ESDC34

Page 1

1


Capítulo 34 — Cuenta atrás. Bella POV Tenía que salir de allí… si no salía de esa casa y me alejaba de sus terribles suposiciones me iba a volver loca. Todavía podían repetirse en mi mente las palabras de Edward… mi pequeña Nessie no podía estar en manos de Aro… no… me podría morir si algo le pasaba a mi hija. —Edward —lo llamé a media voz —vámonos a la cabaña —¿Ahora? —preguntó sorprendido —Sí… por favor —supliqué. No dijo nada… solo me subió a su espalda y salió corriendo rumbo a nuestra cabaña. Cuando llegamos me dejó en la puerta, él entró y comenzó a dar vueltas como un león enjaulado. Yo lo miré durante unos segundos y después me senté en el sofá frente a la chimenea que estaba apagada, pero no me importó, yo lo que quería era alejarme e Stefan y Vladimir, que me estaban poniendo nerviosa en exceso. —¿Qué piensas? —dijo Edward de repente. Yo lo miré confundida… desde que había vuelto a Forks nunca me había hecho esa pregunta, él siempre había podido entrar en mi mente, con algunas excepciones, sobre todo cuando me ponía nerviosa, pero ahora no lo estaba. Estaba tranquila pese a todo lo que se nos avecinaba encima, pero sabía que era algo que tenía que pasar, además… teníamos a los rumanos con todo un ejército tras ellos para poder acabar con los Vulturis… no estaba preocupada para nada. —¿Por qué me preguntas y simplemente lo compruebas por ti mismo? — pregunté frunciendo el ceño. —Me encantaría hacerlo… pero no puedo —me miró fijamente a los ojos durante unos segundos y después alejó la mirada—. Es tan frustrante… — murmuró para sí mismo. —Ya sabes… la gente normal nos sentimos así todo el tiempo —bromeé.

2


Él me miró y sonrió de lado... haciendo que mi corazón se saltara un latido. Edward era tan… perfecto cuando se lo proponía, y cuando no también. Al menos era perfecto para mí. —¿Por qué no te sientas aquí conmigo? —pregunté en un susurro mientras palmeaba el sofá a mi lado. —Sabes cómo acabarán las cosas si yo me siento cerca de ti en este momento —dijo sonriendo. —¿Tan ansioso estás? —pregunté riéndome. —Tú eres la ansiosa —se acercó un paso a mí e inhaló fuerte por la nariz—, puedo olerte desde aquí Bella, y no creo que sea un buen momento —dijo con voz ronca. Me puse en pie y me acerqué a él hasta que quedamos cara a cara, sin decir nada me puse de puntillas y rocé sus labios con los míos. —Es un momento tan bueno como cualquier otro —murmuré mientras rodeaba su cuello con mis brazos. —¿Recuerdas lo que pasó la última vez? —preguntó con ironía— No quiero que vuelva a repetirse, no pienso arriesgarte así de nuevo. —Prometo ser buena —susurré mirándolo entre mis pestañas y haciendo un puchero como los de Alice. —Ese es el problema… que eres demasiado buena —remarcó sonriendo. —¿Eso es un sí? —pregunté con voz dulce. —Eres una pervertida… siempre me embaucas para conseguir sexo —dijo riendo y alejándose dos pasos de mí. —Lo estás diciendo como si fuese algo malo. Eres mi novio… los novios hacen esas cosas —me encogí de hombros restándole importancia. —Soy tu novio vampiro… los novios vampiro no se acuestan con sus novias humanas. —Seré humana por poco tiempo… —ronroneé. —Pero todavía lo eres, así que hasta que...

3


Tapé su boca con una mano y lo miré a los ojos directamente. —No se te ocurra… decir eso —enfaticé cada palabra. —Es que es lo que pienso… no quiero arriesgarme a que te ocurra algo — dijo justo después de retirar mi mano de sus labios y mirándome él también a los ojos. —¡No! ¿De acuerdo? —dije gritando— Ahora vas a dejar de pensar en esas tonterías de hacerme daño, me vas a llevar a nuestra cama y me vas a hacer el amor hasta que diga que pares. Edward me miró atónico con la boca abierta y sin parpadear durante unos segundos, yo mantuve mi gesto inescrutable, esperando cualquier tipo de reacción. Pero es que no sabía cómo reaccionaría, había hablado sin pensar dejándome llevar por la desesperación. Después de un largo minuto Edward continuaba mirándome y yo devolviéndole la mirada, no sé que pretendía con su silencio y estando tan quieto que parecía una estatua de mármol frente a mí. Hasta que sin más sus ojos parpadearon y una sonrisa se extendió por sus labios. Se acercó a mí lentamente y me rodeó con sus brazos. —¿Eso ha sido una orden? —susurró contra mi cuello. Me estremecí entre sus brazos, su halito se sentía extremadamente frío contra la piel sensible de mi cuello. —Sí —contesté sorprendiéndome ante la firmeza de mi voz. Sin mediar palabra me cogió en brazos y a una velocidad muy poco humana me llevó hasta nuestra habitación y me dejó con suavidad sobre la cama. Sonreí mientras veía como su ropa desaparecía en cuestión de segundos y se acercó hasta mí con movimientos lentos y sosegados para no asustarme… estuve tentada a rodar los ojos… como si algo de lo que él hiciese pudiese asustarme de algún modo. Se colocó en cuclillas frente a mí completamente desnudo y no puede evitar la tentación de mirar su perfecto cuerpo, de detenerme allí donde mi atención lo requería, dejándome llevar por las líneas imaginarias que marcaban sus músculos, llevándome a esa zona prohibida que me estaba esperando ya preparada para la acción.

4


Me miró a los ojos y suspiró enviando una oleada de su aliento contra mi rostro, dejé de respirar y mi corazón comenzó a palpitar tan rápido que creí que se me saldría por la boca. Sus ojos me miraban con tanta intensidad que creí que podrían llegar hasta el fondo de mi alma. Uno de sus dedos comenzó a delinear mi pierna por encima de mis jeans, hacía círculos imaginarios sobre mi rodilla y subía a lo largo de mis muslos hasta llegar a mis caderas y volvía a bajar para comenzar de nuevo. —Esta ropa que llevas puesta… —susurró pausadamente— ¿te gusta demasiado? Me quedé unos segundos pensando en sus palabras, estaba tan atontada que podía siquiera pensar con claridad. Negué con la cabeza y Edward sonrió. Se incorporó lentamente acercándose peligrosamente a mí. Me dejé caer hacia atrás en la cama hasta quedarme totalmente tumbada, Edward estaba sobre mí, pero una de sus manos apoyada en el colchón lo hacía mantenerse lo suficiente alejado como para poder acariciarme, sus manos fueron desde mi hombro hasta mis caderas acariciando mi costado, y en un momento comencé a sentir el aire frío contra mi piel, Edward había hecho desaparecer toda mi ropa y ahora estaba completamente desnuda ante él. —Edward... —su nombre salió de mis labios como un suspiro. Sus labios comenzaron a hacer contacto con zonas sensibles de mi piel, una de sus manos viajaba lentamente por mis caderas y tenía que controlar las ansias de saltar sobre él y violarlo como una salvaje. —Dime, amor… haré todo lo que me pidas —se alejó un poco de mí y me miró a los ojos mientras hablaba, haciendo que el calor se extendiese por mi cuerpo ardiendo por mis venas. —Ámame —dije con voz entrecortada. —Eso no tienes que pedirlo —sentenció contra mis labios. Nos fundimos en un tierno beso que hizo que casi me entrasen ganas de llorar, Edward me besaba con tanta ternura y devoción que casi dolía… dolía sentir todo ese amor solo para mí, dolía sentirlo tan lejos como a un centímetro de mí sin poder unir más nuestros cuerpos. Me alejé de él para coger aire e hice un poco de presión sobre su pecho, él entendió enseguida y se colocó tumbado boca arriba en la cama. Me senté 5


sobre él a horcajadas y nuestros sexos se rozaron, provocando que un gruñido animal saliese de los labios de Edward. Un latigazo de placer me asedió el estómago y gemí vergonzosamente. Alcé un poco mis caderas y uní nuestros cuerpos sin juegos previos y sin más preámbulos. El frío de su cuerpo hacía un contraste perfecto contra el ardor de mi piel, pero en lugar de apagar las llamar las incrementaba, haciendo que se me nublase la vista y se me acelerase la respiración. Comencé a moverme lentamente, sintiendo como poco a poco el calor de mi cuerpo era tal que creía que una combustión espontanea acabaría conmigo. Edward me sujetó de las caderas y me ayudó a moverme a un ritmo más rápido. Sentía sus músculos tensos bajo mis manos apoyadas en se pecho, que subía y bajaba a toda velocidad al ritmo de su respiración. Sus ojos, negros como el carbón, estaban clavados en los míos, haciéndome sentir todo lo que él sentía. Sus manos, estaban todavía sobre mis caderas, incrementaron el ritmo. Supe que esa era la señal de que estaba cerca, de que el placer estaba llegando a su momento cumbre. Y yo también… Edward volvió a gruñir y yo grité su nombre. Mi cuerpo se contrajo con varios espasmos y mis ojos se cerraron con fuerza. Sentí como Edward se tensaba y un gemido ahogado abandonaba su garganta. Me dejé caer hacia delante… sobre su pecho. Mi cuerpo sudoroso ardía y estar sobre su frío pecho era un alivio. Edward me envolvió con sus brazos. Suspiró contra mi pelo y yo sonreí. —Te amo —dijimos los dos al unísono. Nos reímos ligeramente y me estrechó todavía con más fuerza. Todavía podía sentirlo dentro de mí, y esa era una sensación tan mágica… su cuerpo comenzaba a entibiarse al mismo tiempo que él mío se enfriaba. Nos tapó a los dos con una manta y suspiré maravillada. Edward era mi todo. Y con ese pensamiento me quedé dormida sobre él.

Cuando la luz del sol se estaba ocultando, Edward me zarandeó un poco para que me despertase, abrí los ojos y lo primero que pude ver fue la blanca piel 6


de su pecho, lo besé y alcé la mirada para cruzarla con sus ojos. Que ahora volvían a ser dorados y me miraban con tanto a mor que me sentí desfallecer. El mismo pensamiento de minutos antes volvió a mi mente. "Edward era mi todo" Por él sería capaz de cualquier cosa. Estaba a punto de entregar mi mortalidad por él, pero era algo de lo que estaba completamente segura y de lo que no me arrepentiría mientras pudiese pasar la eternidad a su lado. —Es tarde y Charlie se preocupará si no vuelves a casa —susurró Edward besando mi frente. Me puse en pie y me metí en el enorme vestidor que Alice había puesto en nuestra cabaña, busqué algo de ropa normal y me la coloqué lo más rápido que pude. Edward gruñó a mi espalda y yo miré sobre mi hombro para ver la expresión de su cara. —Estabas más guapa hace unos segundos, es un crimen que tengas que ocultar tu cuerpo —dijo envolviéndome entre sus brazos. Mis mejillas enrojecieron y lo sentí reírse contra mi cuello antes de besarlo. —¿Estás bien? —preguntó en un susurro. Yo asentí a la vez que fruncía el ceño por lo extraño de su pregunta. —Es que todavía no puedo leerte —pude apreciar cierto tono de molestia en su voz, pero yo agradecí que en ese momento no pudiese saber lo que realmente estaba pasando por mi cabeza, ya que no sabía si estaría de acuerdo con lo que estaba planeando. —No sé porque será… —me encogí de hombros para que él no insistiese— ¿me dejas tu teléfono? —pregunté extendiendo la mano hacia él. —¿A quién quieres llamar? —preguntó confundido. —Alice— contesté sin más. Edward me entregó el pequeño aparatito plateado y busqué el nombre de Alice en la agenda, no me dio tiempo a pensar, ya que en mitad del primer tono de llama ella descolgó y su voz comenzó a oírse unos decibelios más alta de lo que debería. 7


—¿Estás segura de lo que me vas a pedir? —preguntó gritando— ¡No me dará tiempo a nada! —Será algo sencillo —susurré para tranquilizarla, aunque sabía que eso era imposible—, pero lo que me preocupa es como se lo tomará Charlie… —Lo entenderá… no se pondrá difícil. Pero Bella, la graduación es el viernes, ¿Tiene que ser el sábado? ¿No puedes esperar al menos una semana más? — volvió a insistir Alice. —No, tiene que ser cuanto antes —rebatí. —¿Qué estás planeando? Las cosas que haces no tienen sentido para mí, decides una cosa y después te veo hacer todo lo contrario, ¿ya no confías en mí? Miré a Edward que me estaba mirando con el ceño fruncido los brazos cruzados… ¡Mierda! Había olvidado su súper oído vampírico, por lo que él estaba escuchando todo. —Alice… hablamos luego de los detalles —dije en un murmullo con voz temblorosa. No esperé respuesta y colgué el teléfono, mis ojos estaban clavados en Edward y tragué en seco. —¿A qué ha venido eso? —preguntó con cautela. —¿El qué exactamente? —susurré. —¿Qué pasará el sábado? ¿Qué eso que has decidido hacer y después no has hecho? —preguntó avanzando un paso hacia mí. Yo me alejé ese mismo paso, no porque le temiera, pero me intimidaba con esa mirada que me escrutaba tan intensamente. —¿Qué pasará el sábado por lo que Charlie pueda reaccionar mal? —volvió a preguntar. Esbocé mi mejor sonrisa y lo miré directo a los ojos.

8


—Nos casaremos —dije con convencimiento. Edward me miró y una enorme sonrisa adornó sus labios. —Pero me has estropeado la sorpresa —dije alzando los brazos dramáticamente, esperaba que con esa pequeña actuación olvidase la otra pregunta que no quería responder. —¿Estás hablando en serio? —preguntó sorprendido y todavía sonriendo. Asentí. En un segundo sus brazos me estaban rodeando y sus labios se estaban moviendo sobre los míos. Suspiré aliviada en mi fuero interno, por hoy estaba salvada de no contestar a "esa" pregunta.

9


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.