base de datos acciones del conflicto de la FIP.

Sin duda, el desafío de lograr un cese de hostilidades entre grupos armados es el apartado más complejo del proyecto, si se tiene en cuenta que la disputa de los territorios se da a partir del interés de controlar rutas del narcotráfico, lo que representa la mayor fuente de financiamiento de estos grupos armados.

Consolidar la idea de la Paz Total dependerá de un cese al fuego multilateral estable y duradero durante los diálogos para que, de esta manera, el país confíe en una posible paz, idea que se ha venido desgastando después de las pocas garantías que le dio el anterior gobierno al acuerdo de paz con las FARC.

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