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Fernando Lallana

“Hace reflexionar sobre los movimientos

migratorios forzosos”.

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Fernando Lallana es un hombre todoterreno; licenciado en Derecho, licenciado en Ciencias empresariales, Máster en Relaciones Públicas (Milán), consultor y profesor de emprendimiento en la Universidad de Castilla-La Mancha, escritor. También ha sido director financiero, director de recursos humanos, responsable de publicaciones y administración de la Cámara de Comercio de Toledo, muy presente en las redes sociales y medios de comunicación; y además, saca tiempo para su tercera carrera, la Filosofía. ¿Qué le falta por hacer?, ¿qué proyecto tiene entre manos a medio o largo plazo? F.L.: No concibo la vida sin retos. Necesito, como mermelada en la tostada, endulzar cada día con ilusión y motivación. Pero no por el mero hecho de acumular experiencias, sino de sentirlas, disfrutarlas y compartirlas con personas que suman coraje, ganas de aprender y mejorar el mundo. En el ámbito profesional, me mueve seguir apostando y apoyando proyectos de emprendimiento social. Ahora tengo una posibilidad de comenzar una formación para ayudar a presos a construir su propio futuro y les sirva de reinserción. Tener una ocupación y una forma de ganarse la vida dignamente es la mejor manera de volver a integrarse en la sociedad. También a medio o largo plazo me gustaría seguir escribiendo. No hay nada como escribir para desarrollar creatividad, tan importante para la cualquier aspecto de la vida.

C.B.: Hoy le acercamos a nuestros lectores en su faceta de escritor, pero permítame que le pregunte antes por uno de sus últimos proyectos, la película Abuelos, con los actores Carlos Iglesias, Ramón Barea, Roberto Álvarez y Mercedes Sampietro, que fue estrenada en octubre. ¿Cómo surge este proyecto? F.L.: La involucración en Abuelos deriva de mi amistad con Santiago Requejo, su director. Cuando tuvo esbozado una primera versión del guión me pidió una lectura como experto en emprendimiento. Le propuse algunas cosas y aporté algo de jerga y cierta dosis de realidad al entramado emprendedor que aparece en la película. A partir de ahí, me enamoré del proyecto y la productora 2:59 me ofreció dirigir el Premio +50 Emprende que ha movilizado 22 mil años de experiencia sumando la edad de los 328 emprendedores que

FLORENTIUS

han participado. También he sido el coautor del libro Abuelos junto a Ana Virtudes, que ha editado la editorial Planeta. He tenido la oportunidad de comprobar en primera mano el inmenso talento que atesora el colectivo senior de nuestro país y que, en gran parte, está desaprovechado a causa de una cierta discriminación por edad en el ámbito profesional.

C.B.: Vd. ha escrito varios libros; unos dentro del género de ficción y otros de no ficción dentro del ámbito empresarial o del emprendimiento. Dentro de la no ficción en el año 2012 comienza con Florentius, que supongo le llevó mucho tiempo investigar la época. ¿Qué fue lo que más le impresionó que no conociera y que quisiera contar a nuestros lectores?

F.L.: Florentius encarna el espíritu de Erasmo de Rotterdam y a toda la pléyade de humanistas que surgieron entre el siglo XV y XVI. Siempre me ha llamado la atención esta época bisagra entre la Edad Media y la Moderna. Me impresiona la capacidad de determinados personajes, como Erasmo o Tomás Moro, para atisbar un nuevo modo de entender la realidad, el mundo, el hombre, la religión, las relaciones políticas. Pero como todo el que ha tenido la virtud de adelantarse a sus tiempos, pagaron un precio muy alto, de incomprensión y de la propia vida en muchos casos. Florentius fue mi primer personaje y el que me dio la posibilidad de adentrarme en el maravilloso universo de la literatura, desconocido para mí hasta entonces. Por eso a este joven flamenco le tengo un especial aprecio. De su mano perdí el miedo y me lancé a escribir.

C.B.: La siguiente novela fue Si te dicen loco, inspirada por el rey Lear, una de las obras de William Shakespeare. ¿Qué le apasiona de Shakespeare? Y ¿qué otro personaje suyo le ha rondado por la cabeza para poder hacer otro libro?, ya que no es el primer libro en el que trata a Shakespeare. F.L.: Shakespeare, en opinión de Harold Bloom, fue “el inventor de lo humano”. No hay una definición mejor. Es el escritor que mejor ha retratado las emociones humanas. Su obra es la Capilla Sixtina de las diferentes estados de ánimo que un hombre puede albergar, desde la más alta euforia hasta la más honda depresión. Además, el genio inglés supo cultivar grandes capacidades, como la creatividad, la negociación, la comunicación, la ambición, el liderazgo. Por eso se me ocurrió hacer un paralelismo con el emprendimiento y escribir “Emprender o no emprender” (Celya 2015). Poca gente sabe que cuando llegó a Londres desde su Stratford natal, el joven William creó una pequeña empresa para cuidar los caballos de la gente que iba al teatro. Por ello me pareció que podría ser un ejemplo para los emprendedores. Mientras leí todas sus obras para escribir este libro, me sobrecogió una en especial: el rey Lear. De ahí surge la novela “Si te dicen loco”, que narra los convulsos cinco días previos al estreno de la obra de Shakespeare en Londres durante la Navidad de 1606.

C.B.: Este año ha publicado ¿Dónde están los días? y otros relatos. En su blog fernandolallana.com podemos encontrar algunos de estas historias. ¿Vd. cree que el relato breve o el cuento en España está denostado o infravalorado? F.L.: El relato breve es un género menor, el hermano menor de la novela. En mi caso, me permite escribir a dos velocidades, la más veloz que imprime el relato breve y la que gira en torno a una novela, que puede emplearme varios años. En “¿Dónde están los días?” trato de reflejar personajes, acontecimientos y circunstancias históricas que han caído en el olvido. Estamos acostumbrados a leer o estudiar la Historia desde los mismos ojos, desde las versiones oficiales. Pero la Historia tiene recovecos o personajes secundarios que permiten acercarse a los mismos acontecimientos desde otro punto de vista mucho más fresco e interesante. Y en estos relatos trato de sacar a la luz muchas curiosidades históricas conectándolas con el presente en un ejercicio de anacronismo que resulta irónico y divertido. Convertir al gran poeta griego Homero -ciego a más señas- en un actual vendedor de cupones o cruzar un paralelismo entre Julio Cesar y Puigdemont me permiten trazar la circularidad del devenir histórico.

C.B.: Este año le hemos podido seguir a través de Facebook dando una conferencia en los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander y posar junto con el premio Nobel de la Paz de 2006, Muhammad Yunus, por sus microcréditos. ¿Qué podría decirnos de este hombre, colega suyo, para conocer la importancia de su obra?

F.L.: Afirmar que Muhammad Yunus es mi colega resulta imprudente por mi parte. Se trata de uno de los grandes hombres de nuestra época que ha revolucionado la teoría del emprendimiento social creando un sistema de microcréditos para personas desfavorecidas en la India. Es verdad que coincidimos en un curso en la UIMP del verano pasado relacionado con el emprendimiento social, temática en la que me siento muy identificado. Pienso que el emprendimiento del futuro, o es social, o se aleja de su esencia. Son muchos los dolores de cabeza que tiene el mundo y son necesarias iniciativas que conjuguen creación de riqueza con una visión humana y conciliadora con la justicia social, la equidad, la conciencia medioambiental, etc. Yunus es un ejemplo a seguir para emprendedores que buscan sacar adelante sus proyectos. La mirada social aporta mucha satisfacción y da sentido a lo que hacemos.

C.B.: También lo hemos visto en la Feria del libro de Toledo y en la feria del libro de Madrid, en esta estuvo con su amigo y compañero en Radio Nacional de España RNE-5, Jesús de la Corte, firmando su libro, el de ambos, Sorbos de emprendimiento, ¿cómo surge la idea de escribir este libro a dos manos? F.L.: Sorbos de emprendimiento (2019, Plataforma Editorial) surge de la recopilación de cincuenta programas de las últimas temporadas emitidos en Rne5 bajo la misma denominación. Se trata de reflexiones para construir una personalidad emprendedora centradas en cinco pilares: pasión, visión, convicción, resiliencia e integridad. Se trabaja mucho la parte técnica, formal y racional del emprendimiento pero muy poco la emocional y actitudinal. Este proyecto viene a cubrir esta laguna. Estamos preparando talleres para impartir en Universidades y Escuelas de negocio enseñando a pensar y sentir un proyecto emprendedor. Y utilizamos el café como hilo conductor, pues nos parece que el itinerario emprendedor es tan único y personal como las múltiples maneras de preparar un café. Además, en espacios de café han surgido muchos de los negocios más famosos, entre otros, la Bolsa de New York, inspirada y creada en un espacio que fue una cafetería.

C.B.: Para quien no lo conozca, Vd. es un hombre que viaja mucho ya sea por trabajo o por placer. Lo hemos podido ver en encuentros internacionales en América y en Europa, ¿qué ha aprendido en estos viajes, cuando ha conocido la realidad de los emprendedores de otros países? F.L.: Viajar es un placer, como decía una antigua canción. Además, me apasiona, no tanto estar y conocer lugares nuevos sino el mero hecho del tránsito. Me seduce sentir la velocidad del avión abriéndose paso entre las nubes o contemplar la naturaleza en un viaje en tren. Viajar es una actividad muy enriquecedora y te saca de la zona de confort. A mí, además, me relaja profundamente, me conecta con la fugacidad de la vida y me ayuda a un ejercicio de abstracción y relativización de los avatares del día a día. Ahora estoy disfrutando mucho mis viajes a países del Este europeo como experto en relaciones laborales. Mi último viaje

fue a Belgrado, la capital Serbia, y pude contrastar, en mis ratos libres, la diferente lectura que existe de la primera guerra mundial respecto a la gran enemiga Austria, cuya capital Viena pude visitar en agosto. Una delicia observar y palpar estos reglones torcidos de la Historia.

C.B.: En su blog, antes mencionado, tiene la imagen de una pintura de Hendrick Avercamp. Se trata del cuadro Iceskating village pintado en 1610. Por curiosidad, ¿tiene un significado especial para Vd.? F.L.: Tiene que ver con la novela que tengo ahora entre manos. Se trata de una historia muy curiosa de un personaje singular, de nombre Jehan Lhermite, que vino desde Flandes a hacer carrera a la corte de Felipe II cuando hubo que dotar al recién construido Palacio del Escorial de toda una estructura de cargos políticos y administrativos. Gracias a su pericia en el patinaje sobre hielo, este personaje llegó a ser profesor de francés del infante Felipe -a la postre Felipe III- y tener una notable influencia en la corte española.

C.B.: Volviendo a retomar el hilo literario, me quiero centrar en su libro Florentius. En el libro se Vd, va desarrollando dos viajes: uno físico y otro interior. En el físico, la comitiva compuesta por unas quinientas personas viaja desde Bruselas hasta Toledo; en la interior, Florentius se va transformando según le van sucediendo diferentes percances. A parte de la historia magistralmente narrada y documentada, ¿Vd, que más quiso ilustrar?, ¿cómo surge la idea? F.L.: La novela puede ser abordada desde diferentes planos, el histórico por supuesto, pero también el político o el religioso. También hay quien me dice que es un perfecto atlas geográfico, pues describe un itinerario completo desde Bruselas hasta Toledo. Si tuviera que elegir uno, me quedo con el viaje interior de su personaje Florentius tamizado por el contraste entre la exuberancia de la corte flamenca y la austeridad castellana.

C.B.: Es lógico pensar que la ocupación de Florentius era obligada para tener personaje y poder encuadrarlo dentro de la comitiva que sale de Bruselas, pero de no haber sido así, ¿qué otra profesión le podía haber impuesto?, ¿barajó alguna otra opción o lo tenía muy claro? F.L.: Florentius es un personaje de ficción inspirado en la figura de Erasmo de Rotterdam. El humanista fue invitado a viajar a España por el cardenal Cisneros cuando pone en marcha la Universidad de Alcalá de Henares en su estrategia de abrir las ventanas a las nuevas corrientes de pensamiento que comenzaban a azotar el norte de Europa y que contrastaban con la férrea tradición castellana. Erasmo denegó la invitación con su célebre misiva “Non placet Hispania” (no me gusta España), aunque al final de sus días parece que se arrepintió. En la novela hago que Erasmo venga España, a través de Florentius. Pensé que la comitiva que trajo a Juana de Castilla y Felipe de Austria a Toledo a jurar como príncipes de Asturias en 1502 sería un contexto adecuado para que Florentius viniera a Castilla. Por lo tanto, Florentius no puede ser otra cosa que la representación del Erasmo que hubiera podido venir a nuestras tierras. C.B.: La corrupción que Florentius trata de desenmascarar ante el príncipe, ¿es propia de un valiente, de un humanista o de un loco?, ¿Por qué quiso plasmar el tema de la corrupción? F.L.: La realidad a la que se enfrentó Florentius, a la que hicieron frente los humanistas de la época, estaba asentada en una concepción feudal del hombre y de las relaciones de poder, sin una separación de ámbitos civil y religioso. Esto era un caldo de cultivo donde abundaban los privilegios, los favores y el abuso de poder. Precisamente el humanismo trae una nueva visión del hombre y de la realidad. Florentius se topa, por tanto, con un sistema corrupto como lo entendemos hoy.

C.B.: Florentius es un personaje que es coetáneo de Erasmo de Rotterdam y de Tomás Moro. ¿Cómo encajarían estos dos humanistas en nuestra época?, ¿qué cree Vd. que criticarían? F.L.: Ojalá surgieran en nuestra época nuevos Erasmos y Moros. Mejor nos iría como sociedad. Fueron hombres con convencimiento, con ideales, con fuerza y deseo verdaderos de cambiar la realidad a mejor. Siempre con un deseo de descubrimiento de la verdad y la esencia de las cosas. Quizá nuestra sociedad debiera volver la mirada a estos ilustres personajes y aprender de ellos. El “Elogio de la locura” de Erasmo o la “Utopía” de Moro tienen claro un mensaje para el hombre actual que no ha pasado de moda.

C.B.: En esta época, siglo XVI, en la que los medios de comunicación eran tan lentos y que hemos podido comprobar por el libro que tardaron medio año en hacer el recorrido, ¿cómo era la vida de los miembros de la comitiva?, ¿qué penurias o adversidades encontraban?, F.L.: Cuentas las crónicas que esta caravana fue la más espectacular de la época, tanto en número de personas –unas ochocientas- como en recorrido, pues no era habitual cruzar media Europa a pie. Lo lógico era venir desde Flandes en barco hasta desembarcar en Santander o La Coruña. Lalaing, el cronista oficial y personaje de la novela, cuenta con todo lujo de detalles las vicisitudes del viaje y lo penoso que fue en algunos momentos, pues sus integrantes tuvieron que soportar un invierno muy crudo. Y luego en Castilla, ese año 1502 hizo una primavera y un calor horrososo, lo que provocó la muerte de muchos flamencos no habituados a estas temperaturas. El propio cardenal Busleyden, ministro de Felipe de Austria, murió en el monasterio de san Bernardo de Toledo semanas después de llegar la comitiva a Toledo.

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