Guardaespaldas 15

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Capítulo 15 Los pajaritos cantan Luca miró a Ágata una vez más, ella continuaba sentada en aquella silla y con la mirada clavada en el suelo, en completo silencio y temblando como una hoja. En el fondo no sentía pena por ella, se había buscado lo que estaba sucediendo y sentirse así era el menor de sus problemas. Un chico bastante joven apareció en la habitación donde se encontraban y miró a su alrededor, toda la familia Turner continuaba congregada en aquel lugar y Luca se removió incómodo y miró a Sonia, que captó el mensaje enseguida. —¿Por qué no nos vamos de aquí? —preguntó a su familia en un murmullo. Luca se tensó, si todos se iban de allí, eso quería decir que no podría proteger a nadie, porque debía quedarse con Bertoni. El recién llegado, pareció 3


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haber leído su mente, porque se acercó a él y golpeó su hombro con camaradería. —Iván y Víctor están en la puerta controlando cualquier movimiento sospechoso, no ocurrirá nada —lo tranquilizó. Chace, Abba, Alice y Sonia salieron de la habitación y se volvieron mezclar entre el tumulto que asistía a la fiesta, aunque habían perdido las ganas de celebrar cualquier cosa. Ahora tenían un mal sabor de boca, haber descubierto la verdadera historia del pasado de Mara no había sido plato de buen gusto, por un lado, preferían haberse mantenido en la ignorancia antes de ver el dolor que escondían sus ojos, pero por otro les gustaba conocer los motivos por los que aquella chica siempre se mostraba triste y distante con todos los que la rodeaban a excepción de su amigo. Luca miró con desconfianza al chico que le había hablado, aunque lo conocía de haberlo visto en la agencia, no habían hablado nunca, sabía de él que era agente del FBI y poco más. Esperaba que Ágata cantase todo lo que sabía, no tenía ganas de seguir viéndole la cara a toda esa gente con la que él y Mara habían trabajado.

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Al parecer y por lo poco que le habían dicho, el FBI se había encargado de atar todos los cabos para que Carlo no pudiese acceder a toda la información sobre el pasado de Mara, no entendía cómo una simple chica con un puñado de billetes había conseguido desvelar algo que se suponía que estaba bien encubierto. —Espero que hagas bien tu trabajo —masculló Luca entre dientes. El chico miró hacia arriba para poder clavar sus ojos en los suyos, ya que era algo más bajo que él. —Que sea joven no me resta profesionalidad, sabes bien que puedo hacerlo —protestó frunciendo el ceño. Luca mostró una pequeña sonrisa y asintió con la cabeza. —De acuerdo Sean, pero recuerda bien con quien estás hablando —susurró lo suficiente bajo para que Ágata no pudiese escucharle. —¿Vas a supervisar el interrogatorio? —le preguntó. —Me gustaría, pero hagámoslo aquí, en la central podría asustarse. —Pero… —intentó protestar. 5


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—No es sospechosa, tan solo tiene información que necesitamos, no es necesario llevarla a la central y asustarla demasiado —repuso Luca. —Estoy seguro de que nos contará más si apuntamos un foco directo a su cara, las que van de gatas, como ella, se acobardan enseguida cuando ven que las cosas van en serio —dijo Sean con una sonrisa cínica. Luca rio entre dientes. —Mejor me lo pones. Haz tu trabajo y no le des más vueltas. Sin esperar más, Sean sujetó una silla y la colocó justo enfrente a la otra, en la que Ágata estaba sentada. La chica lo miró asustada, ates de alejar la mirada hacia otro lado y comenzar a temblar casi imperceptiblemente. El chico se sentó al revés en la silla, con las piernas abiertas y los brazos apoyados en el respaldo, a Luca siempre le había parecido absurdo y muy peliculero hacerlo de ese modo, suspiró derrotado y se acercó un paso más para no perderse ni una sola palabra de la conversación que tendría curso entre ellos. —A ver, tan solo quiero saber una casa… ¿de dónde has sacado toda la información que tienes sobre Mara? —preguntó Sean en un susurro. 6


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Ágata lo miró entre sus pestañas y se estremeció, pero no dijo nada. —Todavía no estás acusada de ningún cargo y yo puedo tener mucha paciencia, pero también la puedo perder con mucha facilidad —continuó el chico con voz tranquila—. Mi consejo es que contestes a mis preguntas si no quieres salir mal parada de aquí. —No he hecho nada malo —susurró Ágata, —¿Nada malo? —gruñó Luca dando dos pasos más en su dirección—. Has acusado a una agente federal de asesinato y lo has hecho delante de muchas personas, ¿eso no es hacer algo malo? —Pero esa información era real, mi acusación tenía fundamento —dijo la chica con más fuerza en la voz. Luca se tensó e intentó respirar hondo para calmarse, no ganaría nada sacando su arma y vaciando el cargador contra ella. —¿Quién te dio esa información? —volvió a repetir Sean, pero con más énfasis que la vez anterior. De nuevo, tan solo obtuvo silencio como única respuesta. —Está bien —masculló Luca—, jugaremos al poli malo y poli bueno. Tienes claro cuál será mi papel, 7


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¿verdad? —preguntó con cinismo a la vez que levantaba la chaqueta y mostraba su arma. Ágata abrió mucho los ojos y miró a Sean intentando encontrar ayuda en él. —No va a ayudarte —concretó Luca—, soy su superior y cumplirá mis órdenes. El chico asintió, Ágata palideció y tragó en seco. —Está bien —susurró con voz temblorosa—, contraté a un detective privado. —¿Quién era? —gruñó Luca. —No sé cómo se llamaba —continuó explicado la temblorosa chica con un hilo de voz—. Contacté con un chico que vive en Oakland y me dijo que el trabajo era demasiado para él y que se lo diría a otro hombre, para que le diese mi teléfono a la persona que me ayudaría, que ya me daría la información que le había pedido. —¿Quién era ese hombre? —Sean parecía calmado, aunque la vena de su frente palpitaba tras cada pregunta. —No sé cómo se llama —vaciló Ágata—. Contacté con ese chico y él hizo todo lo demás. —¿Quién era el chico? 8


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Ágata miró a Luca y tragó en seco, tardó varios segundos en contestar, como si tuviese dudas de hacerlo o no. —Mark, Mark Spencer. —¿No te dio ningún nombre más? La chica negó con la cabeza. —¿Cómo te dio la información? —Quedamos en un restaurante de Lincoln Square, me dio un pendrive con toda la información que le había pedido —susurró Ágata. —¿Qué información le habías pedido? La chica tragó en seco y miró a Luca, quien había hecho la pregunta, con un poco de miedo. Ese hombre la asustaba, era tan grande y amenazante que no sabía que esperar de él, además, su mirada fría y distante la ponía nerviosa. Los músculos de sus brazos estaban tan tensos que se podía apreciar incluso sobre la chaqueta de su traje y se había aflojado la corbata y desabrochado los dos primeros botones de la camisa, lo que le daba un aspecto más despreocupado, pero también más peligroso. —Quería saber los trapos sucios de esa… —la chica se calló lo que estaba a punto de decir cuando vio la expresión furibunda en el rostro de ambos hombres 9


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frente a ella—. No podía dejar que se quedase con Evan, tenía que hacer algo que provocase que él la alejase de su lado. —Quiero ver el contenido de ese pendrive —dijo Luca. —Iré a buscarlo —dijo Ágata saliendo de la habitación escoltada por Sean. Y Luca se quedó a solas por un momento, se pasó las manos por el cabello en un gesto nervioso y resopló. Las cosas no estaban saliendo como lo habían planeado, esa mujer se había metido en el medio siendo un obstáculo más. Necesitaba que Mara estuviese en plena forma, necesitaba que todo estuviese bien atado para que Martinelli se pudriese entre rejas, si no es que lo condenaban a muerte. Su teléfono comenzó a vibrar y miró el identificador con el ceño fruncido. —No es seguro que me llames a este número — gruñó sin siquiera saludar. —Lo sé, tan solo quería conocer de primera mano el curso de las investigaciones con esa chica —contestó una voz masculina al otro lado de la línea telefónica. —Está cantando todo, pero no sabe mucho… ¿te suena de algo un tal Mark Spencer? —preguntó Luca. 10


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—Sí, es un detective poco más que aficionado. No sabe hacer muy bien las cosas y solo entorpece el trabajo de otros —le aseguró con tranquilidad. —Por lo visto conoce a alguien que sí sabe trabajar. —¿Quién? —Todavía no lo sabemos, la hija de Bertoni no conoce su nombre —susurró Luca abriendo la puerta y mirando hacia el exterior solo para asegurarse de que todo marchaba bien. —Que irónico que la hija de Danilo nos esté poniendo las cosas más difíciles, es como si supiese más de lo que está contando. —No lo sabe —Luca suspiró y se frotó el rostro con frustración, no entendía por qué las cosas se tenían que complicar tanto cuando más fáciles parecían—. Tenías que ver su cara cuando Mara le dijo algunas de las cosas por las que está acusado su padre. —Mara es muy grande…. —Pero debería saber… —la frase de Luca quedó inconclusa. —De esto ni una sola palabra a Mara, que continúe pensando que todo está en mis manos.

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—Está bien, pero sabes que no estoy de acuerdo con esto, ella debería saber qué es lo que está ocurriendo —se quejó. —No me vengas de nuevo con toda esta mierda, las cosas son como son porque así será más fácil para ella, y lo sabes. —Pero Christian… —Christian es el menor de nuestros problemas en este momento, solo ha sido un daño colateral —le interrumpió el hombre—. Estamos hablando de un caso que lleva abierto más de diez años y estamos a punto de resolverlo, ¿quieres echarlo todo a perder por tus principios? ¡Corre y ve a contarle todo a Mara! ¿Cómo crees que será más fácil que te perdone por haberle mentido? Ahora no puedes ofrecerle más que la verdad, si llegamos hasta el final, además de la verdad podrás entregarle la cabeza de Martinelli en bandeja de plata. —Pero ella es como mi hermana —lloriqueó Luca. —Lo sé… también es como mi hija, le prometí a Robert que la cuidaría y he tenido que dejar que se arriesgue con todo esto, además de convertirla en viuda, ¿crees que estoy orgulloso de mí mismo? Estoy rompiendo una promesa que le he hecho a mi mejor amigo. 12


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—Robert no se enfadará, sabe que su hija es fuerte —sonrió Luca. —Tú solo ten los ojos abiertos y sácale a la hija de Bertoni toda la información que puedas, confío en que puedes hacerlo. —Puedo hacerlo. —Y cuida de Mara… —Harry, sabes que mataría por ella. —El movimiento se demuestra andando, chico — susurró con diversión—. Demuéstrame que tenerte encubierto casi dos años ha merecido la pena. —¿Ya han pasado dos años? No me lo recuerdes… — dijo Luca con diversión y negando con la cabeza—. Fingir ser un inútil cuando… —Cuando eres teniente general… lo sé, lo sé. Siempre lo repites —Harry estalló en carcajadas. —También soy tu superior —bromeó Luca. —Dejémoslo en un igual —rio entre dientes—. Que todo siga como ahora —dijo con voz cansada. —De acuerdo —dijo Luca antes de colgar. Sean y Ágata entraron en la habitación un par de minutos después de que hubiese cortado la llamada, casi sin darle tiempo para asimilar su conversación 13


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con Harry. Su compañero tenía una sonrisa dibujada en los labios y le miraba con el orgullo de tener información que parecía ser relevante. Sean sacó una tableta gráfica y pulsando un par de veces sobre la pantalla, abrió un documento que le tendió a Luca. Mientras este leía, el chico enarcó una ceja esperando su reacción. —¿Alec Martins? —preguntó con incredulidad, Sean asintió con una sonrisa—. Pero ese hombre trabaja para… —Exacto… —aseguró Sean. —Eso nos pone las cosas más fáciles —una sonrisa cínica curvó los labios de Luca. Después dio dos pasos en la dirección en la que Ágata esperaba apoyada en la pared y se colocó frente a ella. Buscó su mirada inclinándose un poco hacia delante, cuando sus ojos se encontraron intentó ser serio, pero sin resultar demasiado amenazante. —Te diré una cosa y solo la diré una vez —sentenció mirándola con dureza—. No salgas del país sin pedir autorización, tienes que estar disponible por si en algún momento se te llama para declarar y, lo más importante, todo lo que pone en estos documentos 14


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es confidencial. Si una sola palabra sale de tus labios, ten por seguro que me encargaré personalmente de hacer que pases unos cuantos años en prisión. Ágata cuadró los hombros y le dedicó una mirada desafiante. —¿Quién te crees que eres para exigirme todo eso y amenazarme? Hasta donde sé, no eres más que un guardaespaldas —dijo con desdén. Luca resopló y metió la mano en su bolsillo buscando su identificación. —Luca Greif, teniente general del FBI, ¿te parece suficiente o te hago un esquema para que lo entiendas mejor? —preguntó mostrando su placa.

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Si estás leyendo este archivo, puedes encontrar más como él en www.NaobiChan.com o buscar alguno de mis trabajos autopublicados en Amazon. Si quieres ponerte en contacto conmigo, tan solo tienes que enviar un mensaje a Naobi21@gmail.com prometo contestar, aunque tarde un poco en hacerlo. Muchas gracias por tu tiempo, espero que te haya gustado y que dejes un comentario en mi blog para expresar tu opinión y si me dejas una dirección de correo electrónico te contestaré personalmente para agradecer tus palabras. También podrás encontrar la ficha de esta historia en Goodreads, y podrás dejar allí tu opinión sobre ella. Así como adquirir la historia en preventa en Amazon por un módico precio. Un besote y muchas gracias ♥

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