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Capítulo 36 — ¿Hay alguien ahí? Edward POV Después del fantástico día de la boda todo pasó demasiado deprisa, ante la familia de Bella fingimos que nos habíamos ido de luna de miel, pero en realidad nos quedamos en la mansión Cullen para que Carlisle pudiese supervisar el embarazo de Bella de cerca. Acondicionó una de las habitaciones del piso superior como si fuese una habitación de hospital, aunque prácticamente era un quirófano. Tenía todo tipo de material quirúrgico esterilizado y aparatos que quizás Bella pudiese necesitar. Gracias a todo lo que había investigado y a lo que Bella le había contado, tenía una ligera sospecha de que esperar, así que estaba preparado, o eso quería creer. Cada día que pasaba veía cambios en Bella, ya de todos era sabido que los humanos cambian constantemente, pero los cambios en ella eran más significativos. Día a día su tripa aumentaba de tamaño, y la fuerza de nuestro bebé ganaba intensidad. Los malestares en lugar de remitir, cada día eran peores, Bella vomitaba y se mareaba constantemente. Además había bajado de peso aunque su abultado vientre apenas te dejaba apreciarlo. Estaba más pálida de lo normal y sus huesos se podían contar fácilmente a través de su piel. Lo peor fue el día que Carlisle apareció con varias bolsas de sangre donada. Nadie sabía exactamente para que serían y a todos se nos quedó cara de sorpresa cuando Bella, con toda la naturalidad que la caracterizaba, se tragó esa sangre sin 2
hacer ningún tipo de mueca ni mostrar ningún gesto de desagrado. A partir de entonces su estado fue mejorando, ganó peso, sus mejillas volvieron a sonrojarse y lo más importante, la fuerza de nuestro pequeño parecía no hacerle tanto daño. Emmett y Jasper habían viajado hasta Rumanía un par de semanas para entrenar con el ejército que Vladimir y Stephan habían creado. La batalla contra los Vulturis seguía su curso, y con Bella en ese estado yo no podía preocuparme por ella más de lo que ya lo hacía. Los días pasaban a una velocidad vertiginosa, incluso para alguien como nosotros, que no tenemos la misma percepción del tiempo, sentía como las horas y los minutos se me escapaban entre los dedos, apenas podía paladear el poco tiempo que podíamos pasar juntos. Tenía miedo... estaba aterrorizado, por eso intentaba compartir con ella cada momento que podía. Bella estaba muy segura de que todo saldría bien, confiaba en que tanto Carlisle como yo sabríamos que hacer llegado el momento. Pero yo no podía ser tan optimista y, por desgracia, Carlisle tampoco. Día a día veíamos que el bebé que tenía mi Bella en sus entrañas podría acabar con ella. En la mente de mi padre no dejaban de aparecer imágenes de lo que podría llegar a pasar y cada una era más desalentadora que la anterior. El miedo de toda la familia era palpable, cada día dábamos gracias a lo que quiera que fuese por dejarnos disfrutar un día más de la compañía de nuestra Bella, aunque ella era 3
completamente inconsciente de lo que sentíamos todos los que la rodeábamos. Jasper en ocasiones tuvo que salir de la casa, porque todo el pesar que sentíamos a él le sentaba muy mal y no podía soportarlo. Y así estábamos en ese momento. Según las cuentas que Bella llevaba, quedaban cinco días para que nuestra hija naciese... cinco míseros días. Sólo cinco días en los que podría disfrutar de su compañía, embriagarme con el olor de su cuerpo y dejar que su calor me traspasase. Después de eso, ya nada sería igual pasase lo que pasase, quería que Bella fuese como yo, ese era el único método para que lo nuestro tuviese futuro, pero me aterraba el poder perderla. Que algo fallase durante la conversión, que su cuerpo no soportase el parto y la ponzoña ya no pudiese hacer nada porque su corazón estuviese demasiado débil... No me gustaba pensar en eso, pero mi mente irrevocablemente siempre acaba preguntándose lo mismo ¿podría Bella superarlo? ¿Tendríamos nuestro "felices para siempre"? —¿Dónde está esa cabecita? —oí su voz susurrando en mi oído. Estábamos tumbados en nuestra cama, ella se había quedado dormida en el sofá de la sala y yo decidí subirla a nuestra habitación para que pudiese descansar mejor. Ella se acomodó en mi pecho como lo hacía siempre que nos tumbábamos juntos y yo velé su sueño acariciando suavemente su cabello. —En el futuro... —contesté en un susurro. 4
Bella se enderezó un poco y me miró a los ojos. —Sabes que todo saldrá bien —sonrió levemente—. Carlisle y tú sabréis que hacer llegado el momento —dijo adivinando mis pensamientos. —No estoy tan seguro —murmuré casi para mí mismo. Bella endureció el gesto y me miró con los ojos entrecerrados. —Saldrá bien... ¿de acuerdo? —dijo furiosa— No te permito dudar de esto, Edward, la llegada de Nessie será un motivo de alegría, no me va a hacer desaparecer. Me encogí involuntariamente ante lo que dijo... desaparecer... Si Bella desapareciese yo lo haría con ella. Era mi único sustento para permanecer con vida o lo que fuese que nosotros hacíamos, era el único motivo que me anclaba al mundo que vivíamos y no al tedio que sufría antes de conocerla. Sin poder soportarlo más la abracé y sollocé con fuerza contra su cuello. Bella en un primer momento se quedó muy quieta, pero no tardé en sentir sus brazos rodeándome. Yo era débil, lo sabía, y lo peor es que estaba mostrando mi debilidad ante ella cuando era Bella la que tendría que estar asustada, aterrada por llevar dentro de ella algo tan... peligroso... era yo el que me derrumbaba y ella la que me abrazaba y consolaba. Pasamos unos minutos en esa posición... ella abrazándome y yo llorando sin lágrimas. Bella se mantuvo fuerte en todo 5
momento. Me gustaría mucho poder compartir ese optimismo con ella, pero simplemente no podía, era superior a mis fuerzas pensar que algo malo podría pasarle y que, sobre todo, sería por mi culpa. Si yo no fuese el monstruo que era, ella no estaría embarazada y no... —Ha sido decisión mía quedarme embarazada... lo sabes — dijo Bella de repente. Yo sonreí con amargura. —Creía que era yo el lector de mentes —murmuré a desgana. Bella se alejó de mí y me miró a los ojos. —No es difícil adivinar lo que piensas... eres tan autocrítico... nada de lo que haces está bien para ti... —¡Eso no es cierto! —refuté frunciendo el ceño. —¿A no? —preguntó con sus ojos brillando con picardía—. Si no me hubiese quedado embarazada también te estarías culpando por no haberlo hecho... reconócelo Edward, hagas lo que hagas, para ti nunca será lo correcto. Bajé la mirada a nuestras manos entrelazadas y suspiré. —No podré soportar que te pase algo... —dije con un hilo de voz. —No me pasará nada —aseguró una vez más. —No entiendo cómo puedes estar tan segura... Bella yo... no entiendo... vas a estar al borde de la muerte... vas a arriesgar 6
tu propia vida por darme un hijo... no sé si yo merezca todo ese esfuerzo. —¡Edward! —gritó furiosa— No puedo supuesto que lo mereces! Te amo... ¿no Cuando amas a alguien quieres compartir persona, nosotros hemos compartido ADN nueva persona...
creerlo... ¡por lo entiendes? todo con esa para crear una
—No podré vivir sin ti si te pasa algo —confesé mi mayor miedo. —No pasará nada —aseguró una vez más— y si pasa, que realmente lo dudo, tienes un motivo por el que vivir, Nessie, ella te necesitará. —Bella... —intenté protestar. —No —me cortó—. Vivirás por ella, si yo no estoy te necesitará más que a nadie. Prométemelo. —No puedo prometerte eso —susurré con pesar. —Lo sé... porque nada va a pasar y no será necesario — sonrió con suficiencia. No pude más y sonreí con ella a la vez que la atraía hacia mi cuerpo y la estrechaba entre mis brazos. Sus palabras volvieron a mi mente y me tensé. —Cariño... ¿qué pasa si no es una ella y es un él? —pregunté con cautela. Bella también se tensó entre mis brazos y suspiró.
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—Cuento con esa posibilidad, pero como ya te dije una vez, algo dentro de mí me dice que Nessie tiene que existir —dijo a media voz. —¿Y si no es Nessie? —pregunté de nuevo. —Será Edward Jacob... nuestro pequeño E.J. y lo querremos muchísimo —dijo alzando la cabeza y sonriéndome. Sonreí con ella una vez más y la besé con cuidado en los labios. Bella se dejó caer lentamente hacia atrás hasta quedar tumbada en la cama, yo me coloqué a su lado con una mano sobre su abultado vientre, sintiendo como el corazón de nuestro bebé latía a un ritmo muy acelerado. —¿Lo sientes? —preguntó Bella. Yo asentí... por supuesto que lo sentía... y me sentía tan dichoso por eso, aunque el miedo y el temor a perderla continuaba predominando en mi estado de ánimo, una parte de mí anhelaba ver a esa pequeña personita que sería una parte de Bella y mía... algo que nosotros habíamos creado en un momento de amor. Ya había visto la imagen de Nessie entre los sueños de Bella y la adoraba aun sin haberla conocido nunca, así qué ansiaba su nacimiento y que este no fuese totalmente perjudicial para mi Bella. Bella se quedó quieta mientras yo apoyé mi cabeza sobre su vientre. Me encantaba poder escuchar el corazón del bebé desde esa corta distancia, el sonido que hacía con sus movimientos...Bella mientras tanto acariciaba mi cabello y de vez en cuando me susurraba diciéndome cuanto me quería.
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En esa posición estaba cuando unos nuevos pensamientos llegaron a mi cabeza. No era nada definido, solo eran sonidos de voces, el de Bella predominaba entre ellos, y la mía también. También había algún ruido común en la casa y entre todo ese barullo de ruidos y voces sin sentido había un sentimiento: amor. Mucho amor. Sonreí como un estúpido, desde la aparición de los rumanos no había podido escuchar la mente de Bella nunca más, pero ahora que se había quedado dormida podía volver a hacerlo. Eran cosas sin sentido, algo poco habitual en ella, pero el cansancio seguro que no la dejaba dormir tranquila y por eso soñaba cosas absurdas. —¿Ya está lista la habitación del bebé en la cabaña? — preguntó Bella de repente. Yo fruncí el ceño... no era habitual que Bella hablase tan claramente mientras estaba soñando. Además... si estaba soñando cosas sin sentido... ¿por qué me hacía de repente una pregunta con tanta lucidez? Me enderecé y la miré a los ojos... estaba completamente despierta, mi ceño se frunció más. —¿Qué? —preguntó a la vez que no pronunciaba ni una palabra— ¿estás bien? ¿Por qué no...? —¿Qué estabas pesando hace un segundo? —la interrumpí. —¿Cuándo? —Antes de preguntarme lo de la cabaña... ¿qué estabas pensando? 9
Ella se sonrojó y bajó la mirada avergonzada. —En lo que podríamos hacer cuando Nessie nazca... — susurró. Mi ceño fruncido a este paso se haría permanente. Volví a apoyar mi cabeza contra el vientre de Bella, no es que así fuese a escuchar más claramente, pero era una conexión más cercana... ¿no? Acaricié su tripa bajo el enorme suéter que llevaba, acariciando su cálida y tersa piel. El bebé comenzó a moverse con más fuerza y Bella comenzó a reír... —¿Qué le haces? —preguntó divertida. Nuevos pensamientos llegaron a mí, unos nuevos a los anteriores, ahora solo eran mi voz y la de Bella, la conversación que acabábamos de tener, después solo era la risa de Bella, una y otra vez, el sonido de su risa repitiéndose continuamente y más amor... felicidad... ¿Sería posible que...? —¿Qué pasa? —preguntó Bella. —No puede ser... no... es… es imposible… yo... —balbuceé. Bella se enderezó completamente hasta sentarse en la cama y me miró. —¿Qué ocurre? —volvió a preguntar. —Lo he escuchado... ¿es posible que haya podido escuchar al bebé? —pregunté aturdido.
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Una sonrisa comenzó a dibujarse en los labios rojos de Bella, una sonrisa tan genuina y sincera que involuntariamente la contesté. —¡Al fin! —dijo con alegría. —¿Tú lo sabías? ¿Sabías que esto pasaría? —ella asintió— ¿Por qué no me dijiste nada? —Quería que fuese una sorpresa... ¿qué estaba pensando? — preguntó con impaciencia. —Nada en concreto, en nuestras voces, el sonido de tu risa... y siente mucho amor y alegría —contesté sin dejar de sonreír. Después de eso nos quedamos abrazados unos segundos más, Bella durmió unos minutos y después se despertó con una fuerte patada de nuestra pequeña. Estaba intentando explicarle a nuestro bebé que debía tener un poco más de cuidado con su mamá... no quería que Bella sufriese más de lo debido, si Nessie podía comprender como lo hacía, que moviéndose tan bruscamente podría romperle algún hueso, debía intentar explicárselo para que ella se encontrase mejor.
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