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Capítulo 43 — Empieza el show
—Los rumanos y su ejército están en cerca —dijo Carlisle entrando de nuevo en la sala de estar, donde todavía estábamos todos reunidos. Había decidido llamar a los Rumanos después del altercado de Tonny con quien quiera que fuese el miembro de los Vulturis, pero sobre todo al ser consciente de que había muchas posibilidades de que Nessie estuviese con ellos. En su modo de concebir el mundo, no podía entender, y mucho menos aceptar, que Aro atentase de ese modo contra su familia. —¿Cómo de cerca? —preguntó Jasper mientras abrazaba a Alice, que no paraba de intentar ver un futuro que era totalmente incierto para ella. —En Maine, me han dicho que llevan unas semanas instalados allí, esperando nuestra llamada o a que los Vulturis apareciesen, lo que sucediese primero. —Debemos prepararnos y salir ya —fue Emmett el que dio la orden en esta ocasión y mirarle a los ojos mientras pronunciaba esas palabras me asustó mucho. Ese no era el chicho enorme y bonachón que yo había conocido anteriormente, quien estaba frente a mí, preparándose para la batalla era una máquina de matar, un cuerpo rodeado de enormes músculos preparados para acabar con su oponente en solo un instante y sin ningún tipo de remordimiento. Cerré los ojos un segundo para suspirar y los volví a abrir totalmente muerta de miedo, el ambiente en la mansión se había vuelto denso en muy pocos minutos, todos parecían correr como pollos sin cabeza, no sabíamos a dónde ir ni mucho menos que hacer allí, pero quedarse quietos no era una opción. 2
Tonny, que desde su pequeño altercado con aquel Vulturi no había querido ir a la reserva como teníamos planeado y ni siquiera había podido volver a dormir, estaba abrazado a mi pierna mientras yo acariciaba su cabello para intentar tranquilizarlo. Edward me miraba desde el otro lado de la habitación donde nos encontrábamos, no sabía muy bien que era lo que me quería decir con su mirada, pero no parecía estar muy contento con la situación. Aunque en realidad ninguno lo estábamos. Seríamos muy felices con una vida tranquila, alimentándonos de animales, tratando de pasar desapercibidos, Edward y yo cuidando de nuestros hijos hasta que pudiesen valerse por sí mismos y después disfrutando de sus logros, todo eso durante toda la eternidad… era una utopía demasiado perfecta. En ese momento todo parecía suceder a cámara lenta, pero a la vez el tiempo pasaba demasiado despacio, como si todos estuviésemos sumidos dentro de una burbuja de irrealidad, lo que para nosotros podría ser el fin de todo, de nuestra existencia, para el resto del mundo tan solo era un día más. —¿Alguien ha hablado con la manada, se sabe algo de Charlie? — pregunté con un nudo de ansiedad cerrando mi garganta. —No puedo verle, por lo que supongo que estará en la reserva — me contestó Alice. Suspiré un poco aliviada, dentro de lo malo, al menos mi padre estaría a salvo. O eso esperaba, Sam me había prometido que lo llevaría a casa de Billy y que algunos de los lobos más jóvenes estarían haciendo guardia en la reserva para proteger a todos los quileutes y dar la voz de alarma en caso de necesitarlo. —Empiezo a escuchar a los rumanos y su ejército, están como a unos ocho kilómetros de la zona de encuentro.
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Le había contado a Edward el lugar donde habíamos hecho nuestra reunión anterior con los Vulturis, aquel maldito lugar en el que estaba segura de que fue el germen de los terroríficos planes de Aro y, tras hablarlo con Carlisle, decidimos repetir la localización, para que al menos pudiésemos correr la misma suerte que entonces. —Son al menos mil vampiros —murmuró Edward con incredulidad después de un par de minutos. Sin que nadie hubiese dicho nada, todos nos dirigimos hacia la puerta de salida y comenzamos a caminar hacia aquel lugar. Yo caminaba detrás de todos, con Tonny en brazos ya que no había encontrado ningún lugar seguro donde dejarlo, ni siquiera le había hablado a Charlie de su existencia ya que el problema con los italianos ocupaba toda mi atención y la del resto de la familia. El silencio en el bosque era aterrador, casi como la vez en la que me encontré con Felix tan solo unas horas atrás, era como si todos los animales e insectos supiesen que algo gordo iba a suceder y se fuesen de allí para no verse afectados. En cuanto llegamos al claro todos tuvimos que ahogar una exclamación, ya que estaba repleto de un ejército de neófitos que se habían dispuesto en filas como si hubiesen recibido formación militar y estuviesen esperando una orden de un superior para ponerse en marcha. Era una marea de cuerpos colocados en diversas líneas de las que apenas se podía apreciar el final, pero lo verdaderamente escalofriante de la situación es que se trataba de vampiros, de seres inmortales a los que no les pasaría nada por quedarse inmóviles durante horas, por esperar bajo las inclemencias del tiempo o por pasar hambre durante varios días. Eso, en lugar de debilitarlos, los haría más fieros y efectivos en la batalla, con sed de sangre y muerte dejando una ola de destrucción a su paso. Frente a ellos estaban Vladimir y Stefan, que sonreían orgullosos ante lo que habían sido capaces de hacer, tenían un enorme ejército 4
en su haber, podrían derrotar a los Vulturis con los ojos cerrados tal y como deseaban desde hacía tanto tiempo, al menos todos esperábamos que fuese así por nuestro bien. —No podré cubrir a toda esta gente con mi escudo —murmuré bajo mi aliento. Edward me dedicó una mirada significativa y apreté a Tonny con fuerza contra mi pecho. —Lo sé —confirmó con pesar—, tan solo haz lo que puedas. —Alec y Jane acabarán con ellos en segundos, todo un ejército no será suficiente —susurré casi para mí misma. —Eso sin contar con que no hayan aumentado su guardia con algún que otro vampiro poderoso además de ese que controla el tiempo —añadió Emmett mirando hacia atrás un segundo. Un estremecimiento me recorrió la espalda y abracé de nuevo a mi pequeño, haciendo que gimiese bajito, ya que le había apretado un poco fuerte. A consecuencia de su quejido, fueron Rosalie y Esme las que miraron hacia atrás en esa ocasión y yo, después de mirar a mi pequeño que me observaba con verdadero pánico en sus preciosos ojos verdes, las miré a ellas esperando que comprendiesen lo que intentaba decirles, que pasase lo que pasase y sobreviviese quien sobreviviese, el bienestar de Tonny era primordial. Ambas tampoco necesitaron decirme nada en voz alta, estaba segura de que harían lo imposible por la seguridad de nuestro pequeño. —Todo irá bien, cariño —traté de consolar a mi hijo besando su frente y revolviendo su cabello castaño. Él se apretó con más fuerza contra mí y lo escuché gimotear, odiaba a Aro por mil motivos, pero ver llorar a mi hijo por su culpa era uno de los primeros.
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Carlisle comenzó a caminar hacia el frente, donde estaban los rumanos esperándolo con impaciencia y, de repente, todos fuimos conscientes de un pequeño batallón que había a un costado de donde estaban las largas filas de neófitos. Entre los componentes había algunas caras conocidas como Amún, Kebi, Benjamin, el clan de Denali con Irina entre ellos, Zafrina, Peter, Charlotte e incluso Garret. Casi todos los que recordaba que habían estado en la ocasión anterior, se encontraban presentes en ese lugar. No entendía muy bien cómo ni por qué, pero teniendo en cuenta que los rumanos recordaban lo que había sucedido, tal parecía que habían llamado a los amigos de Carlisle para llenar más sus filas o, poniéndonos un poco románticos, para que él se sintiese más arropado luchando con personas a las que apreciaba a su lado. —¿Qué hacen ellos aquí? —preguntó Carlisle a Vladimir y a Stefan en cuanto llegó a su posición. —Son tus amigos —dijo uno de ellos. —La otra vez acudieron en tu nombre —continuó el otro. Carlisle me dedicó una mirada, yo le había hablado de aquella no batalla en alguna ocasión y le había contado que habíamos reunido a un grupo de testigos entre sus amigos, pero nunca le había dado ningún nombre, no quise que hiciese una lista de las personas que serían capaces de dar su vida por él, esperando que nunca tuviese que utilizarla en esta realidad. Después de unos minutos, todos nos colocamos junto al pequeño batallón de amigos, meternos entre los neófitos era casi un suicidio, estaba segura de que en el momento en que comenzasen a atacar, no les iba a importar ni un poco de que bando fuese cada cual, iban a matar a cualquiera que se interpusiese en su camino. Algunos de los componentes del pequeño batallón sonrieron y saludaron, no a mí, ya que era una total desconocida para ellos, ni siquiera habíamos invitado a ninguno de ellos a nuestra boda, fue 6
tan rápido que no hubo tiempo de festejar nada en esta ocasión. Todos parecían felices de ver a Carlisle, Peter y Charlotte saludaron a Jasper con alegría y Alister nos miraba de reojo a Tonny y a mí, como si esperase que alguno de los dos fuésemos a hacer algo espectacular en cualquier momento. Los lobos se habían quedado a varios kilómetros de distancia, apenas podíamos escuchar el latido de sus corazones y oler su esencia en el aire. Ese era otro de nuestros ases en la manga, algo con lo que Aro quizá contaba, pero que lo sorprendería porque no entrarían en el campo de batalla hasta el momento indicado. —Bejamin y Zafrina deberían colocarse en las filas de atrás —le dije a Edward a en un susurro—, Aro irá a por ellos en cuanto los vea porque quiere llevárselos a Italia. Creía que solo Edward me había escuchado, pero varios pares de ojos rojos se clavaron en mí y me miraron asustados, sobre todo siendo conscientes de la presencia de Tonny, ya que parecía un niño inmortal si no te detenías a escuchar el latido de su corazón. —Soy Bella —quise añadir que la culpable de todo ese embrollo, pero Edward me interrumpió justo antes. —Es mi esposa —añadió con una medio sonrisa. Pero, por suerte, ambos me hicieron caso y se colocaron en la parte de atrás del grupo, ocultos entre unos arbustos lejos de cualquier mirada inquietante. —Tú colócate detrás también —comentó Edward después de unos segundos—, Aro también viene a por ti y no quiero que seas lo primero que vea. —Pero… —intenté protestar, pero una mirada de su parte me lo impidió. —Por favor —casi me suplicó. 7
Y no necesitó nada más para que yo accediese y me colocase al lado de Benjamin. Alice, que parecía más nerviosa que nunca al no poder ver nada de lo que sucedería, fue revoloteando de uno en uno dándonos abrazos a todos, como si se estuviese despidiendo por cualquier cosa que pudiese suceder. Eso me asustaba, pero también me parecía muy valiente de su parte, ser capaz de afrontar un futuro incierto y actuar en consecuencia era algo totalmente desconocido para ella. Cuando llegó mi turno estaba segura de que de haber sido humana estaría deshecha en llanto, las dos los estaríamos, pero por suerte no lo éramos, así que cuando se acercó y me abrazo con fuerza, besé su mejilla haciéndole entender que la adoraba y que pasase lo que pasase siempre sería mi hermana. —No es tu culpa —me susurró cara a cara—, es posible que pienses que todo esto ha sucedido porque has llegado a nuestras vidas y has arrasado con todo. Pero no es verdad, los Vulturis habrían utilizado cualquier excusa para atacarnos y llevarse lo que Aro más quiere. Ambas miramos de reojo a Edward, que había cuadrado los hombros y apretado la mandíbula al escucharnos, no era necesario leer mentes para saber lo que estaba pensando, que todo eso había sucedido porque él se enamoró de una humana y no por la humana en sí, que era propensa al peligro y a lo sobrenatural. Alice acarició el cabello de Tonny, acarició también sus mejillas con ambas manos y besó su cabeza, justo cuando sus labios tocaron su frente inspiró con fuerza manteniendo el aire en sus pulmones y puso los ojos en blanco, estaba teniendo una de sus visiones. En un parpadeo Jasper estaba a su lado, sujetándola por la cintura con fuerza, pero lo que nunca iba a olvidar fue el rostro de Edward, como se fue transformando de la alegría al miedo y de repente a la ira. Estaba tan enfadado como no lo había visto nunca, gruñía con los dientes apretados y sus ojos se habían puesto tan negros que 8
cualquiera que lo viese, vampiro o humano, se moriría de miedo. Eso solo podía ser porque lo que fuese que estaba viendo Alice era malo, muy, muy malo. —¿Qué sucede? —preguntó Jasper con impaciencia, yo había perdido mi voz al ver el estado en el que se encontraba Edward. Alice parpadeó y fijó su mirada en mí, después en Tonny y volvió a besar su frente poniendo los ojos en blanco otra vez durante unos segundos. —¡Puedo ver cuando lo toco! —chilló emocionada. —¿Qué va a suceder? —preguntó Emmett totalmente impaciente ante la batalla. El rostro de Alice perdió cualquier rastro de alegría en solo un segundo y me miró con prudencia. —Renesmme está aquí, la tiene Aro —dijo a media voz. En ese momento sucedieron varias cosas a la vez: el suelo pareció desaparecer bajo mis pies, al fin tenía la certeza de que mi hija estaba viva, Edward gruñó más fuerte si es que eso era posible y Tonny se aferró a mi cuerpo comenzando a temblar.
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