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Capítulo 21 — ¡Fue el oso! Emmett POV "¡Oh vamos! ¿Qué se supone que haré yo? " Me pregunté mientras veía como Felix y Demetri se divertían partiendo en cachitos a la víbora esa. Estaba demasiado nervioso, quería... no... necesitaba romper algo, y sabía que los árboles o las rocas no me valdrían esta vez. Necesitaba algo nuevo, acción, algo que destrozar, reírme a carcajadas mientras veía como algo se rompía entre mis manos. Rose tendría que ayudarme con mi frustración… Pero mi vista se nubló cuando Edward apareció con Bella entre sus brazos… ¡oh mierda! Ahora Rose estaría preocupada por Bella y tampoco podría ayudarme. ¿Y qué iba a hacer? Tenía demasiada frustración en ese momento. —Emmett ocúpate de las pruebas —dijo Carlisle. Y una sonrisa se dibujó en mis labios. Algo de diversión. Mis neuronas comenzaron a moverse a la velocidad de la luz… Bella estaba inconsciente, cubierta de sangre y tenía que ser algo que no comprometiera a la familia… ¡BINGO! Un accidente con su dinosaurio. Sonreí más ampliamente mientras veía como Edward y Carlisle desaparecían llevándose a Bella, supuse que rumbo al hospital. —Lo que sea que estás pensando… ¡No! —gritó Esme. Me volví mirándola con sorpresa. —No estoy pensando nada malo… —me quejé— Bella ha tenido un accidente de tráfico, su "coche" tiene que mostrar los síntomas… Me miró enarcando una ceja. Mantuvo su mirada durante unos segundos y luego negó con su cabeza. 2
—Es una buena opción —dijo por fin. Sonreí y ambos fuimos corriendo hasta casa de Bella, tenía que encontrar su dinosaurio y estrellarlo en algún lugar. En cuanto llegamos Aro, uno de los Vulturis, estaba allí, me pareció extraño pero yo tenía en mente algo mucho más importante de lo que preocuparme que por ese otro dinosaurio… porque tenía que ser viejo el vampiro. Sin prestar atención a lo que estaban hablando busqué con la mirada mi objetivo… en cuanto lo vi me dirigí hacia él sólo con una cosa en mente… ¡destrozar! Me subí al Chevy y este ya tenía las llaves puestas… una ventaja, no perdería el tiempo buscándolas. Lo puse en marcha y bufé ante el sonido que produjo el motor… ¿Cómo mantenía Bella los tímpanos intactos con semejante ruido? Las ruedas se deslizaban por la carretera con demasiada lentitud y por más que pisaba el acelerador el coche no iba más rápido, el motor emitía un zumbido quejumbroso cada vez que intentaba forzarlo, pero poco tenía que hacer contra mí… "El hombre ganará a la máquina". Bueno… en este caso "El vampiro ganará al dinosaurio" Seeeh , sonreí, estaría bien luchar contra un Rex… ¿sería capaz de hacerme algún rasguño si me mordía? Comencé a planear como sería la pelea en mi mente, le arrancaría los brazos y luego lo abofetearía con ellos, sí, seguro que eso lo enfadaba mucho, y… ¿a qué sabría la sangre de dinosaurio? Se lo preguntaría a Aro en cuanto volviera a casa de Bella, seguro que él la había probado… ¡ah no! El viejo no era vegetariano… que aburrido, ningún humano pelearía tanto como un rex. Estaba divagando demasiado y cuando quise darme cuenta estaba yendo rumbo hacia mi casa… genial, ahora tendría que dar la vuelta y buscar un lugar adecuado para la recreación del siniestro, pero un árbol grueso llamó mi atención... 3
¿Y si…? No me lo pensé y giré el volante violentamente, el coche chocó contra el árbol que se quejó con un crujido y varias hojas y una rama cayeron sobre la carrocería… Me golpeé contra el volante y lo sentí partirse en dos contra mi pecho… vaya, eso no estaba planeado. Me bajé y con una sonrisa me acerqué a la parte frontal para evaluar los daños, pero mi sonrisa se borró cuando vi que solo se había arrugado un poco… fruncí el ceño. Bella tenía mucha sangre, eso no sería suficiente. Me acerqué hasta la parte frontal del coche y ejerciendo un poco de presión, el metal fue cediendo entre innumerables crujidos. Sonreí cuando vi la forma de mi mano dibujada en el metal, con paciencia y haciendo un poco de presión con mis dedos conseguí escribir el nombre de Rose justo encima de un corazón. De un manotazo lo borré, si Jasper lo viese seguro que tendría con que avergonzarme durante décadas y Edward seguro que le ayudaría… —¿Qué haces? — la voz de Rose me sobresaltó y di un salto cayendo encima del parabrisas delantero del coche, este se partió bajo mi peso y el interior se llenó de cristales rotos. —¡Rose! No me asustes así… —le recriminé. Miró al coche y abrió los ojos como platos… —Bella va a matarte… —susurró. —No puede— sonreí. —Lo hará… será vampiro... neófita… ¿recuerdas? Mi sonrisa se borró y tragué en seco. Comencé a mirar hacia ambos lados buscando mi próximo objetivo. —¿Qué buscas? —preguntó Rose a mi espalda. —Un oso. 4
—¿Para qué? —preguntó de nuevo. —Un oso rompió el coche de Bella, cuando se enfade lo hará con él, y cuando sea neófita le gustará tanto matar osos que me acompañará siempre —sonreí imaginando el pequeño cuerpecito de Bella atacando a un oso y yo aparecería tras ella salvándola de sus zarpas… y dejándolo completamente seco, por su puesto. —Emmett cariño... —Rose se acercó a mí y me acarició la cabeza con ternura— ¿te has dado un golpe muy fuerte? —¿Qué dices? —pregunté con un bufido. —Eres idiota —y me dio un manotazo. —Rose… —me quejé poniendo un puchero. Y frotando la zona donde me había pegado. —Deja de quejarte y busca algo de sangre… por lo que ha dicho Esme, Bella tenía algunas heridas, tenemos que manchar el coche para que parezca más creíble. Mi cabeza comenzó a trabajar de nuevo, y un olor muy conocido llegó hasta mí. Comencé a avanzar hacia él y Rose me detuvo a mitad de camino. —Newton no entra en la categoría de sangre para manchar —dijo clavando sus ojos en los míos. —¡Bella lo odia! Seguro que se sentirá orgullosa de mí si el colabora un poco. —Emmett… —gruñó —Está bien… —murmuré cabizbajo mientras me adentraba un poco en el bosque buscando algún animal con sangre… Cuando volví al coche Rose me miró con una ceja alzada y los brazos en jarras. 5
—¿Conejos? —preguntó escéptica. —Es lo único que he encontrado —me defendí. Bufó y señaló dos gotas de sangre en mi camisa. Miré hacia otro lado e hice como que no entendía lo que me decía. —¿Y esta sangre? —preguntó— Los conejos no tienen heridas… —El ciervo estaba demasiado rico para desperdiciarlo de ese modo —me defendí con voz suplicante. Ella negó con su cabeza y me arrancó los conejos de las manos. Se metió dentro del coche y luego salió corriendo al bosque para ocultar los pequeños cuerpos. Cuando volvió me miró con frustración y se acercó hasta mí. —Vamos al hospital, ya están todos allí —dijo agarrándome de la camisa y haciendo que caminase tras ella.
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