ESDC16

Page 1

1


Capítulo 16 — Entre sombras. Bella POV El día en el instituto sin Edward se me hizo eterno, no podía dejar de pensar en la conversación que Carlisle y Edward tendrían con Sam. Me ponía ansiosa pensar que las cosas podrían salírseles de las manos y atacarse como enemigos que eran, aunque confiaba plenamente en Carlisle y en su defensa por la paz. Aunque pensando bien, ambos bandos, los Cullen y la manada, lucharían por lo mismo, proteger a la vida humana, sería absurdo que no llegasen a un acuerdo. Emmett y Rosalie no me quitaban los ojos de encima, me sentía como si tuviese dos guardaespaldas. Me seguían a todas partes como si fuesen mi sombra y estoy segura que, de haber podido, me acompañarían a todas las clases, aun cuando ellos iban un curso por delante. Por fin las horas en el instituto llegaron a su fin, fui con Rose y Emmett a la mansión Cullen en el M3 de Rose. No recordaba haber ido nunca con ella en coche durante mi sueño y era casi tan aterrador como ir con Edward, si había algo que definía a los Cullen era su pasión por la velocidad. En cuanto llegamos nos dirigimos al interior y todos estaban allí sentados en el gran sofá blanco de sala. —Bella —los brazos de Edward me rodearon en cuanto puse un pie en la casa. —¿Cómo ha ido con la conversación con Sam? —pregunté. —Ha ido bien, tranquila —me dijo Carlisle con una sonrisa—. Hemos reajustado las fronteras del tratado. Esperamos que eso solucione un poco las cosas.

2


Suspiré aliviada, esperaba que al menos la pesadilla con el aquelarre de James acabase pronto y no tuviésemos que lamentar nada. Miré a Alice que me observaba con el ceño fruncido. Había evitado decidir nada sobre la conversación que quería mantener con todos los Cullen esperando que ella no viese nada y así todos se enterasen a la vez. Le sonreí pero ella entrecerró los ojos y me miró con resentimiento. —¿Qué le has hecho a Alice? —me preguntó Edward sonriendo. —¿Por qué? —Está planeando una tarde de compras "para acabar con Bella". Sinceramente... no sé si quiero saber porque está tan enfadada — dijo divertido. Lo miré con precaución y volví mi mirada a Alice que continuaba taladrándome con sus ojos. —Lo siento —gesticulé con mis labios solo para ella. Pero volvió la cabeza para evitar mirarme, estaba resentida. Me acerqué y me puse de rodillas frente a ella, tomándola de las manos. No las apartó paro tampoco me devolvió el agarré. —Alice… —la llamé sin respuesta. Jasper, sentado a su lado sonrió disimuladamente, lo que me confirmó que la pequeña diablillo solo estaba fingiendo para hacerme sentir mal. La miré con el ceño fruncido y suspiré con fuerza. —Alice… ahora lo sabrás. —Es que… ¿no se supone que eres mi mejor amiga? —preguntó clavando sus dorados ojos en mí. —Claro que sí, pero es algo que todos deben saber, no sólo tú — contesté. 3


—Sé que tiene que ver conmigo, por eso no entiendo porque no me lo has dicho antes —dijo poniendo un puchero. Suspiré resignada y me puse en pie. —Temo tu reacción, por eso quería que estuvieses acompañada cuando supieses esto —dije en un susurro. Noté los ojos de Edward fijos en mí, los ignoré y carraspeé con fuerza para llamar la atención de todos y, finalmente, los ojos de siete vampiros se fijaron en mí. —Me gustaría hablar con todos, es algo importante —dije en un susurro. Edward me miró con precaución, estaba algo nerviosa y eso era evidente. Apretó mi mano con ternura y tiró ligeramente de mí para que lo siguiese al comedor. —No sabes lo que me frustra que hagas eso —susurró en mi oído. Lo miré sin entender—. Me estás bloqueando, me gustaría saber lo que estás pensando. Sonreí y negué con mi cabeza. Lo hacía sin querer, pero tendría que empezar a intentar dominarlo, bloquearlo de vez en cuando estaba bien. Cuando ya todos nos habíamos sentado, Edward tomó mi mano para infundirme ánimos. —Tú dirás —dijo Carlisle amablemente. Respiré hondo y me puse en pie. Miré a los ojos a cada uno de ellos y todos me devolvían la mirada intrigados por lo que tenía que contarles. Volví a respirar hondo e intenté controlar sin resultados el temblor de mis piernas, ahora tenía miedo a la reacción de todos, sobre todo a la Jasper.

4


—Lo que tengo que deciros es sobre Alice —dije en un susurro, mi voz apenas tenía fuerza, pero sabía que todos podían escucharme. La cara de todos reflejaba la incertidumbre y la sorpresa, nadie entendía lo que tenía que decir. Volví a aclararme la garganta y mi voz salió con un poco más de fuerza, pero sólo un poco. Fijé mis ojos en ella, Alice, que ahora me miraba con curiosidad. —Te llamas Mari Alice Brandon, vivías en Biloxi y tenías una hermana. Una de tus sobrinas todavía vive allí, se llama Cyntia. Todos me miraban asombrados, Alice tenía la boca entreabierta y los ojos extremadamente abiertos, Jasper había pasado una mano por sus hombros, supongo que notando su nerviosismo e intentando tranquilizarla. Edward apretó mi mano con un poco más de intensidad, no sabía si era para darme ánimos o porque mis palabras le habían sorprendido. —Tus padres te ingresaron en una institución psiquiátrica porque tenías visiones sobre el futuro y creían que estabas loca— continué —. La fecha de ingreso y la de tu muerte son la misma. Allí te daban sesiones de electrochoque y estabas siempre encerrada, por eso no recuerdas nada. Carlisle se encogió en su silla y Esme se llevó las manos a la boca, supongo que para evitar sollozar. Alice continuaba con sus ojos clavados en mí, sin mover un musculo ni decir ni una sola palabra. —¿Por qué y quién la convirtió? —preguntó Rosalie en un murmullo. Tragué en seco… ahora empezaba lo difícil. Edward llamó mi atención y al mirarlo a los ojos me infundió un poco de valor. —Un vampiro, no sé si trabajaba en la esa institución o solo iba de visita, te había cogido cariño y cuidaba de ti —mi voz se rompió y no tardé en sentir las manos de Edward deslizándose por mi espalda para tranquilizarme—. Pasado un tiempo un rastreador olió tu 5


aroma, no sé si eras su cantante o solo se encaprichó contigo, pero se empeñó en darte caza. El hombre que te cuidaba lo único que pudo hacer para salvarte fue secuestrarte y convertirte. Jasper se tensó en ese mismo instante, y podría jurar que de haber podido, Alice estaría llorando. Esme estaba entre los brazos de Carlisle y Emmett y Rosalie estaban tomados de la mano. —El rastreador os encontró, tú ya no podías ser su alimento así que como venganza mató al vampiro que te cuidaba y te dejó allí sola en plena conversión. Todos continuaron en silencio un par de minutos, totalmente inmóviles como estatuas de mármol. Comenzaba a inquietarme la falta de reacción de toda la familia, ni si quiera Edward era capaz de reaccionar. De repente sentí que tenía una mirada clavada en mí, la busqué y los ojos de Jasper me taladraban con furia, sabía que no era contra mí pero aun así me estremecí de miedo. —¿Por qué nos cuentas esto ahora, Bella? —preguntó Jasper intentando controlar su tono de voz. Casi a la velocidad de la luz, Edward se puso en pie y rodeo mi cuerpo con uno de sus brazos, no sé lo que podría estar pensando Jasper para que reaccionase de eso modo. —El rastreador… —musité— era James, uno de los nómadas que están ahora en el bosque. Después todo pasó muy rápido. Sentí que mi espalda chocaba contra una de las paredes y vi a Edward protegiéndome con su cuerpo. No podía ver lo que pasaba, pero rugidos y un fuerte estruendo inundaron la habitación. Segundos después Edward se apartó ligeramente y Rosalie ocupó su lugar. El menor tamaño de esta me permitió ver lo que sucedía. Emmett y Carlisle sujetaban a Jasper cada uno por un brazo, Alice estaba agazapada temblando en una de las esquinas del comedor 6


mientras Esme acariciaba su cabello con ternura, y la gran mesa estaba partida en dos en mitad de todo ese caos. Edward se acercó sigiloso hasta dónde se encontraba Jasper, se podía notar que estaba enviando oleadas de furia por toda la habitación y hasta yo misma tenía ganas de atrapar a James y matarlo con mis propias manos, aun cuando eso era totalmente imposible. Edward hablaba con Jasper en susurros demasiados bajos para yo pudiese escuchar algo. Sin más Alice se puso en pie y caminó hasta quedar frente a Jasper. Se miraron a los ojos durante unos segundos, sin decir nada. Él dejó de forcejear y tanto Emmett como Carlisle lo soltaron. La habitación se quedó en un profundo silencio, solo era cortado por los quejidos casi inaudibles de Esme que continuaba sentada en el suelo donde estaba Alice minutos antes. Edward volvió a mi lado y me subió a su espalda. Le susurró algo a Rose demasiado rápido para que yo lo entendiese y sin decir ni una sola palabra más ambos echaron a correr hacia mi casa. Llegamos a mi habitación y Edward me sentó con cuidado en la cama. Se puso en cuclillas frente a mí y tomó mis manos con ternura. —Tenemos que volver a hablar con Sam, han cambiado las cosas — dijo mirándome a los ojos—. Iré con Carlisle hasta La Push, tú te quedas aquí con Rose. Se acercó y posó sus labios sobre los míos. Una sensación extraña en mi pecho me dio miedo y me estremecí. —Vendré esta noche a pasar la noche contigo y hablaremos —dijo antes de volver a besarme. —Edward… —susurré— no me dejes. —Te prometo que volveré esta noche —dijo sonriendo.

7


Negué con la cabeza y un par de lágrimas descendieron por mis mejillas. Esa sensación en mi pecho no había desaparecido y no presagiaba nada bueno, tenía miedo. —No solo hablo de esta noche —volví a susurrar—. no me dejes. Tomó mi rostro entre sus manos y me besó con furia. —Antes muerto, que alejarme de ti —dijo marcando cada palabra —. Óyeme y métetelo muy bien la cabeza. Eres lo más importante que tengo ahora mismo y nunca te alejaría de mí. Lo abracé con fuerza, dejando que su frío y duro cuerpo se pegase al mío. Hundí mi cabeza en su cuello y respiré todo lo que pude su aroma hasta sentirme casi mareada. Se apartó despacio y volvió a besarme. —Te amo —susurró contra mis labios. Se perdió por la ventana y por primera vez desde que estábamos juntos sentí un vacío terrible en mis brazos. Me quedé inmóvil durante varios minutos, con la mirada en la ventana esperando que Edward volviese. Sabía que era inútil, tardaría horas en volver, pero no podía evitar que mi corazón latiese más fuerte en cuanto pensaba en cómo sería separarme de él en ese momento. No podría soportarlo, si durante mi sueño lo pasé mal, ahora sería muchísimo peor. Podría centrar mi atención en que tendríamos un final feliz, aunque eso tampoco me lo garantizaba nadie. ¿Quién podría asegurarme que no había entrado en una especie de ciclo espacio tiempo que se repitiese constantemente? Fantasioso lo sé, pero si ya era la segunda vez que estaba viviendo esa serie de acontecimientos, nadie podía asegurarme que llegados al mismo punto, la historia comenzase de nuevo. Otra vez las misma situaciones, otra vez luchar por estar con Edward, otra vez luchar por sobrevivir… ¿no se suponía que lo vampiros eran inmortales y

8


vivían toda una eternidad? Yo quería mi felices para siempre con Edward, con Nessie, incluso con Jake. Rose acarició mi pelo y volví mi cabeza hacia ella para mirarla. —No sé lo que estás pensando, pero si de algo estoy segura es de que Edward te ama y nunca te dejará —dijo con dulzura. La miré y mis labios dibujaron una mueca extraña que pretendía ser una sonrisa. —Ya lo hizo una vez —susurré—, nada me asegura que no vuelva a pasar. Me miró con el ceño fruncido. —Pudo superar que James casi me matara, pero no fue capaz de soportar que hasta Jasper lo intentase —dije. Abrió la boca sorprendida y sus ojos me decían lo que sus labios no podían, se había quedado muda de la sorpresa. Supongo que reaccionaria exactamente igual si me dan la misma notica del modo en que yo lo hice. —¿Cómo…? —la pregunta se quedó en el aire… pero yo la entendí de todos modos. —Fue en mi cumpleaños, Alice me hizo una fiesta enorme, ya la conoces, me corté un dedo al abrir uno de los regalos y el resto te lo puedes imaginar. No llegó a mayores porque Edward estaba allí, pero no le sentó nada bien. Clavó su vista en el suelo y negó con la cabeza. —Entiendo que tengas miedo, pero Jasper no te iba a atacar hace un rato —dijo volviendo a mirarme. —¿No? —pregunté sorprendida.

9


—No —sonrió—. Se enfadó muchísimo, no sé lo que pasaba por su cabeza exactamente pero lo que nos has contado de Alice… a todos nos ha afectado, pero ya sabes que Jazz es más sensible ante los estados de ánimo, sentía su furia y la de seis vampiros más... creo que su reacción es más que justificada. Asentí y sonreí con tristeza. —Edward te protegía por si se iba fuera de control —continuó—, Jasper se estaba abandonando a sus instintos y ya sabes cómo reaccionamos ante la sangre humana… especialmente tu sangre. Aunque no nos afecte tanto como Edward tu olor es muy característico, y un vampiro enfurecido no atiende a razones, mucho menos a sentimientos. La miré entendiendo todo por fin, mi miedo había cesado un poco. Pero la sensación de vacío en mis brazos era permanente. —Gracias Rose —le dije sinceramente. Ella me sonrió y me acarició el rostro con ternura. —Edward estará aquí en unas horas… descansa —susurró. Me eché en sobre la cama, sin detenerme a separar las mantas siquiera. Me acomodé en posición fetal abrazando mis rodillas y cerré los ojos intentado dormir. Pero no podía, las imágenes de lo sucedido en el comedor de la mansión Cullen no dejaban de repetirse una y otra vez en mi mente. Bufé, me senté, envolví mi cuerpo en un manta porque ya comenzaba a sentir algo de frío y encendí una luz porque ya comenzaba a anochecer. Rose estaba sentada en el suelo, junto a la ventana y en sus manos tenía el dibujo que Edward había hecho de Nessie. La miré durante unos segundos, ella no movió ni un musculo, parecía una estatua de mármol, la mismísima diosa Venus en mitad de mi habitación. 10


—Es hermosa —susurró de repente. Me asusté porque no esperaba que hablase y me estremecí. Se sentó a mi lado en un parpadeo y me envolvió en sus brazos. —¿Cómo era? —preguntó. La miré sin entender. —¿Cómo era yo en tu sueño? Tengo curiosidad— me explicó después. Desvié la mirada y sonreí. —Diferente —contesté simplemente. —¿Diferente físicamente? —No, físicamente eras igual. Y quizás tu personalidad fuese la misma, pero tu relación conmigo para nada era como es ahora— confesé. Me miraba extraño. —¿Cómo era? —preguntó otra vez. —Nunca me aceptaste —suspiré—, al principio llegué a creer que me odiabas —me miró sorprendida y yo sonreí—. Un día me contaste tu historia y me explicaste los motivos. No era algo personal, sólo no entendías porque yo había escogido esta vida cuando tenía mi perfecta humanidad para cumplir todos tus sueños. Me miró a los ojos y supe que quizá ahora también sintiese lo mismo. —¿Qué fue lo que cambió? Porque cambió algo… ¿verdad? Sonreí y asentí de nuevo. —Cuando… —dudé durante unos segundos— cuando me quedé embarazada, tanto Carlisle como Edward se asustaron mucho, 11


sabían por algunas leyendas que en partos de ese tipo la madre siempre fallecía y no estaban dispuestos a correr ese riesgo —me miró con terror—. Querían deshacerse de mi bebé, pero yo lo amaba, era un pedazo de Edward que estaba creciendo dentro de mí y eso era muchísimo más de lo que podría haber soñado nunca. Fuiste la única persona que creí que me entendería y gracias a ti y a Esme fue que Nessie nació, fuiste casi como su segunda madre, ya que cuidaste de mi durante el mes de embarazo y también la cuidaste a ella los tres días siguientes que duró mi conversión. —¿De verdad yo hice eso? —preguntó con un hilo de voz. Sonreí y por primera vez acaricié su rostro, su fría piel de porcelana era incluso más suave de lo que había imaginado. —Rose, Nessie te amará —susurré—. Serás su tía favorita. Los ojos de Rosalie brillaban de una forma extraña, quizá estaba llorando con lágrimas invisibles… y sin decir nada nos abrazamos. —Vaya… —dijo una voz aterciopelada rompiendo nuestra burbuja —. ¿Tengo que preocuparme porque abraces a mi novia de ese modo? Nos separamos y vi a Edward totalmente despreocupado y sonriendo apoyado en la ventana ahora cerrada. Nos miraba con dulzura pero sin borrar esa sonrisa torcida que me quitaba el aliento. —Bueno tortolitos…. Yo me voy y os dejo solos —dijo Rose poniéndose en pie. —Emmett te está esperando en casa… esta algo… digamos frustrado —dijo Edward con burla—. Tendrás que desestresarlo esta noche. Rose sonrió con picardía, me dio una mirada tierna antes de clavar sus ojos en Edward con una clara advertencia. No lo entendí, pero

12


el semblante del vampiro se tensó de repente y su sonrisa desapareció. No creo que a Rose le diese tiempo si quiera de llegar al suelo cuando Edward me envolvió en sus brazos y comenzó a besarme. Sus besos eran suaves y pausados, deteniéndose en cada una de las sensaciones haciendo que estas se multiplicasen por mil. Mi cabeza comenzaba a dar vueltas por la falta de aire cuando se separó de mis labios, esperaba que su cuerpo también se alejase del mío, pero no fue así. Sus labios descendieron por mi mandíbula y recorrieron mi cuello, deteniéndose en el hueco detrás de mi oreja donde Edward sabía que me volvía loca con cada caricia. Una de sus manos se aferraba a mi cintura atrayéndome hacia su cuerpo y la otra repartía caricias a partes iguales entre mi rostro, mi cuello y mis brazos. No recordaba a un Edward tan liberal en mi sueño y lo que estaba haciendo en ese momento no solo me sabía a gloria, me estaba llevando mismo cielo. Me sentía volar debajo de sus manos, sus caricias estaban despertando en mí sensaciones completamente desconocidas, sentía el fuego recorrer mis venas, sentía una intensa llamarada en el centro mismo de mi vientre y el cuerpo frío de Edward en lugar de refrescarme me quemaba más con cada toque, con cada roce de su mano sobre mi piel. Y sin más desapareció de entre mis brazos. El vacío que sentía minutos antes de su llegada se hizo presente abriendo un hueco en mi pecho ¿cómo era capaz de desaparecer dejándome en ese estado? Me senté en la cama y bufé frustrada… ahora entendía a Emmett y su "estrés" al estar lejos de Rosalie. Si ya es malo quedarte con ganas de más, es todavía peor cuando están a punto de darte todo y de repente te quedas sin nada. La puerta de mi habitación se abrió y di un respingo del susto. 13


—Siento haberte asustado —dijo Charlie. —¡Papá! Lo siento, me he olvidado de la cena, ahora mismo bajo y te preparo algo rápido —dije mientras me ponía en pie. —No te preocupes, he cenado con Billy —dijo con una enorme sonrisa. —¿A qué viene esa felicidad? —pregunté intrigada. Charlie dio unos pasos dentro de mi habitación y se sentó a mi lado en la cama. —Esta noche los Cullen han cenado en casa de Billy, Carlisle y uno de sus hijos, Edwin creo. Yo lo miré como si tuviese tres cabezas y él sonrió sin importancia. —¿Los Cullen han cenado? —pregunté alzando ambas cejas. —Sí, el chico este, Edwin, me dijo que te conocía —dijo sin dejar de sonreír. Enrojecí y por primera vez en años, eso no pasó desapercibido para Charlie. —¿Te gusta? —preguntó dándome un ligero codazo en las costillas. —¡Papá! —protesté— Se llama Edward, no Edwin. —¿Eso es un sí? —volvió a preguntar divertido por mi sonrojo. —Sí… digamos que… hace unos días que nos estamos viendo. El semblante de Charlie cambió de repente y se puso muy serio. —¿Qué? —preguntó alzando un poco la voz. —Papá no te alteres… no es nada del otro mundo, sabías que eso pasaría tarde o temprano —dije sin apartar la mirada de sus ojos temiendo su reacción. 14


Lo mejor era ser franca y no andar con paños calientes. No pensaba renunciar a Edward, por nada ni nadie, así que mejor tener a Charlie sobre aviso de que lo mío con él no era solo algo pasajero, era por y para la eternidad, aun cuando mi padre no supiese toda la extensión que esa palabra tenía para nosotros. —Tienes razón —respondió tranquilamente volviendo a sonreír. —Papá… —Él habló conmigo en casa de Billy, me contó… y es un gran chico. Edwin es muy… —Edward —le corté. —Bueno, "Edward" —enfatizó su nombre— parece responsable. Ya le advertí que tratara bien o lo pagaría. —Papá… —protesté. —Es que te dejo sola mucho tiempo, pequeña —suspiró—. Me alegro de que hayas encontrado a alguien como él. Pero sed responsables, no quiero ningún tipo de sorpresas. Me ruboricé, creo que nunca en mi vida había alcanzado un tono de rojo tan fuerte. —Papá... —volví a protestar en un susurro. —Lo sé, lo sé —rió—. Los jóvenes de hoy en día tenéis valor para muchas cosas, pero para una conversación sobre sexo… —¡Papá! —grité. Escuché una risa desde el armario y tiré un zapato con fuerza a una de las puertas. Charlie me miró sin entender porque lo hacía. —¿Qué… por qué has hecho eso? —preguntó. —Creo que hay un ratón, hace unas noches que lo oigo merodear… pero no puedo atraparlo, es muy escurridizo. 15


—¿Quieres que llame al servicio de exterminación? —preguntó preocupado. —No te preocupes —contesté—. Ya he puesto un par de trampas… además, seguro que no es peligroso, creo que es vegetariano. Me miró como si me estuviese volviendo loca, pero dejó pasar el tema. —Buenas noches, que descanses pequeña —dijo dándome un beso en la coronilla. Salió de la habitación y yo me tapé la cabeza con las mantas ocultando mi sonrojo. No tardé en sentir las manos de Edward intentando destaparme y su risa musical demasiado cerca de mi oído. —Déjame Cullen, vete a cenar con los Black —espeté. Volvió a reírse y consiguió destapar mi cabeza para mirar mi rostro. —No te ocultes Bella… he estado sin mirarte casi todo el día y echo de menos ver tus ojos —susurró. Me derretí ante sus palabras, pero eso no disminuyó mi molestia. Bufé. —¿Qué pasa? —preguntó. —¿Cuándo pensabas decirme que habías hablado con Charlie? — pregunté. —No me has dado tiempo… antes de que llegase estaba demasiado ocupado en otros menesteres. De los que parecía que no te quejabas, por cierto —dijo sonriendo divertido. Volví a bufar. —¿Cómo te ha ido con la manada? Ya veo que con los Black habéis limado asperezas —pregunté. 16


—No creas… nos han invitado a cenar porque estábamos hablando con Billy cuando Charlie llegó. Y para no montar una escena delante de él nos invitó por ser cortés, pero dejándonos claro que no éramos muy bien bienvenidos en su casa. —¿Y qué tal la conversación con Sam? —Todo lo bien que podría esperarse de unos chuchos... hemos llegado a un acuerdo, pero uno de ellos, Paul creo que se llama, no está de acuerdo en dejarnos a James a nosotros, dice que podrían más que con Laurent. Sonreí al recordar a Paul y la vez que lo vi transformarse cuando Jake me llevó a hablar con ellos. Edward se tensó a mi lado y alzó mi cabeza con una mano para mirarme a los ojos. —¿Cuándo ha pasado eso? —preguntó con voz dura. Lo miré sin entender… y luego comprendí. Todavía me costaba recordar en algunos momentos que ahora podía leer mi mente y que debía controlar mis pensamientos. —Fue en el sueño y no pasó nada más de lo que has visto en mi mente, así que no te alteres —le pedí. —Mi Bella… ¿Qué voy a hacer contigo? —preguntó alzando los ojos al cielo. —Amarme… —susurré. —Eso ya lo hago, con todo mi ser —sus ojos me miraron fijamente y me quedé colgada de ellos. Me abrazó con efusividad, pero manteniendo de nuevo aquellos límites autoimpuestos que se había saltado minutos antes. Me acurruqué sobre su pecho para dormir. Evitando pensar en un posible abandono, dejando atrás mi miedo por James y Victoria, sólo centrándome en la sensación de Edward a mi lado, abrazándome y tarareando mi nana para mí una vez más. 17


18


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.