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Capítulo 17 — Visitas inesperadas Edward POV El tiempo al lado de Bella era único, sólo ansiaba el momento de estrecharla entre mis brazos y besarla hasta que se quedase sin aire, no es que quisiese hacerle daño, pero adoraba esa expresión que se le quedaba cuando estaba jadeando y buscando el oxígeno que tanto necesitaba… también ansiaba el día en el que ese oxígeno no fuese tan necesario. Quería convertirla para no tener que tener tan extremo cuidado con ella. Tenía que calcular hasta el más mínimo de mis movimientos, era tan frustrante el no poder abandonarme a mis instintos como de verdad me apetecía… pero lo hacía por ella. Y me parecía un precio muy pequeño a pagar a cambio del que ella daría por mí: su humanidad. También me aterraba el embarazo que nos traería a Nessie. Había visto a nuestra hija en sus recuerdos cientos de veces y cada vez que la veía me sorprendía igual que la primera vez, era totalmente impensable que esa pequeña personita llena de vida fuese una parte de algo tan muerto como yo. No quería que Bella pasase por el trago del embarazo, por el riesgo que sería para ella someterse a esa situación. Toda la información que Carlisle había recabado tenía el mismo final y mi mundo se derrumbaba ante la idea de vivir sin ella, podría soportar vivir sin Nessie, me dolería, pero no sería lo mismo que vivir sin mi Bella. Intentaba aprovechar cada momento que ambos podíamos para estar juntos, compartir tiempo con ella era la mejor parte del día. A veces me preguntaba qué era lo que hacía yo antes de conocerla, era tan asombroso como el eje de mi mundo había cambiado en tan poco tiempo. Por eso limitaba al máximo mis salidas de caza, siempre rebuscaba cualquier herbívoro que me sostuviese un par de días, en lugar de salir de acampada con mis hermanos. Pero había ocasiones en las que era imposible de evitar y esta era una de ellas. 2
Me ponía ansioso dejar a Bella sola para salir a cazar, no era capaz de sacar su imagen de mi cabeza durante todo el tiempo que pasaba fuera. La veía allí donde miraba y cada cosa que encontrase en mi camino me la recordaba a ella. Sí, como diría Emmett: el amor me había vuelto débil, flojo, insustancial y quizás hasta aburrido. Todo lo que hacía solo tenía un único fin: Isabella. Pero en esta última salida algo no andaba bien. Me sentía especialmente ansioso por volver con ella, por abrazarla y verla dormir acurrucada en mi pecho. Y que Alice llevase un par de horas dando vueltas sin cesar, no ayudaba a mis nervios se templasen y pudiese pensar con claridad. —Edward no veo a Bella —me dijo pasados unos minutos. —No te preocupes Alice, todo estará bien —le decía para tranquilizarla, aunque en el fondo no sabía si era para tranquilizar a Alice o mí mismo. La respiración se me congeló cuando mi teléfono comenzó a sonar y el nombre de Bella apareció en la pantalla de identificación. En el segundo que tardé en llevarme el auricular al oído cien situaciones diferentes pasaron ante mis ojos, en todas ellas pasaba algo grave que tenía que ver con Bella, pero me negué a aceptar ninguna hasta que ella me confirmase lo contrario. —¿Bella? —pregunté con cautela temiéndome lo peor. —Edward… tienes que… tienes que volver. En cuanto oí su voz rota por el llanto, temblorosa, asustada… aquellas cien posibilidades se multiplicaron por mil y mi ansiedad fue captada por Jasper, al segundo estaba a mi lado sosteniendo mi hombro con firmeza. —¿Ha pasado algo? —pregunté aterrado. —Sí. 3
Su respuesta tan concisa, escueta, y a la vez tan contundente me paralizó, si tuviese sangre en las venas estaría helada. —Enseguida estoy ahí —contesté mecánicamente. Colgué el teléfono y miré a mi alrededor para saber donde me encontraba exactamente. Estábamos cerca del límite del estado, tardaría lo máximo una hora en llegar a Forks. Me preparé para salir corriendo cuando una mano se posicionó en mi hombro. Me giré con una mueca de rabia y rugí sin importarme a quién. —¿Qué pasa Edward? —preguntó Carlisle tranquilamente. —Bella —fue la única palabra que pudieron pronunciar mis labios. —¡Edward corre! —gritó Alice. "Está muy nerviosa, tiene miedo y no deja de llorar" No me hizo falta más, mis pies parecieron cobrar vida propia y corrían casi a la velocidad de la luz, los arboles parecían borrones verdes a mi paso, lo único que tenía claro era que tenía que llegar a su lado cuanto antes. En cuanto divisé su casa a lo lejos, apreté más el paso si eso era posible. Y de un salto me encaramé a su ventana. La busqué por su habitación y la encontré llorando acurrucada en una esquina. La vi tan frágil y vulnerable que temblé de miedo al pensar que podría pasarle algo. La estreché entre mis brazos, dejando que calmase su llanto, consolándola en todo lo que podía. Físicamente parecía estar bien, pero no sabía lo que le pasaba, y en su mente no dejaba de repetir el nombre de Alice. No lo entendía, yo había dejado a Alice perfectamente antes de encontrarme con ella. —Amor… ¿vas a contarme lo que pasa? Me estoy volviendo loco —le pregunté después de unos minutos.
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Me miró a los ojos, pude ver miedo en ellos, no sabía a qué pero me estaba costando contener las ansias de acabar con cualquier cosa que la tuviese en ese estado. —James, Victoria y Laurent —la miré esperando que siguiese explicando, no entendía nada—. Son nómadas, están en el bosque de caza, ya han matado a unos cuantos excursionistas, la manada no puede con ellos. Vampiros… le temía a unos vampiros. Totalmente lógico, de hecho era lo más normal que había sentido Bella desde que la conozco. Me molestaba que la asustaran, pero yo estaba con ella y mi familia también, no le pasaría nada si estaba con nosotros. —Cariño, no dejaré que te hagan nada si eso es lo que te asusta — intenté tranquilizarla. —Hay más… —susurró. ¿Más? ¿Qué más? —Me llevasteis a un partido de baseball, ellos aparecieron y yo estaba allí — ¡No! ¿Pero cómo…?—. James es un rastreador y yo pasé a ser su trofeo. Nos dividimos, yo me fui con Alice y Jasper a Phoenix, Rosalie y Esme protegieron a Charlie mientras Carlisle, Emmett y tú intentasteis darle caza. —¿Intentamos? —me costaba contener la ira… ¿cómo había sido tan estúpido para exponer a Bella a un peligro así? —Se os escapó, me engañó para que nos encontrásemos en Phoenix, me atacó pero tú llegaste a tiempo y entre todos lo matasteis. La atacó… pero ella me dijo que se convirtió cuando nació Nessie… —¿Pero cómo…? No lo entiendo. Bella ¿de qué modo te atacó? 5
—Me rompió unas cuantas costillas, una pierna y… me mordió en el brazo —explicó en un murmullo—. No pasó nada, succionaste la ponzoña y continué siendo yo un tiempo más. Mi Bella… no entendía como las cosas se habían torcido tanto en su sueño. Parecía que iba mal todo lo que podía ir mal… y yo me sentía el peor monstruo del mundo por someter a mi ángel a una situación semejante. —No dejaré que te toque, te prometo que no te pondrá ni un solo dedo encima —no pude controlar mi voz, pero sabía que ella comprendería el motivo. —Llama a Carlisle, Sam quiere hablar con él. Tienen problemas para detenerlos… ¿Sam Uley? ¿Licántropos? ¡Ni hablar! Yo mismo acabaría con James, no necesitábamos a ningún chucho para que nos ayudase con algo que me afectaba tan directamente. —Ahora es nuestra guerra. —Edward, la manada lleva tras ellos un par de semanas, es justo que también quieran participar, quieren su parte de diversión. ¿Los chuchos se divertían matando vampiros? Absurdo… estaba decidido, se quedaban fuero de esto. —¿Les parece divertido matar vampiros? —le pregunté. —Para vosotros es divertido salir a cazar, ellos sólo se divierten haciendo su trabajo. Bufé y algo tomó forma en mi mente. Con la mención del nombre de Sam se ataron un par de cabos, ¿de dónde había sacado Bella esa información? Como fuese lo que estaba imaginando esos chuchos lo pagarían —¿Cómo lo has sabido? —pregunté. 6
—Jake vino a decírmelo. —¿Cuántos son? —me miró dubitativa— La manada, ¿Cuántos son ahora? —No lo sé con seguridad —contestó—, pero creo que cinco. Sam, Paul, Jared, Embry y… Jake. Lo que sospechaba… —¿Black ya se ha transformado, y ha estado contigo? —pregunté furioso. Se puso en pie y se alejó de mi unos pasos. —No ha pasado nada ¿de acuerdo? Te dije que Jake podría controlarse —espetó visiblemente molesta. —Bella… yo… sólo quiero protegerte. Es muy joven y podría perder los papeles y… —sabía que quizás no era escusa, pero no soportaría que le pasase nada. —Sé que esta realidad algunas cosas son diferentes. Pero siento la misma conexión con Jake, sigue siendo mi amigo y sé que moriría antes de hacerme daño. —Bella yo… —lo sentía, quería disculparme por ser tan rudo con ella, pero no por mi comportamiento, lo más importante para mí siempre sería su seguridad. —Sé que sólo quieres protegerme —no me dejó hablar—. Pero todo está bien. Llama a Carlisle y que se ponga en contacto con Sam, James es duro de roer y Victoria… ella se escapa fácilmente — me miró mientras dos lágrimas salían de sus ojos—. Ante todo, que Victoria no se escape, por favor, acabad con ella. ¿Por qué lloraba ahora? Eso era mala señal… —Bella, ¿Qué…? ¿Hay más? —pregunté asustado. 7
Asintió, yo la cogí en brazos y nos senté de nuevo en la cama, abrazándola. —Quiso vengarse de ti por haber matado a James — ¿Ahora se preocupaba por mí? ¡Absurdo! —. Como directamente nunca pudo acceder a mí, creó un ejército de neófitos para acabar con todos los Cullen y llegar hasta mí sin problemas. Eso era una locura…no podía estar pasando esto, no ahora que había encontrado a Bella y todo mi mundo era perfecto. —¿Qué? —pregunté todavía sin poder creer lo que acababa de escuchar. —Ahí fue cuando os aliasteis con la manada, entre todos acabasteis con los neófitos, Victoria incluida. Tener que pedir ayuda a unos chuchos apestosos para proteger a Bella… sé que haría lo posible para protegerla, pero llegar a esos extremos… en esta ocasión no sería necesario llegar tan lejos, yo me encargaría de ello. —¿Quién la mató a ella? —pregunté en tono frío. —Tú —susurró Sonreí, esta vez no sería diferente, esa vampira lamentaría el día en el que decidió si quiera en ponerle un solo dedo encima a mi Bella. Tomé su rostro con ambas manos e hice que me mirara a los ojos. —Te prometo que en esta ocasión será igual, no llegará a tocarte — le prometí. Escuché un ruido en la ventana y me puse alerta. Protegí Bella con mi propio cuerpo, ella se abrazó a mi espalda y comenzó a temblar. —Soy Alice —dijo una voz en un susurro. Me reprendí a mí mismo, lo que me había contado Bella me había dejado tan nervioso que ya casi no sabía ni lo que hacía. 8
"Edward, no sé qué pasa, no veo nuestro futuro, el de nadie, por más que busco no veo nada" pensó Alice. —¿Qué? —pregunté. —No veo nada… no sé lo que pasa —"lo siento…" Jasper entró tras ella y la abrazó por la espalda para tranquilizarla. —La manada estará allí. Por eso no ve nada —susurró Bella. Ambos, Jasper y Alice la miraron sin entender nada. Y yo abracé a mi Bella, se notaba que estaba nerviosa, temía que la situación la sobrepasara. —Iré a hablar con Carlisle —le dije al oído—. Te prometo que no te pasará nada. Jasper, Alice… ¿podéis quedaron con ella? —les pregunté, ambos sintieron— Os explicará lo que pasa. La volví a abrazar, necesitaba llevarme un poco de su calor para ir más tranquilo, para serenarme y pensar con claridad. La metí en la cama. —Descansa… ya es muy tarde —besé sus labios una vez más. —Jazz, intenta mantenerla tranquila, tiene que dormir, por favor — le susurré sólo para que él lo oyese. Asintió, y después de echar un último vistazo, salté por su ventana y me dirigí hacia la mansión. Cuando llegué Carlisle estaba en su despacho, fui directamente hacia allí sin detenerme a saludar a Rosalie, Emmett y Esme que estaban en el salón. Abrí la puerta sin si quiera llamar y Carlisle me miró sorprendido. —Tenemos que hablar con Black, hay problemas en el bosque. —¿Qué pasa? —preguntó algo angustiado, le gustaba menos que a mí tener tratos con los licántropos.
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—Hay tres nómadas —expliqué—. Bella está asustada, en su sueño provocaron más de un problema y tiene miedo que todo vuelva a repetirse de nuevo. En un segundo ya todos estaban en la puerta. "No necesitamos ningún chucho para acabar con ellos" —gritaba Emmett en su mente. Les expliqué a grandes rasgos lo que Bella me había contado. Rosalie y Esme estaban serias y mirando al suelo, querían mucho a Bella y no soportaban que nada le hiciese daño. Emmett estaba realmente molesto. Sobre todo por saber que los chuchos tuvieron que ayudarnos, aunque le gustaba la idea de tener una batalla contra un grupo de neófitos. Carlisle habló con Billy Black por teléfono y decimos vernos en la frontera del tratado. Los cinco nos dirigimos allí corriendo y para cuando llegamos cinco enormes lobos nos esperaban ansiosos. Uno de ellos se perdió entre unos arbustos y segundos después apareció en forma humana. Los otros le recriminaban pero él parecía tranquilo y confiado. Era Black… la boca se me llenó de ponzoña al imaginar a semejante chucho cerca de mi Bella, pero tuve que tragar todo lo que sentía y estar aparentemente tranquilo para acabar con eso cuanto antes. —Tenemos problemas con las fronteras —dijo sin más. —¿Qué problema hay? —preguntó Carlisle con precaución. —Parece como si esas sanguijuelas supiesen exactamente donde está la línea divisoria y siempre que estamos a punto de cazarlos desaparecen en vuestras tierras —dijo Black. Un segundo lobo desapareció para aparecer en forma humana también.
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—Pedimos permiso para poder adentrarnos para darles caza, no queremos nada más, después las fronteras volverán a su estado normal —dijo este último, al que pude reconocer como Sam Uley. Carlisle me miró sorprendido, no esperábamos que los que nos dijesen fuese eso. —Os daremos permiso sólo si dejáis que os ayudemos, ese problema también está afectando a mi familia —dijo Carlisle. —¿Familia? —preguntó Uley con ironía. —Sam —le recriminó Jacob, lo que me dejó un poco asombrado—. Bella me lo ha contado, no estamos muy convencidos de cómo va eso, pero os dejaremos a uno de los chupasangres. Sólo uno, los otros dos son nuestros. Emmett rugió furioso y Rosalie en lugar de tranquilizarlo parecía que le daba más alicientes para que se enfadase más. —Emmett, Rose, tranquilizaros —pidió Esme con voz amable. —¿Dónde está el resto de tu “familia” ahora? —preguntó San con sorna. —¡Sam! Ya está bien —volvió a recriminar Jacob. Uley lo miró con furia, pero se quedó a un segundo plano. —No te preocupes, no hay molestia. Mis dos hijos están con Bella, protegiéndola a ella y a su padre —contestó Carlisle. Los otros tres lobos, que hasta ese momento, no dejaban de caminar en círculos en torno a sus dos compañeros en forma humana, se relajaron y se sentaron sobre sus cuartos traseros, flanqueando los lados y la espalda de sus compañeros. Discutimos durante un par de horas, ya casi estaba amaneciendo cuando por fin llegamos a un acuerdo. Dos de los lobos habían caído dormidos durante el proceso y la irritación de Uley 11
contrastaba visiblemente con la tranquilidad de Jacob. Sus pensamientos eran tranquilos, no se confiaba al cien por cien de nosotros, pero su desconfianza no llegaba al mismo grado que la de su Alfa, Uley. Lo que no entendía es porque Jacob, no se imponía y reclamaba su puesto como alfa, tal y como me había comentado Bella unos días atrás. Cuando los primeros rayos de sol se estaban abriendo paso entre las nubes, llamé a Alice. —Alice… ¿cómo está Bella? —pregunté. —Hola a ti también, Edward. Rodé los ojos —Está bien, dormida como pediste —contestó. —Las cosas por aquí están bien, pero me quedaré con Carlisle para aclarar un par de puntos —les expliqué—, venid Jasper y tú también, Rose y Emmett llevarán a Bella al instituto. —De acuerdo. —¿Ves algo? —pregunté esperanzado. —Nada...—susurró. —No te preocupes —la tranquilicé—. Todo irá bien. —Eso espero —susurró de nuevo. Llegamos a casa a media mañana, Emmett y Rosalie se llevaron a Bella al instituto y todavía estaban allí. Pensé en ir durante las últimas clases del día para ver a mi Bella, pero deseché la idea cuando vi lo nerviosa que estaba Alice por no poder ver nada. En cuanto el M3 de Rose apagó el motor yo ya estaba preparado para abrazarla, la había echado terriblemente de menos, no nos habíamos visto desde la noche anterior y necesitaba tanto sentirla 12
cerca de mí… la estreché entre mis brazos en cuanto puso un pie en casa y ella gustosa recibió mi abrazo. Ella hablaba con Carlisle y con Alice… no entendía muy bien porque Alice estaba enfadada con ella, pero me divertían sus pensamientos. Estaba teniendo visiones de Bella totalmente enfurruñada y exhausta en el centro comercial…la pequeña Alice nunca cambiaria… —Temo tu reacción, por eso quería que estuvieses acompañada cundo supieses esto —le susurró Bella a Alice. Miré a ambas con el ceño fruncido, no entendía a que venía todo esto. —Me gustaría hablar con todos, es algo importante —le dijo Bella a toda la familia. Carlisle nos pidió con un movimiento de mano que entrásemos en el comedor y yo no podía dejar de mirar a Bella totalmente preocupada y preguntándome que era eso tan importante que tenía que decirnos, porque para variar, sus pensamientos estaban bloqueados. Nos sentamos cada uno en una silla y Bella se quedó en pie posando su mirada en cada uno de los presentes. Su mente seguía bloqueada, lo que me exasperaba, solo el nombre de Alice se filtraba de vez en cuando aumentando mi nerviosismo. Ella también se veía nerviosa, así que para tranquilizarla y darle ánimos tomé su mano y acaricié el dorso de esta con mi dedo pulgar. —Tú dirás —la animó también Carlisle. Ella respiró hondo y volvió a mirar a todos a los ojos, se detuvo en Jasper que la miraba intensamente. —Lo que tengo que deciros es sobre Alice —susurró y tomo aire—. Te llamas Mari Alice Brandon, vivías en Biloxi y tenías una hermana. Una de tus sobrinas todavía vive allí, se llama Cyntia. 13
Todos nos quedamos petrificados, la propia Alice no entendía como no había visto venir esta conversación y tampoco porque no veía a su propia su sobrina si tenía una conexión de sangre con ella. Apreté ligeramente su mano para que continuase, sospechaba que la historia no quedaba ahí y quería saber más. —Tus padres te ingresaron en una institución psiquiátrica porque tenías visiones sobre el futuro y creían que estabas loca— continuó —. La fecha de ingreso y la de tu muerte son la misma. Allí te daban sesiones de electrochoque y estabas siempre encerrada, por eso no recuerdas nada. "Dios mío, eso es terrible" pensaba Carlisle encogiéndose en sus silla. "Mi pobre niña… "pensaba Esme. Alice estaba en blanco, si no fuese porque la estaba viendo podría pasar totalmente desapercibida. —¿Por qué y quién la convirtió? —preguntó Rosalie en un murmullo. "Oh… Alice" pensó Bella. Sabía que le estaba costando mucho decir todo esto. Para ella Alice era como su hermana y tener que darle este tipo de información no resultaría fácil. La miré a los ojos inundándole valor, sabía que ella podía eso sin romperse, era fuerte. —Un vampiro, no sé si trabaja en la esa institución o solo iba de visita, te había cogido cariño y cuidaba de ti —Bella casi sollozaba, y para tranquilizarla acaricié su espalda—. Pasado un tiempo un rastreador olió tu aroma no sé si eras su cantante o solo se encaprichó contigo, pero se empeñó en darte caza. El hombre que te cuidaba lo único que pudo hacer para salvarte fue secuestrarte y convertirte. 14
Jasper estaba colérico, no era necesario controlar las emociones como él para verlo. Todos ya dábamos por hecho que Alice era un vampiro, hacía mucho tiempo que habíamos dejado de preguntarnos el motivo y el cómo había llegado a eso. Y ahora, después de muchos años, saber toda la verdad… nos estaba poniendo muy nerviosos. —El rastreador os encontró, tú ya no podías ser su alimento así que como venganza mató al vampiro que te cuidaba y te dejó allí sola en plena conversión— dijo dirigiéndose ahora hacia Alice. Así que ese fue el motivo… nadie movió un musculo recreando en su mente posibles imágenes de cómo había sido la conversión de Alice. Todos paralizados, inmóviles, con un único nombre que se hacía eco en la mente de todos: Alice. Las pensamientos de Jasper cambiaron de repente, solo era capaz de captar la ira que sentía hacia ese rastreador, por su cabeza no dejaban de pasar modos de cómo torturarlo y hacerlo sufrir hasta matarlo. Tenía sed de venganza, de muerte. —¿Por qué nos cuentas esto ahora, Bella? —preguntó Jasper intentando controlar su tono de voz. Gruñí lo suficiente bajo sólo para que los vampiros presentes me oyesen y me puse detrás de Bella rodeándola con un brazo. Jasper enfadado no era algo sencillo de ver, tenía miedo de que se descontrolase y atacase a Bella por error. Eso sin contar lo furiosos que estábamos todos los demás, sumado a las olas de furia que Jasper nos estaba enviando. —El rastreador… —susurró contestando a la pregunta de Jasper— era James, uno de los nómadas que están ahora en el bosque. "Lo mato" Esas dos palabras resonaron en mi cabeza multiplicadas por cinco, todos excepto Alice y yo querían acabar con la existencia de ese 15
vampiro que había condenado a Alice y la había abandonado sola. Sin explicarle nada. Jasper estalló en un rugido y yo arrastré a Bella hacia una pared protegiendo su cuerpo con el mío propio. No quería que ella resultase dañada por algo de lo que no tenía culpa. Jasper saltó sobre la gran mesa provocando que esta se partiese en dos haciendo que un fuerte estruendo inundase la casa. Emmett y Carlisle se abalanzaron sobre él y lo sujetaron para que no hiciese ninguna locura. Cuando lo noté un poco más controlado le dejé mi lugar a Rosalie para ella cuidase a Bella por mí y me acerqué lentamente hacia Jasper. Busqué a Alice con la mirada, y ella y Esme estaban en una esquina una consolando a la otra. —Jass —susurré— tranquilo ¿Ok? Saldremos al bosque y los encontraremos. —Edward, ese maldito rastreador es para mí— mascullaba entre dientes—. Arrancaré cada uno de sus músculos y les prenderé fuego delante de sus narices. Haré que page cada año que Alice pasó sin saber nada de su procedencia. —Iremos a hablar con los lobos, ahora dos son nuestros… que se queden con uno —sentencié. Me acerqué de nuevo a Bella y la subí a mi espalda para sacarla de allí… no quería que continuase viendo esa escena, además no sabía cuánto tiempo más podría controlarse Jasper y no quería arriesgarla de ese modo. Le hice una señal a Rose para que nos siguiese y corriendo llevé a Bella hasta su casa. —Tenemos que volver a hablar con Sam, han cambiado las cosas — susurré mirándola a los ojos—. Iré con Carlisle hasta La Push, tú te quedas aquí con Rose. La besé, dejando en ese beso los pocos resquicios que había encontrado de mi alma desde que estaba a su lado. Ella sabría cómo cuidarla. 16
—Edward… —susurró al borde del llanto— no me dejes. —Te prometo que volveré esta noche —sonreí, eso no podría hacerlo ni aunque quisiera Se puso a llorar y me partió el pecho en dos tener que dejarla en ese estado, pero no podía hacer otra cosa, mi familia me necesitaba. —No hablo de esta noche, no me dejes —dijo con las mejillas cubiertas de lágrimas y en su mente se filtró una imagen de ella vagando sola por el bosque mientras pronunciaba mi nombre. Tomé su rostro entre mis manos, dejando que mi fría y dura piel entrase en contacto con ese calor que emanaba y me hacía sentir tan vivo. —Antes muerto, que alejarme de ti —le prometí— Óyeme y métetelo muy bien la cabeza. Eres lo más importante que tengo ahora mismo y nunca te alejaría de mí. Te amo —susurré. Salté por la ventana y sentí como si dejase un trozo de mi ser llorando en aquella habitación, con Bella. Llegué a casa y ya Carlisle me esperaba dentro de su Mercedes. Había hablado por teléfono con Black y nos esperaban dentro de La Push, me extrañó muchísimo que nos dejasen entrar en su territorio, pero le resté importancia, lo importante ahora era acabar con esas tres amenazas que estaban suponiendo los nómadas. Llegamos a una pequeña casa roja cerca de la playa, desde nuestra posición podía olerse el sal del mar y escuchar como las olas rompían contra las rocas de un acantilado. Era una pena que no nos dejasen entrar en ese territorio, seguro que Bella disfrutaría mucho en un paisaje así. Jacob y Uley nos estaban esperando en la puerta de aquella casa y dieron unos pasos hacia delante en cuanto nos vieron bajar del coche. 17
—Han vuelto a escaparse. Después de hablar esta mañana, uno de ellos intentó atacar a Paul, pero se tiró al mar y lo perdimos en cuestión de segundos —dijo Black con una mueca de odio. —Lamentamos oír eso —dijo Carlisle—. Pero el tema a tratar es otro. Reclamamos a dos de los nómadas… uno de ellos ha hecho un daño irreparable en nuestra familia y otro lo hará —dijo esto último mirándome de reojo. "¿Bella está…?" se preguntó Jacob. —Ella está bien… —lo tranquilicé—. Es sobre mi hermana. —¿Han atacado a la casita de los Cullen? —preguntó Uley en tono petulante. Jacob le dedicó una mirada envenenada pero no dijo nada. —Ella fue convertida hace años a causa de uno de los nómadas, queremos venganza —dijo Carlisle en un tono que nunca había oído en su voz. Sam palideció y Jacob se quedó en blanco. —Si ha mordido a un humano es cosa nuestra… es nuestro deber acabar con él independientemente de cuándo haya pasado —dijo Sam con voz de Alfa. Jacob lo miró con el ceño fruncido, pero bajo la mirada y no dijo nada. Otro chico se unió a ellos tres y se puso a un lado de Sam con expresión amenazante. —Él no la convirtió, pero provocó que otro lo hiciese para salvarla. La pareja de mi hija pide venganza —volvió a hablar Carlisle. —¡No! —gritó el chico que acababa de llegar— ¡Esos chupasangres son nuestros! Ya os llega con matar a la pelo zanahoria para que encima tengamos que dejarles más diversión. —Paul, tranquilízate —gritó Sam. 18
Un hombre anciano apareció en el umbral de la puerta y nos miró de arriba abajo con una clara mueca de odio. —Si no llegamos a un acuerdo rápido tenéis que salir de La Push, el tratado sigue vigente —dijo en un susurro. Todos escuchamos el motor de un coche acercándose a lo lejos, reconocería ese ruido en cualquier lugar, me tensé y todos me miraron con el ceño fruncido. —Viene Charlie —dije. —Está bien… —gritó Sam— quedaros con dos sanguijuelas, pero si se nos pone a tiro acabaremos con ellos sin importar nada. —Estamos de acuerdo —susurró Carlisle. Jacob sonrió casi imperceptiblemente y relajó su postura, cosa que Paul no compartía y gruñó frustrado. El coche de Charlie aparcó al lado del Mercedes y no tardó en unirse a nuestra conversación. —¿Dr. Cullen? —preguntó visiblemente asombrado— ¿Qué hace aquí? ¿Hay algún problema? —Nada que deba preocuparte Charlie, ya todo está solucionado — dijo Carlisle con una sonrisa. —¿Habéis venido a cenar mientras vemos el partido? —preguntó divertido. —Exactamente eso Charlie —dijo Jacob con una sonrisa triunfal— Vamos a dentro Doc, que os pondré un plato de deliciosa comida —"lo que más me jode es desperdiciarla… a ver qué hacéis con esa, Cullens..." Carlisle me miró con precaución pero se encogió de hombros resignándose. Su semblante cambió de repente y me miró divertido. "Preséntate a tu suegro, Edward" pensó.
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Entrecerré los ojos y gruñí. ¿Cómo se atrevía a hacerme eso mi propio padre? —Charlie… —lo llamó—, creo que no conoces a mi hijo Edward. Va al instituto con Bella, creo que incluso comparten algunas clases. Me miró de arriba abajo y una sonrisa se extendió por su rostro. "Parece buen chico" pensó, si el supiera… Me extendió su mano y yo la tomé con precaución, cuidando de no apretar en exceso. —Jefe Swan —susurré. —Hola chico… uhg… pasad a dentro, hace frío y estáis helados. Miré a Carlisle y este alzó las cejas divertido. —Sí, están muertos de frío —mascullo Paul, recibiendo una colleja de parte de Jacob segundos después. Entramos en la pequeña casa y el olor a perro mojado nos hizo arrugar la nariz a ambos. Nos sentamos en una pequeña mesa y unos minutos después teníamos un plato con una hamburguesa y patatas fritas. Todos comenzaron a comer mientras Carlisle y yo nos miramos el uno al otro… "Tú primero… " pensó mi padre. —No, no, tú eres mi padre, debes de dar ejemplo —susurré solo para que él me oyese. "Pero yo no tengo que caerle bien a mi suegro… " volvió a pensar. Lo miré deseando golpearle… ¿cómo era tan cruel? Sujeté mi hamburguesa con ambas manos, intentando que mi rostro no reflejase el asco que estaba sintiendo en ese momento. Cerré los ojos y me la metí en la boca dándole un gran mordisco, en cuanto antes acabase… mejor. Mastiqué esa masa pringosa con los dientes 20
mientras mi boca se llenaba de ponzoña. El sabor de esta mezclado con el de la comida era una mezcla explosiva, y si no fuese porque soy un vampiro tendría nauseas. —Esta buena… ¿verdad? —pregunto Jacob con una nota de burla en su voz. Asentí y lo taladré con la mirada, mientras por el rabillo del ojo veía como Carlisle también mordía su hamburguesa y miraba al Jacob del mismo modo que yo. —Edwin, ¿qué tal te llevas con Bella? —pregunto Charlie en mi dirección. "Venga hijo… que tú puedes" Me animó mentalmente Carlisle. —Bien señor, hace unos días que nos estamos viendo fuera del instituto, es una chica fantástica —dije muy tranquilo. Toda la mesa excepto Carlisle y yo, se tensó en cuanto oyeron mis palabras. "Asqueroso" Pensaban los tres lobos. "Es una aberración, pobre chica" pensó Billy "Mi niña…" se repetía Charlie una y otra vez. —Cómo se te ocurra hacerle daño —espetó Charlie con voz fría— no dudaré en usar mi arma. —¡Ja! —se burló Paul, recibiendo sendas reprimendas. —No se preocupe señor, la cuidaré con mi propia vida —le prometí. —No espero menos de ti, chico… pero quedas advertido —me miró de modo amenazante.
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"Y yo te mataré con mis propias manos como le pase algo" pensó Jacob mirando en mi dirección. Le dediqué una mueca de burla y él entrecerró os ojos en respuesta. El teléfono de Carlisle comenzó a sonar y él lo cogió. Era Alice, estaba preocupada porque continuaba sin poder ver nada. —Una urgencia del hospital… debemos irnos, Edward —miró en mi dirección y yo agradecí a los cielos que Alice hubiese llamado— gracias por la cena, estaba… deliciosa. —Seguro que sí —dijo Sam. —A mí me gustan más los perritos calientes… son más apetecibles —susurré. Los tres lobos se tensaron y me enviaron una clara mirada de advertencia, que ignoré por completo girando sobre mis talones y caminando hacia el coche. Nos despedimos con educación y nos fuimos rumbo a la mansión Cullen con el estómago más lleno de lo que no gustaría. —Iré a ver cómo está Bella —le dije a Carlisle en cuanto apagó el motor del coche. —Dale saludos de mi parte —susurró. —¡Edward! —gritó Emmett— ¡dile a Rose que venga ya! Rodé los ojos y eché a correr a casa de Bella. En cuanto llegué la imagen que vi me dejó helado, Rose se estaba mostrando tierna con ella. Era una faceta de Rose que no dejaba ver muchas veces, pero cuando lo hacía no solía ser en público y menos con alguien que no fuese Emmett. —Vaya… —susurré— ¿Tengo que preocuparme porque abraces a mi novia ese modo?
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Bella alzó la cabeza y me miró llegando a lo más profundo de mi ser, con esa mirada cargada de sentimientos que solo ella sabía cuánto me aturdía. —Bueno tortolitos… yo me voy y os dejo solos —dijo Rose poniéndose en pie. —Emmett te está esperando en casa… esta algo… digamos frustrado —me burlé—. Tendrás que des estresarlo esta noche. Rose sonrió hacia Bella y me miró a los ojos con… ¿rencor? "Cómo se te ocurra dejar a Bella… lo pagarás… te torturaré eternamente" pensó. Me tensé… ¿qué había hecho esa humana? En menos de dos horas había recibido tres amenazas de muerte si le hacía daño, lo que no consiguiese Bella… Rose desapareció por la ventana y yo me abalancé sobre mi Bella, había echado mucho de menos el sabor de sus labios, el olor de su piel. Me deslizaba con su frágil y cálida piel, dejando mis labios se templaran con el calor de su cuerpo. Sus suspiros y su respiración acelerada me incitaban a seguir y no parar nunca. Estaba siendo débil ante mis instintos, me estaba dejando llevar demasiado lejos… pero es que al estar con Bella me sentía tan humano y tan igual a ella que me olvidaba de todo y solo estaban su cuerpo y sus besos. Quería más y más, como si estuviese enganchado a la droga de su sabor. Mis manos se deslizaban por su piel y ella estaba a ferrada a mi pelo, enredando sus dedos en él, volviéndome completamente loco. Escuché unos pasos en las escaleras… que Charlie nos encontrase en esa situación no ayudaría a comenzase a confiar en mí. Me aparté bruscamente de bella y me escondí en su armario totalmente avergonzado por mi actitud. 23
La oí bufar con frustración y segundos después se abrió la puerta dejando a paso a un Charlie más que feliz por el acercamiento entre los Cullen y los Black, enterrando así el hacha de guerra que se había levantado hace años… suerte que no sospechaba cuantos años exactamente. Yo, como todo un voyeur, miraba la escena por una rendija de la puerta entreabierta. —Siento haberte asustado —dijo Charlie. —¡Papá! Lo siento, me he olvidado de la cena, ahora mismo bajo y te preparo algo rápido —se disculpó Bella —No te preocupes, he cenado con Billy —dijo. —¿A qué viene esa felicidad? —preguntó intrigada. Charlie entró en la habitación y se sentó en la cama al lado de ella. —Esta noche los Cullen han cenado en casa de Billy, Carlisle y uno de sus hijos, Edwin creo. Bella lo miró sorprendida y yo reprimí un bufido… ¿Edwin? —¿Los Cullen han cenado? —preguntó realmente sorprendida alzando las cejas inquisitivamente —Sí, el chico este, Edwin, me dijo que te conocía —Charlie sonreía de un modo inexplicable. Bella se sonrojó y yo deseé estar a su lado para acariciar su mejilla, tal y como hacía siempre. —¿Te gusta? —le preguntó él. —¡Papá! —protestó— Se llama Edward, no Edwin. —¿Eso es un sí? —volvió a preguntar divertido. —Sí… digamos que… hace unos días que nos estamos viendo — utilizó mis mismas palabras sin saberlo. 24
El semblante de Charlie cambió de repente y se puso muy serio. —¿Qué? —preguntó alzando un poco la voz. —Papá no te alteres… no es nada del otro mundo, sabías que eso pasaría tarde o temprano —dijo tranquilamente ella. —Tienes razón —respondió tranquilamente volviendo a sonreír, solo estaba bromeando para hacer rabiar a Bella. —Papá… —Él habló conmigo en casa de Billy, me contó… y es un gran chico. Edwin es muy… —¿todavía seguía con Edwin? —Edward —le cortó. —Bueno, "Edward" —enfatizó mi nombre— parece responsable. Ya le advertí que tratara bien o lo pagaría. —Papá… —protestó de nuevo. —Es que te dejo sola mucho tiempo pequeña —suspiró— Me alegro de que hayas encontrado a alguien como él. Pero sed responsables, no quiero ningún tipo de sorpresas. —Papá... —susurró. —Lo sé, lo sé —rió—. Los jóvenes de hoy en día tenéis valor para muchas cosas, pero para una conversación sobre sexo… — ¡Papá! —gritó escandalizada a lo que no pude reprimir más la risa. Oí un golpe sordo contra la puerta del armario y segundos después vi un zapato tirado en mitad de la habitación. —¿Qué… por qué has hecho eso? —preguntó.
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—Creo que hay un ratón, hace unas noches que lo oigo merodear… pero no puedo atraparlo, es muy escurridizo —¿me acababa de llamar roedor? —¿Quieres que llame al servicio de exterminación? —preguntó preocupado. —No te preocupes —contestó— Ya he puesto un par de trampas… además, seguro que no es peligroso, creo que es vegetariano. —Buenas noches, que descanses pequeña —la besó en la cabeza y salió de la habitación. Bella se tapó con las mantas y yo fui corriendo a su encuentro para abrazarla y besarla de nuevo. —Déjame Cullen, vete a cenar con los Black —dijo molesta. Me reí de su enfado, era tan adorable. —No te ocultes Bella… —le pedí— he estado sin mirarte casi todo el día y echo de menos ver tus ojos. Bufó molesta. —¿Qué pasa? —le pregunté. —¿Cuándo pensabas decirme que habías hablado con Charlie? —No me has dado tiempo… antes de que llegase estaba demasiado ocupado en otros menesteres. De los que parecía que no te quejabas, por cierto —sonreí triunfal. Volvió a bufar. —¿Cómo te ha ido con la manada? Ya veo que con los Black habéis limado asperezas. —No creas… nos han invitado a cenar porque estábamos hablando con Billy cuando Charlie llegó. Y para no montar una escena delante de él nos invitó por ser cortés, pero dejándonos claro que no éramos 26
muy bien bienvenidos en su casa— me estremecí al recordar el sabor de la hamburguesa en mi boca. —¿Y qué tal la conversación con Sam? —Todo lo bien que podría esperarse de unos chuchos... hemos llegado a un acuerdo, pero uno de ellos, Paul creo que se llama, no está de acuerdo en dejarnos a James a nosotros, dice que podrían más que con Laurent —le expliqué. En su mente comenzó a formarse una imagen, dos de los lobos peleando ante sus ojos… me tensé ¿cómo podían ser tan imprudentes para transformarse cerca de ella? —¿Cuándo ha pasado eso? —pregunté. —No pasó nada más de lo que has visto en mi mente, así que no te alteres —me pidió algo molesta. —Mi Bella… ¿Qué voy a hacer contigo? —alcé los ojos al cielo teatralmente para darle más énfasis a la pregunta retórica. —Amarme… —susurró echando por tierra todo mi autocontrol de nuevo, ¿Cómo era capaz de desmontarme sólo con una palabra? Ese era el misterio de mi Bella. —Eso ya lo hago, con todo mi ser —aseguré mirándola a los ojos.
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