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Capítulo 40 — Negociaciones Tres largas semanas. Tres semanas en las que apenas había sido consciente del cambio del día a la noche, tan solo cuando Anthony se dormía era cuando de verdad sabía que otro día había llegado a su fin. Todo pasaba mucho más rápido que siendo humana, aun cuando no necesitaba dormir para recuperar las fuerzas, el sentido del tiempo había cambiado por completo, suerte que tenía una eternidad por delante para disfrutar de mi vida al lado de las personas que más quería. En ese momento estaba en la sala de estar de nuestra cabaña consultando algo en internet, Anthony dormía en la habitación que habíamos preparado para Nessy y Edward leía tumbado en nuestra cama en la habitación. Las suaves notas de un piano recorrían la casa desde donde se encontraba y todo parecía ser perfecto, pero distaba mucho de ello. Mi cabeza no había parado en todos los días que habían pasado desde mi conversión, ¿por qué en esta realidad había nacido Tony y no Nessie? ¿Qué fue lo que hice de un modo diferente? Intentaba dejar el tema a un lado, tal y como me había recomendado Edward, pero no podía, era superior a mí. No es que no quisiese a mi hijo, lo hacía con todo mi ser y me sería imposible renunciar a él, pero no podía evitar echar de menos a mi otra pequeña, la que solo conocí en un sueño. O no, los Vulturis habían retrocedido el tiempo, no tenía ni idea de como habían conseguido que ese brujo entrase en sus filas, pero si ahora el tiempo era dos años antes, justo en ese momento tendría que estar casándome, pero yo había adelantado los acontecimientos… y ahora tenía un hijo en lugar de una hija… ¿Sería culpa mía que en esta realidad las cosas fuesen diferentes? 2


¿Por mi culpa había perdido a Nessie? —¡No! —exclamé poniéndome en pie de golpe y comenzando a dar vueltas en nuestra sala de estar. No pasaron ni dos segundos cuando Edward me estaba observando desde el quicio de la puerta, vestía solo un pantalón de pijama, estaba descalzo y todavía sostenía el libro que estaba leyendo en una de sus manos. —¿Qué ocurre, por qué me has bloqueado? No puedo saber que es lo que piensas —me preguntó con cautela. —Hemos perdido a Nessie por mi culpa —espeté de malas manera y me pasé las manos por el pelo tirando un poco de las puntas. —¿Por qué piensas eso? —se acercó a mí hasta detenerse y obligarme a mí a hacerlo frente a él, gracias a que llevaba unos zapatos de tacón mi mirada estaba un poco más a la altura de la de la suya. —Al adelantar la boda y el embarazo he cambiado el transcurso de las cosas, ha nacido Tony en lugar de Nessie y es porque yo he tenido demasiada prisa —expliqué. —Lo hiciste porque era necesario, los Vulturis vendrán en cualquier momento y tenemos que estar preparados, era indispensable que estuvieses convertida en ese momento —me explicó con prudencia colocando una de sus manos sobre mi hombro. Me deshice de él en un movimiento brusco y me fui hacia la cocina, abrí el frigorífico y comencé a preparar la comida humana que Tony pediría en pocos minutos. —Bella —me llamó mientras me seguía hasta allí—, no puedes culparte de algo en lo que no tienes el control, ellos lo han planeado todo muy bien, seguro que eran conscientes de que esto podía

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suceder, ten en cuenta que el don de Tony es muy poderoso, ¿te imaginas ese don en guardia Vulturi? Serían imparables… —¿Me estás diciendo que todo esto es por qué quieren llevarse a Tony a Italia? —pregunté dejando un plato de comida sobre la mesa — ¿Qué ellos han sacrificado a Nessie porque sabían de antemano que él nacería y que tendría ese don? —Si han conseguido a un brujo que domine el tiempo, ¿por qué no uno que adivine el futuro? —Eso es absurdo —mascullé volviendo al a sala de estar, él me siguió, pero se detuvo de nuevo en el quicio de la puerta—. Solo conozco a un vampiro capaz de hacer eso y dudo mucho que Alice trabajase para ellos. —Además ella no ve a los semivampiros, sería imposible que ella pidiese predecir algo así —me aseguró él. Asentí, porque tenía razón, Alice no podría haberle dado a Aro esa información. Pero aún así… no parecía tener sentido lo que decía Edward, bueno, tenía sentido, pero algo faltaba en la ecuación, no podía ser tan sencillo como parecía. —Pero Aro… —me detuve porque no sabía muy bien como continuar la frase, tan solo me costaba creer él fuese capaz de renunciar a Nessie, aquella vez que los vimos en el claro, cuando la conoció, parecía tan impresionado con ella y con su don… no podía ser que él renunciase a ella. —Eso que piensas tiene sentido —dijo Edward dejando el libro sobre la mesa y avanzando hasta quedar a mi lado—, pero a la vez no lo tiene, si el tiempo ha retrocedido y todos lo hemos hecho también, los que nacieron dos años antes del momento en que realizaron en conjuro o lo que sea que hiciesen, han desaparecido. Resoplé, me puse de puntillas para besar sus labios y volví a la cocina para buscar la comida de Tony, ya había escuchado como su 4


respiración cambiaba de ritmo porque había despertado y no tardaría en pedir su comida. —Yo recuerdo lo que ha pasado —murmuré desde la cocina y regresé a la sala— supongo que sería por mi don y que se ha debilitado en el proceso, por eso me lees ahora. —Eso es bueno —sonrió, aunque no sé si por lo que dijo o porque los pasos rápidos de Tony comenzaron a escucharse por el pasillo. Yo también sonreí, adoraba a mi pequeño y, como ya he dicho, no renunciaría a él por nada en el mundo y pelearía con uñas y dientes para protegerlo. Me acerqué a la mesa, dejé el plato sobre ella y me senté en una silla, los rizos castaños de Tony se asomaron por la puerta y sus ojos verdes se clavaron en los míos. —Comida —dijo como única palabra. Ambos, Edward y yo, sonreímos y él lo cogió en brazos para sentarlo a la mesa y que comenzase a comer. Mientras mi pequeño se alimentaba no podía dejar de pensar en nuestra conversación anterior, estaba segura de que algo se nos estaba escapando, algo importante, pero cuando intentaba pensar más allá parecía que me quería doler la cabeza, como si estuviese comenzando a tener una migraña humana. —¡Pollo! —exclamó Tony mientras devoraba su plato de comida con Ayuda de Edward. Parecía mentira que en solo tres semanas nuestro pequeño ya creciese lo suficiente para comenzar a caminar y decir sus primeras palabras. Su desarrollo tan acelerado no me asustaba esta vez, porque sabía por Nessie que era lo normal en los semivampiros, pero no dejaba de sorprenderme que fuese un niño tan inteligente y capaz con solo un mes de vida.

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Me senté en el sofá mientras observaba como Edward ayudaba a Tony a comerse toda la comida que había en el plato, pero en mi mente todavía daba vueltas la conversación anterior y de fondo conservaba aquella nana que le había compuesto a Nessie y que más tarde él le había enseñado a tocar al piano. Aquella imagen ocupó mi mente por unos segundos y los ojos de Edward brillaron por un momento mientras me miraba, había podido verla en mi cabeza. Como la echaba de menos… se suponía que ahora tendría que estar con ella, pero lo extraño es que echaba de menos a alguien que no existía, a alguien que había conocido en el futuro pero que, con ese extraño viaje en el tiempo, había perdido para siempre. La única parte buena de todo eso era que, al menos yo, tenía recuerdos de ella, los demás los había perdido por completo, todos eran inconscientes de que habíamos tenido aquella realidad y que nos la había arrebatado. Aunque, no todos no habían olvidado… me puse en pie de golpe —¡Los rumanos! —exclamé eufórica encontrando por fin la pieza que me faltaba. Edward me observó con el ceño fruncido y me acerqué a él a toda velocidad. —Los rumanos lo recuerdan todo. —¿Y qué pasa con ellos? —preguntó confundido. —El conjuro no ha salido bien, yo tengo recuerdos de lo que ha sucedido y los rumanos han sido conscientes del viaje en el tiempo, ellos hablaron de dos lunas en una sola noche. —¿Y qué? —preguntó mientras la limpiaba la cara a Tony, ya que se había manchado un poco al comer.

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—Los vulturis también recuerdan todo, cuando me atacó James, Aro estuvo aquí y pudo leer mi mente, dijo que el plan estaba saliendo como esperaban. —Bella —se puso en pie, dejó a Tony en el suelo para que fuese de nuevo a su habitación a jugar y se colocó frente a mí—, intenta explicarte mejor, porque no te sigo. —Ellos lo recuerdan porque se han protegido de algún modo, yo lo recuerdo porque mi escudo pudo evitarlo en cierto modo, pero ¿qué pasa con los rumanos? ¿Por qué ellos lo recuerdan? ¿Qué tienen ellos de especial? —Pues no lo sé… —frunció el ceño de nuevo y me miró a los ojos —, ¿pero eso en que nos ayuda? —No lo sé —bufé exasperada—, pero no puedo aceptar que Nessie no exista, los rumanos tienen que saber algo. Son conscientes de lo del brujo, eso es porque han estado en Italia y lo han visto, o porque alguien de la guarda les ha contado algo. —¿Y? —Ellos tienen que saber algo de Nessie —lloriqueé. —Bella —Edward puso las manos sobre mis hombros y se agachó un poco para quedar a la altura de mi mirada—, tienes que aceptar que las cosas han cambiado, yo también estoy un poco confuso por no tener a Renesmee, pero está Tony aquí y tenemos que centrarnos en protegerle a él. —Quiero a Tony, pero no puedo olvidarla, algo muy dentro me dice que ella… —No —me interrumpió— ¿cómo has llegado a esa estúpida conclusión? —preguntó por haber leído en mi mente lo que iba a decirle. —Es posible… 7


—No lo es —negó tajantemente—. No puedes perder el tiempo pensando en eso, cuando los Vulturis vendrán en cualquier momento a acabar con nosotros y tenemos un hijo al que proteger. —Tenemos dos hijos, creo que Nessie está viva —dije en voz alta lo que él me había impedido pronunciar antes. —¿Dónde? Si fuese así lo sabríamos, los rumanos nos lo habrían dicho. —Quizá no lo saben o para ellos es un dato insignificante, pero yo siento que es así. Aro no podía haber sacrificado a Nessie por Tony, su don era indispensable para él. —Podría entender que nos llevasen a Alice y a mí a sus filas, incluso a Emmett y Jasper por su experiencia en la lucha. No tengo ni una sola duda de que si fuese consciente del don de Tony lo quisiese para él, e incluso tú podrías protegerlos a ellos de cualquier ataque mental que recibiesen, pero ¿qué utilidad tiene el don de Nessie? —No lo sé, ¿de acuerdo? —le di un empujón y lo alejé de mí, estaba empezando a enfadarme de que ni siquiera tuviese en cuenta mis argumentos—, tú conoces mejor a Aro que yo porque has entrado en su cabeza tan retorcida, pero estoy segura de que no sacrificaría a Ness, ella es importante para él. —Escucha, cariño —volvió a ponerme las manos en los hombros y me atrajo hacia él—, Nessie no está, acéptalo. —¡¡No puedo hacerlo! —volví a zafarme de él—. Es mi hija y la quiero de vuelta, no puedo permitir que Aro la tenga allí. —¿Allí, donde? —En Italia. —¿Y que piensas hacer, vas a ir a Italia, meterte en el castillo de los Vultutis y buscarla? 8


—Sí, si fuese necesario —me senté frente al ordenador y abrí una página de una aerolínea para reservar un par de billetes a Italia. —Bella, estás completamente loca si piensas que voy a permitir que vayas sola Italia —masculló desde la otra punta de la habitación. —Pensaba ir contigo, pero si no vienes por supuesto que iré sola. —No voy a permitirlo —negó con la cabeza. —No vas a poder evitarlo. En un solo segundo lo tenía a mi lado y, sin que pudiese hacer nada para evitarlo ya que era algo que no esperaba que sucediese, le dio un manotazo al ordenador portátil que salió disparado estrellándose contra la pared y rompiéndose en el proceso. —¡Edward! —chiché asustada. Y justo en ese mismo instante pude ver como la mesa en la que segundos antes estaba el ordenador, salía disparada hacia él rompiéndose en pedazos al chocar con su cuerpo, haciendo que él cayese al suelo y quedase cubierto de astillas de madera. Todo quedó sumido en un profundo silencio después, tan solo podía escuchar la respiración acelerada de Tony, fue en ese justo momento cuando fui consciente de su presencia en la habitación, por lo que deduje que él había lanzado la onda de su escudo contra la mesa y, por ende, contra Edward. Era la primera vez que yo presenciaba su don siendo vampira y no podía estar más sorprendida. —Tony —susurré al ser consciente de lo que había sucedido. Tardé varios segundos en reaccionar, después fui corriendo hacia él y lo envolví en mis brazos para tratar de tranquilizarle. —Anthony, no puedes hacerle eso a papá —susurré mientras trataba de colocar alguno de sus rizos.

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—Gritaba mucho —se excusó frunciendo su pequeño ceño, tal y como lo hacía Edward. —Pero esa no es excusa —sonreí ganándome un gruñido por parte de Edward—. Se trata de papá, nunca va a hacerme daño. Tony no contestó, además del ceño frunció los labios en una fina línea y cruzó los brazos frente a su pequeño cuerpecito. —Estás castigado, ve a tu habitación y piensa muy bien en lo que has hecho, no puedes atacar a nadie de la familia —lo regañe con ternura. El pequeño me hizo caso y se fue a su habitación a toda velocidad, yo suspiré y me giré para mirar a Edward, que ese momento trataba de quitarse algunas astillas del pantalón de pijama que todavía vestía. —¿Te encuentras bien? —le pregunté intentando ocultar una sonrisa. —No es gracioso —protestó infantilmente. —Debes reconocer que te lo has ganado —me acerqué un poco a él y le quité un par de astillas que se le habían quedado sobre un hombro. —Ese niño va a tener que empezar a controlar su temperamento — bufó—, cualquier día nos matará y no precisamente de un susto. Reí abiertamente y él lo hizo un poco también. —Con el tiempo aprenderá a controlarse —le aseguré dándole un golpecito en el pecho—, después de volver de Italia me pondré seriamente con él a practicar la paciencia. —No vas a ir a Italia. —¿Ni siquiera lo vas a considerar?

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—No —negó sin ningún atisbo de duda—, los Vuluris son peligrosos y te quieren con ellos, tu don está debilitado y no voy a dejar que te pongas en peligro voluntariamente. —Parece mentira que me conozcas, ponerme en peligro es mi otro superpoder —intenté quitarle algo de hierro al asunto. —No es gracioso, Bella. —¿Ni siquiera vas a pensar que hay una pequeña posibilidad, ya sé que muy pequeña, de que tengan razón? —pregunté haciendo un gesto con la mano, uniendo el índice y el pulgar para indicar un tamaño muy pequeño—. Si estoy en lo cierto y ellos tienen a Nessie, no te lo perdonarás nunca. Edward resopló, pasó una mano por mi cintura para acercarme a él y me abrazó. Mientras estaba entre sus brazos sentí como mi enfado por su tajante negativa iba cediendo poco a poco, hasta un beso en mi coronilla me derritió por completo. —Iremos a hablarlo con Carlisle y veremos que opina él —susurró a desgana. Sonreí contra su pecho y besé uno de sus hombros para agradecérselo en silencio, no había ganado la batalla, pero al menos parecía que teníamos una negociación en proceso. —Por cierto —reí contra su piel porque era consciente de que lo iba a decir no le gustaría escucharlo—. Te preocupas demasiado por Tony, creo que en lugar de protegerlo nosotros, será él que nos proteja a todos. Edward gruñó y me apretó un poco más fuerte contra su cuerpo, ambos sabíamos que ese comentaría medio em broma, podía llegar a ser real si es que los Vulturis no cambiaban de opinión y venían a acabar con nosotros.

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