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Capítulo 42 — Una visita en la ventana Todo el bosque estaba en silencio, no se escuchaba ni el revoloteo de una mosca, o es que mi atención estaba tan centrada en mi atacante que no era capaz de escuchar nada más, tan solo el sonido de mi respiración, profunda y rasposa, aunque no necesitaba llenar mis pulmones de aire, lo hacía para intentar tranquilizarme. El Vulturi frente mí estaba en una postura relajada, pero sin quitarme los ojos de encima. Sabía que era el más letal de toda la guardia, lo había visto pelear contra Edward en Italia en mi sueño y sabía que ni incluso él, siendo el más rápido de los Cullen, podría contra Felix. Yo era una neófita, no tenía ninguna posibilidad en una batalla cuerpo a cuerpo, apenas sabía un par de trucos para pelear que me había enseñado Emmett, pero no me dejaría vencer con tanta facilidad, lucharía hasta el último segundo. —Me alegra saber que ya te has convertido —dijo con su voz profunda y sonriendo con ironía—, será más divertido así. —¿Qué quieres? —escupí en un gruñido. Él me miró a los ojos sin borrar aquella escalofriante sonrisa de sus labios, su mirada roja me ponía nerviosa, me hacía ver ese lado malvado de ser vampiro, el lado prohibido y destructivo que los Cullen siempre habían evitado y por el que yo los admiraba, sabiendo de antemano lo difícil que es resistirse a la tentación de sangre humana. Felix estaba ante mí imponente en todo su tamaño, que doblaba el mío, y me mostraba que estar del otro lado no parecía tan malo, al menos ellos no tenían que estar peleando por su vida una y otra vez, tal y como hacíamos los Cullen. —Aro me envía para darte un mensaje.

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—Carlisle es quien se ocupa de las comunicaciones con los Vulturis —me excusé, porque estaba segura de que ese no era su cometido principal, había algo en él que no me dejaba confiar ciegamente en sus palabras. —El mensaje es para ti, pequeña Bella. Le gruñí por el adjetivo, no tenía tanta confianza con él como para que me llamase así. —¿Por qué no viene y me lo dice él personalmente? —intenté ganar tiempo, Edward venía detrás de mí, incluso Jake tendría que estar cerca, entre los tres podríamos acabar con él mucho mejor que uno solo. —Es un viaje muy largo… —se excusó con un movimiento de cejas que no entendí del todo. —Es un vampiro… no se cansa y podría venir aquí sin problemas. Si en realidad no soy tan importante para él, como para venir personalmente a decirme lo que sea… no quiero saberlo. Un movimiento detrás de Felix llamó mi atención, no sabía si se trataba de Edward o Jake o si, por el contrario, era alguien más de la guardia. Intenté que mi rostro no reflejase que había sido consciente de eso y alcé mi escudo con todas mis fuerzas para protegerme de quien quiera que fuese el que estaba tras los arbustos. —Lo que tengo que decir, te va a interesar mucho. Entrecerré los ojos y no dije nada, solo di un paso atrás preparada para atacar en cualquier momento en el que él, o quien estaba tras él, hiciese un movimiento sospechoso. —Es sobre “ella” —añadió ante mi silencio. Ella…

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Mi espalda se tensó, todos mis nervios se pusieron alerta y mis ojos se abrieron desmesuradamente. Ellos la tenían, tenían a mi Nessie, lo sabía… ellos tenían a mi pequeña y… ¿y si solo trataba de engañarme? Aro me había leído, él supo que mi mayor preocupación era mi hija, quizá solo intentaba despistarme para que bajase la guardia y así conseguir lo que fuese que quisiera. —¿Qué ella? Sus labios volvieron a estirarse en aquella sonrisa que estaba empezando a odiar y dio un paso al frente. —Sabes perfectamente de quién estamos hablando, Aro dice que… —se detuvo para crear expectación, sabía que estaba jugando conmigo y no se lo iba a permitir, era más inteligente de lo que él y todos los Vulturis pensaban. Di otro paso atrás, me impulsé con todas mis fuerzas y de un salto me abalancé contra él derribándolo con un fuerte estruendo. Lo sujeté del cuello apretando con fuerza y escuché como su cuerpo comenzaba a crujir bajo mi presión, pero en lugar de atacarme o intentar libarse de mí, el muy estúpido comenzó a reírse. —¡Habla de una maldita vez! —lo insté apretando con más fuerza y empujando su cabeza contra el suelo, que ya comenzaba a ceder. Sin que yo fuese consciente de ello, Felix hizo un movimiento con sus brazos, me sujetó por los míos y nos hizo girar a ambos sobre el suelo haciendo que en esta ocasión fuese yo la que estaba atrapada bajo su peso. —Si quieres saber lo que voy a decirte, es mejor que empieces a portarte bien —gruñó contra mi cara—. Es una pena que Aro te quiera con vida, disfrutaría mucho acabando contigo y con tu estúpido clan. Me impulsé con fuerza para devolverle el ataque, pero apenas fui capaz de moverme unos centímetros, me sujetaba y era imposible 4


que me librase de él, por muy fuerte que yo fuese, Felix tenía siglos de experiencia en batallas en su haber. —Escúchame bien, porque solo voy a decírtelo una vez —me apretó con más fuerza y sentí como mis costillas comenzaban a ceder por la presión que estaba ejerciendo sobre ellas, no dolía, pero era una sensación extraña que no me gustaba nada. —Di lo que sea de una vez —murmuré con los dientes apretados a causa de la imposibilidad de movimientos a la que me estaba viendo sometida. —Aro quiere que te diga que… —su discurso quedó interrumpido en un solo segundo, el que también tardé en dejar de sentir su peso sobre mí y el aire volvió a llenar mi pecho. Me incorporé de un salto y lo busqué a mi alrededor para encontrarme a un borrón de pelo rojizo que corría y saltaba tras unos arbustos. Fui en esa dirección y me tropecé con el cuerpo de Felix que yacía en el suelo sin cabeza, Jake estaba a unos metros de allí, convertido en lobo y me miraba con satisfacción. —¿Qué has hecho? —pregunté en un chillido. A Felix no le había dado tiempo de decirme lo que fuese que tenía que decir sobre Ness y ahora estaba igual de frustrada que al principio, o todavía peor, porque ahora tenía la seguridad de que Renesmee estaba viva y la tenían los Vulturis. —No, no, no… —murmuraba mientras me tiraba del pelo con desesperación y miraba en todas direcciones buscando la cabeza de Felix, quizá si lo reconstruía podía decirme lo que fuese que iba a decir antes de matarme, porque estaba segura de que deseaba matarme con todas sus fuerzas. Justo en ese momento llegó Edward, que al parecer lo había dejado más atrás de lo que pensaba en un primer momento, parecía 5


dispuesto a echarme la bronca del siglo, pero se quedó petrificado al ver el cuerpo inerte del miembro de la guardia Vulturi. —¿Qué… quién? —balbuceó. —Era Felix —anuncié en un quejido. —¿Hay alguno más? —volvió a preguntar, a lo que yo negué y el lobo gimió, supongo que indicándole también que no. —Iba a contarme algo sobre Nessie, pero Jake lo ha matado antes —chillé casi perdiendo los nervios. Le dediqué una mirada acusadora y él dio dos pasos atrás colocándose tras unos arbustos, en donde se quedó cubriendo su desnudez una vez que volvió a convertirse en humano. —¡Estaba atacándote! —exclamó con vehemencia— ¿y quién mierda es Nessie? Escucharle pronunciar su nombre me dio un vuelco al corazón, a él nunca le había hablado de ella y hasta donde sabía todavía no se había imprimado de nadie, por lo que no la conocía y la reverencia con la que solía pronunciar su nombre en mi sueño no estaba allí, él todavía no la quería, no le importaba ni un poquito lo que pudiese sucederle. —No lo hagas —me interrumpió Edward justo en el momento en el que iba a empezar a contarle todo para que entendiese lo que acababa de hacer—, no va a entenderlo si no la conoce. Por más que pasase el tiempo no lograba acostumbrarme a que pudiese leerme la mente y se adelantase a lo que quería hacer, así perdía todo mi poder de improvisación e impulsividad cuando estaba a su lado. —¡Ellos la tienen! —grité de repente mirándole a él y recordando toda mi conversación con Felix—. Te dije que teníamos que ir a Italia. 6


—Él no te dijo que la tuviesen —me corrigió Edward—, solo te dijo que Aro quería decirte algo sobre ella. —¿Y cuál es la diferencia? Ellos saben algo y yo quiero recuperar a mi hija. —¿Hija? —preguntó Jake interrumpiendo nuestra conversación. Iba a decírselo todo una vez más, pero Edward alzó una mano para indicarme que no lo hiciese. —Es algo largo de contar, es mejor que vayas a nuestra casa y te lo explicaremos en detalle, además debemos plantearnos un modo de defensa, ahora que hemos acabado con uno de ellos, los demás quizás quieran venganza. Un escalofrío recorrió mi espalda, por un lado, que los Vulturis viniesen a la ciudad me asustaba en sobremanera, pero por otro, si Aro venía hasta aquí, podría decirme algo sobre Nessie y acabaría por fin con esta incertidumbre. —Ni siquiera lo pienses —me reprochó en un gruñido. —Sabes que si la tienen iré a Italia, no habrá quien me pare. —Sigo diciendo que es absurdo que la tengan. —¿Pero te estás escuchando? ¡Es nuestra hija y no te importa lo que le pueda estar pasando! Un gemido por parte de Jake, que se había vuelto a convertir en lobo, nos interrumpió y resoplé frustrada. —Vayamos a casa —dijo Edward antes de desaparecer corriendo. Jake y yo le seguimos, aunque era lo último que quería hacer. . Otra vez estábamos reunidos en el salón de la mansión Cullen, solo que en esta ocasión Sam y Jake, que ahora estaba enrollado en un 7


manta para ocultar su desnudez, también estaban sentados a la gran mesa ovalada del comedor. Jake no parecía mostrar ningún tipo de sentimiento en su rostro, más bien solo estaba expectante ante lo que pudiésemos contar, pero Sam era otro cantar. El quileute estaba visiblemente incómodo, se removía constantemente en la silla y no dejaba de pasarse una mano por el pelo con impaciencia, estar en una casa llena de vampiros y en un territorio que no era el suyo lo estaba poniendo muy nervioso, no podría ocultarlo aunque quisiese. —Un ejército de vampiros va a venir a atacarnos —soltó Carlisle, así, sin anestesia ni nada. Sam frunció el ceño con preocupación, Jake dio un brinco sobre la silla y sus ojos se iluminaron ante la promesa de una batalla. Lo que me asustó por su temeridad, ahí estaba el Jacob que sería capaz de ponerse en el recorrido de una bala por protegerme, sin pensar que en el proceso podría perder la vida y a su otra mitad con ello. Me encogí por el dolor que me produjo ese futuro y Edward me sujetó una mano para consolarme. —No sabemos cuántos son, no sabemos qué es lo que quieren en realidad, tan solo que vendrán con claras intenciones de matarnos a nosotros y a cualquier humano que se interponga en su camino — continuó explicando Carlisle. —Pero lo que seguro que no esperan es a una manada de lobos dispuestos a romperlos en mil pedazos —Jake estalló en júbilo, Emmett lo secundó y yo me puse en pie de un salto. —Debemos llamar a los rumanos. —Estoy con ella —afirmó Jasper sin apenas mover su postura sobre la silla. Emmett no dijo nada, pero asintió con la cabeza dejando clara su postura, al ver que tenía al menos dos apoyos, volví a sentarme mostrando estar tranquila, aunque distaba mucho de eso. 8


—No quiero una guerra —murmuró Carlisle apesadumbrado y pasándose una mano por los ojos, dando muestras de cansancio, aunque eso era técnicamente imposible—. Cualquier cosa antes de luchar contra ellos. —Entiendo que para ti ellos han sido importantes en el pasado — fue Esme la que habló en ese momento, algo que nos sorprendió a todos por sus siguientes palabras—, pero nos debemos a nuestra familia, debemos protegernos a nosotros mismos con todas las armas que podamos, si hay que morir luchando lo haré, no dejaré que ellos ganen y se lleven a los que más queremos. —¿A quién quieren llevarse? —preguntó Jake volviendo al estado de seriedad que la situación ameritaba. —A Alice —dijo Edward señalando a la vampira—, a mí, a Bella y por supuesto a Tonny. Un estremecimiento hizo que se removiese en cuanto escuchó ese nombre y no pude evitar sonreír, mi pequeño se hacía respetar a pesar de su tamaño. —¿Para qué os quieren? —fue Sam el que preguntó esta vez. —Ellos son los encargados de que cumplamos la ley —volvió a explicar Edward. —¿Los chupasangres tenéis leyes? —la pregunta de Jake me hizo sonreír porque fue muy parecida a la que yo hice en su día, en mi sueño… —Pero en el fondo —continuó como si no le hubiese escuchado—, lo que quieren es sentirse más poderosos que ningún otro clan. Eso solo pueden conseguirlo teniendo a los vampiros más poderosos con ellos.

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—Entiendo que quieran al mestizo, a ti y a Bella, pero ¿qué es lo que puede hacer ella? —preguntó Sam en esta ocasión refiriéndose a Alice. —Ella tiene el don de la precognición —el lobo levantó una ceja en su dirección, parecía o haber entendido esa palabra—, tiene visiones de un posible futuro. —¿Podría ayudarnos en la batalla? —me resultaba extraño que él tuviese que hacer ese tipo de preguntas, pero es que en esta realidad no había tenido una relación tan estrecha con los Cullen, sí cordial, pero no tan cercano como lo había sido en mi sueño. —No funciona así —fue la propia Alice la que contestó en esta ocasión—, puedo ver las consecuencias de una decisión que haya sido tomada, pero el futuro puede cambiar en el momento en el que otra decisión anula la anterior. Mi don es condicionante al acto de las personas… además, no puedo ver más allá de ti y de vuestra manada de chuchos, porque no sé cómo lo hacéis, pero me bloqueáis y todo en lo que metáis en hocico no puedo ver absolutamente nada. Suspiré porque en mi sueño había sucedido exactamente igual, no pudimos ver el desenlace de aquel pequeño altercado con los italianos porque tanto los lobos como Nessie estaban implicados en él. Un momento, podría ser que... me puse en pie de golpe y con el impulso la silla salió disparada, se estrelló contra la pared y se rompió en varios pedazos. —¡Está con ella! —chillé entendiéndolo todo por fin. —Bella… ¿por qué me has bloqueado otra vez? —masculló Edward. —Aro está con Nessie, por eso no podemos ser consciente de sus decisiones —expliqué atropelladamente. 10


—Esa teoría no tiene peso, tiene que ser algo más, si es Aro el que está con la niña, ¿cómo es posible que no haya visto venir a Felix? —argumentó Alice. Y entonces fue cuando lo entendí todo. —Porque están aquí… —Eso no puede ser —murmuró Edward a mi lado y tomando mi mano con fuerza. —Aro está aquí, incluso puede que hayan visto a Jake acabar con Felix. Los Vulturis están aquí y tienen a Nessie con ellos… ¡para eso la querían! —exclamé con convencimiento— Solo era para bloquear a Alice, para que no pudiese ver las decisiones que tomaba y así ir siempre un paso por delante. —Es una decisión brillante —murmuró Jasper con el ansia por la batalla brillando en sus ojos. —Es una decisión que nos condena a todos —aseguró Carlisle, pero este estaba más apesadumbrado de lo que lo había visto nunca—. Tiene mucha lógica y eso explica porque Alice no puede ver nada, Nessie la bloquea y todas las decisiones que se hayan tomado en Italia han sido un misterio para nosotros. —¿Quién mierda es Nessie? —preguntó Sam una vez más. —Eso —segundó Jacob. Alguien empezó a explicarle toda la historia y yo busqué la mirada de Edward, pude ver un brillo de súplica en sus ojos, sabía que se estaba torturando por no haberme creído cuando llevaba tanto tiempo dándole vueltas al asunto. No es como si haberlo sabido antes nos hubiese servido de ayuda, pero yo estaba segura de que Aro tenía a Nessie y la había conservado por algún motivo, ahora teníamos las pruebas de que todo podía ser real y teníamos que actuar en consecuencia con ellas. 11


—¿Qué es lo primero que deberíamos hacer? —me preguntó leyendo mi mente. Suspiré con nerviosismo y comencé a retorcer mis manos una contra la otra. —Proteger a Tonny, no puede llegar a él —eso era lo único que tenía claro, Aro no pondría ni un solo dedo encima de mi otro hijo. —¿Dónde está ahora el niño? —preguntó él mirando a Rosalie. —Durmiendo en tu habitación. No podía estar solo, no era seguro para él, pero de repente, en cuanto ambos dimos un paso para avanzar en dirección hacia las escaleras que nos llevaban al primer piso, escuchamos un fuerte estruendo que provenía del piso superior seguido del sonido de cristales rotos. En un solo segundo toda la familia estábamos en la puerta de habitación de Edward, Tonny estaba pegado a la pared frente a la ventana, que estaba hecha añicos, y miraba hacia ella totalmente concentrado y con un gesto grotesco. En cuanto seguimos el rumbo de su mirada pudimos ver a lo lejos, un poco perdido en el bosque, la casaca roja de un miembro de la guardia Vulturi con un cuerpo hecho pedazos desperdigados a su alrededor. —Creo que el enano no necesita mucha protección —escuché la voz de Emmett con un deje de burla. Lo único que pude hacer fue abrazar a mi hijo y darle un poco la razón a Emmett, aunque solo en mi fuero interno, nunca lo diría en voz alta.

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