INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL ESCUELA SUPERIOR DE MEDICINA
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! INTRODUCCIÓN A LA CLÍNICA
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PROFESOR: Dr. Gerardo Ramírez Colín ALUMNA: Franco Quiroz Vireli
Miedo a las alturas !
! ! ! ! ! FRANCO QUIROZ VIRELI
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Febrero 2014
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Acrofobia El miedo a las alturas, es una respuesta emocional común a la mayoría de las personas cuando éstas se encuentran en alguna situación que implique la modificación del nivel de verticalidad, como pasar por puentes, subirse a una escalera, etc. En su vertiente patológica, este miedo presenta una intensidad desproporcionada y suele ir acompañado de conductas de evitación. El miedo patológico a las alturas, se adscribe a la categoría de fobias específicas, dentro del subtipo de las vinculadas con el ambiente natural (DSM IV TR) y se denomina acrofobia. Se trata de un miedo ambiental que implica un fenómeno unitario en el que el estímulo temido es el propio ambiente y en concreto la percepción de verticalidad.
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De acuerdo con el DSM-IV (American Psychiatric Association, 1994/1995) en las fobias específicas se da un miedo intenso y persistente que es excesivo o irracional y es desencadenado por la presencia o anticipación de objetos o situaciones específicos: animales, lugares cerrados, alturas, oscuridad, tormentas, vuelos, ver sangre, recibir inyecciones (intravenosas, musculares), intervenciones médicas (dentales, p.ej.), tragar alimentos sólidos, conducir un coche, aguas profundas.
! Edad de comienzo y curso !
La edad de inicio es de 7-9 años para la fobia a los animales (Lipsitz y cols., 2002; Öst, 1987, 1992a), 8 para la fobia a las inyecciones (Öst, 1992a), 9 para la fobia a la sangre (Lipsitz y cols., 2002; Öst, 1987, 1992a), 12 para la fobia dental (Öst, 1987, 1992a), 12-13,5 para la fobia a las alturas (Lipsitz y cols., 2002; Marks, 1987/1991) (sin embargo, Hofmann, Lehman y Barlow, 1997, hallaron una edad media de inicio de 23 años para las fobias de tipo ambiente natural en las que predominaron los fóbicos a las alturas), 20 para la claustrofobia (Öst, 1987, 1992a) –y en general para las fobias de tipo situacional (Antony y Barlow, 1997; Lipsitz y cols., 2002)–, y 24,5 para la fobia a conducir (Lipsitz y cols., 2002).
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Sin embargo, Lipsitz et al. (2002) proponen que las personas que tienen miedo a la altura no temen tanto la verticalidad en sí, sino a lo que pueda sucederles en esa situación; estos autores afirman que las principales amenazas que percibe una persona con miedo a la altura es el miedo a sufrir un daño. El miedo a la altura ha pasado de conceptualizarse como un miedo específico a la verticalidad a considerarse un trastorno mucho más complejo. Actualmente se considera que el miedo a la altura no siempre es el miedo a la verticalidad en sí misma, sino a las consecuencias de permanecer en un espacio elevado o profundo.
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En el miedo a la altura se teme lo que pueda ocurrir en estas situaciones, así como la sensación de mareo, equilibrio inestable, o sentir las piernas como si fueran de goma, etc. Estas sensaciones pueden confundir el miedo a la altura con el vértigo, que se define como una condición médica específica que cursa con mareos y con la sensación de que todo gira alrededor del sujeto.
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En el primer caso es un síntoma más, que no siempre se produce. En otros casos, las personas con miedo a la altura manifiestan temor por ser empujados desde lo alto por otra persona (Craske, Antony & Barlow, 1997).
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Se dispone de un instrumento específico: el Acrophobia Questionaire (Cohen, 1977), aunque para el miedo a volar se hayan desarrollado más de una veintena de autoinformes. El Acrophobia Questionaire (AQ., Cohen, 1977) es el instrumento más utilizado por los investigadores para evaluar el miedo y la tendencia conductual de evitación de los sujetos ante las alturas.
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Los contenidos de los ítems hacen referencia a situaciones diferentes relacionadas con las alturas. Cada una de estas situaciones es valorada primero de 0 a 6 según la intensidad emocional que produce y después de 0 a 2 según el grado en que se evita la situación a que se refiere el ítem. Los estudios realizados con el AQ muestran buenas propiedades psicométricas que apoyan el uso de esta escala como medida del miedo a la altura. El AQ permite evaluar a la población adulta, en general, tanto en la intensidad del miedo, como en la tendencia conductual de evitación.
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Entrevista Un modelo de entrevista diagnóstica siguiendo los criterios del DSM-IV es la Entrevista para los Trastornos de Ansiedad según el DSM-IV (ADIS-IV ) de Brown, DiNardo y Barlow (1994). Esta entrevista dura de una a dos horas y evalúa los diferentes trastornos de ansiedad a un nivel no solamente diagnóstico, Además, contiene secciones para evaluar los trastornos del estado de ánimo, la hipocondría, el trastorno por somatización, el trastorno mixto de ansiedad-depresión y los trastornos de abuso/ dependencia de sustancias psicoactivas. En todos estos casos, la evaluación puede hacerse sólo en el presente o también en el pasado, según el modelo de entrevista que se emplee de los dos existentes.
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También se incluyen unas pocas preguntas de cribado sobre síntomas psicóticos y de conversión, y sobre la historia familiar de trastornos psicológicos. La última sección aborda la historia de tratamiento psicológico y psiquiátrico y la historia médica del cliente. Finalmente, se incluyen las escalas de Hamilton para la ansiedad y la depresión.
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Una adaptación de esta entrevista para niños y adolescentes es la Entrevista para los Trastornos de Ansiedad en Niños (ADIS-C) de Silverman y cols. (1996, citado en Sandín, 1997). La Evaluación Psiquiátrica para Niños y Adolescentes de Angold y cols. (1995, citado en Sandín, 1997) permite evaluar todos los trastornos psicopatológicos. Otras entrevistas estructuradas para niños, que al igual que las dos anteriores incluyen versiones para padres, son comentadas por Sandín (1997). Un ejemplo adicional de entrevista estructurada para miedos infantiles es la Entrevista sobre Miedos, Estrategias y Respuestas de los Hijos (Pelechano, 1981).
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Otro ejemplo de entrevista esquemática para problemas infantiles (no sólo miedos) puede verse en King, Hamilton y Ollendick (1988). Rubio, Cabezuelo y Castellano (1996) presentan una entrevista sobre el miedo a volar, que puede emplearse también como cuestionario. En general, y al igual que con otros trastornos, con la entrevista clínica debe obtenerse información sobre los siguientes aspectos:
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- Situaciones temidas y evitadas. - Conductas problemáticas a nivel cognitivo (p.ej., expectativas de peligro), motor (p.ej., evitación, conductas defensivas), autónomo (p.ej., palpitaciones) y emocional (p.ej., miedo), incluyendo su intensidad, frecuencia y/o duración. - Condiciones que agravan o reducen el problema (p.ej., movimientos bruscos del animal, tipo de avión). - Variables situacionales y personales que mantienen las conductas problemáticas, incluida aquí la interrelación entre estas últimas. - Interferencia del problema en la vida, trabajo, estudios, familia y actividades sociales de la persona. - Historia y fluctuaciones del problema. - Intentos realizados para superar el problema y resultados logrados. - Motivación, expectativas (de tratamiento y de resultados) y objetivos del paciente. - Recursos y limitaciones del paciente. - Otros problemas que pueda presentar el paciente.
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Referencias bibliográficas
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Baker, B.L., Cohen, D.C. & Saunders, J.T. (1973). Self-directed desensitization for acrophobia. Behavior Research and Therapy, 11, 1, 79-89. Carretero-Dios, H. y Pérez, C (2005). Normas para el desarrollo y International Journal of Clinical and Health Psychology, 5, 521-551.
revisión de estudios instrumentales.
Cohen, D.C. (1977). Comparison of self-report and overt-behavioral procedures for assessing acrophobia. Behavior Therapy, 8, 17-23. Craske, M.G., Antony, M.A & Barlow, D.H. (1997). Mastery of your specific phobia; Therapist guide. Albany, NY: Graywind. Aartman, I.H.A., Everdingen, T. van, Hoogstraten, J. y Schuurs, A.H.B. (1996). Appraisal of behavioral measurement techniques for assessing dental anxiety and fear in children: A review. Glantz, K., Rizzo, A. y Graap, K. (2003). Virtual reality for psychotherapy: Current reality and future possibilities. Psychotherapy, 40, 55-67.
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