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Capítulo 15 — ¿La historia se repite? Bella POV Ya había pasado algo más de dos meses desde mi visita a La Push. Me pasaba el día con los Cullen en el instituto y después de clase pasaba un par de horas en la mansión, mi relación con ellos era más estrecha casi de lo que recordaba. Sabía que Carlisle estaba investigando sobre el futuro de Nessie, de vez en cuando me había algunas preguntas a las que yo contestaba casi mecánicamente recordando con total claridad todo lo que había pasado. Cuando eso pasaba Edward apretaba los puños y miraba hacia otro lado, no sabía el motivo por el que lo hacía y por más que le preguntaba nunca me contestaba algo que pudiese concordar con la situación. Conociéndolo como lo conocía, sabía que algo extraño estaba pasando por su cabeza... algo tan extraño como malo. Me olía que se estaba planteando algunas cosas y me estaba arrepintiendo de haberle contado sobre Nessie. ¿Y si ahora no quería tenerla por protegerme? ¿Y si no quería arriesgarse a que pudiese pasarme algo? Esas y más preguntas pasaban por mi mente una de las noches que me había dejado dormir sola para ir de caza. Daba vueltas y más vueltas entre las sábanas intentando disipar de mi mente esos pensamientos absurdos, que, por otra parte, si Edward los supiera se enfadaría bastante. Después de un par de horas, casi a media noche, unos ruidos en la ventana me alertaron. Sabía que no era Edward, él siempre era silencioso, Alice y Jasper se habían ido con él de caza, así que sólo podrían ser Emmett o Rosalie, aunque era extraño ya que no acostumbraban a entrar así en mi casa, es más, nunca habían entrado.

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Me levanté de la cama y me asomé a la ventana para ver de qué se trataba y algo pequeño impacto en mi frente. —¡Auch! —me quejé. —Lo siento —contestó una voz en un susurro desde el suelo. Enfoqué mi vista para ver a la persona que me hablaba y cuando mis ojos se encontraron son los suyos me quedé paralizada. ¡Era Jake! Nos habíamos visto un par de veces desde mi visita a la playa, cuando él y Billy visitaban a Charlie para ver algún partido. Nuestras conversaciones siempre eran animadas y sobre nada en concreto. Era muy fácil pasar tiempo y conversar con él, teníamos esa conexión que recordaba, esa confianza que nos hacía más que amigos, éramos almas gemelas. Siempre tenía cuidado de dejar clara mi posición, estaba completamente segura de que a quien quería a mi lado era a Edward y Jake era una de las personas que completaba el puzle de mi vida, pero sin ser una de las piezas principales, aunque sí una muy importante. No sabía si él, en esta realidad, sentiría por mí eso que creía amor, esperaba que no, no quería hacerle daño. Volví de mis recuerdos al presente, hacía algo más de cuatro semanas que no nos veíamos, había habido algún que otro partido de futbol importante, pero había sido Charlie el que se desplazó hasta La Push para verlo, yo me quedé estudiando ya que los exámenes de fin de semestre no me habían dejado mucho tiempo libre para ir yo a visitarlo. No me pasó por alto que había crecido unos cuantos centímetros, su cuerpo era más fuerte y con más músculos. Se había cortado el pelo y solo llevaba unos jeans con las piernas recortadas modo de bermudas. Se me encogió el pecho… Jake ya era un licántropo. No lo entendía… todavía faltaban meses para eso, era ilógico... absurdo. —¿Bella, estás bien? —preguntó preocupado.

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Asentí incapaz de pronunciar ni una sola palabra, mi Jake… ya no era el niño que debería haber sido, ya no podría disfrutar de una verdadera adolescencia, ya sería muy difícil disfrutar de mi Jake, del Jake que recordaba de mi sueño, de mi sol personal... —¿Puedo subir? Tengo que hablar contigo —dijo unos segundos después. Me aparté de la ventana y no tardé en ver su silueta en la penumbra de mi habitación. Me acerqué torpemente a mi mesita de noche y encendí la lamparita que descansaba sobre ella. Al girarme para mirarlo mi corazón dio un vuelco. Recordaba al adolescente desgarbado que semanas atrás había bromeado conmigo sobre el sofá de la sala, y no a este hombre que había delante de mí. —¿Estás bien? —volvió a preguntar. Volví a asentir y le regalé un intento de sonrisa. —¿De qué querías hablar? —pregunté con voz ahogada. Me miró con preocupación pero lo dejó pasar. —Sam lleva un par de semanas muy molesto, no deja de recordar algo que le dijiste en la playa y yo no entiendo nada —me dijo en un susurro. Tragué saliva y lo miré a los ojos, tenía una mirada cálida y pura, como recordaba que había sido siempre. Sin esa máscara de frialdad que mantenía casi en todo momento en mi sueño. Alcé una mano y acaricié su mejilla, su piel ardía. —Dios mío, Jake… —dije antes de que una lágrima traicionera abandonase mis ojos. —Bella… ¿qué pasa? —¿Cuándo fue? —pregunté. —¿Cuándo fue el qué? 4


—¿Cuándo… cuándo te has transformado? —pregunté en un hilo de voz. Jake palideció ante mi pregunta, estuvo inmóvil durante unos segundos, supongo analizando que yo supiese su secreto. —¿Los Cullen te lo han dicho? —preguntó con un rastro de amargura en su voz. Negué con mi cabeza efusivamente, provocando que las lágrimas que ahora se agolpaban en mis ojos se derramasen por mis mejillas… —Yo sé desde hace tiempo, antes incluso de vivir en Forks, ellos no me han dicho nada. Analizó mis palabras y me miró con el ceño fruncido. —Todo el mundo… nadie cree que… —balbuceaba—. Bella somos un mito, nadie cree en nosotros… ¿cómo es posible qué tu supieses esto? —Es largo de contar… —suspiré y dejé salir las palabras que ya casi estaba harta de pronunciar. Le conté toda la historia de mi sueño, como había compartido tiempo con él, como le debía hasta mi propia vida. Me escuchó atentamente sin pronunciar ni una sola palabra. —Es imposible —susurraba negando con la cabeza cuando le demostré que sabía cosas que nadie debería saber. Yo más que nadie sabía que eso era difícil de creer… hasta a mí misma me costaba creerlo en ocasiones. —Debo hablar con Sam, esto debe saberlo —asentí. —Jake… ¿de qué querías hablar en un principio? —le pregunté.

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—Cierto, lo había olvidado —bajó la cabeza avergonzado— ¿Les puedes dar un mensaje a los Cullen? —asentí—. Diles que Sam necesita hablar con ellos, hay problemas en el bosque, necesitamos modificar las fronteras del tratado porque se nos está yendo de las manos. Palidecí ante sus palabras… problemas en el bosque, algo que tuviese que ver con ambos bandos, los Cullen y la manada. Sólo había un motivo: Vampiros, más concretamente: vampiros carnívoros. —¿Cuántos son? —pregunté en un murmullo. Me miró con el ceño fruncido de nuevo, sopesando la posibilidad de contarme la verdad o no, o lo que yo supiese o no. Suspiró y clavó sus ojos en los míos. —Son tres, una hembra y dos varones. Son nómadas y ya han matado a varios montañeros. Llevan una semana merodeando por los bosques y por lo que hemos sabido en Hoquiam también han tenido problemas con ellos. Lo miré con miedo, mis manos comenzaron a temblar… comencé a repasar las fechas en mi cabeza. No podía ser… no ¿Cómo no me había dado cuenta antes? —¿Bella, que pasa? —preguntó alarmado tomándome las manos. —James… —dije en un susurro. —¿Los conocéis? Lo siento pero no podemos dejarlos con vida por muy amigos de los Cullen que sean, han matado a humanos. —Los Cullen no los conocen, sólo yo los recuerdo —susurré mientras todo mi cuerpo se estremecía de miedo. Me miró comprendiendo a lo que me refería. —Bella… —dijo en tono dominante— ¿qué pasará? 6


Suspiré. —Un día estando con los Cullen nos encontramos con ellos — comencé a lo que él se tensó y puso una mueca de furia—. Consiguieron que no me hiciesen nada en ese momento, pero James salió a darme caza. Los Cullen pusieron todo de su parte para evitarlo pero finalmente James me encontró… —me quedé sin voz al recordar la escena de la habitación de los espejos. —Continúa —dijo con severidad. —Después de un juego por su parte, me mordió… Edward llegó en ese momento y me lo sacó de encima —me miró con una expresión de terror—. Sé lo que estás pensando, no me convertí en ese momento, Edward succionó la ponzoña como si fuese el veneno de una serpiente y consiguió que siguiese siendo humana. —¿Y qué pasó después? —Mataron a James… y Victoria se dedicó a darme caza durante casi un año como venganza por matar a su pareja. Pero finalmente Edward la mató con ayuda de Seth. Sus ojos se abrieron por la sorpresa, no sabía si por saber que Seth pronto sería como él o porque los Cullen y la manada se aliarían para luchar contra los vampiros malos. —Tengo que hablar con Sam… esto es demasiado… Bella, ¿estarás bien si te dejo sola? —preguntó. —Sí, llamaré a uno de los Cullen para que me acompañe esta noche —murmuré. —¿Quieres que espere hasta que venga alguien? —volvió a preguntar a lo que yo negué con la cabeza. Me abrazó y yo me dejé tranquilizar por el calor que emanaba su cuerpo. 7


—Mantente a salvo… por favor —me susurró acariciando mi mejilla. Sonreí sin ganas y él desapareció de nuevo por la ventana. Llegué tambaleándome hasta la mesa donde tenía el teléfono móvil. Marqué los números mientras mis dedos no dejaban de temblar. Me llevé el teléfono a la oreja e intenté ahogar el sollozo que se estaba abriendo paso en mi pecho. Al irse Jake el mi miedo se multiplicó. —¿Bella? —preguntó la voz de Edward al otro lado de la línea telefónica. —Edward… tienes que… tienes que volver —balbuceé. —¿Ha pasado algo? —preguntó asustado. —Sí —dije con voz temblorosa mientras las lágrimas volvían a descender por mis mejillas. —Enseguida estoy ahí. Me quedé con el teléfono en la mano escuchando el sonido de la llamada al ser cortada. Paralizada, acurrucada en el suelo abrazando mis rodillas. Llorando en silencio y con mi cuerpo casi convulsionando de miedo. James estaba aquí, no entendía como se me había podido pasar por alto algo tan importante. Tenía que evitar el partido de baseball si es que se daba en esta realidad. Tenía que evitar por todos los medios que James se encaprichara con matarme por hacer rabiar a Edward y vengarse una vez de que se le escapase Alice… un momento… ¡Alice! Ella no sabía nada, ella no tenía ninguna pista de cuál había sido el motivo de su conversión… La ventana se abrió de golpe y Edward entró en la habitación en un segundo, no le hizo falta más que un vistazo para encontrarme y estrecharme entre sus brazos. Me dejé consolar, dejé que me abrazara, me besara y secase mis lágrimas. No sabía el tiempo que había pasado entre mi llamada y su llegada, sólo era consciente de que lo necesitaba cerca para sentirme segura. 8


—Amor… ¿vas a contarme lo que pasa? Me estoy volviendo loco —susurró. Sorbí por la nariz y sequé mis mejillas con el dorso de mi mano. Respiré hondo. —James, Victoria y Laurent —me miró sin entender—. Son nómadas, están en el bosque de caza, ya han matado a unos cuantos excursionistas, la manada no puede con ellos. Su rostro estaba ligeramente crispado, pero sabía que no entendía el motivo de mi miedo. —Bella, no dejaré que te hagan nada si eso es lo que te asusta —me dijo con ternura. —Hay más… —susurré. Se tensó y me miró confuso. —Me llevasteis a un partido de baseball, ellos aparecieron y yo estaba allí —sus ojos relampaguearon con furia—. James es un rastreador y yo pasé a ser su trofeo. Nos dividimos, yo me fui con Alice y Jasper a Phoenix, Rosalie y Esme protegieron a Charlie y Carlisle Emmett y tú intentasteis darle caza. —¿Intentamos? —preguntó con voz ronca. —Se os escapó, me engañó para que nos encontrásemos en Phoenix, me atacó pero tú llegaste a tiempo y entre todos lo matasteis. —¿Pero cómo…? No lo entiendo. Bella ¿de qué modo te atacó? —Me rompió unas cuantas costillas, una pierna y… me mordió en el brazo —dije con un hilo de voz—. No pasó nada, succionaste la ponzoña y continué siendo yo un tiempo más. Sus brazos hicieron una jaula alrededor de mi cuerpo. Me abrazaba con tanta fuerza que me costaba respirar. 9


—No dejaré que te toque, te prometo que no te pondrá ni un solo dedo encima —dijo en tono sombrío. —Llama a Carlisle, Sam quiere hablar con él. Tienen problemas para detenerlos… —Ahora es nuestra guerra —sentenció. —Edward, la manada lleva tras ellos un par de semanas, es justo que también quieran participar, quieren su parte de diversión. —¿Les parece divertido matar vampiros? —preguntó sorprendido. —Para vosotros es divertido salir a cazar, ellos sólo se divierten haciendo su trabajo. Bufó y su rostro se crispó en una mueca. —¿Cómo lo has sabido? —preguntó segundos después. —Jake vino a decírmelo. —¿Cuántos son? —yo lo miré sin entender— La manada, ¿cuántos son ahora? —No lo sé con seguridad —contesté—, pero creo que cinco. Sam, Paul, Jared, Embry y… Jake. —¿Black ya se ha transformado y ha estado contigo? —preguntó entre rugidos. Me puse en pie con dificultad, ya que sus brazos continuaban haciendo demasiada presión para poder moverme con libertad, me acerqué a la ventana y me senté sobre la mesa. —No ha pasado nada ¿de acuerdo? Te dije que Jake podría controlarse —dije molesta. —Bella… yo… sólo quiero protegerte. Él es muy joven y podría perder los papeles y… —se quedó sin voz y sus ojos e cruzaron con los míos. 10


—Sé que esta realidad algunas cosas son diferentes —dije mientras me ponía en pie y avanzaba hasta quedar cara a cara con él—. Pero siento la misma conexión con Jake, sigue siendo mi amigo y sé que moriría antes de hacerme daño. —Bella, yo… —Sé que sólo quieres protegerme —le interrumpí—. Pero todo está bien. Llama a Carlisle y que se ponga en contacto con Sam, James es duro de roer y Victoria… ella se escapa fácilmente —me estremecí y miré a Edward a los ojos—. Ante todo, que Victoria no se escape, por favor, acabad con ella. Dos lágrimas descendieron por mis mejillas al recordar todo lo que Victoria nos hizo pasar. —Bella, ¿Qué…? ¿Hay más? —preguntó alarmado. Asentí con la cabeza y Edward hizo que nos sentásemos en la cama. Respiré hondo de nuevo. —Quiso vengarse de ti por haber matado a James —me miró fijamente, en silencio—. Como directamente nunca pudo acceder a mí, creó un ejército de neófitos para acabar con todos los Cullen y llegar hasta mí sin problemas. —¿Qué? —Ahí fue cuando os aliasteis con la manada, entre todos acabasteis con los neófitos, Victoria incluida. —¿Quién la mató a ella? —preguntó con amargura. —Tú —susurré. Una sonrisa siniestra cruzó su rostro. Tomó el mío con ambas manos e hizo que lo mirase a los ojos descargando todo el poder de su mirada en mí.

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—Te prometo que en esta ocasión será igual, no llegará a tocarte — prometió. Un ruido en la ventana nos sorprendió a ambos. Edward antepuso su cuerpo al mío en una posición defensiva y yo me abracé a su espalda muerta de miedo. —Soy Alice —dijo en un susurro. Edward se relajó pero al momento su semblante volvió a crisparse. —¿Qué? —preguntó sorprendido. —No veo nada… no sé lo que pasa. Jasper entró tras ella y la abrazó por la espalda para tranquilizarla. —La manada estará allí —confirme en un susurro—. Por eso no ve nada. Ambos, Jasper y Alice me miraron sin entender nada. Edward me abrazó y me besó en la coronilla con ternura. —Iré a hablar con Carlisle —susurró en mi oído—. Te prometo que no te pasará nada. Jasper, Alice… ¿podéis quedaros con ella? Os explicará lo que pasa. Me volvió a abrazar con fuerza, me alzó en sus brazos y me metió en la cama tapándome con las mantas. —Descansa… ya es muy tarde —besó mis labios, un beso rápido pero profundo y con mucho sentimiento y salió por la ventana después de susurrarle algo a Jasper. Jasper y Alice, se sentaron a mi lado en la cama, me miraban con precaución pero a la vez con mucha ternura. —¿Qué pasa? —preguntó Alice.

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Les conté la historia con todo lujo de detalles. El rostro de Alice iba cambiando de expresión conforme la historia avanzaba, en cambio Jasper mantuvo un gesto tranquilo y sereno sin decir una palabra. —Sé que para ti esto es duro —dije en un susurro refiriéndome a él. Me miró con curiosidad y con la pregunta reflejada en sus ojos, ahora negros y no precisamente de sed. —Sé lo de María —abrió los ojos al máximo y me miró sin entender — tú me lo explicaste cuando Victoria vino con los neófitos, sé como encontraste a Alice, lo sé todo. Alice me sonrió y me acarició una mejilla con ternura. —Sé cómo te sientes —me dijo ella en un susurro—. Yo también sé cosas que pasarán, y entiendo esa sensación de no saber si lo que sabes pasará o no, o no saber si los que te rodean entienden lo que pasa por tu cabeza. —Alice… —susurré. Estuve a punto de contarle todo, de decirle todo lo que sabía sobre su conversión y su vida humana, no era mucho, pero sé que saciaría su curiosidad. Pero un repentino sopor me embargó de repente. Noté mis parpados pesados y la cabeza comenzó a darme vueltas. —Descansa Bella —fue lo último que oí antes de que unas frías manos me acomodaran sobre la cama y unos fríos labios besaran mi mejilla con cariño. Me dormí y descansé como nunca, sabía que él don de Jasper había tenido mucho que ver. Cuando por fin abrí los ojos estaba sentado en mi mecedora, con Alice en sus rodillas. Ella tenía los ojos cerrados y se masajeaba las sienes casi frenéticamente. Me puse en pie y me acerqué a ellos, pasé mi mano por el frío brazo de Alice y ella abrió los ojos para mirarme. —No te esfuerces, no verás nada si ellos están allí —murmuré. 13


—Pero es que no lo entiendo, antes si quiera de saber si nosotros lucharíamos con ellos ya dejé de ver —dijo angustiada. —Los lobos ya decidieron actuar independientemente de si vosotros lo hacíais o no. —Puede ser eso… —susurró. Se puso en pie y me miró con una sonrisa. Buscó algo de ropa en mi armario y me la tendió sin dejar de sonreír. Incluso en momentos como estos tenía que estar activo su sexto sentido sobre la moda. Rodé los ojos y su risa cantarina inundó la habitación. Por mi mente volvió a pasar otra vez el hecho de que tenía que hablar con ella sobre James, pero decidí que era injusto que el resto de la familia tardase más en saberlo, así que lo mejor sería hablar con todos a la vez. —Bella —dijo a mi espalda, me giré y la encaré— ¿Por qué nos veo reunidos en el comer de la mansión y a ti hablando? Sonreí. —Tengo que contaros algo más sobre James. ¡No! —grité antes de que abriese la boca— Todos debéis saberlo a la vez, es algo importante. —¿Edward lo sabe? —preguntó molesta. Negué con la cabeza y sonrió sin ganas. —Bella, Emmett y Rosalie están abajo para llevarte al instituto. Los miré sin comprender… ¿dónde estaba Edward? —Llamó hace un par de horas —contestó Alice a mi pregunta no formulada—. Él y Carlisle van a hablar con Sam y los mayores de La Push para decidir qué hacer.

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AsentĂ­ y me alistĂŠ para un dĂ­a de instituto que se me iba a hacer eterno sin tener a Edward a mi lado.

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