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Capítulo 4 —Nada es lo que parece. Edward POV

Absurdo. Inútil. Repetitivo. Innecesario. Monótono… Me quedaba sin adjetivos, cada día era exactamente igual al anterior. Mis movimientos eran mecánicos y calculados, cada día la misma historia, cada día la misma escena. Después de una tarde de caza, hoy parecía ser un día como todos, bueno, más bien una noche. Carlisle y Esme charlaban tranquilamente sentados en sofá. Alice leía ansiosamente un nuevo catálogo de moda. Jasper la miraba embobado con la boca abierta, sólo le faltaba un hilillo de baba colgando… me era extremadamente difícil no aguantar la risa. Rosalie y Emmett estaban a lo suyo, las risitas y los golpes eran el plato de cada noche en su habitación. Yo me encontraba frente al piano, intentando inútilmente que mis dedos decidiesen obedecer las órdenes de mi cerebro y aporrearan las teclas como era debido. Pero hasta el único de mis verdaderos placeres estaba dándome la espalda, las notas iban cada una por su lado sin armonizar con las demás. Suspiré abatido. "¿Estás bien hijo?"

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La pregunta que mentalmente me hizo mi madre me hizo perder la poca concentración que tenía. Mis manos cayeron pesadamente sobre las teclas haciendo que un sonido estridente inundara la estancia. Me puse en pie y comencé a caminar hacia la salida. —Estoy bien. Volveré en un rato —murmuré antes de salir por la puerta. Pero claro que no estaba bien, no tenía ni un solo motivo por el que querer existir. Lo único que me tenía atado al mundo, a parte de mi innegable inmortalidad, era mi familia. Ellos sufrirían si yo me marchara y eso me hacía replantearme el ponerle fin a esta existencia vacía. Caminé a paso humano hasta mi coche, necesitaba hacer algo diferente, algo que alejara esa monotonía que reinaba en mis días. Abrí la puerta para meterme dentro pero cambié de opinión en el último momento y eche a correr hacia el bosque. Mis pies apenas tocaban el suelo, el viento provocado por mi carrera me enredó el pelo mientras sentía como se revolvía en mi cabeza. Sólo cuando corría así podía sentir un poco de libertad, aunque ese efímero placer cada vez lo era menos. La oscuridad de mis días lo estaba nublando todo. Después de correr durante dos horas fui a cambiarme de ropa y a llevar a mis hermanos al instituto… ahogué un gruñido solo de pensarlo. Hasta su simple nombre sonaba como un insulto. "Instituto". Llegamos unos minutos antes de que sonase la sirena, todo parecía normal, excepto por el absurdo acontecimiento que tenía a todos los alumnos revolucionados. Una nueva alumna, Isabella Swan, la hija del Jefe Swan, comenzaba hoy las clases. Durante el trayecto tenía los pensamientos de mis hermanos completamente bloqueados, no me apetecía saber lo bien que lo 3


había pasado Rosalie con Emmett, ni lo linda que estaba Alice haciendo un puchero… el estacionamiento estaba concurrido como de costumbre, pero mi plaza habitual continuaba vacía. En cuanto aparqué Alice soltó un jadeo e inmediatamente se puso a repasar su lección de historia sobre la primera guerra mundial evitando así que pudiese ver algo de lo que pasaba por su mente. —Alice —murmuré dándole un toque de atención. —Métete en tus asuntos, Edward —me regañó y me sacó la lengua como si fuese una niña de cinco años. Todos bajamos lentamente del coche, los estudiantes ya hacía tiempo que se habían acostumbrado a nuestra presencia, aunque siempre mantenían una distancia prudente, pero apenas nos prestaban atención, habíamos dejado de ser la novedad. Pero una chica apoyada torpemente contra una furgoneta nos miraba ensimismada. Sus pensamientos estaban completamente en blanco y su corazón latía a una velocidad escandalosa. Su dulce y embriagadora esencia me golpeó directamente haciendo arder mi garganta y que el monstruo de mi interior quisiese salir a la superficie. Pero fui lo suficiente fuerte para ignorarlo, suerte que habíamos ido a cazar la tarde anterior. No conocía a esa chica, nunca la había visto, así que supuse que sería la alumna nueva, Isabella. Sus ojos y los míos se cruzaron por un momento y, sin saber muy bien por qué, me estremecí ante ese contacto. Sus ojos estaban alegres, brillaban de emoción y podía decirse que estaba totalmente deslumbrada ante nuestra presencia. Pero había algo en su mirada que me hizo pensar, ese marrón chocolate de sus ojos revolvió algo en mi interior, aunque no sabría decir el qué. La mañana pasó extremadamente lenta. Los minutos parecían ser más largos que las horas y eso me estaba desquiciando. Desquiciado. 4


Era una buena palabra para describir el modo en que me sentía. Llegó la hora del almuerzo y con mi bandeja perfectamente llena me senté en la mesa de todos los días. Mis hermanos no tardaron en acompañarme y la comida prometía ser como la de cualquier otro día. Excepto porque mi demonio de hermana parecía estar buscando a alguien y en su mente sólo se repetía una y otra vez el himno nacional chino. —Alice, ¿qué ocurre? —pregunté intentando controlar el tono de mi voz. —No pasa nada Edward, no seas entrometido, deja de leerme —en su rostro se dibujó una expresión que me hizo retroceder… Alice enfadada era algo que no me gustaría experimentar. Los pensamientos de casi todos los presentes giraban en torno a un único acontecimiento: Isabella Swan. O Bella, como había pedido encarecidamente que la llamaran. Su rostro estaba en la mente de todos, sólo un acontecimiento tan insignificante como ese, podía causar tanto revuelo en el instituto de Forks. Sin saber muy bien el motivo, la busqué con la mirada, la encontré en una mesa con Jessica Stanley y Lauren Mallory… suspiré. No eran la mejor compañía, ¿pero quién sabe?, quizá era igual de despreciable que ese par. "Edward me está mirando, pero ¿por qué me mira así?" Sus pensamientos eran extraños, ¿cómo se suponía que la estaba mirando? "Edward nunca me ha mirado así, eso sólo lo haría si pudiese leer mis pensamientos, pero nunca pudo hacerlo". Me tensé en la silla, no sólo sabía que podía leer la mente, sino que decía que nunca antes podía haberlo hecho con ella… mis nervios comenzaron a aflorar ¿cómo una simple humana podía saber que yo 5


podía hacer eso? ¿Cuándo se supone que yo estuve con ella? Me acordaría... "Edward no puede leerme, ¡eso es imposible!" Mi mandíbula se descolgó… ¿qué pasaba con ella? Comencé a sentirme relajado y tranquilo, Jasper había notado mi nerviosismo y estaba usando su don y por el rabillo del ojo vi como miraba preocupado hacia la dirección donde estaba esa chica. Aunque no estaba leyendo su mente, porque estaba concentrado en Isabella, podía ver por la expresión de su rostro que el estado de ella le estaba afectando. "Jasper…" Ese último pensamiento de Isabella acabó por desconcertarme, ¿también conocía el don de Jasper? Mi entrecejo se frunció instintivamente. Eso estaba mal, muy mal ¿quién o qué era esa chica? Parecía humana, pero ningún humano había tenido teorías tan certeras y menos a tan solo unas horas de conocernos. "Edward Cullen si me estás oyendo agarra una manzana de tu bandeja" ¿Pero cómo…? Estaba jugando conmigo y yo le seguiría el juego, quizás así sabría que había de raro en ella. Cogí la manzana y volví a fijar mis ojos en ella, se tensó al instante y dio un pequeño salto en la silla cayéndose al suelo. Podía leerse la sorpresa y el miedo en su cara, pero en su mente… ¡no había absolutamente nada! Me centré esforzándome en todo lo que podía pasar por esa cabeza pero fue imposible.... ¡nada! Todas las personas de su alrededor se volvieron para mirarla, ella estaba asustada y avergonzada, pero su mente continuaba sellada, ¿cómo me había bloqueado? Salió corriendo de la cafetería, dejándome paralizado sobre mi silla, haciéndome miles de preguntas y temiéndome lo peor, porque que 6


esa chica supiese tanto no era buena señal. Me puse en pie y seguí su esencia hasta el aparcamiento. Estaba subiéndose a un destartalado Chevy, pero eché a correr y pude detenerla. La sujeté y la hice girar en el aire pegando su espalda sobre la carrocería del coche. —¿Qué eres? —la pregunta salió de mis labios sin siquiera ser procesada por mi mente. Los nervios me habían jugado una mala pasada, tenía que haber tenido un poco más de tacto al hablar con ella, pero sólo pensar que podría ser una amenaza para mi familia me hacía perder los estribos. "Me odia, Edward me odia" No dejaba de repetir eso continuamente en su cabeza. Y claro que sí, no sé si odio sería la palabra correcta, pero su presencia no me agradaba especialmente. Sus ojos se humedecieron, varias lágrimas descendieron por sus mejillas y de repente sus pensamientos volvieron a bloquearse. Di un paso atrás alejándome de ella ¿cómo era capaz de hacer eso? —¿Cómo lo has hecho? —mi voz era apenas un murmullo— Te estaba escuchando y de repente… ¿qué eres? Esa pregunta no se alejaba de mi cabeza, un humano normal y corriente no habría podido deducir lo que ella había deducido en solo unas horas, no le encontraba ninguna explicación lógica a eso y me ponía extremadamente nervioso. Ella sólo era capaz de balbucear palabras sin sentido, y que su mente continuase sellada no ayudaba a entenderla. —¡Habla! —volví a levantar un poco la voz. Sólo me miraba y temblaba, estaba poniendo mis nervios al límite. —Estás acabando con mi paciencia —le dije intentando tranquilizarme… ¿dónde estaba el hermano empático cuando lo necesitabas? 7


—Tengo que irme— su voz sonó temblorosa y sin fuerza, me tenía miedo… eso era una baza a mi favor y me dio valor, la sujeté cuando intentaba meterse en su coche. —No vas a ninguna parte, habla de una vez —mi voz sonaba como un rugido, pero es que estaba realmente aterrado por esa insignificante humana. —Edward, detente. Déjala —me ordenó Alice… ahora que parecía que empezaba a dominar la situación tenía que aparecer la hermana psíquica. —¿Cómo quieres que la deje? Sabe demasiado —gruñí. "Para ellos sólo serás una humana que sabe demasiado" Después de pensar eso Isabella se echó a temblar… de verdad que no la entendía, sus pensamientos iban y venían y eso me alteraba. "Edward mira" Me dijo Alice, y yo leí sus pensamientos, era una de sus visiones: Yo estaba vestido con un traje negro y parecía muy feliz. Esme y Carlisle estaban a mi lado también vestidos muy elegantes y muy emocionados. De repente una mujer vestida de blanco apareció en la visión, sus ojos chocolate estaban rebosantes de alegría e inundados por las lágrimas… Isabella. Me tambaleé, eso no podía suceder, no podía ser verdad ¿yo casándome con una humana? Es más… ¿casándome con Isabella? Me negaba a creerlo. —¿Eso es una broma no? —le pregunté enfadado —Es sólo el futuro, Edward— contestó muy tranquila. —No tiene porque ser así y lo sabes —rugí.

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—Yo no buscaba, simplemente la visión ha venido a mí. No sé el motivo y sinceramente no me importa ¿Vamos de compras para que se te pase el susto? —le preguntó a Isabella con una sonrisa. Y ella empezó a reírse a carcajadas… ¡encima estaba loca! Por su cabeza pasaron varias imágenes de Alice y ella de compras. —¿Qué ha sido eso? —le pregunté. —¿El qué? —la defendió Alice. —Os ha imaginado a ambas en el centro comercial —no sabía porque eso no me había gustado, era demasiado... real. —¿Y qué? Hermanito estás paranoico… confía un poco en mí sobre esto, de verdad. Estoy segura de que Bella no es ningún peligro —Alice la tomó de la mano confiadamente. —¿Cómo estás tan segura? Lleva sólo unas horas en el instituto y ya conoce mi don y el Jazz, eso sin contar que consigue bloquearme completamente —no lo reconocería, pero eso último era lo que más nervioso me ponía. —¿De verdad puedes hacer eso? ¡Enséñame por favor! No sabes lo indiscreto que es algunas veces… —Alice a veces era imposible. —¿De verdad qué os vais a ir? —pregunté— Lo mejor sería llevarla con Carlisle y que él también opine sobre el tema. Alice puso los ojos en blanco buscando en el futuro y luego habló tranquilinamente. —No nos iremos ahora (muy a mi pesar), tenéis clase y si Bella no va tendrá problemas, es su primer día. Pero después iremos para que conozca a Carlisle y luego a Por Angeles para reformar su guardarropa… ¿a que sí? —utilizó su terrible poder de los ojos tiernos con ella y logró derretirla.

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—Estás loca —no pude detener las palabras que salían de mi boca —. Si pasa algo sólo será tu culpa. —No pasará nada —protestó. —Sólo será tu culpa —repetí. —Edward… déjalo ya —se quejó Alice. —¿No lo entiendes? No sabemos lo que es, ¡eres estúpida! —le grité De repente algo cambió en los ojos y en la expresión de la cara de Isabella, clavó sus ojos en los míos y una llamarada de furia brilló en ellos. —¡Basta ya! —me gritó— Edward Anthony Masen Cullen no vuelvas a hablarle así a Alice delante de mí. Di dos pasos atrás completamente aterrado, ya no sólo el hecho de que una simple humana le haya levantado la voz a un vampiro, sumando el hecho de que sus ojos eran siniestros con ese brillo, pero que supiese mi nombre completo no ayudaba nada... al final tendría que reconocerlo, Isabella Swan me daba miedo. Cuando entré en clase de biología Isabella estaba sentada en mi mesa… debí suponerlo, era el único lugar libre. Intenté buscarle el lado bueno al asunto, al menos la tendría cerca y podría saber más sobre ella. "Edward no es tan guapo, tiene la nariz torcida" "Su pelo parece un almiar" "Es demasiado perfecto, parece irreal" Los pensamientos de Isabella me ponían nervioso, pero también me divertía comprobar que despertaba ese tipo de emociones en ella. Parecía absurda inventando pretextos para no mirarme y en más de una ocasión se me escapó una sonrisa. Una de esas veces me descubrió. 10


"¿Me estás escuchado Cullen?" Sólo pude asentir, me estaba costando horrores reprimir una carcajada. "¿Y te parece divertido?" Preguntó volviendo la cara hacia mí sonriéndome. Su pelo se movió ligeramente y su esencia me golpeó de lleno, la garganta me ardía pero intenté ignorarlo. Me acerqué un poco a ella para susurrarle al oído. —Es más de lo mismo, nada que no haya escuchado antes. No sabía exactamente porque pero imaginé que eso la molestaría, pero al acercarme a ella sólo podía ver la yugular en su cuello tentándome con cada latido de su corazón. ¡Oh Dios! ¿Por qué tenía que oler tan bien? Por suerte estaba preparado para eso, aunque su olor me atraía en extremo, había ido a cazar y me sentía extrañamente inmunizado ante la sed que me provocaba. Tragué la ponzoña que se había acumulado en mi boca e intenté mostrarme indiferente. Isabella tenía la carne de gallina y parecía estremecerse, sonreí orgulloso, había encontrado su punto débil. Con mis encantos vampíricos podría tenerla fuera de juego cuando fuese necesario. "¿Te atrae mi sangre, Cullen?" Para eso sí que no estaba preparado… ¿tan evidente era? Seguro que sí, mis ojos debían de estar más negros que el carbón. Me tensé, está chica sabía más de lo que parecía. Sonrió con suficiencia y volvió a mirarme. "Más de lo mismo, nada que no me haya pasado antes" Ese sólo pensamiento de su parte encendió mis alarmas ¿habría estado antes con vampiros? Eso podría explicar porque no sentía miedo y porque sabía tanto sobre nosotros… pero no fue eso lo que 11


me hizo ponerme en pie tan bruscamente y salir hacia mi coche. Tampoco fue que su esencia me embriagara de tal modo que ansiaba saltar sobre ella y comérmela. Lo que me puso verdaderamente tenso fue el pensar en ella al lado de otros vampiros, el imaginar que alguien pudiese hacerle daño, el imaginarle frágil y vulnerable ante cualquiera. Un rugido ocupó mi pecho, pero logré acallarlo antes de que me delatase frente a algún humano. ¡La culpa era de Alice! Si no me hubiese mostrado su visión… si no tuviese ese complejo de voyeur… yo no habría pensado en Isabella de ese modo. Pero que ella fuese tan sensible a mis encantos me ponía las cosas más difíciles. Me senté en mi coche y puse Debussy a todo volumen, eso siempre lograba tranquilizarme. En cuanto las primeras notas comenzaron a sonar la paz y la serenidad se adueñaron de mí. Cerré los ojos para que la sensación fuese más intensa, pero en cuanto lo hice esos ojos chocolate aparecieron en mi mente. Me miraban intensamente con una expresión dulce y tierna, tenían un brillo único, parecía que me miraban y eran capaces de leer mi alma… era como si reflejasen un amor infinito… Moví la cabeza de un lado a otro enérgicamente, para evitar esos pensamientos, pero era inútil, esa mirada parecía estar grabada a fuego en mi memoria. La sirena que anunciaba el fin de las clases me tomó por sorpresa e hizo que me sobresaltara. Los alumnos comenzaron a salir de sus aulas paulatinamente, los pensamientos de cada uno de ellos entraron abruptamente en mi cabeza formando una maraña de conversaciones completamente inentendibles. Estaba completamente abrumado con tantas voces, intentando bloquearlas todas para disfrutar de al menos un minuto de silencio cuando Alice danzó alegremente hasta la chatarra de Isabella llamaba coche, y allí se apoyó a esperarla. Conseguí evadir todas las voces por fin y me centré en ella, la miré con el ceño fruncido, no entendía porque la 12


defendía tanto, ella me devolvió una mirada envenenada y me sacó la lengua. Rodé los ojos e intenté ignorarla todo lo posible, cuando se ponía infantil era insoportable. Rosalie, Emmett y Jasper entraron en el coche, sus pensamientos eran totalmente desconcertantes. Jasper tenía muchísima curiosidad, las emociones de Isabella eran demasiado fuertes y no lograba controlarlas del todo. Emmett estaba aterrado, casi tanto como yo, se debatía entre acabar con ella o esperar a saber qué era lo que se proponía. Los más extraños eran los de Rosalie, no se explicaba porque esa simple humana había despertado una sensación de ternura y protección en ella, Rosalie quería odiarla por el simple hecho de ser humana, pero no lo conseguía, esos sentimientos eran más fuertes que ella. Miré por la ventanilla de mi izquierda y vi como Isabella se acercaba vacilante hacia su coche. Pensaba en el golpe que "accidentalmente" le había dado a Newton con su raqueta en la cabeza. Reprimí las ganas de reírme, tenía que reconocer que en el fondo esa chica era divertida. Le había atizado una buena al chico… Ella y Alice estaban hablando sobre ir a nuestra casa. Yo le tenía miedo por todo lo que parecía conocer sobre nosotros, pero a la vez, podía imaginármela claramente en mi casa y eso no me resultaba extraño, era casi… natural. Me estaba sorprendiendo de mi mismo al pensar que llevar a una humana a una casa llena de vampiros era "natural" ¿en qué estaba pensando realmente? Totalmente contrariado me acerqué a ella cuando se iba a subir a su coche. Tenía que dejarle claro que ella, por mucho que supiese sobre nosotros y nuestra naturaleza, siempre tendríamos el control sobre la situación. Ella era la human frágil y nosotros los vampiros fuertes, así era realmente y eso tenía que demostrar. Cerré la puerta justo cuando ella la abrió y poniéndome detrás de su frágil cuerpo le susurré al oído. 13


—Sígueme si eres capaz, no te gustará lo que te pasaría si te pierdes en una de estas calles tan solitarias de Forks. Noté como su cuerpo se estremecía y su piel reaccionaba al contacto con mi frío aliento… sonreí… si quería podía mantener el control. Pero que equivocado estaba, cuando creí ir un paso por delante de ella, de una sola estocada ella me adelantaba tres. —No te preocupes, conozco el camino —contestó muy pagada de sí misma mientras me guiñaba un ojo. Pero eso no fue lo que me enfureció, lo que realmente me sacó de mis casillas fue lo que pensó justo después. "No te tengo miedo, Don Colmillos" Hasta ese momento ella nunca había expresado claramente que éramos vampiros, sólo había dado a entender que no éramos humanos normales y que ella conociese ese secreto no me entusiasmaba para nada. Una de nuestras leyes es ocultar nuestra naturaleza y si llegaba a oídos de los Vulturis que una humana lo sabía, podría llegar a ser malo para nosotros… muy malo. Y qué decir para ella, la matarían sin piedad… y eso fue lo que me alteró en sobremanera, imaginarla muerta… La odiaba, le temía, sentía una curiosidad extrema por todo lo que conllevaba que ella supiese tanto sobre nosotros, pero el simple hecho de imaginar su cuerpo inerte y sin vida me sobrepasaba, no podía soportarlo. Y lo que más me inquietaba era que no conocía el motivo. Mientras esos pensamientos cruzaban por mi mente, hundí mi pie en el acelerador para llegar a casa cuanto antes, Rosalie ya había llamado a Carlisle para explicarle la situación y nos estaba esperando. Yo me sentía asustado, nervioso, desconcertado… y a la vez estaba totalmente tranquilo, como si esa humana no supusiese una amenaza para toda mi familia. Todos esos sentimientos encontrados 14


acrecentaron mi preocupación y por consiguiente, Jasper me miraba preocupado también y con el ceño fruncido. "¿Qué te pasa?" pensó. —Nada —dije sin apartar la mirada de la carretera. "Edward" su voz mental sonaba en tono de reproche. —Jazz, estoy bien. "No lo estás" rebatió. —¿Y cómo se supone que estoy? — pregunté en tono mordaz. "Extraño, nunca te había sentido así" —Yo tampoco —contesté en un susurro. —¡Dejadlo ya! —gritó Emmett— No soporto esas conversaciones. Rosalie lo tomó de la mano y enseguida se tranquilizó. Llegamos a la gran mansión en un abrir y cerrar de ojos. Carlisle estaba dando vueltas por la sala como un león enjaulado y Esme lo miraba con preocupación sentada al pie de las escaleras. En cuanto entramos ambos se abalanzaron sobre nosotros y nos avasallaron a preguntas. Les contamos todo lo que sabíamos sobre Isabella y a partir de ahí la preocupación de Carlisle sólo fue en aumento. Mentalmente repasaba nombre a nombre todos los vampiros que conocía, intentando encontrar algún motivo por el que al menos uno quisiese vengarse y por eso nos enviase a esa chica para hacernos la vida imposible. Minutos después llegaron Alice e Isabella, Alice sonreía abiertamente e intentaba evitarme repasando mentalmente sus próximas compras. Los pensamientos de Isabella estaban bloqueados, la miré con rabia, no entendía como podía hacer eso y me exasperaba. 15


"Está nerviosa Edward," pensó Alice "cuando se pone nerviosa es cuando te bloquea" Eso tenía sentido, pero no me tranquilizaba. —Carlisle ¿puedo hablar contigo? —la voz de Isabella era apenas un susurro, pero todos pudimos escucharla. —Por supuesto —contestó mi padre conteniendo los nervios. —A solas, en tu despacho —exigió— Y él —me señaló— que se vaya, por favor. ¿Qué me vaya? ¿Pero en que estaba pensando esa niña? ¿Piensa que voy a irme y desproteger a mi familia así como así? ¡Estaba loca! —No voy a ninguna parte —dije intentando contener la ira que me ardía en el pecho. —Edward, ven conmigo —dijo Alice "no te preocupes, he hablado con ella y no hay ningún peligro". No daría mi brazo a torcer, no en una situación como esta dejando a mí familia desprotegida ante una amenaza que ni si quiera sabíamos de que calibre era. Me mantuve inmóvil en mi lugar y continué taladrándola con la mirada. "Ve, hijo" pensó Carlisle. Ante ese pensamiento no podía negarme, pero no me entusiasmaba la idea, y menos cuando permitieron que Rosalie se quedara y a mí me echaron. Jasper y Emmett casi tuvieron que llevarme arrastras para que saliese de allí, seguidos por Alice y Esme. No me gustaba la situación. Nos habíamos alejado lo suficiente como para que sus pensamientos no llegasen a mí y eso me ponía al borde la histeria. Nos detuvimos en un claro en mitad del bosque. Yo me senté sobre un tronco caído observando el cielo que poco a poco se estaba oscureciendo dando paso al crepúsculo. Esme se 16


sentó a mi lado y Alice ante mí sobre la hierba mojada… Emmett y Jasper caminaban nerviosos haciendo círculos. Alice y Esme intentaban tranquilizarme hablando conmigo, pero yo no escuchaba, sus voces eran un murmullo lejano que apenas interfería en mis pensamientos. Mi mente estaba en la gran mansión, en lo que Isabella le estaría contando a mi padre, en porque había exigido que yo no estuviese presente mientras hablaban, en porque Alice después de haber hablado con ella evitaba pensar demasiado en esa conversación. —Edward —Alice llamó mi atención tocándome el hombro. —¿Qué quieres, Alice? —contesté sin ganas… hablar con ella era lo último que me apetecía. "Bella no es peligrosa, créeme" —¿Has visto algo más? — pregunté Negó con la cabeza, pero en su mente durante un segundo estuvo el rostro de Isabella roto de dolor y con la cara ensangrentada. Me encogí ante esa imagen, comencé a notar dolor en mi pecho al imaginar que algo grave pudiese pasarle. Jasper apareció a mi lado al instante y me puso una mano en el hombro para que su don hiciese efecto más rápido. —Jazz, estoy bien —susurré. Me miró ceñudo, dio media vuelta y se fue a hablar con Emmett. —¿Alice que fue eso? —le pregunté. —Nada que debas saber por ahora… el tiempo pondrá cada cosa en su lugar —contestó evadiendo mi pregunta. —Alice, ¿Qué me estas ocultando? ¿Qué va a pasar con ella?

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—Ella es una chica y se llama Bella —contestó enfadada—. Y te agradecería que la tratases bien, será mi mejor amiga y alguien muy importante en nuestras vidas. Jasper y Emmett se acercaron a donde nos encontrábamos y pusieron atención a lo que estábamos hablando. —¿Qué quieres decir con importante? —preguntó Jasper Alice lo miró fijamente, luego me miró a mí pensando en la repercusión que tendría el contar lo que sabía y lo feliz que se sentiría Esme… eso ultimo me preocupó, ¿de qué modo podía Isabella hacer feliz a Esme? Mis neuronas trabajaron a la velocidad de la luz, sólo había un modo: que fuese una más de sus hijas, una más de nosotros, que se convirtiese en vampiro… Cuando quise darme cuenta estaba temblando de rabia y sin poder acallar los gruñidos que salían de mi pecho. Emmett me sujetaba con fuerza y las oleadas de tranquilidad que Jasper me lanzaba apenas hacían efecto. No podía soportar que Isabella formase parte de nuestra familia siendo uno más de nosotros, no entendía muy bien porque, no era contra ella ni contra su persona, era algo inexplicable e irracional, pero algo dentro de mí quería salvaguardar su humanidad.

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