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Un error llamado “Silvia”
Nada le impidió a la CIA reaccionar de forma inmediata y expeditiva. A mediados de diciembre de 1994, al volver Chávez de su primer viaje por La Habana, la CIA le montó la primera cacería al Comandante. Langley instaló en Caracas dos de sus matones mejor entrenados y capaces de hablar en español, con experiencia en Centroamérica contra los sandinistas y la guerrilla salvadoreña. Estos dos agentes de la CIA actuaron cubiertos ilegalmente por el gobierno socialcristiano de Rafael Caldera. La tarea de vigilar al ascendente líder bolivariano se la encargaron a una de las mejores agentes femeninas de la DISIP. Esa agente se hacía llamar “Silvia”. Ella debía seguir y registrar lo que decían, hacían y hasta lo que respiraban el Comandante y sus acompañantes. Silvia, una caraqueña común formada
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Cuatro sospechosos. Un autor intelectual