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Capítulo 25 — Todo por un cumpleaños.
Bella POV Después del desayuno Edward se fue para darme privacidad, como si no me hubiese visto desnuda ya… pero en parte esa decisión me beneficiaba, por mis recuerdos en isla Esme después de nuestra primera vez mi cuerpo estaba lleno de marcas. Tuve especial cuidado de no mostrarle mucho mi cuerpo a Edward esa mañana, todavía no había podido inspeccionarme a fondo buscando algún cardenal con la forma de sus dedos. Entré en el baño envuelta todavía en la sábana, descubrí mi cuerpo y me miré minuciosamente en el espejo. Mis labios estaban rojos e hinchados, pero todo estaba en orden, exceptuando un par de marcas rojas en mis caderas… mirándolas de cerca pude apreciar la forma de los dedos de Edward… sonreí, era un pequeño precio a pagar por pasar la mejor noche de mi vida… mucho mejor de lo que fue en Isla Esme la primera vez. Después de una ducha rápida, Alice estaba parada en la puerta del baño con un conjunto de ropa en sus manos, a regañadientes me lo puse, aunque después tuve que admitir que unos jeans y una camiseta ajustada de algodón tampoco eran tan mala elección. Me ayudó a bajar al primer piso y me sentó en el gran sofá blanco de la sala, donde me esperaba Edward sonriendo y con los brazos abiertos. Me acurruqué en su regazo y dejé descansar mi cabeza en su hombro mientras él acariciaba mi pelo. Después de esa noche juntos estábamos más unidos, es algo muy tópico, pero algo en nuestra relación había cambiado, estábamos más comprometidos en uno con el otro, los sentimientos estaban a flor de piel, algo que se notaba en el rostro de Edward, estaba radiante, sus ojos brillaban y su sonrisa era enorme. Así como Jasper, que seguro que contagiado por nuestro buen humor estaba también muy feliz persiguiendo a Alice allí por donde fuese. 2
No había rastro de Emmett, algo que agradecí, me hubiera resultado bastante molesto mirarle a la cara después de todo lo que había pasado, porque estaba segura de que él lo sabía todo, y no desaprovecharía una oportunidad como esa para hacerme enrojecer y avergonzarme. Estuvimos un rato viendo una película en la televisión, Alice ojeaba unas páginas web en su ordenador portátil sentada en la alfombra entre las piernas de Jasper. Rose leía un libro recostada en un diván, Esme y Carlisle estaban en el jardín, hablando mientras paseaban a paso humano tomados de las manos y Edward y yo estábamos abrazados sobre el sofá, simplemente disfrutando de la compañía del otro. Inevitablemente me quedé dormida entre sus brazos, mis ojos se fueron cerrando lentamente hasta que perdí totalmente el contacto con todo lo que me rodeaba. Antes de perder totalmente la consciencia pude sentir la risita de Edward y como acariciaba mi pelo con ternura antes de dejar suaves besos en mi frente. Y sin más dejé de estar en el salón de los Cullen entre los brazos de Edward para sumirme por completo en el mundo de los sueños. "Los brazos de Edward dejaron de sujetarme para ser sustituidos por otros de menor tamaño, miré a la persona que me sostenía ahora y era Alice, podía leer preocupación y miedo en sus ojos, la angustia que sentía en ese momento. Un gemido lastimero rompió el silencio que nos rodeaba, busqué con la mirada el origen de ese sonido para quedarme completamente paralizada ante la imagen que había ante mí. Edward estaba tendido en el suelo, retorciéndose de dolor, sin soltar ni un solo grito, sin demostrar más que con sus movimientos todo el dolor que estaba sufriendo. Esa imagen ya la había visto una vez, busqué la causa de dolor para encontrarme con los fieros ojos rojos de Jane, la miré con odio, intentando enviarle con mi mirada el mismo dolor que ella estaba infringiendo en Edward. Intenté soltar mis manos para abalanzarme sobre ella, al mirar mis manos entre las de Alice vi que nuestra piel era del mismo color... ya estaba 3
convertida… ya era una Cullen más, sonreí y de un rápido movimiento me deshice del agarre de Alice caminando a grandes zancadas hacia Jane, intentado llegar a ella para que dejase de hacerle daño a Edward. Estaba solo a un paso, no tenía más que alzar mi mano para sostener su cuello entre mis dedos y arrancarlo del resto de su cuerpo, cuando otros brazos me sostuvieron con fuerza de las muñecas, miré para decirle a Alice que me soltara pero me encontré con el rostro de Demetri a pocos centímetros del mío. Grité frustrada y segundos después oí la estruendosa risa de Aro retumbando en las paredes de piedra… miré a mi alrededor y estábamos en Volterra, ante los tres tronos de los Vulturis. Donde Cayo y Aro sonreían sentados en sus tronos. No me pasó desapercibida la ausencia de Marco, pero lo achaqué a que su humor siempre pésimo no le dejaba disfrutar de las mismas barbaridades de que sus "hermanos". Escuché un grito de Alice, ahora estaba paralizada, agudicé mi vista y me vi rodeada de aquella espesa neblina que tan bien conocía… Alec. Lo busqué frenéticamente para encontrarlo tras el trono de Aro sonriendo con suficiencia. La ira invadió mi cuerpo, comencé a verlo todo rojo, en mis oídos solo resonaban las excéntricas risas de Cayo y una frase que Aro no dejaba de repetir. "Ella es mía, nunca la recuperarás" Un grito desgarrador abandonó mi garganta, mis manos fueron liberadas de su agarre y avancé hasta el centro de la sala mientras sentía como mi escudo se expandía rápidamente atrapando en él a Edward y Alice, ambos parpadearon perplejos y me miraron agradeciéndome. Las risas de Aro y Cayo volvieron a oírse haciendo eco en la gran estancia. Edward y Alice se pusieron cada uno a un lado de mi cuerpo, en posición defensiva. —Un espectáculo muy entretenido —dijo Aro mientras aplaudía con desgana y una sonrisa maliciosa se extendía por sus labios. Y estallé, mi escudo comenzó a contraerse, acercando más a mí a Edward y a Alice, mi escudo comenzó a hacerse visible, los haces de luz sobre las cabezas de mis acompañantes de hicieron cada vez más nítidos hasta brillar tanto que casi cegaban. Otro grito abandonó mi labios, pero más fuerte y desgarrador que el 4
anterior, sentí arder mi garganta por la ponzoña que se estaba cumulando en ella, y mi escudo explotó con una brillante luz que dejó todo completamente blanco, donde solo estábamos los tres. Caí al suelo de rodillas y los fuertes brazos de Edward me rodearon mientras oía como su voz me llamaba frenéticamente. Pero dejé de oírle a él. En mi cabeza solo estaba esa voz, la voz de mi pequeña Nessie. "Mamá, ayúdame" repetía una y otra vez." Desperté sobresaltada entre los brazos de Edward, que me miraba atónito y con el rostro contraído. Mis nervios afloraron en ese momento, recordando uno a uno los acontecimientos de mi sueño, mi cuerpo comenzó a temblar y convulsionarse a causa del pánico que se apoderaba de mí segundo a segundo. —¡Jasper! —oí que gritaba alguien. No tardé en sentir su mano en mi hombro, la tranquilidad que me embargaba poco a poco y que me sumía en una leve penumbra… atontándome, evitándome casi pensar con claridad. Después de un tiempo que me parecieron horas, su mano dejó mi hombro y poco a poco fui volviendo a la realidad. Seguía en el sofá, en el regazo de Edward y rodeada por sus brazos, toda la familia estaba allí, mirándonos con nerviosismo, hasta Emmett, que había regresado de no sé donde, estaba más serio de lo habitual. Edward les susurraba a todos algo demasiado bajo para que mis atrofiados oídos humanos fuesen capaces de captar ni una sola palabra. Solo el ceño fruncido en la frente e Carlisle, y la preocupación reflejada en sus ojos me indicaba que no estaba siendo nada bueno. —Bella… ¿Estás bien? —preguntó Edward después de unos minutos. Asentí y lo miré a los ojos… más preocupación. —Solo ha sido un mal sueño… —susurré. Sus brazos se ciñeron más en tono a mí y me sentí segura entre ellos. 5
—¿Cuándo has estado en Volterra y por qué? —preguntó de repente. —¿He hablado mientras dormía? —pregunté. —Un poco… pero lo he visto todo… contesta mis preguntas por favor —casi suplicó. Me enderecé y bajé de su regazo sentándome a su lado, tomando una de sus manos entre las mías para darme fuerza. Había llegado la hora de contarle todo, absolutamente todo. Miré a Alice y con un movimiento de cabeza le señalé a Jasper, en seguida captó mi mensaje y se sentó junto a él rodeándolo con sus pequeños brazos. Se sentiría culpable en cuanto supiese todo, y solo Alice podría ayudarlo a no perder el control. —¿Por dónde empiezo? —pregunté casi para mí misma. Sentí la mano de Esme acariciando mi mejilla, mirándome con ternura, transmitiéndome esa tranquilidad que necesitaba. —¿Qué tal por el principio, cariño? —preguntó en un susurro. Asentí y carraspeé para aclarar mi garganta, aferré mis manos más entorno a la de Edward para infundirme valor y respiré hondo. —Por mi cumpleaños número dieciocho Alice me preparó una fiesta —comencé con un hilo de voz, vi una ligera sonrisa curvando los labios de casi todos, una fiesta y Alice eran sinónimo de buenas cosas… excepto en esa ocasión—. Fue algo muy tranquilo, solo nosotros estábamos allí, había regalos y un pastel enorme —sonreí amargamente al recordarlo todo—. Cuando iba a abrir uno de los regalos mi torpeza natural hizo de las suyas y me corté un poco con el papel y… —se me cortó la voz. —Y Jasper intentó atacarla —dijo Rosalie. Todos se quedaron en silencio y sentí como Edward se envaraba a mi lado, aferré su mano con más fuerza y respiré hondo de nuevo. 6
—No paso nada… Edward pudo evitarlo a tiempo, de ese día solo quedo una hermosa cicatriz en mi brazo —dije con una sonrisa triste. Sentí como todos volvían a respirar, y la mirada de suplica y arrepentimiento por parte de Jasper, le sonreí y negué con la cabeza restándole importancia… después de todo… era algo que podía llegar a evitarse. Edward seguía tenso, con sus brazos rodeándome y su mirada clavada en su hermano. —Edward… —lo llamé, el me miró y su expresión se suavizó— no paso nada… solo fue un susto. Se tranquilizó un poco, pero su agarré seguía siendo fuerte a mi alrededor. —Después de eso… —continué— os fuisteis— todos me miraron atónitos, menos Alice y Rosalie, que ya conocían parte de la historia —. Edward pensó que después de ese incidente lo mejor para mí sería que os alejarais y me permitierais vivir una vida humana normal… sin monstruos de por medio. —¿Todos le hicimos caso? —preguntó Emmett sorprendido. —Sí… —dije sonriendo— es Edward… después de todo, hasta ese momento nunca os había pedido nada. Todos suspiraron y Carlisle me miró fijamente. —¿Qué tiene que ver eso con que hayas ido a Italia? —preguntó confundido. —Todo eso pasó después del ataque de James… cuando victoria quería vengarse de Edward por matarlo. Él se fue siguiendo su rastro, cosa que ella dedujo y lo despistó haciéndolo viajar hasta Brasil mientras ella se quedaba en Seattle. Durante ese tiempo yo caí en una depresión —Edward volvió a tensarse y yo dibujé círculos con uno de mis dedos sobre su mano para intentar tranquilizarlo—. 7
Hasta que conocí a Jacob Black y comencé a salir de ella poco a poco, aunque nunca del todo, siempre sentí que me faltaba algo. Me quedé en silencio unos segundos, rememorando en mi mente las tardes con Jake en su garaje reparando las motos, bebiendo soda caliente… —Jake se convirtió en licántropo poco después y él y el resto de la manada se encargaron de protegerme de los continuos ataques de Victoria. Nunca llegó a mí gracias a ellos. —Malditos chuchos... —oí como murmuraba Emmett. —Yo en aquel entonces comencé a hacer cosas un poco… diferentes —dije algo avergonzada temiéndome la reacción de Edward. —¿Qué cosas? —preguntó Esme preocupada. —Nada importante… montar en moto, enfrentarme a Laurent yo sola, saltar acantilados… —murmuré en un susurro. —¿Montar en moto? —preguntó Rosalie con una sonrisa. —¿Enfrentarte a Laurent? —preguntó ahora Emmett sorprendido. —¿Saltar acantilados? —preguntó después Edward en un gruñido. —¿Por qué hacías todo eso? —preguntó maternalmente Esme, pero con un deje de reproche. Suspiré y me removí entre los brazos de Edward, sujetando con más fuerza su mano… me avergonzaba reconocer eso delante de todos, pero era algo que tenía que hacer para explicar un poco las cosas y que me entendiesen. —Me di cuenta de que… cuando hacía algo estúpido y temerario… recordaba a Edward con más intensidad. Estaba deprimida y sentía que su presencia me había abandonado, estaba aferrada a sus recuerdos, no quería irme de Forks para asegurarme a mí misma que 8
todo había sido real, que todos erais reales. Pero con el paso del tiempo veía que no regresabais, que no había llamadas ni ninguna señal que me indicase que estaríais de vuelta pronto, así que necesitaba un subidón de adrenalina para oír la voz de Edward dentro de mi cabeza y sentirme un poco más cerca de él. Edward apretó mi mano entre la suya, recordándome que estaba ahí, que nunca se iría. —Alice me vio saltar el acantilado —continué con un susurro—. Jake estaba cerca y me sacó del agua impidiendo que me ahogara o que Victoria me atrapase. Al estar él a mi lado, Alice no vio como salía, solo me vio saltar. Se asustó y viajó a Forks para mi supuesto entierro. Todos volvían a contener la respiración ahora. —Rose llamó a Edward y le dijo que yo había muerto, que ya podía dejar de buscar a Victoria y volver con ellos. Eso todo antes de que Alice comprobase que yo realmente estaba bien —sentí como Edward soltaba el aire que estaba conteniendo—. Pero Edward se volvió loco y decidió irse a Italia a hablar con los Vulturis… Esme se tapó la boca con ambas manos, suponiendo el motivo por el que Edward haría ese viaje. —Alice lo vio y las dos volamos hasta allí para evitar que hiciese una estupidez. Pero ellos nos encontraron y para evitar que me matasen Alice le prometió a Aro que me convertiría en vampiro muy pronto. Por eso fui a Italia… por eso soñé eso. —Pero… —habló Edward por primera vez desde que comencé mi relato— en tu sueño de hace un rato, tú ya eras uno de los nuestros, ya estabas convertida. —Sí… —confirmé— eso es extraño, no recuerdo haber ido a Italia después de ser vampiro. Supongo que ha sido cosa de mi 9
subconsciente. Ya sabes que mi cabeza no funciona muy bien — sonreí restándole importancia. —¿Y qué era eso? —preguntó— Lo que había a nuestro alrededor, esa luz que salía de mi cabeza y de la Alice. Respiré hondo de nuevo. —En mi sueño nunca pudiste leerme y cuando me convertiste tampoco pudiste… en una visita de Eleazar —no quise explicar el motivo de ese visita— dedujo que tenía un don, una especie de escudo que no dejaba que nadie accediese a mi mente, ni Aro, ni Jane, ni Alec… ni tú mismo. —¡Eso no es justo! —se quejó Emmett de repente— Hasta la enana esta va a tener un don y solo tengo que conformarme con mis músculos… —Tranquilo osito… tu don en más sutil —susurró Rosalie en su oído. Edward arrugó la nariz y puso cara de asco… supongo que los pensamientos de Emmett y Rosalie en ese momento no eran aptos para menores. —Una vez convertida y con ayuda de Kate conseguí expandirlo y proteger también a personas que estuviesen a mi alrededor. —Pero Bella... —dijo Rosalie dirigiéndose a mí— Edward ahora sabe lo que piensas y Aro pudo leerte en tu casa… —Lo sé… es como si mi don estuviese debilitado… es muy extraño. O quizás mi sueño era demasiado fantasioso no sé… —Eso es… asombroso —susurró Carlisle—. Bella, tienes que hablarme más sobre eso. Es… un don que ya se manifestaba siendo humana… asombroso sin duda —murmuraba para sí mismo—. Y… —titubeó— teniendo en cuenta que Edward lee mentes, y que 10
tú tenías un escudo que no permitía que nadie lo atravesase… ¿Nessie tendrá algún don? Asentí mientras sonreía. —Nessie será maravillosa, ella podrá comunicarse desde el momento en que nazca, aun sin decir ni una sola palabra —contesté sonriendo. —¿Cómo? —preguntó Rosalie. —Será capaz de transmitir sus pensamientos a través del tacto, lo contrario a lo que hace Aro, pero con la excepción de que a ella no se le resistirá ninguna mente, será capaz de atravesar cualquier escudo, incluso el mío. La sonrisa de Carlisle era deslumbrante, su vena de doctor e investigador acababa de salir a flote, podía ver como disfrutaba con esos nuevos descubrimientos. —Tengo que hablar con Eleazar… todo esto es demasiado extraordinario para mantenerme quieto, tengo que seguir investigando —dijo poniéndose en pie y saliendo hacia su despacho. Poco a poco el resto de los presentes fue abandonando la sala y dejándonos solos a Edward y a mí… él me abrazó con fuerza, pegándome a su pecho todo lo que podía, demostrándome sin palabras todo lo que me quería. Se apartó un poco de mí y me miró a los ojos, intensamente. —Te lo he prometido una vez, pero voy a volver a hacerlo… — susurró—. Nunca, óyeme bien, NUNCA voy a alejarme de ti. Pase lo que pase, estaré siempre a tu lado... mi Bella. Se acercó lentamente y posó sus labios sobre los míos. Demostrándome que sus palabras eran más que sinceras.
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