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Capítulo 35 — ¿Sorpresa? Edward POV Iba a casarme con Bella… solo de pensarlo una sonrisa estúpida se dibujaba en mi cara. Todo había sido tan extraño, cuando hace una semana ella le dijo a Alice que comenzase a prepararlo todo casi no podía creérmelo… yo casado con Bella y por iniciativa de ella. Era algo maravilloso. Y ahí estábamos hoy, yo vestido con traje negro, en el jardín de mi casa y sintiendo como mi estómago se estrujaba como si estuviese meses sin haberme alimentado… nunca me había sentido tan nervioso, pero creo que en esta ocasión tenía una buena excusa ¡era mi boda! Y ni más ni menos que con la mujer a la que amaba. Al ser algo tan improvisado y de última hora, había muy pocos invitados, para alegría de Bella y desdicha de Alice, que estaba empeñada en celebrar una boda por todo lo alto y lucirse de lo buena planificadora de eventos que era, pero Bella había ganado en esta ocasión y tenía una boda íntima y sencilla, como ella deseaba. Para mí no era ningún inconveniente, yo sería feliz incluso casándome en Las Vegas disfrazado de Elvis, así que lo que ella escogiese estaba bien, no iba a protestar. El jefe Swan me estaba mirando mal desde uno de los laterales del jardín, en su mano sostenía una copa de vino y creo que si tuviese su arma a mano estaría disparándome a bocajarro esperando a que muriese muerto de dolor. Bella no me dejó decirle con ella que íbamos a casarnos, ni si quiera me dijo cuando pensaba hacerlo. Después de la conversación en nuestra cabaña días atrás, al día siguiente cuando fui a visitarla a su casa el jefe Swan me recibió con una mirada hostil y un gruñido. En su mente solo se repetía constantemente "No lo mates, que Bella se enfadaría". 2


Me odiaba, eso era evidente. Contra todo pronóstico Renée, la madre de Bella, se había tomado la noticia con más tranquilidad. Después de asegurarse de que su hija no estaba embarazada, para ella la boda no significaba ningún problema, algo que me gustó, ya me bastaba con el jefe Swan y sus miradas asesinas para tener con quien lidiar. Mi mente escaneó la casa, donde sabía que Alice, Rosalie y Renée estaban ayudando a Bella para que se preparase. Busqué la mete de mi futura esposa una vez más. Pero nada, desde la visita de los rumanos días atrás era como si un muro de hormigón rodease sus pensamientos y me era completamente imposible entrar en su cabeza. La teoría de Carlisle es que Bella veía un peligro inminente ante la amenaza de los Vulturis, y su escudo estaba emergiendo como en su sueño… bueno realmente como el pasado… o futuro... o lo que quiera que fuese, todo era demasiado confuso. Pero su don volvía a ser efectivo, lo que provocaba que su mente era un misterio para mí… demasiado frustrante. A quién sí encontré fue a Alice, que estaba canturreando mientras ayudaba a Bella a colocarse unas horquillas en su cabello, podía ver dentro de la mente de mi hermana como el cabello de Bella caía en suaves hondas color café sobre sus hombros. Suspiré como un idiota. Pero es que estaba enamorado… Esa simple visión me despertó el ansia de subir las escaleras y despeinar a Bella con mis dedos mientras besaba su cuello y la sentía estremecerse entre mis brazos… Mis pensamientos se detuvieron con un carraspeó. Me giré y Jasper estaba detrás de mí enarcando una ceja mientras sonreía. Si hubiese sido humano me habría ruborizado… estúpido hermano empático que siempre me estaba cortando el rollo. Suspiré y volví mi atención 3


a la mente de Alice, ya tendría pensamientos poco decorosos con mi futura esposa en otro momento, cuando mi hermano no estuviese cerca y fuese capaz de sentir cada pizca de lujuria que yo sintiese. —¿Vas a decirme lo que estás tramando? —preguntó Alice a Bella. Lo que me hizo recordar aquella llamada telefónica días atrás donde Bella no me explicó nada y me distrajo para que no pensase en eso. —"¿Qué estás planeando? Las cosas que haces no tienen sentido para mí, decides una cosa y después te veo hacer todo lo contrario, ¿ya no confías en mí? —Alice… hablamos luego de los detalles" —Pronto lo sabrás Alice… no te preocupes —esa contestación de Bella me trajo de nuevo al presente ¿Qué se sabría pronto? —¿Por qué no fuiste a la farmacia ese día como tenías planeado? — preguntó Alice— Y no me digas que te surgió algo porque decidiste no ir… lo sé. Cada vez estaba más perdido… ¿qué había hecho Bella y con qué fin? De repente Bella se tensó y Alice jadeó. La mente de mi hermana comenzó a ser completamente caótica, se esforzaba constantemente en buscar el futuro de Bella, pero no lo encontraba, sus ojos se abrían y encontraba a Bella sentada frente a ella, sonriendo y en perfectas condiciones. Volvía cerrar los ojos, buscando algo… algún indicio de un ataque que hiciese que Bella perdiese su futuro… pero nada. Ni los Vulturis… ni ningún otro vampiro… hasta había buscado entre el futuro de los rumanos… pero nada parecía fuera de lo normal. Solo Bella había desaparecido de su radar. Alice abrió los ojos de nuevo y ahora Bella estaba frente a ella. —Todo estará bien, Alice —susurró intentado tranquilizarla. 4


—Pero… no puedo… Bella no te veo… no te encuentro —susurró Alice casi fuera de sus casillas. —Todo está bien… confía en mí. Yo estaba frenético, Jasper se puso a mi lado y rio entre dientes, pero que poco imaginaba mi hermano pensando que mi nerviosismo era solo el tipo de un novio antes de su boda. Si no había corrido escaleras arriba para ver el estado de Bella, era porque estaba paralizado pensando en lo que podría estar pasando para que Alice perdiese contacto con Bella. ¿Sería su don? ¿Su don sería tan poderoso que también bloqueaba a Alice? Entonces Jasper tampoco podría acceder a ella. —Jazz —susurré, él me miró— ¿cómo está Bella? El solo pareció concentrarse unos segundos y luego su ceño se frunció. —Bella está bien… está feliz y nerviosa, lo lógico —dijo mirando un punto fijo del suelo. —¿Por qué tan preocupado entonces? —pregunté con curiosidad. —Alice… —susurró— está asustada por algo… ¿tú…? —dejó la pregunta inconclusa mirándome a los ojos. —Ha perdido a Bella de su futuro… solo quería saber si eso la había asustado a ella —expliqué. La macha nupcial comenzó a sonar, y sin pensar mucho en lo que había pasado en el interior de aquella casa me fui a mi puesto frente al padre Weber, ya pensaría luego el motivo de tanto problema, tendría mis sentidos alerta atento a cualquier percance por pequeño que fuese, pero intentaría no transmitirle a Bella mi preocupación, sería la boda que ella quería… tranquila, íntima y sencilla. 5


Las intenciones eran buenas, pero cuando vi a Bella aparecer del brazo de su padre todo dejó de tener importancia. Solo podía verla a ella, vestida de blanco y avanzando hacia mí… sonriendo, mientras sus ojos brillaban de un modo inexplicable. Se la veía radiante… tan perfecta en esa prenda que se ajustaba en los lugares adecuados. Parecía caminar a cámara lenta por la alfombra que la llevaba hacia mí, los segundos me parecían interminables horas mientras veía como sus pies se alzaban para dar el siguiente paso. Cuando por fin la tuve frente a frente y pude aspirar su esencia casi me sentí mareado. Bella olía tan bien… podría incluso jurar que mejor que nunca. El monstruo estaba dormido, al menos el monstruo que quería beber su sangre, pero no el que anhelaba otras cosas. Cuando nuestras manos hicieron contacto la misma extraña sensación de electricidad de siempre recorrió nuestros cuerpos. Era como una extraña conexión, algo que no entendía pero que me encantaba. La ceremonia dio comienzo, y aunque prometí mantenerme alerta a cualquier inconveniente que pudiese pasar, solo me limitaba a leer la mente de Alice de vez en cuando escaneando el futuro de Bella sin éxito. Todo era tan raro… pero a la vez, como vampiro me resultaba tan fácil perder el hilo de mis pensamientos y entretenerme con cualquier cosa, en eso estaba, intentando no perderme en el marrón chocolate de los ojos de mi ahora esposa, pues ya habíamos dicho los votos y el padre Weber esperaba que la besase para sellar por fin nuestro matrimonio. Pero yo no podía moverme. Bella era tan perfecta y tan irreal, que me costó despertar de mi ensoñación y acercarme a ella lentamente hasta deslizar mis labios sobre los de ella. ¡Ya era un hecho! Bella y yo éramos marido y mujer, Bella Swan quedaba atrás para dar la bienvenida a Bella Cullen, mujer de Edward Cullen. Sonreí como 6


idiota de nuevo cuando los aplausos nos rodearon, miré en los ojos de Bella y allí solo había felicidad… una felicidad tan grande como la mía pero que en su caso se reflejaba en forma de lágrimas… Bella ahora era mía… mía, mía… mi esposa. Después vinieron las felicitaciones, mi familia felicitó a Bella, Jasper y Alice le dedicaron una mirada prudente… estaban preocupados, era evidente sin siquiera leer sus pensamientos, pensamientos que estaban revolucionados intentando buscarle sentido a que Bella desapareciese de las visiones de Alice. Llegó la hora del vals, estreché a Bella en mis brazos y comenzamos a girar bajo la atenta mirada de todos. Nuestras sonrisas eran imborrables, todo era perfecto, como tenía que ser. Solo había aquella pequeña sombra de sospecha planeando sobre nosotros. Pero el día era maravilloso. —¿Qué tal lo está pasando, señora Cullen? —pregunté sonriendo. —Excelentemente, señor Cullen —contestó ella devolviendo mi sonrisa. —Y ahora que nadie puede escucharnos —oí la risita de Emmett a lo lejos como desmintiendo mis palabras, pero no le presté atención — ¿me vas explicar lo que esta hermosa cabecita está tramando? —No es nada de lo que debas preocuparte por ahora… cuando llegue el momento lo sabrás —dijo ella sin perder la sonrisa. Unos minutos después se sentó alegando que se encontraba un poco mareada… no la había visto beber nada, pero conociendo a Bella seguro que el baile y tantas emociones no le sentaban bien. Rose estaba sentada con ella y ambas comentaba los acontecimientos del día, yo escaneaba los pensamientos de Alice, que continuaba inútilmente encontrar a Bella, y a la vez los de Rosalie intentando encontrar algún indicio de lo que fuese que Bella me estaba ocultando. 7


Unos minutos después Rose desapareció y volvió con un vaso de agua que le tendió a Bella, me fijé en ella y ahora parecía algo pálida, tenía un poco de sudor perlando su frente y una mano sujetando su estómago. —Carlisle —mi voz fue apenas un susurro, pero lo suficiente para que él me oyese y mirase en mi dirección—. Bella —volví a susurrar sin apartar mis ojos de ella. Carlisle fue en su dirección y le ayudó a entrar en la casa, donde se fueron hacia la sala y oí como Rosalie le decía a Carlisle que era mejor que Bella se tumbase un poco. Todo era tan extraño. No tardé demasiado en deshacerme de un par de personas que me estaban felicitando para entrar en la sala y ver a mi ahora esposa tumbada en el sofá blanco y tapándose los ojos con una mano. Me acerqué a ella y me arrodillé a su lado tomando una de sus manos entre las mías. Estaba algo más fría de lo normal, aunque su piel estaba cubierta de sudor. Sus mejillas habían perdido su color y un ligero tono azulado comenzaba a cubrir sus labios. —Amor ¿qué te pasa? —pregunté preocupado— ¿Quieres que vayamos al hospital para que Carlisle te reconozca? Ella negó con su cabeza y una ligera sonrisa curvó sus labios. —No será necesario… estoy bien —replicó. —No estás bien Bella… puedo notarlo incluso desde aquí sin necesitad de reconocerte —dijo Carlisle. —Lo sé… pero lo que me pasa no es nada malo —se incorporó de repente y nos miró a todos con el ceño fruncido y tapándose la boca — ¿Alguien puede llevarme al baño? —preguntó con un hilo de voz — ¡Ya! No me lo pensé a la hora de tomarla en brazos y salir corriendo hacia el baño de la planta superior, no quería arriesgarme a que el de 8


la planta inferior estuviese ocupado por alguno de nuestros invitados humanos. Bella vomitó doblada sobre el inodoro mientras yo la observaba con el ceño fruncido. Cuando acabó de tendí un cepillo de dientes con un poco de pasta para que se asease. Lo hizo, y cuando acabó se giró para mirarme. —Ya basta de secretos, Isabella —dije en tono serio—, vas a decirme lo que está pasando y lo vas a hacer ya si no quieres que lo descubra por mi miso. Ella me miró con el ceño fruncido, como si algo de lo que le hubiese dicho la hubiese molestado, pero en seguida cambió su expresión y me miró sonriendo. —Es fácil de deducir lo que me pasa, supongo que Rosalie ya lo supone… sabe que pasaría tarde o temprano así que… lo está esperando, me extraña que tú no —dijo sin perder la sonrisa. —Bella… no juegues conmigo y habla de una vez —casi le supliqué. —Está bien… —dijo feliz— estoy embarazada. Me quedé inmóvil en mi lugar mientras la miraba… ¿había oído bien? ¿Bella embarazada? Pero si ella.. —¿No estabas tomando anticonceptivos? —pregunté en un murmullo. —Estaba… los dejé hace unas semanas —dijo con tanta tranquilidad que me enfureció. —¿Eso es lo que estabas ocultando? —pregunté entre dientes— ¿Querías embarazarte? ¿Con que fin? —¿No es obvio? —preguntó enfadada— Con la amenaza de los Vulturis sabía que nada podía volver a repetirse exactamente como sucedió, adelanté la boda y adelanté también el embarazo. 9


—Pero… —intenté replicar. —No Edward… —me calló— yo necesito estar convertida cuando Aro y los demás estén aquí, necesito estar al frente y luchar a tu lado. No podía hacerlo siendo humana, pero tampoco puedo ni quiero renunciar a Nessie. —Pero Nessie… estás jugando con el futuro… las cosas no son como eran… ¿y si ahora no es Nessie quien nace? ¿Qué haremos? ¿Qué harás? —pregunté con cautela. —Afrontar las consecuencias… pero Nessie tiene que existir, Lo siento —susurró colocando una mano sobre su pecho—, siento que falta un pedacito de mí —explicó con lágrimas en los ojos. Y eso era superior a mí. Cuando Bella lloraba yo me desarmaba. La amaba, la amaba más de lo que pude imaginar nunca. —¿Qué…? —la voz se me quebró— ¿Qué voy a hacer si algo sale mal? ¿Qué voy a hacer sin ti? —Todo saldrá bien —me tranquilizó— Nessie nacerá y tú me convertirás… seremos una familia. Y juntos venceremos a los Vulturis. —Bella… Ella se alejó un poco de mí y se puso de puntillas para poder besarme. —Papá… todo saldrá bien… —susurró contra mis labios— este trocito de ti que está creciendo dentro de mí, será lo más maravilloso que seamos capaces de crear. No pude soportarlo más y la besé… la besé como llevaba ansiando desde que la vi desfilar hacia mí por la alfombra antes de unirnos eternamente. La besé con todo el miedo, con toda la ansiedad, con la preocupación que sentía… pero también con todo el amor, con toda la ternura… ¿y por qué no decirlo? También con toda la alegría 10


que me provocaba el sentir que gracias a la mujer que amaba tendría la suerte de ser padre, de vivir una experiencia a la que estaba condenado a no sentir jamås‌ y ella me la estaba ofreciendo en bandeja de plata.

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