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Capítulo 38 — No es como esperaba. Bella POV Dormía... Estaba descansando como nunca en los últimos días, después de aquel extraño episodio con Jacob la tarde anterior, pude dormir como nunca lo había hecho. Al parecer, según Edward, nuestro bebé había liberado toda su tensión acumulada y ahora estaba tan agotado como yo. Era de madrugada cuando una patada me obligó a abrir los ojos, la habitación estaba a oscuras, Edward estaba a mi lado leyendo un libro y le miré durante unos segundos antes de que él me devolviese la mirada. Me sonrió y besó mi frente con suavidad. —Eres una dormilona —susurró. Sonreí de vuelta y aspiré profundamente para impregnar mis pulmones con su aroma. Cerré los ojos y resoplé, tenía que ir al baño una vez más. Me enderecé en la cama y en seguida Edward estaba ayudándome a hacerlo, en ocasiones envidiaba su velocidad vampírica, estaba deseando volver a moverme como él lo hacía, volver a sentir que el tiempo y el espacio carecían de significado para mí. El camino hacia el baño de Edward fue entre pataditas de Nessie y risas por mi parte, no me hacía daño, no eran más que molestas. Al volver de nuevo a la cama una patada mucho más fuerte me hizo detenerme en seco. Edward se puso en pie de un salto y estuvo a mi lado en un segundo. Otra patada mucho más fuerte me hizo perder el equilibrio y si no fuese por Edward acabaría en el suelo. Un dolor agudo atravesó mi espalda y apreté los dientes con fuerza para no gritar y alertar a Edward, pero él estaba al tanto y no fue necesario más. —Carlisle —llamó mientras me cogía en brazos y me llevó a la biblioteca adaptada a un pequeño quirófano. Me tumbó en la camilla 2
y yo no podía parar de retorcerme de dolor, sabía que dar a luz a nuestro bebé me dolería, pero era como si me estuviesen partiendo en dos... y realmente lo era, porque un crujido sonó desde mi vientre y mis pulmones perdieron todo su aire, Edward se quedó congelado, mirándome con los ojos desorbitados y fue Carlisle quien tuvo que actuar para que yo no colapsara en ese momento. No sé exactamente lo que pasó, mi consciencia iba y venía, solo escuchaba palabras sueltas, "sangre" "piel dura" nada tenía un significado concreto. Solo la voz de Edward susurrándome en mi oído que todo saldría bien era lo único que mi mente era capaz de procesar. De repente un absoluto silencio lo cubrió todo, solo era capaz de escuchar los latidos cansados de mi corazón latiendo suavemente en mis oídos. No sentía mi cuerpo de cintura para abajo y mis brazos se volvieron tan pesados que apenas podía moverlos. Mis parpados también pesaban, pero hice un esfuerzo por abrir los ojos y me encontré con los de Edward mirándome preocupados. —¿Amor? ¿Cómo estás? —preguntó en un murmullo. Intenté abrir la boca para contestarle, pero mi voz fue interrumpida por un llanto. Una sonrisa involuntaria adornó mis resecos labios y los ojos e Edward brillaron al verme sonreír. —Renesmee... —susurré a duras penas. Carlisle apareció en mi campo de visión con un pequeño bultito en sus brazos envuelto en un manta rosada, mi sonrisa se amplió y como pude extendí los brazos para cargar a mi bebé... a mí Nessie. Cerré los ojos al sentí ese pequeño peso en mis brazos, mis recuerdos no podían remontarse a eso, ya que solo la tuve en brazos siendo vampiro, mis recuerdos humanos no podían compararse ya que carecía de ellos. Pero el calor de su pequeño cuerpecito, el latido acelerado de su corazón que podía sentir al tener una mano en su espalda... sentí como una de sus pequeñas manitas agarraba con fuerza uno de mis dedos y sonreí más todavía mientras sentía que 3
una lágrima descendía por mi mejilla... era mi bebé... mi bebé... abrí mis ojos con esfuerzo, cada vez me sentía más débil, pero quería recordar a mi pequeña antes de someterme a una larga y dolorosa transformación, quería llevarme una imagen de mi pequeña Nessie grabada a fuego para recordarla y tener fuerzas mientras ardía y me consumía. Abrí los ojos, centré mi mirada en ella y... me quedé paralizada. —¿Dónde está? —pregunté en un murmullo. Carlisle me miró sin entender y Edward se colocó a mi lado. —Bella, sabías que había esta posibilidad —dijo Edward con cautela. —Pero... Nessie... ella... —balbuceé. —Este es nuestro hijo también —dijo Edward de nuevo con una expresión que no supe descifrar. Miré de nuevo al bebé entre mis brazos, era... hermoso. —¿Es un niño? —pregunté con voz contenida. —Sí... —contestó Carlisle con el ceño fruncido todavía sin entender nada. Miré sus ojos verdes, claros, me miraban tan intensamente que parecía esperar algo de mí... su cabello, del mismo color que el mío y tan revuelto como el de Edward, con sus mejillas sonrojadas y sus labios rosaditos. —Mi bebé... —susurré emocionada, pero sintiendo un poco de ansiedad, eso no tenía que ser así. El pequeño sonrió y me mostró sus blancos dientes, otra lágrima descendió por mi mejilla y también sonreí. Suspiré pesadamente, cada vez me sentía más cansada... mis brazos apenas podían sostener a mi pequeño y mis parpados pesaban cada vez más. 4
—Hay que ponerle un nombre —dijo Edward pasando un brazo bajo los míos para evitar que el bebé se cayese— ¿O será un Edward Jacob? —An... Anthony Cullen —susurré a duras penas lo primero que se me pasó por la cabeza. Vi como Edward sonreía y se acercaba para besar dulcemente mis labios. —Venga pequeño, vete con el abuelo Carlisle mientras yo me ocupo de mamá —dijo Edward quitándome al bebé de los brazos. —Ed... —intenté protestar pero él me silencio con un beso. —No voy a perderte ¿de acuerdo? —susurró. Intenté asentir con mi cabeza pero mis fuerzas fallaron. —Descansa Bella... —susurró una vez más en mi oído. Lo siguiente que sentí fueron sus dientes enterrándose lentamente en la piel de mi cuello, después todo se volvió rojo, el fuego comenzó a arder por cada una de las partes de mi cuerpo. El tiempo dejó de tener sentido, solo sabía que estaba en llamas, sobre una superficie mullida y con Edward a mi lado, ya que en momentos de consciencia era capaz de sentir sus labios en la piel de mi rostro y el sonido acompasado de su respiración.
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