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Capítulo 45 — Luna roja El aire estaba enrarecido, el viento parecía que se había detenido en ese justo momento, los árboles, que todavía estaban perdiendo sus hojas en mitad del otoño, se quedaron inmóviles, como si el tiempo también lo hubiese hecho. El claro parecía un campo de batalla en ese momento, un bando a cada lado, ambos con mucho perder, pero tan solo uno de ellos lucharía por sobrevivir, él otro luchaba solo por avaricia ansias de poder. Bella no había podido quitar los ojos de Renesmee, a lo lejos podía escuchar los gimoteos de Tonny, que lloraba asustado entre los brazos de Rosalie, pero la que tenía enfrente era su hija, a la que llevaba tanto tiempo sin ver y la que le habían arrebatado con a saber que artimaña. —¿Por qué está contigo? —preguntó a Aro casi sin ser consciente de que estaba pronunciando las palabras en voz alta. El agarre de Emmett y Edward en sus brazos se hizo más fuerte, cualquiera de los dos temía su reacción dijese lo que le dijese el italiano. —La pregunta no es el por qué, querida, la pregunta importante aquí, es qué estarías dispuesta a hacer para recuperarla. Todos los vampiros tras ella sisearon, Aro no estaba escondiendo los motivos por los que estaba allí, a nadie le estaba pasando desapercibido que la codicia emanaba de cada uno de los poros de su piel y eso hizo que Bella comenzase a desesperarse, tenían que hacer algo, esta vez la situación no se iba a resolver con tanta facilidad como la anterior, en esta ocasión tenía que haber muertos y nadie podría hacer nada para evitarlo. 2


Tomó una fuerte bocanada de aire porque lo que estaba a punto de hacer era una completa locura, pero no tenía otra opción, al menos no por el momento. —Benjamin, ¿puedes acercarte hasta aquí? —preguntó con voz aparentemente tranquila—. Rose, tú también. Comenzaron a escucharse sus pasos sobre las hojas secas y no tardaron en aparecer tras ella. Con una mirada pidió a Edward y Emmett que liberasen sus brazos y ellos accedieron con algo de reticencia. Volvió a suspirar antes de girarse y tomó a Tonny en brazos para, segundos después, colocarlo a su espalda, donde el niño se colgó sin esfuerzo. Lo que iba a hacer tenía que hacerlo rápido y necesitaba toda su concentración, si tenía al niño en brazos podía hacerle daño sin querer y era lo último que quería. Después miró a Benjamin a los ojos y, con voz pausada, le pidió que actuase a su señal, así como también se lo pidió a Tonny con todo el dolor de su corazón. Después de hablar con ellos volvió a girarse y miró a Aro con toda la seguridad que fue capaz de fingir. —Eres una caja de sorpresas, pequeña Isabella —dijo el italiano con una mirada de codicia hacia el niño que no dejaba lugar a dudas, estaba allí por él, todo eso había sido por él desde el principio. Y la verdad es que el vampiro estaba maravillado, tanto que no podía fingir ni un segundo más, sin querer recordó como había comenzado a fraguar ese plan tiempo atrás, como consiguió la información necesaria, como… Todo se remontaba a un par de años atrás, o lo que era lo mismo, a un año adelante a la fecha en la que estaban ese momento. Con el agravio de aquella batalla infructuosa que había mantenido con los Cullen y con el ansia de llevarse a Alice y a Edward como miembros de su guardia, volvió a visitar Fokrs en alguna ocasión sin llegar a ser visto. Era insólito que un miembro de tríada de los Vulturis abandonase Volterra sin los demás, pero la causa lo ameritaba, 3


quería a esos vampiros para él y tenía que hacer todo lo necesario por conseguirlos. Por otro lado a sus oídos había llegado la información sobre aquel brujo, Thomas Lackberg, muchos decían que solo era un fraude más, pero Aro estaba seguro de que, de ser vampiro, aquel poder aumentaría y podría ser alguien muy importante en su guardia. No le resultó difícil engañarlo y mucho menos convertirlo, lo que le costó un poco más fue evitar que la pequeña vampira de los Cullen viese alguna de las decisiones que estaba dispuesto a tomar. Por eso en una de esas visitas a Estados Unidos hizo lo necesario para ver a la pequeña Alice cazando sola y decidió acercarse a ella para hablar, solo eso, quería tantear el terreno para saber de qué hilo tenía que tirar para conseguir desestabilizar la malla que unía a ese clan y poder llevársela, al menos a ella, a Italia. Mientras hablaban fue cuando recordó que ella tenía una falla, que sus visiones eran interceptadas cuando un mestizo estaba entre ellas, por lo que su plan cobró forma en un segundo. Quería dar marcha atrás en el tiempo, quería viajar a Forks cuando Bella estuviese todavía embarazada y llevársela Volterra, donde daría a luz y así quedarse a la niña, después utilizaría todas las herramientas a su alcance para quedarse también con Edward y con Alice. Si la humana sobrevivía también se la quedaría, pero no era imprescindible en el plan. Lo importante era la niña, no sabía el motivo, pero la quería para él. Aunque los Cullen intentaron evitarlo, consiguió llevarse a Renesmee a Italia, la necesitaba para evitar que Alice lo viese, lo que después resultó ser la guinda del pastel fue que la peña chica, acompañada de Edward, Bella y aquel perro al que llamaban Jacob, viajasen a Volterra para intentar rescatar a la niña. Fue muy fácil apresarlos con amenazas de matar a la mestiza, pero les dio una oportunidad de entregarse voluntariamente y nada de lo que había planeado se llevaría a cabo. Fue en una de esas conversaciones con Alice, cuando Aro accedió a llevarle a la niña para que ella supiese que se encontraba bien. Mientras la chica consolaba a la pequeña fue cuando tuvo una de sus visiones al unir sus frentes y, al tocarla, 4


Aro se enteró de todo lo que había visto. Entonces fue cuando comenzó a imaginar todo lo que haría si pudiese, todo lo que podría conseguir con todos esos dones a su merced. Alice había visto los resultados de ese viaje al pasado, ya que algunos hechos serían diferentes, las consecuencias de estos también lo serían. Bella no tendría una niña, en esta ocasión sería un niño… ¡y qué niño! Sería un vampiro con uno de los dones más espectaculares que nunca podría haber imaginado, el pequeño combinaría el escudo de su madre con un potente torrente de energía que podría destruir todo a su paso. Y lo quería… Lo quería a toda costa. Por eso decidió llevar todo a cabo. El brujo Thomas hizo su magia, lanzando un hechizo protector para conservar su memoria y la de la pequeña y esa noche hubo dos lunas, el cielo de Volterra se tiñó de rojo durante unos segundos y su plan dio comienzo, el futuro de los Cullen estaba sentenciado. Edward había visto todo eso en su mente, cada sentimiento, cada ansia de poder del vampiro había llegado hasta él haciendo que su rabia creciese por momentos. Quería llegar hasta él y matarlo, romper su cuerpo trozo a trozo y asegurarse de reducirlo a cenizas para que nunca tuviese la posibilidad de revivir, pero la mano de su esposa sujetando la suya era el ancla que le impedía dar un solo paso. —¡Ahora! —el grito de Bella sorprendió a muchos y varias cosas sucedieron en un solo instante. La primera y más importante, Bella retiró su escudo de todas las personas a las que quería y lo centró en Jane y Alec esperando que también funcionase a la inversa, si estando fuera sus dones no podían entrar, esperaba que estando dentro, tampoco pudiesen salir. La segunda fue que los ojos de Tonny se centraron en Chelsea y en cuestión de un segundo una onda de energía hizo que su cuerpo 5


estallase en pedazos que Benjamin hizo arder justo antes de que tocasen el suelo. Un silencio aplastante se hizo en el claro en ese momento, parecía que nadie se atrevía siquiera a respirar. Unas volutas humo y cenizas, acompañadas de un olor dulzón los envolvieron a todos, que se mantenían estáticos y en silencio. —Magnifico… —susurró Aro mirando a Benjamin y a Tonny de hito en hito. Todos los miembros de la guardia Vulturi, así como su ejército, parecieron despertar de un mal sueño y miraron a su alrededor un poco confundidos, Bella mantenía su escudo rodeando a los hermanos, que no tardaron en contratacar, Jane clavó sus ojos en Edward y en Tonny, pero ninguno de ellos parecía sufrir ningún tipo de dolor, así que lo intentó con Bella, en una milésima de segundo cayó al suelo retorciéndose de un dolor tan atroz, que parecía recorrer cada una las terminaciones nerviosas de su cuerpo. Tonny la abrazó intentando que dejase de gritar de dolor, pero no surtía efecto, por lo que miró directamente a los ojos de Jane, que sufrió la misma suerte de Chelsea solo unos minutos antes, su cuerpo estalló en mil pedazos y vatios miembros de la guardia Vulturi dieron un paso atrás asustados. Bella pudo ponerse en pie con ayuda de Edward, tiempo suficiente para que Aro, avanzase unos cuantos pasos más cerca de ellos y alzase las manos pidiendo una especie de tiempo muerto. —Para no tener planeado atacarme, ya habéis acabado con dos integrantes más de mi guardia —dijo con voz compungida sabiendo que solo le quedaba una sola baza para poder salir victorioso de eso. —¡Quieren acabar con todos nosotros! —exclamó Cayo tras él. Se escucharon algunos vítores, pero muy pocos a juzgar por el número de personas que habían traído con ellos, sin Chelsea 6


controlando los lazos de lealtad, los Vulturis se quedaban sin muchos de sus aliados. —Carlisle, amigo, siento decirte que la neófita que habéis adoptado, así como su niño inmortal, merecen un juicio justo. —No es un niño inmortal, su corazón está latiendo, puedes comprobarlo —aclaró el rubio. —Si ese niño no crece con vigilancia exhaustiva, será una amenaza muy cruda para todos nosotros —continuó Aro como si no le hubiese escuchado—. Puede acabar con la vida de cualquier humano, o cualquiera de nosotros en un solo segundo. —¿Vas a vigilarlo tú? —gruñó Bella colocándose en posición de ataque con Tonny de nuevo subido a su espalda y volvió a extender su escudo cubriéndolos a todos—. No vas a arrebatarme a otro de mis hijos. Aro pensó que le arrebataría mucho más que eso, lo que hizo que Edward también se colocase en la misma posición, Jake no tardó en imitarlo enseñando los dientes y gruñendo, algo a lo que respondió el resto de la manada haciendo el mismo gesto. —El momento ha llegado —susurró uno de los rumanos. —¡Alerta! —gritó el otro, haciendo que todo el ejercito de neófitos también se pusiese en posición de ataque. —Aro —murmuró Carlisle mirando al sueño por unos segundos—, yo no quiero esto, espero que seas consciente de que es mi familia a la que estás atacando, yo solo me estoy defendiendo. —¿Familia? —preguntó Cayo con un borde de ironía impregnando su voz—. Lo que tienes no es una familia, Carlisle, has reunido un clan de vampiros poderosos para intentar acabar con nosotros.

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—No, amigo, Aro puede comprobarlo si quiere —dijo el aludido extendiendo la mano hacia ellos, para que el vampiro pudiese tocarle y ver todos sus pensamientos. —¡Dejémonos de tonterías! —exclamó Vladimir interrumpiendo la conversación. Tras eso, Stephan se acercó un poco más a Aro y se giró dándole la espalda para poder mirar a su ejército. —Aquí habrá una guerra, nadie descansará jamás hasta que los Vulturi y toda su ideología haya desaparecido —explicó mirando a los ojos de alguno de sus neófitos y también a alguno de los vampiros del otro grupo—. En este momento todos vosotros tenéis tres opciones: podéis iros y no habrá repercusiones contra vosotros en ningún momento, podéis uniros a nosotros y acabar con todos estos años de tiranía, o podéis prepararos para morir, ya que en cuanto este altercado se solucione a favor de los Vulturi, jamás agradecerán que los hayáis escogido y os perseguirán hasta que lo paguéis con creces. Todo el ejército de neófitos gritó en cuando Stephan dejó de hablar y modificaron su posición de ataque a una mucho más dinámica en la que de un solo movimiento entrarían en acción. En el grupo de vampiros buenos hubo un poco de revuelo, algunos se miraron unos a otros, pero finalmente todos se colocaros dispuestos a pelear. —Amigo Stephan, cuida sus palabras —dijo Aro con una sonrisa siniestra y un deje de burla—, en otra ocasión no nos costó nada incendiar todo vuestro castillo. —Pagarás por eso —masculló entre dientes Vladirmir. —¡En marcha! —gritó Stephan alzando la mano. Y lo que sucedió a continuación podía tratarse de una escena de una película de guerra, el ejército de neófitos comenzó a gritar y salió a la carrera hacia el lugar donde se encontraban los Vulturi. Los neófitos 8


arremetieron tan enloquecidos y sedientos de sangre, que con su impulso hicieron que el pequeño grupo de vampiros tuviese que retroceder varios metros tan solo siendo testigos de los que estaba sucediendo, porque era un completo suicidio pensar siquiera en entrar en la batalla, ya que los neófitos estaban arrasando con todo lo que encontraban a su paso, incluso con otros neófitos se metían por medio. Todo eran gritos de júbilo, aullidos de dolor y miembros amputados que parecían volar por encima del campo de batalla. Bella observaba todo asustada, había perdido de vista a Nessie y no sabía dónde estaba, de repente, un reflejo de cabello azules apareció a uno de los costados de la batalla, tras él pudo ver alguno de los rizos de Renesmee que flotaban en el aire. No le hizo falta salir en su búsqueda, un lobo de pelaje rojizo en solo dos zancadas y llevándose por delante a un par de neófitos, logró llegar a su posición, donde hizo que la chica se subiese a su lomo y ambos echaron a correr. Bella sabía que ella estaría segura si su mejor amigo la protegía, lo haría hasta con su propia vida si es que fuese necesario, pero de haber latido, su corazón de habría detenido del miedo al ver como tras ellos comenzaron a correr un par de vampiros con las capas rojas y negras. —¡No! —chilló asustada dispuesta a salir corriendo tras ellos, pero no fue necesario, un pequeño gruñido a su espalda procedente de Tonny, seguido de un fuerte haz de energía y aquellos dos vampiros ya no eran un problema. De repente vio como Benjamin se acercaba un poco al terreno de batalla, completamente concentrado comenzó a lanzar llamaradas de fuego de sus manos y las lanzaba sobre las pilas de restos que los neófitos iban dejando a su paso. Bella, que por un momento descuidó su escudo, lo dejó caer haciendo que una niebla negra y espesa comenzase a rodearlos, ella y Benjamin cayeron de rodillas al 9


suelo retorciéndose de dolor y Tonny se soltó de ella echando a correr hacia su padre. Pero Edward también estaba sufriendo por la mirada de Jane, Tonny empezó a llorar, pero nadie podía hacerle caso, uno a uno todos los miembros de su familia, lobos incluidos, estaban en el suelo, gimiendo de dolor. Súbitamente, unas manos lo sujetaron y lo tomaron en brazos, el niño trató de sonreír al sentirse seguro, pero los ojos rojos de Aro lo asustaron y comenzó a chillar. Al verse incapaz de liberarse de las garras de ese vampiro, cerró los ojos y se concentró con todas sus fuerzas. Su pequeño cuerpo comenzó a temblar, unas enormes gotas de sudor empaparon su frente y con un chillido que podría haberse escullado a kilómetros a la redonda, dejó salir una potente onda de energía tan fuerte como no la había lanzado nunca. En cuestión de segundos todo lo que midiese más de un metro de estatura y estuviese cerca de él quedó reducido a polvo, Aro incluido. El pequeño cayó al suelo, cansado, jadeando por el esfuerzo y Bella, tras librarse de la mirada de Jane, corrió en su dirección para tomarlo en brazos y tratar de tranquilizarlo. Edward también se puso en pie, echó una mirada su alrededor y en el campo de batalla no quedaba nada, tan solo un manto de polvo negro lo cubría todo. La guardia Vulturi al completo, el ejército de neófitos e incluso los rumanos habían desaparecido por completo. Tras él, Carlisle se acercó despacio, mirando también lo que había sucedido, nadie podía haber llegado a imaginar que el pequeño Tonny fuese capaz de conseguir acabar con un ejército entero en cuestión de un segundo. —¿Estáis todos bien? —preguntó Esme mirando en todas direcciones para comprobar que su familia continuaba al completo. Todos comenzaros a asentir y parecía que nadie faltaba, todos y cada uno de los Cullen y sus amigos estaban sanos y salvos. 10


—Ha sido una masacre —murmuró Alister conmocionado. Nadie fue capaz de decir nada, todos estaban de acuerdo con él. Seth, todavía convertido en lobo comenzó a aullar, pero era un aullido de júbilo, como si estuviese contento por haber ganado la batalla, aunque él no había hecho nada. —Tenía razón cuando dije que a quién había que temer era a Tonny y no a Aro —muró Emmett ganándose un zape de Rose y una mirada envenenada de parte de varios miembros de la familia. A lo lejos comenzaron a escucharse las pisadas de algo grande y pesados, segundos después el pelaje rojizo de Jake apareció en el horizonte y ambos, él y Renesmee, miraron en todas direcciones del claro incapaces de creer lo que había sucedido. De entre los matorrales comenzaron a salir algunos vampiros que habían ido con los Vulturis, aquellos que algunos podrían llamar cobardes, pero simplemente habían sido más sensatos, en cuando el don de Chelsea dejó de surtir efecto sobre ellos y tras escuchar a Stephan diciendo que no habría repercusiones, se escondieron y decidieron no luchar. Eso lso había librado de una muerte segura, pero ahora miraban al pequeño, que ahora dormía en brazos de Bella completamente agotado, con cierto temor, pues habían sido testigos de que el niño podía reducir a polvo a todo un ejército. De entre esos “cobardes”, sobresalía una cabeza con el pelo azul, Edward lo reconoció al instante, quiso acercarse a él para hablar, pero él chico no le dio tiempo. Se quitó los guantes, hizo un par de gestos con las manos y una pequeña bola de luz azul emergió entre ellas, después de que el brujo pronunciase algunas palabras en voz baja, la luz ascendió varios metros, se dividió en multitud de bolitas que cayeron lentamente sobre el suelo del claro haciendo que los diminutos trozos de polvo en los que se habían convertidos los vampiros que estaban en el frente de batalla, ardiesen con llamas azules y desapareciesen. 11


—Todo se acabó por fin —dijo Alice poniendo los ojos en blanco y buscando en un futuro incierto. Bella y Edward suspiraron con tranquilidad y se besaron fugazmente para celebrar que por fin estarían tranquilos y serían felices sin la constante amenaza de los Vulturis. —Vayamos a casa —dijo Carlisle viendo como todavía algunos destellos de luz azul hacían desaparecer lo que quedaba de aquellos que algún día había considerado sus hermanos y pensó con ironía que el don que Aro más ansiaba fue el que definitivamente acabó con él y con el reinado de los Vulturis.

Fin.

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