Viviendo recuerdos 4

VIVIENDO RECUERDOS Naobi Chan

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CAPÍTULO 4 Presente William Simons se pasó el viaje de vuelta a casa en silencio, cada pocos minutos miraba por su retrovisor y comprobaba que la imagen que podía ver en él era real. Brook estaba ahí, su hija había regresado, pero no lo había hecho sola, con ella venía su hijo... la idea de solo pensarlo le parecía descabellada, pero eso explicaba muchas cosas...

El que se fuese tan apresurada y sin despedirse años atrás lo dejó descolocado, él creía que su hija, pese a ser muy joven, era una chica responsable y que, de un día para otro, se fuese llevándose con ella todo el dinero que había ahorrado para la universidad, no entraba en su modo de actuar habitual. Durante mucho tiempo sospechó que había ocurrido algo terrible en su vida para que tuviese que huir de ese modo y ahora entendía que ese algo terrible, no lo había sido tanto y que él no hubiese tenido ningún problema en ayudarla a afrontar su embarazo, fuesen cuales fuesen las circunstancias.

El pobre hombre lo había pasado muy mal los primeros meses, la llamaba a diario a su teléfono móvil sin resultados hasta que un día, una grabación le informó de que ese número ya no estaba operativo. Pasaron dos semanas en las que no sabía qué hacer.

Como agente de policía, había hecho todo lo que estaba en su

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mano para encontrarla, pero al ser Brook mayor de edad y tratarse de una huida voluntaria, no había mucho más que pudiese hacer.

Su mejor día fue cuando sonó el teléfono de su casa y escuchó la voz de Brook al otro lado del aparato, toda su angustia, todo su mal humor, todo su pesar desapareció. Brook no le explicó nada, solo le dijo que estaba bien y que se pondría en contacto con él de vez en cuando. Que las cosas le iban bien, estaba trabajando durante el día y estudiando por las noches, se había matriculado en la universidad y estaba sacando adelante una carrera.

Pero había estado durante tres meses sin dar señales de vida, tan solo aquella carta en la que se despedía y le pedía por favor que no le buscase, que ella se pondría en contacto con él cuando tuviese claro lo que iba a hacer con su vida.

Una parte de él se sentía orgulloso porque su hija estuviese saliendo adelante ella sola, pero la otra se maldecía por no haberse esforzado más en tener un trabajo mejor remunerado y poder darle todas las facilidades de las que ahora carecía.

Y ahora, años después, Brook regresaba y no lo hacía sola. Tenía un hijo, sangre de su sangre... su nieto. Nunca se imaginó nada semejante, pero eso estaba pasando en realidad y ahora la situación cobraba sentido.

En lugar de reprocharle por lo que había hecho, por ocultarle una noticia tan importante en su vida, William sentía la necesidad de abrazar a su hija y felicitarla, se sentía tan orgulloso de ella... no solo ella misma se había hecho cargo de su vida, si no que había estado trabajando y estudiando una carrera a la vez, y por encima

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de todo eso también estaba criando a un niño... se sentía tremendamente orgulloso de ella.

Cuando llegaron a Astoria, Brook suspiró y admiró en silencio las calles que tan bien conocía y que tanto había echado de menos.

Volver no estaba en sus planes, no de momento, pero se sentía bien por haberlo hecho. Bajó la ventanilla del coche y dejó que el aire frío y húmedo de Astoria golpease en su rostro. Sonrió y sintió como Seth se removía en su regazo.

Bajó lo mirada y él todavía dormía plácidamente, acarició sus cabellos con ternura, rogando en silencio para que nada empañase su felicidad, él era solo un niño y no quería que ese viaje de improvisto le afectase de ningún modo.

Al llegar a su antigua casa, Brook no pudo ocultar su emoción, casi todo continuaba como lo recordaba, mientras William bajaba sus maletas del coche ella se adentró en la casa con Seth todavía dormido entre sus brazos. Subió los escalones que la llevaban al segundo piso y entró en su antigua habitación, todo seguía exactamente igual que cuando se fue, excepto las paredes, que habían sido repintadas, aunque del mismo tono de azul que ella tenía cuando era niña. Brook sonrió y dejó a Seth en su antigua cama, el niño no se había enterado del viaje en coche de más de una hora.

Bajó al segundo piso donde William la esperaba sentado en su sillón, ese que estaba perfectamente orientado hacia el televisor y con una mesita ausiar justo a su lado, perfecta para poner una cerveza y un plato de aperitivos. Su padre tenía la mirada fija en la repisa de la chimenea, donde estaban las fotos de Brook desde que entró en preescolar hasta su último año de instituto, todas

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colocadas en orden cronológico y con una fina capa de polvo que las cubría.

Y de repente se sintió mal, al lado de esas fotos podía haber un par de ellas de Seth, la de su pasaporte, por ejemplo, o la que le hizo hace un par de semanas para la identificación de la guardería. Manteniéndose alejada y ocultando la existencia de su hijo le había robado muchos momentos no solo a su padre, también al niño y a ella misma, momentos que no regresarían y que ahora pesarían en su conciencia.

—Papá... —susurró Brook entrando en la habitación.

William clavó la mirada en su hija y sonrió con tristeza, volvió a mirar las fotos y suspiró.

—Los niños crecen demasiado rápido... ya te darás cuenta de ello —dijo con melancolía.

—Lo siento mucho —dijo ella con voz estrangulada.

William rio con amargura y dejó una botella cerveza sobre la mesa a su lado.

—No te disculpes por crecer... es el ritmo natural de la vida — dijo encogiéndose de hombros—. Es solo que he sido un poco estúpido, esperaba encontrar a un Brook adolescente bajando de ese avión. Pero me encontré con una mujer hecha y derecha.

—Papá yo...

—Calla anda... ven aquí y cuéntame que es lo que ha pasado durante todo este tiempo —pidió William—, no me ocultes nada esta vez.

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Brook tragó en seco y se sentó al lado de su padre, en el reposabrazos de su sillón, él pasó una mano por su cintura y de un solo movimiento la sentó en su regazo y la abrazó con fuerza enterrando la nariz en su cabello. Brook se dejó abrazar por su padre sintiéndose más en casa de lo que se había sentido nunca, protegida por los fuertes brazos que cuando niña la consolaron y alejaron todos sus miedos. Era como si volviese a ser a tener siete años y los problemas dejasen de importar.

—¿Qué quieres que te cuente? —preguntó en un susurro.

—Todo... —pidió William— ¿te fuiste porque estabas embarazada?

—Sí... —musitó Brook asintiendo—. Tenía miedo, no quería que... —se quedó en silencio pensando en lo que decir.

—¿Qué... qué? —la instó.

—Este es un pueblo muy pequeño, que la hija del Will Simons estuviese embarazada sin tener novio conocido sería la habladuría del año... además, temía tu reacción.

—¿Qué pensaste que haría? —preguntó con el ceño fruncido.

—Te decepcionarías, no me dejarías estudiar como lo he hecho, preferirías que me quedase en casa cuidando del bebé y dejando mi vida de lado, en Phoenix he podido hacer todo eso —explicó Brook.

—Si querías estudiar podría haberte ayudado... no era necesario que te fueses —William negaba incrédulo con la cabeza.

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—Papá, soy feliz en Phoenix, Seth está creciendo feliz allí... las cosas nos van bien, no tienes que preocuparte por eso —intentó tranquilizarlo.

—¿Y qué pasa con el padre del niño? Por lo que supongo, es un chico del pueblo —William dio en el blanco.

Brook perdió todo el color de su rostro y bajó la mirada a sus manos entrelazadas.

—Brook... ¿quién es el padre de ese niño? Creo que tengo derecho a saberlo.

—Papá, no importa... eso ocurrió hace mucho tiempo, yo no le he reclamado nada y no voy a hacerlo ahora —dijo a toda velocidad.

—Yo tampoco le reclamaré nada, solo quiero saber quién es el padre de mi nieto —insistió.

Brook negó con la cabeza de nuevo...

—Brook... por favor... —suplicó.

—Ni siquiera sé si sigue en el pueblo, puede que ya se haya ido —dijo Brook atropelladamente.

—¿Fue Jason Smith? —preguntó en un gruñido.

—¡No! —se apresuró a negar— papá... ¿Jason Smith? Por favor —rodó los ojos y ambos rieron.

Unos golpes en la puerta los interrumpieron y William suspiró.

—Abre tú, seguro que es para ti —susurró desviando la mirada.

Brook frunció el ceño y miró a su padre acusadoramente.

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—¿A quién le has dicho que venía? —preguntó.

—Todo el pueblo sabe que me caso... era de esperar que vinieses a la boda —se excusó.

—Papá... —gruñó.

—¡Brooklyn Simons abre la maldita puerta de una vez! —gritó una voz desde el exterior.

Brook abrió mucho los ojos y miró a su padre asustada.

—¿Le has dicho que llegaba hoy? —preguntó en un susurro.

—Me lo sonsacó, sabes que no puedo negarme a nada cuando me mira con esos ojitos azules que tiene —dijo William con una mueca.

—Cuida bien de Seth si me mata —susurró entre dientes.

William soltó una risita y ayudó a Brook a ponerse en pie y fue el mismo a abrir la puerta.

—Hola Katy... —dijo con educación, pero la chica lo ignoró y entró a toda velocidad en la casa pisando fuerte en el suelo.

—¡Tú! —gritó señalando a Brook con un dedo— ¿Cómo se te ocurre? ¿Crees que puedes irte y dejarme colgada sin decirme nada? ¿Te puedes imaginar lo angustiada que he estado todo este tiempo? ¡Eres... eres...eres...! —gruñó con los ojos entrecerrados y las manos en jarras apoyadas en sus caderas.

Brook, que en ese momento estaba medio oculta por el sofá protegiéndose de la furia de su antigua mejor amiga, tragó en seco.

—No grites, por favor... —suplicó en un susurro.

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—Y ahora tienes la desfachatez de decirme que no grite... ¿quién te crees que eres? —preguntó Katy agitando sus brazos efusivamente.

—Katy... por favor —suplicó de nuevo.

—¡Brook! —gimió dejando caer los brazos a los lados de su cuerpo—. Te he echado tanto de menos... pero eres una mala amiga... ven a darme un abrazo.

Katy abrió los brazos y Brook dudó unos segundos antes de avanzar y devolverle el abrazo que tanto necesitaba, ambas comenzaron a sollozar mientras sus brazos las envolvían.

—¡Tienes tantas cosas que contarme! —gritó Katy alejándose un poco de ella—. ¿Dónde has estado? ¿Con quién? Will me ha dicho que tienes novio ¿Cómo se llama? ¿Es guapo?

—Katy, Katy... tranquila y por favor, no grites —pidió Brook de nuevo evitando que despertase a Seth.

—¡Mami! —demasiado tarde...

Brook soltó a Katy y salió corriendo escaleras arriba, Katy se quedó con el ceño fruncido sin entender nada. Con movimientos autómatas subió hasta el piso superior y entró en la antigua habitación de Brook. Al hacerlo se encontró a Brook inclinada sobre la cama y hablando en susurros. Se acercó lentamente hasta quedar al lado de su amiga y al ver lo que pasaba allí, abrió los ojos como platos.

—Dios mío... —susurró llevándose una mano a la boca— Brook tú... no puede ser... pero ¿cómo...? ¡Dios Brook! ¿Por qué no me habías dicho nada?

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—Lo siento mucho Katy —susurró Brook con Seth en brazos.

—Pero... —susurró Katy todavía aturdida— no entiendo... ¿quién es su padre?

—Mami... —susurró Seth medio dormido, abrió los ojos y miró a la chica que había al lado de su cama y luego miró a su madre interrogante.

—Aidan... —musitó Katy con cara de asombro.

—Katy.... —gimió Brook con lágrimas en los ojos.

Su amiga se sentó a su lado y estrechó a Brook entre sus brazos mientras ella se deshacía en llanto. El sonido del móvil de Brook interrumpió ese momento y ella, sorbiendo por su nariz, lo buscó en su bolsillo y miró el identificador: Colin.

—Hola... —susurró con voz afligida.

—¿Todo va bien? —preguntó él preocupado.

—Perfectamente, solo estaba un poco emocionada... —mintió.

—¿Cómo está mi pulga? —preguntó Colin disimuladamente.

—Ya lo echas de menos, ¿eh? Está bien... sorprendido por el arma de su abuelo —rio para sí misma—. Acaba de despertarse.

—No sé si podré aguantar toda la semana sin veros... ¿crees que podrías venir antes? —pregunté Colin haciendo un puchero, aunque sabía que ella no podría verlo.

—No seas zalamero, tú lo que quieres es que te haga la cena — bromeó Brook—. Volveremos en unos días, ya lo sabes.

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—¿Qué tal con tu padre? ¿Se ha enfadado mucho? ¿Te ha hecho demasiadas preguntas? —preguntó.

—Unas cuantas, era lo esperado... pero se lo ha tomado bien... dentro de lo que cabe.

—Bueno, bolita...

—¡Colin! —se quejó Brook en un grito.

—¡Oh vamos! Si en el fondo te encanta que te llame así — protestó él—. Te llamaré mañana, ahora descansa que ha sido un viaje muy largo.

—De acuerdo.

—Te quiero... no lo olvides —le recordó.

—Yo también te quiero —contestó ella con una sonrisa.

—¿Tienes novio? —preguntó Katy con una ceja alzada.

—¡No! —negó rotundamente—. ¿Cómo puedes pensar que... ?

—se estremeció—. ¡Ni en sueños! Colin solo es un buen amigo, nos ha ayudado mucho a los dos.

—Es mi tío Coll —dijo Seth con una sonrisa somnolienta—. Me llama pulga para «enfadame».

Katy sonrió y acarició una de las mejillas del pequeño.

—¿Y tú cómo te llamas? —le preguntó en un susurro.

—Seth Simons —dijo con orgullo.

—Yo me llamo Katy... y soy amiga de tu mamá —dijo con ternura—, ¿dejas que te dé un abrazo de bienvenida a Astoria?

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Seth se puso en pie de un salto y se tiró a los brazos de Katy, siempre le habían gustado que fuesen cariñosos con él y Katy acababa de darle una alegría.

Katy abrazó al pequeño y después se alejó un poco de él para mirarlo de arriba abajo.

—¡Vaya! —exclamó asombrada— Eres muy grande.

Seth sonrió orgulloso de sí mismo.

—Es que como mucha «zanoria» —sonrió orgulloso se sí mismo.

Brook y Katy estallaron en carcajadas, Brook revolvió el pelo de su hijo y se puso en pie para acomodar un poco las sábanas de la cama.

—Él no lo sabe... ¿cierto? —preguntó Katy con Seth en brazos.

Brook suspiro y dejó caer la manta que tenía en sus manos.

—Cuando fui a contárselo ella me abrió la puerta, no podía romper ese momento felicidad que tenían —dijo con tristeza.

—Fuiste tan tonta... —susurró Katy negando con la cabeza—. Si te hubieses quedado... si se lo hubieses dicho...

—¿De qué hablas? —preguntó Brook con el ceño fruncido.

—Hay tantas cosas que tengo que contarte... —susurró Katy— pero no será ahora, poneros guapos que nos vamos a cenar al Lodge, yo invito.

—Katy... —intentó protestar Brook.

—Nada de eso Brooklyn, voy a pagar yo te pongas como te pongas —gruñó su amiga.

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Brook sonrió y negó con la cabeza... nada había cambiado con Katy.

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Un besote y muchas gracias ♥

Naobi.